EL ESTATUTO JURIDICO DEL BUQUE. I. Introducción La noción de buque reviste importancia capital en el Derecho Marítimo, el cual tiene por objeto 2 el "conjunto de relaciones jurídicas que nacen en o se desarrollan con el mar" . El concepto jurídico del buque como objeto registral, tanto en el Registro de Bienes Muebles como en el Registro Marítimo, repercutirá en buena parte de las relaciones jurídicas que el Derecho Marítimo trata de ordenar. El término "buque" admite múltiples significados, siendo necesario elaborar un concepto que posibilite armonizar todo el conjunto jurídico que regula la navegación, con todos y cada uno de sus elementos, incluido el registro del buque y que afecte al resto de las instituciones, principios y normas del Derecho marítimo, tanto público como privado. Como punto de partida, debemos advertir que nuestro Código de comercio -cuyo Libro III se ocupa del comercio marítimo- no ofrece definición alguna del buque. Dicha laguna se puede colmar a través de la regulación contenida en el Reglamento del Registro Mercantil de 1956, a la que según veremos queda sujeto el Registro de Bienes Muebles. II. El sistema español de registro de buques A diferencia de otras legislaciones que han optado por un sistema público unitario de registro de buques, la nuestra cuenta con un sistema público de registro que es dual y obligatorio. Efectivamente, el buque debe estar inscrito primeramente en el Registro Marítimo y posteriormente en el Registro de Bienes Muebles (en adelante, RBM). El Registro Marítimo está formado, en sentido amplio, por el Registro Marítimo Ordinario o general (esto es, por el Registro Marítimo Central y los registros de matrícula de cada 7 Capitanía) y por un Registro Marítimo Especial (que es el Registro Especial de Buques y Empresas Navieras de Canarias, en adelante, REBECA). Ambos tienen carácter administrativo, hallándose regulado en el Real Decreto sobre Abanderamiento, Matriculación de buques y Registro marítimo (1989) y en la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante (1992). Los datos relativos a los buques inscritos en los Registros de matrícula tienen acceso al 8 Registro Marítimo Central en la DGMM, dependiente del Ministerio de Fomento . Se advierte, por tanto, como ha puesto de manifiesto la doctrina, que el Registro Marítimo se organiza en un plano doble: uno central (correspondiente al citado Registro Marítimo Central) y otro periférico (correspondiente al de los registros de matrícula llevados en las Capitanías Marítimas y que se completa con el REBECA). En el Registro Marítimo ordinario se consignarían las circunstancias y elementos técnicos que permiten identificar el buque y reconocer al mismo la legitimidad para enarbolar la bandera o pabellón nacional; mientras que en el RBM quedaría constancia de las circunstancias que afectan a la propiedad y a los gravámenes sobre el buque. Sin embargo, la dualidad del sistema público registral se prolonga con una verdadera duplicidad registral por cuanto «ni el Registro Administrativo se limita a los aspectos técnicos y de identificación del buque ni el Registro Mercantil se limita a la mención de la propiedad y de los gravámenes sobre el buque», sino que «ambos abarcan los dos tipos de cuestiones». A título ilustrativo, podemos destacar que la Dirección General de los Registros y del Notariado (DGRN) ha dispuesto que la remisión de datos por parte de los Registradores de Bienes Muebles al Registrador Central de Bienes Muebles "se extiende a las inscripciones y anotaciones practicadas en el Registro de Buques, de manera que el Registro Central deberá tener pleno conocimiento de los siguientes datos: a) Nombre del buque, número OMI, pabellón, arqueo y lista, matrícula nacional y NIB (número de identificación del buque), si constan. (...)". III. El Registro de Bienes Muebles El (RBM) está integrado por seis secciones, la primera de las cuales tiene por objeto el registro 12 de buques y aeronaves . Se trata de un registro de titularidades y gravámenes sobre bienes muebles, que tiene carácter mercantil y efectos jurídicos privados. Esta relación normativa se completa con las Instrucciones de la DGRN. La nueva regulación del Registro