La Alhambra es el paradigma de los monumentos islámicos

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TRASFORMACIONES CRISTIANAS EN LA ALHAMBRA
La Alhambra es el paradigma de los monumentos islámicos de España. No sólo
tiene un papel destacado en el ámbito científico de las disciplinas de la Historia del Arte y
de la Arqueología (1), sino también a niveles populares. Es en cierta medida el reflejo de
una Edad Media exótica y extraña a toda Europa, considerada habitualmente antesala de
un continente por descubrir en el tiempo y en el espacio.
Esta es la grandeza y, si se nos permite la irreverencia, la miseria de la ciudad
palatina de Mad-lnat al-.Hamr-a’. Se puede decir que ha eclipsado a Granada, en una de
cuyas colinas se halla. El análisis que se ha hecho de aquélla ha impedido el de ésta.
Queda, pues, inconexa, aislada en un territorio incomprensible para la mayoría de los
investigadores. Además, su carácter monumental, que resalta de entre todos los que
posee, hace que se desconozcan aspectos esenciales.
Sabemos con bastante detalle las obras de consolidación y restauración que se han
ido emprendiendo (2) hasta conformar la Alhambra que ha llegado hasta nuestros días.
Una Alhambra en la que destacan dos espacios, el de la Alcazaba, apenas desentrañado, y
el de las Casas Reales o zona palatina, en el que más se ha actuado y sobre el que más se
ha investigado. La parte urbana, es decir la mad-lna propiamente dicha, es una absoluta
desconocida. Finalmente, sólo se sabe algo del mundo periurbano, y ello por la existencia
de un palacio real, en realidad una almunia, de la importancia del Generalife.
Por todo ello, no se puede negar el valor documental del conjunto. La selección
que se ha realizado, que, como veremos, corresponde a una parte muy específica, deja,
sin embargo, al margen entidades notables. La parte más noble – llamemósla así – es la
que se nos aparece en toda su grandeza. Pero incluso hay una selección, ya que se han
rescatado los palacios del siglo XIV, aquéllos que fueron levantados y transformados
desde Ism-ac-ll I a Mu.hammad V, en el periodo de máximo esplendor de la dinastia
na.srí, que viene a coincidir con la profunda crisis de los poderes feudales.
Hay que admitir que este área palatina no se recuperó sólo por la especial
insistencia de los sucesivos restauradores que, con mayor o menor fortuna, han actuado,
sino porque también fue la parte central sobre la que se implantaron los castellanos,
especialmente la Corona o, como en el caso del Generalife, los señores que recibieron
propiedades.
En tal sentido queda claro que los conquistadores perpetuaron el espacio creado
por el poder real que ellos mismos destruyeron. Pero, como intentaremos demostrar, no
se trata de un simple cambio, sino de una transformación convenientemente dulcificada
por los investigadores. Incluso la ruptura que supone el palacio de Carlos V, nunca
acabado, aunque construido y levantado en los aledaños de las Casas Reales – y aun a
costa de ellas – , se ha querido relativizar (3).
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El estudio que ahora presentamos quiere mostrar el inicio de una investigación
que tiene como objetivo señalar estos cambios en el recinto de la Alhambra, y, como
consecuencia, en la medida de lo posible, van a aparecer también los que se desarrollaron
en la ciudad de Granada por estas mismas fechas. Abarcan una etapa poco conocida y
peor estudiada, la de los Reyes Católicos. La actuación de su nieto, el emperador Carlos
V, los ha relegado a un segundo plano, oscureciendo su obra. Es verdad que Fernando e
Isabel intentaron, lógicamente sin conseguirlo, mantener unos elementos procedentes de
una sociedad muy distinta a la propia, con una estructura diferente. El pretendido
mudejarismo de los monarcas y de sus antecesores no es una lectura del todo correcta de
su actuación. Pese a que en sus trazos formales, realmente no en todos, lo parezca, la
inserción de una concepción distinta e incluso de elementos nuevos es un hecho
incuestionable.
Cada vez más la investigación pone de relieve que el establecimiento del poder
castellano en el reino de Granada significó una transformación, por muy matizada que
aparezca -y no es siempre este el caso- en sus formas. La convivencia de los vencedores
con los vencidos, aunque sobre el papel estuviese amparada por acuerdos y
capitulaciones, fue un fracaso anunciado. La revuelta del final del siglo XV y comienzos
del siglo XVI de la población mudéjar, cierra un primer capítulo.
El deseo de los castellanos de mantener, a veces de manera más violenta de lo que
se viene creyendo, la actividad productiva del reino granadino viene confirmada por la
fiscalidad. Un estudio detenido de la misma lo pone de manifiesto (4). Para ello, tuvieron
que reforzar los núcleos de poder y no siempre se acudió a la repoblación con gentes
venidas de fuera, sino que, además, una estructura militar, absolutamente improductiva,
que era difícil de mantener in situ, teniendo que acudir a la importación de granos y
bastimentos, marcó claramente el compromiso de los monarcas. Impelidos por la hueste
que les permitió la conquista del reino, obligados por las capitulaciones, se mostraron
siempre proclives a entregar a los notables lo que precisaban y demandaban.
Creemos que incluso a niveles arquitectónicos y espaciales generaron un modelo,
no siempre expresado de forma nítida, pero que se pone de manifiesto poco a poco. Las
apreciaciones recientemente hechas por algunos historiadores del Arte y de la
Arquitectura (5) han de ser enriquecidas a la luz de un trabajo más sistemático. Con todo,
de la ciudad propiamente dicha, de la Mad-lna Garn-a.ta, se tiene una idea más o menos
precisa, que no de Mad-lnat al-. Hamr-a,. Si seguimos el último estudio publicado, el de
Pedro Salmerón (6), que, aunque tiene un carácter de divulgación, es un magnífico
trabajo, podremos conocer esta transformación de Granada en los primeros tiempos
cristianos.
La implantación castellana tiende a mantener la estructura urbana a niveles
generales y para que continúe su actividad productividad. Pero las tranformaciones son
inevitables: creación de edificios y llegada de señores nobles y soldados: Hospital Real,
San Lázaro (barrio y hospital), monasterios (S. Jerónimo), Catedral e iglesias,
monumentos civiles (cabildo, Chancillería), etc.
¿Qué sucede, sin embargo, en la Alhambra? A esta pregunta quiere responder el
presente trabajo. Pero para conseguirlo con cierto rigor es necesario que digamos antes
qué significado tiene este conjunto que se halla por encima de la ciudad de Granada, la
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Mad-lnat al-.Hamr-a,.
Queda claro que, aunque hubiese elementos anteriores, la Alhambra es una
creación del primer rey de la dinastía nasrí. Los textos no dejan lugar a la más mínima
duda. Tanto en el Anónimo de Madrid y Copenhague como en el párrafo que aparece en
el Bay-an de Ibn cIdar-l y en la obra de Ibn Jald-un, se ve la manifiesta voluntad del Ibn
al-A.hmar de fundar una ciudad (7). Es por ello por lo que marca los cimientos y trae el
agua a la Colina Roja (8). Mu.hammad I y su sucesor no llegan, según parece, a
conformarla definitivamente ni a establecer un programa urbanístico perdurable, pese a
que pudiera haber intentos (¿Abencerrajes? ¿Generalife?). Se explicaría por múltiples
motivos, aunque uno de los más importantes sería el necesario establecimiento de la
dinastía en un territorio en el que se disputaban áreas con otras familias, especialmente
con los Ban-u A_q-ll-ula, sus parientes, con quienes habían hecho un pacto muy frágil
(9).
Los indicios que tenemos en las fuentes escritas nos llevan a atribuir al tercer
monarca de la dinastía Mu.hammad III, los intentos de crear una verdadera ciudad, sede y
símbolo del nuevo poder, de una dinastía recien implantada en un territorio ocupado
desde siglos antes.
El sultán se encontraba con dos elementos claramente precedentes. De un lado, la
fortaleza de la Alcazaba, que se denomina castillo o alhiçan (10) incluso en las fuentes
castellanas inmediatamente posteriores a la conquis-ta. La primera configuración parte de
la época zirí, aunque no cabe desechar, como se lee en las fuentes escritas, que ya en el
siglo IX Saww-ar, árabe de Mad-lnat Ilb-lra estableciese en ella un reducto fortificado.
Pero tanto en este caso como en el correspondiente al siglo XI sólo contamos con
referencias en los textos. Arqueológicamente es muy poco lo que se ha hecho (11) y, con
frecuencia, utilizando las citas de las fuentes escritas. De todas formas, un somero
análisis de las estructuras abundan en esta idea. La Alcazaba se conforma, pues, como un
espacio militar en conexión con la estructura defensiva de la Granada Zirí. Incluso la
coracha que es el mal llamado Puente del Cadí, en realidad la B-ab al-Dif-af (12), que la
surtía de agua, lo prueba.
