Alegaciones

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AL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DEL PAIS VASCO
SALA DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
HECHOS
PREVIO.- En la Exposición de Motivos, de la Ordenanza Municipal reguladora de la
ubicación de clubs sociales de cannabis y de las condiciones de ejercicio de su
actividad, se significa entre otras cuestiones que en el ámbito municipal, el Plan de
Control de Adicciones para el periodo 2013-2015 plantea entre sus propuestas de
mejora de aspectos organizativos y de programación, la posibilidad de regular el uso de
los espacios utilizados por las asociaciones de consumidores de cannabis.
En el citado plan, la única mención y propuesta que hace con respecto a las
Asociaciones Cannabicas es la de Analizar junto con el Departamento de Urbanismo la
posibilidad de normativizar el uso de los espacios utilizados por las asociaciones de
consumidores de cannabis. En ningún caso se hace referencia en dicho Plan a mejoras
de aspectos organizativos y de programación en relación a las Asociaciones
Cannabicas tal y como se significa en la Exposición de Motivos.
Se afirma en la citada Ordenanza Municipal que “Los Clubes Sociales de Cannabis son
asociaciones sin ánimo de lucro que se auto abastecen y distribuyen cannabis entre
sus socios –consumidores terapéuticos y/o lúdicos-, todos mayores de edad y en un
ámbito privado, reduciendo daños asociados al mercado clandestino y a determinados
usos del cannabis” .
Lo cual y siempre y cuando cumplan con los criterios establecidos por parte de la
Jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre el consumo compartido, no se estaría
cometiendo ningún tipo de ilegalidad; por lo que como base y como principio las
asociaciones se encuentran investidas de la presunción de inocencia y trabajan y
desarrollan su actividad de forma correcta y legal.
Circunstancia esta que a la vista de la Ordenanza Municipal parece que a priori se
pone en cuestión, tanto en lo que al buen funcionamiento hace referencia, así como
respecto al buen hacer de las Asociaciones; lo cual y como punto de partida,
condiciona el planteamiento con respecto a la regulación de las asociaciones.
Las consecuencias de dicha percepción a priorística por parte del Ayuntamiento
Donostiarra, derivarían en unas consecuencias que las dejarían fuera de la legalidad,
ya sea por el mal funcionamiento o una mala praxis por parte de ellas circunstancia
esta que no se da.
PRIMERO-. Tal y como se establece en el artículo 1 de la Ordenanza Municipal es
objeto “a) Regular la apertura de Clubes Sociales de Cannabis estableciendo un
régimen de distancias entre ellos”.
El argumento expuesto para determinar un régimen de distancias es porque “(…)
considera necesario fijar unas distancias mínimas entre esa actividad y los centros
educativos y centros de salud, para evitar, siquiera indirectamente, la promoción al
consumo de una sustancia que puede tener especiales efectos nocivos en poblaciones
de riesgo: grupos vulnerables como menores o personas diagnosticadas con patologías
mentales” [el subrayado es nuestro]
La citada base para determinar distancias, decae por su propio peso, y entra en clara
contradicción con cuanto se afirma y se constata cuando la propia Ordenanza
Municipal reconoce que “Los Clubes Sociales de Cannabis son asociaciones sin ánimo
de lucro que se auto abastecen y distribuyen cannabis entre sus socios –
consumidores terapéuticos y/o lúdicos-, todos mayores de edad y en un ámbito
privado, reduciendo daños asociados al mercado clandestino y a determinados usos
del cannabis”
Consideramos que no resulta necesario, tal y como se recoge en el punto c) del artículo
1 de la Ordenanza Municipal establecer un régimen de distancias respecto de centros
educativos y de salud.
Las Asociaciones Cannabicas, son privadas, por lo tanto cerradas ya que no están
abiertas al público, no pudiendo acceder a las mismas personas ajenas a la
Asociación. Su actividad se circunscribe a un núcleo cerrado, es decir a la que no
pueden acceder terceras personas. Dicho requisito viene establecido por la
Jurisprudencia del Tribunal Supremo, por lo tanto cualquier actividad desarrollada
obviando que la misma ha de ser llevada a cabo de forma privada y no abierta a
terceras personas conllevaría vulnerar cuanto se requiere para no incurrir en el ilícito
penal establecido en el artículo 368 del Código Penal.
