Silvia Quevedo - Revista Quiero vale cuatro

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CONSUMOS PROBLEMÁTICOS
LAZO SOCIAL O SEGREGACIÓN, parecen ser los dos polos que ordenan de
uno u otro lado la trama en que lo colectivo y lo subjetivo plantean de modos múltiples las relaciones entre las prácticas sociales y los consumos. A lo
largo de una entrevista de casi dos horas, la Licenciada Silvia Quevedo pasa
revista a conceptos, nociones, estrategias, mitos e historia de cómo estas
discusiones se fueron dando en términos globales y locales y en qué medida
algunas leyes y decisiones políticas formuladas alrededor de estas cuestiones –en los últimos diez años–, impactaron positivamente sobre esquemas
teóricos y territoriales.
Los tratamientos que solo
hacen eje en la desintoxicación
naufragan
Silvia Quevedo
En principio, es necesario situar que la complejidad que reviste el fenómeno
del consumo problemático de drogas se produce por el entrecruzamiento de
dimensiones heterogéneas entre sí: los contextos sociales y discursos sobre las
drogas, la singularidad subjetiva y los efectos de las sustancias psicoactivas en
el sistema nervioso central.
Es de destacar que las sustancias psicoactivas: drogas, alcoholes, psicofármacos, entre otras, siempre han acompañado a la humanidad desde tiempos
inmemoriales, pero con funciones muy diferentes en los colectivos históricossociales en que se han inscripto.
Por esta cuestión podemos decir que los discursos sobre las drogas, o sea, la
significación asignada a las sustancias, varía históricamente según las relaciones sociales en que se inscriben en cada colectivo sociocultural. De acuerdo a
las significaciones atribuidas, se jugará la estigmatización hacia algunas sustancias y la aceptación de otras.
En las sociedades precapitalistas por ejemplo: las hoy llamadas drogas
formaron parte del conjunto de las medicinas y de los mitos, acompañando a
los individuos en diversos ritos: sociales, religiosos y festivos.
De este modo, constituían emblemas de renovación del lazo social, medios
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de comunicación con las divinidades, o forma-
Podemos situar que en el contexto contempo-
ban parte del ceremonial que acompaña el culto
ráneo, se ha producido una división maniquea
a los muertos. O sea que estos usos estaban re-
entre las sustancias legales e ilegales, en vene-
gulados, acotados por ritos culturales aceptados.
nos y remedios, producto del reparto cultural de
Por el contrario, si nos situamos en el contex-
las sustancias como diría el sociólogo francés
to contemporáneo atravesado por la globaliza-
Alain Ehrenberg.
ción capitalista, encontramos aún las marcas
Los discursos estigmatizantes que sitúan a
del arrasamiento que las políticas neoliberales
las drogas –esta nominación se reserva exclusi-
de los 90 han producido en nuestras sociedades
vamente a las sustancias consideradas ilícitas-
latinoamericanas.
como flagelo se sostienen en consideraciones
La declinación del Estado a favor de la lógica
ajenas a su composición o calidad toxicológica.
del mercado ha promovido el empuje al consu-
Se trata más bien de consideraciones sociales,
mo generalizado, sin tope de todo tipo de obje-
culturales y morales que producen como efecto
tos, donde las sustancias psicoactivas tanto le-
imaginarios de degradación social, vicio, delito,
gales como ilegales constituyen una mercancía
enfermedad. Estas consideraciones convocan a
más. Los consumos se transformaron en una
la producción discursiva de estereotipos estig-
experiencia cotidiana y masiva, no acotada; por
matizantes y segregativos que recaen sobre los
ello podemos hablar de consumos problemáticos
usuarios de drogas y los excluyen de los sistemas
como un fenómeno típico de la sociedad capita-
de salud, como de los ámbitos educativos, labo-
lista actual, no localizable como tal en las socie-
rales y sociales.
dades premodernas.
