boletin - psicoanalisis - Sociedad Peruana de Psicoanálisis

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Lima-Perú Mayo / 2011 Nº1
SOCIEDAD PERUANA
DE PSICOANÁLISIS
Presidenta:
Teresa Ciudad
Vice Presidente:
Roberto Scerpella
El ser del peruano
La Soledad es compañía
Tengo presente y vivos esos ojos tuyos
Secretaria Científica:
Patricia Checa
Tesorera:
Stella Mohme
Directora del Instituto:
Teresa Bolaños
Director del SAP:
Carlos Crisanto
Director de Biblioteca:
Francisco Otero
Revista Psicoanálisis:
Augusto Escribens
Presidente Honorario:
Saúl Peña
Miembros Honorarios:
Carlos Crisanto,
Max Hernández,
Serge Lebovici y Leo Rangell
COMITÉ EDITORIAL
Coordinador:
Roberto Scerpella
Integrantes:
Amelia Casas, Adela Escardó
y Fryné Santisteban
Ventana sobre niños y adolescentes
La contribución de Ferenczi
La Candelaria en Lima
EL SAP
UNA CLÍNICA PSICOANALÍTICA
Desde su inicio el Psicoanálisis tuvo una vocación
expansiva. Freud y sus más allegados discípulos
querían dar a conocer y beneficiar a otros con el
descubrimiento del inconciente y el método terapéutico que de ello se derivaba. Fue esa misma orientación la que posteriormente llevó a buscar que tanto
el Psicoanálisis, como el tratamiento Psicoanalítico
pudieran extenderse a aquellas personas, que
pudiendo requerir de ayuda analítica, no contaban
con los medios necesarios para responder a las
exigencias que el psicoanálisis implicaba e implica.
Fue en parte por estas razones que en 1920, bajo la
influencia de Freud , se inauguró una Clínica asociada al Instituto Psicoanalítico de Berlín; posteriormente se organizó una en Viena y luego, otros
Institutos siguieron por el mismo derrotero. Por
ejemplo, en Londres, Jones fundó la Clínica
Psicoanalítica en 1926. Esta cobró importancia
particular frente a otras, consolidándose plenamente durante la segunda guerra Mundial y gracias a los
tratamientos de emergencia que le eran requeridos.
Nuestro país no es ajeno a esa vocación de servicio.
En 1997 se encargó a Dante Warthon presentar un
anteproyecto que aglutinara las ideas vertidas por él
y varios analistas interesados, que discutían sobre
el tema desde hacía ya algunos años. Se ponía así
la primera piedra de lo que después sería el
SERVICIO DE ATENCIÓN PSICOANALÍTICA.
Hilke Engelbrecht, Juan Manuel Yori, Elena
Piazzon, junto a Pedro Bautista, Carmen Labarthe,
Clelia Trelancia participaron con entusiasmo,
aportando ideas propias e interesándose por las
historias de las Clínicas analíticas en otras partes
del mundo. El SAP, como se denominó nuestra
Clínica, recibió, gracias a colegas como Elena, y
Carmen mucho de la influencia inglesa, pero más
allá de las particularidades, el objetivo seguía
siendo el mismo: extender y dar a conocer el
Psicoanálisis en la sociedad peruana y, en esa
medida, promover la salud mental en sectores que
de otra manera, no tendrían acceso a él.
Por su historia, nuestro SAP coincide en mucho con
otros objetivos de las Clínicas Psicoanalíticas
pioneras: ser una fuente de derivación de pacientes
para aquellos analistas de experiencia, deseosos y
dispuestos a cooperar con la comunidad. Sirve
también para aquellos otros colegas que se encuentran hoy en proceso de entrenamiento analítico y
que, debidamente supervisados, pueden cooperar
aportando sus conocimientos para quienes lo
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necesitan y sobre todo, para quienes tienen las
características necesarias para comprometerse
con un tratamiento disciplinado y exigente. Más allá
de estas funciones, el SAP abrió un espacio de
discusión clínica contínua que ha beneficiado a
muchos analistas al permitirles participar en las
Conferencias Diagnósticas, recogiendo distintas
aproximaciones y compartiendo con otros colegas
espacios de conocimiento y enriquecimiento mutuo.