De igual modo, como resulta preceptivo, las Asociaciones han de estar inscritas en el
Registro de Asociaciones del Gobierno Vasco, siendo requisitos indispensables para
ella aportar, el acta de constitución de la asociación, la nominación de las personas que
componen la junta directiva, así como los estatutos por los que se van a regir.
En ese sentido, si la Dirección de Relaciones con las Administraciones Locales y
Registros Administrativos, dependiente del Departamento de Administración Pública y
Justicia de Gobierno Vasco, con anterioridad a dictar la Resolución por la que se
acuerda la inscripción de la Asociación en el Registro de Asociaciones constatase que
en los estatutos se permitiera el acceso a personas menores de edad acordaría no
inscribir dicha Asociación en el Registro de Asociaciones.
Dicho lo anterior, reiteramos que si alguna Asociación incumpliese la prohibición de
acceso a personas menores de edad se estaría incurriendo en una grave
irresponsabilidad con posibles consecuencias penales.
Sorprende, aún mas la necesidad de imponer un régimen de distancias a las
Asociaciones Cannabicas, cuando de una atenta lectura del Plan de Control de
Adicciones para el periodo 2013-2015, el problema fundamental de la juventud y desde
edades muy tempranas es el consumo de alcohol, y en ese sentido no existe, Ley,
ordenanza, acuerdo ni sugerencia para que por ejemplos los bares, establecimientos
estos abierto al público deban de respetar un mínimo de distancias con respecto a los
centros educativos o centros de salud; tampoco se impone respetar un mínimo de
distancias a los locales abiertos al público en el que la actividad que desarrollan son las
tragaperras, juegos de azar o casas de apuestas, actividad esta que creando un gran
problema en la juventud; ni tampoco se establece distancia alguna en lo que podría ser
lo mas parecido a una asociación cannabica –salvando las distancias- como son las
sociedades gastronómicas o txokos, donde incluso pueden entrar los hijos menores de
los socios y se dispensa alcohol.
Por todo lo anterior, la Ordenanza Municipal en los artículos que se recurren vulneran
el principio de presunción de inocencia en cuanto a una buena praxis de su actividad se
refiere y en lugar de regular de una forma clara, limpia y sin prejucios se les atribuye
con dichas medidas un sesgo criminal o cuando menos ilícito.
El citado sesgo, criminal o ilícito además se percibe en aquellos colectivos de personas
que quieren asociarse y parece que dicha decisión en lugar de favorecer se pretende lo
contrario.
Nos parece, que con esta Ordenanza Municipal se pone la lupa o incluso el
microscopio podríamos decir, en las Asociaciones que pretenden de una forma clara,
las cuales cuentas con su correspondiente licencia de actividad desarrollar la misma de
una forma legal, con un reglamento interno de buenas conductas, en lugar de todos
esos locales de jóvenes (alegales) en los que se reúnen, sin ningún tipo de licencia de
actividad, sin ninguna medida de seguridad y donde a veces de forma compartida se
consume cannabis (consumo en ningún caso ilegal); pero que se desarrolla sin ningún
tipo de control. Estos últimos, considera esta parte que tendrían que ser los regulados
de alguna forma ya que son estos locales y no las Asociaciones quienes pueden
generar conflictos.
SEGUNDO.- Con respecto a los criterios de emplazamiento que se articulan en el
artículo 5 de la Ordenanza Municipal.
1.- El uso de Club Social de Cannabis, a efectos urbanísticos y ambientales, se
considera un uso asimilado al uso recreativo terciario, por lo que se podrá implantar en
los ámbitos y/o locales en los que el planeamiento urbanístico autoriza la implantación
de esa modalidad de uso y deberá cumplir las condiciones técnicas exigibles a ese uso.
En ningún caso se podrán implantar estos usos en plantas primera o superiores de
edificios residenciales.
2.- En todo caso, se prohíbe la apertura de una actividad de este tipo a menos de 300
metros de centros educativos (ikastolas y colegios) y centros de salud.
3.- Asimismo, se prohíbe la apertura de una actividad de este tipo en cualquiera de los
lugares en los que se prohíbe fumar (centros y galerias comerciales, instalaciones
deportivas, etc.)
4.- Se fija una distancia mínima entre locales destinados a esta actividad de 500
metros.
