La Misa del Domingo

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PADRE NUESTRO
17 C
CANTO
Padre nuestro, Tú que estás en los que aman la verdad,
haz que el Reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón,
y el amor que tu Hijo nos dejó, el amor habite en nosotros.
RECITADO
Padre: has de oír este decir
que se me abre en los labios como flor.
Te llamaré Padre, porque la palabra me sabe a más amor.
Tuyo me sé, pues me miré en mi carne prendido en tu fulgor.
Me has de ayudar a caminar, sin deshojar mi rosa de esplendor.
Por cuanto soy gracias te doy: por el milagro de vivir.
Y por el ver la tarde arder, por el encantamiento de existir.
Y para ir, Padre, hacia ti, dame tu mano suave y tu amistad.
Pues te diré: sólo no sé ir rectamente hacia tu claridad.
Tras el vivir, dame el dormir
con los que aquí anudaste a mi querer.
Dame, Señor, hondo soñar.
¡Hogar dentro de ti nos has de hacer! Amén.
CANTO
En el pan de la unidad, Cristo, danos Tú la paz,
y olvídate de nuestro mal si olvidamos el de los demás,
no permitas que caigamos en tentación,
oh Señor, y ten piedad del mundo.
ORACIÓN
Dios nuestro, Tú eres sobre todo Padre y misericordioso.
Queremos aprender a hablar contigo con la misma confianza
que tiene un niño con su padre bueno,
como lo hacía Jesús.
Enséñanos a orar.
Interesante petición de Abrahán: no le pide que perdone a los justos y castigue a los culpables, sino
que le pide el perdón para todos en gracia a los justos.
No se encontraron diez justos, pero andando la historia llegaría "el único justo", Cristo, y por él,
Dios perdonó a toda la humanidad.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 18, 20-32
EN aquellos días, el Señor dijo:
«El clamor contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus
acciones responden a la queja llegada mí; y si no, lo sabré».
Los hombres se volvieron de allí y se dirigieron a Sodoma, mientas Abrahán seguía en pie ante el Señor.
Abrahán se acercó y le dijo: «¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes
en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡lejos de ti tal
cosa, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable!; ¡lejos de
ti! El juez de todo la tierra, ¿no hará justicia?».
El Señor contestó: «Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en
atención a ellos».
Abrahán respondió: «¡Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza! Y si faltan cinco para el
número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?».
Respondió el Señor: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco».
Abrahán insistió: «Quizá no se encuentren más que cuarenta».
Él dijo: «En atención a los cuarenta, no lo haré».
Abrahán siguió hablando: «Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?».
Él contestó: «No lo haré, si encuentro allí treinta».
Insistió Abrahán:
«Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor ¿y si se encuentran allí veinte?».
Respondió el Señor: «En atención a los veinte, no la destruiré».
Abrahán continuó: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más: ¿y si se encuentran diez?».
Contestó el Señor: «En atención a los diez, no la destruiré».
Palabra de Dios
¡¡Lo que nos
cuesta aprender la
tabla del siete (7) !!
El perdón es una
puerta abierta a la
vida.
Salmo responsorial Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 6-7ab. 7c-8
Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
(Tono C)
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario.
Daré gracias a tu nombre, por tu misericordia y tu lealtad.
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros, me conservas la vida;
extiendes tu mano contra la ira de mi enemigo.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Dios repara nuestros “rotos” con
amor. Hagamos lo mismo.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses
2, 12-14
HERMANOS:
Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios
que lo resucitó de los muertos.
Y a vosotros, que estabais muertos por vuestros pecados y la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó
con él.
Canceló la nota de cargo que nos condenaba con sus cláusulas las contrarias a nosotros; la quitó de en
medio, clavándola en la cruz.
Palabra de Dios
Aleluya, aleluya, aleluya Rm 8, 15bc
Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción,
por el que clamamos: "¡Abba!, ¡Padre!".
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
11, 1-13
UNA vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
«Cuando oréis, decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan
cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe,
y no nos dejes caer en tentación».
Y les dijo:
«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice:
"Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle";
y, desde dentro, aquel le responde:
"No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme
para dártelos"; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su
importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el
que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide
un huevo, le dará un escorpión?.
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del
cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?".
Palabra del Señor
Unidos
por el
amor
de
Dios
Padre
1.- "Enséñanos a orar"
También los discípulos de ahora, necesitamos que el Señor nos enseñe a orar. Jesús nos entrega el "Padre
nuestro", breve, simple, redondo. Nos viene lleno de resonancias emotivas vinculadas a los primeros años de
nuestra vida: nuestros padres, nacimiento, bautismo de hijos, invocación ante seres queridos muy enfermos o
difuntos... puede ser nuestra oración esencial y lo más esencial de nuestras oraciones. Un obstáculo es que lo
sabemos de memoria y quizá no pase al corazón. Su colocación en la eucaristía momentos antes de comulgar
es muy sugerente: lo rezamos junto con la comunidad en el momento inminente de recibir al Señor.
2.- Autorretrato de Jesús
Nos sitúa de lleno en la médula misma de las convicciones, deseos y compromisos de Jesús al que vamos a
recibir. La osadía, la confianza y el gozo hondo de creer que el misterio tantas veces oscuro de la vida tiene su
desciframiento: es originado, acompañado y finalizado por el mismo Padre (el de Jesús es el nuestro). Él hizo
que la vida de Jesús mostrara la más hermosa y necesaria alternativa que hace humana a la persona y a la
colectividad.
