LA RECONQUISTA DE LUQUE La caída de la capital cordobesa en

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HISTORIA DE LA VILLA DE LUQUE
LA RECONQUISTA DE LUQUE
La caída de la capital cordobesa en manos cristianas se vió precipitada por una serie
de asesinatos a consecuencia de venganzas o traiciones, y, por causa de ello, se produjo
la capitulación de todas las villas y castillos de la campiña. Previamente el rey Fernando
III había llevado sus líneas hasta Martos -reino de Jaén- apoyado en este desplazamiento
en su alianza con el rey moro de Baeza, vasallo suyo. Pero Muhammad al-Bayyasi es
muerto por los moros de Córdoba que vengan así la alianza que tiene con el Rey
Castellano. Entonces Ibn Hud, desplazado de Murcia por el Rey Aragonés, extiende sus
dominios desde Granada y Almería hasta Córdoba. Ante el desconcierto reinante, cada
ciudad importante elige su señor y en este caso los cordobeses lo hacen en la persona de
este desgraciado caudillo.
Aprovechando las múltiples discordias entre los diferentes reyezuelos y
coincidiendo con el asesinato de Ibn Hud en Almería, el Rey Castellano se apodera de
Córdoba en el mes de junio de 1236. El día de S. Pedro la mezquita mayor es bendecida
como templo cristiano. Previamente todos los habitantes musulmanes han abandonado
la ciudad, portando cada uno lo que buenamente puede, y ésta es repoblada por
leoneses, castellanos y gallegos que afluyen por todas partes "como si a bodas reales
fueren".
El rey marcha a Toledo y deja como Adelantado de la Frontera cordobesa a D. Tello
Alfonso y de la jiennense a D. Alvar Pérez de Castro.
Mientras se suceden las correrías y razzias entre los cristianos y musulmanes. El
Emir "Abulalle" acude a corrrer la campiña cordobesa llegando hasta Martos y lo
mismo Ben Al-Ahmar recién instalado en Granada.
Unos años más tarde, al suceder la muerte de D. Alvar Pérez de Castro y temiendo el
Rey D. Fernando el daño que podría producirse en sus nuevos reinos, salió de Burgos
con presteza y llegó a Córdoba por primera vez después de la conquista. Su
preocupación era repoblar y fortalecer lo conquistado ante la amenaza que suponía la
superioridad numérica de la inmensa masa de moriscos de la campiña.
Llegó, pues, a Córdoba el monarca castellano a principios del año 1240,
acompañado de sus hijos los príncipes D. Alonso y D. Fernando y de allí partió con un
numeroso ejército hacia los atemorizados pueblos de la campiña que, sin un caudillo
que los guiase, en poco tiempo se rinden por capitulación, hartos de soportar razzias y
correrías. La primera crónica general dice en resumen: "que en trece meses que
permaneció el Rey en Córdoba y su campiña y en tan corto espacio de tiempo, pasaron a
su dominio numerosas villas, entre ellas, Almodóvar, Estepa, Ecija, Lucena, Cabra,
Zuheros, Zuheret, Luque, Baena y Porcuna...". Al año siguiente de 1240 ganó, según la
historia de la Orden de Calatrava, la villa de Alcaudete que, junto con Porcuna, pasó a
dicha Orden. Las rendiciones se efectuaron por capitulación y por ellas conservaban los
habitantes moriscos sus propiedades, mezquitas y su propia administración de justicia.
Según reconocen todos los autores parece ser que no hay duda en cuanto a reconocer
a 1240 como el año en que se efectuaron las rendiciones, y se admite también según la
tradición que tanto Luque como Baena y Montoro se rindieron a los cristianos el día 24
de Agosto de ese año (festividad de S. Bartolomé).
