Poder Judicial de la Nación Neuquén, 5 de julio de 2012. Y VISTOS: Para dictar sentencia en los presentes caratulados: “TAPIA, RAIMUNDO C/ YACIMIENTOS PETROLÍFEROS FISCALES S/ LABORAL”, Expte. Nº 480, Folio 180, Año 1985, de los que RESULTA: 1) Que a fs. 39/45 y 672 comparece el Sr. Raimundo Tapia -quien según partida de nacimiento obrante a fs. 1 de los autos caratulados: “Tapia Raimundo s/ Curatela e Insania”, Expte. Nº 12.013, Folio 852, Año 1985 del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y de Minería de Cutral Có, “Raymundo” agregados Tapia, hijo por de cuerda, Eriberto fue Tapia inscripto como y Rosa de Ana Betancur, pero que según acta de matrimonio glosada a fs. 2 del mismo USO OFICIAL Tapia y expediente de Eva sería Molina, “Raimundo”, información hijo ésa de última Eliberto (filial materna) que coincide con la denunciada ante el empleador según legajo obrante en Caja de Seguridad-, por medio de su curador provisional primero (fs. 47) y personalmente después (fs. 672), a iniciar demanda laboral de daños y perjuicios contra Yacimientos Petrolíferos Fiscales S.E. persiguiendo el resarcimiento de los daños sufridos en el accidente de trabajo ocurrido el día 7 de octubre de 1982 que lo dejó incapacitado de manera total y definitiva. Relata que en la fecha indicada estaba sentado en su escritorio, desempeñando su función de control del personal y pañol cuando fue golpeado fuertemente por detrás por algún desconocido. Que como consecuencia del golpe recibido, añade, quedó imposibilitado de hablar, comprender lo que se le dice de escribir, de leer, de y lo que hace, exhibiendo dificultades en el equilibrio para caminar . Afirma que su incapacidad fue determinada el 9 de marzo de 1983, pero que la acción es intentada dentro del término de la prescripción por interrumpido en el marco del haber sido su art. 257 de la transcurso LCT por el reclamo administrativo cursado. imputada Expone que Y.P.F. S.E. le abonó una suma de dinero a en indemnización, consignándose el recibo que dicho importe configuraba el pago total, y que él renunciaba a ejercer cualquier acción contra la empresa, sin tener más nada que reclamar. Ataca de nulidad tal acto jurídico por ausencia de discernimiento, destacando que se encuentra en trámite su proceso de insania en los autos “Tapia Raimundo s/ Curatela e Insania”, Expte. Nº 12.013, Folio 852, Año 1985 del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y de Minería de Cutral Có. Manifiesta que efectúa la opción que autoriza el art. 17 de la ley 9688, y aunque no especifica en qué sentido lo hace –si por la especial de la ley 9688 o por la común del Código Civil-, la mención que a continuación formula o al dolo negligencia del empleador y a su voluntad de obtener una “reparación integral” del perjuicio sufrido, permite concluir que el actor ha elegido la vía del pese a derecho civil para dictado el ventilar su reclamo. Destaca sobreseimiento que provisorio en la haberse causa “Tapia Raimundo s/ Víctima Lesiones Graves”, Expte. Nº 6050, Folio 85, Año 1982, tramitando ante el Juzgado Penal de Cutral Có, “las únicas personas que pudieron haber tenido interés en el hecho del golpe, y desmayo o desvanecimiento del actor, son empleados de YPF, y atento que no hubo robo de mercadería custodiada, es de presumir que se trata de un hecho intimidatorio y que perseguía el fin de quitar de ese puesto al actor, tal como se ha logrado”. Opina que el empleador debe responder por haber fallado su sistema de seguridad. Cita jurisprudencia de un tribunal cordobés según la cual el empleador debe responder no sólo por la culpa in faciendo sino también por su actuar omisivo culposo, por no adoptar disposiciones de seguridad cuando las circunstancias o el orden normativo indiquen su necesidad. Detalla a continuación los daños reclamados: A 1.170,96 al 7/10/82 por lucro cesante, el 100% de incapacidad resultante del evento como daño emergente –que no valúa en dinero- y la suma de A 702,57 en concepto de daño moral. Funda su derecho, ofrece prueba y pide oportunamente se haga lugar a la demanda, con costas. que Poder Judicial de la Nación 2) A fs. 63/81 comparece Yacimientos Petrolíferos Fiscales S.E., por medio de apoderado, a contestar la demanda en su contra incoada, oponiendo excepción de prescripción y de falta de personería (invocada como falta de legitimación activa). Fundó la primera en el art. 258 de la Ley Contrato de Trabajo, trabajo según prescriben determinación de el cual las acciones