delitos ministeriales

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Reseña Legislativa 975
29 de octubre de 2010
DELITOS MINISTERIALES
Boletín 7133-07
I. DESCRIPCIÓN
REFERENCIA :
Modifica el Código Penal estableciendo la suspensión de la
prescripción en delitos contra la administración pública y otros que
indica
INICIATIVA
:
Moción de los diputados Sra. Muñoz y Sres. Burgos, Díaz
(Marcelo), Latorre, Montes, Ortiz, Schilling, Vallespín, Venegas y
Walker
ORIGEN
:
Cámara de Diputados
COMISIÓN
:
De Constitución, Legislación y Justicia
INGRESO
:
18 de agosto de 2010
ARTICULADO :
Artículo único que modifica el artículo 96 del Código Penal
II. OPINIÓN EJECUTIVA DE LyD
1.-
Se propone que, para los funcionarios públicos, el plazo para que prescriba la
acción penal en su contra por delitos cometidos en el ejercicio del cargo, se contará
desde que hubieren dejado de tener dicha calidad (y no desde que hubieren
cometido el delito, que es la norma general).
2.-
La proposición es consistente con alguna mayor severidad en la posibilidad de
sancionar los casos de corrupción, lo que constituye una iniciativa legal adecuada.
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3.-
Sin embargo, es posible hacer un esfuerzo para definir con mayor precisión los
casos a que se referiría esta normativa.
III. CONTENIDO DEL PROYECTO DE LEY
Respecto de delitos cometidos por funcionarios en el ejercicio de su cargo, la
prescripción de la acción penal, solo comenzaría a correr cuando el
funcionario hubiera perdido su calidad de tal.
Para mayor información ver proyecto de ley en el Anexo
IV. COMENTARIOS DE MÉRITO
1. Explicación
previa.
Cuando se comete un delito, nace una acción penal para perseguir la
responsabilidad del autor, cómplice o encubridor, ante los tribunales de
justicia.
Por regla general, las acciones judiciales prescriben, esto es, no están
disponibles indefinidamente para perseguir a los responsables, sino que se
extinguen por prescripción, transcurrido cierto tiempo, que depende de la
gravedad del delito.
Ahora bien, la prescripción de la acción penal puede interrumpirse o
suspenderse.
Se interrumpe cuando el delincuente ha cometido un nuevo delito, estando
pendiente el plazo de prescripción del delito anterior. En tal caso, se pierde el
tiempo que hubiere corrido desde el primer delito y la acción penal (por
ambos delitos) comienza a prescribir desde la fecha del segundo delito.
Se suspende desde que el procedimiento se dirige contra él, por ejemplo, por
haber sido formalizado, pero si por cualquier causa el proceso se paraliza,
(por ejemplo, por sobreseimiento temporal), entonces continúa corriendo el
plazo desde la fecha de comisión del delito, como si no se hubiere
suspendido.
El proyecto, entonces, modifica la norma sobre suspensión del plazo de
prescripción, estableciendo una excepción a la regla general, dado que
tratándose de funcionarios públicos, la prescripción se suspenderá por todo el
tiempo que funcionario mantenga su calidad de tal, en cualquier cargo
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público. En otras palabras, el plazo de prescripción no se contará desde la
comisión del delito sino des el momento en que el autor deje de ser
funcionario.
2.- Algunas
precisiones.
Distinta gravedad.
El proyecto establece que los delitos por los cuales se suspende la
prescripción, en la forma antes indicada, son los “cometidos en el ejercicio de
la función pública o con abuso de ésta”. Esta forma de referirse a los delitos
ministeriales o delitos funcionarios no parece ser la más apropiada.
Las distintas figuras que se incluyen entre estos delitos suelen denominarse
de la siguiente manera: anticipación y prolongación de funciones;
nombramientos
ilegales;
usurpación de funciones; prevaricación;
malversación de caudales públicos; fraudes y exacciones ilegales; violación
de secreto; infidelidad en la custodia de documentos; cohecho; resistencia y
desobediencia, y abusos contra particulares.
Obviamente, esta extensa enumeración, que aquí se incluye solo a título
referencial, tampoco sería la mejor forma de determinar los delitos por los
cuales se suspende la prescripción de la acción penal. Para buscar una
denominación apropiada, es necesario previamente considerar algunas
situaciones especiales.
Lo grave es la
corrupción.
Desde luego, no todas las figuras penales antes anotadas tienen la misma
gravedad ni los mismos efectos en el desempeño de la función pública. Lo
que los autores de la moción buscan combatir, según ellos mismos declaran,
son los casos genéricamente conocidos como corrupción; pero aun así,
proponer, a sabiendas, a una persona que no cumpla los requisitos legales
para un cargo público no tiene la misma gravedad que el juez que falla contra
ley expresa en causa penal (y por eso también las penas son distintas).
Prevaricación cometida
por un juez.
Este último caso, el de prevaricación cometida por un juez, es el que una
mayor relevancia tiene en relación con la suspensión de la acción penal que
se viene proponiendo. El juez que cometió prevaricación podría tener
mayores posibilidades de eludir o entorpecer la acción de la justicia mientras
mantuviere su calidad de tal.
Ya no corresponde
sancionar como
funcionario a un
sacerdote.
