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Arte indígena del norte de Filipinas
Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Arte indígena del norte de Filipinas
Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Ana Ruiz Gutiérrez
Granada, 2012
Colección:
ATRIO patrimonio
4
Director: Rafael López Guzmán
Con la financiación del Programa de Incentivos de la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia
Con la colaboración del Vicerrectorado de Política Científica e Investigación
de la Universidad de Granada.
Coordinación técnica:
María del Mar Muñoz González
© La autora
© Editorial Atrio, S.L.
C./ Dr. Martín Lagos, 2 - 1.º C
18005 Granada
Tlf./Fax: 958 26 42 54
e-mail: [email protected] - www.editorialatrio.es
ISBN: 978-84-15275-05-3
Depósito Legal: Gr.-14/2012
Diseño y maquetación: Javier Cervilla García
Imprime: Gráficas La Madraza
Sumario
PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
15
EL PAISAJE DEL ARCHIPIÉLAGO FILIPINO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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NORTE DE LUZÓN. LA CORDILLERA Y SU GENTE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1. Prehistoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2. Contactos previos a la hispanización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3. Grupos étnicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4. Hispanización del territorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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33
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42
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MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1. Arquitectura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2. Escultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3. Otras manisfestaciones artísticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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103
120
135
EPÍLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
169
APÉNDICE DOCUMENTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
171
BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
223
Prólogo
Acercarse a culturas lejanas de nuestros ámbitos culturales supone un riesgo desde el punto de vista científico, por lo que puede
derivarse como evaluación al margen del área de conocimiento desde donde se intenta la investigación. Valores etnológicos o
antropológicos parecieran primar sobre otras conceptualizaciones mas
integradores y comprensivas de la realidad cultural, tanto histórica
como actual. No obstante, hemos avanzado metodológicamente y la
definición de paisaje cultural nos permite de forma integral participar de valoraciones estéticas sin olvidar otros parámetros de juicio
crítico. Esta reflexión es necesaria para valorar las aportaciones que
Ana Ruiz nos brinda en el desarrollo de contenidos de este libro.
En nuestra investigadora se unen varias facetas que tenemos que
poner de manifiesto para entender su trabajo. Por un lado, su curiosidad intelectual por lo desconocido, por la comprensión del otro;
en segundo lugar, su carácter aventurero, que le lleva a viajar, a realizar trabajo de campo allí donde las condiciones sociales y políticas
no lo aconsejan; y, en tercer lugar, la reflexión pausada de gabinete,
evaluando la historiografía, buscando fuentes documentales inéditas, como las que procedentes del Archivo General de Indias nos brinda en los apéndices finales, y redactando de forma clara la propuesta y lectura histórica que nos quiere transmitir. Y es que uno de los
valores de estos trabajos de investigación es la obligatoriedad de transferir conocimientos a la sociedad, no solo a la comunidad científica,
sino a los interesados en temáticas, en este caso, del archipiélago
filipino.
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Ahora bien, pasando a los contenidos específicos, nos preguntaríamos por los aportes concretos y la oportunidad de esta publicación. Es cierto que en los últimos años la franja del Océano Pacífico
de Asia ha tomado una enorme relevancia a tenor de los desarrollos
económicos acelerados que allí se han producido. De lugares lejanos
y olvidados han pasado a convertirse en verdaderos motores del mundo globalizado, interesándonos, no de forma intensa pero sí cualitativa, su cultura y su historia. En ese nuevo espacio de relaciones internacionales cabría introducir el factor histórico como elemento
valorativo de lo contemporáneo. Y es que, para nuestra cultura, el
contacto con aquellas tierras no es una moda actual, sino que desde
el siglo XVI la presencia hispana fue intensa y, a la vez, las rutas de
comunicación establecidas por los españoles las vías mas seguras de
conocimiento del mundo asiático y la ruta de objetos suntuarios que
llegaron como exotismos, los cuales se convirtieron en imprescindibles para ciertos estratos sociales formando, hoy día, parte de las colecciones de los principales museos europeos.
En ese itinerario cultural, el trabajo de la doctora Ruiz Gutiérrez
nos desvela un conglomerado de culturas del norte de Filipinas, agrupadas bajo el denominador común de igorrotes, pero que alberga
distintas cosmogonías y diversas formas de relación con la naturaleza y el paisaje circundante. Esta cordillera de Luzón interesó tempranamente a los españoles por la existencia de minas de oro, pero
lo que se encontraron básicamente fue una población compleja y unos
paisajes antropizados e integrados en una relación estrecha entre sus
gentes y su territorio. Las dificultades orográficas y la limitaciones
económicas de su explotación han permitido mantener en estos grupos sociales buena parte de sus tradiciones, las cuales hay que conocer para valorar la situación actual y el devenir futuro.
Estas razones llevan a nuestra autora a interesarse en los capítulos que continúan por el territorio, sus características y formas de
explotación, por los distintos grupos étnicos, sus modos de vida y
sus valores simbólicos, y, claro está, por la necesidad de preservar la
autenticidad de estas comunidades, amenazadas por el turismo y por
los cambios de sus hábitos de cultivo que han reducido el número
de especies y, por tanto, abocando a estas poblaciones en convertirse
en dependientes del exterior, sin un sentido ni práctico ni
economicista.
Prólogo
Prólogo
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Los capítulos que dedica a la práctica artística, desde la arquitectura
a los objetos sunturarios y el ornato personal, sirven para desgranar
esa especial imbricación con el entorno y, a la vez, la relación estrecha entre creencias y modos de expresión estética. Las razones de
estas manifestaciones materiales son brillantemente analizadas,
estructuradas y codificadas en esta obra.
En paralelo, tenemos que felicitar a la editorial que integra este nuevo
título en su Colección Atrio-Patrimonio, revelando su compromiso
con la cultura desde ópticas y desde espacios lejanos pero cargados
de interés cultural. Trabajos previos sobre Nueva Granada (Colombia), Baja California (México) o la reflexión sobre nuestro patrimonio mas cercano como los textiles granadinos, permiten situar positivamente la apuesta editorial con vocación de permanencia.
Sin duda, estamos ante un título que anima a la curiosidad científica y que responde a las cualidades como investigadora de Ana Ruiz
Gutiérrez, la cual suma dentro de su producción historiográfica una
obra sólida mas a su extenso curriculum relacionado con el archipiélago de Filipinas.
RAFAEL LÓPEZ GUZMÁN
Catedrático de Historia del Arte
Universidad de Granada
Para
Antonio Ruiz Olmos
y Carmen Gutiérrez Fernández
Introducción
Jamás imaginamos lo imprevisible que puede llegar a ser el destino y como de manera sistemática marca tu camino. El continuo
interés por lo desconocido acentuado con la pasión oriental de quién
les escribe hizo que se adentrara en el conocimiento del mundo
filipino. Aún no había comenzado los periplos posteriores a tierras
americanas, a mi querido México, convirtiéndose Filipinas en el primer gran destino que me marcaría para siempre. En la Navidad del
2002, y con la finalidad de recabar información para la tesis doctoral, aterrice en Manila sin poder dar crédito a la inmensidad de la
ciudad. Aunque el objetivo del viaje era el estudio del archipiélago
en la Época Moderna, ¿cómo iba a renunciar a la visita de la recóndita región de la Cordillera?, hacia allí partimos por caminos intransitables y tras más de doce horas de viaje desde Manila llegamos a
Banaue en Bontoc, aunque al ser de noche no pudimos apreciar sus
espectaculares terrazas de arroz hasta el día siguiente y su contemplación aún la recuerdo por ser uno de los paisajes mas bellos que
he visto jamás.
Fruto de aquel viaje y de las investigaciones posteriores en Filipinas, México y España surge esta monografía que recoge lo más significativo del arte indígena de los habitantes del norte de Luzón. Si
bien para introducir las cuestiones artísticas han sido necesarios unos
epígrafes previos vinculados con el paisaje del archipiélago, la prehistoria, los contactos previos a la hispanización y la presencia española en Luzón, que se han visto implementados con un corpus de
legajos procedentes del Archivo General de Indias de Sevilla y de
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material gráfico realizado in situ, debían ser la antesala al núcleo conceptual que justifica este estudio.
La concepción global del trabajo presentado aúna diversas disciplinas de estudio como la antropología, arqueología, historia y
etnohistoria por lo que hemos realizado una revisión de las investigaciones de los principales representantes de estos campos que trabajan el área del sudeste asiático, como por ejemplo, Peter Bellwood,
Felipe Jocano, Henry Beyer, Felix Keesing, Robert Fox, Derek
Freeman, Antoon Postma, Juan Roger, Wilhelm G. Solheim II y
Dean Worsester, entre otros. Implicados en el conocimiento de la
conformación de la raza filipina, cada uno de ellos aporta teorías
poblacionales distintas que englobamos en el capítulo destinado a la
prehistoria.
Estas evidencias poblacionales basadas en las oleadas migratorias
así como en el aporte genético de los habitantes del sudeste asiático
que se asentaron en el archipiélago, son la base de los contactos previos a la hispanización, enfocando este epígrafe a las relaciones comerciales de los primeros filipinos con hindúes, chinos, japoneses e
indonesios. Éstos últimos promotores de la introducción del Islam
en Filipinas, concretamente en la isla de Joló extendiéndose más tarde
hacia Mindanao.
No cabe duda que el conocimiento de los grupos étnicos del norte de Luzón es determinante en nuestra investigación por lo que lo
hemos realizado basándonos en los estudios específicos de algunas
de las etnias que realizaron William Henry Scott, especialista en los
ifugao y Albert Ernest Jenk en los bontoc. Del mismo modo hemos
recurrido a las crónicas de los religiosos que trataron de evangelizar
a los «infieles» de estas islas, caso de los igorrotes de la zona montañosa que engloba la actual región administrativa de La Cordillera,
entre las que destacamos las narraciones de Juan de Plasencia, Marcelo
de Ribadeneira, Pedro Chirino, Diego de Aduarte, Miguel de Loarca,
Francisco Colin, Gaspar de San Agustín, Pedro Murillo Velarde y
Francisco de Santa Inés; sin olvidar las crónicas de los viajeros y expedicionarios como Antonio Pigaffeta, Francesco Carletti o Juan
González de Mendoza entre otros. Mostramos en este apartado las
cuestiones de organización social, agricultura, religión y rituales de
los igorrotes como se les denominaba de forma genérica, aludiendo
Introducción
Introducción
17
específicamente a las tradiciones de los ifugao, kalinga, isneg, bontoc,
kankanay, ibaloi, tinguian, ilongot y gaddang.
La presencia de los españoles en el archipiélago a partir de 1565
con la llegada de Miguel López de Legazpi va a dar un giro a la historia, para acercarnos a un país tan lejano como desconocido hasta
el momento para el nuestro. De este modo en el apartado de la
hispanización del territorio se resumen los primeros instantes del
asentamiento español en Filipinas, incidiendo en la expedición de
Juan de Salcedo, nieto de Legazpi, en 1571 hacia el norte de Luzón
para la pacificación de la Cagayán e Ilocos y las incursiones más relevantes que se llevaron a cabo en dichos territorios en 1591, como
la de Luis Pérez das Mariñas, Francisco de Mendoza y Pedro Sid,
junto con la del capitán Toribio de Miranda en 1594 para la pacificación de las misiones de Ituy y Panique, actual territorio administrativo de la provincia de Nueva Vizcaya. Estos expedicionarios no
sólo iban buscando el sometimiento de estos pueblos a la corona española para su enriquecimiento a través del pago de tributos, sino el
preciado oro de sus minas y la evangelización de sus habitantes.
Todas estas cuestiones se esgrimen en la primera parte del libro,
donde nuestro objetivo se ha centrado en la exposición de las características del territorio y de los individuos, así como en las influencias externas que han determinado su idiosincrasia cultural, todo ello
englobado en el gran apartado titulado norte de Luzón. La Cordillera y su gente.
La segunda parte de este trabajo se fundamenta en el estudio de
las cuestiones meramente artísticas. La arquitectura, la escultura, la
alfarería, cestería, trabajos de metal, vestimenta y adornos corporales han sido los principales capítulos a través de los cuales se ha canalizado la expresividad y plásticas de estas culturas. Iniciando una
revisión historiográfica de los estudios existentes, algunos genéricos
como el libro de AA.VV. The people and Art of the Philippines. Los
Angeles: Museum of Cultural History, University of California, 1981,
y otros que inciden en cuestiones particulares como los estudios de
Florina Caspistrano-Baker sobre la cestería, y de los objetos de oro
expuestos en la colección permanente del Museo Ayala de Manila;
no podemos dejar de aludir a los trabajos sobre los textiles del sudeste asiático de Sylvia Fraser-Lu, a las investigaciones de la escultu-
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ra filipina de Alice Guillermo o a los estudios de la arquitectura
prehispánica de Gerard Lico.
Junto a lo anterior, no debemos olvidar el vínculo histórico de
España con el archipiélago filipino. Por eso, para el estudio de los
apartados vinculados con los bienes muebles hemos ejemplificado
la teoría con piezas pertenecientes a colecciones españolas, primordialmente con las del Museo Etnológico de Barcelona y el Museo
Víctor Balaguer en Vilanova i la Geltrú, ambos en Cataluña, a los
que agradezco infinitamente la cesión de las fotografías que aquí se
muestran.
Ha sido este apartado precisamente, el gráfico, el que refleja la
trascendencia, importancia y reconocimiento que en colecciones de
todo el mundo tienen las manifestaciones culturales de estos pueblos. Específicamente para esta investigación hemos escrutado colecciones como las de origen universitario del Museo Peabody de Arqueología y Etnología de Harvard y el Museo Pitt Rivers de Oxford,
no menos importantes han sido las aportaciones de los museos
etnológicos de Viena, Dresden y Munich, además de los de Historia
Natural como el Smithsonian de Washington, el Field de Chicago,
el Burke de Seattle y el Quai Branly de París. O el Museo del Niño
en Indianápolis así como la Galería Nacional de Australia en
Canberra.
En Filipinas los museos etnográficos de Bontoc, Sagada y
Bayombong, así como el Museo Nacional de Filipinas, y de nuevo
en España, el Museo de Arte Oriental de Ávila y el de Valladolid,
Monasterio de los padres Agustinos Recoletos de Marcilla (Navarra),
Museo Marítimo de Barcelona, Museo Arqueológico e Histórico y
Museo Militar Regional de La Coruña, Museo de Pontevedra, Museo Nacional de Antropología, Museo Nacional de Artes Decorativas, Museo de América, Museo Naval y Museo del Ejercito de Madrid.
Además de las piezas examinadas en las distintas colecciones hemos revisado la obra de Eduardo Masferré, fotógrafo filipino de padre español, oriundo de San Feliu de Guixols, que retrató la riqueza
cultural de los habitantes de La Cordillera, especialmente de Sagada,
su lugar de nacimiento. En este sentido quiero agradecer la colaboración del Archivo de San Feliu de Guixols.
Introducción
Introducción
19
La génesis de esta publicación es el trabajo de investigación del
doctorado «Historia del Arte, Metodología, Historiografía y Conservación del Patrimonio», Arte Étnico en filipinas: la escultura de
los igorrotes, cuyo director fue D. Ignacio Henares Cuéllar, a quién
agradezco el riesgo que asumió con esta novedosa temática en el departamento de Historia del Arte de la Universidad de Granada, alejada de la concepción occidental en la que se fundamentan la gran
mayoría de investigaciones en dicho centro. Haciendo extensivo mi
agradecimiento al que fue mi tutor en dicho doctorado Jesús Rubio
Lapaz con quién hemos vivido tan buenos momentos.
La carrera investigadora combinada con la docencia es un ejercicio constante de ecuanimidad, imposible de conseguir sin la tolerancia del equipo humano con el que trabajo día a día, especialmente
de Rafael López Guzmán, de quién cada día tomo nota de cómo
realizar esta doble tarea sin quedarme en el camino. A él le debo además, aquella locura inicial del estudio de Filipinas así como el conocimiento de la realidad americana y su vinculación con Andalucía
que tengo en la actualidad. Agradecimiento extensible al resto de personas que integran el proyecto de excelencia «Andalucía en América. Arte cultura y sincretismo estético», así como el Grupo de Investigación HUM-806 «Andalucía-América. Patrimonio y Relaciones
Artísticas».
De un modo muy especial a quienes me han ayudado en algún
asunto relacionado con esta publicación, Guadalupe Romero
Sánchez, José María López Robles, M.ª del Mar Muñoz González,
Luis Gordo Peláez, Pablo Sánchez Fernández y Javier Cervilla. Y a
Obdulia que nos acompañó desde el 2002 en la tarea de organizar
increíbles viajes alrededor del mundo, entre ellos el primero de tantos a Filipinas.
Gratitud infinita a los que menos atención les prestamos en estos momentos de encierro, a mis amigos, José M.ª y Ana, Manolo,
Eva, Carmen y Toñi, con las nuevas generaciones José María y Marina, Claudia, Juan Luis y Curro, Marta y Pablo. Así como a aquellos que me han dado aliento en esta carrera de fondo, M.ª Luisa y
Rodrigo, Gloria, Juanma y Marisa, Candela, Jesús, Juan Jesús y M.ª
José y Lourdes. A Teresa Suárez, Jaime Cuadriello y Alejandro
Villalobos mis queridos amigos mexicanos.
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Por supuesto a mi familia, el motor diario que con pequeños
gestos me hacen la vida más agradable; a mi madre, que aunque siempre la he valorado por hacer de madre y padre, ahora tras mi nueva
faceta como madre si cabe mucho más; a mis hermanos, cuñados y
sobrinos, para mostrarles que es posible que los anhelos se conviertan en realidad, Alfredo, Macarena, Susana, Carlos, Sonia, Ana, Isabel y Alejandro, quienes vivimos con el recuerdo constante de mi
padre. Y finalmente aunque no menos importante para mí, a mi compañero de aventuras y desventuras en la vida, a Migue y a nuestra
amada Carmen.
Introducción
El paisaje del archipiélago filipino
El hecho de abordar el estudio de la Geografía dentro de las disciplinas que estudian al hombre y su cultura no es nuevo. Y aunque
se pueda caer en una posición determinista a la hora de valorar la influencia de ésta, cada día se comprueba con mayor claridad las
interrelaciones que existieron en determinados momentos de la Historia, entre las sociedades y su medio ambiente, hasta el punto de considerar a aquellas como un atributo más dentro de un sistema ecológico
global. Esta dependencia del medio por parte del hombre se ve mucho más clara cuando hablamos de culturas primitivas, en las que la
relación entre medioambiente natural y población es mucho más estrecha, sobre todo en lo que se refiere a la subsistencia del hombre.
En el caso que nos atañe, nos interesa destacar algunos de los
paisajes más característicos de Filipinas y sus contrastes, buscando
con ello mostrar la capacidad transformadora que se percibe en las
relaciones de ciertas culturas respecto a las tierras en las que se asientan. No podemos olvidar que la vinculación tan estrecha entre cultura y medio ambiente hace que una modificación en cualquiera de
los dos afecte de una manera íntima al otro, poniendo de manifiesto la doble vertiente del determinismo geográfico, que tanto éxito
tuvo a lo largo del siglo XX.
La geografía de las Filipinas es fundamentalmente insular resultando de ello un archipiélago complejo, conformado por once grandes islas, que organizan un número indeterminado de islas menores
que definen la fisonomía global del país 1.
1
Obras generales de consulta para conocimientos geográficos. AA.VV. Visitando el mundo.
Asia II. Oceanía. Vol. 6. Bilbao: Aguilar, 1989; AA.VV. Estudios sobre Filipinas y las Islas del Pacífico.
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Ana Ruiz Gutiérrez
El archipiélago filipino está integrado por una cifra cercana a
las 7.100 islas, de las que tan solo algo más de 800 se encuentran
habitadas, totalizando 23.000 kilómetros lineales de costa con perfiles bastante irregulares y sinuosos. Las islas de Bohol, Cebú, Leyte,
Luzón, Masbate, Mindanao, Mindoro, Negros, Palawán, Panay y
Samar, suponen el 90 % del territorio nacional, en tanto que el resto de las tierras emergidas se dispersan por otros pequeños
subconjuntos insulares como el de Babuyán, Basilán o Pangutarán
en el sector septentrional; Cagayán, Calamián en el occidental y
Samul, Tapul o Tawitawi en el sector meridional. En realidad sus
límites político-administrativos transcienden el mismo marco insular y se extienden de acuerdo con el International Treaty of Limits 2.
Su orografía es predominantemente montañosa y volcánica, mostrando unos grandes contrastes. Una docena de cimas superan los
2.000 m., siendo el monte Apo en Mindanao donde se alcanzan los
2.954 m., convirtiéndose así en la cumbre más alta del país. El archipiélago es volcánico, destacando el territorio al sur de la llanura
de Manila con una docena de volcanes en actividad, mientras que al
este de Mindanao el relieve se asoma a las fosas marinas más profundas del mundo. Las llanuras son pequeñas y escasas como la de
Cagayán, la de Manila o Llanura Central, la de Bicol en Luzón, la
de Agusán y el valle de Mindanao, habiéndose conformado como
los espacios más idóneos para el establecimiento de la población.
La red hidrográfica no alcanza más que un escaso e inmaduro
desarrollo, por ello las cuencas con mejor organización se enclavan
en las islas mayores, en las cuales se encuentran los ejes fluviales más
dilatados y extensos. Los grandes ríos filipinos tienen una longitud
limitada por la propia configuración de las islas, que impide la exis-
Madrid: AEEP (Asociación Española de Estudios del Pacífico), 1989; AA.VV. Las razas humanas.
Pueblos oceánicos y asiáticos. Tomo II. Madrid: Editorial Océano, 1993; AA.VV. Tierras y Gentes.
Asia Suroriental. Australia. Oceanía y Antártida. Vol 1. Madrid: Ediciones el Prado, 1995; AA.VV.
Filipinas. Barcelona: Océano Grupo Editorial, 2002.
2
BAUTISTA, Lowell B. «The legal status of the Philippine Treaty Limits in international
law». AEGEAN, Review of the law of the sea and maritime law. (Berlín), Vol. 1. n.º 1, (2010),
págs. 111-139.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Mapa de Filipinas
23
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Ana Ruiz Gutiérrez
tencia salvo en Luzón y Mindanao de perfiles longitudinales por encima de los 200-250 kilómetros y desarrollos verticales con fuertes
pendientes y lechos escalonados, y desarrollados verticales con fuertes pendientes y lechos escalonados.
Frente a ellos los ríos menores suelen ser igualmente caudalosos
pese a que sus cuencas sean muy pequeñas. Este podría ser el caso
de ríos como el Pasig que atraviesa Manila, y que con tan sólo 25
kilómetros de longitud permite su navegación a embarcaciones pequeñas de bajo calado. Quizás sea ésta una de las características más
sobresalientes de tales colectores, es decir, su virtualidad para las comunicaciones de índole local y en concreto para la actividad del pequeño comercio. En relación con las aguas interiores, cabe señalar el
hecho de que existan una cifra indeterminada de pequeños lagos que
se originan a partir del cierre que ejercen algunos conos volcánicos
como el del lago Taal, convirtiéndose en focos de atracción poblacional.
El clima de Filipinas es caluroso y húmedo en términos generales. Las temperaturas pueden llegar a 38.º C de marzo a mayo, mientras que la media no suele ser inferior a 21.º C 3. Las precipitaciones
varían dependiendo de la altitud, relieve y de la situación geográfica, dando lugar a los dos tipos más frecuentes de lluvias, orográficas
y de convección. Los vientos predominantes soplan del este y son
más fuertes en el norte del país. La distribución mensual en la red
de estaciones indica que el mes más lluvioso es el de agosto con una
media de 304 milímetros, en contraste con el de abril en el que se
identifica el mínimo pluviométrico con 100 milímetros. De junio a
diciembre se considera la etapa más lluviosa del año, y la de menor
intensidad hídrica la que va de enero a mayo 4. Además no podemos
olvidar que Filipinas está situada en la zona de Asia afectada por los
tifones, por lo que se producen con frecuencia fuertes tormentas que
azotan sobre todo las regiones orientales de Luzón y de las Visayas,
3
Cfr. ARAKAWA, H. Climates of Northern and Easter Asia. World Survey of Climatology. Nueva York: Elsevier, 1989.
4
Tenemos que considerar en este sentido, que el período de mayores lluvias coincide con la
influencia superpuesta de tifones, y el monzón del suroeste, sobre todo centrados en los tres primeros meses del monzón del noreste y la estación de los ciclones tropicales.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
25
causando graves consecuencias sobre todo en los cultivos, aspecto
que afecta a las propias características de las viviendas.
La mención de los ciclones tropicales adquiere especial protagonismo por las repercusiones humanas y económicas que acarrean,
pero también intervienen de forma positiva en las percepciones
hídricas en general, y en el mantenimiento de las selvas templadas
en particular. La estación en la que se desarrollan suele ir de junio a
diciembre, y el mes de agosto es en el que más se concentran.
Podemos afirmar para concluir, que el clima filipino está influido
en primer lugar por los componentes generales de la región como los
ciclones tropicales, los ciclones de evolución estacional, las fluctuaciones de la convergencia intertropical, la penetración ocasional de frentes fríos, el régimen monzónico y la acción térmica de determinadas
corrientes marinas. Otros parámetros climáticos complementarios son
la humedad, la nubosidad, los vientos dominantes y la presión atmosférica. En este contexto y como hemos indicado, los vientos en Filipinas conforman un factor importante en su definición climática, destacando el impacto de los ciclones tropicales en la circulación local a
su vez condicionada por los dispositivos del relieve.
En la introducción a este capítulo hacíamos mención a la relación del medio ambiente natural con las sociedades indígenas. Pues
bien, este concepto se plasma en la capacidad para conocer las diversas clases de especies del mundo vegetal, que tienen los habitantes de estas islas a su disposición. Las gentes del archipiélago distinguen las especies no tanto por su clasificación botánica sino por sus
propiedades curativas, alimenticias o alucinógenas. Por ejemplo, un
uso tan sencillo como la masticación del betel, supone para los
filipinos, el conocimiento de cuatro variedades distintas de nueces
de acerca y de ocho productos que las pueden sustituir, de cinco variedades de betel y de cinco sustitutivos 5. En la búsqueda de la uti-
5
«Todas las actividades de los hanunoó (grupo étnico filipino), o casi todas, exigen estar íntimamente familiarizados con la flora local y un conocimiento preciso de las clasificaciones botánicas. Contrariamente a la opinión de que las sociedades que viven en una economía de subsistencia
no utilizan más que una pequeña fracción de la flora local, esta última se emplea en la proporción
de un 93%». LEVI-STRAUSS, Claude. El pensamiento salvaje. México: Fondo de Cultura Económica,
1998, pág. 15.
26
Ana Ruiz Gutiérrez
lidad de la variedad de especies que crecen en suelo filipino, sus pobladores tuvieron la capacidad de descubrir usos medicinales a plantas
importadas desde Nueva España, concretamente desde México 6.
Centrémonos ahora en el estudio del mundo vegetal en Filipinas, para poder entender la diversidad de materia prima que se ha
utilizado durante generaciones para fines utilitarios y artísticos, como
veremos a continuación. Densos bosques tropicales cubren gran parte
del país, una exuberante jungla verde que alberga una gran variedad
de flora y fauna, calculándose por ejemplo, que existen más de 900
especies de orquídeas. Las palmas son corrientes en las zonas costeras,
mientras que los árboles madereros, como la teca, el cedro y la caoba, ocupan grandes extensiones del bosque 7.
Respecto a la vegetación del archipiélago podemos afirmar que
la cubierta vegetal que caracteriza a las Filipinas es la propia de un
espacio subecuatorial con régimen de elevadas precipitaciones y altas temperaturas, de ahí que la formación más representativa y extendida sea la de la selva tropical cálida siempre húmeda, también
denominada jungla, en la que las variedades arbóreas y arbustivas
son perennifolias, asociadas a una diversidad vegetal (superior a las
10.000 especies diferenciadas por hectárea), con multiplicidad de
lianas 8.
El bosque tropical en sus diferentes configuraciones se extiende
por el 40 % de la superficie del país normalmente con una frondosidad extrema, agrupando especies tanto del dominio bio-geográfico asiático como del australiano, una vez adaptadas al clima cálido y
húmedo de las bandas de transición. Cabe destacar la singularidad
de los bosques de bambúes (que pueden alcanzar alturas superiores
a los l0 metros), conociéndose más de 8 géneros agrupados en 24
especies, la mitad de ellos endémicos; los más abundantes son el
bambusa blumeana, el vulgaris y el lumampao, con los cuales se prac-
6
Ibídem, pág. 32.
Cfr. AA.VV. Guide to philippine flora and fauna. Quezón City: Ministry of Natural Resources
and University of the Philippines, 1986. 4 Vols.
8
Las perennifolias son plantas que conservan el follaje todo el año.
7
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
27
tican diversos usos como la construcción de materiales ligeros, artículos caseros, rayón, como instrumento de control de la erosión y
como alimento, de ahí la difusión y extensión de su cultivo. También son importantes los bosques de acacias, el de albizzias, el de
filaos y el de tecas, este último con un notable significado por su
intensa explotación y repercusiones económicas. Sin embargo, se encuentran profundamente afectados por prácticas agrícolas como el
jadang o rozas con fuego, que deterioran de forma notable tanto la
superficie original que ocupaban como su capacidad productiva ya
que quedan desprovistas al lavarse los suelos y difuminarse la capa
de cenizas procedente de la roza 9.
El bosque de coníferas se desarrolla igualmente en el bosque secundario ecuatorial contando con una cierta profusión de especies
integrantes, mientras que en las áreas más secas el bosque monzónico
puede ser reemplazado por la sabana o bosque tropical poco denso,
destacando las distintas variedades de acacias entre otras especies. En
los ámbitos costeros se advierten dos grandes formas de complejos
vegetales: por un lado el manglar con especies asociadas al agua dulce y poco salobre, con predominio de la rizzofora, la aviccenia o la
sonneratia, y por otro el bosque de playa inmediato a la línea de costa que soporta la salobridad, con especies representativas como la
casuarina o la palmera cocotera.
Por encima de la cota de los 500 metros de altura sobre el nivel
del mar aparecen especies de ámbito más templado, en concreto las
coníferas de porte gigante, típicas de los bosques de la Cordillera
Central de Luzón, y superando los 1.000 metros las especies igualmente típicas de los bosques brumosos templados. Las
dipterocarpáceas por su parte, se vinculan al bosque subtropical y se
entienden como la principal formación de selva cálida húmeda en el
9
Esta técnica de roza tiene graves consecuencias en el terreno: «A consecuencia de esta quema, se alcanzan elevadas temperaturas que hacen desaparecer el componente órgano-biológico único capaz de activar la recomposición de los suelos, afectados ya de por sí por un equilibrio inestable
que deriva de cuestiones climáticas como las lluvias torrenciales». ANTÓN BURGOS, Francisco Javier.
«El medio físico de las Islas Filipinas». En: AA.VV. Historia General de Filipinas. Madrid: AECIEdiciones de Cultura Hispánica, 2000, pág. 38.
28
Ana Ruiz Gutiérrez
ámbito indo-malayo, que junto a las formaciones americana y africana conforman la trilogía con mayor desarrollo mundial en el orden de las selvas húmedas 10. Estas aparecen como una formación
caracterizada por tener varios estratos de vegetación relacionados con
la competencia en la captación de la luz, por la multiplicidad de especies y por su dominancia en los bosques respecto de otras familias
distintas. En Filipinas las dipterocarpáceas adquieren la forma de árboles de gran porte o de tamaño medio con alturas que oscilan entre los 40 y los 65 metros.
Otras formas vegetales importantes en el archipiélago filipino
son los árboles frutales, los helechos y las palmas. Los árboles frutales suelen tener al mismo tiempo flor y fruto, de modo que durante
todo el año prácticamente están en flor, llegando a producir dos o
tres cosechas anuales, un aspecto éste sorprendente más aún cuando
se trata de árboles importados de España como las higueras, granados,
parras, naranjos y limoneros. Los helechos filipinos rebasan la cifra
de las 930 especies, de las cuales 50 presentan un potencial valor
económico. El término pako es con el que la población local conoce
a los helechos vulgares. Debido a su variedad no es extraño encontrarnos tallas realizadas con los troncos de los helechos, son las llamadas komis 11.
Una de las plantas más características de la flora filipina es la
palma. Las seis especies más conocidas son sagú, nipa, cocotero,
bonga, burí y bonote. Hay 120 especies de palmas autóctonas, de
las cuales 90 pueden considerarse como endémicas. La familia palmae
es un grupo verdaderamente importante tanto por su difusión como
por sus repercusiones económicas, pues sus usos son muy amplios
yendo desde la producción de fruta hasta la artesanía, pasando por
la obtención de fibras y aceites, hasta para las construcciones de los
10
Se refiere a plantas leñosas, exóticas, de hojas esparcidas y con estípulas.
«Las clasificaciones no botánicas acerca de los helechos determinan la existencia de varios
grupos de uso o utilidad: helechos comestibles como ceratoperis o pheridium, para manufacturas
cyathea o nephrolepis, de utilidad médica el cibotium barometz, para ornamento en sus variedades
acuáticas el acrostichum, el terrestre angyopteris o colgantes como el asplenium y herbáceos como
marzilea o azolla». Ibídem, pág. 42.
11
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
29
Cultivo de arroz en el valle. Banaue
tejados de sus casas. Los filipinos obtuvieron el máximo partido de
las plantas, muchas de ellas utilizadas para realizar algodón y producir su propia vestimenta e incluso para realizar objetos de cestería,
es el caso de la abacá, los juncos y la mimbre.
Si bien, estas son en líneas generales las características principales de la geografía filipina, creemos necesario detenernos al menos
en matizar estos datos respecto a una de las mayores islas del archipiélago. Su interés estriba también por ser la región donde habitan
los grupos étnicos de los que hablaremos más adelante y que nos
permitirán localizar el punto inicial a partir del cual desarrollaremos
el siguiente capítulo.
Luzón es la isla más importante y de mayor extensión del archipiélago filipino, con 104.688 km2. Está bañada en el este por el mar
de Filipinas y al oeste por el Mar Meridional de la China. La isla en
sí está separada al sur del resto por el Mar de Sibuyan. La mayor
parte del territorio está al norte de Manila en un área rectangular
que se extiende en el sentido de los meridianos. Al sur de la capital
del país está la península volcánica de Batangas y al sudeste de ésta
la península larga y estrecha de Bicol. La costa este y las montañas
30
Ana Ruiz Gutiérrez
Terrazas de arroz. Banaue
de Sierra Madre tienen en la actualidad una densidad de población
muy baja, mientras que la provincia montañosa y el valle de Cagayán
están poblados moderadamente. En la actualidad Luzón es la isla
principal desde el punto de vista agrícola, produce un 65% de arroz
del país y la llanura central es el centro de estos cultivos 12.
En Bontoc y Bicol se encuentran las plantaciones de coco más
grandes del mundo y ésta es el área principal para la exportación de
copra 13. El sur y Bicol se caracterizan como productores de abacá
mientras que Ilocos Norte e Ilocos Sur y el Valle de Cagayán producen excedentes de tabaco. El cultivo de arroz y de caña de azúcar se
12
ANTÓN BURGOS, Francisco Javier. «Geografía y población de Luzón, Cebú y Mindanao en
los siglos XVI y XVII» En: CABRERO, Leoncio (editor). España y el Pacífico: Legazpi. Vol. 2. Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2004, págs. 203-230.
13
La pulpa seca del coco.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
31
encuentran en la llanura central y en Batangas. El oro, el hierro y el
manganeso son explotados en Camarines Norte y Camarines Sur,
mientras que Zambales se caracteriza por la explotación de cromo y
cobre. La Cordillera central cuenta con importantes explotaciones
de oro y cobre, destacando junto a éstas inmensos bosques de pino
que proporcionan considerables cantidades de madera para la industria, además de extensos cultivos de arroz en terrazas, configurando
uno de los paisajes más singulares del archipiélago.
Desde el punto de vista administrativo la isla esta dividida en
ocho regiones y cada una de ellas en sus correspondientes provincias. Dichas regiones son: Ilocos, Valle de Cagayán, Luzón Central,
Calabarzon, Mimaro, Bicolandia, La Cordillera y Gran Manila.
Al norte de Luzón corresponden las siguientes regiones, la de
Ilocos, el Valle de Cagayán, Luzón Central y La Cordillera. Esta última, la Región Administrativa de la Cordillera, de aquí en adelante
La Cordillera, está compuesta por seis provincias, Abra, Apayao,
Benguet, Ifugao, Kalinga y la Provincia Montañosa. Incidimos en la
conformación de esta región al ser el territorio donde conviven las
principales étnias objeto de nuestro estudio 14.
14
ABINALES, Patricio N. y AMOROSO, Donna J. State and Society in the Philippines. Lahman,
Maryland: Rowman and Littlefield publishers, 2005.
Norte de Luzón.
La cordillera y su gente
1. PREHISTORIA
Las evidencias arqueológicas en el archipiélago filipino son escasas e imprecisamente datadas, ya que muchos de los restos encontrados están muy fragmentados o mezclados con otros restos orgánicos. De este modo, los asentamientos más antiguos se encuentran
en las cuevas de Tabon, en la isla de Palawan, datados con una antigüedad de unos 20.000 a 22.000 años, los cuáles coinciden con los
restos de Niah en Borneo donde los restos craneales se tipificaron
como austroloides y los siguientes restos excavados en las islas ya son
de hace unos 3.000 años, presentando características mongoloides.
Ya estos primeros hallazgos hacen referencia a la dualidad de los
orígenes filipinos, por un lado la población mongoloide y por otro
la austroloide melanesia, a éstos últimos corresponden los negritos o
aetas repartidos en pequeños grupos de las islas de Luzón, Palawan,
Panay, Negros y Mindanao. Aunque es evidente que estos grupos tuvieron una mezcla considerable que se define en los actuales estudios de ADN de la población filipina, se la relaciona a nivel genético
en primer lugar con los vietnamitas y posteriormente con los habitantes de Sumatra, Borneo, Tailandia, Java, Sulawesi, Laos, Camboya,
Japón y China continental.
Además de estas evidencias arqueológicas y genéticas, se suman
teorías de poblamiento linguísticas. Tenemos que tener en cuenta que
el archipiélago cuenta con más de setenta y cinco dialectos, muchos
34
Ana Ruiz Gutiérrez
de ellos de origen austronesio en detrimento por el aumento del
tagalo y del inglés, idiomas oficiales del país 1.
Lo anterior hace necesario especificar las principales teorías
poblacionales con carácter antropológico, arqueológico y linguísticos
que se conocen del archipiélago filipino. En este sentido, el
antropólogo estadounidense Henry Otley Beyer 2, fue pionero estableciendo varias oleadas migratorias, con las que determinó que los
primeros habitantes que vivían en cavernas existieron en las islas desde
hace 250.000 años, y debieron ir al archipiélago en busca de comida desde Indonesia, cuando aún existían lenguas de tierra que unían
ambas islas. El segundo grupo de inmigrantes estaba compuesto por
los aetas o negritos, pigmeos de piel oscura y pelo ondulado que llegaron hace 30.000 años al territorio que nos ocupa y cruzaron el
puente de tierra de Malaya, Borneo y Australia, hasta que llegaron a
Palawan, Mindoro y Mindanao. Estos pobladores eran buenos cazadores y recolectores, gracias a la creación de ingenios metalúrgicos
como las lanzas y utensilios pétreos. Estos aetas se establecieron definitivamente en territorio filipino ya que debido al fenómeno
interglaciar, con el consiguiente aumento del nivel del mar desaparecieron aquellos puentes terrestres que les ayudaron en sus desplazamientos.
Según Beyer, la tercera oleada de inmigrantes debía ser obligatoriamente experta en las técnicas de navegación, volviéndo a ser estos indonesios considerablemente más avanzados que los aetas, ya
que además de tener los conocimientos de caza y recolección, desarrollaron la minería y la agricultura, incorporando el adorno corporal a su indumentaria. La última oleada procedía de Java, Sumatra,
Borneo y la península de Malaca hace más de 2.000 años, constituida por los malayos. Éstos eran de piel morena y de mediana estatu-
1
Cfr. AA.VV. The people and Art of the Philippines. Los Ángeles: University of California,1981;
RIVET , Paul. Los orígenes del hombre americano. México: Fondo de Cultura Económica, 1987;
MARTÍNEZ DEL RÍO, Pablo. Orígenes del hombre americano. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1997; FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Víctor. «La prehistoria de las Islas Filipinas». En:
Historia General de Filipinas. Madrid: AECI, 1999.
2
Cfr. BEYER, Henry. «Outline Review of Philippine Archaeology by Island and Province».
Philippine Journal of Science. (Manila), 77 (1949), págs. 205-374.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
35
ra, con pelo negro y nariz chata. Su tecnología era la más avanzada
de todos los pobladores del archipiélago, dedicándose principalmente
a la alfarería, tejidos, joyería y fundición de metales, además de introducir el sistema de riego en la plantación de arroz.
Peter Bellwood 3, arqueólogo inglés, establece una teoría poblacional denominada, Out of Taiwan (OOT) que se basa principalmente en la lingüística, muy cercana a la propuesta de Robert Blust,
antropólogo estadounidense, que partía del nexo común de la lengua austronesia, y lo complementa con los datos arqueológicos. Este
modelo sugiere que entre el 4500 a. C. y el 4000 a. C., los avances
tecnológicos de Yunnan en China hicieron que algunos pueblos emigraran a Taiwan, ellos ya tenían un lenguaje propio y son conocidos
como los proto-austronesios. Alrededor del 3000 a. C., estos grupos
comenzaron a diferenciarse en tres o cuatro subculturas distintas, y
desde el 2500 hasta el 1500 a. C., uno de estos grupos comenzó a
emigrar hacia el sur, hacia las Islas Filipinas e Indonesia, llegando
hasta Borneo y las islas Molucas en torno al 1500 a. C., estableciendo nuevos núcleos poblacionales con idiomas únicos. Para estas fechas, algunos de estos grupos comenzaron a emigrar al oeste, llegando hasta Madagascar a lo largo de todo el primer milenio. Otros emigraron al este, asentándoe en la Isla de Pascua, siendo por tanto los
grupos de lengua austronesia los que más se han distribuido en el
mundo.
Wilhelm G. Solheim II 4, arqueólogo y antropólogo americano,
establece la teoría conocida como Nusantao Maritime Trading and
Communication Network, el movimiento marítimo de Nusantao y la
Red de Comunicación (NMTCN), en un intento por explicar la difusión de rasgos culturales en toda la región Asia-Pacífico desde el
Neolítico, es un patrón que no parece coincidir con las proyecciones de expansión cultural de las teorías de la migración simple, como
en el caso de la teoría de Bellwood. Hoy en día, es una de las pro-
3
Cfr. BELLWOOD, Peter. Prehistory of the Indo-Malaysian Archipelago. Honolulu, Hawaii:
University of Hawaii Press, 1997.
4
Cfr. SOLHEIM II, Wilhelm G. Archaeology and Culture in Southeast Asia: Unraveling the
Nusantao. Diliman, Quezon City: University of the Philippines Press, 2006.
36
Ana Ruiz Gutiérrez
puestas más válidas para el poblamiento temprano de la región del
sureste asiático. Solheim II, sugiere que si los elementos de la cultura se transmiten por las migraciones, la expansión habría sido sobre
todo en una sola dirección por lo que insinúa que ya que el patrón
de difusión cultural en la región de Asia-Pacífico se extiende en todas direcciones, es probable que la propagación de los rasgos culturales se transmitiera a través de algún tipo de red de comercio, en
lugar de una serie de migraciones.
Finalmente, el antropólogo filipino Felipe Landa Jocano 5 impugna las teorías de Beyer, según la cual los filipinos descienden de
los aetas y malayos. Según Jocano, es difícil probar que los negritos
fueron los primeros habitantes de Filipinas. El descubrimiento de
los primeros restos humanos encontrados en 1962 en la cueva de
Tabon en Palawan demuestran que Filipinas estaba ya habitada hace
21.000 o 22.000 años por lo que no pudieron venir de la Península
Malaya. Jocano considera, además, que los filipinos actuales son fruto
de un largo proceso de evolución y movimiento de personas, y por
lo tanto no se puede establecer que su origen sea únicamente malayo,
como en el caso de las teorías de Beyer, sino que las islas filipinas en
la prehistoria estaban pobladas por habitantes del sureste asiático 6.
5
Cfr. JOCANO, Felipe Landa. Filipino Prehistory: Rediscovering Precolonial Heritage. Quezon
City: Punlad Research House, Inc, 2001.
6
Las distintas hipótesis sobre el origen de los filipinos pronto podrían ser clarificadas gracias
a un novedoso proyecto puesto en marcha por investigadores españoles. ATLAS ETNOHISTÓRICO
Y TOPOGENÉTICO DE LAS ISLAS FILIPINAS I+D+I Ministerio de Economía y Competitividad
HAR2010-21063 IP: Dr. Miguel Luque Talaván (Universidad Complutense de Madrid) Duración:
2011, 2012 y 2013. El objetivo de este proyecto es realizar un estudio etnohistórico de poblaciones
de las tres regiones geográficas de las Islas Filipinas: Luzón, Visayas y Mindanao. Cada uno de los
grupos tiene diferentes historias demográficas, biológicas y culturales. Para evaluar los mecanismos
que han regulado y perfilado la diferenciación entre estas poblaciones se analizará su evolución histórica, utilizando varios tipos de fuentes conservadas tanto en España como en otros países. En la
consecución del resto de objetivos del Proyecto se utilizarán dos técnicas basadas en la Biología: la
morfometría craneométrica y la genética molecular. La primera de ellas implica recopilar el material craneométrico procedente de la colección del Museo Nacional de Antropología (Madrid). La
aplicación de las técnicas genéticas consistirá en el estudio de marcadores genéticos (ADNmt) representativos de poblaciones de origen asiático. En ambos casos se obtendrá una caracterización,
morfológica y genética, de las poblaciones filipinas que se interpretará en el marco de la informa-
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
37
2. CONTACTOS PREVIOS A LA HISPANIZACIÓN
El archipielago filipino debido a su situación geográfica en el
Pacífico Norte mantuvo contactos comerciales con otros países del
sureste asiático como Indonesia, Brunei y Siam cuya influencia es
notoria en la conformación cultural de los grupos étnicos de toda la
isla, aunque incidiremos en las semejanzas con los del norte de Luzón.
Ya en la crónica del siglo XVI, Tratado sobre las Islas Filipinas de
Miguel de Luarca, se menciona la diversidad de comerciantes que
habitan en Pangasinán, Luzón, destacando los chinos, japoneses y
burneyes 7. Pero no es la única referencia que nos evidencia estos contactos previos a la hispanización, también el italiano Pedro Mártir
de Anglería en su cargo de cronista de Indias hizo alusión a las islas
y a los mercaderes escitas, chinos y de otras regiones de la India 8.
Asímismo Antonio Pigafetta en su periplo junto con Fernando de
Magallanes y después con Juan Sebastián Elcano, describió extraor-
ción obtenida en el estudio etnohistórico. Esta investigación —que es continuación de una colaboración continuada y constante de los miembros del equipo— será la primera que desde un enfoque
multidisciplinar aborda el estudio de la historia de las poblaciones filipinas. Las investigaciones aportarán información sobre la dinámica y el origen de estas poblaciones, lo que constituye otra de las
principales aportaciones de la presente propuesta.
Uno de los principales objetivos es plantear una hipótesis conjunta, basada en diferentes disciplinas, sobre la historia de una de las regiones con mayor biodiversidad cultural y biológica del
sudeste asiático, imbricando de forma complementaria los resultados obtenidos de las tres vías propuestas de investigación: etnohistoria, morfometría craneométrica y genética.
7
«Es gente que en el traje y lengua son semejantes a los çambales arriva dichos, aunque es
gente de más raçón por ser contratantes, y así, tratan con los çhinos, japones y burneyes, y con los
naturales destas yslas. Es muy abundante esta provinçia de vastimentos, como de arroz, cabras y
puercos. Ay muçha caça de búfalos porque, aunque su prinçipal negoçio es tratar, son grandes labradores, porque venden a los mineros la comida y ropa a trueque del oro, y este oro buelven a
rescatar a los españoles». Tratado de las Yslas Filipinas de Miguel de Luarca, en el Archivo General de
Indias, (A.G.I.) Patronato. 23. Ramo 9. Transcrito en: GORRIZ ABELLA, Jaume. Filipinas antes de
Filipinas. El archipiélago de San Lázaro en el siglo XVI. Madrid: Polifemo, 2010, pág. 62.
8
«Los mercaderes escitas y chinos, y los de otras regiones de la India, suelen acudir a estas
islas frecuentemente a cambiar oro, perlas y otras cosas, dando ellos telas, paños y demás cosas conducentes al ornato y cuidado de la persona y también a la guerra…». MÁRTIR DE ANGLERÍA, Pedro.
Décadas del Nuevo Mundo. Madrid: Polifemo,1989, pág. 356.
38
Ana Ruiz Gutiérrez
dinariamente las costumbres indígenas pero haciendo mayor incidencia en territorios que no nos corresponden por encontrarse fuera
del área de Luzón. Aunque señala algunos comentarios de los habitantes de Borneo que vivían en Cagayán, aludiendo a que eran moros desterrados, lo que refleja la pervivencia musulmana en el archipiélago 9.
Es evidente que el influjo musulmán que ascendió desde Brunei
a las islas filipinas de Joló y Mindanao primordialmente, determinó
la producción de gran parte de las artes plásticas del sur del archipiélago. Su rápido desarrollo se debió a una combinación de intensa
actividad comercial a través del sistema marítimo ya existente, fervor religioso y astucia para cimentar su poder mediante alianzas con
extranjeros. Con todo y aunque desde el siglo VIII existan comerciantes árabes y persas en las ciudades del sur de china, los sultanatos
islámicos no surgieron hasta el siglo XIV, desarrollándose en los siglos siguientes de forma paralela a la expansión portuguesa, en el
estrecho de Malaca, costa norte de Java, costa de Borneo, Sulawesi,
en algunas islas de las Molucas así como en las islas de Joló en Filipinas 10. Para el conocimiento exhaustivo de la historia del Islam en
Filipinas, es necesario recurrir a las crónicas o tarsilas, que
pormenorizan las genealogías de los descendientes del profeta en territorio filipino 11.
El comercio indio en el sureste asiático también va a ser significativo, probablemente como consecuencia del descubrimiento de la
8
«Los pocos habitantes son moros desterrados de una isla llamada Burné (Borneo). Van desnudos como los de otras islas, y sus armas son cerbatanas, carcajes llenos de flechas y una yerba para
envenerarla. Tienen también puñales con mangos de oro y piedras preciosas, lanzas, mazas y coracitas
de piel de búfalo». PIGAFETTA, Antonio. Primer viaje en torno del globo. Madrid: Espasa Calpe, 1999,
pág. 122.
