extincion de dominio sobre los bienes provenientes del narcotrafico

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EXTINCION DE DOMINIO SOBRE LOS BIENES PROVENIENTES
DEL NARCOTRAFICO Y CREACION DEL FONDO PARA LA
PREVENCION DE LA DROGADICCION Y LA LUCHA CONTRA EL
NARCOTRAFICO.
Artículo 1 – Objeto. La presente ley tiene por objeto regular la aplicación y el proceso de
extinción de dominio, así como establecer los mecanismos de administración y destino de
los bienes, efectos e instrumentos que se hayan utilizado o provengan de delitos relativos al
narcotráfico.
Procedimiento de extinción de dominio.
Artículo 2 – Definición. Se entiende por extinción de dominio la pérdida del derecho
patrimonial sobre un bien a favor del Estado, sin contraprestación ni compensación de
naturaleza alguna para el titular o beneficiario real, y sin necesidad de condena penal.
Artículo 3 – Acción. La extinción del derecho de dominio se declara mediante sentencia
judicial y procede en relación a los bienes provenientes directa o indirectamente de las
actividades ilícitas previstas en los artículos 5 (inciso c), 6 (primer y tercer párrafo) y 7 de
la Ley Nacional de Estupefacientes Nº 23.737.
Artículo 4 – Naturaleza. El proceso de extinción de dominio materia de la presente ley es
de naturaleza jurisdiccional, de carácter real, de contenido patrimonial, y autónoma de
cualquier otra acción penal o civil. Procede contra el titular real o presunto o los
beneficiarios reales de los bienes, independientemente de quien los tenga en su poder o lo
haya adquirido.
Artículo 5 – Competencia. Los procesos de extinción de dominio se tramitarán ante el
fuero civil y comercial federal. Estas acciones deberán ser promovidas por el Ministerio
Público Fiscal, de oficio, o a pedido de un particular, funcionario u organismo público,
cuando éste tome conocimiento de alguna de las causales establecidas en el artículo 6.
El proceso será conocido en primera instancia por el tribunal del lugar donde se encuentren
ubicados o se descubran los bienes, efectos e instrumentos vinculados a cualquiera de los
delitos mencionados en el artículo 3.
Artículo 6 – Causales. La acción de extinción de dominio procederá en los siguientes
supuestos:
a) Cuando la acción por alguno de los hechos ilícitos enumerados en el artículo 3
hubiera prescripto, o cuando se hubiera extinguido por fallecimiento, declaración de
inimputabilidad del acusado, o cualquier otro motivo de suspensión o extinción de
la acción penal
b) Cuando el acusado por alguno de los hechos ilícitos enumerados en el artículo 3
hubiera sido declarado en rebeldía o se hubiese fugado,
c) Bienes abandonados,
d) Cuando el acusado no pueda demostrar fehacientemente el origen lícito de los
bienes, o el juez interviniente considere suficientemente acreditado por diversos
medios probatorios que los mismos son instrumento, objeto o producto de las
actividades ilícitas enumeradas en el artículo 3,
e) Cuando exista un incremento patrimonial no justificado, que permita considerar
razonablemente que proviene de las actividades ilícitas enumeradas en el artículo 3
Artículo 7 – Bienes alcanzados. Podrán ser alcanzados por la acción de extinción de
dominio los bienes que:
a) sean instrumento, objeto o producto de las actividades ilícitas enumeradas en el
artículo 3.
b) provengan de la transformación o conversión total o parcial, física o jurídica, de
instrumentos, objetos o productos de las actividades ilícitas enumeradas en el
artículo 3,
c) constituyan ingresos, frutos, rentas, rendimientos u otros beneficios derivados de
esos mismos bienes,
d) tengan origen lícito pero sean utilizados para ocultar bienes de procedencia ilícita.
Artículo 8: Para los efectos de la presente ley se entenderá por bienes sujetos a extinción
de dominio, todos los que sean susceptibles de valoración económica, muebles o
inmuebles, tangibles o intangibles, o aquellos sobre los cuales pueda recaer el derecho de
propiedad. Igualmente, se entenderá por tales todos los frutos y rendimientos de los
mismos.
