160 AñOS DE ACTIVIDAD PETROLERA EN EL MUNDO

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160 años
de actividad
petrolera
en el mundo
n un día cualquiera de
1854, con la perforación
del pozo de Titusville,
se dió inicio a la modernidad en materia de producción
de petróleo en el mundo. En la
edición pasada de Documento
Petroleoenergético, se consignaron estos hechos. Además vimos
que esta empresa fue labor no sólo
del Coronel Drake en ese lugar.
Científicos, empresarios, aventureros hicieron parte de esta historia. Tuvieron que pasar muchos
años para que esta industria se
consolidara como una de las más
importantes para la humanidad.
De una actividad sin mayores
perspectivas, pasó a ser la causa de una fiebre por fortunas en
apariencia fácil.
En estas páginas veremos
cómo pasó la exploración petrolera a ser el germen de la revolución industrial. El motor de
combustión interna fue la consecuencia final de esta industria.
Vimos que desde tiempos antiguos sirvió como impermeabilizante, fuente de energía lumínica, hasta remedio para dolencias
en las articulaciones.
Los hombres que protagonizan esta historia –George Bisell,
Benjamín Filliman, Edwin Drake,
John D. Rockefeller- son seres
comunes que se transforman en
extraordinarios. Verdaderas fuerzas de la naturaleza. La fecha que
coincide hoy con el 160 aniversario es una excusa y a la vez una
respetuosa conmemoración.
Para entender la historia de
la industria del petróleo, sus
antecedentes, su auge y las proyecciones que tiene hacia el futuro es necesario adentrarnos en
la vida de sus protagonistas. Esta
es la historia de hombres que tuvieron un sueño, una epifanía y
no descansaron hasta que los hicieron realidad. La curiosidad es
inherente al ser humano.
Hechos a semejanza del creador, Dios nos brinda la capacidad
de poder crear. Todos estos individuos construyen sus empresas
sobre el trabajo de sus predecesores. Nunca se parte de cero y
lo único cierto es que estas empresas siempre implicarán desafíos. Siempre serán empresas difíciles, por lo menos improbables
y por esto mismo dignas de ser
realizadas.
La historia de un recurso energético que se convierte en el mejor
negocio, genera empleo a cientos
de miles de personas que a su vez
son cómplices de este sueño.
La industria está allí para ser
vista, las torres de extracción,
las refinerías, los oleoductos diseminados en miles de kilómetros. El petróleo, el keroseno, el
fuelóleo y todos sus derivados
son productos vendidos y benefician a millones. Este es el mensaje al recorrer esta historia.
Las empresas más disparatadas, hechas realidad por hombres que se convierten en fuerzas
de la naturaleza. Personas que a
nuestros ojos llevaron existencias privilegiadas, precisamente
por los arduos desafíos que se
impusieron. Vidas peculiares,
interesantes y a veces extrañas.
(Segunda parte)
Investigación y redacción: Sergio Escorcia
EL MEJOR GRUPO HUMANO AL SERVICIO DE SU OPERACION
2 160 años de ACTIVIDAD petrolera en el mundo
El padre de la industria más
poderosa del mundo
Mayo - Junio - Julio de 2014 /[email protected]
• John D. Rockefeller fue la figura más importante en la
historia de la Revolución Industrial norteamericana y como
todos los genios siempre estuvo rodeado por la controversia.
L
a palabra imposible no
existía en el vocabulario
de John D. Rockefeller.
Fue capaz de enfrentar
los desafíos más complicados
y hacerlos realidad. Su imagen
estuvo y está asociada a la del
mayor magnate que ha existido
en el orbe. Amasó la mayor fortuna del mundo y llegó a monopolizar el negocio del petróleo. El hecho de que semejante
industria estuviera en poder de
un solo hombre, debe ser situado en contexto.
Siempre apoyó al Partido
Republicano y fue educado en
la estricta ética Calvinista. Hijo
de su tiempo, Rockefeller fue
un hombre riguroso, metódico
e implacable.
La entrada en la modernidad de la industria del petróleo tiene una fecha precisa. Febrero de 1865, nació la
Standard Oil Company, la empresa que organizó el caos de
la oferta petrólera.
Factores como la Guerra
Civil, así como la conciencia de
las posibilidades de este “aceite
mineral” como la mejor fuente
energética, son las claves para
comprender el exponencial
crecimiento de la Standard Oil
Company. Maurice Clark no
creía en el futuro de este negocio, al igual que muchos de sus
colegas pensaba que era un bien
efímero. Además de las grandes
inversiones que implicaba su
obtención, el rumor que circulaba era que todo era una ilusión.
Según los geológos y expertos de la época las reservas de
los yacimientos se agotarían
inevitablemente. La infraestructura quedaría como vestigios para futuros historiadores.
