DOCTORADO INTERINSTITUCIONAL EN DERECHO REPORTE DE LECTURA Tutor Dr. Mario de la Madrid Andrade Cotutores: Dr. Rosa María de la Torre Torres Dr. Fernando Patrón Sánchez M.D. Laura Leticia Padilla Gil Morelia, Mich., a 24 de febrero de 2011 INTRODUCCIÓN Las lecturas sugeridas y que se presentan en el reporte, abonan completamente el tema medular de mi trabajo de investigación, permitiendo con ello el tener una perspectiva de la ordenación del territorio, en países que estratégicamente fueron considerados España, Colombia y Chile. El primero de ellos por ser uno de los países pioneros en la protección del ambiente, cuyas características en su desarrollo, tecnología y economía, plantean una visión encaminada más a la protección del ambiente, ordenamientos en los que se inserta la tutela del suelo, con una escasa ambición por la ordenación del territorio, dirigida principalmente a las áreas urbanas. Según lo manifiesta MARTIN Mateo. Colombia que a partir de 1991, dedica ya en su Constitución el Titulo XI a la Organización Territorial, privilegiando el criterio de Estado Unitario sobre el de Estado Federal, pero posibilitó la ordenación por regiones siempre y cuando fueran conformadas a partir de dos o más departamentos pre-existentes. Detectando el autor GARCES O’Byme como una de las grandes fallas de esa Constitución, que no se resolvió el problema de la crisis de identidad de los departamentos, dentro de la organización administrativa del país; con funciones administrativas y no políticas, no quedando claras ni sus atribuciones ni sus funciones, ni sus fuentes de ingresos. Considerando que los Planes de Ordenamiento Territorial Municipal deben constar de por lo menos de dos grandes partes: 1.- Una normatividad centrada en la prevención de problemas futuros. 2.- Un programa de actuaciones que potencie las fortalezas, reduzca las debilidades, que aproveche las oportunidades y mitigue las amenazas en la construcción del escenario apuestas o Modelo Territorial democrática y participativamente escogido. En Chile el ordenamiento territorial tiene como objetivo central generar una proposición que incluya los usos adecuados de las diferentes unidades territoriales, caracterizadas según sus atributos, y, por otra, integrar estas unidades y sus usos en los niveles territoriales superiores, basándose en criterios de jerarquía, aptitud y complementariedad a fin de satisfacer las necesidades y las aspiraciones de la población total. Señalando SANCHEZ Ulloa que el ordenamiento territorial en este país apunta a “un desarrollo, eficaz y equitativo en lo social, con atención a lo cultural y ambientalmente sustentable”. Las obras consultadas para éste trabajo son: 1. MARTIN Mateo Ramón Manual de Derecho Ambiental 3ra Edición Editorial Thomson.-Aranzadi 2003 España 2. GARCES O’Byme Juan Manuel Plan de Ordenamiento Territorial: Manual Prospectivo y Estratégico TM EDITORES.- Centro Latinoamericano de Prospectiva y Estrategia Universidad Jorge Tadeo Lozano Colombia 3. SANCHEZ Ulloa Raúl Ordenamiento Territorial Agencia de Cooperación del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura en Chile Artes Gráficas Sagrhel Lida.- 2001. Chile MARTIN Mateo Ramón.Manual de Derecho Ambiental Thomson.-Aranzadi 2003 3ra Edición Señala Martín Mateo que el primer pronunciamiento importante sobre el suelo, desde la perspectiva ambiental, es el contenido de la carta Europea del Suelo de 1972, adoptada por el Consejo de Europa en cuyo punto primero se afirma que “El suelo es uno de los bienes más preciosos de la humanidad. Este permite la vida de los vegetales, de los animales y del hombre en la superficie de la Tierra”. Puntos torales destacados por el autor al referir el pronunciamiento de la Carta Europea sobre el suelo, colocándolo como uno de los bienes más preciados de la humanidad y que si bien la sociedad en su mayoría no manifiesta esa preocupación por su cuidado si ha de retomarse lo dicho por el autor al puntualizar “Permite la vida de los vegetales, de los animales y del hombre”, es decir sin el suelo no hay vida. A mayor abundamiento habrá de señalarse que el suelo, dependiendo de sus características determina su uso: forestal, agrícola, minero, urbano, de pastoreo, entre otros; llevando con ello el equilibrio entre el soporte de la vida humana (económico, social, cultural, ambiental) y la carga de los elementos de la naturaleza, que existen por los nutrientes del suelo, es así que se encuentran bien determinadas las zonas en nuestro territorio, el desierto, las sierras, las zonas de manglares, cultivos, áreas forestales etc., lo que con una visión más allá de la simple apropiación de los elementos de la naturaleza para la subsistencia alimentaria y los satisfactores sociales, se encuentra el fortalecimiento económico de los países y la regulación del