UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO FACULTAD DE FILOSOFÍA “PROCESO DE TRABAJO DE LA MINERÍA DE MERCURIO EN SAN JOAQUÍN, QUERÉTARO” TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIATURA EN ANTROPOLOGÍA PRESENTA EZEQUIEL TREJO PÉREZ DIRIGIDO POR: Doctora. Elizabeth Mejía Pérez Campos SANTIAGO DE QUERÉTARO, QRO. JULIO 2011 Proceso de Trabajo PROCESO DE TRABAJO DE LA MINERÍA DE MERCURIO EN SAN JOAQUÍN, QUERÉTARO Foto 1. Tren de góndolas o carritos, de arrastre de mulas que trasportan mineral para su beneficio, de la mina del Santo Entierro al Socavón. Año 1920. Compilador Ezequiel Trejo. ii Proceso de Trabajo A los mineros de San Joaquín, que sin los relatos de sus vivencias no sería posible este trabajo… In memoriam a algunos mineros que ya no están entre nosotros, pero conservamos parte de su memoria… A la institución que orientó mi aprendizaje tanto profesional como personal, UAQ. iii Proceso de Trabajo Agradecimientos Escribir los agradecimientos significa que he terminado con el presente estudio que servirá para obtener el título de Licenciatura en Antropología Social. No queda más que agradecer a las personas que de alguna manera me han apoyado. En primer lugar está el apoyo incondicional de mi madre que, sin los jalones de oreja oportunos esto se hubiera prolongado aún más, a mi padre que también ha estado presente en todo momento. A mis hermanas de quienes he tenido un gran respaldo sin la necesidad de pedirlo. En especial a una de ellas que por haber estudiado la Lic. en Lenguas Modernas cargó con el peso de corregir mis “horrores” ortográficos y de redacción. A la nueva y maravillosa familia de la cual ahora formo parte. A mis maestros quienes son responsables de mi formación académica durante mi incursión por las aulas de la Lic. en Antropología Social. En especial a la doctora en Arqueología Elizabeth Mejía Pérez Campos y al maestro en Arqueología Alberto Juan Herrera Muños, quienes me apoyaron y motivaron para continuar con este proceso de titulación. Por fortuna hay muchos agradecimientos que dar a familiares, maestros y amigos, y a todas aquellas personas que compartieron sus recuerdos e historias de vida y que me permitieron plasmarlas en estas páginas GRACIAS. iv Proceso de Trabajo ÍNDICE ……………………….. DEDICATORIA ……………………….. ……………………….. ……………………….. ……………………….. iii iv vii viii viii ix ……………………….. 14 ……………………….. 32 Los usos del mercurio en época Prehispánica en México Proceso de Explotación en Época Prehispánica Quema del Mercurio en Época Prehispánica CAPITULO III. ……………………….. 39 ……………………….. 41 ……………………….. 47 LA MINERÍA DE ÉPOCA COLONIAL AL SIGLO XX 3.1.1 El mercurio en el siglo XIX y XX ……………………….. 54 ……………………….. ……………………….. 61 72 ……………………….. ……………………….. 73 76 ……………………….. 78 ……………………….. 86 ……………………….. ……………………….. ……………………….. ……………………….. 93 97 102 106 ……………………….. 110 AGRADECIMIENTOS INTRODUCCIÓN OBJETIVO DE ESTUDIO JUSTIFICACIÓN METODOLOGÍA CAPITULO I. 1.1 1.2 ANTECEDENTES: Población de la Sierra Gorda Fundación de San Joaquín CAPITULO II. 2.1 2.2 2.3 3.1 3.1.2 Evolución al Querétaro contemporáneo: Conformación estatal 3.1.3 Querétaro Área de Estudio 3.1.4 Control de la producción de San Joaquín 3.1.5 Tecnología CAPITULO IV. 4. 4.1 VISIÓN DE LOS EXTRABAJADORES DE LA MINERÍA DE SAN JOAQUÍN Búsqueda y tentadura de la mina 4.2 Método de Trabajo 4.3 TRABAJO DENTRO DE LA MINA 4.3.1 BARRENADO: Manual y con maquinaria neumática 4.3.2 Tronada y Amacize v Proceso de Trabajo 4.3.3 Proceso de acarreo 4.4 TRABAJO DE PATIO DE MINA 4.4.1 Área de almacenado, lavado y selección 4.4.2 Trituración y secado 4.4.3 DESCRIPCIÓN DE LOS HORNOS 4.4.4 Preparación de la carga y horneado 4.4.5 Descarga, la rezaga o desechos 4.4.6 Recuperación y limpieza de los hornos 4.4.7 Envasado del mercurio CONSIDERACIONES FINALES ANEXO I. fotográficas BIBLIOGRAFÍA Referencias vi ……………………….. ……………………….. ……………………….. 112 119 119 ……………………….. ……………………….. ……………………….. 120 120 125 ……………………….. ……………………….. 127 127 ……………………….. ……………………….. ……………………….. 129 131 136 ……………………….. 140 Proceso de Trabajo INTRODUCCIÓN En este trabajo se presenta una descripción del proceso minero en la Sierra Gorda del estado de Querétaro. La actividad minera se aborda desde sus orígenes, su desarrollo a través de varias etapas, y se profundiza en temas relacionados con el proceso de trabajo. Como primera parte se expone una breve reseña histórica de la población de la Sierra Gorda y la fundación de San Joaquín, municipio en el que se centra la actividad de la minería y la presente investigación. Se hace una recopilación de los usos para los cuales estaba destinada la producción de cinabrio en época prehispánica. En este apartado veremos que el cinabrio o sulfuro rojo de mercurio (Hgs) acaparaba el interés por su uso en aspectos rituales fúnebres, y como pigmentos decorativos, siempre ligado al estatus socioeconómico del individuo que lo portaba. Mientras que el mercurio líquido era de menor importancia. También veremos a grandes rasgos las técnicas y herramientas con las que se desempeñaba la actividad minera. Se relata la práctica minera que se perpetuó durante la colonia, época en la que se implementaron nuevas técnicas traídas por los colonizadores así como la utilización de herramientas de hierro. En este periodo el interés primordial estaba enfocado a la obtención del mercurio líquido que se utilizó como insumo en la producción de plata, debido a esto la producción de mercurio estuvo ligada y determinada por cuestiones de carácter internacional que repercutieron en el control y consumo de mercurio en el actual territorio mexicano. Con la finalidad de centrarnos en un espacio se muestra una breve descripción de la conformación del Estado de Querétaro como área de estudio, así como el control de la producción del distrito minero de San Joaquín, y cómo debido a su gran actividad, llega a ser uno más de los dieciocho municipios del Estado. vii Proceso de Trabajo Se expone la información obtenida en un par de temporadas de trabajo de campo, retomando el tema de minería de mercurio enmarcado en el “Proyecto Arqueológico Toluquilla”. Se presentan los resultados etnográficos, obtenidos por medio de entrevistas con ex-mineros, que se desempeñaron en las distintas áreas de trabajo como; exfajineros (acarreadores, paleros, carretilleros, carreros, y todas las actividades propias de este rango), así como barreteros, perforistas, horneros, y trabajadores de todas las áreas de la actividad minera. Finalmente se muestran consideraciones personales, experiencias de los implicados en relación con actividades propias de la minería, y apreciaciones escritas sobre realidades de los actores sociales que protagonizaron este evento. OBJETIVO DE ESTUDIO Desde un enfoque antropológico este proyecto tiene como objetivo general contribuir en la preservación del legado histórico del proceso de trabajo de la minería, que se desarrolló en San Joaquín municipio de Querétaro. Los objetivos particulares son los siguientes: 1. Dar seguimiento al desarrollo del proceso de trabajo minero, basado en una descripción etnográfica y sustentada en información bibliográfica. 2. Aportar un texto que exponga sistemáticamente el proceso de trabajo de la minería de la región. 3. Crear interés y reconocimiento sobre la actividad minera al interior y fuera de la comunidad. JUSTIFICACIÓN Los cambios en el uso del mercurio y su caída de precio a nivel mundial en la década de los 60’s, provocó que poco tiempo después en el municipio de San Joaquín se abandonara la actividad minera. Situación que no ha mejorado hasta viii Proceso de Trabajo nuestros días, lo que está ocasionando que los conocimientos adquiridos gracias a esta actividad se estén olvidando. Situación que motivó el interés del presente trabajo, retomando una línea de investigación del proyecto Arqueológico “Toluquilla” del que la doctora en Arqueología Elizabeth Mejía Pérez Campos, es titular. La investigación etnográfica del “Proyecto Arqueológico de Toluquilla”, implicaba la convivencia con las personas que se dedicaban a la minería en la región de San Joaquín. El acercamiento con estas personas, provocó inquietud por evidenciar sus relatadas experiencias y conocimientos que permitieron satisfacciones efímeras, producto de las ganancias económicas, mismas que provocaron un cúmulo de sentimientos. En este sentir se idealiza, se anhela y se demerita la actividad del minero; interesante panorama que debería preservarse a través de la Historia. Para el logro de lo anterior considero importante aportar un texto sobre el tema, mismo que sistematice, informe, y genere interés en futuros trabajos que permitan conocer el pasado minero de la comunidad en cuestión, para comprender su presente. “La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero no es, quizás, menos vano esforzarse por comprender el pasado si no se sabe nada del presente” (Bloch. 1961, s/p). METODOLOGÍA Esta investigación es un ejercicio descriptivo en el que se relatan las características importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno que sirva al tema. Con el interés de contribuir al acopio y preservación de información del proceso de trabajo de la minería de esta región. Para lograr lo propuesto, se realizó trabajó de campo desde una perspectiva antropológica, es decir, dándole importancia al sujeto y su desarrollo mediante el proceso de trabajo minero. Para lo anterior se aplicaron entrevistas utilizando la ix Proceso de Trabajo técnica etnográfica para lograr los testimonios de las personas que contribuyeron a dar cuerpo y forma a este trabajo. Para lograr un panorama más amplio de los trabajadores de la minería de San Joaquín se entrevistó a trabajadores de todas las áreas, ex-fajineros (acarreadores, paleros, carretilleros, carreros, todas las actividades propias de este rango), así como barreteros, perforistas, horneros, de esta forma se obtuvo información que permitió conocer sus experiencias durante su trayectoria como trabajadores de la minería de mercurio. A este cúmulo de información se le extrajo lo referente al tema del proceso de trabajo de la minería, que es el tema principal de éste material, postergando la información extra para futuras investigaciones. Cabe señalar que los datos etnográficos recopilados, fueron transmitidos por los principales actores sociales del trabajo minero, de generación en generación a través de la tradición oral. Esta actividad forma parte de los conocimientos y costumbres que se añoran y al mismo tiempo se rechazan, pero a pesar de esto, crearon hábitos dentro de este grupo social. Como menciona Marvin Harris en su definición sobre cultura: “…un complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en tanto que miembro de la sociedad” (Harris, 1983: 20). En esta búsqueda de información fue necesaria la aportación de más informantes, que se logró con la recomendación de los ya entrevistados. Es decir, cuando se entrevistaba a un individuo se le pedía que recomendara a algún miembro de la comunidad que se hubiera desempeñado como minero. El fin era que los mismos informantes recomendaran a más personas para procurar que la información fuera de buena fuente, y poder hacer un análisis buscando puntos en los que convergieran los datos, y así comparar y corroborar la información obtenida entre ellos mismos. De esta manera lograr un mayor grado de certeza y confiabilidad. x Proceso de Trabajo Durante las entrevistas, algunos de los informantes tuvieron la amabilidad de mostrar, con un gran orgullo, utensilios de trabajo que aún guardan con gran celo. Entre sus objetos mostraron, lámparas de carburo, cascos, palas, picos, carretillas, que en algunos casos seguían utilizando en sus actividades diarias, ollas azogueras, y hasta pequeños hornos caseros para la obtención del mercurio líquido. Durante las estancias de campo también se tuvo la oportunidad de conocer y caminar por el patio de minas ya abandonadas como el Otatal, Calabacillas, la Maravilla, San Juan Nepomuceno que no es una mina de mercurio, pero si es muy emblemática para la región. Se conocieron muchas más que aunque no tuvieron una producción tan destacada como las ya mencionadas, también forman parte de esta historia y contribuyeron a darle forma a la comunidad y a la cultura de los pobladores de San Joaquín. En la búsqueda de información sobre el tema, se obtuvieron datos bibliográficos, lo que permitió remontarnos a los orígenes de la actividad minera y por ende a la comunidad, así como a su evolución y desarrollo. Parte de la información no fue posible obtenerla en textos impresos por lo que fue necesario consultar medios electrónicos. La información que se obtuvo se agrupó de la siguiente manera: 1. TRABAJO DE GABINETE O ESCRITORIO; Recopilación de material bibliográfico agrupado en el siguiente orden; a) Textos con información precolombina de la región; de los que se consiguieron datos de las técnicas y procesos de producción del polvo de cinabrio y sus usos más frecuentes, así como la obtención del mercurio líquido. b) Época colonial; en la cual se muestran los diferentes motivos para dominar, pacificar y posteriormente poblar la Sierra Gorda queretana, siempre ligados de alguna forma con la minería de cinabrio. En estos datos se encuentra inmerso el proceso de fundación del actual municipio de San Joaquín. xi Proceso de Trabajo c) Del periodo anterior se buscaron textos que hablaran de la demanda, los usos, y abastecimiento del mercurio en la Nueva España. Así como factores que influyeron en la producción y control de las minas de cinabrio en la región. d) Durante el siglo XX, la actividad minera trascendió y se dieron de nueva cuenta etapas de auge y declive de esta práctica, motivadas por sucesos nacionales e internacionales. De manera general se documentaron los cambios en las técnicas, procesos, y usos del mercurio. 2. TRABAJO DE CAMPO; en esta etapa es donde se muestra el trabajo que se desempeñó en la comunidad y donde se realizaron entrevistas con personas de la comunidad. Se utilizaron los dos tipos de entrevistas más comunes; abiertas y dirigidas, en la combinación de ambas, los informantes comenzaban relatando recuerdos de su vida siempre ligada a la actividad minera. En cuanto se abordaban temas de interés para la investigación se profundizaba con preguntas tratando de aclarar cualquier duda. La forma de dividir a los informantes fue la siguiente; dueños o propietarios de las minas, y trabajadores u obreros de éstas. Con esta división se pretendió tener un panorama más amplio de esta actividad. La información obtenida se dividió en diez subtemas, de los cuales para esta tesis solamente se consideran los datos relacionados con el de proceso de trabajo. 3. Una etapa más, fue la búsqueda de bibliografía que ubicara y describiera el Estado de Querétaro, así como sus municipios entre ellos San Joaquín. xii Foto 2. Familia Torres. Que orgullosamente se asumen como una de las familias que fundaron San Joaquín. Foto proporcionada por Salvador Torres. CAPITULO I 13 Procese de Trabajo 1.1 ANTECEDENTES: Población de la Sierra Gorda Cerca del año de 1530, se realizó la fundación del estado de Querétaro ya como pueblo español. Desde los inicios de su fundación y a través del tiempo, a este estado se le ha visto como el centro del territorio de México. Algo similar ocurre con el área denominada Bajío a la que Querétaro y Guanajuato pertenecen, y donde aún se cuenta con tierras de abundante vegetación. Estas tierras son regadas por una serie de cuencas que al este comienzan en el Valle del estado y llegan a su límite en las tierras altas de Jalisco al oeste. La ciudad queretana durante el siglo XVI y hasta principios del siglo XIX funcionó como el último asentamiento colonizado. A mediados del siglo se incluían la región de frontera al norte, en donde da inicio el camino denominado “Tierra Adentro”. A partir de allí existían tierras poco exploradas, que se reconocían como el refugio para los grupos denominados genéricamente Chichimecas, de acuerdo a las descripciones relatadas durante la entrega de las mercedes reales que la corona otorgo a mediados del siglo XVI (Cruz, 2003: 73). Ilustración 1. Mapa de la Sierra Gorda y caminos a tierra adentro. Al norte de los valles de Querétaro y al sur de la Sierra Gorda comienzan los territorios más inhóspitos. En esta zona, se pueden encontrar las regiones más 14 Procese de Trabajo áridas o semidesérticas del territorio queretano. Las tierras son más delgadas, lo que da como resultado una vegetación y una fauna limitada y con ello terrenos problemáticos para la subsistencia. El semidesierto es el acceso directo a la Sierra Gorda. El primer nombre para esta región fue; Sierra Alta, ésta forma parte de la extensa región denominada “La Gran Chichimecapan” o la “Chichimeca”. En el periodo colonial a sus habitantes se les nombró “chichimecas”. Las vías de acceso a la Sierra Gorda pueden ser cuatro, “una de ellas es por una ruta que va desde el noreste por la vía Tampico-Xilitla; desde el sur por la ruta de Cadereyta; al este por Zimapán y por el noroeste por Río Verde” (Gustin, 1969: 53). Por ello se puede ver que la ciudad de Querétaro fue solamente una de las vías por donde comienza la penetración hispana a un nuevo territorio. Este territorio hasta entonces desconocido para los colonizadores y que hoy reconocemos como Sierra Gorda, región en la que se centrará el presente trabajo. Cabe aclarar que la distribución territorial y los nombres que se asignaban a los poblados que se establecieron durante el periodo de colonización, fueron distintos y se modificaron hasta quedar como actualmente los conocemos. No fue una excepción en la Sierra, por tal motivo se hace una descripción somera de la fundación del asentamiento minero; “Real de Minas de Ranas” hoy conocido como el municipio de San Joaquín. En 1534 la Nueva España tenía una división territorial y política que constaba de cuatro provincias denominadas; Michoacán, México, Coatzacoalcos y las Mixtecas. Posteriormente se formó la provincia de Xilotepec a partir de la provincia de México, Ejemplo de esto se puede observar en la ilustración de Mendoza, 15 Procese de Trabajo Este hecho es un detonante para continuar la fundación de nuevas entidades como: la jurisdicción, corregimientos, reales de minas y alcaldía mayor. En el año de 1552 se delimitó la frontera norte de la provincia de Xilotepec, en ella se encuentra el corregimiento de la nueva zona minera de Xichú y Puxinguía. En el año de 1590 se convirtieron en alcaldía mayor del real y minas de Xichú. En este territorio continuaron las divisiones geográficas dado que las ya existentes no fueron definitivas, en Ilustración 2. (Mendoza: 2005: 14) parte por la continua destrucción que los indígenas hacían a los poblados recién construidos. Mientras tanto, durante la etapa de formación de fronteras en 1577, se separó del territorio de Xilotepec la Alcaldía Mayor de Querétaro (Mendoza, 2005: 13,15). En la Provincia del Panuco, hacia el norte de la Provincia de Xilotepec continuaron las separaciones de entidades territoriales, y en 1579, se separa la nueva Alcaldía de Villa de Valles. Ésta tiene frontera hacia el sudoeste con la jurisdicción de las minas de Xichú, donde en julio de 1599, se informa del Ilustración 3. (Mendoza, 2005: 29) 16 Procese de Trabajo descubrimiento de unas minas de nombre “Las Escanelas”. Posteriormente se nombraría Alcaldía Mayor de las minas de Escanelas (Mendoza, 2005: 16). Durante el proceso de pacificación desde finales del siglo XVI y a causa de la fundación de los asentamientos novohispanos, los pobladores de la región denominada la Gran “Chichimeca”, fueron paulatinamente despojados de su territorio. Los agustinos entran en contacto con los chichimecas en la entonces conocida como Sierra Alta en 1537, en nuestros días Sierra Gorda. Esto trajo como consecuencia la fundación de los primeros conventos. Así, se dio inicio al proceso de evangelización (Solís, 2004: 231). Aunque los asentamientos de carácter religioso, no fueron los únicos pues los nuevos colonizadores también fueron empresarios, mineros, ganaderos y militares. El motivo central fue el mismo para todos, buscar el beneficio de acuerdo a sus intereses, entre éstos; el de los religiosos fue salvar vidas y ganar devotos de la religión católica. Mientras que el objetivo de las incursiones por parte de los civiles, fue la de aprovechar las nuevas tierras conquistadas. Uno de los beneficios fue el trabajo del subsuelo, propio de la minería, para obtener la riqueza de sus minerales y utilizar la superficie para el cultivo y/o el pastoreo de ganado. En tanto que desde el aspecto militar, se tenía la misión de dar protección y seguridad a estos nuevos pobladores españoles. En los primeros años de la década de 1530, colonizadores como Connin o Hernando de Tapia y Nicolás de San Luis Montañes, establecen San Juan del Río, posteriormente el segundo conquista San Pedro Tolimán. “Querétaro fue fundado cerca de1530 por el pochteca otomí Connin o Hernando de Tapia, quien había sido mercader precisamente en esta zona de contacto chichimeco-mesoamericano, factor importante para su positiva actuación como agente del colonialismo español” (Cruz, 2003: 125). Para el año de 1533, (Páez, 2002: 69) menciona que Xilotepec estaba en manos de Juan Jaramillo quien fuera el primer propietario de esta encomienda. Continuaron los avances de nuevos poblados de carácter novohispano, en la 17 Procese de Trabajo década de 1540 los pueblos sedentarios de Jalpan y Oxitipa, de origen prehispánico, se convierten en encomiendas a manos de Francisco Barrón. En esta misma década Nicolás de San Luis Montañés conquista Tequisquiapan hasta Xichú y Puxinguía. Fray Juan de San Miguel fundó conventos en Xichú, Puxinguía, Río Verde, San Miguel y Concá, al respecto anota: “…tras la consolidación del dominio ibérico sobre los pueblos de alta cultura mesoamericana del México Central y con el descubrimiento de ricos veneros de plata en el norte: Zacatecas, San Luis Potosí y Durango se aceleró la expansión colonial hacia Aridamérica” (Cruz, 2003: 124,125). El descubrimiento de las minas de Xichú, “Las Escanelas” y los yacimientos argentíferos de Zacatecas, intensificaron el interés por poblar el territorio chichimeca. De 1542 a 1546 se establece un grupo de pacificadores en la región de los Zacatecos entre ellos; Cristóbal de Oñate, Diego de Ibarra, Juan Fernández de Hijar y Baltazar Temiño (Cruz, 2003: 198). En la siguiente década de 1550 la expansión española continúa. Para ese momento había ya 34 compañías mineras explotando las minas de Zacatecas, trayendo como consecuencia el impulso al avance de los hatos ganaderos. Con estas acciones se cubre una gama más amplia en la ocupación y aprovechamiento de las nuevas tierras conquistadas (Op. Cit: 199). San Francisco Tolimanejo es fundado en 1550 por Nicolás de San Luis Montañes, Don Pascual de la Cruz Pájaro y Don Francisco Pájaro. También los acompañaron Don Diego de Elías, Don Agustín de Santiago y Don Pedro Martín Elías, con la intención de obtener más tierras. Todos provenientes de Xilotepec, quienes posteriormente serían reconocidos como conquistadores de este nuevo poblado y de la Villa de San Miguel, San Luis de la Paz y Xichú (Páez, 2002: 64). En 1556, (Cruz, 2003: 174-175) muestra cómo estos nuevos pobladores siguieron apropiándose y repartiendo estas tierras, uno de los primeros beneficiados fue Juan Sánchez Nicolás. Poco tiempo después Don Alonso de Granada principal de Xilotepec recibe su merced en 1560, al igual que a Cristóbal de Cerda se le mercedó cerca del cerro del Sindó. En el semidesierto continuó la repartición de 18 Procese de Trabajo mercedes, una de las primeras fue otorgada a Antonio Ximénez, posteriormente a Alonso Pérez de Bocanegra en el año de 1572 (Páez, 2002: 79). Los poblados de origen hispano sufrían de ataques y agresiones por parte de los grupos chichimecas que habitaban estas tierras, las defendían y trataban de recuperarlas. Para reprimir las acciones de los chichimecas, se crearon presidios que albergaban a militares encargados de dar protección a estos poblados, y desde 1563 en Jalpan y Villa de Valles se estableció un presidio (Cruz, 2003: 206). Con estas acciones también se garantizaba la defensa de los caminos y la protección de los comerciantes y sus mercancías. “Mientras que Luis de Carbajal, fue nombrado capitán del presidio de Jalpan en 1576, Carbajal buscó la pacificación de los chichimecas que comprendía la región de Tampasquín, Tamutela, Jalpan y Xichú, lo cual no logró en su totalidad” (Cruz, 2003: 123). Los poblados que se mencionaron anteriormente fueron establecidos con el fin de pacificar estos territorios, tal es el caso de San Pedro Tolimán y San Francisco Tolimanejo. Asentamientos que fueron creando una ruta de acceso segura desde el actual Estado de Querétaro a la Sierra Gorda. Para 1580 se establecieron más pueblos de defensa y presidios en las cercanías a Querétaro, entre ellos se encuentran Jofre, Maxcala y Palmar de Vega en la Sierra Gorda y en la Huasteca los de Jalpan y Villa de Valles (Op. Cit.: 206). Las solicitudes de defensa fueron aumentando y en respuesta se agregaron presidios en San Juan del Río y Xichú, entre 1582 y 1584. Para 1580 y 1600 fueron creados con el mismo propósito 25 presidios (Páez, 2002: 28), notando que en todos estos nuevos asentamientos es cada vez más evidente el interés dirigido a la minería. Ya en 1590 fueron más recurrentes los trabajos de minería, en ésta fecha se hace la declaratoria de Real de Minas de Xichú. En este mismo año entra a la Sierra Gorda la orden religiosa de franciscanos del Santo Evangelio, procedente del convento del Xiliapan, visitando las minas de Escanelas aún bajo la jurisdicción de Xichú. También en esta década se descubren más vetas de plata en el real de Escanelas, lo que da nuevos bríos para seguir poblando la región. Por la gran 19 Procese de Trabajo cantidad de yacimientos mineros encontrados en San Pedro Escanelas, éste se consideró uno de los más importantes y de los primeros reales de minas en la década. En 1604 aparecen las primeras incursiones en la Sierra Gorda relacionadas con la minería por parte del hijo de Fernando de Tapia, Don Diego de Tapia, a quien Juan Calderón de la Vega Cabeza, le renta sus minas del Palmar de Vega. Al siguiente año Domingo Hernández establece un ingenio y molino de metales. En 1606 Pedro González Cabezón funda dos ingenios para moler metales y Diego de Llano un ingenio de Agua con el mismo fin. Este mismo año en Escanelas se reporta una relación de personas que incursionaron en los descubrimientos de las minas de la región, al frente del grupo se nombra a Don Armando Velázquez de Cárdenas a quien le siguen; Francisco González, Francisco de Saldarriaga, el capitán Diego de Velázquez Cevallos, Jerónimo Gil de Cárdenas, Jerónimo de Aguilar, Francisco Simón, Juan de Rea, Bartolomé Vázquez, Álvaro de Escobar, Antonio de Salamanca, Diego Velázquez, Francisco de Cárdenas y Domingo López Padilla. En esos momentos Amaro Velázquez de Cárdenas era alcalde mayor del real de minas de Xichú (Mendoza, 2005: 19). Diego de Tapia comienza los trabajos de minería en 1607, y al parecer la mina estaba retirada del ingenio para moler los metales, por lo cual en el transcurso del año hace un contrato con Andrés López, Andrés Enríquez y Francisco de la Parra, propietarios de recuas de mulas para acarrear éstos materiales a dichos ingenios. También compra cuarenta barras de trabajo minero a Jerónimo de Aguilar (Op. Cit.: 21). En la primera década del siglo XVII se registran las primeras incursiones misionales que partieron del poblado de Río Verde, entonces bajo la jurisdicción de la provincia franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán. Las misiones que fundó esta provincia fueron San Juan Tetla, Asiento de Gatos, San Cristóbal y San Miguel las cuales fueron temporales, pues a causa del asedio de los indios, los religiosos se vieron obligados a abandonarlas en 1609 (Cruz, 2003: 268-269). 