boletín ficci 33

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BOLETÍN DE LA FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI
(selección de textos en español)
N° 33
D i c i e m b r e
1 0 ,
2 0 0 5
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S U M A R I O
(se presenta en español los textos en negritas)
PRESENTACIÓN DEL BOLETÍN N° 33................................................................................................................... 1
DEBATE EN EL CAMPO PROLETARIO
LA CUESTIÓN
DE LA CONCIENCIA COMUNISTA Y DEL
PARTIDO
PRESENTACIÓN (FRACCIÓN)............................................................................................................................ 3
LA CUESTIÓN
DE LA CONCIENCIA:
BASES DE DISCUSIÓN (BIPR)................................................................................. 4
INFORME SOBRE LA DISCUSIÓN (FRACCIÓN).......................................................................................................... 6
DISCUSIONES
CON EL
BIPR EL 30 Y 31 DE JULIO
DE
2005.................................................................................... 8
SITUACIÓN INTERNACIONAL
INTERVENCIÓN DE LA FRACCIÓN EN UNA SITUACIÓN SOCIAL EN MOVIMIENTO..................................................................... 9
CONTRA LA MISERIA CRECIENTE QUE NOS IMPONE LA BURGUESÍA:
MULTIPLIQUEMOS Y UNAMOS NUESTRAS LUCHAS (VOLANTE DE LA FRACCIÓN – OCTUBRE 16, 2005)..................................... 11
LA VIOLENCIA EN LOS SUBURBIOS ES UNA EXPRESIÓN DE LA QUIEBRA HISTÓRICA DEL CAPITALISMO
SOLO LA CLASE OBRERA PUEDE DESTRUIR AL CAPITALISMO (VOLANTE DE LA FRACCIÓN – NOVIEMBRE 10, 2005)...................... 13
COMBATIR AL OPORTUNISMO
APLICACIÓN DEL ESTADO DE ALERTA CONTRA NUESTRA FRACCIÓN:
LA CCI NOS PROHIBE LA CALLE Y QUIERE IMPONERNOS EL TOQUE DE QUEDA................................................................... 15
MENSAJE DEL CAMARADA RIC (NOVIEMBRE 14, 2005)........................................................................................ 16
NUESTRA RESPUESTA................................................................................................................................... 16
EL DOBLE LENGUAJE DE LA CCI SOBRE LAS REUNIONES PÚBLICAS :
BÉLGICA Y FRANCIA, JACTANCIA Y REALIDAD....................................................................................................... 18
TOMA
DE POSICIÓN SOBRE UNA REUNIÓN PÚBLICA DEL
PCI-LE PROLETAIRE
REVISTA DE PRENSA
LA
PRENSA DE LA
IZQUIERDA
COMUNISTA: UNA BRÚJULA PARA EL PROLETARIADO
TEXTOS DEL MOVIMIENTO OBRERO
CONTROVERSIA
CON LA
FRACCIÓN
ITALIANA
(M. – 20/04/1945)
[RESPONSABILIDAD DE LOS REVOLUCIONARIOS EN EL ANÁLISIS DE LAS SITUACIONES:
EXTRACTO DEL FOLLETO: "LA IZQUIERDA COMUNISTA DE FRANCIA" (CCI, ABRIL DE 2001)]............................................... 2
Presentación del Boletín 33
El lector encontrará en este boletín dos principales tipos de textos, correspondientes a dos ejes de preocupaciones y actividades
de las organizaciones comunistas en el período actual: la intervención directa en las luchas inmediatas de la clase y en los
fenómenos sociales que más o menos directamente le conciernen (en este caso, las “revueltas” en los suburbios de varias
ciudades de Francia) por un lado; y pro el otro, el trabajo de reagrupamiento de las fuerzas comunistas, la confrontación de los
puntos de vista con el objetivo de preparar la fundación, a plazo, de la organización política indispensable de la clase obrera, el
Partido comunista.
La vida y la actividad de las organizaciones y los militantes comunistas no se dividen en partes y, en función de sus fuerzas, de la
situación, de las posibilidades, deben dar prioridad a tal o cual aspecto de su actividad.
Si bien los debates con los grupos del campo proletario, la profundización política, programática, son una constante de nuestra
fracción desde su nacimiento hace ya cuatro años, siempre nos hemos esforzado por pronunciarnos sobre los movimientos de
luchas en nuestra clase. Además, participar activamente, procurando dar una orientación política a estos movimientos.
Así, al inicio del mes de octubre pasado, luego de una jornada de acción sindical, se pudo constatar el surgimiento de una serie de
luchas obreras que, no por estar limitadas en sus perspectivas, dejaban de ofrecer la posibilidad (y más bien diríamos: la
exigencia) para los comunistas de dar orientaciones a nuestra clase y sus luchas. Es lo que hemos hecho con un volante
distribuido en París y México, en la puerta de algunas empresas, en diferentes lugares de trabajo, en las manifestaciones de calle
y en diferentes estaciones del metro.
Estas luchas no lograron desembocar en una generalización, debido al copamiento sindical, a la política de silencio o denigración
desplegada por los medios de difusión burgueses. Esto no quita en nada el hecho de que los comunistas debían intervenir, darles
perspectivas.
Así mismo, durante las “revueltas” que han tenido lugar en los suburbios obreros de varias ciudades francesas, los comunistas
tenían la responsabilidad de subrayar el atolladero de esos movimientos, a la vez de denunciar prioritariamente al responsable de
tales hechos: el capitalismo y su Estado. A estos hijos de obreros a quienes la burguesía no ofrece otro porvenir que la miseria, la
precariedad y la exclusión de la sociedad, los comunistas tienen el deber de dar una perspectiva que les permita situarse en el
combate contra el capitalismo al lado de sus padres, en el interior de su clase: el proletariado.
En este sentido, nuestra fracción primero redactó y publicó en su sitio internet un comunicado, que enseguida, fue distribuido en
forma de volante. Recibimos varios comentarios a propósito de este comunicado que, además, fue traducido al italiano por uno
de nuestros lectores.
El otro tema central de este número del boletín está consagrado al trabajo de reagrupamiento de las fuerzas comunistas; en este
caso, al debate con el BIPR.
Ya lo hemos dicho, el trabajo de largo aliento para la constitución del Partido es una prioridad para las minorías comunistas
actualmente. Presentamos aquí una parte de los resultados a los que hemos llegado en el debate emprendido desde hace varios
años con los camaradas del BIPR.
Luego de las discusiones alrededor de la cuestión de la decadencia, el debate trata actualmente – y desde hace ya algún tiemposobre la cuestión del partido, su papel en la clase, la relación entre conciencia de clase y partido. No podemos publicar todos los
documentos, todas las discusiones, pero nos parece que los textos y síntesis de discusiones que se podrán leer aquí constituyen un
avance y una clarificación esencial sobre estas cuestiones. Corresponde al conjunto de los grupos e individuos del campo
proletario retomar estas cuestiones, participar en este debate que contribuye enormemente a la preparación del partido de
mañana.
Al renovar el hilo de esta cuestión, la fracción y el BIPR vuelven a dar vida al ciclo de Conferencias de los grupos de la Izquierda
comunista que tuvieron lugar en los años 1970 y 1980. La preocupación, el objetivo, son los mismos. Y, si bien las conferencias
condujeron en parte a un estancamiento, es importante retomar los trabajos y llevarlos a un nivel superior, trazando las lecciones
del pasado –incluida las más recientes, tal como la deriva oportunista de la CCI, especialmente- de clarificar los malentendidos,
los bloqueos ligados a cuestiones de términos, a las incomprensiones mutuas.
Al hacer esto, estamos completamente convencidos de que retomamos, de alguna manera, la antorcha que la CCI ha abandonado
al encerrarse en un sectarismo cada vez más delirante.
Y es a la vez la deriva de la CCI y, en contrapartida, la necesidad objetiva de un polo de referencia político para la clase en una
situación de reanudación de las luchas obreras, lo que da a las minorías comunistas la responsabilidad de asumir una presencia e
intervención decididas en su clase. Subrayemos que, frente a esta necesidad, los camaradas del PCI-Le Prolétaire hacen un
esfuerzo sostenido y regular para asegurar una presencia política en la región parisina donde la CCI, en el mejor de los casos
esteriliza las fuerzas obreras en búsqueda de claridad y, en el peor, sabotea el trabajo de los otros grupos. Informamos, pues, en
las páginas de este boletín, sobre la reunión pública que el PCI llevó a cabo en París en el mes de octubre. Este trabajo regular de
los camaradas es la expresión de su compromiso en esta importante región. Saludamos este esfuerzo.
Así mismo, este boletín aborda una cuestión que es también reveladora, si bien en negativo, de la deriva de los liquidacionistas
que dirigen actualmente a la CCI. Los lectores habituales de este boletín saben que tenemos prohibido estar presentes en las
Fracción Interna de la CCI
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Boletín 33
reuniones llamadas públicas de la CCI. Durante la última edición de estos ágapes (que debemos calificar más bien como
“privados”, ya que no se permite la entrada a todo el mundo) ¡nuestros camaradas eran esperados a la salida del metro por
algunos milicianos de la CCI quienes nos han impedido rotundamente pasar por la acera! Por temor, sin duda, a que nos
aproximáramos demasiado al lugar de sus debates probablemente fraternales, abiertos y calurosos.
Más allá del ridículo de que hace esta gente, que cree suprimir la contradicción haciendo callar a quienes la portan, se trata de un
nuevo golpe contra la Izquierda comunista, de la cual estos aprendices de terroristas tienen aún el descaro de reclamarse.
Pero esta actitud política indigna parece llegar a sus límites. No tanto porque creamos que la lógica oportunista pierda terreno en
el interior mismo de la CCI actual. Lamentablemente, no parece ser el caso. Pero al hundirse cada vez más en esta deriva
sectaria, la dirección liquidacionista provoca, en el campo proletario –y hasta entre los individuos que le eran más bien
favorables hasta ahora- reacciones de rechazo. Es en este sentido que publicamos extractos de algunos mensajes que hemos
recibido y que manifiestan, de manera general, preocupaciones políticas particularmente positivas.
Es para nosotros la ocasión de recordar algunas lecciones fundamentales sobre la actitud que deben tener los comunistas en
situaciones donde se ven confrontados a una represión física y violenta. Ciertamente, no ocultamos que estas lecciones las
aprendimos en la CCI, hace ya algunos años.
Razón de más para proseguir nuestro combate de fracción y poner en evidencia el hecho de que somos nosotros los verdaderos
continuadores de esta organización.
Finalmente, publicamos también una “revista de prensa” redactada en octubre y considerando las tomas de posición de los
diferentes grupos de la Izquierda Comunista que publican regularmente: el PCI-Le Prolétaire, el BIPR y la CCI.
El rápido vistazo que damos en este artículo muestra, según nosotros, que existe un enfoque común en el interior del campo
proletario. Solamente la CCI se sitúa en falso, casi sistemáticamente, frente a las necesidades de la clase, frente a las
orientaciones a dar. No hemos podido integrar aquí todas las últimas publicaciones de estos grupos, sin embargo, desde ahora
llamamos la atención del lector sobre el más reciente número de Revolutionary Perspectivas (Nº 37), publicación del BIPR en
Gran Bretaña, que incluye especialmente un artículo crítico (El papel económico de la guerra en la fase decadente del
capitalismo) que cuestiona las “nuevas” teorías de la CCI que aparecen en la resolución sobre la situación internacional adoptada
en su 16º congreso internacional, y que liquidan los fundamentos teóricos y políticos de la noción de decadencia del capitalismo.
La fracción,
4 de diciembre de 2005.
Responsabilidad de los revolucionarios en el análisis de las situaciones
Extracto del folleto: "La Izquierda comunista de Francia"
editado por la Corriente Comunista Internacional en abril de 2001
(…) A partir de 1937, la Izquierda italiana vivió graves dificultades políticas, ligadas todas al análisis político de la guerra.
En el origen de estas dificultades se encuentra el hecho de que la mayoría del grupo, siguiendo al órgano central, comenzó a
explicar que las guerras, en este periodo, tenían como principal razón de ser ya no los antagonismos interimperialistas, sino
la masacre de los proletarios. (...)
Citemos la “declaración política” de la Conferencia de la Fracción italiana de 1944 (Internationalisme n° 7 – principios de
1946):
“El estado actual de la organización es la consecuencia, la continuación de una crisis que ha surgido en el seno de la
Fracción antes de la guerra, desde 1937. Se inauguró con el abandono de las posiciones políticas contenidas en el informe
sobre la situación internacional adoptado en el congreso de la Fracción en 1935 y con la revisión fundamental del
análisis de la época histórica que se abrió en 1914 en la fase decadente del régimen capitalista.
Al análisis marxista de esta fase, fundamento programático de la Tercera internacional y de la Fracción de izquierda
comunista italiana, se le ha sustituido con todo un cuerpo teórico de una nueva doctrina:
1. Negación de la exacerbación de los antagonismos interimperialistas, llegando por momentos hasta la negación de la
existencia de estos antagonismos, lo que condujo así a la negación de la inevitable guerra imperialista y a la exclusión de
la guerra imperialista generalizada en la fase decadente del sistema capitalista.