cambio climático que impacta en los dos hemisferios. A 39 años de esta manifestación surge una primera preocupación de integración regulatoria, aludiéndose en el texto a la Reunión Mundial de Asociaciones de Derecho Ambiental celebrada en 1990, en la que se concluyó sobre la necesidad de protección de los suelos como bien de interés general, cuyo uso debe hacerse respetando los intereses colectivos presentes y futuros, celebrándose en el mismo año como lo precisa Martín Mateo la Declaración de Limoges, que alude matizadamente a su consideración como recurso “no enteramente renovable” en tanto en la Carta Europea del Suelo, recuerda que su reconstitución una vez deteriorada o destruida su productividad (puede durar siglos). Lo que caracteriza al suelo es que no es un elemento natural aislado, sino que constituye el soporte biológico de toda la tierra emergida, siendo su degradación relativamente fácil y rápida mientras que su recuperación es difícil, costosa y prolongada. Apunta el autor que desde la antigüedad algunos filósofos como Aristóteles consideraban como elementos básicos al agua, aire y la tierra y que el suelo, en cuanto elemento biológicamente activo, no constituye un sistema global e intercomunicado como es el caso de la atmósfera o del agua y tampoco es como éstos un componente existencial insustituible. Aunque el suelo no sea técnicamente equiparable a los otros dos factores básicos de la biosfera, su tutela comparte muchos aspectos con ellos, no sólo por sus interacciones – sino porque se dan aquí equivalentes mecanismos, incluyendo el traslado a la colectividad de costos económicos que deberían asumir los sujetos afectados. Como cuando se depositan en el suelo componentes que le deterioran, residuos químicos por ejemplo, o se le incorporan elementos agresivos vía atmósfera (la acidificación), con lo que, quienes generan estos residuos se liberan así de los costos de su eliminación. Lo mismo sucede cuando el deterioro de los suelos se debe al ejercicio en ellos de actividades productivas, minería y también agricultura si adiciona elementos nitrogenados en exceso o pesticidas perjudiciales o se saliniza las superficies por irrigaciones improcedentes. Señala el autor que la degradación intencionada de los suelos: pastoreo intensivo, deforestación, cultivos intensivos, abandonos de dispositivos de contención, etc., también se inscribe en estos circuitos, dando lugar a la producción de resultados por obra de “decisiones privadas que pueden así divergir de aquellas que se producirían si todos los costos sociales se hubiesen tomado en cuenta”. Es indudable la importancia del suelo para cada uno de los países con alcance universal en algunas de sus implicaciones funcionales: producción mundial de alimentos, conservación de la atmósfera terrestre, con particular énfasis en determinadas modalidades de su degradación. Sin embargo la atención de los poderes públicos ha sido escasa y todavía lo es. Considera Martín Mateo que la limitada atención pública a estas cuestiones ha trascendido lógicamente al reducido elenco de medidas legales disponibles, pese a que es evidente, aquí también sólo la disciplina introducida por el Derecho podrá imponer pautas de comportamiento ambiental concordes con los intereses socio-naturales. Señala el autor que los instrumentos jurídicos aplicables, pueden ser analizados, bien desde el plano estructural en el que se insertan las normas y los apoderamientos ordinamentales que los respaldan, bien desde el examen de las carencias detectadas en las principales áreas problemáticas. Para Martín Mateo los elementos utilizados para la protección del suelo guardan relación con la disciplina territorial, pueden prohibir la utilización de determinadas superficies para fines urbanos obligando a mantener los usos agrícolas o forestales, en razón de la protección del paisaje o simplemente para evitar densificaciones excesivas.. La protección de los suelos por estos cauces tiene carácter indirecto, prohibición de edificar o urbanizar, pero también adopta a veces prescripciones directamente relacionadas con el mantenimiento de la calidad, estableciendo auténticos vínculos para las propiedades afectadas mediante determinaciones de los planes, que velan así por la conservación de funciones primigenias, su regulación puede interiorizar preocupaciones de conservación de la naturaleza o venir dirigida a la tutela del ambiente en sentido estricto: agua o atmósfera evitando a la par, en esta dirección, el deterioro del propio suelo. GARCES O’Byme Juan Manuel Plan De Ordenamiento Territorial: Manual Prospectivo Y Estrategico TM Editores.- Centro Latinoamericano de Prospectiva y Estrategia Universidad Jorge Tadeo Lozano.