A la exitosa gestión de la Dra. Hilke Engelbercht
,quien logró que el SAP fuera un grato espacio de
discusión clínica, le sucedió la del Dr.Crisanto, cuya
amplia experiencia y personalidad dejó igualmente
huella en el SAP. A todos ellos y distintos colaboradores, no todos nombrados en estas líneas, debemos hoy, agradecer los14 años del SAP.
En enero del 2011, en Asamblea, se nombra a un
tercer director del SAP, nuestro colega Dante
Warthon quien por su larga permanencia en el
mismo, resume mucho de la historia del SAP. El
nuevo director ha designado a José Barrios como
coordinador del equipo de admisión, esto es del
equipo de analistas, que pueden llevar a cabo la
primera entrevista a quienes solicitan atención. Así
mismo, nombró a Patricia Portocarrero S. para
encargarse del Equipo Consultor: aquel que lleva a
cabo las Conferencias Diagnósticas donde se
evalúa, entre otros aspectos, la analizabilidad de los
postulantes; y finalmente, a Raquel Northcote, para
que coordine el Equipo Asistencial compuesto por
analistas y candidatos que tienen interés en analizar
a pacientes previamente aceptados en la
Conferencia Diagnóstica
Como equipo tenemos muchos retos por delante
para hacer de nuestro SAP el espacio que los
pacientes que nos buscan se merecen. Al momento
estamos trabajando arduamente estudiando
versiones distintas del SAP en el mundo y conociendo a fondo la dinámica de nuestro SAP y poder así,
reforzar los aciertos de las gestiones pasadas,
apuntalar las posibles debilidades y encontrar
nuevas maneras de enriquecer esta clínica psicoanalítica “versión peruana”. Por lo mismo, además de
presentarnos como Comité Directivo queremos
invitarlos a participar con ideas o presencia en este
espacio que ya tiene 14 años, espacio todavía
adolescente, que quiere dar el salto a la madurez.
Comité directivo del SAP
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
FEPAL
Informe enviado por el Instituto Peruano de Psicoanálisis
a la Comisión de Educación, para el Pre-Congreso Didáctico
de FEPAL (2010): La formación analítica y la práctica clínica actual
¿Cuál es la relación y/o dificultades entre la
formación analítica en cada Instituto y la práctica
analítica actual?
Estamos ante una preocupación y un reto, la
pregunta sería estamos formando analistas que
puedan responder a las demandas que la clínica
actual nos plantea?
No podemos dejar de considerar que enfrentamos
cambios culturales, en muchos niveles y desarrollos
científicos importantes que nos convocan a pensar
sobre nuestra tarea como analistas, nuestro instrumento analítico, nuestra técnica, teoría y en cómo
incluir estos temas en la formación de los nuevos
analistas. Nos preguntamos qué sería lo importante
que ofrece el psicoanálisis, lo propio de nuestro
aporte lo que permite que el psicoanálisis y los
psicoanalistas puedan tener un lugar propio, que a la
vez permita la interlocución con otras disciplinas.
No es una tarea fácil responder a estos cuestionamientos pero sí necesario.
En el Instituto de la Sociedad Peruana de
Psicoanálisis, encargado de la formación de
analistas, ésta se viene realizando sobre el modelo
Eitingon con el trípode análisis didáctico, supervisión de casos clínicos y seminarios. Consideramos
también como parte de la formación la importancia
de la relación con la Institución y la participación de
los candidatos en ella.
Quisiéramos ir planteando diferentes aspectos
que esbozan cuestionamientos.
El Instituto a través de una comisión de selección
de candidatos, elegida para tal propósito en
Asamblea Societaria, evalúa a los postulantes,
evaluación refrendada luego por el Comité Directivo
del Instituto.
