junto a sadam

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TESTIMONIO PERSONAL DE LA TRAGEDIA DEL PUEBLO IRAQUÍ
YO
LUCHÉ
JUNTO A SADAM
Bassam el Ghazaqui (Basim Yoni)
y Clemente Tribaldos
Un libro imprescindible para comprender la terrible naturaleza
de una dictadura que sembró el terror en Iraq
YO
LUCHÉ
JUNTO A SADAM
TESTIMONIO PERSONAL DE LA TRAGEDIA DEL PUEBLO IRAQUÍ
B a s s a m e l G h a z a q u i ( B a s i m Yo n i ) y C l e m e n t e Tr i b a l d o s
A diferencia de todos los libros publicados por periodistas que han estado presentes
en Iraq, y nos han mostrado un mundo visto desde occidente "Yo Luché Junto a Sadam"
es el testimonio verídico y desgarrador de un hombre que tuvo que sufrir la terrible
dictadura y las constantes guerras de su país. Cambiar los pinceles por un fusil
Kalashnikov, pasar de los abrazos de Sadam Husein, felicitándole por sus facultades
artísticas a ser detenido y torturado en la profundidad de las cárceles del régimen
baasista. Un testimonio lleno de fuerza y valor que nos hace estremecer en cada una
de sus páginas.
"YO LUCHÉ JUNTO A SADDAM" describe, con hechos
auténticos, la historia de un joven artista iraquí,
Bassam el Ghazaqui (Basim Yoni),
que tuvo que vivir hechos terribles
en un país sojuzgado bajo la ti­
ranía y la locura de un hombre.
Contrario a las tesis del Partido
Baas y forzado a servir en el
Ejército de Sadam Husein, las
experiencias que nos narra re­
sultan sobrecogedoras.
CN: 0602004011
Desde llevar a cabo toda la
decoración del Palacio de Uday,
hijo de Sadam hasta las interminables jornadas en
las cárceles de Bagdag, Basim y Clemente Tribaldos
nos narran la historia de la crueldad de una dictadura
vivida desde dentro, desde el terror sembrado por
los mojabarats y el terrible Servicio Secreto Alahars
Al Khas, dirigido por el otro hijo de Sadam, Kosay.
ISBN:84-9763-158-7
9 78 84 9 7 63 15 8 7
Hoy, en el libro, nos cuentan su historia, sus con­
versaciones con el dictador... Su accidentada huída
de Iraq... Y, paralelamente, la
historia de muchos iraquíes que
conoció en su odisea, y que
también vivieron la tragedia de
una locura. La tragedia de un
pueblo.
La historia de Basim se entremezcla con las de otros personajes. Hombres y mujeres que
traen a las páginas de este libro
todo lo que han vivido, con la
crudeza de las cosas que jamás debieron pasar.
Cosas que nunca se habían publicado.
Un libro que pretende sacar a la luz unas historias
cotidianas y fascinantes que estos hombres llevaban
dentro y que era necesario contarlas.
Basim Yoni en Bagdad, entre los restos de los combates de la guerra de 2003.
© Basim Yoni / Creativos Multimedia
Basim Yoni en Bagdad, entre los restos de los combates de la guerra de 2003.
© Basim Yoni / Creativos Multimedia
—I—
Basim Yoni junto a
Al Samayda Al y Abdul
Aziz Al Hakim,
entonces gobierno
provisional iraquí.
© Basim Yoni / Creativos
Multimedia
La mezquita del imam Alí
en Nayaf, con los carteles
que recordaban a las
personas muertas tras el
atentado en el que perdió
la vida Mohamed Al
Hakim, hermano mayor
de Abdul Aziz Al Hakim,
a quien hemos visto junto
a Basim en la página
anterior.
© Basim Yoni / Creativos Multimedia
Este era el puente más antiguo existente en Bagdad y su Estado tras la guerra de 2003.
© Basim Yoni / Creativos Multimedia
— II —
Basim Yoni en Bagdad ante uno delos grandes murales de Sadam
destruido tras la guerra de 2003.
© Basim Yoni / Creativos Multimedia
Majid Faraj, un amigo
en Bagdad, con los
restos de la estatua de
Sadam Husein
derribada y destruida.
© Basim Yoni / Creativos
Multimedia
— IV —
Soldado patrullando en
Iraq después de haber
concluido la guerra de
2003.
En las arenas del
desierto.
Guerra de Kuwait.
© Eugenio Rodríguez / Dangraph
Ataque a una unidad
iraquí.
Guerra de Kuwait.
© Eugenio Rodríguez / Dangraph
— VI —
Tras ser hecho prisionero, el depuesto presidente Sadam Husein presentaba este
aspecto detenido en las afueras de Tikrit el 14 de diciembre de 2003.
© Por cortesía de military com.
Lugar en el que se
encontraba el cuartel
de Al Rashid, el mayor
de Iraq, hoy reducido
a unos escombros.
© Basim Yoni / Creativos
Multimedia
— XII —
Basim
pintando el
cuadro Saíd.
220 x 120 cm.
Acrílico sobre
lienzo.
© Creativos
Multimedia
Paraiso. Cobre con
resina poliéster
sobre madera.
120 x 120 cm.
© Basim Yoni. 2001.
Mis complejos.
120 x 120 cm.
Acrílico sobre
madera.
© Basim Yoni.
Esperanza.
270 x 120 cm.
Acrílico sobre
lienzo.
© Basim Yoni.
— XIV —
YO
LUCHÉ JUNTO A
SADAM
CRÓNICA
PERSONAL DE LA TRAGEDIA
DE UN PUEBLO
BASIM YONI
CLEMENTE TRIBALDOS
www.nowtilus.com
www.adebate.com
Serie: Nowtilus Saber
Colección: A debate
www.nowtilus.com
www.adebate.com
Título de la obra: Yo luché junto a Sadam
Autor: © Basim Yoni /Clemente Tribaldos
Editor: Santos Rodríguez
Responsable editorial: Teresa Escarpenter
Diseño y realización de cubiertas: Carlos Peydró
Diseño de interiores: Juan Ignacio Cuesta Millán
Maquetación: Juan Ignacio Cuesta y Gloria Sánchez
Producción: Grupo ROS (www.rosmultimedia.com)
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece pena de prisión y/o
multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su
transformación, interpretación o ejecución artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.
Editado por Ediciones Nowtilus, S.L.
www.nowtilus.com
Copyright de la presente edición:
© 2005 Ediciones Nowtilus, S.L.
