APUNTES

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APUNTES
Uno de los principios esenciales de cohesión textual es el verbo, el cual establece un tejido de relaciones entre
las diferentes partes del texto. En español el verbo es especialmente rico (hay muchos tiempos verbales y, por
tanto, formas) y complejo (tanto estilísticamente como semánticamente).
El traductor es un productor de textos que sistemáticamente trabaja con dos lenguas diferentes. Esto crea una
situación de contacto interlingüístico que favorece el fenómeno de interferencia (superposición de las
estructuras entre las dos lenguas). Las consecuencias del contacto interlingüístico se observan especialmente
en el plano lexicosemántico, pero también, aunque en menos cantidad en el plano morfosintáctico. Estas
interferencias no se observan con la misma intensidad en todas las categorías gramaticales. El verbo es una de
las categorías gramaticales que se ve más afectada por las interferencias.
En el verbo concurren dos circunstancias que, en opinión de Weinrich, favorecen el desarrollo de la
interferencia. Estas son:
1.− FRECUENCIA DE USO: El hecho de que se trata de una categoría que cuenta con una enorme frecuencia
de uso. Cuanto más frecuente es una categoría gramatical, más se expone a la interferencia.
2.− INESTABILIDAD: El hecho de que se trata de un sistema inestable. Aquellos sistemas más inestables son
los más proclives a la interferencia. El sistema preposicional español es muy inestable, del mismo modo.
Los tiempos verbales, por ejemplo, no siembre se usan como dicta la gramática. A esto nos referimos cuando
hablamos de inestabilidad. En la lengua familiar o espontánea a veces trasladamos los tiempos verbales.
Cuando creamos un texto escrito o culto cuidamos más las estructuras y las usamos como dicta la norma.
Los cambios lingüísticos se producen, en un principio, en la lengua oral (espontaneidad). Afloran tendencias
que pueden pasar posteriormente a ser cambios lingüísticos. El traductor tiene que saber diferenciar entre
estructuras de lengua formal y lengua familiar.
Ej.: Si lo sé, no vengo.
Se ha desplazado el subjuntivo por indicativo; y a la vez, el pret imperf por presente, al igual que el
condicional.
El dominio del subjuntivo exige mayor competencia lingüística del hablante. El indicativo conlleva
estructuras más simples que el subjuntivo, esto hace que el hablante espontáneo prefiera usar el indicativo al
subjuntivo. El principio de comodidad es el que rige el comportamiento de los hablantes de la lengua familiar.
No se trata de economía lingüística sino de comodidad (Ej.: Tú eres tonto, tonto, tonto).
Otra tendencia de la lengua espontánea es sustituir el condicional simple por el pretérito imperfecto de
indicativo.
Como ya hemos dicho, uno de los mecanismos más importantes de cohesión y coherencia es el verbo. En
español tiene especial relevancia por su complejidad, ya que tiene una variedad muy extensa de tiempos. El
contacto interlingüístico hace que se produzcan interferencias en el uso de las formas verbales. Por eso el
traductor debe aprender cuándo se encuentra ante una interferencia para evitarla. En el verbo, el grado de
interferencia es más alto porque es una categoría gramatical frecuente e inestable.
De ahí obtenemos que por un lado, tenemos tendencia a desplazar el subjuntivo por el indicativo, pues el uso
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de éste es más fácil; hay una fuerte oposición entre pret. perf. simple y el pret. perf. compuesto, hay una
diferencia de uso según la zona geográfica; el futuro de subjuntivo, tanto compuesto como simple, está en
retroceso en la lengua oral y, por consiguiente, en la lengua escrita; hay un desplazamiento del condicional
por el pret. imperfecto; el pret. anterior también es desplazado en la lengua oral por algún pretérito perfecto;
etc. De esto podemos deducir que hay una situación de inestabilidad (más proclive a la interferencia). La
única manera de evitarlo es dominar el sistema verbal.
Hay dos maneras de llevar a cabo el análisis verbal:
• descripción estructural, paradigmática, sistemática (sin contexto) .
• descripción sintagmática, en contexto, funcionamiento discursivo.
DESCRIPCIÓN PARADIGMÁTICA DEL VERBO
Una forma verbal sólo tiene valor al oponerse al esto. Son relaciones temporales. Para cada situación debe
haber una forma verbal.
CARACTERIZACIÓN DEL VERBO
Desde el punto de vista funcional (sintáctico) se diferencia por ser una categoría esencialmente predicativa.
Esto no quiere decir que sea siempre el núcleo del predicado, pues tenemos verbos auxiliares, verbos
copulativos, formas no personales, etc, que no cumplen esta función, pero sí forman parte del predicado.
El verbo o es el núcleo predicativo o forma parte del predicado. Está indisociablemente unido al predicado. Lo
habitual es que sea imprescindible para la creación de texto.
Desde el punto de vista formal se define por tener morfemas de tiempo, modo, voz, persona y número. Tiene
una morfología mucho más compleja que cualquier otra categoría gramatical española. Esta complejidad es la
razón del mal uso de las formas verbales. Otras categorías gramaticales comparten algunos morfemas, como
el de número (el sustantivo) o el de persona (pronombres). Pero el verbo tiene morfemas que le son propios.
Estos son los morfemas de tiempo, de voz y de modo. El adverbio puede expresar tiempo, pero no a través de
morfemas.
Desde el punto de vista semántico es conveniente partir de una definición tradicional: el verbo es aquella parte
de la oración que indica estado pasión o acción.
La acción y la pasión tienen en común un elemento dinámico y, por tanto, se oponen a la noción de estado,
que implica la ausencia de un elemento dinámico. La acción y la pasión son dos caras de una misma realidad:
la acción implica al agente, y la pasión implica al objeto.
Otros autores prefieren usar otro término capaz de abarcar los tres anteriores. Señalan que el verbo indica
proceso. Algunos prefieren utilizar el término fenómeno. De la misma manera que el sustantivo define la
sustancia; el adjetivo, la cualidad; etc. el verbo define el fenómeno que experimentan los objetos o los agentes.
ESTRUCTURAS DEL SISTEMA VERBAL
El sistema verbal se constituye mediante estructuras, esto es, hay piezas relacionadas entre sí que,
dependiendo de estas relaciones, definen al resto. Se relacionan de un modo específico y determinado. El
subsistema verbal, al igual que la lengua en sí, se constituye a partir de un inventario muy amplio en el caso
del español. Disponemos de formas conjugables y no conjugables; indicativo, subjuntivo, imperativo;
presente, pasado, futuro, condicional; etc. Si entre ellas no hubiera relaciones de oposición, no sería un
sistema rentable ni útil. Por ejemplo, en el sistema verbal español tenemos cinco formas para referirnos al
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tiempo pasado. Si estas fueran equivalentes, sería inútil tener tantas formas y acabaríamos por dejar de usar
alguna.
Para poder ver claramente qué significa cada tiempo verbal, debemos establecer las relaciones de oposición
que hay entre ellas.
La primera relación de oposición que vamos a establecer, dejando a un lado las formas verbales compuestas,
se va a basar en el criterio morfológico. Éste abarca todos los morfemas: número, persona, tiempo, modo,
aspecto y voz. La primera oposición clara que observamos se encuentra entre las formas conjugables
(personales) y las no conjugables, ya que observamos que las formas conjugables tienen morfema de número,
persona, tiempo y modo. Por el contrario, las no conjugables no indican estos aspectos.
Formas no conjugables
NO número
NO persona
NO tiempo
NO modo
Formas conjugables
SÍ número
SÍ persona
SÍ tiempo
SÍ modo
Las formas no conjugables además pueden actuar de dos formas. Tienen doble naturaleza. Pueden actuar
como verbo en sí, o como nombre (sustantivo, adjetivo, adverbio).
Para seguir estableciendo relaciones de oposición es necesario saber que en toda oposición es posible
reconocer un término no marcado (con mayor amplitud semántica) y un término marcado (excluye). Esto lo
vemos, por ejemplo, en la relación de oposición entre el género masculino y el femenino. El término marcado
designa uno de los miembros de la oposición, mientras que el término no marcado incluye ambos términos.
Así que podemos decir que el término no marcado puede funcionar con el valor del término marcado. Por
ejemplo: presente = presente, futuro, pasado. En este caso decimos que el término no marcado son las formas
no conjugables, mientras que el término marcado son las formas conjugables.
Ahora tenemos que establecer las diferencias de las formas no conjugables (descifraremos las oposiciones que
hay entre el infinitivo, el participio y el adverbio). Para ello también utilizaremos el criterio morfológico.
Acudiremos a un concepto de Guillaume denominado tensión temporal, carga potencial o tiempo in posse. Es
curioso observar que ha utilizado el término tiempo para intentar definir las formas no conjugables, que ya
hemos dicho que no contienen la noción de tiempo. Pero a lo que se refiere Guillaume con estos términos
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sinonímicos es al aspecto.
CARACTERIZACIÓN DE LAS FORMAS NO CONJUGABLES
Si tenemos en cuenta que el tiempo in posse es esa carga de tiempo que necesita la acción para desarrollarse
(toda la tensión pendiente de acción), el infinitivo representaría la tensión temporal máxima y, por el
contrario, la distensión nula.
El gerundio representa un grado de tensión medio y, del mismo modo, distensión media, ya que indica la
acción en proceso, pendiente de finalizar pero empezada.
El participio tiene un grado de tensión temporal nulo y, por otro lado, de distensión máximo.
A través de esta clasificación basada en el criterio de tensión temporal establecemos la primera relación de
oposición:
FORMAS QUE NO INDICAN DISTENSIÓN
Infinitivo
FORMAS QUE SÍ INDICAN DISTENSIÓN
Participio
Gerundio
Esto también se manifiesta en su capacidad sintáctica: Infinitivo = sustantivo (Rango primario); Participio =
Adjetivo (Rango secundario); Gerundio = Adverbio (Rango terciario).
Pero aún necesitamos una segunda relación de oposición entre el participio y gerundio para delimitar por
completo el sdo. de cada forma no conjugable. Esta es:
FORMA QUE NO INDICA INEXISTENCIA DE TENSIÓN
Gerundio
FORMA QUE SÍ INDICA INEXISTENCIA DE TENSIÓN
Participio
El infinitivo, desde el punto de vista aspectual, es el término neutro, pues no indica información sobre el fin o
no de la acción. Frente a éste, tenemos un término no marcado porque no indica el fin del proceso verbal, al
contrario, indica continuidad del proceso verbal. Éste es el gerundio. Y por último, tenemos el término
marcado que sí indica el fin de la acción verbal: el participio.
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Si miramos el valor que aporta cada una de estas formas no conjugables en las perífrasis, vemos esta
clasificación más clara.
A la lengua no le ha sido suficiente con el morfema de aspecto para indicar el tiempo in posse de la acción
verbal. Por ello existen las perífrasis. Nos sirven para expresar valores aspectuales que no podemos cubrir con
el morfema aspectual.
Hay tres tipos de perífrasis si nos basamos en un criterio morfosintáctico: p.v. de infinitivo, p.v. de gerundio y
p.v. de participio. Pero no sólo se basa en morfología, ya que también concreta qué significado aporta cada
forma verbal no conjugable a la perífrasis.
El infinitivo aporta un valor aspectual prospectivo (hacia delante) medido a partir del punto de referencia
temporal que indica el auxiliar.
El gerundio aporta siempre un valor aspectual durativo sobre presente, pasado o futuro (según el tiempo de la
forma auxiliar).
El participio aporta un valor perfectivo, que proyecta la acción hacia atrás. Siempre se ha acabado la acción
sobre el tiempo del auxiliar.
