MTT1U i r PKKCIO DE LA suscRiun». —>Unmii: por numcios NUM. 1 5 . suelto'S á 2 rs.; tres meses 22 rs,;seis meses 1-2 r s ; na aúo 80 rs. REVISTA DE LA SEMANA. la primave- y alguna esperanza á los labradores, que, en su mayor parto, contaban ya casi por perdida la cosecha del año actual. Las noticias que so reciben de las provincias son generalmente consolalloras, y aun se e s Sl a s a u a s s c PeriüV ' ^ repiten, no sólo no habrá 'ribn•] í'° ' a anterior sequía, sino que habrá c o n 0 ll ( u<! |j s j ; ! l la tierra no crie yerba, impidiendo que ¡nao t ? t i l s ''''Siirrollen su loziinía. Unido esto á la c a r i l i l ( l l l t ! I1UI S| parte i ! ' ™ pueblo, que e n l o d a s tivosS ^"'''ibuiílo á porfía con cuantiosos donailr;l as P socorrer á la «lase menesterosa, puede lazai í Sl! '! UI! l o s l l " n ' " r ( ' s c o " 'I111' "I li¡i»>l'i'(1- iinio— dará a ' 1 ' : l s Poblaciones se han ¡dejado, y que no i.ararse ( "tros • c ' " t l | ' S ( ' l ' " S 0 '•' l»'e<"io del pan y estar i\l'- S l ' r ; ¡"-i'1''1 'I111' l l s ' s "< 1 ' I'1'1'1' " s preciso no DUest (! ' s l )r '' v ''"idos para lo sucesivo; es preciso que sec ular°S- ' a ' " ' " ' " n ' s vayan abandonando sus rutinas e| lu,,, (ís ' 'I111' la maquinaria ocupe en nuestra patria ree lama l '| l U '' l "l" ) ( ; i l Y ' ; l s circunstancias del suelo 1 lle sean ' O l l s l l l l o > que se abran canales de riego, c ot . Darca • V e C '' 0 1 ' ' a s a " u ' l s '' B ' t i s r ' o s 'I111' (1 " niucliiis '' err üsim s<! .P' CTl 'en estérilmente, que se roturen lui; iabra, e "P r)0 (reC tivas y se colonicen otras: on una paSO e l l c s a ^°W vio'as. ' ' t como en otras cosas, ahanJ y nocivas preocupaciones, y entrar uu PRÍ)VINCI\S "~~~ VTPS IIIOSPS ^S r"1^ ' seis mt'^os 50 r*s * MADRID 11 D E ABRIL D E 1 8 G 8 . un .ifio 96 rs!—CVRA . I'IJKRTO-KÍCO Y KSTR'ANJKRÓ! uu aüo 7 peoOS.—AMEUICA. Y ASIA. 10 a 15 oesos. poco mus en la vida moderna, si no hemos de ir malos ojos este proyecto.» Con todo, aunque parece eternamente ;í la zaga de los pueblos civilizados. que no, hay alguna diferencia entre no verlo con maHabiendo circulado noticias alarmantes acorra de los ojos, y verlo con buenos. Hace medio siglo que está la salud del Papa, los misinos periódicos ostranjeros sucediendo lo mismo. ([ue las echaron á volar las han desmentido, y se^run Sigue reinando bastante agitación en los establecilos úllimos partes no ha habido lundainenlo alguno mientos mineros de Bélgica, agitación cuya verdadera para darlas. causa aun no han podido descubrir las autoridades. No ha sucedido lo mismo respecto del rey Víctor (¡ladstone esplanó el dia 31 del mes pasado su interManuel, el cual ha tenido electivamente varios ataques pelación relativa á la abolición de la iglesia anglicana cerebrales de gravedad. en Irlanda, manifestando que estaba resuelto á comDícese ahora que Pió IX ha ofrecido el mando en batir con todas sus fuerzas el que continúe como insjefe de sus tropas al general francés IHunonl , y que titución mi aquel país. La sesión fue muy borrascosa. el 'gobierno de Roma ha enviado ya su respuesta á La multitud se agrupaba en las calles próximas al ParVii'na , negándose á aceptar ninguno de, los estremos lamento, y al reconocer á los principales miembros de que comprende la proposición de reforma del con- la Cámara de los Comunes aplaudia. La cuestión es vital asi para Inglaterra como para la verde Erin, y cordato. lil gobierno italiano, por su parte, ha pasado una nada tiene de estraño que escite universal interés en nota, á los de Viona y París sobre las conspiraciones uno y otro pueblo.—Otro paso mas en el camino del borbónicas últimamente descubiertas y patentizadas progreso: el Parlamento inglés ha aprobado por 152 por los documentos que se. han hallado en poder de votos contra 127 la abolición do la pena del látigo en los agentes presos poco ha en Florencia, añadiéndose, el ejército. Esta pena 1no existe ya mas que en Rusia; que ha enviado un buque, al Jupón y una nota á las en Rusia se comprendí , en Inglaterra formaba un horpotencias europeas excitándolas á lijar su atención en rible contraste con las muchas instituciones humanila revolución do. aquel país, la cual toma un carácter tarias que la enaltecen. alarmante para las relaciones mercantiles con Kuropa. Noticias de 20 de. marzo, anuncian que Teodoros es151 papel de la paz tendrá un alza, si en electo es taha resuelto á aceptar la batalla á que parece le conpositivo, según se anuncia por toda la prensil, que el vidan las tropas inglesas. Acampado en una fuerte poconde de Hismarl; lia pasado una nota, á los agentes sición defendida por dos barrancos y con 13.000 homdiplomáticos de l'rusia en el eslranjero, compren- bros á sus órdenes, dicen que escupe por el colmillo, diendo los puntos siguientes: l."Que el príncipe Na- y ([lie si puede se dignará tragarse á toda la especie poleón no llevaba ninguna misión política en su viaje humana. á lierlin. 2.° Que la corle de l'rusia v los altos persoParece, que el gobierno otomano ha notificado ofinajes del gobierno se han conducido conforme á su cialmente á las demás potencias con quienes se halla rango y sincera simpatía. lt.° Que. las relaciones de en relaciones, que va á poner en práctica inmediatal'Yaneia y Prusia, llenas de cordialidad , eseluyen piu- mente en sus dominios las relormas que. proclaman la lo mismo toda idea que no sea completamente pa— completa igualdad civil y política de sus subditos criscuica. tianos y musulmanes. 15n Montevideo lia ocurrido un movimiento revolu151 gobierno de Viona ha declarado en el Koisehtard que se halla decidido á conceder á los polacos mayor cionario, á cuya cabeza liguraba el general Borro. Este aulonoiiiía que la que poseen. Sobre esto mismo leemos filé hecho prisionero, y aun se dice que muerto inen las lliijim ¡mlói/rafas de París: «l,a cuestión de re- mediatamente después de un breve sumario. 151 presiconstrucción del reino de Polonia se agila de nuevo dente de la república, general Klores, fue asesinado enlre Viena y París, y se. cambian estos dias notas so- en su propio carruaje, y su hijo parece que se entregó bre el particular, que pueden producir nuevas com- á las fuerzas españolas que le facilitaron medio de plicaciones exteriores. Parece ser que Austria quisiera dirigirse á otro país. Nuestro ilustre compatriota el despertar de su letargo á la nacionalidad polaca on general Méndez Nuñez, jefe de la escuadra española provecho propio, y que en las Tullerias no se ve con en Montevideo, recibió comunicaciones satisfactorias 1U MUSEO d e l g o b i e r n o d e lii r o p u h l i i a p o r h a b e r ¡ i i i \ i l i ; i t l < > c l i c a z B e p a s a n d o el 110. \ o l \ i a I . I c - i f o i i l e , \ m e p u > ' a le diencia del rey. no lema que hacer mas que tirar,', menle el restablecimiento del orden, C\ihnuln asi lo.- vaular el plano, IJUI1 doy reducido. Me fue absolu- la cuerda y ora admitido sin demora a su presencia funestos d e s a s t r e que. «TIIII de temor. tamente imposible hallar una muralla á osla ciudad I'n día un desgraciado rocin, que oslaba en bis \\\K' El gobernador civil do l;i isla do Cuba, ilou .losé (¿u- (no hablo de la linea de parapetos próxima al Tigris, sos y lleno de mataduras, lúe á rascarse contri |, lierroz ilo la Yoga, acaba ilr iniciar en la Habana la que yo considero como la muralla oriental de Seleu- pared del palacio, y quiso la casualidad que tocase |, idea do erigir un monumento a las glorias litera riasde cia). Boconocí, sin embargo, hacia el Sur los fragmen- cuerda y empezase la campana ¡i repicar. Salió i>| Cuba y liacor una lujosa edición ili> las obras IJUC, a tos de una muralla en linea rota, poro nada m i s . Por chambelán que estaba de servicio, y al ver lo juicio ilo personas competentes, nit'iv/.caii los honores la parle do Levante vi el Bostan, de que hablaré m.is pasaba, dio cuenta de ello al rey, y manifestó su pa. adelanto, pero osla es una ruina de otro género. ilo la posteridad y cuyos autores hayan iiiuorlu. El pon recer de que el asno recibiese una buena \a\\n saniionlo os digno do elogio, y losoráaiinntas. si como Sin embargo, preciso es confesarlo, Clesifonle era Cosmos rollexioiio. salió, vio al rocin, y emitnovidí) os ilo esperar, so procura i|iio el libro venga á España, una ciudad l'orlilicada. Ammiano Marcelino atribuyo por su deplorable oslado, mandó á buscar á su amo donde apenas son conuciilos los ]iroilui los del inge- su fundación al rey parto Yardano ó Yarano, lo que le impuso un severo castigo, y dio las órdenes n¿ nio do nuestros hermanos de I llramar. me parece que tiene cierto sihor de leyenda como enérgicas para que en lo sucesivo so tratase en elpa¡s Kl repentino hundimiento do parte 11 • • 1 terreno • I<•todos i'sos Kasr Babran (castillos de Varano^ que he con consideración á lodos los animales. Y aun en k la mina titulada Santo Elisa, perteneciente a la so- visto en Porsia. Yarano-Bahran es uno de los tros ó actualidad, dice el historiador de Cosmos, so conserciedad "Elisión Carbonífera do Espiel y Belmoz.» dejó cuatro grandes hemos novelescos do la Per.