Por otra parte, en algunos delitos, como la infidelidad en la custodia de
documentos, se incluyen posibles autores que actualmente no tienen la
calidad de empleados públicos. Tal es el caso de los eclesiásticos (artículo
242), que en 1874, cuando la Iglesia estaba unida al Estado sí tenían esa
calidad y estaban a cargo de registros públicos como las partidas de
bautismo, matrimonios y defunciones.
El sobornante.
En el caso del cohecho, no solo se sanciona al empleado público que acepta
recibir dádiva o promesa de dádiva, sino también al sobornante que la da o la
ofrece (artículo 250), y que no es un empleado público. En este caso cabría
ocuparse de la distinta situación jurídica en que se encontraría el particular,
para quien la prescripción correría desde la comisión del hecho mientras que
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para el funcionario, comenzaría a correr desde que dejara de ser empleado
público.
En la situación antes indicada, parece tener sentido que para ambos
coautores, sobornante y sobornado, se aplicara la misma norma; así se
evitaría alguna discusión sobre igualdad ante la ley y se mantendría la
amenaza de persecución criminal contra todos los autores por igual.
Los delitos-faltas.
Especial importancia tiene también la norma propuesta, respecto de la falta
descrita y sancionada en el artículo 494, Nº 19 en relación con el artículo 233
del Código Penal, que sancionan como falta la malversación de caudales
públicos cuando la cantidad no supera las cinco unidades tributarias
mensuales (unos $180.000). Esta faltas (que son faltas penales y no
administrativas) prescriben en 6 meses, lo que generalmente hará imposible
su sanción si el funcionario, abusando de su calidad de tal, logró evitar que se
investigara su comisión.
En este caso, además, se produce otra situación a la que cabe referirse, pues
la comisión de una falta no interrumpe la prescripción (no hace perder todo el
tiempo transcurrido). Es decir, suponiendo una hipótesis concreta, si un
funcionario comete un delito ministerial, la comisión posterior de un delito-falta
no interrumpe la prescripción; es decir, continúa corriendo el plazo como si no
se hubiere cometido este segundo ilícito. Pero con la modificación que, el
proyecto propone, dicho plazo se va a contar, en todo caso, desde que el
funcionario hubiere perdido su calidad de tal, independientemente de la
comisión de la falta, lo que viene a mantener en suspenso el plazo de
prescripción por el primer delito.
Como se observa, la norma sobre suspensión de la prescripción de la acción
penal contra funcionarios públicos, que se propone, es conceptualmente
adecuada a la persecución criminal de los más graves casos de corrupción, lo
que constituye un acierto de la iniciativa.
Sin embargo, cabría revisar si la manera como se viene formulando la norma
es o no la más adecuada.
3.- Una proposición.
Las dos formas que ocupa el proyecto para referirse a los delitos cometidos
por funcionarios públicos son las siguientes: que el delito esté cometido en el
ejercicio de la función pública, o que el delito esté cometido con abuso de la
función pública.
Como se observa, la segunda figura queda comprendida cabalmente en la
primera, toda vez que si se abusó de la función pública es obvio que el delito
se cometió en el ejercicio de dicha función.
Por lo tanto, una primera proposición podría consistir en que solo se hiciera
referencia a delitos cometidos en el ejercicio de la función pública.
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Siendo así, se podría recurrir a la denominación con que la doctrina
normalmente se refiere a estos delitos, como delitos ministeriales; también
conocidos como delitos funcionarios. Por la misma razón también podría
verse la posibilidad de utilizar la denominación del Título V del Libro II del
Código Penal: De los crímenes y simples delitos cometidos por empleados
públicos en el desempeño de sus cargos.
Sin embargo, ella dejaría a las faltas penales, que podría considerarse que no
están en ese Título (aunque el artículo 494 sobre las faltas se remita a
algunos de ellos). También se incluiría al sacerdote, que manifiestamente no
tiene la calidad de funcionario; pero sería conveniente la inclusión de
sobornante, que aunque no tiene la calidad de empleado público, resulta
ecuánime que corra la misma suerte que el funcionario sobornado, y quedaría
incluido en los delitos del Título V, ya aludido.
Ahora bien, una proposición que puede estudiarse, consistiría en revisar,
artículo por artículo, dentro del mismo Título V, cuáles delitos tienen mayor
gravedad como para aplicarles a ellos la norma sobre suspensión de la
prescripción, extendiéndola a las faltas, y expresamente al caso del
sobornante, pero con exclusión del eclesiástico.
Es decir, un enfoque casuístico resultaría más consistente con el propósito de
la iniciativa, más preciso y comprendido de todos los casos más graves,
dejando fuera los de menor importancia, para los cuales basta con las normas
generales sobre persecución criminal.
Finalmente, la expresión “autores y partícipes”, que utiliza el proyecto de ley,
no resulta del todo precisa frente a los términos utilizados por el Código Penal
para referirse a los responsables de un delito, como autores, cómplices o
encubridores.
Desde este punto de vista sería preferible referirse
simplemente a los “responsables” de delitos ministeriales o funcionarios, para
ser consistentes con lo señalado en los artículos 14 y siguientes del Código
Penal
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V. ANEXO: PROYECTO DE LEY
Artículo único.- Para agregar el siguiente inciso
segundo en el artículo 96 del Código Penal:
función pública o con abuso de ésta, respectos
de los autores y partícipes, mientras cualquiera
de ellos se encuentre desempeñando un cargo
público".
"La prescripción también se suspende en los
casos de delitos cometidos en el ejercicio de la
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