20 Procese de Trabajo Jesús Mendoza Muñoz en su libro “Cadereyta, Cuatro Siglos de Gobierno Siglo XVII-XVIII-XIX y XX”, describe algunos acontecimientos ocurridos durante el año de 1609. Uno de ellos es la creación formal de la Alcaldía de las minas de Escanelas, así como la incursión del capitán Salvador Madera alguacil mayor de Querétaro quien dona sus acciones de minas a Cristóbal Gallegos, también la mitad de la mina de San Bartolomé y la mitad de la mina de Nuestra Señora de Belén, mientras que Juan Pérez de Cabra obtiene poder para administrar una hacienda de minas. El mismo año, Juan Cortés de origen indígena, renta un ingenio de moler metal en San Pedro, por su parte Diego de Tapia obtiene, vía donación voluntaria, minas de Pablo Hernández. También se establecen los límites de la Alcaldía Mayor de Escanelas, en los que al norte limita con la Alcaldía Mayor de Villa de Santiago de los Valles y Río Verde. Al sur con el río Extórax y el cerro de la Media Luna, provincia de Xilotepec y Huichapan, incluyendo el Cerro Gordo y minas de San Juan Tetla y Maconí. Al oriente, con la Alcaldía Mayor de Meztitlán y las minas de Zimapán, considerando dentro de su territorio la misión agustiniana de Xiliapan y Pacula. Por el poniente, la Alcaldía Mayor de San Luis de la Paz, comprendiendo las minas de Xichú y el pueblo de Tolimán (Mendoza, 2005: 25). En 1611 reaparece Jerónimo de Aguilar, que en este año denunció una veta en el poblado de la Hierbabuena y Aguas de Don Alonso. Para 1613, Juan Calderón de la Vega Cabeza es Alcalde Mayor de las minas de Escanelas, real de minas que es nombrado Alcaldía hasta el año de 1615. Los franciscanos en el siglo XVII continuaron su avance adentrándose a la Sierra Gorda, llegaron a Jalpan, Tancoyol y Ahuacatlán, aunque al igual que en otras ocasiones las misiones que fundaron tuvieron que ser abandonadas a causa de los ataques que protagonizaban los chichimecas a estos poblados de origen español. Desde Xichú en 1617 restablecen los religiosos la misión de San Juan Tetla del Cerro Gordo, la cual queda como cabecera de sus visitas a Maconí. Las Ranas, el Palmar y otras próximas al río Extórax hasta la jurisdicción de Zimapán, las cuales 21 Procese de Trabajo corrieron con la misma suerte, ya que continuaron los ataques de estos grupos indígenas originarios de la región (Cruz, 2003: 270). Juan Fernández de Tovar, junto a sus cinco hermanos Pedro Hernández Tovar, Francisco de Tovar, Alonso Hernández Tovar, Bartolomé Hernández Tovar y Antonio Hernández Tovar a finales del siglo XVI y principios del XVII, participaron en la guerra contra los chichimecas en la Sierra Gorda, minas de Zimapán, valle de San Juan del Río y Provincia de Xilotepec. Seguidos por el doctor Juan de Orozco, Oidor de la Real Audiencia de México, el General Carlos de Luna y Arellano, el General Luis Ponce de León, el General Luis de Velasco y su caudillo Juan Galván, el General Pedro de Quesada, el Teniente de Capitán General Hernando de Vargas, y los Capitanes Juan Martín, Alonso de Contreras, Alonso Pérez, Bernardino de Santoyo, Andrés López Céspedes, Pedro de Cifuentes, Pedro García de Berber, Diego de Arce, Miguel Caldera y Bartolomé de Perales. Para el año de 1626 Juan Fernández de Tovar y su familia ya tenían más de 16 años de mineros en esta región (Mendoza, 2005: 63). Cruz Rangel en el texto “Chichimecas, Misioneros, Soldados y Terratenientes” describe un documento datado en 1632, donde aparecen los nombres de los descubridores y futuros pobladores de la villa de Cadereyta; Juan de Tovar, Antonio Francisco, Gaspar de Ledezma, Francisco Solórzano, Alonso de Tovar el “Mozo”, Diego de Ledezma y Gabriel de Ortiz quienes de acuerdo a dicho documento andaban en busca de una veta que les diera fortuna (Cruz, 2005: 369). El mismo año, Nicolás Ramírez de Medrano registró y cateó tres minas en el descubrimiento de Nuestra Señora de la Candelaria en el Cerro Gordo en Escanelas. Diego Ortiz de León descubrió unas minas a las cuales llamó Nuestra Señora de la Candelaria. Una mina más, de nombre la Hierbabuena, fue descubierta por la misma fecha y pasa a manos de Lázaro Sánchez de Espinosa (Op. Cit.: 369). Mientras Francisco de Cárdenas, Alonso de Guzmán y Tovar dan impulso a la minería y comienzan a poblar el real de Escanelas. Desde finales del siglo XVI comenzaron las primeras exploraciones en la región de lo que posteriormente sería el real de Escanelas y Maconí, de acuerdo a los 22 Procese de Trabajo testimonios documentados por Cruz Rangel (2005). El descubridor y poblador de los reales ya mencionados fue don Alonso de Tovar y Guzmán en 1635. Este mismo texto también menciona que Mariano de Bárcena vio documentos que hablaban de la fundación de Cadereyta por la familia Ledezma, la familia Tovar y Guzmán. La colaboración y participación en el proceso de pacificación, y fundación de nuevos poblados en las tierras chichimecas, por parte de familias como los Ledezma, la familia Tovar y Guzmán, tuvo el propósito de obtener algún beneficio. En este caso y de acuerdo a los registros de archivo que recaba Jesús Mendoza Muñoz en su texto “Cadereyta Cuatro Siglos de Gobierno, XVII, XVIII, XIX y XX.pg.55”, el día 29 de junio de 1640 el capitán Alonso de Tovar en nombre del Rey tomó posesión de los terrenos para construir la nueva Villa al sur del Valle del Maya. Esta villa sería la que posteriormente llamarían “Cadereyta” en honor del Virrey Don Lope Diez de Armendáriz, y Tovar quedó como fundador de dicha villa (Mendoza, 2005: 55). El Capitán Alonso de Tovar obtiene la comisión de repartir las tierras de la nueva villa de Cadereyta, así como el oficio de Alcalde Mayor de la misma. Algunos de los fundadores que obtuvieron tierras de manos de Tovar en el año de 1641 fueron: José Yañez, Juan Tovar, Doña Ana de Espinoza y al siguiente año 1642, Diego Álvarez, Amaro Lorenzo, Melchor Gutiérrez, María Leal, Domingo de Olvera, entre otros (Cruz, 2003: 176). En los primeros años esta nueva Villa no contaba con una jurisdicción propia, sólo con unas pocas leguas en su contorno de asentamiento. Tovar tenía Ilustración 4. (Mendoza, 2005: 78 23 Procese de Trabajo la facultad de Alcalde Mayor, juez repartidor y encargado de justicia, hasta que en el año de 1653 Cadereyta obtiene la categoría de cabecera de una Alcaldía Mayor. Para este año Mendoza Muñoz muestra un mapa de la conformación de la Alcaldía Mayor de la Villa de Cadereyta (Mendoza, 2005: 78). Con todos estos nuevos poblados seguía habiendo chichimecas rebeldes que no se adaptaban a la nueva forma de vida que planteaban los religiosos y los colonizadores españoles. En los siguientes años se instituyó el título de protector de los indios y para el año de 1670 Jerónimo de Labra compite por el cargo con Lázaro Martínez Pedraza. Labra ganó el título que incluía capitán protector cabo y caudillo de los indios chichimecas (Cruz, 2003: 137). La pacificación, congregación, reducción y protección de los indios no continuó sólo por caudillos, protectores, militares, etc. También los religiosos continuaron con su labor de pacificar a los chichimecas por medio de la religión. Un primer punto de partida de los trabajos de evangelización franciscana como se mencionó anteriormente fue el poblado de Xichú. En 1683 continuaban los esfuerzos, y un segundo punto de partida fueron los conventos de Tecozautla y Cadereyta, de donde salieron a restablecer las misiones de Deconí, San Jerónimo y la Nopalera, ésta última abarca; Mesa de León, Pathé, el Infiernillo y la Misión de Santiago del Palmar (Cruz, 2003: 270). Durante estos años se prolongaron los ataques de los chichimecas y las órdenes religiosas franciscana y dominicana culpaban a los congregados de una y la otra, como los responsables de dichos ataques. El Licenciado Francisco Saraza, quien levantara un padrón de las misiones de San José del Llano y la Nopalera, donde se mostró que en las misiones vivían algunas familias y en su mayoría eran mujeres, ancianos y niños, mientras que los indios guerreros se mantenían viviendo entre las barrancas, y seguramente eran los que llevaban a cabo los ataques a los asentamientos novohispanos. Continuó creciendo la cantidad de poblados y éstos en extensión dentro de la Sierra Gorda, un ejemplo es la hacienda de San Pedro y San Pablo, propiedad del 24 Procese de Trabajo Licenciado Diego de Vega vecino de Cadereyta. Dicha hacienda se formó al ir absorbiendo otras propiedades en el siguiente orden: “…en procesos de compra venta, casi todos fueron fundadores entre 1641 y 1642 de la Villa de Cadereyta por Guzmán de Tovar pero con el tiempo venden las tierras, este es el caso de las mercedes dadas en 1689 en el sitio de Juchitlan, junto con un sitio de ganado que adquirió de don Miguel de Guevara Portocarrero, quien las obtuvo de Amaro Lorenzo en 1659 a quien se le había repartido en 1642. Más otro sitio que compra a José Yáñez quien fue fundador en 1641. Sumándole tierras adquirió de Don Diego de Olvera entre 1685 y 1689, que a su vez compró en 1657 a Juan de Tovar fundador de 1641. También compró en 1681 a Melchor Gutiérrez y a María Leal, las tierras que les repartió Alonso Tovar en 1642. Así como tres caballerías compradas a Alonso de Ledezma y Tovar fundador en 1651, y una propiedad que compró a Doña Ana de Espinosa dada por Tovar en 1641. De esta forma crecieron las haciendas monopolizando grandes extensiones de tierras” (Cruz, 2003: 176). Los movimientos de tierras continuaron por varios años y para 1690, se constituye un pueblo más que es llamado San Gaspar de los Reyes, separándose de Xilotepec este mismo año. Por otra parte, los trabajos de pacificación comienzan a tener frutos y en el siglo XVII se reporta como exitosa la campaña de pacificación del capitán Francisco de Cárdenas desde la misión de San José del Llano. Mientras los ataques de los chichimecas en territorios de Cadereyta en 1701 provocan que Fernando de Silva Suárez y San Martín se preparen para entrar en la Sierra Gorda en busca de los infractores. En el siglo XVIII la minería retoma nuevos bríos y en 1701 Domingo de Olvera registra una mina de plata y azogue en Cadereyta. Para completar su trabajo minero, solicita tierras con el fin de agregarlas a una hacienda de beneficio en el puerto de Maconí para el pastoreo de ganado y obtención de materia prima para el beneficio de estos metales. También reclama el lugar que llaman Las Ranas así como el territorio del poblado denominado El Doctor (Cruz, 2003: 172, 371). 25 Procese de Trabajo Años después en 1710, Jerónimo de Labra registró una mina a la que llamó la Quebradilla, trabajada en 1756 por Salvador José Cruz y denunció otra mina en el cerro de San Nicolás junto a una hacienda de beneficio en Maconí. También en 1710, se recuerda que el Virrey Luis de Velasco había mercedado desde 1560 tierras en Alfayuca, en el valle de Chichimequillas y en el valle de Vaxi. Mercedes que en 1631 pasaron a manos de Gregorio de Arbisu y en 1711 por orden del virrey se le asignaron las tierras de la misión de San José a don Lorenzo Antonio Ramos Izquierdo (Op. Cit.: 172, 174,175). Las acciones de los colonizadores y las órdenes religiosas siguieron en disputa y piden su oportunidad para entrar en acción en la tarea de evangelizar a estos grupos chichimecas rebeldes. Es el caso de los predicadores de la Provincia de México, debido al fracaso de los franciscanos en 1683, restablecen algunas misiones, una de ellas la Nopalera ahora con la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Dicha orden religiosa tampoco corre con mucha suerte pues su estancia en esta misión termina en 1713, al ser destruida por los milicianos de la región (Op. Cit.: 270). En tanto que la destrucción de la misión La Nopalera fue parte de la campaña militar a cargo del contador Ardila, con el fin de pacificar a los chichimecas del Cerro Gordo, esto ocurrió en el transcurso de 1713. Pocos años después en 1715, el contador Gabriel Guerrero de Ardila logra la paz con los chichimecas del paraje de Maconí, apoyado por el capitán Jerónimo de Labra - hijo - y el religioso franciscano fray Pedro de la Fuente (Mendoza, 2005: 94-95). Después de la pacificación que Ardila logra en 1715, viene un reclamo de los participantes en este proceso y reclaman para Ardila tierras en recompensa por su labor en la guerra contra los chichimecas. Bartolomé y Jerónimo de Labra piden se les otorguen tierras en el Cerro Prieto, Cerro de San Nicolás, Maconí, los Ríos Extoraz y del Desagüe y la ciudad antigua de Las Ranas. Lorenzo Labra denuncia tierras en la Sierra de Xiliapan, Pacula, Cerro de Ocotitlán y Río del Desagüe. Los soldados que participaron en dicha guerra también acudieron ante el Virrey de Cadereyta para solicitar merced de tierras, a estos 26 Procese de Trabajo reclamos se unieron los hacendados que buscaban la forma de ampliar sus tierras. Todas estas peticiones ya unificadas en una sola estancia se dividió en quince sitios de los cuales se tomó posesión en 1724 la estancia comprendía los parajes: La Laja, El Pinal, Tiembla la Tierra, El Doctor, Revuelve Gallinas, El Agua Fría, Las Ranas, San Juan Tetla, Las Adjuntas de los ríos Extoraz y del Desagüe de México, San Cristóbal, San Onofre, la barranca de Culebras, La Desgracia, Los Magueyes Prietos, y el sitio de la Yerbabuena. Con las tierras otorgadas por el Virrey los nuevos pobladores continuaron con sus actividades relacionadas con los trabajos de campo, o cualquiera que fuera el interés de estos nuevos colonos (Op. Cit.: 102). Con el crecimiento de población civil también fue creciendo la cantidad de Presidios de protección y en 1734 se crearon los de San José Vizarrón, Peña Miller y Arroyo Seco. Para garantizar la seguridad de los poblados y sus habitantes, de esta forma se buscaba que los poblados y misiones perduraran y no fueran efímeras como ocurrió en años anteriores. Hubo quienes con el propósito de evitar que siguieran llegando buscadores de metales y tierras de cultivo o pastoreo, corrieran el rumor de que la Sierra Gorda estaba asediada por indios Chichimecas, lo cual desmintió José de Escandón en 1748 diciendo que sólo era un invento para ahuyentar a los buscadores. A pesar de los intentos por terminar los nuevos descubrimientos de minas en 1767 Diego de Lizarde hace un nuevo registro al cual llama Nuestra Señora de los Dolores y San Silvestre, detrás de los nuevos poblados llegaban los religiosos y en 1770 se estableció la primer misión de los franciscanos del colegio de San Fernando. El lugar se identifica como San José de la Sierra, donde previamente se habían establecido los religiosos dominicos y a la cual cambiaron los franciscanos el nombre por San José de Vizarrón (Cruz, 2003: 140). La Diputación de Minería de Cadereyta se estableció el año de 1770, y en éste momento comprendía los minerales de El Doctor, San Pedro Escanelas, Amoles, Río Blanco y Majada Grande. Para este año la principal mina del mineral de El Doctor era la de San Juan Nepomuceno, misma que fue cerrada en 1811 y 27 Procese de Trabajo aunque hubo intentos por reabrirla nunca fue posible volver a trabajar en ésta (Op. Cit.: 379). En un principio era muy atractivo y parecía muy redituable el trabajar las minas, pero con el paso del tiempo los primeros propietarios de tales empresas se enfrentaron a diversos problemas por lo cual algunos se vieron en la necesidad de vender sus propiedades. Acción que propició la oportunidad de otros para acumular grandes extensiones de tierras, tal fue el caso de Francisco Barberos quien por medio de su representante Juan Covarrubias en 1778, adquiere la hacienda de la Nopalera y sus anexas Mesa de Espíndola, Loberas y Maconí. En 1780 Barberos adquiere los bienes de Francisco de Olvera y Ana de Olvera, lo que provocó los grandes monopolios de tierras de trabajo (Cruz, 2003: 179). Los problemas de algunos otros pobladores no fueron motivos para que decayera el ánimo en algunos como Pedro de Echave y José de Salazar, quienes en 1783 registraron en la alcaldía mayor de Cadereyta una veta llamada Nuestra Señora de Aránzazu en la Jurisdicción del Doctor. Un caso más fue el de Miguel Antonio Yusti quien en 1785 hizo un reconocimiento de una mina de azogue en el Cerro de San Onofre, y al que llama Nuestra Señora de Guadalupe (Op. Cit.: 372-73). La concentración de las tierras en pocas manos provoca que para el año de 1794 en la Jurisdicción de Cadereyta existieran sólo 15 haciendas, 21 pueblos y una sola misión, la de Bucareli. Lo que hace pensar que las demás fueron destruidas, repartidas sus tierras o vendidas y pasaron a formar parte de haciendas. Otra posibilidad es que las hayan convertido en pueblos, en esta zona también se registran 20 ranchos de los 37 existentes y 4 minas de 27, que conformaban toda la Alcaldía mayor y algunas tierras habitadas por indios. En 1840 quedan sólo 11 haciendas y aumentan los ranchos a 64 (Op. Cit.: 182-184). Al ser pocas propiedades, es lógico pensar que éstas fueron de grandes extensiones de tierra y en posesión de pocas personas por lo que en el año de 1850, las haciendas de Mesa de León, Loberas y La Nopalera que pertenecían a Amaro Gómez de Terán, bisnieto del Capitán Barbero, fueron enajenadas a favor de José María Trejo. Esto a causa de la promulgación de la Ley Lerdo en 1858 28 Procese de Trabajo (Op. Cit.: 184) con ello empieza la desintegración de las haciendas de su propiedad, iniciando con La Nopalera que es intercambiada por una casa en San Juan del Río a Fernando Basurto. Las haciendas de Mesa de León y Loberas se remataron en el año de 1874. A causa de esta misma ley se continuó con la separación de las grandes propiedades, para 1861 Don Ramón Zires ya había desvinculado una capellanía, y en 1865 hace lo mismo con otra propiedad a nombre de su hijo Miguel Zires Barbero. Ya para 1879 en Cadereyta se cuentan 93 fincas entre ranchos y haciendas y sólo diecinueve variantes de apellidos de fundadores. En el ámbito nacional comenzaba un periodo de paz establecido por don Porfirio Díaz y durante éste, en la congregación de San Joaquín Ranas se establece una Comisaría, bajo la jurisdicción de la Sub-prefectura del Doctor. Después a la de Vizarrón y en 1909 (Mendoza, 2005: 155) se nombró Comisaría Municipal dependiente directamente de Cadereyta. Durante el siglo XIX como es bien sabido México pasó por una larga guerra de independencia lo que trajo consigo desorganización en aspectos sociales, políticos, económicos y territoriales en toda la nación mexicana. En el caso de Cadereyta, una de las regiones que forman parte de este trabajo, la riqueza y la estabilidad que había logrado durante el siglo anterior se perdió, en las grandes haciendas y minas la actividad productiva se encontraba suspendida y los pueblos abandonados. Para el 27 de septiembre de 1821 se consumó la Independencia Nacional y Cadereyta logró conservar el mismo territorio, y fue hasta el siguiente año con el gobierno de Iturbide que comenzó a desintegrarse (Mendoza, 2005: 146). Vale la pena continuar con la descripción de algunos acontecimientos o movimientos sociales que atañen a la conformación del actual estado de Querétaro y algunos de sus municipios, como es el caso de Cadereyta. Siguiendo con esta cronología de hechos sociales, en febrero de 1824 fue elaborada la primer Constitución Federal, en la que se publica un Acta Constitutiva de la 29 Procese de Trabajo Federación Mexicana, en la cual se creó el nuevo estado de Querétaro, aunque éste ya era parte de la Federación Mexicana en la primer Constitución. Un año anterior a la primera Constitución, en 1823 el Soberano Congreso Constituyente hacía referencia al tema que afectaba la configuración territorial y política de la Villa de Cadereyta quedando sujeta al estado Querétaro (Op. Cit.: 146-147). Posteriormente el 4 de octubre de 1824 el Congreso general Constituyente promulgó la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, que duró vigente hasta 1835. El estado de Querétaro siguió estos pasos y eligió su Congreso Constituyente local elaborando la primer Constitución de Gobierno en 1825. En esta constitución de 1825, el territorio jurisdiccional del estado de Querétaro lo componían fundamentalmente los territorios de San Juan del Río y Cadereyta. Pero en realidad comprendía las tierras que durante el virreinato pertenecían al Corregimiento de Querétaro y al Partido de Intendencia de la villa de Cadereyta y para ese entonces se dividió en seis Distritos: Amealco, Cadereyta, San Juan del Río, San Pedro Tolimán, Querétaro y Jalpan (Op. Cit.: 148-149). Los cambios continuaron en el estado de Querétaro y en 1833, se publicaron reformas y adiciones hechas a la Constitución Política de Querétaro. En 1837 una de las reformas que se llevó a cabo en el Estado fue cambiar la denominación de Estado por Departamento, por lo tanto sólo en la Capital y en San Juan del Río habría ayuntamiento. De tal forma que el Departamento de Querétaro se dividió en tres únicos distritos: Querétaro, San Juan del Río y Cadereyta. Este último distrito quedó formado por los partidos de Jalpan, Landa y Ahuacatlán (Op. Cit.: 151). En el año de 1855, Querétaro emite un estatuto provisional para el régimen y gobierno interior del Estado, manteniendo la división en seis distritos. En este estatuto los distritos retomaban su papel como cabeceras, de forma que Cadereyta perdió la jurisdicción de Jalpan y todos los pueblos de la Sierra Gorda. Los acontecimientos políticos se extendieron, y en 1869 se elaboró una nueva carta magna y se publicó el 18 de enero del mismo año. El estado, en el aspecto territorial continuó con la división de seis distritos. Se ratificaron los distritos de 30 Procese de Trabajo Tolimán, Querétaro, Amealco, San Juan del Río, Jalpan y Cadereyta, pero éste último en la nueva Constitución se dividía en cuatro Municipalidades, entre ellas se cuenta como cabecera a Cadereyta, y las municipalidades de Bernal, El Doctor y Vizarrón (Op. Cit.: 153). A la Constitución de Querétaro de 1869 le siguió la de 1879 y coincidió con el periodo que a nivel nacional se conoce como el “Porfiriato”, durante este periodo se estableció una Comisaría en la congregación de San Joaquín Ranas en 1880, bajo la jurisdicción de la Sub-prefectura de El Doctor, y posteriormente se adjudicó a Vizarrón (Op. Cit.: 154). Con el final de la Revolución Mexicana en 1915, se decretó la implementación del Municipio Libre en todo el País. En 1916 Querétaro fue nombrado capital provisional del País y el 14 de febrero de 1917 se decretó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Constitución que surgió de la ideología que perseguía la revolución del país. La cual se creó con el firme propósito de resolver las problemáticas de injusticias y abusos provocados por la clase burguesa que mantenía el control político, social, y económico de la Nación (Op. Cit.: 157). Querétaro ya como estado siguió el ejemplo puesto por el gobierno federal, en ese mismo año elaboró una nueva Constitución local sustituyendo a la anterior de 1879. La nueva Constitución se decretó en 1919, con respecto a la congregación de San Joaquín Ranas en el Municipio de Cadereyta, menciona que en adelante el nombre de dicha congregación sería Sub-delegación del mineral de San Joaquín, y posteriormente sería elevado a la categoría de Delegación Municipal. También la denominación de distritos se cambió por la denotación de Municipios (Op. Cit.: 160). Años después se dio una nueva división territorial en Querétaro, por lo que el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Querétaro publica en 1941 la ley que dividió la región en dieciocho Municipios, separando a Ezequiel Montes y San Joaquín de Cadereyta, ésta fue la última modificación que sufrió el Estado en el siglo XX. 31 Procese de Trabajo 1.2 Fundación de San Joaquín El actual municipio de San Joaquín, inmerso en la Sierra Gorda Queretana forma parte esencial del auge minero más importante en el Estado. Tiene sus antecedentes en una misión establecida por parte de los franciscanos de la Provincia del Santo Evangelio de México, representados por el padre fray Nicolás de Ochoa y apoyados por el Capitán Gerónimo de Labra Izaguirre. Éste en compañía de cuadrillas de chichimecas-jonaces estableció la Comunidad de Ojo de Agua Ranas en 1682 (Vega, 27: 1997). También es la fecha que se maneja como la fundación de la comunidad de San Nicolás Tolentino y actualmente a esta población se le conoce como San Joaquín y cabecera del municipio del mismo nombre. Juan Bautista Molinedo, fundador y organizador de la custodia de Río Verde en 1617 fundó la misión de San Juan Tetla del Cerro Gordo, donde dejó por ministro a fray Felipe de San Antonio, con la encomienda de visitar las comunidades de San Buenaventura, Maconí, El Palmar, Santa María Deconí. Las Ranas, fue el primer nombre con que conocieron los religiosos a este poblado, esto demuestra que años atrás ya se tenía conocimiento de esta comunidad de origen precolombino, en la cual se establecieron los religiosos con el propósito de evangelizar a los pobladores (Cruz, 2003: 140). Para el año de 1632 seguía vigente el territorio conocido como Las Ranas, por estas fechas el arzobispo de México, Don Francisco Manso de Zúñiga visitó el convento de San Mateo Huichapan, a donde un grupo de chichimecas jonaces procedentes del paraje de Las Ranas y Deconí en el centro del Cerro Gordo, bajaron hasta ese convento a recibir el bautismo (Mendoza, 2005: 30). Estas acciones son pequeñas muestras de cómo fueron dando frutos los esfuerzos de los religiosos en el proceso de evangelizar y algunos grupos comenzaron a asimilar los cambios traídos y predicados por los religiosos hispanos, y por convicción propia aceptaban más elementos de ésta, para ellos, “nueva cultura”. 32 Procese de Trabajo Debido a otros grupos chichimecas que no se adherían con la misma facilidad a la religión católica predicada por los franciscanos, se ejercieron acciones de despojo que tenían la finalidad de formar tierras de cultivo o trabajo de minería y cobrar los impuestos correspondientes en beneficio de la corona española. Dichas acciones ejercidas por los civiles, militares de origen español y otros de origen indígena convertidos a la cultura hispana. Esta lucha por las tierras entre grupos indígenas y españoles frenaba el avance de la colonización, motivo por el cual hasta 1650 el padre fray Blas González, guardia del convento de Tecozautla, en compañía de un testigo y José Resendiz, Nicolás de Tolentino y Baltasar, fue con ornamentos para decir misa en los parajes de Maconí, Las Ranas y las Aguas de Don Alonso (Cruz, 2003: 306, 307). Los esfuerzos por cambiar las costumbres culturales de los grupos prehispánicos continuaron y es en 1681 cuando Don Jerónimo de Labra padre, reiteró una solicitud que venía haciendo desde 1673 a los Virreyes de España. Esta solicitud que consistía en que se enviaran misioneros que adoctrinaran los casi mil indios que eran el resultado de treinta y siete años de trabajo a favor de la pacificación de la Sierra Gorda. Petición que fue atendida hasta 1683 año en que ya se contaba con mayor presencia y dominio hispano en dicha región chichimeca (Cruz, 2003: 139, 270). Las ocupaciones y fundaciones de nuevos puestos o poblados dominados por el grupo conquistador de estas tierras fueron creciendo. El 4 de noviembre de 1682, el capitán protector de los indios de la Sierra Gorda, Jerónimo de Labra, dio posesión a franciscanos de la provincia del Santo Evangelio, fray Francisco de Aguirre y fray Nicolás de Ochoa, de un templo de piedra y techo de paja. El cual se encontraba dentro de los territorios de la misión del real de San Buenaventura Maconí. El apoyo por parte de los militares a los religiosos continuó y el 13 de noviembre 1682 se dio posesión a los franciscanos del puesto de Las Ranas. Lugar donde ya moraban las cuadrillas de chichimecas dirigidas por Baltasar El Monarca y Diego de Ledesma. Al parecer es en este lugar donde el Capitán Jerónimo de Labra 33 Procese de Trabajo mandó construir una iglesia con la advocación de San Nicolás de Tolentino actualmente San Joaquín. En la cual el padre fray Nicolás de Ochoa predicó en otomí y al siguiente día el 14 de noviembre de 1682, predicó en el puesto de Deconí donde estaba establecida la cuadrilla capitaneada por Antonio Pizaña y Nicolás Marín (Cruz, 2003: 273). Las misiones mencionadas anteriormente son sólo una parte de las fundaciones que fueron hechas por el Capitán Jerónimo de Labra pues para 1683 se habían establecido a instancias de Labra los asentamientos de San Buenaventura Maconí, San Nicolás Tolentino de Ranas, Nuestra señora de Guadalupe Deconí, San Juan Bautista de Tetla, San Francisco Tolimán, La Nopalera, El Palmar y San José Vizarrón. Decayeron poco después de su muerte en 1685, por no contar con la protección del Capitán Labra. A estos acontecimientos le precedió un corto periodo de poca presencia por parte de los religiosos y durante este tiempo algunas de las misiones, iglesias y asentamientos de carácter religioso permanecieron en abandono. Las incursiones por parte de militares y civiles continuó, pues de acuerdo con Jesús Mendoza Muñoz entre los años de 1720 y 1722 soldados que participaron en la pacificación de los indios chichimecas de la Sierra Gorda, pidieron que se les premiara con mercedes de tierra en la jurisdicción de Cadereyta. El Virrey Marqués de Valero benefició otorgando tierras al Capitán Jerónimo de Labra, en una de las misiones de los agustinos de Pacula lo que provocó el desalojo de los indios dueños de esos terrenos. A la solicitud de tierras se unieron en abril de 1722 todos los soldados de la villa de Cadereyta, también solicitando su recompensa por los servicios prestados al Contador Gabriel Guerrero de Ardila, en este caso pidieron los sitios que se encuentran en el Cerro Gordo; La Laja, El Pinal, Tiembla la Tierra, El Doctor, Revuelve Gallinas, El Agua Fría, Las Cabras, Las Ranas, Toluquilla, y Los Aguacates. A esta repartición se agregan los sitios de, Río del Desagüe, San Juan Tetla, San Cristóbal, La Desgracia, La Barranca de Culebras, San Onofre, Los Magueyes Prietos, y La Yerbabuena (Mendoza, 2003: 101). 