Con respecto al emplazamiento, debemos de significar/denunciar que denotan los
mismos prejuicios a los que hemos hecho mención anteriormente, obteniendo como
consecuencia la estigmatización de las asociaciones y a su vez la de las personas que
las componen.
TERCERO.- El derecho de asociación esta reconocido en la Constitución Española en
el artículo 22 y esta incluido en la Sección I, Cap. II, Título I, dedicado a los derechos
fundamentales y libertades públicas.
El contenido del art. 22 CE ha sido desarrollado por la Ley Org. 1/2000 reguladora del
derecho de asociación (LODA).
La LODA ampara a todas las asociaciones que no tengan ánimo de lucro y que no
estén sometidas a un régimen asociativo específico. En el presente caso resulta
evidente, que la regulación de las asociaciones cannabicas, a fecha de hoy, no se
encuentran reguladas por régimen específico alguno.
El derecho de asociación se ejerce con una doble vertiente, es decir la libertad
positiva, esto es, el derecho de las personas en asociarse, bien creando junto a otras
una asociación, bien solicitando la admisión en una asociación ya constituida; y,
libertad negativa, que conlleva la no obligatoriedad de constituir o pertenecer a una
asociación, ni a permanecer en su seno, ni a declarar la pertenencia a una asociación.
Desde ya estamos en disposición de afirmar, que los preceptos de la ordenanza que se
recurren, por su carácter restrictivo a la hora de abrir un establecimiento,
abocan/abocarían a las personas a tener que pertenecer a una asociación de la que no
desean ser miembros para no tener que acudir al mercado negro para
autoabastecerse. Ese carácter restrictivo, violenta la libertad positiva de las personas.
Con dichas restricciones, se origina el efecto contrario al pretendido ya que se
quebranta la libertad positiva de las personas a la hora de ser miembro o pertenecer a
una asociación.
La CE en su artículo 9.2, expresa la importancia que tiene la participación de las
personas en grupos sociales y considera el compromiso de los poderes públicos para
su protección y fomento estableciendo que “Corresponde a los poderes públicos
promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos
en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o
dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida
política, económica, cultural y social”; en ese sentido debemos de recordar que el
derecho de asociación, esta incluso recogido en el Pacto Internacional de derechos
Civiles y Políticos; el cual a su vez recoge, la protección y libertad de las personas y
también como no de las asociaciones como derecho a proteger.
La Constitución Española dedica la Sección Primera del Capítulo Segundo del Título I
(arts. 15 al 29) a "los derechos fundamentales y las libertades públicas", que forman el
núcleo central de los derechos reconocidos en el texto constitucional; siendo dichos
derechos y libertades entre otros, libertad de residencia y circulación; así como otros
derechos, formados en un constitucionalismo más tardío, que, junto a su faceta
individual, su ejercicio implica una dimensión social como el de la asociación.
Consideramos que en la libertad de residencia a la que se hace alusión en la
Constitución Española ha de ser interpretada en sentido amplio y por lo tanto dicho
derecho ampara a las asociaciones, como colectivos que integran, compromisos,
actividades, aficiones, etc. de las personas para establecer su residencia (sede) allí
donde por circunstancias contextuales mas les conviniere para sus intereses, siempre y
cuando se respeten las libertades de los terceros y que los mismo no sean vulnerados
de forma efectiva y no indiciariamente.
En ese sentido, mantenemos que ninguna autoridad puede adoptar medidas que
directa o indirectamente obstaculicen la libertad de circulación y establecimiento de las
personas y la libre circulación de bienes en todo el territorio español; y ello ha de
entenderse en sentido amplio. Se trata, por tanto, de un mandato para los poderes
públicos, que en ningún caso podrán tomar decisiones o desarrollar políticas que
obstaculicen la libertad de circulación y establecimiento de las personas y por ende de
las asociaciones.
Y ello así por cuanto, la actividad asociaciativa de los distintos grupos, es privada, su
actividad no se desarrolla cara al público y la misma se encuentra restringida a los
asociados.
Nos hubiera parecido mucho mas coherente, si se pretende regular la actividad de las
Asociaciones Cannabicas en Donostia que se significara o se referenciara a ellas en
cuanto estudiar una solución regulada como la que se hace en la Ley 42/2010, de 30
de diciembre; mas concretamente en su Disposición adicional novena. Clubes
privados de fumadores; en la que “A los clubes privados de fumadores, legalmente
constituidos como tales, no les será de aplicación lo dispuesto en esta Ley, relativo a la
prohibición de fumar, publicidad, promoción y patrocinio, siempre que se realice en el
interior de su sede social, mientras en las mismas haya presencia única y
exclusivamente de personas socias”.