El término municipal de Luque iba por los mismos caminos de la época musulmana,
por ello en el deslinde y amojonamiento de los términos se escogió a moros de las
aljamas de Luque, Baena y otros pueblos "sabidores de los términos por o eran". Entre
Antonio Arjona Castro
Vicente Estrada Carrillo
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Luque y Alcaudete el término iba por la misma linde que la actual y variaba entre éste y
Albendín. Dice así el documento: "El primer moión es só del Villar del Allozo (hoy
cortijo del Villar). El otro moión es suso en la cabeza (hoy Cabeza de Grillos) y el otro
moión en la cabeza entre los dos valles (es decir entre el río Guadajoz y el río Víboras),
el otro mojón es en la cabeza de Lop Lobos" (hoy vértice Lobos). Actualmente la línea
divisoria entre Baena y Alcaudete va un poco más al norte dejando el río Víboras dentro
de la provincia de Jaén. Posteriormente también se deslindará entre la villa de Tiñosa y
Carcabuey y Priego por otra disputa entre el Cabildo y la Orden de Calatrava. Es
curioso constatar que "enviaron ornes buenos de su Alhama con carta del Alhama et de
su Alcayad et de los viejos en que dizie los hombres quales eran".
Después de 1245 se conquistó Priego por la Orden de Calatrava, y en 1280 la frontera queda entre éste y Rute, de tal manera que el Cabildo de la Catedral de Córdoba
pide permiso a Alfonso X para abandonar el castillo de Tiñosa por ser muy gravoso a
causa de los ataques de los moros de Rute. Esta inseguridad hacía que sólo se cultivara
el ruedo abandonando al igual que otros sitios los cortijos más lejanos, pues el término
de Luque era lugar de paso de las tropas cristianas y granadinas.
Luque en el siglo XIII
Pudiera ser que a finales del siglo XIII, tuviera Luque dos o tres parroquias que ya
en el siglo XVI estaban en estado de ruina. Gran parte de la población viviría a extramuros y la villa era regida por el alcaide del castillo y fortaleza, que habitualmente en ésta
época era alcalde también.
Desde el primer momento Fernando III procura organizar los territorios
conquistados y dona la villa de Luque, junto con la de Zuheros, a su esposa Dª. Juana de
Ponthieu en 1240 en calidad de señorío y más tarde, en 1252 a la muerte de su esposa,
entrega a la 0rden de Calatrava en depósito veintiseis privilegios, entre los que figuran
los heredamientos de Luque, Zuheros y Zuheret y al poco tiempo el Rey Alfonso El
Sabio, cuando muere su tío Rodrigo Alfonso de León, concedió a su hijo el infante D.
Juan el Señorío de Luque en unión de las villas de Baena y Zuheros. Este dato lo da
Valverde en su Historia de Baena, sin citar la fuente y sin dar fecha exacta. Pero desde
luego esta donación sera después de 1252 y antes de 1266 en que ya el rey lega algunas
heredades a Gonzalo Nuñez adscrito al servicio del príncipe Juan.
En un primer momento el rey repartió en nuestra villa algunas propiedades entre los
caballeros que se hicieron cargo de la fortaleza, principalmente los pertenecientes al
estado, es decir, los bienes fiscales y las de los huidos al vecino reino de Granada. El
primer alcaide según la tradición fue Gonzalo Yañez Oñival, caballero portugués que
estaba servicio del Rey San Fernando y posteriormente, como a éste le fue adjudicada la
villa de Aguilar le sucedió Pedro Fernández Adrami que venía siguiendo al rey con
pendór calderos a su costa. Esta noticia procede de una ejecutoria de hidalguía
encontrada en la Parroquia y de la que Ramírez de las Casas dio noticias en 1840.
Dicha acta, mal copiada al parecer del documento original del Repartimiento, acieta
sin embargo en lo del primer alcaide de la villa, pues Carlos Luque Colombres lo ha
contrado como tal según el Diccionario Histórico Genealógico y Heráldico de las famil
ilustres de la Monarquía Española de Luis y Juan José Villar. Ambos testimonios
notariales que reproduce aquel autor en el apéndice son de escaso valor, pues los datos
en la primera están equivocados, y en la segunda es apócrifa. Sin embargo no hay que
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Vicente Estrada Carrillo
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despreciar la tradición, pues los apellidos que dice recibieron heredamiento, eran
montañeses, según he podido constatar en un trabajo realizado sobre apellidos
castellano-leoneses del siglo IX al XIII, es decir de las montañas del antiguo reino de
León.