34 Procese de Trabajo Los argumentos para sostener la petición de tierras por parte del contador Ardila fueron el poblar por completo las tierras de la Sierra Gorda. Con esto hacer un lugar más seguro para los pobladores al someter a la mayor cantidad posible de indios, tener pueblos que tributen a la corona española y de igual forma tener un corredor comercial. Al parecer estos fueron excelentes argumentos pues en octubre de 1723, se otorgaron a todos los solicitantes los documentos que los acreditaban como poseedores de las mercedes solicitadas, lo que da un total de quince sitios de estancia, pero la posesión de los sitos se dio hasta agosto de 1724. En esta fecha es cuando se tuvo carta abierta para establecer ranchos de cultivo, de crianza de ganado o incursionar en la minería. Fausto Vega coincide con Mendoza en la fecha del 7 de agosto de 1724 año en el que Vega plantea una segunda fundación de San Joaquín, en la cual el Virrey Don Juan de Acuña, Marqués de Casafuerte repartió tierras a una cuadrilla de milicianos que participaron en la pacificación de las tierras chichimecas. Dicho reparto se llevó a cabo en el lugar conocido como Las Ranas. Unos años después en 1792 la guerra en la Sierra Gorda era cosa del pasado y para ese momento San Joaquín ya estaba dentro de los principales centros mineros y también entra en esta categoría El Doctor, Las Aguas, Ajuchitlán, Maconí y Escanelas. En 1806 el auge de la minería provocó que San Joaquín fuera el blanco de nuevas incursiones y asentamientos, pero ya no por familias o grupos españoles, ahora le tocó probar fortuna a familias mestizas provenientes de otras partes del territorio mexicano. Los apellidos Martínez y Ledesma que provienen de Valladolid hoy Mérida, de Alaquines San Luis Potosí llegaron los Torres Acosta; Jiménez del estado de Guanajuato, el apellido Vizuett proviene del nuevo Santander hoy Tamaulipas, Camacho de Tecozautla, los Becerril de Naucalpan Estado de México. También llamó la atención a los pobladores de regiones cercanas como los Herrera de Vizarrón de Montes; los Trejo de Santiago del Palmar y los Flores de Octopan Hidalgo (Vega, 28: 1997). 35 Procese de Trabajo Por la importancia y características recobradas por la comunidad de San Joaquín éste aparece en un mapa de 1897 donde se le da la categoría de congregación. Pero es hasta el año de 1941 cuando el nombre de San Joaquín se encuentra entre la lista de municipios, publicada por la revista “La Sombra de Arteaga”, donde se nombran los actuales 18 municipios del Estado de Querétaro, situación geográfica que no ha cambiado hasta nuestros días. Foto 3. Fotografía de San Joaquín tomada aproximadamente a finales en los últimos años de 1950. Proporcionada por Sr. Bulmaro. 2002 El interés primordial por dominar estas tierras de la Sierra Gorda fue para tener el control de estos yacimientos de plata en los primeros siglos de la conquista XVI y XVIII. Aunque también se tenía conocimiento del cinabrio, el cual en este periodo no fue explotado en grandes cantidades. Toda esta región de la Sierra Gorda es muy rica en minerales, lo sabían los grupos prehispánicos, lo supieron los grupos coloniales, aunque el sentido de valor para estos minerales o “materiales” no era el mismo. Los grupos indígenas utilizaban esos materiales para fabricar herramientas o elaborar objetos de atavió 36 Procese de Trabajo u ornato. Pero los conquistadores sobrepusieron su interés, el cual fue de valor monetario como lo conocemos en la actualidad. Aunque no fuera un valor directamente de moneda como fue el caso del oro y plata, el cinabrio o mercurio líquido, tenía gran valor pues eran necesarios para beneficiar los dos anteriores, por lo tanto para obtener el mercurio había que pagar por él, y con él realizar el proceso de beneficio de la plata y obtenerla en estado puro. 37 Procese de Trabajo Foto 4. Vasija colección San Joaquín CAPITULO II 38 Procese de Trabajo 2.1 Los usos del mercurio en época Prehispánica en México En este punto es pertinente dar un panorama de cómo el desarrollo de la humanidad desde sus inicios, comenzó a valerse de los materiales que le proporcionaba la naturaleza. Los grupos llamados cazadores-recolectores, empezaron utilizando lo que tenían al alcance de la mano, con el paso del tiempo fueron adquiriendo experiencias, y conocimientos acumulados sobre el mejor aprovechamiento de los recursos disponibles en el medio en que se desarrollaban. Domesticaron animales, plantas, se aprovechaban las piedras que les generaban interés ya sea para fabricar herramientas, atavío personal y/o de ornato. En esta parte es donde entra el interés por el cinabrio de un seductor color rojo “Ciertas combinaciones de cualidades en los minerales y en las rocas ejercieron y aún ejercen algún grado de fascinación que los humanos compartimos” (Langenscheidt, 1988: 26). Seducción que se presenta en culturas antiguas de todo el mundo, en Mesoamérica época prehispánica no podía ser la excepción pues los primeros habitantes de esta región compartían la misma fascinación por este mineral. En Mesoamérica, el sentido primordial en cuanto al uso de este mineral al igual que en muchas otras culturas de todo el mundo, fue con valor de atavío; “Se le usó para ofrendas funerarias en enterramientos primarios, para embadurnar huesos en enterramientos secundarios y para decoración corporal, de cerámica y aún de obras arquitectónicas”. También el azogue o mercurio nativo pudo haberse utilizado como espejo, pues su superficie en calma tiene características de tal (Langenscheidt, 1986: 24). Desde época prehispánica los habitantes del actual territorio de México, tenían conocimiento de los yacimientos de mercurio, los cuales se encuentran entre otros lugares en la Sierra Gorda de Querétaro. Eso no significa que sea la única región dentro del país en donde se puede encontrar el cinabrio o azogue nativo, también están los yacimientos que se encuentran en toda la Sierra Madre Occidental, el Eje Neo volcánico de la Sierra Madre del Sur. 39 Procese de Trabajo El ingeniero Adolphus Langenscheidt en su artículo de “El Cinabrio y el Azogue en el México Antiguo”, menciona que los yacimientos de mercurio más destacados por su gran importancia o por su extendida explotación hasta tiempos muy recientes se encuentran en Huahuaxtla, Huitzuco, Chiautla, Taxco y Chilapa en el estado de Guerrero, en Zacatecas Sain Alto, Guadalcázar, y Durazno en San Luis Potosí, Tamascaltepec en México, en Morelos Tepeyopulco y en muchos otros estados como; Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nuevo León, Tamaulipas, Nayarit, Jalisco, Aguascalientes, Michoacán, Hidalgo, Oaxaca, Tabasco y Chiapas. La mayor cantidad de yacimientos encontrados en la Sierra Gorda, demuestra que esta región fue más productiva que las demás regiones antes mencionadas (Langenscheidt, 1986: 25). Algunos de estos depósitos naturales de mercurio mencionados en el párrafo anterior, tienen su origen de explotación desde época prehispánica. Muchos más se fueron descubriendo con el paso del tiempo pues el uso del cinabrio según Langenscheidt, en Mesoamérica va desde los años de 1250 a 400 años a. C. Bajo una influencia cultural Olmeca (Langenscheidt, 1988: 43). El mismo ingeniero propone que hay vestigios de que se producía mercurio en tiempos prehispánicos. Sin embargo, las interpretaciones del ingeniero no han podido confirmarse ya que los fechamientos de C14 (15 d. C.) no coinciden con la ocupación Olmeca (2000 a 900 aC) y los materiales excavados por contextos arqueológicos no corroboran las interpretaciones del ingeniero al ser cerámica similar a la de filiación de Panuco y no de la zona Olmeca (Mejía, 2010: 285-287). Lo que provocaba el interés en los distintos materiales fueron las características propias de cada material, su dureza, color, textura, maleabilidad, etc. En este sentido también se le concedían virtudes y valores especiales e importantes. Por consecuencia el cinabrio se incorpora en rituales funerarios, en donde a mayor cantidad de este polvo o piedras rojas, es más alto el estatus social del difunto, según Langenscheidt (1989: 290). Ya incorporado este material a la vida ritual de estas culturas, para embadurnar con este polvo los huesos de algún muerto, posiblemente tratando de simular la 40 Procese de Trabajo sangre, pues el cinabrio puro es de un intenso color rojo, muy semejante a este liquido vital que en nuestro cuerpo es indispensable. El cinabrio, era un producto muy preciado de valor similar al de la misma sangre, “el jugo de la vida”. 2.2 Proceso de Explotación en Época Prehispánica Adolphus Langenscheidt, dice que antes de poder hacer una ofrenda de cinabrio, hay que conseguirlo y para dicha obtención plantea tres etapas que describe de la siguiente manera: “…la primera fue la recolección de material desprendido de su formación de manera natural, la segunda la constituyeron las operaciones de tumbe a cielo abierto, y la tercera las operaciones subterráneas de tumbe” (Langenscheidt, 1989: 41). En la primera etapa se refiere a las piedras de cinabrio que se encontraban en la superficie y al agotarse éstas, se pasaba a la segunda etapa, que consistía en excavaciones al aire libre, y en la tercera las operaciones eran subterráneas. Como ya se mencionó anteriormente en época prehispánica el valor asignado a distintos materiales era de acuerdo a características propias de cada material. Posteriormente se le dotaba de propiedades místicas o mágicas y en este sentido se le atribuían virtudes y valores, y quienes lograban obtener algo de este material para ofrendarlo eran recompensados espiritualmente, nada tenía que ver con el valor monetario. Aquí es donde empiezan los procesos de aprovisionamiento de este material tan preciado, y relacionado de forma directa con las actividades de subsistencia. A esta práctica se le nombra “recolección” puede considerarse que éste es el primer paso de la minería, aunque en esta etapa no es posible encontrar grandes restos arqueológicos, ya que se realizaba en la superficie del terreno (Herrera Muñoz, 1994: 347). Es posible que el siguiente paso se haya desarrollado dentro del área en donde ya se practicaba la recolección, al ya tener identificado el lugar en donde se pueden 41 Procese de Trabajo encontrar fragmentos de algún material de interés, en este caso el cinabrio. Herrera Muñoz en su tesis Minería de cinabrio en la región de El Doctor, Querétaro en su apartado Obras a Cielo Abierto, describe este proceso como “rebajes y trabajos abiertos” y para realizarlos Langenscheidt menciona que, al agotarse el material que se encontraba en la superficie, el siguiente paso era buscarlo bajo la tierra o desprenderlo de las paredes rocosas en donde se encontraba en estado natural (Langenscheidt, 1989: 41, Herrera Muñoz, 1994: 347). Foto 5. Bocamina prehispánica (chocolon), 2002. Foto Ezequiel Trejo. La tercer etapa de este trabajo consiste en obras o procesos subterráneos, realizadas en oquedades en las cuales penetraron los mineros y explotaron los puntos donde afloraba la roca o el mineral, debido a esto el trabajo fue dirigido por la veta y sus ramales o depósitos, en estos trabajos al seguir la veta no se intervino en la estructura natural geológica de esta manera se conservó la estabilidad de los túneles y galerías. Para este siguiente paso se requirió de un mayor esfuerzo y tecnificación, hay que tener en cuenta que la tecnología de época prehispánica se basaba en instrumentos hechos de madera, astas, huesos y otras rocas que servían para golpear el mineral y desprenderlo. En algunos casos también se utilizó el fuego como un agente para fracturar ayudado por cuñas de madera dura, instrumentos 42 Procese de Trabajo que funcionaron como palancas para lograr un desprendimiento más grande y obtener una mayor cantidad de producto útil con un mínimo de esfuerzo. A estas evidencias de Langenscheidt las trabajos llama “de sajones, de tajos y pozos a cielo abierto además del método de cantera” (Langenscheidt, 1989: 41). Ya desprendido el mineral el Foto 6. Maqueta del Museo Regional. Foto Elizabeth M siguiente paso es la selección y separación del cinabrio de los demás materiales desprendidos. No menos importante fue el traslado realizado a cuestas con la ayuda de recipientes (Langenscheidt, 1989: 42; Herrera Muñoz, 1994: 350, 351). Este proceso subterráneo es la prueba de las obras técnicamente más complejas, de las cuales según Langenscheidt; en “el siglo X a C, fue cuando se empezaron a hacer minas subterráneas formales mediante la técnica de percusión para explotar los yacimientos mercuriferos” (Langenscheidt, 1989: 290). De acuerdo con Herrera Muñoz (1994, 348, 349) los trabajos subterráneos se complementaban con túneles, tiros y galerías, estas son obras que se interconectaban por medio de los túneles y que conducían a diversos frentes de excavaciones, abarcando distintos niveles, diferentes ramales de la veta. Al ser una técnica tan compleja existía la presencia de especialistas e instancias de control. Centrales que controlaban este recurso tan escaso, de difícil obtención y por lo tanto asignado socialmente como un marcador de clase social y uso de fuertes vínculos religiosos. Todo el trabajo minero fue especializándose, el hombre de la recolección sobre la superficie de la tierra pasó a penetrarla, buscando en el subsuelo mejor rendimiento de su trabajo por lo tanto sus herramientas también se especializaron para optimizar su esfuerzo. Para lograr tal objetivo Adolphus Langenscheidt menciona que al principio los percutores fueron simples guijarros, después se formaron mediante lascado, y en algunos casos hasta pulido. Percutores en forma 43 Procese de Trabajo de disco, de forma cilíndrico o de prismas de sección ovalada con un extremo un tanto agudo. Otros percutores con cintura donde se amarraba un mango de madera (Langenscheidt, 1989: 42, 44). Los percutores y palancas no fueron los únicos vestigios que se han encontrado dentro de las minas para realizar este trabajo. También se encontraron cuñas de piedra o de madera, puntas de astas de venado, fragmentos de huesos largos, cucharas (a veces de cráneo humano), y escobetas para reunir el mineral deshecho por los golpes. No podían faltar los recipientes para acumular y transportar el mineral. Esta práctica continuó su evolución y en las minas con una profundidad considerable se encuentra el uso de escaleras de muesca. También se valía de trancas y travesaños o llaves, de plataformas hechas de troncos, y ramas de árbol que les servían para desplazarse en los pozos y galerías muy inclinadas. Otra forma para desplazarse dentro de los tiros de la mina era por medio de oquedades hechas en las paredes donde se apoyaban manos y pies la espalda la recargaban en la pared contraria de esta forma se subía o bajaba (Op. Cit.: 41, 42, 44). Una característica más de esta actividad minera proporcionada por Langenscheidt, es la evidencia de ventilación y desagüe hechas únicamente para este propósito, pasadizos o “chorreaderos” para sacar por gravedad mineral o rezaga. En ocasiones el trabajo de preselección o de limpieza se realizaba dentro de la mina y las rezagas se acumulaban dentro para posteriormente utilizarlas como relleno. Tal vez la preferencia a estos metales haya sido porque era más fácil su extracción, y sobre todo que no requerían de un proceso muy elaborado de beneficio, como los óxidos, los carbonatos, los sulfuros y sulfatos en estado natural. Es fácil de identificar lo que ocasiona que el trabajo minero siga el rumbo de la veta a lo cual se puede agregar: “Suele haber una gran coincidencia entre el desarrollo y la forma natural del yacimiento; es decir, que el minero preferentemente siguió con sus galerías los ramaleos y formas de veta o yacimiento, con lo cual, en muchos casos tuvo la ventaja de no interferir gravemente con 44 Procese de Trabajo la estructura natural geológica y, por tanto, tener muchas veces galerías estables aunque desde luego muy tortuosas” (Langenscheidt, 1989: 42). Una vez obtenido el material ya seleccionado y concentrado el de mejor calidad, se acarreaba fuera de la mina en donde continuaba el proceso en el área denominada “patio de mina”. En esta etapa las piedras se ponían al sol para secarlas, después pulverizarlas y así obtener el preciado polvo rojo. Estas actividades sólo son la acumulación de experiencias que permitieron llegar al método de metalurgia. Dichas experiencias tienen origen en el sentido místico y valor agregado que se le asignaba al cinabrio, anteriormente se mencionó que a este material se le relacionaba con la sangre como lo expone Langenscheidt en la siguiente cita. “El azogue era un sudor o exudación que salía de aquellas piedras rojas que eran como sangre seca. Para lograr la exudación calentaban las piedras rojas; lo hacían colocándolas en comales, en cazuelas o en ollas para no perder el material en las cenizas de la hoguera, para capturar la mayor cantidad de exudación una alternativa muy adecuada resultaba ser la olla, y si el material rojo se colocaba también en olla y ambas se unían boca a boca el sistema resultaba ideal” (Langenscheidt, 1989: 291). Estos conocimientos se podrían considerar como el continuo de estas experiencias durante el trabajo minero. Proceso que fue dándole forma a la técnica indígena, para lo cual Langenscheidt (1987: 292) describe tres etapas; a) Observación accidental, ésta consistía en que el cinabrio desprendía vapores al ser calentados y de que en una superficie menos caliente cercana al vapor, se producían pequeñas gotitas de azogue. b) Búsqueda de una forma para conseguir las gotitas de azogue en la mayor cantidad posible y en la forma más práctica. 45 Procese de Trabajo Probando diversos tipos de vasijas se llegó a la solución de que las ollas cuyas bocas se unían convenientemente, determinaron el sistema que rendía mejores resultados. c) Observación accidental de que la piedra de cal, que en algunos yacimientos acompaña al cinabrio, permitía obtener proporcionalmente más azogue, sobre todo cuando ya había sido calcinada, es decir, convertida a cal viva. 46 Procese de Trabajo 2.3 Quema del Mercurio en Época Prehispánica Ya se habló un poco de las formas para obtener el cinabrio técnicas de recolección a cielo abierto, minería a cielo abierto y las minas subterráneas, la fabricación de herramientas como: percutores de piedra, palancas de madera o hueso y otros utensilios como las cucharas también de hueso, recipientes de barro para contener el material logrado, los canastos eran de fibras naturales o de cueros y cuerdas para ayudar en su transporte. Pero qué pasa con el azogue (o mercurio nativo) que se ha encontrado en forma de ofrendas como es el caso del hallazgo encontrado en Copán, Honduras y reportado por el arqueólogo Maudslay contenido en una vasija de alabastro. Lo más probable es que este azogue haya sido obtenido de manera natural, ya que en el territorio que comprende Mesoamérica no se ha podido comprobar que: “…se destilara el azogue partiendo de sus minerales como el cinabrio; no tenemos prueba alguna al respecto. Creemos además que ello no ocurrió, pues no resultaba realmente necesario a los antiguos habitantes de estas tierras ante la relativa abundancia del azogue nativo y su consumo relativamente pequeño” (Langenscheidt, 1986: 26). En años recientes Mejía anota: “…se han realizaron trabajos registrando el mercurio líquido y el análisis del cinabrio, lo que muestra varias procedencias en varios puntos de México” (Mejía, 2010: 285-287). En esta parte del quemado del cinabrio existe una pequeña duda originada por Adolphus Langenscheidt. En un primer artículo publicado en la revista “Mineroamérica” afirma que no hay pruebas del uso de hornos para la obtención de mercurio, esto se describe en la cita del párrafo anterior. El mismo autor en un nuevo texto “Consideraciones sobre la evolución de la metalurgia del mercurio en México”, menciona que en estudios realizados por Barba y Herrera en vestigios arqueológicos aunadas a las observaciones obtenidas por Morrison Limón en el Valle de Temascalcingo indica el uso de ollas 47 Procese de Trabajo unidas boca a boca y el uso de cal en el proceso, factores que complementan el uso de hornos para la quema y obtención del mercurio a lo que Langenscheidt agrega; “Las observaciones de dichos investigadores, así como las del autor de estas líneas en la Sierra Gorda muestran también el uso de ollas unidas por las bocas. La posición de las ollas puede ser con el eje longitudinal inclinado u horizontal. La disposición horizontal del sistema es la que mejor permite destacar el calentamiento en la olla de calcinación y el enfriamiento en la olla de condensación” (Langenscheidt, 1989: 292). Pero esta duda se disuelve al revisar el texto de “Anales de Antropología”, donde se publica la investigación de Barba y Herrera quienes apuntan: “Aunque existen en la actualidad varios diseños de hornos, sólo nos ocuparemos de la descripción del que está formado por embrocadas, estrecha ollas por relación la que tiene con los hallazgos arqueológicos José en Ixtapán. San Este hornillo es el más rústico y tradicional de la Sierra Gorda de Querétaro1. Consiste en dos vasijas embrocadas, una dentro de otra con su unión Ilustración 5. (Barba, Luis y Herrera, Alberto, 1986: 91) perfectamente sellada con 1. En esta ilustración se observa la forma en cómo se unen las ollas azogueras, mostrando la cámara de carga, la cámara de condensación y la poca recuperación del mercurio. 48 Procese de Trabajo lodo. El recipiente superior es llamado cámara de condensación y normalmente es una olla o jarro globular. El recipiente inferior se denomina cámara de carga y aunque muy semejante al superior, tiene una boca de mayor diámetro. Éste es el que contiene la mezcla de mena y cal, la que ocupa los diez centímetros del fondo al iniciarse la reacción. La posición normal en que opera el hornillo es con una inclinación de 45º, lo que se requiere para que los vapores de mercurio que pasan a la cámara superior y que condensan en sus paredes, permanezcan en forma líquida en la parte cóncava y no regresen a la cámara de carga” (Barba, Luis y Herrera, Alberto, 1986: 89). 2 Ilustración 6. (Langenscheidt, 1988: 142) El proceso de quemado se inicia ya con el mineral fuera de la mina a cielo abierto en el área de “patio de mina” lugar localizado al frente de la bocamina, espacio que se divide en las siguientes áreas: “Área de “pepena” o selección de materia prima, área de lavado, de almacenamiento y de horneado. En la primera se selecciona el mineral, atendiendo a características físicas como color, textura, brillo y se separa el que pueda pasar directamente al horneado y el mineral que requiera de una etapa intermedia de concentración. En ocasiones es necesario que la materia prima se fragmente, ya que de esta manera las reacciones posteriores ocurren con mayor facilidad, entonces se 2 En la ilustración se muestra la propuesta de Adolphus Langenscheidt de cómo se elaboraban los hornillos para la destilación del mercurio. 49 Procese de Trabajo hace necesario utilizar morteros o metates para moler el mineral. Una vez molido el mineral se lava con agua para minerales sin mercurio y concentrar los que lo contienen. Conviene, además, secar este mineral para evitar consumir combustible de forma innecesaria. La “mena” se mezcla con cal viva y esta mezcla es la que se coloca en el interior de los hornillos. Es conveniente notar que el área de habitación se encuentra retirada, en el extremo opuesto, del lugar en donde se realiza el horneado” (Op. Cit.: 88-89). Ilustración 7. Croquis de bocamina y patio de mina tradicionales (Sn Cristobal, Qro.) (Barba, Luis y Herrera, Alberto, 1986: 90) Esto demuestra y comprueba que aunque en baja escala en época prehispánica, en el territorio comprendido como la Sierra Gorda, el mercurio ya se obtenía de manera artificial o por medio de hornillos. Aunque la mayor importancia la seguía teniendo el polvo rojo o cinabrio molido. Como vimos para ambos procesos de obtención de materiales, ya se contaba con un cierto grado de tecnificación, que como se menciona en párrafos anteriores, es el producto de las observaciones a los procesos naturales ya antes descritos, por los cuales se logró conseguir los materiales requeridos para sus distintas finalidades de ritual. Durante 2005 la revista Arqueología Mexicana en su número 77 se dedica a la Sierra Gorda. Al respecto la arqueóloga Mejía hace la siguiente observación: 50 Procese de Trabajo “…el ingeniero Langenscheidt reitera el nexo entre olmecas y antiguos pobladores de la sierra y matiza su postura sosteniendo que el trabajo minero era considerado sagrado, al desarrollarse dentro del inframundo para extraer la sangre de la tierra (cinabrio) y el agua mágica (azogue), que fue organizado por un sistema centralista” (Langenscheidt, 2005: 47, 49-52) (Mejía, 2010: 81). Respecto a la presencia de mercurio en Mesoamérica la arqueóloga Mejía anota: “… la presencia de cinabrio y mercurio líquido en Copan y Kamilnaljuyu usado bajo estelas o en Lamanai empleado detrás de los muros de juegos de pelota, reportados por la arqueóloga Patricia Austin en la zona maya” (Mejía, 2002; 2010: 288; comunicación personal) Respecto a la relación de los olmecas con los habitantes de la sierra la arqueóloga añade: “Todavía no se ha probado que la composición química del cinabrio de La Venta sea similar a la de los yacimientos de Querétaro y con ello poder asegurar que el cinabrio de los olmecas provenía de la Sierra Gorda. […] al efectuar un análisis crítico de las vasijas de la sierra provenientes de contextos primarios fechados junto con las piezas olmecas […] En resumen, no se ve la existencia de una relación directa como lo propone Langenscheidt, además el sentido común nos lleva a pensar que para los habitantes de Tabasco y Veracruz sería más sencillo abastecerse de cinabrio en el norte de Chiapas, y no trasladarlo desde Querétaro. Esto es porque en la región montañosa de Tabasco y Chiapas existen las condiciones geológicas para la aparición del mercurio, incluso se reportan minas históricas, por ello es factible la presencia de minas prehispánicas, aunque nunca se han buscado” (Mejía, 2010: 286). 51 Procese de Trabajo Otro aspecto que se debate es la especialización sexual del trabajo minero y considerando los resultados del trabajo en Toluquilla de los últimos años la arqueóloga refiere que: “Por la cantidad de mercurio y arsénico presente en los huesos de las mujeres podríamos proponer que ellas ayudaron en la molienda y envasado del mineral, incluso posiblemente esto se realizó dentro de los sitios arqueológicos” (Mejía, 2010: 301). De estos últimos datos se está en espera que sean corroborados para que contribuyan en el enriquecimiento de la información sobre la actividad minera desarrollada en la Sierra Gorda y sobretodo conocer más sobre los primeros trabajos y trabajadores de esta región serrana.3 Ilustración 8. (Langenscheidt, 1988: 138) Ilustración 9. (Langenscheidt, 1988: 140) 3 En las ilustraciones Adolphus Langenscheidt, muestra dos técnicas más de cómo elaborar un horno para la destilación del mercurio. 