CARACTERIZACIÓN DE LAS FORMAS CONJUGABLES
Ahora seguiremos estableciendo relaciones de oposición dentro de las formas que sí indican tiempo, número,
persona y modo.
CARACTERIZACIÓN DEL MODO IMPERATIVO
Apartaremos las dos formas del modo imperativo basándonos en que este modo sólo cumple una función del
lenguaje, la apelativa o exhortativa. Por tanto, pertenece a un plano especial de la lengua. Mientras que con el
resto de formas personales sí se puede expresar cualquiera de las tres funciones del lenguaje, según Bühler:
expresiva, referencial y apelativa. Esta diferencia entre el modo imperativo y los modos indicativo y
subjuntivo también se percibe en su comportamiento sintáctico: con el indicativo o el subjuntivo colocamos
en posición antepuesta o proclítica los pronombres clíticos, mientras que los pronombres clíticos junto a una
forma del modo imperativo se coloca en posición pospuesta o enclítica. Además se manifiesta esta diferencia
también mediante aspectos morfológicos, ya que la desinencia de segunda persona del singular en general es
−s, y la de segunda persona del plural −is. Estas desinencias en el modo imperativo cambian por " y −d
respectivamente.
Aquellos paradigmas morfológicos que no se ajustan a las desinencias generales, como el pret indefinido (2ª
sing: −ste y no −s), plantean problemas formales de uso (*cantastes*, *sentaros*).
CARACTERIZACIÓN DEL MODO INDICATIVO Y SUBJUNTIVO
El criterio morfológico que utilizaremos para evidenciar las relaciones de oposición entre el indicativo y el
subjuntivo es precisamente el modo. Así que la primera relación de oposición será:
FORMAS QUE NO INDICAN IRREALIDAD
Indicativo
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FORMAS QUE SÍ INDICAN IRREALIDAD
Subjuntivo
El subjuntivo expresa todo aquello que no está en la realidad: un deseo, una suposición, una hipótesis, etc.
Aunque a veces las formas de subjuntivo aparecen tan sólo porque existe subordinación, al margen de la
realidad−irrealidad. En algunos casos podemos elegir entre indicativo y subjuntivo indistintamente.
Con la oposición modal se cruza una oposición temporal que afecta tanto a las formas de indicativo como de
subjuntivo.
CARACTERIZACIÓN DE LAS FORMAS CONJUGABLES TEMPORALES
La primera oposición temporal que estableceremos es:
FORMAS QUE NO INDICAN LA REALIZACIÓN DEL TIEMPO
Presente
Futuro
FORMAS QUE SÍ INDICAN LA REALIZACIÓN DEL TIEMPO
Pasado
(Condicional)
Las formas que no indican la realización del tiempo son las de presente y futuro, tanto de indicativo como de
subjuntivo. Estas formas se llaman irremotospectivas.
Las formas que, por el contrario, sí indican la realización del tiempo son las de pasado, tanto de indicativo
como de subjuntivo. Éstas son el pret imperfecto y pret perf simple, y se llaman formas remotospectivas.
CARACTERIZACIÓN DEL CONDICIONAL
Para entender el significado del condicional hay que advertir la doble naturaleza de este. Se puede entender en
dos contextos temporales diferentes: 1) modo de hipótesis, que no tiene valor temporal; 2) tiempo de futuro en
el pasado, que tiene valor temporal de futuro con respecto al pasado.
El condicional es capaz de expresar realidad e irrealidad, de ahí que los lingüistas hayan tenido discusiones
para incorporarlo en un modo u otro. Además es un tiempo relativo porque tiene que relacionarse con el
pasado para expresar futuro, al igual que pasa con el pret pluscuamperfecto, que expresa un pasado con
respecto al pasado. El condicional tiene una doble deixis temporal (futuro y pasado). Lo incluimos en las
formas retrospectivas, aunque es una clasificación algo arbitraria.
También a partir del morfema de tiempo es posible establecer una segunda oposición temporal que afecta
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únicamente a las formas de indicativo. Esta oposición es:
FORMAS QUE NO INDICAN LA VIRTUALIDAD DEL TIEMPO
Pasado
Presente
FORMAS QUE SÍ INDICAN LA VIRTUALIDAD DEL TIEMPO
Futuro
En esta clasificación hablamos de tiempo, no de formas verbales.
La virtualidad es la posibilidad de realización de la acción. Establecemos aquí una oposición entre las formas
verbales que indican futuro y las que no. Solo afecta al indicativo porque en el subjuntivo no existen
propiamente el presente, el futuro y el pasado, sino que los tiempos se desdibujan porque priman otros valores
semánticos no temporales.
FORMAS QUE NO INDICAN LA VIRTUALIDAD (IMPROSPECTIVAS)
Pasado: Pret. Perf. Simple
Pret. Imperfecto
Presente: Pres. Simple
(INDICATIVO)
FORMAS QUE SÍ INDICAN LA VIRTUALIDAD (PROSPECTIVAS)
Futuro: Futuro simple
Condicional: Cond. Simple
(INDICATIVO)
En esta clasificación hablamos de las formas verbales, así que también incluimos el condicional junto al
futuro atendiendo a su función de indicar futuro en el pasado (al contrario que en la clasificación anterior).
CARACTERIZACIÓN DEL PRETÉRITO PERFECTO SIMPLE Y DEL PRETÉRITO IMPERFECTO
La última oposición se basa en el morfema de aspecto, entre pret. perf. Simple y pert. imperfecto de
indicativo. Estas dos formas, comparten todos los morfemas menos el de aspecto. La diferencia entre ellos es
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equivalente a la que establecimos entre el gerundio y el participio: la finalización o no de la acción verbal.
FORMAS QUE NO INDICAN EL FIN DEL PROCESO VERBAL
Pretérito imperfecto
FORMAS QUE SÍ INDICAN EL FIN DEL PROCESO VERBAL
Pretérito Perfecto Simple
El aspecto gramatical no implica la realidad, es decir, que mediante un pretérito imperfecto podemos expresar
un pasado (perfecto), duda (tener la intención) o usarlo como término no marcado (ambos miembros de la
oposición):
Ejemplo: Cuando era joven, tocaba/toqué el piano.
Ambos periodos son pasados, han concluido, pero no queremos indicar que toqué una vez el piano (como
acción precisa) y no lo volví a tocar más, sino que solía tocarlo. Por tanto, podemos utilizar un pret. imperf.
para expresar una acción acabada en el pasado, pero que era continua.
Para referirnos al pasado, podemos usar el indefinido, el presente o el imperfecto. La manipulación del tejido
narrativo está en nuestras manos. Podemos contemplar ese pasado como cerrado (pret. indefinido) o como
abierto (pret. imperfecto). No hay un vínculo infranqueable entre el tiempo verbal y la realidad
extralingüística.
Ejemplo: Ayer se iba Jorge a Chile.
En esta oración podemos haber utilizado el pret. imperfecto con valor de pasado perfectivo (ayer se fue), de
duda (¿se iría o no se iría al final?) o como término no marcado de la oposición.
El término no marcado permite expresar los dos miembros de la oposición al mismo tiempo. Con el indefinido
no cabe duda de que la acción se llevó a cabo, pero el imperfecto puede expresar el fin de la acción o no. Esto
depende de la actitud del hablante: si queremos decir que no sabemos si Jorge se fue a Chile o no, usaremos el
pret. imperfecto; si estamos seguro de que se fue, usaremos el pret. indefinido.
CARACTERIZACIÓN DE LAS FORMAS COMPUESTAS
Cuando hablamos de formas compuestas, hablamos del verbo auxiliar haber más la forma de participio
invariable (masc., sing.) del verbo léxico. Las formas verbales compuestas son herramientas de producto
textual, al igual que las formas simples. Aunque gráficamente están separadas, las formas compuestas
gramaticalmente funcionan como un todo.
Por ello, daremos tres motivos por los que no podemos identificar una forma verbal compuesta con una
perífrasis verbal.
• He leído tres páginas / Tengo leídas tres páginas
El comportamiento del participio es diferente. En la forma verbal compuesta permanece invariable, sin
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concordar con ningún elemento de la oración. Por el contrario, en una perífrasis verbal de participio, éste
concuerda con el OD. Por tanto, adherimos las formas verbales compuestas a la conjugación.
• Ni el auxiliar ni el auxiliado pueden ser sustituidos por otros elementos. El auxiliar siempre tiene que ser
haber; y el auxiliado, un participio. No hay posibilidad combinatoria, por eso, hablamos de procedimientos
morfológicos (y no sintácticos como las perífrasis). Por tanto, está dentro de la conjugación verbal.
3) Por lo general, auxiliar y auxiliado aparecen en un orden fijo. Estos dos elementos no pueden funcionar por
separado. Además, no se admite la intercalación de elementos entre auxiliar y auxiliado, por lo general. Sin
embargo, en el caso de las perífrasis verbales, si se admite la intercalación de elementos entre auxiliar y
auxiliado.
La estructura de las formas compuestas es prácticamente igual a la de las formas simples. Pero hay algunas
diferencias cuantitativas: el imperativo no tiene formas compuestas, tampoco existe un participio compuesto,
etc. Pero las relaciones de oposición entre las formas simples y entre las formas compuestas son casi
equivalentes.
La diferencia por la que se identifican las formas simples de las compuestas es una cuestión aspectual. La
presencia del verbo auxiliar aporta el valor perfectivo y, por tanto, las formas simples son imperfectivas,
exceptuando el pret. perf. simple. Una acción perfectiva no remite siempre al pasado, ya que el futuro perfecto
remite al futuro, pero especifica que la acción será perfecta, o sea, acabada. Algunos interpretan que esa
diferencia aspectual puede identificarse también como una diferencia temporal, ya que las formas compuestas
siempre implican anterioridad a su equivalente simple. Por tanto, podemos decir que son perfectivas porque
son anteriores.
CARACTERIZACIÓN DEL PRET. PERF. SIMPLE Y DEL PRET. PERF. COMPUESTO
La diferencia fundamental entre el pret. perf. simple y el compuesto es que el primero es un pasado, y el
segundo es un pasado con respecto al presente. Habrá que especificar cuál es esa relación con el presente
mediante sintagmas temporales.
El verbo auxiliar he es un presente del verbo haber, por eso Alarcos dice que no indica pasado. Si tenemos
unidades de tiempo que incluyen el presente (hoy, esta semana, este año) utilizaremos el pret. perf. comp.
Mientras que si tenemos unidades de pasado escogeremos el pret. perf. simple.
El pret. perf. comp. también se usa para establecer un pasado reciente, cercano al presente. Además, también
podemos utilizar esta forma para referirnos al resultado presente de una acción pasada.
Ejem: ¿Qué te pasó? Me he roto el brazo
Te he hecho la cama
Puede que esa relación con el pasado sea subjetiva.
Ejem: Mi padre ha muerto hace tres años.
En este ejemplo es más normal que escojamos el uso del pret. perf. simple, debido al sintagma de tiempo, pero
para indicarla subjetividad del hecho se ha usado el pret. perf. comp., y así expresamos que los hechos aún nos
son presentes, tiene efectos en el presente.
INTERCALACIÓN DE ELEMENTOS ENTRE AUXILIAR Y AUXILIADO EN LAS FORMAS
COMPUESTAS CON HABER.
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Nos referimos aquí exclusivamente a las formas compuestas con haber, ya que, si cambiamos este auxiliar por
otro, no hay problema para la intercalación.
Ejemplo: Los huéspedes han sido bien alojados.
*Ha probablemente llegado*
¿Por qué no intercalaríamos un adverbio entre el auxiliar haber y el auxiliado? Hay tres argumentos para la
posible respuesta:
• Es una práctica poco frecuente entre los hispanohablantes.
