Los hermanos Pinzón

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Los hermanos Pinzón
“Amigos, venid con nosotros. ¿Para qué queréis seguir viviendo aquí en la
miseria? Cubriremos las casas con tejas de oro y volveremos ricos y gloriosos.”
Con estas palabras, Martín Alonso Pinzón acabó de convencer a muchos de
los que aún dudaban en acompañar a Cristóbal Colón en su viaje por el “mar
tenebroso”. El había sido de los primeros en entusiasmarse con la idea del
genovés a quien nadie creía, y ahora conseguía transmitir ese entusiasmo a
sus paisanos de Palos, de donde la expedición había de partir.
Los Pinzón eran una familia de excelentes marinos, los mejores de entre los
buenos navegantes con que contaba Palos de la Frontera, villa andaluza
cercana a Huelva pero más cercana aún al monasterio de La Rábida, donde
Martín Alonso y su hermano Vicente Yáñez habían tenido ocasión de conocer y
escuchar a Colón.
Martín Alonso, el mayor, era ya por entonces un experimentado piloto. Había
realizado numerosos viajes por las costas de África, a Guinea y a las Canarias.
Tampoco le eran desconocidas las rutas mediterráneas, y en un viaje a Italia,
su interés por los descubrimientos geográficos le llevó a consultar en la
Biblioteca Vaticana cuantos mapas y escritos sobre la materia pudo encontrar.
La influencia personal de este hombre rico, que contaba con varias
embarcaciones para el tráfico mercante, no pudo ser más providencial para
Cristóbal Colón. Martín Alonso puso su prestigio y su fortuna a disposición de la
empresa del almirante, y éste, que sabía de la fe del palense en su proyecto,
decidió salir del puerto de Palos.
Para las sencillas gentes marineras de Palos, Colón no era más que un
forastero de ideas extravagantes. Pero si los Pinzón creían en él y se ponían a
su servicio, la cosa cambiaba. Porque ellos creían en los Pinzón. Martín
Alonso, un hombre que había sabido hacer fortuna navegando lejos, les
hablaba ahora de nuevas tierras a las que había que ir en busca de grandes
ganancias. Un buen capitán, “sabio en mucha manera” como él, sí podía
convencerles. Y pronto quedó reclutada la tripulación necesaria.
La participación de la familia Pinzón en el viaje del descubrimiento fue
realmente importante. No sólo contribuyeron con su dinero, sino también con
su presencia personal en puestos de mucha responsabilidad. En la “Pinta” va
Martín Alonso como capitán, y de contramaestre de la misma nave viaja su
hermano menor, Francisco Martínez; el segundo, Vicente Yáñez, será el
capitán de la “Niña”.
Cuando las tripulaciones estuvieron a punto de amotinarse, desalentadas por el
largo viaje sin avistar tierra alguna, Martín Alonso logró apaciguarlas. Tenía
ahora más seguridad en la empresa que el mismo Colón, quien tampoco se
pudo ver libre de dudas cuando la travesía empezó a prolongarse demasiado.
Pero la personalidad del marino de Palos no admitía fácilmente el papel de
sumiso lugarteniente del genovés. Mientras se trató de encontrar las Indias por
una nueva ruta, estuvo siempre de acuerdo con Colón. Las ideas de éste eran
también las suyas. Pero se equivocaba Colón si creía que Martín Alonso
acataría con igual sumisión sus excesivas pretensiones de autoridad una vez
que hubieron descubierto las primeras islas americanas.
Martín Alonso ambicionaba a toda costa encontrar ricos yacimientos de oro.
Para él, ésa era la más provechosa conquista que podían ofrecerse a sí
mismos y a España. Y así, en cuanto oyó a unos indígenas hablar de una isla a
la que llamaban “Babeque”, en la que sus pobladores, según decían,
acostumbraban a recoger el oro en las playas por la noche, a la luz de candiles,
no dudó en seguir el camino por su cuenta: el 21 de noviembre, sin
autorización de Colón, la “Pinta” despliega velas capitaneada por el mayor de
los Pinzón, ansioso de llegar el primero a tan prodigioso lugar.
Durante mes y medio anduvo Martín Alonso navegando por su cuenta. O no les
entendió bien, o los indios le engañaron; el caso es que en “Babeque” no
encontró oro. Sin embargo, sí lo halló en la isla de “Bohío”, a la que había de
llegar también poco más tarde Colón, quien la bautizaría Isla Española. Allí
volvieron a reunirse la “Pinta” y la “Niña” (la “Santa María” había encallado y fue
abandonada), pero entré el almirante y el navegante onubense no existían ya
más que enemistad y desconfianza mutua.