La noción de consumos problemáticos es una
Si examinamos la categoría consumo, esta in-
categoría que es orientadora en la clínica, ya que
gresa dentro de la lógica del discurso capitalista.
permite establecer las diferencias y el lugar que
Incluso desde las ciencias sociales autores como
ocupan los consumos en cada quien. Es posible
el antropólogo García Canclini piensa al consu-
así asociar el concepto de consumos problemáti-
mo como un modo de dar cuenta del conjunto de
cos al concepto psicoanalítico de compulsión. De
los procesos socioculturales en los que se reali-
este modo, podemos deconstruir los conceptos
zan la apropiación y los usos de los productos.
de adicción, toxicomanía o drogadependencia.
Ahí, las drogas funcionarían como parte de un
consumo más dentro del sistema, las sustancias
legales e ilegales como una mercancía más del
Consumos simples y consumos
problemáticos
sistema capitalista.
Por eso, cuando hablamos de consumos pro-
Si consideramos la dimensión subjetiva, lo-
blemáticos es para resaltar el carácter complejo
calizamos que los individuos sostienen modos
del concepto mercancía, en términos de su valor
heterogéneos de vinculación con las sustancias
de uso como de su valor de cambio.
psicoactivas. De este modo, podemos diferenciar
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CONSUMOS PROBLEMÁTICOS
los consumos simples (no compulsivos) que
La estrategia consiste en sustraer a los indi-
pueden formar parte de las tramas sociales re-
viduos del contacto con las drogas mediante la
creativas, de los consumos problemáticos que
represión, que criminaliza la tenencia para con-
constituyen una suerte de solución precaria, res-
sumo personal y reprime el narcotráfico. Por
puesta o recurso frente al sufrimiento subjetivo,
otro lado, propiciando la creación de comuni-
como un modo que tiene el sujeto para tramitar
dades terapéuticas basadas en el modelo mé-
la angustia, una suerte de suspensión del tiempo,
dico de enfermedad infecciosa, consideran
de cancelación tóxica de la angustia, de los re-
la adicción o los consumos problemáticos como
cuerdos, del conflicto. En otros casos, será un in-
una enfermedad infecciosa donde el procedi-
tento por elaborar un cuerpo para evitar un arra-
miento a seguir es separar al sujeto (huésped)
samiento psíquico mayor, como podría ser un
para aislar al virus (droga) y evitar el contac-
brote psicótico o un pasaje al acto. Los sujetos
to. No se distinguen umbrales entre un uso sim-
tienen diferentes modos de relación con las sus-
ple de sustancias, un consumo abusivo o una
tancias y es central situar qué función cumplen
dependencia.
en la singularidad de cada quien.
En nuestro país, la Ley 23737 del año 1989, expresa el paradigma del modelo abstencionista y
Cuadro de situación
conjuga ahí dos cuestiones: por un lado, la represión penal al consumidor, por ejemplo se detiene
En el contexto actual observamos fuertes ten-
a un sujeto por tener un cigarrillo de marihua-
siones entre los dos modelos preventivo-asis-
na porque lo que se penaliza es la tenencia para
tenciales que disputan actualmente el escenario
consumo personal, se lo considera un delito, im-
de las políticas públicas en materia de drogas: el
primiéndole una lógica de castigo y penalización.
modelo abstencionista-prohibicionista y el modelo
de reducción de riesgos y daños.
Por el otro lado, en esa década del 90, la derivación a un tratamiento obligatorio se realizaba
El modelo abstencionista conserva aún una
en primer lugar a las comunidades terapéuticas,
presencia hegemónica, es conocido también
mediante la medida de seguridad curativa
bajo el nombre de paradigma de guerra contra
que imponía un tratamiento coercitivo, se-
las drogas, o de tolerancia cero. Este paradigma
gún la ley 23737, cuya alta debía efectuarse en
nace en los EE.UU., vinculado a las doctrinas de
términos de plena reinserción estimados entre
seguridad nacional y tiene por objetivo central
dos y tres años.
una sociedad libre de drogas.
