No. 33 – Diciembre 2004 Servir Niños soldado Educar para proteger a los niños En este número: Educación, Aceh, Namibia, Grandes Lagos, Liberia. Servicio Jesuita a Refugiados SERVIR No. 33 – Diciembre 2004 1 EDITORIAL Dar alternativas a los niños Lluís Magriñà SJ E n 2005, el JRS llegará a su 25 aniversario acompañando, sirviendo y defendiendo a los refugiados. Durante todo este tiempo, la gente con la que hemos trabajado ha cambiado como también han cambiado las razones por las que estas personas necesitan protección internacional. Las mejoras tecnológicas del armamento y la proliferación de armas pequeñas han contribuido a incrementar la utilización de niños soldado. Las armas automáticas ligeras son de manejo sencillo, a menudo muy fáciles de obtener, y las pueden emplear tanto niños como adultos. El JRS trabaja con niños soldado porque los niños refugiados y desplazados se encuentran entre los más vulnerables a ser reclutados por fuerzas o grupos armados. A menudo se han visto separados de sus familias, sin medios para sobrevivir. Los reclutadores se fijan rápidamente en ellos en los campamentos de refugiados. Sus experiencias son las que les han llevado a desplazarse. También, muchos niños se han convertido en desplazados cuando eran soldados, y muchos son refugiados a consecuencia de su reclutamiento en fuerzas o grupos armados. Si desertan de tales fuerzas o grupos o son desmovilizados, a menudo no pueden regresar a sus familias ni a sus comunidades. En 1998, el JRS ayudó a crear la Coalición para Detener el Uso de Niños soldado (CSC, por sus siglas en inglés) y el 17 de noviembre de 2004 la CSC publicó su segundo Informe Global sobre Niños Soldado, (disponible en http://www.child-soldiers.org, la página web de la CSC). Este informe describe como ejércitos gubernamentales, grupos de oposición y paramilitares en todo el mundo reclutan y utilizan niños soldado. También presenta información sobre desmovilización y reintegración de estos niños en la sociedad civil. 2 Nuevos reclutas del Shan State Army, Birmania Alrededor del mundo, el JRS gestiona proyectos específicos para evitar el alistamiento de niños, particularmente en Colombia y en los países vecinos. Estos proyectos promueven los derechos humanos y la educación para la paz entre la gente joven. Uno de los elementos más importantes que pueden proteger y evitar que un niño entre en filas, es una plaza escolar. El JRS impulsa muchos programas educativos, a menudo en zonas en conflicto, contribuyendo de este modo a la protección de estos niños contra el reclutamiento. Los programas de generación de ingresos y de formación técnica también dan a los jóvenes medios para que se puedan valer por sí mismos, lo que supone una alternativa a la conscripción militar. Por su parte, los programas educativos y pastorales del JRS se dirigen a antiguos niños soldado, asistiéndoles en su reintegración en la sociedad. En algunos países como Indonesia y Burundi, las oficinas del JRS se han unido a las campañas nacionales contra el uso de niños soldado, han trabajado para hacer crecer la coalición a nivel local y están en condiciones de participar en las tareas del CSC desde su experiencia sobre el terreno. Por esta razón, este número trata sobre un grupo especialmente vulnerable, el de los niños, y sobre el aumento de la utilización de los niños en la guerra, ya sea como combatientes en el frente, como mensajeros, centinelas, porteadores, criados, cocineros, o esclavos sexuales. Habla sobre la infancia atrapada por los conflictos de Angola, Burundi, la R.D. del Congo, Indonesia y Liberia. Subraya por qué la educación es una herramienta crucial tanto para integrar a los ex niños soldado como para evitar que se involucre a otros niños en los conflictos armados. Lluís Magriñà SJ, director internacional del JRS EDUCACIÓN Educación: una herramienta para proteger, un instrumento para transformar Roxanne Schares SSND A pesar de los numerosos tratados internacionales y declaraciones de los gobiernos del mundo sobre el derecho, el valor y la importancia estratégica de la educación universal para los niños, unos 121 millones de niños en todo el mundo, la mayoría niñas, no van a la escuela, a menudo como consecuencia directa de conflictos. Sin