A los efectos de esta Disposición, para ser considerado club privado de fumadores
deberá tratarse de una entidad con personalidad jurídica, carecer de ánimo de lucro y
no incluir entre sus actividades u objeto social la comercialización o compraventa de
cualesquiera bienes o productos consumibles.
En ningún caso se permitirá la entrada de menores de edad a los clubes privados de
fumadores”.»
CUARTO.- Los artículos 1 y 5 de la ordenanza que se recurren, limitan claramente que
las asociaciones puedan desarrollar su actividad de forma libre en los lugares que
deseen establecerse.
Dicha limitación se pretende llevar a cabo mediante una norma reglamentaria de rango
inferior a la ley y que tiene como objeto encubierto la discriminación de cuantas
asociaciones quieran instalarse libremente en la Ciudad de Donostia, provocando el
efecto contrario al supuestamente perseguido y es que las asociaciones ya existentes
se convertirían en macro-asociaciones por no permitirse que un grupo de personas de
un barrio, de una calle, etc constituyan su propia asociación.
La consecuencia inmediata de la Ordenanza Municipal, al ser Donostia una ciudad
pequeña, es que la apertura de nuevas asociaciones estaría totalmente vedada por la
ubicación de las ya existentes.
Si bien es cierto que la ordenanza no limita formalmente el derecho de asociación, lo
cierto es que la articulación de la ordenanza y por ende sus efectos, cercenan el
derecho de asociación por lo que se limita totalmente dicho derecho, y ello se lleva a
cabo mediante norma reglamentaria con que vulnera el principio de reserva de ley tal y
como se desprende del art.53 de la Constitución y por ello con incompetencia del
Ayuntamiento para regular por razón de la materia.
La limitación establecida en la normativa municipal, afecta por lo tanto y directamente al
contenido esencial del derecho fundamental, tal y como establecen entre otras las
SSTC 292/2000, FJ 11 º , y 83/1984, FJ 4º , que señalan que sólo por ley se pueden
fijar límites a los derechos fundamentales.
El referido precepto constitucional establece que "en todo caso deberá respetar su
contenido esencial", y ese es el quid de la cuestión, ya que el articulado de la
Ordenanza Municipal que ahora se recurre da directamente en el corazón del derecho
de asociación cercenando la libertad positiva, limitando por lo tanto el ejercicio de un
derecho fundamental, cuya regulación únicamente puede ser alterada por Ley.
QUINTO.- La base jurídica sobre la que se sustenta el Consistorio Donostiarra para
poder articular la limitación de poder establece la sede social de una asociación en un
sitio concreto, es que la actividad de las mismas la asimila a los usos recreativos
terciarios que se encuentran encuadrados en el –apartado 2.2 E del artículo 9 de
las Normas Urbanísticas Generales del PGOU
Establece el apartado 2.2 del citado artículo 9 sobre usos terciarios que “Se consideran
como tales las actividades de carácter lucrativo siguientes: * Uso hotelero. * Uso
comercial. * Uso de oficina. * Uso recreativo. * Uso sanitario. * Uso asistencial. * Uso
sociocultural. * Uso docente. * Uso deportivo. * Uso de campamentos turísticos.
Pues bien en esa asimilación que se pretende, considera la actividad de las
asociaciones como asociaciones de carácter lucrativo, circunstancia vedada por lo Ley
a las Asociaciones las cuales son siempre SIN ANIMO DE LUCRO.
Por parte del Ayuntamiento se realiza mediante encaje de volillos una asimilación a
cuanto se recoge en el apartado 2.2 del artículo 9 de las Normas Urbanísticas
Generales, y mediante ese encaje de volillos, establecer un régimen de distancias y
emplazamientos que vulnera el derecho de las Asociaciones de establecer su sede
donde tengan a bien y todo ello bajo, hablando en términos criminalísticos, sin respetar
la presunción de inocencia que les asiste.
