Poder Judicial de la Nación

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Poder Judicial de la Nación
Neuquén, 5 de julio de 2012.
Y VISTOS: Para dictar sentencia en los presentes
caratulados:
“TAPIA,
RAIMUNDO
C/
YACIMIENTOS
PETROLÍFEROS
FISCALES S/ LABORAL”, Expte. Nº 480, Folio 180, Año 1985, de
los que
RESULTA: 1) Que a fs. 39/45 y 672 comparece el Sr.
Raimundo Tapia -quien según partida de nacimiento obrante a
fs. 1 de los autos caratulados: “Tapia Raimundo s/ Curatela e
Insania”, Expte. Nº 12.013, Folio 852, Año 1985 del Juzgado
de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y de Minería de
Cutral
Có,
“Raymundo”
agregados
Tapia,
hijo
por
de
cuerda,
Eriberto
fue
Tapia
inscripto
como
y
Rosa
de
Ana
Betancur, pero que según acta de matrimonio glosada a fs. 2
del
mismo
USO OFICIAL
Tapia
y
expediente
de
Eva
sería
Molina,
“Raimundo”,
información
hijo
ésa
de
última
Eliberto
(filial
materna) que coincide con la denunciada ante el empleador
según legajo obrante en Caja de Seguridad-, por medio de su
curador provisional primero (fs. 47)
y personalmente después
(fs. 672), a iniciar demanda laboral de daños y perjuicios
contra Yacimientos Petrolíferos Fiscales
S.E. persiguiendo
el resarcimiento de los daños sufridos en el accidente de
trabajo ocurrido el día 7 de octubre de 1982 que lo dejó
incapacitado de manera total y definitiva.
Relata que en la fecha indicada estaba sentado en
su
escritorio,
desempeñando
su
función
de
control
del
personal y pañol cuando fue golpeado fuertemente por detrás
por algún desconocido.
Que como consecuencia del golpe recibido, añade,
quedó imposibilitado de hablar,
comprender
lo
que
se
le
dice
de escribir, de leer, de
y
lo
que
hace,
exhibiendo
dificultades en el equilibrio para caminar .
Afirma que su incapacidad fue determinada el 9 de
marzo de 1983, pero que la acción es intentada dentro del
término
de
la
prescripción
por
interrumpido en el marco del
haber
sido
su
art. 257 de la
transcurso
LCT por el
reclamo administrativo cursado.
imputada
Expone que Y.P.F. S.E. le abonó
una suma de dinero
a
en
indemnización,
consignándose
el
recibo
que
dicho importe configuraba el pago total, y que él renunciaba
a ejercer cualquier acción contra la empresa, sin tener más
nada que reclamar.
Ataca de nulidad tal acto jurídico por ausencia de
discernimiento, destacando que se encuentra en trámite su
proceso de insania en los autos
“Tapia Raimundo s/ Curatela
e Insania”, Expte. Nº 12.013, Folio 852, Año 1985 del Juzgado
de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y de Minería de
Cutral Có.
Manifiesta que efectúa la opción que autoriza el
art. 17 de la ley 9688, y aunque no especifica en qué sentido
lo hace –si por la especial de la ley 9688 o por la común del
Código Civil-, la mención que a continuación formula
o
al dolo
negligencia del empleador y a su voluntad de obtener una
“reparación integral” del perjuicio sufrido, permite concluir
que
el
actor
ha
elegido
la
vía
del
pese
a
derecho
civil
para
dictado
el
ventilar su reclamo.
Destaca
sobreseimiento
que
provisorio
en
la
haberse
causa
“Tapia
Raimundo
s/
Víctima Lesiones Graves”, Expte. Nº 6050, Folio 85, Año 1982,
tramitando ante el Juzgado Penal de Cutral Có, “las únicas
personas que pudieron haber tenido interés en el hecho del
golpe, y desmayo o desvanecimiento del actor, son empleados
de YPF, y atento que no
hubo robo de mercadería custodiada,
es de presumir que se trata de un hecho intimidatorio y que
perseguía el fin de quitar de ese puesto al actor, tal como
se ha logrado”.
Opina que el empleador debe responder por haber
fallado su sistema de seguridad. Cita jurisprudencia de un
tribunal cordobés según la cual el empleador debe responder
no sólo por la culpa in faciendo sino también por su actuar
omisivo culposo, por no adoptar disposiciones de seguridad
cuando las circunstancias o el orden normativo indiquen su
necesidad.
Detalla
a
continuación
los
daños
reclamados:
A
1.170,96 al 7/10/82 por lucro cesante, el 100% de incapacidad
resultante del evento como daño emergente –que no valúa en
dinero- y la suma de A 702,57 en concepto de daño moral.
Funda
su
derecho,
ofrece
prueba
y
pide
oportunamente se haga lugar a la demanda, con costas.
que
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2) A fs. 63/81 comparece Yacimientos Petrolíferos
Fiscales S.E., por medio de apoderado, a contestar la demanda
en su contra incoada, oponiendo excepción de prescripción y
de falta de personería (invocada como falta de legitimación
activa).
Fundó la primera en el art. 258 de la Ley Contrato
de
Trabajo,
trabajo
según
prescriben
determinación
de
el
cual
las
acciones
por
a
los
dos
años
contar
la
incapacidad
a
o
accidente
de
desde
fallecimiento
la
de
la
víctima.