Una inquietud siempre en debate es la de los
criterios de selección, otra la demanda de formación
analítica. En nuestra institución pueden acceder a la
formación no sólo psiquiatras y psicólogos sino otros
profesionales de formación humanista. Pensamos
que esta posibilidad enriquece al grupo.
Si bien contamos con una demanda de formación,
pensamos que la demanda está aun circunscrita a un
ámbito reducido de profesionales y centralizado en la
capital. Nos interesa ampliar esta demanda a otros
sectores y ámbitos del país.
Sobre el análisis didáctico pensamos que sigue
siendo el pilar de la formación, considerando que la
persona del analista será el principal instrumento de
trabajo con los pacientes. Particularmente con los
pacientes actuales. Situación realzada especialmente por la corrientes intersubjetivistas. En este
discernimiento hemos considerado necesario
mantener en el análisis las cuatro sesiones semanales. Somos conscientes de las dificultades económicas por las que atravesamos, sigue siendo una
situación problemática, pese a que hay la posibilidad
de que cada candidato acuerde con su analista los
honorarios correspondientes. En la práctica, como
decíamos, si bien hay dificultades económicas, no
viene siendo un obstáculo que haya llevado a
suspender la formación.
En cuanto al aspecto académico teórico-clínico,
los candidatos llevan cuatro años y medio de seminarios, siendo su primer semestre únicamente de
análisis didáctico. Los siguientes semestres llevan
cuatro seminarios en los ejes de Teoría,
Psicopatología, Técnica y Clínica.
Sobre los seminarios impartidos, las Comisiones
Docentes han venido trabajando con dedicación para
adecuar la formación teórica a las demandas actuales, incluyendo autores de nuevas corrientes de
pensamiento, intentando acercar teoría y clínica,
dando espacio a lo cultural. Esto es aún una tarea
que no ha culminado. Se sigue revisando.
Siempre está presente la preocupación de si se
reduce el estudio de las lecturas de Freud, si se
privilegia la profundidad o una mirada general.
Funcionamos con un currículum general, que se
inicia con un seminario sobre Freud y sobre Ética y
uno clínico de supervisión llamado de la Psicoterapia
al Psicoanálisis. Siguen cuatro años de seminarios
en los ejes de Teoría, Técnica, Psicopatología y
Supervisión de casos de análisis.
En cuanto a los casos de supervisión, los candidatos deben llevar tres casos de cuatro veces por
semana, el primero supervisado por un mínimo de 80
horas y los otros dos durante 40 horas cada uno.
Enfrentamos al respecto varios problemas.
Pensamos que algunos tienen que ver con una
realidad objetiva, otros nos llevan a reflexionar sobre
lo que podrían estar expresando. Entre ellos:
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
• Dificultad para conseguir pacientes con la
frecuencia de cuatro veces por semana.
Si bien hay una realidad económica a la base,
contribuye a esta situación la oferta de terapias
alternativas de corta duración y el desconocimiento, en nuestra sociedad de lo que puede
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FEPAL
ofrecer un análisis. Particularmente en un
medio como el nuestro en el que la Psiquiatría,
no es cercana al Psicoanálisis como en otras
sociedades. Si bien en los últimos años se
viene trabajando en este sentido y hay importantes acercamientos, aún hay camino por
recorrer en vías de lograr una mayor demanda.
• Los candidatos llevan por lo general casos
de pacientes muy regresionados o con
patologías que aluden a aspectos muy tempranos, lo que implica la necesidad de crear un
espacio analítico con el paciente como parte
del análisis. Esto crea una gran exigencia que
interactúa con una preocupación por conservar
al paciente.
• Observamos una dificultad por parte de los
candidatos de entregar informes semestrales que den cuenta de su trabajo. Esta es una
situación que se viene repitiendo y que nos
lleva a preguntarnos si aquí se expresan otras
dificultades que es necesario analizar y poder
entender, más allá de las dificultades mencionada de conseguir y mantener a los pacientes.