Como se puede comprobar el argumento del orden ‘público’ no puede ser interpretado
en el sentido de una cláusula preventiva frente a eventuales riesgos (en el presente
caso la ordenanza establece en su exposición de motivos que “(…) considera
necesario fijar unas distancias mínimas entre esa actividad y los centros educativos y
centros de salud, para evitar, siquiera indirectamente, la promoción al consumo de
una sustancia que puede tener especiales efectos nocivos en poblaciones de riesgo:
grupos vulnerables como menores o personas diagnosticadas con patologías mentales”
[el subrayado y la negrilla son nuestros]; ya que, sólo cuando se ha acreditado en sede
judicial la existencia de un peligro cierto para «la seguridad, la salud y la moralidad
pública», tal como han de ser entendidos en una sociedad democrática, es pertinente
invocar el orden público como límite al ejercicio del derecho a la libertad.
En el expediente administrativo NO CONSTA resolución o sentencia judicial donde
acredite:
.- que aunque sea de forma indirectamente vaya a promocionarse el consumo de
derivados del cannabis entre menores o personas con patologías mentales
.- tampoco se acredita que las Asociaciones ya existentes en la Ciudad estén
causando efectos negativos o perjudiciales o molestias en los vecindarios.
.- tampoco se acredita cuantas Asociaciones existen en la Ciudad, su ubicación,
por lo tanto concentración en zonas concretas y en consecuencia masificación.
.- tampoco se acredita la existencia o que las Asociaciones ya existentes estén
provocando problemas de seguridad, salubridad o higiene.
.- tampoco se ha acreditado que haya Asociaciones que bajo la apariencia de
asociaciones de usuarios legalmente constituidos estén llevando una mala praxis de su
actividad.
Y todo ello pese a reconocerse que la implantación de distintas Asociaciones
Cannabicas en Donostia es una realidad, que a fecha de hoy, estamos en disposición
de afirmar no causan ni generan problema alguno
Nuestra afirmación anterior viene reforzada, ya que a la vista de las enmiendas de los
distintos partidos políticos que integran el consistorio municipal, no se desprende que
existan quejas concretas sobre las asociaciones ya instaladas; tampoco en trámite de
alegaciones, ninguna comunidad de vecinos, asociación de barrios, colegios, ikastolas
o centros de salud, han mostrado queja, sugerencia, objeción ni recomendación
respecto a la actividad que vienen desarrollando las distintas asociaciones.
Dicho lo anterior, debemos de remarcar por lo tanto, que la actividad desarrollada, es
escrupulosa, se lleva a cabo en un ámbito cerrado, el cual nunca trasciende a terceras
personas ajenas a la asociación y por lo tanto al público. Se preserva por lo tanto a
personas o colectivos mas vulnerables, como pueden ser menores de edad o personas
con patologías mentales.
Y ello es así, ya que pese a las presiones existentes desde estamentos políticos, son
las propias asociaciones mediante sus reglamentos de buenas conductas quienes de
forma consciente y responsables, exigen a sus socios una buena praxis; ya que de lo
contrario, se estaría actuando de forma contraria a las propias asociaciones y en
consecuencia a sus intereses.
SEXTO.- A criterio de esta representación se produce una clara vulneración del
principio de favor libertatis y la necesidad de protección del interés general.
El Ayuntamiento infringe las técnicas establecidas por la normativa y los Tribunales
sobre la potestad de ordenación urbanística municipal, ya que consideramos que actúa
con arbitrariedad y discriminación, toda vez que transgrede cuanto establecen los arts.
9.2, 3 y 14 de la Constitución.
Las Administraciones Públicas en el ejercicio de sus respectivas competencias, por lo
tanto el Ayuntamiento Donostiarra también, pueden establecer medidas que limiten el
ejercicio de derechos individuales o colectivos, pero su justificación debe estar
debidamente acreditada. En todo el expediente administrativo no se acredita de forma
objetiva, con datos, con cifras, casuística concreta o detallada la necesidad de limitar la
actividad a desarrollar por las asociaciones en su ámbito contextual, calle, barrio o
zona.
Y de ser cierto la necesidad de esa limitación la misma a su vez deberá ser la medida
menos restrictiva; que en el presente caso tampoco se motiva de forma clara, mas que
con referencias generales y vagas.