La novela “Oil” de Upton
Sinclair relata la historia del
desarrollo de la industria petrolera en los Estados Unidos
de América. Daniel Plainview
su protagonista, es el símbolo
de esta fiebre del oro negro.
Una sociedad pauperizada
es capaz de vender su alma
para coronar sus sueños de fortuna rápida y fácil. Plainview
representa el espíritu de John
D. Rockefeller. Un empresario
emergente se transforma en
magnate, llegando a poseer el
1,54 del producto interno bruto de su país, cifra absurda hoy.
Ese febrero de 1865 cuando
Maurice Clark vende su parte
de la empresa y sella el trato
con un simple apretón de manos, John D. Rockefeller pronuncia lo que luego sería su ética empresarial. Son palabras
que hoy suenan a un burdo
Darwinismo social, en el cual
el más apto, el mejor educado,
el más capaz sobresale y finalmente vence:
“El crecimiento de un gran
negocio es simplemente la supervivencia del más apto... la
bella rosa estadounidense solo
puede lograr el máximo de su
esplendor y perfume que nos
encantan, si sacrificamos a los
capullos que crecen a su alrededor. Esto no es una tendencia maligna en los negocios. Es
más bien solo la elaboración de
una ley de la naturaleza y de
una ley de Dios”.
Estas palabras fueron recogidas por uno de sus biógrafos,
Richard Hofstader, en un discurso en una institución educativa.
John D. Rockefeller pensaba
su industria como su propio imperio. Ubiquémonos en la época,
la Doctrina Monroe proclama
que los Estados Unidos detentaban derechos divinos para dominar en todo el hemisferio.
Desde 1846 Estados Unidos
invade Centroamérica, primero invadió a México, apropiándose de gran cantidad de territorio. Ocupó a Nicaragua, al
Salvador, Honduras, luego en
1898 a Cuba y a Puerto Rico.
Luego sin mucha resistencia
se toman a Panamá. Incluso las
lejanas Filipinas hacen parte
de este espíritu “expansionista” que inspira a nuestro empresario; políticas de promoción y de defensa estricta del
interés propio por encima de
otros intereses, son las “políticas” que Rockefeller aplica a
su naciente empresa.
Corazón Negro
1865 es una fecha trascendental para la industria del
petróleo en los Estados Unidos
por dos razones, en ese momento se da fin a la dolorosa
Gran Guerra Civil y se produce
la Revolución Industrial.
Aparecen todo tipo de patentes para artefactos de toda
naturaleza, así mismo se expanden industrias como la
siderúrgica, la de las comunicaciones y la de los alimentos enlatados. Es algo como el
paso de una sociedad de tipo
agrario, con una estructura
casi feudal, en la cual unas
cuantas familias manejan la
economía con mano de obra de
los esclavos. H.G. Wells predice
una sociedad industrializada,
masificada, en la que el individuo pierde su identidad.
John D. Rockefeller está
como un pez en el agua y bautiza a esta época como la del
“Gran Juego”. Las inversiones
crecen, representadas en nuevas y mejores refinerías pero
sobre todo en el manejo a su
antojo de la oferta y demanda
del petróleo y sus subproductos.
Para lograr este incipiente
monopolio, se encargó de tejer
todo un tejido comercial para
su producto. Esta red consistía
en cubrir cada una de las fases
en la cadena de extracción y
producción del petróleo. Ahora
ya no alquilaba tierra a pequeños y medianos granjeros, sino
que ahora las compraba al precio que fuera.
También en un movimiento
inesperado compra medios de
transporte como ferris en las
vías fluviales y vagones en los ferrocarriles. Adquiere inmensos
territorios con bosques de robles
con los cuales fabrica los barriles y compra puertos fluviales y
bodegas para almacenarlo.
Daniel Yerguin en su
“Historia del Petróleo” nos relata acerca de estos tiempos:
“Así pues, antes de finalizar la década de 1860, había
acumulado suficientes recursos monetarios para que su
John D. Rockefeller
compañía no tuviese que depender durante más tiempo
de los banqueros, financieros
y especuladores en los que los
ferrocarriles y otros grandes
sectores se habían tenido que
apoyar. El dinero en efectivo
no solo aislaba a la empresa
de las violentas convulsiones y
depresiones que podían llevar
a la ruina a los competidores,
sino que además le permitía
sacar partido de los altibajos”.
En 1867 Rockefeller se asocia con Henry Flager quien sería
además su mejor amigo durante toda la vida productiva de
la Standard Oil Company. La
frase que John F. Kennedy pronunciaría un siglo después “No
preguntes que hace tu país por
ti, sino que puedes hacer tu por
él” era el lema que unía a los dos
empresarios. “Mantén tu cabeza
por encima del agua y apuesta
por el desarrollo de tu país”. Un
país desangrado por la Guerra
necesitaba ser reconstruído.
