Descargar todas las pestañas en un sólo archivo PDF

Anuncio
Dominicos | Orden de Predicadores
Homilías
Ciclo
C
XXV Domingo del tiempo ordinario
22/09/2013
"El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar"
Introducción Hoy la Palabra de Dios nos recuerda la idea de que todos somos simplemente administradores de los recursos de Dios.
Debemos administrar el tiempo que se nos ha dado, los bienes de que disponemos, los afectos que engendramos,… y nuestra gestión
debe tener un objetivo: el bien común, la construcción del Reino. Ni los bienes ni la propia administración son fines en sí mismos, sino
medios para llegar a una realidad más humana y más justa.
Amós critica a aquellos que en situación de escasez engañan a los más pobres robándoles lo poco que tienen. Amós criticaría hoy a
aquellos que explotan a los más débiles con contratos basura, a aquellos que compran materias primas a precio de saldo, a los
especuladores inmobiliarios,…
San Pablo nos invita a orar todos unidos, sin divisiones, ya que todos hemos sido salvados y somos uno en Cristo, y nos invita
especialmente a orar por los gobernantes, quizá por el peso que tienen sus decisiones en nuestras vidas.
El Evangelio relata la parábola del administrador astuto, que se asegura el futuro una vez despedido, y nos recuerda por un lado que
quién de fiar en lo pequeño, en el día a día, en la cotidianidad será de fiar en lo importante y con lo importante no se refiere a lo
económico sino a lo humano. No se puede servir a Dios y al dinero.
Julia Moreno y Maro Botica
Fraternidad Laical del Olivar (Madrid)
Lecturas
Lectura del Profeta Amós 8, 4-7
Escuchad esto los que exprimís al pobre,
despojáis a los miserables,
diciendo: ¿cuándo pasará la luna nueva
para vender el trigo,
y el sábado para ofrecer el grano?
Disminuís la medida, aumentáis el precio,
usáis balanzas con trampa,
compráis por dinero al pobre,
al mísero por un par de sandalias,
vendiendo hasta el salvado del trigo.
jura el Señor por la Gloria de Jacob
que no olvidará jamás vuestras acciones.
Sal 112, 1-2. 4-6. 7-8 R. Alabad al Señor, que ensalza al pobre.
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre el cielo;
¿quién como el Señor Dios nuestro
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a Timoteo 2, 1-8
Te ruego, pues, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes
y por todos los que están en el mando, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno
y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos:
éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol –digo la verdad, no miento–, maestro de
los paganos en fe y verdad.
Encargo a los hombres que recen en cualquier lugar alzando las manos limpias de ira y divisiones.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 16, 1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
–¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.
El administrador se puso a echar sus cálculos:
– ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy
a hacer para que cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero:
¿Cuánto debes a mi amo?
Este respondió:
– Cien barriles de aceite.
El le dijo:
– Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe «cincuenta».
Luego dijo a otro:
– Y tú, ¿cuánto debes?
El contestó:
– Cien fanegas de trigo.
Le dijo:
– Aquí está tu recibo: Escribe «ochenta».
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos
con su gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es
honrado.
Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo
dará ?
Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso
del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Comentario bíblico
Primera lectura: (Amós 8,4-7)
Marco: La perícopa que proclamamos hoy puede titularse: oráculos contra los explotadores. El reinado de Jeroboam II fue un
paréntesis de prosperidad para Israel. Pero la prosperidad económica no significa siempre prosperidad ética y moral. El lujo de unos
pocos se conseguía a costa de los pobres. Los jefes, terratenientes y comerciantes prosperaban y se enriquecían injustamente. Los
jueces se habían puesto de parte de los ricos, dejándose sobornar en perjuicio de los pobres. Religiosamente, no era mejor la
situación.
Reflexiones
1ª) ¡Lo único importante es prosperar y acumular riquezas injustas!