por a los dos años contar la incapacidad a o accidente de desde fallecimiento la de la víctima. Sostiene que tal es la norma aplicable aún cuando la acción haya sido ejercida por la vía del derecho común, en el marco de la opción prevista por el art. 17 de la ley 9688. Explica cómo funcionan los hechos interruptivos y suspensivos del curso de la prescripción en la ley especial y USO OFICIAL en el Código Civil, deteniéndose en el análisis de cada uno de ellos, para concluir que habiéndose determinado la incapacidad el 9 de marzo de 1983, la acción prescribió el 8 de marzo de 1985, habiendo sido interpuesta la demanda recién el 6 de septiembre de 1985. Niega por lo demás la existencia de reclamación administrativa que permita la aplicación el art. 257 de la LCT. Del mismo modo, asegura que jamás se notificó a Y.P.F. S.E. en el lapso de vigencia de la acción ningún reclamo particular, ni administrativo ni judicial. La falta de personería –ya resuelta a fs. 100 segundo párrafo-, articulada como de falta de legitimación, fue fundada en la circunstancia de no haber acreditado quien se presentara condición de invocando curadora la del representación mismo, aspecto del ya actor, su subsanado a partir de la ratificación que el Sr. Tapia efectuara a fs. 672 por su propio derecho. Invocó también la empleadora el pago de la indemnización correspondiente, adjuntando recibo nº 24194 que según afirma corresponde al pago de la indemnización contemplada en la Orden 186/2 de Y.P.F. SE., con motivo de haberse acogido el actor a la jubilación por incapacidad y en un todo de acuerdo con lo preceptuado en el art. 6 de la mencionada orden –de la que no se acompaña copia- , instrumento en el cual se explica, el Sr. Tapia renunció a accionar legalmente contra la sociedad por cualquier causal relacionada con el factor generador del “subsidio”. Contesta el aludido formulado planteo de por el nulidad del recibo de pago actor, solicitando su rechazo, afirmando que al momento de suscribirlo el actor comprendió perfectamente la finalidad del acto, obrando con discernimiento. Alega que el art. 473 del C.C. exige, para lograr la anulación insania, que públicamente la de actos causa de previo la a la declaración interdicción de existiese en la época en que el acto fue celebrado, como un hecho manifiesto y notorio. Reconoce que el Sr. Tapia sufrió un accidente el 7 de octubre de 1982 como consecuencia del cual quedó incapacitado mientras desempeñaba su función de control del personal y pañol en cumplimiento de su turno en la empresa demandada. Pero niega que de la causa penal mencionada surja que un desconocido haya golpeado fuertemente y por detrás al Sr. Tapia mientras se encontraba sentado en su escritorio. Del mismo modo, niega que las únicas personas que pudieron haber tenido interés en el hecho sean empleados de Y.P.F., así como que se pueda presumir que se trató de un hecho intimidatorio que tenía como finalidad quitar de su puesto al actor. Niega que el Sr. Tapia haya sido agredido, y que el sistema de seguridad de la empleadora haya fallado. Niega igualmente que el Sr. Tapia haya quedado impedido de hablar, de escribir, de leer y comprender lo que se le dice, de razonar y dirigir sus actos. Finalmente, niega que los daños sufridos tengan el alcance indicado en la demanda. Afirma que Yacimientos Petrolíferos Fiscales no tuvo responsabilidad alguna en el evento en el marco de los arts. 1109 y 1113 del Código Civil. Relata su versión de los hechos, según la cual el 7 de octubre de 1982, siendo aproximadamente las 21.50 horas, el Sr. Tapia fue hallado en el Pañol de Producción Departamento de Plaza Huinculo Operaciones de Y.P.F. de la del localidad de tendido sobre su escritorio con su cabeza Poder Judicial de la Nación apoyada en el mismo por los Sres. René Alfredo Ramos y Juan Jorge Jara. Expone que Ramos pensó inicialmente que Tapia estaba dormido, motivo por el cual se acercó al escritorio para intentar denunciar su presencia, dando dos o tres golpes con la palma de su mano sobre la superficie del escritorio y llamándolo en voz alta. Añade que según especificara Ramos, Tapia inmediatamente levantó entonces la cabeza y se puso de pie como sorprendido, comprobando aquél que éste tenía la ropa desaliñada y embarrada, dando aspecto de estar embriagado. Frente a la situación, agrega, Ramos decidió llevarlo a su domicilio, pensando que se trataba solamente de un estado de ebriedad. Una vez allí, acota, el Sr. Tapia ingresó por sus propios