Una amistad así no podía ser más productiva, el carácter metódico y puntilloso
de Rockefeller encajaba con
el carisma y optimismo de
Flager. La consolidación de la
Standard Oil Company se convirtió en una militancia. Las
trincheras eran dos simples
escritorios, desde los cuales
se gestionaban reuniones, se
redactaban cartas a posibles
clientes y proveedores. El blanco en el que hacer diana eran
los ferrocarriles nacionales. El
objetivo, conseguir descuentos
para sus productos. Dichos descuentos -que rápidamente consiguieron- consistían en un sistema llamado de “reintegros”;
se reintegraba al comprador
veinticinco centavos del dólar
que se invertía al comprar un
barril de petróleo. Este novedoso y ventajoso sistema, rapidamente sometió a todos sus
competidores y puso en jaque
al mismo gobierno. La impunidad de este monopolio en
estas circunstancias fue un escándalo que ni la prensa ni las
huelgas ni el mismo gobierno
pudo neutralizar. Sin embargo,
a la Standard Oil Company le
esperaba la primera gran crisis
a finales de la década de 1860.
Las proyecciones de desabastecimiento no se cumplieron. Un barril de agua potable
era más costoso que un barril
de petróleo. Demasiado petróleo para una demanda diez
veces menor que la necesitada
por el mercado. Esto sumado al
real peligro que representaba
el manejo de este combustible
extremadamente inflamable.
Muchas personas murieron al
querer iluminar su hogar.
La solución surgió de la misma empresa. Ésta garantizaba
la calidad del producto a través
de estandarizar sus características y así hacerlo un producto
seguro. Sin embargo, no se solucionaba el mayor problema, la
sobre oferta. La ilusión de muchos de encontrar en el patio
trasero un pozo fértil como en
la comedia “Beverly Hill Bills”
ya no era atractiva. Este periodo fue llamado “La depresión
de las refinerías”.
Daniel Yerguin analiza este
momento en su libro premiado
con el Pulitzer: “Fue por aquella
época de inquietudes cuando
Rockefeller concibió su arriesgada visión de consolidar casi
todo el negocio de refinación
en una gran explotación verticalmente integrada. “Era oportuno hacer algo para salvar el
negocio”, decía más tarde. (...)
“eliminar el exceso de capacidad, suprimir las fluctuaciones
en los precios, y de hecho salvar el negocio.” Esto es lo que
Rockefeller y sus empleados llamaron “nuestro plan”.
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160 años de ACTIVIDAD petrolera en el mundo
Monopolio
Henry Flager (1830-1913)
Líder del progreso de La Florida
F
• Cómo una estrategia de mejoramiento empresarial
consolidó a la Standard Oil Company como la
mayor industria del sector petrolero en el mundo.
L
a figura de John D.
Rockefeller es tan relevante que no es posible
relatar la historia de la
industria petrolera, sin mencionarlo. Por supuesto existieron
individuos que también la impulsaron. Cuando hablamos de
industria del petróleo hacemos
referencia a un proceso de construcción colectivo. Henry Flager
hijo de un pastor protestante es
el responsable del desarrollo de
esta industria en la Costa Este de
los Estados Unidos de América.
Construyó los ferrocarriles en el territorio más difícil
de América del Norte, un sector lleno de manglares y pantanos infestados de caimanes
y mosquitos. Fue un moderno
“conquistador”, fundó lo que
actualmente es Miami y West
Palm Beach en la Florida. La
infraestructura ferroviaria proyectada por Flager buscaba el
progreso en un país en posguerra. No obstante en un nivel más pragmático el directo
beneficiario es la compañía
Standard Oil Company.
Los usuarios de estas vías
ferroviarias, sin duda, ignoraban que estaban subvencionando a esta empresa. Para finalmente blindar y consolidar a
la Standard, los dos socios emplean la estrategia que los destacaría en la historia como los
autores de un monopolio puro.
Esto ocurre el 10 de enero
de 1870. Se crea una sociedad
anónima con el nuevo nombre de la South Improvement
Company. A su alrededor hay
una nube de misterio. ¿Quiénes
3
John D. Rockefeller
son sus dueños?, ¿Qué intenciones reales tenían?. Sus directos
competidores estaban razonablemente preocupados.
El principal objetivo de la
South Improvement Company
era absorber a todas las empresas posibles, las propias y ajenas bajo un solo nombre y así
obtener el control total.
Daniel Yerguin recogiendo el
testimonio de algunos biógrafos
confirma la imagen de persona
sin escrúpulos e implacable de
Rockefeller: “De todos los planes para la extinción de la competencia este fue el más cruel y
el más devastador de los concebidos por cualquier grupo de industriales norteamericanos.”
ue el fundador de la
ciudad de Miami y
diseñó y construyó su
paisaje urbano.