52 Procese de Trabajo Ilustración 10 (AGRICOLA, 1556: 105) CAPITULO III 53 Procese de Trabajo 3.1 LA MINERÍA DE ÉPOCA COLONIAL AL SIGLO XX Por lo que se ha expuesto hasta el momento, se puede aseverar que el mercurio o azogue y el cinabrio, en época precolombina tuvieron una gran importancia en sentido cultural por las características atribuidas en los aspectos místicos, sobrenaturales y divinos. Este mineral formaba parte de los objetos rituales, al igual que los seres vivos proceden de las entrañas de la tierra. Con la llegada de los Españoles no se le restó importancia, mejor aún su importancia fue mayor. Su valor fue económico, ya no en el carácter de cinabrio usado como polvo, sino como azogue o mercurio y usado como insumo en el proceso de beneficio de otros minerales con mayor valor económico, como el Oro y la Plata. En la búsqueda de beneficiar oro y plata con otros métodos que no fueran un procedimiento pirometalúrgico, en el territorio conquistado creció la demanda de azogue en la medida que creció la producción de estos dos minerales preciosos. Para estas actividades más del 70% de azogue era importado del viejo mundo, debido a que en el territorio conquistado no se trabajaban grandes yacimientos de cinabrio para beneficiar mercurio, ya que estaba prohibido por la corona quien tenía el control de la producción. En la búsqueda de técnicas para el beneficio del oro y la plata un inventor mexicano de nombre Bartolomé de Medina hace la petición al virrey Luis de Velasco el 12 de diciembre de 1555, en la que pide se le adjudique la patente de un método de patio para beneficiar la plata mediante la utilización de mercurio, técnica que menciona haber aprendido de un alemán en Sevilla España (M. F. Lang, 1977: 40). Aunque los pobladores originarios de estas regiones tenían bastante conocimiento de la ubicación de los yacimientos de cinabrio, en la colonización no se registran grandes trabajos relacionados con la extracción de este mineral. En lo poco registrado no existe una técnica más desarrollada a la local, sólo se le agregó el uso del hierro en forma de barretas, palas, picos, marros y la pólvora cuando ya era común su uso en estas actividades. 54 Procese de Trabajo Recordando el proceso de colonización se observa que son civiles o soldados los primeros buscadores de los metales preciosos Lang menciona que la minería colonial, en sus principios, no se basó en la técnica europea, sino que fue primitiva y no contó con otro equipo que el necesario para una fundición muy elemental. También los aztecas, que fueron grandes productores de plata, empleaban el procedimiento de fundición. Esta técnica fue mejorada de 1530 a 1550, con la ayuda de técnicas alemanas que con el tiempo fueron llegando a los poblados mineros del virreinato (Op. Cit.: 37). Como se mencionó en las líneas anteriores, la producción de mercurio en el territorio mexicano no fue relevante a diferencia de España, que para el siglo XVI tenía grandes avances en proceso de beneficio del mercurio. De especial interés son los hornos de quemado del cinabrio para obtener el mercurio, por lo cual de nueva cuenta me auxilio del trabajo de Langenscheidt, pues en la vasta información obtenida en sus investigaciones sobre el tema de minería, en especial la de mercurio y su proceso de beneficio, el autor agrupa los hornos creados para este proceso de la forma siguiente; Los que condensan los vapores mercuriales en la parte superior, es decir “por ascenso” Los que lo hacen en la parte inferior, o “por descenso” Los que lo hacen desviándolos lateralmente (Langenscheidt, 1989: 292). Como panorama general y recapitulando la información obtenida, podemos decir que en México durante el siglo XVI, XVII y XVIII no hubo grandes trabajos ni desarrollo de tecnología en el proceso de obtención del mercurio. Sin embargo, esto no significa que no hubiera la producción en otras partes del mundo, sobre todo si sabemos que la mayor parte del azogue requerido en México fue suministrado por la minas de Almadén en España. También hubo producción importante en Idria en los Alpes austriacos usando la técnica de “patio de mina”. Así el aumento de producción de plata en México dio como resultado que con el paso del tiempo ocurriera una mayor demanda de producción de azogue. 55 Procese de Trabajo Es en este momento cuando se estableció el monopolio de mercurio, motivo para reanimar las minas de Almadén y las de Idria, ya que la producción de ambas llegaba a los 1000 quintales en 1569. Cantidad que en ese momento era suficiente para satisfacer la demanda de la Nueva España. Entre los años de 1590 a 1630, se tenía el abastecimiento de azogue más alto (M. F. Lang, 1977: 52, 53). Aunque en estos primeros años el consumo de mercurio en la Nueva España fue cubierta, la demanda fue en aumento lo que implicó que la producción de azogue no creció a la par con la de plata. El año de 1608 la colonia recibió 6231 quintales, al siguiente año sólo fueron 3177, en 1609 el déficit fue de 1000 quintales. En los siguientes años la situación empeoró, en 1630 fue crítica la situación y en 1643 en Michoacán la actividad minera en toda la diócesis estaba completamente suspendida por causa de la escasez de azogue (Op. Cit.: 53, 54, 55). (Tabla I) Centro minero Taxco Zacualpan Sultepec Guanajuato Tlalpujahua Pachuca Chiautla Chichicapa Temascaltepec Tetela Palmar de vega y Sichu Zacatecas Durango Guadalajara TOTAL Cantidad de mercurio requerido en 1609 600 quintales 300 500 150 130 300 100 120 130 150 40 1000 350 300 4170 Cantidad requerida en realidad 450 200 600 100 100 280 50 70 100 110 30 750 200 200 3240 (M. F. Lang, 1977: 54) La Corona mantuvo el control en el abastecimiento de este insumo para la minería hispana, controlando la venta de España a la Nueva España, situación que comprendía todo el territorio conquistado, dado que el metal procedía de la península Ibérica. También controlaba su distribución, de acuerdo con María 56 Procese de Trabajo Eugenia Romero Sotelo (2000, 357) el azogue procedente de las minas de Almadén llegaba al puerto de Veracruz y de ahí se trasladaba a la ciudad de México, para ser depositado en los almacenes generales, y proceder a su distribución en las distintas cajas reales. De ahí se repartía en las siete cajas mineras; Guanajuato, Zacatecas, Pachuca, Sombrerete, San Luis Potosí, Guadalajara y Durango. Pues en la Nueva España no se contaba con fuentes de producción para satisfacer las necesidades de azogue en esos años. Alfonso Rodríguez Gallardo (s/a) menciona que la Corona debía mandar entre cuatro y cinco mil quintales anuales, según lo que mandó decir a España en 1659 el Virrey conde de Alva de Liste. Situación que ocasionó una total dependencia de estos envíos en los primeros años del siglo XVII. Ya en 1665 de acuerdo a lo que menciona M. F. Lang (1977: 58) la situación era tan seria que el Virrey Marqués de Mancera solicitó seis mil quintales anuales además de las entregas acostumbradas y propuso que en lo futuro se enviaran un mínimo de ocho mil quintales anuales. Se podría decir que el monopolio que estableció la Corona referente al envío, distribución y venta del azogue, se utilizó también para controlar la producción de los demás metales, de manera que la producción del mercurio cobro gran importancia. Con dicho envío se impulsaba y controlaba la producción de la minería en la Nueva España y con esto también se logró el aumento de las cantidades recibidas a través de la tributación establecida por el gobierno hispano. En este afán de controlar y monopolizar el azogue Rodríguez Gallardo (s/a: 225) hace referencia a una ley expedida por Felipe III el 17 de octubre de 1617 en la cual les fue prohibido a los particulares vender cualquier tipo de metal. Afectando la distribución dentro de la Nueva España; en cuanto a los envíos de España o del Perú, se dispuso que se enviara por cuenta de la Real Hacienda. A pesar de que la Corona trató de controlar la producción de mercurio por medio de la Real Hacienda, al parecer también le era bastante complicado abastecer desde España toda la demanda de azogue de la minería de la Nueva España. En 57 Procese de Trabajo respuesta a esta problemática se promovió la búsqueda de minas de azogue y sistemas que permitieran el ahorro de dicho metal en el proceso de beneficio de los metales preciosos. La respuesta en la búsqueda de minas de azogue y sistemas que ahorren este metal en el proceso de beneficio de la plata y oro, tuvo buena respuesta ya que se encontraron yacimientos y se experimentó con la búsqueda de sistemas que ahorraban mercurio, pero no dieron buenos resultados. El principal motivo fue disminuir la demanda de este metal y que la Nueva España fuera autosuficiente, objetivo que no se logró según lo que refiere Rodríguez Gallardo (s/a). Éste menciona que el Virrey Don García Sarmiento de Sotomayor, conde de Salvatierra, notificó a la Corona que se estaban haciendo más experimentos en la Nueva España de los cuales no salió ningún proceso o sistema satisfactorio. En 1645 el Rey insistió por medio de una real cédula en que se continuaran los experimentos para ahorrar azogue en el beneficio de los metales. Al parecer esta fue una preocupación durante toda la colonia pues Rodríguez Gallardo cita una cédula que data desde el 1609 en donde dice: “Encargamos y mandamos a los virreyes, audiencias y gobernadores que pongan todo cuidado y procuren, que las minas de azogue, de que hubiere noticias en cualquier parte de las Indias, se descubran y beneficien, y hagan a los que las descubrieren, y lavaren, las conveniencias que les pareciere, y fueran justas, advirtiendo, que no se les ha de dar repartimiento de indios para su labor” (Rodríguez Gallardo, s/a: 229). A lo largo de toda esta época existen varias recomendaciones del Rey a sus virreyes para que impulsen el descubrimiento de minas de azogue. De acuerdo al trabajo recopilado por Rodríguez Gallardo (s/a: 230) ubicado en el Archivo General de la Nación, existen algunas referencias al descubrimiento de minas de mercurio, que seguramente fueron insuficientes, ya que la producción de plata no aumentó considerablemente, ni la demanda de azogue disminuyó. El mismo autor también menciona el nombre de algunos de los descubridores de minas y sus 58 Procese de Trabajo minas, por ejemplo, en 1647 Luis Berrio y Alonso de Páez, las minas de Chilapa en 1664, bajo la supervisión de Martín López y después por Gonzalo Suárez de San Martín, otra mina la de San Gregorio en Guanajuato. (Op. Cit.: 230) Aunque la Corona exhortaba la búsqueda de este metal para el beneficio de los metales preciosos, la producción estuvo limitada a los particulares, lo que significa que España nunca invirtió fondos en esta exploración. Entonces la producción se restringía al capital del particular pues el estado se negó a apoyar, una vez agotados los recursos de los empresarios, los proyectos eran suspendidos y aún cuando estos yacimientos eran de muy buena ley se trabajaban a corto plazo. De manera que si hubo avances en la producción de este insumo fue propiciado por los mineros en forma personal sin el apoyo de la Corona. Las vetas mexicanas representaban fuertes inversiones sin grandes esperanzas de obtener el equivalente en ganancias a corto plazo. Esto se debía a que el mineral en la superficie era de baja calidad, y para obtener mejores resultados en la producción había que hacer una segunda etapa de extracción más profunda, misma que nunca ocurrió en la búsqueda de azogue en el siglo XVII, ya que en estos tiempos esta actividad no fue intensa ni se concentro lo suficiente para lograr mejores resultados (M.F. Lang, 1977: 325). A estos inconvenientes le agregamos que la Corona declara tener graves problemas económicos, motivo por el que decía no contar con la capacidad para dar el apoyo suficiente a la minería de la Nueva España, lo que sumado a los continuos fracasos de los buscadores de mercurio, fue creando desconfianza en esta actividad. Por lo anterior las autoridades de España se volvieron muy cuidadosas al proporcionar algún apoyo a la minería hispana (Op. Cit.: 327). Pareciera que los problemas en el abastecimiento de mercurio para la minería de la Nueva España fueron ocasionados para ser resueltos por la misma corona y en esta forma continuar con el monopolio de este metal. Otra medida de control fue reunir la producción de Almadén en España y la de Alemania en la Casa de Contratación de Sevilla para de ahí ser distribuido a la Nueva España (Rodríguez Gallardo, s/a: 231). 59 Procese de Trabajo El suministro de azogue durante la colonia siempre fue complicado, durante el siglo XVII los intentos por satisfacer las necesidades de la minería novohispana se ven frustrados por un sin número de motivos algunos de ellos ya señalados, este suministro se agravó por la ocupación de las minas españolas por los franceses y se complicó más con los movimientos sociales de independencia Mexicana. Para solucionar este problema el 26 de enero de 1826, la Regencia emitió una orden que permitía la libre explotación de azogue en la Nueva España. Este decreto fue mucho más amplio que los que prevalecían hasta ese momento (Romero, 2000: 366). Ya que poco antes de esta orden, en 1776 antes del movimiento de independencia la libertad en la explotación del azogue era mínima, tal como menciona Romero (2000: 366) y en el año de 1779 la minería de mercurio se permitía sólo bajo permiso y con la condición de que la corona tenía el derecho de comprar la mina en cualquier época y el producto sólo podía ser vendido a la Real Hacienda para distribuirse mediante el monopolio regular. Esto originó por parte de las Cortes de Cádiz una nueva ordenanza por medio de la cual las minas de azogue pudieran ser trabajadas libremente en los términos de las de oro y plata, con la posesión garantizada del denunciante y con el derecho de vender su producto libremente. En todos estos años de control sobre la producción minera novohispana de metales preciosos, la liberación para explotación los yacimientos de cinabrio fue muy recurrente y la Corona no eliminó por completo el monopolio de la producción, sólo cambiaba de estrategias en el control de este insumo y su distribución. Entonces pasaba del control del mercado a la producción y de alguna manera intervenía en el precio y con esto también vigilaba la obtención de los metales preciosos. Es de llamar la atención que los grupos que poblaban este territorio ya tenían conocimiento de los yacimientos de cinabrio que se encontraban en la Sierra Gorda a la llegada del grupo español conquistador. Conocimiento que fue transmitido a este grupo dominante, quienes a pesar de esto, no explotaron el mineral abiertamente y registrado en las fuentes. 60 Procese de Trabajo Analizando un poco el proceso de población del territorio que actualmente comprende la Sierra Gorda, los primeros asentamientos de carácter colonial van en relación con trabajos de minería. Este proceso duró cerca de cuatro siglos, tiempo en el cual el actual estado de Querétaro todavía a mediados del siglo XX seguía teniendo modificaciones en cuanto a territorio y sus pobladores. Situación que en gran parte tiene origen en la resistencia de los grupos chichimecas que no cedían ante el dominio de los españoles ocasionando una zona de guerra con inestabilidad en todos sentidos político, social y económico. El proceso de pacificación de la Sierra Gorda, se dificultó aún más por la precaria infraestructura que imposibilitaba o por lo menos encarecía toda actividad productiva. La baja inversión en la minería de la Sierra Gorda, provocaba una baja producción, misma que se vio más opacada por el alto rendimiento de las minas de Almadén que eran las que satisfacían las necesidades de azogue requeridas en la Nueva España. Podría considerarse que todo lo anterior causó que la Sierra Gorda de Querétaro no tuviera un gran desarrollo. Por el contrario, pareciera que toda esta región se estancó en el área minera, aunque siempre mantuvo en práctica actividades artesanales y tecnológicamente tampoco tuvo grandes progresos. Fenómeno que es visible en el resto del país pues en el viejo Mundo se seguían desarrollando técnicas para obtener mercurio a partir del cinabrio, para seguir con el control de esta producción y su distribución en la Nueva España. 3.1.1 El Mercurio en el Siglo XIX Y XX En el siglo XX, el principal uso que tuvo el mercurio en el territorio mexicano seguía siendo la refinación de metales preciosos, debido a esto se realizaron grandes esfuerzos por encontrar yacimientos de mercurio. Búsqueda que no fue muy productiva debido a la precaria infraestructura con la que contaba el país, situación que hacía poco redituable esta práctica. El siglo XIX fue crucial para México, en 1810 por la lucha de independencia, al comenzar el movimiento se apreció la escasez de azogue en los reales mineros 61 Procese de Trabajo pertenecientes al territorio todavía conocido como la Nueva España, problema originado desde el exterior, ya que los envíos se restringieron pero, al parecer el país contaba con reservas que le permitirían abastecer a la industria minera durante la guerra. Respecto a estos envíos Romero (2000: 354) menciona que antes de la guerra, para refinar 24,000,000.00 de pesos de plata se necesitaban entre 13 y 14000 quintales de azogue al año. En 1811 se suponía que hubo una producción de 7 y 8 mil kilos de azogue, por lo cual la minería novohispana requería de 5000 la existencia en el almacén general era de 15 a 16 000 quintales, cantidad que le permitió subsistir a la actividad minera. Para esta actividad Romero cita datos obtenidos de John Te-Paske, datos que demuestran que existía suficiente mercurio para satisfacer las necesidades de producción durante el conflicto: “Entre 1 de junio de 1809 y el 31 de junio de 1810 llegaron a la Nueva España, provenientes de España, 35,309 quintales de azogue. Alrededor de 2009 arribaron provenientes de Cádiz el 2 de febrero de 1814, y el 30 de agosto del mismo año se recibieron otros 3007.5 quintales Kendall Brown encontró que fueron enviados a México 56,322 quintales en 1809. Richard Garner sostiene que a finales del siglo, después de un crecimiento sostenido de la producción de plata, la corona española entregó suficiente mercurio a México, 25,000 quintales y mantuvo una reserva de entre 15,000 a 25,000 quintales” (Romero, 2000: 354, 355). Los presentes datos son de interés porque muestran el movimiento o distribución del azogue con que contaba el país durante la primera mitad del siglo XIX, movimientos que se realizaban desde el almacén general de Veracruz Tampico y Altamira, para llevarlos posteriormente al de San Luis Potosí y de ahí a los centros mineros. En el cuadro 1 presentado por Romero (2000: 362) se muestran las cantidades de azogue de Veracruz a la ciudad de México de 1811 a 1816. 62 Procese de Trabajo (Tabla. 2) AZOGUE ENVIADO DE VERACRUZ A LA CIUDAD DE MÉXICO VÍA TAMPICO DURANTE EL PERIODO DE 1811-1816 Año Cantidad de azogue (quintales) 1811 2181 1812 600 1813 3627 1814 4920 1815 4890 1816 1329 Total 17547 Veracruz, 23 de abril de 1813. AHPM, 1812--155-doc.16. (Romero, 2000: 362) De acuerdo al estudio de Inés Herrera Canales, se proponen tres periodos en el abasto de la obtención del mercurio para refinar la plata mexicana en el siglo XIX: De 1821 a 1835, se normaliza el abasto de mercurio al país alterado por la guerra de Independencia. De 1835 a 1850 caracterizado por un fuerte monopolio mundial de mercurio y por el esfuerzo mexicano para extraerlo de su propio territorio. De 1850 a 1905 empieza a notarse un mejoramiento en el suministro y recepción del azogue externo y un incremento en la producción local…” (Herrera, I. C: 1994, 121). Las fuentes de abastecimiento de mercurio no sólo en México sino en todo el mundo seguían siendo escasas y el control de esta producción recaía en pocas manos europeas y norteamericanas, “…las casas N.M. Rothschild e Hijos de Londres y Rothschild Hermanos de París fueron los agentes exclusivos del mercurio de la mina de Almadén entre 1857 y 1921, excepto de 1857 a 1866” (Herrera, I C: 1994, 128-131). Esto duró hasta la última década del siglo XIX pues por estas fechas comenzó a utilizarse el método de cianuración en México para refinar los metales preciosos y una década antes en otras regiones europeas. 63 Procese de Trabajo Al tener conocimiento en México de regiones donde ya antes se explotaba el cinabrio y con la insuficiencia de este mineral en todo el mundo, sobre todo por la intención de acabar con la dependencia al abastecimiento del mercurio procedente del extranjero. Surgen nuevos bríos en la búsqueda de minas en el territorio mexicano en los años de 1835 y 1847, búsqueda que no rindió los frutos esperados (Op. Cit.: 128). Aunque durante los últimos años del siglo pasado, en 1880, siguieron los esfuerzos por parte de los mineros mexicanos por encontrar nuevos yacimientos de cinabrio y despuntar la producción de mercurio nacional. Evento poco afortunado ya que satisfacía menos del 20 % de la demanda, factor que creó una dependencia de la producción de mercurio exterior, lo que duró hasta pasada la primera década del siglo XX debido a que la amalgamación, hecho que en México fue el principal reto de beneficio de los metales preciosos (Op. Cit.: 132). En los años noventa del siglo XIX en México comenzaba a notarse un decrecimiento en la demanda de azogue, ocasionado por las nuevas técnicas para refinar los metales preciosos ya que utilizaban el cianuro como catalizador para llevar a cabo la separación del metal noble de la mena. Esta nueva técnica se empezó a practicar en México en la última década de este siglo. Para 1905, la mayor parte de los empresarios ya habían cambiado sus haciendas de patio por plantas de cianuración y así terminaron más de tres siglos de refinación de metales preciosos con mercurio (Op. Cit.: 133). Lo absurdo del caso es que después de la larga lucha por parte de los mineros mexicanos por encontrar una mina de azogue digna de ser explotada en su propio territorio, se hubiera encontrado este metal hasta la primera mitad del siglo XX, en los estados de Zacatecas, Guerrero, Chihuahua y San Luis Potosí donde se habían trabajado minas de metales preciosos como la plata. El bienestar de la producción minera de México comenzó desde la década de los años treinta (de 1933 a 1937) cuando ya estaba prácticamente recuperada esta actividad en el país. El principal mercado de compra era Estados Unidos, y cuando el país del norte participó en la segunda guerra mundial la minería mexicana 64 Procese de Trabajo recibió un gran impulso pues los norteamericanos requerían de los productos minerales estratégicos para le guerra. Como consecuencia en 1943 se registró un aumento en la producción. La mayor parte de la producción era orientada al comercio externo, aunque esta mejoría duró poco, pues en 1944 comenzó a disminuir la demanda estadounidense y en consecuencia, afectó directamente a la minería mexicana (Cantú, 1995: 209). En la siguiente década el azogue perdió demanda para el beneficio de los metales preciosos, pero a raíz de eventos en los que se vieron involucrados una gran cantidad de países como la segunda guerra mundial, propició un acuerdo comercial entre México y Estados Unidos. Tal acuerdo establecía que los estadounidenses tendrían la venta exclusiva de toda la producción de metales estratégicos y fibras para la guerra, a cambio de esto los estadounidenses se comprometían a vender a México productos para el desarrollo industrial, dicho convenio se firmo en diciembre de 1942 (Op. Cit.: 205). Durante la segunda guerra mundial las actividades comerciales tuvieron repercusiones, sobre todo el comercio exterior mexicano y el más beneficiado fue el sector minero. Con esto se favoreció una dependencia del mercado estadounidense lo que se reflejaba en 1937 con un 56 % de las exportaciones de México para los Estados Unidos, que para 1940 representaban ya el 90 %, de igual manera las importaciones representaban un 90 % procedente de los mercados estadounidenses (Op. Cit.: 210). En este siglo México tuvo una gran producción de mercurio aunque hubo otros países que contaban con yacimientos de mercurio más productivos, es el caso de España y con la mina de Almadén. Para esta época en México la distribución y el control de una gran parte de este producto fue acaparado por la familia Braniff, caso similar ocurre en España con la familia Rothschild en 1870 que obtuvo el manejo de la producción. Esta familia consiguió la exclusiva de venta por treinta años y se convirtió en propietaria de las minas del Nuevo Almadén, recién descubiertas. También lograron tener la exclusividad de la distribución de la producción de las minas de Idria Italia y por consecuencia el monopolio mundial 65 Procese de Trabajo del mercurio. Entre los años de 1870 a 1900 fueron los de mayor producción con unos beneficios de 240 millones de pesetas, de los cuales el Estado recibió 110 millones (45,90 %) y los Rothschild 129,7 millones (54,10 %). Durante la Guerra Civil de España entre 1936 a 1939 la explotación se mantuvo en el nivel mínimo y en 1942 se acrecentó hasta llegar a las 2,461.1 toneladas. Tras la segunda Guerra Mundial 1939-1945 los índices disminuyeron y en 1949 se obtuvieron 10,855 toneladas de mercurio. Desde aquel año y hasta 1954 la evolución productiva de Almadén fue variable4 hasta llegar a 14,845 toneladas, mientras que el ritmo de crecimiento aumentó lentamente hasta 1964, en que se consiguieron 2,224 toneladas (www.dealmaden.com). A continuación se muestran cantidades de la productividad de esta mina en donde se toman periodos de producción de mercurio de las últimas décadas del siglo XX, considerando que este yacimiento representaba prácticamente el 100 % del total de la producción de España. A partir de 1984 la tendencia era de disminución y en las dos últimas décadas de este siglo XX, la mina sólo trabajaba de 6 a 8 meses por año, aspecto que coincidió con una saturación del mercado interior y exterior y varía de acuerdo con la demanda mundial y la pugna en precios con el resto de países productores. Situación que mantuvo la disminución de las actividades de la minería. Los depósitos de importancia económica de cinabrio en el mundo se encuentran en China, Italia, España, México, Filipinas, Perú, la antigua URSS, los Estados Unidos de América y Yugoslavia (Zamora & Piñeiro, 1965: 4-5). Entre todos estos países productores sobresale la producción de España e Italia, ya que sólo ellos aportaban más del 20 %, el resto lo aportan los demás países. España e Italia de 1934 a 1957 ocuparon los dos primeros lugares a nivel mundial, aportando el 35 y 31 por ciento de mercurio, México fue el tercero con el 21 % y Canadá el cuarto con el 4 % (Op. Cit.: 5). 4 Para 1950 fue de 17,258 toneladas, en 1951 de14,504 toneladas, en 1952 de 12,666 toneladas, para 1953 fue de 14,307 toneladas. 66 Procese de Trabajo A mediados del siglo pasado el ser un país productor de mercurio no implicaba ser consumidor de este metal, pues el mayor consumo se reparte entre los países de; Canadá, El Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, La URSS, Japón y Francia, abastecidos por España, México, Yugoslavia y las Filipinas (Op. Cit: 5-6). La producción de mercurio durante la última década del siglo pasado no ha sido muy constante y el comportamiento de la producción mundial ha presentado variaciones considerables, ya que se incrementó hasta alcanzar su mayor nivel en 1991 con 10,488 toneladas al año, y pocos años después decae en forma considerable hasta 2,002 toneladas a nivel mundial (Consejo de Recursos Minerales, 2003). (Tabla. 3) Relación de Minas de Mercurio en México Estado Chihuahua Durango Estado de México Guanajuato Guerrero Querétaro San Luis Potosí Zacatecas Total Minas que Producen Solo Hg 6 6 2 1 1 14 18 18 66 Minas que Producen Hg y otros metales 1 9 3 3 1 17 Minas que producen Hg 7 15 2 1 4 17 18 19 83 Fuente: Consejo de Recursos Minerales. Monografía Geológico-Minera de los Estados de: Chihuahua, 1994; Coahuila, 1993; Colima, 1994; Durango, 1993; Estado de México, 1996; Guanajuato, 1992, Guerrero, 1999; Hidalgo, 1992; Jalisco, 1992, Michoacán, 1995; Nayarit, 1994; Oaxaca, 1996; Puebla, 1995; Querétaro, 1992; San Luis Potosí, 1992; Sinaloa, 1991; Sonora, 1992; Veracruz, 1994; Zacatecas, 1991. (Álvarez, 2000: 8). Actualmente El COREMI o Consejo de Recursos Minerales cuenta con Monografías Geológico-Mineras por estado, en donde muestra la cantidad de minas detectadas reportando un total de 4,705 minas; de este total sólo se tiene un registro de 83 productoras de mercurio, localizadas en Chihuahua, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas, de las 83 sólo 66 benefician al mercurio y el resto algunos otros minerales (Álvarez, 2000: 8). En los últimos cinco años ninguna de estas minas ha reportado producción a la Secretaria de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI) y cabe la posibilidad de que algunas estén siendo explotadas de forma artesanal con el fin de vender el mercurio en el mercado informal. 67 Procese de Trabajo (Tabla. 