Este punto es especialmente significativo, porque, a nuestro entender, nos puede
permitir pensar que aún no había otra fuente de aprovisio-namiento de agua para la
Colina Roja. Y esta es la segunda cuestión fundamental que marca el ritmo de su
ocupación. La traída del agua desde el río Darro, abriendo una acequia, significa la
voluntad de crear un espacio de ocupación más amplio que el pequeño recinto militar
preexistente. Al mismo tiempo genera un nuevo eje para el establecimiento que, con el
tiempo, configurará de forma espontánea la principal arteria de la mad-lna, la Calle Real,
que corre prácticamente en paralelo con la acequia (13). Por la cresta de la colina va el
agua, pudiendo abastecer a uno y otro punto de la Alhambra propiamente dicha. Antes de
llegar a ella, quedaba un área eminentemente rural, destinada a tal fin.
Se percibe, sobre todo gracias a los datos extraidos de las fuentes escritas,
especialmente del gran polígrafo Ibn al-Ja.t-lb, visir de Mu.hammad V, que Mu.hammad
III es quien asigna espacios y los articula con una distinción espacial precisa. El
establecimiento de la denominada Puerta del Vino, que por la parte que da a la Alcazaba
es una obra muy anterior a la de la cara opuesta, la que se ve desde la Calle Real, fue
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construida por Mu.hammad III, según está admitido comúnmente. Los análisis
arquitéctonicos que se han hecho (14) ponen de manifiesto que es de tal época. Su cara
contraria parece claro que fue redecorada muy posteriormente, en tiempos de
Mu.hammad V.
Igualmente digno de destacar es el papel que podía jugar. Hay un acuerdo
unánime de que no tiene función militar ninguna. Es un arco de separación de espacios,
que marca el área militar y la civil. Desde él arranca una de las arterias principales de la
ciudad, la Calle Real.
La Mezquita Mayor y sus baños aledaños eran asimismo fundación de
Mu.hammad III (15). Es un índice incontestable del grado de urbanización del conjunto,
porque señala que el mantenimiento del culto se haría, entre otros bienes con los
obtenidos del mencionado baño. Pero además, se sitúan en la parte más elevada del
conjunto, que al E y al O va descendiendo en paratas. Estas son claramente perceptibles
por la zona del Partal y, en menor medida, en la del Secano, especialmente en el área de
Abencerrajes (16). La Mezquita queda como punto de encuentro de espacios asimismo
diferenciados. Los situados hacia el E y NE están asignados al primer palacio real
claramente conocido en la Alhambra. Está en el último escalón, unido a la muralla
exterior. Es obra asimismo, según todos los indicios de que disponemos, de Mu.hammad
III.
Finalmente, no es arriesgado pensar que el Generalife fuese también una creación
de ese mismo monarca. No es probable que se construyese, como han insinuado algunos
autores (17), en fechas anteriores a la dinastía na.srí, ya que es ésta la que establece el
sistema hidráulico para todo el conjunto. Y el Generalife no se puede concebir sin él.
Además, no hay, al menos que se conozca hasta ahora, excepción hecha de la coracha y
algún aljibe, ningún elemento ni mucho menos sistemas hidráulicos anteriores a la
Acequia Real creada por Mu.hammad I. Si se realizase una investigación concienzuda,
pues sigue sin superar el trabajo de Bermúdez Pareja (18) el recien aparecido libro de
Carlos Vílchez (19), podríamos apreciar algunas cuestiones que saltan a la vista y que
distorsionan la imagen que se ha creado hasta el presente. De un lado, el agua que pasa
por el patio de la Acequia y que articula el espacio del palacio, es la que proviene de la
Acequia Real. Gracias a ella, además, se ha creado un conjunto productivo, organizando
las paratas que albergan huertas reales. Marca, de este modo, la línea de rigidez y
diferencia el habitat de la zona de cultivo, como si de una alquería se tratase (20). De este
modo, la actual cabecera del patio está desajustada respecto a los ejes de éste. Este
extremo, harto llamativo, aún no ha sido explicado. Se sabe, eso sí, que fue remodelado a
partir de Ism-ac-ll I (21). Pero, aunque la estructura original se desconoce, podría intuirse
que se aproxima a la de Abencerrajes, existiendo una torre en el lado de poniente, el que
da a la Alhambra, lo que tiene, en principio, más sentido, si es que, como parece, el
Generalife y la Alhambra son una creación, en lo esencial, de fechas coetáneas. Existe,
pues, un Generalife anterior al de Ism-ac-ll I, que habrá que desvelar. Posiblemente su
primitiva configuración es de época de Mu.hammad III. Este extremo habrá, no obstante,
que confirmarlo.
El esquema dibujado hasta aquí y que necesariamente ha de enriquecerse al
compás del progreso de la investigación, indica con cierto grado de certidumbre que el
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primer programa urbanístico que va a definir todo el conjunto pertenece al tercer monarca
nasrí.
En realidad, no creemos que sea fundamental tal atribución; de mayor interés es
saber que hay un plan en la realización de la Alhambra. De esta forma, el espolón de la
Alcazaba, el que domina la ciudad, siempre fue asiento militar. A ella se accedía por una
u otra puerta que comunicaba con Mad-lna Garn-a.ta (la de las Armas, que parece la
primera creada por los nazaríes, y la vieja, de tiempos ziríes seguramente). La ciudad de
la Alhambra, está organizada a partir de los ejes de la Acequia Real y de la Calle Real,
pero también del Camino de Ronda para el espacio situado al S y al E, esencialmente.
Una gran puerta, la de los Siete Suelos o B-ab al-G-ud-ur le permitía otro acceso.
Demostrado que la Puerta de la Justicia es la expresión de una nueva manera de concebir
el conjunto (22), no se contradice en la afirmación que venimos haciendo. La diferencia
entre la zona militar y la urbana viene asimismo marcada por la Puerta del Vino. Esta
queda integrada en una cara contraria a la que da a la Alcazaba. En la fachada O se
aprecia que es obra de Mu.hammad III, mientras que la oriental se incluye en las
modificaciones que hace en el conjunto de la Alhambra Mu.hammad V.
Los espacios quedan asimismo diferenciados al situar los palacios siempre sobre
la margen izquierda del río Darro, frente a la antigua alcazaba de Granada, la llamada a
partir de los nazaríes al-qa.sabat al-qad-lma. Todas las obras, desde el momento que se
crea el palacio del Partal, se concentran en una extensión limitada. Mientras, la mad-lna
se desarrolla en la otra vertiente de la colina. La Mezquita mayor, según ya hemos dicho,
pone el límite entre los dos ámbitos y señala el área de relación de ambos.
Queda, sin embargo, un espacio confuso y poco estudiado, pese a que muchas
páginas se han escrito. Nos referimos al que antecede al denominado Mexuar, en donde
se halla el llamado patio de la madraza de los píncipes (23) y el de Machuca. Se habrá
advertido que a los palacios no se ingresa directamente por ninguna puerta. Sólo la que
comunica con el Generalife, que sale de un extremo del Partal, está en esta área. Pero se
explica por el carácter de almunia real que tiene aquél. La entrada a las huertas se hacía,
sin embargo, por otra parte, en contacto con la mad_lna (24). Ya puso de manifiesto
Torres Balbás (25) que el área anterior al Mexuar indica un eje de ocupación desde la
Alcazaba. La entrada por la Puerta de las Armas en época nazarí obligaba a la existencia
de un espacio de organización de quienes llegaban a la Alhambra. Nótese, no obstante,
que no serían muchos, pues habrían de pasar primero por el recinto militar y muy cerca
de los palacios. Sea como fuere no cabe duda de que era un espacio muy singular.
Ni que decir tiene que desde Ism-ac-ll I hasta su nieto Mu.hammad V, pasando
por su hijo Y_usuf I, hay una serie de modificaciones que, sin embargo, no alteran en lo
esencial el esquema señalado. Debemos a Bermúdez Pareja el análisis de esta etapa
esencial para los palacios nazaríes y el conjunto alhambreño (26).
Desde hace tiempo, es conocida la intervención de los Reyes Católicos en la
Alhambra. Fue Leopoldo Torres Balbás quien puso de manifiesto, desde un punto de
vista arquitéctonico esencialmente, las líneas de actuación de los monarcas
conquistadores (27). En esencia señala que se refuerzan las defensas, creando baluartes
en las principales torres, y que se intenta mantener el sistema hidráulico y, en
consecuencia, la parte productiva trayendo verosímilmente hortelanos y acequieros de
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Valencia, como sucedió en el Alcázar sevillano. Pero es sin duda el trabajo de Juan A.