10
Cfr. VILLIERS, John. Asia sudoriental: antes de la época colonial. Madrid: Siglo XXI de España, 1973; JOCANO , Felipe Landa, (ed.) Filipino Muslims: Their Social Institutions and Cultural
Achievements. Quezon City: Asian Center, University of the Philippines, 1983; TAUFIK, Abdullah y
SIDDIQUE, Sharon, (eds.) Islam and Society in Southeast Asia. Singapore: Institute of Southeast Asian
Studies, 1986; MAJUL, Cesar Adib. Muslims in the Philippines. Quezon City: University of the
Philippines Press., 1999.
11
MOLINA, Antonio M. Historia de Filipinas. Vol. 1. Madrid: Ediciones Cultura Hispánica
del Instituto de Coooperación Iberoamericana, 1984, págs. 26-27.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
39
utilidad de los vientos monzones para el tránsito de los veleros en la
Bahía de Bengala. Se han encontrado materiales que indican estos
contactos comerciales con la India en Vietnam, Tailandia, además
de en las Islas Filipinas, como piedras preciosas, cerámica, existiendo referencias del sureste asiático en los textos en sánscrito desde el
siglo III a.C., aunque no se han conservado numerosos restos arqueológicos que evidencien la influencia de esta lengua en el tagalo
en Filipinas, pero sí algunos ejemplos significativos como una jarra
de gres con alfabeto antiguo localizada en Batangas, Luzón 12, y una
placa de cobre en Laguna, Luzón. En relación a ésta, se considera de
extraordinaria importancia ya que es el documento escrito más antiguo conocido de Filipinas, fechado en el 900 y estudiado por el
antropologo holandés Antoon Postma 13. Entre los siglos I y V se formaron toda una serie de pequeños estados comerciales en el sur de
Indochina y la península malaya, que controlaban los intercambios
entre la India, la Bahía de Bengala, las islas indonesio-malasias y Filipinas. Este comercio no sólo se dedicaba a las especias sino a otros
productos como el estaño y el oro.
Debido a la cercanía del archipiélago filipino con China, no es
de extrañar que las primeras referencias sobre las islas las aporten las
crónicas chinas, y así a través de un documento cantonés fechado
en el 982 a.C., se hace referencia a los intercambios comerciales que
surgieron en el Mar del Sur, concretamente a la visita de algunos
mercaderes filipinos a Cantón. Aunque no es hasta el siglo X, cuando se consoliden las relaciones sinofilipinas, empezando a recibirse
noticias constantes del archipiélago gracias a la crónica de Songshi,
la historia oficial de la dinastía Song (960-1279) de China 14, donde
el rey Hsiang-ta de Po-ni de Brunei describe a los oficiales chinos la
localización y vida en su país, haciendo una clara alusión a Moi-i
12
Cfr. SOLHEIM II, Wilhelm G. «The prehistory of the Philippines». En: AA.VV. The people
and Art of the Philippines. Los Ángeles: University of California, 1981.
13
Cfr. P OSTMA , Antoon. «The Laguna copper-plate inscription: a valuable philippine
document». Bulletin of the Indo-Pacific Prehistory Association (Canberra), 11 (1991), págs. 160-171.
14
Cfr. CHANG, Kang-i Sun y OWEN, Stephen. The Cambridge History of Chinese Literature.
Vol. 1. Cambridge: Cambridge University Press, 2010.
40
Ana Ruiz Gutiérrez
refiriéndose a Mait, un poderoso reino en Mindoro, isla del suroeste de Luzón, al noroeste de Palawan, siendo el testimonio del primer contacto indirecto de china con Filipinas. Incluso se llega a mencionar como en esa isla de Mait ya residen gente de Cantón en torno al 982 15.
En crónicas posteriores, como la del escritor Chao Ju-Kua, en
su trabajo Chu-Fan-Chi, escrita entre 1209 y 1214, se mencionan
específicamente las riquezas de Mindoro. Entre los productos que
se podían encontrar en la isla había la cera amarilla, algodón, perlas,
carey, plantas medicinales, nueces de betel así como los productos
con los que realizaban intercambios comerciales como la porcelana,
el oro, el hierro, incensarios, cuentas de plomo y vidrio de color.
Estos productos se mercantilizaban a través de una ruta de comercio regular vía Brunei entre Filipinas y China, de modo que los comerciantes chinos que llegaban a este país al norte de la isla de Borneo, lo hacían navegando a Mindoro a través de Palawan, Calamian
y Busuanga y en algunas ocasiones por Manila 16. En los mismos términos la crónica escrita por Wang Ta-yuan en 1349 refrenda el constante tráfico comercial de ambos países 17.
Este comercio inicial no consistía solamente en un intercambio
de mercancías sino también de inmigrantes. Las migraciones chinas
de ultramar a Malasia y Filipinas comenzaron en el siglo VII a.C.
Pero no sería hasta 2.000 años después cuando alcanzaron su punto
álgido a partir de 1644, tras la conquista manchú de China. En 1368
la dinastía Yuan había dado paso a la Ming, el último emperador se
15
«...in the sea to the southwest of the Chinese capital, at 40-50 days sail from She-p´o [ Java ];
40 days from San-fo-ch´i (Srivijaya, now Palembang in Sumatra); 30 days from Mo-i; and as many
days from Chan-ch´eng (Champa, now South Vietnam). […] there is also the country of Ma-i (Mait),
some people of which came to the coast of Kuang-chou (Canton), with goods and treasure on board,
in (A.D 982).» CH´EN Ching-Ho. The Chinese Community in the Sixteenth Century Philippines. Tokio: The Centre for East Asian Cultural Studies, 1968, pág. 2.
16
HIRTH, Friedrich y ROCKHILL,W. W. Hon. Chau Ju-Kua: His woek on the Chinese and Arab
Trade in the twelfth and thirteenth Centuries, entitled Chu-fan-chi. St. Petersburgo: Imperial Academy
of Sciences, 1911, págs. 159-160.
17
Cfr. ROCKHILL,W. W. Hon. Wang Ta-yuan, Description of the Barbarians of the Isles (Tao-ichih-lio). 1349. Manila: Philippine Education Co., 1916.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
41
refugió en Mongolia y su capital, Pekín, fue tomada por el ejército
chino, que en el mismo año ascendió al trono imperial en Nanking
para crear la nueva dinastía Ming (1368-1644) 18, bajo la cual Filipinas estuvo sometida en cierto modo a la soberanía de China, teniendo que pagar un tributo a la corte 19.
En 1405, los enviados de un país llamado Ho-mao-li, refiriéndose a la actual Camarines, provincia de Bicol, al sureste de la isla
de Luzón, visitaron la corte Ming. Y en el mismo año el Emperador
Yung-lo envió un mensaje imperial a Luzón, obteniendo como resultado la visita a Pekín de Chia-ma-yin, jefe de Pangasinán, en la
costa occidental de la isla de Luzón, teniendo constancia de otro viaje
cinco años más tarde. La última embajada de filipinos a China fue
en el año 1421, según el Mingshi 20, historia oficial de la dinastía Ming
(1368-1644). A partir de este momento el emperador chino retiró
la soberanía de Filipinas.
En relación a las evidencias materiales de estos contactos, tenemos que decir que no existen vestigios chinos de relevancia hasta finales de la dinastía Tang (618-907), destacando principalmente los
de la dinastía Song (960-1279) y la dinastía Ming (1368-1644) en su
fase más temprana. Y eso a pesar de que el norte de Vietnam ya era
protectorado Han desde el siglo II a.C y que peregrinos budistas chinos viajaban regularmente a la India atravesando Indonesia desde el
siglo V 21. Durante los primeros siglos del II milenio y hasta la llegada
de los europeos a la zona, la presencia de cerámicas y porcelanas chinas en toda la región demuestra que los comerciantes chinos participaron activamente en el comercio con el archipiélago, intercambiando
18
Cfr. GERNET, Jacques. El mundo chino. Barcelona: Crítica, 2005.
Siendo la primera embajada para hacer efectivo el pago de la que se tiene constancia fechada en 1372, a lo que el emperador Hung-wu reciprocamente envía una embajada oficial a Filipinas
con regalos como seda y vasos de porcelana para los jefes nativos. ZAIDE, Gregorio. Philippine Political
and Cultural History. Vol. 1. Manila: Philippine Education Company, 1950, pág. 39.
20
Cfr. CHANG, Kang-i Sun y OWEN, Stephen. The Cambridge History of Chinese Literature.
Vol. 2. Cambridge: Cambridge University Press, 2010.
21
Cfr. ZAIDE, Gregorio F. «Documentary 1. AD 892: First Recorded Date in Sino-Philippine
Relations». En: Documentary Sources of Philippine History. Vol.1. Manila: National Bookstore, 1990.
19
42
Ana Ruiz Gutiérrez
sus productos por otros de gran valía para ellos como madera, perlas
y caparazones de tortugas muy valorados en China. Tal fue el tráfico
comercial, que en las regiones más remotas de la cordillera montañosa de Luzón se utilizaban recipientes de cerámica china para las ceremonias rituales y normalmente pasaban de generación en generación
permaneciendo en propiedad de las élites locales 22.
Aunque gracias al estudio de las evidencias arqueológicas revelan que no solo se intercambiaron estos objetos cerámicos sino también, espejos, puñales, monedas, etc., encontrados en enterramientos filipinos en la mayoría de los casos 23.
3. GRUPOS ÉTNICOS
La clasificación de la población filipina del norte de Luzón, presenta una gran dificultad, porque los nombres de algunos grupos no
sólo tienen un significado etnográfico sino que también tienen carácter sociopolítico, cultural y religioso. La gente de las montañas
son comúnmente llamados igorot o igorrotes castellanizado el término, una palabra derivada de y-golot, palabra del tagalo arcaico (de
las tierras bajas) que significa «de las montañas». Después de que los
españoles impusieran un nuevo estilo de vida en las sociedades de
las tierras bajas con las que entraron en contacto, incrementaron enormemente las diferencias culturales entre ellos y la gente de las montañas. La palabra igorot por tanto, adquirió una connotación peyorativa de «salvaje» o «pagano», y la gente de las montañas mostraron
su correspondiente malestar. En época reciente, a la par que los habitantes de La Cordillera se han mostrado más unidos, han empezado a valorar su herencia colectiva y muchos han aceptado el nombre
igorot con orgullo 24.
22
Cfr. AA.VV. A Thousand Years of Stoneware Jars. Manila: Jar Collectors Philippines, Eugenio
Lopez Foundation Inc., National Museum, and Oriental Ceramic of the Philippines, 1992.
23
FOX, Robert. «The Archeological Record of Chinese Influences in the Philippines», Philippine
Studies (Manila), 15:1 (1967), págs. 41-62.
24
Los estudios utilizados acerca de los Igorrotes han sido innumerables, destacamos los más
relevantes y reflejamos el resto en la bibliografía. Destacan las obras en español de CARRILLO, Manuel (OSA). Breve relación de las Misiones de las quatro Naciones llamadas Igorrotes, tinguianes, Apayaos,
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
43
De modo que el término igorrote, podía referirse al habitante
de La Cordillera en general, a una étnia en particular, o a un indio
infiel, indio pagano o indio salvaje, en contraposición del indio o
indio cristiano. Es frecuente encontrar un mismo grupo con varios
nombres porque al referirse a ellos, los diferentes autores han seguido criterios de distinta índole, geográficos, antropológicos, etnológicos o lingüísticos 25.
Pero antes de seguir avanzando en el estudio de los nativos del
norte de Luzón es necesario puntualizar que en relación al término
igorrote que impusieron los españoles, la palabra igolot fue la primera que se contempló. El Dr. Juan de la Vega entrevistó personalmente
en 1591 a los dos hombres que intentaron conseguir oro de los
igorrotes procedentes de Ituy en el tiempo del gobernador Ronquillo
y Adanes, nuevamente fundadas en las Islas Philippinas, en los Montes de las Provincias de Ilocos, y
Pangasinán por los Religiosos calzados de N.P.S. Agustín de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús.
Madrid: Imprenta del Consejo de Indias, 1756; DE ARAGÓN Y ABOLLADO, Ildefonso de. Descripción geográfica y topográfica de la isla de Luzón o Nueva Castilla con las particularidades de las diez y
seis Provincias o Partidos que comprende. Manila: Imprenta de M. Memije, 1821; BLUMENTRITT,
Fernando. «De los Estados Indígenas existentes en Filipinas en tiempo de la Conquista Española».
Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid. (Madrid), 21 (1886), págs. 200-236; FERNÁNDEZ LÓPEZ,
Ventura. La religión de los antiguos Indios tagalos. Madrid: Imp. de la Viuda de M. Minuesa de los
Ríos, 1894; PÉREZ, Ángel (OSA). Igorrotes: estudio geográfico y etnográfico sobre algunos distritos del
norte de Luzón. Manila: Imp. de «El Mercantil», 1902; ROMA, Josefina. «¿No ves qué es pobre y
sólo se alimenta de camotes? Los igorrots, montañeses arrinconados del norte de Luzón». En: IZARD,
Miquel. Marginados, fronterizos, rebeldes y oprimidos. Barcelona: Ediciones del Serbal, 1985, págs. 191199. En inglés, WORCESTER, Dean C. «The non-Christian tribes of Northern Luzon.» Reprinted
from The Philippine Journal of Sciences. Published by the Bureau of Science of the Philippine Goverment.
(Manila), 1: 8 (1906), págs. 791-877; y The Philippines past and present. Nueva York: The Macmillan
company, 1914. 2 vol.; KEESING , Felix M. The ethnohistory of northern Luzón. California: Stanford
University Press, 1962; SCOTT, William Henry. The Discovery of the Igorots. Spanish Contacts with
the Pagans of Northern Luzon. Quezon City: New day publishers, 1974. Específicamente sobre algunas de las etnias nos encontramos el trabajo de JENKS, Albert Ernest. The Bontoc Igorot. Manila:
Bureau of Public Printing, 1905.
25
Por ejemplo el que fuera Secretario del Interior de las Islas Filipinas, el americano Dean C.
Worcester, analiza la aparición del término genérico de Igorrote así como la atribución de esta misma terminología a los habitantes de Benguet-Lepanto, y los de bontoc. WORCESTER, Dean C. «The
non-Christian tribes of Northern Luzon.» …, págs. 833 y 845.
44
Ana Ruiz Gutiérrez
(1580-1583), e igolotes era el término que usaba 26. En la misma relación Luis Pérez das Mariñas, Francisco de Mendoza y Pedro Sid se
aventuran al descubrimiento de Tuy en busca de las minas de oro,
éste último narra los pueblos por los que van pasando y en un momento dado alude de nuevo a los nativos como igolotes 27. Si estas
menciones aparecen en los informes de las expediciones, igualmente
las encontramos en las crónicas, como la de fray Gaspar de San
Agustín que en su obra Conquistas de las Islas Filipinas redactadas en
1698, menciona en varias ocasiones el término igolot 28.
No fue hasta el siglo XVIII, cuando Antonio Mozo comentó en
1763 en su Noticia histórico-natural, 29 el cambio de igolot a igorrote.
Esta modificación fue debida quizás a que de esta forma era más sencilla por su pronunciación, en cualquier caso, a partir de este momento se popularizó esta acepción.
Volviendo a los grupos indígenas cabe resaltar que todos ellos
tienen como característica básica y común el profundo mestizaje entre
el elemento indonesio, el negrito o aeta, el chino y otros pobladores
del entorno. Esta variedad hace más compleja la distinción de la cul-
26
«… Preguntóseles donde trayan el oro que tenían dixeron del pueblo de Yguat, Panuy, Pui,
Bilas, que estaban detrás de una sierras fronteraz y aquellos los hayan del pueblo de Vayaban junto
al pueblo de Yguat çerca de los ygolotez donde estaban <las> minas y contratazión del oro, dieron
de reconoçimiento dos gallinas un poco de arroz y se despidieron muy contentos…». En las Relaciones sobre el descubrimiento de Tuy y la mina de los igorrotes. A.G.I. Filipinas. 7. R.3. N.45. Folio:
6. Ver documento completo en el Anexo n.º 2.
27
«…descubrir las minas de los ygolotes…». Ibídem. Folio: 12.
28
En relación a las características de los habitantes de Ilocos y Pangasinán advierte, «esta superstición la observan hasta hoy los igolotes que viven en los montes»; y hablando de Batan, las
conocidas como islas Batanes al norte de Luzón, menciona, «…los Igolotes a quienes había practicado y convertido a muchos». SAN AGUSTÍN, Gaspar de (OSA). Conquistas de las islas Filipinas (15651615). Madrid. 1698. Reeditada por MERINO, Manuel (OSA). Madrid: CSIC. Instituto Enrique
Flórez, 1975. pág. 624 y pág. 698.
29
«La primera Nacion fe llama Igolot, y corrompiendo letras, fuelen llamarla Igorrota; coge
fu Territorio como treinta leguas, que havrá desde los confines de la Oampanga, á los de la Provincia de Ilocos». MOZO, Antonio (OSA). Noticia historico natural de los gloriosos triumphos y felices
adelentamientos conseguidos en el presente siglo por los religiosos del Orden de N.P.S. Agustin en las
missiones que tienen a su cargo en las Islas Philipinas, y en el grande imperio de la China. Madrid:
Editado por Andrés Ortega, 1763, pág. 62.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
45
tura endógena de cada pueblo, y por ello, los etnólogos y antropólogos los suelen agrupar atendiendo a una clasificación lingüística,
siendo esta diversidad ya referenciada desde las crónicas hispánicas
como la de Francisco de Santa Inés en el siglo XVII 30.
De acuerdo con este criterio entre los grupos de La Cordillera
se distinguen los siguientes: los ifugao, en la cima; los kalinga, que
se autodenominan cagayanos, situados en los límites de Ilocos Sur y
al norte de los ifugao; los isneg en Apayao; los bontoc, en la Provincia Montañosa; los kankanay e ibaloi en Benguet y Lepanto respectivamente, y finalmente los tinguian de Abra. Todos estos grupos fueron vitales en la resistencia contra los españoles por su posicionamiento geográfico, disperso y de difícil acceso 31.
30
«Entre las naciones bárbaras, aunque la gente sea poca, las lenguas son muchas. Y es la
causa sin duda, la falta de policía y comunicación; porque como observan los doctores acerca de la
primera multiplicación de las lenguas en la torre de Babel, que fueron tantas cuantas eran las familias de los descendientes de Noé; así entre estas naciones bárbaras que cada una vive de por sí, sin
reconocimiento ni sujeción á leyes públicas; y con les falta la comunicación, se les olvida la lengua
común, y cada familia y aún cada uno queda con la suya tan corrompida, que ya no la entienden
los otros. Y así vemos que casi cada río la tiene diferente, y en algunas partes se ha observado que
en la boca de un río se habla una lengua, y en el nacimiento de él, otra: cosa que es de grande
estorbo para la conversión y enseñanza de estas gentes». SANTA INÉS, Francisco de (OFM). Crónica
de la Provincia de San Gregorio Magno de religiosos descalzos de N.S.P. San Francisco en las Islas Filipinas, China, Japon,etc. Manila: Tipo Litográfica de Chofre y Comp, 1892, pág. 43.
31
Nosotros hemos seguido la distribución de los distintos grupos étnicos en base como decíamos a la clasificación lingüística, siguiendo los parámetros de ELLIS, George «Arts and people of
the northern Philippines» En: AA.VV. The people and Art of the Philippines. Los Angeles: Museum
of Cultural History, University of California, 1981, págs. 183-261. Pero nos encontramos con mucha disparidad de criterios en torno al número de tribus establecidas como hemos comentado anteriormente, de tal manera que Blumentritt menciona un total de 36 tribus. Cfr. BLUMENTRITT, Fernando. «Alphabetisches Verzeichniss der eingeborenen Stamme der Philippinen imd der vor ihnen
gesprochenen Spraehen». En 1899 un grupo de jesuitas colaboró para la primera comisión filipina
que tenía como objetivo realizar un recuento de las islas, habitantes, recursos, etc., en este sentido
ellos contabilizaron un total de veintiseis, ambas listas comparativas la de Blumentritt y estas fueron publicadas en WORCESTER, Dean.C. «The non-Christian tribes of Northern Luzon»…, págs. 794795, recogiendo él mismo un total de siete tribus. BARROWS dividió a la población del norte de
Luzón en cuatro tribus. Cfr. BARROWS, David P. History of the Philippines. Indianapolis: The BobbsMerrill Company, 1905, pág. 805. Y Sinibald de Mas comentaba que «Los igorrotes se subdividen
en igorrotes, propiamente dichos, buriks, ibusaos, itetepanes, guinaanes, apayaos, calauas, gaddancs,
46
Ana Ruiz Gutiérrez
Norte de Luzón
OS
NO
RTE
GRUPOS ÉTNICOS DEL NORTE
DE LUZÓN EN FILIPINAS
ILO
C
ISNEG
CAGAYAN
ABRA
TINGUIAN
KALINGA
KALINGA-APAYAC
S
ILOCO
SUR
GADDANG
BONTOC
NTAÑOSA
PROVINCIA MO
ISABELA
KANKANAY
IFUGAO
LA UNION
BENGUET
IFUGAO
IBALOI
OV
IN
C
IA
NUEVA VIZCAYA
AS
UB
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ILONGOT
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R
OR
PANGASINAN
NUEVA ECIJA
ES
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MB
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José María López Robles
TARLAC
:
Mapa de los grupos étnicos del norte de Luzón. Filipinas
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
47
A estos grupos se unen los habitantes del Caraballo, las montañas de ese nombre situadas al este de la Cordillera Central, en las
provincias de Nueva Vizcaya, Nueva Écija y Quirino; entre ellos se
distinguen a los ilongot y gaddang, grupos que incluiremos en nuestro estudio por las similitudes que plantean con sus vecinos de La
Cordillera, donde se encuentran las principales étnias en las que profundizaremos. Estos grupos etnolingüísticos frecuentemente son denominados tribus, pero no es un término muy apropiado porque hay
que tener en cuenta que nunca estuvieron unidos formando un gobierno tribal bajo un jefe único; tan sólo tienen en común el hecho
de hablar una misma lengua y poseer unas costumbres que difieren
ligeramente de las de sus vecinos. La variedad de grupos poblacionales
en el archipiélago hace muy difícil el análisis de los mismos mediante unas características comunes. Sin embargo, vamos a destacar los
elementos fundamentales de la organización política, social y religiosa a nivel global para comprender de este modo la cultura filipina
desde su conformación.
La sociedad filipina es relativamente compleja ya que se constituye por una variedad ingente de etnias con diversos rasgos culturales que condicionan su estilo de vida. Unas peculiaridades que destacan por ser compartidas por la población del archipiélago demostrando, que a pesar de las influencias externas de otros pueblos, esta
sociedad ha mantenido una base antropológica que intuimos a través de las fuentes escritas de religiosos y viajeros que se adentraron
en Filipinas 32.
ifugaos, ilongotes, ituis, irapis, adanes, ilayas, tagabalooyes, manobos, manguianes y otros muchos.
Todas estas son fracciones ó tribus de una raza que en lo esencial es una sola. Su cráneo, color,
fisonomía y cabello, demuestran al golpe que son la misma gente en lo físico, que nuestros filipinos
civilizados». MAS Y SANZ, Sinibald de. Informe sobre el estado de las Islas Filipinas en 1842. Tomo 1.
Madrid: Imp.Sancho, 1843, pág. 14.
32
Relación de las crónicas de religiosos y viajeros consultadas para el estudio. PLASENCIA, Juan
de. Relación de las costumbres que los indios solían tener en estas islas. Hecha por fray Joan de Plaçencia
de la Orden de San Francisco y enviada a el doctor Santiago de Vera, Presidente que fue de la Real
audiencia que residió en estas islas. 1589; RIBADENEIRA, Marcelo de (OFM). Historia de las Islas del
Archipiélago y Reynos de la Gran China, Tartaria, Cuchinchina, Malaca, Sian, Camboxa y Xapón. Y
de lo sucedidó en ellas a los Religiosos Descalços de la Orden de Seráphico Padre San Francisco, de la
48
Ana Ruiz Gutiérrez
Además es clave esta reflexión para enmarcar las expresiones artísticas dentro de un contexto etnohistórico 33. La variedad de grupos raciales puede confundir en un principio a la hora de diferenciar las raíces étnicas de cada grupo, pero hay dos líneas básicas en
los orígenes de los pobladores filipinos, una de ascendencia hacia la
línea del negrito y otra al tipo malayo 34.
Los españoles encasillaron a la población indígena, no por la etnia a la que pertenecían, sino por su condición religiosa, es decir,
Provincia de San Gregorio de las Philipinas.Barcelona: Imprenta de Gabriel Graells y Giraldo Dotil,
1601; CHIRINO, Pedro (SJ) Relación de las islas Filipinas y de lo que en ellas han trabajado los Padres
de la Compañía de Jesús. Roma.1604. Madrid: Publicada por Esteban Paulino, 1969; MORGA, Antonio de. Sucesos de las Islas Filipinas. México: Cornelio Adriano César, 1609. Reeditada con prólogo de Patricio Hidalgo Nunchera. Madrid: Polifemo, 1997; ADUARTE, Diego de (OP). Historia de
la Provincia del Sancto Rosario de la Orden de Predicadores en Philippinas, Japón y China. Por el
Reverendissimo Don Fray Diego Aduarte Obispo de la Nuevasegovia. Añadida por el muy Reverendo
Padre Fray Domingo Gonçalez Comisario del Sancto Officio, y Regente del Colegio de Sancto Thomas de
la misma Provincia. Manila: Colegio de Santo Thomas. Luis Beltrán impresor de libros, 1640;
LOARCA, M de. Tratado de las Islas Filipinas…; COLIN, Francisco (SJ). Labor evangélica, ministerios
apostólicos de los obreros de las Compañía de Jesús, fundación y progresos de su provincia en las Islas
Filipinas. Parte primera, sacada de los manuscritos del P. Pedro Chirino, el primero de la Compañía que
passó de los Reynos de España a estas Islas. Madrid: Joseph Fernández de Buendía, 1663. Nueva edición, ilustrada con copia de notas y documentos para la crítica de la historia general de la soberanía
de España en Filipinas, por el P. Pablo Pastells, SJ. Barcelona; Imprenta y Litografía de Henrich y
Compañía. 1900-1902. 3 Vols.; SAN AGUSTÍN, Gaspar de (OSA). Conquistas de las islas Filipinas…;
MURILLO VELARDE, Pedro (SJ). Historia de la Provincia de Philipinas de la Compañía de Jesús. Segunda parte, que comprende los progresos de esta Provincia desde el año de 1616 hasta el de 1716. Manila:
Editado por D. Nicolás de la Cruz Bagay, 1749; SANTA INÉS, Francisco de (OFM). Crónica de la
Provincia de San Gregorio Magno…; CARLETTI, Francesco. Razonamientos de mi viaje alrededor del
mundo. México: UNAM/IIB, 1976; PIGAFFETA, Antonio. Primer viaje en torno…; GONZÁLEZ DE
MENDOZA, Juan. Historia de las cosas más notables del reino de la china. Madrid: Miraguano/Polifemo,
2008.
33
Cfr. P RIETO L UCENA , Ana María. El contacto hispano-indígena en Filipinas según la
historiografía de los siglos XVI y XVIII. Córdoba: Universidad, 1993.
34
«Existen cerca de 70 grupos diferentes, aunque casi el 90% de la población se reparte entre
las ocho etnias de mayor alcance. De ellos en la isla de Luzón existen seis grupos lingüísticos que se
pueden denominar mayores, se trata de los siguientes: tagalo, ilocano, pangasinano, bikol y
pampamgo. Y en las islas Visayas hay tres, cebuano, hilagaynon y Samar-Leyte». AA.VV. Historia
General de Filipinas. Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica, 2000, pág. 85.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
49
los dividieron en moros y gentiles. Después establecieron distinciones aparentemente geográficas, diferenciando entre los indios del interior y los del litoral, pero ésta era igualmente religiosa ya que los
de la costa estaban más vinculados con la religión católica que los
del interior que mantenían su cultura indígena.
Organización social
Aunque cada grupo étnico posee una especificidad singular, existen cuestiones políticas, sociales y religiosas, comunes a los habitantes del norte de Luzón. Con respecto a la organización política debemos destacar que cuando los españoles llegaron a esta isla, se encontraron con una sociedad dividida en unidades políticamente independientes, el padre franciscano Juan de Plasencia en 1589 analiza la estructura de gobierno de estas poblaciones 35.
Por lo tanto, en el archipiélago existían pequeños grupos o estados aislados que se mantenían independientes unos de los otros. La
unidad política existente estaba constituida por los barangays, formados por un grupo de familias que oscilaba entre treinta y cien
miembros, los cuales presentaban lazos de parentesco 36. En la actualidad siguen existiendo como elemento de la organización social
filipina, pero en comunidades más amplias, siendo curioso como des-
35
«Esta gente tuvo siempre principales, a quien llamavan datos, que governavan y eran capitanes en sus guerras, a los quales ovedecían y reverenciavan, y el súbdito que contra ellos cometía
algún delito o dezía alguna palabra a su muger o hijo, era gravemente castigado. Eran estos principales de poca gente, ata de cien cassas, y aun de treynta abaxo, y esto llaman en tagalo un Barangay,
y del llamarse assí colixo fue que como éstos en su lengua se be ser de nación malaia, quando binieron
a esta ierra, la caveza del barangay, ques una embarcaçión assí llamada, se quedó por dato, y assí
aún el día de oy se averigua que esto de barangay en su origen era una familia de padres e hijos,
siervos y parientes. De estos barangays avía en cada pueblo muchos, a lo menos no se alexavan
mucho unos de otros por causas de las guerras, mas no eran subgetos unos a otros sino por bía de
amistad y parentesco; se ayudavan los principales unos a otros con sus Barangays en las guerras que
tenían.». Impresiones del franciscano Juan de Plasencia, publicado en las notas de W. E. Retana de
la obra DE MORGA, Antonio. Sucesos de las Islas Filipinas…, pág. 344.
36
El nombre de Barangay alude también a las embarcaciones de los primitivos malayos que
poblaron el archipiélago.
50
Ana Ruiz Gutiérrez
pués del paso del tiempo perviven algunas tradiciones tan ancestrales como ésta.
A los miembros de los barangays les resultaba muy difícil
desvincularse de su grupo para trasladarse a otro, aunque podían lograrlo por medio de una cantidad de pago determinada y la organización de una fiesta de despedida a todos sus convecinos o
cabarangays. En el caso de las mujeres este cambio era más sencillo y
se realizaba a través del matrimonio, aunque era obligatorio que tanto
sus hijos y sus pertenencias se repartieran entre los dos barangays.
La propiedad de la tierra estaba muy vinculada con éstos, de tal modo
que en las zonas fértiles de regadío eran repartidas las parcelas por el
dato y se distribuía una por familia 37. En cambio en las zonas de
montaña las propiedades eran comunales, de esta forma todos los
miembros del barangay disfrutaban del cultivo de la tierra.
No podemos establecer unas características generales para la sociedad filipina del norte de Luzón, pero sí vamos a realizar un breve
análisis de sus claves para una mejor comprensión de la misma. Este
aspecto es interesante ya que en la mayoría de las ocasiones existe una
división por estamentos, la cual atiende frecuentemente a cuestiones
de acumulación de riquezas en las familias de mayor estatus social dentro de las etnias. El primero estaba formado por el estamento más influyente de la comunidad, gobernado por el dato, que ejercía como
máxima autoridad del barangay y su principal obligación era mantener la paz con las poblaciones vecinas. Era un personaje con un gran
prestigio social, incluso se diferenciaba del resto de sus conciudadanos por colocarse una placa que cubría su dentadura, además de utili-
37
Dato, hacia referencia al jefe del barangay y su cargo era hereditario, sólo en el caso de que
el heredero tuviera las condiciones necesarias, como corpulencia y por supuesto riqueza. Hace alusión a su figura como jefe del barangay en su crónica Santa Inés: «Estaban divididos al modo de
familias, que ellos llaman Barangayes, que es nombre de navio, conservando el del en que vinieron á
poblar estas islas. Y como venían en su barangay sujetos á una cabeza que era como su capitán ó
piloto, y con él sus hijos, deudos y amigos, al saltar en tierra se conservaron unidos entre sí con
aquel cabeza, que es el dato, á quién sucedían sus hijos ó deudos más cercanos, ó el que hacía más
robos y tiranías (como está dicho), y de esta suerte se fueron conservando sin más reyes ni señores,
que sus doios ó maguinooes». SANTA INÉS, Francisco de (OFM). Crónica de la Provincia de San Gregorio
Magno…, pág. 57.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
51
zar las más caras mantas ilocanas y poseer las mejores piezas de animales para los rituales animistas intrínsecos de estas etnias.
El segundo grupo eran los maharlicas o nobles 38. Eran libres,
obedecían al dato y apoyaban las acciones bélicas para establecer la
paz entre los barangays. El tercer grupo estaba compuesto por los
timavas o timaguas, que seguían siendo hombres libres como los anteriores, pero realizaban más actividades para el dato. Se les podría
considerar como plebeyos 39. En cuarto lugar nos encontramos con
los aliping. Éstos vivían en sus propias casas y tenían su hacienda
pero les entregaban a su amo la mitad de su producción agrícola.
No podían considerarse esclavos, sino como dice Plasencia eran siervos adscritos a la tierra, de modo que si su señor se trasladaba no se
tenían que ir con él, era suficiente con cuidarle los cultivos y repartirlos entre ambos 40. En último lugar debemos mencionar a los esclavos, Plasencia cita a éstos como aliping sa guiguilir, de los que destaca como característica fundamental el que no tenían vivienda propia y trabajaban en la casa del señor, el cual le dejaba una parte de
su tierra para beneficio propio. Curiosamente, en la conocida como
pacificación de los igorrotes llevada a cabo por el capitán García de
Aldana Cabrera, alude con cierta crueldad al trato que se le da a estos esclavos para que se sometan a la corona española 41.
38
«Los hidalgos son los libres, que llaman maharlicas; éstos no pagavan pecho ni tributo al
dato, estavan obligados a yr con él a la guerra a su costa; sólo un combite les hazía el principal
primero, y después partían los despoxos. También quando el dato yva fuera yvan bogando los que
él llamava; y si hazía cassa, aiudávanle, y avíales de dar de comer; lo mismo quando todo el Barangay
yva un día a arrosalle una sementera. Impresiones del franciscano Juan de Plasencia, publicado en
las notas de W:E. Retana de la obra DE MORGA, A. Sucesos de las Islas Filipinas…, pág. 345.
39
Término que podemos apreciar en el descubrimiento de las minas de Tuy «…A 16 de noviembre llego al balle de Dangla, saliolo a rezevir un prinçipal con sus timaguas…». A.G.I. Filipinas. 7. R.3. N.45. Folio: 9. Ver documento completo en el Anexo n.º 2.
40
Impresiones del franciscano Juan de Plasencia, publicado en las notas de W.E. Retana de la
obra DE MORGA, A. Sucesos de las Islas Filipinas…, pág. 345.
41
«…y capturando a quien pueden para hacerlos esclavos y estos se pueden conquistar con
façilidad por saber y a su tierra y modo de pelear y con solo hazer lo que Vuestra Exçelencia me
mandó que fue quitarles las comidas, sal, yerro y la comunicasion de algunos amigos lo an de ser
aunque no quieran…» A.G.I. Filipinas. 7. R.3. N.59. Folio: 458. Ver documento completo en el
Anexo n.º 4.
52
Ana Ruiz Gutiérrez
A pesar de la claridad de las estratificaciones, la diferenciación
social venía mediatizada por la riqueza de cada individuo, adquiriéndolas gracias a los excedentes agrícolas y mineros que intercambiaban
mediante el trueque por otros productos en las provincias cercanas,
mencionado en numerosas crónicas. Por lo general intercambiaban
su oro por ropa y animales de los habitantes de las zonas costeras 42.
Había distinciones entre las clases de los distintos grupos étnicos según su poder adquisitivo. Existía dos clases entre los bontoc, tres
entre los ifugao, y cuatro entre los kalinga. Los ricos, kadyangan en ifugao, katchangian entre los bontoc, kankanay y kalinga, eran
propietarios de terrazas suficientes como para producir más arroz del
que se podía consumir. La élite trató de que su posición social
se mantuviera y demostrar mediante una serie de fiestas su prestigio, mientras que la clase media tenía solamente algunos campos de
arroz y cultivos para su consumo, mientras que los pobres no tenían
ni alimento para el ganado por lo que se veían en la necesidad de
trabajar para los ricos, a veces como sirvientes y arrendatarios.
Una vez determinados los estamentos sociales detengámonos en
analizar las cualidades comunes de los integrantes de los barangays,
tanto de los hombres como de las mujeres. Las actividades de la
comunidad las regulaban un grupo de hombres respetados, normalmente los ancianos del lugar. Estos hombres ganaron su posición a
través de proezas bélicas, hablamos de los cazacabezas de antaño, aunque desde la eliminación de esta actividad, actualmente se reconoce
su prestigio social por su riqueza material. Los líderes de los
kalinga además, eran buenos administradores ya que salvaguardaban
de generación en generación las herencias de sus antepasados 43.
42
«La sierra de los Ygolotes que atraviesan toda la isla, es riquísima de oro y de otros metales.
La sierra es muy alta, y los ygolotes muy bárbaros, y sólo viven con orden, en saberse aprovechar de
estas minas. Bajan los ygolotes a cierto término de la sierra, y allí suben los naturales de la Pampanga,
Ylocos y Pangasinan, y llevan a vender ropa, gallinas, puercos, y vacas, con que rescatan el oro de
los ydolotes». SAN ANTONIO, Gregorio y VIVERO, Rodrigo de. Relaciones de la Camboya y el Japón.
Edición Roberto Ferrando. Madrid: Crónicas de América. 46, 1988, pág. 83.
43
Cfr. AA. VV. Etnographic Atlas of Ifugao: a study of Environment, Culture, and Society in
Northern Luzon. Yale: University Press, 1981.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
53
Ato o Dap-ay, nomenclatura de los bontoc y kankanay respectivamente
Las reuniones para la valoración de medidas relevantes para toda
la comunidad se realizaban en lo que los bontoc denominaron ato y
los kankanay dap-ay. Aquí discutían acerca de las disputas entre pueblos, y también se realizaban algunos rituales, además se dejaba el
acceso a los niños y los jóvenes para que aprendieran a través de la
observación el comportamiento que se esperaba algún día de ellos.
Aunque no tenían una tradición escrita existieron leyes propias orales, una de las más significativas es la de los ifugao cuyo consejo de
ancianos disponía un castigo o multa a cada delito específico.
La extraordinaria diversidad cultural que encontramos en las
etnias de La Cordillera se traduce en la variedad de grupos familiares, aunque generalmente se formaban a partir de los parientes más
cercanos. Las relaciones que se establecían dentro del matrimonio
eran tan variadas que permitían casi todo, lo único que excluían radicalmente eran las relaciones de parentesco directo entre hermanos,
padres e hijos o nietos y abuelos 44. Los matrimonios más comunes
44
CHIRINO, Pedro (SJ). Relación de las islas Filipinas…, pág. 81.
54
Ana Ruiz Gutiérrez
eran los monógamos, ya que la poligamia era demasiado costosa y
sólo se la podían permitir élites adineradas. En general, el matrimonio iba precedido en primer lugar de los acuerdos sobre la dote a
entregar por el novio, posteriormente la entrega de la misma con
una ceremonia equivalente a los desposorios, y por último tenía lugar el rito del matrimonio.
Los matrimonios, sobre todo entre los hijos de familias ricas, a
menudo estaban concertados por los padres. Muchos de los niños
aceptaban estos enlaces cuando alcanzaban la madurez, sin embargo, si uno de los niños decidía no cumplir con el compromiso de
sus padres, éstos pagaban una multa por la deshonra ocasionada a la
otra familia y ambos niños eran entonces libres para escoger su propia pareja. Los hombres jóvenes cortejaban a las posibles parejas en
las residencias de las mujeres, regalándoles tabaco y nueces de
betel para compartir; así como flautas y cítaras para el entretenimiento. Cuando el cortejo llegaba a buen término y se casaban, la familia del joven iba a visitar a los padres de su futura esposa con regalos,
estableciéndose así un acuerdo con respecto a las contribuciones que
cada familia haría a la herencia de sus hijos y para la fiesta de la boda.
El joven se trasladaba al dormitorio de su futura esposa y entre los
ifugao y bontoc servía en la casa de su futura familia política.
En cuanto a las herencias, como habíamos mencionado, los hijos las recibían cuando se casaban. La propiedad de las familias
ricas se dividía entre los dos o tres hijos mayores, la mayor parte destinada al de mayor edad. Por lo tanto, la propiedad de la familia los
mantenía unidos y así la posición privilegiada del clan se conservaba intacta. Los hijos casados serían los que se harían cargo de los padres mayores. Si las parejas sin hijos se divorciaban, las propiedades
eran devueltas a la esposa que los había llevado a la unión, y los
bienes adquiridos durante el matrimonio se dividían en partes iguales. Si el divorcio se producía después del nacimiento de los
niños, todos los bienes se guardaban para ellos.
El divorcio era algo excepcional, por ejemplo en el caso de los
bontoc, no tener hijos resultaba la única razón aceptable, entre los
ifugao y kalinga, la infidelidad, la pereza, y la incompatibilidad por
razones puntuales, eran motivos suficientes pero tenían que estar probados. Entendemos por tanto, que la procreación fuera la razón principal para el matrimonio y la unión sólo se consideraba una verda-
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
55
dera bendición si tenía como resultado la descendencia. Por lo
tanto, las principales fiestas del matrimonio a menudo se producían
meses después de la boda real, se acordaba entre las familias, y se repetían cuando habían nacido los hijos de la pareja.
Entre los bontoc, ifugao y kankanay los niños en torno a los
ocho años se trasladaban a dormitorios separados, de este modo se
descongestionaban las pequeñas casas de la montaña, otorgándoles
a los padres mayor privacidad. Entre los ifugao, los dormitorios fueron llamados agamang, independientemente del sexo de las personas que los ocuparan. Los dueños de estas casas eran los solteros o
viudos, actuando además de arrendadores como tutores de los jóvenes, aunque durante el día regresaban a la casa de sus padres para
comer y para ayudar con las tareas. A nivel de distribución del trabajo, las niñas aprendían entre otras tareas, la administración del
hogar, cuidado de los niños, elaboración de tejidos y a aventar el
arroz, mientras que a los niños se les instruía en la caza, la guerra, la
cestería y otras actividades masculinas de manos de sus padres 45.
Haciendo mención a cuestiones particulares podemos destacar
que las familias gaddang estaban integradas por el padre, la madre e
hijos, además de un pariente mayor. A la niña se le daba su propia
estera para dormir en la pubertad, cuando comenzaba a ser tabú compartir el lecho con el de sus padres, aunque eran los únicos que permitían que sus hijos solteros vivieran con ellos independientemente
de la edad.
El modelo ifugao en cuanto a actividades cotidianas es el más extendido y asimilado por el resto de las etnias del norte de Luzón. Generalmente los hombres ifugao eran reponsables de la seguridad de su
poblado, ayudaban a cultivar terrazas, a la reparación de los muros, a
almacenar la madera y recolectaban corteza de los árboles para la elaboración de las fibras de los tejidos que realizaban las mujeres. En su
tiempo libre era muy habitual verlos realizando objetos de cestería.
Las mujeres ifugao eran las encargadas de plantar la cosecha, de
tejer y de otras muchas tareas, entre las que se encontraba aventar el
arroz cada dos o tres días ya que se conserva mejor en su cáscara,
45
Cfr. DULAWAN, Lourdes S. «An Ifugao Album». En: Filipino Heritage. The making of a nation.
Vol. 4. Manila: Lahing Pilipino Publishing Inc, 1977.
56
Ana Ruiz Gutiérrez
además de molerlo en grandes morteros de piedra. Junto a ésto, eran
las responsables de la elaboración de todos los objetos de alfarería
destinados al uso diario para la vida cotidiana.
Referente a la economía, destaca entre los igorrotes el desarrollo
de industrias útiles, como el uso del telar y la cestería. Igualmente,
demostraron gran habilidad en los trabajos de minería, extrayendo
el oro por medio de lavaderos de ríos, que eran ricos en arenas auríferas; el polvo de oro resultante lo fundían en lingotes 46. También
destacaron en la fabricación de ollas y calderos de cobre, y sobre todo
en la elaboración de herramientas y armas. Todos estos aspectos los
desarrollaremos en el apartado de las manifestaciones artísticas con
la profundidad requerida 47.
Agricultura
La agricultura en los grupos étnicos de La Cordillera merece un
apartado independiente por la relevancia que tiene en la economía
de subsistencia basada en el cultivo del arroz, así como en el
estableciemiento de las élites locales gracias a la riqueza acumulada
mediante su excedente e incluso en el transcurso de sus rituales.
De los diez grupos étnicos de La Cordillera de Luzón, la organización económica más desarrollada corresponde de mayor a menor grado a los ifugao, bontoc, kankanay e ibaloi, que dominan la
agricultura de regadío y las terrazas de cultivo en las montañas, consideradas como una de las maravillas del mundo y declaradas como
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1995 48. Los
46
La Relación del descubrimiento de las minas y pacificación de los igorrotes en la provincia
de Pangasinan por el capitán y sargento mayor Alonso Martín Quirante, es un documento excepcional en lo relativo al número de minas halladas por los españoles, minerales que ese extraían y
técnicas que se utilizaban. Ver documento completo en el Anexo n.º 5.
47
PÉREZ, Ángel. Igorrotes: estudio geográfico y etnográfico sobre algunos distritos del norte de
Luzón…, pág. 80.
48
Desde el año 2001 están incluidas en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro elaborada
por la Unesco, como medida cautelar para que su conservación y gestión sea llevada a cabo por el
gobierno y los organismos nacionales competentes de una manera más eficiente para garantizar su
sostenibilidad a largo plazo.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
57
Terrazas de arroz. Banaue
tinguian y los kalinga también suelen dedicarse al arroz de regadío,
aunque también dominan el de secano 49.
Se estima que los muros de las terrazas, se extendían de extremo a extremo, y podrían llegar a ocupar 22.000 km2. La cultura
de terraza surgió originalmente a lo largo de los principales sistemas
fluviales. La población en el área de los bontoc e ifugao tenía
terrazas en sus tierras, y poseía excelentes conocimientos en la construcción de muros. Pero no todos los habitantes de las montañas tenían esta habilidad, los kalinga por ejemplo, jamás han igualado su
habilidad en el arte de la construcción de terrazas.
Todos estos grupos utilizan en mayor o menor medida el cultivo del arroz de regadío y de alimentos tradicionales, como son los
tubérculos y raíces, propios de la agricultura de artiga que se llama
kaingin 50. La práctica del kaingin, comporta un ceremonial diferen-
49
Cfr. LEWIS, Martin W. «Agricultural regions in the Philippine Cordillera». Geographical
Review. (New York), Vol.82. n.º.1. (1992), págs. 29-42.
50
La agricultura de artiga consiste en romper un terreno para cultivarlo, después de quitar y
quemar el monte bajo o matorral.
58
Ana Ruiz Gutiérrez
te del de los campos de cultivo fijos. Se delimita el lugar escogido
previa disputa con otros grupos, para finalmente realizar un apedreado simbólico para favorecer las buenas cosechas. El cultivo de la artiga
exige una organización social comunal coordinada por los ancianos.
Una vez preparado el campo de cultivo abonado con ceniza, las mujeres y los niños se encargan de la plantación. Los cultivos son comunales y se reparten todos los años entre las familias que conforman el grupo. Cuando al cabo de unos seis años el campo de cultivo ya está agotado, se cambia de ubicación el poblado en función
de la distancia del nuevo campo.
Cuando se introduce el arroz de regadío, los preparativos del terreno son tan complicados que exigen una enorme cantidad de trabajo en las sementeras, para el trasplante y la cosecha. Como ya no
se puede disponer de campos en la llanura que puedan regarse fácilmente se inventaron sistemas de regadío nuevos. La producción con
estos métodos destaca entre los bontoc e ifugao que la han practicado desde la antigüedad y continúan hoy haciéndolo, basada en un
sistema de cultivo de arroz en los terrenos pendientes en las laderas
montañosas, convertidos en terrazas cultivables por medio de fuertes muros de piedra o kabitis, que se hacían prácticamente verticales
por fuera y con fuerte inclinación por dentro 51.
Las fosas alargadas resultantes se rellenaban de tierra cultivable
y allí se plantaban las sementeras o pilápiles. Las terrazas contaban
con un complicado sistema de regadío, que incluía la construcción
de presas y acequias y que funcionaba gracias a una compleja red de
canalizaciones de tubos de bambú y largos troncos de árboles
ahuecados que permitían llevar el agua a considerables distancias.
Este sistema de regadío es único en el mundo. Estas tierras en ban-
51
«…estas plantaciones de arroz constituyen un símbolo histórico del espíritu de cooperación, el coraje y los heroicos empeños por sobrevivir de los ifugaos. Son símbolos que representan
su cultura…» Z AMORA , Mario D. Los indígenas de las islas Filipinas. Madrid: Colecciones
Mapfre,1992, pág. 149.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Detalle de los muros de las terrazas de arroz. Banaue.
59
60
Ana Ruiz Gutiérrez
cadas ya no son comunales sino que son heredadas. Además de fijar
a los pueblos en un lugar a perpetuidad, pese a que siguen subsistiendo los demás cultivos de las tierras comunales, forman la única
alimentación de los miembros pobres de la comunidad. Por lo tanto
comienza a existir una dualidad que cambiará por completo el talante de los habitantes de estos poblados. El prestigio no se conseguía únicamente ahora por la caza de cabezas, sino que comienza a
obtenerse de forma hereditaria por la propiedad privada de la tierra.
De este modo, sólo las élites pueden continuar realizando ceremonias rituales para las buenas cosechas o para un buen augurio en la
caza de cabezas y los pobres comienzan a endeudarse con ellos, lo
cual provoca una situación caótica, que incluso desemboca en el suicidio o el destierro de los que no pueden realizar estas ceremonias a
sus antepasados.
El arroz fue y sigue siendo el alimento básico preferido de todos los residentes de la montaña, y la mayoría de los rituales relacionados con la agricultura se centran en torno a su producción.
Durante el siglo XX, la introducción de nuevas técnicas y variedades
de arroz ha permitido a los agricultores a menor altura, levantar el
agua suficiente para conseguir el abastecimiento necesario que proporcione dos cosechas en lugar de una en las terrazas de cultivo.