• La formación está tomando más tiempo, hay
demora en completar los casos de supervisión
y poder acceder a la condición de egresado.
Otra situación en esta misma línea es la de
egresados que habiendo terminado sus casos
de supervisión y seminarios no presentan el
caso para acceder a la condición de miembros.
En cuanto a fuentes de derivación éste es un tema
que estamos revisando. En nuestra Sociedad el SAP
(Servicio de Atención Psicoanalítica) ofrece la
viabilidad de análisis de alta frecuencia a precios
reducidos, constituye una posibilidad para los
colegas en formación de tomar pacientes. Venimos
trabajando con el SAP para difundir la labor que
cumple este organismo en colegios profesionales,
universidades y otras instituciones y poder así
ampliar su cobertura y posibilitar una mayor demanda de análisis.
Otro punto que consideramos importante es el
promover la participación de los candidatos en su
propia formación, a través de la participación de sus
delegados en las diversas instancias del Instituto, en
las evaluaciones a los profesores, en las propuestas
de seminarios, asimismo se convoca su participación
en la Institución a través de exposiciones de trabajos,
intervención en congresos, contribución en el boletín
de la Sociedad. Se ha instituido un premio anual para
incentivar el desarrollo de trabajos.
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Por otro lado venimos trabajando en el Instituto
para iniciar la Formación Analítica de Niños y adolescentes para el próximo año.
Pensamos que la formación analítica tiene un
doble propósito. Uno es contribuir al desarrollo de la
persona del analista, en lo teórico, clínico, personal
y ético.
Otro el brindar instrumentos que preparen para los
desafíos de la práctica actual. Pensamos que ambos
están relacionados. De aquí que la formación debería
permitir poder enfrentar los retos , no necesariamente
tener las soluciones que la clínica nos plantea, poder
asumir la incertidumbre, el cuestionamiento permanente , la falta de absolutos y la permanente búsqueda a la que nos enfrenta nuestra práctica analítica.
Quisiéramos abordar ahora algunos cuestionamientos que existen.
- Actualmente la mayoría de los pacientes que
vemos como analistas es de una o dos veces
por semana , casi no se ven pacientes de alta
frecuencia.
- Los análisis son largos frente a terapias
alternativas que se ofrecen a corto plazo
- Los analistas hacemos psicoterapia, debería
enseñarse durante la formación.
Pensamos que si bien la práctica nos enfrenta a
estas situaciones, también comprobamos que los
análisis nos ofrecen resultados de importantes
cambios psíquicos.
Nos preocupamos por brindar una formación que
permita asumir una actitud analítica que se pueda
luego ejercer independientemente de la frecuencia,
que nos permita poder determinar cuándo una
frecuencia intensa es recomendable y cuándo no
sería adecuada. Habría un espacio para poder
decidir lo conveniente al paciente, no sólo en
función de su poder adquisitivo. La propia experiencia de un análisis de alta frecuencia . así como la
experiencia de haber llevado casos en la misma
situación, pensamos que prepara mejor para este
discernimiento.
Diferenciar también la posibilidad de intervenciones cortas o centradas en objetivos definidos de una
exploración más profunda que apunte a un cambio
estructural. De hecho sigue existiendo la pregunta si
hacemos análisis de baja frecuencia o esto ya es
psicoterapia.
No vemos la necesidad en este momento de
incluir la formación de psicoterapia en nuestra
Institución. Muchos de los candidatos vienen ya de
una formación en psicoterapia psicoanalítica o de
una experiencia personal.
Comité Directivo del Instituto
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
FEPAL
Informe de los candidatos del Instituto Peruano de Psicoanálisis
para Pre –Congreso de FEPAL (2010): La formación analítica
y la práctica clínica actual
¿Cuál es la relación y/o dificultades entre la
formación analítica en cada instituto y la práctica analítica actual?
Consideramos valioso el intento de profundizar en
estas dificultades reconociendo que si no se atienden pueden convertirse en mayores complicaciones.