Sostiene que tal es la norma aplicable aún cuando
la acción haya sido ejercida por la vía del derecho común, en
el marco de la opción prevista por el art. 17 de la ley 9688.
Explica cómo funcionan los hechos interruptivos y
suspensivos del curso de la prescripción en la ley especial y
USO OFICIAL
en el Código Civil, deteniéndose en el análisis de cada uno
de
ellos,
para
concluir
que
habiéndose
determinado
la
incapacidad el 9 de marzo de 1983, la acción prescribió el 8
de marzo de 1985, habiendo sido interpuesta la demanda recién
el 6 de septiembre de 1985.
Niega por lo demás la existencia de reclamación
administrativa que permita la aplicación el art. 257 de la
LCT.
Del mismo modo, asegura que jamás se notificó a
Y.P.F. S.E. en el lapso de vigencia de la acción ningún
reclamo particular, ni administrativo ni judicial.
La
falta
de
personería
–ya
resuelta
a
fs.
100
segundo párrafo-, articulada como de falta de legitimación,
fue fundada en la circunstancia de no haber acreditado quien
se
presentara
condición
de
invocando
curadora
la
del
representación
mismo,
aspecto
del
ya
actor,
su
subsanado
a
partir de la ratificación que el Sr. Tapia efectuara a fs.
672 por su propio derecho.
Invocó
también
la
empleadora
el
pago
de
la
indemnización correspondiente, adjuntando recibo nº 24194 que
según
afirma
corresponde
al
pago
de
la
indemnización
contemplada en la Orden 186/2 de Y.P.F. SE., con motivo de
haberse acogido el actor a la jubilación por incapacidad y en
un todo de acuerdo con lo preceptuado en el art. 6 de la
mencionada
orden
–de
la
que
no
se
acompaña
copia-
,
instrumento en el cual se explica, el Sr. Tapia renunció a
accionar legalmente contra la sociedad por cualquier causal
relacionada con el factor generador del “subsidio”.
Contesta el
aludido
formulado
planteo de
por
el
nulidad del recibo de pago
actor,
solicitando
su
rechazo,
afirmando que al momento de suscribirlo el actor comprendió
perfectamente
la
finalidad
del
acto,
obrando
con
discernimiento. Alega que el art. 473 del C.C. exige, para
lograr
la
anulación
insania,
que
públicamente
la
de
actos
causa
de
previo
la
a
la
declaración
interdicción
de
existiese
en la época en que el acto fue celebrado, como
un hecho manifiesto y notorio.
Reconoce que el Sr. Tapia sufrió un accidente el 7
de
octubre
de
1982
como
consecuencia
del
cual
quedó
incapacitado mientras desempeñaba su función de control del
personal y pañol en cumplimiento de
su turno en la empresa
demandada.
Pero niega que de la causa penal mencionada surja
que un desconocido haya golpeado fuertemente y por detrás al
Sr. Tapia mientras se encontraba sentado en su escritorio.
Del mismo modo, niega que las únicas personas que
pudieron haber tenido interés en el hecho sean empleados de
Y.P.F., así como que se pueda presumir que se trató de un
hecho intimidatorio que tenía como finalidad quitar de su
puesto al actor.
Niega que el Sr. Tapia haya sido agredido, y que el
sistema de seguridad de la empleadora haya fallado.
Niega
igualmente
que
el
Sr.
Tapia
haya
quedado
impedido de hablar, de escribir, de leer y comprender lo que
se le dice, de razonar y dirigir sus actos.
Finalmente, niega que los daños sufridos tengan
el
alcance indicado en la demanda.
Afirma
que
Yacimientos
Petrolíferos
Fiscales
no
tuvo responsabilidad alguna en el evento en el marco de los
arts. 1109 y 1113 del Código Civil.
Relata su versión de los hechos, según la
cual el
7 de octubre de 1982, siendo aproximadamente las 21.50 horas,
el Sr. Tapia fue hallado en el Pañol de Producción
Departamento de
Plaza Huinculo
Operaciones de
Y.P.F. de la
del
localidad de
tendido sobre su escritorio con su cabeza
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apoyada en el mismo por los Sres. René Alfredo Ramos y Juan
Jorge Jara.
Expone
que
Ramos
pensó
inicialmente
que
Tapia
estaba dormido, motivo por el cual se acercó al escritorio
para intentar denunciar su presencia, dando dos o tres golpes
con la palma de su mano sobre la superficie del escritorio y
llamándolo en voz alta. Añade que según especificara Ramos,
Tapia inmediatamente levantó entonces la cabeza y se puso de
pie como sorprendido, comprobando aquél que éste tenía la
ropa
desaliñada
y
embarrada,
dando
aspecto
de
estar
embriagado.
Frente
a
la
situación,
agrega,
Ramos
decidió
llevarlo a su domicilio, pensando que se trataba solamente de
un estado de ebriedad. Una vez allí, acota, el Sr. Tapia
ingresó por sus propios medios acompañado hasta la puerta de
USO OFICIAL
entrada por Ramos, en presencia de una hija de aquél.
Afirma
que
al
nuevamente
al
domicilio
documentos
que
había
día
siguiente
de
Tapia
dejado
en
Ramos
para
el
se
dirigió
entregarle
escritorio
la
los
noche
anterior, siendo atendido por la esposa quien le manifestó
que el actor seguía durmiendo.