Artículo 9 – Bienes por valor equivalente. Cuando no resultare posible aprehender
materialmente, identificar, localizar o incautar los bienes muebles, inmuebles y activos
financieros comprendidos en el artículo 7, o se acredite los derechos de propiedad sobre los
mismos de un tercero de buena fe, la acción de extinción de dominio procederá sobre otros
bienes de origen lícito que tengan un valor equivalente.
Artículo 10: La extinción de dominio procederá respecto de los bienes objeto de sucesión
por causa de muerte, cuando los bienes hayan sido adquiridos por los causantes en
cualquiera de los supuestos establecidos en el artículo 7.
Artículo 11 – Debido proceso. En el ejercicio y trámite de la acción de extinción de
dominio, se garantizará el debido proceso y el derecho de defensa, permitiendo a la persona
que pudiera resultar afectada, presentar pruebas, intervenir en el proceso, y oponerse a las
pretensiones que se estén haciendo valer en contra de los bienes.
Artículo 12 - Medidas cautelares. Sobre los bienes sujetos a extinción de dominio se
podrán disponer medidas cautelares, a fin de que en caso de corresponder pueda hacerse
efectiva la extinción de dominio.
Artículo 13 – Prioridad de cobro de acciones civiles. En caso de que existan acciones
civiles por el mismo hecho llevadas adelante con miras a obtener resarcimiento o
reparación por daños, éstas tendrán prioridad en el cobro frente al Estado.
Artículo 14 – Imprescriptibilidad. La extinción de dominio es imprescriptible.
Artículo 15 – Normas de procedimiento. Los procesos de extinción de dominio se regirán
por las normas del proceso sumarísimo establecido en el Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación.
Artículo 16- Retroactividad. La extinción de dominio se declarará con independencia de
que los presupuestos para su procedencia hayan ocurrido con anterioridad a la
promulgación de esta Ley.
Artículo 17 – Cooperación internacional. El Estado nacional promoverá celebración de
tratados y convenios internacionales de asistencia recíproca tanto para facilitar la aplicación
de la presente ley respecto de bienes que se encuentren en el extranjero, como para prestar
colaboración en procesos de extinción de dominio iniciados en otros países respecto de
bienes ubicados en territorio nacional.
Administración de los bienes y creación del Fondo para la Prevención de la
Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico
Artículo 18 – Creación del Consejo Nacional de Administración de Bienes en
Extinción de Dominio. Crease el Consejo Nacional de Administración de Bienes en
Extinción de Dominio –CONABED-, como organismo descentralizado en el ámbito de la
Jefatura de Gabinete de Ministros, con autarquía económica financiera, con personería
jurídica propia y con capacidad de actuar en el ámbito del derecho público y privado.
Artículo 19 - Misión. La CONABED tendrá a su cargo la recepción, registro,
administración, y venta de los bienes, efectos e instrumentos cuya extinción de dominio
haya sido declarada de acuerdo al procedimiento establecido en la presente Ley. Asimismo,
tendrá a su cargo la recepción y administración de los bienes decomisados a los que se
refieren los artículos 30 y 39 de la Ley 23.737.
Artículo 20 - Finalidad. La administración de bienes tiene como finalidad principal
conservar y mantener la productividad o valor de los mismos para su recuperación por el
Estado.
Artículo 21- Creación del Fondo para la Prevención de la Drogadicción y Lucha
contra el Narcotráfico. Crease el Fondo para la Prevención de la Drogadicción y Lucha
contra el Narcotráfico, que funcionará como una cuenta especial administrada por la
CONABED. Los bienes objeto de extinción de dominio, sin excepciones de naturaleza
alguna, formarán parte de los recursos de dicho fondo, junto a los bienes decomisados y
multas a los que se refieren los artículos 30 y 39 de la Ley 23.737.
Artículo 22 – Venta de los bienes. Los bienes y efectos que no consistan en dinero u otros
instrumentos de pago al portador, y que sean de libre comercio y susceptibles de valoración
económica, serán enajenados y vendidos.
La determinación del precio de venta se realizará con base en el estudio de mercado, del
estado y de las condiciones especiales del bien y de los impuestos y gravámenes a los que
está sujeto.
La venta de los bienes podrá ser realizada en forma directa por CONABED o a través de
terceros contratados a tal efecto, mediante las modalidades de remate en subasta pública o
venta directa al público a precios fijos, según el bien de que se trate.