Cuando la temporada de siembra del arroz se acercaba, la gente reparaba daños en las paredes de las terrazas, a veces armados con piedras de río. La plantación de arroz estaba precedida por un
ritual que incluía el cultivo simbólico de tres gabis, nombre al que se
denomina al taro en Filipinas 52. Antes de la preparación del lecho
de siembra, los campos de secano se inundaban, el suelo se removía
y se mezclaban las malas hierbas y los tallos de la última cosecha. En
este proceso tenía una importancia fundamental la fuerza animal,
la mayoría de los campos no eran accesibles para el carabao o búfalo
de agua, pero en la zona Lubugan, si se llevaba alrededor de los
campos para tirar de un arado y batir el suelo, que después se
mezclaba pisándolo. Más tarde se retiraban las semillas de arroz de
52
Se trata de una planta perenne tropical originaria del sureste asiático y cultivada como un
vegetal de raíz por su almidón comestible en zonas inundables.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
61
los tallos y eran transportadas a los graneros, una mujer era la encargada de distribuir el arroz de manera uniforme. Un mes más tarde, regresaban a los campos y se repetía el proceso para asegurar una
buena mezcla del suelo. Cuando las plantas de arroz alcanzaban la
altura correcta y habían obtenido madurez, se extraían de sus lechos y
se separaban. Filas de personas se balanceaba arriba y abajo en las
terrazas húmedas, para la inserción de las plantas en el suelo, después del trasplante, reafirmando el espíritu de cooperacionismo que
tiene la comunidad montañosa a la hora de ayudar en el cultivo de
las plantaciones de arroz, conocido como badchang o ubbo.
Cuando la estación seca avanzaba, el agua se convertía en un recurso muy preciado. A pesar del sistema de reparto de aguas que existía, los propietarios de las terrazas vigilaban sus campos día y noche
para asegurarse que tenían su parte y evitar que los vecinos desviaran el agua hacia otra zona. Finalmente cuando las plantas empezaban a tomar forma, se limpiaban los campos de malas hierbas para
evitar una plaga de ratas. Una vez maduro, el arroz era cortado y
atado con tiras de mimbre, para luego llevarlas al hogar en cestas. La
cosecha de arroz se dejaba secar al sol durante tres días y luego se almacenaba en un granero construido especialmente para mantener
alejadas a las alimañas, preservando las mejores simientes para la
próxima cosecha. Otro pueblo como el gaddang en vez de practicar el
cultivo de arroz en humedales, desarrollaron el cultivo del arroz
seco, que no requiere de campos inundados.
Estas terrazas se utilizaban esporádicamente para el cultivo del
algodón, especialmente en el área de los bontoc e ifugao, destinado a la confección de ropa. Todos los habitantes de las montañas
practican la agricultura de roza y quema o uma, que proporciona
una dieta basada en gabi, el mijo y algunos vegetales, como tubérculos caso de la ube como llaman al ñame 53, los plátanos, y algunos tipos de frutas.
La importancia de la agricultura para estos grupos hace que vincularan algunos rituales propiciatorios con los que iniciar la siem-
53
En Filipinas ube es una especie de ñame, dioscorea alata, que contiene pigmentos que dan
color púrpura o violáceo, generalmente esta planta es utilizada en la repostería.
62
Ana Ruiz Gutiérrez
Cultivo de arroz en el valle. Banaue
bra, especialmente en áreas con estaciones de producción
corta. En Bontoc por ejemplo, el comienzo de la plantación se marcaba con la llegada de las aves migratorias. En la parte baja de
Bontoc, el inicio de la de arroz húmedo se marcaba por el llanto de
una cría de ave y el arroz era trasplantado con la llamada de la misma ave más adulta. En otras áreas el floramiento de una planta en
particular o de un árbol marcaba el tiempo de plantar. Los kalinga
y gaddang, que vivieron en tierras bajas y a menudo áreas fértiles,
simplemente esperaban a que los campos estuvieran lo suficientemente secos para ser quemados. Algunas comunidades de las tierras más
altas tenían un periodo mas corto de siembra, por lo que
desarrollaron calendarios de piedra en los que se podía leer la posición del sol y la temporada a que se refiría. Estos calendarios de piedra todavía existen en Sagada y en Agawa, Besao, aunque ya no se
utilizan porque los habitantes prefieren confiar en los calendarios
modernos.
Las actividades de caza, pesca y recolección complementaban
la dieta. Para la caza mayor eran los hombres los que se reunían en
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
63
grupos y a veces con perros, cazaban ciervos, búfalos de agua, y el
jabalí. Para la caza menor se hacía uso de trampas. Las corrientes
de los ríos y las terrazas de arroz anegadas produjeron peces, cangrejos y moluscos. Y a finales del siglo XIX las vacas, patos, pavos,
cerdos de las tierras bajas, conejos y otros animales se habían introducido en las montañas 54.
Religión
Para los habitantes de La Cordillera, el mundo entero era un
templo y todo lo que había en él era sagrado, siendo por tanto el
animismo el común denominador de estos grupos. Cada etnia se consideraba descendiente de forma directa de uno o más dioses y
creían que iban a reunirse con sus antepasados después de la muerte. Las personas que viven, se quedan para ocuparse de los deseos de
los parientes fallecidos, y los espíritus de los fallecidos ayudan e interceden por sus parientes vivos cuando éstos se lo piden correctamente. La existencia de un dios supremo que es sobrenatural y todopoderoso hacedor de la creación vital, está vinculado al taoísmo,
doctrina filosófica y religiosa china que plantea al tao como el ser de
las cosas, la esencia primigenia que mueve el universo puesto que
surge de la nada 55. Una de las relaciones más claras del taoísmo con
las creencias filipinas es que en el consejo de ancianos de los tagalos
el hombre que lo dirige es llamado tao 56.
Todos los aspectos de la vida estaban bajo el dominio de una gran
cantidad de dioses, semidioses y espíritus asociados con los lugares,
objetos, plantas y animales, y con los antepasados difuntos. De este
54
Cfr. Goda,Toh. Coordillera: Diversity in Culture Change, Social Anthropology of Hill Peoples
in Northern Luzon. Philippines. Quezon City: New Day Publishers, 2001.
55
«El dao o tao, sirve a todos los seres, es el tesoro de los hombres buenos, y el refugio de los
que no lo son». PRECIADO, Iñaki. El libro del tao/ Lao Zi Madrid: Alfaguara, 1994, pág. 14; Cfr.
RACIONERO, Luis. Textos de estética taoista. Madrid: Alianza Editorial, 2002.
56
Referencia que hace ROGER, Juan. Estudio etnológico comparativo de las formas religiosas primitivas de las tribus salvajes de Filipinas. Madrid: C.S.I.C.-Instituto Bernardino de Sahagún, 1949,
pág. 67.
64
Ana Ruiz Gutiérrez
modo cualquier problema se consideraba como una consecuencia
debido a las deficiencias en el control de los espíritus. La cosecha sería
abundante, los matrimonios fructíferos, los viajes gratificantes,
las enfermedades curadas, las nuevas casas a salvo sólo si los espíritus se propiciaban adecuadamente. El favor de éstos era invocado a
través de rituales, en muchos casos costosos sacrificios de animales.
Las respuestas de los espíritus estaban condicionadas por la lectura
de los presagios indicados con el color y la posición de las entrañas
de animales sacrificados y con la observación de otros fenómenos
naturales tales como la aparición de un pájaro o una serpiente
cruzando nuestro camino.
Generalmente se conocía como Bathala al Dios principal por los
tagalos y Laon por los visayas 57. Pero para cada uno de los grupos
étnicos se le relaciona un nombre específico, el nombre kabunian está
asociado a las creencias religiosas de los ifugao y significa «cielo» o
«mundo celestial» 58. Mientras que para los kankanay de Sagada,
kabunian es la palabra genérica que utilizan para designar a Dios,
término también utilizado por los kalinga, transformándose en un
administrador de la justicia o un espíritu de las mujeres de la siembra. A menudo, en la mitología y los rituales de la montaña, las
deidades son tratadas como personajes reales y presentes. Scott sugirió
que las figuras mitológicas alguna vez pudieron haber sido personas
reales cuyas vidas fueron mitificadas y pasaron de generación en
generación por tradición oral. La gente oraba a los espíritus ancestrales y los espíritus de la naturaleza 59.
A lo largo de las montañas, los hombres y las mujeres actuaban
como chamanes. En el área de Bontoc, donde no había «sacerdotes»,
casi todos los rituales eran realizados por ancianos varones. Las
mujeres ejecutaban los ritos de la siembra y de curación. La mayoría
57
SANTA INÉS, Francisco de (OFM). Crónica de la Provincia de San Gregorio Magno…,pág.
49. RIBADENEIRA, Marcelo de (OFM). Historia de las Islas del Archipiélago y Reynos de la Gran China, Tartaria, Cuchinchina, Malaca, Sian, Camboxa y Xapón…, págs. 51-52.
58
«…Los ygolotes es gente ydolatra, su dios dizen que es el cielo, a quien llaman cabunian…»
A.G.I. Filipinas. 30. N.º 3. Folio: 10. Ver documento completo en el Anexo n.º 5.
59
Cfr. SCOTT, William Henry. The Discovery of the Igorots…, pág. 192-193.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
65
eran hombres entre los ifugaos y entre los kalinga y gaddang, las mujeres con poderes adivinatorios realizaban los rituales.
Relacionados con las tradiciones de Indonesia, los dioses de la
naturaleza son seres que se representan en un objeto material, inspirando a los indígenas emociones que causan su adoración. Esta concepción animista se plasma en los árboles, los lagos, el viento y cualquier elemento natural es válido. Pero aunque son causa de adoración para los indígenas, éstos dioses o espíritus de la naturaleza pueden contener unas fuerzas mágicas que resultan positivas o negativas, por eso es fundamental para estos grupos la realización de los
rituales, en los que se establecen relaciones positivas con los espíritus a través de sacrificios y oraciones, evitando así el malestar de los
dioses. Normalmente los rituales se realizan cuando hay acontecimientos extraordinarios, como propiciar las cosechas, la buena caza
de cabezas, el nacimiento, el matrimonio o incluso el viaje de retorno de sus muertos hacia una reencarnación futura.
Los sacrificios comenzaban cuando la sacerdotisa hería de muerte
a la víctima del mismo y así descifraba la voluntad de los espíritus;
todo terminaba con una gran fiesta en la que se consumía la carne
de la víctima y se bebía mucho alcohol para ayudar al trance deseado. Cuando el sacrificio era para devolver la salud a un enfermo, la
sangre de la víctima se usaba como bálsamo y con las vísceras se realizaban las predicciones. Estas fuerzas mágicas están relacionadas con
el flujo vital chino chi. Son el aliento de todas las cosas, pero sobre
todo de las fabricadas por el hombre para la realización de su trabajo, por eso es muy importante activarlas de manera positiva con los
rituales antes mencionados 60.
En último lugar y no menos importantes, se encuentran los dioses particulares o de los antepasados. A estos se les invoca sobre todo
para las actividades cotidianas, son los dioses de la guerra y del arroz,
tienen un papel fundamental en la vida de estos indígenas, ya que
son junto con los dioses de la naturaleza los más cercanos a la voluntad del ser supremo.
60
SANTA INÉS , Francisco de (OFM). Crónica de la Provincia de San Gregorio Magno…,
págs. 51-52.
66
Ana Ruiz Gutiérrez
La conclusión fundamental de las creencias de estos grupos es
que no se centran exclusivamente en hacer ritos funerarios, sino que
para ellos, los espíritus y dioses están en la cotidianidad de los seres
vivos. La religión y las creencias indígenas se basaban en la tradición
oral. Esta tradición se transmitía a través de las canciones que aprendían desde niños y que cantaban los adultos en diferentes circunstancias, por ejemplo, cuando lloraban a sus difuntos 61. En estas canciones se narraban los orígenes del hombre, la creación del mundo y
las aventuras de sus dioses. La interpretación del origen del mundo
para ellos se basaba en la composición por el cielo, el agua y un milano que cansado de volar, pidió al cielo que le diera un sitio donde
posarse, y en respuesta a sus súplicas se pobló el agua de pequeñas
islas para que en ellas pudiera descansar y anidar. Éste que provocó
la creación de las islas, rompió a picotazos una caña que arrastraba
la corriente, y de ella salieron el hombre y la mujer, que tuvieron
numerosos hijos.
Dentro de la tradición oral, lo más significativo de éstos pueblos de la montaña corresponde a los ifugao, son los llamados
hudhud, relatos cantados vinculados a las cosechas de arroz que existen desde el siglo VII a.C. Y que en el año 2008 fueron inscritos en
la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, aunque proclamados desde el 2001 62.
Una de las creencias principales de los indígenas es la existencia
de otra vida después de la muerte, de demonios y de espíritus invisibles, que generalmente eran malignos y muy temidos por los naturales. Normalmente la otra vida les resultaba benéfica o no, en función de lo que hicieron en la vida terrenal, aunque cada etnia tenía
sus propias creencias. En la isla de Luzón, pensaban que el alma del
difunto iba a parar a un río o laguna, donde había un barquero an-
61
«La tradición oral comporta la expresión por excelencia del ser humano, y por tanto de la
humanidad». AA.VV. Tradición Oral. Santander: Aula de Etnografía de la Universidad de Cantabria,
1999, pág. 17.
62
LAMBRESCHT, Francis. Hudhud: UNESCO proclaimed masterpiece of the oral and intangible
Heritage of humanity. Manila: Commission for Culture and the Arts, Intangible Heritage Committee,
2005.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
67
ciano, por lo que en el ritual funerario se disponía en la sepultura
cierta cantidad de dinero para que el difunto pagara el viaje, que no
se especificaba hacia donde era, aunque sí se aclaraba que en ese lugar le esperaba una vida placentera, hasta que volviese al mundo reencarnado 63.
Respecto a la adoración de los ídolos no se sabe con certeza si
se realizaban en templos o no. Atendiendo a las crónicas podemos
afirmar que existen notables contradicciones, así Isacio R. Rodríguez asegura que no 64. Aunque en un principio la mayoría de estos pueblos no tienen templos, según Isabelo de los Reyes y
Florentino sí los tenían 65. Además Santa Inés en un punto intermedio, asegura que en lugar de templos para la colectividad donde se adorasen sus dioses lo que existían eran casas principales sin
tanta afluencia de público 66.
63
Esta creencia tiene paralelos en otros contextos como en el mito clásico griego, según el
cual las almas de los difuntos tenían que atravesar el río Aqueronte, ayudados por el barquero Caronte,
al que los difuntos debían pagar el viaje con una moneda que colocaban en la tumba.
64
«En todas estas islas no hubo casas ni templos comunes de adoración de ídolos, sino que
cada uno tenía y hacía en sus casas sus anitos, sin ceremonias ni solemnidad cierta, ni había sacerdotes ni religiosos que administrasen las cosas de religión, sino era algunos viejos y viejas que llaman catalonas, grandes hechiceros y brujos que traían engañados a los demás y les comunicaban
sus deseos y necesidades y les respondían mil desvaríos y mentiras y hacían oraciones y otras ceremonias a los ídolos por sus enfermos». RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Isacio (OSA). Historia de la Provincia agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas.Manila. Valladolid. Zamora: Estudio
agustiniano, 1965-1993, 22 volúmenes, pág. 73.
65
«tienen los tinguianes dos clases de templos: balaoa, los de los ricos y cal-langan, de los
pobres. Los construyen cuando el anito así lo manda por boca de Baglan o sacerdote. Estos templos
se construyen en nueve días, durante los cuales las veladas se convierten en improvisadas fiestas,
donde se embriagan con el basi (vino que extraen de la caña de miel)». DE LOS REYES Y FLORENTINO,
Isabelo. Artículos Varios. Manila: J.A. Ramos Editor, 1887, pág. 20.
66
«Porque de adoración, aunque tenían nombre de simmahan, que es lo mismo que iglesia ó
lugar de adoración, no era lugar dedicado á esto, ni en que se juntasen á solemnidades públicas
todos los de un pueblo, sino una familia sola, y era de ordinario en casa de su principal, y en ella
hacían un colgadizo á cada costado que llaman sibi, dejándola en tres repartimientos á modo de
naves, bastantemente capaces para toda la gente que se había de juntar…». SANTA INÉS, Francisco
de (OFM). Crónica de la Provincia de San Gregorio Magno…, pág. 48.
68
Ana Ruiz Gutiérrez
Rituales
Los rituales realizados por chamanes, incluyen ceremonias para
un buen parto, bendiciones de hogares, enfermedades, y muchos
otros actos que fueron importantes para el individuo o el núcleo familiar, pero no necesariamente para la comunidad. Los rituales específicos como los que precedían cada cacería, fueron realizados cuando sucedía algún accidente o alguien caía, cuando no se conseguía
un cerdo, se terminaba la cerámica, o se tejía la tela, de este modo
cuando los malos augurios aparecían, se realizaban estos ritos en un
intento de aplacar a los espíritus y evitar la desgracia.
El ritual principal de estos pueblos de La Cordillera era el vinculado con el arroz. Las actividades agrícolas estaban programadas por
los ancianos de la comunidad, que consultaban a los antepasados
y deidades más relevantes a través de los oráculos 67.
La construcción de las terrazas también estaba precedida por ritos especiales para garantizar la fertilidad de los campos así como para
eliminar las plagas. En Bontoc, el trasplante del arroz era precedido
por el cañao o tongcala. En enero, los ancianos se reunían para decidir en qué fecha debía comenzar el trabajo en las terrazas, antes del
inicio un pregonero anunciaba tres días de descanso, tiempo en el
que a nadie se le permitía ir a los campos, y durante esos días se
realizaban unos rituales específicos previos a la plantación.
Para todos estos rituales existían unas tallas de madera llamadas
bulul correspondientes a la etnia ifugao que junto con algunos bailes y prácticas chamánicas, atraían el espíritu invocado para la buena marcha de las cosechas, por lo que se colocaban en los graneros
para proteger la cosecha de arroz y mejorar las futuras. Durante las
ceremonias de la plantación en las terrazas de los propietarios, los
espíritus bulul y otras deidades y espíritus de los antepasados eran
invocados por los sacerdotes ifugao, las tallas, las cajas rituales y la
bayah o cerveza de arroz se empleaban en el ritual, además de ungir
67
«…Sus sabios o filosophos son los mas viejos y viejas, a quién respetan y obedezen en alguna manera y más quando en las dichas //11 fiestas se ocupan por decir entonces y aunque de hordinario
acostumbran a hablar con el demonio que los tiene çiegos…». A.G.I. Filipinas. 30. N.º 3. Folios:1011. Ver documento completo en el Anexo n.º 5.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
69
al bulul con la sangre del animal sacrificado. Se les mantenía en el
granero, excepto cuando se sacaba para las ceremonias.
Otros rituales eran los de la bendición de los hogares, que se
hacían a través de los conocidos como anitos o espíritus de los antepasados que representaban por medio de figuras talladas en madera,
además de otros amuletos 68. Los kankanay por ejemplo, tallaban unas
figuritas llamadas tinagtagu cuando se construía una casa, que luego
se guardaban en el nuevo domicilio. Cada casa Bontoc poseía tres
canastillos especiales o pagikaten para las ofrendas del sacrificio.
Los gaddang mantenían amuletos especiales, unting en sus hogares.
Entre los ifugao, conservaban figuras talladas o pili, deidades cuyo
trabajo era proteger la propiedad, que se mantenían en pequeños
santuarios cerca de la casa. También tenían una figura tallada como
representante de una deidad de los hogares en el puesto de rey, que
sostenía el techo de su casa 69.
La enfermedad se creía generalmente causada por un espíritu
maligno. La curación por lo tanto estaba en descubrir el espíritu
y determinar cómo aplacarlo. A las personas que estaban capacitadas para curar al enfermo se les pedía a menudo que intercedieran
por ellos. Si la persona afectada no se recuperaba, entonces se creía
que al espíritu maligno se le ofrecía la dádiva equivocada. Los
ifugao establecieron un conjunto de rituales para llevarse a cabo en
68
Cfr. ROMERO DE TEJADA, Pilar. «El problema de los anitos de Filipinas». Revista Española
de Antropología Americana. (Madrid), 5 (1970), págs. 385-412.
69
En relación a la diversidad de anitos «…Adoraban también á ídolos particulares que tenía
cada uno por herencia de sus antepasados. Los visayas los llamaban diuata, y los tagalos anito. De
éstos, unos eran para los montes y campos, á quienes pedían licencia para andar por ellos; otros
para las sementeras, á quienes las encomendaban para que fuesen fértiles: y además de los sacrificios, ponían en ellas cosas de comer para el anito en orden á más obligarle. Había anito del mar, á
quien encomendaban sus pesquerías y navegaciones; anito de casa, para la guarda de ella; y anito de
los enamorados y de la generación, cuyo favor imploraban para casarse y tener hijos; y en naciendo
cada uno de ellos, y cuando tomaban el pecho y después, se les ofrecían. Entre estos anitos ponían á
sus antepasados, cuya invocación era la primera en todos sus trabajos y peligros, y en su memoria
fabricaban algunos idolillos pequeñuelos y bien mal hechos, de piedra ó palo ó marfil, que llamaban lic-ha, o laratian». SANTA INÉS, Francisco de (OFM). Crónica de la Provincia de San Gregorio
Magno…, págs. 49-50.
70
Ana Ruiz Gutiérrez
caso de enfermedad. Si no funcionaban, se realizaban otros, y así sucesivamente hasta que el paciente
se recuperaba o moría en caso de
que los recursos de la familia se hubieran acabado.
El cañao, al que nos hemos referido anteriormente, era una de las
ceremonias más reconocidas entre
los habitantes de la montaña. Reunían a la gente para renovar los lazos de parentesco y comunitarios e
invocar la bendición divina sobre
Ritual ifugao
los eventos importantes. La élite era
la que patrocinaba el cañao en momentos importantes, tales como las
fiestas de matrimonio y de muerte, durante las temporadas
de siembra y cosecha y para alentar a los dioses para bendecir a los
matrimonios estériles.
Para ello, los ricos acumulaban reservas de alimentos y animales
para el sacrificio. Así, el cañao servía como un sistema de redistribución de alimentos, siendo los pobres los que se beneficiaban inmediatamente, especialmente porque a menudo el cañao ocurría durante
los meses de escasez. Los sacrificios animales eran una parte importante de todos los ritos. El carabao, por ejemplo, al ser el más grande y costoso, era sacrificado sólo en las fiestas más relevantes, ya que
antes del siglo XX, el carabao no se utilizaba para la siembra, sino
que vagaban sueltos. Los cerdos, junto con las gallinas en ritos menores, fueron los animales más consumidos para el sacrificio, además de los pollos en los que la lectura de sus entrañas estaba siempre presente tanto en los rituales menores de bendiciones de casas
como en aquellos propiciatorios para el bienestar de todo un pueblo, al que asistía toda la comunidad.
La carne de los animales sacrificados se dividía entre los participantes en el ritual, e indudablemente la mejor parte la adquirían las
élites locales. Durante largos cañaos la carne se distribuía para todos
por igual y se conocía como gin-nat. Para los rituales más grandes
o de mayor duración, los días de sacrificio y banquete fueron intercalados con días de descanso obligatorio y de abstinencia.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
71
Momia Apo Annu, encontrada en Kabayan, Benguet
Además de los cañao, los rituales de matrimonio y de prestigio,
y los rituales de muerte eran los más complejos, ya que se creía que
los espíritus de los difuntos debían dejarse a un lado para que no
volvieran a hacer mal a otros, especialmente sus parientes cercanos.
La mayoría de la gente de la montaña guardaba la ropa de ofrendas
para sus funerales. Las familias kankanay e ifugao envolvían a sus
muertos en mantas, con tantas cómo se pudieran permitir, simbolizando así la importancia del difunto. Los que morían se vestían adornados con sus mejores abalorios y sentados en una silla especialmente
construida para este momento. Se sacrificaban cerdos y carabaos durante dos jornadas de velatorio para los adultos y en caso de que el
difunto fuera un niño se sacrificaban solamente cerdos 70.
Entre los ibaloi, los cuerpos sufrían un proceso de embalsamación
gracias al ungüento de unas hierbas. Este ritual era ejecutado prin-
70
Ibídem, pág. 53. Además, en la relación de Alonso Martín Quirante se hace una exhaustiva
descripción de los rituales tras la muerte de un ser querido. «…Quando se muere alguno destos
bárbaros no lo entierran en muchos días, que según dizen, pasan de un mes y en este tiempo se
72
Ana Ruiz Gutiérrez
cipalmente por los ricos de la zona de Kabayan en Benguet, consiguiendo un efecto de momificación para después depositarlos en cuevas. Desde la recuperación de la momia conocida como Apo Annu
en 1999 por el Museo Nacional Filipino, robada en torno a 19181920 de Kabayan, y cuya datación se aproxima a quinientos años
atrás, han sido muchos los interrogantes que se han planteado acerca del origen de la momificación en Filipinas, según algunos autores
en el 2000 a.C y otros en el 1200-1500 d.C. Sea como fuere lo que
queda claro es que fueron los ibaloi los únicos que llevaron a cabo
este proceso de desecación del cuerpo en La Cordillera. En el siglo
XX se comenzaron a descubrir las momias a partir del hallazgo de la
anterior en las cuevas de Timbak, Bengao, Tenongchot, Naapay y
Opdas en Kabayan, mostrándose actualmente algunas de ellas en el
pequeño museo de esta localidad de Benguet.
Sólo los ibaloi practicaban la momificación como enterramiento, pero se han encontrado algunos ejemplos entre los bontoc e
ifugao, probablemente debido a las migraciones entre los habitantes
de la montaña. Aparentemente la técnica que utilizaban fue exportada de la cercana Indonesia, donde hay casos de momificación en
Sulawesi entre los toradja y otras partes del sureste de Asia, con técnicas similares. El proceso de momificación por su complejidad estaba reservado para la élite ibaloi, ya que podía tardar hasta dos años,
con la ayuda del fuego, sal y hierbas. Cuando al fin el cuerpo eliminaba todos sus líquidos corporales, la momia se colocaba en un ataúd
de madera de pino y se enterraba en una cueva o en su defecto en
nichos excavados en la roca. Con la llegada de los españoles, esta
práctica de momificación y de enterramiento desapareció por completo 71. En la actualidad han sido identificadas más de 200 cuevas,
algunas de ellas con restos humanos, ya que otras muchas han sido
juntan muchos a comer alrededor del difunto que también le ponen su parte como a los demás y
luego le van punçando el cuerpo y según dicen, le sacan o chupan el humor hasta dejallo enjuto y
en siendo tiempo lo embuelben en sus mantas y le cuelgan en la cinta bu(…) para el camino y a
unos entierran sentados y sus caracas en cuebas debajo de peñas tapando las puertas con piedras y a
otros ponele sobre ellos árboles donde a una parte y a otra tantos soles después de dejadas, les llevan
de comer…». A.G.I. Filipinas. 30. N.º 3. Folio:11. Ver documento completo en el Anexo n.º 5.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
73
expoliadas a lo largo del tiempo y para protegerlas se han declarado
Tesoro Nacional de Filipinas.
Los kalinga practicaban el entierro en urnas, después de diez días
de vigilia, mientras que los bontoc, enterraban a sus muertos en ataúdes de pino colocados en cuevas, ellos mismos preparaban el ataúd
y el sudario blanco en vida para su muerte. Los difuntos ifugao eran
sepultados cerca de su casa durante un año o dos antes de que los
restos fueran exhumados y los huesos envueltos en una manta especial y mantenidos bajo la casa o en el caso de personas muy ricas, en
una casa especial para los fallecidos.
La muerte violenta era considerada vergonzosa para los asesinados así que eran enterrados rápidamente, fuera de la ciudad, en la
ladera de una montaña, acompañando al cadáver con armas, como
lanzas dispuestas apuntando hacia el pueblo del asesino. Este era el
caso de las muertes a manos de los cazadores de cabezas. Esta práctica ha sido definitoria en la cultura de los pueblos montañeses del
sureste asiático y de las islas de Indonesia, y está emparentada con el
concepto de prestigio personal y como potenciador de la fuerza espiritual necesaria para llevar a cabo las empresas más importantes
de su vida.
Los ifugaos, como el resto de los igorrotes, han sido cazadores
de cabezas hasta principios del siglo XX y en la actualidad conservan su cultura y modo de vida sin apenas alteraciones porque se han
mantenido ajenos a las influencias externas 72, a excepción de la habilidad de cortar cabezas, que gracias al empeño de los diferentes
gobiernos de Manila se extinguió, pero lo reviven con orgullo en algunos museos dispersos de carácter etnográfico de La Cordillera como
un recuerdo triunfal de sus ancestros guerreros, como en el Museo
71
Cfr. PICPICAN, Isikias. The Igorot mummies. A socio-cultural and historical treatise. Manila:
Rex Book Store, 2003.
72
«…Son en general los ygolotes gente muy ágil y suelta, bien dispuesta y temida de las demás naçiones que lo rodean como tiene esto conoçido y que siempre les <huyen> aunque sean muchos con pocos acomenten y en matando algunos apenas ha caydo quando les decaveçan, con que
hacen muchas fiestas y de noche por muchas cumbres ensienden muchos fuegos…». A.G.I. Filipinas. 30. N.º 3. Folio: 9. Ver documento completo en el Anexo n.º 5.
74
Ana Ruiz Gutiérrez
de Bontoc, en la Provincia Montañosa de Luzón. Estas prácticas les
resultaban atroces a los españoles como comentaba el capitán García
de Aldana, alcalde mayor de la provincia de Pangasinán en 1620,
aunque en ocasiones no dudaron en intentar reducir a los naturales
con las mismas acciones violentas 73.
Existían cuatro razones que justificaban la práctica de cortar cabezas: por motivos religiosos, por cuestiones de prestigio, por razones de matrimonio y por venganza 74. Para ellos, la parte superior
del cráneo era la mejor ofrenda que se podía hacer a los espíritus
que, de acuerdo con las creencias animistas, vivían en los árboles,
los ríos, las rocas o las propias viviendas. El ritual se iniciaba en marzo, cuando abren las flores rojas del dapdap, momento que coincidía con la recolección del arroz y con las bodas, debido a que los
padres de las novias exigían cabezas a modo de presente nupcial. Las
cacerías humanas terminaban con un banquete y una danza que se
realizaba en torno a las lanzas donde estaban clavadas las cabezas.
73
«… y un día de San Josef estando oyendo misa salieron del real sinco indios sin horden y
fueron por agua y en ella abía una enboscada de ygolotes y mataron a los dos de ellos llevándose las
cavezas, luego salí tras de ellos con algunos españoles y sin la compañía de indios amigos en que
yban quinientos hombres corrí toda la tierra y ice lo que conbenia para atagar tal atrevimiento y
luego bolví a mi real de a donde salía a ver toda la tierra y minas y pueblos de ella, prendí a honce
principales a los quales quise cortar las caveças y ellos pidieron misericordia diçiendo que querían
ser amigos y pagar el reconoçimiento que avia propuesto a los demás prinçipales y que querían dar
la obediençia al Rey Nuestro Señor y que no cortarían más caveças en ningún tiempo y que si las
cortasen dirían de que pueblo eran para que fuesen castigados y con esto los largué libremente para
que truxexe son el reconoçimiento y llamasen a otros prinçipales las quales volvieron y truxeron
çien». Traslado de la carta que escribió al gobernador de Filipinas, el capitán García de Aldana Cabrera, alcalde mayor de la provincia de Pangasinan, a cuyo cargo estaba la pacificación de los Igorrotes
y el descubrimiento de las minas de oro existentes en aquella provincia. Acompaña una certificación del contador de la Real Hacienda de lo que pagaron de tributos los naturales. Manila, 18 de
agosto de 1620. A.G.I. Filipinas. 7. R.5. n.59.Folio: 456. Ver completo en el Anexo n.º 4.
74
Normalmente como comenta Juan Manuel de la Vega en sus andanzas por Tuy, el tener
cabezas cortadas de tus enemigos mostrándolas era símbolo de prestigio «…y el ser mas rico y principal entre ellos consiste en tener mas cavesas colgadas en su casa que los otros porque es señal que
tiene mas comida y haze mas convitez…». A.G.I. Filipinas. 7. R.3. N.45. Folio: 15. Ver documento
completo en el Anexo n.º 2.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
75
Existe una creencia ifugao que sostiene que si la cabeza de un extraño es cortada, el alma del difunto encontrará la paz en la otra vida 75.
4. HISPANIZACIÓN DEL TERRITORIO
El interés de los soberanos españoles por los territorios más lejanos y recónditos, comienza gracias a la política exterior de los Reyes Católicos, favorecida con el descubrimiento de América por parte
de Cristóbal Colón 76. Antes de que estuvieran receptivos a la aventura colombina, dudaron de la idea, ya que con la aceptación de este
proyecto, a parte de tener que aportar una inversión considerable
para los tiempos que vivían, se arriesgaban a enfrentarse con Portugal, ya que ellos dominaban la navegación atlántica.
El fin primordial que Colón persiguió en sus cuatro viajes fue
abrir una ruta directa con el extremo Oriente, aunque hasta el fin
de sus días él perseveró en la idea de que lo había conseguido, algo
erróneo, ya que sí que descubrió un Nuevo Mundo, pero no el que
él buscaba. Una incertidumbre que continuó hasta que Núñez de
Balboa atravesó el istmo de Panamá y avistó el Pacífico en 1513. La
tarea a la que se enfrentaba el reino de España no era fácil, puesto
que en esta época se planteaban problemas éticos, sobre la licitación
de la conquista. Los informes, las instrucciones y las Leyes de Indias
nos revelan que los gobernantes españoles tenían una idea fija, que
era resolver el trato con los indígenas mediante la tolerancia y el entendimiento. Por desgracia la teoría no se reflejó en la práctica y en
los primeros años de la conquista del continente americano hubo
una mortalidad muy elevada, principalmente a consecuencia de las
enfermedades que la armada española propagó al Nuevo Mundo, sin
defensas naturales a enfermedades novedosas para ellos hasta ese
momento 77.
75
ROMA, Josefina. «¿No ves qué es pobre y sólo se alimenta de camotes?. Los igorrots, montañeses arrinconados del norte de Luzón». En: IZARD, Miquel. Marginados, fronterizos, rebeldes y
oprimidos. Barcelona: Ediciones del Serbal, 1985, págs. 196-199.
76
Cfr. CEREZO MARTÍNEZ, Ricardo. La proyección marítima de España en la época de los Reyes
Católicos. Madrid: Ministerio de Defensa-Instituto de Historia y Cultura Naval, 1991.
76
Ana Ruiz Gutiérrez
Las intenciones de las expediciones colombinas no fueron únicamente el incremento de las arcas del reino de España, ni la ambición expansionista, sino que también había un interés por la predicación de la doctrina cristiana en territorios «infieles» y por lo tanto
peligrosos desde el punto de vista de lo desconocido 78. En esta misión, hubo grandes restricciones para los indígenas, ya que podían
ser cristianizados pero nunca llegarían a destacar en cargos de la iglesia. En cambio, fueron afortunados al no incluirlos en la jurisdicción inquisitorial española de la época, lo que les absolvió de las persecuciones que sufrieron otras minorías en la península 79.
Los Reyes Católicos actuaron con diligencia a la hora de asegurar el protagonismo que tuvieron en la conquista de América, y a la
vuelta de la primera expedición de Cristóbal Colón, el Papa Alejandro VI les concedió las bulas alejandrinas que les daban una cobertura legal en la expansión colonial. Pero existía la inquietud de que
se deteriorarían las relaciones con los portugueses, como se ha mencionado anteriormente, y por esta razón, se modificó la línea de demarcación de las conocidas bulas. Esto se recoge en el Tratado de
Tordesillas firmado en 1494, cuya importancia estriba en que por
primera vez se considera el globo terrestre como un todo que se divide entre las potencias políticas, en ese caso España y Portugal 80.
De los monarcas españoles, Felipe II es el primero que menciona estos territorios de Indias en la expresión Hispaniarum et Indiarum
rex, cuya referencia fue el Plus Ultra de Carlos V. Es curioso en cambio que los reyes más implicados en la conquista de estas tierras como
Felipe II y Felipe IV, no visitaran nunca las mismas y confiaran plenamente en la administración que de ellas llevaba el Consejo de Indias. Aunque no era el único organismo que tenía poder en tierras
77
Cfr. ACOSTA, José de. Historia natural y moral de las Indias. 1590. México: Fondo de Cultura Económica, 1962.
78
MENDIETA, Gerónimo. de. Historia eclesiástica indiana, facsímil de la edición de Joaquín
García Icazbalceta. 1870. México: Porrúa, 1980.
79
PORRAS CAMUÑEZ, José Luis. «La Inquisición en Filipinas». En: Violencia y hecho religioso.
Simposio la Iglesia en España y América: siglos XVI al XX. V. Córdoba: Cajasur, 1995, págs. 49-65.
80
Cfr. HERNÁEZ, Francisco Javier. Colección de bulas y breves y otros documentos relativos a la
Iglesia de América y Filipinas. 2 Vols. Bruselas: Alfredo Vromant, impreso-editor, 1879.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
77
indianas sino que existía un patronato de la Iglesia en América, que
reforzaba en gran medida la autoridad real.
Los límites de los territorios conquistados no se pueden establecer con precisión, ya que a veces se tomaban algunas tierras y se abandonaban porque no interesaban lo suficiente, aunque ciertamente
fue una continua expansión, que se duplicó en los siglos sucesivos,
abarcando todo el Pacífico, con prolongaciones como Filipinas. Esta
amplitud hizo que se subdividieran en lo que se llamará las tierras
de las Indias orientales y occidentales 81. El archipiélago filipino, se
convirtió por tanto, en el primer establecimiento de los españoles
en Asia, algo que en sus planes iniciales se realizó de manera provisional, siendo el archipiélago una plataforma hacia China.
Los inicios de la historia hispanofilipina se establecen en Cebú,
que sin ser la primera isla donde los españoles pisan tierra firme, sí es
el lugar elegido para asentarse poblacionalmente. En 1565 Miguel
López de Legazpi 82, junto a frailes, marineros y aventureros consiguió
arribar a Cebú, fundando el 8 de marzo de ese mismo año la primera
villa española en Filipinas, que bautizaron como San Miguel 83.
En posesión de los permisos pertinentes, continuaron la incursión en el archipiélago, pero con la condición de que la figura del
rey de España fuera acogida de buen grado allí donde iban. Esta doctrina fue recogida poco después en las Ordenanzas de Descubrimiento
y Nueva Población que firmó Felipe II en el Bosque de Segovia, en
el año 1573 84, y a la que el cabildo de Manila habría de apelar en
alguna ocasión, ya que estipulaba que el reparto del término territorial de pueblos y ciudades había de hacerse asignando «para los pro-
81
CUESTA DOMINGO, Mariano. Rumbo a lo desconocido. Navegantes y descubridores. Milán:
Ed. Anaya. 1992, pág. 239.
82
LANDÍN CARRASCO, Amancio. «Guía de descubridores: Miguel López de Legazpi (1564)».
Revista General de Marina. (Madrid), 220, (1991), págs. 741-747.
83
ALVA RODRÍGUEZ, Inmaculada. «Legazpi, fundador de ciudades: las ordenanzas del cabildo
secular de Manila». En: Euskal Herria y el Nuevo Mundo. La contribución de los vascos a la formación
de las americas. Vitoria: Universidad del País Vasco, 1996, págs. 89-106.
84
Sobre el proceso monárquico de Felipe II, CARRERA DE CÓRDOBA, Luis. Historia de Felipe
II, rey de España. 3 volúm. Madrid/Salamanca: Junta de Castilla y León. Consejería de Educación y
Cultura, 1998; PIERSON, Peter. Felipe II de España. México: Fondo de Cultura Económica, 1984;
78
Ana Ruiz Gutiérrez
pios del lugar» otro tanto igual a lo que fuere menester para los servicios comunales de «solares del pueblo y ejido competente, y dehesa en que pueda pastar abundantemente el ganado», distribuyendo
lo restante entre los pobladores individuales y el fundador 85.
Durante cinco años desde 1565 a 1570, los hombres llegados
con Legazpi, y los que se agregaron después, no pudieron o no quisieron organizarse como población. Su presencia en tierras filipinas
durante este tiempo siguió rigiéndose por la normativa militar.
Legazpi, por tanto, como General en Jefe de la expedición, nombrado por la Audiencia de Nueva España, carecía de derechos pactados
con la corona, ya que la empresa de Filipinas no se condujo bajo la
forma de capitulación, y la metrópoli española mantuvo siempre control directo en todos los estamentos en las islas. Tardaron aún seis
años hasta su asentamiento en la isla de Luzón estableciéndose en
Manila, cuya fundación oficial como ciudad de los españoles fue el
24 de junio de 1571 86.
Pero hay que destacar que el nacimiento de la ciudad de Manila
oficialmente lo hace con unas actas fundacionales previas, es decir,
ya se había fundado el Ayuntamiento con dos alcaldes ordinarios,
un Alguacil Mayor y doce Regidores, promulgando por primera vez
las ordenanzas corporativas del cabildo 87. El gobierno local estaba
comandado por el cabildo secular que se convierte en la institución
corporativa más importante en la defensa del ciudadano, se regía por
las Leyes Generales de Indias y por las Ordenanzas constitutivas particulares, y resumía en su totalidad una gran suma de atribuciones y
KRAMER, Ferdinand. «Felipe II (1556-1598).». En Los Reyes de España. Dieciocho retratos históricos
desde los Reyes Católicos hasta la actualidad. Madrid: Siglo XXI de España editores, 1999; FERNÁNDEZ
ÁLVAREZ, Manuel. Felipe II y su tiempo. Madrid: Espasa Calpe, 2001; AA.VV. Felipe II. Un monarca
y su época. Un príncipe del Renacimiento. Madrid: Museo del Prado, 1999.
85
ENCINAS, Diego de. Cedulario Indiano. Reproducción facsímil de la Edición Unica de 1596.
Madrid: Ediciones Cultura Hispanica, 1946. Libro IV, pág. 240.
86
DIAZ-TRECHUELO LÓPEZ-SPÍNOLA, María Lourdes. Filipinas la gran desconocida. (15651898). Pamplona: Eunsa, 2001, págs. 78-79.
87
Cfr. ALVA RODRÍGUEZ, Inmaculada. Vida municipal en Manila (siglos XVI-XVII). Córdoba:
Universidad, 1997.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
79
poderes de orden judicial, legislativo y ejecutivo. Sus dos Alcaldes
Ordinarios eran en lo judicial los jueces de primera instancia; la justicia correccional y el ejercicio policial corrían a cargo de su Alguacil Mayor, mientras que el cuerpo de Regidores unidos en forma de
Ayuntamiento o Cabildo, es decir, en Corporación, podía adoptar
disposiciones legislativas, llamadas Ordenanzas Municipales, en materia de abastos, precios y comercio local, urbanismo, educación y
sanidad, y en general en todo lo que hacía relación con la polis y se
designa en los textos documentales bajo la palabra pulicia. Imponía
tasas y contribuciones y administraba los fondos de ellas obtenidos
a favor del municipio; organizaba milicias urbanas y obras de defensa; convocaba a todos los vecinos a Concejo o Cabildo Abierto para
la resolución de casos extraordinarios, «ponía en posesión de sus cargos a los Gobernadores nombrados recibiéndoles el juramento de ley;
asumía el gobierno político en caso de ausencia o impedimento del
Gobernador y representaba al pueblos en toda gestión relativa a su
interés local» 88.
La administración de Justicia por su parte, estaba dirigida por
la Real Audiencia de Manila. Organizadas siguiendo el modelo de
las Reales Chancillerías de Valladolid y de Granada, fueron creadas
para salvaguardar los derechos e intereses de la corona. Por este motivo las audiencias gozaron de grandes privilegios y se vieron
investidas de amplios poderes otorgados por los diferentes soberanos, cada una representaba a la persona y autoridad del rey en América y Filipinas. Estaban subordinadas al Consejo de Indias que era
el organismo encargado de ejecutar la política regia con respecto a
estos reinos 89. Las intervenciones del Consejo en las Audiencias, consistían en estudiar la conveniencia de su creación, la aprobación de
las ordenanzas que deberían regir el funcionamiento interno de cada
88
CASARIEGO, José E. El municipio y las Cortes en el Imperio Español de Indias. Introducción a
su estudio. Madrid: Talleres Gráficos Marsiega, 1946. pág. 44.
89
Cfr. DIAZ-TRECHUELO LÓPEZ-SPÍNOLA, María Lourdes. «El Consejo de Indias y Filipinas
en el s. XVI». En: El Consejo de Indias en el siglo XVI. Valladolid: Universidad, Seminario de Historia de América, 1970, págs. 125-138.
80
Ana Ruiz Gutiérrez
una de ellas, siendo el rey quien se encargaba de proponer a regentes, oidores y fiscales, etc.
La Real Audiencia de Manila 90 se creó en 1583, gracias a fray
Domingo de Salazar, primer obispo de Manila, que lo había solicitado insistentemente a Felipe II para evitar los continuos abusos que
sobre la población nativa estaban ejerciendo los encomenderos y funcionarios reales. Pero la trayectoria de ésta se vio pronto truncada
debido a la oposición que se empezó a generar en Manila en torno
suyo. En 1582 bajo el gobierno de D. Gonzalo de Ronquillo de
Peñalosa, se comenzó el primer Sínodo de Manila promovido por
fray Domingo de Salazar y apoyado por autoridades civiles, militares y eclesiásticas para dar solución a los problemas de la vida cotidiana en el archipiélago 91. Una de las propuestas de éste fue la abolición de la Real Audiencia de Manila, argumentando que en sus escasos dos años de existencia había aportado más problemas que beneficios. Ante estos informes Felipe II decretó por Real Cédula de
9 de agosto de 1589 la abolición de la misma. En 1591, el propio
fray Domingo de Salazar se traslada a la península para solicitar personalmente al rey que la vuelva a restaurar, puesto que fue una propuesta desacertada ya que toda la autoridad judicial recaía en manos
del gobernador. De este modo la Real Cédula de restablecimiento
fue expedida el 26 de noviembre de 1596, quedando restituida de
manera efectiva en 1598.
La hacienda de la población española en este momento se sustentaba gracias a la extracción de recursos que aportaban los nativos, en concreto nos referimos a las encomiendas, los tributos y el
trabajo indígena. La toma del territorio iniciada por Legazpi, comenzó sometiendo a los naturales también llamados aquí indios y repartiéndolos en encomienda 92. Se establece por tanto en las Islas a par-
90
Cfr. DUEÑAS OLMO, Antonio. Contribución al estudio de las visitas a la tierra de la audencia
de Filipinas (1690-1747). Memoria de licenciatura inédita. Córdoba. Facultad de Filosofía y Letras.
1984; MURO ROMERO, Fernando. «Las ordenanzas de 1596 para la Audiencia de Filipinas». Anuario de Estudios Americanos. (Sevilla), 30 (1973), págs. 611-677.
91
Cfr. PORRAS CAMUÑEZ, José Luis. Sínodo de Manila de 1582. Madrid: CSIC. Centro de
Estudios Históricos, 1988.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
81
tir de 1571, la encomienda conocida como suavizada. Se trataba en
realidad de una mera cesión de tributos a los encomenderos, que debían acudir en defensa del territorio, pagar la evangelización, etc.
Con Legazpi por tanto comenzó el reparto de encomiendas 93,
entendida ésta como cesión de tierras para extender la población española en el archipiélago. En noviembre de 1570, antes de emprender el asentamiento en Manila, se comenzaron a repartir territorios
de la isla de Cebú, Leyte, Negros, Cibabao (Sámar), Paita, Mindanao,
Camiguín y Fuegos, a los cincuenta matrimonios españoles que llevó consigo desde Nueva España Juan de la Isla para el poblamiento
de Filipinas, provocado por la petición que hacía Legazpi desde el
inicio de su presencia en las islas 94. Cinco meses después del asentamiento en Manila, se instalaron en la isla de Luzón. Legazpi repartió nuevas encomiendas, esta vez en agradecimiento por la contribución de destacados capitanes y soldados, pero no sólo se hacía referencia al reparto de tierras sino también a otros privilegios, explicados por el mismo Legazpi en una carta al rey 95.
92
El término indio puede traducirse por colonizado, aquel sector que esta sometido dentro
de una estructura de dominación que implica la existencia de dos grupos cuyas características étnicas
difieren, y en la cual la cultura del grupo dominante o colonizador se postula como superior. El
indio surge con el establecimiento del orden colonial europeo en América y Filipinas, aunque lo
único que existía como hemos visto ya en algunas ocasiones eran diversas etnias. Cfr. BONFILL BATALLA, Guillermo. «El concepto del indio en América: una categoría de la situación colonial». Anales de Antropología (México), 9 (1972), págs. 105-124.
93
Para mas información sobre las encomiendas consultar HIDALGO NUCHERA, Patricio. Encomienda, tributo y trabajo en Filipinas (1570-1608). Madrid: Universidad Autónoma de MadridEd.Polifemo, 1995; HIDALGO NUCHERA, Patricio. y MUDARÁS GARCÍA, Félix. La encomienda en
América y Filipinas. Su impacto sobre la realidad socio-económica del mundo indígena. Madrid: Imprenta Notigraf, 1999.
94
«Suplica [Legazpi] a vuestra majestad que las dichas islas se conquisten y pueblen y pongan
debaxo del dominio de vuestra rreal corona por que haziendose ansi se podra plantar y predicar la
ley evangelica y hacer muy gran fruto en su combersion…». Colección de Documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de ultramar. Tomo
n.º 3. II de las Filipinas. Madrid: Est.tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra», 1887, pág. 325.
95
«Otro si piden que su majestad les haga merced de repartir la tierra y combiene que para la
perpetuacion della se den por que de otra suerte no se podra sustentar[…] piden e suplican les se
82
Ana Ruiz Gutiérrez
De acuerdo con la legislación indiana entonces vigente, el rey
tenía derecho a percibir el tributo que como vasallos debían darle
los indígenas, pero renunciaba a la encomienda, cuyo significado difiere del anteriormente mencionado. Bajo este prisma se entendía el
cuidado y protección de los españoles hacia los indígenas, que se comprometían a tratarlos bien, defenderlos y evangelizarlos, personalmente o por medio de un clérigo, llamado doctrinero, cuyo estipendio
sufragaba el encomendero 96. Esta situación se repitió en Filipinas al
igual que se hizo con anterioridad en América, aunque no todos los
encomenderos cumplían las funciones establecidas, sino que los explotaban y por supuesto renunciaban a darles una formación humana y cristiana 97.
En cuanto al tributo, se impuso a los nativos del Nuevo Mundo
y de Filipinas en reconocimiento al vasallaje al rey de Castilla. Desde 1536 estaba tasado y, desde 1549, prohibido conmutarlo en servicios personales. Legazpi fijó el tributo indígena en ocho reales al
año, o sea un peso, pagado en oro, mantas, algodón, arroz, gallinas
y otras propiedades. Más tarde cuando los indígenas se incorporaron a la economía monetaria, se les permitió pagar el tributo a su
elección, en dinero o en especie. Esto fue un error, ya que para los
nativos era más cómodo conseguir el dinero comerciando con los
sangleyes, provocando el abandono de las labores agrícolas y ganaderas, lo que a su vez condujo al desabastecimiento de las Islas y a la
salida de plata hacia China para comprar alimentos.
La rectificación gubernamental tuvo lugar en 1602, cuando se
obligó a los nativos a pagar al menos la mitad del tributo en espe-
haga merced a los dichos conquistadores e descubridores que puedan comprar e compren esclavos
los que en la tierra se vendieren para que puedan servirse de ellos según e como se sirven los
prencipales e naturales destas partes ansi en minas como en otras qualesquier cosas que se ofrezan».
Ibídem, págs. 323-324.
96
HIDALGO NUCHERA, Patricio. «Orígenes del tributo indígena. El problema de la tasación».