Expone
que
siendo
las
15
horas
sin
que
Tapia
hubiese acudido a la sede de la empresa a retirar su vehículo
particular, que se encontraba en la playa de estacionamiento,
el Sr. Ramos indicó al Sr. Jara a su domicilio para que
averiguara sobre su estado, comunicándola
al regresar que
Tapia se encontraba en las mismas condiciones que la noche
anterior, por lo que en forma inmediata Ramos se constituyó
en el domicilio de Tapia para conversar con su familia.
Al advertir que ésta no había recurrido hasta ese
momento a un médico, explica, Ramos decide trasladarse hasta
el hospital de Y.P.F. y solicitar con urgencia la presencia
de
un
médico
en
el
domicilio
de
Tapia,
el
que
concurre
ordenando que Tapia sea trasladado al hospital de inmediato,
detectándose
recién
allí
que
el
actor
presentaba
un
traumatismo de cráneo. Luego, añade, fue derivado de urgencia
al Hospital de la
ciudad de Neuquén, compareciendo Ramos y
Jara a la Comisaría de Plaza Huincul a denunciar el
hecho.
Acepta que lo ocurrido al Sr. Tapia configura un
accidente
de
trabajo
en
el
marco
de
la
ley
9688,
pero
sostiene que de ninguna manera pueden alcanzar a Y.P.F. S.E.
las disposiciones de los arts. 1109 a 1113 del Código Civil.
Destaca
que
en
la
causa
penal
no
se
ha
podido
demostrar que Tapia haya sido golpeado por detrás por algún
desconocido, sin que se sepa a ciencia cierta lo ocurrido,
pudiendo haber ingresado el actor al lugar de trabajo con el
golpe en la cabeza, o sufrido un accidente involuntario, o
haber
sido
realmente
golpeado.
Afirma
que
son
todas
conjeturas, lo que motivó que el 17 de febrero de 1984 se
sobreseyera provisionalmente la causa penal en los términos
del
art.
435
inc.
2
del
Código
de
Procedimientos
en
lo
Criminal de la Provincia de Neuquén entonces vigente.
Descarta que el Sr. Tapia haya sido víctima de otro
empleado de Y.P.F. que haya querido dejar libre o vacante su
puesto de trabajo, por cuanto aquél no ocupaba un cargo con
una categoría elevada para presumir tal cosa.
Destaca por otro lado que no faltó ningún elemento
del pañol, lo que elimina la hipótesis del robo.
Alega
que
medió
culpa
de
la
víctima
en
el
infortunio porque no estaba en su lugar de trabajo cuando
sufrió el golpe –pero no indica dónde sucedió ello-, y no
respetó las normas y reglamentaciones de la empresa –sin
indicar tampoco ni el contenido de las normas ni en qué
consistió
su
incumplimiento-.
En
este
sentido
únicamente
deduce que habiendo sido hallado Tapia con su
vestimenta
desaliñada y embarrada sin que haya agua ni barro en el Pañol
de
Producción
-que
configura
su
lugar
de
trabajo-
que
justificara su estado, debió necesariamente haber dejado su
puesto
de
recibido
trabajo
el
en
golpe
algún
(ya
momento,
sea
en
el
cual
involuntario,
habría
provocado
accidentalmente por él mismo o dolosamente por un tercero).
Funda
su
derecho,
ofrece
prueba
y
pide
que
oportunamente se haga lugar a las excepciones planteadas y se
rechace la demanda,
con costas.
3) Corrido traslado a fs. 82 a la actora de las
excepciones
tratamiento
articuladas,
de
la
mantuvo
defensa
de
silencio,
difiriéndose
prescripción
para
el
esta
oportunidad (fs. 100). Se rechazó allí mismo la excepción de
falta de legitimación y se abrió la causa a prueba (fs.
100/101), produciéndose las siguientes medidas: informativa a
Poder Judicial de la Nación
la
Clínica
Radiológica
Municipalidad de
del
Sur
Plaza Huincul
(fs.
132/133),
(fs. 141), a la
a
la
Dirección
Nacional de Previsión para el Personal del Estado y Servicios
Públicos
(fs.
142/143),
al
Banco
Provincia
Sucursal Plaza Huincul (fs. 144),
del
Neuquén,
al Banco Provincia del
Neuquén, Sucursal Cutral Có (fs. 145), a la demandada (fs.
146, 293/294 y 307), a la Municipalidad de Mariano Moreno
(fs. 149), al Banco de la Nación Argentina Sucursal Cutral Có
(fs. 151), a la Secretaría Electoral Nacional (fs. 154), a la
Municipalidad de Cutral Có (fs. 156), al Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil, Comercial y de Minería de Cutral Có
(fs.
159/231
y
291
vta.),
al
Ministerio
de
Trabajo
y
Seguridad Social de la Nación (fs. 250 y 275/276), al Banco
Provincia del Neuquén Sucursal Zapala (fs. 255), al Juzgado
Penal de Cutral Có (fs. 306), a la Administración Nacional de
USO OFICIAL
la
Seguridad
Registro
de
Social
la
(fs.
Propiedad
488/490,
492
Automotor
nº
y
1
518/522)
de
y
Neuquén
al
(fs.