En el viaje de regreso a España, una borrasca a la altura de las Azores les
volvió a separar. La “Pinta” recaló en Bayona (Pontevedra) el 4 de marzo de
1493. Desde allí, Martín Alonso escribió a los reyes para darles noticia del
descubrimiento y luego bajó bordeando las costas portuguesas hasta llegar a
Palos el día 15 del mismo mes, poco después de la “Niña”.
Pero sus días estaban ya contados. Apenas vuelto a su tierra, no se sabe si a
causa de un ataque al corazón al ver ya en Palos a la “Niña” o si tocado por
una misteriosa enfermedad contraída al otro lado del mar, Martín Alonso moría
en el monasterio de La Rábida, allí donde se fraguó el descubrimiento del
Nuevo Mundo.
Vicente Yáñez Pinzón quizá no tuviera el prestigio de su hermano mayor, pero
muchos decían que de los tres Pinzón él era el más hábil navegante. Y a juzgar
por los viajes que llevó a cabo, tal afirmación parece acertada.
El que había sido capitán de la “Niña” en el viaje del descubrimiento de
América, y que tuvo que recoger en su nave al almirante cuando la “Santa
María” quedó inutilizada, no se contentó con ver cómo todas las glorias y
honores recaían en Colón (quien pretendía además la exclusiva y todos los
provechos de los futuros viajes a las Indias) y se separó de él. Y eso que
durante la travesía se había mostrado adicto al genovés y procuró siempre
limar las asperezas entre éste y su hermano.
Ahora lo que quería Vicente Yáñez era organizar su propia expedición. Seis
años después lo conseguía y zarpaba con rumbo al Sudoeste. Le
acompañaban sus sobrinos Arias Pérez y Diego Hernández. Vicente cruza por
primera vez el ecuador en una travesía del Atlántico y es el primer europeo en
llegar a las costas del Brasil y en descubrir la grandiosa desembocadura del
Amazonas, donde las aguas del océano se vuelven dulces al recibir a las del
río más caudaloso de la Tierra. El segundo de la dinastía Pinzón explora las
costas de las Guayanas y de Venezuela, se remonta hasta Costa Rica y
regresa a España por Haití y las Bahamas. El interés geográfico de su viaje ha
sido enorme, a pesar de que será otro navegante, el portugués Pedro Alvares
Cabral, el que se lleve la fama de haber sido el descubridor del Brasil.
Sin embargo, el precio de esta aventura ha sido ruinoso para Vicente Yáñez
Pinzón, que, lleno de deudas, no podrá montar ya más expediciones por cuenta
propia. Lo que sí puede es acompañar a Juan Díaz de Solís en un par de viajes
que éste hace después a las costas de Sudamérica, y hay quien dice que
también se hallaba presente en la expedición en la que Solís descubrió el Río
de la Plata.
Junto a otros grandes marinos, como Juan de la Cosa y Américo Vespucio,
frecuentó la famosa Casa de Contratación de Sevilla, en la que estaba
centrado todo el comercio y la exploración de las Indias, y donde su
experiencia de curtido navegante resultaba más que valiosa.
Pero la pobreza sumerge en el olvido al más famoso, y Vicente Yáñez era ya
pobre. Se sabe que aún vivía en Palos en 1523, pero este será el último dato
que se tenga sobre él.
Cuándo y dónde murió, eso ya no se sabe.
Martín Alonso y Vicente Yáñez Pinzón habían entregado su vida y su hacienda
al descubrimiento del más allá de la línea que forman, al unirse, el Atlántico y
su horizonte.
Eran de una familia de navieros comerciantes y aceptaban el camino propuesto
por Colón, creían incluso firmemente en él, pero no buscaban seguramente
demostrar la redondez del Globo ni cristianizar nuevas tierras y nuevas gentes,
sino probablemente sólo una nueva “ruta de las especias” y del oro, el
misterioso Cipango (Japón) que había conocido Marco Polo. Lo cierto es que
sin ellos, en quienes creía ciegamente la tripulación, Colón no hubiera podido
llevar a cabo entonces el descubrimiento de América. La presencia de los
animosos marineros onubenses fue un factor decisivo para que se produjera el
gran acontecimiento.
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