Muchos de estos apellidos indican lugar de procedencia, como "de Zafra", "de Toro"
"del Viso", "de León", etc.; esto era normal y frecuente en aquella época, sin embar, hay
un dato que hace sospechosa la autenticidad de estos nombres y la aceptación de que
fueran los mismos que aparecían en el documento original del Repartimiento. Este dato
es el incluir a un tal "Pérez de Luque", apellido de procedencia, pero que en la fecha
repartimiento, mediado del siglo XIII, se escribía "Luq" sin que nadie haya encontra un
topónimo leonés "Luque" que justificara la inclusión del apellido bajo esta forma en el
Repartimiento. Se supone que esto lo haría el Rey después de la sublevación de los
musulmanes asentados en toda la campiña en virtud del pacto firmado con el rey.
Efectivamenten en 1264 varias poblaciones de Andalucía, y entre ellas las de la
campiña, movidas la conspiración que desde Granada se dirige, se levantan contra el
Rey de Castilla. El Rey Alfonso X acude con tropas y una vez que son vencidos los
mudéjares, rotas por tanto las capitulaciones, la mayoría emigra al reino musulmán
vecino. Aquí en Luque no hay noticia de estos hechos, sin embargo muchos de los
primeros pobladores que eran mozárabes regresaron a sus tierras de Castilla vendiendo
cuanto tenían, según datos existentes en documentos del Archivo de la Catedral de
Córdoba.
A consecuencia de lo ocurrido el rey se decide a repoblar la campiña con cristianos
viejos, repartiendo las tierras entre ellos. Por esa época sería cuando vendrían esos 27
caballeros montañeses de que habla la tradición en nuestra villa. A pesar de ello algunos
moros quedaban, ya en minoría, por lo que sólo oponen resistencia pasiva, negándose a
entregar los diezmos de los frutos que por donación del Rey Fernando III percibía la
Catedral de Córdoba motivando una queja del Deán del Rey Sancho IV. Y éste ordena
"a los Alcaides alguaciles de Córdoba que los judíos y moros de Baena, Luque y
Zuheros que labran en los heredamientos de los cristianos que se nieguen a dar el
diezmo se les tomen cuanto tengan hasta que los entreguen". Esto indica que todavía en
1294 quedaban musulmanes en esta zona limítrofe aunque con pocas propiedades, pues
si no se las hubiera incautado, por otra parte debían ser muy necesarios para el cultivo
de las tierras, que por aquella época debían de abarcar casi exclusivamente el ruedo de
la villa.
Cuando se produjo el levantamiento de los mudéjares el Rey Alfonso X acudió con
el grueso de su ejército a la campiña cordobesa para disminuir la presión que en la zona
de Jerez ejercen los sublevados con ayuda de Ben Al-Ahmar. Es tal la destrucción de la
vega, que al poco tiempo el granadino pide ayuda de Abú Yusuf Ya'qub, Emir de la
tribu africana de los Banú Marín. Antes, reunidos ambos reyes en Alcalá Ben Zaid
habían llegado a un pacto que ninguno respetaría después.
Desde el año 1275 la Península soporta de nuevo varias invasiones de africanos, su
táctica es la razzia y el botín.