Escuchad esto los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables... Es importante, entre los profetas, el valor que tiene en su
mensaje la justicia en las relaciones laborales, comerciales y humanas porque ellos son los intérpretes del devenir histórico del pueblo
de Israel a la luz de la alianza pactada por Dios con Israel en el Sinaí (¡punto de referencia obligado en toda la historia y predicación
profética en Israel!). En la alianza del Sinaí hay un mandamiento expreso (una de las cláusulas de la alianza) que ordenada las
relaciones entre las personas: no robarás. La Escritura insiste en que no agrada a Dios la extorsión de los más débiles en provecho de
los más fuertes. Recojamos algunos pensamientos de aquí y de allá para que sea la palabra de Dios la que hable directamente:
Venden al inocente por dinero y al pobre por un par de sandalias; porque aplastan contra el polvo de la tierra a los humildes y no hacen
justicia a los indefensos (Am 2,6-7). Explotáis a los desvalidos, oprimís a los pobres... (Id. 4,1). Buscad el derecho, proteged al oprimido,
socorred al huérfano, defended a la viuda (Is 1,17). Vosotros habéis asolado la viña, lo robado al pobre está en vuestra casa. ¿Con
qué derecho trituráis a mi pueblo, y machacáis el rostro de los pobres? (Is 3,13-15; Is 5,8s). ¡La vigencia y actualidad de todas estas
palabras huelga ponderarlas, ya lo hacen por sí solas! El mensaje profético no admite discusión. Lo realizan en nombre de Yahvé, Dios
de Israel y lo hacen movidos por el Espíritu. Eso es lo importante y, para muchos, lo desconcertante. Los creyentes hemos de hacerlo
creíble en las relaciones sociales y en las transacciones económicas múltiples de nuestro tiempo y en nuestro mundo.
Segunda lectura: (1Timoteo 2,1-8)
Marco: Es un fragmento equivalente o paralelo a Rm 13,1-7; Hb 8,6; Ef 5,2. El tema es la recomendación de la oración universal que
corresponde al proyecto salvador universal de Dios
Reflexiones
1ª) ¡Es necesario orar por todos los que nos gobiernan porque es grato ante Dios!
Te ruego, pues, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres... El autor de
esta carta está convencido de que en Jesús, Dios ha actuado la salvación universal; que no hay otro salvador y que la salvación es una
oferta de Dios, real y verdadera, a todos y cada uno de los hombres del mundo entero. Sabe que Jesús resucitado había mandado a
sus apóstoles: Id al mundo entre y enseñad a todas las gentes (Mt 28, 20). Y este mandato se apoya en su obra de proclamador del
Evangelio y de realizador de la salvación. Nadie debe quedar excluido de la oración de un creyente en Jesús, porque sabe que el Padre
revelado por Él es el Padre que se cuida con solicitud de todos los hombres, que manda la lluvia sobre justos y pecadores y hace brillar
su sol sin fronteras. Para el creyente toda la humanidad es una familia que Dios ama y que se secciona en naciones, por un lado, o en
culturas e ideologías por otro, para mejor expresar la singularidad, pero nunca se debe romper la universalidad. Y esto no es una
teoría, piensa el autor de esta carta, sino una realidad viva que se desprende de otra realidad viva: la universalidad del amor de Dios
(creador y Padre) manifestado en Cristo Jesús (Salvador).
Evangelio: (Lucas 16,1-13)
Marco: Proseguimos el viaje hacia Jerusalén y prosigue la enseñanza a los discípulos. ¡Vamos de viaje! En este fragmento se subraya
la sagacidad que deben tener todos los discípulos de Jesús para leer correctamente los signos de los tiempos y los retazos de historia
que van viviendo en este mundo estando siempre en alerta y discernimiento.
Reflexiones
1ª)¡Es necesario actuar con sabiduría frente al momento presente de la decisión!