-ia. y seria va osla costumbre. . sepultados ba|O los escombros á :i'• infelices Irabaja- curioso que Ammiano hubiese conocido e-la hisloiia. Aprovecho la ocasión que se me presenta do rectidores. Añade que Pacoro, hijo de (tródes, la embelleció. La licar un bocho que repiten lodos los libros de geogrj. Kl señor alcalde corregidor iU' esta curte hace pú- ciudad era para los royes partos una residencia de fia. Siguiendo el ejemplo de llerbelol , todo el nnind» blicos en el Diario Oficial de Aritos los actos do invierno, hallándose la de verano en liebalana ó en traduce Madaiu (nombre i\e Seleucia-Ctesifonle bajo caridad do varios (aboneros, ó por mejor decir, de llircania. Para los sasánidas fue una capital tija, lira los califas), por "las dos ciudades," representando en muchos, pues gran parle i\v ellos se han conducido erando, puesto que Severo sacó de ella ICO,000 pri- ain \ ein el duelo en árabe. Imbuido do osla idea, v admirablemente en oslas circunstancias lan tristes sioneros: ora fuerte, puesto que Odenat. principo do probablemente puesto de mal humor por el oaiisanti» l'alniira. saqueó la Mesopotamia. y la población hallo v por los ¡0" de calor á la sombra, llamé á parteil para la clase menesterosa. Otra voz vuelve ¡i abitarse la cuestión papelera. Y un apoyo seguro dentro de. las murallas de Closi- sii/nor Miehel, ya nombrado, y lo reconvine con asá propósito: conviniendo con algunos de nuestros cole- fonte. Juliano vencedor no se atrevió á sitiarla, y so pereza por haberme inducido a error y sabor menos arabo que yo. Si Miehel hubiese sido menos respetuogas, enemigos de los privilegios, en que la supresión hizo matar ¡i 20 leguas de ella Inicia el Norte. del derecho de thnliFo y del tranqueo en favor de los La llanura, al Sud-este y al listo del Tak y de sii- -o, hubiera podido decirme: "¿Tenéis acaso la preimpresos constituiría uno á que desde luego renun- iniuediaciones. so halla (asi absolutamente de-|irovis- leusiou de enseñarme mi lengua materna?» En lugar cian, mucho celebraríamos verlos abogar también por i ta do ruinas. Después do muchos tanteos, encontró do eso. se tomó la molestia do probarme con la mayor la igualdad del pago do los periódicos, de las entregas | una gran porción de escombros enteramente al Norte. urbanidad que Madaiii es un simple plural do Medina, y de, los libros encuadernados . igualdad que no 1 detrás do Zcinhil y Maero. Desgraciadamente, cuando y que el duelo debería sor Medinetein. o^i.-te. Beconocí con franqueza mi falta do razón . y no íw llegué allí, tenia medido el tiempo y ora impasible La Academia de la lengua pido que desaparezca ''I i dedicar á aquel barrio el estudio que requería. Tuve sentí enteramente humillado, porque me habia engatitulo de boulecard que se lia puosl» á una callo del (pie limitarme á trazar algunas calles y callejuelas, y ñado en compañía do Herbelot. Barrio de Salamanca, sustituyéndolo por otro castella- ! deseo en el alma que otro esplorador termine este No es sólo el tiempo quien ha puesto el Tak en el no. La petición es justa, pero como dé en pedir cosas trabajo. En un principio, habia inscrito oslo barrio mal estado en que so encuentra: es el vandalismo de por el estilo, tiene tarea larga. como arrabal, gracias á mi idea preconcebida de que un califa célebre. Abou-Djafar-al-Mansour (el VictoSi alguna vez se pierde Madrid , el curioso que de- el Tak representaba un punto bastante central en la rioso) , que fundó ¡i l'agdad, creyó cosa muy sencilla see conocer cuales eran sus costumbres y sus tipos ciudad; poro me inclino á creer que era la ciudad ! demoler el palacio de Cosmes para convertirlo en en la época presente, no tiene mas que abrir las Es- ! misma. El Tak era evidentemente un palacio: poro en una cantera de materiales. Pero la mole de aquel pafpnas matritense* del Curioso Parlante, leerlas, y ; ninguna parte, sobre lodo en Oriento, un palacio se I icio ora tan imponente, que el visir disuadió á su separtiendo del punto donde este distinguido y amení- ; halla necesariamente encerrado en el barrio mas po- ñor do emprender una demolición q u e . decía él, w simo escritor (teja la pluma, dejarse llevar de la mano 1 puloso de una ciudad. , podía recabarse sillo por milagro, y estaba por tanto por el discreto director de El Cascubcl, Carlos EronPara formarse una idea di' la celebridad que tenia reservada únicamente al profeta. «Si vos la emprentaura, que se encargará do mostrarle desde la man- en [Oriento oslo palacio y que hizo del su residon- déis y no salis airoso de vuestro empeño, dijo el casión del rico, hasta el último escondrijo donde so | cia mas querida, Cosmes el Victorioso (Kesra ó Kes- lifa, seréis la irrisión de todo el mundo, por no haber alberga la miseria. Decimos esto á propósito del libro roii Parviz), copio algunas líneas de la Biblioteca podido realizar una magnifica obra sino destruyendo que, con el título de Cosas de Madrid, ha dado re- oriental do llerbelol. No nos lijemos en las holgadas otra también magnifica." El príncipe, se obstinó, llamo cientemente á la estampa, y en el que continúa con frases que llenan osle pasaje; nos hallamos entre ára- numerosos operarios, y no consiguió mas que decenigual sencillo/, y verdad la serie de retratos y de cua- bes y persas. tar la imponente construcción; quiso entonces reedidros de la corte comenzada en obras ¡interiores, y «Aquel trono era un gran palacio de prodigiosa ficarla, y fue la burla de las gentes do buen gusto,? l ú e ofrecen á su perspicacia de observador \ á MI 1 sobro todo de un poeta persa que hizo estos versos: natural gracejo un manantial inagotable de asnillos. "altura, y su ostensión era tan \asla, que se ha"Admirad el privilegio y la recompensa de, lasgranblaba soslenido por cuarenta mil columnas do plata, "todas colocadas según sus diversos órdenes de arqui- I des obras: —El tiempo, que todo lo devora, m> lis poPor la rerisla 1/ hi ¡>a/ ir no (irmaila de este número, t e c t u r a . Su bóveda oslaba enriquecida de mil gloltos dido triunfar del arco de Cosmes.» ' "di' oro, que. tenían lodos un movimiento diferente, y 1 Ya sé que. colocando la antigua ciudad al Norte úe VtNTUItA BlIZ Aul'II.KHA. «representaban los pianolas y las diversas conslelacio- Tak-Kosra, mi opinión os distinta de la de M. Oppen, "iies del Zodiaco. Las paredes oslaban adornadas el cual indica, algo al Sur del Tak, una línea de W«con treinta mil pabellones bordados, tendidos t\e I mitli cerrando la península que forma allí la enorm "distintas maneras. ¡ curva del Tigris, y piensa que Closifonle ha llena1!» GEOGRAFÍA. Y VIAJES. i "Debajo del palacio había bóvedas separada- en que aquella península. La afirmación es muy aventura^ I »so guardaban tesoros inmensos do oro, plata, pedro- y yo creo que. el sabio cuueilorniisla no ha svisto t 11 V1AJK A BABILONIA. I «rías y drogas preciosas , y uno de estos tesoros I lo— mayor parle de aquellos terrenos sino de ''!-i" ', ¿¡ ,S lo demuestran los términos con que describe el B° «vaha el nombre de Haducvrd (traído por el viento) (CONTINUACIÓN.) , . • con motivo de la aventura que hizo de él posesor á tan, de que voy á ocuparme: VIH. • Cosmes. "Al Este del Tak Kesra, pero " rosa de una le¡) "Habiendo el emperador griego bocho cargar en una de allí, se ven los restos de. una muralla cuadrada p i: rESIV'OVÍK. — AR0.1 EOI.OCIIA. —OOSKÜLS. — LLYENHAS.— los tres lados al Este, al Xorlc >j al Oeste. La pa" AZKRM1 I.A VIRGEN. — LOS M1ABKS.—ANJXllOTAS. — I. \ i "Hola que enviaba á Constanlinopla lodo lo mas preI »<:ioso que tenía, el viento le fue tan contrarío, que Sur, si existiese, sería paralela al Tigris, listas ruin* HOSPITALIDAD ORIENTAL. «perdió el rumbo, y fue arrojado ¡i las puertas del rey no me parecen de la época sasánída y podrían tener Diré, para concluir, que el patriarca actual de los >>do Persia, el cual ora entóneos señor de toda la Si- origen babilónico. Fueron, en mi concepto, la C'1' ^ caldeos, residente en Bagdad desde que Babilonia y »ria y de una gran parle del Asia Menor." Estas r i - déla de Ctesífonle, que se componía de la cíudad r > Ctesifonle han desaparecido, menciona Cuche, ó coinii quezas cayeron en manos de los oficiales del rey, y de la ciudad propiamente, dicha y de la f|irlal ¿ MI residencia , ó como uno de sus obispados sufra- fueron enviadas al tesoro de Closifonle. Aquella cindadela habia sido la parto mas ¡illtlgua gáneos. No hablaré á mis lectores del harem, que contenía la ciudad." Si el arrabal que lio indicado lio es Coche, podría tros mil esposas bien nacidas y doce mil esclavas, las En mi plano se pueden ver los errores niui' mtiv bien ser la gran ciudad que reemplazó á Seleii- mas bellas de la Persia. El señor, demasiado feliz con contenidos en el pasaje citado. En cuanto a <° cia liajo los califas y que encuentro también descrita lanías bellezas, no supo sin duda comprender su di- dice M. Oppert que. las ruinas do Iioslan 1<\ P ar S1 l n <n una geografía árabe del duodécimo siglo: | cha, pues no logró inspirarlo un amor viólenlo mas mas antiguas que la época sasánída, no ' j • "Acampamos por la noche 011 una ciudad llamada | que una mujer que no |e correspondía, la encantado- funda su opinión, pues han perdido do tal | I U . ' Zariran. Esta ciudad os una de las mas bellas, de la ra Irene (Chirin), hija del emperador .Mauricio, la cual carácter esencial, que lo mismo que á <II:Il f l ult Q l)e i tierra, por la gentileza de su aspecto, la ostensión t\o le postergó á un simple, y rumánlieo plebeyo, al joven época pueden pertenecerá la de los califas- ^ sus atrios, la longitud do sus