Revista Complutense de Historia de América (Madrid), 18 (1992), págs. 133-142.
97
Cfr. DUVERGER, Christian. La conversión de los indios de Nueva España. México: Fondo de
Cultura Económica, 1993.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
83
cie 98. En 1593 el impuesto se incrementó en dos reales con destino
a los gastos de fortificación y defensa de las islas, y para el sometimiento de la catedral de Manila 99.
El trabajo fue otro elemento importante de la economía interna
de la islas. En 1549 se prohibió a los encomenderos conmutar el tributo por servicios personales. El trabajo libre fue introducido en
1550, sin embargo las necesidades de la corona hicieron que solo
un año mas tarde se diese marcha atrás y se crease la institución laboral del repartimiento. Los nativos debían prestar servicios personales, llamados polos en Filipinas, y trabajar algunos días al año en
obras públicas, como la construcción del astillero de Cavite o servir
como remeros en las embarcaciones, y aunque estos trabajos eran
forzosos, estaban remunerados con un jornal 100. Sin embargo la realidad fue bien distinta, y algunos españoles trataron de esclavizar a
los indígenas, oponiéndose aquí la Corona como lo había hecho en
América, y declaró libres a todos los que aceptaran la soberanía del
rey de España 101. Solo los rebeldes se podían considerar esclavos, casi
todos de las etnias de los negritos y moros 102. Diez años después de
98
La tasación realizada en 1604 ordenó que se pagasen como tributo, obligatoriamente 4 reales
en especie mas una gallina y los otros 4 podrían pagarlos en dinero o en especie a su libre elección.
Cfr. FRADERA, Josep María. Filipinas, la colonia mas peculiar. La Hacienda Pública en la definición
de la política colonial. 1762-1868. Madrid: CSIC, 1999.
99
Colección de Documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las
antiguas posesiones españolas de ultramar…, pág. 82.
100
«Los naturales destas islas, tienen también sus servicios personales, a que son obligados a
acudir, en una parte más que en otras; a los Españoles, en diferentes maneras, comúnmente se llama el Polo, porque, donde ay alcaldes mayores y justicias, por semanas les dan y reparten algunos
naturales, para el servicio de sus casas, pagándoles un jornal moderado, que viene a ser comúnmente, la quarta parte de un real cada día, y arroz para comer.» MORGA, Antonio de. Sucesos en las islas
Filipinas…, pág. 305.
101
HIDALGO NUCHERA, Patricio. «¿Esclavitud o liberación? El fracaso de las actitudes esclavistas
de los conquistadores de Filipinas». Revista Complutense de Historia de América. (Madrid), 20 (1994),
págs. 61-74.
102
«Solían tener los Españoles, esclavos destos naturales, que avían comprado dellos; y otros,
que avían ganado en algunas jornadas, en la conquista y pacificación de las islas; esto, se quitó por
breve de su Santidad, y cédulas reales; de manera, que ya todos estos esclavos, que se hallaron en
84
Ana Ruiz Gutiérrez
que el Sínodo de Manila los denunciara abiertamente, el gobernador Gómez Pérez das Mariñas promulgó el 11 de agosto de 1592
unas ordenanzas cuyo título ya nos está indicando la otra cara de los
repartimientos 103.
Otro elemento de la economía interna filipina eran las bandalas,
vocablo tagalo que significa derramar o sacar con fuerza algo. Consistía
en una doble imposición a los indígenas, por un lado la compra a precio de mercado de mercancías españolas y por otro lado la venta forzosa
a los españoles y a precio de arancel de mercancías propias. En realidad
se trataba de la venta por anticipado que efectuaban los campesinos a la
administración colonial, realizada de una manera forzada, a precios de
arancel y al margen de los mecanismos del mercado 104.
Este modelo colonial filipino no se formalizó por completo hasta
las décadas de 1620-1630, pero a medio plazo tenía otro objetivo
esencial, el comercio entre China y Nueva España, eje estratégico
de sostenibilidad económica de Manila en momentos de decadencia
a través de la ruta marítima conocida como el Galeón de Manila, la
Nao de China o de Acapulco, establecida entre 1565 y 1815 105.
poder de los Españoles, naturales destasislas, de qualquier manera que fuesen avidos, se les dio libertad; y se prohibió para adelante, no los pudiesen tener los Españoles, ni hazerlos cautivos, por
ninguna razón., ni color que uviese de la guerra, ni en otra manera; y el servicio que tienen, son
cafres y negros, traídos por los Portugueses, por la vía de la India, avidos con justificación, de las
esclavonas, conforme a los concilios provinciales, y licencias de los prelados y justicias de aquellas
partes». MORGA, Antonio de. Sucesos en las islas Filipinas…, pág. 305.
103
Aprobación de las ordenanzas realizadas por Gómez Pérez das Mariñas, gobernador de Filipinas, protegiendo a los indios de las vejaciones de encomenderos, alcaldes mayores, justicias y
religiosos. A.G.I. Filipinas.18B.R.2.N.19.
104
Cfr. ALONSO ALVAREZ, Luis. «Repartimientos y economía en las Islas Filipinas bajo el dominio español, 1565-1815». En: El repartimiento forzoso de mercancías en México, Perú y Filipinas.
México: UNAM, 2000, págs. 170-216.
105
Mencionaremos algunos de los estudios más destacados sobre el Galeón de Manila o la
Nao de China. YUSTE, Carmen. El comercio de la Nueva España con Filipinas.1590-1785. México:
INAH, 1984 y Emporios Transpacíficos. Comerciantes mexicanos en Manila. 1710-1815. México:
UNAM, 2007; SCHURTZ, William. El Galeón de Manila. Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica,
1992; AA.VV. Manila 1571-1898. Occidente en Oriente. Madrid: Ministerio de Fomento, 1998;
AA.VV. El Galeón de Manila. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2000.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
85
Partiendo de esta visión esquemática de la estructuración político-social del territorio a la llegada de los españoles, resulta inevitable imaginarnos este escenario a través de las crónicas de los primeros europeos que llegaron al archipiélago. De este modo en la expedición de Fernando de Magallanes en 1521, Pigaffeta nos narra con
maestría y realismo las experiencias del viaje que les llevó primero a
las islas Visayas, arribando a Samar, Leyte y Cebú consecutivamente. A partir de 1576 y una vez establecida la expedición de Miguel
López de Legazpi en Manila, es cuando su nieto Juan de Salcedo
llega a la zona norte de la Isla de Luzón, concretamente a Ilocos 106,
que ya se revela en la Crónica de San Agustín como una provincia
muy rica en cuanto a paisaje y recursos naturales, especialmente minas de oro, haciendo una expresa alusión al comercio con China 107,
además de detallar las incursiones de Salcedo en estas tierras y sus
combates con el pirata chino Limahón.
En un momento en el que los españoles ya tenían el dominio
de la mayor parte de las islas centrales del archipiélago tornan su
interés hacia Luzón, al considerarla el mito de El Dorado americano, siendo en esta zona geográfica donde se centra nuestro interés
para contextualizar el contacto de los españoles con los habitantes
de la cordillera montañosa. Pero no solamente interesaba la cuestión
106
Algunos de los estudios más relevantes a nivel histórico en realación a las expediciones
españolas en el archipiélago son ARTECHE, José de. Elcano. Madrid: Espasa-Calpe,1942; Urdaneta
(el dominador de los espacios del Océano Pacífico). Madrid: Espasa-Calpe, 1943; CABRERO, Leoncio
(editor). España y el Pacífico: Legazpi. 2 Vols. Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2004; DÍAZ-TRECHUELO LÓPEZ-SPÍNOLA, María Lourdes. Navegantes y conquistadores vascos. Madrid: Publicaciones Españolas, 1965; MURO, Luis. La expedición de Legazpi y Urdaneta a las
Islas Filipinas (1564-1577). México: Secretaría de Educación Pública, 1975; VELÁZQUEZ, María del
Carmen. «La navegación transpacífica». Historia Mexicana (México), XVII, n.º 2 (1968), págs. 159178; MIGUEL BOSCH, José Ramón de. Urdaneta en su tiempo. San Sebastián: Sociedad de Ocenografía
de Guipúzcoa, 2003.
107
«Esta provincia es la de Ilocos y tiene muy grandes poblaciones; y la tierra adentro, una
legua del mar, es país muy deleitosos y lleno de hermosos ríos muy poblados de gente; tiene muy
ricas minas de oro que benefician estos naturales, por lo cual venía todos los años muchos navíos de
mercaderes de la China a contratar con ellos». SAN AGUSTÍN, Gaspar de (OSA). Conquistas de las
islas Filipinas…, pág. 328.
86
Ana Ruiz Gutiérrez
económica, ni siquiera las expediciones evangelizadoras que iniciaron los agustinos y dominicos principalmente, sino la apertura de
nuevas vías terrestres que conectarán la isla de Luzón internamente.
No podemos obviar que Manila se establece como capital de la isla
al sur, pero la zona norte era inexplorada aún, por tanto era necesario abrir camino para poder acceder a todo el territorio y establecer
así una dominación completa.
Legazpi tras el éxito de su tornaviaje y el de su nieto en las expediciones a esta isla, escribe en 1566 una carta a Miguel Salvador
de Valencia en la que le explica como el rey le regaló a Salcedo tres
barchillas de oro en polvo a cambio de un petrel de cascabeles 108. A
partir de este instante, los españoles anhelan encontrar esas minas
de oro que serían una de las mayores motivaciones de la conquista a
nivel económico, llegándolas a comparar concretamente las de Tuy
con las minas de plata de Potosí 109.
En 1571, siete años después del asentamiento español en Manila,
Juan de Salcedo se dirigió al Norte, primero hacia la Laguna de Bay
y Cagayán y al año siguiente comenzó a pacificar la provincia de
Ilocos, fundando entre otras ciudades la Villa Fernandina en la actualidad Vigan capital de Ilocos Sur, para explorar y buscar minas
de oro. Expediciones posteriores, como la de Luis de Sahajosa a
Cagayán, conllevaron la pérdida de vidas y sustento, y los igorrotes
redujeron la producción de oro con el objetivo de atraer menos atención. Tres meses después de la muerte de Salcedo nos llegan las primeras noticias escritas de las famosas minas de oro de las montañas
de la provincia de Benguet, halladas por él, cerca de la ciudad de
Baguio, cuyos trabajadores eran conocidos como Tagalog golod, recogidas en una carta de Sancho Díaz de Ceballos al virrey de Nueva
España dan cuenta de lo ocurrido en Filipinas desde su llegada a las
islas, fechada en 1576 110.
108
DÍAZ TRECHUELO LÓPEZ-SPÍNOLA, María Lourdes. Filipinas…, pág. 70.
«…tienen por muy probable que se ubiera descubierto una riqueza de oro como lo es de
plata Potosi…». A.G.I. Filipinas. 7. R.3. N.45. Folio: 16. Ver documento completo en el Anexo n.º 2.
110
«Después fuy embiado con quarenta soldados y dozientos indios a descubrir las minas de
oro de la provincia de Ygolot, de donde se entendía que salía toda la riqueza que se usa por toda la
109
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
87
Pero la perseverancia en la búsqueda de la minas de oro siguió
vigente ya que como hemos comentado fue el principal motivo para
que Legazpi mandara a su propio nieto al norte de Luzón en busca
de este preciado mineral. Y fue en el proceso de la pacificación de
Ituy en la provincia de NuevaVizcaya, 111 narrado en las Relaciones
sobre descubrimiento de Tuy y mina de igorrotes por el Dr. Juan Manuel de la Vega, en las que se detallan las sucesivas incursiones para
el hallazgo del preciado oro de manera pormenorizada 112. La primera de ellas se lleva a cabo bajo el gobierno de Guido de Lavazares,
gobernador de las Islas Filipinas entre (1572-1575) quién envió al
capitán Chacón a estas tierras, llegando solamente hasta Bongabon,
actual municipio de la provincia de Nueva Écija 113. El gobernador
Gonzalo Ronquillo (1580-1583) despachó a esta misión a Juan
Pacheco Maldonado y posteriormente el Dr. Santiago de Vera (15841590) teniendo conocimiento de estas hazañas mandó al indio
Dionisio Capolo, aunque se volvió por las advertencias de sus compañeros de ser gente muy peligrosa 114.
tierra, y no sé en que ventura fue que de tan gran fama y esperanza no se sacó ni medio grano de
oro con haver descubierto mas de dozintas minas, sino mucho trabaxo y lanzadas, y la tierra asperísima
y casi inhabitable por no haver bastimentos y estar ochenta leguas de Manila». Carta de Díaz de
Ceballos al Virrey Limajón. A.G.I. Filipinas. 34. N.18. Folio: 134 v. Ver documento completo en
el Anexo n.º 1.
111
En las fuentes aparece con el nombre de Tuy probablemente en relación con Tui en Galicia.
Cfr. MALUMBRES , Julián. Historia de Nueva-Vizcaya y Provincia Montañosa. Manila: Tipog.Litog.
del Colegio de Sto.Tomás, 1919.
112
Aunque resumo aquí todas las acciones se pueden ver reflejadas en su totalidad en las Relaciones sobre el descubrimiento de Tuy y las minas de los igorrotes. Dr. Juan Manuel de la Vega. A.G.I.
Filipinas. 7. R.3. N.45. Ver documento completo en el Anexo n.º 2.
113
«…Siendo gobernador destas yslas Guido de Lavazares envió a descubrir esta tierra por
aver tenido noticia que hazia la parte del norte destas yslas ochenta leguas por tierra de la çiudad de
Manila avia una provinçia muy poblada fértil para lo qual despacho al capitán Chacón el qual se
dio tan mal maña que aviendo caminado la mitad del camino hasta donde llaman Bongavon so
color de que no avia tenido guias se volvió con su gente a la çiudad de Manila sin traer razón alguna…». Ibídem, folio: 1.
114
«…El doctor Santiago de Vera que susedió en el dicho gobierno aviendo tenido noticia de
lo mismo despacho a un indio prinçipal que se llamaba Don Dionizio Capolo, que oy bibe, diole
88
Ana Ruiz Gutiérrez
Realmente no fue hasta 1591 cuando se realizaron consecutivamente tres expediciones que establecerán las bases de la presencia española en la provincia de Ituy, actual Nueva Vizcaya. Gómez
Pérez das Mariñas (1590-1593) envió a su hijo Luis con setenta y
ocho soldados españoles y naturales de Pampanga, realizando una
primera incursión desde el 7 de julio al 8 de agosto, en la que comienza a tomar territorios en nombre de la corona española estableciéndose con mayor o menor fortuna en los distintos barangays
por los que pasa con su ejército. En este sentido menciona un total de once pueblos pacificados los cuales le aportan beneficios tributarios en especie principalmente 115. Aunque no fue tarea fácil,
Luis Pérez das Mariñas tuvo que adaptarse a sus costumbres para
establecer cierta empatía con los igorrotes, de tal modo que cada
vez que llegaba a un poblado establecía un pacto de paz con los
principales, el más curioso era el del huevo, que consistía en arrojar a la vez cada uno de ellos un huevo al suelo de modo que se
rompían, a lo cuál juraban que igual que se habían roto esos huevos se quebrasen ellos si no cumplían el pacto 116. Otro ritual de
pacto de no agresión era el de la vela. Tomando una vela cada uno
de los representantes de las distintas partes, en este caso Luis Pérez
das Mariñas y el principal que correspondiera, las encendían hasta
que se consumían, igual que se consumiese uno de los dos si no se
sien indios para el dicho descubrimiento el qual aviendo caminado en demanda del dicho descubrimiento sesenta liguazo (sic) de Manila beynte mas que el pasado, se volvió diçiendo que indios <de
la tierra> conoçidos suyos sabiendo a lo que iba, le avisaron que no pasase más adelante porque la
gente que yba a descubrir hera mucha y belicosa y estava de guerra y le matarían y por no llevar
horden de pelear y ser poco la gente que llevaba se volvió…» Ibíd., folio: 1.
115
«…a que fuesen amigos de los Castillaz y diesen la ovedienzia a Su Magestad para que los
tomase debajo de su real amparo y fuesen enseñados en las cosas de la fe para lo qual llevaba religiosos y dádoles algunas cosillas de mantaz, bestidos, quentas, peinez y lo aseptaron y quedaron de
pagar tributo a su tiempo y reconosimiento…» Ibíd., folio: 2.
116
«…y juraron las pazes según su costumbre que fui tomando un huevo don Luiz y otros, el
prinçipal que habla por todo y echándo los guebos (sic) a un tiempo en el suelo dijeron a una que
así como se quebraban aquellos guhebos (sic) se quebrasen ellos si no cumpliesen lo que avia prometido…» Ibíd., folio: 2.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
89
cumplía el trato 117. Consiguieron con estas estrategias en esta primera expedición lo que más preciaban, el oro de los igorrotes, junto
con algunos bastimentos necesarios para la subsistencia diaria como
el arroz o el maíz 118.
Pero considerando Gómez Pérez das Mariñas que no era tarea
fácil, mandó en el mismo año a Francisco de Mendoza, desde el 6
de agosto al 6 se septiembre, el cuál menciona hasta catorce barangays, aunque muchos de ellos vacíos o «puestos en armas» por lo
que no tuvo tanta fortuna como su antecesor para la pacificación de
este territorio 119.
Del 4 al 30 de noviembre, Gómez Pérez das Mariñas reforzó la
pacificación mandando a Pedro Sid, continuando la estela de su sucesor Francisco de Mendoza, de hecho pasó por algunos de los poblados que ya había él intentado pacificar pero en este caso con mayor éxito 120. De tal modo que las incursiones encomendadas por ór-
117
«…Los prinçipales de Sicat, Barat, Tuy, Bugat, Bantal, pidieron perdón a don Luiz de lo
pasado prometiendo paz y pagar el tributo en las espesies de la tierra juraron conforme a otro uso
tomando en las manos sendas belas y don Luiz la suya disiendo que así se consumiese el que no cumpliese lo prometido o se saliese fuera en todo o en parte como aquella vela se consumía y después las
mataron diciendo que asi como moria aquella vela y se consumía matase y acavase el que quebrase lo
prometido y se les graçia del tributo de aquel año quedaron muy contentos…» Ibíd., folio: 4.
118
«…A 29 de julio, pagó de reconoçimiento el pueblo de Tuy siete pedazillos de oro en cadenillas, el de Sicat tres mais de oro y dos canutos de arroz y Barat, seis pedasillos de cadenillas de
oro de quatro maíz, dos canutos de arroz, Bugay, trese pedaçillos de cadenilla de dicho maíz, una
sartilla de quentas, dos canutos de arroz, Banjal, sinco pedazillos de cadenillas de oro, tres mays y
dos canutos de arroz…» Ibíd., folio: 4.
119
«…Paso al pueblo de Balabat y Depao huyéronsele dos principales que llevaba de allí, fui al
pueblos (sic) de Palilamot que halló puestos en ar[mas] de allí fui al pueblo de Nacalan que allo sin
gente y aquí se envarcó [en] unas balsas jueves 29 e navegó por el río asta treinta y uno [de] agosto
que llegó a tres pueblos pequeños que halló sin gente y los camino (…) enpuyados…» Ibíd., folio: 5.
120
«…Gómez Pérez das Marinas el mismo año de 91 despachó a Pedro Sid con cantidad de
soldados para que descubriese mas de lo que avia descubierto don Luiz su hijo y parase que en diez
y seis, de noviembre llego en frente del lugar de Tuy junto a Bantal el qual alló sin gente y aviéndoles
echo saber que no benia aserle mal se volvió la gente al pueblo y bino al campo el prinçipal de Tuy
con otros muchos indios a los quales rezivió con mucho amor y les preguntó si querían religiosos
para que les enseñasen la fe, ellos dixeron que no savian que hera aquello pero que ysiesen como
quisiezen y ordenaze dioles algunos pedasos de mantas, cascaveles, anillos, agujas y quentezillas y
90
Ana Ruiz Gutiérrez
denes de Gómez Pérez das Mariñas acontecieron desde el 7 de julio
de 1591 hasta el 30 de noviembre de ese mismo año.
En 1594, el capitán Toribio de Miranda continuó las exploraciones territoriales ahora bajo el mandato de Luis Pérez das Mariñas
(1593-1596), quién tras el fallecimiento de su padre siguió con las
tareas expedicionarias que él mismo había iniciado antes de tomar
posesión de su cargo como gobernador. De este modo Toribio de
Miranda marchó con ochenta soldados, cuatro franciscanos y los correspondientes nativos hacia la provincia de Ituy, descubriendo un
gran número de poblados que describen someramente en cuanto a
tamaño y fiereza de sus habitantes, destacando las menciones que
hace de los barangays acerca de su tamaño, como es el caso de Anit
con setenta casas, Palan con ochenta, Pao con cuarenta, Agulan con
ochenta, Yrao con setenta, Palali con treinta, Apio con ciento ochenta, Balagban con cien y Glarin con cuarenta, todos ellos pertenecientes a la actual provincia de Nueva Vizcaya.
Aún siendo localizadas estas minas, fueron muchas las dificultades para extraer el oro, ya que los españoles no conocían las técnicas
y los igorrotes como comenta Francisco de Santa Inés 121 no tenían
peinez, preguntoles si avia otras poblazones respondieron que detrás de una sierra a mano ysquierda
las havia por unos balles de mucha gente. Dijoles que Su Magestad por aora no quería tributo mas
del reconosimiento que quisiesen en señal de ovedenzia (sic) que poblasen y cultivasen sus sementeras y criazen para tener con qué pagarle quando se les pidiese respondieron que se harian.
Preguntóseles donde trayan el oro que tenían dixeron del pueblo de Yguat, Panuy, Pui, Bilas, que
estaban detrás de una sierras fronteraz y aquellos los hayan del pueblo de Vayaban junto al pueblo
de Yguat çerca de los ygolotez donde estaban <las> minas y contratazión del oro, dieron de
reconoçimiento dos gallinas un poco de arroz y se despidieron muy contentos…» Ibíd., folio: 6.
121
«Y si como los indios benefician ésto con su natural flema y cortedad, hubiera modo para
que se aplicasen á ello con más codicia, ó lo hiciesen los españoles con el artificio de sacar y moler
mucho que usan en otras partes, sería gran riqueza. Pero no sé que se tiene, que, aunque se han
hecho por diferentes gobernadores muchas y muy buenas diligencias, nunca se ha podido gozar
sino por migajas y por manos de indios, y en queriéndolo beneficiar por grueso, presto se pierde
todo. Y así es común voz de los ministros expertos, que Dios no hizo estas minas para beneficio de
españoles, sino de los naturales, de cuya mano, con flema y de buen modo, se rescatan en discurso
de tiempo no pequeñas cantidades». SANTA INÉS, Francisco de (OFM). Crónica de la Provincia de
San Gregorio Magno …, pág. 37.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
91
la codicia de hacerlo. Sólo lo utilizaban para pagar sus tributos 122,
realizar sus adornos corporales y como moneda de cambio con los
naturales de Pampanga, Ylocos y Pangasinán, intercambiándolo por
productos como ropa, gallinas, puercos, y vacas 123, algo que certifica el Dr. Juan Manuel del Valle incrédulo ante la falta de avaricia de
los naturales 124. En cuanto a los hallazgos del preciado metal también mencionan algunos regalos que les ofrecieron los nativos como
pedazos de cadenas de oro 125.
Los primeros asentamientos formales de los españoles en esta
zona se hicieron en Benguet, donde se establecieron fuertes en La
Trinidad en 1620 y 1623. Es en 1620, cuando Alonso Fajardo de
Tenza, gobernador de las Islas Filipinas (1618-1624) propone de
nuevo la pacificación de los igorrotes y el descubrimiento de las minas que se encuentran en Ilocos y Pangasinán 126, de manos del capitán García de Aldana Cabrera, alcalde mayor de esta última provincia, quién le envía al gobernador una carta en relación a los tributos
que pagan los naturales y con especial mención a la fundación de La
122
« Los Indios naturales son LUZONES; dellos ay quatro naciones differentes; todos son
christianos y bien doctrinados. Tienen minas de oro, pero ellos son peressoços, más amigos de llevar buena vida que de trabajar. No quieren sacar de las minas más de lo que an menester para pagar
sus tributos. Y tienen mucha plata que viene de la Nueva España». COUTRE, Jacquest de. Andanzas
asiáticas. Madrid: Historia 16. Crónicas de América, 1991, pág. 150.
123
SAN ANTONIO, Gregorio y VIVERO, Rodrigo de. Relaciones de la Camboya y el Japón…,
pág. 83.
124
«…porque los ygolotes bajan con su oro a siertos pueblos de Pangasinan y con ello compran comida de puercos caravaos y arroz y los animales los llevan (…) a su tierra y asta acavado
aquella o copo arroz no tienen avidado de sacarlo y entonces van cada una a su mina que la tiene
señalada y sacan lo que an menester conforme lo que piensan comprar y no más que es jente de tan
poco codizia muestro porque dizen que allí se lo tienen para quando lo an menester…». Relaciones
sobre el descubrimiento de Tuy y las minas de los igorrotes. Dr. Juan Manuel de la Vega. A.G.I. Filipinas. 7. R.3. N.45.Folio:14. Ver documento completo en el Anexo n.º 2.
125
Ibídem, folio: 4.
126
Testimonio que dieron los secretarios de la Audiencia sobre lo que sucedió cuando el gobernador propuso la pacificación de los igorrotes y el descubrimiento de las minas, y las contradicciones que se produjeron. Manila, 17 de agosto de 1620. A.G.I. Filipinas. 7. R.5. n.59. Folios:
439-462. Ver documento completo en el Anexo n.º 3.
92
Ana Ruiz Gutiérrez
Trinidad 127 actual capital de Benguet. Aunque no fue tarea fácil, tras
un levantamiento sofocado por el capitán, rápidamente les instó para
que dieran obediencia a la corona española. Tras su empadronamiento
calculó cuanto les debían de tributar que por supuesto era más de lo
que los nativos le ofrecían, acordando la cantidad de un tostón 128
por cada uno, calculando que andaban dispersos por esas tierras en
torno a siete mil. Una vez sometidos fue inmediatamente a inspeccionar las minas sacando muestras de los minerales que allí había
para calificar la calidad de los mismos 129.
En 1624, el capitán y sargento mayor Alonso Martín Quirante
era el encargado de las minas y la pacificación de los igorrotes, por
lo que envía testimonio del estado de la cuestión al gobernador comentándole la mala gestión de la corona española ya que llevaban
invertidos cuarenta mil pesos para llegar a ellas y por cada día de
trabajo solo conseguían el equivalente a uno o dos reales, por lo que
señala el poco provecho de las minas. La relación que hace Martín
Quirante es un exhaustivo alegato a la situación real de las minas de
127
«…tomé posesión en nombre de Su Magestad de la tierra por estar en el medio de la provinçia
haçiendo las solenidades que se requiere, púsele por nombre la Santísima Trinidad donde yce casas,
iglesia de paja para toda la gente que conmigo llevé, que con los indios de cargas eran mil y seteçientos
y luego hize llamar algunos prinçipales a los quales di a entender lo que a los primeros y se rieron de
lo que les decía y me preguntaron que quando me avia de yr, yo les dixe que no benía para volverme
sino quedavan debaxo de la corona real y andando pagasen quanto del oro que sacavan a Su Magestad
aun reconocimiento, de manera que conoçiesen por ser natural al Rey Nuestro Señor». Traslado de la
carta que escribió al gobernador de Filipinas, el capitán García de Aldana Cabrera, alcalde mayor de la
provincia de Pangasinan, a cuyo cargo estaba la pacificación de los Igorrotes y el descubrimiento de
las minas de oro existentes en aquella provincia. Acompaña una certificación del contador de la Real
Hacienda de lo que pagaron de tributos los naturales. Manila, 18 de agosto de 1620. A.G.I. Filipinas.
7. R.5. N.º 18. Folio: 456. Ver documento completo en el Anexo n.º 4.
128
Era usado para referirse al real de a cuatro.
129
« …y luego fui viendo las minas de espalio las quales están profundas y algunas con agua
y tienen hechas sus desaguaderos, están trabajosas por tener poco metal, sola una me pareçió bien
por tener descubierto en la haz de la tierra pica y media de metal en alto y seis picas de prolongado
<como> en plana a donde abía labores de más de ochoçientos indios, pareze me tendrá por quintal
un tael de oro desta mina, saqué un quintal de metal el qual lleva el portador a los jueces ofiçiales
reales para que lo hagan ensayar y se bea la ley que tiene ansi en cantidad como en quilates…».
A.G.I. Filipinas. 7. R.5. N.º.18. Folio: 457. Ver documento completo en el Anexo n.º 4.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
93
Pangasinán, estableciendo cuatro entre las más importantes, la de
Santiago, Arisey, Bugayona, Baranaban, Antamog y Conog. De todas ellas extrajeron metal para analizarlo y ver su calidad, pero quizás lo más significativo es el rudimentario proceso de extracción con
el que los igorrotes lo extraían 130.
Las incursiones de los españoles continuaron durante el siglo
XVII con intentos de establecimientos en Kayan, en la actual Ilocos
Sur, antigua provincia de Lepanto entre el año 1678-1679. Y en el
siglo XVIII con el asentamiento ya de las misiones permanentes de
Ituy y Paniqui, que comentaremos a continuación. El siglo XIX fue
sin duda el más devastador en cuanto a conflictos entre los españoles y los igorrotes ya que los españoles luchaban con escasos efectivos en los puestos militares que fijaron en Bontoc, Kiangan, Benguet
y Lepanto para mantenerse en la cordillera montañosa. No obstante
con la marcha de los españoles no se solucionaron los conflictos en
este territorio ya que las antiguas rencillas de los igorrotes se
retomaron de una forma cruenta, apaciguada durante años por la
presencia de los españoles 131.
130
«Las herramientas con que estos ygolotes labraban y labran sus minas son unos palos de
pesada madera a modo de cabos de hacha con el nudo del mismo palo mas grueso al remate del
donde aguhecado ajustan un hierro suelo angosto de hasta un palmo de largo y sentados en los
socabones o labores según las vetas muestran y ban labrando y sacando el metal que molido en unas
losas grandes de piedra reçia bien asentadas en el suelo con otras mas pequeñas de mano haciendo
polvo llevan a los lavaderos que para este efecto tienen algunos arroyuelos hechos a mano con dos y
tres poça donde pasándolo de una en otra hasta deslamar el dicho metal a los rayos del sol que a
todos baxaban descubriendo y juntando algún polvillo agranitos de oro y los grançones vuelven a
remoler y labar una y otra vez hasta que habiendo pasado por las dichas pilas si vienen quedar en la
polvera lo que no es de provecho alguno y según <los> instrumentos //19 que se an visto y tiene los
dichos ygolotes como es asi que el más ordinario y único benefiçio que haçen a sus metales el referido y no otro además del poco talento que para enbentarlos tienen si sola la naturaleza y pobreza
que los subjeta sin gastar nada no los obligara porque el tiempo de una manera y de otra lo pierden
a buscar algo con que comer lo que no tiene ni crían…». Relación del descubrimiento de las minas y
pacificación de los ygolotes en la provincia de Pangasinán. A.G.I. Filipinas, 30 n.3. Folios: 18-19. Ver
documento completo en el Anexo n.º 5.
131
Cfr. NEWSON, Linda A. Conquest and Pestilence. In early spanish Philippines. Hawaii:
University Press, 2009.
94
Ana Ruiz Gutiérrez
Paralelamente, algunos misioneros se aventuraron a La Cordillera para evangelizar a los infieles. Aunque fue una misión compleja, a la dificultad del acceso al territorio, se sumaba la incredulidad
y falta de entendimiento de los nativos, junto con su carácter combatiente. Algunos de los frailes perdieron la vida y otros se sintieron
frustrados al comprobar que tan arduos esfuerzos tuvieron poco éxito. Los conversos fueron a menudo trasladados a las tierras bajas para
protegerlos y mantenerlos alejados de los infieles, pero muchos escaparon de vuelta a las colinas y regresaron a su religión y vida tradicional. Tenemos noticias muy tempranas de cómo en la provincia
de Pampanga se comenzaban a organizar los agustinos, franciscanos
y dominicos para la evangelización del territorio de manos de fray
Domingo de Salazar 132. Sosteniendo Luis Pérez das Mariñas con
Dionisio Cápolo como su interlocutor en una conversación con
Ybarat el principal de Tuy, que no eran reacios los igorrotes a la evangelización siempre y cuando los padres que se les enviaran se preocuparan de predicarles en su lengua, el tagalo 133.
132
«La provincia de Panpanga.-La probinçia de panpanga tiene veinte y dos mill tributarios,
los siete mill tiene su magestad e quinze mill están rrepartidos en onze encomiendas; ay ocho casas
de rreligiosos de san augustín y una de san ffrancisco en que ay diez y seis sacerdotes agustinos y un
francisco, y en otra casa un dominico, conpañero del obispo que por todos son dies y ocho saçerdotes,
y es nesçesario, para que aya la doctrina bastante esta probinçia, otros veinte y seis sacerdotes, porque quando menos mill tributarios tienen quatro mill personas, e son neçesarios para ellos dos
rreligiosos, y a este rrespeto en todas las yslas, en lo qual se cree habrá mucho aumento de gente y
doctrina». Cfr. Informe del Obispo de Filipinas, Fr. Domingo de Salazar, OP., sobre el censo de las
Islas Filipinas en los años 1587-1588. A.G.I. Filipinas. 74.
133
«Sertifica don Dionisio Capolo que a ydo a la provincia de Tuy algunas vezes con siete ocho
indio y como le conocen de lo pasado y que (…) al principal Ybarat le an reçibido muy bien y regalado //13 y le pide con encaresimiento que vaya a persona que los amp[are] y reziva debajo de la obediençia
de Su Magestad y lleve padrez que los enseñen y que muestra muchos quererlo como lo dize porque
aun criado deste prinçipal le pedían que le enseñaren las oraçiones y dotrina cristiana y la aprendían
en legua tagala y ban a rezar a una cruz que levantó el mismo prinçipal y dize que es tierra muy capaz
para sustentar la sierra de los ygolotes y los españoles que allí tuviesen en descubrimiento y un ofiçio
de las minas y ayudan a muchos al descubrimiento dellas y paçificaçión de los serranos por la
comunicaçión que con ellos tienen por confinar la dicha provincia con los dichos ygolotes y que es de
muchas poblaciones y llanadas y el arroz es el mejor que se echa en las indias…». A.G.I. Filipinas. 7.
R.3. N.45. Folios: 12-13. Ver documento completo en el Anexo n.º 2.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
95
Pero es necesario para comprender los establecimientos misionales en el norte de Luzón, esbozar el proceso de evangelización del archipiélago desde sus inicios. Fue comenzado por los agustinos en 1565,
ya que el descubridor de la tornavuelta en ese viaje de regreso del archipiélago, Andrés de Urdaneta, pertenecía a esta orden, tal y como
lo refiere Morga 134. Fue continuada por los franciscanos en 1578 que
no se limitarían a la evangelización de Filipinas, sino que lo intentaron en China, lo que costó el martirio a quienes fueron en la expedición 135. Posteriormente se les unieron los jesuitas en 1581 y en 1587
los dominicos, incorporándose en 1606 los agustinos recoletos. Aproximadamente la labor misional fue llevada a cabo por unos 10.183 religiosos de los que 2.830 eran agustinos, 2.694 franciscanos, 2.318 dominicos, 1.623 recoletos de San Agustín y 718 jesuitas.
Fueron los agustinos los primeros frailes que llegaron a Filipinas en 1565, en la expedición de explotación y descubrimiento de
Miguel López de Legazpi. Como hemos indicado, el asesor técnico
de la expedición era el agustino fray Andrés de Urdaneta, lo que probablemente decidiera al rey a enviar agustinos a Manila 136. Éstos se
134
«Desde que se començó la conquista, y pacificación de las islas Filipinas, se trató de la
predicación en ellas del santo Euangelio, y conuersion de los naturales, á nuestra santa fe católica,
en que, los primeros que pusieron la mano, fueron los religiosos de la orden de san Agustín, que
pasaron con el adelantado Legazpi, en la armada, que fue a su descubrimiento, y los que después de
la misma orden pasaron, á entender en esta obra, que con mucho fervor y cuidado trabajaron en
ella». MORGA, Antonio de. Sucesos en las Islas Filipinas…, págs. 204-205.
135
«…á la fama desta conuersion, pasaron á las islas, por la via de la Nueua España, religiosos
descalços, de la orden de san Francisco». Ibídem, pág. 205.
136
Para ampliar la información sobre los agustinos debemos acudir a las siguientes fuentes
CANO, Gaspar (OSA). Catálogo de los religiosos de N.P.S. Agustín de las Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas desde su establecimiento en éstas islas hasta nuestros días, con algunos datos
biográficos de los mismos. Manila: Imprenta de Ramírez y Giraudier, 1864; SAN AGUSTÍN, Gaspar de
(OSA). Conquistas de las Islas Filipinas…; PÉREZ, Elviro Jorde (OSA). Catálogo bio-bibliográfico de
los religiosos agustinos de la provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días. Manila: Establecimiento tipográfico del Colegio de Santo Tomás, 1901;
MARTÍNEZ, Bernardo. (OSA). Apuntes históricos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús en
Filipinas. Madrid: 1909; MEDINA, Juan de (OSA). Historia de los sucesos de la Orden de N. Gran P.
S. Agustín de estas islas Filipinas desde que se descubrieron y poblaron por los españoles, con las noticias
96
Ana Ruiz Gutiérrez
establecieron en Cebú con Legazpi en 1565, construyeron una iglesia y un convento en honor al santo Niño de Cebú. El 24 de Junio
de 1571, día de San Juan Bautista, Manila se convertía oficialmente
en la capital de todo el archipiélago. Legazpi donó un lote a los agustinos para edificar la iglesia y convento de San Agustín, desde donde comenzaron a expandirse poco a poco hacia las provincias cercanas a Manila. Los agustinos fueron los únicos misioneros en Filipinas hasta 1578, fecha en la que llegaron los franciscanos.
Los agustinos estaban repartidos por Ilocos, Pampanga,
Pangasinán, Cagayán, Laguna, Batangas, Cebú, Panay y Manila. Tenían 16 conventos y 18 pueblos para 46 misioneros. Entre las misiones más destacadas que nos interesa a nivel geográfico debemos
destacar las misiones de Ituy y Paniqui 137. A la misión de Ituy correspondían los pueblos principales de Aritao, Dupax y Bambang,
además de otros barangays, en la actual provincia de Nueva Vizcaya, donde habitaban los grupos étnicos de los ibanag, ilongotes,
gaddans, ikalahan e isinais. La orden de San Agustin cedió a los dominicos estos pueblos de la misión de Ituy junto con el de Bayomgog,
en la provincia de Paniqui, que estaban espiritualmente evangelizados,
sin querer recompensa alguna por todos los bienes que allí dejaban,
más que la catequitación de todos los territorios, datos certificados
por el oidor de Manila, José Antonio Pavón 1723 138.
memorables. Manila: Tipo-litografía de Chofré y Compañía, 1893; MOZO, Antonio (OSA). Noticia
historico natural de los gloriosos triumphos y felices adelentamientos conseguidos en el presente siglo por
los religiosos del Orden de N.P.S. Agustin en las missiones que tienen a su cargo en las Islas Philipinas, y
en el grande imperio de la China… Madrid: Andrés Ortega, 1763; RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Isacio
(OSA). Historia de la Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas…
137
Los detalles de la evangelización de estas misiones por parte de los agustinos los narra el
padre fray Francisco Villacorta en su obra Breve resumen de los progresos de la religión católica en la
admirable conversión de los indios Igorrotes y tinguianes de la isla de Luzón, una de las principales llamadas Filipinas. Madrid: Imprenta de Nuñez, 1831. Por su parte el padre Antolín en 1789 nos
describe detalladamente los progresos de ambas misiones en «Noticia sobre Igorrotes, de sus pueblos, genio y minas de oro, y de varias entradas y tentativas para su descubrimiento». Archivo de la
Universidad de Santo Tomás en Manila. A.U.S.T. Libro de becerros. N.37. Folios: 7-57.
138
ZAMORA, Eladio. Las coorporaciones religiosas. Valladolid: Imprenta y Librería religiosa de
Andrés Martín, 1901, págs. 178-179.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
97
Las labores misionales continuaron hacia la misión de Paniqui,
conformada por los pueblos de Bayombong, Bagabog y Solano, al
norte de Ituy, habitada por los gaddans, en la zona alta del río
Cagayán. Aunque en el inicio les pareció empresa fácil a los agustinos, tuvieron que pedir ayuda a los frailes dominicos, llevándose de
esta manera a cabo una penetración doble en la región de Paniqui:
por el norte, los dominicos desde sus misiones de Cagayán, mientras que los agustinos lo harían desde el sur, a partir de Ituy.
En las visitas que realizó el frayle agustino Manuel Carrillo a
Ilocos, Pangasinán y Pampanga entre 1753 y 1754, realizó un listado de las personas que se habían bautizado y de las que tenía constancia, realizando así un censo de la progresión del cristianismo en
estos territorios. A continuación se extraen estos listados para ejemplificar el número de catequizaciones 139.
POBLADOS
Banquilay
Tunec
Iutbung
Ceibal
Quinmoges
Inlavac
Butiagan
Bitocoan
Sarrat
Sacaban
Bilis
Linfi
Tonglo
Apatut
Ampufa
Dumafil
139
BAUTIZADOS
105
66
72
35
30
35
175
73
43
67
39
28
212
104
82
88
CARRILLO, Manuel. Breve relación de las Misiones de las quatro Naciones llamadas Igorrotes,
tinguianes, Apayaos, y Adanes, nuevamente fundadas en las Islas Philippinas, …, pág. 22.
98
Ana Ruiz Gutiérrez
POBLADOS
Bonoy
Caben
Mamocdey
Tumuc
Mamonao
Montluc
Tanobung
Gueday
Tamuding
Candong
TOTAL
BAUTIZADOS
66
90
27
63
59
44
64
58
40
7
1767
Cabe mencionar que no todos los nativos se bautizaron en sus
pueblos de origen, sino que por orden del gobernador de Filipinas
se mandó a algunos de ellos a Manila, para que atestiguara in situ la
evangelización que reafirmó la pacificación de las montañas del norte
de Luzón, narrando el padre Carrillo los faustos propios del bautismo de los igorrotes en la iglesia de Tondo en Manila, donde el agasajo de los mismos en la ceremonia, motivó que a su regreso los demás compatriotas se convirtieran al cristianismo más facilmente 140.
De este modo, en 1909 según el informe del padre agustino Ángel Pérez, ya estaban cristianizados los siguientes pueblos Cayáng,
Lobing, Maslá, Sumader, Anquiling, Balugan, Maquimey, Tadian,
Balococ, Caaguitan, Otocan, Bilac, Cagubatán, Guindaján, Banaao,
Payao, Agaoa, Lobo, Madagnen, Balicoey, Bilogan, Balicnong, Biacán,
Pampanavil, Gamban, Mogo, Leodan, Duguñgan, Suyoc, Calilimban,
Sanap, Sabangan, Alap, y un valle llamado Loó, con nueve pueblos.
Pero los que pagaron reconocimiento, fueron: Peglisan, Tanon, Mainit,
Guinaan, Antadao, Malibuen, Bucog, Balignono, Balian, Malibcon,
Dingle, Datalan, Agaoa, Talabao y otros 141.
140
Ibídem, pág. 8.
PÉREZ, Ángel (OSA). Igorrotes: estudio geográfico y etnográfico sobre algunos distritos del norte de Luzón…, págs. 10-11.
141
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
99
Fueron los franciscanos los que siguieron a los agustinos en la
tarea misional de Filipinas. Llegaron a Manila el 2 de julio de 1578.
Durante años se había sentido la necesidad de más misioneros de
otras órdenes religiosas para acelerar el proceso de conversión. Guido
de Lavezares, gobernador de Filipinas, ya había pedido franciscanos
en 1573. Su primera fundación en Manila fue Nuestra Señora de
los Ángeles 142. Las misiones franciscanas, como las de los agustinos,
eran bastante compactas, más pobladas y homogéneas que las de otras
órdenes, destacando la evangelización que llevaron a cabo junto con
el capitán Toribio de Miranda en 1594 bajo el mandato de Luis Pérez
das Mariñas a Ituy 143. Al terminar el periodo español en 1898 los
franciscanos administraban 1.096.659 fieles, distribuidos en 103
pueblos y en 15 provincias.
142
Las fuentes más destacadas para el estudio en profundidad de la comunidad franciscana
en Filipinas son SANTA INÉS, Francisco de (OFM). Crónica de la Provincia de San Gregorio Magno
de religiosos descalzos de N.P. San Francisco en las Islas Filipinas…; GÓMEZ PLATERO, Eusebio (OFM).
Catálogo biográfico de los religiosos franciscanos de la provincia de San Gregorio Magno de Filipinas,desde
1577 en que llegaron los primeros a Manila hasta los de nuestros días, formado por el P. Fr. […], por
mandado del M.R.P. Ministro Provincial de la misma Fr. Pedro Moya. Manila: Imprenta del Real Colegio de Santo Tomás, 1880; HUERTA, Félix de (OFM). Estado geográfico, topográfico, estadístico,
histórico-religioso de la Santa y Apostólica provincia de San Gregorio Magno,de religiosos menores descalzos de la regular y más estrecha observancia de N.S.P. San Francisco, en las Islas Filipinas. Comprende el número de religiosos, conventos, pueblos, situación de éstos, años de su fundación, tributos, almas,
producciones, industrias, cosas y casos especiales de su administración espiritual, en el Archipiélago filipino,
desde su fundación en el año de 1577 hasta el de 1853. Manila: Imprenta de los Amigos del País, a
cargo de D.M. Sánchez, 1855. Una segunda edición, muy aumentada hasta el año de 1863, en
Binondo:Imprenta de M. Sánchez y Compañía, 1865; MARTÍNEZ, Domingo (OFM). Compendio
histórico de la apostólica provincia de San Gregorio de Filipinas. Manila: Impr. de la viuda de Manuel
Fernández, 1756; RIBADENEIRA, Marcelo de (OFM). Historia de las Islas del Archipiélago filipino y
reino de la Gran China, Tartaria, Cochinchina, Malaca, Siam…
143
«Por comisión de don Luiz Pérez das Mariñas siendo gobernador de las Philipinas por muerte de Gómez Pérez su padre, fue despachado el capitán Toribio de Miranda con ochenta soldados
españoles, quatro religiosos de San Françisco y los yndios de carga nesesarios para sificar (sic) y acabar
de descubrir la provinçia de Tuy año de 594, llegó al valle de Dumaqui que los religiosos llamaron
Todos Santos a vista del pueblo de Guilaylay que es antes de Tuy, a dos de noviembre salió a él un
prinçipal al qual el capitán Miranda rezivió muy bien y dio a entender a lo que hera su venida que
hera aserle vien y ampararlez y llevaba padrez para que les enseñasen la fe diole el capitán algunas
cosillas y él al capitán dos gallinas y un lechón, dijo el lugar tenía quarenta casas y quedo muy contento…» A.G.I. Filipinas. 7. R.3. N.45. Folio: 6. Ver documento completo en el Anexo n.º 2.
100
Ana Ruiz Gutiérrez
Los primeros dominicos que llegaron al archipiélago fueron el
primer obispo de las Islas Filipinas fray Domingo de Salazar y su
compañero y secretario fray Cristóbal de Salvatierra. Salazar había
salido de España en junio de 1580 con 18 dominicos, que se convertirían en la orden dominicana de Oriente. Los dominicos, como
hemos mencionado anteriormente hicieron un gran esfuerzo por penetrar en estos pueblos de las montañas, fundando a comienzos del
siglo XVII misiones en Cagayán, y socorriendo posteriormente, como
hemos comentado, a los agustinos en sus labores evangelizadoras en
las misiones de Paniqui 144.
Estamos en disposición por tanto de afirmar que a pesar de las
incursiones de los españoles desde el siglo XVI al extenso territorio
de La Cordillera, ampliamente poblado por los bautizados por ellos
mismos como igorrotes, no hubo un asentamiento efectivo con la
fundación y consolidación de poblaciones al servicio de la corona.
Fueron reconocimientos de terreno en un primer momento y ya avanzado el siglo XVIII a través de los frailes agustinos y dominicos, es
cuando podemos hablar de asentamientos estables bajo el sometimiento español, que fueron perdiendo fuerza debido a la escasa presencia misional in situ, los conflictos entre grupos étnicos vecinos y
la decadencia de la presencia española ya en el siglo XIX.
144
Para el estudio en profundidad de la Orden de los Dominicos consultar ADUARTE, Diego
de (OP) Historia de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de los Predicadores en Filipinas, Japón
y China…; SANTA CRUZ, Baltasar de (OP). Tomo segundo de la historia de la provincia del Santo
Rosario de Filipinas, Japón y China, del sagrado Orden de Predicadores. Zaragoza: por Pasqual Bueno,
1693; COLLANTES, Domingo (OP). Historia de la Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas, China y Tunquín. Quarta Parte. Manila. 1783; FERRANDO, Juan (OP) y FONSECA, Joaquín. Historia de
los PP. Dominicos en las islas de Filipinas y en sus misiones de Japón, China, Tungkín y Formosa hasta el
año 1840. 6 Vols. Madrid: Imp. y estereotipia de M. Rivadeneyra, 1870-1872; OCIO, Hilario María (OP). Reseña biográfica de los religiosos de la Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas, desde su
fundación hasta nuestros días. Por un religioso de la misma Provincia. Y mandada dar a luz de orden de
Nuestro M.R.P. Provincial Fr. Santiago Payá. 2 Vols. Manila: Establecimiento Tipográfico del Real
Colegio de Santo Tomás, 1891.
Manifestaciones artísticas
René Huyghe señala en una obra ya clásica, que cuando el hombre de un determinado tiempo y de un determinado lugar crea su
arte, lo hace de acuerdo con su concepción del mundo, sus aspiraciones y sus condiciones de existencia 1. Partiendo de esta visión, podemos afirmar que las etnias filipinas, desarrollan su vida cotidiana
vinculándola a su entorno, que está profundamente condicionado
como hemos comprobado en el capítulo anterior por las creencias
religiosas, los ciclos de recolección agrícola y el prestigio social a través de la figura del guerrero.
Muchos califican estas manifestaciones artísticas como primitivas, pero no en su acepción de las que desarrollaron pueblos aborígenes, sino por la identificación de las mismas con la designación
más despectiva del término, relacionándolas con algo elemental, tosco
o rudimentario. Pero, ¿quién le otorga esta identificación a las piezas? Gracias al exotismo de estos objetos ha existido un afán de
coleccionismo exacerbado promovido desde el siglo XIX y principios del siglo XX con las iniciativas de las Exposiciones Universales,
Etnográficas y Coloniales. Por medio de la posesión física de la pieza se ha ido imponiendo un gusto determinado incentivando nuevas tendencias en el coleccionismo artístico de este arte primivitivo
despojado de su contexto original y puesto en valor desde una per-
1
Cfr. HUYGHE, René. El arte y el hombre. 3 Vols. Barcelona: Planeta, 1975.