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia (sabiduría) con que había procedido. Estamos ante una parábola* de Jesús. No
sabemos con certeza si se trata de una parábola, es decir, un relato compuesto por Jesús (que es lo habitual) a partir de elementos de
la vida real, o si se trata, más bien, de un hecho sucedido, que Jesús asume y lo transforma en una parábola para convertirlo en regla
general. En el medio ambiente social del tiempo de Jesús existía un grave problema entre los terratenientes, por una parte, y los
administradores y colonos, por otra. La tensión era muy fuerte, especialmente en Galilea. Acaso en alguna aldea, no muy lejana, habría
ocurrido que un administrador habría sido sorprendido en grave infracción en su trabajo. Las gentes se indignarían y le habrían
contado a Jesús el caso, esperando de él su opinión y juicio valorativo. Jesús capta enseguida la situación y, con su habilidad y
pedagogía habitual, lo transforma en una parábola. La moraleja* del relato-parábola se asienta en el final. He aquí la situación: Un
administrador, sorprendido y acusado de abusar de la confianza de su amo, sabe que será despedido; se encuentra en una situación
límite y muy difícil para él y su familia. ¿Qué hacer? Decide actuar sagazmente (sabiamente) y se ingenia esta forma tan singular de
agraciarse con los deudores para que luego pueda recibir su ayuda (¡una especie de tráfico de influencias a la antigua!). Jesús enseña
que ha llegado el momento final (se ha cumplido el plazo determinado por Dios para realizar su plan de salvación); no se puede perder
el tiempo; las circunstancias urgen porque con él llega la última oferta de salvación ofrecida por Dios; es necesario actuar sagazmente
(sabiamente) porque el destino del hombre está en juego.
Hay dos elementos en el relato: el administrador infiel actúa sagazmente, aunque injustamente (cometiendo un último abuso en su
cargo). Y Jesús propone a sus discípulos que actúen del mismo modo. Pero, ¿cómo es ejemplar el administrador para sus discípulos?
En su modo sabio e inteligente de resolver la grave situación, pero no en el modo injusto de salir de la misma, responde Jesús. Porque
es una parábola y no una alegoría*. Porque en otros lugares de la enseñanza de Jesús no encontramos que alabe los comportamientos
que lesionan la justicia o la paz (se declara siempre contra la injusticia y contra la violencia). Jesús insiste en que hemos de estar
vigilantes y atentos a la oferta salvadora de Dios a través de sus gestos y palabras. De esta manera el episodio transformado en
parábola se ha convertido en una admirable lección para sus discípulos. Y este Evangelio sigue teniendo vigencia hoy. Es necesario,
en medio del mundo, tener la sabiduría de leer en los acontecimientos y deducir la lección que fundamente realmente nuestra
esperanza. Hay que contar con los bienes visibles, pero con sabiduría para alcanzar los bienes eternos. Y esto es lo que explica Jesús
en las palabras que siguen y que constituyen el objeto de la siguiente reflexión.
2ª) ¡Nadie puede servir a dos señores: a Dios y al dios Mammón!
Jesús sigue su aleccionamiento a los discípulos. Y lo hace de una manera a la vez realista y paradójica. Hay que prestar especial
atención al estilo de Jesús. En muchas ocasiones acude a lo paradójico y, a veces, a lo aparentemente absurdo, para que su doctrina
llegue a las mentes de sus oyentes y discípulos. Los hijos de este mundo son más sagaces (para sus cosas y negocios) que los hijos
de la luz (para los intereses del reino), es una frase paradójica y conscientemente desconcertante para que los oyentes presten mayor
atención. Y lo mismo habría que decir de la expresión ganaos amigos con el dinero injusto...; es una paradoja querida y buscada por
Jesús para conseguir el mismo resultado o para intentar conseguirlo ya que ciertamente Él era un excelente maestro con una gran
pedagogía, pero los que le seguían no fueron, durante su vida terrena, tan admirables discípulos (¡lo serán después de la resurrección
y el don del Espíritu que les guiará a la verdad completa!). Jesús sigue poniendo en paralelo las dos situaciones: el comportamiento
frente a los bienes y asuntos temporales (importantes pero no absolutos) y el comportamiento frente a los bienes que Él ofrece al
anunciar con la palabra y los gestos la realidad del reino. Finalmente abordar y poner frente a frente a Dios y al dinero (en la lengua
original el término es “Mammón”, que era venerado como un dios falso).