callos, la magnificencia Eerliad. Los amores de osla platónica pareja aun probaria algo en f.ivor do la antigüedad u«l B ^ .f0 de. sus jardines, y por sus campos de trigo y sus ahora aguzan el ingenio de los bardos ambulantes do seria la circunstancia (de. que no estoy sogi plantaciones de palmeras. Tiene un bazar con el'cual Persia y del Irak , alternando en sus baladas con los haberse hallado en aquel punto el precioso rtr¿¡oí podrían hacerse, bazares para ciudades enteras, El Ti- amores de. Majnoun y de Leda y con los de üahran y (/c Miehau.r, piedra cubierta de una larga "I*'; j}llSen cuneiforme, que es una de las curiosidades u(1 gris riega el lisio de la población y el Ii11lral.es so halla la princesa de las Indias. q al Oeste, v olla está entre los dos como una promelié aquí lo que os la imaginación popular. I na bella del Louvre. ,., ^ u» tida. Las llanuras, las ciudades, los campos cultiva- historia di' amor desgraciado obtiene de olla un r e En la llanura, ¡i medio tiro <\f escopeta del ^'^'duidos ocupan el espacio que media entre estos dos cuerdo mas vivo que el paso luminoso de un Alejannos benditos. Hacia el liste, se ve el Iwon Kesra , y dro ó de un César que atraviesan el inundo. V acaso campo árabe levanta sus sombrías tiendas. "'".jjgjjs nos cubren lodo el llano hasta el pie de las '"' lCpte a la izquierda su imán. lin cuanto á Madoin, no es tengan razón... I|( 1 mas que una ruina.» Me dicho que Cosmes Parviz hatillo el Tak, poro no Mpróximas á la frontera persa. So ven Ireí' ; I ^$ q# Bagdad muchos de esos nómadas irescuain ^|oi(i l lK Mas adelante dice que ,.| monumento de, Selman el he dicho que lo hubiese fundado. Parece que osla en venden la la lana lana do do sus sus ganados ganados ú ú otros otros II ir"" l'' lK,|.j|án |.'j|án |oi Persa se halla á una media parasanga al lisie. obra so debe al otro Cosmos, el fumoso Nouseliirvan, venden como pioles do ]iant.era; poro, en general, ''Nc|'foiiil° Ammiano dice, que entre las ruinas ,\r Seleiicia se el Salomón de Persia, que ora abuelo de Parviz. y lle- grandes centros de. población y aguardan cu ve, un manantial abundante que vierte sus aguas en vaba el sobrenombre de el Justo. del dosieiio que. so, vaya á tratar con ellos ¡.nriaí11' un grande estanque. Yo no he visto el estanque- niel Uno de mis compañeros de viaje, M- J' 1 ¡jjact*11 lié aquí una de las historias mas originales que se manantial, lo que no quiere decir de una manera ab- cuentan do este, rey justiciero. Habia en la puerta del empleado do, la casa 'Weher, ya nombrada_• ^jirii' soluta que no existan. El estanque había sido reem- Tak una cuerda que comunicaba con una campana frecuencia al interior, hasta Beilraya, y cc ' lC . il ,. c JcC lli plazado por la laguna do que hablé anteriormente. I interior, y el que quería obtener inmediatamente au- deli, para comprar al por mayor las hmos proL EL MUSEO LJNÍYI-KSAL,, ileííliúleo anual. Se hallaba con los jeques en las ''ores relaciones, y pasaba sin descoufian/.a eu las 'rendas quince y basta veinte dias, solo y sin armas. ii, n'ropuso hacer con él la escursion que debía eniL¡,ler dentro de ocho días; pero yo no podía disoner d'1 mi mismo, y con harto sentimiento uno. tuve 1 negarme á acompañarle. (¡U' ' M. CiCii.i.r.iiMO LK.U.VN. CKRlíMON AS KKUÜIOSAS. i ' v s c i w n i : U K s r i u t F . c n o N K \ ISI >M \ . novuNfio I'u iUiu lia míe, eu un carácter ile colaborador ile El MUSEO, me |U'iqu\si' escribir un artículo conmenuírativo ile las eereinonias que se eeleliran durante la Semana Santa en Konia; propósito q u e , por eleelo ile la ureuuira, desempeñé lo me|or que pude, si bien bube de concretarme únicamente al ce remonial del Viernes Santo. Hoy, consecuente con mi propósito, no puedo iniMios tic reproducir también las impresiones que en sentido inverso me sugirió el asunto que sirve de epígrafe á estas lineas. 1. Todavía no so había horrado de mi imaginación la tristeza del fúnebre ceremonial del Viernes, mi pecho parecía comprimido aun por el peso de la angustia que me poseyera... tan al vivo halda al alma el d r a mático argumento tan artísticamente interpretado, con ul solemnidad conmemorado y para cuya descripción no lia inventado conceptos el ienguaje. Había visto el Sábado Sanio en" la capilla Sixtina los oficios matutinos, y sobre todo el bautismo de los l á breos convertidos en San Juan de I.etran , ceremonia que me enterneció y me hizo verter lágrimas de j ú bilo, co.no las vertían también aquellas felices criaturas vestidas de blancas túnicas Ilutantes , con cíngulos de seda y uro y coronadas de laurel y rosa : parecíame oír todavía aquel tropel de niños que con el mismo entusiasmo, aunque con mas orden que los de nuestros pueblos, recorrían las calles, ¡le liorna, atrojando con sus matracas, sus castañuelas, sus martillos vcigarras, precipitándose en masas bulliciosas, frenéticas á los pies de los caballos de los cetluritii, á las puertas do las tiendas dri macraroni, de la iglesias y de los convenios , bajo las carrozas blasonadas de la prelatura, de las damas y de los señores de la alta nobleza y delante de las logias ó balcouages de las calles • p componen la Si rada papal, para arrebatar á porIÍ9 las nubes de estampas, de aleluyas , de confituras sueltas y en cucuruchos y de grupos alegóricos, entre el estrépito del tiroteo y del vuelo de las campanas que toban á gloria, y que cesaron luego con todos los demás ruidos para caer de nuevo la ciudad en esa espeje de marasmo que un esfuerzo arlilicial parecía haber tratado Je desterrar por un momento en vano, por4Ue la Imra del regoci|o aun no había sonado, por mas l ue l una ceremonia de rúbrica haya adelantado a de la Resurrección. Kl silencio, la soledad y el "ito del i|¡a anterior se reprodujeron , y ltoma e n ter a, aun á pesar suyo, fue paulatinamente asociándose de nuevo al duelo que reflejábala fisonomía do su smoradores, la eslincion de sus mil ruidos y la ¡nac11011 absoluta de sus talleres. taiion del castillo de San Angelo anunció la d e | domingo y .lió la primera señal de regocijo, cual respondieron como un golpe mágico todas las Campanas de la ciudad, á doble vuelo, ti cielo pun>, con algún I i ¡ero arrebol, parecía sonU! también, y sonreía e| ambiente, refrigerado por | as ¡luiMs matutinas y poetizado |ior el gran cuadro de ' Naturaleza tan primorosamente desarrollado en j 1 ' " ' 1 " ' 1 hora, en aquellas circunstancias y cu aquel a la i1 l'nbhicion entera con sus selenla mil eslranjeros, lllllis pj" por curiosidad y por devoción otros, n pezaba á invadir las calles y plazas trasportada de í0 j(l > y por decirlo asi, de un embriagador delirio que ^ etrataba en todos los semblantes, animados por el Usiasiim y pnr la fe, que ejercian visiblemente un ' Wrosn conta^iii. j )(i r " abandonemos este pimío y marchemos á San to sin perder momento, porque la multitud e u a. l-'UIN'i v i. • . . . ' , i ' • i pía? precipita insl iiilivamente hacia la gran pref.' tll '"l' ; '0(lo el vasto pórtico, los resalles y sitios '"lliim'l"'1^ •* agitándose en mil rumores, como \\\\ y .'"'.' luunerosisinio lenazmente estimulado. < ai | a ^' n /"'"bargo, todavía en el crepúsculo con sus r o '-11 e¡ ,",''as 5' s u anibíente nacarado y leve , todavía a *ul f f ' . ' " " purpúreo de la aurora, y'allá en el fondo Con,, ( '"''° ' j r i | l ¡ ' alguna que otra'estrella fuiiliva, ¿"!1' ^Plcudor piilid." ilr0 i i p 1Í !I I' 1i n' ' I', or " " momento con éxtasis aquel euade l-i íiiütítsía ,. ' °nía, en medio cual id de poder creador go/,al»:i en ladel plenitud su arroba- míenlo, \ enlreen la gran basílica, empujado por un impulso irresistible. ¡Uue aspecto tan grandioso! ¡qué pompa tan suntuosa! I.os mas ricos ornamentos, los nías preciosos vasos y paramentos místicos, candelabros, cruces, palanganas, cálices, incensarios, etc.. de piala y oro, brocados, seda y pedrería, todo lucia por do quieren los altares, eu las capillas, en los tennis y en las Colgaduras, junto al solio pontificio, bajo un soberbio dosel de tisú, culos bancos del Sacro Colegio y en todo id resto de la basílica hecha un ascua de luz en medio de nubes de incienso, lodo lo cual daba á aquel s o berano recinto un golpe de vista fantástico. l.as avenidas del pórtico y de la gran nave liasla la Confesión de San IVdro, estaban ocupadas por los regimientos pontificios, mientras que la guardia suiza, la noble y el Kstado Mayor de las tropas romanas, vestidos todos de gran gala, desplegábanse en rededor del Pontífice, el cual fue recibido en el mismo pórtico por el cabildo del Vaticano presidido por el cardenal Arcipreste. l.as tropas destilaron por delante de la estatua de Constantino, y los tambores batieron marcha, las campanas se echaron á vuelo y los clarines de la (¡uardia noble se asociaron al ruidoso concierto. Cuando Su Santidad franqueó los umbrales del templo, los coros ile la Capilla entonaron la antífona Tu os l'olrus, el supe)' Imnc petram a'di/icabo .ÍA'lesiíím mram, y id auditorio no pudo menos de esperimenlar un eleelo indescriptible . sobre todo . cuando conducido sobre la !