2. Sustitución de la guerra imperialista generalizada por la teoría de las ‘guerras localizadas’, de la noción imperialista
de la guerra por la noción de ‘guerra civil de la burguesía contra el proletariado’.”
(...)
Fracción Interna de la CCI
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Boletín 33
DEBATE EN EL CAMPO PROLETARIO
LA CUESTIÓN DE LA CONCIENCIA COMUNISTA Y DEL PARTIDO
Publicamos aquí una contribución de los camaradas del BIPR
sobre la cuestión del Partido y de la conciencia, La cuestión de
la conciencia: puntos de discusión, seguida de un informe,
redactado por nosotros, de la discusión que tuvo lugar entre el
BIPR y nuestra fracción.
Esta discusión sobre la cuestión del Partido no cae del cielo.
Desde los primeros contactos que nuestra fracción ha tenido
con el BIPR incluso antes de nuestra exclusión de la CCI en
marzo de 2002, se inició un debate sobre la base de la
confrontación de las posiciones respectivas sobre varios temas
(el lector puede remitirse al que hemos tenido sobre la
decadencia, por ejemplo1). Sobre la cuestión del Partido y de
la “conciencia”, además de las discusiones orales durante los
encuentros, se ha llevado a cabo un esfuerzo común de lectura,
o de relectura de las posiciones del BIPR y de la CCI. Éste ha
permitido precisar los acuerdos, los desacuerdos, los
malentendidos, el contenido político real que se ocultaba
detrás de la utilización de tal o cual concepto o expresión. Es
de un momento de este proceso, aún en curso, de
confrontación política fraternal, de lo que queremos dar cuenta
actualmente ante el conjunto del campo proletario. Porque
además de la clarificación política de las posiciones, el
desenvolvimiento mismo del proceso de confrontación política
es, según nosotros, un ejemplo a seguir y una lección para el
conjunto de las fuerzas comunistas.
medida en que proporciona un marco, una base, a partir de la
cual la clarificación política debe continuar. Hasta entonces,
los puntos de acuerdo clarificados de nuestra fracción con el
BIPR eran, sumariamente, los siguientes:
- Reivindicación común del combate de Lenin, en particular en
¿Qué hacer?, contra el economismo, es decir, contra el
consejismo actual bajo todas sus formas.
- Rechazo común de la reapropiación desafortunada por Lenin
en ¿Qué hacer?, que rechazó posteriormente, de la visión de
Kautsky según la cual la conciencia comunista es aportada por
“los representantes instruidos de las clases poseedoras, por
los intelectuales (4)" ;
- Acuerdo común con Lenin que la conciencia comunista no es
el producto de las luchas inmediatas, de donde la expresión de
éste según la cual “la conciencia política de clase no puede
ser aportada al obrero más que del exterior, es decir del
exterior de la lucha económica, del exterior de la esfera de las
relaciones entre obreros y patrones”; estamos de acuerdo con
Lenin cuando rechaza que se pueda “desarrollar la conciencia
política de clase de los obreros, por así decirlo desde el
interior de su lucha económica, es decir partiendo únicamente
(o al menos principalmente) de esta lucha, basándose
únicamente (o al menos principalmente) sobre esta lucha”
(¿Qué hacer?, subrayados nuestros).
- También acuerdo sobre el hecho de que la organización
comunista, el partido, tiene como tarea “elevar la conciencia
de la clase obrera”.
- Y evidentemente, necesidad permanente del partido como
órgano de dirección política del proletariado.
Muy rápidamente, la discusión con los camaradas del BIPR
natural, inevitable, necesariamente, se ha centrado sobre la
cuestión de la conciencia a la vez como cuestión teóricopolítica central y como punto de divergencia “histórica” en las
relaciones entre el BIPR y la CCI. Pero lejos de llevar a cabo
una discusión abstracta o “filosófica”, nos hemos apegado a la
historia del movimiento obrero y a sus aportes teóricos y
políticos sobre la cuestión.
En particular, hemos abordado y nos hemos referido
inmediatamente a las concepciones de Lenin en su libro ¿Qué
hacer? (1902). Una vez más y sobre todo hoy, ¿Qué hacer?
nos separa de todas las variantes del consejismo, bajo todas sus
formas (desde la simple subestimación del papel del partido a
su rechazo y liquidación pura y simple), incluidas las más
“modernas”, las más “ocultas” y las más “sofisticadas”.
Nuestra fracción, en continuidad directa con “nuestra” CCI a
pesar de sus imprecisiones de origen precisamente ante el
consejismo, ligadas a las condiciones de su constitución (2), se
reivindica plenamente de este combate de Lenin.
El texto publicado aquí se redactó a continuación de una toma
de posición de nuestra fracción, A propósito del texto del BIPR
sobre el partido, en respuesta a un primer texto en discusión en
el interior mismo del BIPR (3). Además del interés de las
posiciones políticas que se presentan en el texto que
publicamos, éste marca también un momento en la
confrontación política de nuestras posiciones respectivas en la
Teníamos también algunas interrogaciones sobre la posición
del BIPR que podían estar ligadas ya fuera a formulaciones, o
bien a divergencias políticas reales tales como, por ejemplo, la
relación partido-clase y el momento de la constitución del
partido. Por su parte, el BIPR tenía también interrogaciones
críticas sobre ciertas de nuestras formulaciones, como el lector
lo podrá percibir.
Precisemos, finalmente, que la traducción, del italiano al
francés y al español, del texto de los camaradas del BIPR y la
reproducción de los argumentos y posiciones planteados por su
delegación durante nuestro encuentro son responsabilidad de la
fracción. Evidentemente, si cometimos errores o confusiones
que el BIPR estimara necesario rectificar públicamente, lo
haremos en nuestro próximo boletín.
La fracción, noviembre 2005.
4
"Desde el punto de vista del materialismo histórico, es claro que
debemos rechazar la formulación de Lenin, o al menos corregirla
[...]. Sin embargo, la justeza central de la visión de Lenin era que la
idea de que la conciencia comunista [...] no era el reflejo directo de
la lucha inmediata de la clase obrera " (Class consciousness and
Working Class Political Organisation, Revolutionary Perspectives
25, publicación del BIPR en Gran-Bretaña).
1
Véase nuestros boletines 19, 20, 22, 24 et 26.
Véase Conciencia de clase y organización ¿Nos hemos vuelto
leninistas? en la Revista internacional n° 96 y 97 (1999).
3
Para aligerar este boletín, elegimos no publicar aquí los dos textos.
2
Fracción Interna de la CCI
3
Boletín 33
TEXTO DEL BIPR
LA CUESTIÓN DE LA CONCIENCIA: BASES DE DISCUSIÓN
De su documento tomamos en consideración solamente la
cuestión de la conciencia porque ésta se halla íntimamente
ligada al análisis de la relación partido-clase y porque
necesariamente de su examen crítico emergerán, si es que
existen, las eventuales diferencias de planteamiento
metodológico y por tanto será el objeto de discusión durante
nuestro próximo encuentro. Ya hemos hablado de esto en
nuestra última reunión, por lo que nos limitaremos a confirmar
algunos conceptos fundamentales.
Primeramente, hay que clarificar el concepto de conciencia
revolucionaria o comunista. El tema no se refiere solamente al
significado de ser una clase “en sí”, una clase proletaria
opuesta a la burguesía, no es solamente la conciencia
(conocimiento -NDT) de parte del proletariado de ser
explotado y de tener que luchar para que la explotación cese,
sino que solamente se puede hablar de conciencia comunista si
el proletariado asume la conciencia política del tiempo, los
medios, las formas de lucha, la táctica, la estrategia y el
programa político para superar de manera operativa las
condiciones de subordinación impuestas por la burguesía y de
la forma política de las relaciones de producción y distribución
capitalistas, lo que es –para decirlo con Marx- pasar de clase
en sí a clase para sí.
La historia de las lucha de clases nos ha enseñado ampliamente
que el proletariado, impulsado por las condiciones objetivas
puede, y no necesariamente debe, colocarse en el terreno de la
defensa de sus intereses inmediatos, puede dotarse de
instrumentos de lucha, puede arribar a la determinación de la
necesidad de la insurrección como punto de arribo último de la
lucha de clases, pero en su conjunto no llega a la plena
conciencia de clase, en otros términos no llega a la resolución
táctica y estratégica, y menos aún al programa político
completo si no ha cristalizado en su seno el partido
revolucionario.
Lo que distingue a todas las posiciones idealistas,
mecanicistas, consejistas y economicistas, de una correcta
interpretación materialista dialéctica es precisamente la
cuestión de la conciencia y la relación entre el partido y la
clase. La cuestión fundamental no es la de saber si la
conciencia proviene del interior de la clase misma, de manera
autónoma, a través de la progresión de las luchas
reivindicativas que, en un cierto punto se vuelven políticas,
portando con ellas la inevitable mutación de la conciencia; o
bien que venga del exterior, en el sentido de que es un partido
que nace en el exterior de la clase y que inyecta en ella desde
lo alto, como un demiurgo, la conciencia política
revolucionaria. Para nosotros, la cuestión, en esos términos,
está mal planteada, porque el partido no es algo exterior a la
clase, sino que es su parte más avanzada, que, al representar la
síntesis de todas las reivindicaciones de la clase, las
económicas inmediatas y las de su tarea histórica,
necesariamente vive, en ciertos aspectos, en modo y lugar
autónomos al de la clase, y por ello, y solamente en este
sentido, es “exterior”. Independientemente de su composición
sociológica: proletarios, pequeñoburgueses, intelectuales
tránsfugas de la burguesía, el partido nace en la clase, hace
suyas todas las reivindicaciones de la lucha de clase, desde las
Fracción Interna de la CCI
mínimas, reivindicativas, a las estratégicas generales, al
programa político completo. El arsenal político del partido es
el fruto de la síntesis histórica de los diferentes episodios de
clase, atesora las causas de las derrotas, así como pone en
primer plano las razones de las victorias. Recaba
cotidianamente de los impulsos que provienen de los
meandros, a veces ocultos, instintivos y sectoriales de la lucha
de clases. Se los apropia para restituirlos a la clase en su
conjunto, bajo la forma de tácticas y estrategia políticas. La
relación es, pues, una relación dialéctica no entre una clase y
un partido separado de ésta y que le lleva la conciencia desde
el exterior, sino en el interior de esta clase misma, entre la
masa del proletariado y su parte más avanzada, pensante, que
recibe los impulsos de la base y que los restituye, elaborados
en términos de estrategia política a esta misma base.
Lo que no significa que la base del proletariado, en sus luchas,
no pueda madurar en niveles de conciencia política, sino
significa que la dominación ideológica de la burguesía,
particularmente en la actualidad, el aspecto sectorial de las
reivindicaciones y la falta de una visión global de la finalidad
de la lucha de clase, imponen la presencia del partido que esté
a la altura de proveer esta globalidad de conciencia de clase
que un proletariado, incluso en lucha contra el adversario de
clase, no puede expresar si no ha producido en su interior su
vanguardia, su partido.
Así pues, la conciencia no es aportada desde el exterior, como
si cayera del cielo, porque el partido no es un cuerpo extraño a
la clase, sino que la una como el otro son dos momentos
inseparables que entran en relación entre ellos en términos
dialécticos. Y ello porque, para nosotros, el partido, como
instrumento político de la clase, debe estar siempre presente y
buscar ser, en todos los momentos de la lucha de clases, el
punto de referencia política. Rechazamos las tesis que
pretenden que la evolución política en el sentido
revolucionario de la lucha de clase podría producirse sin el
partido, o bien que el partido sería solamente un organizador y
generalizador de las luchas porque en cuanto al resto, la
conciencia del programa político, los medios para actualizarlo,
la clase misma lo piensa independientemente. Consideramos
también como peligrosa la tesis que pregona la necesidad del
partido solamente en las fases revolucionarias, en tanto que
relega al partido –en el mejor de los casos- a un centro de
estudios en las fases contrarrevolucionarias, es decir, casi todo
el tiempo. Como si fuera suficiente que las condiciones
objetivas, es decir las grandes crisis económicas, luego de
haber empujado al proletariado a la lucha, determinaran el
nacimiento del partido y todos los vínculos entre las dos
entidades, en una especie de relación mecanicista en la que los
dos términos de la lucha de clase, de manera casi simultánea
nacieran y se fundaran.
En este caso también, la historia nos ha enseñado cómo
grandes luchas proletarias han naufragado políticamente y han
sido reprimidas en sangre a causa de la falta de una guía
política, nacida tardíamente en el curso de las luchas, pero
alejado de la clase debido a un grave retardo sobre el plano de
las relaciones políticas que no se inventan en un día. Las
condiciones objetivas pueden poner en movimiento la lucha de
4
Boletín 33
clase, facilitar y reforzar las relaciones entre la clase y el
partido, pero no crearlas a partir de la nada, y en caso que lo
hicieran, sería de todos modos tarde, muy tarde.