García Granados y Carmen Trillo San José el que más información nos ofrece al respecto
(28). Recientemente publicado, nos permite conocer las obras de los Reyes Católicos
desde el día siguiente de la conquista hasta finales del siglo XV, concretamente hasta
1495. Se basa en un documento que se conserva en el Archivo General de Simancas (29).
Como tendremos ocasión de ver más adelante, es una especie de resumen de unas cuentas
mucho más detalladas que se hallan también en el Archivo General de Simancas (30). El
trabajo realizado por los dos investigadores citados es muy completo. La verificación
documental de las labores emprendidas en la Alhambra les lleva a afirmar la existencia de
obras en la parte defensiva, especialmente en la Alcazaba y en las murallas, en el sistema
hidráulico y en los palacios reales. Por lo que respecta al primer punto no queda claro en
el estudio que venimos citando, pues, si bien se habla de los trabajos en la Alcazaba y en
otras partes, se desglosan del conjunto alhambreño elementos que se integran en él.
Dejando a un lado la fortaleza de Mauror, que se halla algo alejada de la Alhambra
propiamente dicha, aunque en relación con ella, la coracha (sin duda la que baja desde la
Alcazaba hasta el Darro y de la que ya hemos hablado), así como los baluartes de la
puerta falsa, de la Torre del Agua y, posiblemente, los de Bibalfarax y del Olivo,
formaban parte del recinto amurallado de la Alhambra. Por ello, las conclusiones que
algún momento sacan de que se intervino poco en la ciudad alhambreña, son relativas
(31). Es verdad, no obstante, que las obras para la construcción de los aljibes son muy
importantes, así como los cuidados que se tomaron para el mantenimiento del sistema
hidráulico, entendido como un complejo que va más allá de la conducción y
almacenamiento de agua. Es así como vienen a Granada hortelanos valencianos y
participan maestros de caños de agua y acequieros. Por lo demás, el documento que
estudian García Granados y Trillo no es lo suficientemente explícito por lo que se refiere
a los palacios reales, en donde los castellanos actúan de inmediato.
Un aspecto que insinúan es el hecho de que la Alhambra es concebida de una
manera diferente a como lo hacían los nazaríes. Por eso, se extrañan de la falta de unas
defensas consolidadas, que en realidad no eran sino la consecuencia de la aparición de la
artillería. Asimismo señalan que había un plan para repoblar la ciudad palatina (32),
siguiendo las indicaciones de Zafra (33).
Todas estas cuestiones adquieren una dimensión mayor y se aclaran en muchos
puntos a partir de un examen atento de la documentación castellana y de la observación y
estudio de las estructuras. Siguiendo las informaciones del citado legajo 140 de C.M.C. 1ª
época del A. G. S., se puede dar un salto cualitativo.
En este documento se recogen los gastos hechos por Juan Rejón, quien tiene a su
cargo los 8.000.000 de maravedís asignados para las obras de la Alhambra y en ciudad de
Granada por los Reyes Católicos. El asiento para su ejecución se hizo con el maestre
Ramiro. Al mismo tiempo hay asignados veedores encargados de controlarlas en cada
uno de los puntos en que se actúa. Son los siguientes:
Torre del Aceituno..........Diego Delgadillo.
Mauror......................Idem.
Puerta principal de la
Alhambra.....................Luis de Guzmán.
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Mezquita sobre el Darro y
coracha......................Fernando de Peñalosa.
Baluarte de la puerta falsa
de la Alhambra y obra cabe la
Torre del Agua...............Fernando Ruiz.
Baluarte de la puerta cerrada
de la Alhambra...............Idem.
Casas Reales.................Fernando de Buenaguía y Gaspar de Villalón.
Bestias que traen cal a la
Alhambra.....................Donis Paniagua.
Alhiçan (Alcazaba).......... Diego de Montoya.
Bibataubín...................Lope de Salazar.
Baluarte del Olivo y de la
puerta de Bibalfarax..........Luis dela Torre.
Torre del Agua...............Fernando Pérez.
La primera partida que tenemos recoge los gastos realizados desde el sábado 11
de marzo de 1492 al sábado siguiente que, por error, se dice que es 17. La última lleva la
fecha de 1499. Aunque en ellas aparecen obras en Granada y su reino, sólo hemos
prestado atención a las de la ciudad palatina.
A lo largo de las distintas partidas van apareciendo las personas que participan,
los materiales utilizados y los puntos de intervención.
Con respecto a los primeros, son muy numerosos los hombres que intervienen en
los trabajos de la Alhambra.
Es obvio que no citan todos todos los que participan, puesto que, salvo muy
contadas ocasiones, los oficios no especializados no se mencionan. En otras ocasiones se
habla de la acción, no de los individuos.
Así, en el siguiente cuadro se puede apreciar la importancia de las actividades
desarrolladas a lo largo de los diferentes años:
AGUA
Acequiero ....... 1493 y 1497.
Cañeros...........1495.
Hortelanos........1493.
Hortelanos valencianos.
TRANSPORTE
Arrieros.
Carreteros.
OBRAS
Carpinteros y albañiles en las Casa Reales........1492.
Frias, tapiador. Tapiadores. Empedradores.
MADERAS
Lastar la madera en puertas y ventanas (Casas Reales).
Labrar la techumbre.
Aserradores franceses.
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AZULEJOS
Maestros de los azulejeros.
Azulejero de Jaén en Casas Reales.
Azulejero de Andújar en Baños Reales.
PINTAR
Pintores de la Torre de Comares.
Maestros pintores.
Pintores de las Casas Reales.
Blanquear.
Pintar y dorar la armadura que se hizo en el corredor de la Capilla.
LADRILLOS Y YESOS
Hacer ladrillos para las Casas Reales.
Cortar ladrillos. Raspar ladrillos.
Almagrar los ladrillos.
Yeseros de Gabia.
Pero es mucho más rica la información si sacamos los materiales que se citan. En
la relación que sigue se puede apreciar con claridad:
MATERIALES UTILIZADOS
* Aceite para la masa de la yesería
* Aguijones para el reloj
* Alaton
* Albayalde (carbonato básico de plomo que se emplea para la pintura)
* Alerces
* Alfarjias
* Alizares
* Alizares de barro verde
* Almagra
* Arcaduces
* Arena
* Azulejos
* Azulejos chiquitos
* Azulejos de lazo
* Cabrios
* Cal.......................................... 23-I-1492.
* Camisón viejo para unos caños
* Campanas del reloj, ejes y otros elementos en la Torre de la Alcazaba.
* Candados para la Alcazaba.................... 25-I-1492.
* Cañas
* Carbón
* Clavos guazinies
* Clavos de ratanoz
* Clavos de ratbayn
* Cerrojo para el arca del agua del pilar
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* Chillas
* Esparto
* Estopas para el azulacra
* Florones y otra talla
* Goznes y tejuelos
* Ladrillo
* Ladrillos de la almadraba de Albolote
* Ladrillos mazaríes (sic)
* Ladrillos viejos
* Lebrillo para amasar yeso
* Madera desde la Sierra del Agua para las Casas Reales (traerla en carretas)...
1497
* Madera desde la Sierra del Arcipreste para las Casas Reales (traerla en
carretas)... 1497
* Madera desde la Sierra de Cazorla para las Casas Reales (traerla en carretas)...
1497
* Madera de una casa derribada
* Maderos
* Maderos grandes y pequeños para las obras de
las Casas Reales............................... 27-I-1492.
* Maderos para las obras de las Casas Reales... 14-I-1492.
* Maderos para las obras de las Casas Reales... 16-I-1492.
* Maderos y planchones para las Casas Reales... 19-I-1492.
* Marfil, piezas de
* Mármoles (basas, chapiteles)
* Mármoles de las sepulturas de los reyes moros
* Metal para la campana que estaba quebrada
* Naranjos para poner en las Casas Reales
* Panes de oro
* Pino de treinta pies
* Pinos (Casas Reales)
* Plomo
* Rejones para clavar unas tablas
* Ripias
* Tejas
* Umbrales
* Vigas para las Casas Reales
* Viga de roble
* Yeso de Gabia
* Yeso para la yesería
* Yeso en piedra
Ahora bien, aparte de los materiales que son normales en obras de este tipo
(madera, vigas, cal, arena, yeso, ladrillo, etc.), hay algunos que deben reseñarse de
manera especial no sólo por ser importantes, sino también por su procedencia. Veamos
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algunos casos.