Este es el dramático problema que Jesús quiere resolver con estas expresiones dificultosas, pero iluminadoras y actuales. Han sido
útiles y vivas en todos los momentos pasados y lo siguen siendo hoy entre nosotros. El creyente está en medio del mundo para que,
como Jesús, sepa discernir y valorar en sus justos límites los distintos valores: los humanos y los del reino. Utilizar aquellos sin poner en
riesgo éste. He ahí la gran sabiduría que Jesús desea a sus discípulos, para que puedan ser siempre señores e hijos libres en la casa
del Padre, que para eso nos ha librado el Hijo. Entendería mal este mensaje de Jesús quien despreciara los valores terrenos de raíz. Y
lo entendería peor quien pusiera en ellos su esperanza. Hay que utilizarlos con sabiduría; más todavía, utilizarlos como ayudas para
conseguir el reino y vivir en la solidaridad y la justicia.
Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)
Este comentario está incluido en el libro: La Palabra fuente de vida. Ciclo A. Editorial San Esteban, Salamanca 2004.
No se puede servir a dos señores
Iª Lectura: Amós (8,4-7): Contra el dinero como religión
I.1. Hoy nos enfrentan los textos de la liturgia con esa realidad que se valora tanto en la vida de los hombres: el poder, el dinero y la
vanagloria. Sabemos que la religión debe estar inmersa en la vida de cada día como planteamiento ético y no podemos soslayar los
criterios más determinantes que deben identificar a una comunidad cristiana en el mundo. En este sentido, la primera lectura, tomada
del profeta Amós, es una buena muestra de lo que decimos. Sabemos que el profeta de Tekoa de Israel es el representante más
cualificado del profetismo social. Es una invectiva contra los mercaderes y negociantes que se percatan que la religión les estorba a sus
planes; quieren que pasen las fiestas sagradas, el sábado, día del Señor, para poder emprender su tarea financiera, y con ello, las
injusticias que conlleva la avaricia de los que son amantes del dinero.
I.2. No quiere decir que todos los empresarios sean avariciosos, pero el profeta sabe el terreno que pisa. El tema que el profeta
vislumbre es que su religión y su dios es el dinero, pero no obstante no quieren saltarse ciertas reglas de comportamiento religioso en
los días festivos religiosos; incluso algunos pueden aparentar ser muy religiosos, pero su corazón está donde está su tesoro. El profeta
Amós pone el dedo en la llaga y sigue siendo bien actual.
IIª Lectura: Iª Timoteo (2,1-8): ¡Para que vivamos en paz!
II.1. Seguimos la lectura de la 1Tim del domingo pasado con un trozo que es bien actual a causa de las responsabilidades de los que
dirigen las naciones. Se piden oraciones por ellos para que acierten en sus decisiones. Hoy, en estos momentos, en que el mundo vive
la confrontación armada en distintos territorios; en que las decisiones de los jefes de Estado ya no es solamente una responsabilidad
política, sino ética; o es ética en cuento es política, no podemos ignorar el sentido de esta lectura de hoy. El mundo vive en guerra; la
guerra se hacen con armas poderosas: se venden, se compran, mueren muchos inocentes; se hacen promesas de tregua y siguen
hablando los cañones. Hay intereses internacionales en esos conflictos. Es necesario elevar las manos al cielo para pedir la paz y la
concordia, sin cólera, sin odios ni rencores.