Ese tipo de comunidades se constituían como
Este modelo plantea la abstinencia obligatoria
la organización estrella que se acoplaba perfec-
de sustancias tanto en los dispositivos preventi-
tamente a la ley. Si la ley establecía dos o tres
vos como en los dispositivos asistenciales, como
años de recuperación y reinserción plena, en-
condición de inicio y meta del tratamiento.
tonces las comunidades terapéuticas ofertaban
Este paradigma es heredero del modelo mé-
dos años de internación. Durante esos dos o tres
dico y legal, y plantea una estrategia de res-
años estaban los subsidios, las becas que otor-
puesta penal y sanitaria. Ambos modelos, el le-
gaba la SEDRONAR de esa época, con un Esta-
gal y el médico, confluyen entonces en el modelo
do que tercerizaba sus responsabilidades y su
abstencionista que conceptualiza el fenómeno
accionar.
del consumo de sustancias desde una suerte de
En ese contexto social y político –que no fue
reduccionismo lineal donde el objeto droga es el
solo un fenómeno local, sino que proliferó en
agente causa y el sujeto es pasivo, irresponsable,
muchos otros países del mundo- se multiplica-
enfermo y, a la vez, contradictoriamente, es con-
ron estas instituciones en progresión geométri-
siderado un delincuente y un enfermo.
ca, al calor de estos subsidios.
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Las sustancias
legales e ilegales
como una
mercancía más
del sistema
capitalista
Sujetos entre las desigualdades y
las diferencias
“escalada”. Esa lógica de la escalada establecía
una suerte de causalidad lineal: el consumo de
Estas comunidades organizan los tratamien-
una sustancia lleva necesariamente a consumir
tos desde un perfil homogéneo del “drogadicto”,
otra sustancia, sin establecer diferencias entre
es decir que los tratamientos son universales sin
los diversos modos de relación que los indivi-
considerar la singularidad del padecimiento sub-
duos sostienen con las sustancias. Por ejemplo:
jetivo de cada quien.
“se comienza con marihuana y se continúa con
Establecen pautas prescriptivas y sanciones,
a través de una serie de etapas para todos por
la heroína”, sustancia que en nuestro país no se
comercializa.
igual, que elimina o no tiene en cuenta las di-
Más allá del fracaso de este modelo,la mayo-
ferencias que hay en el modo en que se posi-
ría de sus supuestos culturales-ideológicos, con
cionan las personas frente a su relación con las
matices, aún perduran en las construcciones dis-
sustancias. Tampoco establece diferencias entre
cursivas de los medios de comunicación a través
un consumo simple y un consumo problemático,
de: periodistas, opinólogos, etc., que -armando
sino que hace una suerte de similitud entre uso
una especie de círculo vicioso sobre el tema- pu-
y adicción.
lulan cada noche por los distintos canales de aire
Por ejemplo, son complejos los modos en que
y cable .
se aborda la prevención focalizando principalmente la atención en las sustancias ilícitas, desatendiendo la prevención de las sustancias lega-
Ante el fracaso: nuevas
alternativas
les como por ejemplo: el alcohol. Como efecto
de este modelo abstencionista- prohibicionista
El fracaso ostensible de las políticas prohibi-
-a través de las respuestas tanto penales como
cionistas que se manifiesta en el aumento del nú-
sanitarias- se organizó un discurso que apunta-
mero de usuarios y en la extensión generalizada
ba a que la única alternativa -como condición de
del consumo, conjuntamente con la criminaliza-
inicio y despliegue de un tratamiento- era la abs-
ción de miles de jóvenes, por un lado y por el
tinencia obligatoria de sustancias.
otro, el avance del VIH y luego, de las hepatitis B
Desde esta lógica, el constructo discursivo
y C, con sus innumerables costos sanitarios, eco-
concluye en sinonimizar al usuario de drogas
nómicos, sociales, subjetivos, plantearon la ne-
“con el adicto”, enfermo, violento, peligroso, de-
cesidad de pensar una forma diferente de acer-
lincuente, joven, pobre, etc.