Doña Juana I de Castilla, 44, 3º C, 28027 M ADRID
ISBN: 84-9763182-X
EAN: 978Fecha:
Impreso en España
Imprime:
Depósito Legal:
ÍNDICE
Introducción
EN EL MUNDO DEL TERROR
11
Capítulo 1
BUSCANDO LA LIBERTAD
17
Capítulo 2
LOS PREPARATIVOS DE LA GUERRA
35
Capítulo 3
ENTRE LOS MORTEROS
Y EL VENENO DE LAS SERPIENTES
59
CAPÍTULO 4
LAS EJECUCIONES INDISCRIMINADAS
79
CAPÍTULO 5
EN LAS CÁRCELES DE SADAM
89
CAPÍTULO 6
CAMINO A LA LOCURA
107
CAPÍTULO 7
LA GUERRA DE KUWAIT
Y EL INFIERNO DE BAGDAD
125
CAPÍTULO 8
CRÓNICA DE LA BARBARIE
151
CAPÍTULO 9
LA GRAN EXPOSICIÓN
EN LOS TIEMPOS DEL EMBARGO
173
CAPÍTULO 10
ENREDADO CON LA MAFIA IRAQUÍ
177
CAPÍTULO 11
HUYENDO DEL GRAN HERMANO
185
CAPÍTULO 12
CONTRABANDISTAS DE ARTE
195
CAPÍTULO 13
ARDE TAMBIÉN BAGDAD
231
CAPÍTULO 14
LA CÁRCEL DE ABU GRAHIB. El holocausto y la infamia
253
EPÍLOGO
¡LO TENEMOS!
261
Gracias especiales a
Karima Chafai
Ghani Al Meimar
Shamran al Aeyli
Ismaiel Al
Kadhim Shamhood
Malvarrosa Media/Cinespain
sin cuya ayuda no hubiésemos
podido llevar adelante este libro.
© Basim Yoni & Clemente Tribaldos
© 2005 Ediciones Nowtilus, S. L.
Todas las historias reflejadas en este libro
han sido experiencias personales reales o
han sido transmitidas por los protagonistas
a los autores.
INTRODUCCIÓN
EN
EL MUNDO DEL TERROR
el documental para televisión “Iraq, entre el miedo y la esperanza”. Había quedado hondamente impresionado por las imágenes de los niños iraquíes en el hospital de Al Mansour con las deformaciones producidas por las bombas de uranio empobrecido lanzadas sobre el país durante la corta guerra de Kuwait.
Esas terribles imágenes me habían golpeado con toda su fuerza, haciéndome
comprender la terrible realidad que todas las televisiones se empeñan en ocultar para no herir la sensibilidad de los espectadores.
Si tan terribles secuelas se producían en una guerra relámpago como la de
Kuwait, ¿cuáles serían entonces las consecuencias para la población durante la
guerra de 2003 y la posterior ocupación americana del país?
La realización del programa me llevó a conocer a gran cantidad de chiítas,
kurdos, suníes... Gente trabajadora y conversadora... Gente que, en muchos
casos, se había visto involucrada en un mundo que no quería, pero con el que
tenían que colaborar o perecer. No había opciones. Aprendí entonces que ni
siquiera se podía culpar a un soldado que se había visto obligado a entrar en
un pueblo kurdo masacrando a sus habitantes. Él era tan solo una víctima más
de esa locura creada por los hombres y que llamamos guerra. Guerras entre
E
STE LIBRO SURGIÓ CUANDO ESTABA REALIZANDO
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
países, entre pueblos, entre gentes de un mismo país... Guerras absurdas e
inútiles...
El historiador inglés Edward Gibbon escribía en el siglo XVIII: “la Historia
es, realmente, poco más que el registro de los crímenes, las locuras y las desgracias de la raza humana”.
¡Qué acertado estaba!
Clemente Tribaldos durante la filmación de uno de los programas
documentales para la televisión.
© Creativos Multimedia
El régimen de terror instaurado por Sadam y sus servicios secretos, los
mojabarat, no era diferente al de cualquier otra dictadura. Durante treinta y
cinco años, la locura de Sadam había sembrado entre su pueblo el miedo y la
desconfianza. La represión y las matanzas, las torturas y los abusos de poder
generalizados habían creado en todo el país esa extraña sensación que solo
puede percibirse en los regímenes totalitarios y que lo invade todo, extendiéndose por el aire como un hedor insoportable y nauseabundo.
— 12 —
CAPÍTULO
1
BUSCANDO LA LIBERTAD
Estaba sentado en un
viejo autocar que me iba a llevar lejos. Lejos de mi familia, de mis amigos, de mi tierra... O quizá, simplemente, fuese el comienzo de otro
nuevo camino hacia el presidio o hacia la muerte.
Me invadió un sentimiento extraño. Noté las gotas de sudor resbalando por
mi nuca. Era la primera vez que me encontraba solo. Había nacido dentro de
una familia grande y numerosa y además, tenía muchos amigos.
Recuerdo que siempre había gente a mi alrededor. Tanto familiares como
amigos han sido participes de mis pensamientos, de mis éxitos y de mis fracasos, de mis tristezas y de mis alegrías.
Pero hoy, todo eso iba a quedar atrás. Sabía que, a partir de ahora, no
podría confiar en nadie. Desde hoy tenía que aprender a estar solo, incluso a
llorar solo.
Me había sentado al lado de una ventana. Traté de abstraerme de todo lo
que me rodeaba. Mi imaginación y mi pensamiento me mostraban multitud
de recuerdos... Cosas que había vivido y pasaban por mi mente de una forma
rápida. Tan rápidas como las horas que siempre se escapan entre los dedos sin
poder detenerlas...
E
RA LA PRIMERA VEZ QUE IBA A ABANDONAR MI PAÍS.
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Basim Yoni, de niño
© Creativos Multimedia
Salvo que ahora se volvían pesadas y largas, recreándose en la lentitud con
que se arrastraban a mi lado, como deleitándose de su extraordinaria capacidad de elongación.
Estaba sentado, callado. Miraba por la ventana hacia el vacío, ocultando el
miedo que cada vez se apoderaba más de mí.
Una multitud de preguntas sin respuesta se formaba constantemente en lo
más hondo de mi mente. ¿Cuál iba a ser a partir de ahora mi destino? ¿Sería
verdad que iba a ser libre? ¿Seré capaz de burlar la vigilancia de los hombres
de Sadam en la frontera?
Mientras me encontraba absorto en este mar de preguntas y pensamientos,
oí que alguien se reía de una manera ostentosa. Unas carcajadas que me dieron la impresión de ser artificiales.
No había notado cuándo se había sentado aquel hombre a mi lado. Me
miró y trató de invadir mi silencio con una serie de preguntas intencionadas,
a las que respondí de la forma más vaga que pude.
Aquel hombre no era capaz de estarse quieto en su asiento. Se movía constantemente. Estaba desasosegado y su mirada transmitía una inquietud perturbadora.
Pensé que podría ser un contrabandista de los que se llevaban cosas para
vender fuera del país.
— 18 —
— BUSCANDO
L A LIBERTAD
—
Sin embargo, era muy feliz porque mi hermano me llevaba a su lado y eso
me daba la sensación de ser mayor.
Después, viajó hasta el Cairo y a otros sitios del mundo e hizo muchos cursos de especialización en la Armada.
En aquel tiempo yo adivinaba muchas cosas y los amigos de mi hermano se
sorprendían porque hablaba como una persona de una edad mucho más avanzada de lo que me correspondía.
Un día me levanté muy pronto y pregunté a mi madre
—¿Salgo a comprar el pan?
—No, no salgas hoy, porque hay toque de queda.