medios acompañado hasta la puerta de USO OFICIAL entrada por Ramos, en presencia de una hija de aquél. Afirma que al nuevamente al domicilio documentos que había día siguiente de Tapia dejado en Ramos para el se dirigió entregarle escritorio la los noche anterior, siendo atendido por la esposa quien le manifestó que el actor seguía durmiendo. Expone que siendo las 15 horas sin que Tapia hubiese acudido a la sede de la empresa a retirar su vehículo particular, que se encontraba en la playa de estacionamiento, el Sr. Ramos indicó al Sr. Jara a su domicilio para que averiguara sobre su estado, comunicándola al regresar que Tapia se encontraba en las mismas condiciones que la noche anterior, por lo que en forma inmediata Ramos se constituyó en el domicilio de Tapia para conversar con su familia. Al advertir que ésta no había recurrido hasta ese momento a un médico, explica, Ramos decide trasladarse hasta el hospital de Y.P.F. y solicitar con urgencia la presencia de un médico en el domicilio de Tapia, el que concurre ordenando que Tapia sea trasladado al hospital de inmediato, detectándose recién allí que el actor presentaba un traumatismo de cráneo. Luego, añade, fue derivado de urgencia al Hospital de la ciudad de Neuquén, compareciendo Ramos y Jara a la Comisaría de Plaza Huincul a denunciar el hecho. Acepta que lo ocurrido al Sr. Tapia configura un accidente de trabajo en el marco de la ley 9688, pero sostiene que de ninguna manera pueden alcanzar a Y.P.F. S.E. las disposiciones de los arts. 1109 a 1113 del Código Civil. Destaca que en la causa penal no se ha podido demostrar que Tapia haya sido golpeado por detrás por algún desconocido, sin que se sepa a ciencia cierta lo ocurrido, pudiendo haber ingresado el actor al lugar de trabajo con el golpe en la cabeza, o sufrido un accidente involuntario, o haber sido realmente golpeado. Afirma que son todas conjeturas, lo que motivó que el 17 de febrero de 1984 se sobreseyera provisionalmente la causa penal en los términos del art. 435 inc. 2 del Código de Procedimientos en lo Criminal de la Provincia de Neuquén entonces vigente. Descarta que el Sr. Tapia haya sido víctima de otro empleado de Y.P.F. que haya querido dejar libre o vacante su puesto de trabajo, por cuanto aquél no ocupaba un cargo con una categoría elevada para presumir tal cosa. Destaca por otro lado que no faltó ningún elemento del pañol, lo que elimina la hipótesis del robo. Alega que medió culpa de la víctima en el infortunio porque no estaba en su lugar de trabajo cuando sufrió el golpe –pero no indica dónde sucedió ello-, y no respetó las normas y reglamentaciones de la empresa –sin indicar tampoco ni el contenido de las normas ni en qué consistió su incumplimiento-. En este sentido únicamente deduce que habiendo sido hallado Tapia con su vestimenta desaliñada y embarrada sin que haya agua ni barro en el Pañol de Producción -que configura su lugar de trabajo- que justificara su estado, debió necesariamente haber dejado su puesto de recibido trabajo el en golpe algún (ya momento, sea en el cual involuntario, habría provocado accidentalmente por él mismo o dolosamente por un tercero). Funda su derecho, ofrece prueba y pide que oportunamente se haga lugar a las excepciones planteadas y se rechace la demanda, con costas. 3) Corrido traslado a fs. 82 a la actora de las excepciones tratamiento articuladas, de la mantuvo defensa de silencio, difiriéndose prescripción para el esta oportunidad (fs. 100). Se rechazó allí mismo la excepción de falta de legitimación y se abrió la causa a prueba (fs. 100/101), produciéndose las siguientes medidas: informativa a Poder Judicial de la Nación la Clínica Radiológica Municipalidad de del Sur Plaza Huincul (fs. 132/133), (fs. 141), a la a la Dirección Nacional de Previsión para el Personal del Estado y Servicios Públicos (fs. 142/143), al Banco Provincia Sucursal Plaza Huincul (fs. 144), del Neuquén, al Banco Provincia del Neuquén, Sucursal Cutral Có (fs. 145), a la demandada (fs. 146, 293/294 y 307), a la Municipalidad de Mariano Moreno (fs. 149), al Banco de la Nación Argentina Sucursal Cutral Có (fs. 151), a la Secretaría Electoral Nacional (fs. 154), a la Municipalidad de Cutral Có (fs. 156), al Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y de Minería de Cutral Có (fs. 159/231 y 291 vta.), al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación (fs. 250 y 275/276), al Banco Provincia del Neuquén Sucursal Zapala (fs. 255), al Juzgado Penal de Cutral Có (fs. 306), a la Administración Nacional de USO OFICIAL la Seguridad Registro de Social la (fs. Propiedad 488/490, 492 Automotor nº y 1 518/522) de y Neuquén al (fs. 503/505); la confesional del actor (recibida a fs. 233 a su curadora, la Sra. Sambueza, y a fs. 459 el actor Tapia personalmente); la testimonial de los Sres. Miguel Angel Plate (fs. 246), René Alfredo Ramos (fs. 246 vta./247), Juan Jorge Jara (fs. 247vta./248), Gerardo Baigorria (fs. 269), Víctor Hugo Franco (fs. 269 vta./270), Ernesto Toloza (fs. 270 vta./271) pericial y Ernesto socioambiental Juan Peyrene (fs. (fs. 283 286/288); y 485); informe pericial contable (fs. 408) y médica (fs. 434, 452/453). A fs. 540 se clausuró el período probatorio y se pusieron los autos en Secretaría para alegar, lo que la demandada hizo a fs. 544/545, llamándose a fs. 546 AUTOS para dictar sentencia. El llamado fue suspendido para dar cumplimiento a las previsiones del art. 6 de la ley 25.344, y reanudado a fs. 552, tras lo cual fue nuevamente suspendido a fs. 555 ante la desaparición del expediente penal obrante en Caja de Seguridad y reanudado finalmente a fs. 709; y CONSIDERANDO: I. Que el actor reclama los daños y perjuicios sufridos como consecuencia de un trabajo sufrido el 7 de octubre de 1982 en accidente de su lugar de trabajo, ocasión en la cual, afirma, estando sentado en su escritorio fue golpeado por detrás por un desconocido, sufriendo un traumatismo de cráneo que le dejó secuelas de consideración, con una incapacidad absoluta y permanente para el trabajo. Habiendo sucedido los hechos y habiéndose determinado la incapacidad durante la vigencia de la ley 9688 –que es entonces la aplicable al caso (Cfr. Corte Suprema de Justicia de la Nación Massera S.A.", en "Escudero, Adolfo c/ Orandi y 28/5/91, publicado en LL-1991-E-740)-, el actor optó, en el marco del art. 17 de aquél texto legal, por demandar la indemnización prevista por el Código Civil (es decir, por ejercer la acción de derecho común), en lugar de la tarifada prevista en la ley especial. Ello, en pos de obtener una reparación integral del daño, conforme ha mencionado en el escrito inicial. Ahora bien: sabido es que “...la médula del sistema especial” de responsabilidad derivada de accidentes de trabajo, desde la ley 9688, “...siempre fue la reducción de los presupuestos de responsabilidad tradicionales y propios del régimen de responsabilidad civil...Así,...la primera nota característica de este régimen era la eliminación...de la autoría y siempre de la antijuridicidad. asociado individualizaron profesional.” a como (“La dos ...El daño...apareció contingencias...que accidente del responsabilidad trabajo civil en y la se enfermedad Ley sobre Riesgos del Trabajo”, Mario Ackerman, Editorial Hammurabi, pág. 40). Explica el autor citado que la diferenciación entre ellas no era solamente conceptual, “...ya que mientras para atribuir responsabilidad al empleador por las enfermedades profesionales accidentes se exigía ...operaba la causalidad regla de la exclusiva...en indiferencia de los la concausa...” (obra citada, pág. 41). Según esta teoría, acreditada la nocividad de la tarea o del accidente, se atribuía la incapacitación únicamente a la causa laboral, desechando como indiferente la causa extralaboral (Cfr. CNAT, Sala I, 9/8/95, DT-1996-A207), de manera que el empleador debía resarcir la invalidez resultante como si el trabajo fuese la única y directa causa de la misma. Es decir que –a contrario sensu- quien ejerce la acción de derecho común deberá demostrar la reunión de Poder Judicial de la Nación extremos que hubiesen sido irrelevantes en el ámbito de la acción especial, tales como la autoría del hecho y la de la antijuridicidad del mismo. En efecto, responsabilidad civil de los cuatro la doctrina que presupuestos clásica sistematiza desde antiguo (antijuridicidad, daño, relación de causalidad y factor de atribución), la ley especial eliminó el primero (autoría y antijuridicidad) y el tercero (relación de causalidad), morigerando de tal manera la carga probatoria que se reduce en aquél ámbito a demostrar que el hecho sucedió con ocasión del trabajo y que del mismo resultó un daño resarcible, con la menguada exigencia causal. Todo este marco protectorio del trabajador se desvanece cuando éste elige accionar en el marco del derecho común, aplicable a cualquier evento dañoso, ocurra o no en el USO OFICIAL ámbito laboral, tal lo sucedido en nuestra hipótesis. Por ello, para lograr éxito en su