dejando huella - Turismo Medio Cudeyo

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DEJANDO HUELLA
Arzobispo Antonio Ibáñez de la Riva-Herrera
Palacio de los Marqueses de Valbuena
Palacio de Rubalcaba
Arquitectura popular
Casa Torre de los Ibáñez
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Casa “Dos Hermanas”
DEJANDO HUELLA
ARZOBISPO ANTONIO IBAÑEZ DE LA RIVA HERRERA
Biografía
N
ació en Solares en 1633, hijo de Juan de Ibáñez
y Agüero (General de artillería y escribano de la
merindad de Trasmiera) y de Catalina de RivaHerrera y Riosota, natural de Gajano.
Forma parte de una amplia familia compuesta por sus
progenitores y diez hermanos, de los cuales Juan
Domingo Ibáñez es quien heredará el
mayorazgo y sus cargos asociados:
Teniente General de artillería de las
cuatro villas de la costa y juez
conservador de las fábricas de
artillería de Liérganes y Santa
Bárbara en La Cavada.
Inicia la carrera eclesiástica
como párroco de la iglesia de
San Martín de Gajano, pasando a
ser colegial de Mayor de San
Ildefonso de Alcalá, en cuya
Universidad llegó a alcanzar la cátedra
de artes.
Obtuvo cargos como los canonicatos
de Osma y Málaga, el de Magistral de Oviedo y el
arcedianato de Ronda.
En Santander fue nombrado Chantre de la
Catedral (cantor principal o dirigente, quien los
domingos y en las grandes fiestas entonaba ciertas
antífonas, salmos, himnos, responsorios, etc. Le daba el
tono al Obispo y Deán en la misa, ordenaba de modo
general el Oficio Divino) y Visitador General del
Obispado.
El Rey Carlos II le elevó en 1685 a la Mitra de
Ceuta (cargo eclesial de Obispo) y durante los dos años
que duró su cargo dirigió las obras de reforma de la
Catedral.
En 1687 fue nombrado Arzobispo de Zaragoza,
sede que ocupó hasta el año 1710.
Entre 1690 y 1692 fue Presidente de la “Sala de
Millones”, planteando la reforma hacendística del
reinado de Carlos II, con el fin de evitar el fraude fiscal.
En 1695 ocupó el cargo de Superintendente de las
obras de la Basílica del Pilar de Zaragoza, efectuándose
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en esta época la cimentación del lado norte y el lado
sur.
En la Seo de Zaragoza (Catedral del Salvador) reformó
la capilla de Santiago para convertirla en su capilla
funeraria. La obra eliminó cualquier vestigio de la
antigua capilla renacentista, modernizándola al estilo
barroco.
En 1697 convocó Sínodo en Zaragoza, elaborando
las Constituciones Sinodales. Fundó el
Montepío.
Por dos veces ocupó los cargos
de Virrey y Capitán General de
Aragón. La primera vez entre
1693 y 1696 y la segunda
ocasión entre 1703 y 1705,
en plena Guerra de
Sucesión
(como
consecuencia de la muerte
del Rey Carlos II en 1700 sin
haber dejado heredero).
Antonio Ibáñez de la Riva-Herrera
se mantuvo fiel a la causa de Felipe
V en dicha guerra de sucesión, por lo que
fue nombrado Inquisidor General de España y
Arzobispo de Toledo, cargo que no llegó a ocupar,
debido a que falleció ese mismo año de 1710.
Aportaciones
Su preocupación por engrandecer el mayorazgo
repercutió en la remodelación de su casa–palacio y de
su capilla de Solares, entre 1690 y 1703.
Se reestructura su arquitectura y se enriquece su
decoración con un gran número de pinturas y esculturas
del barroco andaluz e italiano.
Se enviaron desde las catacumbas de San Calixto en
Roma las reliquias de San Cipriano Mártir. En una urna
de cristal guarnecida de bordadura rica de oro y seda
con una corona y palma de lo mismo, acompañado de
una inscripción que expresa el nombre del santo.
En 1697 sus donativos se extendieron además a la
parroquia de Santa María de Cudeyo, sita en Valdecilla.
Regaló varias alhajas, pinturas y esculturas para la
decoración del templo:
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



Un lienzo de San Francisco.
Un Ecce Homo y Nuestra Señora de las
Angustias, esculturas del gran Pedro de Mena
adquiridas en Málaga en 1692 y desaparecidas
poco antes de la Guerra Civil.
Corona para la Virgen.
Dos nichos de piedra labrados con sus
respectivos altares.
Estudio de Gramática y Latinidad
La instrucción de sus convecinos también fue
objeto de preocupación, financiando dos tempranos
proyectos de enseñanza.