La fortuna de este magnate
fue hecha a pulso, con mucho
trabajo y sacrificio. A pesar de
no poseer una buena educación, la influencia de su padre
-un pastor protestante- fue suficiente para formar una firme
base ética y de valores.
Desde los catorce años trabajó y pasó por más de veinte
empleos. De estas arduas experiencias aprendió a no rendirse, aunque le cerraran la
puerta más de cien veces en
sus narices. Inicialmente trabajó en el negocio de granos
de su tío. Allí amasó pacientemente una pequeña fortuna con la cual compraría una
exitosa destilería de whisky
bourbon.
La prosperidad como se
esperaba vino rápidamente
pero su conciencia no estaba
Henry Flager
en paz, se estaba lucrando
con el vicio y estaba directamente destruyendo familias, estructura social que
siempre defendió. Así, vendió finalmente la destilería
con una excelente ganancia
y con este dinero creó la sociedad anónima Rockefeller,
Andrews & Flager. Esta es
la semilla de lo que sería la
Standard Oil Company.
El mismo Rockefeller
aceptó que detrás del éxito
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4
160 años de ACTIVIDAD petrolera en el mundo
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El paso definitivo
• En su afán de controlar el “volátil”
negocio del petróleo, Rockefeller
asume su producción.
N
John D. Rockefeller
o obstante, la Standard
Oil Company se hiciera cargo de la mayor
extracción industrial
del crudo a nivel nacional, también se encargaba de la fabricación de más de trescientos
subproductos -keroseno, nafta,
gasolina usada como disolvente,
el llamado gas ciudad o gas iluminador, del lubricante para las
piezas móviles de los vagones de
los ferrocarriles, hasta como golosina con la llamada “goma parafinada ideal para degustar en
las reuniones de señoras”.
El propio Rockefeller en la
cadena de la industria del petróleo: extracción, refinación y
producción, evitaba la fase de
la producción.
Sentía aversión hacia los
hombres que trabajaban directamente en los pozos de
producción petrolera, pues
los veía como seres llenos de
codicia, como a vulgares buscadores de fortuna. En esta
general “fiebre” del petróleo,
Rockefeller y sus colegas eran
muy conscientes de que el futuro de este negocio estaba en
el urgente descubrimiento de
nuevos pozos ya que nadie -los
expertos del Departamento de
Geología de Pensilvania- les
garantizaba que este recurso no se agotara. Por lo tanto
la esencia de la Standard Oil
Company, representada en las
refinerías, en los elementales
oleoductos, las cisternas y las
redes de transporte terrestre,
fluvial y marítimo, no valdrían mucho en la medida en
que también poseyesen pozos
pródigos. Para los más pesimistas el fenómeno del petróleo era algo pasajero, efímero.
Rockefeller con su proverbial olfato para los buenos negocios, fue capaz de adelantarse a
los hechos que vendrían. Decide
dar el paso que definitivamente
consolidará a la Standard y a
sus filiales como a la firma más
importante del mercado.
En primer lugar transladarían sus operaciones de la zona
en que surgió el primer ciclo
de la Historia de la industria
petrolera. Los campos de Lima
Indiana operaban con todas
las expectativas productivas.
Aunque la calidad de este crudo era diferente. Lo que generó
dos grandes problemas. Tenía
un olor insoportable, azufrado
como de huevos en descomposición. El segundo gran problema era la sobre producción.
En las oficinas de la 26
Broadway, en Nueva York, se
decide luego de muchas discusiones comprar, almacenar,
acaparar todo el crudo producido en este nuevo pozo. La estrategia habitual de acaparar la
producción es en este momento
un paso definitivo.
Gracias a los experimentos
de refinado del crudo con óxido
de cobre buscando eliminar su
mal olor, por parte del Doctor
en Química, Herman Frasch,
Pozo petrolero Lima Indiana
todo el crudo almacenado duplicó su valor. Así con esta ganancia Rockefeller entra de lleno en la producción del crudo.
Emprende lo que sería la
mayor refinería del mundo. La
refinería de Whiting, en la zona
desértica de Indiana, Estado de
Michigan. La construcción de
esta refinería, se realizó en el
más absoluto secreto.
En la década de 1891 la
Standard dicta los precios
del crudo sin tener en cuenta las cotizaciones de los
mercados mundiales.
Daniel Yerguin como colofón de esta historia comenta:
“Desde entonces, manifestó
que el precio que se pague
en todas las compras será
tan alto como justifiquen los
mercados mundiales, pero no
será necesariamente el precio cotizado en las lonjas del
petróleo representado en certificados(...).
En su condición de comprador o propietario de entre el ochenta y el noventa
por ciento del petróleo de
Pensilvania y Lima Indiana,
la Standard Oil determinará de un modo efectivo el
precio de compra del petróleo norteamericano, aunque
siempre dependa de la oferta o la demanda”.