embargo, no sólo son víctimas, sino que también se han convertido en partícipes directos de los conflictos armados. Más de 300.000 niños están luchando en más de 30 países, principalmente en África y Asia. En el estudio de casos realizado por Human Rights Watch en El Salvador, Etiopía, y Uganda, casi una tercera parte de los niños soldado eran niñas. No sólo se utiliza a los niños como soldados, sino también como espías, mensajeros, esclavos sexuales, para colocar o quitar minas, e incluso como detectores humanos de minas terrestres. Cuando una sociedad se hunde en la guerra, muchos niños son reclutados por la fuerza. Otros se unen a los grupos armados para escapar a la desesperación o por la promesa de comida, seguridad e incluso educación. En algunos casos, los niños son las víctimas incidentales; en otros, quedan atrapados por guerras en las que los agresores tratan directamente de mutilar, matar y destruir espiritualmente a los niños del enemigo. Los niños son particularmente vulnerables al alistamiento. Torturados y obligados a torturar o a participar en atrocidades contra otros, quedan traumatizados, con la incertidumbre de la reacción de la comunidad hacia ellos, e incapaces de regresar a casa. Los niños soldado son a menudo tratados con brutalidad e incluso mueren durante los duros entrenamientos. Dada su inmadurez, son más proclives a sufrir heridas que los soldados adultos. Aun cuando el camino hacia un futuro mejor pueda parecer interminable, la educación puede ser una herramienta de protección. Puede paliar el impacto psico-social del trauma y del desplazamiento y dar una oportunidad para que los estudiantes y sus familias inicien un proceso de cura. La rutina de la escuela devuelve un sentido de normalidad y seguridad que beneficia al bienestar de los niños y de los adultos. Los antiguos niños soldado, que suelen necesitar de una atención especial, rehabilitación y educación, pueden recuperar su salud y la de sus familias y comunidades. El hecho de que vayan a la escuela, o a centros de educación no formal, da a los profesionales la oportunidad de identificar y apoyar a los niños con graves problemas psicológicos o de cualquier otro tipo. La educación ofrece también una alternativa constructiva a aquellos niños vulnerables al reclutamiento, al matrimonio temprano, a la prostitución y a actividades criminales. Una educación formativa estimula los valores humanos, se dirige al desarrollo total de la persona, puede dar una visión más amplia del mundo y de los derechos humanos. No se trata sólo de “aprender a saber” o de tener información sobre un tema en particular, sino de “aprender a hacer” con los conocimientos necesarios, “aprender a ser” en base a un abanico de valores necesarios para la vida, y “aprender a vivir y trabajar con los demás” para vislumbrar y construir un futuro cargado de esperanza. Roxanne Schares SSND, responsable del recursos educativos para refugiados en África Angola SERVIR No. 33 – Diciembre 2004 3 ACEH, INDONESIA Niños atrapados por el con Ingvild Solvang A ceh, la región más occidental de Indonesia, es una provincia rica en recursos. Durante décadas, un conflicto entre las autoridades indonesias y el movimiento secesionista, el GAM, ha causado la muerte de miles de personas y provocado el sufrimiento de la población local. Aceh Niños en un campamento de desplazados, Aceh. En el cartel se lee: “Únete a la miseria del GAM. Únete a la prosperidad de Indonesia”. 4 En mayo de 2003, con la imposición de la Ley Marcial, el gobierno de Indonesia lanzó una operación integrada militar y humanitaria para ganarse el apoyo de los acehneses y restaurar la seguridad, la ley y el orden. El conflicto se intensificó. Aunque la Ley Marcial terminó en mayo de 2004, la operación militar continúa, prolongando el riesgo de víctimas civiles. Aunque las organizaciones humanitarias y los medios de comunicación tienen el acceso restringido a la región, los informes periodísticos permiten esbozar unas conclusiones generales sobre la situación de los niños atrapados entre las partes en conflicto. Un informe reciente del gobierno indonesio y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dice que el desplazamiento y la falta de seguridad en la región tiene mucho