• Hay rechazo a su uso porque se considera una práctica propia del lenguaje literario.
• Se considera que esa práctica ha surgido por influencia del inglés.
No es posible hacer afirmaciones generales sobre el rechazo a la intercalación porque:
• A pesar de las afirmaciones acerca de la ruptura de las costumbres gramaticales del español, en ningún caso
se constata una norma gramatical sobre la intercalación.
• Se trata de una práctica que no sólo aparece como resultado de traducciones del inglés al español, sino que
aparecen también en textos puramente españoles (aunque es más frecuente cuando el autor tiene contacto
con la lengua inglesa).
• En algunos contextos el español no sólo lo tolera sino que también puede exigir la intercalación. No la suele
favorecer, pero sí puede darse el caso.
Por tanto, vamos a discriminar tres tipos de contextos.
a) Contextos donde se exige la intercalación obligatoriamente:
− Locuciones adverbiales comparativas más que y menos que, pues tienen incidencia directa sobre el
participio.
Ej: La renta de la provincia de Madrid se ha más que duplicado.
b) Contextos que, sin exigir la intercalación, la toleran.
− Adverbios como siempre, nunca, jamás, ya, aunque este último no admite intercalación con las formas
monosilábicas del verbo haber (ella ha ya cambiado).
Ej: Ella ha siempre asistido a sus clases.
c) Contextos en los que la intercalación constituye un proceso desambiguador de los elementos.
Ej: La renta de la provincia de Madrid se ha casi duplicado / casi se ha duplicado / se ha duplicado casi en 5
años.
En la primera secuencia, la intercalación del adverbio casi actúa como elementos desambiguador pues no da
lugar a que se interprete otra cosa que no sea que casi se ha duplicado, y no que casi en 5 años se ha
duplicado.
Ej: No lo hubiera soñado ni siquiera él / No lo hubiera ni si quiera soñado él.
Ej: Apenas habían entrado tres personas / Habían apenas entrado tres personas.
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Los adverbios y las locuciones adverbiales son intercalados a menudo, pero también se intercalan los
pronombres. Además, el tiempo más intercalado es el pluscuamperfecto.
Hay algunas fórmulas aceptadas en la lengua hablada, tales como: haberlo dicho antes, Habiéndome perdido,
Habrase visto..., etc. Pero prescindiendo de estos casos, la intercalación en español no es muy frecuente.
(Mirar apuntes a mano: Cuestiones normativas verbales, páginas 10−17 + ejemplos del cuadernillo)
BREVE REPASO POR LOS MORFEMAS VERBALES
• MORFEMAS DE NÚMERO Y PERSONA
El morfema de número no es exclusivamente verbal, pues podemos encontrarlo en palabras como el
sustantivo o el adjetivo. Por otro lado, el morfema de personal también lo podemos identificar en los
pronombres. Así que podemos decir que los morfemas de número y persona son marcas de concordancia.
En este análisis de las formas verbales vamos a estudiar aquellos paradigmas que conforman la excepción a
las desinencias generales.
PARADIGMA DE LAS DESINENCIAS GENERALES
1ª persona − " − mos
2ª persona − s − is
3ª persona − " − n
La ambigüedad que suponen las coincidencias de algunas formas verbales en cuanto al morfema de persona
(cantaba), la podemos resolver mediante la imposición del pronombre personal.
Los paradigmas que no se acomodan a las desinencias de persona generales son el paradigma del tiempo pret.
perf. simple de indicativo y el modo imperativo.
PARADIGMA DEL INDEFINIDO
1ª persona − " − mos
2ª persona − ste − is
3ª persona − " − ron
En el caso del indefinido nos encontramos con errores de uso del tipo *cantastes*. El hablante tiende a
homogeneizar todos los cuadros paradigmáticos que tiene en su mente y, consecuentemente, mezcla las
desinencias, produciendo errores morfológicos.
Además nos encontramos con un sincretismo entre la forma de presente de primera persona del plural y la del
indefinido (cantamos). De ahí, se deduce un error producido por los hablantes de bajo nivel cultural que
consiste en cambiar la vocal portadora del morfema de modo por otra. Es decir, resuelve esta ambigüedad
cambiando la forma del indefinido por la de presente de subjuntivo (cantamos/cantemos).
PARADIGMA DEL IMPERATIVO
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2ª persona − " − d
El paradigma morfológico del imperativo es tan breve porque este modo sólo sirve para dar órdenes a nuestro
interlocutor. Pero si queremos dar órdenes a otras personas, también podemos usar las formas de presente del
subjuntivo (bailemos todos juntos).
CONSIDERACIONES ESPECIALES
• 1ª pers plur (−mos) + pron enclítico 1ª pers plur (−nos) => la forma verbal pierde la −s final de la
desinencia = −monos
• 1ª pers plur (−mos) + pron enclítico 3ª pers plur (−se) => no se germina la −s− = −mose(lo)
• 2ª pers plur imperativo (−d) + pron enclítico 2ª perso plur (−os) => pierde la −d = −os (sentaos, y no
*sentaros*)
• La última regla se cumple en todos los casos salvo en el caso del verbo ir, que quedaría: idos.
MORFEMA DE VOZ
El morfema de voz plantea dos problemas fundamentales:
• de naturaleza gramática (la pasiva analítica puede equivaler a otras estructuras sintácticas)
• de funcionamiento discursivo (anomalías y problemas de construcción)
Esta perífrasis verbal es de origen latino y sigue el esquema: ser + participio del verbo léxico.
Este morfema de voz altera la relación entre sujeto − verbo − objeto. En la activa, el sujeto gramatical es el
agente, mientras que en la pasiva, el sujeto es el paciente. Pero semánticamente no hay diferencias entre ellas.
Es un procedimiento de topicalización del OD de la activa. Sólo sirve, en principio, para resaltar una parte de
la oración.
El morfema de voz, que lo podemos identificar tanto en la pasiva analítica como en la pasiva refleja, plantea
problemas a la hora de interpretarlas gramaticalmente. Por un lado, Alarcos niega la existencia del morfema
de voz, diciendo que lo que llamamos construcción de pasiva analítica no es más que un predicado nominal,
compuesto por el verbo ser más un participio que funciona como atributo. Por otro lado, Lázaro Carreter se
contrapone al argumento de Alarcos, afirmando la existencia del morfema de voz.
ALARCOS parte de una estructura de pasiva analítica y refleja e intenta identificar un morfema portador de la
voz. Trabajaremos a partir del ejemplo:
La noticia es divulgada
El morfema, dice Alarcos, no está en el participio porque éste puede aparecer también como activo. Además,
tampoco está en la forma es porque también puede ser activo.
La noticia se divulga
El morfema no puede ser se porque también aparece en oraciones activas. El verbo también está en activa, así
que tampoco podemos identificar el morfema de voz aquí.
Por tanto, niega la existencia de un morfema portador de voz pasiva, pero no niega la capacidad del español
de expresar estructuras pasivas, y equipara esta estructura con las de predicado nominal.
La noticia es falsa = La noticia es divulgada
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SUJ VC ATR SUJ VC ATR
Alarcos se reafirma diciendo que, si se omite el atributo completo, aparece el pronombre átono lo, y esto
ocurre tanto en una oracional copulativo como en una oración de pasiva analítica.
Acude también al siguiente ejemplo:
La edición fue reducida
Dice que esta estructura es ambigua, ya que nos hace dudar si es una estructura pasiva o de predicado
nominal. Reconoce que hay diferencias semánticas pero afirma que hay equivalencia sintáctica.
LAZARO CARRETER, por su parte, dice que, si el hablante es capaz de diferenciar los dos tipos de
estructura, es que existe un morfema de voz. Además, dice que en el caso de la pasiva analítica cabe la
transformación en activa, mientras que las de predicado nominal ya están en activa. Del mismo modo,
argumenta su postura diciendo que aquellas oraciones pasivas sin complemento agente se pueden pasar a
pasiva refleja.
FUNCIONAMIENTO DISCURSIVO DE LA PASIVA ANALÍTICA
El español hace más uso de la pasiva que de la pasiva analítica. Prefiere la pasiva refleja con se. Pero en estos
tiempos, nos encontramos con una proliferación del uso de la pasiva analítica.
Nuestro idioma la rechaza por ambigua, porque prefiere una construcción más dinámica, porque tiene otros
mecanismos de topicalizción.
No obstante, los contextos en los que el español favorece el uso de la pasiva analítica son:
• Cuando no figura el agente de la acción:
Ejem: El magnate ha sido secuestrado
En algunos casos, el agente no aparece porque no lo conocemos, pero de la misma manera puede que no
aparezca porque no nos interesa decirlo o no tiene valor informativo alguno.
• Procedimientos de topicalización.
En los casos en los que queremos subrayar el OD de la activa asignándole la función de sujeto en la pasiva,
que es más importante.
Ejem: El camión atropelló a la niña / La niña fue atropellada
• Cuando permite evitar la ambigüedad a la que da lugar a veces la pasiva refleja.
Ejem: El lápiz se borra fácilmente
♦ El lápiz puede ser borrado
♦ El lápiz se borra a sí mismo
Algunos también dan favoritismo al uso de la pasiva analítica por una cuestión de ritmo.
Cuando no concurren estas circunstancias, el español prefiere la activa, la pasiva refleja o algún auxiliar con
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mucha riqueza expresiva.
Ejem: Los niños son descuidados
♦ Nadie cuida a los niños
♦ Los niños son de naturaleza descuidada
El español dispone también de otros métodos de topicalización del OD sin tener que recurrir a la pasiva
analítica
Ejem: A tu madre no la quiero ver ni en pintura
El carácter formal de la construcción de pasiva analítica es incompatible con los contextos de la lengua
coloquial. Es una estructura empleada en textos formales y escritos. Así que también tenemos que tener en
cuenta que no podemos mezclar un registro con el otro. Es una cuestión de estilo.
La actual expansión del uso de la pasiva analítica se debe, en mayor parte, a traducciones apresuradas del
francés y el inglés. Este error de estilo ha dado lugar a dos tipos de estructura:
a) Anglicismos de frecuencia
Los anglicismos de frecuencia son estructuras sintácticas existentes en español que se utilizan con una
frecuencia que no es característica de la lengua española. Esto ocurre por influencia del inglés.
C. Silva Corvalán dice que el español está experimentando una simplificación que supone reunir todos los
mecanismos para expresar contenidos pasivos en un solo: la pasiva analítica; que además no es lemas idóneo
en español. El problema está en el abuso de esta. A estos anglicismos de frecuencia, los llamó A. Morales
procesos cuantitativos.
En estos procesos cuantitativos, valoraremos el estilo, más que la agramaticalidad.
b) Anglicismos
Los anglicismos suponen estructuras agramaticales o anómalas en español que se utilizan, por lo general, por
influjo de la lengua anglicada. Esto conlleva la creación de estructuras donde el sujeto pasivo es un OI, por
ejemplo. Son los resultados de esa extensión de la pasiva analítica a contextos en los que sí tienen sentido en
inglés pero no en español. Por tanto, podemos decir que surge siempre que el sujeto paciente no es el OD de la
activa.
A estos anglicismos a secas, los llamó A. Morales procesos cualitativos.
Además podemos encontrarnos con estructuras como estar siendo + participio.
En español, esta forma verbal supone un vacío sintagmático. No existe en español. Es una copia literal de la
estructura inglesa to be being + past participle. Lo podemos catalogar de anglicismo chirriante.