Artículo 23 - Garantía de productividad y continuidad de fuentes laborales. Con el fin
de garantizar que los bienes sometidos al proceso de extinción de dominio, sean o
continúen siendo productivos y generadores de empleo y evitar que su conservación y
custodia genere erogaciones para el presupuesto del Estado, la CONABED podrá celebrar,
sobre cualquiera de ellos, contratos de arrendamiento, comodato, administración o
fiduciarios.
Artículo 24 – Destino de los fondos. Los fondos recaudados serán destinados a:
a) Programas de prevención, asistencia, rehabilitación e inserción social y laboral de
adictos y drogodependientes,
b) Fortalecimiento de las instituciones con competencia en la prevención,
investigación, persecución y represión de los delitos de narcotráfico.
c) Gastos que demande la implementación de la presente ley.
Artículo 25 – Informes al Congreso. Semestralmente, la CONABED deberá remitir a las
comisiones competentes del Congreso de la Nación un informe completo sobre la actividad
del fondo, que deberá consignar tanto el detalle de las principales operaciones como los
datos económicos más relevantes que permitan conocer el alcance de sus actuaciones.
Artículo 26: Comuníquese al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
El decomiso de las ganancias y riquezas provenientes del narcotráfico se presenta en un
número relativamente bajo de sentencias condenatorias. Las investigaciones que avancen
sobre el poderío económico de la criminalidad organizada siguen siendo en este sentido una
deuda pendiente de jueces y fiscales.
Estas deficiencias en el accionar de la justicia responden a causas diversas: el fallecimiento
o la fuga de los acusados, las dificultades para identificar la propiedad de bienes en cabeza
de “testaferros”, la insuficiencia o destrucción de evidencia, etc.
En este marco, es imprescindible implementar herramientas legales que, sin renunciar a la
persecución penal de los criminales, avancen sobre las riquezas generadas por esta
actividad ilícita y favorezcan la recuperación de dichos bienes para el Estado.
Las respuestas tradicionales al delito, tales como las penas privativas de libertad y las
multas, se han revelado en este sentido como poco eficaces contra el crimen organizado.
Por ello, un complemento esencial de ellas es actuar decididamente contra los bienes (y no
sólo contra las personas). Y en esta estrategia cobran sin dudas especial protagonismo las
herramientas de decomiso, comiso y extinción de dominio de tales bienes y riquezas.
Recuperación de activos ilícitos como eje de una nueva política criminal.
Hasta no hace muchos años se atribuía escasa relevancia a la privación de los bienes de
origen delictivo en poder del delincuente. Una razón de ello era que el proceso penal se
dirigía en esencia a la sanción del delito y no tanto a la recuperación de los activos. Pero
también lo era la escasez de medios a disposición de las autoridades judiciales para
localizar e identificar tales activos ilícitos.
En las últimas décadas el delito se ha convertido en un negocio que genera un volumen de
riqueza muy importante. Para luchar contra esta forma ilícita de negocio una política
criminal moderna y eficaz debe estar dirigida a privar a los delincuentes de las ganancias
que ingresan procedentes de sus actividades delictivas. El objetivo central de esta política
consistiría en asfixiar económicamente a las organizaciones criminales despojándolas de las
ganancias que ingresan procedentes de sus actividades delictivas
El caso del narcotráfico es paradigmático en este sentido. Los delitos relacionados al tráfico
de drogas son enormemente rentables y generan grandes cantidades de beneficios.
Normalmente es la obtención de lucro lo que guía a los narcotraficantes. Por eso, una
finalidad esencial de la investigación y sanción de estos delitos ha de ser la búsqueda,
incautación y decomiso de los efectos y objetos del delito.
Por diversos motivos es frecuente que el proceso se dilate mucho en el tiempo. Es habitual
que los procesos en los que están involucrados grupos criminales organizados revistan gran
complejidad en cuanto a su investigación e instrucción. Ello supone que transcurra un largo
tiempo entre el momento en el que se decomisan los bienes y aquel en el que se dicta
sentencia que impone el comiso y esta es ejecutada. Esto puede motivar que las cosas
decomisadas sufran una pérdida del valor por el paso del tiempo (vehículos, barcos,
aeronaves, etc.)
