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DECLARACION PÚBLICA EN EL DIA INTERNACIONAL DE LAS
MUJERES RURALES
ACCIÓN DE LAS MUJERES RURALES
SALVADOREÑAS FRENTE A LA CRISIS
ALIMENTARIA
Celebrar el 15 de octubre como Día Internacional de las Mujeres Rurales surgió durante la
Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, organizada por la ONU y celebrada en Pekín en
1995, como una forma de reconocer la precaria situación en la que viven actualmente las
mujeres rurales a nivel mundial y la necesidad de que los Estados pongan mayor atención a su
condición y situación de marginación en la que se encuentran.
Igualmente, Naciones Unidas decretó conmemorar el día 16 de octubre como el Día de la
Seguridad Alimentaria, y el 17 de octubre como el Día de la Lucha contra el Hambre y la
Pobreza, considerando que el hambre y la desnutrición son realidades inaceptables que
impiden a las personas alcanzar un desarrollo óptimo de sus capacidades.
Por ello, el derecho a la alimentación adecuada ha sido acogido y reafirmado en diversos
instrumentos internacionales y por diversos organismos intergubernamentales que, partiendo
de su incorporación en la Declaración Universal de Derechos Humanos, han desarrollado
paulatinamente su contenido y alcance, logrando que sea considerado como una condición
necesaria para lograr un nivel de vida adecuado.
Actualmente, la crisis financiera mundial y el aumento de los precios del petróleo y de los
alimentos han tenido efectos muy serios en las economías de la región centroamericana, pero
especialmente en nuestro país, debido al abandono de 20 años que sufrió nuestra agricultura y
la reducción importante de las remesas, lo cual está impactando en el nivel de ingresos de las
familias pobres que dependen de ellas para asegurar la disponibilidad y el acceso a los
alimentos en el hogar.
En los últimos años, el sector agrícola fue marginado por lo que la producción nacional de
alimentos es muy baja, ocasionando una alta dependencia de la importación de alimentos
básicos y el consecuente riesgo de desabastecimiento en los hogares. Según la FAO, El
Salvador enfrenta serias dificultades para garantizar seguridad alimentaria en la población,
debido a las alzas en los precios internacionales de los alimentos, pues el país importa el 90%
de las verduras, el 30% del frijol, 30% del maíz y el 70% del arroz para satisfacer el consumo
interno. Además, persiste la inseguridad jurídica en la propiedad, tenencia y uso de la tierra.
En este marco, el 16 de octubre del 2009, el Presidente de la República firmó el Decreto
Ejecutivo No. 63 de creación del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional
(CONASAN) y su Comité Técnico (COTSAN), cuya función es asegurar una unificación de
esfuerzos inter institucionales para lograr la seguridad alimentaria y nutricional de la población
salvadoreña, y como un reconocimiento de que la alimentación es un derecho fundamental que
requiere de acciones especificas que lo garanticen, protejan y aseguren su cumplimiento. Este
derecho ha sido ratificado por el Estado salvadoreño en numerosos tratados internacionales
pero todavía no está establecido en la Constitución de la República. El CONASAN fue creado
como un instrumento de articulación entre el gobierno y la sociedad, para la formulación de
políticas y planes de acción en las áreas de alimentación y nutrición, con un enfoque de
derechos humanos y una perspectiva de género.
En El Salvador existe una grave deficiencia en la disponibilidad y acceso a los alimentos que
está generando serios problemas nutricionales, sobre todo en la niñez y en las mujeres del
campo. Son evidentes las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres en cuanto al
acceso y el control de los recursos que pueden garantizar la seguridad alimentaria de las
familias salvadoreñas, pues las mujeres enfrentan menor acceso, pero sobre todo, menor
capacidad de decisión sobre los recursos, a pesar de ser ellas las que en última instancia
garantizan, en la mayoría de los casos, la seguridad alimentaria familiar: cultivan, cosechan y
cazan o pescan los alimentos, llevan agua y leña a la casa, preparan y cocinan los alimentos.
Pese a esto, estas mujeres son las últimas que tienen acceso a los recursos, a la tenencia de
tierra, a la atención integral de su salud, a la capacitación y a los préstamos financieros. Las
mujeres rurales salvadoreñas enfrentan los mayores índices de analfabetismo, de pobreza y de
violencia, convirtiéndose en los principales obstáculos para su desarrollo personal y su
participación en la vida política y económica del país. Según el censo de población del 2007,
más del 34% de los hogares salvadoreños cuentan con una mujer como cabeza de hogar, la
cual debe de hacer frente, ella sola, a la seguridad alimentaria y el cuidado de la familia, en un
contexto de paternidad irresponsable. Este panorama es mucho más grave en el campo,
debido al alto índice de migración masculina.
Un dato importante es que lo cosechado por las mujeres dedicadas a tareas agrícolas es para
el consumo familiar, de esta forma contribuye al ingreso del hogar y demuestra su papel
principal en la seguridad alimentaria. Pese a lo anterior, las mujeres no tienen acceso a créditos
especiales1 u otros insumos productivos, así mismo, su aporte se ve invisibilizado en las
políticas del Estado y en los procesos legislativos vinculados a la creación de marcos jurídicos.