El partido debe esforzarse por estar presente ya en la fase
histórica precedente a la fase insurreccional, debe haber sabido
establecer relaciones orgánicas con la clase misma, puede ser
pequeñas, mínimas, pero sin embargo operativas. En caso
contrario los acontecimientos mismos, la crisis y la
disponibilidad a la lucha del proletariado, le pasarán por
encima de la cabeza al sedicente partido, dando lugar a la
enésima derrota política con todas las consecuencias del caso
que volverían todavía más difícil una futura reanudación de la
lucha de clases. Precisamente porque el partido es un partido
de la clase, es un instrumento permanente y no ocasional de la
lucha de clase, o crece con ella y le acompaña en su evolución
guiándola políticamente, o está destinada a la inevitable
derrota. Derrota tanto más cierta cuando se teoriza que el
partido nace o se inserta en la clase solamente en los
momentos en los cuales ésta se manifiesta, mientras vuelve a
la sombra o se retira en las fases en las cuales la lucha de clase
desapareció o se expresa en niveles muy bajos.
Lo que no quiere decir que el partido pueda tener una vida
autónoma, independiente de todo el contexto social
circundante. En las pesadas fases contrarrevolucionarias es
posible que las relaciones establecidas que les ligan queden
rotas, que la clase sea derrotada por el adversario y que el
partido quede literalmente anulado, pero ello no impide que las
vanguardias continúen el esfuerzo de dar el mínimo de
continuidad política y organizativa que la situación permita.
No es el partido el que elige las condiciones en las cuales
interviene, nace o desaparece, al contrario son las condiciones
económicas y sociales las que definen los ritmos de la lucha de
clase y la posibilidad de intervención del partido, que no puede
eximirse de intentar ser el punto de referencia de la lucha de
clase, sea cual sea el nivel de ésta. La tarea principal del
partido en las luchas reivindicativas, además de impulsar las
reivindicaciones a sus límites máximos, es la de darle un
significado político a la lucha. En otros términos, estar en la
lucha reivindicativa, o de defensa económica del proletariado,
es la condición necesaria, inevitable, para intentar cambiar los
contenidos de la lucha económica, tradeunionista, al nivel
político. La lucha económica surge, produce lo que puede
producir en el terreno reivindicativo, luego declina sin dejar
trazas políticas si no hay la intervención del partido
revolucionario, que tiene como tarea actuar para transformar
cualquier lucha económica que sea, ganada o perdida, en un
arsenal político a restituir en la lucha siguiente, a un nivel de
conciencia de clase cada vez más elevado.
En términos más explícitos, la prioridad del partido es la de
hacer trascender la lucha de clase de su dominio natural, que es
el de la reivindicación inmediata, al político. En caso contrario,
las luchas, incluso si crecen desde un punto de vista
organizativo, e incluso político en lo que concierne a la
conciencia de la explotación y la necesidad de combatir al
adversario de clase, seguirán permaneciendo en la envoltura
reivindicativa, sin salir del marco económico que las produjo.
En este sentido, la presencia del partido es absolutamente
Fracción Interna de la CCI
necesaria, además, evidentemente, de su papel de punto de
referencia estratégico que guía el asalto revolucionario y
elabora el programa comunista.
A este respecto la formulación “la clase obrera, cuando inicia
una lucha por la defensa de sus condiciones económicas
inmediata, determina objetivamente la cuestión de la
conciencia de su rol histórico” está abiertamente en antítesis
con toda interpretación de la relación partido-clase en relación
a la cuestión de la conciencia. Si fuera así, si con la sola
cuestión económica, la clase por sí misma determinara
mecánicamente la conciencia de su papel histórico, con lo que
alcanzaría la táctica, la estrategia y, finalmente, el programa
comunista, no habría necesidad de ningún partido, todo estaría
delegado al movimiento de la clase y a la maduración
autónoma hacia su papel histórico. De hecho, la verdad es al
contrario, es el partido, su vanguardia la parte más consciente
de ésta, el que opera el salto cualitativo, al buscar canalizar las
luchas del cauce reivindicativo al político.
La continuación de esta misma oración tampoco vale: “Éstas
(las luchas reivindicativas) son las condiciones objetivas de la
conciencia, de la experiencia que la clase acumula, del
alejamiento de cierto número de obreros del caos de la
ideología dominante y de la síntesis y teorización de esta
experiencia que, en el curso de la historia de la clase y de sus
luchas, hace surgir una expresión política del proletariado:
expresión política que, en cierto nivel de desarrollo, se
convierte en el partido de clase”. En este caso, en primer
lugar, se atribuye a la clase lo que es el papel del partido, para
enseguida hacer nacer al partido en fases históricas
determinadas, caracterizadas por la independencia de la
conciencia política de la clase misma. El partido es por
supuesto el fruto histórico de una serie de luchas económicas,
de síntesis y elaboraciones que provienen de la experiencia de
la lucha de clase y que, una vez vueltas táctica y estrategia,
retorna a la clase para orientarla en un sentido revolucionario,
rompiendo la envoltura economista que le cubre, pero no nace
después de que la clase en su conjunto ha terminado
independientemente su recorrido de adquisición de la
conciencia, ni nace con cada reanudación de la lucha de clase
como el resultado lógico de un recorrido evolucionista ya
trazado.
Dicho esto, nos parece haber notado una contradicción entre lo
que ustedes han formulado en el texto y lo que han propuesto
oralmente, aunque puede ser una falsa impresión de nuestra
parte, pero tendremos la ocasión de clarificar la cuestión en
nuestro próximo encuentro.
En tanto, pensamos que si nos hicieran llegar en forma escrita,
al menos en esbozo, sus primeras consideraciones, ello
facilitaría mucho la discusión específica en el marco del
transcurso de la confrontación que hemos iniciado. Estamos
todos de acuerdo (BIPR y FICCI) para decir que la cuestión
partido-clase no es una cuestión académica, por el contrario: la
claridad y el acuerdo sobre este elemento fundamental de la
teoría-praxis comunista es una condición indispensable para
este proceso de agregación de las fuerzas revolucionarias
coherentes que deseamos apasionadamente.
BIPR, octubre 2005
5
Boletín 33
INFORME SOBRE LA DISCUSIÓN
Durante el encuentro con los camaradas del BIPR, a principios
de noviembre, uno de los puntos del orden del día fue,
evidentemente, la continuación de la discusión a partir del
texto de los camaradas. Por nuestra parte, comenzamos por
tomar posición sobre su contenido y señalar los puntos de
acuerdo que teníamos con:
– la conciencia comunista comprendida, no como una simple
conciencia de ser explotada como clase obrera y de “tener
que luchar para que la explotación cese”, sino como la
“conciencia política del tiempo, los medios, las formas de
lucha, la táctica, la estrategia y el programa político” para
destruir al capitalismo e instaurar el comunismo;
– “el partido no es algo exterior a la clase”;
– “el partido nace en la clase, hace suyas todas las
reivindicaciones de la lucha de clase, desde las mínimas,
reivindicativas, hasta las estratégicas generales, hasta el
programa político completo”;
– “la relación es, pues, una relación dialéctica no entre una
clase y un partido separado de ésta y que le lleva la
conciencia desde el exterior, sino en el interior de esta
clase misma...”;
– “lo que no significa que la base del proletariado, en sus
luchas, no pueda madurar en niveles de conciencia
política”;
– “el partido, como instrumento político de la clase, debe
estar siempre presente y buscar ser, en todos los momentos
de la lucha de clases, el punto de referencia política”;
– “consideramos también como peligrosa la tesis que
pregona la necesidad del partido solamente en las fases
revolucionarias”;
– en las fases contrarrevolucionarias y de retroceso histórico
del proletariado, puede suceder que el partido desaparezca
“pero ello no impide que las vanguardias continúen el
esfuerzo de dar el mínimo de continuidad política y
organizativa”;
– en todas las circunstancias históricas, “el partido no puede
eximirse de intentar ser el punto de referencia de la lucha
de clase, sea cual sea el nivel de ésta”.
Es, pues, a partir de esta base, que la discusión se desarrolló.
En primer lugar, el conjunto de los participantes señaló que
compartíamos la misma posición sobre el partido, lo que era
algo fundamental.
lucha siguiente, a un nivel de conciencia de clase cada vez
más elevado.”
Hemos señalado que podía aparecer una contradicción en
Lenin, y por tanto en el BIPR que retoma la misma
formulación, entre el hecho de considerar a la clase obrera
como únicamente capaz de tener una conciencia solamente
“tradeunionista” y la necesidad del partido “de elevar la
conciencia”, como dice Lenin, en la clase obrera a una
conciencia de clase. Para los camaradas del BIPR, decir que la
característica fundamental de la clase obrera es no poder
superar una conciencia “tradeunionista” no quiere decir que no
pueda en la ocasión realizar grandes pasos adelante, es decir
avances políticos. Es precisamente por ello que Lenin insistía
en la necesidad de elevar la conciencia. Pero si la clase da
pasos adelante “sin el partido”, ello significa que este último
está retrasado o ausente. Es verdad que el partido, al no ser
infalible, puede equivocarse y estar en retraso. ¿No fue tal el
caso del partido bolchevique hasta el retorno de Lenin a Rusia?
Pero también es cierto que esta situación expresaba una
debilidad y que sin el partido bolchevique y su “reorientación”
de abril de 1917, la revolución de octubre no habría podido
tener lugar. ¿No fue tal el caso en Alemania, donde el partido
estaba ausente (o casi)?
Luego de clarificado este punto, nuestra fracción –que se
reivindica de los combates políticos y organizativos llevados a
cabo en los años 1970-80 por la CCI contra las tendencias
consejistas que existían entonces en su interior- ha recordado
que la CCI había conocido deslices de orden consejista ligados
a las condiciones de su constitución. En particular, hubo
tendencias a la conciliación, por no decir a la introducción, de
la idea de que el partido no podía, y por tanto de cierta manera
no debía, constituirse más que durante fases revolucionarias; o
también que la conciencia comunista podía surgir sin el
partido. Esta precisión fue la ocasión para recordarnos que el
combate político contra el consejismo, el economismo de
nuestros días, sigue siendo actual, como una cuestión
permanente y central, en la medida en que constituye
actualmente uno de los peligros principales que enfrentan los
comunistas y el proletariado.
¿Conciencia desde el “exterior”?
La discusión también precisó lo que el BIPR entendía cuando
retomaba la formulación de Lenin sobre la conciencia
“aportada desde el exterior”. Ya hemos visto que este
“exterior” corresponde a “exterior a las luchas inmediatas” de
la clase obrera. Para los camaradas, decir que el partido lleva la
conciencia desde el exterior no significa que el partido sea
exterior a la clase. Es una parte de ella. Según los camaradas,
si no se toma en cuenta que la conciencia proviene del exterior
de las luchas inmediatas, entonces se presupone que la clase
como un todo puede desarrollar la conciencia. Y a partir de
allí, ya no hay necesidad del partido.
Si se toma el ejemplo ruso, es verdad que en febrero 1917,
existía una memoria de la experiencia de 1905 en el interior de
la clase obrera. Dicho esto, tal “memoria” estaba mucho más
extendida precisamente entre las filas revolucionarias que entre
las otras “partes” de la clase.
¿Conciencia “tradeunionista” [“sindicalista”]?
Enseguida, el debate trató más particularmente sobre la
cuestión de la conciencia. Nuestra fracción subrayó que la
conciencia de clase se desarrolla esencialmente en y por el
partido, en y por las organizaciones comunistas cuando el
partido no existe.
Hemos remarcado la afirmación del texto del BIPR, que es una
de sus posiciones de siempre, según la cual “la lucha
económica surge, produce lo que puede producir en el terreno
reivindicativo, luego declina sin dejar trazas políticas si no
hay la intervención del partido revolucionario, que tiene como
tarea actuar para transformar cualquier lucha económica que
sea, ganada o perdida, en un arsenal político a restituir en la
Fracción Interna de la CCI
6
Boletín 33
Por nuestra parte, si bien no retomamos la formulación
“exterior”, compartimos la esencia de la posición y el combate
político que implica contra el consejismo. Estuvimos de
acuerdo también en afirmar que actualmente, en particular
debido a las campañas ideológicas tan fuertes de la burguesía
contra el comunismo luego del fin de la URSS y debido, de
una parte, al stalinismo, y de otra a la sofisticación de las
armas ideológicas burguesas, la necesidad del partido era
todavía más fuerte.
entonces la cuestión de la constitución del partido en 1943 no
se plantea.
Por nuestra parte, tal como para el BIPR, la discusión de esta
cuestión debe tomar en cuenta las condiciones reales,
concretas, que existían en aquélla época: por una parte las
condiciones de vida durante la guerra –represión, falta de
información, de comunicación y vínculos- y por otra parte la
necesidad de asumir las tareas de dirección política en un
periodo y lugar en que, por una parte, la clase obrera tendía a
resurgir sobre su terreno de clase, contra la guerra y, por otra
parte, frente a una burguesía que trataba de arrastrar a los
obreros al terreno del antifascismo en la “resistencia” y los
“partisanos”.
Como se puede notar, la discusión misma aportó elementos
complementarios, adicionales de clarificación política en
relación al texto de los camaradas del Buró. Entre estos
elementos de clarificación, algunos corresponden a precisiones
y puntos de acuerdo. Otros plantean otras interrogantes o
divergencias.