camiento al usuario. Así surgen otras prácticas
Es también en esa época –primeros años de los
llamadas de reducción de riesgos y daños.
noventa- cuando circula como prejuicio extendi-
El modelo de reducción de riesgos y da-
do la idea del consumo de sustancias como una
ños es una política sanitaria y social de carácter
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CONSUMOS PROBLEMÁTICOS
pragmático que se basa en el principio de re-
verpool y sus alrededores se implemente desde
ducir las consecuencias negativas, ya sean
1985 un Programa de reducción de daños cono-
sanitarias, jurídicas, sociales y subjetivas
cido como el Modelo de Merseyside. Este pro-
del uso de sustancias, para evitar daños
grama organizó su estrategia de reducción de
mayores, sin excluir la abstinencia como
riesgos y daños basada en: a) el intercambio
una opción más.
de jeringas estériles por jeringas contaminadas,
Este modelo, conocido también como estra-
provistas por el programa para evitar la difusión
tegia de objetivos intermedios, intermedios
de la epidemia de VIH-SIDA, y b) la creación de
a la abstinencia, se plantea paso a paso, para,
una clínica de drogadependencias para la pres-
gradualmente, reducir los riesgos sanitarios jurí-
cripción y provisión de metadona como sustituto
dicos y sociales acordes a las posibilidades sub-
de la heroína. Este programa posibilitó que esta
jetivas de cada usuario, sin dejar de considerar
región mantenga la menor tasa de seropositivi-
como opción posible el objetivo de un consumo
dad VIH, en todo el Reino Unido.
regulado, moderado.
Una cuestión interesante a destacar es que
Los dispositivos preventivos-asistenciales
este Programa se inicia bajo el gobierno conser-
son denominados de umbral mínimo de exi-
vador de Margaret Thatcher (Primera Ministra in-
gencia, pues no solicitan la abstinencia forzo-
glesa, 1979-1990) a pesar de sostener un discur-
sa como condición de inicio o meta de un trata-
so de tolerancia cero contra las drogas, es bajo
miento. Plantean distintos caminos para reducir
su administración que se desarrolla esta expe-
riesgos y daños, flexibles y acordes, como decía,
riencia. En parte, esta decisión fue tomada por-
a las posibilidades subjetivas de cada quien, si-
que los costos de la epidemia de VIH eran muy
tuando a los usuarios como ciudadanos, sujetos
altos, tanto desde el punto de vista económico
de derecho.
como político y social.
El modelo de reducción de riesgos y
daños: sus antecedentes
En Francia con ritmo de samba
El modo en que surge en el país galo esta es-
El primer antecedente en la práctica de reduc-
trategia para reducir los daños tiene una lógi-
ción de riesgos y daños lo tenemos en Inglate-
ca muy distinta. En Francia, a mediados de los
rra. En 1926 se firma el Acta Rollerston que re-
80, se inicia una experiencia de intervención co-
comienda la reducción gradual de la cantidad de
munitaria en reducción de daños en el barrio La
droga consumida como el mejor método de tra-
Gota de Oro.
tamiento. Sugiere la posibilidad de que las per-
Es un barrio muy particular en las afueras de
sonas usuarias de opiáceos vayan regulando sus
París, que data de principios del siglo XIX, por
dosis hasta producir una disminución del consu-
cuyas calles transcurre la novela de Emilio Zola
mo. Este comité autorizó la prescripción médi-
“El libro bilingüe” y es allí que llega Lía Caval-
ca de opiáceos de una manera controlada, de la
canti, psicóloga y socióloga brasileña, que traba-
misma forma que suministraban otros prepara-
jó durante más de diez años con niños y niñas en
dos. Esto se conoció como el ‘Sistema británi-
situación de calle en Río de Janeiro y que por las
co de oferta y control de drogas”. Estas medidas
amenazas que por su tarea había recibido deci-
fueron sostenidas durante un largo tiempo, pre-
dió emigrar a Francia y empieza a trabajar con
vio a la Segunda Guerra Mundial. Entonces se
esta problemática desde un centro de salud ubi-
produce un cambio en las políticas.
cado en el barrio mencionado, un lugar donde
Sin embargo, esa tradición dejó sus marcas en
los médicos ingleses y eso permitió que en Li46 QUIERO VALE 4
conviven etnias muy diferentes y conflictos intensos, aún hoy.