 En 1686 un Magisterio de Primeras Letras
“…con la obligación de enseñar a leer, escribir
y contar de valde…” se impartía en la propia
parroquia.
 Posteriormente obtuvo facultad real para
fundar en Solares un estudio de gramática y
rosario con el propósito de enseñar gratis a los
habitantes de la junta de Cudeyo, con una
dotación de 3.100 reales al año.
“…enseñanza de la doctrina católica y los misterios
de nuestra santa fe católica, procurando educarlos
en temor de Dios y buenas costumbres y
corrigiéndoles en lo que faltaran y que oigan
misa…”.
Se establece el magisterio de gramática
“…en las casas que a nuestras expensas
hemos fabricado nuevamente con aulas y
piezas correspondientes para la enseñanza de
los estudiantes y vivienda del maestro con la
dotación de 144 libras jaquesas de renta cada un
año…”.
En este estudio de gramática se seguía la doctrina
de Nebrija, incidiendo en la observancia de la
doctrina católica y de acompañar a los discípulos y
demás personas que concurrieran en la capilla de
San Juan (la del Palacio) al rezo del rosario en el
altar de Nuestra Señora del Pilar.
Las obras se escrituraron en 1697, siendo
rematadas por los maestros Domingo de las
Cabadas y Felipe de Rioz, vecinos de Anaz y
Sobremazas, respectivamente.
PALACIO DE LOS MARQUESES DE VALBUENA
El título nobiliario de Marqués de Valbuena le fue concedido en 1692
a Don Antonio Ibáñez de la Riva-Herrera y Prieto de la Concha
(Caballero de Calatrava) sobrino del Arzobispo Riva Herrera.
E
ste conjunto palaciego se desarrolló en tres fases constructivas, que
se inician en los albores del siglo XVII y concluyen en los primeros
años del siglo XVIII.
Cronológicamente, el cuerpo central es el más antiguo, ya que se
corresponde con la torre antigua que, pegada a la capilla, debió ser la
casa solariega en la que vivió Juan Ibáñez y Agüero, casado con Catalina
de la Riva Herrera, padres del Arzobispo Riva Herrera.
Existe constancia de este palacio en 1622, fecha en la que ya estarían finalizadas la capilla y la torre. La torre antigua es
una edificación de planta rectangular con mucho fondo y pequeño frente con el ingreso articulado por un arco de medio
punto de dovelaje liso. Sobre él se abrió un balcón adornado con un escudo cuartelado del siguiente modo:
 Castillo de dos cuerpos sobre aguas y a cada lado un árbol sobre cuya copa se afrontan dos grifos. Media
bordadura cargada de ocho aspas, que es Riva.
 Castillo donjonado sobre aguas y a cada lado una caldera. Media bordura con ocho calderas que es Herrera.
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DEJANDO HUELLA
L
a impronta del Arzobispo es determinante en las dos fases
constructivas siguientes, si bien todas las intervenciones por él
decretadas sobre la casa solariega tratan de preservar el carácter señorial
del linaje, incorporando a la torre de evocaciones militares una gran
fachada, testimonios de la proyección social alcanzada en los nuevos
tiempos y reconstruyendo el panteón familiar (en la capilla anexa al
P,alacio).
El cuerpo palaciego es reedificado, por tanto, entre los años 1690 y 1693
de acuerdo con la concepción palladiana que en la segunda mitad del
siglo XVII, influida por los modelos asturianos, se introduce por toda
Cantabria entre los seguidores de Juan de Naveda.
Adoptando los postulados del clasicismo barroco, su fachada de dos pisos, separada por línea de imposta plana, se
desarrolla en horizontal con series de arcos y balconada corrida.
Las armas del arzobispo pudieron
ser labradas cuando se hizo la
capilla: escudo con atributos
arzobispales timbrado por corona
de marqués surmontada de cruz,
con dos figuras femeninas como
tenantes, apoyadas en tritones
que abrazan ancla y en punta
escudete.
La
tarjeta
principal
se
dispone
sobre
cruz floreteada
de Calatrava, se
rodea de bordura
cargada
de
aspas de San
Andrés y está
partida en los
siguientes campos:
 En jefe: Gratia Dei. Castillo sobre
aguas, diestrado de dos bastones
cargados de un armiño cada uno.
Armas de Ibáñez.
 Cuartelado: en el jefe el lema “Ave
María” dos órdenes de vero y
banda, “Y” coronada, pendón
sobre ondas y grifo rampante y
lucero. Armas de Agüero.
La
segunda intervención tuvo
como objetivo
la
remodelación de la
capilla.
Se
mantiene su
disposición,
adosada al
cuerpo de la
casa, con la
que
se
comunica interiormente a través
de tribuna y ventana. Su portada
queda encajonada entre dos
estribos y la espadaña que la
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remata. A través de un arco
rebajado coronado por frontón
triangular y adornos de bolas se
accede al interior.