Esta vez el Rey de Granada atento a las enseñanzas de la historia, juego hábilmente,
y unas veces se alía con ellos y otras con los cristianos para mantener en equilibrio la
balanza del poder. Según la versión del Raws Al-Quirtas asolaron, en sucesivas oleadas,
toda Andalucía desde Jerez hasta Huelma (Jaén) llegando por el norte incluso a
Talavera y por la campiña cordobesa hasta las mismas puertas de Córdoba, después de
derrotar a las tropas de D. Nuño en Ecija. En sus numerosas correrías pasarían por la
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villa de Luque ya que "Abenalhmar" no se lo permitía por su reino, aparte de que ésto lo
hacía por territorio cristiano para saquear al paso cuanto hallaban. La inseguridad era tal
que sólo se cultivaba el ruedo, abandonando los cortijos de la parte baja, por donde
pasaban en sus correrías los musulmanes. Nuestra villa, junto con las otras dos del
Señorío de D. Juan, capotearían unidas el temporal africano. A este desconcierto viene a
sumarse la rebeldía del príncipe Sancho que, aliado con los granadinos, se considera
dueño -en unión del príncipe D. Juan- de las plazas de la campiña. Por ello Alfonso X
empeña la corona ante "Aben Yuzaf" solicitando ayuda y en su compañía recorre la
campiña llegando hasta Córdoba, donde pide, y no se le concede, que le entreguen las
llaves de la fortaleza. Pronto muere el Rey Sabio y es su hijo Sancho IV el que tiene que
soportar la rebeldía de su hermano. Harto de sus infidelidades y sospechando que pueda
entregar las villas al rey de Granada, le desposee de ellas por un privilegio dado en
Palencia el 8 de marzo de 1293.
Por ello dona en Señorío las tres villas, Baena, Luque y Zuheros a la ciudad de Códoba, reservándose la facultad de nombrar alcaides de sus castillos que serían vasallos
vecinos del Rey, pudiendo el concejo de la ciudad nombrar alcaldes, alguaciles y otros
oficiales de justicia y ordenando no se entregaran dichas villas a su hermano D. Juan, y
a ninguna otra persona. Pero mientras, el rey, que quería atraerse a su hermano, propone
canjear las tres fortalezas de la frontera por la de Iscar (probablemente en Valladolid),
con tal de alejarlo de los territorios cercanos a los musulmanes con los que sospechaba
tenía relaciones. La entrega debía verificarse la primera semana del mes de Mayo no se
hizo. El príncipe Juan estaba al Alburquerque (Badajoz) en franca rebeldía con su
hermano y tenía en su poder a Juan Núñez, caballero de gran importancia. Este le
induce a pasar a Portugal para convencer al Rey de dicho país a que le ayudara a
destronar a su hermano el Rey Sancho IV. Una vez allí, Juan Núñez entera al rey
portugués de sus propósitos de escapar y solicita que le deje libre. El rey castellano
ruega a aquél que expulse al príncipe Juan de su país, cosa que consigue, ordenándole el
portugués que abandone sus territorios rápidamente. D. Juan se dirige a Marruecos y
desde allí en alíanza con los benimerines pasa a cercar el castillo de Tarifa que defiende
el después llamas Guzmán el Bueno donde en venganza asesina al hijo del defensor al
negarse a entregarle la fortaleza. Enterado de ello Sancho IV ordena al Alférez Mayor
de la ciudad
de Córdoba, que tome aquellas villas que forman el estado del príncipe y que se hayan
negado a obedecerle, cosa que el Alférez Mayor hace por la fuerza incorporando Luque
a jurisdicción de Córdoba.
En premio a este servicio el rey dio a Fernando Carrillo -que así se llamaba el Alférez
Mayor- la villa de Santa Eufemia, donación confirmada por privilegio dado el 6 de julio
de 1293.
Precisamente por estos días el rey mandaría a "Juan Nuño y sus fijos e muy gran
caballería a la frontera del rey de Granada porque decían que querían mover guerras
contra él. Ellos morando en Córdoba nunca los morros se atrevieron a facer ninguna
guerra ni entrar a correr".