II.2. Dios, el Señor del mundo, tiene otra estrategia para la humanidad: la salvación y la paz. La afirmación de que “Dios quiere que
todos los hombres se salven” no debería perderse nunca de vista en el planteamiento de la vida ética y social de la humanidad. El
proyecto de Dios es un proyecto de vida, de felicidad y de solidaridad. El autor de la carta lo plantea –como si fuera Pablo-, como un
verdadero proyecto ético cristiano. Debemos aceptar a los dirigentes, especialmente los que han sido elegidos democráticamente
(aunque en el texto se hable con la mentalidad de reyes y gobernantes). Pero no tenemos por qué callar ante sus injusticias y
estrategias de poder. El cristiano vive en el mundo y debe saber vivir en libertad. Pero esa libertad está inserta en su corazón, porque
el cristiano se siente verdaderamente hijo de Dios.
Evangelio: Lucas (16,1-13) ¡Con el dinero no se juega!: Otra lectura del dicho
III.1. El evangelio de hoy es uno de los momentos más sociales de la obra de Lucas, en consonancia con el mensaje del profeta Amós.
Corresponde este texto a la primera parte de Lc 16, y quiere mostrar el planteamiento nuevo de cómo los discípulos tienen que
comportarse en este mundo, en el que uno de los valores más deseados por todos es la riqueza (lo que es lo más estimable para los
hombres). El ejemplo del administrador sagaz, listo, inteligente, que no injusto propiamente hablando, es el punto de partida de toda la
enseñanza de los vv. 9-13 (que es lo que se propone propiamente para el evangelio de hoy, en que se puede omitir la lectura de la
parábola, aunque es ésta la que debía explicarse en profundidad); aquí se desestabiliza prácticamente la tradición representada por los
fariseos, justificada desde hacía tiempo por la tesis de que la riqueza era considerada como una bendición de Dios (Cf Prov 3,16; 8,18;
10,22; 11,16; 21, 17; 22,4), olvidando la crítica profética contra los que amontonan poder y riquezas.
III.2. Al final de la parábola del administrador sagaz, el v.8 plantea el interrogante de cómo ha podido ser alabado un hombre que ha
actuado de forma y manera que la fortuna del "hombre rico" va a quedar reducida, ya que los dos casos que se nos presentan
solamente sirven de modelo paradigmático de todos los deudores - "y llamando a cada uno de los deudores de su señor" v.5, es decir a
“todos”. La parábola, muy probablemente, ha sido transformada desde una historia singular de un administrador de un hombre rico, a
una narración en la que indirectamente está presente Dios como "señor", quien ha puesto las riquezas de la creación al servicio de los
hombres, y nosotros solamente somos administradores que un día debemos dar cuentas de nuestra actuación. Todo lo que sea
acumular riquezas es una injusticia, una falsedad. Esa es la razón por la cual es alabado el ad¬ministrador tras haber sido informado "el
señor" de su proceder. Porque este Señor de la parábola no es un vulgar terrateniente, que acumula riquezas injustamente, sino el
dueño del mundo. La acusación o difamación que se había hecho de este ecónomo, se va a volver en contra de los mismos
difamadores. Este hombre es el que ha entendido de verdad la forma en que deben tratarse y usarse las riquezas en este mundo: con
equidad. Por eso, el hombre rico de esta parábola ha pasado a ser el Señor, el juez de todos los hombres ricos de este mundo, que en
vez de ser administradores "que actúan sagazmente", se han quedado en ser ricos, acumulando riquezas, endeudando a los pobres
cada vez más y exigiéndoles más de lo que pueden dar.