Entre los puntos de precisión y acuerdo, queremos subrayar
tres:
– la conciencia comunista se desarrolla fundamentalmente en
y por el partido;
– el proletariado puede en ocasiones expresar avances
políticos, “por delante del partido”, pero entonces conviene
mostrar que se trata de una situación “anormal” y de una
situación de debilidad del partido, y por tanto de la clase,
sobre todo si el partido es incapaz de corregir esta situación
sino lograr retomar los avances por su cuenta y trazar todas
las consecuencias políticas;
– el esfuerzo de continuidad política y organizativa es un
combate político permanente cualquiera que sea la
situación histórica, incluso en una situación de
contrarrevolución; y, como consecuencia, el combate
permanente por el partido, cualquiera que sea el periodo y
cualesquiera que sean las posibilidades y las formas
concretas de su existencia, es una necesidad permanente.
La discusión también ha permitido mostrar el acuerdo de
nuestra fracción con la crítica que el BIPR hacía del pasaje
citado de nuestro texto, pasaje que, tomado en sí, abre la puerta
precisamente a lo que nuestra fracción rechaza, a saber la
conciencia comunista comprendida como producto directo y
mecánico de las luchas obreras. En efecto, en un texto de toma
de posición de la fracción en relación al documento del BIPR,
hemos planteado la idead de que la conciencia de clase es un
proceso, una dinámica y, sobre todo, una práctica. De allí
desprendíamos el hecho de que esta dinámica y práctica tiene a
la clase en su conjunto como campo de expresión. De allí, a
dejar pensar que la conciencia ve el día y tiene como origen a
la clase como un todo –es decir a la clase sin el partido- no
había más que un pequeño margen, que no tuvimos el cuidado
de clarificar(5).
Quedan todavía muchos puntos por clarificar. Por ejemplo,
nuestra fracción piensa que la cuestión de la relación entre
luchas económicas y luchas políticas, tal como la presenta
Rosa Luxemburg en Huelga de masas, partido y sindicato
Continuidad política y organizativa
El conjunto de los participantes también insistió sobre la
importancia del combate permanente para “mantener el
partido” y para asegurar su continuidad política y organizativa.
Incluso si ocurren momentos en que ésta no es ya posible
momentáneamente. Esta cuestión, este combate por la
existencia del partido, es un aspecto permanente de la
actividad de los revolucionarios, cualquiera que sea el periodo
y cualquiera que sean las condiciones en las cuales se lleva a
cabo este combate.
¿“Identidad de clase?
Hemos afirmado nuestro acuerdo con la posición que el BIPR
ha presentado desde hace mucho tiempo sobre la cuestión de la
“identidad de clase”: “Pero identidad de clase no quiere decir
conciencia comunista (...) [aquélla] sigue siendo una forma de
conciencia burguesa” (Revue Communiste 2, 1984); “de
hecho, la sola identidad de clase puede ser compatible con
una ideología reaccionaria. En ocasiones, los obreros más
reaccionarios están entre los más conscientes de pertenecer a
la clase obrera” (Revolutionary Perspectives 25, Conciencia
de clase y organización política de la clase obrera).
Esta cuestión es tanto más importante a destacar por cuanto la
CCI, la nueva CCI oportunista, ha hecho su rollo, es decir su
“consigna”, “recuperar la identidad de clase”, valedera para
toda ocasión y tiempo. Y especialmente cuando los obreros
están en huelga, es decir cuando precisamente afirman su
identidad de clase en la lucha.
¿Constitución del partido al final de la segunda guerra
mundial?
Todos rechazamos la posición de Perrone-Vercesi en el
interior de la fracción italiana que veía la desaparición del
proletariado durante la guerra y que, en consecuencia,
preconizaba la disolución de la fracción. Un camarada recordó
que el camarada MC, viejo militante hoy desaparecido que
estuvo en el origen de la constitución de la CCI, defendía la
necesidad del partido y que, incluso, había planteado su
adhesión al partido creado en 1943 en Italia, cuya continuidad
orgánica actualmente es el BIPR. La crítica “histórica” de la
CCI no es que el partido no debía constituirse (si bien sesenta
años más tarde, es más fácil ver claro) en 1943 o 1945. La
crítica se refiere a las condiciones de su constitución –
confusión política, reagrupamiento apresurado y sin
clarificación política.
Los camaradas del BIPR precisaron que, si estamos de acuerdo
en el hecho de que el partido debe esforzarse permanentemente
por ser el punto de referencia política para la clase obrera,
Fracción Interna de la CCI
5
La fracción tratará de expresar este punto con mayor claridad,
profundizándolo primero en su seno, antes de volver al respecto
públicamente.
7
Boletín 33
(1906), es ciertamente un punto que deberemos abordar con
los camaradas para ver el grado de acuerdos y desacuerdos que
podemos tener, con el fin de clarificar lo mejor posible esta
cuestión... actual. De lo que estamos convencidos, y sin duda
los camaradas del BIPR también, es que el texto de este último
y los puntos de clarificación a los cuales su discusión ha dado
lugar, son el marco, la base, de la continuación del proceso de
confrontación política y de reagrupamiento. Y, por nuestra
parte, estamos también totalmente convencidos de que esta
clarificación no concierne solamente a nuestra fracción y al
BIPR. Cierto, establece fundamentos comunes y refuerza los
vínculos y la colaboración estrecha de nuestra fracción con el
Buró. Pero ésta va mucho más allá. Se dirige y debe interpelar
a todos los grupos políticos que se reclaman de la Izquierda
comunista italiana. Se dirige a todos los militantes comunistas
que desean inscribirse seriamente en la lucha histórica del
proletariado, y en particular que quieren participar en el
proceso de constitución del partido mundial del proletariado.
Marca un momento, una etapa importante de este proceso en el
plano teórico y político.
La fracción interna de la CCI.
Noviembre de 2005.
***
Discusiones con el BIPR el 30 y 31 de julio de 2005
Este verano hubo, en Milán, dos días de discusiones fructíferas
entre el BIPR y nuestra fracción (6) en los cuales abordamos
aspectos importantes de la situación internacional, la cuestión
de la decadencia del capitalismo, así como la cuestión del
partido.
No se ha notado, de ninguna de las dos partes, una actitud que
consistiera en querer imponer sus puntos de vista o mantenerse
fija en sus propias certezas; ha habido, por el contrario, la
paciencia para escuchar al otro y responder de la manera más
seria a su argumentación, respetando de esta manera el método
y el espíritu que debe haber para futuras discusiones con miras
a lograr un fortalecimiento aún mayor de las relaciones entre
las organizaciones del medio comunista.
Sobre la situación internacional, se subrayó la gravedad de ésta
en lo que concierne a la preparación de la guerra generalizada
por parte de la burguesía, incluyendo en esta dinámica la
utilización que ésta hace actualmente del terrorismo. Así
mismo, la tendencia a la formación de bloques que sigue
acelerándose, con el polo alrededor de los EUA e Inglaterra
por un lado y el acercamiento cada vez más estrecho de la
pareja franco-alemana, de Rusia e incluso China del otro. Los
actos terroristas se inscriben en esta tendencia hacia la
agudización de las rivalidades imperialistas en el mundo
capitalista en crisis mortal. A través de la multiplicación de
maquiavélicas campañas antiterroristas, cada burguesía, sobre
todo la de las grandes potencias, aprovecha para reforzar su
aparato de Estado y para desencadenar campañas chovinistas,
esencialmente dirigidas contra la clase obrera, al afirmar que el
terrorismo viene del exterior y que hay que prepararse en los
planos militar y represivo para hacerle frente, mientras que ella
y sus consortes son los primeros responsables, si no es que los
jefes.
En el marco de esta preparación de la guerra generalizada, se
ha señalado las grandes maniobras militares que se han
desarrollado en varias partes últimamente, como medio de
intimidación hacia los rivales. Así, por ejemplo, el enorme
despliegue de fuerzas militares que los EUA han llevado a
cabo frente a las costas de China, con ocho unidades de guerra,
cada una incluyendo un portavión superarmado, para tratar de
intimidar al gigante asiático el cual, lejos de desanimarse ha
respondido: “en este momento tenemos la capacidad de
destruir 5 de las 8 unidades desplegadas por los EUA, pero en
diez años seremos capaces de destruirlas todas”.
También se ha notado que hace algunos meses Rusia y China
hicieron ejercicios militares comunes, que Japón mismo ha
hecho sus propios ejercicios militares en su propio terreno con
miras a prepararse frente al aumente de las tensiones en esa
región en general, pero principalmente entre las dos Coreas.
Después del análisis de la situación internacional sobre el
aumento de las tensiones, hemos tenido la preocupación de la
necesaria denuncia, por parte de las organizaciones comunista
ante la clase obrera, de esta vía que quiere abrir la burguesía
hacia la guerra generalizada.
Sobre el punto de la decadencia hemos desarrollado una
discusión muy fructífera especialmente porque el BIPR
presentó a nuestra delegación un documento, elaborado en la
víspera de la reunión que muestra el grado de seriedad con el
cual este grupo en general considera el debate político entre
comunistas. Ha habido globalmente un acuerdo general sobre
la mayor parte de los puntos, sobre todo sobre la
caracterización del periodo, sobre su apertura al inicio del siglo
veinte con la primera guerra mundial como manifestación
esencial. Otros puntos quedaron pendientes de profundización.
Sobre la cuestión del partido, hubo numerosos e importantes
puntos de acuerdo, tal como el de la necesidad vital del
partido, de la organización política de la clase obrera; acuerdo
sobre el hecho de que este organismo no es automático y no
surge espontáneamente al “calor” de las luchas. Ha habido
también un pleno acuerdo sobre el hecho de que todas las
fuerzas comunistas actuales deben canalizar sus esfuerzos para
favorecer la aparición del partido antes de la oleada
revolucionaria; así, el BIPR no se considera como el partido
actualmente sino que está por su formación y concentra sus
esfuerzos en ello. Uno de los puntos que queda por profundizar
es la cuestión de la experiencia de la fundación del partido en
Italia en 1943-45, así como la experiencia de Bilan.
Todo contacto, toda relación que se mantiene actualmente
entre grupos del campo proletario en la óptica de clarificar
puntos políticos es de una importancia vital para nuestra clase,
tanto más por cuanto uno de los protagonistas constituye
actualmente el único polo serio de reagrupamiento a escala
internacional. Decimos esto por razones evidentes, en relación
a la CCI que, en tanto que organización ha entrado en una
deriva política y organizativa desde 2001, de la cual no parece
6
. Este encuentro en Milán entre el BIPR y una delegación de nuestra
fracción con ocasión del viaje a Europa de nuestros camaradas de
México fue evocado en la presentación del boletín 32.
Fracción Interna de la CCI
8
Boletín 33
salir; por el contrario, parece hundirse cada vez más en el
abandono de la herencia política de los movimientos pasados y
del legado de las organizaciones revolucionarias anteriores.
Hasta 2001, se podía considerar que solamente quedaban dos
polos de reagrupamiento que se expresaban a través de sus
posiciones y una tradición política histórica basada en la
herencia revolucionaria del pasado, a saber la Corriente
comunista internacional (CCI) y el Buró internacional por el
partido revolucionario (BIPR); desafortunadamente la crisis
que ha estallado en este periodo, y el hundimiento político y
organizativo que le ha seguido, en la CCI no dejan ya más que
un polo de referencia y reagrupamiento válido para los
revolucionarios, el BIPR.
La deriva de la CCI no le afecta únicamente en el plano
organizativo, sino a diversos niveles. De entrada, ha dejado de
ser un polo de referencia para las pequeñas fuerzas comunistas
que surgen en diversas partes del mundo y para quienes las
crean; juega cada vez más un papel de polo de confusión y
desorientación que tiende finalmente a conducir a todas las
“nuevas energías que surgen” a la nada. Su política de “el que
no está conmigo merece desaparecer” o de la “tierra quemada”
le conduce inmediatamente a desarrollar una política
destructiva, hecha de manipulaciones y calumnias contra las
diferentes partes que constituyen actualmente el campo
proletario serio, incluidos los que buscan unírsele.
A los ataques redoblados que sufren actualmente por parte de
la CCI de los “liquidadores”, los grupos y elementos
comunistas serios, lejos de desanimarlos o confundirlos,
responder reforzando sus lazos y las discusiones entre ellos
como medio de reforzar y clarificar las posiciones en el interés
del proletariado.
Para concluir, afirmamos que nuestra fracción tiene la
convicción y determinación necesarias para impulsar y
participar en este tipo de encuentros y debates entre las
verdaderas fuerzas comunistas internacionalistas que existen
actualmente y que inscriben su actividad en la perspectiva de
la fundación del partido. Sobre este camino, el BIPR tiene
actualmente, según nosotros, una gran responsabilidad sobre
sus espaldas.
Septiembre 2005.
***
SITUACIÓN INTERNACIONAL
Intervención de la fracción en una situación social en movimiento
Durante los dos meses anteriores, nuestra fracción ha
intervenido en varias ocasiones, en el seno de nuestra clase,
mediante la distribución de un volante de llamado a desarrollar
las luchas obreras, y de una toma de posición sobre el
significado de los acontecimientos sociales en los suburbios de
las grandes ciudades francesas. Hemos considerado que, en un
contexto general de reanudación de las luchas proletarias, a
partir de 2001, después de un largo periodo de retroceso, este
otoño ha sido marcado, en Francia particularmente, por un
impulso de cólera y combatividad importante en el seno de la
clase obrera contra la degradación acelerada e insoportable de
sus condiciones de vida.