Es probable que el rey de Granada hiciera preparativos para tomar por sorpresa las
villar de Luque, Baena y Zuheros, que se habían levantado en rebeldía contra su rey,
obedeciendo órdenes de su señor el príncipe D. Juan. Sancho IV, sospechando las
relacion de su hermano el príncipe con el rey nazarita, reforzó aquellas fortalezas. De
esta mane acabó el señorío de este díscolo príncipe. De nuevo cuando la minoría de
Alfonso XI, volvería por estas tierras para correr el reino granadino, lugar donde
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encontraría la muerte.
MINORIA DEL REY FERNANDO IV
A la muerte de Sancho IV le sucede Fernando IV, un niño de corta edad, a cuyo
alrededor se suceden las traiciones y conjuras de las que su valerosa madre Dª. María de
Molina le defiende. Mientras tanto el rey de Granada Muhammad II, conocedor de las
luchas intestinas, ataca por esta frontera que Castilla tiene olvidada. Así en el año 1300
pone sitio a Alcaudete y la toma en poco tiempo, dirigiéndose seguidamente hacia
Baena, punto clave para dominar la entrada al valle del Guadajoz, llegando a apoderarse
de la mitad de la villa, siendo obligado a levantar el cerco por la caballería que vino de
Córdoba en ayuda de la sitiada fortaleza, no sin antes incendiar un arrabal. No hay
noticias de que Luque fuera atacada, pero sus habitantes pasarían pánico al contemplar
desde sus alturas cómo Baena era saqueada, pensando que si el rey granadino la tomaba,
idéntica suerte les tocaría después a ellos.
Cada vez que las tropas moras corrían esta zona, los vigías de las torres situadas en
Fuente Alhama y Almorchón, comunicarían con señales el paso de las huestes enemigas
para alertar a las tropas que guarnecían los castillos y dar lugar a que la población se refugiara dentro de sus murallas. Otras veces pasaban por sus viejos caminos los
escuadrones de caballeros cristianos que se dirigían hacia Alcalá la Real para entrar en
el vecino estado musulmán a correr y saquear, cosa habitual en aquellos tiempos.
Es probable que Luque ya hubiera rebasado el recinto amurallado, por lo menos
construyendo corralones para el ganado, a lo largo de los caminos que desde el castillo
iban hacia Priego y Zuheros. Su economía sería sustancialmente ganadera, pues parte
del término estaba todavía de monte que se arrendaba a los ganaderos extremeños que
venían a pastar todos los años y es probable que hubiera una tierra de nadie entre Luque
y Alcaudete.
En 1310 cuando el infante D. Pedro ponía cerco a la villa de Alcaudete, su hermano
el Rey Fernando IV llega a Martos y condena a los hermanos Carvajal a morir
despeñados por la famosa Peña de los Ajusticiados; le emplazan ante Dios en un plazo
de treinta días. Dice la crónica de los Reyes de Castilla que Fernando IV, que por esta
causa pasaría a la historia como El Emplazado, marchó después hacia la hueste de
Alcaudete: "E estando el Rey en esta cerca de Alcaudete tomóle una dolencia muy
grande y no se quiso guardar y comía cada día carne y bebía vino". "Y el infante D.
Pedro afincó a los moros tanto hasta que le dieron la villa". Después más adelante dice:
"y este mismo jueves, siete días del mes de septiembre víspera de Santa María, echose
el Rey a dormir y un poco después del mediodía le encontraron muerto y ninguno le
vieron morir. Y este jueves se cumplieron los treinta días del emplazamiento de los
caballeros que mandó matar en Martos". Curioso suceso que tuvo por escenario las
tierras cercanas a Luque. Es lógico que los campamentos se situaran a los alrededores
de Alcaudete para cortar todas las vías de abastecimientos a la villa jiennense. Conocida
es la endemia palúdica que azotaba Luque, Alcaudete y otros pueblos vecinos como
consecuencia del reservorio de mosquitos que constituía la Laguna del Salobral; pues
bien, yo sugiero que es probable que el Rey Fernando IV que era un tuberculoso
enfermara de paludismo en el sitio de Alcaudete, pues dice la crónica: "Que al día
siguiente de la muerte de ellos (se refiere a los hermanos Carvajal) se fue el rey para la
hueste de Alcaudete", lo que hace posible que, dado que el período de incubación de la
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malaria es de 7 a 30 días, a las pocas jornadas de entrar en el cerco de dicha villa
empezaran los síntomas afectando al Rey ya débil por su tisis; acabarían con él en pocas
semanas, falleciendo en Jaén a los 29 días de haber estado en los alrededores de
Alcaudete. Esto ocurría en el mes de septiembre, propicio para el paludismo por estar en
su clímax la difusión de los mosquitos que se criaban en las aguas pantanosas de la
Laguna del Salobral y otras más pequeñas existentes en Alcaudete.