No sabía qué era el toque de queda, pero me llamó la atención el hecho de
que en casa estaba casi toda la familia, sin ser un día festivo. Estaban escuchando la radio y habían comentado que había un golpe de Estado... que se habían
apoderado del poder los baasistas. Yo no entendía nada. Le pregunté a mi
padre.
—¿Quiénes son los baasistas?
—Mala gente. Gente callejera, sin clase, sin educación y sin principios.
Traté, a través de las conversaciones que mantenían en casa, de entender
algo sobre los baasistas.
Demostración del poderío militar iraquí en una foto de la época.
— 25 —
CAPÍTULO
2
LOS PREPARATIVOS
DE UNA GUERRA
con otro militar en un barco
de la marina tomando el té. De repente subió el Vicepresidente,
Sadam Hussein, a este barco. Se dirigió hacia donde estaban y se
sentó con ellos, cosa que normalmente no hacía sin haber tenido controlada
la zona o haber puesto una vigilancia. Les miró a los ojos y preguntó.
—¿Cuál sería la situación si se declarase una guerra contra Irán de forma
repentina?
El compañero de mi hermano, que se llamaba Abed Mohamed, le dijo lo
que Sadam quería oír. Como a todos los baasistas le inflamaban las arengas
patrióticas y se creía superior a los demás.
—Señor, si se declara la guerra, tus soldados asombrarán al mundo por su
valor.
Miró Sadam a mi hermano esperando su respuesta.
—Si eso sucediese, no podríamos resistir más de una semana.
—¿Por qué?
En aquel momento nuestro país no poseía el arsenal militar que llegaría a
adquirir con el tiempo. Por ello, mi hermano le respondió de una forma lógica y profesional. No estábamos preparados e Irán contaba con un ejército muy
U
NA TARDE , MI HERMANO ESTABA SENTADO
— LOS PREPARATIVOS
DE UNA GUERRA
—
La familia Yoni reunida en Bagdad. De izquierda a derecha:
Mohammed Yoni, profesor de la Academia de la Armada; Alaa Yoni, general, ingeniero
electrónico. Sabih Al Hashimi, cuñado, director de una empresa de abonos químicos.;
Faysel Yoni, general del Ejército; Abas Yoni, otro de los hermanos, también militar.
© Basim Yoni / Creativos Multimedia
El primer acto relevante que hizo Sadam fue mandar ejecutar a muchas
personas de la cúpula del Partido Baas, acusándoles de conspiración contra el
Partido y la línea revolucionaria. De esta forma, se liberaba de muchos dirigentes que estaban en desacuerdo.
Destituyó a su principal oponente, Mashhadi, como secretario general del
RCC6. No hubo piedad. Sería fusilado como espía israelí.
Así empezó el nuevo rumbo del país. Sadam comenzó su mandato tiñéndose las manos de sangre. Una sangre que no dejaría de manar durante todo
su gobierno.
6
Consejo del Mando Revolucionario
— 37 —
— LOS PREPARATIVOS
DE UNA GUERRA
—
Los grandes murales con la efigie de un Sadam triunfador dominaban todo Iraq.
Se comenzó a publicar un periódico llamado El Camino del Pueblo, vinculado al Partido Comunista. Había que tener mucho cuidado porque, si lo comprabas, te acusaban de ser militante del Partido Comunista Iraquí.
En aquel tiempo, el Frente Nacional había llegado a la concordia con el
resto de los partidos, pero era sólo una estratagema para que sus dirigentes se
confiaran y todos sus militantes salieran a la luz para detenerlos y someterlos
en las cárceles. Comenzó así una época de represión ahogando aún más las
libertades políticas y sociales.
El Régimen se mostraría como un claro enemigo del Partido Comunista
Iraquí. Su visión sobre los comunistas estaba claramente definida en este
manifiesto:
“Estos Partidos han considerado al movimiento nacionalista revolucionario árabe, en
su perspectiva socialista, como un movimiento conducido por las clases burguesas, preocupadas por defender sus intereses.
— 39 —
CAPÍTULO
3
ENTRE LOS
MORTEROS Y EL VENENO
DE LAS SERPIENTES
D
surcando valles y
caminos, donde resultaba muy fácil tendernos una emboscada.
Sabíamos que allí estaban los iraníes a pocos metros y que, posiblemente, algunos de nosotros no volveríamos.
De vez en cuando encontrábamos un control de la policía militar. Nos
detenían y nos pedían la orden que confirmaba nuestra misión. La leían escrupulosamente y nos dejaban pasar.
No entendía por qué había tantas verificaciones, pero mi compañero de
asiento lo tenía muy claro.
—La mayoría de la gente no quiere la guerra. No creen que los iraníes sean
los culpables de esta guerra, ni que son mayuses13 como dice el Gobierno.
Todo lo contrario. Somos nosotros los agresores. Hemos atacado a un país
musulmán como nosotros. Toda esa gente que ves en los controles son hombres del Partido. Creen en todo lo que dicta el Partido. Su objetivo es asegurarse de que no haya deserciones, y están dispuestos a conseguirlo aunque
haya que matar a la mitad de los iraquíes.
13
ESDE EL AMANECER ESTÁBAMOS EN EL TODOTERRENO,
Denominación despectiva dada por una antigua religión Persa: “adoradores del fuego”.
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Ave.
100 x 50 cm.
Acrílico sobre
madera,
2004.
“En el mundo de las serpientes”.
Ilustración a plumilla, 2005
© Basim Yoni
© Basim Yoni
A mi lado estaba Jairi, un compañero que era muy amigo mío. Nos estaba
escuchando.
—Yo les conozco muy bien y sé de dónde los traen. Estas gentes, antes de
Sadam, no existían. No teníamos este tipo de gente hambrienta de sangre. Si
salimos algún día de esta guerra, te llevaré a mi ciudad, Al Dur. Es una ciudad
de la provincia de Kirkuk, y su gente son de la tribu de Al Dur de donde proviene el Vicepresidente Izat el Duri y otras tribus que son todos fieles al
Presidente y al Partido.
Me extrañó que si ese chico era de aquellas tribus estuviese aquí con nosotros, yendo a una misión absurda a enfrentarnos con los iraníes. Pero preferí no preguntarle nada delante de los demás y lo dejé para otro momento.
Siguió explicándonos que la mayoría de esa gente venía de las zonas rurales. Son trabajadores del campo o pastores. Viven anclados en el pasado.
Todavía se rigen por sus leyes. No tienen escuelas.
— 60 —
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Sadam sostenía que los iraníes se infiltraban por aquella zona, lo que justificaba su decisión de bombardearla.
En realidad, había oído que Irak utilizó varias veces las armas químicas en
sus guerras.
Alguien del este de Basora me contó que en todas las batallas contra el ejército iraní, cuando la situación se tornaba difícil, se daba la orden de utilizar
armas químicas, que mataban a los iraníes y también a los militares iraquíes.
Murieron miles de soldados de esta manera. Se cree que en 1987 veinte aldeas fueron gaseadas.
Un soldado iraquí sostiene en la mano una máscara anti-gas.