La combinación de la perífrasis verbal durativa estar + gerundio y la pasiva analítica no debe existir en
español. La pasiva analítica indica perfección en la acción, así que supone una contradicción. Es un
anglicismo de uso, no normativa aún. Resulta especialmente chocante cuando se utiliza con verbos perfectivos
que no implican larga duración, del tipo: recibir, cerrar, etc.
Pero por otra parte, se ha extendido de tal manera que ya se suelen omitir los juicios condenatorios contra el
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uso de esta forma verbal. Aunque seguimos hablando de un proceso cualitativo.
También nos encontraremos algunos anglicismos de pasiva analítica de verbos de percepción sensible
acompañados por una forma verbal no personal. Por ejemplo: fue observado robando. En este caso
hablaríamos de un proceso cuantitativo, pues no es agramatical, pero sí supone un problema de estilo.
MORFEMA DE MODO
• Oposición entre indicativo y subjuntivo
La oposición básica entre indicativo y subjuntivo es la percepción que se tiene de la realidad y, por
contraposición, de la irrealidad. Cuando nos referimos a acciones hipotéticas, posibles o irreales, utilizaremos
el modo subjuntivo. Si por el contrario, queremos expresar una acción certera, real, perfecta, haremos uso del
indicativo.
Pero esta oposición no es tan sencilla, pues hay algunos contextos en los que es posible optar libremente entre
indicativo y subjuntivo.
El valor del morfema de modo depende de razones semánticas y pragmáticas, por lo que nos resulta
especialmente difícil de sistematizar. No es posible establecer una frontera tajante entre indicativo y
subjuntivo.
El morfema de modo indica la actitud del hablante ante la acción verbal que enuncia. De esta manera,
podemos decir que el morfema de modo indicativo nos expone una actitud real y objetiva; mientras que el
modo subjuntivo, una actitud irreal y subjetiva.
Pero donde nos podemos encontrar más dificultades a la hora de elegir entre ambos modos, es en las oraciones
subordinadas sustantivas:
Ejem: Temo que está llegando
Temo que esté llegando
El hablante suele utilizar el subjuntivo cuando la acción verbal tiene lugar fuera de la realidad: sentimientos,
hipótesis, ideas... Y suele utilizar el indicativo cuando la acción o fenómeno tiene lugar efectivamente.
En ocasiones, puede darse la circunstancia de que se use el subjuntivo, por el simple hecho de tratarse de una
oración subordinada, aunque no sea irreal. Si el verbo principal se afirma puede que el verbo subordinado esté
en indicativo o en subjuntivo indistintamente, pero si el verbo principal está en negativo, el verbo subordinado
será un subjuntivo.
Es posible reconocer enunciados en español en los que es posible la alternancia entre indicativo y subjuntivo,
peor esto no quiere decir que ambas formas sean equivalentes. Cada una se debe a un estilo y a unas
connotaciones distintas.
Ejem: Quizás nos equivocamos
Quizás nos equivoquemos
Estas son oraciones independientes de duda. Ambas son aceptables porque el contexto dubitativo es uno de
los que, en español, admite la alternancia. La diferencia radica en la actitud del hablante. Si lo formula en
subjuntivo, tiene más posibilidades de equivocarse. En las dos oraciones el hablante duda, pero cuando usa el
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indicativo la duda es menor. El subjuntivo indica una posibilidad de certeza más remota, adscribe la acción al
mundo de lo irreal.
Lo cierto es que el morfema de modo tiene una andadura muy compleja. Podemos encontrarnos contextos en
los que el hablante puede optar entre indicativo y subjuntivo; otros, en los que el hablante debe usar el
subjuntivo; y otros, en los que está obligado a usar el indicativo.
En un intento de normalización, la gramática española dice que el uso del subjuntivo es obligado en contextos
subordinados siempre y cuando el verbo principal indique duda, posibilidad, deseo o necesidad. Así, cuando
el hablante utiliza el indicativo en alguno de los casos anteriores incurre en una infracción a la norma. Este
error, a veces, se atribuye a un influjo de la lengua inglesa, que siempre acelera el proceso. Todo esto ha
producido una ampliación del uso del indicativo a costa del subjuntivo.
(Mirar ejercicios del cuadernillo y explicaciones de los apuntes a mano en las páginas 25−26)
(Mirar Irregularidades morfológicas del verbo en los apuntes a mano en páginas 27−31)
DESCRIPCIÓN SINTAGMÁTICA DEL VERBO
Tras haber realizado un análisis exhaustivo del funcionamiento de la estructura verbal, nos dispondremos a
describir el funcionamiento discursivo de las formas verbales, es decir, en contexto, de una manera
sintagmática.
El valor del verbo en el discurso depende de su estructura (ese análisis que hemos realizado en la primera
parte; análisis paradigmático), pero también depende de factores contextuales y co−textuales, esto es, de la
realidad extralingüística y de la realidad lingüística respectivamente. Por ejemplo, tenemos el tiempo presente,
que al ser el término no marcado, representará tanto presente como futuro o pasado. Pero este uso trasladado
no lo podemos concretar de manera indiscriminada, sino que estará restringido por los factores contextuales y
co−textuales.
Bajtin decía que la gramática y la estilística convergen y, a la vez, se bifurcan en un mismo fenómeno
lingüístico. La estilística no se aplica exclusivamente al género literario, sino que se trata de la expresión en
general, que se ocupa de los procedimientos facultativos (opcionales), y que parte de la base de que cada una
de esas opciones se debe a efectos expresivos, pragmáticos, lingüísticos o estilísticos diferentes. Así que,
según las características del texto, elegiremos una opción u otra. Es un proceso conscientemente elegido, no
espontáneo.
Tradicionalmente la gramática ha estructurado el verbo según el criterio temporal. Pero los estudiosos han
establecido otros criterios para estructurar mejor el subsistema verbal. Dicen que el parámetro temporal debe
perder importancia, y que otros criterios son más relevantes, como el tipo de texto o la situación comunicativa.
Weinrich dice que el sistema verbal responde a una distancia entre dos grupos de tiempos:
• Los tiempos del mundo comentado o tiempos comentadores (este grupo abarca el presente de indicativo y
el pretérito perfecto compuesto de indicativo)
• Los tiempos del mundo narrado o tiempos narradores (entre ellos destacan el pretérito indefinido de
indicativo y el pretérito imperfecto de indicativo).
Los tiempos del mundo comentado se utilizan cuando el hablante está en tensión, y su discurso es dramático
porque se siente afectado. Van a aparecer en el diálogo, en el ensayo literario, en el drama, en el periodismo,
en la exposición científica, etc.
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Los tiempos del mundo narrado predominan en situaciones comunicativas en las que narramos o relatamos. El
narrador se caracteriza por su actitud relajada en este caso. Se da en todos los relatos.
Para entender esto, Weinrich ejemplifica sus planteamientos con los cuentos infantiles (narraciones, relatos).
Había una vez, Érase una vez son fórmulas que marcan la frontera entre el mundo ficticio y el mundo real.
Estas entradillas nos introducen de lleno en el relato. Por otro lado, tenemos la fórmula colorín colorado este
cuento se ha acabado, que nos devuelve al mundo real.
El pretérito imperfecto es un tiempo narrador y por eso es capaz de introducir al niño en el mundo de la
fantasía, de romper con el tiempo presente. El pretérito perfecto compuesto es un tiempo comentador y, por
eso, nos devuelve a la realidad. Esto nos demuestra que el criterio temporal no es capaz de establecer
relaciones de oposición exclusivas, no las abarcaba todas.
Weinrich introduce el término metáfora temporal para explicar que los tiempos del mundo comentado
funcionan en el mundo narrado y viceversa.
Así que el nuevo parámetro que utilizaremos para estructurar el sistema verbal desde un punto de vista
sintagmático será la situación comunicativa. Vamos a ir seleccionando las formas verbales que nos son más
útiles, más relevantes. Tenemos dos alternativas para ir caracterizando cada forma verbal:
• Señalar una forma verbal y analizar su valor (morfología).
Ejemplo: Presente de indicativo
− Presente
− Pasado
− Futuro
• Señalar un valor determinado y a continuación extraer las formas que pueden expresarlo (semántica).
Ejemplo: Presente
− Presente de indicativo
− Condicional de indicativo
− Pretérito imperfecto de subjuntivo
− Futuro simple de indicativo
Cualquiera que sea el camino que escojamos, este análisis nos va a permitir conocer el valor temporal de cada
forma verbal. Pero en principio vamos a dar prioridad al criterio formal o morfológico.
Antes de empezar con el análisis, necesitamos conocer algunas herramientas conceptuales necesarias.
¤ Mecanismos del sistema verbal para posibilitar que las formas verbales sean capaces de incorporar valores
diferentes a su valor fundamental. Por ejemplo, el presente de indicativo tiene como valor fundamental el
presente pero, además, tiene otros valores (usos desplazados) que son el futuro y el pasado. Estos mecanismos
son:
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• Dislocación verbal
Es el desplazamiento del tiempo lingüístico con respecto al tiempo real (desfase) que surge cuando el punto de
mira en la deixis temporal es de carácter subjetivo, esto es, cuando nos referimos a un acontecimiento
intentando acercar un tiempo pasado al presente o viceversa.
Ejemplo: Colón descubre América en 1492.
Aquí tenemos un presente dislocado hacia el pasado. Tiempo lingüístico, presente; tempo real, pasado.
La dislocación por excelencia es el presente histórico, aunque el presente también puede dislocarse hacia el
futuro en enunciados como `El año que viene m voy a Tenerife'. Es una expresión subjetiva.
• Neutralización
Es la pérdida de rasgos que definen una oposición verbal, de tal manera que las dos formas verbales, que
normalmente se oponen, mediante la neutralización se igualan en significado. Sólo es posible cuando el
contexto deja claro el significado del desplazamiento.
Este mecanismo no es apropiado en un texto culto porque eliminaría, por ejemplo, las posibilidades de estilo
(¡tenemos cinco formas de pasado!) o la precisión temporal. Es muy cómodo y rentable en el habla, pero no
apropiado en todos los casos.
Ejemplo: Lo encarcelaron porque mató / había matado a su hijo
Es una oposición entre un pasado y un pasado anterior a otro pasado. El término neutralizador de la oposición
será siempre el término no marcado, el más amplio semánticamente. La neutralización es posible pero no
recomendable, pues perdemos precisión. Desde el punto de visto estilístico ofrece ventajas e inconvenientes,
ya que el empleo constante de una misma forma verbal sin precisión temporal supondría un texto monótono e
impreciso.
3) Transmorfologización
Se produce cuando los rasgos que normalmente definen una oposición verbal desaparecen, pero son
sustituidos por otros, de tal manera que la oposición subsiste pero definida a partir de otros rasgos distintos.
Ejemplo: Son / serán las diez
En la primera opción tenemos un juicio afirmativo, con certeza, objetivo; mientras que la segunda forma
expresa posibilidad, juicio aproximado, subjetividad.
Si tomamos el criterio temporal, veremos que no hay oposición alguna en esta situación comunicativa, pues
ambas formas expresan presente. Por tanto, podemos deducir que esta oposición ha desaparecido y en su lugar
han aparecido otros parámetros que establecen una oposición diferente, en este caso, de certeza o
probabilidad. Es un rasgo modal. En esta oposición (ausencia o presencia de un valor de probabilidad en el
tiempo presente) el término marcado es el presente ya que indica certeza.
¤ Ideas relacionadas con los conceptos de aspecto y tiempo
ASPECTO
• El aspecto que se obtiene a partir de procedimientos léxico−semánticos (modo de acción verbal).
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• El aspecto que se obtiene a través de procedimientos gramaticales (como las perífrasis verbales). El más
importante es el morfema de aspecto compartido por todas las formas verbales.