Nuestra dificultad mayor de orden práctico gira
alrededor de encontrar pacientes que estén dispuestos analizarse en la frecuencia mínima de
cuatro veces por semana.
Somos conscientes de que trabajar con ellos en
una alta frecuencia nos coloca en un escenario en el
que se despliegan mecanismos y procesos psíquicos
en los pacientes y en nosotros como analistas, cuya
comprensión es vital en el proceso de formación.
Consideramos además muy importante que
vayamos teniendo la experiencia práctica en los
consultorios, apoyados por las supervisiones,
mientras estamos aún recibiendo los seminarios de
teoría y técnica pues ello permite enriquecer una
retroalimentación integrada. Si además incluimos
que ésta es una etapa de análisis personal (didáctico) requerido, el trípode planteado por Freud se
hace una realidad vivida y con sentido analítico.
Sin embargo, a la luz de nuestra experiencia,
consideramos que lo anterior parece entrar en contradicción con las posibilidades reales de la práctica
clínica actual, colocándonos entre lo ideal y lo viable.
Si bien es cierto que para cada paciente, analizarse
supone un compromiso costoso en términos emocionales, moviéndose aspectos inconscientes en un
espacio de contención, es cierto, pero desconocido al
inicio; costoso también en otros sentidos como el
tiempo que se necesita invertir para asistir a un
tratamiento cuatro veces a la semana durante un
periodo indefinido de tiempo con el consiguiente
compromiso formal, así como el aspecto económico
que supone una fuerte inversión por este largo periodo; los pacientes de análisis han de haber encontrado
las ventajas de todo este compromiso de modo que
estén estos aspectos absolutamente incorporados
como una inversión a favor de sí mismos.
Sin embargo pensamos que en nuestra sociedad, las personas no tienen claras las ventajas de
analizarse. Por ello, se resisten a una asistencia tan
alta aduciendo problemas de tiempo, de tránsito, de
otras necesidades en sus agendas diarias. Se
resisten asimismo a una inversión económica tan
costosa sin conocer las ventajas sobre otras alternativas que el mercado les ofrece.
Para nosotros se ha hecho también cada vez
más claro que de alguna manera se realiza una
“construcción del paciente analítico” en la transferencia y eso es un proceso que ha de tomarnos un
tiempo tanto a nosotros como analistas en formación como a nuestros pacientes, pues un apresuramiento en el inicio de un análisis tan sólo considerando las premuras de los tiempos de formación,
puede ser un elemento altamente influyente en el
fracaso de ese análisis y lo que es peor, en la falta de
ayuda real a quien tocó nuestra puerta en busca de
ella. Este tiempo demanda para nosotros un esfuerzo muy particular tanto en los niveles personales
como en tiempo y honorarios.
Nos preguntamos y no tenemos aun respuestas
categóricas acerca de la conveniencia de reducir la
frecuencia exigida para los casos control, nos
referimos a por ejemplo, tolerar que el tercer caso
sea de tres veces por semana dejando la frecuencia
de cuatro veces como deseable más no indispensable para graduarse. Todo esto con vías de hacer de
nuestro proceso formativo cada vez más viable. Sin
embargo no creemos que esto se deba trasladar a
nuestros análisis didácticos pues nosotros sí somos
pacientes motivados, que conocemos del compromiso antes de aplicar a la formación.
Por ello consideramos vital que podamos pensar
juntos las maneras de difundir el psicoanálisis en la
comunidad a fin de elevar el conocimiento previo y el
deseo de asumir la experiencia en toda su extensión
por los pacientes aspirantes a analizarse y así
lleguen a nuestros divanes con la convicción
necesaria para poder realizar una experiencia
analítica y no un ejercicio formativo ni para el
paciente ni para nosotros.
Somos los profesionales de la duda, al decir de
Freud, pero fundamentalmente en la búsqueda de lo
auténtico y creemos vital el tomar en cuenta los
peligros que conlleva el tomar pacientes en forma
apresurada o en condiciones desfavorables con el
objetivo de cumplir con un plazo y/o una exigencia.