que ver con la realidad que viven los niños. Además, como resultado de la guerra muchos niños están sufriendo malnutrición. En consecuencia, se ven obligados a abandonar la escuela y a trabajar. Más de 600 escuelas fueron incendiadas durante el período de la Ley Marcial. Además, en los medios numerosos informes hablan sobre niños directamente involucrados en el conflicto armado, lo que va en contra de las leyes nacionales indonesias y de las leyes internacionales. El Informe Global sobre Niños Soldado de 2001 decía que jóvenes entre 16 y 17 años habían sido enrolados en el GAM. Un análisis de los reportajes periodísticos durante el período de la Ley Marcial indicaba que esta práctica continúa. Hay pruebas de que los niños son reclutados y de que, en muchos casos, se les obliga a participar en actividades peligrosas y violentas como la quema de escuelas, el espionaje, llevar los equipos de comunicaciones o trabajar como informantes. Hay menos informes disponibles de la involucración de niños en el ejército indonesio (TNI). La edad mínima para el reclutamiento es de 18 años, de acuerdo con el protocolo opcional de la ONU sobre la implicación de niños en conflictos armados, que Indonesia ha firmado pero no ratificado. Oficialmente no se recluta a niños aunque algunos informes esporádicos denuncian la existencia de niños que realizan encargos, vigilan y trabajan como informantes del TNI. Es más, hay informes de niños implicados en grupos civiles anti-secesionistas cuya misión es expulsar a los miembros del GAM de las comunidades locales. Estas acciones ponen a los niños en situación de gran peligro ya que pueden sufrir represalias de la otra parte. Los informes de la prensa durante la Ley Marcial muestran que hay niños que han sido detenidos, acusados de apoyar el GAM y, en mayo de 2003, niños de apenas 11 años murieron durante un tiroteo con el TNI. ACEH, INDONESIA flicto en Aceh Un comandante del TNI declaró en una entrevista a un periódico local (Serambi Indonesia, 4 de agosto de 2003) que los niños enrolados en el GAM, lo están porque no tienen preparación. Otras fuentes denuncian que los niños que han sido testigos de los abusos cometidos por las autoridades contra la gente de sus aldeas durante la era del antiguo dictador Suharto tienden más a comprometerse con el GAM porque quieren vengarse, y se sienten motivados por la ideología secesionista. Otros niños que viven en las plazas fuertes del GAM en Aceh dicen sentirse decepcionados, forzados y amenazados para que trabajen para el GAM. Los dirigentes del GAM han negado todas estas denuncias y exhortan a que se lleven a cabo investigaciones independientes. Aparte de las razones que les lleven a enrolarse, estos niños no están siendo protegidos ni de la violencia ni del peligro. Con la militarización de la cotidianidad y cuando la violencia forma parte de la normalidad por su frecuencia, es difícil no implicarse. Y esto también va por los niños. Cuarenta mil efectivos del ejército y 12.000 policías fueron enviados a Aceh durante la Ley Marcial. Vehículos militares bien pertrechados patrullaron aldeas y las principales carreteras. Por su parte, el GAM cuenta con fuerte presencia en algunas partes de la región. Los niños que viven en las zonas en conflicto son víctimas de los actos de los adultos. Es más, sabemos que los niños son especialmente vulnerables a los actos de violencia y sus daños físicos y emocionales. Saber todo esto ha sido la base para que el movimiento creara las herramientas legales para la protección de niños, tales como la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño y los protocolos relativos a niños soldado. Cuando existen herramientas, el trabajo consiste en garantizar que sean aplicadas, no sólo que se ratifiquen plenamente sino que sean asumidas tanto por los gobiernos como por actores no estatales. Se trata de que todas las partes involucradas piensen primero en los intereses de los niños y de los civiles, y miren de poner punto final a la violencia y a las hostilidades. SERVIR No. 33 – Diciembre 2004 La información sistematizada sobre la implicación de los niños en la guerra de Aceh es limitada. Es necesaria una información consistente que responda de forma adecuada a las necesidades de