Al morir el Rey fue llevado a enterrar a la ciudad de Córdoba. Durante la minoría
del futuro Alfonso XI se suceden nuevas intrigas y traiciones que por suerte no fueron
aprovechadas por los moros granadinos, quienes también por cuestiones sucesorias,
estaban en guerra civil.
De nuevo se acerca la frontera a Luque
La movilidad de la frontera era tal que en 1332 de nuevo estaba en las vertientes sur
de las sierras de Luque, pues Carcabuey y Priego ya habían sido tomadas por el rey
moro de Granada. Todavía hay restos de las edificaciones que reconstruyeron los
cristianos para vigilar las posibles entradas de aquéllos por los valles de la sierra. En el
Lobatejo hubo una torre derribada por los alemanes en 1940 para poner un hito donde
correspondía el vértice geodésico; otra más hacia levante en el "Valle" después llamado
"del Conde" al final de la Loma de Abuchite dominando el camino de Carcabuey a
Zuheros y Luque. Después hay otra torre, también maciza, en lo alto de la Loma de las
Piedras, dominando el manantial de Fuente Alhama y el camino de Luque a Priego, y
cerca de Esparragal está la torre de Barcas. La torre de Barcas que actualmente se
conserva es de estilo gótico (con matacanes, y planta cuadrangular) construida en el
siglo XIV cuando otra vez Priego es cristiana. Está asentada en la orilla occidental del
río Salado que servía de frontera. Es la única que al ser hueca podía servir de refugio a
los combatientes; a diferencia de las otras que serán sólo atalayas. No es una
coincidencia que una aldea situada en la vertiente sur de esta sierra se llame Zagrilla
(diminutivo de Zagra: frontera). A pesar de estas medidas defensivas los reyes de
Granada multiplicaban las incursiones en las campiñas y en los campos reinaba la
inseguridad.
En esta línea fronteriza había dos "ciudades base" (según expresión de Torres
Fontes): Baena y Alcaudete, varios castillos fronteros: Luque, Albendín y Zuheros y por
último las mencionadas torres cuya misión, como ya hemos señalado de un modo
particular, era mantener la vigilancia, servir de refugio a los campesinos en caso de
incursión enemiga y servir de base adelantada a sus cabalgadas. Sin embargo no había
una unidad política, pues en el reino de Jaén la defensa estaba a cargo de la Orden de
Calatrava y en el Obispado de Córdoba (en esta época) las milicias concejiles de Luque,
Zuheros y Albendín y la caballería de Córdobl que mandaba el Adelantado Mayor que
residía en la citada ciudad. Más tarde en tiempos de los Trastamaras esta tarea será
encomendada a nobles, que, como señores de las citadas villas mandaban las tropas
reclutadas en ellas, procurando que estas poblaciones y castillos vecinos estuvieran en
manos de nobles de una misma familia y que mantuvieran buenas relaciones, tal el caso
de los Fernández de Córdova de Baena, Alcaudete y Zuheros y los Venegas de Luque.
Así había ocurrido en siglos anteriores cuando en el siglo XIII las tres villas de Baena,
Luque y Zuheros pertenecían al príncipe D. Juan, hermano del rey Sancho IV y
posteriormente al concejo de la ciudad de Córdoba.
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