Vaticano: homofobia y discriminación Daniel Serrano de Rejil. Letra

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Vaticano: homofobia y discriminación
Daniel Serrano de Rejil.
Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana A. C.
www.letraese.org.mx/
Resumen. La jerarquía católica desde siempre ha marcado una enseñanza entorno a la
homosexualidad la cual, lejos de predicar el verdadero mensaje de Dios, pareciera
predicar un mensaje anti homosexual condenatorio. A través de esta enseñanza vamos
presenciando como se sigue reproduciendo una imagen relativa entorno a la
homosexualidad reflejándose en los chistes, caracterizaciones en diversos programas de
televisión haciendo mofa hasta el extremo de la discriminación hacia este sector: los
crímenes de odio por homofobia.
Palabras clave: Jerarquía Católica, Homofobia, Crímenes de odio.
Mas que ahondar en profundas reflexiones sobre teología y
ecumenismo, mi intervención va en función de compartir mis
reflexiones de cómo la jerarquía católica, escudándose en mi
iglesia, me ha violentado al grado de tener un dilema entorno a
mi fé, mi religión y mi homosexualidad.
La jerarquía católica ha mantenido una postura tajante en torno a los homosexuales, la
cual lejos de fomentar el dialogo y acercamiento de la feligresía, provoca miedo y
alejamiento y por lo tanto, homofobia. A lo largo de la historia de la humanidad, la jerarquía
católica ha emitido diversos documentos y enseñanzas para condenar, señalar y, por
ende, incitar la homofobia y discriminación hacia las personas homosexuales.
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Una primera afirmación oficial del Vaticano sobre la homosexualidad es la Declaración
acerca de ciertas cuestiones de ética sexual1, emitida en 1975 por parte del Papa Pablo
VI. El punto 8 lo dedica al tema de la homosexualidad, y dice:
“Todos los que padecen de esta 'anomalía' son del todo responsables
personalmente de sus manifestaciones”; y condena: “Los actos homosexuales son
intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en ningún caso”.
Posteriormente, el entonces cardenal Joseph Ratzinger publicó en 1986 la Carta a los
obispos sobre la atención pastoral a las personas homosexuales2, donde se afirma que:
“…toda persona homosexual que busca seguir al Señor (tiene como única
alternativa) realizar la voluntad de Dios en su vida, uniendo al sacrificio de la cruz
todo sufrimiento y dificultad que puedan experimentar a causa de su condición”.
Asegura basar sus argumentos en una “posición moral católica fundada sobre la razón
iluminada por la fe y guiada conscientemente por el intento de hacer la voluntad de Dios”.
Sin embargo, la siguiente afirmación es la que, en mi consideración, más promueve el odio
y rechazo hacia las personas homosexuales:
“La justa reacción a las injusticias cometidas contra las personas homosexuales de
ningún modo puede llevar a la afirmación de que la condición homosexual no sea
desordenada. Cuando tal afirmación se acoge y, por consiguiente, la actividad
homosexual se acepta como buena, o también cuando se introduce una legislación
civil para proteger un comportamiento al cual nadie puede reivindicar derecho
alguno, ni la Iglesia, ni la sociedad en su conjunto debería luego sorprenderse de
1
Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, el 29 de diciembre de 1975.
Santa Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los obispos de la Iglesia católica, 1 de octubre de
1986.
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que también ganen terreno otras opiniones y prácticas desviadas y aumenten los
comportamientos irracionales y violentos”.
La postura de la jerarquía católica ha sido tajantemente descalificadora de la autoridad
moral y los derechos de las personas homosexuales, y esto es criticable; pero cuando
afirman que las personas homosexuales amenazan “seriamente la vida y el bienestar de
un gran número de personas”, debemos ser consecuentes con nuestra misión profética y
denunciar estas afirmaciones, pues contribuyen a aumentar el riesgo de violencia hacia
homosexuales y lesbianas.