102
Ana Ruiz Gutiérrez
GRUPOS ÉTNICOS DE LA REGIÓN DE LA CORDILLERA
DEL NORTE DE LUZÓN EN FILIPINAS
ISNEG
TINGUIAN
KALINGA
BONTOC
KANKANAY
IFUGAO
IBALOI
José María López Robles
:
Mapa de los grupos étnicos de la región de La Cordillera del norte de Luzón. Filipinas
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
103
cepción occidental, alejada en la mayoría de las ocasiones del
simbolismo primigenio del objeto.
Es muy común que estos utensilios fueran realizados con fines
colectivos por lo que la autoría de los mismos era irrelevante. De
este modo, bajo el anonimato propio de este arte primitivo los objetos se exponen a comentarios conceptuales que yerguen desnudos ante
la mirada del espectador occidental en museos de todo el mundo, si
bien si no existiera esta tendencia de satisfacer nuestro gusto por lo
exótico, desconoceríamos la existencia de grupos sociales, que bajo
nuestro prisma se han convertido en extraordinarios por lo singular
de sus acciones, como con el caso de la caza de cabezas de los habitantes de las montañas del norte de Luzón, algo que para ellos era
sin lugar a dudas una actividad ordinaria de iniciación para los jóvenes y de prestigio social para los guerreros adultos 2.
Partiendo de estas premisas, enfocamos la aproximación a los distintos grupos étnicos de La Cordillera desde varios ámbitos artísticos, como la arquitectura, o la escultura, englobando en este apartado otros objetos utilitarios fabricados en madera; y otras manifestaciones artísticas, tales como, la alfarería, cestería, trabajos de metal,
vestimenta y adornos corporales, incidiendo en el tatuaje como definitorio de sus antepasados guerreros.
1. ARQUITECTURA
La arquitectura tradicional de los habitantes de las montañas debía de adaptarse a una orografía compleja y utilizar los materiales
que tenían a su alcance, principalmente madera y palma. Aunque
todos los grupos realizaron sus propias edificaciones, hablaremos de
los ejemplos más significativos como es el caso de los isneg, kalinga,
bontoc, ifugao y kankanay, situadas en el centro-norte de la provincia de Luzón, siguendo los pasos del investigador William Henry
Scott quién clasificó a través de los dibujos que mostramos a continuación, las casas de la cordillera montañosa de Luzón por étnias,
2
Cfr. PRICE, Sally. Arte primitivo en tierra civilizada. México: Siglo XXI editores, 1993.
104
Ana Ruiz Gutiérrez
Poblado en la provincia montañosa
limitando al norte de la provincia las de los los isneg y kalinga y al
sur las de los ifugao, bontoc, Ibaloi y kankanay 3.
Aunque se siguen realizando estas casas tradionales a lo largo de
toda La Cordillera, actualmente debemos puntualizar que han sufrido cambios sustanciales influenciados por las poblaciones del valle más en contacto con las grandes ciudades, un claro ejemplo de
evolución ha sido la sustitución de los tejados de paja por los de chapa, modificando sustancialmente su construcción con lo que ello conlleva. Estas alteraciones son ínfimas si las comparamos con la renovación progresiva de estos poblados con edificaciones de hormigón
en las laderas de las principales vías de comunicación, provocado por
la necesidad de espacios más amplios debido al incremento del número de personas en el núcleo familiar, sustituyendo las casas tradicionales que eran bastante pequeñas.
3
SCOTT, William Henry. «Coordillera Arquitecture of Northern Luzon». Folklore Studies
(Nagoya, Japon), 21, n.º 1 (1962), págs. 186-220.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Nuevas edificaciones en la provincia montañosa
105
106
Ana Ruiz Gutiérrez
Esto a provocado que el distintivo paisaje de las terrazas de arroz
de la provincia montañosa, como es el caso de Banaue, se vea contaminado por construcciones arquitectónicas ajenas a su tradición
edificatoria que empleaba de materiales naturales, como la madera,
el bambú, el cogon 4, la nipa y el ratán, rompiendo así uno de los
parajes reconocidos por la UNESCO como una de las maravillas
del mundo.
Aunque las casas varían en tamaño y forma, todas tienen funciones comunes, en primer lugar como refugio contra el frío y la humedad tanto para las personas como para el grano conservado en
los graneros o alang, y en segundo lugar como refugio de las tribus
hostiles, animales salvajes y alimañas. Por eso muchas de ellas se sustentan sobre postes 5.
Isneg
Habitantes de las montañas de Apayao, en el extremo norte de
La Cordillera, los isnegs construyen sus casas muy próximas las unas
de las otras, formando una aldea o grupos de aldeas diseñados de este
modo para protegerse. Normalmente consta de cuatro a ocho casas,
graneros y un cerco de bambú donde los habitantes cultivan nuez de
coco, el betel y otros cultivos en un bosque o un huerto cubierto de
malezas y arbustos 6.
La casa isneg se distingue de la típica casa de La Cordillera por su
aspecto de embarcación. Se compone de una sola habitación, el
binuron, con su gran techo a dos aguas convexo asemejándose así a
un barco invertido. Esta forma tan original probablemente fue adoptada por ser junto con los kalinga, los únicos que cuentan con un
río navegable, por lo que tenían además tradición en la construcción de embarcaciones. Por tanto, el binuron isneg, se considera como
4
Es una hierba rastrera de tallo largo que crece en la ribera de los ríos, pantanos, etc.
Sobre arquitectura prehispánica filipina Cfr. ALARCÓN, Norma I. Philippine architecture during
the pre-spanish and spanish periods. Manila: Universidad de Santo Tomás, 1998; LICO, Gerard.
Arkitekturang Filipino. A History of Architecture and Urbanism in the Philippines. Diliman, Quezon
City: The University of Philippines Press, 2009.
6
ALARCÓN, Norma I. Philippine architecture … págs. 43-45.
5
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
107
Casa isneg
uno de los habitáculos más grandes de las casas de la montaña, con
unas dimensiones de 4,6 x 7,9 metros, de forma rectangular, con sistemas de postes y un techo prominente en forma de barco invertido
como hemos dicho. Normalmente son quince los pilotes de madera
que sujetan la estructura de la casa, ocho para apoyar los 1,2-1,5 metros del piso elevado y seis para apoyar la estructura del techo. Uno
más delgado soporta un extremo de los 6,4 metros de la viga maestra. Además en la casa se construye un tarakip, una estructura anexa
tan amplia como la propia casa, con un piso ligeramente más alto,
pero un techo más bajo.
Los materiales que utilizan los isnegs para sus casas son madera
en los postes y vigas y paja o bambú para el techo. Era habitual también que para la realización de los tejados de las casas, se dividieran
por la mitad los tubos de bambú colocándolos alternativamente hacia arriba y hacia abajo a modo de tejas, formando una onda continua, para evitar la entrada de agua de lluvia. A veces se cubría con
una capa de paja, protegiendo de este modo al bambú.
108
Ana Ruiz Gutiérrez
Debido a que las paredes de las casa isneg presentan una inclinación hacia el techo, el espacio interior se expande, causando al entrar una sensación de amplitud que no se aprecia desde el exterior.
Una característica utilitaria de la casa es que el suelo del binuron
está hecho de largas cañas o juncos entrelazados, que presenta la posibilidad de enrollarse, así de vez en cuando, la planta de caña se lleva a lavar al río cercano. Las paredes de la casa están compuestas por
una serie de tablas encajadas, por lo que pueden ser eliminadas en
cualquier momento y convertir el binuron en una plataforma con un
techo, que se utiliza para rituales, ceremonias y reuniones.
Otra obra importante de arquitectura en la sociedad isneg son
los graneros, éstos se convierten en refugio de la cosecha anual. Para
alejarlos de las ratas, se elevan sobre postes, y que también se cree
que son las casas de los espíritus benignos invocados para proteger
los alimentos que contienen, generalmente arroz.
Kalinga
Los asentamientos kalinga se encuentran situados a lo largo del
río Chico en la región centro-norte de Luzón. Estas comunidades
están estratégicamente ubicadas en laderas empinadas donde los aldeanos podían divisar a sus enemigos 7.
Hay tres tipos de asentamientos: uno con tres o cuatro casas, una
aldea de veinte o más, y los pueblos de cincuenta casas o más. En las
primeras décadas del siglo XX, también existían casas sobre grandes
árboles de doce a dieciséis metros de altura, que principalmente servían para el avistamiento de las tribus enemigas, amenaza que al desaparecer hizo que las casas también se suprimieran.
A pesar de la desaparición de esta casa tradicional en la copa de
los árboles, aún subsisten dos tipos de casas ancestrales: la famosa
casa de planta octogonal binayon o finaryon y la casa cuadrada conocida como foruy en Bangad, buloy en Mabaca, fuloy en Bugnay, phoyoy
en Balbalasang o biloy en Lubugan.
7
Ibídem, págs. 47-50.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Casa sobre árbol kalinga
Casa octogonal kalinga, binayón
109
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Ana Ruiz Gutiérrez
Casa rectangular kalinga
Las familias ricas vivían antiguamente en estas casas de forma
octogonal, una casa con cuatro postes, dos vigas y tres viguetas que
formaban el apoyo de los 1.2 metros de altura hacia el suelo del piso
central. Al entrar en el binayon, se percibe el aura protectora de la
cúpula y el calor emitidos por el hogar, una caja cuadrada llena de
arena situada en la parte trasera de la casa. Por encima de esta chimenea hay una estantería para almacenar sus piezas de cerámica más
preciadas, algunas de ellas procedentes de China, exaltado así la condición del propietario en la comunidad.
La residencia común kalinga es la vivienda de una única habitación cuadrada o rectangular, elevada sobre el terreno, con un suelo de
estera de bambú que puede ser enrollado, por tanto extraíble y lavable,
igual que las viviendas de los isneg. En el pasado, el recinto inferior
de la casa estaba cerrado por muros de bambú para la protección contra los invasores. Internamente la casa se divide en tres espacios in-
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
111
dependientes. Por un lado la kansauwan en la sección central con dos
partes llamada sipi, que son los dormitorios. En un extremo de la
kansauwan está la zona de cocción que consiste en una caja con arena y ceniza con tres piedras grandes para sostener las ollas. Por encima de esta área de la cocina hay un estante de secado y ahumado. La
única abertura se encuentra delante de la cocina, una pequeña puerta corrediza que conduce a un mirador pequeño. Indudablemente
encontramos un espacio sagrado en el hogar, un pequeño santuario
con bastidores que muestra un plato de porcelana para las ofrendas,
una lanza sagrada, y una decoración simbólica de hojas de coco. En
cuanto a los materiales son comunes en todas las viviendas de la montaña, y así entre los kalinga se utiliza principalmente la madera de
pino para la estructura de la casa y el cogon y bambú para los techos.
Bontoc
Los bontoc tienen tres estructuras básicas de vivienda que los diferencian de la población vecina, el ato, la casa del consejo y el dormitorio de los varones jóvenes y mayores que se encuentran solteros,
el ulog u olog, dormitorio de mujeres, y la afong, la residencia de la
familia. Podemos hablar de otras construcciones significativas en las
aldeas bontoc como son los al-lang, un depósito de suministros de
alimentos, joyas, y jarras de vino; el akhamang, los graneros de arroz,
y el falinto-og, las pocilgas. Previniendo los actos de saqueo el mejor
sistema de alarma para ellos es el pachipad, ramitas y hojas enredadas entre sí, símbolo de la maldición de los propietarios a los posibles intrusos 8.
El término por tanto para la casa, en general, es afong, aunque
con dos acepciones dependiendo del tamaño y del estatus de sus ocupantes. Los ricos y las clases pobres tienen diferentes tipos de afong,
una familia rica se encuentra en el fayu, que está abierta y es relativamente grande, aproximadamente 3,6 x 4,5 metros, mientras que una
8
Cfr. JENKS, Albert. The Bontoc Igorot. …; ALARCÓN, Norma I. Philippine architecture during
the pre-sanish and spanish periods…, págs. 30-33.
112
Ana Ruiz Gutiérrez
familia pobre vive en el katyufong, que es más pequeña, cerrada, y con
paredes de piedra. También es utilizada como residencia de las viudas o mujeres mayores solteras.
Aunque el uso común de la palabra afong realmente se refiere
principalmente a una choza, la casa bontoc en su sentido formal es
un fayu. Éste tiene una gran cubierta inclinada que configura una forma piramidal en la parte delantera y trasera, pero trapezoidal a los lados y se apoya en el marco exterior de la primera planta. Todo el techo está envuelto por pastos agrupados de tallos finos atados a las vigas y al techo de paja con capas de cogon. Inclinado hacia abajo desde la cumbrera, alrededor de dos tercios de la altura, el techo fayu
sale hacia el exterior de las paredes de la casa a una distancia aproximada de 1,2 metros del suelo, definiendo por tanto un espacio como
estancia superior a lo largo de un ático que sirve de granero. Para evitar
que la forma del techo se caiga, las paredes del primer piso presentan
una inclinación hacia el exterior, ya que se levantan desde el suelo
hacia las vigas horizontales superiores.
El fayu no tiene ventanas, sino un hueco entre las paredes de la
planta baja y los aleros que facilita la ventilación, mientras que el
acceso a la casa bontoc es a través de una puerta de la pared frontal de
0,4 metros de ancho. A la izquierda de esta entrada hay una sala, de
alrededor de 1,7metros, con una hondura en el suelo que se utiliza
para moler el arroz.
Hablando del ato podemos decir que consta de quince a treinta
afong, pocilgas, y graneros de arroz. Cuenta con un muro bajo de piedra y senderos que conectan las distintas casas entre sí, un poblado
estandar tiene alrededor de 600 a 3.000 residentes que viven en diferentes ato. Además de ser el término usado para la institución social, el ato también es una estructura física que consiste en una cabaña grande, llamada pabafunan, un espacio público donde la gente se
reúne para llevar a cabo sus rituales y tiene cabida de seis a dieciocho
varones. Estructuralmente se compone de una planta rectangular con
una pequeña entrada, techo de paja y paredes de piedra con mortero
compactadas con barro. Junto a éste espacio está la audiencia pública, una plataforma de piedra con una chimenea en el centro, alrededor de la cual los hombres se congregan en las ceremonias que se llevan a cabo. Los asientos se componen de piedras planas, elevadas, desgastadas por las generaciones de bontoc que se han sentado sobre ellas.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Casa bontoc, fayu
113
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Ana Ruiz Gutiérrez
Cabaña con espacio para asambleas bontoc, ato
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
115
El tribunal de ancianos está al abrigo de un árbol, junto a tres postes
bien tallados representando cráneos humanos o con cráneos reales
recordando su pasado de caza cabezas.
Nos referiamos anteriormente al olog como estructura pública
donde las mujeres jóvenes en edad de casarse van a dormir por la noche. Al igual que el ato, se trata de una estructura de piedra con techo de paja, la puerta de entrada única es de aproximadamente 0.75
metros de altura y 0,25 metros, siendo el interior muy austero donde únicamente se colocan unos tableros para que las chicas duerman. Este es el espacio donde comienza el noviazgo de las parejas
jóvenes, así unos días antes de la ceremonia del matrimonio, a las parejas se les permite dormir juntos en la olog. La mayoría de puertas y
escaleras de ascenso a sus casas, se decoraban con motivos animales,
además de con los anitos para su protección 9.
Ifugao
Los asentamientos ifugao se componen de doce a treinta casas,
situadas en torno a sus carismáticas terrazas de arroz y a menudo,
cerca de manantiales y bosques. De este modo la mayoría de los pueblos solo son accesibles a través de senderos trazados en las paredes
de las terrazas. Las casas pueden estar agrupadas, como en Banaue, o
dispersas de forma asimétrica, como en la zona Mayaoyao, ajustándose a la orografía de las terrazas donde se encuentran.
Las casas se clasifican de acuerdo con la posición social de los residentes: la fale o bale es para los ricos, la abong para los pobres, y la
comunal, con dormitorios para chicos y chicas solteros y los ancianos. Mientras que la casa tradicional tiene una forma específica, el
dormitorio ifugao es una choza que no tiene dimensiones uniformes
y se encuentran en medio de campos de arroz 10.
9
«Se observa en esta ranchería, el Distrito de Bontoc, que son más aficionados a los de otras a
poner en las puertas de sus graneros de palay y en las sementeras, toscas estatuas de madera llamadas
anitos, que para muchos representan el espíritu de sus mayores, y para otros son divinidades». PÉREZ,
Ángel. Igorrotes. Estudio geográfico y etnográfico sobre algunos Distritos del norte de Luzón… pág. 220.
10
L ICO , Gerard. Arkitekturang Filipino. A History of Architecture and Urbanism in the
Philippines…, págs. 41-44.
116
Ana Ruiz Gutiérrez
La casa ifugao o fale se estructura en tres niveles, el primero consiste en el pavimento de piedra, cuyo perímetro coincide con el borde de los aleros, los postes y vigas, el segundo es el habitáculo
habitacional, englobando el marco de habitación, las paredes y el piso,
mientras que el tejado piramidal a cuatro aguas hecho de vigas de
madera y cubierto de pasto comprende el tercer nivel. La caja de la
casa se sustenta en los postes, y el techo se apoya en la estructura de
la casa en sí, inclinándose hacia abajo y va más allá del marco de la
vivienda. En definitiva se trata de una pequeña casa con una superficie de unos doce a quince metros cuadrados, que se eleva por medio de cuatro postes de 1,2 a 1,8 metros de altura. Debido al tamaño
de las viviendas, sólo la pareja y tal vez su hijo menor reside en la casa,
mientras que los hermanos mayores duermen lejos de sus padres en
dormitorios comunitarios.
Las paredes interiores de la casa están en pendiente lo que le confiere una dimensión interior esférica. Internamente no tiene ventanas, tan solo una puerta de entrada y una puerta trasera para la ventilación, por lo que se ennegrece con el hollín debido a la ausencia de
una chimenea. El hogar se construye en un plano inferior en la esquina derecha de la casa para protegerla de la humedad del clima y
secar a su vez el grano almacenado en la parte superior de la casa.
Cerca de la chimenea, mandíbulas de animales sacrificados se exhiben como signo de prestigio o para mantener la paz con los dioses,
mientras que los frascos y los platos se mantienen en un estante o
patie, conformando los escasos elementos decorativos del interior de
la casa.
Las técnicas de construcción de las viviendas ifugao son precisas
y exactas, de tal modo que cada pieza de madera tallada se entrelaza
con las demás para encajar perfectamente sin necesidad de clavos o
soporte físico. En la construcción de sus viviendas, un hombre ifugao
debe elegir cuatro árboles, cortando sus coronas y dejando las raíces y
los troncos intactos para servir como postes de la casa, o por el contrario, hendir cuatro postes de madera en el suelo alrededor de un
metro de profundidad, con piedras colocadas en su contorno para
mantenerlos verticales.
Aunque la construcción de viviendas puede llegar a tardar hasta
dos años, la casa, en su mayoría de madera tallada a mano, puede montarse y desmontarse en un día, llegando a conservarse para las
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Casa ifugao, fale
Entarimado ifugao con relieves de animales. Fotografía cedida por el Museo Etnológico
de Barcelona
117
118
Ana Ruiz Gutiérrez
generariones venideras. En el exterior de la casa, cráneos de animales, sustituyendo lo que anteriormente eran cráneos humanos de los
últimos cazadores de cabezas, se colocan debajo de los aleros y en las
paredes. Además otros objetos cotidianos, como el mortero o el telar, se disponen en el campo, el mismo lugar en el que la élite del
grupo hace alarde de su hagabi, banco de madera, con cabezas de animales talladas en ambos lados como símbolo de prosperidad.
También destacan en los poblados ifugao la construcción de los
graneros para guardar el arroz, que posee el mismo diseño básico y
la estructura de la fale, y también es indicativo de la alta posición del
propietario en la comunidad.
Kankanay
Tradicionalmente, el pueblo kankanay estaba situado en la cima
de un cerro, cuya altura ofrece una ventaja natural de defensa contra
las tribus rivales. Las aldeas contemporáneas, sin embargo, se encuentran cerca de arroyos o ríos, que proporcionan agua para el riego de
las terrazas de arroz. En un pueblo típico del norte de kankanay habría por lo menos 700 habitantes que residían en un grupo de unas
150 casas.
Existen tres tipos de viviendas kankanay: la binangiyan, la apa o
inapa, y la allao. La binangiyan es una morada que tiene una semejanza básica a la casa de los ifugao o fale, que es la de de tener un
tejado a cuatro aguas con prominencia de la parte delantera. La característica clave de la binangiyan es el compartimiento del espacio
habitacional, una vivienda individual con un amplio ático, que funciona como un granero. El techo de la casa es piramidal con aleros
que se extienden hacia abajo alrededor de 1,2 metros del suelo, apoyado en las cuatro paredes inclinadas hacia el exterior, siendo elevado por su doble funcionalidad como hemos dicho de vivienda y almacén de grano. El interior se divide en un dormitorio, una cocina
(con un fogón en una esquina), y un espacio de almacenamiento de
utensilios de cocina 11.
11
Ibídem, págs. 50-51.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
119
Casa kankanay, binangiyan
Al igual que la casa de los ifugao, no tiene ventanas excepto una
pequeña abertura de escape en el techo para el humo que sale de la
chimenea. La casa tiene una sola entrada, la puerta frontal, y el acceso que es una escalera de mano delgada que es a su vez desmontable.
Junto a la vivienda, hay una plataforma de madera que se extiende
hacia los aleros, está formada por varias tablas juntas en vez de bloques de piedra situados en la tierra. Este espacio se utiliza para tejer y
cocinar.
La apa y la allao, las viviendas para las familias más pobres, se construyen más modestas que la binangiyan. Considerada como una morada temporal, la apa, también llamada inapa, tiene paredes que son
perpendiculares al suelo, con postes maestros soportando directamente
en las esquinas. Los materiales utilizados para el suelo son troncos de
bambú y ramas de runo.
Incluso como una construcción más temporal que la apa, está
considerado la allao. Tiene una planta rectangular y tejado a dos aguas
en forma que desciende más allá del piso hacia el suelo, hasta donde
120
Ana Ruiz Gutiérrez
llegan los cuatro postes de las esquinas. Ya que la construcción no
requiere de paredes, en el allao no hay espacio para un ático de almacenamiento. La estructura no tiene escaleras porque la altura del piso
es de sólo 0,6 metros.
2. ESCULTURA
Los pueblos de Filipinas son conocidos por la excelencia de la
talla en madera. Los islamizados las utilizan para la ornamentación
de sus construcciones, los católicos las han dotado de su propia religiosidad y los habitantes de las montaña que nos ocupan, siguen reflejando en sus representaciones a los antepasados, llamados genéricamente likha o anitos. Estas imágenes aluden tanto a los difuntos
de la familia, como a los ciclos vitales de la naturaleza, enterrándose
en los campos de siembra para la mejora de las cosechas, reclamando la bondad de los antepasados del acto creador 12.
Según algunas fuentes, como la de Pigaffeta, podemos intuir
como eran estas imágenes descritas por cronistas que viajaron a Filipinas, «Los ídolos de éste país son de madera, cóncavos o vaciados
por detrás, con los brazos y las piernas separadas y los pies vueltos
hacia arriba…» 13. Al principio eran objetos que se realizaban como
obsequios para sus antepasados, aunque después fueron relegados por
los gastos que ocasionaban 14.
La base fundamental de las creencias de los igorrotes como hemos comentado es la animista, donde todas las cosas tienen una vida
visible y otra invisible, lo que se traduce en la proliferación de dei-
12
Sobre la escultura prehispánica en Filipinas ver ELLIS, George «Arts and people of the
northern Philippines». En: AA.VV. The people and Art of the Philippines…; GUILLERMO, Alice. Sculture
in the Philippines: from anito to asemblage and other essays. Manila: Metropolitan Museum of Manila,
1991; ROMERO DE TEJADA PICATOSTE, Pilar. «La estatuaria ritual en la Cordillera de Luzón (Filipinas)». Anales del Museo Nacional de Antropología. (Madrid), 3 (1996); ALCINA FRANCH, José. «Los
anitos de Filipinas». En: Arte y Antropología. Madrid: Alianza Editorial. 1998, págs. 210-214.
13
PIGAFFETA, Antonio de. Primer viaje en torno… pág. 108.
14
«…los objetos fueron alejados del interior de las casas. He aquí un caso en donde el
pragmatismo económico puede conducir al abandono de un importante valor de carácter cultural»
ZAMORA, M. Los indígenas de las islas Filipinas…, pág. 161.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
121
dades, que pueden corresponder al grupo de los dioses de la naturaleza, los antepasados o a los dioses particulares. Los dioses de la naturaleza se reflejan en todos los elementos de su vida cotidiana, a los
cuales veneran porque creen que poseen su propio espíritu y de lo
contrario podría proporcionarles malos augurios para el pueblo. Sin
embargo en el panteón sagrado de los igorrotes sobresalen los espíritus de los antepasados o anitos, que según sus convicciones se encarnan en cualquier objeto de la naturaleza e incluso se reencarnan
en nuevas vidas. Viven en los alrededores de los poblados, generalmente no lo hacen dentro de ellos. Residen en formas espirituales
en las montañas y reproducen allí el mundo de los vivos; cultivan la
tierra, se casan y se reproducen, aunque eventualmente algunos de
ellos mueren o cambian sus formas. Entonces pueden convertirse en
una culebra, o en una roca; y esto explica el por qué nunca se mata
a uno de estos animales 15.
Los anitos, tienen su influencia más inmediata en Indonesia, ya
que no podemos olvidar que el archipiélago tomó de los indonesios
elementos culturales que transformó en propios, simbolizando así la
transculturación entre ambos. Estamos refiriéndonos a la correspondencia entre los pueblos toraja en la provincia suroriental de Sulawesi
en Indonesia y los igorrotes 16.
Estos tienen una organización económica, política y religiosa similar a los igorrotes. Destaca así el cultivo de arroz de regadío, el
carabao y los cerdos como animales utilitarios. Pero lo que más llama la atención, es que su panteón de deidades es muy parecido en
estructura al igorrote, con divinidades superiores que viven en el
mundo celestial, otras que pueblan la tierra, los bosques, el agua,
etc. Los toraja denominan a las almas de los difuntos anitos, al igual
que los igorrotes, pero éstos tienen una peculiaridad y es que una
vez realizada la ceremonia de enterramiento, un año más tarde se
realiza un tau-tau, que es la talla o modelo del difunto, articulado y
vestido como él. Se le anima y se le hace morir también y es llorado
15
JENKS, Albert Ernest. The Bontoc Igorot…, pág. 196.
ROMA, Josefina. «Indonesia o el reencuentro del mito de los orígenes». En: Islas de los Mares del Sur. Barcelona: Fundación «La Caixa», 2001, págs. 56-57.
16
122
Ana Ruiz Gutiérrez
Sepulturas toraja, tau-tau. Sulawesi. Indonesia
por los parientes, más tarde se le entierra en unas cuevas excavadas
en la roca y los tau-tau se disponen delante para recordar a todos su
gran parecido con la persona difunta y guardar a los descendientes y
sus cosechas, que pueden ver desde su galería. Estos tau-tau, son tallados a tamaño real, miden un metro y veinticinco centímetros, y
para darles mayor realismo se pulen con aceite de coco con el que se
consigue un aspecto de piel, aunque luego por las inclemencias del
tiempo quedan grises.
Aunque hemos destacado estas esculturas, en Indonesia existen
otras variantes como las de Borneo, llamadas hampatong, que representan también a los antepasados. En las ceremonias funerarias su
función es la de acompañar al difunto hasta su llegada al país de los
muertos. También sirven para pedirle ayuda por los problemas domésticos como es el caso de las deidades menores de los igorrotes.
La escultura de los igorrotes destaca en algunas de sus étnias,
concretamente en las de los ifugao, los kankanay y los bontoc.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
123
Ifugao
Los ifugao son los más desarrollados de La Cordillera en cuestiones artísticas, textiles, trabajos en metal, cerámica y esculturas que
destacan por su gran calidad. En lo referente a la escultura, trabajaron maderas duras para dar forma a deidades, postes para casas, bastones de mando, escudos, ataúdes, recipientes, asas de gangsa 17 y
cucharas. Las imágenes de madera aún se colocan en los graneros de
arroz, en las cuevas funerarias y a la entrada de las aldeas por motivos rituales. Quizás los mejores ejemplos de talla en madera los encontramos en las figuras que guardan los graneros de las aldeas denonimadas bulul.
Estas esculturas femeninas y masculinas, representan una clase de deidades
asociadas con la producción de generosas cosechas. Se utilizan en los rituales, para algunas festividades y para
preguntar como hacer para que las cosechas de arroz sean favorables 18.
Los bulul generalmente se encuentran en parejas y están esculpidos sentados o de pie. Solo en el área de
Kiangan se ha encontrado una pareja
de bulul bailando, con sus brazos extendidos y unidos a la altura de los
hombros. Cuando están de pie en posición vertical sus rodillas están ligeramente flexionadas, sus brazos y manos
Instrumento musical, gangsa. Ifugao.
reposan sobre las rodillas opuestas y se
Fotografía cedida por el Museo Etnológico
cruzan por el pecho. A veces se han
de Barcelona
hallado figuras en las que una de las
17
Instrumento musical utilizado por los guerreros en sus ceremonias, similar al gong pero de
tamaño reducido.
18
MAYOR APOSTOL, Virgil. Way of the ancient healer. Sacred teachings from the Philippines Ancestral Traditions. California: North Atlantic Books, 2010, págs. 233-241.
124
Ana Ruiz Gutiérrez
manos se coloca sobre la mejilla. Pueden llegar a medir de 30 a 60
cms. de alto. La distinción entre figuras femeninas y masculinas es
inapreciable en la mayoría de los casos, ya que sus facciones están
esculpidas de manera muy esquemática, sólo en algunos casos nos
podemos encontrar figuras masculinas con su miembro erecto esculpido en relieve en el abdomen. La disposición de las figuras en pares, siempre de ambos sexos, las relacionan con la fertilidad y fecundidad, en definitiva, con el ciclo de la procreación que está a su vez
vinculado con su función de proteger e incrementar las cosechas de
los arrozales. Para Alice Guillermo: «…el estar en parejas se debe a
un deseo de destacar su función procreadora, y es una forma de simbolizar el alto valor que tiene la fertilidad entre estos grupos» 19.
La idea de que estas tallas estén relacionadas con la tierra, nos
plantea la visión del modelo divino de la mayoría de los pueblos ancestrales, relacionado con el dios fecundador y con la tierra-madre,
planteamientos que están muy extendidos en el sureste asiático, así
como en Oceanía y África. Esto se traduce en la vida cotidiana de
los igorrotes al repartir las tareas agrícolas entre hombres y mujeres,
lo cual se manifiesta en las parejas de bulul que guardan los arrozales de las plagas.
Estas figuras se elaboran con madera de narra, un árbol muy común en las islas filipinas 20, relacionado con la riqueza, la alegría y el
bienestar. El proceso de elaboración puede durar alrededor de seis
semanas, pues una vez que se elige el árbol y que los dioses lo han
aprobado, la talla comienza en el bosque trasladándola después a la
casa del propietario donde se celebra una ceremonia de «entrada»,
para invocar a las deidades de los graneros, y así penetren en las tallas e introduzcan su fuerza mágica. También se incluye el recitado
del mito de origen de los bulul, pues esto implica la activación religiosa de las nuevas figuras talladas, a las que se les transfieren los
19
GUILLERMO, Alice. Sculture in the Philippines…, pág. 11.
«Es la naga, que corruptamente llaman narra algunos no tan noticiosos, uno de los mayores y más profícuos árboles de esta tierra por lo grande, por lo fuerte, por lo colorido, por lo medicinal…». YEPES, Victoria. Historia Natural de las Islas Bisayas del Padre Alzina. Madrid: CSIC, 1996,
pág. 141.
20
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
125
Bulul ifugao
Bulul ifugao. Fotografía cedida por el Museo
Etnológico de Barcelona
126
Ana Ruiz Gutiérrez
poderes y beneficios otorgados a éstos en su antepasado mitológico 21. Durante esta ceremonia de activación las tallas se untan con
sangre de animal sacrificado y se introducen en el granero. Los rituales generalmente se realizan en el interior de las casas o graneros
y su duración varia de las dos horas a un par de días. El desarrollo
de los mismos comienza con la disposición de los objetos sagrados
que incluyen una caja ritual abierta que contiene los restos del sacrifico realizado; comida y bebida, principalmente vino de arroz y platos de arroz cocinados de diversas formas; plantas, que poseen atributos mágicos y objetos indispensables para cada ceremonia, como
los bulul. Como los guardianes del arroz del granero, intervienen en
la riqueza del grupo, y algunos de ellos han sido encontrados con
un manojo de tallos de primavera de arroz en la cabeza así como
con colgantes de tallos de arroz perforándole la oreja. Los bulul se
heredan de padres a hijos, junto con los campos de arroz; pero no
21
Mito del origen de los bulul: «Humidhid, un dios que vivía en Daiya (la región cosmológica
ifugao situada río arriba), fue perturbado por el gemido y el grito de un gran árbol de narra que
estaba cerca de su casa. Para saber cuál era el problema, Humidhid le preguntó si quería ser tallado
como un hagabi, un valgo, o en alguna otra figura; finalmente el árbol le indicó que deseaba ser
transformado en un bulul. Una vez cortado se tallaron varios bulol, que se colocaron en el interior
de la casa, pero como pedían tanta comida y vino, Humidhid decidió deshacerse de ellos. Los tiró
al río y flotaron hasta Lagud, la región ifugao que estaba río abajo. Mientras tanto, la familia de
Humidhid creció y sucedió que un día su hija, Bugan, estaba sentada en el río, cuando se cayó a él
y se marchó río abajo. Bugan se fue a buscarlo y descubrió que lo habían encontrado los bulul en
Lagud. Se enamoró de uno de ellos, y se casaron y tuvieron hijos. Cuando uno de sus hijos visitó a
su abuelo Humidhid, el anciano se dio cuenta que el bulul que había tirado al río era una ser humano. Después le dijo a sus nietos que cuando bajasen a la tierra hicieran bulul, pues las figuras les
protegerían y les aseguraría su bienestar. Efectivamente uno de sus nietos bajó a la tierra y se casó y
su familia prosperó. Pero como los campos de arroz no daban buenas cosechas, recordó el consejo
de su abuelo y talló un bulul de un árbol de narra. El proceso se acompañó de fiestas y ofrendas; y
después las figuras se colocaron en la casa, pero eran inoportunas sus constantes demandas de comida y bebida. Finalmente Humidhid se apareció a su nieto en una visión y le dijo que, si construía los bulul en una casa separada (granero), dejarían de pedir alimento. En otra aparición le dijo
a su nieto que había ciertos alimentos que no agradaban a los bulul, y que debía ofrecerles vino de
arroz, cerdos, pollos y arroz. Finalmente, se desarrollaron y se llevaron a cabo todas las normas y
reglas que siguen hoy por la gente con el fin de asegurar una buena cosecha». ELLIS, George. «Arts
and peoples of the Northern Philippines»…, pág. 195.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Hipag ifugao
127
Caja ceremonial ifugao
todas las familias los poseen, ya que el gasto tan considerable que
conlleva su producción sólo puede cubrirlo una familia rica.
Dentro de otro conjunto de tallas, destacan los hipag, figuras
antropomorfas con valor ceremonial, que representan unas deidades
menores asociadas a la caza de cabezas y la brujería. En general, se
utilizaban en rituales de venganza debido a muertes violentas, y eran
al igual que los bulul, bañadas en la sangre del animal sacrificado.
Estas tallas normalmente representan a figuras humanas, pero con
un tamaño más reducido que los bulul, además tenían la peculiaridad de que eran guardadas junto a los restos rituales de anteriores
ceremonias, amuletos y comida en las cajas ceremoniales llamadas
«hechiceras».
Tradicionalmente la escultura estaba vinculada con la arquitectura, de tal forma que las casas tenían una estructura para estas tallas de madera. En la sociedad ifugao, los kinabbigat eran esculturas
humanas en relieve que se situaban en los postes de entrada a los
graneros, de nuevo funcionaban como guardianes y eran otra variedad de las representaciones del anito. Estas tallas son de pequeño
formato y se labraban directamente en el poste de la casa.
128
Ana Ruiz Gutiérrez
Kankanay
Los kankanay son considerados junto con los
ifugaos y los bontoc uno de los más importantes
núcleos de producción de tallas de madera. Las figuras de los kankanay, representan a los anitos,
pero no entendidos únicamente como el alma de
los antepasados que podían tener una vida terrenal y otra celeste, sino que en este caso el anito es
un familiar que continua errante y que puede provocar tanto beneficios como desgracias a sus descendientes. En la actualidad, éstas figuras reciben
el nombre de tinagtagu y eran esculpidas cuando
se construía una nueva casa, quedando en el interior de la misma con funciones protectoras.
Estas esculturas están talladas con más realismo que los bulul ifugao, pueden estar de pie o senAnito kankanay. Fotografía de
tadas, al igual que las anteriores, pero suelen teMiguel Ángel Otero, Museo
ner los brazos cruzados en forma de X, caracterísNacional de Antropología.
tica única de estas figuras, lo que sugieren alguCER.es (http://ceres.mcu.es),
nos autores que puede estar relacionado con la
Ministerio de Educación,
posición del difunto en su entierro. Se decoraban
Cultura y Deporte, España
con conchas en los ojos y trozos de metal en los
dientes, sin lugar a dudas simulando el propio adorno corporal de
los kankanay que aderezaba su dentadura con pequeñas piezas de
oro, normalmente en forma piramidal, que insertaban en los dientes previamente taladrados. Existen otras esculturas que sostienen un
cuenco, y aunque es imprecisa su función parece que se utilizaban
para las ceremonias relacionadas con los buenos augurios para los
cultivos de arroz. En el recipiente que portan se introduciría el vino
de arroz, que como ya hemos mencionado en las ceremonias de los
cultivos de ifugao, se incluye en el ritual. Estas tallas de madera presentan un tatuaje muy delicado y fino en las manos y muñecas, rasgo también característico de los kankanay y algunas de ellas incluso
llevan mechones de cabello natural 22.
22
Cfr. MAYFIELD, Signe. From the Philippines: northern tribal art. Palo Alto: Palo Alto Cultural Center,1998.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
129
Bontoc
Los bontoc destacan por la diversidad de deidades a las que
idolatran, aunque esto no se traduce de manera tan fehaciente como
en los anteriores grupos, en las tallas de madera que los representan.
Los komis son las figuras más
relevantes de los bontoc. Aparecen
levantadas o sentadas, y están hechas de una red de raíces procedentes de helechos gigantes. En el
contexto de una sociedad guerrera, estas formas antropomorfas que
transmiten el miedo con ojos y
dientes de concha, estaban situadas a lo largo de los senderos del
Komis bontoc
bosque para combatir al enemigo.
La caza de cabezas se lleva a término en medio de un conjunto de ceremonias y consultas a los oráculos a fin de conseguir los buenos presagios para la caza. Los hombres del pueblo van al komis donde se encuentran estas imágenes
con cabeza humana, que también son representaciones de anitos y
donde se les hace ofrenda de un gallo, se examina el estado de la
hiel y se da parte del sacrificio al espíritu de la buena caza. Si el presagio era bueno la expedición procedía, de lo contrario los guerreros
retornaban a sus casas. Estas figuras consisten en postes verticales
ensamblados por una vara horizontal, el poste vertical estaba esculpido con cabeza, dientes y ojos, insertándole piedra. La vara horizontal tenía un armazón que se utilizaba para llevar a los animales al
sacrificio 23.
La elección de la madera de helecho quizás tenía que ver con el
aspecto natural de la planta. Los helechos crecen con una talla considerable, y los nuevos brotes lo hacen directamente hacia lo alto del
23
MAYOR APOSTOL, Virgil. Way of the ancient healer…, pág. 239.
130
Ana Ruiz Gutiérrez
tronco, del tal forma que el cuello de las nuevas ramas parece empujar mágicamente hacia arriba con gran rapidez y las puntas se enroscan en aros concéntricos dando la apariencia de un cuello y una
cabeza.
La abundancia de la madera ha permitido que la escultura destaque dentro de la producción con este material, pero no son los
únicos ejemplos. En este sentido, podemos mencionar los cuencos
ifugao, decorados a mano y empleados tanto para servir alimentos
en la vida cotidiana así como en ceremonias religiosas. Además en
algunas ocasiones podemos encontrar cuencos con tallas antropomórficas, fundamentalmente el cerdo por su valor simbólico, representando el inframundo. Incluso hay recipientes que poseen un valor
simbólico al ser utilizados para los rituales funerarios, éstos a veces
aparecen sostenidos por figuras sedentes y se colocan junto a los bulul.
Destacan también la realización de cajas o contenedores, de dos
tipos fundamentalmente, unas para rituales ceremoniales llamadas
punamhan y las otras para guardar las joyas, significativas en todos
los grupos étnicos. Las primeras son más elaboradas en su forma ya
que se decoran de manera habitual con cabezas de cerdos a los lados, o bien con otros elementos de la naturaleza que rodea la vida
de los igorrotes. La mayoría de las cajas rituales sirven para depositar en su interior los restos de los anteriores sacrificios, incluyendo
la sangre del animal, arroz y los ingredientes usados para el betel.
Siguiendo la constante de la vida cotidiana, destacamos la aparición de cucharas y cucharones, fabricados en madera y con figuras
humanas decorando sus extremos. Cuando no se utilizaban, se guardaban en el hogar en cestas especiales, después de limpiarlas cuidadosamente al acabar cada comida. Las cucharas se usaban para tomar líquidos y los cucharones para remover la comida, estos últimos tienen tallado un anillo en la cabeza para colgarlos. En los mangos de las cucharas ifugao se encuentran pequeñas tallas muy variadas, vinculadas generalmente a la maternidad, la muerte, la fertilidad, la flora y la fauna. En el siglo XIX aparece el tenedor, por una
clara influencia española. Éstos no se utilizaban en la sociedad tradicional filipina y actualmente se producen en grandes cantidades
para el turismo.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
131
Bulul Ifugao. Fotografía del Museo
de quai Branly
(http://www.quaibranly.fr)
Caja ceremonial, punamhan.
Bontoc. Fotografía cedida por
el Museo Etnológico
de Barcelona
132
Ana Ruiz Gutiérrez
Cucharas y tenedor. Fotografías cedidas por el Museo Víctor Balaguer, Vilanova i la Geltrú
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
133
Otros ejemplos de talla en madera son los bancos de madera o
hagabi con estilizadas cabezas de cerdo esculpidas a cada lado, que
representan el símbolo de riqueza de los ifugaos, perteneciendo sólo
a las élites de los poblados 24.
Hagabi
En madera se realizaban también objetos de defensa, como los
escudos o kalasag. Se hacían por los hombres y rara vez se compraban. Se fabricaban de una sola pieza, generalmente de madera muy
ligera, de manera que podían ser fácilmente atravesados por una lanza; servían más para desviarlas que para pararlas. La empuñadura se
tallaba en la cara posterior y solo permitía cogerlo con tres dedos.
Los escudos más conocidos de los igorrotes son los kalinga, más
estilizados que los demás. Su forma recuerda vagamente al cuerpo
24
Cfr. BARBIER-MUELLER, Jean Paul y NEWTON, Douglas. Islands and ancestors: indigenous
styles of Southeast Asia. München: Prestel; New York, NY: Distributed in the USA by te Neues Pub.
Co., 1988.
134
Ana Ruiz Gutiérrez
humano: dos prolongaciones inferiores y tres superiores en un rectángulo, con una ornamentación similar a los tatuajes que los guerreros victoriosos tras la caza de cabezas
se tatuaban.
La relación de la ornamentación corporal de los igorrotes con la decoración
de los escudos, esta justificada ya que según ellos quién no se tatuaba su cuerpo
no sería un buen guerrero. De este modo
el escudo según la cantidad de elementos geométricos tendría que pertenecer a
un soldado más o menos valeroso. El Padre Alzina nos aclara esta relación:
«…además del dolor que les causaba,
hinchándoseles a veces todo el cuerpo y
muriendo de ello, pagaban bien al artífice que tenía este oficio; y entre ellos era
tenido por cobarde el que no se pintaba,
porque decían que mal podrían sufrir las
lanzas enemigas el que no tenía ánimo
para sufrir los alfileres amigos» 25.
Como ejemplos de escudos en los
demás grupos, podemos destacar el
ifugao, que es rectangular y termina en
punta. Para impedir que se rompan se
refuerzan con amarres, y en la cara
opuesta de la empuñadura hay un clavo. El escudo de quien sufre una muerte violenta se pinta de blanco ya que era
el color de luto para ellos y se decora con
figuras humanas o lagartos estilizados. El
Escudo, kalasag. Kalinga. Fotografía
escudo del hombre ibaloi es muy origicedida por el Museo Víctor Balaguer,
nal, se adorna con la figura tallada de un
Vilanova i la Geltrú
25
YEPES, Victoria. Historia Natural…, págs. 30-31.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
135
hombre, rematada por una cabeza tridimensional que mira a quien
lleva el escudo.
Los ataúdes también se realizaban en madera, se tallaron y decoraron con cabezas de carabao y otros animales. La tapa puede
presentar la talla de un gran lagarto o cocodrilo, considerados seres relacionados con el inframundo y capaces de proteger lo que se
les ha asignado, en algunos incluso puede verse la cabeza humana
estilizada.
Ataúd con lagartos en la tapa. Lumiang. Sagada
3. OTRAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS
Alfarería
En lo referente a la alfarería, la falta de fuentes que nos muestren las técnicas de producción de los antiguos filipinos hace que
únicamente podamos hacer referencia a las piezas catalogadas y exhibidas en los museos. La muestra más importante de la cerámica
prehispánica de Filipinas es la jarra Manunggul, encontrada en el
compartimento A de la cueva que le da el nombre en Palawan. Desde entonces se exhibe en el Museo Nacional Filipino y data del siglo
136
Ana Ruiz Gutiérrez
VIII a.C 26. Su tapa tiene dos figuras en una
barca en representación de la vida como un
viaje, por lo que es evidente que fue realizado para un ritual de enterramiento recordando al mito clásico griego, donde
Caronte en su barca ayudaba a los difuntos a cruzar hacia el más allá, por
lo que debían ser enterrados con una
moneda en pago de sus servicios. De
este modo, los personajes principales
aparecen de la siguiente manera, la figura de la parte posterior está sosteniendo un remo con ambas manos,
mientras que la figura delantera representa al difunto y se dispone con
las manos sobre el pecho, algo muy
común en Filipinas y en general en el
Jarra Manunggul. VIII. a.C. Museo
sureste asiático en la disposición de los
Nacional de Filipinas. Manila
cadáveres.
Los principales productores de cerámica
de La Cordillera son los pueblos de Samoki en
Bontoc, y de Lubugan en kalinga. Por tanto desde estos asentamientos, con excelente materia prima y conocimiento de la técnica, se
exportaba la producción a los poblados anexos 27.
La cerámica se hacía durante la estación seca, cuando la cosecha
se había completado y había paja de arroz para la cocción de la arcilla.
Las mujeres tenían que recoger el barro, macerarlo a golpes en un mortero de madera y finalmente le daban forma a las ollas a mano, creando vasijas bellamente redondeadas sin usar un torno de alfarero 28. Se-
26
Esta pieza se ha declarado Tesoro Nacional de Filipinas y su estampa se encuentra en el
billete de 1000 pesos filipino.
27
JENKS, Albert Ernest. The Bontoc Igorot…, págs. 118-119.
28
A pesar de que la invención y su utilización del torno por vez primera fue en fecha temprana en Mesopotamia, en torno al 3.000-4.000 a.C, no se utilizó en Asia Oriental, concretamente
por la dinastía Han de China, hasta el 206 a.C-220. COOPER, Emmanuel. Historia de la Cerámica.
Barcelona: Ediciones CEAC, 1999. Pág. 18.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
137
Proceso de producción de la alfarería tradicional de los samoki. Bontoc. Fotografías de Albert
Jenks. Proyecto Gutenberg (http://www.gutenberg.org)
138
Ana Ruiz Gutiérrez
caban al sol las piezas en una primera fase, y posteriormente las pulían con ágatas, colocándolas de nuevo a secar, unos tres días más. Aunque aún quedaba la quema, a las afueras de los poblados se depositaban las piezas con ascuas, corteza de pino y paja de arroz, cubriéndola
con un manto de hierba seca que hace que la cochura sea a baja temperatura. Posteriormente, con una resina exportada de Barling se sella
el interior y los bordes y cuando se ha secado las niñas como en un
juego son las encargadas de acabar el sellado exterior de la pieza; finalizado el vidriado, la pieza ya está impermeabilizada, siendo curada
por supuesto como no podía ser de otra manera con una primera cocción de arroz.
El transporte de agua a los asentamientos era un trabajo muy importante y requería mucho tiempo, igualmente fue llevado a cabo
por las mujeres, que a veces iban a manantiales lejanos, transportándola con pequeños cuencos apilados sobre sus cabezas, como en el
caso de las mujeres kalinga o con grandes jarras en otros casos. Algunos de los términos actuales para estos recipientes son palayok o
puchero, banga o jarra, asinan o salero, kalan o cocina y tapayan o
recipiente de líquidos, y descienden de la alfarería tradicional.
Cerámica kalinga. Museo de
San Agustín. Manila
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
139
Cestería
El arte y el diseño de la cestería en Filipinas es una de las mayores manifestaciones de su sensibilidad artística. La variedad de las
plantas del tipo del mimbre, bambú, palmera, abacá, junco y caña
les proporciona la materia prima necesaria para elaborar austeros objetos a nivel decorativo aunque muy originales en cuanto a las formas que adoptan 29. Los objetos los solían realizar los hombres sin soportes
ni bastidores, el tejido se realiza a
mano, formando el armazón que es
cosido también con fibras naturales. A
menudo la decoración está integrada
dentro del tejido gracias a la utilización
de distintos materiales aportándoles
una gran diversidad en cuanto a la tonalidad y textura.
Tan pronto como tuvieron la necesidad de almacenar cosas, los filipinos
desarrollaron un amplio muestrario de
formas para cada una de las funciones
que requerían. De este modo evolucionó la técnica empleada, hasta el punto de llegar a impermeabilizar los cestos con pasta hecha de resina, puesto
que el clima tropical y lluvioso era un
impedimento para protegerlos de la
lluvia.
Hombre trabajando la cestería
Las producciones del norte de
Luzón, son piezas sobrias en cuanto al
color, que acostumbran a ser uniformes y la ornamentación esta condicionada por la diferencia de anchura de las fibras o de los refuerzos. Los montañeses de Luzón realizan cestería que distribuyen por
29
Cfr. LANE, Robert. Philippine basketry. An appreciation. Manila: Bookmark Inc., 1986; Cfr.
CAPISTRANO-BAKER, Florina. Basketry of the Luzon Cordillera, Philippines. Los Ángeles: UCLA; Fowler
Museum of Cultural History, 1998.