>nlia ypnliilnrifi. -u venerable figura avanza, columpiándose en el aire sobre aquel mar de cabezas humanas, como un ser sobrenatural, como un semidiós , majar homini, minor Di'Q, hacia el altar de. la Confesión, en cuyo punto desciende de las ¡indas y ora un momento, antes de ocupar su asiento en el trono de Tercia . donde recibe e| homenaje del Sacro Colegio. I,a misa empezó entonces cantada por el Papa y (diciada á plena orquesta . con ¡a cual alternaban los órganos de la basílica, y después tuvo lugar desde el balcón de la Verónica iaesposieion de las tres reliquias llamadas Mai/orrs: la Verdadera Cruz, la Ka/, del Salvador y la Lanza, durante cuyo acto, verdaderamente s:ileiniiil y conmovedor, se prosterna la multitud y las adora en medio de un silencioso recogimiento. IV. (Iraudioso era por demás aquel nuevo e-perlái ulo, superior á toda ponderación bajo cierto punto de vista. I.os miembros del Sacro Colegio, en su mayoría, con mitra blanca: el episcopado de Oriente y Occidente representado por cuarenta y seis individuos; la prelatura romana con sus lujosos hábitos talares y sus mantos de gala, sus cruces y atributos; los generales de las órdenes monásticas con sus distintivos; el clero laical con sus canónigos y magistrales al frente , todo el cortejo pontificio, en b n , desplegábase en la gran logia con loda la gravedad gerárquíca de su orden y de su importancia relativa,con toda la pompa mística de sus funciones en medio de aquella ovación triunfal tan grandiosa. Sobre aquella multitud de eminencias apareció á In vez columpiándose de nuevo en el aire, cerniéndose como un genio, una figura blanca y venerable que lo dominaba todo material y ninralmeute, y era á la vez id punto de atracción general de la multitud, que á su vista guardó un profundo silencio, prosternada, inmóvil, bajo la presión de una especie de encanto. Kra el Vicario de Jesucristo conducido de nuevo sobre la Srditt c/cstatoriu, cubierto con la triple diadema, y el cual, haciéndose aproximar á la baranda del gran balcón recitaba una oración y leía en un r i quísimo diurno de vezo que sostenía á su lado un obispo, mientras que otro alumbraba con un cirio, ambos de rodillas. Cuando hubo terminado, el santo anciano se levan tó majestuosamente, abrió los brazos elevándolos al cielo como para impetrar la bendición que iba á dar al pueblo, trazó en los aires una cruz simbólica y volvió á juntar las manos sobre su pecho, como u n padre que estrecha sobre el corazón á su hijo: este hijo era liorna, era el orbe entero en aquel instante. Confieso que esta ceremonia, cuya parle mímica er,i • • 11 sí tan insignificante á primera vista, produjo un indecible efecto en aquella muchedumbre que todavía permaneció arrodillada un momento, dominada por una emoción profunda, á la cual no pude menos de asociarme asombrado. Nunca en verdad la gran figura de Pió IX 1110 habia parecido tan majestuosa y sublime: su elevada talla, sus blancos cabellos plateados como la nieve, tanto como la riquísima alba que vestía, la tranquila espresion de su semblante, franco, dulce y reposado, el seIII. reno movimiento de sus brazos, el balanceo suave de Fallábame todavía espcriiuentar otra sorpresa, la aquella hermosa figura casi aérea , mas que humana, ¡oh! confieso quimas grande tal vez de todas las que esperimentara bas- rodeada de aquellos accesorios ta entonces. Iba á asistir á la bendición papal , á es" no puedo imaginar espectáculo nías grande en l.i acto imponente, que es uno de los acontecimientos I ierra. mas grandes que imaginarse puede. Un \Aun'n\ general respondió á las última- palabraI .a plaza de San Pedro presentaba un golpe de visl 1 de Sit Santidad que tornó á sentarse entonces. superior á toda ponderación, figuraos mil quinientos —\.\men\ repitió la multitud varias veces con un ó dos mil coches de un lu¡o regio, blasonados, orde- rri'xccmlo rápido, \ las campanas, los tambores, las nados en lila preferente, con sus magníficos caballo- trompetas y bandas militares y el cañón del castillo de de gran gala y su correspondiente servidumbre de la- San Angelo atronaron de nuevo los aires, resonando, cayos, cocheros, etc., ocupados por cardenales, prín- como afirma un testigo ocular, hasta las montañas de cipes, embajadores, prelados, damas é individuos de la Sabina y del Lacio. la alta aristocracia romana y eslranjeni, mientras que Mientras tanto, los dos c irdenales asistentes leían en el centro de la gran plaza y junto al obelisco, se en latín y en italiano las fórmulas del indulto plenario desplegaban tropas de infantería y caballería, drago- concedido á los fieles, y se distribuían luego al pueblo nes pontilícios, y zuavos con su pintoresco uniforme, impresas en ambos idiomas. formando cuadro, en medio del cual las músicas de —¡Aleluya, aleluya, aleluya! gritaba todo aquel los respectivos cuerpos tocaban aires escogidos. Por gentío al disolverse apenas desapareció el pontífice último, el resto de la plaza hasta las puertas mismas con su séquito, y esta palabra multiplicada admira de San Pedro veíase obstruido por una multitud tan lilemente en todas las divisas gerárquicas de la n o numerosa, que hubo quien, sin exagerar la cifra, cal- bleza y de la prelatura, en las banderas militares y del culó en cien mil espectadores, todos entusiasmados, clero, veía-e por do quier reproducida en las escaraanhelantes, poseídos como yo lo estaba de un 11.> sé pelas de, los sombreros de los transtíberínos y de la qué de grandioso que nos Irasliniilaba de nuestro ser clase del pueblo, en las tocas de las señorasy hasta en mezquino, sublimando el espíritu á otras regiones y las muestras de las tiendas públicas. divinizándonos, por decirlo así, fuera de la esfera morTodo era regocijo, lodo rebosaba júbilo, y el público tal que nos materializa y deprime. se entregaba frenéticoá los mas exagerados trasportes. Allí, desde el sitio preferente donde medallada, dice Repetíanse los cánticos en las iglesias, alternando con un viajero que participó de nuestras emociones mis- las antífonas de rúbrica, estrofasdel Kxullel, versícumas, mis miradas contemplaban aquella inmensa mu- los del Tc-I)rtiin y moteles bíblicos deescelente efecchedumbre palpitante de entusiasmo, oía tronar el to. Kl Mai/ni/tcat se cantaba ánlenaorquesta en Santa canon de San Angelo que hacia una descarga general María la Mayor por coros de infantíllos, y esta armoentonces, a In cual mezclábanse el redoble de los nía celeste, que tenía id inapreciable don de lo inmatambores, el loque de las mil I rompidas que prece- terial por su melodía, hacia verter lágrimas de ternura dían y anunciaban la aparición del Sanio Padre, j u n - llenando el alma de una fruición inefable y relitamente con e| estrépito ile todas las campanas de. giosa. ltoma. J0-1. PvsTOnnr. 1. v ltoc, v. —¡/'.Veo, CITO! gritan cien mil voces, y las cabezas, por un impulso maquinal y uniforme, se descubren, y el clamoreo redimía su diapasón anárquico, y las campanas, las músicas y los tambores multiplican su NOVELAS Y CUADROS DK COSTUMBRES. atronador concierto dominado á determinados intervalos por los disparos de la artillería de San Angelo: era uno de esos momentos de que. sólo pudiera dar LA COMENDADORA. una idea imperlec.la la horrible confusión de una gran i'iu'n.or.o. Antes que el implacable nivel revolucionario redil?— ¡/•.'no, ceco! grita ot a Ve/, la multitud desde lodos los ángulos de la gran plaza, y por un movimiento ca el suelo español, como ya redujo el de otras naciones, instintivo se prosterna de frente al gran balcón de la á una monótona llanura cubierta de ciudades uniforbasílica, donde aparece otra gran sorpresa q que estaba madas, con calles tiradas á cordel y casas construidas d esperar por mii di del d l bajo un modelo prescrito por la ley de ornato público; yo bien lejos de le en medio antes de que en todas lis villas y aldeas de la peníualueinamíenlo que me poseía. EL MUSEO UNIVERSAL. no I.A TlIHRK DI'. llKHfll.ES, KN LA COlllNA. sida se. vistan los señores y los labriegos con ¡irreíílo á un mismo figurín y dejen do hablarse los paluás, perseguidos ya oficialmente i o no el contrabando; linios de que el rico y el pobre, el cortesano y el campesino catiteo la misma zarzuela, bailen la misma polka, vayan al mismo caló, loan el mismo periódico, viajen en el ANA HE AllSTHIA. misino Iren, y lollgau devoción al misino sanio ó a nin- | ante la ley, deber es de los escribiros y do li s ar u t r o l liompo i m p a p apresurarse r s u r a r . s áá rrecoger o g Y yy í i r l '' l ¡ v ! l J^ guno que la esplanacion, la alinea- ,|de nnuestro p ; ; a ulesj, en fin,, doq p alhums, lienzos, mármoles y libros, el tesoro ili' ni cion , la perforación y la expropiación forzosa hayan ló'"' terminado su sacrilega laroa, ayudadas por la desamor- numenl.os, tradiciones, consejas, m u l l i r o s , d i l t l tización civil y eclosiáslica , la abolición do los mayo- dialectos, , coslnnilire , ñigos, g , creencias n i yy p b razgos, la centralización administraliva y la igualdad cionos que aun guardan entre HIS escombros los AUTÓGRAFOS CKI.KI!l¡i;S. glios romos do nuestra romancesca palna, y une constituyeu todo el ser, loda !a vida, toda la ' bistoiia d> las generaciones que se sucedieron en olla diiranli muchos siglos. En este mismo sentido escribimos hace años (también para Ei. MCSEO 1J«ÍPERS/.L) un artículo titulado ni i. i;íiri:iiAiiou CAIII.O: Mafia pórtico de. Esguín, y enlonces, como ahora, tuvimos mucho cuidado t\c advertir á nuestros lectores que, para considerar de una manera lan desventajosa los tiempos actuales, nos despojamos completamente do nuestro criterio político y filosófico (bástanlo encariñado con la trasformacion social á nue asisti— .