Su planta presenta una cierta
disimetría, que viene determinada
por el gran pilar clasicista que
organiza el espacio interno. De él
arranca el arco toral que abre las
dos amplias capillas de la
cabecera, mientras que a sus pies
da paso a un estrecho cuerpo en
cuyo piso alto se dispuso la
galería de comunicación con el
palacio. Los cuatro espacios están
abovedados
de
manera
diferenciada: las dos capillas
principales se cubren con bóveda
de crucería estrellada, ligaduras,
combados curvos y pies de gallo;
las de los pies son de crucería
simple.
DEJANDO HUELLA
CASA-TORRE DE IBAÑEZ
Junto al palacio de Valbuena se encuentra la
casa-torre primigenia de los Ibáñez, tal y como atestigua
el blasón que adorna su fachada principal. Las
armas aparecen flanqueadas por dos leones y
bajo celada, con la siguiente labra: en jefe
Gratia Dei, castillo sobre aguas diestrado de dos
bastones cargados de un armiño cada uno.
Pudieron corresponder a Fernando de
Ibáñez, casado con María de Agüero. En este
solar debió de nacer su hijo: Juan Ibáñez y
Agüero, General de artillería de las cuatro villas, quien
para su
matrimonio con Catalina de la Riva Herrera dispuso una
nueva vivienda familiar con una capilla, en
la que nacería su hijo, el Arzobispo RivaHerrera.
Participa
de
una
tipología
semejante a la del cuerpo central del
palacio de los Marqueses de Valbuena.
Torre de tradición tardomedieval que,
aunque ha perdido su carácter defensivo,
mantiene en su estructura un estrecho frente, articulado
por un eje conformado por el escudo, el balcón y el arco
de ingreso. Se reformó en el siglo XVIII.
ARQUITECTURA POPULAR CALLE DEL ESTUDIO
En esta calle perviven aún formas tradicionales de la arquitectura montañesa, donde alineaciones y hastiales de
sillería aparecen como elementos más característicos.
Casa con escudo en esquina finales XVII- ppios XVIII
Sobre el hastial de esta
casa barroca, un blasón
vuelve a presentar las
armas familiares de
Rubalcaba, testimonio
del asentamiento del
linaje. Esta casa de dos
plantas destaca la sillería de la cornisa y los marcos de
los vanos y cubiertas a dos aguas, presenta muros de
sillería. Destaca el escudo.
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Se trata de un escudo cubierto por celada y con
un único cuartel en el que se representa una torre
palacio y bajo ella un caballero armado junto a un
dragón y dos animales pasantes.
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Casa con balcón y escudo SXVII
Casa de dos pisos con balconada de madera en el piso superior y zaguán en
el piso inferior. En uno de los extremos de la fachada se ubica un escudo en
piedra. Escudo timbrado por celada, mascarón en punta y niños con frutas a
cada uno de los lados. Presenta cuatro cuarteles:
 Cinco panelas.
 Torre palacio y sobre ella una flor de lis y dos medias lunas.
 Un brazo con banderín y dos calderas.
 Cuatro bandas horizontales en torno a bordura ajedrezada.
PALACIO DE RUBALCABA
Conjunto palaciego del linaje de Rubalcaba (Liérganes) que figura
ya en los padrones de Solares en el siglo XVI. Hacia 1682
estaba ya construido el palacio por el maestre de campo
Pedro de Rubalcaba.
Se trata de una casona (estructura prototípica de los
palacios montañeses)
de
estructura
longitudinal de dos pisos,
arcada
en el cuerpo bajo y capilla con
remate de espadaña y acotada por contrafuertes en esquina. Los volúmenes, limpios
y de líneas sobrias, destacan por la magnífica sillería de la capilla y del eje principal
de la zona de vivienda, eje marcado por un arco de medio punto que da acceso al
zaguán y el gran escudo de armas de la fachada.
Cuarteles propios de Rubalcaba: castillo de dos cuerpos sobre el que sale una dama y a la izquierda guerrero armado de
espada y lanza, acompañado de dos lebreles y en punta dragón o sierpe lanceado por el caballero.
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CASA “DOS HERMANAS”
C
uriosa vivienda que adopta disparidad de lenguajes arquitectónicos. Ventanas de forma neogótica se funden en un
diseño hecho a base de bloques cúbicos a distinta altura y galerías de madera que siguen los modelos domésticos
suizos, muy del gusto de los hoteles que acompañaban los balnearios de la Región. Su propietario resulta desconocido, si
bien es cierto que debió de haberse tratado de alguien en contacto con la estética europea e interesado en un proyecto
muy novedoso como es esta casa, que data del siglo XX.
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