pretensión, el Sr. Tapia deberá haber logrado comprobar en primer lugar, la existencia de un hecho antijurídico cuya autoría pueda serle atribuida a Y.P.F. S.E. (art. 1109) o a alguno de sus dependientes (art. 1113 C.C.), o bien que intervino en el hecho una cosa riesgosa o no de su propiedad o posesión (art. 1113 C.C.). Pero necesariamente deberá demostrar la mecánica del evento dañoso, para verificar que el mismo sea imputable a la empleadora o a alguna de las personas a su cargo (con o sin intervención de cosas). Ello, por cuanto ninguna presunción opera en el ámbito del derecho común en este sentido, y así, si se ignora el origen del daño, no es posible descartar las hipótesis en las que la intervención de la propia víctima, de un tercero por quien la empresa no deba responder o de un caso fortuito puedan haber sido los generadores del mismo. En este marco, observo que el actor ha sostenido en el escrito inicial haber sido golpeado por detrás mientras estaba sentado en su escritorio por un desconocido, quien así habría actuado con una finalidad que el actor admite ignorar pero que por suposiciones atribuye a la necesidad de provocar la vacante en el cargo que ocupaba en Y.P.F. S.E. supuestamente también, para lograr algún nombramiento para sí o algún allegado –conjetura ésta que no se vierte expresamente, pero se sugiere-. La descartar prueba esta producida hipótesis en pero la causa tampoco no permite sostenerla como efectivamente sucedida. Tres son los testimonios que considero útiles: el de los Sres. René Alfredo Ramos y Juan Jorge Jara, de fs. 246 vta./247 y 247 vta./248 respectivamente, que fueron quienes hallaron al Sr. Tapia desvanecido sobre su escritorio a las 21.45 horas del 7 de octubre de 1982, y el del Sr. Ernesto Toloza (fs. 270 vta./271), que fue quien le entregó el turno a las 20 horas. El primero relató que el día en que sucedieron los hechos, “el dicente tuvo problemas de presión arterial, por lo que se había dispuesto que la camioneta que él tenía a cargo lo llevara al hospital, conducida por el señor Jara, estando en el hospital el dicente, como jefe del sector, intentó comunicarse telefónicamente con su sector, no pudo lograrlo, por lo que decidió ir juntamente con Jara hacia el sector, al llegar encontró al Sr. Tapia que era el encargado de turno en ese momento, apoyado sobre el escritorio, mojado, los pantalones caídos, la camisa desprendida, parecía dormido, en un estado de ebriedad, le golpeó el escritorio, le dijo que esa no era forma de estar en el trabajo, Tapia se acomodó la ropa, hizo un movimiento afirmativo de cabeza, se levantó se fue hacia el portón, se descompuso, luego volvió y el dicente le dijo que lo iba a llevar a su casa que subiera a la camioneta, viniendo de viaje se descompuso nuevamente, el dicente había dejado al señor Jara en ese momento a cargo del sector, y lo dejó en la casa, incluso en la puerta se encontraba su hija, hizo esto el dicente para que a Tapia no se le aplicara la sanción que correspondía en ese caso…”. Afirmó que la tarea que cumplía Tapia era administrativa y que desde el lugar en el que estaba ubicado el escritorio, Tapia estaba en condiciones de advertir el ingreso de cualquier persona al pañol. La versión es confirmada por Juan Jorge Jara, quien relató que “…se encontraba con Ramos en el hospital, ya que éste tenía un problema de presión, y tenía orden de la jefatura de llevarlo en la camioneta al hospital a tomarse la Poder Judicial de la Nación presión, estando los dos en el hospital Ramos intentó comunicarse por teléfono al sector y no contestaba nadie, por lo que decidieron ir allá, al llegar lo encontraron a Tapia dormido aparentemente, sentado, apoyada la cabeza sobre el escritorio, con los pantalones caídos, Ramos le habló, Tapia se levantó, se acomodó la ropa y salió por un portón hacia afuera, se descompuso, luego volvió, Ramos le comentó al mecánico Néstor Aroca, éste le dijo que lo había visto al ingreso al sector a las 20 horas, esto estaba ocurriendo alrededor de las 22, en buen estado, luego lo llevaron a Tapia hacia su casa, en el viaje se descompuso otra vez, y después lo dejaron en su vivienda….”