—. A EL Mt'SFO _\ y nos colocamos en S . l ' o . l . ^ i s t a esrlusi vaniente poético, senlimPiilal. melancólico, desde • JJ,,, sólo sabemos llorar sobre las ruinas de lo pasado por 1" mismo que no ¡¡a de volver, sin pararnos •i discernir si lo que se va fue saludable ó pernicioso. ni si lo que viene sera próspero ó adverso. ¡Ks el patético suspiro que exhala el alma al ver extinguirse en Occidente el último rayo de cualquier iba de nuestra viJa, auiiqu'1 aquel sol que se pone lia}a alumbrado nuestros mayores infortunios! •Es la cariñosa mirada que desde las áridas cumbres de la edad dirigimos á los remotos valles de nuestra juventud, por mas que en ellos no hayamos cosechado sino abrdp» y malezas! ¡Es que la noble ambición del espíritu humano no se satisface jamás con la posesión de un presente fugitivo, y aspira siempre a conservar el depósito ile sus memorias, como aquellas tribus errantes de la antigüedad que, cuando se trasladaban de una comarca á otra, cargaban sobre sus hombros los veneran dos huesos de sus padres! Abundando en tal propó' sito, vamos ú referir una breve cuanto rara y significativa historia, trasunto liel del carácter do una época que apenas pertenece a lo pasido, y que, sin embargo, lia de parecerle mañana a nuestros hijos tan remota HOFFMASN DE t ALLEIVSLl:m::S , CKI.EBRE POETA ALEMAS. J tan inverosímil como las [¡¡bulas mitológicas de (¡recia; historia en que se ven bargo, su gesto no revelaba crueldad ni mala Intención, pugnar con igual lirio los dos grandes senliiiiienli que animaron á nuestros mayores, \ que fueron como sino una estrecha severidad de principios incapaz «le los ¡Hilos en que, giró toda su' vida; el sentimiento re- Iransigír, por nada ni por nadie. — Ksta señoril veslia ligios» g yy el sentimiento aristocrático;—historia, en fui, - un rico trago de damasco negro, cubriendo sus canas tan verídica, que para contarla, tenemos que. cambiar con una toquilla de amarillentos encages.—Sobre su los nombres de los personajes, y alguno que otro acci- falda veíase abierto un libro de oraciones; pero sus ilenli! del asunto, y que, de no SIT rinrtn cu todas sus ojos hahian dejado de leerlo para lijarse e.n un niño partes, ni tendría valor alguno á nuestros ojos, ni nos que jugaba y hablaba sólo , revolviéndose sobre la lomaríamos el trabajo de sid escribirla.—Ks i b i l l i del d l tenor t i alfombra,, en uno de los cuadrados de luz de sol qqui proyectaban los balcones en el suelo de la anchurosa guiente. I. liará cosa de un siglo que una fulgente mañana de Marzo, á eso de. las once, el sol (tan alegro y amoroso C omo ¡o venios hoy que principia una nueva priinavera , ycoino lo verán nuestros biznietos ilenl.ro de otro s 'ol°, si para entonces no se lia acabado el mundo), CnlTb por llos bbalcones l dde la sala la pprincipal r n i l de una Cí| sa solariega, sita en la carrera de Itarro de la ciudad •te Granada, bailando de, esplendorosa luz y dulce Calor un vasto y severo aposento, rogneijando las aset ticas pintoras de liis cuadros que cubrían Slls paredes, rejuveneciendo los •mtiguos muebles y descoloridos 'ápices que completaban el inena 6«i, y haciendo las veces del I a suprimido brasero para tres l^rsouas ¡i quienes tenemos que. resucitar por un momento á tin ; e que las encuentren allí nuestros lectores. Examinemos á estas tres personas. Sentada cerca de un balcón Alalia una venerable anciana Cu í» noble y enérgico rostro, 1Uo habría sido bello, rollejaba u *j * ¡insiera virtud y un orgullo "osniedido. Su boca no sonreía "UtlCa y revelaba en sus plie8Ul's el hábito de mandar : su 9 trémula cabeza sólo debía de '/'terse inclinado ante los a l , ari ' s : sus ojos parecían armados " e | «yo de la excomunión. A |u Co 4 U 0 S(! contemplara ¡i aque. , mujer , se conocía que, doii- 1 Z quiera que ella imperase, .tendrían mas remedio que ú obedecerla. Y sin pin- eslancia. Tendría este niño seis ó siele años, y era muy delgado, pálido, rubio y enfermizo como los hijos di' l-'elipe IV pintados por Velazquez. Ku su abultada raheza .se marcaban con vigor la red de sus cárdenas venas y unos grandes ojos azules muy protuberantes. Como todos los raquíticos, aquel muchacho revelaba una viveza intelectual extraordinaria y una irascibilidad siempre en acecho de la menor contradicción. Veslia, como un hombrecito, inedias de seda negra, zapato con hebilla , calzo n de raso a/.u/, chupa de lo mismo, muy bordada de otros colores, y una casaca de terciopelo negro. A la s;,zon se divertía en arrancarle las láminas ¡i un libro de heráldica y en hacerlas menudos pedazos con sus descarnados dedo-;, acompañando la operación de una charla incoherente, agria, insoportable, cu\o espíritu dominante era decir: mañana roí/ á hacer esto: huí/ no roí/ ó hacer lo otro; i/f) quiero tal costi; !/o no (¡turro lo ilr wat allá: como si su objeto fuese desafar la intolerancia y las censuras de la vieja.— También infundía terror el pobre niño. Kinalnente, en un ángulo del salón (desdo donde veia el cielo , las copas de algunos árboles y h.s rojizos torreones de la Alhanibra, pero desde donde no podía ser vista sino por las aves que levoloteaban sobre el cálice del río Darro), estaba sentada en un siti I, inmóvil , con la mirada perdida en el inundo azul de la atmósfera y pasando lentamente con los dedos las cuentas de ámbar de un rosario, una monja, ó por mejor decir, una comendadora de Santiago, como de treinta años de edad, vestida del modo que estas señoras suelen estarlo dentro de sus celdas. Consistía entonces su trage en zapatos abotinados de cordobán negro, basquina y jubón de ¡mascóte , negros también, y un pañuelo blanco de hilo , sujeto con un alfiler sobre los hombros, no en la forma usual entre las seglares, sino reuniendo por delante los dos picos de un mismo lado y dejando colgar verlicalinoide los otros dos picos por la espalda, á la manera de un paño de peinar. Quedaba, pues, descubierta la parte, anterior del jubón de la religiosa, sobre cuyo lado izquierdo campeaba la cruz ruja del Santo Apóstol. No llevaba el maulo blanco ni la loca, y lucia por consiguiente su abundantísimo pelo, peinado todo hacia arriba y reunido atrás en aquella especie do. lazo que. las campesinas andaluzas llaman castaña. Con tan desagradecida vestimenta aquella mujer resultaba todavía hermosísima, y es que su belleza era verdaderamente prodigiosa y muy apropiada á semejante desaliño, que dejaba 'campear por sí sidos sus encantos naturales I,a comendadora era ¡illa, recia, esbelta y flexible, como aquella nubilísima cariátide, que se admira á la entrada de las galerías de escultura del Vaticano. Kl ropage de lana, pegado á su cuerpo, revelaba, mas HAMLONIA, —nCINAS DE S.SPF.RA, I.A C.IUPAP ANTIDILUVIANA. 118 EL MUSRO UNIVRRSAT,. bien que euhria, l;i traza eli'.sica y el coivivto primor do.; lo-, de su U r d e n . (Jniéii c o m p a r a b a a S.ir Mana mucha importancia . por que en ellas maniliesla \\¡^ con I t a q u e l , q u i é n con S a r a , q u i é n con llulli, q u i é n memoria poco coiuuii al referir los dalos mas iiis¡»_ ilc sus espléndidas proporciones. Sus Ulanos, ili1 un blanco iii.ilt>, ;ilil;iclas. hoyosas, con J u d i l h El q u e aliñaba el ó r g a n o , la llamaba nilicanles de todos los sucesos, y pon|ue en general dá trasparentes, se destacaban ilt' un modo hechicero Santa Cecilia; el d e s p e n s e r o . S a n i a P a u l a ; el s a c r i s l a n , una pequeña biografía de ludas las personas que cita' sobre la basquina noera, recordando aquellas manos Santa Mímica; es d e c i r , q u e le a l r i b u i a n jimlainoiilo otra do las cosas que hacen grata la lectura de estas ele mármol anticuo labradas por el cincel griego quo m u c h o partido con s a n i a s s o l t e r a s , viudas y c a - memorias, es la opinión liberal, roela y enérgica une se han encontrado en Pompoya antes Ti ilcspucs quo s a d a s . domina en todas ellas y que desde luego hace simpálas estatuas á (|iic pertenecían. Sor María r e g i s t r ó mas do una voz la Biblia y el lieo á su aulor, cuyo retrato os adjunto, y que es l'ara coinpli'lar osla sohorana liyura . imagin;io- l'lii.v nanrlorum para leer la historia de aquellas h e r o í - menos conocido en nuestra patria que -ti compatriota \ rio una cara morona esclarecida , algo descarnada, o mas nas, de aquellas r e i n a s , de aquellas e s p o s a s , do n q u e - Holfmann , el a u l o r de los ('líenlos /iiiilaslicint h¡en, porlilaila por i'l buril ilol sentimiento, ilc forma ll;i- m a d r e s de familia con q u i e n e s so veía C o m p a r a d a , los Carritos nini u mus. oval como la ilo la Magdalena <\<< Tioiano. y bañadade r,'Millas do lo cual el e n g r e i m i e n t o , la a m b i c i ó n , la N. ili' una palillo/ inlonsa, quo casi amarilleaba . y i|ue c u r i o s i d a d , el ansia de 111 ivor vida g e r m i n a r o n en MI bacian mucho mas intrrosanle, pues la despojaban de imaginación con lauto íiopolu, q u e su d i r e c t o r e s p i r i loilo aspecto fúnebre, para darle un tinte ile pasión, tual se víi'i precisado á decirle m u y s e v e r a m e n t e q u • MONTMENTOS ANTH.1 'uS. ilos ojeras profundas, Hviilas, lionas ilo misteriosas el r u m b o q u e t o m a b a n s u s ¡do.is \ s u s a l é e l o s era el tristezas, que envolvían cuino en un crepúsculo m e - m a s á propósito para ir ;¡ parar 011 la c o n d e n a c i ó n i . \ T o i i n r . n i . l u . i i i . i 1.1 s . l.ineólieo los onlutailos solos ilo MI- maguilicos ojo- e t e r n a . negros. La reacción q u e so o p e r ó en S o r María al o . c u c h a r l' de los grabados que publicamos en El. Misto Aquellos ojos, casi siempre clavailos 0,1 liona . sólo e>las palabras fue i n s t a n t á n e a , a b s o l u t a , doliuiliva. de hoy representa la famosa Torre de Hércules, la cual se al/.ahan para mirar al cielo, como si 110 osaran li- Mosde a q u 'I dia no q u e d o de ella m a s q u e una altiva en opinión i\o antiguos historiadores, dio nombre á la tarse PU las rosas ilo| inuinlo. Cuando los bajaba, p a - \ varonil inl'an/.ona. infatuada d e su e s t i r p e , y 1111:1 ciudad dv la Cortina. Asi se dijo con referencia á su recía ipii' sus liir»njí;is pestañas oran las sombras de virgen del S e ñ o r , devota, m í s t i c a , l'ervoros 1 ha-la el fundación: "Érenles é (iorion lidiaron .'