Un primer volante, fechado 16 de octubre, respondía a cierto
número de luchas obreras que, especialmente en Francia luego
de la “jornada nacional de acción” del 4 de octubre no habían
sido sofocadas ni conducidas al atolladero, a lo que esas
“jornadas de acción” conducen en general. La cólera obrera se
mostraba, los motivos de esta cólera eran a la vez palpables y
concernían a una proporción cada vez más importante de
obreros y sectores de producción. Se presentaba a los obreros
la ocasión para emprender la lucha en masa. Nuestro volante
se titula “Multipliquemos y unamos nuestras luchas”.
El segundo documento sobre los “disturbios” en los suburbios
fue distribuido en forma de volante a partir del 10 de
noviembre. Se trataba para nuestra fracción de dar un análisis
sobre estas revueltas en el marco marxista, resaltando en
primer lugar que son la manifestación patente de la quiebra del
sistema, el capitalismo, que las engendra, del atolladero en el
cual éste mete a los hijos de los proletarios, así como hace
cada vez más insoportable la suerte de sus padres mal
Fracción Interna de la CCI
pagados, sometidos a condiciones de trabajo cada vez más
duras o, simplemente, al desempleo, a las condiciones
precarias, al subempleo, etc.
Para nosotros, la revuelta de los jóvenes proletarios en los
suburbios no expresa desafortunadamente más que un odio
impotente al cual solamente el desarrollo de las luchas obreras,
especialmente en las empresas, puede abrir perspectivas
positivas.
I Las condiciones de la reanudación obrera y sus
obstáculos
El proceso de desarrollo de la lucha de clase no es lineal. Si
bien las condiciones objetivas (económicas, sociales, políticas,
etc.) definen un contexto general de relación de fuerzas entre
las clases, en ocasiones suceden, en periodos cortos,
oportunidades que la clase obrera logra aprovechar para
impulsar su lucha.
Es así como, en el contexto de reanudación global en el cual
estamos desde hace algunos años, se abrió una brecha este
otoño a nivel internacional y especialmente en Francia,
haciendo posible un impulso significativo del combate
proletario.
Por no citar más que los ejemplos más recientes se puede
señalar que:
- En Portugal, 20,000 personas se manifiestan en las calles de
Lisboa y Porto el 10 de noviembre contra las restricciones
presupuestarias;
- En Bélgica, los obreros expresan su rechazo a la instauración
del sistema de retiros. En dos ocasiones, el 7 y el 28 de
octubre, una huelga general bloqueó las empresas, transportes
9
Boletín 33
públicos y reunió masivamente en las calles a los trabajadores
de los sectores público y privado, a los trabajadores precarios,
etc.
- En Alemania, los empleados de varias clínicas universitarias
iniciaron una huelga indefinida a principios de octubre por un
aumento de salario y contra la perspectiva de un alargamiento
de la jornada de trabajo.
Esta serie de huelgas se inscribe en una fase de reanudación
obrera más general que abarca a todos los continentes, a todos
los países: India, China, Argentina, Rusia, Suecia, América del
Norte, e incluso Israel y la Banda de Gaza.
Las informaciones sobre estas luchas son, por lo menos,
“discretas” por parte de los medios de difusión burgueses. De
hecho, es esencialmente a una verdadera empresa consciente
de censura lo que tiene lugar.
La clase dominante guarda silencio las reacciones obreras y el
hecho de que, en cualquier parte del mundo en que se
manifiestan, las causas y reivindicaciones son del mismo tipo,
van en el mismo sentido: defensa de las condiciones de trabajo
y salario, rechazo a las medidas que prolongan la duración del
trabajo y retardan cada vez más la edad del retiro, disminución
de los efectivos y aumento de la carga de trabajo para los que
lo mantienen, precarización general de las condiciones de vida
y trabajo, etc.
Esta concordancia en las reivindicaciones corresponde a la
uniformización de las condiciones obreras por todo el mundo.
Y la burguesía debe, para asegurar la perpetuación de su
dominación, ocultar este rasamiento de las condiciones y las
expresiones de su comprensión en las filas obreras que
podrían desembocar en una dinámica de generalización y
unificación de las luchas obreras.
Y cuando ya no es posible ocultar las reacciones proletarias,
las dos armas que utiliza la burguesía –además del trabajo de
sabotaje clásico y habitual de los sindicatos- consiste, por una
parte, en tratar de provocar el rechazo a la lucha al máximo de
obreros caricaturizando y denigrando a las que están en curso,
y por otra parte, lo que es más nuevo, amenazando o utilizando
la fuerza bruta. Es lo que se ha podido constatar en Francia
recientemente.
La denigración: Las presentaciones públicas de ministros y
políticos burgueses que desarrollan una avalancha de discursos
de desprecio e insulto hacia los trabajadores en lucha, están en
primera plana de todos los medios de información como nunca
antes. Los obreros son comparados con “tomadores de
rehenes”, si no es que “terroristas”. Y las huelgas son
declaradas “injustificadas y fundamentalmente peligrosas”(7).
La fuerza bruta y la amenaza: La amenaza de una represión
individual a los obreros que persistieran en la huelga fue
agitada varias ocasiones para poner fin a la huelga. La huelga
de los tranviarios de la RTM en Marsella fue decretada
“ilegal” por las instituciones judiciales luego de 32 días; los
huelguistas recalcitrantes se exponen a tener que pagar una
multa de 10,000 euros. En los aeropuertos de París es... el
antiterrorismo el que viene en ayuda de la dirección de la
empresa CBS: luego de seis días de huelga, hizo intervenir a la
subprefectura local “para restablecer el orden público y
tomando en cuenta la urgencia” ligada “al contexto del plan
Vigipirata”, se estableció una “orden de requisición”. Los 800
empleados de la empresa, en huelga al 100% en ese momento,
tuvieron que volver a sus puestos de trabajo bajo la amenaza
de sanciones ejemplares (6 meses de arresto y 10,000 euros de
multa).
El sabotaje sindical y, de cierto modo, el “silencio de los
medios” a propósito de las luchas no son hechos nuevos, si
bien la utilización que se hace de esto actualmente es mucho
más sistemática. En cambio, el hecho de que la burguesía
recurra de manera intensiva a la denigración y ahora a los
medios de fuerza, es significativo de la situación a la cual está
confrontada. Como lo hemos dicho en nuestro boletín, la clase
dominante debe a la vez orientarse hacia la guerra generalizada
(bipolarización, etc.) y a la vez imponer una miseria creciente
a la clase obrera. Tiene, ante esta última, cada vez menos
margen de maniobra y debe “actuar mediante la fuerza” si es
necesario.
Es lo que caracteriza a la situación en la cual hemos entrado
desde hace algunos años; y la clase obrera, a través de sus
luchas desde 2001, ha comenzado a oponerse directamente a
estos planes de la burguesía. Sin tomar conciencia aún de la
importancia crucial de lo que está en juego.
Es sobre este plano que el papel de algunas minorías
comunistas toma todo su sentido, toda su importancia.
II La intervención de los revolucionarios
En la situación presente, en la fase de reanudación que se
confirma, la primera responsabilidad de los comunistas es de
entrada trabajar por la clarificación política y el
reagrupamiento de sus fuerzas, en el combate contra las
derivas oportunistas que amenazan. Esto no significa que
puedan dispensarse de una intervención “directa” en el seno de
su clase cuando la situación lo exige y sus fuerzas lo permiten.
Es una obviedad decir que las tareas y el papel de los
revolucionarios consisten esencialmente en estar al frente de su
clase, “ser su parte más consciente”, como decía Marx en el
Manifiesto del partido comunista.
Con estos dos volantes, nuestra fracción se esfuerza por
aprovechar la brecha abierta en el frente social para llamar a
extender y generalizar las luchas obrera y destacar lo que
verdaderamente se halla en juego en la situación, más allá de
las reacciones inmediatas contra las condiciones de vida,
trabajo y salario en un caso; más allá de las explosiones de
cólera impotentes de jóvenes obreros condenados a la nada
social por la burguesía, en el otro caso.
En particular, nuestro llamado a la “multiplicación de las
luchas” se justifica igualmente, a nuestros ojos, por el hecho de
que, durante este periodo (necesariamente corto), nuestra clase,
por este medio tiene, además, la posibilidad de desbaratar los
planes de la burguesía que hemos evocado más arriba:
7
. R. Muselier, adjunto a la administración de la ciudad de Marsella,
entrevistado en un canal de la TV francesa el 10 de octubre durante
los conflictos de ferrocarriles, transportes y muelles en esta ciudad,
como portavoz de toda la burguesía declaraba: “Todo esto es un
drama absoluto. A causa de los ferrocarriles, Marsella se pone en
huelga... y por porosidad tenemos un efecto dominó en conflictos que
no tienen absolutamente nada que ver unos con otros, donde
quedamos atrapados como rehenes, donde los marselleses quedan
atrapados como rehenes... estas huelgas son injustificadas y
fundamentalmente peligrosas.”
Fracción Interna de la CCI
10
Boletín 33
- Haría saltar así la capa de silencio que se pone sobre la
mayor parte de las luchas obreras que existen ya y que no son
conocidas por el conjunto de la clase.
- Rechazaría el dejarse intimidar o desmoralizar por las
mentiras y otras tentativas de desacreditar la lucha obrera, así
como por la represión o su amenaza.
Además del trabajo de sabotaje permanente que hacen sobre el
terreno los sindicatos, y que se traduce sobre todo en el
aislamiento fatal de cada lucha, con la censura y la
deformación constante de la realidad, la clase dominante hace
todo lo posible para que las expresiones de combatividad que
existen no sirvan como ejemplo para todos los obreros, que no
se extiendan como mancha de aceita; en suma, hace todo lo
posible para que las lucha no se multipliquen ni se unifiquen.
Mediante estas intervenciones en el seno de nuestra clase,
tenemos la certeza de que nuestra fracción asume plenamente
sus responsabilidades de organización política del proletariado.
Nuestra tarea de comunistas consiste, de entrada y ante todo,
en trazar perspectivas para su combate histórico; pero esto no
debe, en ningún caso, llevarnos a subestimar y dejar de lado
sus luchas “económicas” cotidianas por la defensa de sus
intereses inmediatos. En este sentido, debemos ser capaces de
dar a los obreros perspectivas concretas y realizables. Sin
embargo, en nuestra participación en cada movimiento de
nuestra clase, debemos orientar sus expresiones de cólera hacia
el único objetivo concreto y realista, la lucha sin compromiso
contra un sistema capitalista que no ofrece, por él mismo, otras
perspectivas que mayor miseria y la guerra generalizada, para
terminar.
Es en respuesta a estas exigencias que nuestra fracción,
presente en las diferentes manifestaciones desde el 4 de
octubre y en las puertas de algunas empresas, ha intervenido
en numerosas ocasiones mediante volantes tanto en Francia
como en México.
Noviembre 2005.
Contra la miseria creciente que nos impone la burguesía
MULTIPLIQUEMOS Y UNAMOS NUESTRAS LUCHAS
Por todas partes, sin cesar, llueven los ataques antiobreros, ataques que los capitalistas y sus esbirros políticos y mediáticos – con
la “comprensión”, por no decir la complicidad activa de los sindicatos- presentan como “indispensables, “inevitables”, e incluso
“en el interés de los obreros”.
Estas últimas semanas, en Europa –el corazón del capitalismo- se han expresado reacciones obreras cada vez más numerosas, las
cuales muestran claramente un poderoso ascenso de la cólera y combatividad en el interior de nuestra clase.
En Europa,
- La primera huelga general desde hace 12 años, el 7 de octubre, bloqueó toda Bélgica y movilizó masivamente a los trabajadores
contra el proyecto gubernamental de reforma a la seguridad social y los retiros. En esta huelga participó activamente tanto el
sector público (transportes, maestros, hospitales…) como empresas privadas (Ford de Genk, Volkswagen de Bruselas, las varias
siderúrgicas de Arcelor…).
- En Alemania, por primera vez en los hospitales, millares de asalariados de las cuatro clínicas universitarias del Baden
Wurtenberg se han lanzado a la huelga indefinida el 5 de octubre, por aumentos de salario y el mantenimiento de los horarios de
trabajo de 38 horas y media contra las 40 que los patrones intentan reintroducir. En Berlín, el mismo día, los asalariados de la
fábrica de electrodomésticos AEG estaban en lucha contra el cierre de la empresa (1,750 empleos suprimidos). Estas luchas ni
siquiera son mencionadas en los medios de difusión, “ocupados” en dar cuenta del circo electoral.
- En Francia, después de la jornada de acción sindical del 4 de octubre, marcada por manifestaciones que agrupaban a fuertes
delegaciones de trabajadores del sector público y privado (British Airways, Aeropuertos de París, Renault, Citroen…), se
desencadenaron huelgas en varias empresas del país:
-Está por supuesto el largo conflicto “mediatizado” de la SNCM;
- pero no hay que olvidar el de los trabajadores del puerto de Marsella, así como el de los tranviarios que entraron en lucha el 4
de octubre contra la amenaza de supresiones de empleo resultante de una reestructuración de la empresa.
- En Nancy, los trabajadores de los transportes públicos tomaron el mismo camino el 5 de octubre, reivindicando un aumento de
salario del 8% desde 2005. El 12 de octubre, en el noveno día de huelga, casi 77% de los conductores y 50% del personal total
continuaban la lucha.