© Creativos Multimedia
— 78 —
CAPÍTULO
4
L AS
EJECUCIONES INDISCRIMINADAS
GANEM . Era un hombre solitario,
huraño, que no hablaba con nadie. Me dijeron que tenía problemas
psicológicos. Acusaba a todos de ser agentes que le vigilaban para
emitir sus actos en la radio y la televisión.
Sin embargo, yo me acercaba bastante a él y manteníamos conversaciones
interesantes. Le gustaba mucho hablar conmigo sobre la princesa Diana o
sobre cualquier tema, como el sistema solar o el hierro fundido...
La gente se apartaba de él y temían sus reacciones. Una vez, cuando estábamos todos en un salón viendo la televisión, apareció Sadam en uno de sus
discursos.
Ganem se levantó mirando hacia todos lados y buscando de dónde salía el
sonido de la voz de Sadam. Todos nos echamos a reír.
Estábamos dando un paseo por el campo y cantábamos los dos a pleno pulmón una canción de la cantante egipcia Um Kalthum. Íbamos felices y despreocupados, hasta que un coche militar paró a nuestro lado.
—¿Quién se llama Ganem?
—Soy yo.
Bajaron y le sentaron en el asiento trasero entre dos soldados armados.
H
ABÍA UN SARGENTO QUE SE LLAMABA
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Basim Yoni con el uniforme militar en su época de soldado del ejército de Sadam.
© Creativos Multimedia
Cuando regresé al cuartel recibí la orden de presentarme ante el teniente.
Estaba con dos oficiales de la Inteligencia Militar.
Me dijeron que querían que escribiese un informe. Palidecí cuando me lo
iban dictando. En él se acusaba al sargento Ganem de insultar al presidente,
al vicepresidente y al ministro del Exterior.
—Pero, señor: Ganem es una bellísima persona y, además, es un deficiente mental.
— 80 —
CAPÍTULO
5
EN LAS CÁRCELES DE SADAM
H
ABÍA SIDO DESTINADO A UNA NUEVA UNIDAD ANTIAÉREA,
en una zona
dominada por una tribu kurda que era fiel a Sadam. Teníamos un
armamento muy pobre, basado en una artillería de treinta milímetros
que, prácticamente, no era capaz de derribar ni siquiera un helicóptero.
Esto influía mucho en el ánimo de los soldados y de los mandos. La
corrupción se había extendido entre todos ellos como una forma natural de
actuar, por lo que había que ingeniárselas para conseguir cualquier cosa a cambio de algo.
Como en aquel lugar aislado disponía de mucho tiempo libre, empecé a
pintar cuadros que me servían para regalárselos a los oficiales, granjearme su
amistad y conseguir licencias de descanso para visitar a mi familia.
Gracias a uno de estos permisos había podido volver a Bagdad. Un vecino,
que conocía mis pinturas, vino a verme para pedirme que acabase alguna y
presentarla en una importante exposición que se iba a celebrar y en la que
participarían grandes y reconocidos artistas.
Podía ser una gran oportunidad y no lo dudé. Me puse a trabajar hasta acabar agotado, pero el cuadro era espléndido. Mi familia lo contempló, admirada. Realmente podía estar satisfecho. Lo empaqueté cuidadosamente y lo
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Autorretrato de Basim Yoni. En la
cárcel de la vida. Acrílico 2001
© Basim Yoni
envié a la exposición. Recibí una comunicación indicándome que había sido
aceptado.
Era la primera vez que un óleo firmado por mí iba a ser expuesto junto a
otros cuadros de los artistas más famosos.
Unos días después de la inauguración Sadam visitó la exposición. Las
cámaras de televisión seguían todos sus movimientos emitiéndolo en directo.
Miraba los cuadros uno por uno. Al llegar al mío se paró, mirándolo con más
detenimiento. Parecía que le había gustado. Aquello era un acontecimiento en
mi vida artística. Pero no pasó nada más, aunque recibí grandes felicitaciones
por parte de todo el mundo.
Tres meses después recibí una llamada telefónica..
—¿Es la casa del artista Basim Yoni?
—Sí, soy Basim Yoni.
—Mañana, a las nueve de la mañana, le esperamos en la Asamblea del
Pueblo.
No dijo más y colgó el teléfono.
No pude saber quién era pero, al haber hablado del “artista”, supuse que
la llamada tenía alguna relación con el cuadro de la exposición.
— 90 —
— EN LAS
CÁRCELES DE
SADAM —
Por la mañana estuve puntual en el lugar indicado.
Dije mi nombre y me condujeron por una puerta. Me llevaron hasta un
lugar donde me pidieron que me lavase las manos. Lo hice y me acompañaron hasta un coche. Más tarde sabría que este ritual se aplicaba a todo el
mundo. Sadam estaba obsesionado con la posibilidad de ser envenenado y lo
que más le preocupaba es que alguien pudiera trasmitirle algún tipo de veneno, simplemente por contacto, al darle la mano.
Al entrar vi que había otras personas sentadas en los asientos. Me senté a
su lado y el coche se puso en marcha. Todos íbamos callados sin atrevernos a
hablar ni a mirarnos. Sólo se oía nuestra respiración. No veíamos nada a través de los cristales. Tras media hora en el interior del coche paramos y pudimos bajar.
Estábamos frente al Palacio del Pueblo, un edificio suntuoso completamente blanco. Uno de los veinte palacios que poseía Sadam. Este se utilizaba
habitualmente como oficinas.
Yo solía mirar el Palacio desde lejos, cuando atravesaba el Puente
Republicano andando.
No pude evitar reír en mi interior porque la distancia entre la Asamblea del
Pueblo y el Palacio era inexistente, tan sólo de unos pasos... Sin embargo,
¡habíamos estado dando vueltas en el coche durante treinta minutos!
Subimos sus numerosas escaleras y pasamos a través de su inmensa puerta
e inscribieron en un libro los nombres de todos los que habíamos venido.
Había unas cuarenta personas de todas las edades y profesiones. Seguía preguntándome constantemente para qué nos habían llamado. Nos hicieron
pasar a una gran sala donde nos ofrecieron té y Al-kaek30. Nos fueron llamando por nuestros nombres y nos trasladaron a una sala de seguridad donde nos
hicieron quitar los zapatos y depositar en una mesa todo lo que lleváramos en
los bolsillos.
Introdujeron los objetos en unos sobres con nuestro nombre. Después,
nos llevaron hasta una sala de inspección.
Nos hacían una cuidadosa revisión y tomaban nota de todo. Pasamos por
una pantalla de rayos X. Nos vestimos y volvieron a conducirnos a una sala
30
Bizcocho con chocolate.
— 91 —
CAPÍTULO
6
CAMINO A LA
LOCURA
un poco de pan y tomar un
trago de agua, nos permitieron ir al servicio. Sólo teníamos la posibilidad de ir una vez al día y solo un minuto, que controlaban rígidamente, golpeándonos de forma dura y cruel si tardábamos más. Cuando salí
corriendo para no ser golpeado, mi compañero me dijo.
—Ya iras acostumbrándote a esta situación. También te iré presentado a
todos los presos.
Una vez, estábamos sentados en una esquina del patio de la cárcel.
—¿Ves aquel hombre de allí? Es el doctor Homam.