503/505); la confesional del actor (recibida a fs. 233 a su
curadora,
la Sra. Sambueza, y a fs. 459 el actor Tapia
personalmente);
la
testimonial
de
los
Sres.
Miguel
Angel
Plate (fs. 246), René Alfredo Ramos (fs. 246 vta./247), Juan
Jorge Jara (fs. 247vta./248), Gerardo Baigorria (fs. 269),
Víctor Hugo Franco (fs. 269 vta./270), Ernesto Toloza (fs.
270
vta./271)
pericial
y
Ernesto
socioambiental
Juan
Peyrene
(fs.
(fs.
283
286/288);
y
485);
informe
pericial
contable (fs. 408) y médica (fs. 434, 452/453).
A fs. 540 se clausuró el período probatorio y se
pusieron
los
autos
en
Secretaría
para
alegar,
lo
que
la
demandada hizo a fs. 544/545, llamándose a fs. 546 AUTOS para
dictar sentencia.
El llamado fue suspendido para dar cumplimiento a
las previsiones del art. 6 de la ley 25.344, y reanudado a
fs. 552, tras lo cual fue nuevamente suspendido a fs. 555
ante la desaparición del expediente penal obrante en Caja de
Seguridad y reanudado finalmente a fs. 709; y
CONSIDERANDO: I. Que el actor reclama los daños y
perjuicios
sufridos
como
consecuencia
de
un
trabajo sufrido el 7 de octubre de 1982 en
accidente
de
su lugar de
trabajo, ocasión en la cual, afirma, estando sentado en su
escritorio
fue
golpeado
por
detrás
por
un
desconocido,
sufriendo un traumatismo de cráneo que le dejó secuelas de
consideración, con una incapacidad absoluta y permanente para
el trabajo.
Habiendo
sucedido
los
hechos
y
habiéndose
determinado la incapacidad durante la vigencia de la ley 9688
–que es entonces la aplicable al caso (Cfr. Corte Suprema de
Justicia de la Nación
Massera
S.A.",
en "Escudero, Adolfo c/ Orandi y
28/5/91,
publicado
en
LL-1991-E-740)-,
el
actor optó, en el marco del art. 17 de aquél texto legal, por
demandar la indemnización prevista por el Código Civil (es
decir, por ejercer la acción de derecho común), en lugar de
la tarifada prevista en la ley especial. Ello, en pos de
obtener
una
reparación
integral
del
daño,
conforme
ha
mencionado en el escrito inicial.
Ahora bien: sabido es que “...la médula del sistema
especial”
de
responsabilidad
derivada
de
accidentes
de
trabajo, desde la ley 9688, “...siempre fue la reducción de
los presupuestos de responsabilidad tradicionales y propios
del régimen de responsabilidad civil...Así,...la primera nota
característica de este régimen era la eliminación...de la
autoría
y
siempre
de
la
antijuridicidad.
asociado
individualizaron
profesional.”
a
como
(“La
dos
...El
daño...apareció
contingencias...que
accidente
del
responsabilidad
trabajo
civil
en
y
la
se
enfermedad
Ley
sobre
Riesgos del Trabajo”, Mario Ackerman, Editorial Hammurabi,
pág. 40). Explica el autor citado que la diferenciación entre
ellas no era solamente conceptual, “...ya que mientras para
atribuir responsabilidad al empleador por las enfermedades
profesionales
accidentes
se
exigía
...operaba
la
causalidad
regla
de
la
exclusiva...en
indiferencia
de
los
la
concausa...” (obra citada, pág. 41).
Según esta teoría, acreditada la nocividad de la
tarea
o
del
accidente,
se
atribuía
la
incapacitación
únicamente a la causa laboral, desechando como indiferente la
causa extralaboral (Cfr. CNAT, Sala I, 9/8/95, DT-1996-A207), de manera que el empleador debía resarcir la invalidez
resultante como si el trabajo fuese la única y directa causa
de la misma.
Es decir que –a contrario sensu- quien ejerce la
acción
de
derecho
común
deberá
demostrar
la
reunión
de
Poder Judicial de la Nación
extremos que hubiesen sido irrelevantes en el ámbito de la
acción
especial,
tales
como
la
autoría
del
hecho
y
la
de
la
antijuridicidad del mismo.
En
efecto,
responsabilidad
civil
de
los
cuatro
la
doctrina
que
presupuestos
clásica
sistematiza
desde antiguo (antijuridicidad, daño, relación de causalidad
y factor de atribución), la ley especial eliminó el primero
(autoría
y
antijuridicidad)
y
el
tercero
(relación
de
causalidad), morigerando de tal manera la carga probatoria
que
se
reduce
en
aquél
ámbito
a
demostrar
que
el
hecho
sucedió con ocasión del trabajo y que del mismo resultó un
daño resarcible, con la menguada exigencia causal.
Todo
este
marco
protectorio
del
trabajador
se
desvanece cuando éste elige accionar en el marco del derecho
común, aplicable a cualquier evento dañoso, ocurra o no en el
USO OFICIAL
ámbito laboral, tal lo sucedido en nuestra hipótesis.
Por ello, para lograr éxito en su
pretensión, el
Sr. Tapia deberá haber logrado comprobar en primer lugar, la
existencia de un hecho antijurídico cuya autoría pueda serle
atribuida a Y.P.F. S.E. (art.