mercantil ha supuesto que la inscripción del buque y de los derechos reales se ha independizado, pasando a integrar junto con la inscripción de las aeronaves, la sección primera del nuevo RBM, basada en el sistema de folio real. Su estructura consta de un nivel central único, el Registro de Bienes Muebles Central, a cargo del Registrador de bienes muebles central y, en el nivel periférico, de los diversos RBM que quedan a cargo del registrador de la propiedad y mercantil que ostente la competencia. En concreto, los buques construidos habrán de inscribirse en el RBM que corresponda a la provincia o distrito marítimo en que se hallen matriculados; mientras que los buques en construcción se inscribirán en el Registro correspondiente al lugar en que se construyan. Esta previsión de la Orden que aprueba la ORVPbm corrobora lo establecido en el artículo 19 del RDAb. IV. La noción de buque a los efectos del Registro de Bienes Muebles El artículo 146 del Reglamento del Registro Mercantil de 1956 (en adelante, RRM) dispone que "se reputarán buques, para los efectos del Código de Comercio y de este Reglamento, no sólo las embarcaciones destinadas a la navegación de cabotaje o altura, sino también los diques flotantes, pontones, dragas, gánguiles y cualquier otro aparato flotante destinado o que pueda destinarse a servicios de la industria o comercio marítimo o fluvial". A primera vista, parecen ser dos los elementos principales de la noción de buque que resulta de este Reglamento: la flotabilidad y el destino mercantil, siendo irrelevante la potencia y la capacidad de propulsión (propia o prestada por otro artefacto), el arqueo, las dimensiones o el tamaño así como las aguas sobre las cuales discurre la navegación (marítimas o fluviales). Sin embargo, visto más de cerca, el precepto sólo exige un requisito: la flotabilidad, pues el destino mercantil pasa a un segundo plano desde el momento en que se considera suficiente la 23 potencialidad o eventualidad de semejante destino . Ello hace que la definición sea extremadamente amplia, ya que «en sentido técnico hablamos del buque para referirnos a cualquier construcción destinada a la navegación marítima o fluvial». Se trata de un concepto tan amplio del buque, que extiende el concepto a cualquier aparato flotante, aunque no tenga aptitud para la navegación. En primer lugar, el precepto anterior considera buques, a efectos registrales, las embarcaciones y los aparatos flotantes de todo tipo y tamaño. En efecto, el concepto de buque que ofrece el RRM de 1956 «incluye todos los buques, con cubierta o sin ella, destinados a la navegación extraportuaria o a la portuaria, cualquiera que sea su tonelaje y su eslora». Asimismo «comprende no sólo los que pueden navegar sino también cualquier aparato flotante aunque estén destinados a permanecer en un punto fijo, como pueden ser los diques flotantes, pontones, plataformas de extracción petrolífera...». En lo que concierne a los aparatos flotantes, conviene sin embargo tener presente lo que establece nuestro Código civil cuando califica como inmuebles "los diques y construcciones que, aun cuando sean flotantes, estén destinados a permanecer en un punto fijo de un río, lago o costa". Lo cual conlleva su exclusión 31 de la noción que estamos analizando . Debemos también poner de manifiesto que el Reglamento no exige la navegabilidad de la embarcación o aparato de que se trate sino únicamente su flotabilidad y adscripción a un destino mercantil. Esto es, «flotabilidad y navegabilidad no son términos equivalentes»: «la diferencia descansa en que la navegabilidad exige la autonomía de desplazamiento». Algunos autores consideran que la flotabilidad no es bastante, sino que ha de completarse con la movilidad, desplazamiento o aptitud para navegar, con medios de propulsión que pueden propios o ajenos al mismo. De esta manera se evita el absurdo de considerar que todo aquello que flota es un buque y debe, en consecuencia, tener acceso al Registro. En segundo lugar, el precepto establece que es buque "cualquier aparato flotante destinado o que pueda destinarse a servicios de la industria o comercio marítimo o fluvial". Esto plantea si únicamente incluímos aquellas