los niños en situaciones de conflicto. El JRS Indonesia, junto con muchas otras organizaciones que conforman la comunidad humanitaria en el país, sigue queriendo comprometer al gobierno indonesio para que garantice el acceso de las agencias humanitarias a la región. Mientras tanto, las redes indonesias para la prohibición del uso de niños en conflictos armados urgen al gobierno para que ratifique el protocolo opcional sobre niños soldado. Asegurar la protección total de la infancia, basándose en la educación y en la reconstrucción de la comunidad, es esencial para garantizar un futuro pacífico en Aceh. Niño en un campamento de desplazados en Aceh Ingvild Solvang, responsable de advocacy, JRS Indonesia Campamentos para desplazados, Aceh 5 NAMIBIA Tiempo perdido... “el aye Francesca Campolongo E mpieza el verano en Namibia. En pocas semanas unos 180 estudiantes se presentarán al examen nacional de décimo grado. Los alumnos de la escuela secundaria del campamento de refugiados de Osire sienten una mezcla de miedo y esperanza. Sin embargo, están animados por la idea de ser los primeros niños refugiados que se graduarán, algo que parecía un sueño apenas tres años atrás. diantes, nos respondió que “por supuesto lo son, están en el décimo curso, de lo contrario habrían repetido el noveno grado”. La mayoría de los alumnos de Angola huyeron solos de su país, algunos aún tienen sus familias en Angola, pero la mayoría de los niños soldado han perdido el contacto con sus parientes. La escuela se ha convertido en una buena herramienta para recrear la normalidad. Las normas de respeto, las tareas que cumplir, hacer los deberes, responsabilidades y premios forman parte de un largo camino para recuperar el tiempo perdido durante los combates. “Tiempo perdido”. Así es como la mayoría de los estudiantes que escribieron sus historias personales presentaron los años que pasaron luchando, trabajando como soldados, cargando la impedimenta de los adultos o huyendo de un escondrijo a otro. La Escuela de Secundaria de Osire, donde los ex niños soldado son ahora estudiantes Esta es una escuela normal desde muchas perspectivas: maestros atentos, un director y un subdirector estrictos, la omnipresente disciplina, niños deambulando alrededor de la escuela en las horas del recreo con sus uniformes rojos o turquesas, la fotocopiadora colapsada durante la época de exámenes, los equipos de fútbol ganando todas las competiciones. Una mirada rápida a la foto de los estudiantes podría hacer pensar al visitante distraído que se trata de una escuela más. Sin embargo, la realidad de la escuela dista mucho de ser normal. Según el informe de uno de los maestros, el 84 por ciento de los estudiantes de secundaria sirvieron como niños soldado en el sur de Angola (niños y niñas). Y parece que el número podría ser aún mayor. La mayoría de ellos están en décimo grado este año. Cuando le preguntamos al subdirector si eran buenos estu- 6 Hemos tratado de hablarles. Nos sentamos con un grupo de cinco estudiantes, dos chicas y tres chicos. Empezamos charlando, intentando que nos hablaran de su pasado. La reacción fue sorprendente. Probablemente temían que les íbamos a castigar o algo peor, todos negaron rotundamente haber sido niños soldado. Contaron historias de su niñez, dando referencias exactas de los lugares donde vivieron y de las escuelas a las que acudieron. Ninguno corroboró las informaciones de que disponíamos. De manera que, junto con el equipo de la escuela, decidimos buscar otra fórmula. Un maestro les pidió una redacción sobre sus historias personales y la verdad salió a la luz. “Después de mi entrenamiento fui obligado a luchar contra mis hermanos. Se nos dijo que el objetivo de la guerra era echar a las tropas cubanas del país”... “A veces me sentía frustrado cuando pensaba sobre el tiempo perdido durante aquel periodo tan nefasto de mi vida”... “A veces siento un poco de miedo cuando imagino que tengo que volver a luchar”... “Me siento bien porque el ayer pasó y ya es hoy”. NAMIBIA er ya pasó y hoy es hoy.” Estas citas de los antiguos niños soldado son una mezcla de memorias, esperanzas, infancias rotas, una fuerte voluntad y determinación. Cada historia personal termina con la esperanza de poder seguir