El "hágase tu voluntad", no hemos de identificarlo con la sufrida resignación ante calamidades dolorosas, sino
para poner esperanza en Dios, a partir de esas calamidades.
Pedimos que el pan y los medios lleguen a todos, de forma que no falten a nadie pues los necesitamos: el pan
material a los que carecen de él.
Pedimos sentir en vivo el perdón pleno e incondicional que el Padre siempre nos regala y reconstruye nuestras
torpezas y averías.
Pedimos que la mano del Padre nos sostenga en tierra firme; que nos detenga cuando tantas cosas nos tientan a
dejarnos caer por otros barrancos aparentemente más cómodos y halagadores.
3.- "Os dará el Espíritu"
El objetivo final y el contenido de la oración cristiana es llegar a recibir el Espíritu que es capaz de renovar
nuestra faz y la del mundo.
La oración es aquella confianza plena que no busca sacar de Dios algo que Él no querría darnos. Tampoco
pedir a Dios intervenciones que no respeten la autonomía del mundo y de las libertades. Más bien hay que
rezar para conocer la voluntad de Dios sobre nuestras vidas, para que Dios nos ilumine qué es lo que quiere de
nosotros.
El Padre nos
regala la
familia de la fe
ORACIÓN DE LOS FIELES
Nos dirigimos a Dios nuestro Padre, que por medio de su Hijo nos recuerda que "quien pide recibe,
al que llama se le abre", para expresarle nuestra plegaria:
VENGA A NOSOTROS TU REINO.
-Por la iglesia, para que renueve su llamada a anunciar la Buena noticia del reino de Dios
de fraternidad y justicia para todos.
-Para que nunca nos falten maestros de oración: que los padres lo sean para sus hijos, que
nuestras familias sean escuelas de fe y oración.
Por nuestro mundo sumido en guerras y conflictos, por nuestro entorno tantas veces sacudido por
el odio, el egoísmo o la violencia, para que el Señor nos envíe su paz y nosotros perdonemos toda
ofensa.
-Por los pueblos que, sometidos a la tiranía de la injusticia, padecen hambre de pan y carecen de los
medios indispensables de subsistencia.
Escucha, Señor, el deseo que surge en nosotros al escuchar tu Palabra.
CANTO OFERTORIO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros, venga tu reino.
Hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
El pan, danos hoy
nuestro pan de cada día.
Perdónanos nuestras deudas
así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación
mas líbranos de mal.
Amén, amén.
COMUNIÓN
Padre nuestro: Diana Navarro
Padre,
me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras,
sea lo que sea,
te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo
con tal de que tu voluntad
se cumpla en mí
y en todas las creaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te confío mi alma,
te la doy
con todo el amor
de que soy capaz,
porque te amo
y necesito darme,
ponerme en tus manos
sin medida,
con una infinita confianza,
porque tú eres mi Padre.
Oración (Padre nuestro ecológico)
Padre nuestro que estas en el bosque, en el mar, en el desierto y en la ciudad.
Santificada sea tu creación, pletórica de desarrollo, fuerza y vida.
Venga a nosotros tu sabiduría,
para proteger y desarrollar la belleza que nos has dado,
que está en la flor y el arco iris, en el agua y la fértil madre tierra,
en el cálido aliento del sol y en la fresca oscuridad del descanso.
Hágase, tu voluntad, para que seamos personas a tu imagen y semejanza,
los que asumamos el reto, mantener el proceso vital de la creación...
Danos hoy el verdor de cada día, en el prado y en el monte,
en el jardín y en la tierra que agoniza.
Perdona nuestra irresponsabilidad, al no cuidar lo que nos has dado,
como nosotros, por amor, perdonamos a los contaminadores.
Y les instamos con vehemencia a que abandonen su trabajo de destrucción.
Y no nos dejes caer en la desertización, que a la muerte conduce,
que niega tu obra y aniquila la vida
y líbranos del conformismo, para que se transformen nuestras vidas,
en fuerza dinámica, que reproduce vida. Amén.
CANTO FINAL
Padre nuestro que estás en el cielo...
Y en la tierra que se muere y en los ojos de los niños que no tienen qué comer.
Santificado sea tu nombre...
Y que todo el mundo se entere de tu mano generosa, de tu fuerza y tu poder.
Venga a nosotros tu reino...
y que brille lo más limpio, lo más bueno, lo más puro, lo mejor de nuestro ser.
Hágase tu voluntad...
Y se lleve la basura, la violencia, la mentira, hasta desaparecer.
Así en la tierra como en el cielo... Protégenos, Señor, ayúdanos, Señor.
Danos hoy nuestro pan de cada día...
Y que la naturaleza se reparta entre la gente de manera natural.
Y perdónanos nuestras ofensas...
Como Tú nos enseñaste a querer a tus hermanos y a saberlos perdonar.
Así como nosotros perdónanos a los que nos ofenden...
Nos ofende la injusticia, los tiranos, los cobardes, los racistas y el dolor.
No nos dejes caer en la tentación...
ni permitas que se enferme lo bonito, lo cristiano ni el amor del corazón.
Y líbranos del mal...
Bendícenos, Señor. Escúchanos, Señor. Amén.
Paseo María Agustín, 8. Zaragoza
www.parroquiadelcarmen.es
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