embarcaciones y aparatos flotantes con fines mercantiles o también las embarcaciones de recreo, científicas, deportivas, etc. En tal sentido debemos tener presente, en lo que concierne a las embarcaciones sin fin lucrativo, que la Dirección General de los Registros y del Notariado (DGRN) estimó que el concepto de buque contenido en el artículo 146 del Reglamento, no es obstáculo para que las embarcaciones de recreo tengan acceso al Registro Mercantil (hoy RBM): "Considerando que, sin embargo, las embarcaciones de la lista 7ª tienen como fin exclusivo la práctica del deporte sin propósito lucrativo, lo que las aleja de la vida mercantil: ni el propietario tiene la consideración jurídica de armador o comerciante marítimo, ni el buque está destinado al servicio de la industria o comercio marítimo o fluvial (lo cual no hace que, sin embargo, la inscripción en el Registro Mercantil sea imposible)". Por último, la noción registral de buque comprende todos aquellos que se encuentran en construcción. Los términos que utiliza el repetido precepto del RRM de 1956 avalan su inclusión, puesto que el artículo 146 retiene el criterio del destino potencial a la industria o al comercio. Además, la Ley de Hipoteca Naval (LHN) admite la posibilidad de que el propietario o el naviero constituyan una hipoteca naval sobre un buque en construcción, siempre que se proceda a la inscripción previa de su propiedad en el Registro. V. Consideraciones finales En razón de lo expuesto, podemos afirmar que la noción de buque del RRM, más que definir lo que es un buque establece cuáles son los objetos que obligatoriamente deben registrarse, sin que de ello derive que todos los objetos registrables sean buques. Sin embargo, cabe hacer algunas precisiones en lo que concierne a la inscripción de las plataformas fijas, las embarcaciones deportivas, el abanderamiento provisional de buques extranjeros en el Registro Marítimo español y el abanderamiento de buques españoles en el extranjero. En lo que concierne a las embarcaciones deportivas y de recreo, basta como se ha dicho ya la potencialidad de su destino mercantil para considerarlas como buques. Anteriormente, en lo que concierne a las embarcaciones sin fin lucrativo, la DGRN había entendido -como ya expusimos- que el concepto de buque contenido en el artículo 146 del RRM, no era obstáculo para que las embarcaciones de recreo tuviesen acceso al Registro Mercantil, aunque al parecer la diferencia residiría en el carácter potestativo o voluntario, en lugar de obligatorio, de la inscripción en el RBM. (51) Notas 2 El profesor Ignacio Arroyo ha formulado una definición que nos presenta el Derecho marítimo como “el conjunto de relaciones jurídicas que nacen o se desarrollan con el mar”. Por consiguiente, el mar y lo marítimo constituyen los criterios delimitadores de la materia. Esa definición significa reconocer la autonomía de la disciplina en los niveles legislativo, judicial y académico. Por otra parte, el Derecho marítimo se concibe como un derecho general que incluye tanto aspectos de Derecho privado como público, nacional e internacional. Por su parte, el francés Georges Ripert definió el Derecho marítimo en sentido amplio, como "el conjunto de reglas jurídicas relativas a la navegación en el mar" y, en sentido estricto, como "la parte del Derecho comercial, o mejor dicho, del derecho privado, aplicable a las relaciones que nacen entre los que explotan los navíos y quienes los usan, y los transportes por mar y los contratos que son su accesorio 7 El RDAb habla indistintamente de registro de matrícula de buques y de registro del distrito marítimo. 8 El artículo 9 del RDAb, ordena la incorporación al Registro Marítimo central de "todos los datos de los buques, necesarios para conocer todas las posibilidades de su utilización, así como para poder informar de las peticiones de cambio de titularidad, dominio, nombre y lista; exportación, desguace, pérdida total por accidente y, en general, cuantas incidencias administrativas puedan ocurrir al buque desde su entrada en servicio hasta su baja del registro". 