estudiando. Con el paso del tiempo, la esperanza substituye al miedo del pasado; brinda a los estudiantes una sensación de normalidad. La educación les da confianza en el futuro. Francesca Campolongo, JRS Namibia El club de chicos y chicas de Osire A poyados por el personal del JRS, 25 mujeres refugiadas, de entre 18 y 60 años, realizaron una investigación en el campamento durante las vacaciones de diciembre de 2002, con el objetivo de valorar las necesidades de las muchachas del campamento, poniendo un énfasis especial en las menores marginadas. Se decidió que era necesario ayudar a la gente joven, especialmente a las chicas, para que permanecieran y terminaran su educación, para animar a aquellos que no iban a la escuela a matricularse y asistir y trabajar para que optaran por una vida más sana. Después de esto decidieron abrir el Club de Muchachas de Osire. 800 chicas participaron en el primer encuentro del Club. Como consecuencia del proyecto del club femenino se formó el de muchachos. Los maestros de los varones tanto de primaria como de secundaria en el campamento sacaron a colación el tema de la La Escuela de Secundaria de Osire necesidad de educar a los chicos en comportamientos no violentos y en el respeto a las mujeres. Enfatizaron que concienciando a los chicos en temas como el embarazo de adolescentes, las enfermedades de transmisión sexual, la resolución de conflictos, etc., el programa impactaría de forma real en el cambio de actitudes dentro del campamento. Se eligió a 10 mentores varones y las actividades del Club de los Muchachos empezaron en noviembre de 2003 con un taller sobre “violencia y otras formas de abuso contra las mujeres y niños”. Estos mentores ya preparados y los educadores pares les aconsejaban y asesoraban a la vez que organizaban actividades sobre cómo disfrutar de una vida más saludable, resolución de conflictos, comportamiento no-violento, etc. En la actualidad, unos 2.700 jóvenes de entre 10 y 20 años participan en las actividades del Club. Las actividades extracurriculares de la escuela de Osire están planteadas para apoyar la permanencia de la gente joven en la escuela y para enseñarles alternativas a la violencia como camino para resolver los problemas SERVIR No. 33 – Diciembre 2004 7 GRANDES LAGOS Burundi Niños soldado: defender su futuro, una promesa de paz Louis Falcy K adogos en Congo, Doriya “guardianes de la paz” o Abajene en Burundi, sobran nombres para los niños soldado en la región africana de los Grandes Lagos. Devastada por años de guerras civiles e internacionales, la región es una de las más castigadas por el uso de niños soldado. Tras los diferentes acuerdos de paz firmados desde 2002, Burundi y la R.D. del Congo iniciaron casi simultáneamente el proceso de desmovilización de niños soldado. Dicho proceso ha sido lento y hay quien dice que no es más que una cortina de humo. Los niños, a menudo, siguen siendo rehenes de diferentes grupos armados. Con un desequilibrio estructural demográfico en la región, en el que los menores de 18 años representan una amplio segmento de la población, la facilidad con la que se les manipula, así como sus limitadas demandas financieras, hacen que se recurra masivamente a sus servicios. Muchos líderes de la región les ven como la garantía de su futuro político. 8 Encarado a esta realidad, el JRS Grandes Lagos empezó en 2003 a hablar en nombre de los niños soldado. Se propuso dos objetivos: en la zona Oriental de la R.D. del Congo, en particular en Kivu Sur, el JRS decidió apoyar – desde su trabajo de advocacy – a la sociedad civil local y sus esfuerzos para asegurar la desmovilización de los niños soldado; mientras que en Burundi la lucha contra la impunidad fue considerada como un tema clave. El JRS Burundi defiende la ratificación e implementación de las normas internacionales, en particular del Protocolo a la Convención Internacional sobre los Derechos de los Niños en Relación con la Involucración de los Niños en Conflictos Armados, ONU, 2000. En Kivu Sur sobran grupos armados, y todos están implicados a gran escala en el uso de niños soldado. La provincia es una región montañosa y casi inaccesible, lo que contribuye a subestimar hasta dónde llega el uso de niños soldado. Otro gran obstáculo