—No tiene aspecto de doctor, no parece una persona culta, mas bien parece que no supiera ni leer ni escribir.
—Te equivocas, es un buen médico y muy reconocido. ¿Sabes por qué está
aquí?
—No
—Este médico, aparte de ejercer la medicina, también tenía una imprenta, y de director tenía a un egipcio. Ignoraba que el hombre que había puesto al frente de su negocio lo aprovechase para cometer actos delictivos. Le
detuvieron por falsificar documentos y dinero. Durante el juicio se demostró
D
ESPUÉS DE COMER UNAS POCAS LENTEJAS,
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Desesperación.
Acrílico, 2001.
© Basim Yoni
que el único culpable era el director, sin embargo, más tarde, arrestaron al
señor Homam y le sentenciaron a catorce años de cárcel porque el egipcio se
había escapado.
Así que ve acostumbrándote, porque aquí estamos muchos injustamente.
Nos dirigimos al doctor y me lo presentó.
—Doctor Homam, este es el hermano Basim, un artista y delineante.
—Encantado, ¡Ah!, el Arte es algo importante. No nos podríamos imaginar la vida sin él. Del artista depende sacar a la luz y sensibilizar las formas,
aspectos y bellezas ocultas en la naturaleza, en lo cotidiano y en todos los
aspectos de la vida. Su misión es hacerlo llegar a todos.
—Doctor, le he contado su historia.
—¿Y qué te parece mi historia, Basim?
— 108 —
CAPÍTULO
7
LA
GUERRA DE KUWAIT Y EL
INFIERNO DE BAGDAD
de abonos químicos en Beyi,
una pequeña ciudad cerca de Tikrit. Era el primer proyecto de este
tipo que se llevaba a cabo en la región.
La vida allí era muy distinta a la que había llevado en el Ejército. Empecé a
disfrutar de una libertad relativa, a pesar de que los servicios secretos estaban
siempre presentes en todas las instancias del gobierno, incluso en mi trabajo.
La libertad en el Iraq de Sadam no era absoluta para los civiles, pero era
impensable cuando se pertenecía al Ejército.
Había conmigo cuatro ingenieros, cuatro cuadros medios, un cocinero y
dos conductores egipcios.
El proyecto, que se encontraba todavía en fase de desarrollo, estaba bajo la
tutela del Ministerio de Industria e Industrialización Militar36. Los responsables desarrollaban un papel idéntico al de los servicios secretos efectuando
una constante vigilancia de los individuos.
A
36
CABABA DE SER DESTINADO A UN PROYECTO
A veces un solo ministerio reunía la Industria y la Industrialización Militar, y otras veces se creaban
dos ministerios: uno para La Industria y las Minas y otro para la Industrialización Militar, por ello se
habla aquí a veces de Departamento de Industrialización Militar y otras veces de Ministerio de
Industrialización Militar.
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Imagen tomada con visión nocturna del bombardeo aliado sobre Bagdad
tras la invasión de Kuwait.
El Ministro de Industrialización Militar era el General Husseín Kamel,
yerno de Sadam Hussein.
En 1980, este hombre era tan solo un soldado raso pero su vida cambiaría
con gran rapidez tras casarse con su hija.
Un día yo estaba nadando con unos amigos en el lago Zarzar, cuando apareció la comitiva del Presidente con su hija y sus guardaespaldas. Era un día
caluroso y también quisieron nadar en el lago a poca distancia de nosotros.
Uno de los guardaespaldas se dirigió hacia donde estábamos. Tomó nota de
nuestros nombres y nos pidió que fuésemos el domingo siguiente a la Cámara
de los Diputados.
Una invitación así no podía desoírse. Fui allí, pero tuve problemas con el
tráfico y llegué tarde.
Supuse que no iba a encontrar a nadie, pero allí estaba el yerno de Sadam,
Kamel. Llevaba un traje militar sin ningún galón. Parecía una persona normal
— 126 —
— LA
GUERRA DE
KUWAIT
Y EL INFIERNO DE BAGDAD
—
e incluso amable. Realmente, su único mérito consistía en ser uno de los protegidos de Sadam por haber contraído matrimonio con su hija mayor, Raghad.
Me dijo que mis amigos iban a encontrarse con el Presidente por la noche
y que les iba a regalar un reloj. Decidió mostrarse amable conmigo. Me tendió la mano.
En su palma tenía un estuche con un reloj y me sugirió que podía ahorrarme esperar allí hasta la noche. Yo no tenía ningún interés en volver a estar con
Sadam después de haber pasado por sus cárceles. ¡Me ofrecía otro reloj! Cogí
el reloj, que esta vez no era de oro, le di las gracias y me fui. En el fondo todos
querían mostrar su superioridad con nosotros. Dándonos regalos establecían
su posición y la importancia que tenían.
Este hombre, de un día al otro, pasó de ser un simple guardaespaldas, a ser
Basim Yoni trabajando en el Ministerio de Industrialización Militar
© Creativos Multimedia
— 127 —
CAPÍTULO
8
CRÓNICA DE LA BARBARIE
mientos de misiles Scud, de vez en cuando, instalados sobre plataformas móviles, y de una ofensiva en Khafgi, donde los carros iraquíes de
construcción soviética T72, T62 y T55 tomaron la ciudad.
Pero el contraataque de los aliados se produjo con firmeza. En tres días
habían recuperado el control de la ciudad. Los tanques iraquíes quedaron destruidos y desperdigados por las calles.
Los aviones aliados dejaban caer una lluvia de panfletos que incitaban al
pueblo iraquí a una Intifada, levantándose en armas contra Sadam y su régimen para conseguir la libertad. Igual sucedía con la radio y la televisión.
Una noche, me despertaron unos golpes en la puerta. Me levanté a abrir.
Ante la puerta de nuestra casa estaban unos policías de la Inteligencia Militar.
Pensé que venían a detenerme, pero me preguntaron por mi hermano. Me
ordenaron que le llamara y que viniera rápidamente. Cuando llegó le dijeron:
—Tenemos órdenes de que se presente urgentemente ante el Ministro de
Defensa.
Se marchó con ellos y yo me sumí en las preocupaciones. No sabía qué
hacer ni cómo actuar. Sólo podía esperar los acontecimientos.
Después de largos días de espera y sin ningún tipo de noticias volvió a apa-
A
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Unidad iraquí en las arenas del desierto durante la Guerra de Kuwait.
© Eugenio Rodríguez / Dangraph.
recer.
Se sentó y nos dijo:
—Gracias a Alá he conseguido salvar mi honor y el de toda la familia.
Nos presentamos ante el Ministro y me puso al frente de un equipo formado por varios hombres de alta graduación. A Sultán44, uno de los oficiales
que vino a buscarme le puso al frente de otro equipo. Ponía en nuestras manos
una misión muy delicada. Reunirnos con los aliados. En caso que eligiesen
para la reunión la localidad de Arar, tendría que ir yo con mi equipo, pero si
elegían reunirse en Um Qasr iría a la reunión el teniente general Sultán con
sus hombres.