El modo de acción es la información aspectual que se deriva del significado semántico del propio lexema
verbal. Según sea el significado semántico del lexema verbal, será el modo de acción verbal de esta. En la
clasificación verbal a partir del modo de acción tendremos:
− Verbos de modo de acción momentáneo o puntual, como disparar, firmar, saltar. Indican una acción de
escaso desarrollo temporal, que se deduce del significado léxico del verbo, sin morfema indicador.
− Verbos de modo de acción durativo, como saber, conocer, durar, estar. Son lexemas verbales que, con
independencia del contexto, siempre tendrán ese modo de acción duradero.
− Verbos de modo de acción reiterativo como picotear, repiquetear, hojear, repetir. Son lexemas que indican
una repetición de la acción, es reiterativa y no a partir de un morfema aspectual, sino a partir del propio
lexema verbal.
− Verbos de modo de acción incoativo como iniciar, emprender, empezar. Atienden al inicio del proceso
verbal.
− Verbos de modo de acción desinente como acabar, finalizar, morir, terminar, concluir. Verbos que atienden
al límite final del proceso verbal.
Sin embargo, cuando se incorporan a un contexto los lexemas verbales, ese valor puede experimentar
modificaciones a través de muchos factores co−textuales, como los complementos circunstanciales.
Ejemplo: El caballo saltó los obstáculos
En este enunciado, el verbo saltar no tiene un valor puntual, sino reiterativo. Esto se infiere por el objeto
directo en plural. Indica que el caballo saltó una y otra vez para rebasar todos los obstáculos. El modo de
acción reiterativo suele entrar en contradicción con el aspecto perfectivo, derivado de la forma verbal pretérito
perfecto simple, pero en este enunciado no ocurre esta contradicción, así que decimos que no hay
restricciones.
El español dispone de muchos mecanismos gramaticales para incorporar valores aspectuales a la acción verbal
como las perífrasis verbales (con independencia del tiempo), la adhesión del morfema −se (dormir: durativo;
dormirse: incoativo) o a través del morfema de aspecto (independiente del tiempo).
El hablante puede concebir tiempo pasado con afectividad, como si fuera un periodo abierto o como un
periodo cerrado, concluso, delimitado. En estos casos hablaríamos de subjetividad, y podríamos sustituir un
indefinidido por un imperfecto por ejemplo. El pretérito imperfecto tiene un valor reiterativo pero no siempre.
El contexto sintáctico puede modificar el valor aspectual de la forma verbal.
Las formas verbales perfectivas contemplan la acción verbal como terminada, completa, acabada, perfecta.
Cuando decimos que está acabada, no tiene por qué ser real el fin de la acción, puede ser ficticio. Las formas
perfectivas son todas las formas compuestas más el pretérito indefinido. El resto son imperfectivas. Interesan
más en su duración que en su conclusión.
El valor aspectual siempre es independiente del tiempo, es más, el aspecto es un procedimiento para
manipular el tiempo. Podemos pensar en una situación perfecta en cualquier tiempo (presente, pasado o
futuro), aunque en la realidad extralingüística no estén acabadas realmente. La perfectividad no tiene que
coincidir con el fin de la acción en el tiempo, ni tan siquiera en el pasado.
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Ejem: En ese momento supe que me engañaba.
La acción no está acabada en realidad porque continuaré sabiéndolo en el presente y en el futuro.
TIEMPO
En este apartado nos centraremos en una clasificación de las formas verbales según el tiempo: tiempos
absolutos / tiempos relativos.
Esta distinción supone que todas las formas verbales pueden clasificarse en uno de estos dos grupos. Los
tiempos absolutos son aquellos que son directamente medidos. Esto es, medidos tomando como punto de
referencia el presente, el momento del discurso, el acto de habla. De esta manera surgen los tres tiempos
fundamentales: presente, pasado y futuro. El presente es la simultaneidad con el acto de habla. El pasado
expresa anterioridad al momento del discurso; y el futuro indica posterioridad. Las formas verbales que se
estiman como tiempos absolutos son el pretérito indefinido, el presente, el pretérito perfecto compuesto y el
futuro simple. No necesitan de ninguna otra forma verbal para situar en el tiempo la acción verbal.
Los tres tiempos fundamentales absolutos son el presente, el indefinido y el futuro simple. Hemos añadido el
pretérito perfecto compuesto porque en cualquier caso indica pasado. En alguna gramática como la de A.
Alonso se encuentra entre los relativos porque establece una relación con el pasado pero es presente. El
pretérito perfecto compuesto es un pasado reciente o un presente perfectivo, es decir que lo podemos concebir
como un pasado en relación con el presente, o un presente en relación con el pasado.
Los tiempos relativos son los indirectamente medidos. Son aquellos que no son capaces por sí solos de situar
la acción en el tiempo y, por ello, precisan de otra forma verbal o de algún elemento temporal del contexto
para concretar el valor temporal de la acción.
Ejemplo: Yo habré cantado mañana a estas horas
Este tiempo se complementa con el complemento circunstancial de tiempo que indica futuro.
Los tiempos relativos son el resto de la conjugación verbal, incluso todas las formas de subjuntivo, ya que en
el subjuntivo se desdibujan las oposiciones temporales. También hay que decir que los tiempos relativos
difícilmente pueden funcionar como absolutos, aunque sé excepcionalmente. Sin embargo, los absolutos
siempre pueden funcionar como relativos.
Análisis discursivo de las formas verbales
Una vez aprehendidas todas estas precisiones, podemos dedicarnos a escudriñar cada una de las formas
verbales para entender su funcionamiento discursivo y sus posibilidades de uso. El primer subsistema que
estudiaremos será el de pasado, ya que es el más extenso y, por tanto, complejo.
© Subsistema verbal de pasado
Está compuesto por el indefinido, el pretérito perfecto compuesto, el pretérito pluscuamperfecto, el pretérito
anterior y el imperfecto.
Cuando nos disponemos a realizar un análisis verbal, se plantean dificultades u obstáculos que se ven más
claramente en el subsistema de pasado.
• Interferencias interlingüísticas
• Inestabilidad del sistema verbal
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• Variación diatópica a la que se someten las formas verbales
Interferencias interlingüísticas
Los traductores trabajan con lenguas parecidas, lo que favorece al fenómeno de la interferencia, resultado del
contacto entre lenguas. En el caso del microsistema de pasado se ven con más claridad esas interferencias.
Para precisar estas discrepancias tenemos que conocer a fondo las formas verbales de nuestra lengua y de las
lenguas extranjeras con las que trabajamos. Las lenguas románicas tienen cinco formas de pasado mientras
que las germánicas sólo tienen tres. Al disponer de más formas verbales disponemos también de más
mecanismos de precisión del tiempo pasado. Esta diferencia cuantitativa no supone que haya diferencia de
valores.
El francés y el español cuentan con el imperfecto en su conjugación. El inglés y el alemán tienen una misma
forma con dos valores: el imperfecto y el indefinido. Pero que el francés y el español tengan un paradigma de
imperfecto no quiere decir que tenga el mismo valor en ambas lenguas. En francés, por ejemplo, la oposición
entre indefinido y perfecto compuesto se ha atenuado. El indefinido sólo se usa en textos narrativos, por tanto,
esta forma verbal se ha teñido de connotaciones literarias. Esto no ocurre en español, pero sí que esta
variación está sometida a una variación diatópico, ya que sabemos que no es mismo el uso que se hace en
Canarias del perfecto compuesto que en Madrid o Asturias. Así que el español y el francés tienen equivalencia
cuantitativa de formas verbales de pasado, pero no de valores. Por tanto, no se puede traducir un indefinido
francés por uno español.
Del mismo modo ocurre con el pret. anterior, que es de uso exclusivo de las lenguas románicas. La relación de
oposición entre pret. anterior y pluscuamperfecto es diferente a la que existe entre indefinido e imperfecto. El
pret. anterior está en situación de retroceso, tanto en español (lengua literaria) como en francés (lengua
escrita). Pero el hecho de que esté en retroceso no quiere decir que lo dejemos olvidado.
Inestabilidad del sistema verbal
Es posible reconocer una serie de tendencias que nos muestran que el sistema verbal cambia. Una de esas
manifestaciones es el contagio que se produce entre el imperfecto y el condicional (te llamaba / llamaría si
pudiera). Además, el pret. anterior está prácticamente en desuso aunque puede ser una herramienta útil en el
campo literario. Suele ser sustituido por el indefinido (lo encarcelaron porque mató / había matado a su
esposa). Esto es positivo en la lengua oral, pero no se recomienda en la lengua escrita.
Variaciones diatópicas
En Canarias se usa más el indefinido que el pret. perfecto compuesto, aunque éste se usa frecuentemente (Yo
todavía no me he muerto). Solo lo usamos en algunos contextos. El indefinido desplaza al compuesto en
determinados contextos pero no en todos.
El español de Canarias está a caballo entre el español peninsular y el sudamericano. Somos un puente
lingüístico. Y como las anteriores, esta variación diatópica también dificulta la labor del traductor.
Y ahora sí que nos disponemos a realizar el análisis verbal de las formas de pasado.
Pretérito perfecto simple / Pretérito perfecto compuesto
El indefinido es el término no marcado de todas las oposiciones que se dan en el subsistema verbal de la
expresión de pasado. Las demás formas siempre añaden más precisión significativa. El indefinido expresa
única y exclusivamente pasado. Por el contrario, el compuesto añade una marca significativa que lo
especifica: un pasado en relación con el presente. Es esta marca la que permite distinguir el compuesto del
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simple. El indefinido tiene mayor amplitud semántica. Esta distinción es fundamental a la hora de precisar las
posibilidades de neutralización.
El pret. perf. compuesto se relaciona con el presente. Esta marca puede venir dada por proximidad con el
presente, es decir, que la acción verbal tiene efectos en el presente. En este caso, el indefinido sería pasado
remoto. También puede venir dada por el hecho de que el compuesto se combine explícita o implícitamente
con unidades temporales de presente como `hoy, esta semana'; cuando tengamos estas unidades usaremos
siempre el compuesto y, en ningún caso, el simple. Otra manifestación de la relación del pret. perf. compuesto
con el presente es el valor etimológico, ya que se compone del presente del verbo `haber' más un participio.
Esto originariamente quería decir tener más participio, es decir, una acción pasada que sigue teniendo
resultados en el tiempo de habla, objetivamente.
Ejemplo: He reunido el rebaño
Tengo el rebaño reunido
Pero esta relación con el presente también puede estar justificada por la intención del hablante, ya que éste
concibe una acción pasada como cercana, subjetivamente. En estos casos el hablante es el dueño del territorio,
puede sobreponerse a la caracterización gramatical.
Ejemplo (de Gili Gaya): Mi padre ha muerto hace tres años.
Aunque se acompaña de elementos temporales de pasado que excluye el presente, el autor escoge el
compuesto por subjetividad. Pero claro está, esta decisión depende del tópico de la conversación, de la
variedad diafásica y, además, debe estar justificada.
La oposición verbal entre compuesto y simple está sometida al fenómeno de neutralización (pérdida del rasgo
que define la oposición verbal). Esto supone que el término no marcado de una oposición puede ocupar el
puesto del término marcado, es decir, propicia desplazamientos verbales. En un principio hemos dicho que
todo perfecto compuesto puede ser sustituido por un indefinido. Esta práctica no es propia de textos cultos,
formales o escritos.
Este fenómeno de la neutralización, muy frecuente con las formas de pasado, se produce en una serie de
contextos en particular. Salvador Fernández Ramírez señala los siguientes:
• Oraciones interrogativas iniciadas con el pronombre `quién'. Ejemplo: ¿Quién ha dicho / dijo miedo?