1109)
o a alguno de sus
dependientes (art. 1113 C.C.), o bien que intervino en el
hecho una cosa riesgosa o no de su propiedad o posesión (art.
1113 C.C.).
Pero
necesariamente
deberá
demostrar
la
mecánica
del evento dañoso, para verificar que el mismo sea imputable
a la empleadora o a alguna de las personas a su cargo (con o
sin intervención de cosas).
Ello, por cuanto ninguna presunción opera en el
ámbito del derecho común en este sentido, y así, si se ignora
el origen del daño, no es posible descartar las hipótesis en
las que la intervención de la propia víctima, de un tercero
por quien la empresa no deba responder o de un caso fortuito
puedan haber sido los generadores del mismo.
En este marco, observo que el actor ha sostenido en
el escrito inicial haber sido golpeado por detrás mientras
estaba sentado en su escritorio por un desconocido, quien así
habría actuado con una finalidad que el actor admite ignorar
pero que por suposiciones atribuye a la necesidad de provocar
la
vacante
en
el
cargo
que
ocupaba
en
Y.P.F.
S.E.
supuestamente también, para lograr algún nombramiento para sí
o
algún
allegado
–conjetura
ésta
que
no
se
vierte
expresamente, pero se sugiere-.
La
descartar
prueba
esta
producida
hipótesis
en
pero
la
causa
tampoco
no
permite
sostenerla
como
efectivamente sucedida.
Tres son los testimonios que considero útiles: el
de los Sres. René Alfredo Ramos y Juan Jorge Jara, de fs. 246
vta./247 y 247 vta./248 respectivamente, que fueron quienes
hallaron al Sr. Tapia desvanecido sobre su escritorio a las
21.45 horas del
7 de octubre de 1982, y el del Sr. Ernesto
Toloza (fs. 270 vta./271), que fue quien le entregó el turno
a las 20 horas.
El primero relató que el día en que sucedieron los
hechos, “el dicente tuvo problemas de presión arterial, por
lo que se había dispuesto que la camioneta que él tenía a
cargo lo llevara al hospital, conducida por el señor Jara,
estando en el hospital el dicente, como jefe del sector,
intentó comunicarse telefónicamente con su sector, no pudo
lograrlo, por lo que decidió ir juntamente con Jara hacia el
sector, al llegar encontró al Sr. Tapia que era el encargado
de
turno
en
ese
momento,
apoyado
sobre
el
escritorio,
mojado, los pantalones caídos, la camisa desprendida, parecía
dormido, en un estado de ebriedad, le golpeó el escritorio,
le dijo que esa no
era forma de estar en el trabajo, Tapia
se acomodó la ropa, hizo un movimiento afirmativo de cabeza,
se
levantó
se
fue
hacia
el
portón,
se
descompuso,
luego
volvió y el dicente le dijo que lo iba a llevar a su casa que
subiera
a
la
camioneta,
viniendo
de
viaje
se
descompuso
nuevamente, el dicente había dejado al señor Jara en ese
momento a cargo del sector, y lo dejó en la casa, incluso en
la puerta se encontraba su hija, hizo esto el dicente para
que a Tapia no se le aplicara la sanción que correspondía en
ese
caso…”.
Afirmó
que
la
tarea
que
cumplía
Tapia
era
administrativa y que desde el lugar en el que estaba ubicado
el escritorio, Tapia estaba en condiciones de advertir el
ingreso de cualquier persona al pañol.
La versión es confirmada por Juan Jorge Jara, quien
relató que “…se encontraba con Ramos en el hospital, ya que
éste
tenía
un
problema
de
presión,
y
tenía
orden
de
la
jefatura de llevarlo en la camioneta al hospital a tomarse la
Poder Judicial de la Nación
presión,
estando
los
dos
en
el
hospital
Ramos
intentó
comunicarse por teléfono al sector y no contestaba nadie, por
lo que decidieron ir allá, al llegar lo encontraron a Tapia
dormido aparentemente, sentado, apoyada la cabeza sobre el
escritorio, con los pantalones caídos, Ramos le habló, Tapia
se levantó, se acomodó la ropa y salió por un portón hacia
afuera, se descompuso, luego volvió, Ramos le
comentó al
mecánico Néstor Aroca, éste le dijo que lo había visto al
ingreso al sector a las 20 horas, esto estaba ocurriendo
alrededor de las 22, en buen estado, luego lo llevaron a
Tapia hacia su casa, en el viaje se descompuso otra vez, y
después lo dejaron en su vivienda….”.
Confirmó que la tarea de Tapia era administrativa,
consistente en la recepción y entrega de material, de acuerdo
a la documentación, así como que su escritorio está ubicado
USO OFICIAL
de frente a los portones de acceso, distantes cinco o seis
metros del mismo, “…así que cualquier persona que entre se vé
enseguida, el que se sienta en el escritorio está de espaldas
a la pared”.
El
tenor
de
ambas
declaraciones
es
similar
al
brindado en sede de la empresa en la información producida
para averiguar lo sucedido (cfr. fs. 371/377).
Finalmente Ernesto Toloza refirió a fs. 270 vta.
que el 7 de octubre de 1982, “él le entregó el turno a Tapia
a las 20 horas y se encontraba normal, se enteró al otro día
que se había accidentado, qué le pasó, no sabe.”