Además, la configuración clásica del comiso plantea dificultades de aplicación práctica,
sobre todo de carácter probatorio, y se revela como un instrumento poco satisfactorio para
recuperar activos ilícitos. La necesidad de que exista un proceso penal motiva que, en caso
de que éste proceso no pueda iniciarse o que el mismo se paralice o suspenda (por razones
de fallecimiento, fuga o defectos de forma durante el proceso, por ejemplo), el decomiso no
se llegue a imponer de manera definitiva.
Asimismo, en el caso del decomiso se plantean obstáculos relacionados a aspectos
probatorios. El proceso penal requiere en esencia que se desvirtúe la presunción de
inocencia de manera que quede acreditado, más allá de toda duda razonable, la
responsabilidad criminal del imputado. Y precisamente esto puede ser complicado cuando
no existan pruebas suficientes para alcanzar una condena penal del presunto responsable, lo
que impedirá el decomiso de bienes que son manifiestamente de origen ilícito.
Por eso, se está dando a esta consecuencia del delito una configuración más moderna, que
pretende facilitar la prueba del origen delictivo de los bienes y activos. Esta tendencia tiene
su origen en diversas normativas internacionales, que recomiendan a los Estados a
introducir en su Derecho interno esta moderna institución jurídica.
Así, la Convención de las Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y
sustancias sicotrópicas, suscripta en Viena el 20 de diciembre de 1988 contiene
disposiciones muy amplias sobre el comiso. Incluso el art. 5.7 permite (no obliga) a los
Estados parte la inversión de la carga de la prueba (siempre que sea compatible con el
Derecho interno del Estado) respecto del origen de los productos o bienes vinculados al
tráfico de drogas a efectos de su comiso. En la misma línea, el Convenio de Naciones
Unidas sobre Crimen Organizado de 2001, en su art. 12.7, recomienda asimismo la
posibilidad de exigir al delincuente que demuestre el origen lícito del presunto producto del
delito u otros bienes expuestos a decomiso, siempre que tal práctica sea conforme a los
principios del Derecho interno. Y el artículo 31.8 del Convención de las Naciones Unidas
Contra la Corrupción también prevé una disposición similar.
Experiencias internacionales: el comiso ampliado y la extinción del dominio.
En Europa, el prototipo de esta configuración más moderna es el denominado “comiso
ampliado” o potestad de decomiso ampliada (confisca allargata, extended forfeiture,
erweiterte verfall). Son numerosas las legislaciones que, para hacer frente al crimen
organizado y también al terrorismo, han incorporado en sus ordenamientos jurídicos
disposiciones que amplían considerablemente el campo de aplicación del comiso.
La ya mencionada Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción recomienda a
los Estados Partes “la posibilidad de adoptar las medidas que sean necesarias para permitir
el decomiso de esos bienes sin que medie una condena, en casos en que el delincuente no
pueda ser enjuiciado por motivo de fallecimiento, fuga o ausencia, o en otros casos
apropiados” (art. 54.1)
El Convenio Europeo de Varsovia de 16 de mayo de 2005 relativo al blanqueo,
seguimiento, embargo y decomiso de los productos del delito y a la financiación del
terrorismo dispone que “las partes han de adoptar las medidas necesarias para exigir que el
autor de algún delito grave demuestre el origen de sus bienes sospechosos de ser productos
del delito u otros bienes susceptibles de ser decomisados”.
A tal efecto, la Decisión marco 2005/212/JAI del Consejo de Europa de 24 de febrero de
2005, relativa al decomiso de los productos, instrumentos y bienes relacionados con el
delito, contiene una minuciosa regulación del comiso de los productos del delito. El artículo
3 alude expresamente al comiso ampliado o potestad de comiso ampliada, y constituye el
“auténtico valor añadido” de la misma.
Este precepto obliga a los Estados miembros a proceder al comiso total o parcial de los
bienes que pertenezcan a una persona condenada por delitos de terrorismo o cometidos en
el marco de una organización delictiva (falsificación del euro, blanqueo de capitales, trata
de personas, inmigración ilegal, explotación sexual, pornografía infantil, tráfico de drogas y
terrorismo), reconociéndose el comiso ampliado en 3 supuestos posibles: a) cuando un
órgano jurisdiccional, con base en hechos concretos, está plenamente convencido de que los
bienes de que se trata provienen de actividades delictivas desarrolladas por la persona
condenada durante un período anterior a la condena por el delito; b) o bien cuando un
órgano jurisdiccional nacional, basándose en hechos concretos, está plenamente convencido
de que los bienes de que se trata provienen de actividades delictivas similares desarrolladas
por la persona condenada durante un período anterior a la condena por el delito; c) o bien
cuando se tenga constancia de que el valor de la propiedad es desproporcionado con
respecto a los ingresos legales de la persona condenada y un órgano judicial nacional,
basándose en hechos concretos, esté plenamente convencido de que los bienes en cuestión
provienen de la actividad delictiva de la persona condenada.