¡ dias que non la noche eterna cayendo sobro una vida malograda y éxtasis y la visión bealílica, la cual incurría en tales podían vencer, é encabo venció Érenles é cortol la sin objeto: cuando los alzaba . so hubiera dicho que e x a g e r a c i o n e s do m o r l i l i c a c i o n . q u e la s u p e r i o r a tenia cabeza é mandó en aquel logar facer una torre muy el corazón so escapaba por ellos en una luminosa n u - \ q u e r e p r e n d e r l a m u c h a s v o c e s , ó en e s c r ú p u l o s tan grande, é li/.o meter la cabeza de tierjou en el simienbe para ir á infundirse en el seno del Criador : poro 1 s u i d o s q u e el confesor se veía obligado á t r a n q u i l i z a r - lo é mandó poblar y una grand eibdad. é lacio escriM por casualidad so posaban en cualquiera criatura ú la, a d e m á s d o n o t e n ' l 1 de q u é a b s o l v e r l a . bir los nombres de los ornes ó de las mujeres que veobjeto terrestre , entonces aquellos ojos ardian , t e m La infatuación nobiliaria no se confes-ib.i en aquel nien poblar: é una que y vino. Uiv una mujer quo avie blaban y vacaban de una parle á otra, cual si los ¡11- li nombro Cruña, é por eso puso nombro a la oibiladllamase la calentura ú fueran á inundarse ile llanto. \Se concluirá.> con otros cuentos de nuestra crónica general. El priImaginaos también una frente despejada y altiva, unas l'Kiino ANTONIO I>F. A n a r o v mero que verdaderamente hizo mención de olla fue el espesas cojas trazadas por un sobrio y gracioso rasgo, geógrafo del siglo IV, I<tr.i .-Vélico. Padeció error el uní severa y artística nariz y una boca ospresíva, c a erudito Víllanueva en su [bernia fenicia, suponiendo riñosa, incitante, y formareis idea de aquella encanque Slrabon aludió á esta torre al hablar del oráeulu APUNTES BIOGRÁFICOS. tadora mujer que reniña á un mismo tiempo lodos los de Menesleo y de la torro do Copión, que según aquel 1 hechizo , ile la belleza gentil y toda la mística hermogeógrafo estaban en la costa gaditana. También se sura de las vírgenes cristianas. equivocó asegurando que esta misma torro fue llamaHOITMANN HE FALLERSLEREN. da por Mola Turris Aiir/uslt: las torres de Augusto 1!. La literatura alemana es monos rica en memorias estaban eii la continencia del Sar con el Lilla. El señor ¿Uué familia ora osla que hemos resucitado para históricas de individuos aislados, que las literaturas Cornide. en sus investigaciones sobre la fundación y* retratarla? francesa é inglesa y aun que las de Italia, Suecia, Po- fábula de esta torre, se inclina á atribuirla á Trajano, La señora mayor ora la antigua condesa de Santos, lonia y Hungría; la falta do obras de esta clase es un cuyo primer objeto fue facilitar la entrada á las armala cu d, en su matrimonio con el sétimo conde de esto rasgo característico del genio aloman. Los hombres de das romanas on nuestros puertos, y que la dirigió y I i tillo, tuvo dos hijos, que quedaron huérfanos de p a - Estado de osle país rara vez han llegado á hacer una fabricó el lusitano Cayo Sevio Lupo, arquitecto de la dre en svi temprana edad, lisios ilos hijos fueron 1111 descripción histórica de su tiempo y de los sucesos en ciudad do Chavos, como espresa la inscripción puesta varón y una hembra. La casa ile Santos hahia llegado que ellos han lomado parle. La causa principal de oslo por el mismo al pie de la torre. á un alto grado de poderío en tiempos del suegro de os la falla tW vida pública y <]r .sentimiento nacioOtros suponen q u e , siendo lielanzos ciudad antila condesa, el que rumió nuevas vinculaciones con las nal; por esta razón Sehillor, Lossing, Herder, Uiland, quísima, llamada /Irit/antitun, y careciendo de puermercedes que obtuvo de Felipe V durante la guerra Platón y tantos otros han muerto sin dejar memorias to, construyó el de la Coruña y el altísimo faro. do Sucesión, estableciendo quo si su heredero lema escritas y ninguno de ellos hubiera pensado jamás d u Sea di' esto lo quo quiera, hállase situada al estreñí» mas do un hijo (pues él sólo tuvo uno) so dividiese el ranle su vida, que á su muerto so hablan do publicar caudal entre los dos mayores , ;i lili de que su n o m - sus cartas como ha sucedido con algunos. Si se quisie- de la Península en que osla la ciudad de la Coruña, bre y su gloria sa prapat/asru ni dos ramas can la ra estudiar la historia de su tiempo en las memorias sobre la cumbre de una pequeña montaña que ea>' al sannri' <fr sus mías.—Asi docia la fundación.—Ahora de (¡nelho, de Justino Kerner y liasla de lleiiie.áquien Norte de la población, y tiene de altura unos 82 pie* bien: aquella cláusula tenia que cumplirse en sus so oprimió tan duramente, se hallaría en ollas lodo me- iU' rey. La lígura de su planta vista de lado, es un cuanietos, ó sea en los ilos hijos do la severa anciana quo nos el reflejo de la vida del pueblo que ellos llevaron. drado de 31 pies de rey. El malerjalilosu fabrica, inteya conocen nuestros lectores; pero , creyendo osla Los franceses y los ingleses, y aun las demás nacio- rior y oslerior, es un compuesto de piedras pequeñas, señora que el lustre de. un apellido so conservaba m e - nos, son do un realismo mayor; lo que ellos han p r e - rumiando con la cal una especie de mortero romano. jor 011 una sola y potente rama que 011 dos vastagos | senciado les queda en la imaginación como una historia Consta de Iros suelos de bóveda que se comunican cuendebles , dispuso por sí y ante, si, á (iu de conciliar i 1I0 aquel tiempo en que han tenido parle, vporlo tanto Iré sí interiormente. Itodoah.i on lo antiguo á la torre sus ideas con la voluntad del fundador, que su hija 1 ilan su propia opinión acerca do cada hecho y década una ancha escalera ó rampa que. girando espiralmenrenunciase á todos los bienes do la tierra , lomando persona, lo cual os la 11 interesante para quien escribe le por sus cuatro frentes, ora sostenida, segun se pUPel hábito de religiosa; por cuyo medio la casa entera la historia como el testimonio de los testigos en una de conjeturar, por cuatro pies derechos correspondientes á sus ángulos, que recibían las rampas ó tiros por de Sanios quedaría siendo esclusivo patrimonio de su causa. medio de unos arcos que dejaban en claro los Irenl1"5 otro hijo, quien, por haber nacido primero y ser para que se. pudiese comunicar la luz á los cuatro inAsi, p u e s , las memorias de llnl'fmauu de Fallerslevarón, constituía el orgullo y la delicia do su aristobon son dti mucha importancia ; hasta ahora no se lo teriores por algunas ventanas y por las puertas de incrática madre. ' conocía mas que como un poeta melodioso cuyas com- greso. Establecióse, pues, en el convento do las Comenda- posiciones eran muy apreciadas hasta por el pueblo En sus primeros tiempos, debió tener en la cupul-i doras de Santiago, cuando apenas tenia ocho años do mismo. Era por decirlo asi el primor poeta político ó plataforma, como todas las torres desunidas á seredad, la seeundona del conde de Santos, llamada en- de su patria; á él se lo debe en gran parte eso movi- vir de faros, do dia una gran plancha úc estaño relutonces doña Isabel, á fin de quo se aclimatase desdo miento político que. lia tenido lugar hace algún liem- ciente á manera de espejo donde refractaba sus rayos el luego en la vida monacal, que, ora su infalible d e s - po en Alemania y que ha sacado al país del letargo en sol. Esta gran plancha so ponia de modo que. lueru tino, y allí creció aquella niña, sin respirar mas airo que estaba, para darlo la conciencia que hoy tiene úi' giratoria para ([ue presentara sus dos caras ó faces, que el del claustro, ni ser consultada ¡amas sobre sus ! su existenciapolítica. A Hol'fman so lo deben laminen dando vuelta sobro un eje. La plancha era e¡rnil¡ir¡deas, hasta que llegada á la estación de la vida en ! numerosas ediciones de poetas antiguos alemanes, de y giraba con movimientos do rotación por medio 'I'' que todos los sores racionales trazan sobre el campo monumentos del idioma, de restos de usos y costum- un manubrio que impulsaba un solo hombre. ile la fantasía la sonda do su porvenir, tomó el velo bres; en este ramo ha hecho, en efecto, descubrimienDo noche so encendía una hoguera ó fogata enj : l Ai' esposa do Jesucristo con la fría mansedumbre de tos muy importantes, como el canto do Luis y oíros, 110 quien no imagina siquiera el derecho ni la posibili- especialmente