. Confirmó que la tarea de Tapia era administrativa, consistente en la recepción y entrega de material, de acuerdo a la documentación, así como que su escritorio está ubicado USO OFICIAL de frente a los portones de acceso, distantes cinco o seis metros del mismo, “…así que cualquier persona que entre se vé enseguida, el que se sienta en el escritorio está de espaldas a la pared”. El tenor de ambas declaraciones es similar al brindado en sede de la empresa en la información producida para averiguar lo sucedido (cfr. fs. 371/377). Finalmente Ernesto Toloza refirió a fs. 270 vta. que el 7 de octubre de 1982, “él le entregó el turno a Tapia a las 20 horas y se encontraba normal, se enteró al otro día que se había accidentado, qué le pasó, no sabe.” Lo único que ha sido posible dilucidar, entonces, es que el Sr. Tapia tomó su puesto de trabajo en su turno en estado “normal” –lo que permitiría descartar la hipótesis del estado de ebriedad- y que al cabo de una hora y cuarenta y cinco minutos fue hallado por el Jefe de su Sector (Sr. Ramos) y su chofer (Sr. Jara) en estado de inconciencia, con su ropa desaliñada, mojada y con barro –incluso fuera de su lugar (los pantalones caídos y la camisa desprendida), descompuesto y con lo que a la postre fue diagnosticado como traumatismo de cráneo (ver historia clínica reservada en caja de seguridad, posibilidades en la que inicialmente para el diagnóstico la se barajan isquemia como cerebral o intoxicación alcohólica, para luego asentarse que se trató de un “Traumatismo de cráneo”. Cómo se produjo ese traumatismo es un interrogante que se mantiene sin respuesta, pero la hipótesis propuesta por la actora no sólo no ha quedado corroborada, sino que tampoco explica el motivo por el cual el actor apareció con su ropa mojada y con barro –cuando es de esperar que tales elementos no se encuentren presentes en el depósito de materiales de una empresa-. En suma, se ha comprobado la existencia del daño – ratificado por descriptiva la del pericial estado médica clínico del obrante actor a pero fs. 434, escasa de antecedentes-, traducido en la dificultad en la dicción de la palabra y afasia de pensamiento y de expresión de manera intermitente observada, con desorientación auto y alopsíquica, desubicación en tiempo y espacio, trastornos del pensamiento y de la memoria, tendencia a la caída hacia el lado derecho en la deambulación, dificultad para realizar actividades de autosuficiencia. Pero no se ha demostrado cuál fue el hecho que lo originó y menos aún, que el mismo sea atribuible –por alguno de los factores admitidos por el Código Civil (culpa o dolo, riesgo, seguridad o garantía, abuso del derecho, exceso en la normal tolerancia entre vecinos)- a la empleadora, mediando relación de causalidad adecuada entre aquél y el daño. No se puede eliminar la posibilidad de que en el hecho haya intervenido un tercero por quien ocasionado la empresa por culpa no de debe la responder, propia víctima o o haya sido por caso fortuito. La actora ha fallado así en acreditar la presencia de tres de los cuatro presupuestos de la responsabilidad civil, lo que inevitablemente conducirá al rechazo de la acción, la que –necesario es acotar- fue intentada antes del vencimiento del plazo bienal previsto por el art. 4037 del C.C., pues iniciado su cómputo el 9 de marzo de 1983 al determinarse la incapacidad del actor (Cfr. Corte Suprema de Justicia de la Nación • 27/10/1994 • Sociedad Cooperativa Transporte Automotor Litoral Ltda. c. Provincia de Buenos Aires y otros • La Ley Online • AR/JUR/4115/1994), el plazo quedó suspendido por un año (art. 3986 C.C.) con la carta documento remitida el 22 de agosto de 1984 obrante a fs. 21 del expediente “Tapia Raimundo s/ Curatela e Insania”, nº Poder Judicial de la Nación 12.013/85 del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y de Minería de Cutral Có, agregado por cuerda. Así, habiendo transcurrido sólo un año y cinco meses del plazo bienal, al reanudarse el 22 de agosto de 1985 el plazo, aún faltaba transcurrir 7 meses para prescripción, habiendo sido articulada la demanda a los la 15 días (el 6 de septiembre de 1985). En este sentido, útil es destacar que quien acciona por la ley común disposiciones de no la puede ley pretender especial que se (Cámara apliquen Nacional de Apelaciones del Trabajo, sala III • Berlingeri, Domingo c. Anthony Blank y Cía., S. A., Voto Vázquez Vialard, • 19/10/1979 • DT 1980 DT 1980 , 54 • AR/JUR/3560/1979 –en el caso, se acudía a la previsión del art. 19 de la ley 9688-; la Sala II en USO OFICIAL Frigoríficos igual sentido Argentinos SAIC en s/ “Zacarías, art. 1113 Segundo Cód. c/ Civil, 17/11/78, LT-XXX-797). Por otro lado, la situación no variaría si se considerara que la prescripción debe regirse por el plazo también bienal del art. 258 de la LCT, pues igualmente