Al hablar de los oficiales que intervinieron en las obras de la Alhambra, vemos
cómo aparecían azulejeros de Jaén y Andújar, el primero interviniendo en las Casas
Reales y el segundo en los baños. En los materiales son diversos los tipos que se citan,
teniendo en cuenta su tamaño (chiquitos) o su forma, e incluso se mencionan otros
elementos de base, como aliceres y alizares de barro verde. Desgraciadamente no
podemos precisar qué azulejos son los que se relacionan con los azulejeros de Andújar y
Jaén, e incluso cabe pensar que, como otros materiales citados de manera expresa,
pudieron ser de la misma Granada y aledaños. Así pasa, por el ejemplo, con los ladrillos
de una almadraba de Albolote o con el yeso de Gabia. En ambos casos se trata de
alquerías próximas a Granada que seguían produciendo materiales para la construcción
de forma habitual tras la caída de la ciudad, seguramente con los mismos patrones que en
fechas anteriores. Las citas de ladrillos mazaríes lo permiten confirmar, aunque también
distinguen entre unos más próximos a la costumbre árabes y otros algo alejados de ella.
Incluso en el mismo sentido puede entenderse que se hable de ladrillos viejos.
De todas formas, y volviendo a los azulejos, es obvio que aún se pueden ver en la
Capilla del Mexuar y en los baños azulejos de época cristiana, aunque algunos parecen
claramente de Carlos V. Es seguro, no obstante, que en ambos ámbitos se pusieron por
los Reyes Católicos (34).
Por su especial significación local destacaremos que en la torre ahora llamada de
la Vela se instaló campana y reloj, según era conocido desde antiguo. Así, queda
definitivamente resuelto un tema que se había prestado a todo tipo de especulaciones.
Importantes fueron las intervenciones en techumbres, especialmente en los palacios,
como se aprecia en la correspondencia de Hernando de Zafra (35).
Además del empleo de tejas, se observa la utilización de madera de forma
abundante. Desde enero de 1492 ya se están trayendo maderas para la Casas Reales. En
algunos casos se utiliza la conseguida de una casa derribada, como sucede también con
otros materiales (ladrillos y tejas) que provenían de ella, pero en otros se trae de fuera; en
concreto en 1497 viene en carretas de la Sierra de Cazorla, del Arcipreste y del Agua.
Incluso encontramos referencias más concretas que las de su origen, pues se habla de un
pino de treinta pies, de pinos para las Casas Reales y de una viga de roble, además de
vigas sin determinar para las mismas Casas Reales. En su práctica totalidad las maderas,
tanto las que vienen de las sierras mencionadas, como maderos, planchones y vigas son
para las Casas Reales, que son el punto fundamental en el que se interviene.
Es más, cuando se lee con atención el documento se observa cómo los techos
fueron modificados en muchas partes. El examen de la estructura también los pone de
manifiesto (por ejemplo, entrada de Comares, la parte primera tras la fachada). De este
modo, se mencionan florones y otras tallas, e incluso piezas de marfil, sin duda utilizadas
en techumbres. También aparecen alfarjias, por no hablar de otros elementos que
sabemos que eran de madera, o que en ellos entraba en gran medida, y que serían para la
construcción.
Dejando a un lado materiales que pueden parecer lógicos como caños de barro y
plomo para las conducciones de agua, habría que destacar la utilización de mármol.
Empleado para basas y chapiteles, según reza el documento, en las obras de las Casas
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Reales, llama la atención que se saque de las mqabriyas de los reyes nazaríes, sin que
quede la menor duda al respecto. Por violenta que pueda parecer, fue una práctica
habitual en el reino, pues en Baza, por ejemplo, se hizo un puente utilizando las piedras
del cementerio musulmán de la ciudad a poco de ser conquistada (36). En la misma
Granada se emplearon materiales de su gran cementerio extramuros, es decir del existente
en el actual Triunfo, para construcciones castellanas, como se sabe sucedió en el caso de
San Jerónimo (37). Algo similar ocurrió en otras partes de la misma Alhambra: Torres
Bermejas fue prácticamente reenfundada por piedras areniscas que se utilizaron
anteriormente como mqabriyas; tembién se aprecia en el refuerzo de la muralla entre la
Puerta de la Justicia y la Alcazaba y en el muro de cierre al N del gran aljibe que se cita
en el documento que venimos estudiando. Pero en estos casos se empleó, como hemos
dicho, piedra arenisca, no mármol como sucedió con las lápidas de los propios reyes
nazaríes.
Queda, pues, claro que los Reyes Católicos respetaron medianamente las
capitulaciones. Pero asimismo se pone de relieve que, pese a que se utilizan algunos
materiales comunes en el mundo nazarí, se emplean para otros fines.
Por último, antes de pasar a dar una explicación medianamente coherente, aunque
sea un punto de partida para ulteriores investigaciones, hemos de examinar los puntos en
que intervienen los castellanos en la Alhambra.
Se pueden señalar los siguientes, recogidos en el cuadro que presentamos y
pasamos luego a comentar:
Relacion de lugares en los que se hicieron obras en la Alhambra
ALCAZABA
* Adarve de la Alcazaba (encalar y reparar)
* Alcazaba (reparos) (Vid. Castillo de Alhizán)
* Castillo de Alhizán (reparos)
* Coracha que desciende al Darro
* Muros y torres del castillo (reparos)
* Pozo de la fortaleza
* Torre de la Alcazaba [o de la Vela] (reloj, campana, ejes y otras cosas)
DEFENSAS
* Baluarte de las Casas Reales (empedrado)
* Baluarte de la mezquita
* Baluarte de la mezquita sobre el Darro
* Baluarte de la puerta cerrada
* Baluarte de la puerta falsa
* Baluarte de la puerta principal (obra)
* Baluarte cerca de la torre por donde entra el agua a la Alhambra
* Baluarte de la torre por donde entra el agua a la Alhambra
* Coracha que desciende al Darro
* Mauror (zanjas y derribar lo viejo)
* Muros y torres del Alhambra (reparos)
* Puerta principal (obra)
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* Torre del Agua (zanja desde ella)
* Torre cerca de la torre del Agua
* Torre de la puerta falsa (solarla, blanquearla, hacerle almenas)
* Troneras en los muros de la Alhambra
* Zanja de la fortaleza
HUERTAS Y JARDINES
* Huerta junto a los baños
* Huerta que se hizo nueva en el palacio
* Huerta que se hizo debajo de la Torre de Comares (ut supra?)
* Jardín de los baños (solar, cortar alizares, ladrillos y azulejos)
* Jardín de los baños, pila del (limpieza)
PALACIOS Y CASAS REALES
* Arco sobre el que se ha de armar el corredor
* Arco sobre el que se ha de armar el corredor junto a Comares
* Baluarte de las Casas Reales (empedrado)
* Baños de las Casas Reales (azulejos, echar la basura, lazo de la techumbre)
* Callejón para entrar en los palacios reales (pintar)
* Callejon de la sala (solar, alizares para los escalones de la entrada)
* Canes de los corredores
* Capilla de las Casas Reales (enlucir y pintar las paredes, plomo para los caños)
* Capilla, corredor de la (pintar y dorar el armadura de lazo)
* Capilla del baño (obras, paño)
* Casa cabe el Mexuar
* Casas donde mora la reina en la Alhambra
* Casas Reales (obras, pintar, dorar, maderas, vigas, azulejos, pintar las puertas,
guarnición de una ventana, pinos, cubierta)
* Casas Reales, azaguanes de las (dorar y pintar)
* Cocina de la Reina (tapias que se hicieron)
* Corredor (labrando la techumbre)
* Corredor y retrete (pinos, azotea, cabrios)
* Corredor encima de la Capilla (obra, armadura, labrar las basas de las colunnas,
mármoles, arcos de yeso, cerner arena para el suelo del corredor, asentar pilares, azulejos,
dorar)
* Corredor de Comares (obras, bisagras para las puertas)
* Corredor junto a la pila
* Cuarto de Comares (pintar las alas de los tejados conforme se entra a él)
* Cuarto de los Leones (obra, pintar el alero por fuera)
* Cuarto Real (dorar y pintar los aguananes?)
* Escalera de caracol que sube de la Capilla al Cuarto Dorado (blanqueando), que
sube a los corredores encima de la Capilla (arreglar el lazo sobre ella).
* Mexuar
* Mexuar, alberca del (arreglar los caños)
* Mexuar, canes de la alberca del (blanquear)
* Mexuar, cuarto nuevo del
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* Mexuar, pila del (caños y olla de plomo)
* Pasadizo de los baños
* Pasadizo que va del Cuarto de los Leones a la Casa del Partal (maderos)
* Pasadizo que va al Cuarto de los Leones (limpieza de)
* Pasadizo de San Miguel que va al Cuarto de los Leones
* Patio grande
* Patio de la Pila Cucharada (pintar las alas de los tejados como se entra en las
Casas Reales en el dicho patio)
* Pilar del agua junto a las Casas Reales (hacer y pintar ciertas tapias)
* Pilar encima de la puerta de las Casas Reales
* Sala Real (cubierta de la Sala) (Comares?)