Lo único que ha sido posible dilucidar, entonces,
es que el Sr. Tapia tomó su puesto de trabajo en su turno en
estado “normal” –lo que permitiría descartar la hipótesis del
estado de ebriedad- y que al cabo de una hora y cuarenta y
cinco minutos fue hallado por el Jefe de su Sector (Sr.
Ramos) y su chofer (Sr. Jara) en estado de inconciencia, con
su ropa desaliñada, mojada y con barro –incluso fuera de su
lugar
(los
pantalones
caídos
y
la
camisa
desprendida),
descompuesto y con lo que a la postre fue diagnosticado como
traumatismo de cráneo (ver historia clínica reservada en caja
de
seguridad,
posibilidades
en
la
que
inicialmente
para
el
diagnóstico
la
se
barajan
isquemia
como
cerebral
o
intoxicación alcohólica, para luego asentarse que se trató de
un “Traumatismo de cráneo”.
Cómo se produjo ese traumatismo es un interrogante
que se mantiene sin respuesta, pero la hipótesis propuesta
por la actora no sólo no ha quedado corroborada, sino que
tampoco explica el motivo por el cual el actor apareció con
su ropa mojada y con barro –cuando es de esperar que tales
elementos
no
se
encuentren
presentes
en
el
depósito
de
materiales de una empresa-.
En suma, se ha comprobado la existencia del daño –
ratificado
por
descriptiva
la
del
pericial
estado
médica
clínico
del
obrante
actor
a
pero
fs.
434,
escasa
de
antecedentes-, traducido en la dificultad en la dicción de la
palabra y afasia de pensamiento y de expresión de manera
intermitente
observada,
con
desorientación
auto
y
alopsíquica, desubicación en tiempo y espacio, trastornos del
pensamiento y de la memoria, tendencia a la caída hacia el
lado derecho en la deambulación, dificultad para realizar
actividades de autosuficiencia. Pero no se ha demostrado cuál
fue el hecho que lo originó y menos aún, que el mismo sea
atribuible
–por
alguno
de
los
factores
admitidos
por
el
Código Civil (culpa o dolo, riesgo, seguridad o garantía,
abuso
del
derecho,
exceso
en
la
normal
tolerancia
entre
vecinos)- a la empleadora, mediando relación de causalidad
adecuada entre aquél y el daño. No se puede eliminar la
posibilidad de que en el hecho haya intervenido un tercero
por
quien
ocasionado
la
empresa
por
culpa
no
de
debe
la
responder,
propia
víctima
o
o
haya
sido
por
caso
fortuito.
La actora ha fallado así en acreditar la presencia
de tres de los
cuatro presupuestos de la responsabilidad
civil, lo que inevitablemente conducirá al rechazo de la
acción, la que –necesario es acotar- fue intentada
antes del
vencimiento del plazo bienal previsto por el art. 4037 del
C.C., pues iniciado su cómputo el 9 de marzo de 1983 al
determinarse la incapacidad del actor (Cfr. Corte Suprema de
Justicia de la Nación • 27/10/1994 • Sociedad Cooperativa
Transporte Automotor Litoral Ltda. c. Provincia de Buenos
Aires y otros • La Ley Online • AR/JUR/4115/1994), el plazo
quedó suspendido por un año (art. 3986 C.C.) con la carta
documento remitida el 22 de agosto de 1984
obrante a fs. 21
del expediente “Tapia Raimundo s/ Curatela e Insania”, nº
Poder Judicial de la Nación
12.013/85
del
Juzgado
de
Primera
Instancia
en
lo
Civil,
Comercial y de Minería de Cutral Có, agregado por cuerda.
Así,
habiendo
transcurrido
sólo
un
año
y
cinco
meses del plazo bienal, al reanudarse el 22 de agosto de 1985
el
plazo,
aún
faltaba
transcurrir
7
meses
para
prescripción, habiendo sido articulada la demanda a los
la
15
días (el 6 de septiembre de 1985).
En este sentido, útil es destacar que quien acciona
por
la
ley
común
disposiciones
de
no
la
puede
ley
pretender
especial
que
se
(Cámara
apliquen
Nacional
de
Apelaciones del Trabajo, sala III • Berlingeri, Domingo c.
Anthony
Blank
y
Cía.,
S.
A.,
Voto
Vázquez
Vialard,
•
19/10/1979 • DT 1980 DT 1980 , 54 • AR/JUR/3560/1979 –en el
caso, se acudía a la previsión del art. 19 de la ley 9688-;
la
Sala
II
en
USO OFICIAL
Frigoríficos
igual
sentido
Argentinos
SAIC
en
s/
“Zacarías,
art.
1113
Segundo
Cód.
c/
Civil,
17/11/78, LT-XXX-797).
Por
otro
lado,
la
situación
no
variaría
si
se
considerara que la prescripción debe regirse por el plazo
también bienal del art. 258 de la LCT, pues igualmente operó
en ese ámbito la suspensión por el término de un año a raíz
de la constitución en mora configurada por la carta documento
remitida el 22 de agosto de 1984
expediente
12.013/85
“Tapia
del
Raimundo
Juzgado
de
s/
obrante a fs. 21 del
Curatela
Primera
e
Instancia
Insania”,
en
lo
nº
Civil,
Comercial y de Minería de Cutral Có, agregado por cuerda.