La tenencia de la tierra, es otro tema que afecta a la mujer rural, por ejemplo, en términos de
género, la reforma agraria implementada en el país, únicamente benefició al 11.7% de las
mujeres campesinas en la fase I y al 10.5% en la fase III2. Con la firma de los Acuerdos de Paz
1 Consejo Nacional de Trabajadores del Campo, Vía Campesina El Salvador “Plataforma Reivindicativa de las Mujeres Campesinas en El Salvador” 2009
2 En 1980 la junta cívico-militar inició una reforma agraria, la cual se desarrolló en dos fases.3 En la fase I (Decreto 154), las fincas que excedían las 500 hectáreas
fueron expropiadas con indemnización. En estas tierras se constituyeron cooperativas de producción, integradas básicamente po r sus trabajadores permanentes. En
la fase III (Decreto 207), iniciada en 1983, también conocida como "tierra para el que la trabaja", los arrendatarios y aparceros de fincas menores de 100 hectáreas
serían los dueños de las parcelas que trabajaban, hasta un máximo de siete hectáreas. Ver: PRISMA “Género y Propiedad en El Salvador” 1998
de 1992 no se estableció el tema de la tenencia de la tierra para las mujeres de tal forma que
con el Programa de Transferencia de Tierras, implementado para beneficiar a ex combatientes
y tenedores en las zonas de conflicto, se beneficio únicamente al 33.7% de las mujeres con
esta condición.3
Recientemente han sido aprobadas dos leyes importantes para avanzar en los derechos de las
mujeres: la Ley especial para combatir la violencia contra las mujeres y la Ley de Igualdad.
También fue aprobada la nueva Política Nacional de la Mujer, coordinada por el ISDEMU, que
incluye algunas acciones a favor de las mujeres rurales. Sin embargo, a pesar de este marco
normativo más favorable, la situación de las mujeres rurales aún continúa siendo preocupante y
sigue siendo una tarea pendiente del Estado salvadoreño. Asimismo, la Política de seguridad
alimentaria y nutricional anunciada por el gobierno en agosto pasado, a pesar de haber tenido a
la base una consulta amplia con enfoque de género, fue diseñada y está siendo implementada
sin este necesario enfoque que garantice la participación equitativa de las mujeres y hombres
en su implementación. Además, conocemos de diversos anteproyectos de ley de seguridad y
soberanía alimentaria que están siendo analizados por la Comisión de Economía y Agricultura
de la Asamblea Legislativa pero sabemos que ninguno ha incluido en su formulación la
perspectiva de género.
Ante esta situación descrita anteriormente, mujeres del campo y de la ciudad, afectadas por
esta crisis, nos hemos articulado en una gran red a nivel nacional con el propósito de
pronunciarnos frente a esta grave problemática y ofrecer a las diversas instituciones del
Estado, una serie de propuestas que mejoren las políticas alimentarias ya aprobadas, y hacer
una propuesta técnica que permita la incorporación del enfoque de género, tanto en la política
de seguridad alimentaria y nutricional implementada desde el Ejecutivo, como en los
anteproyectos de ley ventilados en la Asamblea Legislativa. Asimismo, esperamos poder iniciar
un diálogo sistemático con los Órganos de Naciones Unidas vinculados al tema, es por ello,
que la presente declaración, también será compartida con la Directora de ONU MUJERES,
Michelle Bachelet, entidad de Naciones Unidas que ha sido creada para contribuir a la igualdad
de Género y el Empoderamiento de la Mujer.
En la víspera de celebrar el DIA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES RURALES, este
próximo 15 de octubre, las organizaciones de mujeres rurales y organizaciones de mujeres que
promueven y defienden los derechos de las mujeres rurales, hacemos las siguientes
demandas, ante las diputadas y diputados que integran la Comisión de Economía y Agricultura
de la Asamblea Legislativa, ante el Foro de Mujeres Parlamentarias y ante la recién formada
Comisión de la Mujer e Igualdad:
1. Que se apruebe al más corto plazo, independientemente del proceso electoral que
se avecina, una Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional que
garantice el acceso físico, económico y social, a una alimentación adecuada, en
cantidad y calidad, con pertinencia cultural, así como a su adecuado consumo y
aprovechamiento biológico que garantice el disfrute de una vida saludable y
productiva, en forma oportuna y permanente.
3 Manzano, Ana Carolina. Situación de la Mujer Rural en El Salvador, 1994
2. Que dicha ley tenga, como eje transversal, el enfoque de derechos y de género,
de tal manera de permitir una participación amplia de las mujeres en su diseño,
implementación, seguimiento y evaluación y se convierta en la posibilidad de
mejorar la condición y posición de las mujeres más vulnerabilizadas de nuestra
sociedad. Para ello se hace imprescindible que se abra una consulta a nivel
nacional con espacios especiales para las mujeres rurales, y que sea, a través del
dialogo, que se atiendan las demandas especificas de éstas.
3. Hacemos un llamado a todos los partidos políticos que integran las diferentes
fracciones legislativas a pronunciarse en favor de los derechos de las mujeres
rurales y a incorporar en sus plataformas electorales de manera clara y precisa
sus necesidades y demandas de las mujeres rurales.
4. Apelamos a la sensibilidad de las mujeres parlamentarias y les hacemos un
llamado para lograr un esfuerzo común a favor de una LEY DE SOBERANIA Y
SEGURIDAD ALIMENTARIA con enfoque de género que refleje la comprensión
sobre la realidad de las mujeres de los sectores populares y la necesidad de
hacer una discriminación positiva a su favor.
5. Finalmente, demandamos desde ya la instalación de una mesa de diálogo y
negociación entre las diferentes fracciones parlamentarias, responsables de la
elaboración de dicha ley, con representantes de nuestras organizaciones, para
efectos de mantener una discusión seria y permanente que conlleve a su pronta
aprobación.
San Salvador, 11 de octubre del 2011.
Alianza por la defensa de los derechos de las mujeres
rurales
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