operó en ese ámbito la suspensión por el término de un año a raíz de la constitución en mora configurada por la carta documento remitida el 22 de agosto de 1984 expediente 12.013/85 “Tapia del Raimundo Juzgado de s/ obrante a fs. 21 del Curatela Primera e Instancia Insania”, en lo nº Civil, Comercial y de Minería de Cutral Có, agregado por cuerda. Ello es suficiente para rechazar la excepción de prescripción articulada por Yacimientos Petrolíferos Fiscales S.E. pero también, para rechazar la demanda incoada. No resultará así necesario evaluar la fundabilidad de la acción de nulidad conjuntamente articulada respecto del recibo de pago de fs. 61, más allá de lo cual resulta de todos modos útil recordar que el Plenario 293 de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo emitido en “Aizaga, Jorge A. c. I. P. S. A. M., S. A.” el 25/08/1982 (LA LEY 1983-A LA LEY 1983-A , 247 DT 1982-B DT 1982-B , 1341 , 982-47 , 13 JA 982-IV JA 982-IV , 51 ED 101 ED 101 , 196 • AR/JUR/2823/1982) decidió que “La manifestación del trabajador en un acuerdo conciliatorio de que nada más tiene que reclamar del empleador por ningún concepto emergente del vínculo laboral que los uniera no comprende la acción fundada en el art. 1113 del Cód. Civil”. A ello cabe agregar que el art. 13 de la ley 9688 establecía el carácter irrenunciable de la acción. Las costas serán soportadas por el actor perdidoso (art. 68 del CPCyC). Sin acreditada Impuesto perjuicio la al Resolución de condición Valor advertir de Agregado General 689/99 cada en de que se profesional el la no modo AFIP y encuentra frente exigido por al por la razones de economía procesal, se procederá igualmente en este estado a regular los honorarios de los profesionales intervinientes según la actuación cumplida por cada uno, dejando aclarado que sólo corresponderá adicionar el 21% del Impuesto al Valor Agregado de aquellos profesionales que acrediten su condición de Responsables Inscriptos ante aquél Tributo. En cuanto al monto base arancelario a adoptar, utilizaré el importe reclamado de A 1.873,53 (A 1.170,96 + A 702,57), que debidamente actualizado desde el 7 de octubre de 1982 al 31 de marzo de 1991 por el índice de precios al consumidor publicado 13.784.655.358,20 37,2 = 5.371, 1.369,73663824 por el INDEC asciende a A que equivalen a $ 1.378.465,53 (199.821,0: 53225806 // A // 531.764.362,7 1.873,53 x : 5.371, 388.223,8 = 53225806 x 1.369,73663824 = A 13.784.655.358,20). Por ello, RESUELVO: 1) RECHAZAR articulada por (actualmente la excepción de prescripción Yacimientos YPF S.A.), Petrolíferos con costas a Fiscales la S.E. demandada. Considerado que la actora no ha contestado en debido tiempo el traslado respectivo, no corresponderá regular emolumento alguno a los profesionales que la asistieron en el proceso, pues ninguna incidencia. labor desarrollaron Manifiéstense los en Dres. el Assef marco y de dicha Lamboglia en relación al art. 55 de la ley 21.839 en el plazo de cinco días. 2) RECHAZAR Tapia contra la demanda incoada por el Sr. Raimundo Yacimientos Petrolíferos Fiscales S.E. (actualmente YPF S.A.), tendiente a obtener en el marco del derecho común, la indemnización de los daños y perjuicios Poder Judicial de la Nación sufridos como consecuencia del accidente sufrido el 7 de octubre de 1982. Con costas al actor. Tomando como monto base el reclamado, que debidamente actualizado al 31 de marzo de 1991 asciende a $ 1.378.465,53, regulo los honorarios del Dr. MARCELO CORVALAN, actuando como patrocinante del actor hasta fs. 418/419 en que comenzó a actuar DOSCIENTOS ($ en doble carácter 53.200)(3,86%), los CINCUENTA del Dr. Y TRES OSVALDO MIL ARTURO RODRÍGUEZ, quien actuó como patrocinante del actor hasta fs. 84 en que comenzó a actuar en doble carácter en la de pesos CINCUENTA Y TRES MIL DOSCIENTOS ($ 53.200) (3,86%), los del Dr. LUIS MARÍA FOCACCIA, patrocinante del actor en el pedido de fs. 95 en la suma de pesos VEINTE ($ 20), los del Dr. FACUNDO ANÍBAL MARTIN, patrocinante de la misma parte por sus actuaciones de fs. 512, 527 y 531 en la suma de pesos CIEN ($ USO OFICIAL 100) y los de la Dra. LEILA CORVALÁN, patrocinante del actor desde fs. 662 y hasta fs. 671 en que comenzó a actuar en doble carácter en la de pesos VEINTICINCO MIL SEISCIENTOS ($ 25.600) (1,85%). Ello, sin que corresponda a mi juicio regular honorario alguno al Dr. Gerardo Héctor Mazieres por sus actuaciones de fs. 47, 99 y 123, pues actuó como representante legal del actor, quien resultó condenado en