Viene página 3
financiero de la sociedad estaba el
cerebro de Henry Flager. Flager tenía un gran olfato para los negocios y siempre imaginó a la Florida
como un lugar ideal para el descanso. Fundó la cadena de hoteles Palm
Beach Inn. Miami en ese entonces
era un simple caserío.
Flager visita a los pocos habitantes
de estas tierras y les vende la idea de
fundar una ciudad totalmente nueva. Una ciudad que fuera construída
sobre planos. La comunidad le da su
voto de confianza y le cede parcelas
de sus propiedades.
Flager canaliza las aguas negras,
construye puentes y vías, y crea la primera red eléctrica y el primer acueducto de los Estados Unidos. Unas tierras inaccesibles necesitaban vías si el
proyecto era el de ocupar sus bellos
hoteles totalmente en madera. De su
propio bolsillo Flager construye una
de las redes ferroviarias más grandes
del mundo en ese momento.
Desde entonces Miami se proyecta
como la principal ciudad turística del
país. Las conexiones realizadas no solo
fueron terrestres, las obras también comprenden puertos fluviales. En un esfuerzo descomunal, draga ríos para crear
puertos de aguas profundas, construye
puentes, remueve toneladas de tierra,
rocas, tierra y arena. Paradójicamente
las máquinas que realizan estos trabajos
funcionan a base de carbón y con vapor.
El comercio se activa rápidamente y
se crea un circuito que parte de Cayo
Hueso, pasa por Cuba y conecta con
el Canal de Panamá, lo que supuso el
desarrollo de la ciudad de Miami como
puerto comercial.
Esta época fue llamada “La Edad de
Oro” de los ferrocarriles en los Estados
Unidos. Como todas las grandes empresas, ésta tuvo enormes desafíos. La infraestructura que le dió el progreso a la
Florida, sufrió el rigor de los elementos
de la naturaleza.
El llamado “segundo ciclón del siglo” destruyó todas estas obras casi en
su totalidad, con el saldo de más de
cuatrocientas muertes. Todas las vías,
puentes y puertos se vieron afectados.
Campo petrolero de Standard Oil Company.
Hace poco uno de estos puentes fue
descubierto por unos constructores y se
restauró, como un monumento a la memoria de Henry Flager.
Fué un hombre muy querido en su
comunidad. Se decretó bautizar a su ciudad con el apellido de este hombre, pero
él se negó y sugirió bautizarla con la
voz indígena de Mayaimi. Hoy la avenida principal de Miami lleva su nombre, así como otra calle lleva el nombre de su segunda esposa Luisa García
Toledo. Henry Flager muere el veinte
de mayo de 1913.
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160 años de ACTIVIDAD petrolera en el mundo
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No todo lo que fluye es petróleo
• Las estrategias empresariales de la Standard Oil Company controvertidas y
eficaces, consolidan a Rockefeller con el control total.
E
l plan en realidad no
era idea de John D.
Rockefeller, sino de los
sindicatos de los ferrocarriles. La unión de los ferrocarriles y de las empresas de refinación, paradójicamente provocaría
la atomización del mercado y a
su vez causaría las fluctuaciones
más violentas del mercado.
Esta noticia correría como el
viento y rápidamente todas las
regiones petroleras se unirían
definitivamente para enfrentar al denominado “monstruo”.
Por primera vez los medios de
comunicación ejercerían
lo
que el político Edward Burke
llamaría “el cuarto poder”, es
decir, con su opinión influirían
decisivamente en el curso de los
hechos. Los titulares en letras
mayúsculas y con fuentes de
color rojo, alertaban al pueblo
sobre la amenaza que los acechaba. Caricaturas en las cuales aparecía Rockefeller como
un Zar ruso o un Napoleón demente buscaban quitar el velo
de la aparente transparente
Standard Oil Company.
Se decía que el auténtico
poder lo detentaba Rockefeller,
por encima del mismo Estado.
Estos comentarios continúan
hasta nuestros días, sugiriendo por ejemplo que los terrenos de la sede de la ONU en
Nueva York los cedió la familia
Rockefeller buscando influencia política mundial.
Los empresarios, los trabajadores y hasta los hombres
del común de las regiones
de Tittusville o Pittsburgh se
unieron en un abierto boicot a
la empresa. Rockefeller ripostaba: “Es fácil escribir artículos, en los periódicos, pero nosotros tenemos otros negocios
más importantes.”
Se produjo una auténtica batalla entre los refinadores y los ferrocarriles. Lo
que supuestamente sucedería de este enfrentamiento ya
Rockefeller lo había calculado. La South Improvement
Company se quebró como estaba previsto y en conclusión la
Standard Oil Company obtuvo
el control total del negocio.