Las medidas impuestas en la Ordenanza Municipal, con respecto a distancias y
emplazamientos, y lo decimos con los debidos respetos, nos parece incongruente y
realmente con un pobre estudio, en ese sentido y como prueba un ejemplo, al hablar de
distancias sobre ikastolas y colegios, porque no se incluyen parques, zonas de
esparcimientos como parques para practicar con el skate, frontones, playas, etc. lo
anterior demuestra lo absurdo de lo impuesto en la citada ordenanza.
Pero la vulneración del principio favor libertatis, va mas allá ya que conforme a la
Disposición Transitoria, las Asociaciones preexistentes que contravengan la normativa
en cuanto a las distancias mínimas sobre centros educativos y centros de salud
quedarían fuera de la vida dinámica de la ciudad, infringiéndose el principio favor
libertatis.
Se produce por lo tanto una clara vulneración del principio de seguridad jurídica del art.
9.3 de la Constitución, en relación con la sedes de las Asociaciones ya establecidas
que comparten edificios de vivienda, creando una situación de inseguridad jurídica e
incertidumbre ya que se puede producir su cierre, todo ello con el perjuicio generado
por las inversiones económicas realizadas ya sea a la hora de acondicionamiento como
por compra de locales.
A la vista de cuanto significamos y se desprende del expediente administrativo la
necesidad de regular los emplazamientos y régimen de distancias no tiene una base ni
estudio técnico que lo sustente, ni tampoco la casuística/problemática avalan dicha
necesidad por lo que en ese sentido no existe una justificación razonada para bajo la
protección del interés público justificar el principio de favor libertatis.
SEPTIMO.- El Plan Local para el Control de Adicciones y Ordenanza Municipal para la
Regulación de Clubs de Cannabis (folio 1 Expd. Advo) en níngun momento recoge,
señala, menciona a los Clubs de Cannabis como un problema sino que los define como
UNA REALIDAD EN LA CIUDAD.
Es mas en el Informe correspondiente, y siguiendo cuanto se recoge en el Dictamen de
los Catedráticos de Derecho Penal de la Universidad de Málaga, don José Luis Díez
Ripolles y Juan Muñoz Sánchez se constata que las Asociaciones Cannabicas impiden
una difusión indiscriminada de la droga, mediante su distribución entre un colectivo
cerrado y delimitado, lo cual no hace mas que constatar que su actividad no trasciende
del ámbito privado de la Asociación, ya que son entes cerrados o privados y que no
desarrollan actividad publica.
OCTAVO.- Denunciamos la nula colaboración por parte del Ayuntamiento Donostiarra
con las Asociaciones Cannabicas a la hora de tratar, sobre la posibilidad de desarrollar
una ordenanza que afecta y en este caso limita su actividad. En ese sentido esa
participación ha sido vedada; prueba de cuanto decimos es que previo al trámite de
alegaciones ninguna participación o colaboración con ellas se constata.
Se afirma tanto en el folio 1 del expediente administrativo como en el folio 16 del mismo
que se han recibido tanto propuestas como que ha habido participación en la
elaboración.
Pues bien a la vista del expediente administrativo, se puede comprobar que no constan
propuestas ni atisbo alguno de que las asociaciones hayan colaborado en la
elaboración de ni tan siquiera informes.
En su consecuencia estamos en disposición de afirmar que existe arbitrariedad por no
haber contado con las asociaciones, a las cuales se les ha privado de la posibilidad de
expresar sus sugerencias, planteamientos, propuestas, etc. cuya participación activa en
todo el proceso era fundamental.
En ese sentido, la sentencia del Tribunal Supremo de 23 de enero de 2003, en
concreto, con en su FJ 5º señalar que han de distinguirse los trámites que tienen por
objeto el formato de la participación ciudadana y aquellos dirigidos a la información
pública propiamente dicha de sus determinaciones, negando en todo supuesto la
convalidación de uno por el otro.
Dicho lo anterior, la omisión injustificada de audiencia a las asociaciones cannabicas de
la ciudad en el programa de participación ciudadana, por su condición de afectados,
para que tengan la oportunidad de hacer una valoración real de las afecciones directas
de la norma en la tramitación en el curso del procedimiento de elaboración de la
normativa, supone vulneración del programa de participación ciudadana, conforme al
art. 6.2, 8, 1 y 108 de la Ley del Suelo y Urbanismo del País Vasco, en relación con la
infracción de los principios de buena regulación recogido en el art. 5 de la Ley de
Economía Sostenible, para ratificar la nulidad de pleno derecho del art. 62.2 de la Ley
30/92.