* Sala que sale sobre los Axares en las Casas Reales (dorar y pintar)
* Sala, cámara y retretes que salen sobre los Axares (hacer y pintar)
* Torre de Comares (pintar cierta obra)
* Torre de Comares, puerta que sale de ———, encima de los baños
PARTAL
* Partal (arcaduces para los caños del)
* Partal, casas del (caños de plomo, obras en)
URBANISMO
* Callejón para entrar en los palacios reales (pintar)
* Callejon de la sala (solar, alizares para los escalones de la entrada)
* Calles de la Alhambra (empedrado)
* Casas de los Abencerrajes (reparo en 1496 porque se iban a caer)
* Casa cabe el Mexuar
* Horno (yeso para el)
* Pilar del agua junto a las Casas Reales (hacer y pintar ciertas tapias)
* Pilar de la Calle Real
* Pilar encima de la puerta de las Casas Reales
* Puerta principal (obra)
* Sala nueva que se hace sobre la entrada de la puerta (solar, almagrar los
ladrillos)
Aguas
Parece como si desde el primer momento la preocupación por el agua fuese
esencial. Se ha insistido (38) que las obras de los Reyes Católicos tuvieron como fin la
dotación de agua para la fortaleza de la Alhambra, puesto que era la principal función que
tenía con los castellanos el conjunto. Esto es cierto, porque la construcción del gran
aljibe, que hoy permanece, supuso una cantidad importante de dinero (39). Asimismo se
puede apreciar que hubo otras obras para reparar o construir aljibes. Se mencionan el de
la fortaleza (seguramente el de la Alcazaba), el grande de la Alhambra, que es el
conocido por todos y que tiene unas dimensiones apreciables, y los denomidados del
horno, de la mazmorra, que no podemos situar por el momento. Pero no es menos cierto
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que para conseguir mantenerlos era preciso que hasta ellos llegase el agua. Por eso, se
mantiene y cuida de forma permanente la Acequia Real, que durante los primeros años y
a lo largo del siglo XVI genera abundante documentación (40).
Las obras en la coracha van en línea con el deseo de mantener la Alcazaba
siempre con agua. Aunque se sabe de un pozo en la Alcazaba, no debe ser tomado en el
sentido que actualmente le damos de manera restrictiva, sino tal vez se trate más bien del
brocal de un aljibe. Está demostrado que el conglomerado de la formación Alhambra no
tiene posibilidades de retener agua.
La preocupación por tener agua en la Alhambra va más allá de la propia necesidad
defensiva, aunque ésta no sea de poca importancia.
Así, las albercas de la Alhambra se limpian para mantenerlas con agua. Al mismo
tiempo sus caños y acequias se reparan. Se actúa en diversas zonas creando nuevos
puntos de agua y manteniendo otros. De este modo, se trabaja en el Partal, haciendo obras
para poner los caños de plomo y barro. Junto a las Casas Reales, es decir en torno al
Mexuar probablemente, se hace un pilar, que no sabemos si es el mismo o distinto del
que se dice que está encima de la puerta de las Casas Reales. En el jardín de los baños se
pone otro y en la Calle Real.
Por último, se limpian los Baños Reales, y se hacen obras en ellos (techo,
azulejos).
Huertas y jardines
El agua no es sólo utilizada para el aprovisionamiento ni tampoco como un
elemento urbanístico. Tiene una consideración productiva y lúdica, a medio camino entre
ambas. Encontramos, pues, referencias a huertas y jardines, como la que se hizo junto a
los baños o la que había debajo de la Torre de Comares, o el jardín de los baños, en
donde había una pila. Es posible que el citado jardín sea la huerta, porque hay que pensar
que los dos mencionados eran la misma cosa. ¿Podría tratarse del espacio que hay en
torno a Lindaraja? No lo sabemos, pero cabe la posibilidad, ya que hubo importantes
transformaciones en esta área. Aún queda una área ocupada por un jardín ya de época
renacentista.
Mención aparte hay que hacer de la plantación de naranjos, traidos de Palma, sin
que se pueda hacer más precisión. Teniendo en cuenta que en algunos puntos, como el
patio de los Leones, se encontraron estos árboles desde la formalización monumental del
conjunto, es posible que ya en los primeros tiempos castellanos se plantasen (41).
Alcazaba y defensas
Las obras de fortificación fueron muy importantes. Las actuaciones se centraron
fundamentalmente en la Alcazaba, en diversos puntos de la muralla y en el Mauror o
Torres Bermejas. Ahora bien, en la primera, dada su condición con entidad propia y
esencialmente militar, hubo intervenciones más complejas y aún por discernir. Por el
momento, hemos de volver a recordar que se actuó en la coracha que bajaba hasta buscar
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agua en el Darro. Es una prueba más del interés en mantener su carácter de fortificación,
lo que hace que la denominen los castellanos alhiçan (del árabe .hi.sn, pl. .hu.s-un, que
significa castillo). En su interior se debieron hacer modificaciones en el aljibe de la
fortaleza y en un pozo, como ya hemos señalado anteriormente. Hemos de subrayar
nuevamente la obra de la Torre de la Vela: se le instala un reloj y una campana,
seguramente como señal de dominación sobre toda la ciudad de Granada.
Asimismo, la Alcazaba sufre reparos en general y, en particular, en sus muros y
torres. Es posible que, aparte de reparaciones de todo tipo, se hiciesen troneras, como
sucedió en toda la Alhambra. Se relacionaría evidentemente con el establecimiento de la
artillería. A partir de esa decisión las transformaciones fueron obligadas. Por ello, no se
trataría tanto de un mal estado de las defensas del recinto lo que obligó a que se hiciesen
obras, cuanto que la artillería lo exigía. Recuérdese que Juan Rejón, capitán de artillería,
pagaba el destajo que tomó el maestre Remiro, igualmente artillero.
Igual sentido deben de tener los numerosos baluartes que se crearon en la
Alhambra. Ya Torres Balbás puso de relieve en qué lugares se implantaron tales defensas
y sus características. De este modo señala: “Hay en la Alhambra una serie de baluartes,
de planta de arco de círculo varios de ellos, bien dispuestos para el emplazamiento de
artillería que protegiese los principales ingresos: en el extremo poniente de la Alcazaba –
gran baluarte de perímetro en parte curvo que domina porción considerable de la ciudad,
de argamasa y ladrillo con cajones de mampostería –, en las puertas de la Justicia, de
Siete Suelos y de la torre de los Picos. Entre los baluartes de las puertas de la Justicia y
Siete Suelos reforzóse una torre intermedia, llamada de las Cabezas o de la Cárcel, con
otro baluarte poligonal y de mucho saliente, preparado también para artilería que desde él
podía batir ambos ingresos” (42).
El documento castellano de finales del siglo XV nos menciona diversos baluartes
en las murallas de la Alhambra. Se trata de los siguientes: baluarte de las Casas Reales
(empedrado), baluarte de la mezquita sobre el Darro, baluarte de la puerta cerrada,
baluarte de la puerta falsa, baluarte de la puerta principal (obra), baluarte cerca de la torre
por donde entra el agua a la Alhambra y baluarte de la torre por donde entra el agua a la
Alhambra.
Desconocemos cuál es el mencionado baluarte de las casas reales. El de la
mezquita sobre el Darro debe de referirse a uno que se hallase sobre el río, sin que
podamos hacer más precisiones, toda vez que tanto podría tratarse de uno existente fuera
del recinto amurallado, como el de la Silla del Moro o los Alijares (43), o bien otro en la
parte N de la muralla de la ciudad palatina, posiblemente el oratorio del Mexuar. El de la
puerta falsa (44) se refiere probablemente a la llamada de Siete Suelos, que debe ser la
misma que la puerta cerrada, denominación que se recoge en el Civitates, mientras que la
puerta principal de la Alhambra es seguro que era la de la Justicia. Finalmente, es cierto
que hubo obras en torno a la Torre del Agua, en cuyas inmediaciones vemos aún un
baluarte para emplazamiento de la artillería. Así pues, no era errónea la apreciación de
Torres Balbás. Puede que incluso algunas de las torres que se citan en el documento y
que García Granados y Trillo asignan a la ciudad de Granada, sean de la propia
Alhambra, como la del Olivo y Bibalfarax, pues en alguna ocasión en el documento
citado aparecen contiguas a la Torre del Agua alhambreña.