Mientras la Standard Oil
se encargaba de reabsorber a
la competencia, la sobre producción del crudo, la multiplicación de los pozos y la especulación de los precios eran los
hechos ideales para su dominio.
Contra las cuerdas
En la década de 1870
Rockefeller y sus socios enfilaron su “artillería” hacia el
único objetivo de comprar. Su
deseo era poseer cada una de
las áreas de la industria petrolera. Es así como surge otra
de las características estrategias empresariales del grupo
Rockefeller. Si alguno de los
competidores de la Standard
Oil Company se negaba a vender o a dividirse en una filial de
ellos, Rockefeller se encargaba
de agobiarlos con una desigual
competencia de tarifas.
Especulaba con los precios
del transporte ferroviario, con
los precios del crudo o con las tarifas de almacenaje en bodegas,
hasta especulaba con la madera
de roble de los barriles. Los ponía entre la espada y la pared y
terminaban vendiendo luego de
esta desgastante dinámica.
Los socios de la firma de
Rockefeller siempre fueron los
mejores, los más educados, los
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más ambiciosos y entusiastas; en muchos casos ellos eran antiguos competidores que conocían secretos de los que
aún continuaban en el otro bando. Hacia
el final de esta década, la Standard Oil
Company poseía el 90% de la industria
del petróleo representada en terrenos
con pozos o con estudios de los geólogos, en refinerías y en los sistemas de
transporte terrestre y fluvial.
En un último esfuerzo por competir contra este inmenso monopolio, los
contados productores de Pensilvania
hicieron causa común. Reunieron sus
capitales y se embarcaron en el -hasta
ese momento- experimento de un oleoducto a “gran escala”.
El transporte del crudo en esa época
se realizaba vía tren. Los pocos oleoductos, eran muy primitivos, inseguros
y de corta extensión. Bajo el nombre de
Reading Railroad, con una extensión de
ciento ochenta kilómetros, el oleoducto
fue un verdadero éxito. Se realizaron
estudios topográficos en secreto y se
construyó en un tiempo récord.
La Standard Oil no encajó muy bien
el golpe que representó este oleoducto.
7
Fue un movimiento totalmente inesperado y la única solución a la vista era
construir uno propio y claro absorber
al Reading Railroad. La opinión pública ya estaba prevenida con cualquier
maniobra de la Standard Oil Company
y denunció estos planes. Un “ejército”
de abogados, auténticos esbirros de
Rockefeller presionó a los medios de comunicación buscando distraerlos acerca
de sus verdaderas intenciones: manipular al Gran Jurado y al Gobernador de
Nueva York.
Daniel Yergin analiza estos hechos,
que en un futuro serían citados como
maniobras monopolizadoras en otros
sectores empresariales:
“Solamente había una manera de
controlar a este gigante, y era a través del sistema político y los tribunales. A finales de la década de 1870, los
Productores de las Regiones Petrolíferas
lanzaron una serie de asaltos jurídicos
en Pensilvania contra las tarifas discriminatorias. Denunciaron el “control
desmesurado del sector petrolero por
parte de la Standard Oil Company”, la
tildaron de “autocrática” y de “banda
de ladrones” y buscaron el procesamiento de sus principales directivos”
160 años de ACTIVIDAD petrolera en el mundo
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Standard Oil Trust
Nueva estrategia para lograr el control total
• Trust o confianza fue el nombre que la Standard Oil
Company ideó para tener el control de la industria
petrolera, sin que las autoridades intervinieran.
C
on todos los ojos puestos -los tribunales, la
opinión pública, los
medios de comunicación- sobre las empresas de
Rockefeller, se creó esta figura
un tipo de “holding” empresarial,
evitando perjurar. Rockefeller ya
no podía adquirir las empresas
que se les antojara, ni tampoco
podía acosarlas mediante presiones para quebrarlas.
La Ley decía que las mismas
empresas no podían poseer
acciones de otras empresas.
Ante los tribunales los empleados de Rockefeller jurarían que
solamente eran “reclamantes
de dividendos” y que ellos eran
personalmente los accionistas
de otras corporaciones y no la
Standard Oil Company.
Daniel Yerguin comenta de
esta figura en su Historia del
Petróleo: “El concepto legal de
“Truste 2 se refinó y formalizó
en el Acuerdo de la Standard Oil
Company, que se firmó el 2 de
enero de 1882. Era una respuesta a los ataques judiciales y políticos de finales de la década de
1870 y principios de la de 1880.
También había más razones personales. Rockefeller y sus asociados comenzaron a pensar en
la mortalidad y la herencia (...)”.