En estas tres situaciones, para la Directiva Europea se pueden decomisar bienes que no
tienen su origen en el delito por el que el sujeto ha sido condenado, esto es, no existe un
vínculo o nexo entre el delito por el que se condena al sujeto y los bienes que se decomisan.
Debe señalarse que, de forma directa o indirecta, se prevé alguna de estas modalidades en
Bulgaria, Alemania, Finlandia, Portugal, Irlanda, Estonia, República Checa, Francia,
Dinamarca y los Países Bajos. Otros países no europeos dentro del sistema de Common
Law también han adoptado alguna de estas modalidades de decomiso ampliado: Estados
Unidos, algunos estados australianos y canadienses, Sudáfrica, Filipinas, Fiji, etc.
En América Latina, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
(UNODC), a través de su Programa de Asistencia Legal en América Latina y el Caribe
(LAPLAC), avanzó incluso en la elaboración de un modelo regional de ley de decomiso sin
condena bajo la figura de “extinción de dominio”.
En este contexto, estas nuevas herramientas se han venido configurando en la región
latinoamericana como un procedimiento totalmente autónomo e independiente del penal, in
rem (de carácter civil), que se dirige a privar de la propiedad de los bienes de origen
delictivo, sin plantearse cuestiones relacionadas con la responsabilidad criminal de los
sujetos.
El ejemplo más relevante de esta estrategia es el de Colombia, con su Ley 793 de 2002 d
extinción de dominio. En dicho país dicha acción procede contra tres actividades ilícitas: el
delito de enriquecimiento ilícito, las conductas cometidas en perjuicio del Tesoro Público, y
las actividades que impliquen un grave deterioro a la moral social (narcocriminalidad,
delitos contra el medio ambiente, la seguridad pública, secuestro, trata de personas, tráfico
de inmigrantes, etc.) La ley prevé asimismo un Fondo para la Rehabilitación, Inversión
Social y Lucha contra el Crimen Organizado, integrado por el producto de la venta y
administración de los bienes cuya extinción de dominio ha sido declarada.
En Guatemala, la Ley de Extinción de Dominio 55-2010 tiene como objetivo la
identificación, localización, recuperación, repatriación, y la regulación de la extinción de
los derechos relativos al dominio de los bienes, ganancias, frutos y rendimientos de origen
o procedencia ilícita o delictiva, a favor del Estado. Con relación a las actividades ilícitas
en relación a las cuales este procedimiento puede proceder, la legislación contempla -al
igual que en el caso colombiano- un amplio catálogo de conductas asociadas tanto a la
criminalidad organizada como al delito común (narcocriminalidad, lavado de dinero,
defraudación aduanera, contrabando, fraude, financiamiento del terrorismo, entre otros). En
la legislación guatemalteca también se observa la existencia de un organismo con
personalidad jurídica propia encargado de la administración de los bienes y la gestión de
dos fondos: el Fondo de Dineros Incautados y el Fondo de Dineros Extinguidos.
Otro de los países que cuenta con una legislación específica en materia de extinción de
dominio es Honduras. En este sentido, el decreto 27-2010 regula el procedimiento
identificado como de “privación definitiva del dominio de bienes de origen ilícito”.
Respecto a su naturaleza, y al igual que en Colombia y Guatemala, se trata de un proceso
caracterizado por ser de orden público, naturaleza autónoma e independiente de cualquier
otra acción de tipo penal, y se gestiona como un proceso especial. Con relación a las
actividades ilícitas que pueden dar lugar al ejercicio de la privación definitiva de dominio,
la ley hondureña también contempla un amplio catálogo de actividades: narcoactividad,
enriquecimiento ilícito, lavado de activos, terrorismo, extorsión, explotación sexual, etc.
Por último, también en esta ley se prevé la creación de un fondo (Fondo Especial para la
Prevención Social y la Lucha Contra la Criminalidad), que se destina en gran parte a las
unidades que trabajan directamente en la lucha contra la criminalidad organizada.