• Oraciones exclamativas encabezadas por la secuencia `quién no'. Ejemplo: ¡Quién no ha tenido / tuvo
alguna vez esa sensación!
• Contextos que ponen de manifiesto una decisión de carácter conclusivo. Ejemplo: ¡Esto se ha acabado /
acabó!
• Contextos encabezados por locuciones adverbiales de significado puntual o conclusivo como `al fin' o `por
fin'. Ejemplo: ¡Por fin lo has encontrado / encontraste!
En todos los casos anteriores hay un valor afectivo que es el que propicia la posibilidad de neutralización.
• En los terrenos de la poesía, ya que se usan las formas verbales en base a la rima, y no a la gramática.
Ejemplo: ¿Por qué has llagado − aqueste corazón, no lo sonaste? − Y, pues me lo has robado, − ¿Por qué
así lo dejaste − y no tomas el robo que robaste?
• En textos narrativos es frecuente que aparezca el suceso en indefinido y las consecuencias o resultados de
esta acción en perfecto compuesto. Ejemplo: ¿Has roto el abanico? Sí, se cayó (suceso) al suelo y se ha
hecho añicos (consecuencia).
• Hay una tendencia general a introducir un suceso en perfecto y describir los detalles de lo que ha ocurrido
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en indefinido. Ejemplo: Por cierto, ha ocurrido un lamentable accidente. Se arrojó a la vía un pobre
indigente.
En la realidad sucede que el hablante utiliza el perfecto donde debería ir un indefinido. Hay determinadas
formas verbales, dice Graciela Reyes, que están experimentando en la lengua oral un proceso de
subjetivización, que supone la pérdida de los valores sistemáticos de la forma verbal por otros valores
semánticos y pragmáticos, que tienen que ver con la actitud del hablante.
Ejemplo: Ayer los presidentes de las naciones han firmado el tratado de medio ambiente. (razones afectivas)
Pretérito anterior / Pretérito pluscuamperfecto
El pretérito anterior está prácticamente desaparecido, hasta tal punto que los hispanohablantes no saben cómo
utilizarlo. No entendemos la diferencia entre pret. anterior y pluscuamperfecto.
El pluscuamperfecto es el término no marcado, de mayor amplitud semántica, de esta oposición; y expresa un
pasado anterior a otro pasado.
El pret. anterior tiene un valor muy similar al del pluscuamperfecto. Se define como un pasado
inmediatamente anterior a otro pasado. La inmediatez es la única marca que permite diferenciarlos.
En un principio, tradicionalmente se usaba el anterior en contextos que explicitaban esa inmediatez mediante
elementos adverbiales. Siempre se ejemplificaba su uso consecuencias como `salimos apenas hubo
amanecido'. La distancia temporal que hay entre las dos acciones es mínima. Pero esta marca de inmediatez es
redundante porque el pret. anterior ya indica inmediatez por sí solo. Se ha explicitado redundantemente. Lo
que comenzó a suceder es que en contextos redundantes como este se empezó a dar el fenómeno de
neutralización, ya que el hablante percibía la inmediatez a través de `apenas' y no de la forma verbal. Por
tanto, empezó a recurrir a formas de mayor amplitud semántica y, consecuentemente, se produce la
neutralización. Así, de `hubo amanecido', podemos pasar a `había amanecido' o incluso a `amaneció'.
Para el hablante es más cómodo deshacerse de esta forma verbal, primeramente, en estos contextos
redundantes. Pero de ahí se extiende a otros, donde el rasgo de inmediatez ya no es redundante como en
`salimos cuando hubo amanecido'. Aquí la marca de inmediatez sólo la porta el verbo, pero el hablante recurre
a la neutralización por extensión.
Al margen de todo esto, el pret. anterior y el pluscuamperfecto se parecen mucho, por lo que el hablante
decide desprenderse de uno de ellos. El subsistema verbal de pasado es demasiado amplio y se da oposiciones
banales, por lo que el hablante se desprende de las menos precisas, produciéndose así la neutralización.
No obstante, el pret. anterior permanece vigente en los textos literarios. Además, permite evitar la cacofonía a
la que da lugar la sucesión de formas de indefinido, cuya sustitución aconseja Emilio Lorenzo en estos casos.
Ejemplo: Cuando se despidió, cerró la puerta y salió.
Pretérito perfecto simple / Pretérito pluscuamperfecto
El pret. indefinido puede actuar como neutralizador − es el término no marcado − pero esta posible
neutralización no puede darse indiscriminadamente y, es más, al decir posible no queremos decir aconsejable.
No es aconsejable porque al recurrir al fenómeno de neutralización, estamos renunciando a una variedad
estilística y precisión semántica.
Hay una serie de contextos en los que la sustitución del pluscuamperfecto por el indefinido produce un
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cambio de significado en la oración.
Ejemplo: Cuando entré en el aula había empezado la clase.
Si desplazamos este pluscuamperfecto por un indefinido se ocasionará una diferencia sustancial de
significado, así que en este contexto no tiene cabida la neutralización. En español se utiliza la sucesión de
indefinidos para expresar una sucesión temporal de acciones, así que si escribiésemos `empezó' en lugar de
`había empezado' estaríamos expresando que justo en el momento que entré el aula, la clase empezó.
Pero la sustitución se puede dar también al contrario, aunque ya no estaríamos hablando de neutralización.
Ejemplo: Sacó los bombones y en un minuto habían desaparecido (posterior a la otra acción, no anterior).
La norma dice que el pluscuamperfecto indica anterioridad a un pasado, pero en este caso se expresa una
posterioridad a un pasado. El hablante recurre a una metáfora temporal para expresar la rapidez con la que se
comieron los bombones y desaparecieron antes de sacarlos. Es una traslación expresiva de orden estilístico
para manifestar la rapidez de la acción. Aquí ha ocurrido el proceso inverso a la neutralización, pues el
marcado sustituye al no marcado. Es un desplazamiento estilístico.
También podemos expresar anterioridad a un pasado con otra forma verbal: el pretérito imperfecto de
subjuntivo.
Ejemplo: Recogió el premio que le concediera la Academia.
Para entender este fenómeno, recurriremos a su valor etimológico. La forma verbal cantara procede del
pluscuamperfecto de indicativo latino `cantaveram' y `cantase' viene del pluscuamperfecto de subjuntivo
latino `cantavissem'. Estas dos formas verbales tienen un origen distinto. Con el paso del tiempo, estas dos
formas han experimentado un proceso de fusión, convirtiéndose en uno mismo tiempo verbal: el imperfecto
de subjuntivo. Pero esta fusión no se ha llevado a cabo del todo, ya que `cantara' aún conserva el valor
etimológico de pluscuamperfecto.
El uso del imperfecto de subjuntivo como pluscuamperfecto de indicativo es un arcaísmo sintáctico utilizado
en textos cultos, literarios o formales. Ese uso es exclusivo de la forma `cantara' y no de `cantase', ya que este
proviene del subjuntivo, no del indicativo.
En los textos medievales españoles (en el medievo aún no se habían consolidado en un único tiempo) se
encontraba con mucha frecuencia esta práctica, pero se perdió hasta el siglo XIX, cuando los románticos
rescatan el uso de `cantara' con valor de pluscuamperfecto de indicativo. A partir de ahí, se ha mantenido
hasta nuestros días, siempre insertado en oraciones de relativo.
Este uso se ha ampliado a otros contextos en los que no es aceptable, por ejemplo, se desaconseja en crónicas
deportivas, ya que se trata de un arcaísmo.
Ejemplo: El Celta perdió el punto que conquistara en Oviedo
Desde el punto de vista estilístico no se recomienda su uso en este caso, aunque sí sea adecuado desde el
punto de vista etimológico.
Cuando esta forma con valor de pluscuamperfecto aparece en la lengua oral se debe a que el hablante cree que
es una forma culta, sin conocer por qué y cae en la pedantería. También puede ser debido a la variación
diatópica, ya que en Galicia y Asturias, por ejemplo, se utiliza con mayor frecuencia.
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También puede verse esta forma `cantara' con otro valor que no es pluscuamperfecto, y que sería inaceptable.
Ejemplo: Se comenta el discurso que anoche pronunciara el presidente.
El imperfecto de subjuntivo tiene como referencia un presente, no un pasado, así que tiene valor de indefinido.
No hay justificación etimológica; es un uso anómalo.
Incluso nos podemos encontrar `cantase' con valor de pluscuamperfecto de indicativo, cuyo uso estaría
injustificado igualmente.
Estas dos formas, como ya hemos dicho, no son equivalentes del todo. Además de la que ya hemos citado, la
forma en −ra también tiene otro uso exclusivo que es el de cortesía como `quisiera pedirle un favor'.
Pretérito perfecto simple / Pretérito imperfecto
Desde el punto de vista estilístico, es la oposición más compleja. Hay muchas interpretaciones de esta
oposición. Algunos dicen que es aspectual, otros que debe analizarse según parámetros temporales y otro
grupo de estudiosos dicen que depende sólo de factores psicológicos, que hacen más complejo aún el
panorama. Hay tres versiones diferentes a la hora de valorar esta oposición verbal:
• Oposición aspectual
Estudiosos como Gili Gaya y Alarcos defienden la idea de que esta oposición viene dada por rasgos
aspectuales. La gramática tradicional también nos lleva diciendo esto durante años. De este modo, el
imperfecto posee un valor aspectual imperfectivo con ciertas variantes, ya que puede expresar en ocasiones un
valor durativo o un valor reiterativo. Así que el indefinido sería el término marcado porque implica
perfectividad (finalización de la acción), mientras que el imperfecto sería el término no marcado, pues no
implica el fin de la acción.
Por otro lado, el indefinido posee un valor aspectual perfectivo, también con algunas variantes: la acción
perfectiva puede ser puntual, o semelfactica. En buena parte de los contextos podemos comprobar los valores
de estas formas verbales.
Ejemplo: Se levantaba / levantó a las doce del medio día.
Reiterativo / Puntual
Habitual
Pero que el indefinido esté asociado a acciones puntuales, no quiere decir que no pueda expresar reiteración.
Tesnière exponía estos anunciados para explicarlo:
Ejemplo: Repitió cien veces la operación
La guerra duró 110 años
En la forma verbal `repitió' se expresa un valor reiterativo mediante el lexema verbal más otros elementos
temporales como `cien veces'. Por otro lado, `duró' expresa un valor durativo mediante el lexema verbal
(modo de acción). Por tanto, el indefinido también puede expresar duración o reiteración. Si se trata del
lexema verbal o del tiempo verbal el que aporta este valor de duración o repetición es otro tema.
• Oposición temporal
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Otros, como Andrés Bello, consideran que también puede tratarse de una oposición marcada por el tiempo, es
decir, que viene dada por una diferencia en el punto de referencia a partir del cual se contempla el pasado.
El imperfecto indica simultaneidad en el pasado mientras que el indefinido indica anterioridad al presente.
Para entenderlo, vamos a partir de un ejemplo:
Ejemplo: Nacía / nació Vincent van Gogh un lunes de febrero...
Con el imperfecto, el hablante se traslada hasta el momento de la acción, desde un punto de vista subjetivo. Se
concibe como si uno estuviera en el pasado (simultaneidad con el pasado). Es decir, como el imperfecto
expresa simultaneidad en el pasado al usar un imperfecto para expresar una acción pasada y perfecta, el
hablante mira la acción como si fuera simultánea a lo que él está viviendo. Cuando se usa el indefinido, el
hablante está en el presente y echa una mirada hacia atrás para recordar qué sucedió. Es objetivo.