para terminar con el uso de los GRANDES LAGOS niños soldado es que se trata del principal recurso para azuzar las guerras en el área. Fueron niños, los kadogos, quienes en 1996 condujeron a Laurent Désiré Kabila al poder en la R.D. del Congo, y desde entonces se han convertido en la principal arma de guerra. En este contexto, se establecieron dos grandes focos de advocacy: los grupos armados y la comunidad internacional. De la comunidad internacional, el JRS buscó la asistencia financiera que apoyase las iniciativas locales en marcha, para llevar a cabo las investigaciones que evaluasen la magnitud del problema e identificasen las maneras de promover un debate internacional al respecto. Hemos apoyado varias ONG congoleñas en Kivu Sur. Sólo ciertos actores locales pueden entrar en contacto con los grupos armados. También hay que llegar hasta ellos para abogar ante los señores de la guerra en favor del proceso de desmovilización de los niños. La información recabada por estas ONG se utiliza entonces para llamar la atención de la comunidad internacional. El actual proceso de paz se ve como una oportunidad única para ir convenciendo gradualmente a los grupos armados de que liberen a los niños. A pesar de los muchos contratiempos, ciertos grupos armados han sido persuadidos para que dejen ir a algunos niños. Para dar testimonio del sufrimiento de estos niños congoleños y, a la vez, para avanzar en el proceso de desmovilización, el JRS apoyó la producción de una película sobre niños soldado en Kivu Sur. Este documental, producido en octubre de 2003, fue grabado en un campamento rebelde Mai-Mai. Las crudas imágenes de niños – a veces muy jóvenes – que se mostraban a sí mismos, con orgullo, como soldados ante las cámaras, traslada el tema directamente al espectador. Retrata un sentimiento de devastación, de cómo unos niños, manipulados por las mortíferas luchas por el poder político, pueden arruinar el futuro de un país. El JRS Burundi decidió trabajar por el establecimiento de una Coalición que ayudase a preparar a los actores relevantes de la sociedad civil burundesa para trabajar en el tema y para actuar como un conducto importante de advocacy. Evalúa y condena públicamente los abusos cuando las circunstancias lo permiten. La BCSC también ha participado en la producción del Informe Global sobre Niños Soldado de 2004, una publicación de la Coalición Internacional, que se utilizará como información básica para el trabajo de advocacy a nivel internacional sobre el uso de niños soldado. Igualmente, lo que es también muy importante, la Coalición realiza un discreto trabajo de presión política para promover los derechos de este grupo tan maltratado como es la gente joven. Burundi no ha ratificado ninguno de los principales instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos sobre la infancia. El JRS Burundi, como parte de la Coalición, apoya los esfuerzos de advocacy para persuadir al gobierno burundés para que ratifique estas convenciones y las aplique a la legislación nacional, lo que supondría, según el JRS, un instrumento eficiente y duradero de protección de los niños, y evitaría la utilización de niños soldado. Louis Falcy, antiguo responsable de advocacy, JRS Grandes Lagos Campamento de Byumba, Ruanda En Burundi, la estrategia de advocacy adoptada por el JRS tuvo en cuenta el estado más avanzado del proceso de desmovilización en comparación con el de la R.D. del Congo, así como el contexto institucional diferente. El JRS Burundi ha contribuido significativamente a crear la Coalición Burundesa para Detener el Uso de Niños Soldado (BCSC). La Coalición, creada en abril de 2004, reúne a una docena de asociaciones nacionales e internacionales. SERVIR No. 33 – Diciembre 2004 9 LIBERIA Armas e infancia perdida C. Amalraj SJ L iberia ganó notoriedad por su larga y crónica guerra civil. País pequeño país, pero con una inmensa riqueza natural, esta nación de África Occidental entró en una guerra crónica en 1990. Milicias, señores de la guerra y una retahíla de hombres armados saquearon, violaron y brutalizaron a su voluntad. Sucesivos gobiernos asesinaron a sus propios ciudadanos y forzaron a millares a huir. El listado de muertes es abrumador: 200.000 muertos en un país de 3 