4) Mercurio Primario Producido de 1985 a 1998 Año 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 Producción (ton) 394 185 124 345 651 735 340 21 12 11 0 0 0 0 ND Fuente: Anuario Estadístico de la Minería Mexicana, 1998. Edición 1999. Consejo de Recursos Minerales. Banco Nacional de Comercio Exterior, SNC, 1998. (Álvarez, 2000: 9). Para localizar las principales zonas productoras de mercurio en el país se cuenta con la información obtenida del Consejo de Recursos Minerales, estos yacimientos se concentran particularmente en el noroeste y centro del territorio mexicano en estados como son: Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Estado de México, Morelos, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas, Colima, Nayarit, Puebla, Jalisco, Guerrero y Michoacán. Ubicándose los principales yacimientos en los estados de: San Luis Potosí, Zacatecas, Querétaro, Guanajuato y Guerrero (COREMI, 2002: 8). En los últimos años de producción de mercurio en nuestro país, participaron de esta actividad principalmente los estados de Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas. El Consejo de Recursos Minerales cuenta con registros de la producción de mercurio en México desde 1891, en donde el comportamiento en inicios de este siglo es bajo y durante las décadas medias alcanza una muy alta producción y comienza a descender conforme se acerca el fin de dicho siglo (Álvarez, 2000: 8). En el siglo XX la producción ha mostrado la misma tendencia que tuvo durante el siglo pasado. Entre 1920-1929 su producción fue mínima y alcanzó su máximo de 1,118 toneladas en 1942; después los precios de mercurio van a la baja en el 68 Procese de Trabajo mercado internacional, y es tiempo en que se redujo la producción en México de 6,100 toneladas métricas en 1990, 340 toneladas en 1991 y llega a 2,200 toneladas métricas, en 1994, por esta causa el país contribuye sólo con el 0.5 % de la producción mundial (sólo 11 toneladas). A partir de 1995 no hay registros de extracción minera (Álvarez, 2000: 8). En las dos últimas décadas del siglo XX la producción de mercurio está en franca decadencia en lo que toca a la producción primaria de este metal, del año 1985 a 1994 se produjo en nuestro país un promedio de 280 toneladas por año acumulando un total de 2,818 y en lo que resta de este siglo no se registra producción básica. Además existe una producción a la cual se le conoce como “producción secundaria” de mercurio que continua, entre las plantas productoras de minerales metálicos. En la Cámara Minera de México, existen registradas en la actualidad cuatro plantas que de manera secundaria producen mercurio a partir del beneficio de minerales y de jales de mercurio, las cuales se encuentran ubicadas en los estados de San Luis Potosí, Durango y Zacatecas. El mercurio se recupera como subproducto de la extracción de plata y oro a partir de jales mineros en el estado de Zacatecas, donde se producen alrededor de 20 toneladas anuales (Álvarez, 2000: 9). (Tabla. 5) Plantas que Benefician Jales en Zacatecas Razón Social Productos Subproductos Jales de Zacatecas, S.A. de C.V. Precipitado de Plata: 600-900 Kg/mes Mercurio 350 Kg/mes Beneficiadora de Jales de Zacatecas, S.A. de C.V. Precipitado de Oro y Plata: 1 ton/mes Mercurio 1,207 Kg/mes Jales del Centro, S.A. de C.V. Precipitado de Oro, Plata y Cobre: 2 ton/mes Mercurio 690 Kg/mes Mercurio del Bordo, S.A. de C.V. Precipitado de Oro, Plata y Mercurio: 0.5 ton/mes Mercurio 518 Kg/mes Fuente: Subprocuraduría de Auditoría Ambiental, PROFEPA. Julio, 1996. Directorio de la Minería Mexicana, 1999. (Álvarez, 2000: 9). 69 Procese de Trabajo Durante el siglo XX se atribuyen más de 3,000 aplicaciones para el mercurio, lo que implicaría toda una tesis para nombrar y analizar ya que se utiliza en estado puro, como metal básico en aleaciones y por la propiedad de ser líquido a temperatura ambiente, la alta densidad, el volumen de expansión uniforme, la conductividad eléctrica, la capacidad de aleación, la alta superficie de tensión, la estabilidad química y toxicidad de sus componentes, adquiere importancia industrial y militar, también puede aplicarse en actividades como la medicina, la agricultura, las sanitarias, entre otras. (Tabla. 6) Mercurio Importado y Exportado de 1985 a 1998 Año 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 Importación (ton) 7 0 0 0.4 276.1 0.4 2.15 101.9 40.5 27.8 5.78 0.85 0.87 13.72 Exportación (ton) 92 154 121 142 91 23.2 0.3 1.9 0.3 0.3 0.3 4 7.0 0.24 Fuente: Anuario Estadístico de la Minería Mexicana, 1998. Edición 1999. Consejo de Recursos Minerales. Banco Nacional de Comercio Exterior, SNC, 1998. (Álvarez, 2000: 10). Para hacer una breve descripción de una mínima parte de los usos del mercurio se menciona la Industria del cloro, para tal proceso se utiliza una celda de mercurio cuyo cátodo es un lecho de mercurio elemental. Otra aplicación es en la Industria de la pulpa y el papel, en donde se utilizan los compuestos orgánicos de mercurio. La industria eléctrica y de pintura son actividades que consumen grandes cantidades de mercurio. Los compuestos organomercuriales como son los oleatos, fenilmercuriales y dodecilsuccinatos que se utilizan como bactericidas y fungicidas. La Industria eléctrica utiliza mercurio en la fabricación de lámparas fluorescentes, 70 Procese de Trabajo rectificadores, osciladores, contactos de control de energía, tubos de cátodo caliente y algunos otros tubos utilizados en aplicaciones de alta frecuencia en los radares o radio (Yarto, 2000: 25). La lista de aplicaciones en la industria sigue, incluyendo manufactura de una variedad de instrumentos y aplicaciones, baterías, termómetros, esfingomanómetros, sensores térmicos y eléctricos y amalgamas dentales, en las plantas de cloro-álcali y en la producción de cloruro polivinilo, acetaldehído y explosivos, en la industria farmacéutica. En las ya mencionadas prácticas religiosas y culturales, acondicionadores de agua y en cremas cosméticas. Así podríamos continuar durante todo el trabajo, pero no es el tema que nos ocupa por lo que damos fin a la lista (Op. Cit: 2000: 31). En las últimas tres décadas del siglo XX, la producción de mercurio fue mínima hasta finales de este siglo en que no se registra producción alguna, debido a que encontraron sustitutos para este metal. 71 Procese de Trabajo 3.1.2 Evolución al Querétaro contemporáneo: Conformación Estatal Para llegar a la forma y extensión actual del estado de Querétaro fue necesario pasar por varios procesos. De acuerdo a la Enciclopedia Temática de dicho estado, para el año de 1745 este territorio estaba dividido sólo en dos zonas, la Alcalda de Cadereyta y Alcaldía de Querétaro, en 1823 se convirtió en Provincia de Querétaro y se divide en tres partidos: el de Cadereyta, Partido de Querétaro y de San Ilustración 11. (Geografía, 1995: 13) Juan del Río. En 1825 cambian convirtiéndose en distritos y las divisiones aumentan agregándose tres más que son Distrito de San Pedro Tolimán, Distrito de Amealco y Distrito de Jalpan y en 1848 se convierten en departamentos sin agregar ni quitar ninguno. Esta división Ilustración 12. (Geografía, 1995: 14) continuó sin grandes modificaciones durante varios años hasta que en 1931 se reforma nuevamente el artículo 2° y divide el territorio estatal en once municipios; Amealco, Cadereyta, Colón, Corregidora, Jalpan, Marqués, Querétaro, San Juan del Río, Santa Rosa, Tequisquiapan y Tolimán. Los cambios continuaron y en 1932 la Ilustración 13. (Geografía, 1995: 16) 72 Procese de Trabajo configuración política estatal se divide en sólo ocho municipios: Amealco, Amoles, Cadereyta, Colón, Jalpan, Querétaro, San Juan del Río y Tolimán. Es hasta 1941 que el estado queda dividido en los dieciocho municipios actuales: Amealco, Arroyo Seco, Cadereyta, Colón, Corregidora, Jalpan, Pinal de Amoles, Querétaro, San Juan del Río, Tequisquiapan, Tolimán, La Cañada (que vuelve a ser él Marqués), Pedro Escobedo, Huimilpan, San Joaquín, Landa de Matamoros, Ezequiel Montes y Peña Miller (Geografía de Querétaro, 1995: 13-20). 3.1.3 Querétaro área de estudio El estado de Querétaro es uno de las entidades federativas más pequeñas del país con una extensión cuadrados, territorial y se de divide 11,638 en kilómetros tres regiones fisiográficas nacionales: parte de la Meseta Central, el Eje Neovolcánico y la Sierra Madre Oriental (Geografía de Querétaro, 1995). Ilustración 14. (Geografía, 1995: 7) En el norte del estado, en la Sierra Gorda se encuentran los municipios de Jalpan de Serra, Pinal de Amoles, Arroyo Seco, Landa de Matamoros, Peña Miller, parte de Cadereyta y San Joaquín, éste último es el municipio en que se centra el presente trabajo. Actualmente el estado de Querétaro se localiza en la parte centro-oriente de la República Mexicana. Sus coordenadas geográficas son; al norte por el paralelo 21° 37`; al Sur, se extiende hasta el paralelo 20° 01`; al oriente es limitado por el meridiano 98°54` y al poniente por el meridiano 100° 35`.(Geografía de Querétaro, Tomo I: 6). Físicamente el territorio queretano queda delimitado de la siguiente manera, al norte por el estado de San Luis Potosí, al este por Hidalgo, al sur con los estados de México y Michoacán y al oeste con el estado de Guanajuato. (Op. Cit.: 6). 73 Procese de Trabajo En la región este-norte del estado de Querétaro, se encuentra un ramal de la Sierra Madre Oriental, conocido localmente como Sierra Gorda queretana. Es un lugar de grandes yacimientos de plata y de mercurio, por ello a toda esta región se le denomina zona mercurífera y motivo principal para la colonización de este vasto territorio que cubre cerca de la mitad del territorio que conforma el estado. El municipio de San Joaquín y la cabecera de igual nombre, fue el lugar donde se centró el apogeo de la minería moderna de mercurio. Resultado de esta práctica, también ocurre el aprovisionamiento de insumos, compra y venta de productos de la minería, centro de reunión de los trabajadores de las minas y de los propietarios. Motivo por el cual San Joaquín se elige como punto de partida para las investigaciones relacionadas con el presente trabajo. Para llegar a San Joaquín partiendo de la ciudad de Querétaro se toma la carretera federal México-Querétaro número 57 en dirección México, a continuación se toma la desviación a Jalpan de Serra en la Sierra Gorda, pasando por las comunidades de Ezequiel Montes, Cadereyta, Vizarrón, después de 7 kilómetros de la última, se desvía a la derecha por el camino estatal y 35 kilómetros más adelante se encuentra la cabecera municipal de San Joaquín. La cabecera municipal tiene una altitud de 2,170 msnm. Una temperatura media anual de 14°C. En la actualidad tiene una actividad económica basada en fruticultura, agricultura, ganadería y algunos remanentes relacionados con la industria minera. Dentro de este municipio se encuentran minas importantes como: La Fe, La Guadalupe o Barranca, El Cristo Rey o El Otatal, La Maravilla, La Perla entre otras, la mayoría registradas en un informe realizado por El Consejo de Recursos Naturales No Renovables (Zamora & Piñeiro, 1965: 2). Además de las minas de “El Doctor”, ubicadas más al norte y dentro del municipio de Cadereyta. En el año de 1960 San Joaquín no contaba con vías de comunicación adecuadas, a pesar de esto el municipio era el centro de operaciones entre los poblados y minas que tenían trabajos de explotación, éste a su vez, se enlazaba con la ciudad de Querétaro por una ruta de terracería que funcionaba en ese entonces. 74 Procese de Trabajo Tomando como punto de partida al poblado de San Joaquín y dirigiéndose al sur, se llega al poblado de El Doctor, después se subiría a la parte más alta del cerro y luego de pasar la cima comienza el descenso para recorrer los poblados de Chavarrias y Sombrerete. Ya en terreno plano se encuentra el poblado de San Javier Tuzas, donde entroncaba con el camino Querétaro–Jalpan en dirección Tamaulipas (Op. Cit.: 1). Las vías de comunicación no fueron una limitante para que el área minera de San Joaquín fuera uno de los productores más importantes de mercurio, ya que llegó a tener una producción semanal de 3.9 toneladas, ello sin tomar en cuenta que el proceso de beneficio del mineral se realizaba con técnicas rudimentarias y la mayoría de los caminos fueron hechos para comunicar las minas entre sí y con los poblados de los distritos mineros de San Joaquín y El Doctor (Op. Cit.: 2). El distrito minero de San Joaquín se puede dividir en dos zonas que son: San Joaquín, formado por las minas de La Fé, La Guadalupe, La Barranca, Las Maravillas, Rosa María, Los Puerquitos, El Zopilote, El Cristo Rey (Otatal) y Santa Mónica. Azogues, en donde se incluían las minas de Pito Real, Mina Grande, El Vidrio, El Sauce, La Palma, El Abra, Providencia y El Rincón (Herrera Muñoz, 1994: 158,159). El arqueólogo Alberto Herrera Muñoz menciona que para 1980 las minas más importantes por su producción son: La Guadalupe, La Perla, Cristo Rey (Otatal), y El Zopilote en el área de San Joaquín; mientras que para la región de Azogues menciona las minas de: El Pito Real, Providencia, Mina Grande y El Rincón. En ambas regiones el principal mineral es el mercurio. 75 Procese de Trabajo 3.1.4 Control de la producción de San Joaquín Anteriormente se mostró el tema de la minería en el tiempo y la forma como se comportó en nuestro país, su apogeo y desarrollo, importante para este trabajo ya que nos permite ver parte del proceso de trabajo de ésta. Así, en este apartado se expondrá la relevancia que tuvo San Joaquín en la producción de mercurio en la época de mayor intensidad, esto es durante gran parte del siglo XX. Como se expuso, la fundación del municipio de San Joaquín se debió al interés por controlar los medios de producción y toda clase de actividad económica agricultura, ganadería y sobre todo la minería de metales preciosos y de otros minerales que eran requeridos en el proceso de beneficio, de cinabrio del cual se obtiene el mercurio. Mineral muy apreciado pues sólo con él se podían refinar los minerales de la plata y el oro, para obtener estos dos metales en estado puro. Esto generó que alrededor del cinabrio se crearan grupos de poder para controlar tanto la producción como la distribución en la Nueva España. Fue un reflejo de lo que sucedió a nivel mundial, en años pasados cuando este mismo mineral estaba controlado por la familia Rothschild, no obstante lo que sucedía en el caso queretano era más local y por otros empresarios. Desde finales del siglo XIX se empezaba a vislumbrar un ambiente más tranquilo en estos territorios chichimecas, ahora con poblados pacíficos dirigidos por caciques que en su mayoría fueron de origen español o por lo menos de descendencia española, la estabilidad de este territorio fue el principal motivo para que incrementaran las inversiones en el rubro de la minería. Así observamos como en el siglo XX apareció la familia Braniff en el estado de Querétaro. Estaba conformada por el ingeniero Thomas Braniff y sus tres hijos Arturo, Jorge y Oscar Braniff, ellos pertenecientes a una de las familias de la Burguesía mexicana, y con una gran trayectoria en las inversiones relacionadas con la economía del país. Desde mediados del siglo XIX, esta familia intervino en áreas económicas a nivel nacional en lugares como: Ferrocarriles de México y en la industrialización del País, Thomas Braniff, también fue accionista del Banco de Londres y de México, 76 Procese de Trabajo intervino en el comercio y la minería, la versatilidad, experiencia y capital disponible de los empresarios extranjeros aunado a un país con necesidad de generar desarrollo social y laboral, era un buen prospecto para toda clase de inversiones las cuales eran esperadas y bien recibidas. Provocando el interés de inversionistas alemanes e ingleses a participar en las actividades de las minas en Real del Monte en Pachuca a finales de la década de 1830 y en los primeros años de la década de 1840. Es en esta época en que la familia Braniff se aventuró a trabajar en la Sierra Gorda, lo que resultó en un intento fallido al tratar de hacer producir minas de mercurio en el distrito minero de El Doctor. Y fue hasta 1905 después de la muerte de Thomas Braniff, en que tres de sus hijos: Arturo, Jorge y Oscar Braniff con el respaldo de la “Casa G. y O. Braniff”, empresa dedicada a la venta de maquinaria y a la instalación de equipos eléctricos y telefónicos, que en 1906 adquirieron un conjunto de 45 minas en el estado de Querétaro. Estas minas producían cobre, plata, zinc, antimonio, bismuto y plomo, el conjunto de minas estaba dividido en tres regiones; las minas de Maconí, El Doctor y Ranas (Collado, 1987: 86). Para ese entonces la minería en la Sierra Gorda no era un tema desconocido, pues como ya se mencionó, esta actividad se venía practicando desde época Prehispánica, durante el periodo colonial y continuó durante gran parte del siglo XX por un sinnúmero de mineros que se resistían a abandonar esta práctica económica y a quienes se les unió la familia Braniff. Cuando los hermanos Braniff compraron sus minas no contaban con instalaciones apropiadas para el beneficio de los minerales que de ellas se extraían y las técnicas de explotación no eran las más adecuadas, para optimizar los trabajos de la producción, los hermanos Braniff se dieron a la tarea de modernizar los equipos de fundición y los de extracción de minerales. A pesar de esto, el mayor problema a que se enfrentaron los empresarios para la práctica de la minería en esta región fue la lejanía, la mala comunicación de la empresa con los mercados de venta y la del abastecimiento, ésta fue la razón por la cual los mineros también invirtieron en 77 Procese de Trabajo caminos para que la región fuera más accesible y la producción tuviera más utilidades (Collado, 1987: 86). Pero a pesar de estos esfuerzos por optimizar los trabajos, a los ojos de los empresarios la producción de las minas no era lo suficientemente abundante para generar ganancias equivalentes a los gastos de inversión. Y con ello reactivar las actividades de producción de las minas de mayor importancia en primera instancia. Una de las minas más importantes de la región se localiza en San Antonio de El Doctor en el distrito minero de El Doctor, con la mina de plata de San Juan Nepomuceno, que para 1906 pertenecía a los hermanos Braniff y posiblemente fue la mina más grande que poseían los hermanos (Langenscheidt, 1988: 125, 126) De acuerdo al texto de “Chichimecas, misioneros, soldados y terratenientes”, el real de minas principal era El Doctor, categoría dada por su mina San Juan Nepomuceno descubierta hacia 1753 (Cruz, 2003: 333), fecha en que inicia la explotación de sus minerales y continúan los trabajos en esta mina de plata hasta principios del siglo XX. Aunque no hayan sido trabajos continuos sino intermitentes, las actividades de producción se mantuvieron vigentes por muchos años y en consecuencia la región también lo fue. 3.1.5 Tecnología Los conocimientos de un grupo de mineros que trabajan de forma artesanal, no incluye nada más lo aprendido dentro del mismo trabajo sino también abarca otros conocimientos en relación con el trabajo minero, en ocasiones las técnicas se transmitieron de padres a hijos. Es así que la tecnología que se desarrolló en cada uno de los momentos específicos de la historia de esta región no sólo cubrió las necesidades de la producción y de los trabajadores, sino que también representó parte de esta cultura. Así, es de considerar que la tecnología forma parte de la expresión cultural del grupo social, y ésta se va adecuando a medida que el tiempo transcurre y nuevas técnicas se van desarrollando y mejorando a causa del 78 Procese de Trabajo ingenio de los integrantes. En algunos de los casos las nuevas ideas fueron tomadas de trabajos previos en algunos otros centros mineros. La tecnología se ha desarrollado a través del tiempo para dominar, subsistir y satisfacer necesidades, además también está encaminada al perfeccionamiento de técnicas y procesos que se utilizan para realizar el trabajo de una manera más sencilla y aplicando el mínimo esfuerzo, es por esto que la invención y el ingenio del ser humano en este caso, de los mineros, fue indispensable. La unión de los elementos, “trabajo y tecnología”, junto con los conocimientos que se desarrollaron alrededor de la actividad minera, dieron como resultado la producción de mercurio, que fue el fin último de todo un proceso de trabajo. En esta actividad productiva, requirió de un gran desgaste físico que repercutió en todas las áreas del cuerpo provocando enfermedades relacionadas con el sistema nervioso afectando la motricidad de las extremidades y reumatismo. Secuelas que aun están presentes en las personas que desempeñaron esta actividad. La tecnología se puede resumir en que; “es una parte de la cultura, de aquel cuerpo de tradiciones que todo grupo posee” (Herskovits, 1954: 79), una de las características de esta etapa de la vida e historia de San Joaquín fue el conjunto de técnicas en las que se plasmaron los conocimientos de este grupo social, no sólo los aprendidos al interior, sino también las técnicas de trabajo minero externas traídas por individuos y aplicadas en esta comunidad. Recordemos lo descrito en el capitulo “Proceso de Explotación en Época Prehispánica”, en el que se habla de la tecnología y herramientas con las que se contaba en dicha época, los percutores o utensilios de golpe sólo eran otras piedras de tamaño y adaptadas para ser manipuladas por un hombre, así como estacas o cuña de madera, y algunos utensilios de hueso como pequeños punzones, el fuego para iluminarse en el caso de túneles y galerías. El fuego combinado con el agua funcionaba como una excelente técnica para fragmentar las rocas. Lo anterior fue muestra de la tecnología desarrollada en la región, posteriormente con el contacto hispano se implementaron nuevas técnicas como herramientas 79 Procese de Trabajo dirigidas a mejorar la producción minera, como el caso de los utensilios de hierro como las barras, los marros, picos y palas, de forma gradual y de acuerdo a las posibilidades económicas de cada mina se implementaron los explosivos, estos cambios se dieron durante el periodo colonial. Durante la época Precolombina el principal interés de la minería en la región de estudio fue la extracción del polvo rojo de cinabrio, debido a esto hay pocas evidencias de hornos de beneficio de mercurio a diferencia de la época Colonial, en donde el mayor interés se concentró en obtener el mercurio líquido para el beneficio de la plata, lo que provocó la implementación de hornos de beneficio de mercurio a los que desde esta época se les conoce como hornos de “retorta o regionales”. La mayor parte de la tecnología y técnicas para obtener el mercurio en esta área de estudio, siguió teniendo el mismo principio hasta mediados del siglo XX. Sustituyendo la fuerza del hombre que manipulaba los percutores por las maquinas neumáticas y los explosivos que fueron más populares, también se mejoraron los hornos conservando el principio de destilación y condensación de vapores pero implementado en la elaboración de estos materiales como tubos metálicos, materiales refractarios en la construcción de los muros del horno y quemadores de combustible como petróleo y diesel dando como resultado una mayor producción de mercurio. De manera breve se hará mención sobre la tecnología con la cual contaban algunas minas en la década de 1960, esto de acuerdo a lo descrito por el ingeniero Salvador Zamora y Fernando Piñeiro (1965: 24-79). Entre las más destacadas en el momento de la visita se encuentran; La Fe, La Guadalupe o Barranca, La Perla, La Maravilla: Cristo Rey o El Otatal. El compresor que accionaba las barras neumáticas más popular en la región y momento mencionado es el de marca Atlas Copco de 100 a 125 libras de fuerza, otro compresor de la misma marca pero tipo TV4 de dos pistolas, Tower Vane de 100 libras. 80 Procese de Trabajo La Maravilla es la que en ese momento se encuentra mejor equipada y por consiguiente tuvo una mayor producción, contaba con un compresor eléctrico Garner Denver, un compresor de diesel de 110 pies cúbicos de capacidad, uno más Sullivan de gasolina de la misma capacidad, además dos plantas eléctricas: una General Motors y otra White-Motor Deutz, un malacate Wisconsin y un horno rotatorio. Foto 7. Perforadoras neumáticas de distintas marcas, modelos y potencia, y trípodes. Propiedad de Salvador Torres, foto Ezequiel T. Para la extracción del material al área de patio de mina se implementaban varias técnicas, la más común o tradicional era el mecapal; que consistía en un costal con capacidad de cargar los kilos que pudiera soportar un hombre proporcionalmente ligado a la distancia que se transportaba la carga, a mayor distancia menor carga y menor distancia mayor carga. En minas de gran profundidad y producción se implementó el malacate sistema de poleas accionadas por un motor que subía el material de un nivel a otro y de ahí continuaba el acarreo ya fuera con mecapal o en carrito o góndola que utilizaba un sistema de vías para desplazarse y eran accionados por la fuerza de un hombre, el más común de los carritos tenían una capacidad de carga de media tonelada. Esta tecnología se complemento con los hornos que para la década de 1960 se conocían como de “retorta o tradicionales”, que consistía en tubos de doce 81 Procese de Trabajo pulgadas de diámetro sobre quemadores de leña, petróleo y diesel, de acuerdo a la producción de la mina la inversión en la infraestructura era mayor y en la construcción de los hornos se utilizó desde piedra y lodo hasta técnicas modernas con materiales refractarios para un mejor aprovechamiento del calor producto de los quemadores y un mayor rendimiento en la producción de mercurio liquido. Una de las pocas minas que contó con horno rotatorio fue “La Maravilla” y puesto que no nos tocó ver este horno a continuación una descripción del mismo de acuerdo a lo relatado por el ingeniero Salvador Zamora en el año de 1965; “El horno rotatorio consiste esencialmente en una concha de acero tubular ligeramente inclinada, para permitir, cuando está en rotación, el paso del mineral del extremo superior por donde es alimentado al extremo inferior, en donde se encuentra la fuente de calor, de una serie de tubos en “U” que sirven de condensadores, una pileta con agua en donde se recibe el mineral y el cuarto de humos. Este horno quema 12 toneladas en 24 horas a una temperatura de 355°C y tiene una recuperación del 90 % a diferencia de los hornos tradicionales que tienen una recuperación que va del 40 a 60 %” (Zamora y Piñeiro, 1965: 44). Aunque evolucionaron e implementaron nuevas técnicas y herramientas en la minería de mercurio en el actual municipio de San Joaquín, la mayoría de las minas continuaron trabajando de tal manera que se puede considerar como “artesanal”, utilizando mano y fuerza del hombre como principal motor en las diversas actividades productivas en la minería. Actividad de la que se desprende gran parte de la identidad cultural de San Joaquín. 82 Procese de Trabajo Foto 8. Horno rotatorio, foto proporcionada por Salvador Torres 83 Procese de Trabajo Foto 9. Informante de San Cristóbal. Foto: Ezequiel Trejo. CAPITULO IV 84 Procese de Trabajo CAPÍTULO IV El presente apartado se basa en la información obtenida mediante técnicas etnográficas puestas en práctica durante las estancias de campo en la comunidad de San Joaquín. Así como material visual de apoyo para una mejor comprensión y entendimiento del proceso de trabajo relatado por los informantes, esto se dio mediante un video realizado por la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), en 1989. En el que se puede observar parte de las técnicas y procesos de trabajo que perduraron hasta esos años. En el desarrollo de este capítulo se toma como fuente central de información la plática/entrevista con Heriberto Torres, quien proviene de familia minera, él mismo menciona que estuvo en contacto con esta actividad durante toda su vida y durante la cual adquirió y acumuló una gran cantidad de conocimientos en todo lo referente a este tema. Por lo tanto la información proporcionada por esta persona es la pauta para redactar y desarrollar el tema. En el transcurso del mismo se va complementando, corroborando y afianzando la redacción con muchas otras experiencias compartidas, con quienes se tuvo la oportunidad de platicar. Con el mismo fin se utiliza el video ya mencionado. En la bibliografía se anexa la información pertinente de los informantes y del video. 