Esta primera articulación con el Centro de Sa-
los lazos, la hegemonía neoliberal en lo econó-
lud permitió crear la Asociación Civil La Gota de
mico, pero también en lo político y cultural, la
Oro, que fue un lugar de intervención comunita-
crisis de las identidades colectivas, han ido favo-
ria muy interesante donde empezaron a trabajar
reciendo la configuración de escenarios que son
con los usuarios de drogas haciéndolos partícipes
locales pero también globales, que han precipi-
de los problemas del barrio, lo que implicaba te-
tado a las sociedades al consumo indiscriminado
ner en un mismo lugar usuarios y narcotraficantes
de múltiples productos y, a su vez, a la declina-
con las tensiones y los conflictos que esto genera-
ción de las instituciones clásicas que regulaban
ba. Pero, a su vez, permitió trabajar colectivamen-
los intercambios entre los individuos.
te nociones sobre las que nosotros también ha-
Esto propicia la ruptura del lazo social que em-
cemos hincapié: se trata de la deconstrucción de
puja a la segregación, o sea a la homogeneiza-
mitos, prejuicios y creencias sobre los usuarios de
ción de los estilos de vida, que arroja a los secto-
drogas para favorecer la apropiación de prácticas
res más vulnerados en derechos a situaciones de
menos riesgosas para elevar su calidad de vida.
desafiliación social y autosegregación.
Situar a los usuarios de drogas como sujetos
Esta situación complejizó aún más la cuestión
de derecho, teniendo en cuenta un eje central: la
e imposibilitó que algunas respuestas más tradi-
necesaria anudación del lazo social.
cionales a estas problemáticas desde institucio-
Recién en los inicios de los noventa, el Estado
nes clásicas –familia, escuela, comunidad local–
francés plantea una política pública en esa direc-
perdieran la eficacia aun restringida, que podían
ción. Fue una estrategia de reducción de riesgos
brindar, en algún otro momento histórico.
construida de abajo hacia arriba. Por eso, las ex-
Es necesario resituar las coordenadas des-
periencias no son todas iguales. Justamente, lo
de donde vamos a intervenir. Lo particular y lo
que permiten estas estrategias es una flexibili-
singular adquieren una importancia que implica
dad, una variabilidad de acuerdo a los contextos
prestar atención a las relaciones de los sujetos
socioculturales particulares.
con los modos en que se configuran los distintos
tipos de consumos.
Repetición e historia
Hay que entender que los consumos problemáticos constituyen un recurso para la supresión
Hay una historia que no se puede soslayar, na-
tóxica del sufrimiento psíquico y que sin atender
cional y regional. Las dictaduras, la ruptura de
a este proceso de singularizar en cada sujeto la
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CONSUMOS PROBLEMÁTICOS
función que cumple, no vamos a tener una pers-
Si bien por ahora han quedado en suspenso
pectiva superadora para enfrentar los nuevos de-
varios proyectos en el Congreso de la Nación, en
safíos que plantea esta problemática.
general, la mayoría de los proyectos presenta-
A veces la supresión brusca del consumo deviene en una desestabilización.