Desde un punto de vista estilístico, la diferencia que se percibe radica en la subjetividad que expresa el
imperfecto, ya que el hablante se está desplazando hacia el pasado (justamente a la fecha del nacimiento, que
es el elemento temporal que aparece). Con el indefinido el hablante se concebía en el presente (momento de
habla) y mira hacia el pasado.
El narrador, cuando usa el imperfecto para referirse a una acción pasada y perfecta, contempla la acción como
si estuviera ocurriendo simultáneamente con su discurso. Se ha tenido que desplazar metafóricamente al
pasado. Estas metáforas temporales ocurren cuando el narrador quiere participar. Así, podemos decir que la
forma verbal más objetiva es el indefinido; la de grado medio, el imperfecto; y la subjetiva, el presente
histórico (porque la acción viene al presente, no el narrador va al pasado).
Ejemplo: Mientras yo jugaba a la pelota, tu fregabas la loza
En este ejemplo se ve clara la simultaneidad que implica el imperfecto. Son dos acciones simultáneas en el
pasado.
Pues en esta oposición se cambian las tornas, y el indefinido vuelve a ser el término no marcado, porque
únicamente indica pasado; y el imperfecto será el término marcado, porque indica simultaneidad en el pasado.
Esta simultaneidad podemos encontrarla de dos maneras: dos acciones simultáneas, paralelas en el tiempo
(ejem: jugaba cuando tú hacías la comida); o dos acciones simultáneas pero una interrumpida por la otra
(comíamos cuando llamaron a la puerta).
Hay quien dice que en estas dos oposiciones (aspectual y temporal) no hay contradicción, sino que más bien
son complementarias. Esto es, el imperfecto implica simultaneidad, pero es que esa simultaneidad implica
imperfección de la acción. Y al revés, el indefinido implica aspectualmente un valor puntual, semelfactivo, y
esto, a su vez, implica perfección.
Por tanto, se dice que esta oposición es única pero regida por dos rasgos diferentes: uno aspectual y otro
temporal. Según nos agarremos a un rasgo u otro el término marcado cambiará. Si nos atenemos al rasgo
temporal, el término marcado es el imperfecto (es la forma que añade la noción de simultaneidad), pero si nos
atenemos al rasgo aspectual, el término marcado es el indefinido (es la forma que indica el fin del proceso
verbal).
Cada opción supone una variante estilística. Son procedimientos facultativos. La elección entre imperfecto e
indefinido requiere una implicación afectiva, pero no en todos los casos, por supuesto.
Ejemplo: Se afeitó / afeitaba por la mañana
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En este enunciado no cabe la subjetividad. La oposición se basa en el morfema de aspecto porque sólo el
imperfecto expresa reiteración.
• Oposición según el relieve
Weinrich, entre otros, interpreta que entre el indefinido y el imperfecto no existen diferencias temporales o
aspectuales, sino que es una diferencia de relieve. El indefinido se considera la manifestación formal del
primer plano de la narración; y el imperfecto, la manifestación formal del segundo plano de la narración.
Ejemplo: El tren se detuvo al fin de la estación. La gente iba de aquí para allá con paquetes y maletas en las
manos. Un soldado decía adiós a su novia. El revisor charlaba en el andén con el jefe de la estación, que
agitaba una bandera roja. Mis padres me esperaban desde las ocho.
Cada vez que el narrador utiliza un indefinido, el relato avanza. Cuando toma una forma verbal de indefinido,
la narración se detiene para describir detalladamente todo lo que acontece simultáneamente a esa formas.
Toda esa descripción se hace en imperfecto.
El primer plano de la narración es aquello que constituye la secuencia de acontecimientos más importantes del
relato. Es una sucesión y encadenamiento de hechos que hacen que el hilo narrativo avance.
El segundo plano de la narración es todo aquello que sirve al receptor de orientación en Edmundo narrado.
Las acciones habituales, que no hacen avanzar el relato; la voz y el pensamiento indirectamente emitidos de
los personajes; todo aquello que no forma parte de la secuencia temporal del relato, forman el segundo plano
de la narración.
Por ello, dice Weinrich, no es una oposición temporal o aspectual, sino que la aparición o ausencia de una de
estas dos formas verbales dependerá de reacciones psicológicas. El narrador puede manipular y transformar en
primer plano lo que debería pertenecer al segundo y viceversa.
Como vemos, las interpretaciones no son unánimes pero nos ayudan a entender las diferencias que existen
entre el imperfecto y el indefinido.
USOS RECTOS Y DESPLAZADOS DEL IMPERFECTO
Como todas las formas verbales, el imperfecto también cuenta con usos rectos y usos desplazados.
a) USOS RECTOS
En todos los casos el imperfecto posee un valor descriptivo.
¤ Tipos de manifestaciones concretas del imperfecto descriptivo.
a.1) Imperfecto permanente o de situación
Surge con aquellos casos en los que se combina con verbos estativos (ser, estar, encontrarse, hallarse) para
indicar aspectos circunstanciales que acompañan a los hechos fundamentales del relato; para referirse a
cualidades o características de aquellos objetos que evocamos en nuestra memoria. Son características
estáticas, no cambiantes. Tanto es así que si lo cambiamos por un indefinido surge una visión dinámica.
Ejemplo: Era / Fue catedrático a los 25 años
En la primera variante contemplamos esa circunstancia de una manera estática. Se dice que a los 25 años era
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catedrático, sin especificar el principio o el final de esa circunstancia. Es una característica permanente.
Pero desde el momento en que el hablante cambia el imperfecto por un indefinido, se contempla el comienzo
de una situación pasada. Desaparece esa visión estática, surgiendo una visión dinámica en el texto, ya que el
valor perfectivo del indefinido resalta los límites inicial o final del proceso verbal. No caben argumentos
subjetivos en este caso porque sólo el indefinido atiende a los límites del proceso verbal.
a.2) Imperfecto descriptivo
Aunque todos los usos rectos del imperfecto tienen carácter descriptivo, a este sí se le ha denominado
descriptivo. Es similar al anterior pero esta vez se combina con verbos dinámicos. Se utiliza para expresar
acciones temporalmente muy extensas que sobrepasan el tiempo en el que se sitúan los hechos de la narración.
Podemos recurrir de nuevo al ejemplo del tren de Weinrich. Todos los imperfectos que aparecen en el
fragmento son más extensos que el acontecimiento que los introduce, la llegada del tren. Precisamente por
esto contribuyen a describir el escenario narrativo, y sólo se da cuando se combina con verbos de carácter
dinámico.
a.3) Imperfecto de virtualidad o capacidad.
Ejemplo: Escribía / Escribió un poema en cinco minutos
En la primera secuencia se utiliza el imperfecto para expresar una capacidad para realizar una acción o
alcanzar un estado determinado. En la segunda, el hablante dice que efectivamente escribió un poema en cinco
minutos, toda una hazaña. Esa diferencia viene dada por el aspecto perfectivo del indefinido, que marca el
principio y el fin de la acción.
Ejemplo: El coche alcanzaba / alcanzó los 200 km/h.
Con la primera opción se indica que el coche tiene la capacidad potencial o virtual de llegar a esa velocidad,
mientras que con al segunda opción se expresa la realización efectiva de esa capacidad.
Claro está que estamos hablando de secuencias descontextualizadas, ya que si disponemos de un contexto,
puede cambiar la interpretación y la argumentación.
Ejemplo: El coche alcanzaba todos los días los 200 km/h.
b) USOS DESPLAZADOS
A partir de los mecanismos que ya conocemos de dislocación, neutralización o transmorfologización,
podemos obtener usos del imperfecto diferentes a los que le son propios, es decir, los usos desplazados. Estos
son:
b.1) Imperfecto narrativo
Supone la aparición de un pretérito imperfecto, que es un tiempo de valor descriptivo en su uso recto, con el
que se refieren acciones del segundo plano de la narración, intercalado en el primer plano de la narración, es
decir, en lugar de un indefinido.
Dice Graciela Reyes que por medio de ese imperfecto narrativo se logra convertir un hecho narrado en una
circunstancia narrada, es decir, tiene la particularidad de convertir el relato en descripción sin salir del tiempo
pasado. Esto surge como consecuencia del valor aspectual imperfectivo del imperfecto como expresión de la
acción en curso, en pleno desarrollo.
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Claro está, el imperfecto narrativo, entrometido en el primer plano de la narración, se convierte en un tiempo
narrativo pero siempre añadiendo matices descriptivos.
Este uso desplazado del imperfecto es un recurso que se documenta desde las primeras manifestaciones
literarias de nuestro país. Tiene la facultad de resaltar la manifestación afectiva del hablante, ya que se
traslada metafóricamente a la época pasada, imponiendo un ritmo más lento, ya que se está utilizando una
forma verbal imperfectiva. Es el uso desplazado del imperfecto más frecuente.
¤ Tipos de manifestaciones concretas del imperfecto narrativo.
Página 15 del cuadernillo
b.1.1) Imperfecto de ruptura o de cierre
Se sitúa al final de una sucesión de acciones en indefinido que responden a su vez a una secuencia
cronológica. Y, a partir de la aparición de este imperfecto, se impide la introducción de más indefinidos.
Estilísticamente el hablante esta utilizando aquí un procedimiento de relieve, ya que a la hora de intercalar un
imperfecto, no lo hace indiscriminadamente, sino que lo hace en aquella acción más relevante. Graciela Reyes
dice que, como todo imperfecto narrativo, este recurso transforma un enunciado narrativo en uno descriptivo.
Este procedimiento tiene el efecto de inmovilizar el relato a modo de imagen que cierra la serie. Además,
atrapa en mayor medida la atención del hablante, invitamos al receptor a contemplar la escena, añadiéndole un
toque afectivo.
Ejemplo: Al amanecer salió el regimiento, atravesó la montaña, y poco después establecía contacto con el
enemigo.
Para entender la variante estilística del imperfecto narrativo, habría que explicar lo que O. Ducrot llama
`función calificadora' del imperfecto, que aparece en todas las manifestaciones del imperfecto narrativo.
Normalmente, el imperfecto suele aparecer en contextos en que figura un tema o tópico temporal explícito o
implícito.
Ejemplo: En París el pasado año hizo / hacía calor
En este ejemplo el tema temporal es `el año pasado'. Por medio del imperfecto el hablante califica
globalmente ese tema temporal atribuyéndole una cualidad válida para todo ese tópico temporal. En este caso
el imperfecto vendría a decir que, aunque no se descarta la existencia de momentos fríos, el año pasado en
París fue caluroso. Si tomamos la opción de indefinido se indicaría que el año pasado tuvo momentos de calor,
pero no fue lo habitual.
b.1.2) Imperfecto de cita
Se denomina así porque se combina con verbos dicendi, verbos de lengua. A través del imperfecto a la parte
narrativa se le introduce un cambio dramático en el estilo directo propio del diálogo. Este imperfecto narrativo
tiene la capacidad de anunciar un cambio en el tipo de enunciado y, en este caso, introducir un diálogo.
No es un uso exclusivo de las expresión literaria, sino que se da también en las manifestaciones orales de la
lengua. En este caso, también es un procedimiento de relieve.
Ejemplo: Ya nos llegó la hora... − les decía Felipe.
b.1.3) Imperfecto de apertura
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Aparece como modo de variación retórica, que puede ser muy rentable estilísticamente. Es una fórmula de
apertura de un relato. Esto supone que el narrador se sitúa en el tiempo de la acción, sustituyendo un
indefinido por un imperfecto en base a un criterio estilístico, ya que el significado real del enunciado sigue
siendo de pasado perfectivo. Mediante un imperfecto expresa simultaneidad con el pasado (como si el
hablante estuviera presente en el tiempo de la acción). Es un procedimiento de relieve que pone de manifiesto
la afectividad por parte del hablante.