Ignorábamos todavía cuáles iban a ser los puntos de la negociación. Por fin
44
Tiempo después se convertiría en Ministro de Defensa y fue incluido, en la guerra de 2003, en la
baraja de naipes de los hombres más buscados por Estados Unidos, detenido y juzgado junto a Sadam.
45
Nombre del ejército particular de Sadam.
— 152 —
— CRÓNICA
DE LA BARBARIE —
Una mujer kurda abraza a su hijo entre los hierros retorcidos.
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tó los trágicos sucesos acaecidos a su familia en el Yamhoría en Basora.
—Al ver lo que estaba sucediendo, corrí hasta mi casa, cerca de la calle
Alwatani. Cuando llegué para buscar a mi familia la puerta había sido derribada. En el salón estaban los cadáveres de dos chicas jóvenes, completamente
desnudas. Las habían atado y colgado del ventilador del techo para ejecutarlas. En la habitación de al lado había ocho cadáveres. No habían tenido piedad. Incluso habían matado a un niño de dos años.
En las calles los cuerpos estaban tirados, amontonados en pirámides, en
una dantesca escena de muerte y destrucción.
Abu Jman era oficial en el ejército hasta que decidió desertar, en 1988. Fue
arrestado por la Guardia Republicana el 6 de marzo y le acusaron de pertenecer a la revolución.
—Fui conducido a un furgón militar en el que había otros cincuenta dete— 155 —
CAPÍTULO
9
LA GRAN EXPOSICIÓN EN
LOS
TIEMPOS DEL EMBARGO
E
tado por la ONU había llevado al país a una situación extrema.
Kalia Asan Al Obridy, director en aquellos momentos del Ministerio
de la Salud, mostraba su inquietud por el creciente deterioro que se
estaba produciendo.
—Desde que comenzó el programa de “Petróleo por alimentos” apenas
hemos recibido la mitad de las medicinas acordadas con la ONU. Pero lo peor
es que se nos niega el material médico y los repuestos necesarios para el funcionamiento de las máquinas de diagnóstico. Estas máquinas, en su mayoría,
son de fabricación norteamericana y si las máquinas dejan de funcionar, los
médicos y los hospitales resultan inoperantes.
Otro de los principales problemas residía en el abastecimiento de agua
potable. Durante la guerra de Kuwait, las plantas potabilizadoras se convirtieron en un objetivo prioritario. Fueron bombardeadas e inutilizadas. Kasim
Mohamed Alí era uno de los ingenieros encargados de conseguir poner en
funcionamiento alguna de las viejas plantas para poder suministrar agua a la
ciudad sanitaria.
—Es muy difícil mantener una vieja planta en funcionamiento. No sólo
porque el cloro o la limonita que recibimos son insuficientes, sino porque no
conseguimos las piezas de repuesto necesarias para que algo tan vital para la
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Pájaro.
30 x 60 cm.
Acrílico sobre
cartón.
© Basim Yoni
población como es el agua pueda abastecerse. Desde hace cuatro años estamos esperando las bombas y las membranas necesarias para que funcione la
planta depuradora, pero no nos las sirven. El problema está en que estas piezas están construidas en acero, que es más duradero que el aluminio, y piensan que podríamos darle un uso militar.
El hambre se había extendido por todo el país. Pero esta miseria no alcanzaba a todo el mundo. Cuando estaba trabajando en el Palacio, recibí una visita inesperada. Se trataba de una mujer llamada Yasmen que iba acompañada
por un hombre que pensé que era su marido. Comenzó a ir de una estancia a
otra observándolo todo. Debía tener algún cargo relativo a la decoración del
Palacio y se mostró muy crítica con los grandes cortinajes que se habían colgado en todos los salones. Para ella, los colores elegidos desentonaban con el
resto.
Le explicamos que estas cortinas habían sido adquiridas según la memoria
de calidades presentada y aprobada en el proyecto. Pero no hubo forma de
convencerla. Ordenó que se retirasen y se fue.
El conjunto de cortinas del Palacio tenía un precio desorbitado. Yo mismo
— 174 —
CAPÍTULO
10
ENREDADO CON
LA MAFIA IRAQUÍ
M
el embajador de Iraq en Canadá. Su mujer era la hermana de Rocan,
guardia de seguridad de Sadam, e insistió en comprar las obras que
se habían expuesto en la exposición. Llegamos al acuerdo de que
pagaría cinco millones de dinares iraquíes y me entregó tres millones como
adelanto, dejando en mi taller todas las obras que compró en la Galería Alani
porque su casa todavía no estaba lista para ser amueblada. Un día me presentó a Albert Shimon52. En un momento me llevó aparte y me entregó sus teléfonos personales, diciéndome que no quería que lo supiesen los demás porque eran espías y colaboradores del régimen.
Las cosas fueron empeorando en Iraq y cuando la situación se deteriora, el
arte se convierte en algo secundario. Yo seguía trabajando en las obras que
expondría en la Galería Alani.
Justo en aquel momento me llamó y me dijo:
—Ya no quiero llevarme las piezas que te compré y quiero que me devuelvas
invertir en el país en cuanto finalizase el embargo.
53
Equivalía a cinco millones de dinares iraquíes.
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Basim Yoni significa la superación
del espíritu del artista
obligado a vivir en el mundo del
terror.
© Creativos Multimedia
cinco mil dólares53 a cambio, porque la inflación ha subido desmesuradamente54.
—¿Tú me pagaste en moneda nacional y quieres que ahora te devuelva el
dinero en divisas?
Insistió en que quería su dinero y quedamos el mismo día, por la tarde. No
paraba de darle vueltas al asunto y la cabeza parecía que me iba a estallar.
Trataba de tranquilizarme, pero no encontraba ninguna salida, porque no
tenía ni los tres millones de dinares.
Decidí enfrentarme con el problema y me dirigí a la tienda del marchante. Me esperaba y junto a él había tres hombres cuyas caras me resultaron
familiares.
Eran hombres de la guardia personal de Sadam Hussein.
54
55
En aquel momento el dólar norteamericano había subido diez veces su valor frente al dinar iraquí.
“Monte Amán”.
— 178 —
— ENREDADO CON LA MAFIA
IRAQUÍ
—
Sentí que las cosas se ponían cada vez más en mi contra. Hubo una conversación tensa durante la cual aquellos hombres me dirigían su mirada de
desprecio.
Me dirigí al embajador y le dije:
—Piensa, cuando estés en Canadá, que estos cuadros podrán llegar a valer
una fortuna. Acuérdate de lo que sucedió con cuadros como El Guernica de
Picasso. Cuando llegó a España fue recibido por los Reyes y por todo el
Gobierno. Ese es el valor que pueden llegar a tener las pinturas. La gente grande valora a los artistas y tú quieres asesinarme.
¿Cómo puedes darme tres millones de dinares y después de un mes querer devolverme los cuadros y exigirme que te devuelva el doble? Mira, yo no
tengo nada, ni siquiera los tres millones de dinares, ni siquiera algún patrimonio con el que devolverte un dinero que no te debo, así que no podrás obtener el dinero aunque me asesinen estos hombres.
—Entonces, ¿qué me propones? Yo nunca pierdo.
