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[WWW.DARTAGNAN.CL] Diciembre de 2014
Mercado de Capitales y Fondos
Pensiones: No le pidamos peras al olmo
de
Hace poco tuve un accidente doméstico por tratar de arreglar mi motocicleta. Pensaba,
sinceramente, que lo podía hacer. Resultado: un dedo cortado, con vacuna antitetánica incluida.
Como no es primera vez que me pasa, mi amada esposa me dijo: “no le pida peras al olmo”.
Con el mercado de capitales y el sistema de pensiones pasa algo parecido. Se piensa que el
mercado de capitales puede (o está para) solucionar el problema de las pensiones. Y no es así. Ni
por cerca. Veamos.
El problema de las pensiones es esencialmente un tema demográfico, donde la pérdida de vigor
impide a la persona seguir trabajando y lograr su autosustento. Esto en el mejor escenario. Ahora
bien, hacer que la propia gente sea responsable de su jubilación mediante un sistema de
capitalización individual, aparte de solucionar el descalabro financiero que el antiguo sistema de
reparto le imponía al Estado, constituyó una buena idea para ser precavidos a la hora de afrontar
el otoño de la vida. El monto a obtener en la edad de jubilación dependerá, entonces, de la
cantidad que logre ahorrar a dicho momento, siendo el mercado de capitales el medio,
instrumento o estructura básica que permite dicho proceso.
Aquí entramos en materia. En el sistema actual, las principales variables que afectan el monto de
las pensión son a) lagunas previsionales, b) período (años) que cotice y evolución del sueldo en el
tiempo (reajuste), c) expectativas de vida, d) rentabilidad de los fondos invertidos, e) porcentaje
de descuento del sueldo destinado al fondo de pensiones y comisiones y f) tasa de descuento de la
renta vitalicia o tasa de retorno del retiro programado. Las primeras tres son variables de riesgo en
las cuales el sistema de AFP y mercado de capitales en general no tienen nada que hacer; en las
tres siguientes, tampoco… o la verdad es que muy poco en lo relevante. ¿Por qué? En la columna
anterior se planteó que es una falacia creer que el fondo acumulado final de los ahorros siempre
es mayor cuando éste se invierte en acciones versus renta fija. Por lo tanto, es sumamente
peligroso que una AFP realice proyecciones de valores futuros usando retornos esperados. Lo
correcto sería usar el Equivalente Cierto, dado por una tasa libre de riesgo. Entonces, tanto la tasa
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de rentabilidad como la tasa de descuento de la renta vitalicia deben ser, para efectos de
proyecciones, tasas “seguras” y no valores esperados sujetos a riesgo. Se trata de usar un criterio
conservador con los fondos de pensiones. Prometer algo en exceso de aquellos cálculos no se
puede asegurar.
Siguiendo el razonamiento anterior, el mercado de capitales, entonces, está considerablemente
limitado y, de hecho, no puede hacer crecer mágicamente los ahorros fuera de la dimensión del
riesgo-retorno asumida. En ese sentido, so pena de ser repetitivo, debe quedar claro que el
retorno esperado del multifondo A NO es mejor que el del multifondo E y que ambos tienen un
mismo equivalente cierto, esto es, una tasa de retorno segura muy baja. ¿Es esto lo que se
informa a los afiliados o se está esperando la versión criolla de la “primavera árabe”?
¿Qué hacer? Como lo plantea la teoría de juegos, inducción hacia atrás: La Autoridad debería
exigir que se responda a cada afiliado dos preguntas claves: a) ¿Cuál es el monto que se necesita
tener acumulado a los 65, 70 y 75 años para obtener una pensión deseada de $X, pensión
calculada con una tasa de reinversión (Renta Vitalicia o Retiro Programado) “segura”, es decir,
bajísima?, b) ¿Cuánto es lo que se necesita ahorrar mensualmente para que este ahorro más lo
que hoy ya tiene acumulado, ambos llevados a valor futuro a una tasa “segura” (es decir,
bajísima), sea igual al monto que necesita tener acumulado en 65, 70 y 75 años, y así conseguir
una pensión de $X? Ambos cálculos deben considerar la esperanza de vida actualizada y una tasa
de cero riesgo. Se debe dejar claro que el ahorro mensual resultante es el que debe realizar vía el
descuento de la AFP y otras adicionales, porque con el primero no basta.
Los resultados indicarán innegablemente que los actuales parámetros del sistema de AFP (edad de
jubilación, porcentaje de descuento, elevadas comisiones) y la imposibilidad de que el mercado de
capitales haga magia con los ahorros acumulados, hacen que éste no sea la solución al problema
de las bajas pensiones; es más bien un complemento a lo que debería ser la solución natural de la
especie humana: que los hijos asuman el cuidado y mantención de sus padres envejecidos. ¿Acaso
no es eso lo que se venía haciendo por siglos hasta el invento de las finanzas modernas, hace
pocas décadas atrás?
Una de las cosas más sorprendente de la discusión actual sobre el tema de las pensiones es que la
Comisión Bravo pidió más plazo para terminar el diagnóstico del sistema. Esperemos que en mayo
2015 no se le pidan peras al olmo.
D´Artagnan
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