140
Ana Ruiz Gutiérrez
todo el archipiélago, cubriendo las necesidades básicas para los demás pueblos, destacando los objetos de cestería para el trasporte, más
largos y con bordes más anchos; cestos para almacenar, empleados
para guardar grano en la casa por lo que disponen de una tapa para
proteger su contenido de los insectos, además su tejido es más compacto y están elaborados con dibujos geométricos; cestos ceremoniales, los sacerdotes ifugao usan cestos cubiertos de cera de abeja durante las ceremonias sagradas para poner los alimentos que se le ofrecen al difunto.También elaboran objetos de carácter ornamental,
como los sombreros que llevan los hombres para recogerse el cabello y que además expresan su condición social, como veremos más
adelante. Además fabricaban cestas específicas para el transporte de
los cráneos en la caza de cabezas, similares a las utilizadas en
Indonesia.
De forma específica podemos identificar algunas nomenclaturas de las etnias más relevantes en producción de cestería como son
los bontoc e ifugao 30. En el caso de los bontoc encontramos entre
otras piezas para guardar los alimentos, el conocido como sa-lu-chaw,
un cesto-cazuela para camotes y el giyag, un cesto que sirve como
plato para comer. Bandejas para aventar el
arroz, fanilang. Y de carácter ritual, era
habitual la colocación de tres pequeños cestos, pagikaten que se cuelgan
en el interior de las casas, cerca del
hogar de la cocina. Cuando la
familia sacrifica a un animal
para algún ritual de prosperidad,
se pone una parte de intestino
o hueso junto con un poco de
arroz en estos cestos, como
ofrenda a sus antepasados o anitos.
Pero sin lugar a dudas la pieza
Plato, giyag
más popular entre los bontoc es el
30
SORIANO I MARTI, M.ª Dolores. «Cestería filipina». En: Filipinas. Un siglo después, una doble mirada. Barcelona: Museo etnológico, 1998, págs. 65-83.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
141
fankao, cesto mochila de bambú, con la base ovalada y con asas para
poderlo colocar en los hombros. Para protegerlo de la lluvia lleva
una capa final de agujas de pino que sobresale de la superficie del
cesto y así evitar que penetre el agua. El mismo tipo de bolso recibe
el nombre de bango entre los ifugao. También podemos hablar de
unos chalecos y sombreros llamados vakul hechos de abacá, y parecidos nos los podemos encontrar fuera de la zona geográfica que nos
ocupa, entre los Ivatan de Batanes, a 162 km al norte de Luzón, por
lo que no nos extrañan las coincidencias entre los pueblos de La Cordillera y éstos.
Mochila de bambú, fankao o bango, nomenclatura de los bontoc e ifugao respectivamente.
Fotografías cedidas por el Museo Etnológico de Barcelona
Además de los bango entre los ifugao encontramos los ulbong
para almacenar arroz, un gran cesto cuya forma recuerda a los jarrones chinos. Realizado con la técnica de espiral y con tapa pequeña y
plana, se cuelga en las estanterías de la casa por medio de unas pequeñas asas que se distribuyen alrededor de la parte superior del recipiente. Las piezas las heredaban de padres a hijos, porque se con-
142
Ana Ruiz Gutiérrez
Recipientes para almacenar arroz, ulbong. Fotografías cedidas por el Museo
Etnológico de Barcelona
Jarras chinas halladas en Filipinas con formas similares a los cestos. Museo de
San Agustín. Manila
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
143
vertían en piezas muy valiosas por su diseño y resistencia 31. Si el arroz
ya está cocido el recipiente se llama hurup.
Trabajos de metal
Los antiguos filipinos transformaban además el hierro, el bronce, el latón, la plata y el oro, en joyas, elementos rituales, y artículos
para el hogar y la industria. Sabemos por las leyendas de tradición
oral que la acumulación de oro procuraba la ascensión social entre
los pueblos. La propiedad de las minas y el trabajo en régimen de servidumbre de los mineros acentuaba esa
ascensión. Aunque las minas eran
consideradas propiedad de los dioses
del inframundo, sólo pueden utilizarse a cambio de sacrificios a las divinidades pertinentes, de ahí que el hombre que descubre un filón debería cortarse un dedo u ofrecer una fiesta, asegurando a los dioses que ocupa la
mina por necesidad. Los anitos y dioses se comunican con los hombres a
través del sueño para decirles dónde
está el mineral que buscan o se manifiestan que no desean que se explote
una mina determinada.
Pendiente antropomorfo de oro, lingling-o.
La tradición de joyería realizada en
Bontoc
todo el archipiélago con el oro como
materia prima se aprecia en el legado de la familia Locsin expuesto
de forma permante en el Museo Ayala en Manila, donde destacan
objetos únicos con influencias hindúes adaptados al sudeste asiático, así como cadenas y máscaras funerarias. En la mayoría de los ca-
31
Cfr. CHEN, Ching-ho. The overseas Chinese in the Philippines during the 16th century. Hong
Kong: Southeast Asia Studies Section, New Asia Research Institute, 1963; FOX, Robert. «The
Calatagan Excavations: two fifteenth century burial sites in Batangas, Philippines», Philippine Studies
(Manila), 7:3 (1959), págs. 321-389.
144
Ana Ruiz Gutiérrez
sos se desconoce si fueron importados de países vecinos o de elaboración propia 32. Lo que si queda evidenciado después de las recientes excavaciones de Peter Bellwood, es la existencia de un taller de
lingling-o, pendientes con formas geométricas o animalísticas, con
las herramientas y fragmentos, en la norteña provincia filipina de
Batanes, lo que indica que tales ornamentos fueron fabricados allí
hace unos 2.500 años 33, existiendo un paralelismo claro por la distancia con el norte de Luzón con algunos ejemplos de pendientes
bontoc, con cabezas de ciervos en los extremos realizados en oro.
Además en las expediciones de los españoles a las minas de oro
de los igorrotes antes mencionadas, encontramos referencias a los
adornos que se realizaban con oro, fundamentalmente cadenas 34, con
algunas comparaciones curiosas con los objetos de oro de los moros
de Manila, es decir, con los que paralelamente se estaban produciendo
en Mindanao, al sur del archipiélago 35.
En cuanto a los demás materiales destaca la producción de objetos de latón. Normalmente eran cajas para betel, de las cuales existen una gran variedad de formas, de media luna, octogonal o rectangular, aunque las más desarrolladas fueron las del área islamizada
de Filipinas. Algunas tienen compartimentos en los que se colocan
32
Cfr. CAPISTRANO-BAKER, Florina H., GUY, John, y MIKSIC, John. Philippine Ancestral Gold.
Manila: Ayala Museum, 2010.
33
BELLWOOD, Peter y DIZON, Eusebio, ‘The Batanes archaeological project and the Out of
Taiwan hypothesis for Austronesian dispersal’, Journal of Austronesian Studies (Taiwan), vol. 1, n.º
1, (2005), págs. 1-32. Aunque hay que puntualizar que no son los únicos yacimientos de este tipo
que se han encontrado en el archipiélago, como el que halló H. Otley Beyer en Batangas, pero es
más significativo para nuestro trabajo el de Bellwood por su cercanía geográfica a La Cordillera.
34
«…y dieron de reconosimiento pedaçillos de cadenillas de oro y cornerillas…». A.G.I. Filipinas. 7. R.3. N.45. Folio: 3. Ver documento completo en el Anexo n.º 2. «…avia en este pueblo
cadenillas y brazaletes asta el codo de oro (…) y en los pies y las orejeras eran de oro fino…». Ibídem,
folio: 9.
35
«…el primer pueblo a que llego se llamaba Agulan, de ochenta casas notaze que en este
pueblo avia muchos niños y niñas que trayan cadenillas de oro tan buenas como los moros de Manila
y siendo asi se pueden traer…». Ibíd., folio: 10.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
145
los ingredientes que se utilizan para mascar el betel: la nuez de areca,
las hojas frescas de pimienta, la cal y húmedas hojas de tabaco 36.
Las más pequeñas pueden llevarse en la cintura sujetas por medio
de un cinturón o guardadas en bolsas, otras se tienen en la casa para
ofrecer betel a los visitantes. Tampoco podemos obviar la diversidad
de pipas fabricadas en este material, siendo algunas de ellas verdaderos autorretratos de sus dueños.
Además destacaron en una amplia producción de armas para sus
acciones bélicas, realizadas en hierro y latón, con adornos en marfil
y madera 37, siendo los cuchillos, hachas y lanzas de Tucucan en
Cagayán los mejores de la zona.
Hacha para cortar cabezas. Fotografía cedida por el Museo Víctor Balaguer, Vilanova i la Geltrú
36
El betel o buyo es una costumbre milenaria que combina los ingredientes antes mencionados para formar una goma de mascar estimulante. Esta tradición es común en muchas culturas del
sur de Asia y del suroeste del pacífico, aunque ya existía en la India en torno al 200 a. C. En Filipinas a esta mezcla se le añadió el tabaco en el siglo XVI.
37
Cfr. CABRERO, Leoncio. «Las armas de los pueblos indígenas de Filipinas existentes en el
Museo Etnológico Nacional». Revista de Indias. (Madrid), 30: n.º 119-122 (1970), págs. 55-71.
146
Ana Ruiz Gutiérrez
Vestimenta y adornos corporales
Los tejidos de los pueblos igorrotes son conocidos por la vida y
color que le aportan los tintes naturales y el bordado con cuentas
ensartadas en algunos casos 38. Los filipinos comenzaron a fabricar
sus propias telas, aprendiendo a extraer la fibra del abacá, el ramio y
el maguey, a hilar el algodón, a usar tintes de las plantas y cortezas
de los árboles. Uno de los mejores tintes era el rojo de Barlig, en
Bontoc, y a tejer en el telar ropa con hilos teñidos de colores.
Los primeros textiles se hicieron de la corteza retorcida de varias
plantas. Los hombres eran los encargados de recolectar la corteza de
los bosques de la que se sacaba la fibra. La corteza se sumergía en
agua para que se ablandara y de este modo con la ayuda de un mazo
de sierra realizado con cuernos de carabao poder separar las fibras.
Los colores naturales eran de color gris pálido y marrón, y el colorante negro fue usado para añadir un tercer tono. A pesar de la técnica tan avanzada que estos pueblos tenían del textil no todos la adquirieron, por lo tanto, los tejidos se intercambiaban con otros grupos de las montañas.
El tejido es un trabajo en el que participa toda la familia. El telar era muy simple y las encargadas de manejarlo eran las mujeres.
Se elaboraban los tejidos que eran necesarios para confeccionar la
ropa de vestir, y también se hacían mantas que eran imprescindibles
para protegerse del frío en la noche. Las mujeres kankanay e ifugao
tejían hermosas faldas, robustas mantas y taparrabos de algodón cultivado en las terrazas después de la cosecha del arroz o adquiridos a
través del trueque. El algodón era hilado y teñido, para después tejerlo en un telar de cintura. Algunas prendas de vestir fueron adquiridas a través del comercio, pero los elementos de tejido a nivel local
fueron altamente apreciados por la calidad, diseño y durabilidad. Los
patrones y preferencias de color se desarrollaban localmente y luego
se extendían como textiles a las regiones adyacentes. Todo el proceso
de colocación de los hilos en el telar, el tejido y unión de las distintas
38
Cfr. FRASER-LU, Sylvia. Handwomen textiles of South-East Asia.Singapore: Oxford. University
Press, 1988.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
147
partes de los wanes, taparrabos, tapis, falda, o una manta tomaba de
tres días a una semana, dependía de la complejidad de la estructura y
la experiencia de la tejedora. La gente kalinga y gaddang decoraban
sus ropas con cuentas y conchas, siendo estos abalorios signo de riqueza en toda la montaña.
Mujer tejiendo en un telar de cintura
También desarrollaron una extensa producción de esteras o banig,
que eran usadas para dormir sobre ellas, para secar el arroz e incluso
para amortajar al difunto para su entierro. Generalmente se hacen
de hoja de pandanus, de hierbas del pantano, de bambú y de juncos.
Las esteras se decoran con motivos geométricos e incluso de animales, como los pavos reales.
Los textiles eran elementos fundamentales en algunos rituales,
específicamente en lo relativo a las mantas. Éstas en algunos grupos
como los ifugao, kankanay, ibaloi y tinguianes, tenían un valor especial, de modo que antes del nacimiento de un niño se le tejía una
manta, haciendo de ella una metáfora de la vida. Además se les daba
otro uso vinculado a las ceremonias funerarias, ya que los cuerpos
148
Ana Ruiz Gutiérrez
de los muertos se envolvían en tantas mantas como la familia podía
adquirir. Esta técnica de enterramiento la comparten con otras comunidades indígenas del sudeste asiático o incluso con sociedades
americanas, cuyos muertos enterraban envueltos en mantas, de tal
manera que dependiendo del nivel económico portaban un mayor
número o los enterraban casi desnudos 39. Tan importantes eran las
mantas para estos grupos de la montaña que era uno de sus bienes
más preciados junto con el arroz y el oro para intercambiar, en este
caso como tributo para los españoles en las expedidiones a La Cordillera, no siendo un caso aislado sino algo que aparecerá frecuentemente 40.
Paralelamente, entre los ifugao, se extendió una técnica de origen indonesio, conocida con el nombre de ikat, que consiste en tejer con los hilos ya teñidos, predominando colores como el rojo y el
marrón. Esta práctica indonesia se desarrollaba desde el cultivo del
algodón hasta la pieza final, con un claro significado mágico-religioso. El primer día de recolección del algodón se efectuaba en el
mismo campo de cultivo un sacrificio para dar las gracias a los antepasados y las mujeres se pasaban toda la noche bailando antes de
que la cosecha se introdujese en la casa 41.
La importancia del ikat no deriva únicamente en la funcionalidad
que tienen sus tejidos, ni tan siquiera en la consideración mágica
que poseen, sino que los iban, el único grupo étnico de Borneo que
fabrica ikat, consideran el proceso de teñir con colorante de la raíz
de un árbol igual de peligroso que la cacería de cabezas, hasta tal
punto que todavía la acción de teñir se denomina «expedición mili-
39
SÁNCHEZ M ONTAÑÉS , Enma. Arte indígena sudamericano. Madrid: Alhambra. 1986,
pág. 100.
40
«…De allí fue al pueblo de Palan, salieronle a reçibir un prinçipal e indios trujeron un
puerco y arroz este hera suegro de Ybarat y dijeron que pues el era amigo de los españoles que
porque no lo avian de ser ellos regalo los con algunas cosas que dioles arroz y porque no se lo dieron tomolo y pagóselo en mantas, era de ochenta cazas…». A.G.I. Filipinas. 7. R.3. N.45. Folio: 9.
Ver documento completo en el Anexo n.º 2.
41
Cfr. AA.VV. Arte, ritual y etnografía en Indonesia. Granada: Galería de Exposiciones Banco
de Granada, 1979; AA.VV. Indonesian ornamental design. Ámsterdam: Pepin Press, 1998; FAHRBECKER, Gabriele. (ed) Arte asiático. Köln: Konemann, 2000.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
149
Manta mortuoria
tar femenina». Así las tejedoras más experimentadas pueden llevar
unos tatuajes en los pulgares, lo mismo que solo los cazadores de
cabezas victoriosos pueden tatuarse el dorso de sus manos. Otro aspecto en el que igualan su prestigio tanto hombres como mujeres,
es que ambos tienen que haber cazado una cabeza en el caso del hombre y saber tejer con la técnica ikat en el caso de la mujer antes de
150
Ana Ruiz Gutiérrez
Pulgares de una tejedora iban. Borneo. Indonesia
casarse 42. Estos pua o paños de ceremonias, eran los únicos tejidos
que tenían una doble función, la de protección y la de alejamiento
del mal. Además se les atribuye la virtud de entrar en contacto con
los espíritus y los dioses, de ahí que se utilicen en las ceremonias
más diversas. En el caso de la caza de cabezas éstos juegan un papel
fundamental ya que en ellos se depositaban las cabezas. Las características de los paños debían tener un dibujo poderoso como el de
«trofeo de cráneos».
Gran parte de la ornamentación de estas etnias de las montañas
varía según a cual de ellas pertenezcan, y aunque sobre todo la vestimenta se utiliza de forma utilitaria, son muchos los adornos corpo-
42
Freeman lo confirma en la siguiente pelea de esposos que presenció: «Dices que eres hombre. Demuéstralo trayendo una cabeza», el marido respondió «Y tú haz un pua (paño de ceremonias)». Apreciándose así como con la caza de cabezas y la realización de un paño de ceremonias
mostraban la valía de cada uno con respecto al otro. FREEMAN, Derek. Report on the Iban of Sarawak.
Kuching, Sarawak: Government Printing Office, 1955, pág. 10.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
151
rales, incluido el tatuaje, los que se
utilizan para rituales específicos, como
es el caso de la proliferación de tatuajes en el hombre dependiendo de su
estatus social y del número de cabezas que hubiera cortado. El mayor o
menos tamaño del ornamento, el material utilizado, metal, cristal o concha, van a ser evaluadores de la posición social de cada miembro de la población 43.
A continuación analizaremos la
idiosincracia de cada tribu dependiendo de su vestimenta y adornos corporales:
Bontoc
Los habitantes de Bontoc tienen características propias y distintivas del
resto de sus vecinos. Bajos, fuertes y
corpulentos, auténticos guerreros a
Mujeres en Banaue. Provincia montañosa
los que no les era útil vestirse con
de Luzón
mucha ropa para sus acciones bélicas,
por lo que los hombres llevaban únicamente un taparrabos o tanga llamado wanas o tayag, que se usa
ya sea bajo o alto y suelto o firme con las puntas colgando por
delante y por detrás. Normalmente están hechos de tela roja y solo
en algunos lugares se realiza de corteza de árbol, decorados con diseños amplios en amarillo, uno de sus colores favoritos junto con
43
Sobre las joyas y adornos filipinos VILLEGAS, Ramón. Kayamanan. The Philippine Jewellery
Tradition. Manila: Central Bank of the Philippines. 1983 e Hiyas. Philippine Jewellery Heritage.
Manila: Guild of Philippine Jewellwers Inc., 1997; PATANÑE, Epifanio.P. Philippine jewelry and
ornaments. Manila: Humanitarian Sciencies Foundation, 1991; MARAMBA , Roberto. Form and
Splendor. Manila: Bookmark,Inc., 1998.
152
Ana Ruiz Gutiérrez
el verde 44. Probablemente el origen de estos taparrabos fueron un
delantal o una faja que consistía en un pedazo de tela o una amplia corteza atada con una cuerda o cadena. Actualmente solo los
ancianos continúan llevando esta prenda interior, con lo que la costumbre está desapareciendo rápidamente 45. Cuando llueve los hombres bontoc prefieren desprenderse de su taparrabos para que no
se les estropee, y en lugar de un impermeable y un sombrero los
igorrotes de Bontoc utilizan un togwi, una especie de canasta alargada, la parte en forma de barco se lleva en la cabeza y el resto
cubre su espada.
A veces se concluye su vestimenta con una especie de cinturón
con una concha de madreperla, casi tan grande como un plato común, obtenida de las costas de Ilocos, que se lleva en la cintura, ya
sea delante o en uno de los lados, es el llamado fikum. Los bordes
exteriores se graban con motivos geométricos, se perfora en el centro y se pasa una cadena a través de la abertura que se hace. Es un
elemento puramente ornamental. Las cadenas de cobre o latón alrededor de la cintura, se llaman kaching, y sirven para sujetar piezas
de tela sobre los genitales.
El complemento que no puede faltar en la indumentaria del
hombre bontoc son los sombreros, conocidos como suklang, una alegre cesta redonda de bambú o de ratán que se lleva en la coronilla
de la cabeza, cuyo fondo es plano o redondo en forma de colmena.
Estos sombreros tienen dos finalidades, por un lado el que nos indica el estado civil, de tal modo que si hablamos de un hombre casado llevaría el conocido como suklang para su vida cotidiana, sencillo y sin muchos ornamentos, y otro más decorado con adornos de
madreperla, dientes de perro, o colmillos de jabalí, para las ceremonias. Por otro lado, nos encontramos con el falaka, sombrero pequeño
adaptado a la coronilla de los jóvenes solteros y elaborado con fibras
44
«Lo primero se presupone que en las sierras y montañas que llaman ygolotes están çitas en
diez y ocho grados poco menos de altura y como la tierra en si es tan alta u fria aunque sus moradores andan en queros solo con unos capotillos echos de cortezas de árboles…». A.G.I. Filipinas. 7.
R.3. N.45. Folio: 14. Ver documento completo en el Anexo n.º 2.
45
Ibídem, págs. 36-84.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Hombres bontoc con fikum y fankao
Madreperla, fikum. Fotografía cedida por el Museo Etnológico de Barcelona
153
154
Ana Ruiz Gutiérrez
negras, amarillas y rojas, en ocasiones también decorado con dientes de perro y conchas. En esa doble funcionalidad es utilizado como
un bolsillo o bolsa, ya que la pipa se lleva escondida en la cadena
que contiene la canasta, guardando también el betel o el tabaco en
estos sombreros. El pelo se lleva largo y enrollado en la parte trasera, pero con flequillo delantero al descubierto.
Sombrero de soltero, falaka. Bontoc. Fotografía del Museo del niño de Indianápolis (http://
www.childrensmuseum.org.)
Pero no son los únicos sombreros de los que hacen uso, también llevan los conocidos oklop, con ojos, oídos y nariz tallados, no
tienen un sentido ritual sino decorativo e incluso práctico, ya que
los pueden utilizar para comer o beber agua 46. Aunque conviven con
otros más sencillos sin las facciones humanas esgrafiadas.
46
«…y de los cascos hacen taças con que beven en sus combites y borracheras y dejan por
ajuar a sus herederos.». A.G.I. Filipinas. 30. N.º 3. Folio: 9. Ver documento completo en el Anexo
n.º 5.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
Oklop. Bontoc. Fotografía cedida por el
Museo Etnológico de Barcelona
155
Sombrero de madera, oklop. Bontoc. Fotografía de
la Galería Nacional de Australia
(http://nga.gov.au)
Para las ceremonias relativas a la caza de cabezas, los hombres
bontoc llevan un collar especial de dientes de cocodrilo. Este ha sido
denominado por diversos autores, boaya-bag, buaya, boaya, fu-yayya o binuaya, en el que, la base de los dientes está envuelta con cuerda, rematándolo con un broche de ratán, un brazalete o tankil que
se decoraba con pequeñas esculturas de madera que representaban a
anitos y un llamativo penacho de plumas unidas a un sombrero cuadrado de ratán junto con su característico taparrabos, wanas o tayag.
Brazalete, tankil. Fotografía cedida por el Museo Etnológico de Barcelona
156
Ana Ruiz Gutiérrez
Collar de dientes de cocodrilo, boaya. Bontoc
Continuando con los adornos no podemos obviar la importancia de los lingling-o, tanto para hombres como para mujeres. Estos
pendientes, normalmente realizados con la forma de la letra C, están hechos en oro, plata o cobre, y son los favoritos de los bontoc.
A veces se les añade unas alas, otras versiones simulan la cornamenta de un animal, o se complementan con cuentas de vidrios de colores o conchas. Hay referencias arqueológicas de los lingling-o en el
año 500 a.C, elaborados, eso sí, con materiales distintos, como el
jade o la piedra. En este sentido podemos identificar pendientes de
jade similares en China e Indonesia, debido a los movimientos comerciales en los mares del sur de China. Concretamente las culturas
indonesias de Batak en Sumatra, Dayak en Borneo y Toraja en
Sulawesi, muestran paralelismos extraordinarios con las minorias
etnicas del norte de Luzón.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
157
Pendientes, lingling-o. Bontoc
Las mujeres bontoc como casi todas las mujeres de la montaña
llevan una falda tejida a mano envuelta que se denomina tapis o lufid
o petay en su dialecto. Ésta, sin embargo es la más corta de todos los
grupos, apenas llega a las rodillas y permite mostrar el muslo, dejándolo al descubierto cuando camina. Otras veces llevan una simple
faja llamada fialikos o wakas, que consiste en una larga y estrecha
franja de tela, normalmente roja o blanca, y en ocasiones negra o
azul. También utilizan para momentos especiales el pagkhet, hecho a
mano, un cinturón de flecos colgando de la espalda, aunque no lo
usan cuando llueve o están trabajando en la recojida del arroz. Es
usual verlas con un cinturón de conchas insertas en tejido de algodón llamado akosan. Pero la vestimenta más de moda entre las mujeres bontoc, es una falda hecha de tiras de hoja de platano o de hojas de dongla, una planta común en la zona de color magenta, entrelazándose las hojas en la cintura, cuando llueve mucho se quitan
directamente las hojas quedándose casi desnudas, colocándose únicamente una hoja en el puvis. Las mujeres bontoc no solían utilizar
nada para cubrir su torso, solamente los tatuajes que cubrían su pecho, cuello y brazos.
158
Ana Ruiz Gutiérrez
Cinturón de conchas, akosan. Bontoc. Fotografía cedida por el Museo Etnológico de Barcelona
Como adorno corporal además de los tatuajes utilizan multiples
abalorios, como el collar de vértebras de serpiente llamado tsuli para
el pelo, o el bukas, un collar realizado de huesos y concha, solamente para las mujeres casadas. Hay un adorno que lo utilizaban tanto
hombres como mujeres llamado saong, se trata de un collar con colmillos de perro, que se utilizaba en ocasiones por las mujeres también para adornar su cabello.
Mujer con collar de vértebras de
serpiente, tsuli. Bontoc
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
159
Gaddang
Los hombres van vestidos tanto en sus casas como en el campo
con ropa occidental preservando su ropa tradicional para las ceremonias. Ésta consiste en el taparrabos que se llama dinega, tejido
por las mujeres en un telar, que hace conjunto con una chaqueta
especial llamada koton y una capa llamada tapit, a juego con su dinega, y con el barangal, un sombrero o suklang, junto con un tocado
de plumas de lujo llamado daladal, y el sasay, una bolsa que llevan
sobre los hombro. Toda esta vestimenta ceremonial está adornada
con llamativas cuentas de colores característica de los gaddang al igual
que más tarde veremos en los kalinga 47.
Sombrero, soklong. Gaddang. Fotografía
cedida por el Museo Etnológico de Barcelona
Tanga, dinega. Gaddang
Mientras, para la vida cotidiana llevan ropa occidental como los
hombres, las mujeres para las ceremonias utilizan el burasi, una chaqueta corta tejida a mano. También llevan una banda para el pelo
llamada galantia con el pagi, una doble hilera de cuentas. Rodeando
47
Ibídem, págs. 88-102.
160
Ana Ruiz Gutiérrez
el lóbulo de la oreja se entrelazan una sarta de cuentas de las que
cuelgan aretes de concha, llamados painga. La gargantilla se llama
ka-kad y la larga cadena de cuentas gongon, y juntas reciben el nombre de sel-lay.
Ifugao
Los ifugao tienen ricos textiles y ornamentos. La vestimenta del
hombre consta del taparrabos, wanno, mientras que los jóvenes guerreros llevan una bolsa tejida llamada butong con unos flecos muy
característicos que van en la parte trasera atados al taparrabos. También lo complementan con un pectoral de madreperla espectacular
llamado pangalapang. Las mujeres llevan pendientes lingling-o y collares de cuentas, pulseras de bronce de bobinas, ginilimg y una falda envolvente llamada ampuyo o tolpe 48.
Collar de madreperla, pangalapang. Ifugao. Fotografía cedida por el Museo Etnológico
de Barcelona
48
Ibídem, págs. 108-134; Cfr. Dulawan, Lourdes S. Ifugao: Culture and History. Manila:
National Commission for Culture and Arts, 2001.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
161
Las clases altas, kadangyan llevan una vestimenta especial para
las bodas y funerales. Los hombres en la cabeza llevan el kango o
yang ngoh, un pico escarlata que se fija mediante fibras de ratán en
el centro mientras que se extienden unos cuernos parecidos a los del
carabao a los lados. También llevan una gargantilla de lingling-o llamado balituk y un collar de cuentas de oro o ámbar llamado pango
o pangaw. Todo el conjunto lo completan con un cinturón de concha que es normalmente una reliquia familiar llamado ginuttu sujeto con una hebilla llamada upod, junto con taparrabos ceremonial. Las mujeres de las clases altas llevan en la cabeza un dungdung, una estatuilla de
metal fundido. Representa a una mujer desnuda de pie con los brazos extendidos y las palmas hacia arriba, simulando la danza del bulul, que sería
como una especie de palmeo de una
mano contra la otra, llamada gangsa.
La escultura está montada en una pieza de madera tallada. Normalmente se
usa en los entierros y bodas.
Tocado dungdung con bulul danzante
Mujer ifugao con tocado
dungdung
162
Ana Ruiz Gutiérrez
Ilongot
En lo relativo al ornato los hombres jóvenes llevan bandas en el
pelo, relativas a la caza, collares de semillas y cinturones de alambre,
cagit, sobre su taparrabos, gabed. Los hombres también utilizaban
unos largos pendientes llamados batling, hechos de alambre de latón con pequeños discos de concha. Estos pendientes eran importantes para los ilongot tanto estética como simbólicamente, y tenían
forma de ángulos agudos muy característicos del upug, un término
vinculado a su fuerza e intensidad. En cuanto a la simbología como
tenían un color rojizo estaba vinculado a la fuerza como cortadores
de cabezas, por lo tanto éstos designaban a los de más valor. Además
se les reconocía por sus tapujes, al igual que a los ifugao, bontoc y
kalinga, por lo que sólo aquellos que habían cortado alguna cabeza
tenían el derecho de llevarlos. Los guerreros ilongot utilizaban un
atuendo específico con un tocado de panglao, pico de pájaro, con
los pendientes calipan, pañuelo rojo, cagit, gabed, cinturón y machete
a la espalda.
Picos de pájaros, panglaos. Ilongot
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
163
Las mujeres llevan un pañuelo en el cuello, collares, en muchas ocasiones de alambre al igual que los brazaletes, y los cinturones. A veces
utilizaban los calipan, espirales de alambre de latón con cuentas para los
collares y los pendientes se realizaban con madreperla tallada 49.
Isneg
Los isneg a diferencia de sus vecinos son los que llevan más ropa.
El tanga masculino, abag, es más ancho que los demás, quizás por el
número de veces que lo utilizan, la tela está más holguera. También
llevan una prenda en la parte superior roja, negra o azul, a modo de
chaqueta. Aunque se dejan el pelo largo, lo ocultan en un turbante
llamado abungot, mientras que el turbante ceremonial se llama linijot,
que está adornado con hojas aromáticas de ylang-ylang, bangog, penachos de plumas, dulaw, collar de cuentas, saaban, con borlas rojas
que cuelgan en la espalda o en tiras estrechas de tela roja y amarilla,
sapang 50.
También se tatuan los brazos, hombros, pecho y espalda, marcando el prestigio del poder de los cazacabezas. Sólo los que hayan
cortado una o dos cabezas se pueden hacer un diseño especial de tatuaje llamado andori, tatuaje que puede ser utilizado por la hija en
lugar de su padre. Otro adorno corporal muy característico es ennegrecerse los dientes con goma de los árboles, aunque esta práctica se
ha dejado de realizar.
Ambos, hombre y mujer llevan un turbante en la cabeza. Las
mujeres llevan una falda hasta la rodilla, llamada tapis, tejida a rallas
horizontales, con una tela atada a la cintura a modo de cinturón,
bahakat. Para la parte superior lleva una prenda hasta la cintura a
modo de chaqueta.
Para los adornos utilizan sobre todo cuentas de vidrio. Con unas
diminutas realizan unos brazaletes, llamados tadug, que se heredan
de generación a generación. Tanto hombres como mujeres usan un
49
50
MARAMBA, Roberto. Form and Splendor…, pág. 138-169.
Ibídem, págs. 174-186.
164
Ana Ruiz Gutiérrez
collar de concha llamado sipatar o sipatal, con una gargantilla de perlas al cuello llamada bising.
Las mujeres llevaban para las ceremonias unos pendientes hechos de cuentas pequeñas, y realizados en plata, llamados lubay, mientras que sus cuellos los adornan con collares de cuentas de plata y
cristal parecidas a las chinas o venecianas. Para los brazos utilizan
los sinali, muy parecidos a los tinali de los tinguianes, son brazaletes
individuales de cuentas de vidrio.
Collar Isneg
Tinguian
Estos grupos se caracterizan por la simplicidad. Las mujeres llevan como vestimentas faldas cruzadas y camisetas de algodón y como
abalorios los tinali o brazaletes de cuentas y un collar de cuentas en
la cabeza. Mientras, los hombres llevan una banda de tela en la cabeza llamada ayabong, un taparrabos, ba-al, junto con una banda a
modo de cinturón, balikes.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
165
Brazaletes de cuentas, tinali. Tinguian
Kalinga
Son los que usan la ropa más alegre en el norte de Luzón ya que
utilizan colores brillantes adornados con cuentas, borlas, lentejuelas
y bordados, por lo que son conocidos como los pavos reales de Filipinas.
En cuanto a la vestimenta y el ornato se parecen mucho a los
gaddang y los tinguian, los kalinga del norte, los kalinga del sur y a
sus vecinos los bontoc. Los hombres kalinga del norte llevan menos
adornos pero más ropa utilizan una chaqueta, silup y una especie de
manto de lana, portan hachas y escudos. Para decorarse usan unos
pendientes de cuerno de carabao, y collares de cuentas. Los hombres kalinga del sur por el contrario, usan más adornos y menos ropa.
Entre los adornos destaca el tatuaje, los brazaletes, collares, pendientes
y plumas en la cabeza mientras que como vestimenta utilizan únicamente el faar, su típico taparrabos. Ambos tienen su propia versión
del collar de concha de los isneg, sipattal 51.
Los cazacabezas llevaban una indumentaria específica. Llamada
uskong, estaba compuesta por, gargantilla de cuentas, dalisdis o
51
Ibídem, págs. 190-222.
166
Ana Ruiz Gutiérrez
fangarat, tanga, faar, brazaletes de espirales de cobre, giniling, lanza,
kinaratkat, y el escudo, kalasag.
También usan para las ceremonias una versión del suklang
bontoc, se llama cattagang y esta decorado con cuentas de colores.
Distintivo también como tocado festivo es el uskong, unas plumas
preciosas que se colocan en la cabeza con una banda roja.
Las mujeres kalinga del norte llevan cordones de cuentas en la
cabeza llamados sippor o appong, pendientes, pawisak y collares de
cuentas de varias medidas como prenda para cubrirse la parte superior, llamados silup. Las kalingas del sur como los hombres llevan
menos ropa y más adornos. La falda se denomina kain, donde predominan los colores rojo, negro y azul con decoración en amarillo.
Para las fiestas llevan una falda especial llamada tapis con decoración en zig-zag. En cuanto al ornato, llevan en el pelo bandas de
cuentas, pendientes lingling -o, llamados lubay, collares de cuentas
para el cuello y otros sobre el pecho, winayway y cubriendo las muñecas, tinali. El adorno más distintivo de la mujeres kalinga del sur
son unos pendientes de madreperla en forma de ocho horizontal llamados pawisak.
Falda para ceremonia, tapis. Kalinga
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
167
La asimilación de las influencias austronesias en la población
filipina se ejemplificó a la perfección en la realización de tatuajes corporales, muy característicos sobre todo para los kalinga que realizaban los tatuajes más elaborados conocidos aquí como batek, aunque
también se han identificado en otras etnias de La Cordillera como
entre los bontoc, ifugao, tingguian e Ibaloy. Los nativos de Basao y
Tinglayan en territorio kalinga eran considerados como los mejores
tatuadores de la zona.
A raíz del regreso al Museo Nacional de Filipinas de la momia
Appo Anno en 1999, con tatuajes en la punta de los dedos, las muñecas, los dedos de los pies, piernas, glúteos, espalda y pecho, se han
podido estudiar más en profundidad los motivos y la técnica de los
batek, conocidos por su simetría y elaborados diseños.
El batek tradicional se realiza por el manbatek o tatuador y se
elabora con instrumentos rudimentarios, un palo o palmadita-ik que
enlaza al instrumento con el que se tatua o gisi, al que está unido el
gambang o aguja de cuerno de carabao. Los modelos para tatuarse
Tatuadora de batek.Kalinga
168
Ana Ruiz Gutiérrez
son previamente aplicados en la piel a través de una pieza de madera tallada llamada kammai que se sumerge en tinta o merteka. El tatuaje es un proceso largo y doloroso, prolongándose desde un día
hasta una semana, aunque la curación de las cicatrices no se finaliza
hasta los tres meses mínimo.
La elaboración del primer tatuaje es el momento más importante de la vida de un hombre y símbolo del paso de la pubertad a
la edad adulta. Éstos se conocen como binulibud, tres líneas paralelas en la parte superior del brazo y los bikking, tatuajes en el pecho.
Estos tatuajes se llevan a cabo antes de la circuncisión o el ritual de
sigyat.
Con frecuencia están vinculados a los rituales más significativos
de los distintos momentos de la vida, en este sentido las mujeres son
tatuadas en la pubertad con el dumara y también marcadas con X
en el rostro, en las dos mejillas y en la nariz. Es el conocido como
lin-Lingao, tatuaje que se realiza a las mujeres cuando se van a casar
o quedan embarazadas, de este modo se garantiza la protección de
los espíritus que habitan en la aldea 52. Además, aunque ellas no participaran en la caza de cabezas, si tenían derecho a tatuarse en honor al prestigio de su familia y en este sentido, actualmente con la
pérdida de este ritual ancestral también se está perdiendo la simbología del tatuaje tanto femenino como masculino.
52
SALVADOR-AMORES, Analyn Ikin V. «Batek: traditional tattoos and identities in contemporary Kalinga, North Luzon Philippines» Humanities Diliman (Diliman), January-June (2002),
págs. 105-142.
Epílogo
Los tiempos cambian, siendo algunas de las comunidades del norte
de Luzón prácticamente irreconocibles de aquellas que nos describieron los españoles en las primeras expediciones a un territorio ciertamente inóspito. Desde el control del gobierno americano en los asentamientos de la montaña, los grupos étnicos dejaron de enfrentarse
entre ellos y complementaron su gobierno basado en el consejo de ancianos con los poderes de los barangays, el estamento más bajo de la
representación de la actual administración en Filipinas.
Esto ha ocasionado variabilidades sustanciales en la estructura
interna de estos asentamientos, de tal modo que la empatía de los
poblados ha hecho que se den con más frecuencia los matrimonios
mixtos entre comunidades antes enfrentadas, quedando en el recuerdo aquellos matrimonios concertados cuyo éxito estaba condicionado en parte por la cuantía de la dote estipulada.
A nivel económico, la principal actividad agrícola sigue siendo
el cultivo de arroz, con programas estatales que fomentan la mejora
y comercialización de la marca, aunque se han dejado a un lado otros
cultivos como el del algodón; la caza ancestral se ha visto también
mermada a consecuencia de la deforestación, por lo que en consecuencia muchas de estas carencias están afectado a la economía de
la zona teniendo que importar estos productos. Sin lugar a dudas, el
auge económico se basa ahora en el turismo, viéndose incrementado
en municipios como Banaue, Benguet y Sagada, incentivados por la
potenciación de los recursos patrimoniales que tienen, entre los que
destacan el paisaje con sus insuperables terrazas de arroz, los enterramientos en la montaña o los museos de sitio que muestran como
170
Ana Ruiz Gutiérrez
vivían los filipinos en época prehispánica. Unos recursos de calidad
que deben de convivir con la generación de una serie de productos
para el turismo que en cierta forma han transformado la artesanía
ancestral a favor de objetos seriados de menor calidad.
El paisaje cultural filipino del norte de Luzón es evidente que
ha sufrido una gran transformación, podemos contemplar ya escasos poblados tradicionales con las construcciones de nipa y madera
características de los igorrotes y en cambio visualizamos bloques de
hormigón al filo de las sinuosas carreteras con más capacidad y menor coste. Aunque esta alteración es un hecho, hay muchas cuestiones que se han mantenido tal cuál desde tiempos ancestrales, como
las danzas tradicionales, el paisaje de las terrazas de arroz, la vestimenta y adornos corporales, el chamanismo, el animismo, la celebración de rituales específicos de pacificación de los espíritus, así
como la convivencia del consejo de ancianos con el gobierno actual,
que en caso de conflicto prima lo tradicional.
Con estos trazos vitales expuestos en esta investigación sobre las
comunidades del norte de Luzón podemos rememorar como fueron
en realidad, reforzando el imaginario artístico a través del estudio
de las piezas que se conservan en museos de todo el mundo, que
aunque de un modo completamente descontextualizado y por tanto
no el más propicio para su contemplación, nos sirven de referentes
culturales de las manifestaciones artísticas prehispánicas.
Esta publicación se convierte en la antesala de la futura que versará sobre el intercambio artístico de España y Filipinas durante la
Edad Moderna.
Apéndice documental 1
N.º 1.
1576, junio, 4. Manila.
Carta de Díaz de Ceballos al Virrey sobre Limajón.
Archivo General de Indias. Filipinas. 34. N.º 18.
Folios 134r-135v.
«Muy Excelentísimo Señor.
Quando de esa ciudad party y me despedí de Vuestra Excelencia para estas Yslas Philipinas, me acuerdo me mandó Vuestra
Exçelencia diese abyso de lo que la tierra era para que Su Magestad
tubiese alguna certidumbre de las cosas destas partes, y ansy por lo
que toca al servicio de Su Magestad y havérmelo mandado Vuestra
1
Hemos realizado una selección de los textos utilizados para la investigación, trascribiéndolos
con las siguientes normas, cuando se repite una palabra en el texto se indica en una nota al pie
como repetido, si aparece alguna anotación en el margen izquierdo se señala (Al margen:) si por lo
contrario es en el lado derecho se especifica (Al margen derecho:), cuando una palabra está entre
líneas se añade < >, en el caso que el texto no sea legible se ha indicado con (…) señalándo cuando
corresponda si es por rotura del documento, por otro lado y con este signo[ ] se justifica la interpretación del texto y con éste otro { } la de la fecha. Además cuando la palabra está mal escrita se hace
saber con (sic) sin modificar la misma, solamente se han cambiado aquellos nombres propios que
no eran identificables tal y como aparecían en el texto, además de mantener la normativa actual
para los signos de puntuación y acentuación y añadir algunas notas aclaratorias del significado del
algunas palabras, para una mejor lectura de los documentos.
172
Ana Ruiz Gutiérrez
Excelençia, he procurado estos diez meses que ha que en esta isla de
Luzon estoy hazer la diligencia posible para escribir çierta y claramente la verdad y asi horé de tomar my quento de mas atras. Vuestra Exçelencia sabrá que a los çinco de julio del año de setenta y
çinco llegamos al cabo Espíritu Sancto que es el embocadero de las
yslas y alli supimos de dos soldados españoles que estaban en atalaya de las naos que habían de venir de Nueva España que un gran
cosario (sic) llamado Limaón (sic) natural de la tierra firme de la
China se reveló contra su Rey y haviendole hecho muchos daños en
toda la costa se retiró con 2000 hombres que le havian quedado a
buscar alguna isla donde hiziese asiento y tomase en ella título de
Rey a que ellos llaman Ontey y siendo guiado por algunos naturales
desta isla que estaban malcontentos dio un dia a las ocho de la mañana sobre esta ciudad de Manila habiendo echado su gente en tierra en la playa dos leguas de la ciudad y vino tan al descubierto como
sy en ella no hubiera hombre que la habitase. Estaban los nuestros
tan descuydados de semejante asalto y tan descuydados con los buenos sucesos que con los naturales (que es harto vil gentes) habían
habido, que aunque fueron abysados mas de dos oras antes, la multitud de enemigos que por la playa venia contra la ciudad y con haber visto venir huyendo alguna gente popular herida por mano dellos,
echaron el peligro en risa sin aperçevirse ny enviar a saber lo que
fuese. Y asy quiso Dios, que el primero que por su descuydo fue causa
del daño que se siguió el mesmo (sic) fuese el que primero lo pagase. Porque los sangleyes (que asi se llama esta nación) la primera cosa
que acometieron fue la casa de Martín de Goiti que era el maestre
de campo, y mataronle a él y quemaronlo después de le haver cortado las narizes y las orejas, y la natura 2, y el labio superior con los
mostachos, y asi mesmo quemaron su casa y su hazienda y mataron
a todos los que en ella havia, solo escapó su mujer Lucía Sanchez
con una cuchillada que le mide desde el carrillo hasta el gaznate.
Pasaron de aquí adelante matando mucha gente y quemando el pueblo, hasta que Guido de Labezarys (sic) que entoncez gobernaba la
gente que a el acudió, se comenzó a defender, a donde murió Sánchez
2
Partes genitales.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
173
Ortiz alférez de Alonso Velázquez y otros cerca de sesenta soldados
pero al fin los enemigos se retiraron quedando mas de quatrocientos
dellos muertos y se fueron hazia la parte del norte de aquesta isla a
hazer asiento muy de propósito en un buen puerto que ally havia.
Embiose luego en su seguimiento al capitán Juan de Salzedo, a quien
por muerte de Martín de Goyti se dio el nombre de Maese de Campo que aunque era muy moço era venturoso soldado y gran
travaxador, el qual con ciento y cinquenta españoles y mas de dos
mil amigos bizayas le fue a cercar en el puerto a donde se abia retirado. Pasaron los unos con los otros muchas escaramuças y matoseles
mucha gente hasta que (como toda esta tierra es flaca, haçiendo el
hambre, la guerra a los unos y a los otros, se huvo de yr Limaon con
la gente que le había quedado, y los españoles se volvieron a esta
çiudad. Son estos sangleyes hombres grandes de cuerpo, membrudos,
mal barbados, los ojos muy pequeños, las frentes grandes y no de
mal gesto y parece traen los cabellos largos pero recogidos, en medio la cabeza y ençima un bonete de red texida de çerdas negras alto
y harto primorosamente labrado, el de más vestido es largo con las
mangas anchas y casy parecen clérigos vestidos de alba y la estola
salvo que son los vestidos de diversas telillas y sedas de colores, tienen letras y estampa aunque no //134v de muy buenos caracteres, escribes por columnas de alto a baxo y comienza las columnas por orden de la mano derecha hacia la izquierda tratan en su libros historia harto fabulosas escritas y figuradas de pintura usan mucho la
chiromançia y phisionomia y traen libros que tratan dello, tienen
también libros de philosophia, de astrología, de música y de todas
las artes liberales y aun de todos los demás ofiçios mechánicos, son
subtilisimos (sic) mercaderes, tienen artillería y pólvora, usan de muy
buenos arcabuces y picas, de suerte que el infante que trae pica ha
de traer ceñido un gran alfanje 3 mas largo que cinco palmos y a las
espaldas una gran rodela 4 muy ligera forman su esquadrón y
3
Especie de sable, corto y corvo, con filo solamente por un lado, y por los dos en la punta.
Escudo redondo y delgado que, embrazado en el brazo izquierdo, cubría el pecho al que se
servía de él peleando con espada.
4
174
Ana Ruiz Gutiérrez
guarnecerlo de arcabuceros tan presto con tanto silencio y tan gentil
orden como se traben todo esto hecho de algodón tan firme que un
arcabuz de los suyos no lo pasa. Son viciosisimos podría hazer en
medio de Italia no les havemos visto cotas, ni coseletes, ni celadas,
pero en su comida y mucho mas en su vivir luxurioso porque son
manifiestamente grandes putos.
A la sazón que Limahon se partió de Pangasinan donde estaba
cercado, llegó el gobernador Francisco de Sande a esta çiudad de
Manila a los veinte y çinco de agosto del año 75, desembarcose luego aquél día a las nueve de la mañana y fue reçebido (sic) entre tan
poca gente con varios semblantes de pesar y de alegría, porque a los
soldados viendo el hábito de letrado y la persona que no parecía nada
militar, pesoles en estremo. A algunos otros, que querían cobrar alguna pobreça que se les devía, o pareciéndoles que mudando patrón
trocarían fortuna les agradó su venida. Pero generalmente a todos
les pesó y muchos mas quando no vieron aquella acostumbrada llaneza con que los demás gobernadores los trataba, ya en este tiempo
siendo partido Limaon de la isla se mandó a Juan de Salcedo que
con la gente que tenia se volviese a la ciudad. Llegó con poca gente
y esa la mayor parte enferma. Luego fue embiado don Luys de
Sahajosa con çiento y çinquenta soldados a saber que era la provincia del río de Caguayan (sic) que es al norte en el otro estremo deesta
isla, estuvo la jornada seys meses y medio y murieron treinta y seis
soldados de enfermedades y ahogados, volvió al fin deste tiempo sin
haver hecho efecto aunque a él le fue muy bien como se verá en el
registro. Entre tanto que don Luis yba a lo de Caguayan (sic) fuy yo
proveydo por alcalde mayor a las provinçias de Panpaga (sic) y Batan y repartimientos de Macabebe y Calompit que es la tierra de más
gente y mas fértil que hay en toda esta isla o por mejor deçir que sy
esta faltase no ay en toda esta grandísima ysla donde se puedan sustentar diez españoles. Después fuy embiado con quarenta soldados
y dozientos indios a descubrir las minas de oro de la provincia de
Ygolot, de donde se entendía que salía toda la riqueza que se usa
por toda la tierra, y no sé en que ventura fue que de tan gran fama y
esperanza no se sacó ni medio grano de oro con haver descubierto
mas de dozintas minas, sino mucho trabaxo y lanzadas, y la tierra
asperísima y casi inhabitable por no haver bastimentos y estar ochenta
leguas de Manila.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
175
Havia venido dos meses antes que el gobernador llegase, un capitán de China llamado Omocon, con un navio a Manila en espia
de Limaon y a firmar amistad con los españoles de parte del Virrey
de Ucheo, que es una provinçia de la China, porque Limaon era tan
sagaz y tan guerrero que como dezian de Jugurtha tantus ei deolus
inerat, tanta qz petia locorum et militie ut abseris an presens pacem an
bellum gerins pernitio sior effet, in incerto haberetur. Con este capitán
quando se volvió, partieron para la China, el padre fray Martín de
Rada y el padre fray Hierónimo de Mendoça con piadoso zelo de
predicar el evangelio con los que les fueron tres soldados. Estuvieron en la provincia de Ucheo poco tiempo y vieron desde lejos al
virrey sin poderle hablar sino por terçeros y estando prostrados (sic)
en la tierra. Volvieron a esta ciudad pocos días después que el gobernador entró en ella y traxeron consigo tres capitanes chinos con
quinientos soldados en nombre de que venían como amigos y a socorrer a los españoles contra Limahon, cosa çiertamente de gran error
y sencillez a mi pareçer porque sy estos padres tuvieran noticia de
historias y acaeçimientos pasados, suplira que ningún reyno o
provinçia ha venido repentinamente a perderse, sino aquella que en
nombre de socorro ha metido forasteros poderosos en su tierra. Estos han estado aquí seys meses aloxados todos dentro de la ciudad y
en nuestras casas y como la tierra es tan flaca de bastimentos y ellos
eran muchos y el tiempo largo y la posibilidad y aún la liberalidad
de la guía desta danza tan corta en regalarlos han padecido necesidad y han partido muy descontentos y muy enemigos del gobernador. //135r
El gobernador se ha habido aca asperisimamente con Guido de
Lavezares y con todos lo demás oficiales y capitanes, y así no se ha
podido entender sino en pleitos y residençias y otras cosas que hacen ben poco al caso para el bien común de esta tierra y aunque la
avaritia est bellua fera immanis, in tolerancia, y como dize el apóstol fira pandon th deaxfov 5 sería en estas islas tolerable por haver vendimia para que algunos hinchesen colmadamente sus cestos, sino vi-
5
Inserto una frase en griego.