En relación a lo anterior, el tema de los centros de
derivación se hace necesario de atender y más aún,
es perentorio que la difusión del servicio aclare los
fundamentos básicos de lo que significa un tratamiento psicoanalítico, al parecer algunos de los
pacientes que se acercan al SAP no pueden asumir
ni siquiera un costo mínimo. Por otro lado, en
ocasiones mientras han esperado por ser atendidos, han recibido otro tipo de atención a sus demandas desde psicoterapias de otro corte hasta medici-
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
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FEPAL
na tradicional. Una mayor difusión del servicio, así
como la promoción de lo que ofrecemos a través de
otras instituciones como escuelas de post grado,
facultades universitarias, escuelas de enfermería,
institutos superiores, etc. podría acelerar el interés
en ambas vías.
Especialmente tomando en cuenta que la VIII es
una promoción de 16 candidatos quienes, en su
mayoría, debido a los problemas anteriormente
expuestos, nos encontramos trabajado un primer
caso control (todavía en proceso), la promoción que
nos sigue son 11 candidatos más quienes ya están
iniciando sus casos control y la siguiente son 19. En
total, hasta dentro de escasos dos años, podríamos
ser 46 candidatos en busca de pacientes dispuestos
a entrar en un análisis de alta frecuencia.
Pensando en estos temas hemos propuesto la
necesidad de desarrollar un espacio de discusión
entre candidatos y profesores acerca de cómo y
cuándo proponer un análisis de tal modo que
logremos también la determinación y convicción al
ofrecerlo a los pacientes, sintiéndonos seguros de
que realmente les será de ayuda. Así como conversatorios acerca de experiencias fallidas debido a
deficiencias técnicas en el inicio del análisis.
En relación a la enseñanza de la Psicoterapia
Psicoanalítica en los Institutos de Psicoanálisis, no
nos parece pertinente ahora que la cantidad de
alumnos del instituto ha aumentado pues puede
exceder la capacidad en recursos materiales y
humanos, aunque no deja de ser una propuesta
interesante.
Es de reconocer además que la mayoría de los
candidatos ya provienen de una formación en
psicoterapia y que en Lima ya existen instituciones
que lo hacen.
La idea supone que la Sociedad Peruana de
Psicoanálisis, a través de su Instituto haga una
selección de los aspirantes a psicoterapeutas de
orientación psicoanalítica permitiendo tal vez una
mejor guía y control del trabajo que se realiza, sin
embargo es poco práctico en este momento.
Sí nos parecería interesante que se imparta
alguna orientación a los propios analistas en
formación y en especial cursos de psicoanálisis
aplicado tal vez como extensiones a la currícula.
Nos parece asimismo posible el incorporar discusiones acerca de las implicancias clínicas y metodológicas en este paso nuestro de la psicoterapia al
psicoanálisis y en algunos casos de atender a niños
y pasar a analizar adultos.
Coordinación: Ana María Tolmos y Elizabeth Haworth
CALENDARIO CIENTÍFICO
Calendario Científico Internacional 2011
20-22 Mayo
(Chile)
COWAP Latinoamérica y la Asociación Psicoanalítica Chilena, APCH
IX Diálogo Latinoamericano Intergeneracional entre Hombres y Mujeres
La Psicosexualidad en el Siglo XXI: Un desafio para el Psicoanalisis.
Mayor información: http://fepal.org/
26-29 Mayo
(Roma)
Fifth International Symposium on Psychoanalysis and Art
Mayor información: http://www.florencepsychoart.com/
2-5 Junio
(Paris)
71e Congrès des Psychanalystes de Langue Française
Le Maternel
Mayor información: http://www.spp.asso.fr/Spp/Congres/CPLF/71/index.htm
3-6 Agosto
(México)
47° Congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional "Exploración de
conceptos fundamentales: la sexualidad, los sueños y lo imconciente.