millones de personas, 750.000 desplazados y 73.000 combatientes en diferentes milicias. Liberia 10 obedecen sin rechistar, no tienen ningún bagaje ideológico y se puede disponer de ellos a voluntad. Una vez adictos a las drogas, pueden perpetrar atrocidades que un adulto se pensaría dos veces antes de cometerlas. Aparte, un niño nunca pondrá en duda el poder de un señor de la guerra. En la rica Liberia, los señores de la guerra buscan diamantes y poder. Y los niños no reclaman ninguna parte del botín. Así, los niños liberianos pierden pronto la inocencia de la infancia. Los rebeldes secuestraron a muchos niños, como en Genie Brown en el norte de Liberia. Hasta que sean lo suficientemente mayores, transportarán los alimentos de sus camaradas; cuando ya estén lo suficientemente crecidos, se les pondrá un fusil al hombro y aprenderán qué es el poder de tener una arma. A la mayoría de los niños se les dan drogas. Cuando un niño necesita comida y narcóticos puede saquear. Cuando camina hacia la edad adulta, puede siempre secuestrar a una chica de una aldea y quedársela como concubina, que no tendrá ningún derecho. Los campamentos en Liberia están llenos de madres adolescentes, algunas de ellas de apenas 13 años, la mayoría víctimas de las milicias. El saqueo era la norma. Las milicias lo robaban casi todo. Cuando entraban en aldeas, se quedaban con la ropa que llevaba la gente, arrebataban las zapatillas a los niños y raptaban a las jóvenes para convertirlas en esclavas sexuales. De entre los guerrilleros, el más cruel siempre era el líder. Quien más rapiñaba era tenido en mayor estima entre esa horda de milicianos narcotizados. El JRS ofrece esperanza a los niños que fueron obligados a ir a la guerra. A los campamentos de Salala y Monserrado, en Liberia, llegan cientos de niños que fueron secuestrados por diferentes milicias, algunos lo hacen abiertamente, otros de incógnito. En las siete escuelas que atienden a 15.000 niños, los ex niños soldado aprenden a ser normales de nuevo. Algunos de estos alumnos han sido reconocidos por sus maestros. Los maestros fueron en su momento el objetivo de los milicianos. En cierta ocasión, un maestro reconoció a su antiguo torturador. Ahora el niño se sienta tranquilamente como un estudiante más; ni el pupilo ni el educador quieren recordar tan doloroso pasado. De todas las cosas que robaron, el expolio de la niñez fue la más trágica, una herida abierta en la sociedad liberiana. La mayoría de los niños fueron secuestrados, arrancados de sus padres, brutalizados más allá de lo imaginable. Los señores de la guerra necesitaban niños. Los niños De una forma más directa, el JRS trata de formar a los antiguos niños soldado. Dos de estos niños, Flomoa y Moses están en el campamento de Salala. Flomoa es un típico niño liberiano que creció durante la guerra, al que se extirpó la humanidad durante el insensible entrena- LIBERIA Liberia miento en la milicia. Ahora ha regresado. En una larga charla con quien escribe, recordó con dolor cómo le robaron la niñez al convertirle en un soldado deshumanizado. Fue capturado por las antiguas milicias gubernamentales, pasó hambre durante dos días hasta que accedió a coger una arma. Las milicias cogieron a Flomoa y a otro niño en el frente de batalla. Muchos de estos niños mueren. A muchos se les ordena que sean espías en el frente, lo que les convierte en objetivos de otras milicias. A Flomoa nunca se le permitió reunirse con sus padres. Sus intentos de escapar fueron abortados en tres ocasiones. El de Moses fue un caso dramático. Procedía de una tribu que ponía un gran énfasis en los valores familiares. A los 14 años, mientras cuidaba a su anciana y enferma abuela, fue capturado por las milicias, que le obligaron a abandonarla. Aún recuerda como la dejó junto al río, condenada a morir. Este recuerdo es una pesada losa en la memoria de este joven. Estuvo luchando en una de las milicias de ‘seres que no eran humanos’, según él mismo la describe. Alcanzó el campamento de desplazados el año pasado cuando llegaron las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU. Eligió un curso de tapicería que impulsaba el JRS en el campamento. Cuando se le preguntó por qué, dijo que ‘la gente del JRS no hace demasiadas preguntas