III.3. El administrador, por el contrario, es un ejemplo. Él ha podido enriquecerse sin medida y, sin embargo, a la hora de entregar las
cuentas de su administración, se encuentra con las manos vacías. En lo único en que puede confiar es en haber actuado con
prudencia, con sagacidad, con sabiduría y equidad con los deudores. La aplicación del v.9 : "y yo os digo: haceos amigos con el
Mammona (dinero) de la injusticia, para que cuando venga a faltar os reciban en las moradas eternas", es lo mismo que ha hecho el
administrador de la parábola, según la reflexión que él mismo se hace en el v. 4. El v. 9, siempre ha planteado problemas de traducción:
pero lo que llanamente se quiere decir es que en vez de hacerse con las riquezas, que son engañosas, lo que debemos es
preocuparnos de hacer amigos, es decir, hacer el bien con ellas, cuando se poseen o se administran. Con las riquezas, lo que uno
debe pretender es hacerse amigos, haciendo el bien, en vez de acumular poder. Esto es, en verdad lo más práctico (phrónimos), lo más
justo y lo más positivo que los cristianos deben hacer con los bienes que Dios nos ha encomendado en este mundo. No se puede hacer
amigos, si no es compartiendo con ellos los bienes; es la mejor manera de usar las riquezas. Lo contrario, además de ser un escándalo
en la perspectiva del Reino, nos cierra el futuro que está en las manos de Dios.
III.4. Podemos entender ahora que “el señor” –que claramente en la parábola no puede ser más que Dios-, haya felicitado al gerente,
porque ha sabido actuar de manera que las riquezas no vengan a ser injustas o engañosas. Casi todos consideran las riquezas en este
mundo como el futuro más seguro, y debe ser verdad, si no fuera porque un día debemos enfrentarnos con la realidad de que tenemos
que desprendernos de todo y dar cuentas al Señor. Se hace mención de Mammona, que es un juego de palabras; en su raíz aramea
expresa esa seguridad, y de ahí su injusticia, porque ellas roban toda la armonía, la equidad y la sabiduría humana. Un día hay que
dejarlo todo; por eso, lo verdaderamente inteligente es hacer lo que hizo el administrador, quien, al contrario de los criterios de los que
sirven a dos señores, a Dios y a la seguridad del dinero, ha preferido servir a su señor, usando las riquezas que se le han
encomendado para hacerse amigo de los hombres, en vez de contribuir a acumular riquezas engañosas para él o para el señor.
III.5. Se dice que la imagen de la comunidad lucana es un reflejo del objetivo social concreto que afecta a toda su obra: el equilibrio
económico intracomunitario. Ello no significa, sin embargo, que tuviera "in mente" un programa de tipo socio-político para toda la
sociedad. Los intereses profundos que mueven a Lucas se reducen a planteamientos de una ética que se implica en el seguimiento, en
el discipulado cristiano; tratando, por otra parte, de dar respuesta a problemas concretos de las relaciones entre ricos y pobres, y de
las opciones que debía tomar su comunidad respecto de las riquezas para vivir de acuerdo con los criterios del Reino de Dios. Lucas lo
tiene claro: no se puede servir a Dios y al dinero.
Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura
Este comentario está incluido en el libro: Sedientos de su Palabra. Comentarios bíblicos a las lecturas de la liturgia dominical. Ciclos A, B y C.
Editorial San Esteban, Salamanca 2009.
Pautas
En la Primera lectura Amós critica a los poderosos que en tiempos de crisis (los Asirios habían destruido el Reino del Norte de Israel y el
pueblo vivía en la escasez) aprovechan la oportunidad para enriquecerse, y enriquecerse no engañando a los comerciantes o
autoridades, sino explotando a los más pobres, a los miserables. ¿A qué nos recuerdan esas palabras hoy?
En la Segunda Lectura, cuando San Pablo anuncia la salvación para todos y nos pide que oremos unos por otros, y especialmente por
aquellos que tienen responsabilidades de gobierno, y que lo hagamos limpios de ira y divisiones. La oración común es un instrumento
generador de cambio, primero porque es capaz de generar espacios de encuentro entre aquellos que están divididos (los primeros
pasos en materia ecuménica se debieron a oraciones conjuntas). En estos momentos en los que los conflictos armados son una
realidad, la petición de Pablo de orar unidos y hacerlo por los gobernantes es una petición que nos ha actualizado el Papa Francisco y
a la que todas las personas de buena voluntad deberíamos sumarnos.