Mayor información: http://fepal.org/
2-4 Setiembre
(Perú)
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Sociedad Peruana de Psicoanálisis
XII Congreso Peruano de Psicoanálisis. La Clínica Psicoanalítica Hoy:
Individuo y Sociedad
Mayor información: [email protected]
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
OPINIÓN
EL SER DEL PERUANO
Para adentrarse en la problemática de nuestro país es
indispensable intentar comprender el ser del peruano
en un abordaje multidisciplinario, desde todas las
perspectivas posibles. Mi contribución corresponde a
mi identidad psicoanalítica y a mi ideología inconsciente y consciente; lo que significa para mí ser peruano;
mi observación y vivencias del desarrollo de nuestra
idiosincrasia, historia y cultura.
Es una tarea sumamente difícil por las diferencias
que van desde lo ambiental y lo geográfico por un lado,
hasta lo racial, histórico y lingüístico, por otro. Sierra,
Costa y Selva traducen experiencias distintas, así
como brechas enormes entre las diversas clases
socioeconómicas y educacionales, sin desconocer las
posibilidades de aspectos comunes.
La pobreza y la miseria, incompatibles con la
dignidad humana, conducen a un considerable
número de personas a un déficit afectivo, espiritual,
psíquico, ético e intelectual y a un evidente riesgo de
caer en la corrupción, el narcotráfico, la delincuencia,
el contrabando, el terrorismo, etcétera, y hay quienes
que, no estando en esta situación, lamentablemente,
también caen en estas sociopatías.
El peruano proviene fundamentalmente de una
dualidad física, psíquica y cultural, de polaridades.
Dentro de estas se encuentra el instinto de vida, Eros,
frente al instinto de muerte, Tánatos; la creatividad y la
destructividad, el amor y el odio, lo autóctono y lo
foráneo, la pobreza y la riqueza, la libertad y la esclavitud, procesos de identificación y de contraidentificación.
Siguiendo un modelo médico, psicoanalítico y
humano, es necesario reconocer nuestro mestizaje
histórico, intrapsíquico y corporal, integrando los aspectos indígenas y los hispánicos de nuestra identidad con
otras influencias raciales, sociales y culturales, como
expresión simbólica e internalizada de dos culturas
–principalmente- y de la trascendencia de cada una de
ellas; asimismo, de la anfimixis genética y cultural que da
como resultado la peruanidad: algo propio que no
poseen las culturas que al unirse la concibieron.
Tomando en cuenta a la población menos favorecida, por las investigaciones hechas por el doctor Carlos
Alberto Seguín y recogidas en su libro Convivencia. Un
estudio de la realidad peruana, se puede llegar a la
conclusión de que el peruano (sobre todo el que vive
en la capital) proviene de una sociedad sin padre o con
un padre abandógeno, marginador, prepotente,
autoritario, que utiliza a la mujer para luego maltratarla,
dejarla, incluso impregnada. Esta se convierte en una
madre desamparada, deprimida y desesperanzada;
bajo una compulsión repetitiva, emprende relaciones
dependientes con muchos hombres, quedando con
hijos de diferentes padres. Esto se ve agravado por la
gran cantidad de embarazos de adolescentes y una
falta de planificación de la natalidad. La proporción de
niños muertos por abortos inducidos es tremendamen-
te alta, así como el índice de mortalidad de las madres.
Los déficits, arriba mencionados, conducen a la
promiscuidad, al incesto, al desafecto, a la frialdad y a
la estructuración de una personalidad con traumas
acumulativos y tremendamente destructivos.
Históricamente puede concebirse que la violación
genocida, de rapiña, ejercida por los conquistadores,
con una falsedad en sus principios religiosos propició
una identificación escindida del peruano con el
agresor y con el sometimiento.
Las instituciones y la historia política de los líderes y
de los gobernantes posteriores a la conquista, la
colonia y el virreinato, con honrosas excepciones, no
muestran un interés por el país ni por los otros, sino por
su propio beneficio (184 años de corrupción en el Perú,
por Héctor Vargas Haya). La patología política es más
lesiva que la individual. El peruano está perdiendo la
credibilidad y la confianza en las instituciones incluyendo el clero.