- En los Correos, la tensión está al máximo grado, en los centro de clasificación de la región parisina, ante una tentativa de la
dirección de someter a los trabajadores a ritmos de trabajo insostenibles. En la noche del 10 de octubre tuvo lugar un paro de
labores en el centro de clasificación de Gonesse luego de una reunión de información de la CGT. Este paro se convirtió en una
huelga que duró 3 días, con una participación del 75 a 80% de huelguistas.
- A lo anterior hay que añadir, entro otros, la lucha que llevaron a cabo la casi totalidad de los 800 trabajadores de la CBS en los
aeropuertos de París, que volvieron al trabajo luego de seis días de huelga y bajo la amenaza de sanciones sin precedente (6 meses
de prisión y 10,000 euros de multa).
Todas las fuerzas burguesas (gobierno, políticos, medios de difusión, sindicatos) están unidos para imponer, hasta donde puedan,
una censura sobre la mayor parte de las luchas. Y cuando no lo logran, desarrollan sistemáticamente las peores mentiras acerca de
ellas para desacreditarlas.
Fracción Interna de la CCI
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Boletín 33
El objetivo de esta hipócrita política es, evidentemente, hacer todo lo posible para impedir que continúe desarrollándose esta
“marea ascendente”: Se hace el silencio sobre la mayor parte de los focos de luchas obreras para evitar “echar gasolina al fuego”,
para evitar que sirva de ejemplo e impulso a todos los obreros que todavía se muestran vacilantes; y se deforma a propósito la
realidad de las luchas más “visibles” para que las masas obreras las rechacen, para disuadirlas de que a su vez expresen su
combatividad, y con ello, su solidaridad activa con las que ya están luchando.
OBREROS,
Estamos descontentos, y tenemos mil razones para estarlo. El capitalismo, que está en quiebra, y que tiene dificultades para
camuflajearse detrás de la “democracia burguesa” y del “liberalismo”, ya sea “salvaje” o “social”, no deja de golpear, sin
descanso, y frecuentemente hasta con arrogancia, nuestras condiciones de vida, de trabajo, nuestros empleos, nuestros salarios,
nuestras pensiones de retiro, nuestra salud, la educación y porvenir de nuestros hijos…
Ya que esta vida miserable que nos impone la burguesía es más que nunca insoportable, ya que esta clase bárbara, cínica
y desvergonzada solamente nos ofrece una situación aún peor, ya es tiempo, para la mayoría de nosotros, de expresar
abiertamente nuestra cólera mediante la lucha.
OPONGAMOS EL FRENTE SOCIAL MÁS AMPLIO A LA BURGUESÍA,
- Si queremos, por un lado, hacer saltar la capa de silencio y mentiras que nos impone con el evidente fin de debilitar nuestro
legítimo combate,
- si queremos, por otro lado, deshacer sus políticas criminales que son en todas partes las mismas, y que solamente defienden a
sus intereses. No olvidemos nunca que nuestros intereses de proletarios y los de esta clase dominante, contrariamente a lo que su
propaganda actual nos asesta, no solamente no tienen nada en común, sino que sobre todo son totalmente opuestos.
La ”buena marcha” de las empresas y los “buenos negocios” de los capitalistas se logran siempre a nuestras expensas y al precio
de nuestra miseria.
¿CÓMO LUCHAR? ¡TODOS Y JUNTOS!
TODOS, significa:
- En todas partes, en las empresas, en las administraciones, en el sector público, en el privado, cuando caigan las medidas
antiobreras;
- masivamente, para imponer la fuerza de nuestro número;
- participar, lo más numerosamente posible, en las manifestaciones (que son, por el momento, convocadas por los sindicatos)
incluso cuando no se está en huelga, y no dudar en reagruparse con los contingentes para imponer la generalización, la extensión
y la unidad de la lucha a todos los sectores, como se hizo durante las huelgas de la primavera de 2003 a iniciativa de los maestros.
JUNTOS, significa:
- unirse por encima de las divisiones de sector, empresa, fábrica, corporación, etc.;
- unirse a partir de nuestros intereses fundamentales y que nos son comunes (salarios, contra las supresiones de empleos, los
despidos…).
Pero, para ello, DEBEMOS CONTAR ÚNICAMENTE CON NUESTRAS PROPIAS FUERZAS, -que son inmensas- para
apropiarnos de nuestras propias luchas mediante comités de huelga elegidos y revocables por nuestras asambleas generales, con el
fin de organizarlas y extenderlas mediante delegaciones masivas que vayan a otros focos de lucha de los alrededores.
El único responsables de la acelerada degradación de nuestras condiciones de vida es el capitalismo, así como es el único
responsable de la multiplicación de las calamidades “humanitarias” (hambrunas, epidemias, destrucciones supuestamente
“naturales”…), de las mortíferas guerras que están proliferando y sembrando la muerte y desolación por todo el planeta.
Es la burguesía –la clase portadora y única beneficiaria de este bárbaro sistema-, especialmente la de las grandes potencias, la que
nos quiere hacer creer en sus cruzadas amañadas por la “victoria de la democracia en el mundo”, y en sus hipócritas campañas
humanitarias por “la solidaridad de los ricos con los pobres” y que, al mismo tiempo, rechaza odiosamente y sin piedad a las
masas de miserables que huyen del horror y la muerte en sus países. Es la que fomenta, atiza, mantiene y multiplica los focos de
guerras y que, sobre todo a partir de septiembre de 2001, ha inscrito en sus planes la perspectiva de una tercera guerra mundial,
única “solución” a la crisis mortal de su sistema.
Es un sistema y una clase que la historia ya ha condenado y que hay que derrumbar, mediante la revolución proletaria, antes de
que destruyan al planeta entero.
OBREROS,
Solamente nuestra clase tiene la capacidad de dar otra perspectiva a la humanidad. Pero para ello, comencemos desde
ahora el combate y defendamos con uñas y dientes nuestros intereses de clase dura y cotidianamente atacados, y
levantemos nuestras luchas todos juntos.
Fracción Interna de la CCI
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Boletín 33
Octubre 16, 2005
Fracción Interna de la Corriente Comunista Internacional
La violencia en los suburbios es una expresión de la quiebra histórica del capitalismo
Sólo la clase obrera puede destruir al capitalismo
La violencia que azota los suburbios de las ciudades francesas es una nueva expresión de la quiebra del capitalismo y del carácter
de clase del Estado burgués.
Si bien surgió a partir de la muerte de unos jóvenes que volvían de un partido de fútbol en el suburbio de Clichy sous Bois
quienes, aterrorizados por los métodos habituales y cotidianos de la policía, querían escapar a uno más de los “controles de
identificación” forzosos, tal violencia era –tarde o temprano- inevitable, previsible, e incluso “prevista” debido a la situación de
miseria y desesperanza que existen en esos barrios pobres y obreros.
¿La inseguridad? ¡Es la inseguridad provocada por la clase capitalista!
El capitalismo se muestra incapaz de integrar en su modo de producción a un número creciente de hijos de familias obreras
(frecuentemente estas mismas afectadas desde hace décadas por el desempleo y la precariedad). Esos hijos de obreros, sin otra
perspectiva que la desocupación, la miseria, caen –los más frágiles de ellos- en la violencia gratuita, en el tráfico y la
delincuencia.
En cuanto a los otros, la gran mayoría, que no ceden del todo a la desesperanza, la única perspectiva es la misma que la de sus
padres: la “precariedad”, los pequeños empleos, la arrogancia y la dictadura de los pequeños jefes y patrones por salarios de
miseria y la amenaza constante de despido. Todo esto en condiciones de vida, alojamiento, transporte, vivienda, cada vez más
insalubres e insoportables.
La verdadera “inseguridad de los suburbios”, es la inseguridad de las condiciones de vida impuestas por el capitalismo. La
inseguridad es el capitalismo.
¿La violencia? ¡Es la violencia de la clase capitalista!
La única respuesta de la burguesía y su Estado a esta situación de miseria y desesperanza es la represión. La represión contra los
incendiarios y los lanzadores de piedras, pero también la represión contra esos barrios y su población. Igual que la burguesía
estadounidense, después del huracán Katrina había primero y ante todo ordenado disparar sobre la población pobre de Nueva
Orleans que estaba hambrienta, la burguesía francesa declara el estado de alerta e instaura el toque de queda. Esto quiere decir:
presencia policíaca masiva, detenciones a lo ciego, condenas a penas de prisión “urgentes”, “para dar el ejemplo”, derecho de
investigación policíaca a todas horas en los domicilios, etc...
Es un verdadero lenguaje de guerra civil el que emplea la burguesía. Tal como Bush y la burguesía estadounidense utilizó los
helicópteros para ametrallar a civiles, Chirac y la burguesía francesa hacen que los helicópteros hagan ronda toda la noche
ensordeciendo y encegueciendo los inmuebles de las ciudades para crear as í un clima de guerra y terror acrecentado. De paso,
hay que notar que es una nueva ocasión para la burguesía, después de las medidas antiterroristas, para “acostumbrar” a la
población a las medidas guerreras y al estado de sitio.
Para quien conoce la cotidiana actitud agresiva, insultante, altanera, provocadora de la policía, es decir en una situación “normal”,
de “calma”, en particular en los suburbios obreros, es fácil comprender lo que significa concretamente, para la población obrera
de esos barrios, “el estado de alerta”, el toque de queda y el despliegue masivo de las fuerzas de la policía.
La “violencia” de los suburbios, es en primer lugar la violencia del Estado burgués.
¿Los incendio en las ciudades? Ninguna esperanza, ninguna perspectiva
La minoría de “jóvenes” que incendian los automóviles y las escuelas son hijos de obreros. Tal como sus amigos y compañeros
de escuela. Sus vecinos pertenecen prácticamente a la misma clase social, a la clase obrera. Todos, sea cual sea su origen o
“creencia religiosa”, forman parte de una misma clase. Y sin embargo, atacan y destruyen esencialmente sus propios barrios, ya
de por sí deteriorados, los autos de sus vecinos, las escuelas y gimnasios a los cuales han ido o siguen yendo. Y a veces incluso,
algunos atacan físicamente a los individuos, padres, amigos, vecinos, lo que llega incluso a provocar la muerte.
Esta violencia es tanto más ciega por cuanto se ejerce principalmente, directa o indirectamente, contra los vecinos y padres, o
también contra los conductores de autobús, maestros, bomberos, etc... Es decir contra los suyos.
Esta violencia, que da la espalda a una lucha organizada y colectiva contra el verdadero responsable de la miseria y de la
desesperanza, es decir el capitalismo y la clase social que domina esta sociedad por medio del Estado, no tiene esperanza ni
perspectiva. Peor aún, da el pretexto para imponer una presencia policíaca aún más importante, en nombre de la seguridad de los
“ciudadanos”, y un control aún más fuerte de la población.
Contrariamente a lo que algunos podrían creer, la “revuelta”, cuando hay realmente “revuelta”, tal como se expresa ahora,
solamente sirve finalmente al Estado burgués y al capitalismo.
El conjunto de trabajadores asalariados, obreros, empleados, desempleados son afectados y golpeados por las destrucciones
materiales provocadas, por la presencia policíaca acrecentada, por las exageraciones y los comentarios de desprecio de los
medios, por el clima de violencia y desconfianza, por no decir de terror, que se instala en esos barrios. Todos rechazan estos actos
Fracción Interna de la CCI
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Boletín 33
de violencia gratuita y ciega. Muchos rechazan también la presencia masiva de la policía y el “estado de alerta”. Todos se sienten
atrapados entre el temor creciente de las bandas en los barrios que ejercen en ocasiones un verdadero terror, y el terror ejercido
por la policía y el Estado.
Deben rechazar dejarse encerrar en la falsa alternativa, o dejar hacer, o la represión policíaca. El capitalismo y su Estado son
incapaces de responder a la miseria y la desesperanza. En realidad viven de ellas.
¿Quién puede destruir al capitalismo ? ¿Cómo hacerlo?
Estos acontecimientos dramáticos expresan la ausencia de “perspectivas”, se dice por todas partes. Pero ¿quién puede ofrecer una
perspectiva real, realista, y portadora de esperanza? Ciertamente, no el capitalismo. Ciertamente, no el Estado burgués.
Ciertamente, no las fuerzas políticas, ni de derecha ni de izquierda, que forman parte de un modo u otro de este Estado.
Solamente las luchas de la clase obrera, las que resisten a los diferentes ataques del capitalismo, son el camino para oponerse
realmente al capitalismo. Solamente su desarrollo y su extensión puede ofrecer una perspectiva, la única realista, la de un
enfrentamiento generalizado eficaz contra el Estado burgués. Solamente la lucha de clase, clase contra clase, puede destruir al
capitalismo e instaurar una nueva sociedad en la cual la miseria, la guerra, la explotación, y finalmente la división en clases
sociales desaparezcan. Esta sociedad del único futuro posible es la sociedad comunista.
¿Qué hacer ahora?