176
Ana Ruiz Gutiérrez
niese a dar en lo que se escriva Hieronimo rey de Sicilia que inerat
est centemptus omnium bonorum verba contumeliosa difficiles aures, mas
yo espero en Dios que todo esto tendrá a su tiempo el remedio conveniente. Luego que aquí llegamos, me mando el gobernador diese
traza en la ciudad y en la fortificación della fui de parecer que no
huviese castillo por no ser neçesario por muchas razones sino que la
ciudad toda se hiziese fuerte pues todos los veçinos eran soldados y
el sitio ayudaba en estremo a ello, si se mudase quinientos pasos mas
el río arriba de donde ahora está, porque el sitio que aora tiene es
arena muy menuda y asi el calor intolerables y las casas cada viento
las derriba por no tener fundamento y ser de madera; por manera
que está muy aparejada a dos muy grandes peligros de ayre y de fuego. Asidos paresçió escogido cosa la traza que para ello se hizo pero
quisieran hallarla hecha conforme al modelo que yo dy y no meter
las manos al trabaxo y asy por huyrlo tomaron un medio harto afrentoso para ellos a quien tocaba mas que a my, pues tiene los mas haciendas y mugeres e hijos y yo no que careçiendo de todo esto me
tiene solo prendado el servir a mi Rey. El medio fue que çercaron de
maderos senzillos como corral de ganado la çiudad en el mismo lugar donde se estaba, los quales cada día de si mesmos (sic) se caen
que ha dado harto que roye a los huéspedes sangleyes que para todo
están despiertos.
Al cabo de los seys meses de asiento, determinaron los sangleyes
de volverse a su tierra haviendo primero recogido todas las cabezas
que pudieron haver asi de los Limahon como otras de los naturales
para que con aquella gran ostentación de huesos diesen a enteder a
su Rey que habían hecho el dever. Procuraron volver con ellos los
padres fray Martin de Rada y otro fray Agustín para comenzar segunda vez su buen propósito de la conversión de aquellas gentes pero
ellos como hombres que yban mal contentos, echaron los frayles
çinquenta leguas desta ciudad casy en tierra de enemigos en una punta desierta desta isla a donde viniendo de las minas de Igolot que
arriba he dicho los hallamos muy maltratados y robados por los mismos sangleyes que los llevaban, los quales yban amenazando a todos
los españoles de aquestas yslas. En este mismo tiempo vino también
a esta çiudad una nueva que a todos ha llegado al alma y es que la
nao nombrada el Espíritu Sancto donde venia el capitán Serna se
hizo pedazos con tormenta y se ahogaron todos quantos en ella ve-
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
177
nían, sino fueron cuarenta personas que saliendo a tierra fueron
muertos por los naturales llamados catanduanes, que son de una isla
cerçana al embocadero, perdida cierto que para la gran neçesidad que
aca ay de gente y el mucho daño que cada día se espera de serfir
muy mucho.
En toda esta tierra, que son muchas yslas y muy grandes mayormente esta Ysla de Luzon que tiene de boxo casy trezientas leguas las marinas solas se habitan porque la gente anda desnuda y
con algunas pequeñas simenteras de arroz y el pescado de la mar y
con robarse la una isla a la otra y aún los unos a los otros se sustentan. Las partes mediterráneas son estériles y asperísimas, llenas de
arcabucales y en estremo es grande el calor y tan mal habitadas que
apparent rari Nantes ingurgete vasto, solo ay un çebo que entretiene
los españoles que es su poco de oro que anda por la tierra, dentro de
poco tiempo desaparecerá del todo como ya ha desaparecido la mayor parte de lo que se via (sic) al principio, que en esta tierra se entró todos los soldados que aca ay no llegan a tresciento hombres y
estos repartidos por diversas partes y en diferentes yslas de suerte que
primero que se junten para ayudarse en alguna neçesidad serán todos fáçilmente deshechos y aún deste número que he dicho los más
son soldados dobles porque tiene tantas soldaduras una sobre otra
que no les queda sino jatarse de cosas pesadas y asy los que están
encomendados como los que no lo están pasan //135v gran miseria
porque a los más de los encomendados les están repartidos indios y
yslas que jamás vieron y a donde para cobrar los tributos sería menester mucha gente y mucha ventura, y la tierra está tan por conquistar, que hasta una legua desta çiudad se vienen por su pasatiempo los enemigos a matar los soldados y lanzearles.
El nuevo maestre de campo Juan de Salzedo, havrá quarenta días
que murió, çerca de las minas de Ygolot yendo con algunos soldados en demanda dellas enterraronle los suyos en un monte y quemaron sobre el mucha leña, fue su muerte tan repentina que se entiende que me murió atosigado, mandó en çierta memoria que se
hizo al tiempo de la muerte que se restituyese toda su hazienda a los
indios, porque ansi lo haçen aca todos los que mueren porque de
otra manera no ay absolverlas, y esta es otra miseria desta tierra que
viven sin vivir, y al fin creo que a viene a llevar el ánima el demonio
y la ropa el señor Antonio.
178
Ana Ruiz Gutiérrez
Así, que muy excelente señor aquy he dado a Vuestra Exçelencia
un largo y çierto discurso de las cosas de acá, en el qual notará Vuestra
Exçelencia la neçesidad desta tierra y nuestra poca suerte, el requento
de los sangleyes, la pérdida de la nao nombrada el Espíritu Sancto
con todo lo que en ella venía, el ruyn suçeso de la jornada que hizo
don Luys a Caguayan, el poco remedio que se halló en las minas de
Ygolot, el descontento con que se partieron de aquy los capitanes
chinos y sus amenazas y como son poderosos enemigos, la miseria y
pobreza desta tierra que a doçientos soldados no puede sustentar ny
ay a donde hazer jornada que se tenga esperanza de mejoría, porque
en lo de la tierra firme es pensar en lo imposible que ay millones de
millones de hombres, todos gente de guerra y abundantísimos provincias de todo lo que en la vida se puede desear, y lo que peor es
que en todo el remedio de estas cosas ay tan gran tibieza y descuydo
que con solo menos preçisar esto con palabras vanas se contenta, y
desde acá lexos cada vil hombre mata toda la China y plega a Dios
que valga uno solo contra dos que habrá a hecho mayor valentía que
Hércules. Acuérdome que tratando un día con Chalutla capitán general de los chinos hombre sagaz y muy ingenioso, familiarmente
como muchas vezes solía entre otras cosas, le pregunté, qué le parecía de nuestra gente respondiome que eramos gente que facilitase se
determinaba a morir mas que eramos pocos y muy confiados y sin
alguna yndustria, que creo yo que sy como dixo pocos dixera locos
que açertara del todo, porque no ay hombre que sepa mas que tirar
un arcabuz y eso se sabe en un momento, y todos creen que por
esto mereçen ser capitanes (…) de un muy grueso exerçito, no quiría
que tan vana jactancia viniese (como suele a creer vilmente). La (…)
va siempre a menos y el que ahora un año tenía mil indios no tiene
este año trezientos, todos los bastimentos se apocan y encarecen en
estremo es enferma porque es un horno de vidrio y asy cada año
tenemos menos casy çien hombres y sy con todo esto se tuviera esperanza que Su Magestad de aquí a mil años huviera algún provecho dello todo era sufrible mas aquí se ve claramente y Vuestra
Exçelencia lo tendrá muy entendido por el efecto que cada año se
ha desgastar gran qantidad de dineros y hombres y no vuelven de
retorno sino pleitos y embarazos harto impertinentes para tierra tan
nueva y de tan poca gente y el buen jugador sutil levantarse con perdida de diez ducados por no venir a perder diez mil.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
179
De my se deçir a Vuestra Exçelencia que ni los ofreçimientos
prometidos con tantos juramentos en esa tierra ny mi diligençia que
no es pequeña en servir a Su Magestad me tiene en gracia sino que
se toma por ocasión que el viento mueve las hojas de los árboles y la
causa es ser yo amigo del governador Francisco de Sande y en lo que
a esto toca hazer el deber tan fielmente y con tanta diligençia como
el que más y no ser amigo como otros del doctor Francisco de Sande
que saben mas acudir a provechos particulares que no yo.
A Vuestra Exçelencia suplico sea servido hacérmela tan señalada
entre las muchas que yo de Vuestra Exçelencia es siempre reçibido
que sin yo soy necesario al serviçio de Su Magestad alcançe aca mi
lugar pues no cuesta dinero y sino Vuestra Exçelençia sea servido
embiarme liçençia para que yo pueda yrme a my casa, pues las cosas
de acá tienen mal çimiento que cada día van de mal en peor. Nuestro señor la mui excelente persona de Vuestra Exçelencia guarde por
largos años y en su serviçio conserve con augmento de muy mayores
estados como Vuestra Exçelençia merece y desea y los criados de Vuestra Exçelençia desea.
(…) De Manila quatro de junio de 1576.
Doctor y criado de Vuestra Exçelençia.
(…) (signo) (rúbrica)
Muy Excelente Señor
Don Sancho Díaz de Çeballos (rubricado)».
180
Ana Ruiz Gutiérrez
N.º 2.
1609, julio, 3. Pangasinan.
Relación de Juan Manuel de la Vega de las noticias que se tiene
sobre la provincia de Tuy, de lo que allí vieron los que fueron a descubrirlas, del estado en que se ha quedado el descubrimiento y de la
necesidad de terminar de conquistarlas y de predicar la fe católica; y
otra sobre las minas de oro de los Igorrotes.
Contiene:
— Condiciones y capitulaciones añadidas de Juan Manuel de la Vega
sobre la conquista de la provincia de Tuy y descubrimiento de las minas
de los Igorrotes.
— Segundas capitulaciones añadidas de Juan Manuel de la Vega
sobre la conquista y descubrimiento de la provincia de Tuy y minas de
los Igorrotes.
Archivo General de Indias. Filipinas. 7. R.3. N.º 45. Folios 1-17 6.
« Relaçión de la notiçia que se tiene de la provinçia de Tuy y el
discurzo que tuvieron los que fueron a descubrirla y lo que cada uno
yso y el estado en que se dejó el dicho descubrimiento y lo que se
sabe de las calidades de la dicha provinçia y lo mucho que ymportaría
6
Esta relación escrita a modo de diario es una copia hecha por el escribano Alonso Vela del
original. Para su mejor comprensión vamos a presentarlo de forma continua.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
181
acavar de descrubrirla toda y pasificarla y poblarla para la predicazión
del santo evangelio y de su fertilidad y buena traza de gente de quien
se entiende que con façilidad reziviran la santa fe cathólica por haver
sido Dios servido que hasta aora aya llegado alla la maldita seta (sic)
de Mahoma como se va estendiendo por este archipiélago.
Siendo gobernador destas yslas Guido de la Lavazares envió a
descubrir esta tierra por aver tenido noticia que hazia la parte del
norte destas yslas ochenta leguas por tierra de la çiudad de Manila
avia una provinçia muy poblada fértil para lo qual despacho al capitán Chacón el qual se dio tan mal maña que aviendo caminado la
mitad del camino hasta donde llaman Bongavon so color de que no
avia tenido guias se volvió con su gente a la çiudad de Manila sin
traer razón alguna.
El doctor Santiago de Vera que susedió en el dicho gobierno
aviendo tenido noticia de lo mismo despacho a un indio prinçipal
que se llamaba Don Dionizio Capolo, que oy bibe, diole sien indios
para el dicho descubrimiento el qual aviendo caminado en demanda del dicho descubrimiento sesenta liguazo (sic) de Manila beynte
mas que el pasado, se volvió diçiendo que indios <de la tierra>
conoçidos suyos sabiendo a lo que iba, le avisaron que no pasase más
adelante porque la gente que yba a descubrir hera mucha y belicosa
y estava de guerra y le matarían y por no llevar horden de pelear y
ser poco la gente que llevaba se volvió.
Año de mil y quinientos y noventa y uno, Gómez Pérez das Marinas, governador de las dichas Yslas despachó a su hijo Don Luiz
Pérez das Marinas con setenta, ochenta soldados españoles y muchos indios prinçipales de la Panpanga que con sus armas y criados
y van a servir con él para que descubriese la provinçia que oy se llama Tuy llevando mil y quatro sientos y mas [yn]dios //2 (…) 7enzo
de la dicha provinçia donde mandó hazer una cruz 8 en (…) y se dió
gracias a Dios y tomó la posesión en nombre de Su Magestad a quinze
7
Este documento al completo está cortado por el lateral derecho, por lo que para su mejor
lectura se obviará la especificación constante en la nota al pie de página, indicándolo solamente en
el texto con éste símbolo (…).
8
En la parte superior aparece el símbolo de la cruz.
182
Ana Ruiz Gutiérrez
de julio del dicho año. A diez y seis aviendo dado a entender a los
del lugar que se llamava Tuy como el yba a que fuesen amigos de los
Castillaz y diesen la ovedienzia a Su Magestad para que los tomase
debajo de su real amparo y fuesen enseñados en las cosas de la fe
para lo qual llevaba religiosos y dádoles algunas cosillas de mantaz,
bestidos, quentas, peinez y lo aseptaron y quedaron de pagar tributo a su tiempo y reconosimiento y juraron las pazes según su costumbre que fui tomando un huevo don Luiz y otros, el prinçipal
que habla por todo y echándo los guebos (sic) a un tiempo en el
suelo dijeron a una que así como se quebraban aquellos guhebos (sic)
se quebrasen ellos si no cumpliesen lo que avia prometido.
Este mismo día llamó a otros prinçipales del pueblo de
Bant(…)bugay, Burat y aviendo pasado lo mismo que con los pasados, mandoles que pues heran ya amigos y bazallos de Su Magestad
trajesen sus mujeres a los pueblos que las tenían en el monte aunque se les mandó dos vezes se esco[ndie]ron con desir que las tenían
en otro lugar para entretener y ten[er] tiempo de recoger de sus casas lo que no avian podido en este otro principal llamado Tuy, por
cuyo respeto se nombró la provinçia asi que n[o] se avia allado en
las pases de que lo supo resprendio con mucha razón a los indios
por averlas echo y las hizo romper con guerra, tan(…) tuvo aviso,
que en la sierra avia gran cantidad de indios pu[estos] en arma acometido a las trincheras del fuerte que habían echo una tropa de indios disiendo con grande osadia que no querían pagar si abian de
pasar adelante, haver otros pueblos echaron fuego a[l] mismo lugar
de Tuy, quemose todo y las casas que avian cojido dentro del fuerte
aunque se ysieron los medios posiblez y estuvieron en peligro algunos soldados por ser abiertas todas de nipa y de madera pulidamente labradas y edificadas con sus ca[sas] a nibel.
Caso notable.
Habiendo (…) todo el lugar y unas casas que estaban (…) //3
Desde dos de agosto asta ocho del mismo (…) en los lugares de
Japdon, Bayaban, Balayanchi, Cananán, Yabios, Bayococ, Banete,
Amot, Bolo y los principales destos pueblos e indios dieron la
obedençia y la juraron como los demás y dieron de reconosimiento
pedaçillos de cadenillas de oro y cornerillas y otras cosas menudas
solos los indios de Boloc se pusieron en armas y se fueron a los
campos.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
183
Llego a mancherías (sic) y llamado a un yndio dijo que su
prinçipal era ydo, a ser pases con los españoles que benian río arriba
y que si benian españoles rio arriba y rio abajo que como se avian
de escapar, bio también el pueblo antiguo de Yngan que estava entonces repartido en las tres rancherías de arriba por que no osavan
vibir en el pueblo, después que mataron siete españoles sobre seguro que avian servido de Cagayan el rio arriba volvió a las rancherías
y aviendo llamado a los principales vinieron quatro y algunos indios
dieron la ovedienzia, prometieron pagar tributo y por el
reconosimiento remitieron el daño que se les avia fecho en una
rancheria y ofresiendo rescate por unas mujeres y niños que estaban
en el real don Luiz las dio libremente para que entendiesen que no
benian a serles daño, juraron de guardar obediençia y de pagar tributos con la seremonia de la vela aquí parase se acaba la pro[vincia]
de Tuy y a nueve o diez de agosto se envarcó don Luis en el rio de
Tuy que es el mismo de Cagayan alias la Nueva Segovia sin que
pa[res]ca aver echo mas de lo referido.
Relaçión de lo que en descubrimiento de la dicha provincia hizo
don Françisco de Mendoza.
(Al margen:) Gómez Pérez das Marinas.
Gómez Pérez das Marinas en el mismo año en principio de agosto (…) cho a don Francisco de Mendoza con una tropa de soldados
en (…) miento de don Luis Dasmarinas su hijo llegado a Tuy diez y
(…) del dicho mez le rezivieron los prinçipales de buena gana y el
los (…) espesialmente una principala. De allí salió a compa(…) la
prinsipala con otros indios de su pueblo ayudándoles (…) //4 calle
sino por las espaldas y estando quemado el bejuco con que estava
atado el brazo no se cayó ni se desyso la forma de la cruz no aviendo
quedado palo en todo el lugar que no se abrasase, se no tocó el fuego señal ni mancha de él por la delantera de la cruz sino que quedo
del propio con los que se puso y dello da fe al Alonço Vela, escrivano
del egérsito.
Después llego a tres lugares uno de sesenta casas y otro de 30 y
otro de quinientos, estava sin gente, tubo allí notizia avia dos
provinzias una llamada Danglay otra Guamangui y que los vecinos
de aquellos pueblos avian ydo a confederar con los de aquellas
provinzias aunque antes heran sus enemigos.
184
Ana Ruiz Gutiérrez
Los prinçipales de Sicat, Barat, Tuy, Bugat, Bantal, pidieron perdón a don Luiz de lo pasado prometiendo paz y pagar el tributo en
las espesies de la tierra juraron conforme a otro uso tomando en las
manos sendas belas y don Luiz la suya disiendo que así se consumiese el que no cumpliese lo prometido o se saliese fuera en todo o
en parte como aquella vela se consumia y después las mataron diciendo que asi como moria aquella vela y se consumía matase y
acavase el que quebrase lo prometido y se les graçia del tributo de
aquel año quedaron muy contentos.
A 29 de julio, pagó de reconoçimiento el pueblo de Tuy siete
pedazillos de oro en cadenillas, el de Sicat tres mais de oro y dos
canutos de arroz y Barat, seis pedasillos de cadenillas de oro de quatro
maíz, dos canutos de arroz, Bugay, trese pedaçillos de cadenilla de
dicho maíz, una sartilla de quentas, dos canutos de arroz, Banjal,
sinco pedazillos de cadenillas de oro, tres mays y dos canutos de arroz.
A 31, partió de Tuy el valle avajo por donde corre el prinçipal
del gran rio que va a dar a Cayan, pasó por la provinçia de Dangla,
bizuaronle los prinçipales della a los quales dijo lo que a los de Tuy
y Bantal y demás pueblos açeptaron las pases, juraron la çeremonia
del huevo y dieron reconoçimiento en cadenillas de oro ocho maíz
y diez //5a carga del matalotaje hasta Bantal (…) y los de él junto a
ella con lanza y pabes como si le vier(…) la batalla no les pidió nada
ni se lo dieron ni se detuvo en el don Françisco un prinçipal de su
voluntad asta Buguey donde alló gente de él con el mismo
apercevimiento de armas puestos en los paso[s] haçiendo diligenzia
para contalle la gente con unos manojos [de] yerba pidioles arroz
por dinero, no se lo dieron, tomó por fuerza dos prinçipales llevolos
consigo, bisto por los de Tuy lo mal que lo as[an] estos se comidieron a llevarles las cargas hasta los ranchos d[onde] avia estado don
Luiz antes de entrar en Dangla, pidió arroz en Dangla siendo la paga
e por no se lo querer dar prendió un principal al qual [re]galo a su
mujer e hizo dormir junto a si a la mañana se ofres[io] que dejándole yr al lugar, trayria arroz, viéndose suelto e[mpezó] a uyr he yso
poner en harma el pueblo salieron a rezivir a (…) con lanza y pavez
obligándole a fortificarse una noche (…) con mucho desberguenza.
Paso al pueblo de Balabat y Depao huyeronsele dos principales
que llevaba de allí, fui al pueblos (sic) de Palilamot que halló puestos en ar[mas] de allí fui al pueblo de Nacalan que allo sin gente y
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
185
aquí se envarcó [en] unas balsas jueves 29 e navegó por el río asta
treinta y uno [de] agosto que llegó a tres pueblos pequeños que halló sin gente y los camino (…) enpuyados.
En primero de septiembre, llegó a unos ranchos donde avia estado Don Luiz enfrente de Yugan ofreció unos indios paga porque
guiazen, no quisieron.
En tres de septiembre, llegó a un río que es el de Cagayan y
envarcose y llegó al lugar de Purao donde tomó algún bastimentos y
en 6 de septiembre, llegó al presidio de San Pedro y San Pablo donde avia españoles de los que estaban en la provinçia de Cagayan y
prosiguiendo su navegasión por el dicho rio llego a la çiudad de la
Nueva Segovia en busca de Don Luis que a lo que se entiende que
fue despachado de Manila, pues en todo el viaje fue siguiendo el camino que le avia llevado sin detenerse cosa que tocase al descubrimiento y pasificasion. //6
Jornada echa por (…) a la provincia de Tuy año de 591.
Gómez Pérez das Marinas el mismo año de 91 despachó a Pedro Sid con cantidad de soldados para que descubriese mas de lo
que avia descubierto don Luiz su hijo y parase que en diez y seis, de
noviembre llego en frente del lugar de Tuy junto a Bantal el qual
alló sin gente y aviéndoles echo saber que no benia aserle mal se volvió la gente al pueblo y bino al campo el prinçipal de Tuy con otros
muchos indios a los quales rezivió con mucho amor y les preguntó
si querían religiosos para que les enseñasen la fe, ellos dixeron que
no savian que hera aquello pero que ysiesen como quisiezen y
ordenaze dioles algunos pedasos de mantas, cascaveles, anillos, agujas y quentezillas y peinez, preguntoles si avia otras poblazones respondieron que detrás de una sierra a mano ysquierda las havia por
unos balles de mucha gente. Dijoles que Su Magestad por aora no
quería tributo mas del reconosimiento que quisiesen en señal de
ovedenzia (sic) que poblasen y cultivasen sus sementeras y criazen
para tener con qué pagarle quando se les pidiese respondieron que
se harian. Preguntóseles donde trayan el oro que tenían dixeron del
pueblo de Yguat, Panuy, Pui, Bilas, que estaban detrás de una sierras fronteraz y aquellos los hayan del pueblo de Vayaban junto al
pueblo de Yguat çerca de los ygolotez donde estaban <las> minas y
contratazión del oro, dieron de reconoçimiento dos gallinas un poco
de arroz y se despidieron muy contentos.
186
Ana Ruiz Gutiérrez
Despues desto, vinieron los prinçipales de Bantal y del pueblo
de Marangui y pasó con ellos lo mismo que con el de arriba y dieron de reconoçimiento gallinas y un poco de arroz y cañas dulces.
Tanvién pareçe que vinieron los prinçipales de Bugay con otros
indios aviendo pasado con ellos lo que con los demaz dixeron que
por la seguridad de la paz Pedro Sid se desangrase con ellos
bebiendo[o] la sangre el uno del otro ysose azi dieron de
reconoçimiento una sartilla de quentas coloradas con un poco de oro,
gallinas y arroz.
Por comisión de don Luiz Pérez das Mariñas siendo gobernador
de las Philipinas por muerte de Gómez Pérez su padre, fue despachado el capitán Toribio de Miranda con ochenta soldados españoles, quatro religiosos de San Françisco y los yndios de carga nesesarios
para sificar (sic) y acabar de descubrir la provinçia de Tuy año de
594, llegó al valle de Dumaqui que los religiosos llamaron Todos
Santos a vista del pueblo de Guilaylay que es antes de Tuy, a dos de
noviembre salió a él un prinçipal al qual el capitán Miranda rezivió
muy bien y dio a entender a lo que hera su venida que hera aserle
vien y ampararlez y llevaba padrez para que les enseñasen la fe diole
el capitán algunas cosillas y él al capitán dos gallinas y un lechón,
dijo el lugar tenía quarenta casas y quedo muy contento.
Este mismo dia llego al puerto de Anit, de 70 casas de las quales
tenían colgados cavisas (sic) de perçonas y de animales. Preguntado
que porque tenían aquello dixeron que hera uso, pasó con el prinçipal
y los indios, lo que con los de arriba y dixeron que rezivirian la doctrina, dieron tres cestos de arroz, un lechón y tres pollos quedaron
mui contentos. Bantal, Buguey, vinieron los principales y entre ellos
y Barat dioles algunas cosas fueron contentos, éste prometió arroz
no lo cumplió hizo un fuerte a quien llamó San Jhoseph y sospe[cho]
donde que Ybarat, hordenava alguna traición, le prendió aviendo
venido al cavo de algunos días con un lechoncillo y quatro ollaz de
arroz, en esta ocasión tuvo el capitan haviso que dos prinçipa[les],
andavan haciendo junta en el lugar de Buguey para matar (…). //8
Parece que después, fue al pueblo de Dungla donde rezivieron
los principales y mucho indios y pasó con ellos lo que con los de
arriba, sangrándose el reconosimiento fue un gallo y tres pollos y
arroz.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
187
Ytem, fue a Pamut y paso lo que en los demás y sangrose con
ellos lo mismo hizieron los del pueblo de Palan y el de Pao y el de
Balabad, Paita dieron de reconocimiento gallinaz, pollos, puercos y
arroz.
Parese que desde el pueblo de Balabad tuvo nuevo camino el río
arriba y a medio día de camino llego a un pueblo llamado Yanil
descuvierto de nuevo, reziviéronle muy bien los indios disiendo se
holgavan de conoser los castillaz confirmáronse las pazes con sangrarse
como los de arriba dieron de reconoçimiento dos gallinas y arroz.
Este mismo día a la tarde, descubrió otro pueblo llamado Saguli,
en el mismo valle, saliéronle a rezevir el prinçipal e indios disiendo
se holgavan conoser los castillaz ysieron las pases como los de arriba
y paso con ellos las razones que con los del pueblo de arriba.
Otro día, descubrió el pueblo de Pintian, pasó con ellos lo que
con los demás aviéndole rezevido con contento dieron de
reconosimiento carne de venado y camotez tomo posesión deste lugar y los de arriba por haverlos descubierto de nuevo.
Aviendo marchado quatro dias por caminos mui ásperos sin saber donde estava salió al pueblo de Ayunbon, por donde havia pasado a la yda que es (…) la provinçia de la Pampanga y la de Tuy y
aquí se acavo esta jornada a treinta de noviembre del dicho año de
591 andubie[nron] tan aprieza en este descubrimiento Don Luiz das
Mariñas, don Francisco de Mendoza y Pedro Sid que todos estos viajes se hizieron desde siete de julio de quinientos y noventa y uno
asta 30 de noviembre del dicho año, porque don Luiz comenzó a
siete de julio del dicho año y acavo y salió de la dicha provinçia a
ocho de agosto del dicho año.
Don Francisco partió a seis de agosto del dicho año y acavó a
seys de septiembre.
Pedro Sid comenzó el viaje a quatro de noviembre y acavole a
30 del dicho año. //9 Y que por estar enfermo no los avia ydo a viçitar
y dieronle algu (…) dio tres sectos y dos puercos avia en este pueblo
cadenillas y brazaletes asta el codo de oro (…) y en los pies y las
orejeras eran de oro fino.
De allí fue al pueblo de Palan, salieronle a reçibir un prinçipal e
indios trujeron un puerco y arroz este hera suegro de Ybarat y dijeron que pues el era amigo de los españoles que porque no lo avian
188
Ana Ruiz Gutiérrez
de ser ellos regalo los con algunas cosas que dioles arroz y porque
no se lo dieron tomolo y pagóselo en mantas, era de ochenta cazas.
De aquí fue al pueblo de Juguey, atravesando una gran cierra a
quien pusieron nombre los altos de Santa Zeçilia y aunque los indios ysieron gran resistenzia entraron en el pueblo oyendo disparar
los arcabuzes binieron azer paz dieron seis sestos de arroz y seis lechones el capitán les dijo lo que a los de arriba quedaron contentos
tiene12 casas.
De aquí fue al pueblo de Glarin, grandes flecheros y procuraron resistir con sus arcos y flechas la entrada aviendo entrado en el
pueblo los españoles se sosegaron ablandoles amigablemente y dándoles algunas cosillas perdieron el miedo que tenían a los españoles
era de 40 casas.
De allí fue al pueblo de Pao, que tenia quarenta casas paso con
ellos las razones que con los demás dieron dos puercos y arroz.
De allí fue al pueblo de Balagbac, que es de sien casas y del camino bio un pueblo de doz casas llamado Bizinan, sugeto a este allí
tiraron al pasa de un bosque unos flechasos y en el real parezio muerto
un cagayan que hera guía no se supo quien lo mato dioles a entender a lo que yba y que llevaba padres para enseñarles la fe dioles algunas cosillas y ellos dieron arroz y puercos quedaron contentos.
De allí fue al pueblo de Paytan, hallole sin gente vinieron tres
indios con un poco de arroz y un puerco y aunque les aseguró (sic)
para que llamasen a la gente se bolbiezen al pueblo y a los prinçipales
solo bino uno a este le detuvo para llevarle por guía. //10 españoles el
principal Ybarat (…) que ni por ruegos ni amenazas no quiero traer
bastimentos por la falta dellos se acordó que se saliese a tomar arroz
a los [Tanbo] por quenta y razón trajose del lugar de Bantal (…)
hizo se sin resistençia porque en el pueblo no avia gente llego al r[eal]
una prinçipalamente del prinçipal Tuy amigo de Don Luiz, llebo
sestos de arroz y dos lechonez el capitán (…), dándole algunas cosas
aviendole dicho que los padrez venían a enseñarles se holgó dio noticia de un pueblo llamado Tulan, que dijo hera y grandez flecheros,
bisitó a los padres entre tanto que est[aba] en el fuerte, el capitán
dijo a Ybarat que le soltaria quedando en re(…) sus hijos aviendo
solo dicho suplico con grande umildad dijeron que harian lo que les
mandava, lo mismo yso con la tal prinçipal que estava p[resa] por
inquietador el qual dio un hijo solo que tenia y el moso o le (…)
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
189
alegar rostro y gran animo y quedó preso por suplicando mandato o
(…) prinçipal preso por lo mismo no quiso dar su hijo (…) Ybarat
llego que le soltasen haçen sus hijos que el cumplirá su palabra el
capitán los dio haçiendo confianza de su palabra.
A 16 de noviembre llego al balle de Dangla, saliolo a rezevir un
prinçipal con sus timaguas el capitán lo acarisio y dijo que venia a
serle bien y traya padrez para en señarles la fe dijo que visasen (sic)
la mano al padre y guiolos el principal Ybarat, aviéndolo fecho estando muy contentos pidioles el capitán algunos bastimentos por
paga o a quenta del tributo de adelante dijeron no querían paga
diero[n] dos puercos, dos sestos de arroz, el primer pueblo a que llego se llamaba Agulan, de ochenta casas notaze que en este pueblo
avia muchos niños y niñas que trayan cadenillas de oro tan buenas
como los moros de Manila y siendo asi se pueden traer 9.
Fue a otro pueblo llamado Yrao, de sesenta casas un quarto del
(…) de allí un prinçipal rezivió muy bien a los españolez y dijo que
(…) //11 a 28 de noviembre fue al pueblo de Palali, que allo s(…) de
donde se bian (sic) o tres, quatro pueblos buya de 30 casas, bo(…)
que no se supo su bezindad Apio de 180 casas para (…) alterados
amenasando se fuezen de su tierra porque s(…) el valle para matarlo
y que se juntavan con ellos y los (…) de lo al peso de las sierras aquí
de un flechaso mataron (…) hera guía sintiose mucho su falta porque avia prometido (…) minas de Yguat sintiose gran (…) cada mando el capitán (…) tiempo un moxquete y quatro arcabuzes y al mismo se (…) que yvan uyendo. Desde aquí dio vuelta con toda su gente
al(…) falta de guiar y muniçiones y bastimentos y algunos enfermo
(…) la noticia una guía de siertos pueblos que estaban en la sierra a
mano y (…) era llamados Piar, Pulinguei, Malias, Ybana y Aplad no
se (…) la vecindad.
Por haversele huido el prinçipal Ybarat temió no fi(…) a levantar los pueblos que atrás dejava quietos y llegando a ellos a alterados
los del pueblo de Balagbac y el de Paitan sin gente y en el pu[eblo]
de Bugay sin gente y llegando al fuerte averiguo que el dicho Ybarat
9
Enmendado: Preguntósele de donde trayan aquello dixeron que de Balagbac de donde (…)
siempre aviva en estos discursos.
190
Ana Ruiz Gutiérrez
andava (…) la gente de su pueblo para batir el fuerte y a los que
estaban muy temerosos y algunos enfermos.
Aviendo proveydo algunas cosas necesarias en el fuerte yso otra
(…) en que se detuvo doze díaz y en ellos descubrió entre las (…)
poblesuelos muy pequeños vuelto al fuerte prendió a Ybarat a Manila
don Luis Dasmarinas le yso regalar entregándolo (…) Dionizio
Capolo y aviendo estado algunos diaz le vistió a él y a los que con él
(…) y le tornó a enviar a su sierra muy contento con el mismo don
Dionizio.
Torno hazer otra salida en demanda de unas minaz (…) dezian
avia entre aquellas sierras y una cabra de oro que dezian ai(…) un
principal todo salió falço pidió lizencia a Don Luiz para un(…) por
estar enfermo aunque antes lo avian echo los frayles (…) que al
prinçipio prometieron gran perseverançia. //12 (…) tu lugar envio don
Luis al capitán Clavijo con horden que pasase adelante a descubrir
las minas de los ygolotes este aunque partió de la provincia de Tuy
en demanda de los igolotes se volvió desde el camino porque
aviéndole salido mas de 1000 indios le yrieron muy mal en el rostro
a don Dionisio Capolo que hera la guía y asi dizen fue fuera volverse por no tener quien le guiaze y llegado al fuerte se determinó se
volviesen a Manila todo el campo por estar sin bastimento y enfermos los soldados sin hazer mas diligencia en el descubrimiento de
Tuy Ygolotes.
Por el año de 607 governando la audiencia binieron dos
prinçipales de aquella provinçia a casa de don Dionizio que se alló
en todas las jornadas de atrás sirviendo con mucha fidelidad y los
llevo a la audiençia y dijo en ella que aquellos prinçipales venían a
dar la audiençia a Su Magestad y que querían pagar tributo y aría
nuevo a los demás tomose justamente por la mayor parte aunque se
devian de acarisiar y regalar para que dieran las nuevas en su tierra
al fin se dio liçençia a don Dionizio para que bolbieze con ellos a su
tierra trajese mas indios queriendo venir hizo lo tanvien que trajo
17 prinçipales y los llevo a la audiençia las quales se resistieron con
la misma tiveza que antes, sin mas darles ni azer carriza ninguna y
porque un vezino encomendero salió diçiendo que aquellos estaban
de paz y heran de su encomienda siendo notoriamente falço por ser
mas de 40 leguas de su encomienda tan de guerra como de ay a po-
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
191
cos días parezio esto vasto para acabar de estiguir el poco calor con
que se avia acudido a ello.
Porque se entienda la falsedad del encomendero se advierte que
abra un año que habiendo querido hazer los de la encomienda deste
y otros convezinos una entrada en la tierra destos prinçipales de Tuy
con trez españolez que los guiaban dieron sobre ellos los de Tuy y
mataron mas de 100 entre ellos mas de 20 prinçipalez y a los españoles de que queda ven convenziza la poca verdad del encomendero
y jueçes a negrigençia de la audiençia aunque no de toda.
Sertifica don Dionisio Capolo que a ydo a la provincia de Tuy
algunas vezes con siete ocho indio y como le conocen de lo pasado
y que (…) al principal Ybarat le an reçibido muy bien y regalado //13
y le pide con encaresimiento que vaya a persona que los amp[are] y
reziva debajo de la obediençia de Su Magestad y lleve padrez que los
enseñen y que muestra muchos quererlo como lo dize porque aun
criado deste prinçipal le pedían que le enseñaren las oraçiones y
dotrina cristiana y la aprendían en legua tagala y ban a rezar a una
cruz que levantó el mismo prinçipal y dize que es tierra muy capaz
para sustentar la sierra de los ygolotes y los españoles que allí tuviesen en descubrimiento y un ofiçio de las minas y ayudan a muchos
al descubrimiento dellas y paçificaçión de los serranos por la
comunicaçión que con ellos tienen por confinar la dicha provincia
con los dichos ygolotes y que es de muchas poblaciones y llanadas y
el arroz es el mejor que se echa en las indias.
La disposiçión desta tierra ordinariamente buena, una loma entre dos sierras pobladas de yerba a modo de Castilla, abundancia de
agua acompañada de árboles, muchos ballez llanos y espasiosos y a
menos muchos venados y caravaos aliaz bufalo, las cañas de azúcar
se crian con gran fertilidad mucho mas gruesas que en otras partes y
aunque donde alcanzan unidad cria muchos árboles ay muchos çerros
pelados entiende (…) que son de (…) las sierras mas altas muy
montuosas lo que descubrieron los que asta agora an ydo solo fue el
valle de Tuy y algo de sus vertientes donde naçe el rio del mismo
nombre que se ace mui caudaloso y rematen la çiudad de la Nueva
Segovia alias de Cagayan tiene mucho pescado y lo mejor que se halla en la isla de Luzón dizen sera de largo este valle, provinçia quarenta
leguas y remata en las sierras de los ygolotes el ancho no se sabe que
192
Ana Ruiz Gutiérrez
tanto se estiende desde la provinçia de Pangasinan a la mar de que
se entiende que mas distançia de las quarenta leguas.
Relaçión de lo que se a entendido de largos tiempos a esta parte
de las ricas minas de los ygolotes asi por la experiençia de la gran
cantidad de oror que los indios de aquellas sierras sin arte an //14
sacado y sacan cada dia bendiéndola a las provinzias con mas cañas
y trocándolo por comida y por personas asi españoles como indios
que an estado en las minas que tienen abiertas aquellos serranos.
Lo primero se presupone que en las sierras y montañas que llaman ygolotes están çitas en diez y ocho grados poco menos de altura y como la tierra en si es tan alta u fria aunque sus moradores andan en queros solo con unos capotillos echos de cortezas de árboles
esta entre la provinçia de Cagayan y lisos Pangasinan y de Tuy son
gente blanca y bien dispuesta y de bueno sentimientos y dize abra
dies y ocho a veynte mill indios usan de lanza y coraza, están de guerra con los sircunveçinos asta çiertos límites salido de allí tratan los
uno con los otros porque los ygolotes bajan con su oro a siertos pueblos de Pangasinan y con ello compran comida de puercos caravaos
y arroz y los animales los llevan (…) a su tierra y asta acavado aquella o copo arroz no tienen avidado de sacarlo y entonces van cada
una a su mina que la tiene señalada y sacan lo que an menester conforme lo que piensan comprar y no más que es jente de tan poco
codizia muestro porque dizen que allí se lo tienen para quando lo
an menester.
De que sea gran cantidad y mucha riquesa las minas que aquí
ay haze una notoriedad muy grande el sabe que de muchos siglos a
esta parte sea sacado de allí la mayor cantidad de oro que ha avido y
ay en estas yslas y mas subido y agora esta este trato tan entero como
siempre y aunque estas yslas se saca de algunas partes oro como es
en la demás Bate Cajanduanse para cal y pintados pero ninguna cosa
yncge como lo de aquí y siempre a estado y está en esta opinión y
así no se puede de poner duda de que si con personas expertas y con
orden se labrasen aquella mina se saria un gran tesoro pues indios
nativos sin arte solo en lavadero sacan tanta cantidad y se dize que
con los relavez de lo que dejan es mas rico que lo que sacan. //15
Tambien se dice que la riqueza desta mina (…) sierras en contorno
de quatro e çinco leguas entre dos rias que se hacen caudolosos y
vierten a la provinçia de Pangasinan. Los naturales no siembran lo
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
193
uno por lo grande aspereza de la tierra y que no desde haver donde
sembrar y lo que mas sierto se cree (…) dos en sus minas de oro
tiene con el abundantemente lo di la (…) vezes que quieren de
Pangasinan, que es lo mas serca abundancia (…) y el ser mas rico y
principal entre ellos consiste en tener mas cavesas colgadas en su casa
que los otros porque es señal que tiene mas comida y haze mas
convitez ay grandes pinales en estas sierras y otros arboles de Castilla.
Don Luiz das Mariñas como queda dicho en la relaçión del capitán Miranda, despachó al capitán Clavijo para que fuese a descubrir estas minas y no yso nada en ello por haverle erido en el camino a la guía que llevaba.
Esta gente hasta agora no se sabe que aya reçibido alguna mala
[fe] y asi son gentiles y en esto muy poco da (…) ritos gentilicos
antes son muy descuidados en la ydolatria y así será fácil de imprimir en ellos la santa fe chatólica como gente que no esta estragados
con los ritos de la gentilidad y se puede tener grande esperanza con
el favor divino se ymprimirá en sus almas como en tabla raza y lo
mismo se dize de los de Tuy.
Don Gonzalo Ronquillo gobernador que fue destas Yslas despachó al descubrimiento destas minas a un Juan Pacheco Maldonado
hombre según diçen de poca diligençia ynteligenzia del qual se dize
que estuvo dos meses en estas sierras y en este tiempo no pudo haver
un yndio a las manos solo dos mujeres y al cavo deste tiempo por
acabarse los bastimentos se volvió trayendo cantidadde tierra diçiendo
hera de la minas y aviendo echo la esperiençia (…) que con título
de fundidos se avia traído de España con mil ducados de salario y
no sabida y dicen //16 fue la causa que hechava salen la maza que
hazia para fundir que no se avia de echar en el oro como en la
fundizión de la plata y como entonces havia poco hombres que supiesen desto no se dio en la dificultad y asi no ay que hazer caso de
esta esperiençia pues la de tantos siglos y del presente muchan (sic)
que ay mucho oro en estas minas y lo mas dello de veynte y dos
quilates arriba porque casi todos los dias ban estos ygolotes a un pueblo de la provinçia de Pangasinan como a un emporio a comprar
bastimentos por oro porque ellos no tienen otra cosa que dar sin
que en esto se pueda poner duda ninguna.
Tienen estas gentes y las de Tuy y otras muchas provinçias y Serranías una fiera y cruel costumbre que llaman cortar cabezas, lo qual
194
Ana Ruiz Gutiérrez
usan muy de ordinario unos entre otros y aquél, tienen por más valiente que acortado más cabezas en las guerras civiles que traen entre si mismo y con los comarcanos estas gentes se goviernan por unos
superiores que llaman prinçipales y en mano dellos esta la paz o la
guerra, estas relaciones conforme a los fagonentos que de algunos
papeles viejos se an hallado de personas de vista de las quales se colige
bien aver avido poco cuidado en los que an gobernado de apurar la
verdad en lo de los ygolotes que en ninguna venta ubiera sido trabajo antes, según la opinión de muchos hombres cuerdos antiguos en
la tierra, tienen por muy probable que se ubiera descubierto una riqueza de oro como lo es de plata Potosi asi y en lo de Tuy quando
no se ubiera conseguido otras riquezas de la inestimable que ubiera
sido reduçir a la fe de Christo una provinçia tan grande de que se
dizen pasan de 100.000 almas las que ay en [e]lla hera una altísima
y divina obra acompañada tan gran ynterés temporal.
Despues de averse escrito esta relación hasta aquí (…) de vista
que hiçieron la experiençia de la tierra que se traxo dellos ygolotes
fueron dos hombres que Juan Pacheco ynvió desde alla a don Gonçalo
Ronquillo los quales le quisieron engañar ora y trayendo unos
barretos de oro mui subido diçiendo eran de las minas que se avian
descubierto y aviéndose puesto duda en ello el gobernador en su
presençia hizo moler el metal //17 (…) tierra y que los dichos hombres hiçieses la experiençia y como gente ignorante de aquél menester no sacaron grande oro apretándoles vieron a deçir que era (…)
que aquellos barretos las avian avido de los indios de las mynas de
los ygolotes y asi no eran de la tierra que traian, en esto se vino Juan
Pacheco sin traer mas claridad y se muestra bien poca inteligencia
pues en tanto tiempo no pudo coger ningún yndio para tomar lengua y si ellos vaxavan como oy por comida que pareçera fuerza a la
tierra llana cada día se podrán coger muchos por quanto como esta
dicho acuden como a un mercado o feria a Pangasinan, fecho en Pasi
tres de julio de mile seisçientos e nueve años.
Señor Doctor Juan Manuel de la Vega». (rubricada)
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
195
N.º 3.
1620, agosto, 17. Manila.
Testimonio que dieron los secretarios de la Audiencia sobre lo que
sucedió cuando el gobernador propuso la pacificación de los Igorrotes y
el descubrimiento de las minas, y las contradicciones que se produjeron.
Archivo General de Indias. Filipinas. 7. R.5. N.º 59.
Folios 439-442.
«Nos Pedro Muñoz de Herrera que uso oficio de escribano de
camara de la Audiençia y Chancillería Real de estas Ysla Philipinas
y Cristóbal Martin Franco que uso el de escribano de la gobernaçión
y guerra de ellas, çertificamos y damos fe como oy çinco de henero
de mil y seisçientos y veinte años el señor don Alonso Faxardo de
Tença comendador del Castillo en la orden de Alcantara, gobernador y capitán general de estas dichas yslas y presidente de la Real
Audiençia dellas hizo junta en las casas reales de su morada para tratar cosas del servicio de Su Magestad con los señores oidores doctor
don Álvaro de Mesa y Lugo y doctor don Antonio Rodríguez de
Villegas y liçençiado Don Juan de Albarado Bracamonte, fiscal de
Su Magestad desta dicha Real Audiençia y los jueces oficiales de la
Real Haçienda destas yslas, contador capitán Alonso de Espinosa
Sarabia, factor capitán Mateo de Heredia, tesorero capitán Silvestre
de Aybar. Por ante mi el dicho Cristobal Martin, hallándome yo el
dicho Pedro Muñoz de Herrera presente por orden de Su Señoría y
entre otras propusiçiones (sic) que en la dicha junta propuso el se-
196
Ana Ruiz Gutiérrez
ñor gobernador fue una en razón de la paçificaçion de los naturales
que llaman ygolotes que están y abitan en la serranías que ay en la
tierra adentro desde la provinçia de Pangasinan hasta la de Ylocos
por las causas y razones en ella contenidas y habiéndose leydo por
mi el dicho Pedro Muñoz de Herrera la dicha propusiçión (sic) en
la dicha junta se trato y confirió sobre ella y dificultando el señor
doctor don Antonio Rodriguez de Villegas oydor desta Real
Audiençia la dicha entrada y pacificaçión el señor presidente dixo
que no tenia dificultad ninguna respecto de que abia órdenes de Su
Magestad para hazerlas que solo se hazia esta junta porque Su
Magestad quería que tales cosas se hiziesen asi con tales consultas y
juntas y por los gastos que en la execuçión del caso se pudiesen hazer
porque en lo demás no abia que dificultar pues era cosa evidente e
llana que quando se abian dado y enviado las dichas órdenes por Su
Magestad para las dichas entradas y paçificaçiones, se debían de aber
bien visto mirado y considerado y a esto el dicho señor oydor como
(…) dixo que tenia mas dificultad de lo que pensaba Su Señoria porque no se podía debelar (sic) y echar a uno de su casa y a estos dixo
el señor gobernador que lo que abia movido en otras entradas y
paçificaçiones para hechar a uno de su casa era la predicaçión del
santo ebangelio y a atraer aquella gente al conosimiento de nuestra
santa fe católica y que si este era justo titulo y bastante como lo abia
sido para pacificar lo que destas islas y las estava paçificado que también lo seria para pasificar y reduçir lo demás porque no sabia Su
Señoria que fuese lo otro //440 de diferente calidad, questo con lo qual
el señor fiscal de Su Magestad coadjuntando lo que el señor gobernador decía en peso a facilitar la cosa con ley en çédulas, ordenanças
e instrucciones diciendo mas que Su Santidad de Alejandro Çesto
por su bula abia conçedido a Su Magestad el derecho del descubrimiento de todas las indias y a esto dixo el señor doctor don Antonio
Rodríguez de Villegas no me apriete tanto vuestra merçed señor fiscal y quedándose así le dixo el señor fiscal que es lo que tiene que
deçir vuestra merçed 10 que eso parece que es dudar del bueno y jus-
10
Repetido: que es lo que tiene que decir vuestra merced.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
197
to derecho de Su Magestad que cuando no ubiera otra cosa mas que
la bula de Alejandro Çesto era muy bastante y muy bueno, a que
respondió el dicho señor don Antonio, qué sabemos ahora si lo puedo
hazer o como lo hizo a que salió luego el señor fiscal diçiendo eso es
negar la potestad del sumo pontífize y entonces el señor presidente
se lebanto mandando que no se hablase más en la materia porque
era razones que zonaban y parecían mal y que aquello no se abia de
entender de aquella manera que no era aquello lo que quería decir
el dicho señor don Antonio de que quedamos los sircunstantes escandalizados y Su Señoría del señor gobernador nos mandó se lo
dijemos por testimonio para que en lo de adelante no se pudiese añadir ni quitar de lo que en esto a pasado y de su mandamiento damos el presente. Por el qual damos fe y verdadero testimonio ser
çierto y verdadero todo lo suso dicho para ver pasado en nuestra
presençia en el dicho día mes y año dichos testigos los dichos ofiçiales
reales. Enmendado va: bala. Enmendado ba: JJ Vara.
Christóval Martín Franco (rubricado)
Pedro Muñoz de Herrera». (rubricado)
198
Ana Ruiz Gutiérrez
N.º 4.
1620, agosto, 18. Manila.
Testimonio de autos que se envían. Contiene: Traslado de la carta que
escribió al gobernador de Filipinas, el capitán García de Aldana Cabrera,
alcalde mayor de la provincia de Pangasinan, a cuyo cargo estaba la
pacificación de los Igorrotes y el descubrimiento de las minas de oro existentes en aquella provincia. Acompaña una certificación del contador de la
Real Hacienda de lo que pagaron de tributos los naturales.
Archivo General de Indias. Filipinas. 7. R.5. N.º.59.
Folios 455-46211.
«Señor.