en las bibliotecas holandesas y austría- plataforma, y Como reflejaba en la plancha de esta 1 dad do intervenir en sus propias acciones. Itecimos cas. En sus memorias, de. las cuales sólo so. han p u - i[iie. ora movida por el manubrio, do ahí la refraccio' l ' mas: como doña Isabel no podía comprender en aquel blicado Iros lomos, cuenta lodo lo que ha hecho por oslinguida la luz solar, para guüir á los buques, Tü» ¡ul tiempo toda la signilicacion do los votos que acababa : el pueblo aloman , todo lo quo ha trabajado por serle esto era maravilloso para nuestros celligos, y de ii<l s de pronunciar (tan ignorante oslaba todavía de lo quo 11I1I, todo lo que ha sufrido por él. Los iros tomos pu- que con esto carácter llegara Iradicionalniente ha ~ 1 la nuestros dias la torre do Hércules de la Coru"' ' os mundo y de lo que encierra el corazón humano), y blicados comprenden el tiempo trascurrido desde el ó el llcnu'i'osi'opio Uci'rali's de los griegos. El inOIH en cambio, podía discernir perfectamente (pues también año I7!)SOII ([ue nació, hasta el año IS|-J. s monto do que nos ocupamos ha sufrido varias re<"oij " ella pecaba de linajuda) las grandes ventajas que su En el liempo que MoITmann estuvo de biblioteca- l.rueeiones ó Irasformacionos, ya para reparar I"* profesión repollaría al esplendor de su nombro, r e sultó quo se hizo monja con cierta ufanía, ya que no rio del castillo do Corbey en Itreclau, visitó casi todas estragos del tiempo, ya con objeto de satisfacer ex j las ciudades do Alemania, repelidas \eees el A u s - gomias do otra especie. Hablando un historiador"'' con un declarado regocijo. tria, la Suiza , Francia , Bélgica y Holanda. Se com- derno sobre el particular dice: "Cuando paseéis' 1 ' 1 '' I'ero corrieron los años, v Sor María de los Angeles prende facilinonto c 1111 • do oslo modo debió hacer 011 su osa |iarlo do la península que sostiene la capH1',' 'J (antes doña Isabel), que so hahia ojiado mustia y en- vida un gran número do relaciones con los hombres (¡alicia , la Coruña , y veáis esa elegante torreó I'1 ' deble, y ([ue al tiempo do su profesión ora, sino una mas ó menos notables de su tiempo , como por o|oin- acordaos ilc nuestros pobres celligos de hace cuarel niña, una mujer tardía ó retrasada, como las plantas plo Oken, los hermanos (Irimm, el gran duque Carlos siglos, lillos, guiados por los ingleses de aquella ( 'j'", e ', que brotan en I s umbrías, desplegó do pronto la l u - Augusto, liruck, que ha sido después ministro de Ha- (los fenicios) acopiaron el material para elevar e ? e r josa naturaleza y peregrina hermosura que ya liemos cienda de Austria, Mogol, hollina, Lewalds, Uliland, guiido faro del mundo. Ellos, trabajando sin .,ri admirado y cuyos hechizos no valían nada eii compa- llaiipt, etc., etc. por qué ni para qué, agruparon piedra sobro P' e ' ración de la espléndida primavera que floreció simulp::ru levantar una torre. Ellos ¡ay: si vivieran, "[• ^ Las memorias de IloITmaiiu de Fallersleben no son táneamente en su corazón y en su alma. Desde aquel para la generalidad del público quo busca novelas de iiocerian su obra boy, porque la torre de Hércm*19 '. dia, la joven comendadora (ué el asombro y el ídolo sensación , porque las encontrará demasiado minucio- como un dandi/,que" so viste al estilo de cada l ' P ° ' I do la comunidad y de cuantas personas entraban en sas y prolijas, poro para los que so interesan por el on las piedras, en sus revestimientos , puede e 5l ¡iquel convenio, cuya regla os muy lata como la de l o - movimieuio que ha tenido lugar en Alemania son de diarso la historia de la humanidad: ella ha vestid" EL MUSHO UNIVERSA!.. dos l o s t r i g o s : e l t o n i n o p r i i m l i v n : c | g r i e g o ; e l c a r i iglm'K; i'l r i H i i i i n u ; el g ó t i c o ; i'l d e la r | i n r ; \ d e l ilu(|il>' de Uoeda >' ' ' ' ' ' ' ' C a r l o s I I I . q u e e s e s i'i I | U I ' c o n s e r v a . §n l u í lia t e n i d o l a m i n e n l u u n o r o s . i s | r a s | b r ¡ n a c u M i e s . i i X. ci la amargura de q u e osla impregnada . le dan un M'IIO de originalidad tal y un colorido tan \ h o , que no puede monos de leerse con emoción é interés. Poco lio visto que pueda compararse con osle trozo de poesía: ISTÓKICAS. lleliinilia el Iruen i al lili ; del horizonte llega la tempestad, de furia henchida, y al par q u e troncha el roble allá en el moiiie. riza del monstruo m a r la crin tendida. I a oración desde tierra crece y c r o c o . . . triste esposa en la orilla se l í m e n l a . . . un pescador entre la m a r p e r e c e . . . y siiiu11 la t o r m e n t a . . . En Iv Mi si.O de I n v publicauios dos curiosos a u l o «ralos ipi' no dejan de sor interesantes al estudio de lis antigüedades históricas. Pertenece el uno á Doña l.rmr inundan K encierra (liapi una lorina que no es \n¡\ ile Austria, hija de Felipe III de K s p a ñ a . mujer d? I.i^s XIII de I r iiici i y madre de Luis XIV , la cual I en verdad digna de él), un pensamienlo delicadísimo. murió ;í la edad de lili años: osle autógrafo, eslá s a - — Vitnitiis runiluh. ni, me parece suiuamonlotrivial. cado d n un documento de 2(i de Knero de DiliO.—Kl Kl riento de lu lunle. (quizá la mejor versilicada de ntró aiibi^rafo es d e | einperadnr Carlos V . y repro- I idas) es muy débil. — (¡lorias ¡tasadas, carece de c o ducían d"l que aparece en u i docunienl.i .b'l año lor.— \nhel», Lit incita de las ares, Arroi/o ij /or— rente y Llanlo del cm-uzon. degeneran en triviales de puro sencillas, por mas que la idea de alguna de ellas i no carezca do poesía. — Los marineros ion mi concepto la mejor balada del libro), abarca bula la vida del hombre; del hombre que encuentra bello el mar de la existencia, que goza blandamente de sus placeres b o lilBLICHiRAFIA. gando con descuido hacia un precipicio que no c o lumbran sus fascinados ojos; que de pronto mira amenazadora sobre su cabeza l.i nube <|e la tempestad, I1KCU Y CKM/.AS. conoce su error, quiero volver airas, ve qu ' es impo^i'ile. y al encontrarse sin fuerzas s" deja arrastrar n.VI Vli'.s p o n OON E R N E S T O ÜARCIA I . A H E V L S K . I I >. por lis olas, diciendo con desesperación al r 'inoro que En esta época, en que tan poco movimiento litera- I advierte su situación: no Iwy, la publicación de un nuevo libro es siempre un snce-o digno do llamar la atención.—(Y cuenta que yo no llamo libro á todo l o q u e por libro nos d a n : si asi fuese, mi aserción carecería de sentido común. Una cosa es un c u a d e r n o , m a s ó menos g r a n d e , en que un sugeto ha tenido h rara a u n q u e general h a bilidad de emborronar aliíunas hojas sin decir nada, y otra muy diferente, os un libro*. Por oso hoy .lia en q u e . s ^ u u es la calidad del papel y de la impresión con q u e se da á luz, una obra produce mejor ó peor impresión. hace mejor ó peor papel; hoy día en q u e un periódico dice: (.Recomendamos á nuestros lectores el lindo (omito de poesías que acaba de publicar don l-'iilaiio,.> sin meterse en si las poesías son lindas ó no lo s o n . y o , que tongo a veces unos gustos muy oslravagantes, encuentro muy superior un libro de cocina á cualquier obra poética.— Ih'l primero, al menos, suele sacarse alguna s u s tancia. Teniendo en cuenta sin duda las anteriores consideraciones, por mas que su libro no haya menester de semejantes reqoisilos para ser apreciado en su juslo valor, el señor l.adevese ha impreso elegantemente su nueva colección do baladas. be ella voy á dar u n a opinión, no á hacer un juicio. Pues si, como otro c u a l q u i e r a , tengo derecho para I i primero, carezco de autoridad para lo s"gundo. No me. obligarán los lazos de fraternal amistad que riJ H el autor me u n e n , á hacer un exagerado elogio d" S| i obra; autos por el contrario, diré fraiicauienle los 'lelectos do que en mi pobre juicio adolece (sin p e r juicio de señalar sus bellezas), lirinc.mente persuadido " ' que poniendo algo de mi parle para que aquellos 'paparezenn otra vez, cumpliré mejor con los verdaderos deberes ile amigo. tadeve.se empezó á escribir á los trece años, y lo Pcur es que á esa edad ihó va publicidad á sus e s Wílos. He entonces acá ha escribí mucho, y c o n l o e s nalu'''I, entre su inmensa colección d e poesías hay de lodo, "Hipno y malo. Muchos jóvenes croen que el público se »J¡i nías en ellos cuando oye su nombre por todas Parles; y no os a s i , sino que se acostumbra á oírlo y "'alia por oírlo con indiferencia, como ove el ruido de "mi puerta. ti uno pasado publicó I.¡niévese algunos c a n t a r e s y Aladas. Aquella era la obra de, un niño. "uv ofrece al público otra q u e vale mucho m a s q u e 'a primera. l.d.levese es poeta ; sabe seiilir y p e n s a r , y oslo es .. '"'lio, si no bulo, de lo que requiere e| difícil género '' 'I'"' s e lia dedicado. '"' balada de (ioolbe, I i, • • I*M en la furnia y profunda • ' fondo, la halada sentida de Víctor Rugo, la h a l l;i (j (] sublimo d>' Schiller, han formado su gusto, y lleno •iinior hacia osa composición á la q u e mas se amolda j ' a r a d o r , se propone continuar la empresa tan vahen _ l e n t e coinonzaila ñor el o n d a español Vicente RarfJlHos. "'chas estas , á mi e n t e n d e r necesarias consiilerab, ' ''-yimiienios lijeramontc las baladas que con— s;' crib ' " ' ' i / ' " ' l u tempestad, eslá henchida de salvaje poeLa rudeza de sus v e r s o s , |o enérgico de su tono, Vén.i .