Ello es suficiente para rechazar la excepción de
prescripción articulada por Yacimientos Petrolíferos Fiscales
S.E. pero también, para rechazar la demanda incoada.
No resultará así necesario evaluar la fundabilidad
de la acción de nulidad conjuntamente articulada respecto del
recibo de pago de fs. 61, más allá de lo cual resulta de
todos modos útil recordar que el Plenario 293 de la Cámara
Nacional de Apelaciones del Trabajo emitido en “Aizaga, Jorge
A. c. I. P. S. A. M., S. A.” el 25/08/1982 (LA LEY 1983-A LA
LEY 1983-A , 247 DT 1982-B DT 1982-B , 1341 , 982-47 , 13 JA
982-IV JA 982-IV , 51 ED 101 ED 101 , 196 • AR/JUR/2823/1982)
decidió que “La manifestación del trabajador en un acuerdo
conciliatorio
de
que
nada
más
tiene
que
reclamar
del
empleador por ningún concepto emergente del vínculo laboral
que los uniera no comprende la acción fundada en el art. 1113
del Cód. Civil”. A ello cabe agregar que el art. 13 de la ley
9688 establecía el carácter irrenunciable de la acción.
Las costas serán soportadas por el actor perdidoso
(art. 68 del CPCyC).
Sin
acreditada
Impuesto
perjuicio
la
al
Resolución
de
condición
Valor
advertir
de
Agregado
General
689/99
cada
en
de
que
se
profesional
el
la
no
modo
AFIP
y
encuentra
frente
exigido
por
al
por
la
razones
de
economía procesal, se procederá igualmente en este estado a
regular los honorarios de los profesionales intervinientes
según la actuación cumplida por cada uno, dejando aclarado
que sólo corresponderá adicionar el 21% del Impuesto al Valor
Agregado de aquellos profesionales que acrediten su condición
de Responsables Inscriptos ante aquél Tributo.
En
cuanto
al
monto
base
arancelario
a
adoptar,
utilizaré el importe reclamado de A 1.873,53 (A 1.170,96 + A
702,57), que debidamente actualizado desde el 7 de octubre de
1982 al 31 de marzo de 1991 por el índice de precios al
consumidor
publicado
13.784.655.358,20
37,2
=
5.371,
1.369,73663824
por
el
INDEC
asciende
a
A
que equivalen a $ 1.378.465,53 (199.821,0:
53225806
//
A
//
531.764.362,7
1.873,53
x
:
5.371,
388.223,8
=
53225806
x
1.369,73663824 = A 13.784.655.358,20).
Por ello,
RESUELVO: 1) RECHAZAR
articulada
por
(actualmente
la excepción de prescripción
Yacimientos
YPF
S.A.),
Petrolíferos
con
costas
a
Fiscales
la
S.E.
demandada.
Considerado que la actora no ha contestado en debido tiempo
el traslado respectivo, no corresponderá regular emolumento
alguno a los profesionales que la asistieron en el proceso,
pues
ninguna
incidencia.
labor
desarrollaron
Manifiéstense
los
en
Dres.
el
Assef
marco
y
de
dicha
Lamboglia
en
relación al art. 55 de la ley 21.839 en el plazo de cinco
días.
2) RECHAZAR
Tapia
contra
la demanda incoada por el Sr. Raimundo
Yacimientos
Petrolíferos
Fiscales
S.E.
(actualmente YPF S.A.), tendiente a obtener en el marco del
derecho común,
la indemnización de los daños y perjuicios
Poder Judicial de la Nación
sufridos como consecuencia del
accidente sufrido el 7 de
octubre de 1982. Con costas al actor.
Tomando
como
monto
base
el
reclamado,
que
debidamente actualizado al 31 de marzo de 1991 asciende a $
1.378.465,53, regulo los honorarios del Dr. MARCELO CORVALAN,
actuando como patrocinante del actor hasta fs. 418/419 en que
comenzó
a
actuar
DOSCIENTOS
($
en
doble
carácter
53.200)(3,86%),
los
CINCUENTA
del
Dr.
Y
TRES
OSVALDO
MIL
ARTURO
RODRÍGUEZ, quien actuó como patrocinante del actor hasta fs.
84 en que comenzó a actuar en doble carácter en la de pesos
CINCUENTA Y TRES MIL DOSCIENTOS ($ 53.200) (3,86%), los del
Dr. LUIS MARÍA FOCACCIA, patrocinante del actor en el pedido
de fs. 95 en la suma de pesos VEINTE ($ 20), los del Dr.
FACUNDO ANÍBAL MARTIN, patrocinante de la misma parte por sus
actuaciones de fs. 512, 527 y 531 en la suma de pesos CIEN ($
USO OFICIAL
100) y los de la Dra. LEILA CORVALÁN, patrocinante del actor
desde fs. 662 y hasta fs. 671 en que comenzó a actuar en
doble carácter en la de pesos VEINTICINCO MIL SEISCIENTOS ($
25.600)
(1,85%).
Ello,
sin
que
corresponda
a
mi
juicio
regular honorario alguno al Dr. Gerardo Héctor Mazieres por
sus
actuaciones
de
fs.
47,
99
y
123,
pues
actuó
como
representante legal del actor, quien resultó condenado en
costas.
Regulo
también
los
honorarios
del
Dr.