El Evangelio nos relata la parábola del administrador astuto, que ante la pérdida de su puesto encontró la forma de garantizarse un
futuro. Es curioso ver cómo se desarrolla la parábola: el hombre rico despide al administrador por lo que le cuentan de él, y el
administrador se ve en la necesidad de asegurarse un futuro; un futuro que no se había asegurado previamente, ya que si hubiera
venido defraudando a su señor no hubiera tenido la necesidad de obrar con esa urgencia a posteriori. Puede que ese sea el motivo de
la felicitación del señor, que reconociendo implícitamente una gestión justa ha descubierto el engaño final producido precisamente por
la falta de previsión del administrador, que ha gestionado bienes durante años y nada ha acaparado. Ni siquiera se guarda nada para
él, solamente se garantiza que le reciban cuando lo necesite.
Jesús nos llama a gestionar sabiamente, a no acaparar, a no poner el dinero como fin en sí mismo, sino como un medio para vivir y
construir una realidad más justa. Si vives para acaparar, apegado a lo económico, ese apego no te dejaré ser libre para servir a Dios.
La parábola habla del injusto dinero, situándolo en un nivel inferior a las cosas cuya gestión es realmente importante. Hay una frase
que dice: “Todo lo que se puede comprar con dinero es barato”. ¿Quién puede comprar el abrazo de un ser querido que ha fallecido?
¿O el perdón verdadero de una persona a la que hemos hecho daño? ¿O la salud? No debemos olvidarnos de las cosas cuya gestión
también requiere nuestro esfuerzo, y que a veces descuidamos.
El Evangelio habla de la responsabilidad en lo cotidiano, en las cosas pequeñas que nos prepara para ser responsables en los
momentos cruciales. Son las cosas sencillas las que van construyendo nuestra vida, y son esas pequeñas acciones las que marcan la
diferencia.
Julia Moreno y Maro Botica
Fraternidad Laical del Olivar (Madrid)
Infantil
XXV Domingo del tiempo ordinario - 22 de septiembre de 2013
Buen uso de las riquezas
Lucas 16, 10-13
Evangelio
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: - El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado
en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no
fuisteis de fiar en lo ajeno, lo vuestro, ¿quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque, o bien aborrecerá a uno y
amará a otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero
Explicación
Si alguien es digno de confianza en cosas pequeñas también lo será en cosas grandes. Y si alguien no es honrado en asuntos
pequeños tampoco lo será de los grandes. Tened cuidado con el dinero. Roba el corazón a muchos y les hace ruines y caprichosos.
Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
Buen uso de las riquezas - Lucas 16, 10-13
VIGESIMOQUINTO DOMINGO: TIEMPO ORDINARIO “A” (Mt. 20, 1-16)
NARRADOR: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
JESÚS: El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de quedar
con ellos que les pagaría 10 euros por jornada, los mandó a la viña.
DISCÍPULO1: Con la falta de trabajo que hay, quedarían encantados.
NARRADOR: Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:
PROPIETARIO: Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido.
DISCÍPULO2: Qué suerte. Otros que pudieron trabajar.
NARRADOR: Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les
dijo:
PROPIETARIO: ¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?
JORNALERO: Nadie nos ha contratado.
PROPIETARIO: Id también vosotros a mi viña.
NARRADOR: Cuando oscureció, el propietario de la viña dijo al capataz:
PROPIETRARIO: Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros.
NARRADOR: Vinieron los del atardecer y recibieron 10 euros cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron 10 euros cada uno. Entonces se pusieron a
protestar contra el amo de la viña.
JORNALERO: Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día
y el bochorno.
PROPIETARIO: Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No quedamos esta mañana en que os daría 10 euros? Toma lo tuyo y vete.
Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia
porque yo soy bueno?
JESÚS: Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.
© Orden de Predicadores 2013
www.dominicos.org
Descargar