*. en bs hbrer», de Vnm, San Mam,, y f,- 110 agradables, como las de las baladas Lontananza y l.a Sicilia. No MIV yo de los que posponen el fon.ln ;i la lorina; creo que el fondo es lo principal , poro croo también que la bui\ia furnia os su mas bello atractivo. I.adevese descuida la forma á sabiendas, porque croe con otros muchos que es" descuido hace real/.ar la belleza del pensamienlo. l'.slo no tiene pies ni cabeza. A niumm escultor s•< le lia ocurrido jamás hacer a una estatua una nariz deforme, para que osa deformidad haga resallar la belleza de los ojos .'i de la hora. Créame el señor l.adevese, y en adelanto baga m e jores \ersiis. puesto que en su misino libro lia tenido alguna que otra vez. tu iletiiliiluil de probarnos que sahe hacerlos. Kslulio también, y lea, y compare: que si el pool i n n o . el Alisto se forma, y con él se .les irrollan las na liirales disposiciones. Nada me resta que decir, sino dar la enhoralMien i a mi buen amigo, aconsejar á mis lectores que lean c| libro, en la seguridad i|e que su lectura ha de proporcionarlos un buen ralo, y... pedirles perdón por m e I•TU)'" en camisa de once varas. (.'. iu o; Coi/ i o . ÁLBUM rOKTICO. i s I:N \ A N O . K u \ .un» ile ñ u s o j o s v a s h u v e : i i l . i : "¡Reja que nos Ibve el m ir!>> Ksta sola balada podría dar reputación ¡i un poda. — Dos llantos, no carece de dulzura y sentimiento.— Lontananza, tiene un pensamiento que queriendo a loda costa ser atrevido, sólo consigue ser ridículo y eslravagaute. La duda de ..¿Si s"rá un sueño la eternidad?" es absurda. \'uci» . <>~l;i vacia; no dice nad.'. — Kl h»i/o de lu lumhu, i'< i\c mal misto y no parece dictada por un corazón do diez, y siete años para el que el inundo debe presentarse risueño y aleare, y no lúgubre y Irisle.—Junto n una purria, es una bonila balada . aunque pudiera tildársela del mismo defecto que á la anterior. — Kl bailo, puede considerarse artística y nioralmente. Rajo e| primer aspecto, me gusta; bajo el segundo, no puedo oslar conformo con el autor que, en un movimiento de hastio, un poco prematuro á la verdad, dice: Por un beso vuestro yo cien os daré... ¡Venid y besadme!... ¡Para eso valéis! aunque lejos de ti, yo le he de ver en mi mente, en las brisas, en las I1'i:v-, en mis penas también! N.i quieres que le vea. y he verle en el recuerdo de lu amor fuga/., que dentro de mi pecho, por ser luyo, no ha de morir jamás...! Vi le lie de ver en cuanto grande existe en las estrellas, en el cielo azul, en las nubes de luego, en la cascada: que todo oslo ores tú...! Kn e| suave perfume de las auras lu delicado aliento aspiraré; en la llexible palma eimhradora lu cintura lie de ver...! l-ji la luz moribunda de la larde conseguiré tu sueño contemplar; y en la alborada, que temblando asnina, lu sonrisa ideal...! Cierto es, que las mujeres sirven para besar ¡i sus amantes, mas no lo os inciiii- que sirven también para besar á sus lujos. Kl señor Ladovese tiene madre y debe saberlo; ella se lo habrá enseñado sin iluda. Los versos siguientes de la misma balada, son dulces y espontáneamente melancólicos: Llorar yo no puedo, ¡riámonos, pues!... Ayer he llorado por última vez. .1 nicilia noche, es imcomproiisihlo y afectada.— l'dlro ii/uul, tiene una lilosofia innegable. Lástima es que la forma sea tan descuidada.—-Kl madero, es una poesía valiente, una atrevida protesta á uno de los mas grandes errores de la humanidad, que en uso de la ley do su capricho ha osado usurpar a Dios su derecho. Kl poeta acrimina al árbol que el hombre, nuevo Caiu, ha convertido en suplicio de su hermano, y el árbol lo contesta: Triste, desdichada es la vida que darme plugo al hombro, en su loco anhelo... ¡Pobre humanidad!... ¡Después que en mí perezca o| verdugo caeré al suelo! Kn la huella del beso que. me diste he de. ver lu mudable condición, porque llura la huella de aquel beso mucho mas que tu amor..! l'.n el débil murmullo de la brisa el eco de lu voz he de sentir; y en la noche de eslío, lu belleza adoraré febril...! Kn la yerba que oculta un precipicio tus mentidos halagos miraré; y en las olas deshechas en espuma lus promesas de. ayer...! Kn la estatua de mármol de lu hue. lo he de ver tu insensible corazón; tu rigor en mis penas, y tus ojos en el ravo de sol...! No sigas, pues, huyendo de mi vMa, porque yo le he de" ver, lejos do ti, en la luz, en las llores, en el cielo, en mis penas sin fui...! RICARDO. S U M Í . - i.n\, I urrrl td u mitre, La despedida. Cenizas y Somhrus, s o n l i n d í s i m a s . — Suspiros y Lu niebla me parecen i n - sípidas.— .1 una copa en tai ¡ostiu. Música y Lu Muerle del diu , si no las mejores, son muy agradables. Kn I'IK'HO y Cenizos b iv , pues, de lodo. Lo bueno y lo malo están mezclados, confundidos. 101 estilo es diverso. Kl tono unas veces os elevado y otras peca por su sencillez. Hay ideas preciosas bajo una forma inconcebible al lado de otras, que nada valen, espresadas en versos armoniosos y correctos. Kl deseo de la variedad de metros, de que debo usarse con suma, cordura y á que el autor sacrifica bellezas de mayor .11!VIO A I¡N SKPM.C.IIO. l.nissr:. i'tuftiiií tloniür ti la mvrr iihurt V. lll'i.u. Muí mullos nnsleriosos, tranquilas auras ledas que vais junto ¡i las lunillas vagando sin cesar; insectos juguetones que al lado de las llores meciéndoos dulcemente las alas afiláis; Canora liloineua que, oculta entre los sauces, elevas lus cantares i|e| alba al despuntar; arroyo que, en tu lecho de musgo vas perdido llorando eternamente, sin descansar jamás; .Marchitas hojas leves del árbol que os rechaza i"¿ " V '••'•'' EL MUSEO UNIVERSAL. 120 COLEGIO DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN.— EN EL BVRRIO DE ARGUELLES. después de haberlo, dado verdura sin igu il; ruido acompasólo do la menuda lluvia, monótono quejido del onda de la mar: ¡Callad! (|ue. en este asilo <]uie(ud lodo res|)ire, cesad vuestros murmullos, los canucos cesad; jamas llegue á turbarse, la paz de este sepulcro, dejadla que ella duerma, dejadme á mi llorar! l'\ TUSQUETS DE L A COLEGIO DE LA. I'CIUSIMA. CONCEPCIÓN. Consecuentes con nuestra idea de dar á conocer Indos los establecimientos mas notables del país, de cualquier género i|iie sean, con el objeto de patentizar sus adelantos y mc|oras, reproducimos hoy el grabado (|Ue se publicó en el impreso becbo en las olicinas de Ki, MUSKO UNUKKSAI, , distribuido gratuitamente el iba que se inauguró la iglesia del líiien Suceso, representando el Cülai/io do la Purísima ('nnrepcion. liste, colegio fue el primer edilicio construido en el barrio de Arguelles. Cuenta treinta y cinco años de ! existencia, siendo el mas antiguo de la corte, eseeptuadas las Escudas l'ias. Kue trasladado desde el local que ocupaba en la plaza de S¡ui Miguel, al que actualmente ocupa, en el año de 1S60; pues deseando su . Director, don Halnon Meana, que reuniese las condiciones de salubridad y estension, tan necesarias en establecimientos de esta clase, y no encontrando local á propósito, no vaciló un instante en construir un edilicio mi hnr. El Director vio recompensados sus sacrificios, pues á los dosaños escasos, l'uetalel número de alumnos que concurrieron á su colegio, que no obstante ser el local sumamente capaz, ya no era s u ficiente para contener á lodos aquellos. Animado el señor Meana por tan favorable acogida, y en su deseo de montar un establecimiento que compitiese con los mejores de su clase, construyó otro nuevo local próximo al antiguo, destinándole esclusivainente á la segunda enseñanza, y de esta manera consiguió establecer una división sumamente ventajosa entre los niños de corta edad y los mayores. Los dos edilicios, que miden 40,000 pies y están rodeados de jardines, reúnen condiciones inmejorables, cátedras espaciosas. AJEDREZ. GEROGMKICO. SOLUCIÓN I>KI. ANIEI1IOU. Un aniifío bueno, es casi un hermano. SOLUCIÓN I'EI. 1'llODLIiMA NÍ.JI. 1 0 0 . P R O B L E M A NUM. 1 0 ) , lilanciis. POR It. C. NEGROS. dormitorios desabonados, magníficos gabinetes de Física é Historia natural, un bellísimo oratorio habilitado por Su Santidad para la celebración de la misa, confesión, comunión y demás actos religiosos, un espacioso sitio para el recreo de los niños , gimnasio, y en lin, cuanto es necesario pura la mejor educación de los jóvenes. En él se da la enseñan/a de los seis años de filosofía y clases preparatorias para todas las carreras. _ En la actualidad asisten al colegio doscientos niños. Negros a I . ' C :¡K 1. T t A ú R j u e g a , a." C (¡ R í>." K juega, .•i." 1' 3 A II jaq.maf. I." 1.' Cualquiera. 2 . ' A :¡ D j a q . 2 . " It j u e g a . :t.'' C (! 11 j a q . m a l . SOI,I;CIONI:S EXACTAS. Seíiores M. M a r l i n e / . , S. S a n c h o / , , S. l'erez , J. Liqiez , K. C a n u d o , M. Hivero, S. l f a r b o t , l ¡ . M i e r , \<\ P a s t o r , II. S i e r r a , .1. .1. L u x á i i , .1. ( J i m é n e z , It. C a ñ e d o , J. LOS ULANCO5 DAN Jl.llE ÜN GUAIliO JUGADAS. Itex, l>. Fernandez, S. Luna, I. Lorenzo, E. Klorez, A. Salas, M. Morer, S. Eerrer, C. Domínguez, 12. Castro, T. Sauz, A. Silva, J. Royos, 1'. Uiiiz, N. Celada, II. Rubio, do Madrid.—I. Aranda, de Valladolid. La solución de éste on el número próximo. ,r,TOR Y KOITOR RRSPONSAt!I,R I>. WS1Í r '* Sl IMI'llbHTA IJE GASPAR V KOIG, EDITORES : MADRID, PRINCIPE» •