Una de las leyes específicas sobre extinción de dominio más recientes en la región es la que
actualmente rige en Perú. En dicho país, la Ley 29912 y su decreto modificatorio
1104/2012 regulan la aplicación y los procesos de pérdida de dominio, estableciendo
asimismo los mecanismos de distribución y administración de los bienes o fondos
recaudados. Entre los delitos sobre los cuales puede proceder la pérdida de dominio se
encuentran el tráfico ilícito de drogas, terrorismo, secuestro, lavado de activos, trata de
personas, defraudación tributaria, tráfico de influencias, minería ilegal, entre otros. Para la
recepción, registro, calificación, custodia, seguridad, conservación y administración de los
bienes y ganancias generadas por la comisión de esos delitos, se creó la Comisión Nacional
de Bienes Incautados (CONABI), que deberá destinar el producto de la venta y
administración de los mismos preferentemente a la lucha contra la minería ilegal, la
corrupción y el crimen organizado.
Por último, en México la extinción de dominio tiene incluso rango constitucional. En dicho
país la Ley Federal de Extinción de Dominio, reglamentó el artículo 22 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, regulando dicho procedimiento autónomo de la
acción penal. Dicha acción procede sólo en cuanto a los delitos de delincuencia organizada;
delitos contra la salud (narcotráfico), secuestro, robo de vehículos; y trata de personas. En
cuanto al destino de los fondos, éstos se destinan fundamentalmente a la Reparación del
daño causado a las víctimas u ofendidos por tales delitos.
El decomiso en Argentina.
El decomiso, como sanción penal, se encuentra establecido en el artículo 23 del Código
Penal de la Nación, que establece que “en todos los casos en que recayese condena por
delitos previstos en este Código o en leyes penales especiales, la misma decidirá el
decomiso de las cosas que han servido para cometer el hecho y de las cosas o ganancias que
son el producto o el provecho del delito, en favor del Estado nacional, de las provincias o
de los municipios, salvo los derechos de restitución o de indemnización del damnificado y
de terceros”.
Pueden ser objeto de decomiso todas las cosas –objetos materiales susceptibles de valorque hayan sido efectivamente utilizadas en la comisión de una conducta delictiva. El juez
deberá valorar en este caso la “causalidad” y verificar que el bien fue un medio necesario
para la comisión del delito. La medida procede fundamentalmente contra el autor y los
partícipes (excepcionalmente contra terceros). Además, el instrumento debe haber sido
utilizado en la etapa ejecutiva del delito, no contra los bienes utilizados en los actos
preparatorios. Tampoco comprende los ingresos derivados de dichos instrumentos.
Durante dicho proceso penal, y antes de la sentencia, el juez puede dictar como medidas
cautelares el secuestro, la incautación o el congelamiento de los bienes. Para ello, debe
respetar el principio de inocencia del imputado y los bienes deben ser conservados en su
valor para la eventual devolución a su titular en caso de que la sentencia no disponga el
decomiso o, si lo decreta, hacer efectiva la ejecución.
Asimismo, el párrafo sexto del artículo 23 del Código Penal de la Nación establece el
decomiso penal sin condena en ciertos casos, al señalar que “en caso de los delitos previstos
en el artículo 213 ter y quáter (derogados por la Ley Antiterrorista) y en el Título XIII del
libro Segundo de éste Código (Delitos contra el orden económico y financiero), serán
decomisados de modo definitivo, sin necesidad de condena penal, cuando se hubiera podido
comprobar la ilicitud de su origen, o del hecho al que estuvieren vinculados, y el imputado
no pudiere ser enjuiciado por motivo de fallecimiento, fuga, prescripción o cualquier otro
motivo de suspensión o extinción de la acción penal, o cuando el imputado hubiere
reconocido la procedencia o uso ilícito de los bienes”.
En cuanto a la custodia y disposición de bienes objeto de secuestro o incautación en causas
penales de competencia de la justicia nacional y federal, se encuentra vigente la Ley 20.785
de 1974. Este sistema de administración y disposición de bienes secuestrados y
decomisados en procesos penales es manifiestamente deficiente y vetusto.