85 Procese de Trabajo 4. VISIÓN DE LOS EXTRABAJADORES DE LA MINERÍA DE SAN JOAQUIN En las diferentes etapas que vivió un grupo de individuos ocurren cambios y en algunos momentos la vida de los implicados se ve modificada debido a diversos factores internos o externos, mismos que inciden de alguna manera en la población. De esta manera la minería del mercurio se vio definida por dos etapas importantes a las cuales se les denomina como el auge y el declive. Entendiendo como auge la parte en la cual la minería proporcionó enormes producciones (en las décadas de los sesenta y de Foto 10. Palemon Ledezma e hijos, una de las primeras familias pobladoras de San Joaquín, Compilador Ezequiel Trejo los setentas), y donde muchos de los dueños de minas obtuvieron grandes ganancias. Mientras que el declive vino a partir de los años ochenta, donde la minería aunque se seguía trabajando ya no era una actividad redituable. Algunos de los cambios más notables se dan principalmente dentro de la organización familiar y laboral, es donde los roles y las jerarquías existen. Con respecto a esto es necesario mencionar que existen tres versiones sobre la interpretación que se le dio al trabajo minero, estas versiones aportadas por los trabajadores, los empresarios (dueños y socios de minas) y por supuesto las mujeres. Para clarificar el porqué de las tres versiones antes mencionadas es importante una concisa contextualización de los roles que los tres grupos ejercían. Comenzando por el rol que desempeñaba la mujer, de acuerdo con Lucy Mair quien señala, “…en la mayor parte de las sociedades los hombres piensan que las 86 Procese de Trabajo mujeres no están capacitadas para algunos tipos de trabajo…” (Mair, 1986: 162), de acuerdo al rol social de la época el hombre era el proveedor de casa vestido y sustento, debido a que el trabajo de la región fue muy pesado la mujer sólo se dedicaba a las labores domesticas y el cuidado de los hijos. El hogar se ubicaba cerca de las tierras de cultivo, era en esta actividad en la que participaban más, pues en muchos de los casos ellas eran las responsables del trabajo de la tierra, sólo apoyadas por los hijos, en el mejor de los casos, adolescentes. En los ratos libres que en ocasiones tenía el jefe de familia también apoyaba estas labores, después de su turno de trabajo en alguna mina, lo anterior causó que la agricultura sólo fuera de subsistencia familiar. Otra visión por la cual se aborda el proceso del trabajo minero es la que tienen los empresarios o dueños de las minas, de quienes el estilo de vida fue claramente diferente al de los trabajadores, este grupo en especial repercutió en cambios en la organización política, pues fue el grupo dominante de la comunidad. Pilar Calvo y Roger Bartra en la investigación “Clases dominantes y lucha ideológica”, definen el poder político y el poder social como; “…el poder político se define por el control de los medios de decisión política y de represión. En esta última instancia, significa el control del aparato estatal, que en las zonas rurales está representado por las presidencias municipales, los organismos estatales, el partido oficial, el ejército, los congresos estatales, los caciques, el sistema judicial, etc. Por poder social entendemos el poder que obtienen ciertas personas sobre la base de su influencia en amplios sectores de la población, basado en su popularidad, liderazgo, o control de medios de difusión (prensa, radio, etc.). Es decir, se trata del poder que obtiene un dirigente en virtud de que se obtiene la representación de uno o varios grupos sociales” (CALVO, Pilar y BARTRA, Roger, 1986: 92). En los fragmentos de texto anteriores se plantea la existencia de una estructura política, en la cual existen ciertas jerarquías enfocadas al equilibrio y buen 87 Procese de Trabajo funcionamiento de una comunidad, en este caso el poder político está representado en primera instancia por el presidente municipal, que en muchas ocasiones el cacicazgo se presenta en este grupo. El cacicazgo concentra el poder sobre la comunidad, repercutiendo fuertemente en su organización política, económica y social del lugar sin dejar a un lado el control de los medios de producción en éste caso la actividad minera. Finalmente la visión más importante para este trabajo es la que proporcionaron los trabajadores (obreros de la mina), quienes también son parte de una sociedad con dos actividades productivas predominantes y combinadas que son; la agricultura y la minería encaminadas a una mejor sustentabilidad de los miembros del grupo. En el trabajo realizado por Juan Luis Sariego se plantea la forma en que se realizó el cambio de actividad de campesinos a mineros, así como la idea que éstos tenían sobre los beneficios que ésta nueva actividad les traería. Aunque no hubo tales beneficios, pero la combinación de ambas actividades económicas, la agricultura y la minería, les proporcionó la oportunidad de obtener mejores ingresos y mejorar el sustento de la familia; “…al sur de Cananea si existía sin embargo una agricultura de subsistencia concentrada en las poblaciones cercanas al río de Sonora, de las que provino el más nutrido grupo de campesinos que llegaron a Cananea, para ellos el trabajo en las minas, representaba la posibilidad Foto 11. Informante fuera de una mina familiar. Foto Ezequiel Trejo 88 Procese de Trabajo de obtener un salario fabuloso de tres pesos diarios…” (Sariego, 1988: 110,111). De ésta manera podemos entender que la combinación de las dos actividades surgió de una necesidad de subsistencia, aquí radica la posibilidad de obtener ingresos más altos donde las dos labores económicas son bien aceptadas. Queda claro que la visión de los actores sociales pertenecientes a los diferentes sectores económicos varía, esto es de acuerdo a los intereses y los beneficios que reciba cada grupo. Foto 12. Exminero dedicado sólo a la agricultura. Foto Ezequiel T. En la región de la Sierra Gorda queretana hay evidencia de actividad minera realizada por los grupos de pobladores locales desde mucho tiempo antes del contacto hispano, labor dirigida a la búsqueda y obtención del cinabrio, mineral de color rojo intenso, usado como pigmento para decoración en vasijas y ofrendas fúnebres entre otros usos. El cinabrio se obtenía mediante un proceso de beneficio similar al de destilación para obtener el mercurio, metal utilizado durante la colonia para el beneficio de la plata, ésta fue la razón principal de dominio sobre los pobladores y el vasto territorio serrano y por consecuencia de las minas de 89 Procese de Trabajo cinabrio, con el propósito de no depender del mercado español en la obtención de mercurio. Actividad que se prolongó hasta el siglo XX y durante el periodo de gobierno de 1917 a 1919 se decreta que el poblado de categoría de Congregación de San Joaquín de Ranas sea elevado a Pueblo del Mineral de San Joaquín, nombramiento que según Juan Luis Sariego, es más que una categoría demográfica. En el sentir y en la tradición escrita de sus habitantes, los minerales fueron poblaciones que nacieron, decayeron o resurgieron a raíz del éxito o fracaso de sus minas. Por eso su historia se identifica con el origen y la trayectoria de una empresa y de un proletariado adscripto a ella (Sariego, 1988: 71). En las siguientes décadas el consumidor y el uso del mercurio cambiaron, entonces se utilizó como detonante de algunos explosivos usados en la segunda guerra mundial y guerras posteriores. Es en éste periodo cuando viene una nueva bonanza provocada por la gran demanda de este metal, demanda que duró aproximadamente desde 1940 hasta principios de 1980. El resurgimiento y sobre todo la buena rentabilidad de esta actividad en el poblado de San Joaquín generó un intenso proceso de población y a su vez de proletarización, además de una profunda transformación de la economía local. La actividad minera fue el eje alrededor del cual se articularon subordinadamente las demás actividades económicas. El impacto de esta actividad repercutió directamente en el sector agro-ganadero, que aunque estas actividades no fueron a gran escala se relegaron a realizarse durante el tiempo libre de los pobladores ya que su prioridad fue el trabajo minero. Asimismo incidió en la transformación del entorno agrario y de igual forma el espacio urbano-social giró de acuerdo a las necesidades de la fuerza de trabajo de dicha actividad minera y dentro de este “Mineral” los empresarios se atribuyeron el monopolio de los recursos económicos, el espacio, los servicios y el comercio, además del control social y político de la población. 90 Procese de Trabajo La hegemonía local de la empresa, los propietarios de minas quienes conformaban la clase dominante, el relativo aislamiento geográfico de la comunidad, su entorno con respecto a los centros urbanos y en general la completa estructuración de la vida social con la actividad minera, contribuyó a que esta comunidad se desarrollara como una sociedad cerrada a la influencia externa y cohesionada alrededor de la vida y de las pugnas sociales internas que afectan al sector más importante de sus habitantes: los obrero-mineros. Cómo continuar este relato, cómo transmitir el pensar, el sentir de los trabajadores de la mina, cómo contar sus vivencias, anécdotas, cómo contar la historia donde se les fue la vida, puesto que el siguiente paso del presente trabajo ya no son datos obtenidos de los libros, es la historia de los mineros, de esos personajes que vivieron de la minería y sobretodo de los que sobrevivieron a esta actividad tan peligrosa. Aunque algunos de ellos todavía anhelan el tiempo de abundancia y esperan su regreso, en contraste con algunos extrabajadores de la minería que recuerdan esta etapa de sus vidas accidentes, cargada de enfermedades que aún padecen, maltratos y humillaciones por parte de algunos de los patrones. A todo esto no podía faltar el recuerdo de trabajar en condiciones tan precarias con las que se contaba en esa época lo que se resume en un agotamiento físico y moral. Todo esto sólo matizado por Foto 13. Habitante y minero de la comunidad de San Cristóbal. Foto Ezequiel T. 91 las efímeras satisfacciones Procese de Trabajo producto de las ganancias de esta actividad, puesto que muchos de los trabajadores comentan que al empezar la minería tenían necesidades económicas, y al término de la bonanza quedaron en igual o peor situación debido a las enfermedades adquiridas y provocadas por la actividad minera. Las experiencias vividas originaron cierto recelo, pero ese sentimiento no les impide identificarse culturalmente con este grupo aunque afirman de manera rotunda que no volverían a realizar dicha actividad. “Tal parece que fue una cosa que ni nosotros hemos podido darle una explicación”, comenta Heriberto Torres quien fue un minero muy reconocido por la comunidad al preguntarle cómo fue esa etapa de su vida, y aunque fue un evento que se dio paulatinamente además de ser una actividad con la que habían convivido desde siempre, motivo por el cual no le prestaban mucha atención pues formaba parte de sus vidas. Sin darse cuenta, cobró gran importancia la minería de mercurio cuando incrementó la demanda a la par con el precio, dando como resultado que los pobladores de San Joaquín se dedicaran a la busca de las minas prehispánicas (o chocolones como ellos las nombran). Fue una gran ventaja para los pobladores de esta comunidad el hecho de que las minas de esta región hayan tenido origen en época prehispánica y algunas de ellas hayan tenido continuidad durante el proceso colonial. Debido a esto, sólo había que buscarlas, aunque en la mayoría de los casos la actividad minera indígena consistía en un pequeño túnel de excavación en donde cabían los individuos acostados y la gran mayoría de las minas se encontraban tapadas con la rezaga o escombros producto de este trabajo. Otros informantes describen la forma de ocultar las minas de la siguiente manera; a cierta profundidad (variable) había un tapiado, una lapida redonda de roca de unos 50 cm de diámetro y sobre ella hasta llegar a la superficie presentaba un retaque de piedra y lodo. Era necesario retirar este tapón para introducirse y obtener un poco de mineral e iniciar el proceso de tentadura, etapa en la cual y 92 Procese de Trabajo dependiendo de la calidad del mineral obtenido se tomaba la decisión de explotar o no el yacimiento. 4.1 Búsqueda y tentadura de la mina La búsqueda de las minas consistía en recorrer el territorio serrano en busca de cambios en el paisaje como cambios de del suelo, el coloración afloramiento de cierto tipo de rocas. El derramaderos, encontrar los rodaderos de rezaga, entendiendo que son los tiraderos de escombros que se acumulan Foto 14. Foto extraída de la solicitud de denuncio mina Santa Ana fuera de la mina, actualmente patio de mina, y por consecuencia encontrar la bocamina o los trabajos a cielo abierto. Éstos son los que se desarrollaron al aire libre sin túneles, galerías o socavones, y sólo mantienen el frente de extracción al aire libre estos trabajos pueden ser de época prehispánica y en ocasiones colonial y fueron el lugar idóneo para iniciar una exploración (Herrera, 1994: 374, 410,). El problema de identificar si una mina tenía posibilidades de ser explotada se resolvía de varias formas y de acuerdo al criterio del gambusino, la primera y la menos común se realizaba de la siguiente manera; el momento de encontrar una mina prehispánica era de suma alegría e importancia pero lo más importante era la segunda fase y en ocasiones lo más peligroso ya que había quienes se metían al túnel sin importar que estos trabajos tuvieran varios cientos de años. El que se introducía era de complexión delgada, y se amarraba de las piernas o por la cintura con una cuerda que era sujetada por una persona que se quedaba fuera de la mina. Como estos túneles eran de pequeñas dimensiones la forma de entrar 93 Procese de Trabajo era arrastrándose boca abajo impulsándose con las manos hacia adelante, iluminados por lámparas de carburo o de baterías, herramientas como una pequeña picoleta o barreta, un costal o morral para poder sacar la muestra del mineral que hubiera en el frente de excavación. “…era de los indios le dije al finado Moy, a ver, amárrame de aquí de las… los pies compadre, y me bajo boca abajo, y así le hicimos y me lleve la lámpara de mano y la de carburo, baje como cuatro metros, y abajo en el fondo ¡habían hecho un montón de mineral los indios!, saque una morralada, ¡pero! de ¡primera!, de un cincuenta por ciento, si traías veinte kilos de mineral se convertía en diez kilos de mercurio, es lo mejor lo más rico…” (Torres, 2002). Afuera de la mina y después de analizar con más detenimiento el material extraído y de acuerdo a la potencialidad del mineral estudiado se tomaría posteriormente la decisión de trabajar de manera formal o no en ese yacimiento. La segunda forma y también la más practicada fue el proceso conocido como la tentadura y tenían una forma menos osada de realizarse, esta se puedo observar en un video realizado por la UMAM. Se depositaba en un recipiente extendido (una charola, un plato) un poco de tierra o desechos de la mina en cuestión, y de forma manual se iban quitando las piedras y todas las impurezas más grandes que se pudieran retirar de esta forma. A la tierra restante en el recipiente le agregan agua y lo agitan con movimientos circulares, de manera que el agua junto con los materiales más livianos vayan saliendo de la charola o plato y lo más pesado se asienta en el fondo y al ser el cinabrio un mineral muy pesado es prácticamente lo único que queda en el recipiente. La cantidad de mineral acumulado en el fondo de la charola es lo que da una idea de que calidad de mineral o veta puede haber en el frente ya que si en los desechos de este trabajo se obtiene una buena concentración de mineral es muy probable que la veta sea mucho mejor (TVUNAM, Los Srs. del Mercurio: 1989). Los mineros de esta época lo manejaban como kilo por tonelada, si la rezaga tiene una concentración de medio kilo por tonelada, por lógico para ellos en el frente del 94 Procese de Trabajo yacimiento debe haber mineral de gran calidad y por consecuencia tiene un gran potencial la mina. Estas dos etapas se llevan a nivel de gambusino, esto no es un trabajo formal, es un proceso en donde se busca la potencialidad del yacimiento, además del grado de rentabilidad como para integrar maquinaria o sólo dejar la tecnología de picos, marros, palas, talachos, cuñas, cinceles y barrenas (Herrera, 1994: 374, 410,). En esos días tocó mucha suerte encontrar minas, porque muchos de los pobladores de San Joaquín intentaron por su cuenta encontrarlas y trabajarlas, se corría el rumor de muchas minas trabajándose de forma informal y unos contaban con suerte y en poco tiempo su trabajo comenzaba a dar frutos y otros más ya tenían algún tiempo trabajando un yacimiento sin obtener una buena producción. Muchos de ellos al no contar con los recursos y sobre todo cuando no obtenían ganancias se veían forzados a abandonar su papel de empresarios y enrolarse como trabajadores u obreros de la minería Pero siempre hay quien cuenta con los recursos y pueden aprovechar las oportunidades de invertir en algún negocio, y otros más que fueron perseverantes aunque no contaban con los recursos, trabajaron en las minas para aprender y su sueldo lo invertían en insumos para en su tiempo libre trabajar por su cuenta algún yacimiento, y poco a poco aprendieron los dos trabajos, el de obrero de la minería y el de empresario minero. El conocimiento sobre su entorno los vuelve muy diestros en la búsqueda y reconocimiento de las minas prehispánicas, conocimiento heredado de generación tras generación hasta nuestros días y la pericia fue la mejor herramienta para encontrar y trabajar las minas de época prehispánica que pronosticaran una buena producción. En su entendimiento de las cosas se refieren a estos indicios de minería precolombina como chocolones o chocoloncitos de los indios y de acuerdo a ellos ninguna mina en todo lo que es la región de la sierra se encontró nueva, todas absolutamente todas chicas o grandes fueron inicio de los pobladores de esta región a quienes se refieren como Los Aztecas. 95 Procese de Trabajo Foto 15. Extraída de un denuncio de mina hecho por Vicente F. Martínez Martínez. Bocamina colonial Si bien es cierto estos inicios de minería tienen origen en época precolombina y algunos de ellos tuvieron continuidad en época colonial no exactamente fueron Aztecas, pero el punto no es identificar al grupo cultural que ocupó la Sierra Gorda lo que atañe a esta investigación como punto principal es describir el proceso de trabajo, sin dejar de lado algunas otras actividades que estén directamente involucrados o que formen parte del gran desarrollo de conocimientos adquiridos por los pobladores de esta comunidad para encontrar y explotar estos indicios de actividad minera. No todos los pobladores y trabajadores de la minería en San Joaquín tenían el conocimiento para detectar un chocolón, aunque un gran número de ellos conocían de esto, lo veían como un golpe de suerte siendo su oportunidad para probar fortuna. Pero no era suficiente con saber encontrar los vestigios prehispánicos, además era indispensable identificar la calidad y rentabilidad del yacimiento y de acuerdo a su experiencia, había muchos chocolones pero no era rentable trabajarlos todos porque muchos de ellos no tenían una buena calidad de mineral y a esto agregamos que no todos los trabajadores tenían el capital para invertir en una mina por lo que la mejor opción era integrarse como trabajadores por un sueldo semanal. 96 Procese de Trabajo Para involucrarse en la minería existía otra opción, al no contar con el capital para comenzar una empresa y si encontraban una mina la mejor opción era dar parte a quienes si tuvieran los recursos para invertir. Esto no se tomaba como una sociedad pues la mina era de quien tenía los recursos para hacer el denuncio y explotarla. A la persona que había tenido la fortuna de encontrarla sólo se le otorgaba una pequeña cantidad de mercurio cada semana sin tener que trabajar, esto era una especie de pensión, pero tenía su penalización y si trataba de reclamar más mercurio o llevárselo sin autorización se le revocaba su pensión y jamás le volvían a dar mercurio. Los nuevos empresarios de la minería y los mismos trabajadores no se explican la actividad minera de época prehispánica, para algunos era una actividad que conocían desde su infancia y el origen lo desconocían, pero comprendían que era una práctica que padres y abuelos ya realizaban antes de que ellos nacieran y algunos otros vinieron a aprender este oficio más tarde. Unos más a poner en práctica sus conocimientos adquiridos en alguna otra región minera, pero todos con un fin común mejorar su nivel de vida, motivo por el cual todos llegaron a dominar este trabajo. Al pasar las generaciones de trabajadores esta actividad se fue tecnificando, al mismo tiempo se fue haciendo más eficiente la búsqueda de las minas de origen prehispánico, así como el proceso de trabajo. 4.2 Método de trabajo En la comunidad de san Joaquín la actividad minera comienza con la dinámica mencionada anteriormente, que fue la búsqueda y tentadura de yacimientos. Esto para lograr tener una idea del grado de rentabilidad de dicho hallazgo, en el caso de quienes se aventuraron como empresarios motivados por iniciativa propia y sobre todo por la satisfacción económicas que representaba el ser propietario de los medios de producción. Para los trabajadores, quienes llevaban a la práctica el conocimiento de la minería, el trabajo comenzaba en las primeras horas del día antes del alba entre las cuatro y seis de la mañana, esta era la hora apropiada para encaminarse a su destino de 97 Procese de Trabajo trabajo procurando tener un buen margen de tiempo pues en ocasiones el traslado duraba un par de horas. Algunos tuvieron la fortuna de habitar cerca del área de trabajo y les tomaba unos minutos en llegar. El ingreso en la mayoría de los casos era a las siete de la mañana según señala Cirilo Sánchez Martínez quien tuvo la oportunidad de trabajar en minas que contaron con este sistema, fueron contadas las minas que manejaban de dos a tres turnos de ocho horas de trabajo cada uno, en todas las actividades propias de la producción. Foto 16. Mina del Otatal, se observa la techumbre que cubre el área de hornos y las dimensiones del patio de mina: foto proporcionada por Heriberto Torres. En minas de dimensiones como El Otatal, La Maravilla, Calabacillas y algunas más que fueron empresas muy bien establecidas con una producción de poco más de media tonelada de mercurio por semana lo que se traduce en una gran rentabilidad. Razón por la cual existía la facilidad de proporcionar al trabajador equipo de seguridad que constaba de casacas o impermeables de plástico, botas de hule y casco para los faineros o fajilleros. Para los barreteros o perforistas una casaca de mezclilla o alguna otra tela resistente a este trabajo, casco y en ocasiones gafas para proteger los ojos del polvo y tierra, a los horneros se les proporcionaban mascarillas y gafas para protegerse de los gases del mercurio. De acuerdo al testimonio de Juan Martínez: “…a los faineros, se les proporcionaba un traje de hule, botas y casco pero hubo minas que en algunos de sus túneles el agua les pasaba de la cintura y en estos casos el equipo no servía de mucho. 98 Procese de Trabajo A los horneros una mascarilla y gafas para que se protegieran de los gases, de acuerdo a la experiencia de ellos mismos no servía y muchos decían –ese fregadera en lugar de ayudarnos nos friega más- y sólo se ponían un paño amarrado en la cara. Ahora llegamos a la conclusión de que no estaban acostumbrados a utilizar el equipo y por eso nos resultaba más un estorbo que una ayuda…” (Martínez, 2002). El equipo era dejado en una habitación que formaba parte de las instalaciones de la mina, en el que cada trabajador tenía asignado un espacio numerado que constaba de un gancho fijo a la pared en donde colgaba su equipo o uniforme de seguridad, por el cual pasaban antes de dirigirse a su área de trabajo y por supuesto antes de pasar lista de asistencia. El siguiente paso era acudir a la bodega de herramientas en donde se solicitaban las herramientas de de acuerdo cada actividad los faineros a desempeñada; trabajo requerían de palas, picos, marros para triturar el mineral, carretillas Foto 17. Vicente Ferrer, trabajador y empresario minero. Foto proporcionada por Vicente Ferrer. y en caso de ser necesario las barricas o costales para acarrear el material en la espalda, en donde había sistemas de vías en las que se desplazaban las góndolas sólo relevaban a su compañero. Los barreteros o perforistas solicitaban barras, marros y cuñas, los segundos utilizaban barras y en ocasiones sustituían la máquina perforadora en uso por una que estuviera en mejores condiciones, todos los que trabajaban dentro de la mina requerían de una lámpara de carburo. El demás personal como guardias de 99 Procese de Trabajo seguridad, operarios del malacate, y horneros sólo se presentaban a su área de trabajo. Por lo general los hornos eran los únicos que permanecían trabajando las veinticuatro horas del día y por lo mismo tres jornadas de trabajo aunque en ocasiones únicamente se contaba con dos turnos de doce horas cada uno. Debido a esto las personas que desempeñaban esta actividad y un ayudante permanecían durante la noche en la mina acompañados por personal de confianza de los empresarios (socios de la mina) guardias o veladores. Había actividades o tareas asignadas en las que al cumplir con lo establecido el trabajador daba por finalizada la jornada del día retirándose de la mina. En la mayoría de los casos se realizaba en menos horas de las que constaba una jornada o turno, debido a esto contaban con tiempo libre para desempeñar otras actividades como la agricultura y cría de ganado de corral, en su mayoría desempeñadas como complemento y apoyo al gasto diario. En ocasiones familiares, amigos y algunos miembros de una localidad se asociaban en el denuncio de una mina convirtiéndose en pequeños empresarios con la finalidad de aminorar la inversión aportada por persona en dicho denuncio y explotación de la mina en cuestión. Además de desempeñar la función de trabajadores y en lugar de un sueldo se repartían las ganancias, debido a que no contaban con empleados era más rentable rolar turno cada uno de los socios para permanecer en la mina durante la noche realizando la actividad de hornero y velador, siendo relevado al siguiente día por los socios que les tocaba trabajar en el proceso de extracción. Como vimos en las líneas anteriores hubo varias formas de organizar los tiempos de trabajo determinado por el grado de rentabilidad y potencialidad de la veta. En numerosos de los casos influyó mucho la inversión que podía asignar él o los socios de una mina ya que en ocasiones los socios no contaban con los recursos suficientes para explotar un yacimiento de la mejor forma posible, y se quedaba en una producción a baja escala aunque la veta fuera de gran rentabilidad. 100 Procese de Trabajo En este proceso minero-metalúrgico ya se habló de la etapa de búsqueda y tentadura de los yacimientos, la evaluación y potencial de la veta, ahora es el momento de hablar de lo que es propiamente la actividad minera. Los procesos que se realizan en el área de trabajo para obtener el mineral deseado, en este caso el mercurio. Comenzando por la división de las partes con las que cuenta una mina, éstas son: camino de acceso, patio, frente de explotación, bocamina y terreros. Los espacios mencionados como las actividades que se realizan en cada uno de ellos se pueden englobar en dos grandes áreas, que serian; el interior y el exterior de la mina, por consiguiente el trabajo se divide en; “Trabajo dentro de la mina y Trabajo en patio de mina”. 101 Procese de Trabajo 4.3 TRABAJO DENTRO DE LA MINA Foto 18. Foto del proceso de registro de una mina hecho por J. Marcolino Camacho L. A continuación se describirán las actividades productivas que se realizan al interior de la mina, entre ellas el barrenado, la tronada o tumbe y el acarreo de todo este material al exterior de la mina, en donde continúa el proceso de beneficio del mercurio y del cual se hablará más adelante. Todo el trabajo minero en San Joaquín lo podemos dividir en tres temporalidades; la más antigua refiere al trabajo que se desarrolló en época prehispánica, actividad que ya se describió en capítulos anteriores. Este trabajo continúo con el contacto hispano implementando nuevas técnicas y herramientas en busca de mejorar la producción de mercurio utilizado en el beneficio de la plata. Aunque con el descubrimiento de nuevas técnicas de beneficio de la plata, la demanda de mercurio disminuyo notablemente y las minas fueron abandonadas quedando sólo una producción a muy baja escala. A mediados del siglo XX se generó a nivel mundial una gran demanda de mercurio, el cual ya en esos tiempos se utilizó en artefactos explosivos que eran empleados en guerras que tuvieron lugar en esa época en varias partes del mundo. 