Para preparar esta acción
se hizo un balance de todas las
propiedades de la empresa. Se
emitieron setecientas mil acciones legales de la Standard
Oil Company. Rockefeller se
quedaría con el 36% de estas,
Flager con el 11% y las restantes en manos de los administradores y otros accionistas. Estas
acciones representaban un total
de catorce empresas propiedad
de la Standard y veintiséis de
propiedad parcial.
Este acuerdo proporcionó
finalmente la libertad legal
para actuar a nivel bursátil. Lo
que no calcularon Rockefeller
y su equipo fue que su empresa ya tenía dimensiones mundiales. Se dio un tipo de burocracia que entorpecería sus
movimientos en sus mismas
oficinas. Se crearon comités
y sub comités para controlarla. El Comité Nacional, el de
Comercio Exterior, el Comité
de Fabricación, etc.
Hacia la década de 1870 la
nueva meta de la Standard Oil
Company era lograr la excelencia en la calidad de los productos
a los menores costos posibles.
Bajo el lema de que “todo contaba en los negocios” la Standard
se convirtió en un modelo en los
negocios de calidad a bajo costo. Siempre buscaron estar a la
vanguardia en la tecnología y
Estación de servicio de Standard Oil Company.
eficacia de las operaciones, siempre buscando nuevos mercados.
Con estas políticas empresariales, con la ventaja de la figura
del “trust” y mediante el nuevo
espionaje industrial, la Standard
Oil ahora controlaba el mercado
mundial del crudo.
En esta década ya no los
alarmaba la caída de los precios o la sobreoferta, esta era
para Rockefeller una nueva
oportunidad de comprar y
acaparar al crudo.
En un edificio de nueve pisos
en el número 26, de Broadway
en el bajo Manhattan, de Nueva
York funcionaba una empresa
sin precedentes.
El comité ejecutivo encabezado por Rockefeller, su hermano y
Henry Flager luego de discusiones sobre estrategias se decidía
el movimiento de todo un país.
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10 160 años de ACTIVIDAD petrolera en el mundo
Mayo - Junio - Julio de 2014 /[email protected]
John D. Rockefeller, el fundador del mayor
monopolio industrial del mundo
• Un hombre de origen rural, sin mayor educación académica
logra en menos de diez años la mayor fortuna de la historia.
F
John D. Rockefeller
inalizando el siglo XIX
el hombre sigue siendo
víctima de los elementos de la naturaleza, las
sequías, las inundaciones destruyen las cosechas. La esclavitud superada en la mayoría de
sociedades, aparece ahora en la
forma de epidemias.
El hombre inerme es ahora
esclavo de las enfermedades.
Como alternativa está el opio
de los pueblos, la fe ciega o
el progreso representado en
la hermética ciencia. Es posible establecer un paralelo
entre el contexto histórico de
Rockefeller y nuestros días. El
vertiginoso desarrollo científico y tecnológico del mundo a
mediados del siglo XX es similar a la serie sin interrupción
de inventos y descubrimientos
que por fin lograba controlar a
la naturaleza finalizando el siglo XIX. Esto sumado a la gran
cantidad de exploraciones que
permiten conquistar a la tierra. El ferrocarril a vapor, el
telégrafo acortan distancias.
Los descubrimientos en la biología redundan en beneficios
para la medicina. El dínamo es
la piedra filosofal que permite
multiplicar la energía, todo en
pos de una sociedad del bienestar y la armonía.
En este mundo del progreso, del optimismo nace y crece
John D. Rockefeller. En el seno
de una pequeña familia burguesa de provincias en 1839.
Tiene principios éticos y morales que hereda de su padre
pastor protestante. La compasión, el rigor y el método son
los valores que caracterizan al
Rockefeller niño. En su escuela recibe clases de aritmética
aplicada, materia en la que
siempre se destaca. Se dice que
su primer negocio fue la venta de piedras coloreadas a sus
condiscípulos y parientes. Las
ganancias irían a un tarro de
mermelada vacío. En cosa de
un año Rockefeller tiene sesenta dólares, una pequeña fortuna en la época. En una ocasión
un tío necesita un dinero para
cubrir la cuota de la hipoteca.
Gracias a los consejos de su padre, Rockefeller presta el dinero con un interés del tres por
ciento, recuperando así su dinero con una buena ganancia.
De esta época viene uno de sus
primeros lemas en los negocios: “ No hay que trabajar por
el dinero, el dinero debe trabajar por nosotros”.
Motivado por el éxito en
este ambiente rural, quiere
participar en la epopeya de la
conquista del mundo cae, en la
fiebre de la tranformación del
mundo a través de la industria.