Por otra parte, las enseñanzas del Magisterio Eclesial también han querido violar los
límites de la separación Iglesia-Estado. En su documento Sobre las consideraciones
acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas
homosexuales3, buscan coaccionar a los políticos católicos para que limiten los derechos
civiles y políticos de la población homosexual (adopción, unión civil, seguridad social,
etcétera). Este documento es reforzado por el Cardenal Norberto Rivera a través de su
articulo: ¿”Matrimonios” del mismo sexo?”4 donde no solo hace una negación de los
derechos antes mencionados sino que refuerza el modelo de familia heterosexual como la
única que será reconocida al interior de la Iglesia siempre y cuando este integrada también
por hijos e hijas.
En el documento Instrucción sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación
con las personas de tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y a las
órdenes sagradas5 el Magisterio Eclesial afirma sin fundamento científico que las personas
homosexuales:
3
Santa Congregación para la Doctrina de la Fe, 3 de junio de 2003.
La Jornada, Sección: Nacional, Pág. 13, 10 de septiembre del 06.
5
Congregación para la Educación Católica, 4 de noviembre de 2005.
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4
“… se encuentran en una situación que obstaculiza gravemente una correcta
relación con hombres y mujeres. De ningún modo pueden ignorarse las
consecuencias negativas que se pueden derivar de la ordenación de personas con
tendencias homosexuales profundamente arraigadas”.
La homosexualidad, a nivel mundial, es causa de discriminación en todo el mundo, en
países como Pakistán, Libia, Egipto, etc. es perseguida por la ley y en países como Arabia
Saudita, Yemen, Afganistán e Irán se llegan a castigar con la Muerte6. En nuestro país no
es delito, pero si causa de persecución y discriminación en la mayoría de los casos. Es por
ello que la Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por Homofobia, ha
documentado de 1998 a 2004 un total de 332 ejecuciones homofóbicas demostradas7
(317 hombres y 15 mujeres).
En el informe destaca en primer lugar el Distrito Federal (137 asesinatos), siguiéndole el
Estado de México (67), Veracruz (39), Michoacán (16) y Yucatán (13). La edad promedio
de las víctimas es de 28 años y oscila entre los 20 y los 40 años de edad, representando
así una perdida de personas en edad productiva.
A mi modo de ver, la jeraquia católica tiene un peso enorme en el fomento a la homofobia.
Es esencial que nuestros jerarcas comprendan el daño producen con su palabra a miles
de feligreses, cuya única diferencia es una orientación distinta a la heterosexual, lo que de
ninguna manera va en contra de su capacidad para amar a Dios y seguir sus enseñanzas.
El amor no debe estar basado en el sufrimiento, en la culpa o en la exclusión, sino en la
misericordia y el respeto a la dignidad de las personas, valores dictados tanto en el
Antiguo como en el Nuevo Testamento.
6
Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA) (www.ilga.org).
2004, Reporte Anual de Crímenes de Odio por Homofobia, Letra S y Comisión Ciudadana Contra
Crímenes de Odio por Homofobia, (www.letraese.org.mx/contracrimenes.htm).
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Terminaré con unas reflexiones que el Padre Lugo, ilustre yucateco defensor de los
derechos humanos, hace en su más reciente libro:
¿No será ya hora, me pregunto, de que la Iglesia de un salto cualitativo en lo que
toca a sexualidad y realice la ruptura cultural que le permita desprenderse de ideas
y concepciones que no podrán sostener su pretensión de “divinas“ o “naturales“ por
mucho más tiempo? ¿No es momento en que la Iglesia, escuchando los avances
de la ciencia y haciendo caso a los progresos de las ciencias antropológicas,
acepte la diversidad sexual y le dé carta de ciudadanía dentro de la Iglesia?
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Referencias.
Lugo Rodríguez Raúl, “Iglesia católica y Homosexualidad”, Editorial Nueva Utopía, 2006,
Madrid.
Ryan Penélope, “La práctica católica. ¿Cómo vivir el catolicismo en el tercer milenio?”,
División Impresos Fomark, 2006, México.
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