102 Procese de Trabajo La actividad minera colonial trajo consigo técnicas de explotación y algunas se generaron aquí en San Joaquín y, a pesar del avance tecnológico, muchas de estas técnicas perduraron durante todo el tiempo que duró esta actividad en dicha región. Una de éstas fue el barrenado manual, en el cual se utilizaba la barra y el marro para hacer los barrenos, herramientas que fueron sustituidas por los hidroneumáticos. compresores El mecapal fue remplazado por la carretilla, ésta a su vez por la góndola, la escalera por el malacate5 sustitución que se dio sólo en algunas minas de una alta producción. Aunque aún en estas minas existían áreas en las que era forzosamente necesario el empleo de estas Foto 19. Malacate de manufactura artesanal. técnicas de explotación rudimentarias. Más aún en minas que se explotaron por sociedades generadas por la unión de familiares, vecinos y amigos. Miembros de una comunidad que se agrupaba con la finalidad de trabajar un yacimiento de mercurio, agrupación en la que cada integrante cooperaba con lo que tuviera en bienes económicos y sobre todo con mano de obra. Debido a que este tipo de sociedades contaba con una baja inversión el proceso de explotación así como las herramientas implementadas eran las más rudimentarias. Estos son los motivos por los que esta actividad se 5 Malacate: Máquina que consiste en un torno colocado verticalmente con varias palancas horizontales desde donde se engancha el motor que lo mueve, a fin de subir recipientes cargados con diversos materiales, del fondo de un pozo. 103 Procese de Trabajo puede definir como un proceso de extracción y beneficio de mercurio artesanal, característica que predominó en la comunidad de San Joaquín. Al encontrar y realizar la tentadura de un yacimiento de cinabrio que tuviera origen indígena o colonial y de acuerdo arrojados por a los el resultados proceso de tentadura se tomada la decisión de explotar el depósito de mineral. Debido a que los túneles de actividad minera prehispánica son de pequeñas dimensiones, el primer paso era ampliar la altura hasta el grado en el que un Foto 20. Mina sin técnica definida de trabajo. Foto Ezequiel T. hombre pudiera pasar de pie. La altura quedaría de 1.80 y el ancho de dimensiones en las que pudieran transitar dos hombres, aproximadamente 1.50 metros. Estas dimensiones dependían del grado de tecnificación que se empleara en el proceso de extracción de cada mina (Torres, 2002). La dimensión del túnel o socavón está directamente relacionada con la forma de acarreo del material o mineral, la más rudimentaria que es el acarreo en costales requiere de un espacio menor. En caso de emplear en el acarreo la carretilla o la góndola implica un túnel de dimensiones mucho mayores, claro que el acarreo está determinado por la potencialidad de la veta, que a su vez influía en las dimensiones del túnel, estos aspectos iban cambiando durante el desarrollo de la obra. 104 Procese de Trabajo Foto 21. Mina del Otatal, socavón de extracción por sistema de vías y góndola (carritos de acarreo). En esta región serrana en la que se encuentra localizado el municipio de San Joaquín, el camino siempre es cuesta arriba o abajo, por las laderas de los grandes cerros debido a lo accidentado del terreno la bocamina se encontraba en el costado de alguna de estas grandes elevaciones. Se le hacían rebajes al cerro para nivelar el exterior y de esta manera crear el área de trabajo fuera de la mina. Para agilizar el trabajo, todo el sobrante o rezaga de producto de la quema del cinabrio, es arrojaba justo fuera de la mina o en la orillas de los rebajes para ir formando y ampliando el patio de mina. La principal finalidad era tener concentradas las distintas áreas de trabajo para reducir el tiempo de proceso de producción y sobretodo reducir el esfuerzo hombre. 105 Procese de Trabajo 4.3.1 BARRENADO Manual y con maquinaria neumática Como se vio en los antecedentes de este trabajo durante el proceso de obtención del cinabrio en época prehispánica, se realizaban herramientas de piedra, cuñas de madera y fuego para calentar las piedras más próximas a la veta. Posteriormente se enfriaban de manera abrupta para que se estrellaran o rompieran, después eran golpeadas con otras piedras, los hombres se apoyaban con cuñas de madera para desprender fragmentos e ir obteniendo el cinabrio. Con el contacto hispano se implementa el hierro, barras, marros y sobre todo la pólvora, que simplificó y optimizó el trabajo de obtención de cinabrio y por consiguiente del mercurio. Terminada la ampliación del túnel o socavón y haber llegado a lo que es el frente de explotación, comienza el barrenado de extracción, trabajo que se desarrolla alrededor de la veta o hilo de mineral procurando optimizar los recursos, de acuerdo a la rentabilidad del yacimiento. Foto 22. Bocamina moderna. Foto Elizabeth Mejía. “…a barrenar 4 o 5 barrenos según lo que pidiera el hilo del metal, y si hay un hilo hay que barrenar para donde quiera que vaya el metal para sacar el mineral” (Santos, 2002). Esto puede ser tan simple como lo es el tumbe manual empleando marro, barreta y cuñas sin utilizar explosivos. En segundo término en donde también influye la solvencia económica y sobretodo la riqueza de la veta viene el barrenado con barra y marro incorporando los explosivos, posteriormente cuando los recursos y la producción son mayores se emplearon las herramientas neumáticas. 106 Procese de Trabajo Foto 23. Se observa el trabajo en etapa de trabajo a cielo abierto. Foto proporcionada por Vicente Ferrer. Los informantes coinciden en que la cantidad de barrenos depende del tamaño de la veta y si ésta es demasiado pequeña, es más factible el trabajo a mano auxiliado por barras metálicas, cuñas y marros. Lo anterior con la finalidad de hacer más redituable el tumbe del mineral, ya que por los costos no es rentable invertir en un trabajo que no va a producir para sufragar lo invertido. Este proceso se realiza de esta misma manera hasta que el minero considere pertinente, el cambio de técnica, decisión que se tomará sólo al ver que el grueso de la veta mejora y se hace de mayores dimensiones ocasionando que sea rentable implementar la perforadora hidroneumática y los explosivos. El trabajo de barrenado se realizaba entre dos personas, el barretero y el ayudante, en ocasiones cuando la mina así lo ameritaba y siempre que hubiera espacio trabajaban en un mismo frente hasta tres barreteros, con la finalidad de realizar la tronada o tumbe en el menor tiempo posible, agilizando la obtención de mineral y por consecuencia de mercurio. Esta actividad se llevaba a cabo alrededor de la veta, hilo o mantos de metal (Aurelio, 2002). Ya decíamos que intervienen dos personas para hacer un barreno, el barretero, quien ha ganado ese rango por dominar esta actividad, su experiencia le permite analizar la dureza de la piedra y las dimensiones de la veta para determinar 107 Procese de Trabajo cuántos barrenos se harán y en donde hay que hacerlos. Además este mismo personaje determina la profundidad que tendrá cada uno de los barrenos, que son de veinte centímetros de profundidad en yacimientos de poco grosor y piedra de poca dureza, en estas condiciones un promedio de perforaciones realizadas era aproximadamente de cuatro. Cuando la piedra es de mayor densidad o dureza y una veta de gran grosor el barreno llega a tener una profundidad de hasta un metro con veinte centímetros y también aumenta la cantidad de ellos. El conocimiento en esta materia es muy complejo, pues hay que tener una idea de cómo se va presentando la falla, por dónde va la acumulación de mineral para aplicar la cantidad de barrenos y dinamita o pólvora suficientes, esto con la finalidad de no provocar el desperdicio de los insumos. Al mismo tiempo se pretendía percibir si más adelante la veta pudiera ser de mayores dimensiones o cambiara de dirección, y así se prevería que la explosión no quemara el mineral. Algunos barreteros recuerdan que el trabajo era muy duro cuando se realizaba de forma manual, sobre todo donde la piedra era muy dura y para hacer un barreno con una profundidad que oscilaba entre los cincuenta y ochenta centímetros, llegaba a tardar hasta cuatro horas, en estas condiciones se les asignaban de dos a tres barrenos por jornada de trabajo, en áreas donde la piedra era suave tardaban por barreno una hora y el límite era su horario de trabajo. Para realizar el trabajo anterior, el barretero sostenía la barra mientras el ayudante la golpeaba con un marro de diez libras, aproximadamente cinco kilogramos de peso, a cada golpe del marro la barra se rotaba cerca de unos quince grados para ir desgastando la piedra y formar el barreno al que posteriormente se le introducía el explosivo para realizar la tronada o detonación. Existían barras de varias medidas que iban desde cincuenta centímetros a un metro con cincuenta centímetros. El inicio de cada barreno se hacía con la barra más pequeña y se cambiaba de acuerdo a la profundidad que se requería, teniendo un promedio de ochenta centímetros (Aurelio, 2002). 108 Procese de Trabajo Posteriormente el trabajo de barrenado se herramienta realizó neumáticas, con que era accionada por un compresor de aire localizado la mayoría de las veces se localizaba en el exterior, en el patio de la mina comunicado por mangueras a la maquina barrenadora que era sostenida por manipulada comúnmente un por un trípode y operario conocido como perforista. Durante el inicio de cada nuevo barreno la punta de la barra era sostenida y dirigida en el punto elegido para perforar Foto 24. Maquinas barrenadoras neumáticas, propiedad de Salvador Torres. Foto Ezequiel T. por el ayudante, proceso que se realizaba con las manos protegidas con guantes de carnaza, aunque en muchos de los casos no se contaba con ninguna protección (eran contadas las minas que proporcionaban a sus trabajadores equipo de seguridad) (Lugo, 2002). Esta máquina optimizó el trabajo realizando el doble de barrenos en la mitad del tiempo, y logrando una profundidad mucho mayor pues si la veta era de buenas proporciones se podían hacer barrenos de hasta un metro y medio de profundidad, y en ocasiones un poco más. Lo anterior para obtener un tumbe más profundo y tener mayor cantidad de material removido, lo que se traduce en una mayor producción en menor tiempo. El implementar las nuevas tecnologías en el proceso de barrenado trajo consigo beneficios como, aligerar y facilitar este trabajo a los barreteros, evitar accidentes provocados por el constate golpeteo con el marro, disminuir notablemente la cantidad de barreteros, pues un perforista u operario realizaba el trabajo de tres barreteros en la mitad del tiempo, lo que da como resultado, ahorro de gastos, y 109 Procese de Trabajo todos los beneficios se reflejan directamente en la producción de ganancias obtenidas. “…un barrenito o dos chiquito para que se te haga el tramito largo donde lo aproveches a su máxima y haya que le limpias –ahí- entras con la maquina y le das la serie de barrenos por alrededor y ya no desperdiciaste nada ¿Qué es lo que pasa?, ni desperdicias ni nada por que el mineral va más adelante y con la barrenación se empareja allá vuelves a barrenar en el metal y haces la misma operación y así te vas yendo para que no se desperdicie...¡cuando se trata de maquinas!, ¡cuando se trata de hilitos chiquitos!, es a mano, porque no se justifica que con maquina barrenar un hilo de 20 cm , no mas lo que ocasionas es que la dinamita lo desaparezca, entonces tiene que ser barrenitos a mano con poca dinamita que no aviente calculas tu, bueno ya conoces la piedra, si es falsa poquita dinamita, si es más dura poquita mas dinamita pero que no te la aviente por que se dispersan las paredes de la mina, el chiste es no mas que haga ¡pum!, y que ahí queda se cae tantito y ya vas y le macizas se llama amacice” (Torres, 2002). 4.3.2 Tronada y Amacize Al siguiente paso se le conoce como; tronada, tumbe o detonación de la dinamita, y comienza con la carga de los barrenos, proceso que consta de introducir dinamita en el barreno realizado previamente, la cantidad de explosivo varía dependiendo de la profundidad del barreno, dureza de la piedra y la cercanía del mineral al barreno. En una mina pequeña de sólo doce trabajadores, y que el desarrollo de la misma alcanzó una profundidad máxima de sesenta metros, a la semana requería de los siguientes insumos en este rubro: “…comprábamos unas tres cajas de dinamita, unos seis, siete rollos de cañuela y luego el flamón, el fulminante, eran cuatro cosas que llevaba aquí para explorar” (Aurelio, 2002). 110 Procese de Trabajo De acuerdo a los informantes una buena detonación dependía en gran medida de la pericia que tuviera el barretero quien era el encargado de realizar la tronada, de acuerdo a sus conocimientos cargaba los barrenos con cantidades de dinamita que eran de medio cartucho en un barreno de poca profundidad y piedra suave, en un barreno de un metro veinte centímetros de profundidad y piedra dura, era necesario un cartucho y medio de dinamita. A la dinamita se le conecta un fulminante o detonador que muchas de las veces era colocado y ajustado con los dientes, aunque existiera la herramienta apropiada para esta labor, con éste se conectaba la cañuela o mecha al explosivo. La longitud de la mecha dependía de la dificultad de ponerse a salvo, la mecha sería corta si el ubicarse en un lugar seguro era rápido, de lo contrario sería larga. Una vez que el explosivo se encuentra conectado a la mecha y dentro del barreno el espacio que queda libre es retacado con trapos, pedazos de tela, y asegurándose que en el túnel o cerca al área de tronada no hubiera ningún trabajador. “…manejar dinamita tiene su chiste, antes se manejaba, se hacía el bombillo y la cañuela tenias el fulminante con los dientes lo apachurrabas, ¡pero no! eso es peligroso entonces hay unas pinzas especialistas ¡verdad!, y le calculas si tienes 20 metros de frente cortas tus cañuelitas de 40cm porque al prenderla te da chance de correrle, si tienes que subir escaleras y están mucho más colada(profunda) entonces calculas y le tienes que meter cañuelas de a metro o de 1.5 metros…” (Torres, 2002). Para extraer el material que se produjo con la detonación hay que esperar a que el humo y en ocasiones el polvo se disipen, entonces es turno de realizar lo que se conoce como amacize. Trabajo que realiza un empleado que armado con una barra desprende todo el material como piedras y tierra que hayan quedado sueltas, esto con la finalidad de optimizar la tronada y sobretodo evitar algún accidente que se pudiera producir por desprendimiento de piedras o tierra. 111 Procese de Trabajo 4.3.3 Proceso de acarreo El proceso de acarreo en la minería es la actividad más loable y representativa de esta labor, debido a esto, en la plaza principal del municipio de San Joaquín existe una estatua de un individuo que realiza este proceso de trabajo, esta actividad ocupó una gran cantidad quienes de fueron trabajadores los menos beneficiados y los más golpeados por haber desempeñado este trabajo. El trabajo de acarreo comienza justo después de la tronada, cuando se ha disipado el humo y polvo producto de la Foto 25. Se observa el proceso de acarreo con carretilla, mina santo entierro, Foto Vicente Ferrer. explosión y después de haber realizado el proceso de amacize para descartar todo riesgo de accidente. El proceso de acarreo era denominado faina (faena) por tal motivo a los trabajadores que desempeñaban esta actividad se les nombraba faineros o fagineros, este proceso de la minería no requiere de conocimientos técnicos sobre la extracción de minerales sólo de una gran fuerza. Los faineros era el grupo de trabajadores más nutrido y eran los encargados de trasladar todo el material producto de las detonaciones al exterior de la mina. Este grupo se dividía en paleros y acarreadores, los primeros llenaban los utensilios en los cuales se trasladaba el mineral al patio de la mina por los acarreadores, proceso que se realizó posteriormente con la ayuda del mecapal o costal. Sólo en 112 Procese de Trabajo algunas minas se implementó la carretilla y en contadas ocasiones un tendido de vías sobre las cuales se desplazaban las góndolas que eran empujadas por un fainero. Con la exhortación por parte de la corona desde inicios del siglo XVII para que en la Nueva España se trabajaran las minas de mercurio, comienza la tecnificación en el proceso de extracción y algunas de estas técnicas prevalecieron hasta y durante el auge de la minería de mercurio en la segunda mitad del siglo XX. Una de las formas de acarreo que prevaleció en los procesos de extracción hasta los periodos de auge minero desarrollados en el siglo XX, fue la técnica de acarreo con mecapal “correa que carga sobre la frente, y de esta forma permite llevar toda clase de bultos” (Nieto, 2011). Ésta consta de un costal de aproximadamente 50 cm de ancho y de 50 a 80 centímetros de largo según se acomode el fainero y dependiendo de su fuerza, en la parte superior o la boca del costal va una correa sujeta por cada uno de los costados. “el material se sacaba por escaleras, con costales en la espalda, colgados en la cabeza, y nuestro ¡costalote! y ¡nuestra lámpara colgada en el cintura! y a darle allá dentro con la pala y acarrearle y vamos ¡pa arriba!. Primero echábamos el trueno, esperamos a que saliera todo el humo, porque estaba muy fuerte el humo, ya que se salía todo el humo a meterle pala y pico y a los costales y a subir y acá el horno estar trabajando” (Aurelio, 2002). 113 Procese de Trabajo Foto 26. Elaboración de escaleras para ser utilizadas en el proceso de acarreo, mina Santo Entierro. Foto Vicente Ferrer. Una vez lleno el costal que tenía un promedio de carga de sesenta a ochenta kilogramos, se sujetaba por la correa y se deslizaba por la espalda hasta el punto en que la cabeza del fainero entrara por la correa y ésta fuera sostenida con la frente mientras que el costal quedaba recargado sobre la espalda. En algunas de las ocasiones y de acuerdo con las posibilidades económicas del fainero se cubría la espalda con un mandil de cuero al cual llamaban ¡culera! y su función era proteger la espalda del rose del costal. Una vez lista la carga y sostenida con la frente y recargado en la espalda comenzaba la caminata. En los túneles que eran horizontales o con poco desnivel y con dirección al exterior de la mina, no existía mayor problema, pero cuando la pendiente rebasaba los treinta o no más de sesenta grados, para hacer más fácil el asenso se labraban escalones en el piso del túnel. Con la ayuda de una soga que se amarraba en la parte más alta o donde terminara el desnivel, se sujetaba el fainero y al mismo tiempo que caminaba se impulsaba de la soga manteniendo el equilibrio y todo esto permitía que la carga se aligerara. 114 Procese de Trabajo Cuando el desnivel ya rebasaba sesenta grados de inclinación lo ideal era la escalera que también evolucionó y en sus inicios fue elaboraba con un tronco de árbol. El tronco era recargado en el muro y se le realizaban cortes y rebajes formando en el cuerpo del éste los escalones, para colocar los pies y con una mano se sujetaban de la escalera mientras que con la otra equilibraban el mecapal hasta llegar al siguiente nivel del túnel. Esta técnica se utilizó predominantemente durante la colonia y en las décadas intermedias del siglo XX, en minas de baja inversión en infraestructura y por consiguiente poca producción. En minas de gran producción y túneles muy profundos se utilizó la carretilla que podía cargar en un viaje el doble de producto que el mecapal, también en alguna se implementó un sistema de vías en el que se desplazaban las góndolas que tenían una capacidad promedio de media tonelada, accionadas con la fuerza del elemento hombre, en su mayoría eran manejadas por uno o si era mucho Foto 27. Interior de mina, foto proporcionada por Vicente Ferrer. peso por dos faineros. La carretilla y la góndola eran utilizadas en los socavones que fueran totalmente horizontales o si presentaban algún desnivel éste debería ser con pendiente en dirección al exterior de la mina. Con la finalidad de que la góndola ya cargada saliera de la mina por gravedad, cuando estaba vacía no se requería de tanto esfuerzo para llegar al sitio de carga. Nunca dejaron de existir las minas o empresas familiares en las que todo el sistema de acarreo seguía siendo el tradicional, empleando el mecapal. Cuando el desarrollo de la mina ya era muy profundo con varios desniveles, la forma más factible de extraer la producción fue hacer un tiro o túnel totalmente 115 Procese de Trabajo vertical que comunicara la mayor cantidad de desniveles de cada frente de excavación, de donde se trasladaba el material producto de las detonaciones hasta donde se localizaba el tiro. Aquí se llenaba la barrica, barril o bote del malacate que en ocasiones tenía una capacidad de carga de hasta una tonelada, este mecanismo subía el producto al exterior de la mina en donde nuevamente los faineros eran los encargados de trasladarlo a las distintas áreas de proceso. En ocasiones el malacate era colocado al interior de la mina y cumplía la misma función, solo que éste no llegaba al exterior de la mina, y el material era transportado de los niveles más profundos de la mina al socavón en donde entraban nuevamente en acción los faineros ya fueran auxiliados con mecapal, carretillas o góndolas para trasladar la producción al patio de mina y a su vez al área de proceso Foto 28. En el interior de un socavón de la mina la Maravilla se observan utensilios de trabajo. Foto Ezequiel T. correspondiente. El trabajo de la faena o faina como lo nombran los mismos fajineros fue organizado de distintas maneras y de acuerdo a ésta era la paga, por día o turno en donde se asignaba un sueldo no importaba la cantidad de material acarreado sólo era necesario cumplir con el horario de trabajo. Al parecer el trabajo más solicitado por ambas partes, empresarios y faineros, fue el que se denominaba tarea, esta consistía en que cada trabajador debía acarrear hasta el patio de la mina una tonelada de material, al cumplir con esta meta se terminaba la jornada de trabajo. Al empresario esta forma de trabajar le permitía tener despejado el patio de mina, además de tener en continuo proceso el material extraído. 116 Procese de Trabajo Por lo general los hornos se encontraban la mayor parte del tiempo trabajando a su máxima capacidad ya que este proceso fue el más tardado y cada horno por carga duraba un promedio de ocho a trece horas, lo que provocaba que las demás áreas de proceso se saturaran con el material extraído. Parecería ser una gran tarea acarrear una tonelada de roca, pero no lo era para ellos pues estaban acostumbrados a la vida y trabajo duro. Había quienes cargaban 60 kilogramos por viaje en mecapal, esta carga fue la más pequeña para quienes no deseaban esforzarse o simplemente no querían fatigarse mucho, pero tenían que realizar aproximadamente 17 viajes y tardar el equivalente a un turno de trabajo de ocho horas para cumplir con el cometido. El fainero que deseara terminar temprano su jornada de trabajo y tener tiempo de realizar alguna otra actividad, cargaba por viaje en promedio 80 kilogramos y en sólo trece viajes cumplía su cometido, además si era rápido al caminar al medio día ya había cumplido con su tarea. Existen historias sobre super-faineros que cargaban en cada viaje cien kilogramos y en diez vueltas terminaban con el cometido. La cantidad de carga por viaje estaba directamente relacionada con la distancia a recorrer, y los desniveles que se tenían que subir, por lo tanto a mayor cantidad de desniveles o socavón de gran longitud, menor era el peso de carga y a mayor carga, menor fue la distancia. A diferencia de las grandes compañías mineras en donde mucho del proceso de trabajo estaba mecanizado, y tenían una producción de varias toneladas de mercurio por semana, también existieron las pequeñas industrias, en donde la actividad minera fue muy rudimentaria, donde se empleó el marro, la barra, palas y mecapal, y toda la labor se realizaba a mano. Por lo tanto el desarrollo del túnel de las minas pequeñas no presentaba ninguna técnica, y el acceso hasta el frente de trabajo se presentaba muy accidentado ocasionando que el acarreo también fuera más difícil y pesado. En esta modalidad de minas de explotación familiar no existía una tarea a realizar, se trabajaba mientras se contara con luz de día o se concentraba la mano de obra en los procesos que así lo requirieran. 117 Procese de Trabajo En estas minas las condiciones de trabajo fueron más precarias de acuerdo al testimonio de Francisco Santos, quien refiere, que no se contaba con ningún equipo de seguridad: “…No, nada, no más así en puros huarachitos, ¡se desclavaban! y ¡otra vez a clavarlos! y a ¡seguirle!, esas piedras están bien resbalosas y más donde hay agua. En el ¡escaloneado! igual de ¡resbaloso! y el mecapal cargado en la cabeza, ¡pura cabeza para sostener todo el peso!...” (Santos, 2002). Cuando se realizaba la tronada todos los miembros de la sociedad cumplían el papel de faineros para retirar lo más pronto posible el material producto de la detonación, y dejar libre el frente de la labor para continuar con el barrenado. Terminado el proceso de acarreo ahora el trabajo se concentraba en al patio de mina en las diferentes etapas del proceso y en el interior de la mina se quedaban el barretero y su ayudante. Una actividad más realizada en el interior de las minas fue el uso y manejo de las bombas hidráulicas, ya que debido a la profundidad las minas presentaban una gran filtración y acumulación de agua en algunos de sus túneles. Las bombas drenaban el agua al exterior de la mina. El agua que se extraía, en la mayoría de los casos, era utilizada para lavar los materiales extraídos, herramientas de trabajo e incluso los trabajadores al término de su jornada de trabajo se daban un baño. El nombre que recibía cada actividad se daba refiriendo a la actividad misma; la faena igual a faina, el trabajador que la realizaba era el fainero; el proceso de acarreo era realizado por el acarreador; entonces el proceso de bombear el agua lo realizaban los bomberos, esto implicaba mantener funcionando las bombas de drenado las veinticuatro horas del día durante todo el año, con la finalidad de que el acceso a las áreas de trabajo no se vieran afectadas y de igual forma no se perjudicara la producción. Con la actividad realizada por los bomberos se termina la descripción de los trabajos dentro de la mina. El siguiente fue el trabajo realizado en el exterior o el “patio de mina” que se ubicaba frente a la boca mina, espacio en donde se 118 Procese de Trabajo realizaban varios procesos como el lavado del material extraído, la selección del mineral y algunas otras, aquí también se encuentran los hornos en donde se beneficia el cinabrio para obtener el mercurio, es también el área en donde se recolecta y envasa el producto final para su comercialización. 4.4 TRABAJO DE PATIO DE MINA El patio de la mina es la otra gran área de trabajo, espacio localizado al frente de la boca minal y se forma con rebajes que se le hacen al cerro y con los materiales extraídos del interior de la mina. En este lugar se encontraban los materiales acarreados y se concentraban en el área de almacenado para continuar con el proceso de lavado, pepena o selección para separar el mineral de la rezaga o material que no tenía presencia de cinabrio, además del área de horneado. Foto 29. Se aprecia la bocamina en la ladera de un cerro y parte del patio que se va formando con los desechos del trabajo. 4.4.1 Área de almacenado, lavado y selección Todo el material extraído por los fajineros era colocado en un solo lugar, en este espacio se extendía por pequeñas cantidades y con abundante agua producto de la misma mina se lavaba para retirarle las impurezas, así el mineral de cinabrio quedaría a la vista y se podrían escoger las rocas que tuvieran presencia de éste. 119 Procese de Trabajo 6 Todo el material restante que no tenía utilidad alguna era arrojado al rodadero con lo que en muchas de las ocasiones se iba formando y ampliando el patio de la mina. Después de la selección el mineral era trasladado a la siguiente área de proceso que fue el triturado y secado. 