Únicamente, el Ayuntamiento Donostiarra, se dirige a las ‘ASOCIACIONES DE
CONSUMIDORES DE CANNABIS’ para convocarles a una reunión a celebrar el
pasado 10 de noviembre de 2014, a sus 10:00 horas en el Centro Cultural Ernest Lluch
para una vez aprobada la Ordenanza, y solo a falta de su publicación (13/11/2014),
comentar la misma. Se adjunta como documento único copia de dicha convocatoria a
la reunión.
A los anteriores hechos son de aplicación los siguientes
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Jurisdicción, Competencia y Procedimiento: Conforme a lo dispuesto en
los artículos 1, 10 de la LJCA, el Tribunal al que me dirijo resulta competente para
conocer del presente Recurso Contencioso-Administrativo, debiendo tramitarse el
presente recurso conforme a lo preceptuado en los artículos 43 siguientes y
concordantes de la LJCA.
SEGUNDO.- Legitimación: Conforme al artículo 18 de la Ley Reguladora de la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa, mi representada se encuentra legitimada
activamente por tener interés directo en la anulación del acto que se recurre.
El artículo 21 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción-Contenciso Administrativo, sobre
la legitimación pasiva de la Administración demandada, es tanto que autora de la
resolución impugnada.
TERCERO.- Fondo Se dan por reproducidos cuantos argumentos jurídicos se han
esgrimido en la relación de hechos.
CUARTO.- Cuantía: Conforme a lo establecido en el artículo 40.1 se manifiesta que la
cuantía del procedimiento es indeterminada.
QUINTO.- Costas: Resulta de aplicación el artículo 139, prevé la imposición de costas
a la parte que hubiera actuado con mala fe o temeridad, o cuando de no imponerse el
recurso perdería su finalidad.
Por todo ello y en su virtud,
SUPLICO AL JUZGADO: Que, teniendo por causadas las manifestaciones que
anteceden en el presente escrito y los documentos que al mismo se acompañan, se
digne admitirlo junto con su copia; y, conforme a lo interesado, tenga por formalizada
demanda en el recurso interpuesto y, previos los trámites legales, por el Tribunal se
dicte, en su día, Sentencia por la que, de conformidad con las alegaciones de esta
parte:
1.- Declare no conforme a derecho y deje sin efecto los artículos 1 y 5, así como la
Disposición Transitoria de la Ordenanza Municipal del Ayuntamiento de Donostia,
Reguladora de la ubicación de clubs sociales de cannabis y de las condiciones de
ejercicio de su actividad publicada el 13 de noviembre de 2.014.
3.- Condene a la Administración demandada al pago de las costas.
Por ser así de Justicia que respetuosamente se solicita en Bilbao, a diecisiete de abril
de dos mil quince.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, al amparo del artículo 60 de la Ley Contenciosa,
interesa a esta parte el recibimiento del pleito a prueba, que deberá de versar sobre los
siguientes puntos de hecho:
.- Conforme se afirma en el folio 1 del expediente administrativo, así como en el folio 16
del mismo que se aporte para el presente procedimiento, por parte del Ayuntamiento de
Donostia la totalidad de las propuestas presentadas por las Asociaciones de
Consumidores de Cannabis con anterioridad a 6 de marzo de 2014 como muestras, ya
sea en actas, informes, escritos, relación de reuniones que acrediten que ha habido
participación en la elaboración de la Ordenanza Municipal Reguladora de la Ubicación
de Clubs sociales de Cannabis y de las condiciones de ejercicio de su actividad; todo
ello en aras a acreditar, que no ha existido la correspondiente participación ciudadana a
la hora de elaborar, sugerir, informar, etc de las distintas Asociaciones Cannabicas de
la Ciudad.
A LA SALA SUPLICO: Tenga por hechas la anterior solicitud y designación de
archivos y proceda a su tenor, admitiendo el recibimiento a prueba del proceso.
SEGUNDO OTROSÍ DIGO: Que la cuantía del procedimiento se considera
indeterminada de conformidad con lo establecido en el artículo 42 de la LJCA.
A LA SALA SUPLICO: Que teniendo por causadas las anteriores manifestaciones se
sirva acordar conforme a lo interesado.
Es Justo. Mismo lugar y fecha.
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