- Colombia Inicia el autor aludiendo al conocido urbanista y planificador español Domingo Gómez Orea quien define al ordenamiento territorial como “la proyección espacial de las políticas sociales, culturales, ambientales y económicas de una sociedad” Para Garces O´Byme es imposible pensar la ciudad en sí: redes de carreteras, redes de ciudades, conjunciones y disyunciones de flujos, sistemas de codificación y de decodificación, institucionalización de fuerzas, luchas de poderes, fuerzas productivas sociales, infraestructuras, equipamientos colectivos, territorio duro geológico y ambiental, y territorio blando cultural, perceptual y artístico, son fundamentales para pensar correctamente el ordenamiento territorial. Considera que la actualidad del tema de la planeación del ordenamiento territorial en Colombia procede no sólo de las razones del orden interno sino también de los exitosos procesos realizados en el viejo continente, y del proceso de irradiación de los planes actualmente en curso en España, Francia y Alemania, países culturalmente cercano al nuestro. Señala que una versión del territorio, la más extendida pero no la más correcta, es la que está asociada al aspecto estrictamente físico o espacial; reducen el ordenamiento territorial a un simple problema de elaboración de mapas y planos, a una cuestión cartográfica. Otra también de uso corriente, sobre todo a nivel gubernamental y de medios de comunicación, es la que se refiere a la subdivisión del país en áreas político-administrativas, mediante las cuales se definen las jurisdicciones geográficas de los gobiernos seccionales en departamento y municipios; en este último sentido se define territorio como aquella porción de tierra o ámbito espacial sobre el cual se puede ejercer de manera legal el poder por parte del Estado. Señala que de acuerdo con el profesor Charles Rousseau, el territorio forma parte integrante de la naturaleza del estado y se afecta por el modo específico del poder público. Según Duguit es el marco dentro del cual se ejerce el poder estatal. Siendo que la finalidad del Estado es el bien público temporal, el cual excede el ordenamiento jurídico-político, debe contar con los medios físicos, económicos, culturales y estéticos para garantizar los servicios que requiere la comunidad para su desarrollo. Desde el punto de vista del derecho internacional son constitutivos del territorio nacional la superficie terrestre, el subsuelo, el mar territorial, la plataforma continental, la zona económica exclusiva y el espacio aéreo. El ordenamiento territorial generalmente padece de cinco reduccionismos: el economicista, el urbanista, el ruralista, el naturalista y el tecnocrático. La prospectiva estratégica nos facilita los métodos para construir nuestro futuro con el mínimo de riesgo e incertidumbre, con real participación de todos los actores sociales, con transparencia, coherencia, consistencia y verosimilitud. SANCHEZ Ulloa Raúl ORDENAMIENTO TERRITORIAL Agencia de Cooperación del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura en Chile Artes Gráficas Sagrhel Lida.- 2001. Inicia el autor señalando que en varias definiciones existente el ordenamiento territorial es concebido como la propuesta destinada a enmarcar la materialización de los tipos de paisaje que la sociedad quiere para vivir, entendiendo que cuando se enfrenta el tema, surgen diferentes planteamientos que representan visiones de la realidad desde particulares puntos de vista, sustentados por grupos sociales que comparten valores y/o intereses semejantes. Así en la actualidad existen posiciones ambientalistas, ecologistas y desarrollistas que, con frecuencia consideran su punto de vista como único. Para él las estructura sociales, culturales, políticas y económicas que orientan el desarrollo de la sociedad se manifiestan espacialmente en paisajes, donde se expresan los esfuerzos de la sociedad para satisfacer sus necesidades y aspiraciones a través de estrategias de desarrollo. Considera que el ordenamiento territorial en su concepción actual explícita, corresponde, en su origen, a los esfuerzos por integrar la planificación socioeconómica con la planificación física, siempre en el mencionado intento por generar estructuras espaciales acordes con los intereses de la sociedad. Apunta que en el caso de Chile, llevaría a “un desarrollo, eficaz y equitativo en lo social, con atención a lo cultural y ambientalmente sustentable”. Que el objetivo central del ordenamiento territorial, en su concepción actual, es, por una parte, generar una proposición que incluya los usos adecuados de las diferentes unidades territoriales, caracterizadas según sus atributos, y, por otra, integrar estas unidades y sus usos en los niveles territoriales superiores, basándose en criterios de jerarquía, aptitud y complementariedad a fin de satisfacer las necesidades y las aspiraciones de la población total. Sitúa las