Me levanté y anduve por la tienda pensando en encontrar una solución. Al
final la encontré.
—Tendrás sólo cien mil dinares iraquíes. Yo te daré cincuenta mil y el
dueño de la tienda otros cincuenta mil, y te podrás quedar con toda la mercancía.
Alani, que asistía atónito a mi proposición, dijo:
—¿Y qué culpa tengo yo en todo esto?
—Él es tu cliente y por tanto eres el responsable.
Al final cedió y le pagamos los cien mil dinares.
Dos días después llegué a la galería y la encontré totalmente vacía. Se había
llevado no solo lo que faltaba de su encargo sino todo cuanto había, hasta mis
pinceles.
Me senté en el suelo porque no había quedado ningún mueble y me di
cuenta a que otra vez tenía que volver a empezar de cero. Al día siguiente, mi
amigo Imad vino a decirme que había estado un hombre en el taller para
encargarnos un dormitorio. Que había venido con su mujer que era bellísima.
—Lo que importa es que compre algo de lo que diseño y fabrico para
recuperar el dinero que he perdido con Tawfiq.
A las seis de la tarde se presentó nuevamente, pero esta vez venía solo.
— 179 —
CAPÍTULO
11
HUYENDO DEL GRAN HERMANO
seguía su camino hacia Jordania llevando a aquel puñado de hombres
silenciosos, perdidos y aterrados que ignorábamos qué nos tenía preparado nuestro destino. Las tierras desérticas, baldías, incansablemente ocres desfilaban ante nuestras ventanas sin que les prestáramos la más
mínima atención. El hombre que estaba sentado a mi lado parecía haberse calmado y se mostraba tan silencioso como los demás.
Ni siquiera el conductor prestaba atención al camino.
La noche se había adueñado de todo y nos acercábamos a la frontera. Noté
que mis manos empezaban a sudar. Llevaba conmigo setenta dinares jordanos
y sólo estaba permitido sacar como máximo veinte dinares jordanos.
Empecé a pensar cómo esconderlos para que los oficiales de la frontera no
los encontrasen. Seguro que registraban todas nuestras pertenencias así que
no podía llevarlo encima. Separé los veinte dinares jordanos y decidí esconder
el resto en el asiento, bien disimulado. Cuando se detuvo el autobús bajamos
todos a recoger nuestras maletas y nos encaminamos hacia la sala de seguridad. La inspección duró una eternidad. Efectuaban un minucioso registro.
Después me pidieron el pasaporte. El policía lo cogió y me miró repetidamen-
U
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
te. Pensé que nunca saldría de Iraq. Recordé que Uday llamaba a los iraquíes
que se habían escapado a otros países “perros vagabundos”.
—¿Para qué quieres salir de Iraq?
—Debo comprar materiales para utilizarlos en mi trabajo.
Al final, con un sonoro golpe estampó el sello en mi pasaporte. Cuando
pasamos a la sala en que efectuaban el registro de nuestras maletas vi que habían separado los libros que llevaba en ellas.
—No está permitido sacar ningún libro de Iraq.
No había opción. Tuve que tirarlos. En aquel momento oímos unos gritos
y gente corriendo. Salimos y pudimos ver que el hombre que había venido
sentado a mi lado estaba siendo rodeado por los policías que le apuntaban con
sus fusiles Kalashnikov. Empezaron a golpearle y le acusaron de traidor y de
querer escapar de la justicia.
Le arrastraron conduciéndole hacia dentro. Al pasar por donde estábamos
nosotros me dirigió una mirada de impotencia. Le condujeron hasta una
esquina donde quedó tirado, en el suelo, apoyada la espalda contra la pared.
Volvimos a ocuparnos todos de las maletas. Todavía quedaban varias por
revisar. Habíamos pasado largas horas en aquel lugar que significaba el paso
entre la libertad o la cárcel. La vida o la muerte.
Mientras acababan de registrar las maletas me fui acercando poco a poco
al hombre que estaba en el suelo. Disimuladamente conseguí pasarle los veinte dinares jordanos que ocultó entre su mano. Nadie nos había visto. El hombre susurró suavemente:
—Gracias. No lo olvidaré.
Volvimos a subir al autobús y reemprendimos camino hacia Jordania.
Estaba amaneciendo. Ahora todos mirábamos con avidez por las ventanas.
A ambos lados del camino todo el terreno parecía completamente quemado y se extendían por él gran cantidad de piedras todas de igual forma y tamaño que parecían colocadas al azar.
Llamó mucho mi atención. Le pregunté a un hombre de unos setenta años
que estaba en el asiento contiguo.
—Es una larga historia, de la época del profeta Lot. Aquí había siete ciudades magníficas pero los hombres que las habitaban cometieron los más
terribles pecados ofendiendo a Dios. Y Dios, para castigarlos, hizo caer una
— 186 —
CAPÍTULO
12
CONTRABANDISTAS
DE ARTE
F
Me sorprendió diciéndome:
—Estuve en Iraq.
—¿Qué? Pero si el avión viene de la República Checa.
—Sí, es cierto, pero antes fui a Iraq.
Al protestar porque no me lo había dicho me comentó que cada vez que
quería ir a Iraq yo se lo impedía, así que decidió no avisarme.
«Dos días después de mi llegada, golpearon en mi puerta. Era la Policía
Secreta. Me esposaron y me llevaron a la cárcel.
Me condujeron hasta una sala para interrogarme. Era una sala pequeña
donde había tres hombres. Dos de ellos se mantenían detrás, sin decir una palabra. El tercero era el que me interrogaba:
—¿Con quién estás colaborando?
Yo callaba, pero empezaron a decirme cosas sobre mí. Sabían muchas cosas.
Demasiadas. Sabía que no tenía escapatoria.
Le contesté que había ayudado a iraquíes a escapar de Iraq y a ir a Alemania,
que había trabajado en el tráfico de drogas, pero que nunca me había metido en
la política. Me acusé a mí mismo de cosas que no había hecho solo para que mis
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Detalle de la reconstrucción de la Puerta de Isthar,
la mayor obra del arte babilónico.
(Del documental: “Iraq, entre el miedo y la esperanza”).
confesiones tuvieran credibilidad. Cualquier acusación en Iraq es menos grave
que meterse en la política, oponiéndose al régimen de Sadam.
Uno de los hombres que se mantenían silenciosos se acercó a mí y me gritó:
—Perro, ¿no has estado en Estados Unidos?
—Sí, pero sólo para tener una entrevista con la agencia de la televisión CNN,
porque trabajaba para ellos en Iraq durante la guerra.
El interrogatorio y la tortura duraron varios días. Una vez se abrió la puerta
de la sala de interrogatorios y se acercó a mí un hombre que enseguida me resultó familiar. Era oficial de los servicios secretos iraquíes y me dijo que me iba a
ayudar.»
Nos habíamos conocido en los Estados Unidos, en una cena que había
— 196 —
CAPÍTULO
13
ARDE TAMBIÉN BAGDAD
da en el miedo.
Cuando llegó al poder intentó conservarlo por todos los medios.