sobre mi pasado’. Ahora ya es un tapicero preparado y, muy agradecido por la oportunidad que ha tenido, mira hacia el futuro. Sobre la posibilidad de regresar a su hogar dijo que el ‘JRS debe venir con nosotros cuando retornemos al condado de Lofa’. SERVIR No. 33 – Diciembre 2004 Para una generación mutilada por la violencia y sumergida en el limbo de la guerra, la esperanza brota mientras la paz cojea titubeante en un país herido. El JRS camina con los desplazados, particularmente con los niños, en su largo viaje a la esperanza. En los campamentos, el JRS lleva a cabo numerosos programas: educación, capacitación para el desarrollo y generación de ingresos. Todos confían en estas actividades. Nuestras escuelas y los centros de formación son centros terapéuticos a los que la gente puede acudir, contar sus historias, y buscar la amistad de otros jóvenes que acaban de regresar del mismo infierno. C. Amalraj SJ, director nacional del JRS Liberia Escuela Jah Tondo para niños desplazados, Monrovia, Liberia 11 Cómo ayudar a una persona L • Educar a un niño refugiado durante un año en Tamil Nadu, India a misión de JRS es acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados y desplazados forzosos, especialmente los olvidados y los que no atraen la atención internacional. Lo hacemos con proyectos en más de 50 países de todo el mundo, prestando asistencia en forma de educación, cuidado sanitario, labor pastoral, formación profesional, actividades generadoras de ingresos y muchos otros servicios. $10 USA • Pagar el salario de un mes de los maestros de la escuela primaria en un campamento en Liberia $20 USA • Proveer de un equipo de carpintería a un niño liberiano en una escuela de capacitación profesional $36 USA • Pagar una beca para que un niño desplazado pueda acudir a la escuela en Ambon, Indonesia, durante un año $80 USA JRS depende en gran parte de donativos de personas privadas y agencias de desarrollo y eclesiales. • Ayudar a una víctima de una mina a participar en un programa de generación de ingresos en Angola $105 USA He aquí algunos ejemplos de cómo JRS invierte sus fondos: • Ayudar a un niño víctima de una mina en Sarajevo, BosniaHerzegovina, con asistencia médica, material, educativa, legal y psicológica durante un año $400 USA APOYE NUESTRO TRABAJO CON LOS REFUGIADOS Su apoyo continuo hace posible que ayudemos a refugiados y solicitantes de asilo en más de 50 países. Si desea hacer una donación, por favor rellene este cupón y envíelo a la Oficina Internacional de JRS. Gracias. (Cheques a nombre de Jesuit Refugee Service) Quiero apoyar el trabajo de JRS Reciban una donación de Se adjunta cheque Apellido: Nombre: Dirección: Ciudad: Código postal: País: Téléfono: Servir aparece en junio, septiembre y diciembre, editado por el Servicio Jesuita a Refugiados, organización creada por el P. Pedro Arrupe SJ, en 1980. JRS es una organización católica internacional cuya misión es acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados y desplazados forzosos. Director: Lluís Magriñà SJ Editor: James Stapleton Productor: Stefano Maero Servir se distribuye gratuitamente en español, inglés, italiano y francés. e-mail: [email protected] correo: Jesuit Refugee Service C.P. 6139 00195 Roma Prati ITALIA tel: fax: +39 06 6897 7386 +39 06 6880 6418 Dispatches, un boletín bimensual distribuído electrónicamente, recoge noticias de JRS de todo el mundo, reflexiones espirituales e información sobre ofertas de empleo. Está disponible gratuitamente en español, inglés, italiano y francés. Para abonarse a Dispatches: http://www.jrs.net/lists/manage.php Foto de portada: Nairobi, Kenia. Foto de Don Doll SJ/JRS. Créditos de fotografías: Images Asia (pág. 2 arriba); Paolo Cereda/JRS (pág. 3); Sudrajanta (págs 4, 5); Francesca Campolongo/JRS (págs 6, 7); Mark Raper SJ/JRS (págs 8, 9, 10, 12); Jenny Cafiso/JRS (pág. 11 arriba); Ken Gavin SJ/JRS (pág. 11 abajo). Fax: Email: Para transferencias bancarias a JRS Banco: Banca Popolare di Sondrio, Roma (Italia), Ag. 12 ABI: 05696 – CAB: 03212 – SWITF: POSOIT22 Nombre de cuenta: JRS Números de cuenta: • para Euros: 3410/05 IBAN: IT86 Y056 9603 2120 0000 3410 X05 • para dólares USA: VAR 3410/05 12 IBAN: IT97 O056 9603 212V ARUS 0003 410 www.jrs.net