costas. Regulo también los honorarios del Dr. CARLOS ALBERTO ASSEF, apoderado de la demandada hasta fs. 414 en que comenzó a actuar en doble carácter, en la suma de pesos CIENTO TREINTA Y CINCO MIL ($ 135.000) (9,8%), los del Dr. OSCAR ALBERTO LAMBOGLIA, patrocinante de la demandada hasta fs. 414, en la de pesos CIENTO CINCUENTA MIL ($ 150.000) (10,88%) y los del Dr. VICENTE GARRIDO DOBROTINICH, patrocinante de la demandada por su actuación de fs. 319, en la de pesos VEINTE ($ 20). Todo de conformidad con lo dispuesto por los arts, 6,7,9 y 39 de la ley 21.839 y art. 38 de la ley 18.345. Asimismo, considerando la nula incidencia que las pericias practicadas mantuvieron con la resolución del conflicto, y en el caso de las periciales contable y médicas, la escasa labor realizada por los expertos que ni consultaron la documentación en el primer caso, antecedentes médicos obrantes en la ni los estudios y causa en el otro, qe perjudicó la calidad de su labor, regulo los honorarios de la perito asistente social ELSA C. GARNERO DE BRANCALEONE, en la suma de pesos DIEZ MIL ($ 10.000), los de la perito contadora MARÍA CAROLINA BRANDAN en la de pesos DOS MIL ($ 2.000) y los del perito médico RODOLFO C. VILLAGRA, en la de pesos CUATRO MIL ($ 4.000). Todo, considerando que en el marco del art. 478 del CPCyC y arts. 11 y 13 de la ley 24.432, “Los jueces deberán regular honorarios a los profesionales, peritos, …, por la labor desarrollada en procesos judiciales o arbitrales, sin atender a los montos o porcentuales mínimos establecidos en locales rijan que los regímenes su arancelarios actividad, cuando nacionales la o naturaleza, alcance, tiempo, calidad o resultado de la tarea realizada o el valor de los bienes que se consideren, indicaren razonablemente que la aplicación estricta lisa y llana de esos aranceles ocasionaría una evidente e injustificada desproporción entre la importancia del trabajo efectivamente cumplido y la retribución que en virtud de aquellas normas arancelarias habría de corresponder….” Igualmente regulo los honorarios de la Dra. ROSARIO DORA ECHAZARRETA, por su intervención en el diligenciamiento del oficio directo 1281/95 en la suma de pesos DOSCIENTOS CINCUENTA ($ 250). Los honorarios regulados precedentemente devengarán, en caso de mora, un interés a la tasa pasiva promedio que publica mensualmente el Banco Central de la República Argentina, hasta el efectivo pago. 3) Al pedido formulado a fs. 121 por los Dres. Rodríguez y Corvalán, no habiendo la actora contestado el traslado de la excepción de falta de legitimación resuelta a fs. 100, por lo que ninguna labor profesional llevaron a cabo los nombrados en aquélla incidencia, a la regulación de honorarios requerida no ha lugar. Manifiéstense los Dres. Assef y Lamboglia en relación al art. 55 de la ley 21.839 respecto de los honorarios devengados en dicha incidencia – cuyas costas quedaron impuestas a fs. 100 a la demandada- en el plazo de cinco días. 4) Exímase al actor (art. 13 inc. e ley 23.898). de abonar la tasa judicial Poder Judicial de la Nación 5) Advirtiendo que entre las fojas 133 y 134 se han insertado dos folios que constituyen copia para traslado de la presentación de fs. 418/419, pese a lo cual, a fs. 579 se ordenó asignarles los folios 133-I y II, déjase sin efecto lo allí decidido al respecto y desglósense las fojas 133-I y II, reservándose legajo. con Del las demás copias para mismo modo, advirtiendo traslado que el de este salto de foliatura de fs. 252 a 255 allí aludido no es tal, sino que se trata de documentación adjuntada al oficio de fs. 255 que fue desglosada, dejáse sin efecto lo dispuesto a fs. 579 sobre el punto e informe la Actuaria al respecto. Regístrese y notifíquese. Firme que sea la presente, devuélvase al Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y de Minería de Cutral Có la causa agregada pora cuerda, a cuyo fin se librará oficio de estilo, y no USO OFICIAL obrando reservado previsional del en actor Caja de Seguridad reservado según el nota expediente de fs. 492, informe asimismo la Actuaria sobre el punto. Proveyendo a fs. 712: Por presentado, por parte y con domicilio constituído. Dése al presentante la debida intervención. En atención al estado del trámite, al préstamo solicitado no ha lugar. Téngase presente las personas facultadas en el punto IV para las actividades allí descriptas. Proveyendo a fs. 713: Por presentado, por parte y con domicilio constituído. Téngase presente el domicilio real denunciado.