CARLOS
ALBERTO ASSEF, apoderado de la demandada hasta fs. 414 en que
comenzó a actuar en doble carácter, en la suma de pesos
CIENTO TREINTA Y CINCO MIL ($ 135.000) (9,8%), los del Dr.
OSCAR ALBERTO LAMBOGLIA, patrocinante de la demandada hasta
fs. 414, en la de pesos CIENTO CINCUENTA MIL ($ 150.000)
(10,88%)
y
los
del
Dr.
VICENTE
GARRIDO
DOBROTINICH,
patrocinante de la demandada por su actuación de fs. 319, en
la de pesos VEINTE ($ 20).
Todo de conformidad con lo dispuesto por los arts,
6,7,9 y 39 de la ley 21.839 y art. 38 de la ley 18.345.
Asimismo, considerando la nula incidencia que las
pericias
practicadas
mantuvieron
con
la
resolución
del
conflicto, y en el caso de las periciales contable y médicas,
la escasa labor realizada por los expertos que ni consultaron
la
documentación
en
el
primer
caso,
antecedentes médicos obrantes en la
ni
los
estudios
y
causa en el otro, qe
perjudicó la calidad de su labor, regulo los honorarios de la
perito asistente social ELSA C. GARNERO DE BRANCALEONE, en la
suma de pesos DIEZ MIL ($ 10.000), los de la perito contadora
MARÍA CAROLINA BRANDAN en la de pesos DOS MIL ($ 2.000) y los
del perito médico RODOLFO C. VILLAGRA, en la de pesos CUATRO
MIL ($ 4.000). Todo, considerando que en el marco del art.
478 del CPCyC y arts. 11 y 13 de la ley 24.432, “Los jueces
deberán regular honorarios a los profesionales, peritos, …,
por
la
labor
desarrollada
en
procesos
judiciales
o
arbitrales, sin atender a los montos o porcentuales mínimos
establecidos
en
locales
rijan
que
los
regímenes
su
arancelarios
actividad,
cuando
nacionales
la
o
naturaleza,
alcance, tiempo, calidad o resultado de la tarea realizada o
el
valor
de
los
bienes
que
se
consideren,
indicaren
razonablemente que la aplicación estricta lisa y llana de
esos
aranceles
ocasionaría
una
evidente
e
injustificada
desproporción entre la importancia del trabajo efectivamente
cumplido y la retribución que en virtud de aquellas normas
arancelarias habría de corresponder….”
Igualmente regulo los honorarios de la Dra. ROSARIO
DORA ECHAZARRETA, por su intervención en el diligenciamiento
del oficio directo 1281/95 en la suma de pesos DOSCIENTOS
CINCUENTA ($ 250).
Los
honorarios
regulados
precedentemente
devengarán, en caso de mora, un interés a la tasa pasiva
promedio que publica mensualmente el Banco Central de la
República Argentina, hasta el efectivo pago.
3) Al pedido formulado a fs. 121 por los Dres.
Rodríguez y Corvalán, no habiendo la actora contestado el
traslado de la excepción de falta de legitimación resuelta a
fs. 100, por lo que ninguna labor profesional llevaron a cabo
los
nombrados
en
aquélla
incidencia,
a
la
regulación
de
honorarios requerida no ha lugar. Manifiéstense los Dres.
Assef y Lamboglia en relación al art. 55 de la ley 21.839
respecto de los honorarios devengados en dicha incidencia –
cuyas costas quedaron impuestas a fs. 100 a la demandada- en
el plazo de cinco días.
4)
Exímase
al
actor
(art. 13 inc. e ley 23.898).
de
abonar
la
tasa
judicial
Poder Judicial de la Nación
5) Advirtiendo que entre las fojas 133 y 134 se han
insertado dos folios que constituyen copia para traslado de
la presentación de fs. 418/419, pese a lo cual, a fs. 579 se
ordenó asignarles los folios 133-I y II, déjase sin efecto lo
allí decidido al respecto y desglósense las fojas 133-I y II,
reservándose
legajo.
con
Del
las
demás
copias
para
mismo
modo,
advirtiendo
traslado
que
el
de
este
salto
de
foliatura de fs. 252 a 255 allí aludido no es tal, sino que
se trata de documentación adjuntada al oficio de fs. 255 que
fue desglosada, dejáse sin efecto lo dispuesto a fs. 579
sobre el punto e informe la Actuaria al respecto.
Regístrese
y
notifíquese.
Firme
que
sea
la
presente, devuélvase al Juzgado de Primera Instancia en lo
Civil, Comercial y de Minería de Cutral Có la causa agregada
pora cuerda, a cuyo fin se librará oficio de estilo, y no
USO OFICIAL
obrando
reservado
previsional
del
en
actor
Caja
de
Seguridad
reservado
según
el
nota
expediente
de
fs.
492,
informe asimismo la Actuaria sobre el punto.
Proveyendo a fs. 712: Por presentado, por parte y
con domicilio constituído.
Dése al presentante la debida intervención.
En
atención
al
estado
del
trámite,
al
préstamo
solicitado no ha lugar.
Téngase
presente
las
personas
facultadas
en
el
punto IV para las actividades allí descriptas.
Proveyendo a fs. 713: Por presentado, por parte y
con domicilio constituído. Téngase presente el domicilio real
denunciado.
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