Durante diez años malvive en
los más diversos trabajos, pero
siempre relacionados con los
asuntos contables. Descubrió
que los detalles más ínfimos
tienen consecuencias en cualquier empresa. Siempre fue
crítico de los excesos y del
despilfarro, todo esto eco de
los sermones paternos y de
su educación puritana. En sus
palabras: “como comencé mi
vida laboral como contable,
aprendí a tener gran respeto a
las cifras y a los hechos con independencia por pequeños que
fuesen”. Con el tiempo es uno
de los hombres más ricos de
Norteamérica, pero para verguenza de su esposa y familiares usa siempre los mismos dos
trajes. Llega a acudir a sastres
remendones para cambiar los
puños y los cuellos de las camisas y vestidos. Su mayor lujo
culinario es el pan con leche.
Estos años le dieron experiencia, trabaja como energúmeno. De cinco a ocho horas
diariamente labora en la firma
Hewwit & Tuttl, para luego
estudiar todos los resquicios
de los asuntos financieros en
la bolsa. De forma empírica
estudia los temas bursátiles.
A pesar de sus diecisiete años
decide fundar su propia firma
consultora. Cuenta con 600 dólares para este proyecto pero
necesita mil dólares más. Su
padre le proporciona dicho
préstamo con el usurero interés del 10 por ciento anual. La
firma M.B. Clark & Rockefeller
obtiene ganancias en ese primer año de cuatro mil dólares.
El llamado Imperio Rockefeller
nace con esta firma.
Hubo factores fundamentales que originan este desbordado
crecimiento. Una sociedad golpeada por una dolorosa Guerra
Civil y la Revolución Industrial
pueden explicar un fenómeno
empresarial como éste. El temperamento férreo, la conducta disciplinada unida a lo que Howard
Gradnerd llamaría Inteligencia
Empresarial, crearon el mayor
monopolio de la Historia.
Mientras las castas de los
Vanderbilt, los Morgan y los
Rockefeller se convierten en
un verdadero poder detrás del
poder institucionalizado. Se
llega a afirmar en varias biografías que Rockefeller apoyaría económicamente a los bolcheviques, a los campesinos y
siervos de la Rusia Zarista y a
su vez lo haría con los grupos
nacional socialistas y fascistas
de Italia y Alemania.
Se proyecta un conf licto
de dimensiones inesperadas que en última instancia
beneficiaría a sus empresas petróleras. La Segunda
Guerra Mundial. La democracia celebrada por Walt
Whitman, el llamado “sueño
americano” simbolizado por
Rockefeller, en realidad es
padecido por millones de inmigrantes, italianos, judíos,
irlandeses...
La residencia y las oficinas de Rockefeller se instalan
en esta nueva Babilonia. Su
casa a pesar de sus valores,
es ejemplo del derroche en
este mundo. Rockfeller llega
a poseer la fortuna más grande del mundo, unos 665.400
millones de dólares de hoy.
Charles Darwin la justificaría
y explicaría, “solo el más fuerte, más apto domina y vence”.
Estas ideas son acogidas junto a otras “interpretaciones”
del llamado superhombre de
Nietzsche, por los nazis.
Federico García Lorca en su
obra maestra “Poeta en Nueva
York” hace un retrato de esta
ciudad. No es la radical distopía
de George Orwell de su obra
“1984”. Nueva York es algo tremendo, pocos días después del
“crac” y de la Gran Depresión
económica era “normal” los
suicidios, o encontrar hombres
aplastados contra el asfalto.
John D. Rockefeller delega
su inmenso imperio a sus hijos
en 1911. Dedica su vida a la labor filantrópica, funda instituciones educativas, universidades y da partidas para apoyar la
investigación científica y para
la iglesia. Su último proyecto
está en el sector inmobiliario, en el llamado Rockefeller
Center. Muere a los 97 años el
23 de mayo de 1937.
La Asociación de Egresados de la Universidad
Industrial de Santander capítulo Bogotá
INFORMA QUE:
Tiene formación empresarial
y personal en las siguientes áreas:
Diplomados en:
Convenio educativo con la
UIS. Especializaciones en:
Alta Gerencia.
Evaluación y Gerencia de
Proyectos.
Ingeniería Ambiental.
Ingeniería del gas.
Gerencia de Hidrocarburos.
Gerencia de Mantenimiento.
Gerencia de Mercadeo y
Logística.
Producción de Hidrocarburos.
Diplomado en gerencia de proyectos.
Diplomado en PNL.
Diplomado en gerencia integral de HSEQ.
Diplomado bases de datos Oracle.
Diplomado creación de páginas WEB.
Diplomado en control de la corrosión.
Diplomado en manejo de materiales peligrosos y
emergencias HAZMAT.
Diplomado en BD LIBRES + JAVA + INTERFASE WEB.
Diplomado en legislación y administración
del deporte.
Diplomado en formación Investigativa aplicada
a docentes.
Diplomado didáctica como eje de la
enseñanza aprendizaje.
Diplomado en diseño gráfico.
Diplomado en logística aplicada.
Diplomado en Innovación y tecnología.
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