Ahora, en esta situación de huelgas y “tensiones sociales”, una gran parte de los obreros, jóvenes y padres, una gran parte de la
población de esos barrios, ha comenzado a debatir estas cuestiones y a discutir con los “jóvenes”. Hay que desarrollar estas
reuniones, estas discusiones, y organizarse para volverlas lugares abiertos, a la vez de debates y propuestas concretas sociales y
“políticas”, para sacar al mayor número posible de “jóvenes” del callejón sin salida destructivo y mortal en el cual se han metido.
Al mismo tiempo, estos últimos meses ha habido huelgas y manifestaciones obreras( 8). En particular en los transportes urbanos
como en Marsella, y más recientemente en Nancy, Burdeos, etc... pero también en numerosas empresas del sector privado y
público, contra los despidos o por aumentos de salario. Igualmente, manifestaciones de desempleados, si bien ampliamente
controladas por los partidos de izquierda del capital y los sindicatos, se han llevado a cabo. Es en la multiplicación de estos
combates y en su reunión, su unificación, que los sentimientos de revuelta de los hijos de los obreros, así como de sus padres,
deben poder expresarse eficazmente.
En relación con estos combates, los obreros deben tomar a cargo las cuestiones y los problemas ligados a las dificultades y la
miseria de la vida en los suburbios obreros; tanto a nivel concreto, inmediato, proponiendo reivindicaciones “de barrio”, como a
nivel general e histórico denunciando al responsable de estas condiciones de vida, es decir al capitalismo. Corresponde al
conjunto de la clase obrera, mediante el desarrollo de las luchas reivindicativas, a los asalariados, a los desempleados, pero
también planteando reivindicaciones concretas, condiciones de alojamiento, transporte, escuela, el presentar al conjunto de la
sociedad una perspectiva de lucha colectiva contra el capitalismo. La afirmación y el desarrollo de esas luchas a la vez de
“apagar” la violencia gratuita y ciega, es la verdadera respuesta contra el capitalismo porque, aunque no sean suficientes como
tales, llevan con ellas “la hidra de la revolución”, como decía Lenin.
Corresponde a los comunistas, a los revolucionarios, y a los obreros más conscientes y combativos, el “ganar” al conjunto de la
clase obrera para este combate, en particular a las nuevas generaciones de “jóvenes” obreros.
Es la única vía frente al capitalismo y su Estado. No hay de otra.
Noviembre 10, 2005
Fracción Interna de la Corriente Comunista Internacional
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Ver nuestro volante Contra la miseria creciente que nos impone la burguesía, multipliquemos y unamos nuestras luchas, en nuestro sitio web.
Fracción Interna de la CCI
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COMBATIR AL OPORTUNISMO
Reproducimos aquí nuestra denuncia del más reciente acto de represión física de la CCI contra nuestra Fracción. Aunque fue
incapaz de movilizar ni siquiera a un militante para que difundiera su prensa y su toma de posición sobre los sucesos de los
suburbios durante las diferentes manifestaciones en París y en su periferia durante este período; la CCI sí logró, una vez más,
convocar de provincia y Europa a una veintena de militantes que nos esperaba para intimidarnos e impedirnos intervenir
políticamente en su reunión supuestamente pública en París. Notemos de paso que, nuevamente, es liquidado uno de los
principios de base de la CCI: “ninguna violencia en el interior de la clase obrera”.
Luego de nuestra denuncia, recibimos algunas reacciones de solidaridad e indignación. En éstas hemos notado dos cuestiones
políticas planteadas por quienes nos envían correspondencia. La primera, critica, o por lo menos no comprende, nuestra
orientación ante la CCI: “la actitud de gángsteres de los militantes de la CCI demuestra que las posibilidades de reconducirlos
hacia una vía comunista están casi liquidadas”; “Ustedes destinan una energía exagerada para “reenderezar” a un grupo que no
tiene de comunista más que el nombre, que utiliza (...) la represión stalinista. ¡Es una lástima!”. Ya hemos respondido a esta
cuestión y continuamos manteniendo que la CCI oportunista sigue estando en el campo proletario a pesar de todas sus derivas y
traiciones. Como consecuencia, y apoyándonos especialmente en el ejemplo de las Izquierdas de la IC y de los PC durante los
años 1920-30, seguimos pensando que, a pesar de nuestra escandalosa exclusión por los “liquidadores” que dirigen
actualmente a la CCI, nuestra fracción forma parte de esta organización (incluso actualmente es su única verdadera y auténtica
expresión) y que todavía debe llevar a cabo un combate con miras a su “enderezamiento”, por difícil que sea. Y seguimos
afirmando que el conjunto de las fuerzas comunistas actuales, no solamente no deben desinteresarse, sino que deben llevar a
cabo un combate determinado contra el oportunismo bajo todas sus formas y manifestaciones, y por tanto contra el de esta
organización, como lo han hecho siempre las organizaciones y las grandes figuras revolucionarias del pasado.
Hemos recibido también otro tipo de cuestionamiento, al cual queremos responder aquí. ¿Qué actitud política y militante se
debe adoptar frente a tal situación de violencia e intimidación? Publicamos, pues, uno de estos correos sobre esta cuestión,
seguido de una respuesta por nuestra parte.
Aplicación del estado de alerta contra nuestra fracción
¡La CCI nos prohíbe la calle y quiere imponernos el toque de queda!
Sábado 12 de Noviembre en París, mientras que el estado de
alerta era declarado en los suburbios, la CCI aplicaba el toque
de queda contra nuestros militantes que iban a su reunión
pública a difundir nuestra toma de posición sobre los
disturbios. Fueron recibidos por una milicia de fortachones a
la salida de una de las estaciones del metro cercana al lugar de
su reunión. A 300 metros de allí. Nos han prohibido
físicamente; es decir, violentamente, ¡pasar y circular por la
calle! Los “militantes”, visiblemente muy tensos y agresivos,
una vez más, nos han insultado con los “¡vete, lárgate, no
tienes nada que hacer aquí! ¡Cierra la boca! ¡No tienes nada
que decir!”. Hemos intentado y logrado no responder sobre
este terreno, a la vez de recordarles los principios y la actitud
de los verdaderos militantes comunistas y militantes de la
CCI…de otro tiempo.
Pero es claro que nuestra existencia y nuestra intervención
política les son “insoportables” y que harán todo lo que
puedan, es decir nada en términos políticos, pero mucho en
términos de represión violenta, para hacernos callar y
desaparecer.
Ayer, aún militantes de la CCI, éramos expulsados de las
reuniones internas. Después, una vez excluidos, se nos ha
prohibido la palabra en las reuniones públicas, después se nos
ha prohibido asistir mediante el establecimiento sistemático de
un servicio de orden en la puerta de la sala de reunión.
Enseguida éste se instaló en la vía pública, en la entrada del
edificio donde se encuentra la sala de reunión. Y ahora, es a la
salida del metro que nos encontramos con una pequeña milicia
Fracción Interna de la CCI
“móvil”. Y todo esto después de habernos denunciado en su
prensa internacional y entre todos sus contactos como policías,
provocadores, nazis, asesinos, secuestradores, etc.; y
últimamente, risas aparte, como degolladores.
¿Cuándo nos van a arrancar los volantes de la mano para
“prohibir” nuestra intervención? ¿Cuándo comenzarán a
perseguirnos en las manifestaciones de calle? ¿Cuándo van a
golpearnos para impedirnos participar en las reuniones de
otros grupos? ¿Cuándo van a esperarnos a la salida de nuestros
domicilios para rompernos la boca? Está en la lógica, es la
continuación normal, de mecánica estalinista que han
engranado.
Ayer, eran los estalinistas los que hacían el trabajo sucio para
la burguesía. ¡Hoy es la CCI de los “liquidadores”! ¡Y todo
esto en nombre de la izquierda comunista! ¡Qué vergüenza!
Pero que nadie se engañe, si hoy somos nosotros el blanco
principal de estos ataques, mañana toda organización
comunista o todo militante que se oponga de manera
consecuente a la política y las posiciones de la CCI sufrirá la
misma suerte.
“El paso está dado” y todo retorno se vuelve casi imposible
para los militantes de esta organización que aceptan y llevan a
la práctica tal política. El enfrentamiento físico violento y
sectario sustituye en ellos a la confrontación -discusión y
debate contradictorio- política.
Como militantes comunistas, están destruidos o en vías de
serlo.
La Fracción interna de la CCI, 13 de noviembre de 2005.
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Boletín 33
MENSAJE DEL CAMARADA RIC
Camaradas,
Gracias por el envío de su volante. Había escuchado que se les había prohibido estar en las reuniones de la CCI. Originalmente,
yo le había escrito a ésta expresándole mi acuerdo. Pero fue antes de que tomara conocimiento de la FICCI por mí mismo; en ese
entonces aceptaba, sin cuestionamiento, sus afirmaciones.
Estoy desolado al enterarme, a través de ustedes, de su tentativa para impedirles distribuir vuestros volantes a la entrada de la
sala de reunión. ¿Lo lograron ellos? ¿O lograron ustedes pasar? Parece que la CCI se constituye como una especie de “fuerza
policíaca proletaria”. ¿Cómo piensan ustedes que la FICCI y los otros puedan combatir este absurdo? Si la CCI quiere ser una
fuerza de policía proletaria, sería mejor que fuera a los suburbios parisinos en lugar de batirse contra la FICCI. Esto demuestra
precisamente cuáles son sus prioridades.
Fraternalmente, Ric.
***
NUESTRA RESPUESTA
Queremos saludar el sentido político de las cuestiones
planteadas por el camarada. Primero, es conveniente señalar
que no nos propone abandonar el combate contra el
oportunismo de la CCI, y en particular contra una de sus
manifestaciones concretas, la utilización de la agresión física,
la fuerza y la represión contra… los otros grupos comunistas.
Quiérase o no, ignórese o no, ciérrese o no los ojos sobre esto,
la política sectaria de provocaciones, acusaciones de todo
género y violencias físicas de la CCI actual con el objetivo de
destruir el campo proletario, es un hecho concreto que se
impone, e inevitablemente va a continuar imponiéndose a
todos, bajo una forma u otra. Que ésta sea hoy dirigida
principalmente, aunque no únicamente, contra nuestra
fracción, es debido a que estamos adelante, al frente del
combate contra la liquidación oportunista de esta
organización.
Enseguida, el camarada plantea una cuestión política: ¿Qué
hacer contra la represión e intimidación físicas violentas
ejercidas por los servicios de orden de los grupos políticos – o
por los sindicatos- contra la presencia e intervención de los
comunistas? ¿Cuál fue nuestra actitud el sábado 12 de
noviembre de 2005 frente a la milicia de la CCI? ¿Y qué
lecciones políticas militantes debemos trazar?
La segunda razón, mucho más importante y durable, era
eminentemente política. Mediante la multiplicación de los
insultos, provocaciones y ahora las agresiones físicas, la CCI
busca, evidentemente, llevarnos a su terreno –que es el terreno
podrido de la “liquidación”- y a utilizar los mismos medios
adulterados que ella. Pero sobre todo, de esta manera, nos
desviaría del terreno de clase que es el de la confrontación
política abierta, del debate de ideas público y sincero con
miras a la delimitación y el reagrupamiento de las fuerzas
comunistas. El resultado casi cierto al cual habría conducido
un enfrentamiento físico violento, si hubiéramos respondido
en este terreno, habría sido el de provocar, en el campo
proletario, un sentimiento de asco (“todos están locos” y “es
su historia interna, su pequeña cocina”) o aún peor, de
indiferencia en relación al combate político. Tanto más que la
CCI seguramente habría aprovechado esta situación para dar
una imagen de este campo proletario como un “nido de
víboras” lanzando una nueva campaña internacional contra
“los policías y degolladores” que supuestamente somos, a la
vez de tratar de hacerse pasar como la víctima.10
Así, pues, pensamos que no habríamos obtenido resultado
político alguno positivo, ni a nivel de nuestra intervención
inmediata, ni en el plano de la clarificación del indispensable
combate político contra la liquidación de la CCI. Pensamos,
por el contrario, que nuestra denuncia actual es mucho más
eficaz y “clarificadora”.
¿Había que intentar pasar físicamente a pesar de la milicia
de la CCI?
No hemos intentado atravesar el servicio de orden que se nos
había enviado a la salida del metro. Y ello por dos razones
políticas.
La primera, la menos importante desde el punto de vista
político, era que la relación de fuerzas físicas inmediata, -que
para los marxistas revolucionarios forma parte de la
apreciación política de una situación– no estaba, lejos de ello,
a nuestro favor y no nos permitía, pues, asumir nuestra
intervención en esas condiciones. Más allá de los cinco
“gorilas” que nuestros dos camaradas tenían frente a ellos, más
de una decena los esperaba un poco más lejos.(9)
¿Había que aceptar en ese momento, sin reaccionar, la
política de represión?
Sin embargo compartimos la preocupación del camarada
según la cual no se trata de aceptar esta actitud policíaca y que
debemos defender completamente los principios comunistas al
momento, de su proceso de destrucción como militante comunista.
10
De paso, precisemos que estamos convencidos de que la pequeña
facción familiar que ha tomado el poder en la CCI, los que llamamos
los liquidadores, busca la pelea violenta y desea que cedamos a las
provocaciones físicas. Con toda evidencia, ha “condicionado” en
consecuencia a los miembros del servicio de orden, quienes estaban
particularmente nerviosos y tensos, por decir lo menos. Esta facción
tiene un interés personal, sectario, por no decir sórdido y vergonzoso,
en que el enfrentamiento físico degenere todavía más entre nosotros y
los militantes de la CCI. No es la primera vez que sufrimos
provocaciones de este tipo que, no dudamos en decirlo, se parecen en
todo a la manipulación policíaca.