En cumplimiento de la orden que vuestra señoría me dio con la
ynfantería que de esa truxe y noveçientos soldados naturales que
lebante en la provinçia de Panpasinan, Ylocos entre en la de los
ygolotes a donde habiendo marchado des jornadas estando alojado
con toda mi gente a orillas de un río caudaloso, otro después de llegado, vinieron como çinquenta indios principales, señores de pueblos ygolotes y dixeron querían hablar con el capitán a los quales
reçiví muy bien y regalé y llamándolos nagatatos les di a entender
como vuestra señoría me enviava en nombre de Su Magestad para
perdonarles todos los delitos y salteamientos muertes de indios y es-
11
Para su mejor comprensión vamos a presentarlo de forma continua.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
199
pañoles y religiosos y las demás autoridades que avian cometido si
recivían el santo evangenlio para la salud de sus almas y que para
eso traya aquellos religiosos para que les ynustuasen useñasen los
quales lo arían con mucho amor. Y los regalarían si viniesen en ello
y en dar la obediençia a Su Magestad a quien la davan tantos reynos
y regalos digo y vasallos como tiene estas partes y que sino querían
hacerlo de voluntad a quién me ynpidiese lo que en el real nombre
benia azer, traya aquellas armas y gente para castigar tal atrevimiento y los 12 delitos cometidos, los quales respondieron que no querían
ser christianos ni querían padres y que si yo quería ser su amigo les
avia de pagar buij, que es tributo donde no que subiese arriba y beria
para que eran los ygolotes y así se despidieron, io alce el real y fui
caminando por el mismo río día y medio pusele por nombre San
Benito y de allí en tres días me puse en lo alto de la provinçia y
llegue a un pueblo que llamaban Boa el qual abían quemado porque
no asentase allí el real dexando enterrada toda la tavlazon con la qual
me fortifiqué sobre el mismo foso que el pueblo tenía, donde //456 tomé
posesión en nombre de Su Magestad de la tierra por estar en el medio de la provinçia haçiendo las solenidades que se requiere, púsele
por nombre la Santísima Trinidad donde yce casas, iglesia de paja
para toda la gente que conmigo llevé, que con los indios de cargas
eran mil y seteçientos y luego hize llamar algunos prinçipales a los
quales di a entender lo que a los primeros y se rieron de lo que les
decía y me preguntaron que quando me avia de yr, yo les dixe que
no benía para volverme sino quedavan debaxo de la corona real y
andando pagasen quanto del oro que sacavan a Su Magestad aun reconocimiento, de manera que conoçiesen por ser natural al Rey Nuestro Señor los quales parecía se ivan umanando y un día de San Josef
estando oyendo misa salieron del real sinco indios sin horden y fueron por agua y en ella abía una enboscada de ygolotes y mataron a
los dos de ellos llevándose las cavezas, luego salí tras de ellos con
algunos españoles y sin la compañía de indios amigos en que yban
quinientos hombres corrí toda la tierra y ice lo que conbenia para
atagar tal atrevimiento y luego bolví a mi real de a donde salía a ver
12
Repetido: y los.
200
Ana Ruiz Gutiérrez
toda la tierra y minas y pueblos de ella, prendí a honce principales a
los quales quise cortar las caveças y ellos pidieron misericordia
diçiendo que querían ser amigos y pagar el reconoçimiento que avia
propuesto a los demás prinçipales y que querían dar la obediençia al
Rey Nuestro Señor y que no cortarían más caveças en ningún tiempo y que si las cortasen dirían de que pueblo eran para que fuesen
castigados y con esto los largué libremente para que truxexe son el
reconoçimiento y llamasen a otros prinçipales las quales volvieron y
truxeron çien //457 to y treinta pesos y seis tomines de reconoçimiento
y los enpadroné y reçiví en nombre de Su Magestad y dije que aquello
no era nada para la cantidad de gente que avia que a tostón 13 abia
de ser cada uno y abia mas de siete mil ygolotes que tomavan armas, dixeron que no estaban prevenidos y andavan por las montañas que ellos los hablarían para el año que viene que pasen todos,
yo les di a entender que los avía de contar y así quedo asertado y
luego fui viendo las minas de espalio las quales están profundas y
algunas con agua y tienen hechas sus desaguaderos, están trabajosas
por tener poco metal, sola una me pareçió bien por tener descubierto en la haz de la tierra pica y media de metal en alto y seis picas de
prolongado <como> en plana a donde abía labores de más de
ochoçientos indios, pareze me tendrá por 14 quintal un tael 15 de oro
desta mina, saqué un quintal de metal el qual lleva el portador a los
jueces ofiçiales reales para que lo hagan ensayar y se bea la ley que
tiene ansi en cantidad como en quilates la calidad de la tierra es fría,
su arboleda son pinos, tiene cantidad de ríos, no se cria en el ganado silvestre, pareciome según los pueblos, los quales son muchísimos, que abrá mas de quinze mil almas con la chusma, no comen
mas que un gabique es una rayz casi como la yuca de que hacen el
casabe en tierra firme, es la gente blanca, menbruda, andan desnudos, solos unos baaques tapadas sus verguenças, confina esta provinçia
con la de Ytuy, la qual tiene gradisima cantidad de gente y un río
13
Era usado para referirse al real de a cuatro.
Repetido: por.
15
Un tael es una medida de peso que equivale aproximadamente a 1,2 onzas. Más tarde se
aplicará a las monedas chinas de circulación en países del sureste asiático como Filipinas.
14
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
201
caudaloso que por ella pasa va a la provinçia de Cagayan según parece de lo alto de la sierra altísimas de los ygolotes por señorear toda
la tierra de ellas, de otra parte confinan con otra provinçia que //458
solo se diferencian en las coletas con los ygolotes, aquí abra como
tres mil indios, son grandes, carniceros porque siempre andan cortando caveças y capturando a quien pueden para hacerlos esclavos y
estos se pueden conquistar con façilidad por saber y a su tierra y
modo de pelear y con solo hazer lo que Vuestra Exçelencia me mandó que fue quitarles las comidas, sal, yerro y la comunicasion de algunos amigos lo an de ser aunque no quieran, sintiendo algunos españoles alrededor y castigándolos en algún desmán que hagan, aunque no sea más que en un pueblo que luego se comunican y son
hijos del temer, y llevándolos por bien son hijos del demonio, esto
es lo que e echo y avisado en otras a Vuestra Señoría, y me e retirado a este pueblo con pareçer de una junta que para ello hize con los
padres y capitanes que conmigo lleve asta saber si este metal tiene
ley sufiçiente para poblar que las demás minas no lo son por estar
como he dicho y no ser betas fundadas y así aguardo orden de Vuestra Señoría para lo qual quedo prevenido cuya persona nuestro señor guarde los años (…) de mi deseo harringuey.
Mayo veinte de mil y seisçientos y veinte años.
García de Aldana Cabrera».
(Al margen:) «Petiçión.
El capitán Garcia de Aldana Cabrera digo que siendo alcalde de la
provinçia de Pangasinan se me dio provisión real para que con treinta
soldados españoles de los deste campo de Manila fuese a la provinçia
de los ygolotes y los conquistase y reduxese a paíz y haziéndoles dar
la obediencia al Rey Nuestro Señor, y asimismo tuve horden del señor don Alonso Faxardo gobernador y capitán general para levantar
las compañías de los soldados naturales que me parecen se bastava
dándoles sueldo moderado, todo lo //459 qual yçe y entré en los
ygolotes y conquisté y puse en paz como lo están oy y pagaron de
reconoçimiento cada uno un tostón y enpadroné y metí en la real
caxa los pesos que parecerán por el padrón y para que en todo tiempo conste dello y para lo que me conviniere tengo neçesidad de una
202
Ana Ruiz Gutiérrez
çertifiaçión de cómo meti en la real caxa lo que dieron de reconocimiento al Rey Nuestro Señor. Y enpadroné a vuestra mercedes, pido
y suplico me la manden dar poniendo en ella un tanto de la partida
y pido justiçia.
Garcia de Aldana Cabrera».
(Al margen:) «Presentación y Auto.
En la çiudad de Manila, a ocho días del mes de agosto de mil y
seisçientos y veinte años ante los señores jueçes oficiales de la Real
Haçienda destas yslas presentó esta petición el contenido en ella.
Dixeron que se le de al capitán Garcia de Aldana Cabrera la
çertificaçión que pide, poniendo en ella la partida a la letra de lo que
metió en la real caxa procedido del dicho reconoçimiento y tributos
que cobró como lo declara en la dicha petición y asi lo proveyeron y
rublicaron ante mi Juan de Viela Marín, escribano publico».
(Al margen:) «Tributos de reconocimiento.
En ocho de agosto de mil y seisçientos y veinte años, el capitán
García de Aldaña Cabreara alcalde mayor de la provinçia de Cagayan
digo de Pangasinan metió en la real caxa çiento y treinta pesos //460
y seis tomines de oro (…) en reales que dixo averle pagado de tributo y reconozimiento los naturales ygolotes cada uno un tostón, como
parecerá por padrón, abiendolos conquistado y reduzido a paz a la
obediençia de Su Magestad en la entrada que hizo con soldados españoles deste campo y naturales de la provinçia de Ilocos con comisión y horden del que Don Alonso Faxardo De Tenza gobernador y
capitán general destas yslas, como constava de la provizion real, que
para ello se le dio. Y para que dello conste de pedimiento y mando
di la presente en Manila a ocho de agosto de mil y seiscientos y veinte
años.
Alonso de Espinosa Saravia.»
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
203
N.º 5.
1624, agosto, 11. Manila.
Relación del descubrimiento de las minas y pacificación de los
Igorrotes en la provincia de Pangasinan, por el capitán y sargento
mayor Alonso Martín Quirante.
Archivo General de Indias. Filipinas. 30. N.º 3. Folios 1-25.
«1624 años.
Relaçión del descubrimiento de las minas y paçificaçión de los
ygolotes en la provinçia de Pangasinan. //3
Relación del viage y entrada que yo el capitán sargento mayor
Alonso Martín Quirante hize por horden del señor gobernador y capitán general don Alonso Fajardo de Tença este presente año de mil
y seisçientos y veinte quatro a la provinçia y minas de los ygolotes
experiençias o ensayes que de los metales dellas por mano de diferentes mineros se an hecho disposición de la tierra y de lo que de
sus moradores se a podido entender.
Primeramente, por horden del dicho señor gobernador y capitán general salí de la çiudad de Manila para consiguir la dicha entrada a los veinte y dos de diçiembre de mil y seisçientos y veinte y
tres años y por tierra vine a la provinçia de Pangasinan donde a primero de henero de seisçientos y veinte y quatro suçedí en ella y en
los ofiçios de justiçia y guerra al capitán y sargento mayor Antonio
Carreño de Valdés que requiriéndome con la real provisión para efec-
204
Ana Ruiz Gutiérrez
to de tomar su residençia en su cumplimiento se la tomé y despaché
a la çiudad dicha (…).
A los onçe de dicho mes de henero llegó al puerto y almazenes
de Arringuey el champán que a mi partida de la dicha çiudad dejé
despachado y cargado con la ynfantería muniçiones y demás pertrechos neçesarios para la dicha entrada.
Desde el día primero de henero hasta las onçe de febrero siguiente que llegué al dicho pueblo y almazenes de Arringuey conducí y
junté los bastimentos y todo lo demás importante para poder
consiguir la dicha jornada y ansimismo con la prevenzión que en
dicho tiempo hize a los treçe del dicho mes de febrero se juntaron
en el dicho puerto además setenta españoles soldados y ofiçiales de
mi compañía cator //4 ze extravagantes, los sobresalientes dos marineros, el uno minero, dos japonés mineros, un armero, tenedor y
escribano, onçe negros esclavos de Su Magestad, nueve indios prisioneros por delitos, quarenta y siete sangleyes carpinteros, herreros
y aperadores, otros mil seitiçientos y quarenta y ocho indios, los ochocientos y noventa y tres en doçe compañías de la provincia de Ylocos
y los ochocientos y cinquenta de la de Pangasinan en otras diez compañías que por todas fueron mil nueveçientas y tres raziones, además del padre Fray Raymundo Beger de la horden de predicadores y
el liçençiado Augustín (sic) Tabuyo Baldecañas ynviado por el señor
obispo de la Nueva Segovia por nuestro cura y vicario para con siguir
la dicha jornada.
A los catorce del dicho mes pasé muestra y alisté gente y el siguiente a todos se le dio razión para quince días y los fui despachando
por sus tropas de la manera y orden siguiente.
A los diez y seis del dicho mes de febrero despache al ayudante
Andrés Tamayo con veinte (…) y dosçientos indios Pangasinan gente escoxida y suelta para que yendo sin carga ni con mandes su razión,
armas, herramientas, fueçen abriendo y limpiando el camino
haçiendo en él y en estas jornadas señaladas alxamientos y con horden
de que tan solamente por ser en ellos a hazer noche para que luego
sin juntarse lo ocupase la segunda tropa que les siguiese.
El día siguiente diez y siete de hechas tres tropas del resto de la
demás gente, con diez y ocho soldados a cargo de mi sargento y de
un cavo de esquadra, despaché de ambas provinçias quinientos y diez
y seis indios, todos cargados eçepto sus ofiçiales para que siguiesen a
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
205
la primera tropa haciendo las mismas jornadas sin juntarse //5 con
ella ni consta que le siguiese por evitar la confusión y enbaraso que
unos y otros ciendo gente de tan poco razón pudieran tener a si en
el aloxar como en el marchar habiendo de ser por sol a una vez da
donde es fuerça vayan por su estrecha y mal camino uno tras de otro.
A los diez y ocho de febrero a cargado de otro cavo de esquadra
despaché la tercera tropa de otros tantos naturales con diez y siete
españoles para que con la misma horden y jornadas fuesen siguiendo las otras dos que delante yban.
El siguiente día diez y nueve de febrero habiendo nombrado ocho
españoles con un alférez reformado y veinte y cinco indios
pangasinaes con su capitán de guardia a los dichos almazenes y despachado al maestre de campo de la provinçia de Ylocos por mas gente
para que trocase de allí a un mes la que antes havia salido y si llevaba por enpesarse y a huir alguna della, y salí yo con todo el demás
real (…) que quedaba y fui a hazer noche a dos leguas de camino al
pasaje de San Joan al pie de una cruz que en el estava alle una carta
de la tropa que yba delante en que decía, hallé el alojamiento acavado
de quemar sin saber quien le uviese pegado fuego, más que
sospechavan aver sido los ygolotes.
A los veinte salí del dicho paraje y fue hazer noche con la dicha
última tropa al puesto de Duplas, que está como quatro leguas de
camino y también alle el alojamiento y campaña de alrededor ardiendo por haverle poco antes los dichos ygolotes acavado de pegar
fuego.
El día siguiente miércoles veinte y uno del dicho mes, acavado
toda la gente de tomar ceniça salí del dicho puesto y fui a hazer noche a otro llamado San Françisco y por las muchos ríos este dia no //6
se pudo andar mas legua y media.
El jueves veinte y dos a medio dia a otra legua y media de camino cuesta arriba llegué con la dicha tropa a Buenavista, donde hallé
todas tres tropas detenidas por haver ataxado los indios ygolotes el
camino haciéndose fuertes en él y en un mal paso con una estacada
donde sobre querer pasar el dicho ayudante adelante lo hirieron y a
otros españoles y indios con él.
El siguiente día veinte y tres salí yo con treinta soldados y hasta
çiento çinquenta indios al dicho paso que los ygolotes defendía y
aunque por algún espacio le resistieron y hirieron algunos soldados
206
Ana Ruiz Gutiérrez
y naturales le gané y allané de manera que en él el enemigo no pudiese por adelante parar ni hazer otra alguna suerte según quedó todo
descumbrado.
Sábado, veinte y quatro, salí del dicho paraje de Buenabista y
con todas las tropas juntas fui a hazer noche a los pinos que estos
nada de tres leguas que se caminaron con algún trabajo pues (…)
los caminos en algunas partes, muy serrados de carrical y en los malos pasos árboles caydos, ques la mayor defença que los ygolotes pueden tener para que siendo nosotros sentidos puedan ofendernos a
su salvo o se ponen en cobro.
Domingo, veinte y çinco con la dicha gente por el grandísimo
sol que havía a legua y media de camino y por la comodidad del
agua fue a hazer noche a Riofrío y el lunes siguiente como a la una
del día veinte y seis de febrero, llegué a las minas nuevas llamadas
de sus naturales de Galán que están hasta tres leguas de Riofrío y
como los ygolotes tuviesen notiçia de nuestra yda o que nos viesen
yr pegando fuego a algunas casas de hasta dusçientas (sic) que tenían divididas en diferentes par //7tes alrededor de las dichas minas
y cerrose, pusieron en cobro sin dejar otra cosa más de algunos
montesillos de metal que para benefiçiar yban sacando.
El día siguiente veinte y siete, habiendo reconoçido el dicho paraje y visto ser cómodo y siguro (sic) que a tiro de piedra en la misma loma está las minas y betas de más consideración y que hasta oy
se sabe aya en los dichos ygolotes según la notiçia de personas pláticas y antes tenían de término de tomar pie y fortificarme en ella como
lo hice situándome en puesto que por parte ninguna se dejan de señorear y descubrir todos los caminos y quebradas de donde se pueda reçelar daño o yncoviniente alguno con el agua y madera tan a
mano y en tanta cantidad quanto se podía desear.
En el discurso del dicho maje vide y noté, que desde que salí
del dicho puerto de Arrimaguey siempre se ba subiendo de una cumbre en otra hasta la de los pinos desde donde se descubren otras más
altas y el camino se pasa (…) algunos arroyos aunque poco caudalosos más en parte algo çerrados de monte y carriçal.
Puestos en la cumbre dicha, les faltan a los montes casi de todo
punto, los bosques por que si no es en las quebradas muy úmedas
no se cría el carriçal ni otro árbol que pinos por cuya causa por doquiera que la vista se dilate, desde lo alto se descubren muchísimas
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
207
sierras tan dobladas derechas y veçinas unos de otras que pareçe
ynpusible avitar las gentes ni otra cosa biviente.
El temple destas montañas es mas frío que templado y menos
sano que enfermo y los bientos que más ordinario corren son nortes
y sures y los sures las más vezes. Llueve con grandísimos truenos y
rayos ay de contino mucha niebla con que suele estar la tierra muy
úmeda.
Por las bertientes destas serranías salen algunos arroyos de //8
aguas de que se beve tan frías y delgadas que si no se comen <bien>
hacen mucho mal y a esta causa no se deven criar haves en ellos porque como les falta lo primero, no esperan su daño como quien le
puede huir veense solamente. Unos pajarillos como silgueros y a tiempos algunos cuerbos que deven de ser adbenediços.
De los árboles provechosos y frutales mas comunes de que abundan todas las provinçias çircumbeçinas no se allan en ella ningunos,
ni menos de la nueva <ni> vieja España, ni otra alguno que de frutas conosidas ni silvestre, de manera que de pinos solos en gran cantidad esta poblada sin que sus rayses profunden debajo de la tierra
mas de media bara que es hasta donde esta negra y desde allí para
abajo colorada y tan dura que no pudiendo entrar por ella con cualquiera biento resio con mucha façilidad vuelven las raizes arriba <están> todas las dichas cunbres tan claras y despejadas de árboles que
no impiden el encumbrar y ver muy lejos por debajo de los pinos lo
que se quiere prevenir.
Las casas en que estos ygolotes (…) de la ynclemensias de los
çielos que es yntolereable asi de sol quando lo haze como de agua y
frío son muy pequeñas de paja y maderos delgados, sin paredes porque el techo sirve de todo desde arriba hasta el suelo, duermen en
altos sobre tablados o tablones mal asentados y las puertas de las casas que son muy pequeñas son tan humildes que para entrar por ellas
se a de poner las manos en el suelo.
Sus poblaciones están en las cumbres de los montes y en lo más
agro dellos y de donde de muy lexos descubran todas las beredas de
suerte que no se pueda subir a ellas sin ser vistos de sus çentinelas
que de contino de noche y de día tienen puestas y si temen algún
daño con façilidad sin ser descubiertos se retiran, no dejando más
de sus tristes chosas y no reçelándose, si los ban a buscar //9 se defienden lo que pueden arrojando de arriba abajo que algo que tie-
208
Ana Ruiz Gutiérrez
nen de propósito puestas, bacacayes y piedras que para todo <buscan> el sitio siguro y acomodado y en tiempo de aguas temen poco
las armas de fuego porque saben son de menos efeto que quando no
las ay.
El traje y vestidos ordinario desta gente es la melena suelta y
cresida hasta debajo de las orejas y unas fajas de hasta un jeme 16 de
ancho hechas de cortezas de árbores, que señida por las çintura dan
una buelta con que tapan las partes bajas que a esta llama bahaque y
es qual el traerlos todo género de gente hombres y mujeres los
prinçipales además del dicho bahaque se ponen una manta de Ylocos
heredada de sus pasados crusada de el ombro a la cintura donde la
anudan y desta manera anda sin otro vestido o calsado alguno.
Los prinçipales destos naturales no se diferençia a los demás en
otra cosa que en tener mas huesos de animales que ayan muerto en
su (…) y mas años y mas que en otras naçiones porque en cada diez
o doçe casas tienen (…) heredasen de padres a hijos o por sangre sin
reconoçer mayoría unos a otros, suelen estos prinçipales aforráselos
dientes con oro tan ajustado que en nada les impide el hablar y comer.
Son en general los ygolotes gente muy ágil y suelta, bien dispuesta y temida de las demás naçiones que lo rodean como tiene
esto conoçido y que siempre les <huyen> aunque sean muchos con
pocos acomenten y en matando algunos apenas ha caydo quando
les decaveçan, con que hacen muchas fiestas y de noche por muchas
cumbres ensienden muchos fuegos y de los cascos hacen taças con
que beven en sus combites y borracheras y dejan por ajuar a sus herederos y a ellos se les //10 matan alguno y lo pueden ocultar, lo procuran hazer porque sienten mucho y lo tiene por muy grande afrenta el no retirar sus cuerpos.
Las harmas que usan son unas laçuelas de fierro de una terçia
de largo que de ordinario traen muy limpias en unas astas de buenas madera de más una braza de largo y otras son cortas que de ordinario pelean hechas de baras berdes y pesadas mayores que las otras
16
Distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del
otro todo lo posible.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
209
y en un cabo inserto un canuto de caña con su punta bien sacada
con dos filos abroquelanse con sus caracas que son unas tablas <corvas> y muy lixeras como de quatro o çinco palmos de largo y dos o
más de ancho. Usan mucho de puyas de que siembran el suelo y en
particular alrededor de sus guaridas y en las partes por donde les puede venir el daño.
Los ygolotes es gente ydolatra, su dios dizen que es el cielo, a
quien llaman cabunian y a quien en sus banquetes y fiestas ofrece y
sacrifican ganado de çerda y carabaos (…) en manera alguna y el
sacrificio que hacen es que estando puestas todas las reses nobedadas
alrededor de la casa del que lo haze, después de hechas las ceremonias, un viejo o vieja puesta una manta pintada hasta el suelo a modo
de sobrepelliz que llaman salili, las ban matando y con gran fiesta
comiendo lo que continua a hazer por dos o tres días hasta que acabado de comer lo que tienen acaba también su fiesta o maganito,
quedando por más onrado el que más tiempo le dura este entretenimiento y más matanças hace de los dichos animales.
Sus sabios o filosophos son los mas viejos y viejas, a quién respetan y obedezen en alguna manera y más quando en las dichas //11
fiestas se ocupan por decir entonces y aunque de hordinario acostumbran a hablar con el demonio que los tiene çiegos.
Es gente falta de todo buen discurso natural, ni saben leer ni
que cosa, es día mes o año, crescientes ni menguantes de luna. Rijense
por una estrella que sale a la banda del ueste (sic) que llaman
gaganayan y del mismo nombre llaman los naturales de la redondes
y enbiéndola, acuden a las plantas de sus cortas y apocadas sementeras que para sembrarlas de games y camotes que es su ordinario y
natural sustento, no dan menester arar ni labrar, ni otro benefiçio
que el de limpiar la tierra donde las an de poner o plantar.
Quando se muere alguno destos bárbaros no lo entierran en
muchos días, que según dizen, pasan de un mes y en este tiempo se
juntan muchos a comer alrededor del difunto que también le ponen
su parte como a los demás y luego le van punçando el cuerpo y según dicen, le sacan o chupan el humor hasta dejallo enjuto y en siendo tiempo lo embuelben en sus mantas y le cuelgan en la cinta bu(…)
para el camino y a unos entierran sentados y sus caracas en cuebas
debajo de peñas tapando las puertas con piedras y a otros ponele
210
Ana Ruiz Gutiérrez
sobre ellos árboles donde a una parte y a otra tantos soles después
de dejadas, les llevan de comer.
El número que desta gente ay derramada aunque no es muy fázil
de saber por ser tan intratable ni de dejarse ver, mudándose con poca
ocasión de una a otra parte sin que nada le ympida, porque la casa
que es lo que pudiere dar cuidado con façilidad en qualquier parte
con un haz (…) la fabrican, las sementeras de games o camotes que
se sus<ten>tan tanbien sin mucho trabajo pasan a una parte y a otra
arrancándolas porque según la humidad (sic) de la tierra donde quiera
que las pongan prenden las alajas que son los guesos llevan de la misma manera pues las armas y vestidos que traen poco o nada les
embarasa por traerlas //12 de contino, consigo con todo se sabe que
si llegan a mil hombres los que llaman ygolotes es mucho y que estos apenas se pueden juntar en un cuerpo o vivir como amigos porque los de Banaco y lo de Atinado, pueblos de las mismas cordilleras, tienen poca o ninguna comunicación con estos como tan poco
la tienen los de ay Tuy y Panapuy pueblos de la otra banda de la
dicha <cor>dillera a quien se diçe pagan tributo o un modo de
reconoçimiento mas unos y otros son enemigos de los de la Abra de
Bigan, oy raya de manera que siendo todo estos ygolotes tan solo
recatados, malosiosos y traydores no se les puede ynviar recaudo ni
mensaje en manera alguna porque si se hace con pocos indios los
aseguran y matan y si muchos pelean y no les escuchan ni creen y si
españoles con legua que les hable como yo por algunas vezes los he
intentado se apersiben en biendolos y no queda nadie en las casas
huyendoze dellas donde zi acaso escuchan algunas razones a bozes
se les dice se ríen y (…) que los engañamos y que no se quieren fiar
de nosotros, que nos conocen por gente de mal corazón, que dejemos las armas de fuego si queremos que se aserquen y se hiciese usarían de sus acostumbradas trayciones y maldades como la suelen
hazer.
En tiempo de aguas, esta miserable gente que los más son mineros, se juntan con sus mujeres e hijos a lavar el arena de los arroyos que salen de los montes donde con menos trabajo que en las
minas escusando el sacar y moler el metal sacan algún oro aunque
en muy poca cantidad y con el que de una manera o de otra todos
sacan bajan de par a los pueblos más vecinos a ellos//13 a rescatar algunas reses e caveças de ganado no por peso sino a ojo y estos son
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
211
los que en junta general comen con la solenidad referida porque para
ello ni para su sustento no son para criar ningún genero de ganado,
no otra cosa viva sino unos perrillos que muchas vezes se an dejado
de ver de nosotros muy magantos.
Las venas betas o minerales de donde este fruto produçe por ser
cosa muy savida que no naçe o se cría en el arena sino que tiene
criaderos, no es fácil para nosotros ni aún para ellos saber por bajar
de tantas quebradas y vertientes tantos arroyos pues no se sabe hasta
oy que traginándolas de ordenario y teniendo rastro deste fruto sin
saber ni conocerse otro en toda la tierra ayan descubierto mas de
çinco lomas o çerros en distancia de çinco o seis leguas, que en tiempo
de seca ayan labrado para sustentarse con la miseria que se save además destar estos ygorrotes adeudados con los naturales de los pueblos nuestros amigos sin poderles pagar los quales dan al (…) dejo
siendo su caudal y animo de unos y de otros tan corto y apocado
que no teniendo esta gente ningún género de gasto ni otra cosa a
que atender que la de su mina les es muy de ordinario el estar adeudados, prueba çierta de el engaño que se tiene en creer que el aprovecha más sea mucho ni las dichas minas de mucha importançia
como la experiençia lo ha mostrado y muestra.
Una de las çinco lomas de que se haze mençión labraban los
ygolotes que es la dicha nueva llamada de Galán que siendo la
prinçipal como //14 he referido tomé pie en ella e hize la fuerza de
Santiago cuya adbocazión según dizen antes tenía y dejando conmigo hasta dosçientos naturales de ambas provinçias los sangleyes y prisioneros que conmigo llevé, todos los demás con treinta soldados a
los veinte y ocho del mes de febrero volvia despachar por más
bastimentos municiones y otras cosas neçesarias al pueblo y almazenes
de Azimaguey y aunque después le huyeron algunos indios ylocos
en un mes y seis días que ocupé los naturales habiendo vuelto con
terçer camino y en todos tres subí los mill y ochenta y siete cestos
de arroz de a quinze gantas 17 y gastado en las raçiones de toda la
gente desde diez y seis de enero que empezó a correr por mi quenta
hasta veinte y quatro de março siguiente dos mil y noventa y quatro
17
Medida de capacidad para áridos y para líquidos, usada en Filipinas, equivalente a tres litros.
212
Ana Ruiz Gutiérrez
cestos a todos los dichos naturales y más a otros seteçientos y sesenta que de ylocos sacó el dicho maestre de campo para mudar los primeros como se a dicho a todos el dicho día veinte y quatro de marzo pase nuestra pague y despida fuera de hasta (…) digo çiento y
veinte de ambas provinçias (…) treinta y un sangleyes hasta çinco
estrabagantes y sobresalientes que conmigo quedaron para que ayudasen y nos acompañasen.
Despedida la dicha gente y ordenado al teniente desta provinçia
de Pangasinan no me havisase de cosa alguna no siendo cosa de mucha importancia hasta que a los quinçe de mayo me embiase otros
quatroçientos naturales y çiento de la otra provinçia de Ylocos para
que todos fuesen cargados de frijoles y otras cosas neçesarias para el
sustento de la gente del dicho presidio y fue por poder mas
desembarasadamente acudir haver lo que las minas delos dicho ygolotes
en sí se sustançia tenían para lo qual luego horden a [Martín] de
Vergara mi alférez a Rodrigo López Orduña, a Joan de Mugaburu, a
Gabriel Molinero, //15 a Diego de Tobar, soldados de mi compañía y
todos mineros y otras personas que entendían algo viniesen y
reconosiesen las dichas minas nuevas donde los dichos ygolotes labraban, que están las bocas dellas por la bia del norte, como a tiro de
piedra de la dicha fuerça, que corren por la veta descubierta de alto
abajo a modo de manto o concha por espaçio de un tiro de mosquete
de norueste (sic) a sueste (sic) y luego tuerçe otra tanta distançia por
la banda que mira al norueste (sic) la vuelta del vesta hasta que se
desparece (sic) en lo bajo de una quebrada o arroyo donde goça de
poco sol la que no tiene la que corre de norueste (sic) sueste porque
lo baña lo más del día y quando llegué a este paraje los ygolotes labraban las dichas minas por muchas bocas o socavones que tenían abiertos siguiendo el mital (sic) de una veta gruesa y del sacavan el más
blando y fáçil de cavar aunque [margasitoso], açul y artimonioso.
Reconoçido y visto lo referido pareçió ser conveniente abrir una
veta a boca por alto y por en medio de todas las labores que los dichos ygolotes llevaban para coger el cuerpo de la otra desde lo alto
que es de más de una braza de ancho y desde el pelo de la tierra a
los çinco de março siguiente se empesó a abrir y siguiéndola hasta
lo diez estados se encontró con las dichas labores que los ygolotes
yban labrando con que la nuestra se alargó por el plan la dos y frontón mucho más y se fue sacando metal para ensayar.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
213
El otro çerro o mina es la que llaman de Arisey y Bugayona,
questa poco más de tres leguas de la nueva anteçedente, que sale del
mismo çerro o loma en que estuvo la fuerça vieja del cerro que por
noviembre del año pasado de //16 de mil y seisçientos y veinteytres
de un inçendio se quemó la qual está por la vera que mira a la vanda
del ueste (sic) y la baña el sol desde la nueve hasta las quatro tiene
media legua de bajada muy trabajosa por estas muy a pique con dos
desbarrancaderos y quebradas a los lados derrumbadas por ambas
bertientes y también por la frente por ser muy derecha con un surco
en medio, por donde encanavan un ojo de agua que nace cerca de
donde del dicha fuerça estava, una ladera que esta al pie de la obra
de donde lavaban y escogían algunas pedresuelas conoçidas que molían para su aprovechamiento porque de otras suerte no ay beta conocida ni firme de donde sacar metal sino tierra mobedica con algunos y los del dicho metal bermejo que la sacan sin profundar a lo
ondo ni se pueden labrar sin riesgo de undirse como lo están todas
las betas y labores que es esta loma abia sin quedar ninguna en pie
mas de solo la señal de haver sido abiertas y labradas del fronto
para dentro della loma no siguiendo el plan y centro por no hallarse en el (…) lo qual parece que mucho tiempo las an dejado
con todo de las bocas destas minas hundidas por no hallar otra parte
de donde sacar se pudiese metal por mano del dicho alférez [Martín] de Vergara, Rodrigo Lopez de Orduña, Joan de Mugaburu y
Diego de Tovar mineros se sacaron hasta quinçe çestillos de metal
del que mejor pareció para ensayar y ver de las sustançias o provecho que podía ser.
La terçera loma y mina es la que llaman de Baranaban que esta
a como una legua de la dicha fuerza y mina de Arisey, en un cerro
pelado de la banda del sur que la baña el solo todo el día corre por
ella una veta de hasta una bara de ancho del este ueste (sic) por alguna distançia donde ay algunas labores y bocas angostas //17 y distintas unas de otras de donde se sacaron quinçe çestos de metal
quijoso y polvorilla que tienen como carbón para ensayar y se pueda sacar mucho de la dicha veta aunque con poca siguridad de undirse
sino se apuntaban las labores por ser todas de tierra mobediça que
con fascilidad se derrumba por cuya causa están caydas las dichas
labores y al parecer mas olvidadas que labradas.
214
Ana Ruiz Gutiérrez
El quarto çerro o mina es la de Antamog que estaba mas de dos
leguas de la dicha fuerça vieja y mina de Arisey y çinco y media de
la nuestra de Santiago la qual está por la banda del sur de un cerro
grande que corre su cumbre de este ueste, (sic) derrumbada <la>dicha
loma por una de sus vertientes y travesadas de ylillos de metal blanco y amarillo muy angosto y toda la loma travesada y llegna (sic) de
socavones que se encuentras unos con otros abiertos al soslayo del
frontón para adentro sin aondar acia bajo casi nada por no
profundarlos y los del metal y para que no se les caygan las apuntalan con palos y tablonçetes porque de otra suerte como es la tierra
tan mobediça no quedará ninguna en pie como ha suçedido en las
que no lo estaban pues se ve enserradas y caídas son las dichas labores muy angostas y todas se vieron sin allar metal por el plan altos
ni lados ni géneros de beta sino era a la entrada de las bocas de donde sacaban de los dichos hilos un genero de tierra ametalada menos
suçia para labar en otro lavadero grande que tenían a un lado de la
dicha loma con un arroyuelo que naze en lo alto della donde tenían
un puebesuelo y con mucho trabajo al pareçer podían tener poco
aprovechamiento aunque con la comunidad tan a mano según 18 las
muestras la dichas labores y minas havia mucho tiempo que no se
labraban y que están más olvidadas que las otras con todo el mejor
metal o de mejor parecer que en ella se pudo hallar por mano de los
dichos mineros se sacaron veinte estos para ensayar y ver de la //18
sustançia que a podía ser.
La quinta y última loma, çerro o mina es la que llaman de Conog
que estará hasta media legua de la antecedente en la misma cordillera báñala el sol todo el día como a la otra y torçiendo la dicha loma
hacia la parte del norte se ven en ella çinco o seis bocas o socavones
deferençiando muy poco a las de Antamog y en ninguna se halla
beta de conciderazión o fundamento sino tierra ametalada con algunos terronçillos de metal margajitoso y açul todas muy huecas y
en una que está más abajo se encontró por el plan un arroyuelo de
agua clara que sale por otra boca mas baja que ella y anbas hecha
por una labor y al pareçer un mucho tiempo que estas minas están
18
Repetido: según.
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
215
dejadas y aunque no se la labran y se viesen tan olvidadas del metal
que del mejor pareçer que en ellas se bido por mano de los dicho
mineros se sacó hasta diez çestillos para ensayar.
Las herramientas con que estos ygolotes labraban y labran sus
minas son unos palos de pesada madera a modo de cabos de hacha
con el nudo del mismo palo mas grueso al remate del donde
aguhecado ajustan un hierro suelo angosto de hasta un palmo de largo
y sentados en los socabones o labores según las vetas muestran y ban
labrando y sacando el metal que molido en unas losas grandes de
piedra reçia bien asentadas en el suelo con otras mas pequeñas de
mano haciendo polvo llevan a los lavaderos que para este efecto tienen algunos arroyuelos hechos a mano con dos y tres poça donde
pasándolo de una en otra hasta deslamar el dicho metal a los rayos
del sol que a todos baxaban descubriendo y juntando algún polvillo
agranitos de oro y los grançones vuelven a remoler y labar una y otra
vez hasta que habiendo pasado por las dichas pilas si vienen quedar
en la polvera lo que no es de provecho alguno y según <los> instrumentos //19 que se an visto y tiene los dichos ygolotes como es asi
que el más ordinario y único benefiçio que haçen a sus metales el
referido y no otro además del poco talento que para enbentarlos tienen si sola la naturaleza y pobreza que los subjeta sin gastar nada no
los obligara porque el tiempo de una manera y de otra lo pierden a
buscar algo con que comer lo que no tiene ni crían.
Todos los çerros y lomas minas socavones betas y labores aquí referidos por los dichos mineros se an visto y entrado y sacado metales
y ensayadolos con la mejor quenta y razón que se ha podido que cada
ensayo de por si por testimonio y fe de escrivano mes y año contará
según y como se an ydo haçiendo en la manera siguiente:
(Al Margen:) Zendradillas 1
Primeramente, sábado de ramos en la noche treinta de marzo
de mil y seisçientos y veynte y quatro años por mano del dicho alférez [Martín] de Bergara y de los demás mineros se<a>çento una
sendrada 19 sobre la qual y diez y siete libras de plomo se zebo el pol-
19
Cendrada, se refiere a la acción de depurar, purificar en la cendra los metales preciosos por
la acción del fuego.
216
Ana Ruiz Gutiérrez
villo y a çiento de medio quintal de metal que se saca de la cata de
que se haze mención sea otro en las vetas y mina nueva de galan
estando a los diez estados y se saco un grano al padeçer de plata de
un real de peso.
(Al Margen:) Azogue 2
El dicho día seis de abril del dicho año de mil y seisçientos y
veynte y quatro, se incorporaron tres quintales de metal de la misma cata y beta con tres libras de azogue y benefiçiado con sal a los
diez del dicho se labó y se sacó un granito de oro de peso de medio
real y se perdieron en el dicho ensaye diez onças de azogue.
(Al Margen derecho:) 10 onzas.
(Al Margen:) Azogue 3
El dicho día de seis de abril se incorporaron tres libras de azogue con tres quintales de metal dicha cata y beta que se sacó a los
diez estados y viene fiçiado con sal, se labó y a los diez del dicho
mes y se sacó un granito de oro de peso de medio real y se perdieron onçe onças de azogue.
(Al Margen:) Azogue 4
Domingo siete de abril, se incorporaron dos quintales el dicho
[metal] //20 tal y dicha cata y beta con dos libras de azogue y quemado lo en piedra antes de moler a los once se labó y se sacó un granito de oro de la mina a donde me dio real de peso y se perdieron seis
onzas de azogue.
(Al Margen derecho:) 6 onzas.
(Al Margen:) Zendradillas 5
Este día del dicho onçe, en otra segunda cendradilla, se zebó el
polvillo y a siento que quedó de un quintal del mismo metal y
consumídose veinte y tres libras de plomo no se sacó nada del dicho
ensaye.
(Al Margen:) Azogue 6
Sabado treçe del dicho mes de abril se incorporaron en una libra <de açogue dos arrovas y media de metal que se saco de un (…)
> y os quede bajo de tierra se hallaron dentro de una casilla que se
quemó de los ygolotes çerca de nuestra fuerça y dicha mina y a los
diez y ocho del sábado y se sacó un grano de oro de un real (…)
perdiéndose tres onças de azogue.
(Al Margen derecho:) 3 onzas.
(Al Margen:) Azogue 7
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
217
Martes diez y seis, se incorporaron quatro libras de azogue con
quatro quintales de metal se sacó de los diez a onçe estados de la
dicha mina y cata y benefiçiado este ensaye por estafa a veynte y dos
del dicho mes de abril se labraron los dichos quatro quintales de metal
y se sacó un grano de oro de peso de un real se perdieron doze onzas
de azogue.
(Al Margen derecho:) 12 onzas.
(Al Margen:) Azogue 8
Miércoles y diez y siete, se encorporó (sic) una libra de azogue
con un quintal del dicho metal que se sacó a los onze estados y
benefiçiado por reververaçión a los veynteydos del dicho mes se labó
y se sacó un granito de oro de peso de medio real escaso y se perdieran tres onças y media de azogue.
(Al Margen derecho:) 3 onzas.
(Al Margen:) Azogue 9
Jueves diez y ocho de abril, se remolieron y labaron los relavez y
despechos de los primeros tres quintales de metal que por asogue se
benefiçiaron y en un quintal que salió dello el dicho se incorporó
una libra de azogue y a los veinte y dos se labó y se sacó segunda vez
un granito de oro de la mitad de medio real de peso y se perdieron
dos onzas y media de azogue.
(Al Margen derecho:) 2 onzas _. //21
(Al Margen:) Azogue 10
Miércoles beynte y quatro del dicho mes de abril, se
encorporaron (sic) quatro libras de açogue con quatro quintales de
metal que se sacó de un socabon o boca çerrada en mano en la tabla
del arroyo caso al remate de la dicha veta y al cavo de las demás bocas de la por la vanda del ueste (sic) donde goça de muy poco sol y
de mucha unidad es metal muy artimonoso y se presede sacar muchos según las labores los ygolotes tenían y nosotros fuimos haçiendo
por pareçer ser metal de raçonable apariençia y benefiçiado el dicho
ensayo de los dichos quatro quintales de metal con sal y magistral se
labaron a los dos de mayo siguiente y se sacó un grano de oro de
medio real de peso y se perdieron dos libras de azogue.
(Al Margen derecho:) 2 libras.
(Al Margen:) Azogue 11
A los beynte y nueve de abril, se incorporaron tres libranzas que
con tres quintales de metal que se recogieron en un lavadero de los
218
Ana Ruiz Gutiérrez
que tenían hechos los ygolotes por debajo de la boca y çerca de la
anteçedente y a los çinco de mayo se lavaron y se sacó un grano de
oro de un real y medio se pesó perdieron ocho onzas de azogue.
(Al Margen derecho:) 8 onzas.
(Al Margen:) Azogue 12
A tres del dicho mes de mayo, se incorporaron una libra de oro
que con un quintal de metal que se sacó de la dicha cata y beta que
los quatro anteçedentes y molido y quemado en bocas antes de incorporar el dicho azogue a los seis se lavó y se sacó de este ensayo
un granito de oro de peso de menos de medio real y se perdieron
tres onzas del dicho azogue.
(Al Margen derecho:) 3 onzas.
(Al Margen:) Azogue 13
En beynte y nueve de abril, se incorporó una libra de azogue
con un quintal de metal del que se sacó de las minas viejas de que se
a hecho mençión llamada de Barnaban ya los seis de mayor se labó
y se sacó un granito de oro de la metal y medio real de peso y se
perdieron tren onzas de azogue.
(Al Margen:) Azogue 14
Martes treinta de abril, se incorporó una libra de azogue con
otro quintal de metal de la que se sacó de las dichas minas viejas lla
//22 madas de Arisey y Bugayona y a los siete de mayo siguiente se
labó y se sacó del dicho ensayo un granito de oro que pesa menos
de la mitad de medio real y se perdieron dos onzas y media de azogue.
(Al Margen derecho:) 2 onzas.
(Al Margen:) Azogue 15
Primero del dicho mes de mayo, se encorporó (sic) una libra de
azogue con un quintal de metal sacado de dichas minas viejas y de
la llamada de Antamog ya los ocho del dicho mes se lavó y se sacó
un granito de oro como una cabeza de alfiler que no se pudo pesar y
se perdieron seis onças de azogue.
(Al Margen derecho:) 6 onzas.
(Al Margen:) Azogue 16
En dicho día primero de mayo, se encorporó (sic) una libra de
azogue con un quintal de metal de dichas minas viejas que se sacó
del aquella mina de Conog y a los ocho del dicho mes se labó y se
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
219
sacó del otro granito de oro del mismo tamaño que el anteçedente y
se perdieron en el dicho ensaye quatro onças de azogue.
(Al Margen derecho:) 4 onzas.
(Al Margen:) Azogue 17
En dos de mayo, se encorporó (sic) media libra de azogue con
dos arrovas de metal que se saco de la veta y labor del arroyo de la
mina nueva de que se haze mençión estar çerca de nuestra fuerça de
Santiago y benefiçiado este ensaye por reververaçión y magistral no
se sacó de él cosa ninguna y se perdieron tres onzas de azogue.
(Al Margen derecho:) 3 onzas.
(Al Margen:) Azogue 18
El dicho día dos de mayo, se encorporó (sic) otra media libra
de azogue con otra medio quintal de metal de la boca y beta
anteçedente y se labó a los seis del dicho mes como también se labó
el dicho día del ensaye anteçedente y se sacó por esta que tan solamente se benefiçió por azogue solo un granito de oro de peso de la
quarta parte de un real y se perdieron dos onzas y media de azogue.
(Al Margen derecho:) 2 onzas _.
(Al Margen:) Azogue 19
A los çinco del dicho mes de mayo, se encorporaron (sic) tres li
23
// bras de azogue con tres quintales de metal de la primera cata y
boca que se abrió çerca de nuestra fuerça como se haze mención a
los doçe del dicho se labaron y se sacó dellos un grano de oro de
peso de un real escaso y se perdieron dos onzas de azogue.
(Al Margen derecho:) 2 onzas.
(Al Margen:) Azogue 20
Savado onze de mayo, se encorporó (sic) media libra de azogue
con dos arrovas de metal que se sacó de un albarradon que se bido a
media legua de nuestra fuerça y mina nueva vera de un rio y a los
diez y seis del dicho se labó y no pareció en el cosa alguna y se perdió una onza y media de azogue.
(Al Margen derecho:) 1 onza _
(Al Margen:) Azogue 21
A los catorçe del dicho mes, se incorporó una libra de azogue
con un quintal de metal del que se sacó de un socabón que se descubrió habían labrado los ygolotes en la misma beta y mina nueva
de la banda del ueste (sic) de que se haçen mención con la dicha
beta del suerte y a los diez y ocho del dicho mes se labó y se sacó un
220
Ana Ruiz Gutiérrez
granito de oro de peso de medio real y se perdió media onça de azogue.
(Al Margen derecho:) _ onzas.
(Al Margen:) Azogue 22
Jueves nueve de mayo, se encorporaron (sic) tres libras de azogue con tres quintales de metal que se sacó de la primera cata y beta
de la mina nueva de que se haze mención y a los diez y nueve de
mayo se labraron y se sacó un granito de oro que pesa la terçera parte de un real y se perdieron doze onzas de azogue.
(Al Margen derecho:) 12 onzas.
(Al Margen:) Azogue
Lunes beynte del dicho mes, se hizo otro ensaye por fundiçión
de un quintal de [greta] y dos de metal se que sacó de la dicha cata
y beta anteçedente y de dicha revoltura aunque se hiçieron algunas
diligençias no fue posible fundir ni derretir en dicho metal antes con
pérdida del plomo que la dicha greta haviase fue consumido de manera que aviéndose consumido y el orno engrazado se hubo de dejar
sin poder salir con el dicho ensaye atrebuyéndolo a no ser el dicho
metal para fundiçión.
(Al Margen:) Azogue 24
Jueves veynte de mayo, se incorporaron dos libras de azogue con
24
// un quintal y medio de metal se sacó a los catorze estados de profundidad de la dicha veta y cata que se abrió como se haze mençión
y a los beynte y çinco del dicho se labó y se sacó un granito de oro
de peso de medio real y se perdió dos onzas de azogue.
(Al Margen derecho:) 2 onzas.
(Al Margen:) Fundicon (sic) 25
Domingo veynte y seis de mayo, se hizo otro segundo ensaye
profundidad con tres quintales de greta y uno de tesmequitale oy
cendrada, que lo uno y lo otro se rebolvió con tres quintales de metal que se sacó de la segunda cata o socabón de que se haze mención
estar çerca del plan del arroyo en la dicha veta y mina nueva que fue
segundo y diferente benefiçio y por fundiçión se hiço y la dicha
revoltura sin poder derretir el dicho metal aunque se hiçieron muchas diligençias no aprovecharon por la maleza que los mineros dezian
tenían el dicho metal y visto ser con mucha pérdida y gasto del plomo se hubo de dexar.
(Al Margen:) Fundizión
Arte indígena del norte de Filipinas. Los grupos étnicos de la Cordillera de Luzón
221
Lunes veynte y seis de mayo, se hizo treçe en caye por ser (…) o
fundizión de sebo del polvillo que quedó de un quintal de metal
que se sacó a los catorçe estados o mas de la veta y cata primera de
que se haze mençión se abrió en la dicha mina nueva y haviéndose
consumido veynte cinco libras de plomo sobre que derretió vino a
salir un grano que parece ser de plata de peso de real y medio.
Hechas y concluydas las dichas experiençias o ensayes visto la
dispusiçión (sic) de la tierra sus naturales y minas habiendo sacado
de todas ellas cantidad de metales y dejando el dicho preçidio y fuerza
de Santiago bien portificado y con çinquenta y seis españoles de
guarniçión çinquenta indios los beynte çinco de la provinçia de
Pangasinan y beynte y çinco de la de Ylocos once negros de galera y
un //25 armero con bastimentos para todo lo demás neçesario para
mas de quinçe meçes con la dicha última tropa de los dichos quinientos indios de que hago mención me avia de ynbiar mi teniente
que llego a los beynte y quatro de mayo me bolvi a bajar trayendo
conmigo a fin del dicho mes cien quintales de dicho metal que en
quatroçientos çestillos de arrova numerados de que mina es cada uno
embió a la çiudad de Manila para que en ella en conprobación de
las diligençias referidas siendo de los mismos metales el señor gobernador y capitán general Real Audiençia y ofiçiales reales las puedan de nuevo revalidar y volver a hazer para que enterados de lo que
son las dichas minas hagan relación a Su Magestad oy determinen
lo que fueren servidos se haga sobre la tenençia del dicho presidio
en tierra de tampoco y ningún fruto como es en aquesta.
Alonso Martin Quirante».
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MARÍA LUISA HERNÁNDEZ RÍOS
3. El patrimonio cultural en las misiones de Baja California
MIGUEL ÁNGEL SORROCHE CUERVA (ed.)
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ANA RUIZ GUTIÉRREZ
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