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Además podemos anotar algunas otras actuaciones en el conjunto fortificado, pero
de menor importancia. Se pone solería, se blanquea y se hacen almenas nuevas en la torre
de la puerta falsa. Se hacen reparos en la puerta principal, seguramente la de la Justicia,
sin que podamos precisar nada más. Igualmente hubo intervenciones en la torre del Agua,
como una zanja, y también en la torre próxima a ésta. Se hacen trabajos sin especificar,
pero parece que uno de los más importantes es la realización de troneras.
Hay zonas en el conjunto que merecen una especial mención. Dejemos a un lado
la Alcazaba, ya citada, y su coracha que desciende hasta el Darro. Nos referiremos al
Mauror. En esta fortaleza, según la documentación consultada, se derriba lo viejo y se
hacen zanjas, al tiempo que se debieron de hacer innovaciones de cierta importancia. Este
conjunto, situado en una colina aneja a la de la Alhambra propiamente dicha y separada
de ella por un barranco, apenas es conocido. El castillo, llamado también Torres
Bermejas, parece que se edificó en la primera época nazarí sobre unas estructuras
anteriores, según algunos autores del siglo IX (45). Se aprecian actualmente diversos
elementos. De un lado, encontramos tres torres. La central es muy grande, con tres pisos
separados por techos de madera y una gran bóveda cilíndrica. La torre de la izquierda
tiene dos pisos con habitaciones abovedadas. La tercera es más pequeña. Se ve asimismo
cómo hay modificaciones en cubiertas, ventanas y puertas, pero destaca la existencia de
un baluarte que tiene debajo de él un aljibe con dos naves abovedadas. Su situación en
una parte que dominaba el área que cae hacia el Genil de la ciudad y en la colina próxima
a la Alhambra resaltaba su importancia estratégica. La actuación de los castellanos es del
todo punto explicable.
No cabe, pues, la menor duda de que las modificaciones en las defensas de la
Alhambra tenían como objetivo reforzar su condición de fortaleza. Se acentuó de este
modo la parte militar (Alcazaba y Mauror) y se fortificaron los puntos más débiles
(puertas y torres). Al mismo tiempo se protegieron aquéllos que servían para el
abastecimiento del agua (coracha y torre del Agua). Sobre la utilización de las estructuras
defensivas, reforzadas e incluso magnificadas por la implantación de la artillería, no cabe
la menor duda, pues encontramos referencias a la utilización de las piezas cuando la
sublevación del Albaicín contra los mudéjares.
Urbanismo
Hubo intervenciones en diversos puntos, algunos de los cuales han sido ya
señalados. Así, recordemos los pilares que se instalan junto a las Casas Reales y el de la
Calle Real. Pero también se encalaron y arreglaron callejones, como el de los palacios
reales y el que comunicaba el Partal con los ámbitos palatino. Igualmente se empedraron
calles en la Alhambra, sin más especificaciones. Se habla del empleo de yeso para
recubrir un horno, que no podemos determinar. Finalmente destaca la actuación en dos
casas, una junto al Mexuar, que debió de verse afectada por las obras que se hicieron en
esta área, y las célebres casas de los Abencerrajes. Sobre esta importante edificación,
situada en el Secano de la Alhambra, hay información arqueológica (46), lo mismo que
noticias en las fuentes documentales. En concreto, sabemos que en 1501 se cedieron las
casas llamadas de los Abencerrajes a D. Juan Chacón (47). Antes, según consta en el
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documento de A.G.S. (48), en 1496, se tuvieron que llevar a cabo reparos, porque
amenazaban ruina. Es importante tenerlo en cuenta, porque en poco tiempo se vieron
abocadas a tal proceso, ya que en 1492 pasaron a manos castellanas, luego de la entrada
de los Reyes Católicos en la Alhambra. ¿Sobre ellas se cernía una ruina por abandono o
por destrucción anteriores? ¿Fue el resultado de los años de dominio castellano? Lo que
parece es que cuando pasan a Chacón ya están más o menos recuperadas, puesto que no
hay referencias en sentido contrario. Hemos de advertir que la familia de los
Abencerrajes, a lo que parece últimos ocupantes en época nazarí, se vieron perseguidos
en los años finales del reino.
Pero es en el Partal uno de los lugares en que se actúa más específicamente. Se
pone en funcionamiento todo el sistema de abastecimiento de aguas, aunque también hay
una actuación que permite la comunicación de E a O con los palacios situados a poniente.
Casas reales
Sin lugar a dudas es en esta área en donde la intervención es más constante. Tiene
como fin, según todos los indicios, el aposentamiento de los monarcas. Sin embargo,
debieron de ser de mayor entidad, puesto que hay claras referencias a puntos muy
específicos en los que no parece que se pueda hablar de una actuación con tal fin. Es el
caso ya citado del empedrado del baluarte de las Casas Reales, pero sobre todo de lo que
se hace en los baños. En ellos, sin que se busque su utilización, aparte de limpiarlos, se
procede a poner azulejos y a intervenir en el lazo de la techumbre.
Por lo que se refiere a los palacios propiamente dichos, se observa una clara
distinción entre éstos y las áreas aledañas, como el Mexuar o el ya mencionado Partal.
Independientemente de su ubicación, que no se señala con claridad, salvo que estaban en
torno a Comares, se habla de las casas en donde mora la reina en la Alhambra, así como
de la cocina de ella, en donde se hacen unas tapias. De manera genérica se señalan
actuaciones en las Casas Reales, posiblemente en relación con los aposentos reales. Así,
en ellas se dora, pinta, se ponen maderas y vigas, se guarnece una ventana, se rectifica
una cubierta, etc. Al mismo tiempo en Comares se interviene puntualmente pintando las
alas de los tejados conforme se entra en él, como en los Leones, en donde se hace obra
sin determinar y también se pinta el alero por fuera. En la torre de Comares se actúa
pintando una obra hecha y trabajando en una puerta que sale de ella encima de los baños.
La referencia al trabajo que se hace en la cubierta de la Sala Real, debe anotarse también
en el ámbito de Comares, aunque no cabe desechar que fuese en la Sala de los Reyes. En
toda esta área asimismo hay una reorganización general, como se desprende de las
noticias que nos suministra el documento que venimos utilizando. Se trabaja en una serie
de pasadizos. Encontramos que en uno que va del Cuarto de los Leones a la casa del
Partal se colocan maderos, posiblemente para su techumbre. Se menciona en el
denominado pasadizo que va al Cuarto de los Leones, en donde se limpia, así como otro
llamado de San Miguel que va igualmente al dicho Cuarto. De la misma manera al citarse
un corredor de Comares, hay que pensar que se refiere al espacio entre este palacio y el
área del Mexuar, a la que luego nos referiremos. En todo caso, parece evidente que la
unión de todos estos espacios, siguiendo el eje E-O, debió de ser consecuencia de la
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instalación de las habitaciones reales. Con anterioridad existirían, pero integrados en un
mecanismo defensivo más que como corredores por los que deambular. En igual medida,
el establecimiento de huertas y jardines en esta área ha de entenderse como fruto de la
creación de una zona de esparcimiento real, al estilo de lo que se hizo en el Alcázar de
Sevilla. Eso no impide que existieran con anterioridad, pues sólo en dos casos, que podría
reducirse a uno, se mencionan sendas huertas, la denominada nueva y la que se hizo
debajo de la torre de Comares. El jardín de los baños, posiblemente en torno a las
anteriormente citadas, debe de referirse a uno preexistente a la intervención. Quizás la
llamada huerta junto a los baños tenga relación con él o con los ya documentados más
arriba.
Se mencionan asimismo una sala, cámara y retretes que salen sobre los Axares,
que deben relacionarse con los edificios de Comares o tal vez del Partal. En ellos se
hacen obras, se pinta y se dora.
En relación con todo esto, hay que poner el callejón para entrar en los palacios
reales, en donde se pinta, y el de la sala, en donde se pone una solería y alizares para los
escalones de la entrada. Permitirían el acceso a este conjunto palatino desde los ejes de
comunicación de la ciudad alhambreña.
La intervención más importante se realiza en torno al Mexuar. Esta área, muy mal
conocida por los investigadores, fue además profundamente alterada por los Reyes
Católicos. Los patios de ingreso, necesarios para organizar la entrada a los palacios,
fueron modificados. Se hizo un pilar en las proximidades de las Casas Reales. Se pintaron
asimismo las alas de los tejados del patio de la pila “cucharada”, que bien podría ser el
conocido actualmente como de Machuca. Se menciona también una alberca del Mexuar,
que necesariamente ha de estar fuera del recinto que ahora conocemos como tal,
seguramente en los patios que le preceden por el O. La cita de una pila del Mexuar puede
adscribirse a la existente en las proximidades de la puerta de Comares.