necesidades y las aspiraciones de la población actualmente, en los planos económico, ambiental, social y cultural. En lo económico, requieren de la óptima utilización del territorio y sus recursos naturales, en tanto constituyen la base natural de la producción para, al maximizar su potencial, lograr los mejores resultados económicos de los procesos productivos. Las condiciones establecidas para estos resultados deberán estar inscritas en el marco definido para el desarrollo sostenible, este concepto implica la permanencia de las actividades productivas en el tiempo. En lo ambiental se plantea la utilización del territorio de manera que se asegure una mejor calidad de vida a la población (ambiente limpio, grato y con un mínimo de riesgos) y, a la vez se conserven y potencien aquellos elementos – singularidades faunísticas, vegetacionales, paisajísticas, etc. Considerados de interés para la sociedad. Es necesario definir lo que la sociedad está dispuesta a hacer (invertir) para conservar los elementos naturales o culturales que le interesan. En lo social y cultural se considera la equidad en cuanto al aspecto territorial, lo que implican las diferencias regionales y locales y los espacios urbanos y rurales, así como las diferencias culturales existentes, las que deberán entenderse como respeto a la diversidad y como un esfuerzo especial en la búsqueda de la equidad. Por lo que la propuesta de ordenamiento deberá orientarse a la territorialización de las estrategias de desarrollo y a la distribución de las actividades. Enunciando como objetivo del ordenamiento territorial en consecuencia, plantear una propuesta de ordenamiento, basada en la percepción de los valores, intereses y aspiraciones de la sociedad, en los conocimientos existentes acerca de los sistemas territoriales involucrados y en los instrumentos disponibles para la intervención. Considerando necesario generar instrumentos acordes con el marco político ideológico vigente y con la identificación de los desfases existentes entre esta propuesta y el diseño territorial actual. Considera el autor que los instrumentos del ordenamiento territorial son: La normativa, orientada, prioritaria pero no exclusivamente a mantener lo positivo de la situación actual y a prevenir problemas futuros. En términos generales, debe expresar la filosofía de ordenamiento adoptada por el país y aceptada por los diferentes actores. Los programas, dirigidos fundamentalmente, a corregir los problemas, las carencias y los desfases actuales. La información ya que puede ser un adecuado complemento de la normativa al entregar antecedentes a los diferentes actores del territorio: productores, organismos de apoyo públicos y privados, financieros, etc. El marco político doctrinario, imprescindible ya que enmarca las posibilidades de acción y procedimientos del Estado y, en consecuencia, las características de los instrumentos. Este marco aparece como una de las principales dificultades de la propuesta, particularmente cuando corresponde a un esquema que pretende privilegiar las decisiones de los particulares sobre el territorio y su propiedad privada Considera que para desarrollar esta idea de ordenamiento territorial es necesario reconocer y caracterizar tres componentes principales: i) los valores e intereses de la sociedad; que deben de ser considerados al momento de determinar los roles de las diferentes unidades territoriales, idealmente seleccionados a partir de sus atributos, contribuyendo a establecer el marco de referencia para la jerarquización de los usos entre las diferentes alternativas que ofrece el territorio. ii) los sistemas naturales, con sus factores y su funcionamiento; considerados los primeros como los conjuntos relacionados de unidades territoriales, diferenciadas por sus atributos naturales y sus roles, y iii) el diseño territorial actual (la población y sus características, los paisajes y los usos que ha generado este diseño). Expresión acumulada de las características de la sociedad que ocupa el territorio o que influye en él, por lo tanto, refleja su nivel de desarrollo cultural, económico y tecnológico y, también, su historia, con sus aciertos y errores. Considera que el ordenamiento territorial es una propuesta de ordenamiento y, a la vez una crítica al diseño actual del territorio. Por una parte, es una propuesta, en tanto está destinado a localizar adecuadamente los usos que a la sociedad o segmentos de ella le interesa introducir o mantener y, por otra, es una crítica, pues su expresión final debería ser los programas destinados a corregir los errores detectados en los usos existentes. El ordenamiento implica la valoración por parte de la sociedad de los elementos instalados y de las actividades realizadas en el territorio, así como el conocimiento de los atributos de éste y de los