Debe señalarse por último que si bien en materia del régimen penal de estupefacientes la
Ley 23.737 prevé en el último párrafo del artículo 30 la posibilidad en ciertos casos de
decomisar en el proceso judicial sin necesidad de sentencia penal condenatoria, su alcance
es limitado y por lo tal resulta insuficiente.
Un reciente estudio de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR) dependiente
de la Procuraduría General de la Nación, alerta sobre las deficiencias en los decomisos
como consecuencia de la falta de profundización y desarrollo de las investigaciones
patrimoniales o financieras. En particular, el citado informe de agosto de 2013 señala dos
problemas fundamentales: 1- la falta de investigaciones tempranas sobre los aspectos
patrimoniales en el sumario, para identificar los bienes de interés económico; y 2- la falta
de investigaciones respecto de los terceros vinculados, sean personas físicas, bancos u
otros, jurídica y económicamente relacionados con los partícipes o posibles titulares
aparentes que encubren el origen y simulan la titularidad de los activos.
En este marco, el proyecto que presentamos pretende ampliar el decomiso a aquellos bienes
que tengan origen o relación con el narcotráfico, a través de la incorporación a nuestro
ordenamiento jurídico de la moderna herramienta de extinción de dominio.
La extinción de dominio.
La extinción de dominio es la pérdida del derecho de propiedad a favor del Estado, sin
contraprestación ni compensación de naturaleza alguna para su titular. Se trata de una
acción de carácter autónomo. La extinción de domino se declara mediante sentencia
judicial cuando se acredite, entre otras cosas, que los bienes proceden directa o
indirectamente de una actividad ilícita.
Lo importante de esta modalidad es que tiene carácter real, es decir, se dirige contra los
bienes, y no es de naturaleza penal. Es decir, no va contra las personas sino contra los
bienes. Además, entre sus ventajas, esta acción puede ser interpuesta con criterios
probatorios menos estrictos que el decomiso penal.
La extinción de dominio se aplica entonces sobre aquellos objetos, instrumentos, efectos o
ganancias que por fundadas evidencias se presume son producto directo o indirecto de
actividades delictivas. También procede sobre bienes de la titularidad del agente del delito
cuando se determine que el mismo ha generado efectos o ganancias; sobre las que se
mantienen ocultos; o han sido transferidos a terceros.
Por su naturaleza y alcance, la extinción de dominio se constituye en un mecanismo
novedoso y una respuesta eficaz contra el crimen organizado, ya que se enfoca
exclusivamente en la persecución de toda clase de activos que integran la riqueza derivada
de la actividad criminal. La extinción de dominio no tiene los mismos fines que la pena o
sanción criminal, sino que persigue remediar un estado patrimonial ilícito surgido como
consecuencia de la comisión de un delito.
Debe señalarse que esta herramienta es absolutamente compatible con el pleno
reconocimiento del derecho a la propiedad, en el entendimiento de que los bienes
adquiridos con capitales ilícitos no pueden bajo ningún caso adquirir legitimidad ni gozar
de protección legal.
La extinción de dominio sin condena penal comprende bienes que son instrumento o
producto de actividades ilícitas que, por sus características asociadas a fenómenos de
criminalidad organizada, afectan derechos individuales y colectivos fundamentales. En este
sentido, debe señalarse que el derecho de propiedad consagrado por los artículos 14 y 17 de
nuestra Constitución Nacional no reviste carácter absoluto, sino que su reconocimiento está
sujeto al cumplimiento de su función social y, por ende, cede cuando se afecta el orden
público y el bienestar general. En consecuencia, este derecho no puede ser reconocido
cuando se trate de bienes obtenidos de actividades ilícitas, ni gozarán de protección
constitucional ni legal cuando sean destinados a ellas.
Por último, los bienes recuperados no sólo contribuirán a asfixiar económicamente a las
organizaciones criminales, sino que permitirá financiar la política antidrogas en la mayor
medida posible con los beneficios y ganancias derivados de la misma actividad de tráfico
ilegal de drogas y de otras actividades con ella relacionadas. Por ello, el fondo que creamos,
y que funcionará en el ámbito de un organismo autárquico creado a fin de administrarlo,
tendrá el objetivo fundamental de financiar los programas de prevención y rehabilitación de
drogodependientes y adictos y la facilitación de medios técnicos y materiales adecuados a
los actores encargados de la prevención y represión del tráfico ilegal de drogas.
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