Es necesario situar la ocurrencia de las “recaí-
dos –más allá de sus diferencias– tienen como
horizonte la despenalización de la tenencia para
consumo personal.
das” en el consumo, producto de situaciones de
En paralelo a esto, el Gobierno Nacional ha
intensa angustia que se enlazan a la singularidad
sancionado la Ley 26657, la Ley de Salud Men-
de cada caso. Es frecuente observar que como
tal que, junto a la Ley 26.529 que habla sobre los
efecto de estas “recaidas” emerge un sentimien-
derechos de los pacientes y la Ley 26.934 sancio-
to de culpa insoportable producto de la ferocidad
nada en abril de este año, que lleva como título:
superyoica que puede precipitar en un consumo
Plan Nacional para el abordaje de los Consumos
de mayor envergadura,
Problemáticos, plantea la necesidad de imple-
Por eso, esos tratamientos diseñados por eta-
mentar políticas integrales, sociales, sanitarias,
pas terminan -la mayoría de las veces- fracasan-
educativas, etc. Pone de relieve la complejidad
do. Los tratamientos que solo hacen eje en la
del tema, donde intervienen distintas disciplinas,
desintoxicación, naufragan.
actores heterogéneos y miradas diversas.
Estado, Gobierno y políticas
públicas
Del Ex Cenareso al Hospital
Nacional en Red especializado en
salud mental y adicciones
Así, se plantea una necesidad de cambio en las
políticas de Estado en materia de drogas, como
La refundación del Hospital Nacional en Red
efecto de los fracasos promovidos por la aplica-
especializado en salud mental y adicciones (ex
ción de la Ley 23.737/89.
Cenareso), constituye una fuerte interpelación
al modelo anterior hospitalocéntrico y abstencionista. El ex Cenareso se constituye como autoridad de aplicación de la Ley de Salud Mental. Esta decisión política del Gobierno permitió
un giro en la mirada en relación al campo de la
salud mental y, en particular, de los consumos
problemáticos.
Por un lado, desde la ley se incluye a los
consumos problemáticos como parte de
la temática de salud mental. Una definición no menor. Por el otro, se permite
considerar los tratamientos personalizados a través del abordaje de modalidades diferentes: entre ellas, la comunitaria, considerando la internación
como la última medida, cuando han
fracasado las estrategias ambulatorias. O sea que la Ley de Salud Mental,
a través de la inclusión de estrategias
de riesgos y daños cuestiona los para-
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digmas abstencionistas situando a los pacientes
la presencia notoria de usuarios que se juntan en
como sujetos de derecho en el marco de cons-
ranchadas en esta ciudad, que provienen de tra-
trucción de ciudadanía.
tamientos que han fracasado, que no pudieron
encontrar otras alternativas y están en situación
La Secretaría de Programación
para la Prevención de la
Drogadicción y la Lucha contra el
Narcotráfico (SEDRONAR)
de calle. Y el consumo de drogas es un aspecto
de la problemática vinculado a desarraigos sociales, familiares, afectivos, sociales, ambientales, habitacionales, etc.
Se atienden en centros públicos de consumos
En el contexto actual, nuestro Gobierno Nacio-
problemáticos de la Ciudad, personas pertene-
nal se sitúa en un cambio de paradigma, una mi-
cientes a los sectores medios y medio bajos, que
rada diferencial en relación a la década de los
tienen trabajo y niveles interesantes de inclu-
noventa, la SEDRONAR ya no se organiza en tor-
sión. Ahí, es preciso desarrollar estrategias que
no al tema de la seguridad que pasa a la jurisdic-
apunten a problematizar la cuestión de los lazos.
ción del Ministerio de Seguridad. Esta separación
de la cuestión sanitaria de la represiva, constituye un avance muy interesante. Después, es muy
El fracaso de las Campañas
comunicacionales
poco el tiempo transcurrido como para realizar
una evaluación más profunda sobre el funcionamiento actual de ese organismo.