Ejemplo: Nacía Vincent van Gogh, hijo de un pastor protestante, el 30 de marzo de 1853 en Zunder.
b.1.4) Imperfecto de realce
Todos los imperfectos vistos hasta ahora tienen la peculiaridad de poner en relieve la acción, ya que cambia
de plano de la narración a la acción (de la descripción a la narración). Pero este pone incluso más de relieve
las acciones expresadas en imperfecto. Se ha difundido en el registro periodístico tanto escrito como oral, y ya
se está introduciendo en el coloquio.
Ejemplo: Ayer moría Borges en Ginebra.
En este ejemplo el imperfecto actúa como mecanismo que permite otorgar realce a la muerte de este
personaje, digno de ser realzado. Dice Graciela Reyes que por medio del imperfecto, el hablante califica
globalmente el tema o tópico temporal por un solo acontecimiento. Si se usara el indefinido, la muerte de
Borges se presentaría como uno más de los muchos sucesos acontecidos el día de ayer. Con el imperfecto
exponemos la acción como el suceso más importante sucedido en ese día en concreto. Se da mucho en el
lenguaje periodístico ya que esta parcela de la lengua le da mucha importancia a cuestiones como el tiempo.
Algunos dicen que el uso del imperfecto entra en contradicción con el significado del elemento temporal que
lo acompaña, ya que éste indica pasado perfecto. Pero justamente por esto, obtenemos así un mecanismo de
relieve que podemos utilizar como variación estilística.
b.1.5) Imperfecto de contraste o contradicción
Ejemplo: De joven yo votaba por los socialistas
En este ejemplo, el hablante manifiesta un contraste entre la situación presente y la pasada. A pesar de que lo
propio sería el uso del indefinido para referirnos a una acción pasada, la norma prefiere el uso del imperfecto
para marcar el matiz de contraste.
b.1.6) Imperfecto existencial
Es aquel que aparece en la fórmula de apertura de los cuentos Érase una vez. Aparece con los verbos ser,
haber y existir. Pueden alternarse con el indefinido, pero nuestra lengua se inclina por el imperfecto, puesto
que nos introducen en un mundo de ficción, en el que los sucesos no han tenido lugar efectivamente.
b.2) Imperfecto carente de valor asertivo
Ejemplo: Ayer se iba Jorge a Chile
El hablante señala que Jorge tenía la intención de irse, pero que no se compromete a decirlo a ciencia cierta, es
decir, en indefinido, porque no sabe si la acción se llevó a cabo finalmente.
El emisor se traslada al momento en que se enteró de la noticia y deja la acción en imperfecto, ya que éste no
implica la realización perfecta de la acción.
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Algunos como Graciela Reyes dicen que en estos enunciados se expresa la voz de otra persona sin tener que
recurrir al estilo indirecto. Correspondería a `(Me dijeron que) Jorge se iba mañana a Chile. Desde una
perspectiva pragmática, tiene un valor citativo.
Apliquemos la teoría a los ejemplos, descontextualizados, dados en clase. (Cuadernillo página 14)
1. Cuando iba / fui al campo me divertía / divertí mucho.
La variante del imperfecto indica acción reiterativa o cíclica, mientras que el indefinido expresa acción única
o semelfactiva. Por tanto, es una oposición aspectual.
2. Asistía / Asistió a clase todos los días.
La diferencia radica en la actitud del hablante, que contempla la acción pasada como un periodo abierto con el
imperfecto, o como un periodo cerrado con el indefinido (éste implica la desvinculación total del presente, ya
que indica pasado como tiempo absoluto).
3. Este verano comíamos / comimos siempre a las tres.
En este ejemplo tenemos un complemento circunstancial de tiempo que implica acción reiterada o cíclica
(siempre). Así que tenemos que descartar la oposición aspectual, ya que el indefinido en este caso también
expresa reiteración. Así que se trata de otro caso en el que la subjetividad del hablante queda plasmada, ya que
se contempla la acción como un periodo abierto (imperfecto) o cerrado (indefinido).
Hay diferencias estilísticas exclusivamente. El significado no cambia, ya que la realidad extralingüística es la
misma, no se ve afectada.
4. José Antonio salía / salió de casa a las 8 de la mañana.
Es una diferencia de aspecto. Se contrapone una acción reiterativa a una acción semelfactiva.
(...)
7. Estaba tan enfermo que se moría / murió.
Con el indefinido se indica que la acción ocurrió efectivamente. El verbo `morir' es un verbo desinente, que
atiende al final de la acción. Cuando utilizamos un indefinido con este tipo de verbos no cabe duda que la
acción se llevó a cabo. Pero si l combinamos con el imperfecto, vemos que la acción no ocurrió, pues no se
finalizó. Por tanto, esta alternancia provoca un cambio de significado evidente. Es una oposición aspectual:
como el indefinido es el término marcado decimos que la acción se realizó.
(...)
9. El tren llegaba / llegó a las cinco de la tarde.
En este enunciado caben varios argumentos. Podemos decir que se trata de un imperfecto carente de valor
asertivo, que es un imperfecto con valor reiterativo, etc. Todo depende del contexto o el enfoque que le
queramos dar.
(...)
11. Ya se iba / fue.
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Este es un imperfecto de conato. Esto quiere decir que expresa una acción que estuvo a punto de ocurrir pero
no ocurrió porque otra circunstancia la interrumpió.
12. Compraban / Compraron coches usados.
Este contexto está abierto a cualquier interpretación. Podemos decir que el imperfecto indica valor reiterativo
y el indefinido semelfactivo, o que ambas son reiterativas y la diferencia se basa en contemplar un periodo
como abierto o cerrado.
13. En aquellos instantes, llegábamos / llegamos a Barajas.
Por medio de este imperfecto desarrollamos las circunstancias de la escena narrativa, porque sobrepasa los
límites temporales en los que se desarrollan las acciones relevantes del texto, que irán en indefinido.
14. En aquella batalla moría / murió mucha gente.
En ambos casos tenemos un valor reiterativo marcado por el sujeto colectivo. No podríamos establecer una
oposición aspectual sino estilística que vendría dada solo por la contemplación del periodo como abierto o
cerrado.
15. Se marchaban / marcharon cuando llegó la visita.
Hay una diferencia derivada de la oposición aspectual entre el imperfecto y el indefinido. Es un imperfecto de
conato, de aspecto imperfectivo, que permite poner de manifiesto una acción a punto de realizarse en el
pasado pero que ha sido interrumpida.
También cabría explicar una diferencia temporal: el imperfecto indica simultaneidad en el pasado, una acción
perfectiva durante una acción en desarrollo en el pasado.
Siguiente ejercicio
1. Mi madre era / fue rubia.
Las interpretaciones pueden ser variadas. Podemos suponer que se trata de un imperfecto de contraste. Con el
indefinido expresamos que el estado se prolongó durante un tiempo en el pasado, desvinculado al presente.
También podemos decir que es un imperfecto descriptivo de verbos estativos (imperfecto de situación), la
expresión de una característica permanente en el pasado. Con el indefinido tendríamos una característica
permanente que ya no se da en el presente.
2. Ayer estuve / estaba con fiebre en la cama.
El complemento circunstancial parece desvincular la acción al presente pero con el imperfecto estamos
subrayando la desaparición de un estado en el pasado. El indefinido subraya el límite final de una acción
temporal (al igual que ocurre en el ejemplo: A los 25 fue catedrático). Esto se debe a la oposición aspectual
que se da entre ambos.
3. Fue / Era médico a los 22 años.
El indefinido se debe a los límites, inicial o final, del desarrollo de la acción o estado pasado.
4. Estuvimos / Estábamos arreglados a las nueve.
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El indefinido atiende a los límites de la acción, mientras que el imperfecto no proporciona información en ese
sentido.
5. Suárez fue / era presidente.
En ambos casos afirmamos un estado en el pasado, pero el indefinido pone de relieve los límites de la acción
verbal.
Siguiente ejercicio
1. Marisol tuvo / tenía un hijo.
`Tener' vendría a ser un verbo de modo de acción estativo. Puede adquirir un valor muy distinto según se
combine con imperfecto o indefinido. Podemos entender que el hablante, con el indefinido, subraya el límite,
inicial o final, según se mire, de una acción pasada.
En imperfecto sería un imperfecto permanente o de situación, pues nos referimos a una acción pasada sin
debernos a los límites de la acción. El aspecto perfectivo tiene la capacidad de atender a los límites de la
acción o estado verbal. Con el indefinido se expresa una situación dinámica que se podría cambiar por otro
verbo (tuvo un hijo = dio a luz a un hijo).
2. Tuve / Tenía un grandísimo catarro.
Con el indefinido el hablante se refiere al término de un estado en el pasado. El imperfecto no pone límites.
5. Tuvo / tenía noticia de lo ocurrido.
`Tener noticia' equivale semánticamente a `conocer', así que en este caso el indefinido indica el inicio de la
acción, pero, que el significado aspectual del indefinido en general indique término de la acción, no supone
que ya no sepamos la noticia. Es decir, el indefinido resalta el inicio de la acción, sin indicar que la acción
haya finalizado. El aspecto perfectivo del tiempo verbal, en ningún caso implica que el proceso verbal haya
acabado.
El imperfecto sería un imperfecto de situación, y el indefinido tiene un valor dinámico, que indica que lo
podemos sustituir por otro lexema verbal (conocer).
Ahora haremos solo los primeros ejemplos de los siguiente ejercicios de la misma página
1. No conoció / conocía a sus benefactores.
`Conocer' es un verbo de aspecto durativo, al igual que `saber y comprender'. Combinados con el indefinido se
subraya el comienzo de una situación de conocimiento pasado, sin fin.
Con el imperfecto solo se indica una situación en el pasado, sin límites expresados. Esto se debe a las
oposiciones aspectual y temporal que se dan entre ellos.
1. El piso costó / costaba 15 millones.
`Costar' se comporta como `valer, importar y dar' en estos contextos. El hablante que utiliza el indefinido
habla con conocimiento de causa. Habla con propiedad porque conocer el hecho por sí mismo. Se indica,
asimismo, el fin del estado o acción, ya que se presupone que el piso se ha comprado.
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2. Ayer me crucé con Carlos. Los caminos se cruzaban.
`Cruzar' cambia de valor en un caso y en otro. Este verbo no tiene valor estativo por lo general. Sin embargo,
cuando el sujeto es inanimado y se encuentra en imperfecto, podemos observar que sí los podemos llevar
estativos. El imperfecto es una herramienta gramatical que añade un valor estativo a un verbo no estativo,
cuando concurren ciertas circunstancias contextuales. Este es un uso recto, pues tiene valor descriptivo.
2. Dijo que lo veía / vio todo.
Con una sucesión de indefinidos se indica una secuencia cronológica de hechos. Mientras que con un
indefinido seguido de un imperfecto se pone de manifiesto dos acciones simultáneas en el pasado. Además, el
indefinido `vio' en este caso está sustituyendo a un pluscuamperfecto, ya que indica anterioridad a una acción
pasada.
1. La reunión fue / era ayer.
Este es un imperfecto carente de valor asertivo. Graciela Reyes dice que tiene un valor citativo, pues
implícitamente indica estilo indirecto. El indefinido, por otro lado, indica afirmación.
4. Según Andrés, su primo se casaba la semana que viene.
Aquí se nota redundancia del valor citativo que decía Graciela Reyes. El hablante deja claro que no está
seguro de la realización efectiva de la acción, poniendo la información en boca de otro.
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