En el Mexuar propiamente dicho encontramos una actuación general sin más
especificaciones, pero igualmente se referiere nuestro documento a un cuarto nuevo del
Mexuar, que debe ser el cuarto dorado frente a la fachada de Comares y los añadidos en
la planta alta en el propio Mexuar. Aparte, hemos de anotar la realización de un arco para
montar un corredor que pondría en comunicación el Mexuar con Comares; es decir, el
corredor volado sobre el patio. Ha de tenerse en cuenta que a este corredor se accedería a
partir de una escalera de caracol que arranca de la capilla real. Este espacio se conservó
hasta mediados de este siglo, en que se desmontó para realzar la sala frente a la fachada.
La capilla modificó, como se aprecia claramente en la actualidad, el Mexuar,
dejando pocas huellas de la obra anterior. De todas formas, su planta está bien
documentada, apoyando una linterna en su centro, hoy desaparecida. La relación entre la
capilla y el resto del espacio palatino debió hacerse por la parte superior, según consta en
nuestras fuentes. Por eso, el corredor se construye ricamente, con columnas de mármol,
material que se toma de las mqabriyas reales, dorando este espacio, poniendo azulejos,
etc.
Queda una vez más manifiesto que el interés de los Reyes Católicos era crear una
nueva organización del espacio palatino, destinando el Mexuar a capilla real. La zona de
los palacios se habilitó para residencia ocasional de los monarcas, desarrollando un eje de
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comunicación que seguramente ya existó, pero que ahora se refuerza y reorganiza.
No sería lógico dar por finalizado este trabajo sin tener en cuenta una evolución
posterior. No hablaremos de la obra del palacio de Carlos V, suficientemente conocida
(49), sino de actuaciones en época de los Reyes Católicos, que, en realidad, no son
arquitectónicas. Nos referimos a la organización del conjunto.
Desde el principio los Reyes dotaron de una autonomía a la Alhambra,
privilegiando su carácter militar y diferenciándola de la ciudad de Granada. La dualidad
de poder se pretendió regular por medio de unas ordenanzas (50), en las que el conde de
Tendilla quedaba con el gobierno de la Alhambra, destacando de entre todos su papel
militar, y el corregidor Calderón de la ciudad. Su fecha es en Santa Fe, 25-mayo-1492, es
decir, pocos meses después de la conquista de la ciudad. No es, pues, un intento de
superar diferencias creadas, sino de atajar conflictos incluso antes de que se produzcan.
Que la Alhambra es concebida como un espacio en donde el peso de la vida
militar tenía que ser grande, lo prueba el hecho de que se creen dos tenencias de
fortalezas. Una es la de la misma Alhambra, la otra la del Generalife, pese a que no tiene
las características de tal. En 23-mayo-1492 se le concede esta alcaidía al comendador
Juan de Hinestrosa (51). Con el tiempo llegaría a manos de los Granada Venegas y,
posteriormente, sería un territorio propio e independiente, en manos de los señores de
esta familia (52). Era lógica derivación de un proceso empezado en años anteriores. Con
ello, se impedía la relación entre la ciudad palatina y su espacio rural productivo e incluso
con las dehesas y montes anejos a él.
Es verdad que Hernando de Zafra en su Correspondencia sugiría a los Reyes
Católicos la idea de repoblar la Alhambra. En efecto, en otoño de 1493, el secretario real
les propone un plan para asentar de 150 a 200 vecinos en el interior del recinto. A ellos se
les entregarían tierras en las propiedades reales, algunas de ellas pertenecientes a las
reinas moras, incluyendo D-ar al-Gazi. Al mismo tiempo se establecerían mercaderes y
artesanos. El texto es suficientemente preciso: “Y en lo que toca a la Alhambra, grave
cosa es pensar que vuestras Altezas son servidos que esto se provea como cumpla á su
servicio, manden dar su mandamiento para ello, que yo me obligaré de poner ciento y
cincuenta y aun doscientos vecinos dentro del Alhambra, de muy buena gente,
mandándoles repartir las tierras y heredamientos que vuestras Altezas tienen y hobieren
agora de las Reinas moras, entrando en esto Dar-al-gazí, y aun la metad menos que se da
á los de Santa Fé; y mandándoles vuestras Altezas dar la misma franqueza que agora
tiene el Alhambra, se avecindarán, y entrados doscientos vecinos heredados, crean
vuestras Altezas que de oficios y mercaderes habrá otros tantos, y aun podráse acabar,
porque entretanto que se avecindan no salgan los escuderos de sus posadas; que cada
vecino destos labre casa en el Alhambra para agora y para siempre á muy buen recabdo, y
vuestras Altezas descansados y quitos de costa” (53).
No hay pruebas de que esta actitud se llevase a buen término, siguiendo la
Alhambra durante los primeros años en manos de los hombres de guerra y de su alcaide
el conde de Tendilla.
Es verdad que en fechas posteriores se concedieron propiedades a particulares,
como es el caso ya mencionado antes de las casas de los Abencerrajes, entregadas a Juan
Chacón, en 1501: “por la presente hos açemos merced gran e donaçion pura e perfeta e
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no rebocable qu’es dicha entre bibos, de unas casas nuestras que solian ser de los
Avençerrages que son en esta Alhanbra ençima del adarve d’ella que an por linderos, de
la una parte, las casas de don Alvaro de Luna, nuestro capitán, e de la otra la calle Mayor
con su portada e corral e albercas y con la casa donde agora está vuestra despensa e con
los establos que en ellas ay, açebto de la torre que sale fuera del muro que a de quedar
para hacer d’ella lo que nuestro serbiçio fuere” (54).
Es un índice claro de que las casas quedaban en un lado y la parte defensiva se la
reservaban los Reyes Católicos. Es un hecho más que indica la necesidad de la Corona de
mantener en su poder todo el aparato defensivo de la Alhambra.
Podríamos referirnos igualmente a la creación de espacios religiosos nuevos,
como la catedral que se establece primitivamente en la antigua mezquita mayor, para más
tarde abandonar esta idea. Asimismo, en un palacio se construye el monasterio de San
Francisco, en torno a la mad-lna alhambreña.
En suma, los Reyes Católicos entendieron desde el primer momento que la
Alhambra era una fortaleza y la dotaron de estas características, que ya tenía, reforzando
su condición. No se debe al hecho de que estuviese en ruinas, sino al deseo de establecer
una artillería en el reducto militar por excelencia sobre Granada. Los baluartes que se
establecieron en los puntos esenciales, lo demuestran. Igualmente la regulación del agua
para la Alcazaba y el espacio próximo, con el mantenimento de la coracha que baja al
Darro y el arreglo y edificación de aljibes, son una prueba irrefutable del deseo de crear
unos importantes mecanismos defensivos.
Al mismo tiempo, respetaron la parte palatina adaptándola a sus necesidades. La
capilla real en el Mexuar y las áreas aledañas sufrieron una transformación importante. El
Cuarto Dorado es uno de los más modificados, como se ve con claridad en la ventana
gótica que se abre al Darro, e incluso se puede pensar que hicieron obras hasta crearlo.
De todas formas, el desarrollo del eje que va de E a O recorriendo los palacios reales, en
oposición a los mecanismos de entrada y salida de época nazarí y en oposición a los
pasos militares, es esencial.
Por último, la fragmentación del espacio de todo el conjunto determinó la
definitiva ruptura, aunque se mantuviese un lenguaje de la época precedente, de la
concepción y del funcionamiento de la Alhambra y su territorio.
Antonio Malpica Cuello, Jesús Bermudez Lopez
Fig. 2 – Fotografía de la Capilla de los Reyes Católicos situada en el Mexuar.
Fig. 3 – Fotografía del arco morisco levantado en el Cuarto Dorado.
(1) M. Revilla Uceda y J. Bermudez Lopez, Estrategia de conservación y conocimiento del conjunto
© 1995 Edizioni All’Insegna del Giglio s.a.s., vietata la riproduzione e qualsiasi utilizzo a scopo
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monumental de la Alhambra, in Coloquio Hispano-Italiano de Arqueología Medieval, Granada, 1992, pp.
37-54.
(2) Para la primera etapa, cfr. J. Alvarez Lopera, La Alhambra entre la conservación y la
restauración, Granada, 1977 (Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, XIV, 29.31). A partir de
1923, con la llegada de Torres Balbás, que duró hasta 1936, disponemos de sus Diarios de obras,
publicados en parte en “Cuadernos de la Alhambra”. Han sido utilizados por Vilchez Vilchez, L a
Alhambra de Torres Balbás. (Obras de restauración y conservación). 1923-1936. Granada, 1988. En la
actualidad de sigue publicando la Crónica Arqueológica, que inauguró J. Bermudez Pareja, en “Cuadernos
de la Alhambra”.