9
Evidentemente, este tipo de acción policíaca, sin fundamento
político desde el punto de vista proletario, y por tanto sin convicción
política profunda entre los militantes, lleva, inevitablemente, a los
que participan a “enredarse” y a “comportarse como pequeños
golpeadores y granujas” a la altura de su propio temor y cobardía
política. Hacer participar a los miembros de la CCI en este tipo de
acción en nombre de “la defensa de la organización”, es un medio, un
Fracción Interna de la CCI
16
Boletín 33
respecto, cualesquiera que sean las circunstancias. Así pues,
ese día intentamos discutir con los… camaradas de la CCI y
convencerlos de su “error”. Así pues, no hemos aceptado la
situación y, a pesar de su voluntad permanente por hacernos
callar, hemos, por el contrario desarrollado el combate en el
plano político para imponer la verdadera actitud de los
comunistas. Visiblemente nuestros argumentos políticos les
ponían todavía más nerviosos y agresivos porque sin duda se
hallaban indispuestos, si no es que cerrados… políticamente.
Frente a esta cerrazón política y a una agresividad redoblada
(una explica la otra) –consistente en darnos empellones cada
vez más fuertes y acompañados de insultos- hemos, con justa
razón, tomado la decisión de abandonar el lugar.
Sin embargo, la importancia y la eficacia de este tipo de
intervención no pueden ser reducidas a su resultado inmediato.
Hay que inscribirlas también y sobre todo en un combate a
largo plazo, tanto ante los militantes implicados, como más
ampliamente ante el conjunto del campo proletario.
principio, a la vez de considerar las posibilidades concretas
para defenderlo, a falta de poder imponerlo, en cada momento.
Una última palabra sobre el tema y la situación a la cual nos
enfrentamos con la CCI. No es la primera vez que sufrimos
una actitud física de violencia. La lamentable y ridícula
agresión del militante Peter contra nuestro camarada Jonas en
el 2002 (ver nuestro boletín 9, abril 2002) exigió de nuestra
parte una reacción de defensa física que hizo ver a nuestro
Peter y a su “delegación de militantes” dejar el lugar de
manera lastimosa. La agresión a un militante del PCI-Le
Prolétaire (ver boletín 13, octubre de 2002) estuvo sin duda
alguna más ligada a un “desliz personal” si bien tal desliz fue
el resultado de los efectos de la política “liquidadora” y
destructiva que se establecía en la CCI. Desde entonces,
hemos sufrido, ya sea en México, ya sea en París, diversas
provocaciones físicas durante nuestras intervenciones en las
reuniones llamadas “públicas” de las que hemos hecho
mención regularmente en nuestro boletín. ¿Hasta dónde
pueden llegar ahora? ¿No nos han arrebatado ya nuestros
volantes de las manos de nuestros militantes en México? Se
trata, pues, para nuestra fracción, y pensamos que para el
conjunto del campo proletario, de una cuestión concreta que
hay que tomar en serio, tanto más que este tipo de prácticas y
actitudes puede conducir a las partes más débiles de la clase a
este plano, aquí a los miembros más “frágiles” de la CCI, a
“sentirse investidos” de una misión y derecho de agresión
física contra otros militantes. La increíble violencia de los
escritos de la CCI contra todos los que se oponen a su política,
contra los camaradas argentinos del NCI por ejemplo, contra
el BIPR en menor grado, forman parte de la voluntad
consciente y destructiva de la pandilla de los liquidadores de la
CCI, de establecer una atmósfera irrespirable y prácticas
inaceptables en el interior del campo proletario.
Inevitablemente la lógica y la dinámica de la CCI contiene
agresiones físicas serias por parte de la CCI contra nuestros
militantes o contra o contra otros militantes comunistas. Lo
hemos advertido ya en nuestros boletines.(11)
Porque, no lo dudemos, la exacerbación de la lucha de clases
que es inevitable, conlleva también este tipo de situación de
represión y violencia, ya sea directamente estatal, ya sea
mediante milicias de todo género, incluidas fuerzas que se
reivindican falsamente del comunismo. Los comunistas de hoy
deben también prepararse para ello. Esta dimensión particular
del combate político, la confrontación a la violencia física de
la represión, forma parte integrante de la experiencia y del
proceso de formación del partido comunista.
¿Cuál es la experiencia de la CCI?
La CCI, nuestra CCI, ha desarrollado, en efecto, toda una
experiencia sobre este tipo de situación. En particular cuando
los estalinistas nos perseguían, nos prohibían acercarnos a la
puerta de las fábricas y ejercían una represión física agresiva
contra nosotros durante nuestras intervenciones, como
militantes de la CCI, hacia los obreros, en las huelgas o
asambleas obreras, en los mítines y en las manifestaciones de
calle, en las difusiones en las fábricas.
La táctica de los comunistas en este tipo de situación es a la
vez de defender los principios proletarios, rechazar esta
actitud, tanto más por cuanto es el hecho de militantes que se
reclaman del comunismo; y para ello tomar en cuenta las
posibilidades concretas de imponer su respeto. Por ejemplo, en
los años 1970-1980, cuando nos era verdaderamente difícil –y
peligroso- intervenir en la entrada de algunas fábricas, como
en la de Renault de Billancourt –París (hoy desaparecida) o
bien en el Puerto de Marsella, frente a los vigorosos
estalinistas de la CGT, comprendimos que teníamos que
presentarnos con la “masa” de los trabajadores para no ser
expulsados, y ello nos permitía también especialmente
llamarlos a que nos defendieran contra la represión estalinista.
Y en general, esto resultaba. Al punto que los estalinistas
comprendieron rápidamente que no podían golpearnos ante los
obreros, bajo riesgo de inconveniencias políticas, y esperaban
a que los obreros entraran a la fábrica para perseguirnos. Por
nuestra parte, evidentemente en función de nuestra
comprensión política de la situación inmediata –nos
anticipábamos a esta entrada de los obreros, y abandonábamos
antes el lugar.
Y pudimos constatar que las veces en que realmente nos
rompieron la cara los estalinistas, fue debido a una mala
apreciación política del momento y del lugar, ya fuera porque
nos encontráramos o bien físicamente, o bien políticamente
aislados porque la relación de fuerzas y la dinámica de tal o
cual asamblea o manifestación había cambiado al filo de las
horas o los minutos. Lo que, precisémoslo al menos, no nos
impedía tratar de defendernos físicamente por nosotros
mismos.
Estos son, pues, algunos elementos políticos de reflexión para
poder desarrollar una actitud y una “táctica” para reafirmar el
Fracción Interna de la CCI
La Fracción interna de la CCI, noviembre de 2005.
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Ver por ejemplo en nuestro boletín 26 y 30.
Boletín 33
EL DOBLE LENGUAJE DE LA CCI SOBRE LAS REUNIONES PÚBLICAS
BÉLGICA Y FRANCIA, JACTANCIA Y REALIDAD
Es con cierto deleite que nos hemos enterado de un artículo de
la publicación de la CCI en Bélgica, titulado ”El rechazo de
stand a la CCI en la feria del libro alternativo de Gand y
Utrecht”. Los organizadores anarquistas de esta ”feria del
libro” no han querido proporcionar un lugar a la CCI. Sin
vacilación alguna nos solidarizamos con la CCI y apoyamos
su denuncia. A continuación, reproducimos los pasajes más
importantes desde el punto de vista político, que no por ello
dejan de ser los más “placenteros” desde nuestro punto de
vista. El lector que acabe de leer nuestro artículo anterior,
estamos seguros de su sentido del humor, apreciará también en
su justo valor este texto. Reconozcámoslo sin rodeos, nuestra
solidaridad no va sin una buena carcajada de nuestra parte.
Pero estamos de acuerdo en el fondo de lo que dice la CCI en
Bélgica, si bien algunos de los argumentos del artículo sobre
el anarquismo nos parecen por lo menos marcados con el sello
del oportunismo craso. En efecto, ¿cómo es que una
organización comunista, sobre todo que se reivindica de la
“Izquierda Italiana” puede reprochar a los anarquistas
“oficiales”, es decir, que pertenecen al movimiento anarquista
como tal, el que invite a los estalinistas y en cambio rechace a
los internacionalistas? Pero, en fin, no amarguemos nuestro
placer.
“Hace ya varios años que la CCI no es admitida para tener
un stand en la feria del libro anarquista en Gand ni en la de
Utrecht. Varios años, los organizadores argumentaron que
nuestra solicitud había sido hecho demasiado tarde, o que ya
no había lugar, etc. Un poco fuerte. Cuando insistimos, los
organizadores nos respondieron que no correspondíamos al
perfil anarquista que ellos deseaban (…).
Después de sus escapatorias administrativas, los
organizadores mienten conscientemente al justificar su
rechazo por razones ideológicas (¡no tendríamos el perfil!)
¿Quién no se da cuenta de los stands en esas ferias, de
publicaciones, grupos y asociaciones que son abiertamente
socialdemócratas, estalinistas o nacionalistas… y que no
tienen de ningún modo un “perfil anarquista”? ¿Por qué
entonces excluir a la CCI, una organización que se reclama
del internacionalismo proletario y que denuncia todas las
ideologías nacionalistas, cualquiera que sea el pretexto
étnico, histórico o religioso, como una verdadero veneno para
los proletarios?
(…)
Si los organizadores encuentran nuestra presencia
indeseable, es porque elementos en búsqueda de ampliación y
profundización de sus visiones políticas, se interesan en los
análisis de la Izquierda Comunista, en las cuestiones que
planteamos y en las respuestas políticas que aportamos y que
tocan temas de interés para la clase obrera y el futuro de la
humanidad. Lo que los organizadores en realidad quieren es
impedir que una confrontación honesta y abierta de las
posiciones políticas tenga lugar. A pesar de sus discursos
(falsamente) libertarios, prefieren contar con sus vecinos
estalinistas y de extrema izquierda (pro o antiestalinistas) en
lugar de ver cómo la Izquierda comunista encuentra un eco
para una clara perspectiva de clase internacionalista.
Fracción Interna de la CCI
No nos sorprende en absoluto esta actitud de los
organizadores, que refuerzan así el totalitarismo ideológico
del que son un engrane, aunque modesto, sin embargo
indispensable para evitar que los elementos que se plantean
cuestiones encuentren respuestas políticas que podrían
debatir. Al negarnos un stand, el anarquismo oficial aporta su
pequeña piedra al edificio del pensamiento único burgués.
(…)
Por nuestra parte, invitamos a todo aquel que deseé
emprender una confrontación de ideas y debatir sobre los
problemas del mundo, sobre la lucha de clases y el futuro de
la humanidad, a participar en nuestras actividades públicas,
así como en nuestras permanencias, donde se discute sobre
cuestiones planteadas por los participantes, así como a
nuestras reuniones públicas, donde hay un debate luego de la
presentación de la posición de la CCI sobre un tema, o a
encontrarnos durante la venta de nuestra prensa con ocasión
de diferentes manifestaciones y en la lucha de la clase
obrera.”
(Internationalisme 319, publicación de la CCI en Bélgica)
¿Verdaderamente gracioso, no? Este es un ejemplo claro del
doble lenguaje de la CCI actual. Sobre esta cuestión, en
Bélgica, donde no hay confrontación directa, física con
verdaderos oponentes políticos, tenemos derecho a grandes
declaraciones sobre una defensa platónica de los principios
proletario y, en Francia o México, la realidad de una CCI que
adopta la misma actitud de los anarquistas o los trotskistas de
Lutte ouvriere que desde hace años se rehúsan a dar un stand a
la CCI durante su Festival. A decir verdad, la política de la
CCI actual contra nuestra fracción es peor, puesto que LO
jamás ha llegado hasta prohibirnos la entrada a sus reuniones
públicas, ni intervenir.
Parafraseando la publicación belga, “¿por qué entonces
excluir [de las reuniones de la CCI] a una organización que
se reclama del internacionalismo proletario y que denuncia
todas las ideologías nacionalistas, cualquiera que sea el
pretexto étnico, histórico o religioso, como un verdadero
veneno para los proletarios?” ¿Es porque “los organizadores
[de la CCI] quieren en realidad […] impedir que una
confrontación honesta y abierta de las posiciones políticas
tenga lugar” entre las posiciones de la nueva CCI y las de
origen que defiende nuestra fracción? ¿No es exactamente esta
confrontación política “honesta y abierta” la que tuvieron que
“sufrir” durante la pasada reunión pública del BIPR en París,
el 5 de noviembre, en un ambiente fraternal, no hay ni que
precisarlo, una semana antes de su abuso de fuerza contra
nosotros?
En consecuencia, confiando totalmente en los escritos de los
camaradas de Internationalisme, y “deseando emprender una
confrontación de ideas y debatir sobre los problemas del
mundo, sobre la lucha de clases (…) veremos la posibilidad de
presentarnos también en una próxima reunión pública de la
CCI en Bélgica o en los Países Bajos.
Diciembre de 2005.
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Boletín 33
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