roles de sus diferentes unidades respecto al todo. Instrumentos Reguladores del Uso del Suelo en España, Colombia y Chile La vigente Legislación Urbanística Española tiene escasa ambición de ordenación del territorio en sentido amplio, no habiéndose desarrollado los instrumentos previstos a estos efectos y va dirigida primordialmente a la ordenación de las áreas urbanas, prevé la determinación de zonas no urbanizables constituidas fundamentalmente por terrenos rústicos, ganaderos agrícolas y forestales, contemplándose la inclusión de áreas para la defensa de fauna, flora o el equilibrio ecológico. La tutela del suelo se inserta en el bloque ordinamental dedicado a la protección del ambiente, sin perjuicio de que determinadas acciones públicas se apoyen en otras ramas del derecho como el relacionado con la distribución del uso del suelo, al objeto de que sean sacrificadas inútilmente superficies de gran interés natural o de excepcional aptitud para la producción agrícola. La conservación del suelo ha recibido una apoyatura imprescindible y decisiva, encajando perfectamente en los presupuestos que han obligado a los poderes públicos a promulgar estas normas siendo de aplicación los postulados ambientales generales y las técnicas jurídicas que lo aplican. En efecto la tutela del suelo es presupuesto y/o propósito de la tutela de los sistemas naturales principales: aire, agua, compartiendo además con ellos los determinantes básicos de la intervención pública; evitar el que conductas individuales deterioren el patrimonio natural colectivo. De aquí que sean aplicables para la defensa de los bienes implícitos en el suelo estrategias basadas en la prevención sobre todo, en la efectividad del principio contaminador-pagador, en la exigencia de la mejor tecnología disponible, para lo que será necesario el recurso a medidas jurídicas conocidas como las autorizaciones, prohibiciones, sanciones, exacciones, imposición de responsabilidades, y en su caso otorgamiento de ayuda económica. La protección ambiental en España tiene apoyo constitucional sobre utilización racional de los recursos naturales. Ha sido Holanda, Alemania Federal y España los países que han mostrado un mayor interés por esta materia, adoptando normas tuteladoras que se proponen dos objetivos: disminuir la contaminación del suelo de diversos orígenes y cambiar la tendencia a la utilización excesiva de superficies. El deterioro de los suelos agrícolas por razones inherentes a su destino natural pueden ser imputable a la elección de cultivos inadecuados o al pastoreo intensivo, a la deforestación, o simplemente a un laboreo que no se acomoda a las características hidrogeográficas de los terrenos y facilita por ejemplo ladera abajo las escorrentías, otra causa es el abandono de tierras por el escaso atractivo económico, lo que puede ser objeto de políticas deliberadas en los Gobiernos que no desean seguir asumiendo los costos diferenciales de los productos obtenidos en distintas partes de su territorio o en otros países. Las medidas que pueden tener éxito si es posible contrarrestar de alguna manera, mediante cambios de uso o cultivos. La Comunidad Económica Europea ha establecido en algunos de sus reglamentos sobre la mejora de la eficacia de las estructuras agrarias que indirectamente contribuyen a la conservación del suelo, en relación con el incremento de las superficies boscosas; en la institución de planes de conservación de suelo declarando de utilidad pública las obras necesarias, la técnica de evaluación de impacto ambiental, incluyendo entre los riesgos las acciones de las que pueda derivarse un proceso erosivo incontrolable o que produzcan pérdidas de suelo superiores a las admisibles en relación con la capacidad de regeneración del suelo COLOMBIA La Constitución de 1991 le dedicó el Titulo XI a la Organización Territorial, privilegio el criterio de Estado Unitario sobre el de Estado Federal, pero posibilito la ordenación por regiones siempre y cuando fueran conformadas a partir de dos o más departamentos pre-existentes. Una de las grandes fallas de esa Constitución es que no resolvió el problema de la crisis de identidad de los departamentos, dentro de la organización administrativa del país, con funciones administrativas y no políticas, no quedando claras ni sus atribuciones ni sus funciones, ni sus fuentes de ingresos. Se considera que los Planes de Ordenamiento territorial Municipal, analizados desde un punto de vista muy general deben constar de por lo menos de dos grandes partes: 1.- Una normatividad centrada en la prevención de problemas futuros y en el mantenimiento de lo positivo que tiene la situación actual. 2.