(3) La bibliografía sobre el palacio de Carlos V y su construcción es abundantísima. Sólo
referiremos a lo largo de nuestro trabajo las obras que consideremos esenciales en cada caso. Una visión
global en M. Revilla Uceda, La Alhambra cristiana, in Nuevos Paseos por Granada y sus contornos,
Granada, 1992, pp. 139-155.
(4) M.A. Ladero Queseda, La Hacienda Real de Castilla en el siglo XV, La Laguna, 1973.
(5) I. Heneres Cuellar y R. Lopez Guzman, Arquitectura mudéjar granadina, Granada, 1989, y P.
Salmeron Escobar, La Granada cristiana y renacentista, en Nuevos Paseos por Granada y sus contornos,
Granada, 1992, pp. 197-221.
(6) P. Salmeron Escobar, La Granada...
(7) A. Malpica Cuello, El complejo hidráulico de los Albercones, “Cuadernos de la Alhambra”, 27
(1991), pp. 65-101; e Idem, Un sistema hidráulico de época árabe: la Alhambra, en El Agua, mitos, ritos y
realidades, Granada, 1992, en prensa.
(8) Este hecho se repite con cierta frecuencia, como es bien conocido, en las refundaciones y
nuevas fundaciones de ciudades a lo largo de la Historia del Islam.
(9) Cfr. R. Airé, L’Espagne musulmane au temps des na.srides (1232-1492). Paris, 1973, pp. 65 y
ss.
(10) El término es una lectura del árabe .hi.sn, plural, .hu.s-un.
(11) M. Gomez Moreno, Granada en el siglo XIII, “Cuadernos de la Alhambra”, 2 (1966), pp. 3-45,
espec. pp. 8-17; L. Torres Balbas, La Alhambra de Granada antes del siglo XIII, “Al-Andalus”, 5 (1940),
pp. 155-17, y B. Pavon Maldonado, La Alcazaba de la Alhambra, “Cuadernos de la Alhambra”, 7 (1971),
pp. 3-34.
(12) L. Torres Balbas, El puente del Cadí y la puerta de los Panderos, “Al-Andalus”, II (1934),
pp. 357-364, e Idem, La supuesta puerta de los Panderos y los puentes de la Granada musulmana, “AlAndalus”, XIV (1949), pp. 419-430.
(13) J. Bermudez Lopez, Notas sobre la traza urbana de la Alhambra: sus calles principales, en
Actas del II Congreso de Arqueología Medieval Española, Madrid, 1987, vol. II, pp. 443-450.
(14) M. Gomez Moreno, Granada, pp. 36-38.
(15) L. Torres Balbas, La mezquita real de la Alhambra y el baño frontero, “Al-Andalus”, X
(1945), pp. 196-214.
(16) A. Malpica Cuello, Intervenciones arqueológicas en el Secano de la Alhambra. El conjunto
de los Abencerrajes, “Cuadernos de la Alhambra”, 28 (1992) (en prensa).
(17) C. Vilchez Vilchez, El Generalife, Granada, 1991.
(18) J. Bermudez Paraja, El Generalife después del incencio de 1958, “Cuadernos de la
Alhambra”, 1 (1965), pp. 9-39.
(19) C. Vilchez Vilchez El Generalife.
(20) A. Malpica Cuello, El complejo hidráulico...
(21) J. Bermudez Lopez, Crónica arqueológica. Labores de seguimiento y urgencia, “Cuadernos
de la Alhambra”, 26 (1990), p. 319.
(22) M. Acien Almansa, Los -tug-ur del reino nazarí. Ensayo de identificación, en Castrum,
Murcia, 1992 (en prensa).
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(23) Esta denominación se debe al profesor Bermúdez Pareja, quien, en la excavación realizada a
principios de los años 50 del presente siglo, comprobó la semejanza con la madraza de Y-usuf del esquema
de este patio así como las inscripciones y restos de yeserías que aparecieron: J. Bermudez Pareja,
Excavaciones en la plaza de los aljibes de la Alhambra. “Al-Andalus”, XX (1955), pp. 436-452.
(24) J. Bermudez Pareja, El Generalife..., y C. Vilchez Vilchez, El Generalife.
(25) L. Torres Balbas, La Alhambra y el Generalife, Madrid, 1953, p. 48.
(26) J. Bermudez Pareja, Identificación del palacio de Comares y del Palacio de los Leones en la
Alhambra de Granada, en Actas del XXIII Congreso Internacional de Historia del Arte, Granada, 1973,
vol. II, pp. 55-56.
(27) L. Torres Balbas, Los Reyes Católicos en la Alhambra, “Al-Andalus”, XVI (1951), pp. 185205.
(28) J.A. Garcia Granados y C. Trillo San Jose, Obras de los Reyes Católicos en Granada (1492­
1495), “Cuadernos de la Alhambra”, 26 (1990), pp. 145-168.
(29) Archivo General de Simancas, Guerra Antigua, leg. 1314, fol. 53 bis
(30) A. G. S., Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª época, leg. 140.
(31) J.A. Garcia Granados y C. Trillo San Jose, Obras..., p. 150.
(32) J.A. Garcia Granados y C. Trillo San Jose, Obras..., p. 148.
(33) H. de Zafra, Correspondencia, CODOIN, vol. XI, pp. 550-551.
(34) J. Bermudez Pareja, El gran zócalo del Mexuar de la Alhambra, en Actas del XXIII Congreso
Internacional de Historia del Arte, Granada, 1973, vol. II, pp. 57-61.
(35) H. de Zafra, Correspondencia, CODOIN, vol. XI, p. 500.
(36) Archivo Municipal de Baza, Libro de Repartimiento de Baza.
(37) Archivo de la Real Chancillería de Granada, cab.202, leg. 5.276, pieza 6.
(38) J.A. Garcia Granados y C. Trillo San Jose, Obras..., p. 150.
(39) “Hoy sabemos que en mayor de 1494 estaban virtualmente acabados [los aljibes] y que la cifra
invertida fue algo más de millón y medio de maravedís” (J.A. Garcia Granados y C. Trillo San Jose,
Obras..., p. 150).
(40) M.A. Moreno Olmedo, Documentos sobre la Acequia Real de la Alhambra (1508-1511),
“Cuadernos de la Alhambra”, 1 (1965), pp. 41-58.
(41) En tal sentido se pronunciaba M. Ocaña Jimenez en un Paseo que condujo por la Alhambra.
(42) L. Torres Balbas, Los Reyes Católicos..., p. 199.
(43) Así lo han planteado J.A. Garcia Granados y C. Trillo San Jose, Obras..., p. 154.
(44) J. Bermudez Pareja, Los postigos de la cerca de la Alhambra de Granada, en Homenaje al
Profesor Juan de Mata Carriazo, Sevilla, 1972, vol. II, pp. 57-66.
(45) M. Gomez Moreno, Guía de Granada, Granada, 1892, pp. 179-180.
(46) A. Malpica Cuello, Intervenciones arqueológicas...
(47) Archivo de la Alhambra, leg. 3, 7. Public. J. Bermudez Pareja y M.A. Moreno Olmedo, El
palacio de los Abencerrajes, “Cuadernos de la Alhambra”, 5 (1965), pp. 55-67.
(48) A.G.S., C.M.C., 1ª época, leg. 140.
(49) E. Rosental, El palacio de Carlos V en Granada, Madrid, 1988, y M. Tafuri, El palacio de
Carlos V en Granada: Arquitectura a la romana e iconografía imperial, “Cuadernos de la Alhambra”, 24
(1988), pp. 77-108.
(50) J.A. Grima Cervantes, Gobierno y administración de Granada tras la conquista: las
ordenanzas de la Alhambra de 1492, “Cuadernos de la Alhambra”, 26 (1991), pp. 169-184.
(51) C. Viñes Millet, Documentos sobre el Generalife. Su estado a mitad del siglo XVIII según el
reconocimiento general de sitios reales, “Cuadernos de la Alhambra”, 14 (1978), pp. 99-123.
(52) C. Viñes Millet, Documentos sobre el Generalife...
(53) H. de Zafra, Correspondencia, CODOIN, XI, pp. 550-551.
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(54) A.A., leg. 3, 7. Public. J. Bermudez Pareja y M.A. Moreno Olmedo, El palacio..., p. 64.
Fig. 4 – Fotografía del aljibe levantado por el conde de Tendilla a finales del siglo XV.
Fig. 5 – Fotografía del Patio de la Reja.
Fig. 6 – Alcazaba de la Alhambra.
Fig. 1 – Plano general del conjunto de la Alhambra y del Generalife en donde se reflejan los espacios en
donde se intervino con mayor intensidad en época de los Reyes Católicos.
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