En los comienzos de los noventa, circularon
una serie de spots televisivos, algunos financiados por el Consejo Publicitario Argentino y otros,
Consumos y sectores sociales
por la propia Sedronar de aquel tiempo, al estilo
de Fleco y Male cuyos efectos impactaban más
Los consumos simples y los consumos proble-
en los padres y aumentaban sus temores y pa-
máticos de sustancias recorren diversos sectores
ranoias, que sobre los jóvenes, a los cuales su-
sociales. Pensar el consumo solamente en térmi-
puestamente intentaban llegar. Esta estrategia
nos de un sector social determinado es un error.
de generar terror, que constituía un componen-
Las cuestiones diferenciales entre sectores so-
te importante de la comunicación, fue absolu-
ciales se juegan en las condiciones sociales de
tamente ineficaz, pues no transfería la posibili-
acceso a la salud, educación, vivienda, como en
dad de apropiarse de prácticas de la salud menos
los tipos y calidades de sustancias consumidas
riesgosas.
cuya disponibilidad no es para todos los sectores por igual.
Lo que nosotros propugnamos intenta generar
otro modo de acercamiento a la temática, que
El Estado debe diseñar dispositivos y trata-
apunta básicamente a reducir la alarma social y
mientos que garanticen accesibilidad a los dere-
propiciar un acercamiento, un lazo confiable con
chos a la salud y equidad a los usuarios de dife-
el usuario que favorezca la apropiación de prác-
rentes modos de consumo y tipos de sustancias
ticas menos riesgosas.
psicoactivas tanto lícitas como ilícitas. Se locali-
Hay otros modos de comunicar: recuerdo por
za en la Ciudad de Buenos Aires la presencia de
ejemplo una campaña de Consumos Cuidados
personas que consumen sustancias psicoactivas
producida por la Junta Nacional de Drogas del
que están en situación de calle, que duermen a
Uruguay. Esta campaña de reducción de riesgos
veces en paradores, o en hogares.
estaba centrada en el consumo excesivo de al-
La visión, a veces demasiado arraigada, de que
cohol y, desde un lenguaje coloquial, transmitía
el usuario de drogas es una persona desocializa-
mediante apelaciones sencillas modos de apro-
da es bastante relativa. A menudo observamos
piación de prácticas de cuidado de la salud, que
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CONSUMOS PROBLEMÁTICOS
propiciaban la posibilidad de regular los consumos reduciendo riesgos.
Estas estrategias apelan a un registro más metafórico, coloquial, mediante un lenguaje sencillo dirigido a dar visibilidad a ciertas prácticas
que conllevan riesgos para la persona, pero en
clave de humor. Lo que sería interesante es realizar campañas que orienten a cómo actuar ante
alguien que está intoxicado; ¿qué pasos hay que
seguir ante una intoxicación aguda? ¿Qué es lo
que se puede hacer, que no se reduce sólo a convocar al Same?
De todos modos, siempre hay que tener en claro que, por más sofisticada que sea la estrategia comunicacional, simultáneamente debe ser
sostenida desde intervenciones comunitarias
mediante un trabajo territorial en red con las comunidades locales, promoviendo la participación comunitaria. Si se quiere sostener el trabajo
preventivo territorial en el tiempo, esto sólo es
posible si se generan lazos sociales que anuden
una trama de inclusión posible para la población
usuaria de sustancias, en forma conjunta con las
organizaciones sociales, la comunidad y las instituciones estatales.
Esto es fundamental si pretendemos que tanto
esfuerzo compartido no se diluya.
Para concluir, el campo del consumo problemáticos de sustancias desde la perspectiva del
psicoanálisis y de las estrategias de reducción
de riesgos y daños interpela las prácticas asistenciales y preventivas tradicionales y hegemónicas, pues configura una ruptura epistemológica con la entidad autónoma adicción, al situar
que el enigma del padecimiento subjetivo es
singular.
Las políticas públicas en materia de drogas
pueden avanzar aún más, a través de la centralidad protagónica del Estado Nacional, en
las transformaciones necesarias que garanticen
derechos y construcción de ciudadanía, desplazando al mercado y promoviendo los debates
culturales imprescindibles para reducir la segregación
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Las políticas
públicas en
materia de drogas
pueden avanzar
aún más, a través
de la centralidad
protagónica del
Estado Nacional
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