- Un programa de actuaciones que potencie las fortalezas, reduzca las debilidades, que aproveche las oportunidades y mitigue las amenazas en la construcción del escenario apuestas o Modelo Territorial democrática y participativamente escogido. Este programa debe plantear acciones concretas en materia de protección, recuperación, conservación, mejora, rehabilitación y potenciación de activos ociosos. Teniendo como objetivo un modelo territorial ambientalmente integrado y socioeconómicamente eficiente y efectivo En relación a la descentralización y democratización si bien es cierto el objetivo central de todas esta medidas es el fortalecimiento municipal, ahora bien uno de los importantes riesgos es que simplemente se traspase la responsabilidad y la deuda social que tiene la Nación con los sectores más pobres a los municipios, ubicados más cerca de la población y por lo tanto más fácilmente objeto de sus presiones y demandas. CHILE El ordenamiento territorial, no ha sido planteado genéricamente en la legislación, sin embargo existe una serie de normas y acciones específicas relacionadas con el ordenamiento territorial, incluidas entre las atribuciones de diferentes ministerios y reparticiones y también a nivel municipal; en términos de aproximación al ordenamiento, van desde los planes reguladores (urbanos), que pretenden establecer los usos permitidos en diferentes secciones de territorios comunales hasta aquellas normas y acciones sectoriales con que los diferentes organismos intentan enfrentar los problemas específicos de su competencia, apareciendo con mayor integralidad los planes reguladores comunales o intercomunales, reconocidamente se debe urbana, mencionar entre así las como sus limitaciones, frecuentes su opción modificaciones que experimentan al sancionar reiteradamente situaciones de hecho. Los instrumentos actuales del ordenamiento territorial se expresan en un conjunto de leyes, disposiciones y reglamentos que no constituyen, en términos generales, un todo orgánico, encontrándose más bien en diferentes textos legales. La mayoría de estos instrumentos es operada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y se limitan a la planificación urbana, sin considerar los espacios rurales; siendo el marco general de la Política Nacional de Desarrollo Urbano y la Ley General de Urbanismo y Construcciones de 1975 con su correspondiente Ordenanza General y Normas Técnicas. Chile es un país unitario, cuyo territorio se divide administrativamente en regiones y la ley debe propender a que su administración sea funcional y territorialmente descentralizada. A partir de estos principios fundamentales, la descentralización se expresaría a través de la dotación de normativas autónomas a los organismos del Estado y entregaría facultades a los Gobiernos regionales para que, en materia de ordenamiento territorial, se encarguen de aprobar los planes reguladores comunales e intercomunales. En relación con el ordenamiento territorial, los derechos a ejercer cualquier actividad económica y los derechos de propiedad deberán de considerar la sustentabilidad ambiental, por lo que existen normas legales que establecen restricciones para el ejercicio de determinados derechos con el fin de proteger el medio ambiente. Ejemplo se tiene en el artículo 19, número 8 de la Constitución, que asegura a todas personas “el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación”. Es deber del estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza. La ley podrá establecer restricciones específicas al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger el medio ambiente”. De esta forma, el derecho a la propiedad es limitado por la conservación del patrimonio ambiental. Sin embargo para que las limitaciones sean válidas deben cumplir ciertos requisitos: Ser determinada por la Ley y no por autoridad administrativa; Establecer restricciones y no supresiones de los derechos mencionados (es decir, no afectar en su esencia el derecho); y Ser específicas, es decir, no admitir la posibilidad de que la autoridad adopte medidas de protección ambiental de un modo genérico. Los alcances de la Constitución orientan la relación del ordenamiento territorial y el derecho de las personas, expresados en dos situaciones: En los espacios urbanos, a través de normativas y limitaciones que se expresan en los planos reguladores, que son las herramientas legales para la ordenación del territorio. En los espacios rurales, a través de las disposiciones y potestades de los organismos del Estado para limitar algunas actividades económicas puntuales, pero no necesariamente corresponden a ordenamiento del territorio. Actualmente, al no existir una ley que establezca las normas para ordenar el territorio rural, como sí existe en el caso de los suelos urbanos, se dificulta la acción del Estado para planificar coherentemente su uso. No obstante lo anterior la Carta Fundamental da posibilidades para legislar en dicha materia,