4.4.2 Trituración y secado. En el área de triturado, se empleaba un marro de bajo peso, no más de un kilogramo, sobre un yunque de piedra o cualquier artefacto que sirviera como tal, se colocaban las rocas que contenían cinabrio y eran golpeadas con dicho marro hasta el punto de dejarlas como grava. Las piedras eran no mayores a tres centímetros de diámetro con la finalidad de que en la etapa de horneado las reacciones químicas ocurrieran con más facilidad para tener mejores resultados. Si en el horno se introducen fragmentos de piedra de mayor tamaño a lo mencionado, este proceso se prolongaba varias horas y muchas de estas piedras no liberaban la totalidad de mercurio y quedaba crudo o se quemaba el mineral por lo que no se tenían buenos rendimientos, a esta etapa del horneado también se conoce como quema del mineral. 4.4.3 DESCRIPCIÓN DE LOS HORNOS. Durante el siglo XX existieron varias técnicas para elaborar los hornos, en minas de pocos recursos se elaboraban con piedra y se pegaban con una mezcla de lodos y arcillas de la región. En algunas otras se utilizó el Foto 30. Representación de un horno tradicional en el que se emplearon ollas de barro como recolectoras del mercurio. Foto Ezequiel Trejo. 6 En la fotografía se observa cómo eran los hornos tradicionales antes del llamado horno de retorta. En este se utiliza como condensador los niples y las ollas de barro que a la vez sirven como recolectoras del mercurio liquido. Representación hecha dentro del marco del proyecto “Cultura minera de mercurio, pasado y presente” 120 Procese de Trabajo tabique o ladrillo rojo, en las minas de una gran productividad se empleó el tabique refractario que es el ideal para la construcción de hornos. Algunos de los trabajadores recuerdan los hornos que se hacían con ollas o cántaros de barro una de ellas era alargada y otra globular, a grandes rasgos es la unión de dos vasijas embrocadas una dentro de la otra y la unión sellada con lodos, el recipiente superior podía ser una olla globular o preferentemente alargada como la describen algunos informantes. Esta vasija superior cumplía las funciones de una cámara de condensación pues era en donde se condensaban los vapores producto del horneado y se convierte en mercurio líquido. La olla globular se utilizaba comúnmente como recipiente inferior y la nombraban cámara de carga, es donde se depositaba el cinabrio en poca cantidad, este horno se colocaba con una inclinación aproximada de cuarenta y cinco grados, para que los vapores de mercurio que desprendía el cinabrio pasaran a la cámara de condensación en donde se acumulaba el mercurio liquido. “…yo tendría como unos diez años, ¡no menos! unos siete años cuando veía yo vamos a traer un cántaro o dos cantaros para comer, y váyanse a comprar unas ollitas, venían los comerciantes de Cadereyta, que hacen mucho traste allá y les compraban cantaros o se los encargaban los traían en burro desde Cadereyta, llegaban con sus cántaro u ollitas pero ya sobre pedido para el mercurio…” (Torres, 2002). Como sellado de la unión de las vasijas se utilizaba una mezcla de lodos y arcillas resistentes al calor, aun así se revisaban constantemente estos sellos y se reforzaban cada vez que lo requirieran, ya que si el sello se rompía, los vapores de mercurio se escapaban y generaban perdidas. A este horno le siguió el que se conoce como de “retorta o regional”, se fabricó con tubos metálicos de diez pulgadas de diámetro una longitud media de ochenta centímetros, se colocaba una serie de seis de estos tubos sobre dos muros de 50 cm de altura, en el espacio que quedaba bajo los tubos se introducía leña o madera que servía como combustible para realizar el horneado. En uno de los 121 Procese de Trabajo extremos de cada tubo se colocaba una tapadera y en la parte superior de la tapa se dejaba un orificio de aproximadamente cuatro pulgadas en donde se introducía un tubo de este diámetro y una longitud no mayor a un metro que se conectaba a un recipiente de barro el cual servía como cámara de condensación, el otro extremo de los tubos fungía como boca de llenado y el tubo mismo como recamara de carga. Todas las uniones y tapaderas de los tubos eran selladas con lodos de la región y supervisadas constantemente para reparar en caso de una fractura y no permitir la fuga de vapores. Con la finalidad de mejorar la productividad de la minería de mercurio los hornos estuvieron cambiando constantemente en busca de una mejor rentabilidad, el siguiente horno estaba constituido por once tubos de similares dimensiones pero un acomodo distinto, seis tubos abajo y sobre ellos cinco más, en los tubos inferiores se dejaba un espacio de aproximadamente quince centímetros para que el fuego alcanzara a los tubos de arriba, al ver que el mineral de la recamara superior tardaba más en quemarse y además una gran cantidad de esta carga quedaba cruda, se eliminó muy pronto esta propuesta de horno. Foto 31. Se observa en cómo se conectaban los hornos con los condensadores, mina la Maravilla. Foto Ezequiel Trejo. 122 Procese de Trabajo Los cambios continuaron y así llegamos a los hornos que los informantes denominan normales (de retorta o tradicionales), para los que se construía un rectángulo de aproximadamente dos metros de ancho por el largo que ocuparan nueve (un aproximado dos metros con sesenta centímetros) tubos de doce pulgadas de diámetro por ochenta centímetros de altura (esta es la atura a la que se colocaban los tubos, dando el horno una altura máxima de 1,20 a 1,50 metros). En uno de los extremos se dejaba una pequeña puerta, y si era posible y necesario en los dos extremos se contaba con dicha puerta para introducir el combustible por ambos lados, el espacio entre estos cuatro muros era la recamara en donde se hacia la quema del combustible, en los inicios este tipo de horno fue abastecido con madera o leña y posteriormente con petróleo. Foto 32. Hornos de la mina del Otatal. Foto Ezequiel Trejo. Para un mejor rendimiento en el horneado se procuraba que la menor superficie de los tubos se apoyara sobre los muros, para que el mineral que quedaba cerca de los dos extremos de los tubos del horno no quedara crudo. Esto daba como resultado una mayor área de los tubos suspendida y libre para que recibiera la mayor cantidad de fuego posible, de esta manera se aprovechaba al máximo el rendimiento de los insumos del horno y la productividad del mineral de cinabrio. La superficie de los tubos que formaban la recamara de carga del horno quedaban a la intemperie, en el mejor de los casos sólo debajo de un tejamanil a más de un metro sobre ellos, lo que provocaba una gran pérdida de calor y por consiguiente 123 Procese de Trabajo una gran consumo de combustible. Este problema se solucionó al recubrir los tubos con una mezcla de lodos o arcillas con la que se pegaba teja o tabique, y si se contaba con recursos se colocaba tabique refractario, con este recubrimiento el horno cobraba una altura aproximada de un metro con cincuenta centímetros, el propósito del recubrimiento fue impedir la perdida de calor provocando un mejor rendimiento de los insumos del horno. Paralelo al horno en un promedio de dos a tres metros de distancia se construía con ladrillo común otra estructura de dimensiones similares al horno, y a esta se le da el nombre de recamara de condensación, sobre la cual descansaba un techo de concreto, que por lo regular en una de las esquinas llevaba un respiradero o chimenea hecha con un tubo de cuatro pulgadas de diámetro, la altura máxima de la estructura fluctuaba entre de 1,80 a 2,00 metros. Este otro edificio era el complemento del horno, el condensador, su función era recolectar los vapores de mercurio que desprendía el mineral de cinabrio producto del orneado así como el mercurio líquido que llegaba a esta estructura por medio de conectores o niples metálicos, los tubos que formaban el horno y que quedaban de frente a esta otra Foto 33. Recamara de condensación de un horno moderno o de retorta. Foto Elizabeth Mejía estructura colocaba una se les tapadera metálica que se sellaba con arcilla. A esta tapadera se le dejaba en la parte superior un orificio de cuatro pulgadas de diámetro en donde se introducía el niple de similares dimensiones para que conectara con la parte más baja del condensador, donde previamente se habían dejado los orificios por donde entraría éste y que también serían sellados con arcillas. 124 Procese de Trabajo El interior del condensador era enjarrado o recubierto y pulido con una argamasa a base de cemento, también se le ponía piso de concreto acanalado al centro de la estructura y con declive a donde se encontraba una puerta de acceso. Esta puerta era de pequeñas dimensiones no mayores a cincuenta centímetros de acho por setenta centímetros de alto, frente a ella en la tierra se hacia un hoyo para construir con concreto un contenedor que se conectaba con el condensador con un tubo de una pulgada de diámetro, por donde escurría el mercurio líquido al contenedor, éste contaba con una puerta metálica que al igual que la del condensador eran aseguradas con un candado para evitar que los trabajadores tomaran este producto. Puertas que sólo se abrían por personal de confianza el día de recolección o recuperación del mercurio acumulado en ambos espacios. 4.4.4 Preparación de la carga y el horneado Aun siendo la última etapa de este proceso tiene varios pasos antes de empezar lo que sería propiamente el horneado del cinabrio. Antes de preparar la carga, el cinabrio ya triturado se deja reposar al sol con la finalidad de que se elimine toda humedad para optimizar el horneado. Una vez seco el mineral se mezcla con cal frente al horno, en este lugar se hace un cúmulo alargado que abarcará la longitud del mismo, aquí se le espolvoreaba nuevamente cal, al parecer la cal era para eliminar lo más posible la humedad antes, y durante el horneado para que sea liberado con mayor eficacia el vapor de cinabrio y eliminado el vapor de agua. El cúmulo de material se quedaba en ese lugar a la espera de que se cargara el horno. “…siempre se hace un pisito de concreto, si no se puede de concreto aunque sea de laja bien hecho para que el mineral no se esté revolviendo con la tierra, más cuando es ¡buenito! siempre uno busca la forma, entonces haces tú montón de mineral a un metro de lejos de donde está el muro y aquí haces tú montoncito así larguito como ¡muertito! Así le decíamos, tu metalito así para que lo vayas paleando al tubo. Entonces cuando has terminado de cargar tienes 125 Procese de Trabajo que tener tu… ¡tu cubeta! con el lodo bien hecho, un barro que hay aquí, que al principio no sabíamos, pero después nos fuimos adentrando más, y las quemadas son canijas los dedos se revientan y para taparle usábamos primerito tierra común y corriente y a la hora que poníamos el tapón ya que se carga el tubo, se ponía el tapón con los dedos bien ¡caliente! pues ¡rechinaba! después con un pedacito de trapo ya se salvaban tantito los dedos, después ya con la brochas y fue más fácil...”(Torres, 2002). El cúmulo de cinabrio es paleado a la boca de los tubos procurando que estos se llenen hasta la mitad y de la mitad hacía arriba quede libre, la repartición uniforme de la carga en el interior de los tubos que formaban el horno se realizaba con una herramienta que algunos trabajadores llamaban rastrillo. Este consistía en un mango metálico de hasta dos metros de largo en uno de los extremos tenía un medio círculo de metal soldado al mango por la parte plana y ambas partes mango y medio circulo formaban un ángulo de noventa grados, con este artefacto también se extraía la carga cuando había terminado el tiempo de horneado. Una vez llenos los tubos del horno seguía el sellado de estos para lo cual se empleaba una tapadera circular de metal, ya colocada en su lugar la tapa de cada tubo para que no se escaparan los vapores de mercurio se sellaba todo el rededor de la tapadera con una mezcla de arcillas que se obtenían en esta región y que eran muy resistentes a las temperaturas altas. Estos sellos estaban en constante supervisión. Cuando los hornos eran más rústicos hechos de tabique común y alimentados con leña o madera el tiempo de horneado era muy prolongado, hasta catorce horas por carga, este tiempo bajó a un promedio de ocho horas cuando se utilizó como combustible el petróleo y en algunas minas que se empleo en la construcción de los hornos material refractario se redujo a seis horas, en la gran mayoría de las minas aún con los recursos el material refractario no se empleó y el promedio de duración por carga oscilaba alrededor de ocho horas. 126 Procese de Trabajo 4.4.5 Descarga, la rezaga o desechos Cumplido el tiempo de horneado se apagaba el horno y se esperaba un par de horas para que se enfriara y que los vapores terminaran de fluir la cámara de condensación. Así evitar la pérdida de mercurio y sobre todo evitar la intoxicación con los vapores mercuriales. Ya fría la recamara de carga se procedía a destapar los tubos, este proceso consistía en Foto 34. Cortina del rodadero de la mina la Maravilla. Foto Ezequiel Trejo. romper los sellos y retirar las tapas para con el rastrillo extraer todo el material ya quemado y arrojarlo al rodadero hecho esto el horno quedaba listo para la siguiente carga. El rodadero es el lugar en donde se desechaba todo el material estéril, producto del horneado o rezaga que no contenía mineral de cinabrio. Prácticamente todas las boca minas de esta región se encuentran en la ladera de los grandes cerros, en estos casos se hacía un rebaje al cerro para crear una pequeña terraza y con el escombro que se arrojaba en las orilla se agrandaba para crear el patio de mina lugar en donde se continuaba con el beneficio del mercurio. 4.4.6 Recuperación y limpieza de los hornos La recuperación es el proceso por el cual se reúne todo el mercurio líquido que se encuentre en los hornos, este proceso se realizaba una vez a la semana los días sábado a partir del medio día. El primer paso es destapar los contenedores que se encuentran fuera de la recamara de condensación para retirar el agua que se acumuló con el proceso de destilación y condensación. Posteriormente se extrae el mercurio con un recipiente pequeño y se filtra con una coladera par retirar 127 Procese de Trabajo impurezas solidas como cenizas, tierra, etc. Ya limpio el mercurio se vertía en un contenedor por medio del cual se envasaba para su distribución o comercialización. Durante el proceso de horneado o quema del cinabrio era común que parte del mineral callera por los niples y llegara a la cámara de condensación, motivo por el cual los niples también eran retirados, el material que se encontraba en el interior era depositado en un cajón de madera de aproximadamente un metro cuadrado con una profundidad de aproximadamente veinte centímetros. Se vertía en el cajón una cantidad que pudiera ser manipulado y se le agregaba cal, con la ayuda de una pala se mezclaba, para separar el mercurio y con la ayuda de una cucharilla o un orificio hecho al cajón de madera en una de sus esquinas, se extraía todo el mercurio que fuera posible. La operación se repetía cuantas veces fuera necesario asta asegurarse que no quedara una gota de mercurio en toda el área de horneado y que todo estuviera concentrado en el otro contenedor de envasado. 128 Procese de Trabajo 4.4.7 Envasado del mercurio El envasado es el último proceso que recibe el mercurio en el patio de la mina, en el proceso de recuperación el mercurio se trasladó del contenedor de la cámara de condensación a una especie de tanque elevado o tinaco trípode. Con una altura de entre cincuenta y sesenta centímetros. En el fondo el tanque contaba con una válvula o llave de vació o desagüe y ésta tenía una extensión de manguera de plástico flexible, al pie de este contenedor se colocaba una tina de sesenta centímetros de diámetro y una profundidad de cuarenta centímetros (aproximadamente), al interior se colocaban los tarros o frascos metálicos para ser llenados con mercurio para su distribución. Estos envases o frascos metálicos como los nombran los informantes tenían una boca no mayor a una pulgada de diámetro, para su llenado se le colocaba un embudo y al embudo una especia de zacate. Posteriormente se colocaba la manguera y se abría la llave para que el mercurio fluya y se llenara el envase. A continuación era pesado, para la comercialización en el interior del país el peso requerido de cada tarro debía ser de treintaicinco kilogramos (35 kg) y para la exportación el peso por tarro era de treintaicuatro y medio kilogramos (34.5 kg), cubierto este requisito se le colocaba un tapón metálico de rosca que se apretaba con pinzas y se sellaba con un poco de pintura, para mayor seguridad se le ponía un cheque de plomo (un seguro o sello), todo esto con la finalidad de que los tarros no sean adulterados en el trayecto a su destino. Una vez hecho esto sólo quedaba subir los tarros a un vehículo y trasladarlos con el distribuidor o comprador. 129 Procese de Trabajo Foto 35. Vehículo utilitario en espera a ser cargado. Instalaciones de la mina del Santo Entierro. Foto proporcionada por Vicente Ferrer. Es el último momento del proceso de trabajo minero que recuerdan los trabajadores. A más de veinte años de haber suspendido esta actividad, se está olvidando su importancia en la conformación de la comunidad, su cultura y su forma de vida. Los trabajadores que sobreviven, comentan que algunos de sus compañeros están muriendo a causa de enfermedades originadas por su trabajo en las minas, con ellos también mueren sus experiencias, aprendizajes y conocimientos referentes a esta actividad. 130 Procese de Trabajo CONSIDERACIONES FINALES Gracias a la recopilación de información etnográfica en el presente estudio, se ha documentado a manera de descripción el proceso de trabajo minero a través de la historia de San Joaquín. Como se pudo observar, dicho proceso tiene origen en época prehispánica y las actividades continuaron durante la minería colonial y se mantuvieron presentes durante el siglo XX. Algunos autores aseveran que esta actividad fue promovida en la región de la Sierra Gorda por culturas tan lejanas y antiguas como la Olmeca, valiéndose de la población local. Posteriormente se tuvo influencia de culturas mesoamericanas del periodo preclásico, para desaparecer en el siglo XII después de Cristo. Estos datos los podemos tomar sólo como antecedente de una ocupación continua y muy extensa en el tiempo. Sin pretender adjudicarla a un grupo cultural en específico, queda a reserva de que futuras investigaciones arqueológicas lo comprueben. De acuerdo a la línea de investigación de los Arqueólogos Elizabeth Mejía y Alberto Herrera, después de la evangelización y durante el contacto hispano, la continuación del trabajo minero en la Sierra Gorda se centró en la búsqueda y dominio de los yacimientos de mineral de mercurio. Esta búsqueda, posiblemente fue guiada y orientada por pobladores que conocían el lugar, y compartieron sus conocimientos. Durante el desarrollo de la investigación vimos que la minería de mercurio en la región de San Joaquín se encontraba motivada por varios factores, mismos que se deben a necesidades propias de su tiempo, lo que permitió dividir el trabajo minero en tres grandes épocas; la primera, se inicia en época prehispánica, le precede época colonial y la tercera fueron las actividades del Siglo XX. Tomando como origen y primer periodo de esta actividad, la “época prehispánica” a finales del siglo XV, y la principal característica fue el trabajo realizado con herramientas de piedra. Donde el fin último de la minería era la obtención del 131 Procese de Trabajo cinabrio para utilizarse en rituales y ceremonias, ofrendas funerarias, decoración corporal, cerámicas y pigmentos empleados en obras arquitectónicas. De acuerdo a los datos presentados, la minería de San Joaquín no se detuvo en la obtención del cinabrio sino que fue más allá, generó el conocimiento y las técnicas para beneficiar el cinabrio y obtener el mercurio, estos yacimientos despertaron el interés de los colonizadores, por buscar el control de la producción de mercurio, consiguiendo que la actividad minera se mantenga vigente enriqueciendo las técnicas de extracción con los conocimientos locales y los inducidos por los colonizadores. La unión de las técnicas regionales y las de origen hispano dan como resultado la minería colonial o segunda etapa, caracterizada por herramientas de hierro y la pólvora, motivada y tomada como insumo en la producción de plata aproximadamente en el siglo XVIII. Los conocimientos se continuaron transmitiendo de generación en generación y puestos en práctica en la primera mitad del siglo XX. Pues a mediados de este siglo se originaron conflictos a nivel mundial, que demandaban el consumo de mercurio, lo que motivo la tercera época minera de mercurio en San Joaquín que se prolongo hasta los primeros años de la década de los 80´s. en la que se continuo empleando explosivos y se agregaron las herramientas neumáticas. Cada una de estas temporalidades de trabajo minero en la Sierra Gorda queretana, empleó para diversos fines el mineral de cinabrio o el mercurio líquido, la especialización en este trabajo y la tecnología desarrollada para la explotación de estos yacimientos estuvo motivada por intereses particulares. En la década de los 60´s el CRNNR Consejo de Recursos Naturales No Renovables en conjunto con el COREMI Consejo de Recursos Minerales, realizó estudios con el propicito de mejorar las técnicas de extracción del cinabrio y la destilación del mercurio. De acuerdo a los resultados de estas instituciones los resultados fueron favorables y con ellos se mejoraría la producción. 132 Procese de Trabajo Las recomendaciones hechas por las instituciones mencionadas en la mayoría de las labores mineras no produjeron un avance significativo y pareciera que su desarrollo se estancó, se detuvo, y aún con la asesoría de instituciones enfocadas a mejorar y optimizar la actividad minera no se lograron grandes cambios. Por lo que en la mayoría de las minas se continuó trabajando de manera tradicional, podría decirse que fue un trabajo de “proceso artesanal”. La comunidad de San Joaquín decayó y renació con cada uno de estos acontecimientos, aunque en el intermedio de dichos sucesos no se extinguió por completo esta actividad. Sólo se desempeñada a menor escala, estuvo siempre presente y formó parte de la vida diaria de los pobladores de la comunidad, tan es así que uno de ellos señala; “¡Tal parece que fue una cosa que ni nosotros hemos podido darle una explicación!” (Torres, 2002). La minería marcó la pauta para la creación y organización de otras actividades económicas y recreativas que giraban en torno a la producción del mercurio y sí, había una gran demanda, el ser minero garantizaba una estabilidad económica holgada y la satisfacción de pertenecer a un grupo socio-económico de prestigio. Por lo que se puede apreciar, el trabajo en la minería garantizaba satisfacciones recíprocas. Entre los trabajadores se generó un gran orgullo al ser reconocidos como mineros sentimiento que ha perdurado hasta nuestros días. Algunos de estos ex mineros son protagonistas del presente trabajo, y su aportación me sirve para ilustrar cada una de las etapas del Proceso de Trabajo: a. Búsqueda de la mina 1. Exploración de mina prehispánica o colonial. 2. Toma de muestra o tentadura 3. Decisión de explotar o no la mina en cuestión. b. Trabajo dentro de la mina 1. Ampliación y adecuación del túnel. 2. Barrenado al frente de la mina; manual o con maquinaria 133 Procese de Trabajo 3. Tronada o tumbe 4. Amacize 5. Acarreo del producto, por medio del mecapal, carretilla, o góndola. c. Trabajo fuera de mina o en patio de mina, compuesto por tres áreas. 1. Almacenado, lavado y selección. 2. Triturado y secado 3. Horneado; carga, descarga, acarreo de la rezaga, recuperación del producto y limpieza de los hornos. De ésta sociedad minera que surge y gran parte de ella desaparece al ritmo de la demanda del mercurio, puedo hablar de tres grandes grupos sociales. El primero de ellos y el más numeroso estaba formado por el estrato social más bajo, y los miembros de este desempeñaron las actividades más pesadas y de menor remuneración y quienes sin reservas disfrutaron del estatus y los beneficios que proporciona una buena solvencia económica, sin preocuparse por el mañana, y al termino de la bonanza también termino los beneficios económicos que esta proporcionaba. “Lo trabajo lo disfruto”. Aunque no quedaron fuera de este grupo dueños de minas, socios y algunos comerciantes que no supieron administrar sus ganancias. El segundo grupo menos numeroso y sus integrantes preocuparon por asegurar su futuro, invirtiendo el producto de su trabajo en una acumulación original constituida por bienes inmuebles y ahorros en dinero. Lo que les sirvió como palanca para subir en el escalafón social, siendo reconocidos como individuos que triunfaron en el ámbito local y comparándose en igualdad con los inversionistas que llegaron a la comunidad procedentes de Querétaro. Sólo unos pocos mineros conforman el tercer y último grupo y son aquellos que sus ganancias les permitieron y que ellos como individuos se atrevieron a invertir en el flujo del capital minero y la demanda de distintos minerales en el mercado, dando la pauta para dirigir la inversión a la producción de conveniencia y de conocimiento. 134 Procese de Trabajo El torbellino de venta y consumo que se genero en torno la Bonanza Minera, origino una competencia en la adquisición de la canasta básica, insumos para la minería, artículos de consumo para el disfrute del hombre, enseres de ornato y lujos, generaron un estatus social en donde el de mayor rango era el que gastaba más. Al termino de la turbulencia social, los minero inmersos en éste torbellino quedaron desorientados y sin reservas, teniendo que integrarse a la vida laboral mucho menos remunerada que la minería. Para concluir puedo decir que fue una gran experiencia convivir y conocer contextos de otras épocas recabadas ya fuera mediante información escrita y la obtenida con las entrevistas, que fueron sin lugar a dudas, lo más enriquecedor para la argumentación y conclusiones sobre el Proceso de Trabajo en la obtención del mercurio. Foto 36. José Piodose, dentro de una mina familiar en la comunidad de Piodose, San Joaquín. Foto Ezequiel Trejo. 135 Procese de Trabajo ANEXO I Referencias fotográficas Se exponen las fotografías de algunos de los mineros que con su valiosa e invaluable participación, dieron forma al presente trabajo: Foto 37. Salvador Torres. (Finado) en su inseparable chapulín y quien después de la minería se dedico a la ganadería en su rancho las Estacas. Foto: Ezequiel Trejo. Foto 38. Samuel Ledesma, en su quinta de mercurio. Foto: Ezequiel Trejo. 136 Procese de Trabajo Foto 39. Vicente Ferrer e hijos, quien fue propietario de varias minas y en la actualidad sigue intentando reactivar la minería. Foto: Ezequiel Trejo. Foto 40. Alfredo Arteaga, en una bocamina cercana a la Zona Arqueológica de Ranas. Foto: Ezequiel Trejo. 137 Procese de Trabajo Foto 41. Hornero que en su tiempo libre se dedicaba al comercio y con el fin de la minería invirtió en su negocio y estableció una miscelánea. Foto Ezequiel Trejo Foto 42. Exfainero que en la actualidad se dedica a la labor de la tierra. Foto: Ezequiel Trejo 138 Procese de Trabajo Foto 43. El señor Bulmaro de la comunidad del Doctor, cuanta que a causa del comercio tuvo la oportunidad de interactuar con productores y trabajadores de la minería de mercurio de San Joaquín. Foto Ezequiel Trejo Foto 44. Fainero que en la actualidad se desempeña como trabajador de la construcción. Foto: Ezequiel Trejo. 139 Procese de Trabajo BILIOGRAFIA ÁVILA, Dolores. HERRERA, Inés y ORTIZ, Rina (comps.) (1994) Minería Regional Mexicana. Primera Reunión de Historiadores de la Minería Latinoamericana (IV). Impreso en los Talleres del INAH. ARROYO, Esteban. O.P. (2000) Historia del Convento de Santo Domingo de Querétaro. Talleres Gráficos de Gobierno del Estado. BARBA, Luis; HERRERA, Alberto. (1987) San José Ixtapa: un sitio arqueológico dedicado a la producción de mercurio. En: Anales de Antropología. IIA, UNAM. vol. 23, pp. 87-104. México. BONFIL, Batalla Guillermo. (1991) Pensar nuestra cultura. Editorial Patria: México DF. BLOCH, Marc. (1947) Introducción a la Historia. Fondo de Cultura Económica. México, 1961. CALVO, Pilar; BARTRA, Roger; (1986) “Estructura de poder clases dominantes y lucha ideológica en el México rural”, en Bartra Roger (Coord.) caciquismos y poder político en el México rural 8ª edición Instituto de Investigaciones Sociales. UNAM, Siglo XXI Editores S. 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