A través de todos aparatos policiales, militares y de información controló al pueblo iraquí poco a poco, hasta que consiguió acorralarlo. Todo respondía a un plan perfectamente estudiado, organizado y bien ejecutado que
empezó a dar sus frutos en los años posteriores a su llegada al poder.
Consiguió hacer obedecer al pueblo sin que se produjese ningún levantamiento y eliminando cualquier movimiento de resistencia que pudiera hacerle
frente y para ello cada día era necesario ejercer un control más fuerte para
someterlo.
Dividió al pueblo iraquí en tres sectores. Uno gozaba de bienestar y riqueza y eran los más interesados en mantener esta estructura para seguir con sus
privilegios, ya que a la vez ejercían el control sobre las otras dos partes, aunque sus cargos dependían únicamente de la voluntad de Sadam, que sabía que
la única virtud de estos hombres era su fidelidad.
El segundo grupo no lo ocupaban altos cargos pero siempre estaban dispuestos a hacer cualquier favor, eran los que hacían el trabajo sucio esperan-
L
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
La invasión americana se produjo desde el Emirato y desde Turquía.
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Brigada 101 Aerotransportada y columnas de paracaidistas junto con los peshmergas marchaban sin encontrar oposición.
El terrible ejército de Sadam había desaparecido, al igual que sus armas. El
22 de marzo Sadam aparece en la televisión en una cinta grabada, arengando
a su pueblo al combate para desmentir los rumores de que hubiera sido aniquilado por las bombas.
Al día siguiente se producía una importante contraofensiva iraquí en Um
Qsr. Y se luchaba duramente en Basora. El Alto Mando seguía tratando de dar
con Sadam sin conseguirlo pero quería destruir todos sus símbolos. Los bombardeos masivos en Tikrit destruyen por completo el Museo del Dictador.
El pueblo no levantó una mano para luchar contra la invasión y así quedó
claro también desde el comienzo de la guerra cuál era la posición de los iraquíes. Sólo los fieles a Sadam hacían frente a las tropas atacantes.
Aquellos hombres que detestaban a Sadam se veían ahora inmersos en otro
holocausto sin sentido.
Mi hermano, Mohamed Yoni, me contaba cómo vivió aquellos días:
«—Soy oficial en las fuerzas marítimas. Los últimos años trabajé como profesor en la Academia del Golfo Arábigo para los estudios marítimos. Como soy de
Bagdad y trabajo en Basora, tuve que vivir en la Academia con otros oficiales que
no eran de esta ciudad. Allí juntos, seguíamos a través de los medios de comuni— 238 —
CAPÍTULO
14
LA
CÁRCEL DE
ABU GRAHIB
El holocausto y la infamia
S
frutaban con ello, y se habían rodeado de gente muy cruel que hacían
todo lo que se les pedía y no conocían la piedad o el perdón.
Disfrutaban de la brutalidad y competían entre ellos para lograr las
acciones más salvajes. Algunos comían carne de seres humanos. Estos seres terribles les brindaban la seguridad de que cualquier levantamiento en contra sería
aplastado.
La construcción de este ejército se basaba en su capacidad de matar. Su
primer entrenamiento consistía en hacerles luchar con un lobo y cuando conseguían matarle se les hacía comer su carne cruda. Él les observaba uno por
uno y elegía a los más duros y los más crueles de estos grupos. A los seleccionados les hacía luchar con gente viva o con presos.
Este es un lugar que ha marcado el espantoso destino de la gente durante
décadas. Un lugar donde la infamia más absoluta ha permanecido sin importarle cambios de uniformes, de ideas o de religiones. Donde el hombre ha
sido capaz de mostrar lo más ruin e indigno de su ser.
Un lugar que quedará marcado en la historia ante la mirada atónita del
mundo entero. La cárcel de Abu Gharib.
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Las fotos de la infamia que saltaron a la luz desde las páginas del Washington Post y
mostraron al mundo las indignidades cometidas por el ejército norteamericano con los
presos iraquíes en la cárcel de Abu Grahib.
(Cortesía del Washington Post)
reciente creación.
Las autoridades de la Coalición establecieron tres grupos de detenidos:
Criminales comunes; sospechosos de crímenes contra la coalición y “detenidos especiales”, como jefes y cabecillas de los movimientos insurgentes.
La General Janis Karpinski fue nombrada Comandante en Jefe de la 800ª
Brigada de Policía Militar y llegó a declarar al periódico St. Petersburg Times que
“las condiciones de vida de los presos en Abu Grahib eran mejores que las que
podían tener en sus casas”.
Cuando The Washington Post publicó la primera oleada de fotografías en las
que un preso encapuchado, subido a un cajón de madera, aparecía conectado
a cables eléctricos y otros estaban también encapuchados atados a las rejas de
sus celdas, todo el mundo comprendió que Abu Gharib seguía siendo el
— 256 —
EPÍLOGO
“LO TENEMOS”
S
en nadie. Donde la soledad y el silencio eran el único camino para
seguir con vida. Tras la derrota del régimen, sabían que ellos correrían
la misma suerte. Los delatores estaban por todas partes y la recompensa ofrecida por los americanos era demasiado tentadora. Todos ellos advertían que era sólo cuestión de tiempo. No se hizo esperar. El 22 de julio un delator avisó al mando americano de que había movimientos en una casa propiedad de un sobrino de Sadam, en la ciudad de Mosul.
Toda la finca fue rodeada por un enorme dispositivo militar. Dentro había
cuatro personas. Tres hombres y un muchacho. Todos ellos con un verdadero
arsenal.
Uday, a sus treinta y nueve años, sabía que había llegado el final de la partida. No podía haber escapatoria y jamás se entregarían. Esta vez no sería
como en aquel diciembre de 1996, en el atentado en que recibió treinta disparos cuando conducía su Porsche por Al Mansour. Se salvó milagrosamente
a pesar de que le quedaron alojadas cuatro balas en su cuerpo y una cojera de
la que nunca se recuperaría.
Quasay, a sus 37 años únicamente lamentaba haber arrastrado a esta situación a su hijo Mustafá, un muchacho de sólo catorce años. Junto a ellos, un
— BASIM YONI - CLEMENTE TRIBALDOS —
Una foto que recorrió el mundo: la detención de Sadam efectuada por un soldado
anónimo que la hizo llegar a la página web del Ejército norteamericano, military.com.
El cruel dictador pasó los días de la posguerra escondido en un minúsculo zulo, sólo y
abandonado por todos.
Imagen cedida por Military.com
único guardaespaldas. Cuatro hombres contra todo un ejército. Cuando les
conminaron a rendirse, comenzaron a disparar. Fue un encarnizado combate
que duraría cuatro horas. Los americanos tuvieron que utilizar armamento
pesado. La casa quedó destruida y los cuatro cuerpos tendidos sin vida en su
interior. Aquellos hombres que jamás en su vida conocieron la clemencia tampoco esperaban obtener misericordia. El cerco se cerraba, cada vez más, para
Sadam.
Los americanos difundieron las fotos de los cadáveres acribillados a balazos.
Poco después, los medios de comunicación emitían una cinta con la voz de
Sadam:
— 262 —
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