Clarisa3

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Clarisa
"Clarisa" es la historia de Clarisa contada por Eva Luna. Clarisa
es una mujer muy devota y luchadora, que siempre persiguió
sus deseos hasta poder concretarlos, en este caso buscar la
forma de ayudar a otras personas y, pese a que su realidad
personal no era muy diferente ya que "?resultaba difícil
encontrar pobres más pobres que ella". El aspecto narrativo del
cuento permite entrever éste y otros problemas que vive la
protagonista y las personas cercanas a ella, tales como la
relación que mantenía con su esposo, el cual vivía encerrado en
un cuarto aparte y la única comunicación que mantenían era
por medio de golpes en la puerta. Su matrimonio fue producto
de la conformidad y la imposición de sus padres, pero en él
nunca hubo amor.
La sumisión del marido es sólo una muestra del poco amor que
sentía por sus hijos anormales y su esposo. Ver como Clarisa
afrontó durante tantos años esta situación es una muestra de la
fortaleza que poseía y la cobardía del marido al no afrontar su
realidad.
Otras virtudes importantes se ven cuando una noche, Clarisa es
abordada por un ladrón en su propia casa, ella muy
tranquilamente, pese a estar indefensa, se enfrenta al asaltante
con una valentía admirable y comprensión al decirle "No, esto
no es un robo. Yo no te voy a dejar que cometas un pecado. Te
voy a dar algo de dinero por mi voluntad. No me lo estás
quitando, te lo estoy dando, ¿está claro?", y seguidamente lo
invita a tomar té, y que le cuente el porqué de su proceder.
Destacando su ímpetu daditativo y su carácter fuerte y decidido,
es la descripción de cómo "conseguía de los jesuitas becas para
niños ateos, de la Acción de Damas Católicas ropa usada para
las prostitutas de su barrio, del Instituto Alemán instrumentos
de música para un coro hebreo, de los dueños de viñas fondos
para los alcohólicos". Esta ayuda así como también otra fue
producto de su amistad con el diputado Diego Cienfuegos, que
con el paso del tiempo, estas dos personas encontraron lo que
cada uno necesitaba en el otro y fue así como los dos hijos
menores de Clarisa fueron producto de esta pasión. Clarisa
nunca se adaptó a los cambios que trajo el paso del tiempo, así
cuando llegó el Papa de visita y los homosexuales salieron a su
encuentro vestidos de monjas, Clarisa supo cuando vio eso su
fin estaba cerca o más bien ella lo decidió así, y lo anunció para
que todos estuvieran listos. Eva siempre a su lado la acompañó
en sus últimos días, dándole valor para enfrentas su última
prueba y obsequiándole todo su cariño. Su marido ni siquiera
se inmutó y sus hijos la acompañaron y alistaron todo lo
necesario, además ayudaron a recibir a todas las visitas que
llegaron desde muy lejos para despedirse efusivamente de
Clarisa: el asaltante, la Señora, Diego Cienfuegos, y toda la
muchedumbre que la conocía y consideraba santa.
Cuando se hubo despedido de todos y cada uno de los que
habían sido parte importante de su vida. Clarisa murió.
Es importante decir que este cuento no está situado en un ligar
específico, ni sus personajes son oriundos de algún lugar, más
bien este cuento es el reflejo de la sociedad latinoamericana.
Este estilo es propio de la autora, la cual se empeña en describir
la historia de nuestro continente.
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