12 Secciones del RBM: 1. Sección de Buques y Aeronaves, 2. Sección de Automóviles y otros Vehículos de Motor, 3. Sección de Maquinaria industrial, establecimientos mercantiles y bienes de equipo, 4. Sección de otras Garantías reales, 5. Sección de otros bienes muebles registrables, 6. Sección del Registro de Condiciones Generales de la Contratación. 23 El profesor Ignacio Arroyo contempla la flotabilidad como única exigencia, al escribir que: "la finalidad mercantil no debe ser un criterio delimitador de la noción de buque"; "el requisito de la flotabilidad es el único elemento que contempla el reglamento"; "ni la finalidad lucrativa ni el tipo de navegación son criterios excluyentes". 31 Alonso Casado se refiere, como ejemplo, a la batea o vivero flotantes diciendo que «en sí considerado no es bien inmueble, pero adquiere tal carácter por incorporación al permanecer unido de manera fija a las aguas públicas, cuyo aprovechamiento se adquiere por concesión. 51 Tribunal Supremo, 29 de diciembre de 2000. Dice el TS que "la doctrina moderna tiene un concepto más amplio del Derecho marítimo que se extiende a otras actividades, incluso con finalidad no lucrativa, como son la pesca deportiva, turismo, estudios oceanográficos, ecología, etc., a las que se entiende son aplicables las normas reguladoras de la navegación marítima. De otra parte, ha de acudirse al criterio interpretativo del art. 3.1 del Código Civil, teniendo en cuenta que la realidad social actual impone una ampliación del ámbito de la actividad marítima que, si al tiempo de la promulgación del Código de Comercio se limitaba al transporte de personas y cosas como actividades con ánimo de lucro, en la actualidad se extiende a otras actividades desconocidas en aquella época y que han de quedar amparadas por las normas del tráfico marítimo... 8385 Bandera y nacionalidad de los barcos españoles La nacionalidad de un buque es la base legal sobre la que se fundamentan cuestiones tan importantes como la competencia de muchas inspecciones marítimas, la potestad para imponer tributos, y otros requisitos relacionados con la propiedad del mismo. Es una técnica legal para asignar al barco un estatuto legal que lo vincule con un Estado, lo cual se consigue tras un proceso que pasa por la matrícula, el registro y entrega de documentación, culminando con la asignación de pabellón que constituye un derecho; pero también un deber de usar la bandera en cada ocasión que la ley lo establezca. En España la materia de pabellón es competencia exclusiva del Estado. Nuestra la regulación sobre esta cuestión se encuentra en la Ley de Puertos del Estado y de la M.M., que dispone que los buques registrados y abanderados en España, tienen nacionalidad española. - - - Los buques solo pueden tener izada la bandera de un Estado; otra cosa es que el capitán no cumpla sus obligaciones, por lo que podrá ser objeto de sanciones administrativas. Las embarcaciones españolas deben llevar izada la bandera nacional; pero tienen la posibilidad de llevar izada también la bandera autonómica siempre que se cumplan los requisitos de tamaño y lugar de izado de acuerdo con la Ley 39/1981 que regula el uso de la bandera de España y el de otras banderas y enseñas estableciendo formas, dimensiones y colores de la bandera española disponiendo que “la bandera de España se enarbolará como pabellón en buques, embarcaciones y artefactos flotantes españoles, cualquiera que sea su tipo, clase o actividad, con arreglo a lo que establezcan las disposiciones y usos que rigen la navegación”. Por su parte el Real Decreto 2335/1980 regula el uso de la bandera de España y otras banderas y enseñas a bordo de buques nacionales asumiendo que la relación bandera buque es un principio de Derecho universal que determina la autoridad, jurisdicción y protección del estado bajo los barcos bajo su pabellón, así como el ejercicio de sus potestades. Respecto de la colocación establece una reserva del asta de popa y el pico del palo mayor para la bandera de España y no podrá permanecer izada ninguna otra bandera ni enseña a bordo si no lo está la bandera nacional. Además ninguna otra bandera izada a bordo puede tener una superficie superior a un tercio de la bandera española izada. El hecho de no llevar izada la bandera oficial española es constitutivo de infracción leve.