Hay una injusticia que tendríamos que restituir; si
representamos simbólicamente a la madre como lo
indígena y al padre como lo español, percibimos la
agresión destructiva, el abandono, la exclusión, la
devaluación y aun la descalificación del aspecto
materno en relación al idioma, la lengua quechua, que
ha sido marginada desde la conquista hasta nuestros
días por el país oficial. Garcilaso, Guamán Poma de
Ayala, Túpac Amaru y Arguedas, en diferentes
momentos, sobresalen en sus intentos de restitución.
Es necesario consolidar nuestra identidad de
origen con la identidad universal, dado que los valores
de la humanidad, en conjunción con los propios, son
los que representan más plenamente al hombre. En
vez de una posición chauvinista, endogámica y
limitante es importante tender hacia una cópula
creativa exogámica y desprejuiciada. Así, reconoceremos el carácter integrador de la educación, la identidad y la cultura.
Es importante destacar como un logro esperado
por mucho tiempo el derecho de la mujer a una educación igualitaria. Quizás esta sea la contribución más
valiosa a nuestra identidad y cultura, luego de superar
prejuicios anacrónicos, sustentados en una envidia
destructiva, malsana y de profunda ingratitud. La
mujer peruana, gracias a la educación, entre otros
factores, está consolidando su independencia y aporte
espiritual, sexual, económico y político.
Las clases pudientes y medias pueden tener
felizmente una educación, una economía y un conocimiento que les permite una situación muy diferente a la
del pobre o desvalido que está expuesto a situaciones
deplorables y a sentimientos de venganza y revancha.
Debemos nuestra gratitud permanente a los
precursores y héroes de nuestro país, y contamos con
paradigmas como José Carlos Mariátegui, César
Vallejo, Jorge Basadre, José María Arguedas, Raúl
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
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OPINIÓN
Porras Barrenechea, Víctor Andrés Belaunde, Julio C.
Tello, Blanca Varela y Leopoldo Chiappo que han
destacado en el Perú y en el mundo. Y actualmente
Francisco Miró Quesada C., Gustavo Gutiérrez, Luis
Jaime Cisneros, Mario Vargas Llosa y Javier Pérez de
Cuellar, entre otros, personas universales, cuyos
alcances son reconocidos mundialmente.
Habría que entender al peruano, con las diferencias
que se han anotado antes, en términos de su realidad
inconsciente, de su infancia y de su constelación
edípica; es decir, de su relación con su madre y su
padre, de las relaciones de ellos con él y de la relación
que ha percibido entre estos. Para comprender mejor
su identidad es necesario ver las influencias familiares, ambientales, nutritivas, educativas, socioeconómicas, culturales y políticas; su desarrollo psicoafectivo, sexual, emocional, laboral, de realización personal
y las expresiones filosóficas, ideológicas, éticas y
religiosas; sus defensas primordiales, sus relaciones
actuales y la importancia de lo transferencial.
La madre peruana da cariño y da comida, da
alimento y amor a pesar de estar abandonada, marginada, explotada. Hay muchos hogares destruidos, que
no lo serían aun estando los padres separados si estos
fueran saludables, manteniendo su paternidad o
maternidad responsable a favor de sus hijos estos
tendrían prácticamente asegurado su desarrollo, pero
otros que tienen padres separados, en que no hay
padre o no hay madre, o padres que se insultan, se
maltratan, se denigran y usan a los hijos, producen
profundos resquebrajamientos de su personalidad y
pueden volverlos destructivos, llenos de odio, cólera y
rabia contra el mundo.
Como decía Basadre en 1947, en Meditaciones
sobre el destino histórico del país, “en el Perú nos
encontramos con los podridos, los congelados y los
incendiados”. Yo agregaría a las personas que sustentan su existencia en la apariencia, con una interioridad,
si no hueca, falsa; pero felizmente tenemos que
reconocer y admirar la existencia de peruanos íntegros, sensibles y amantes de la paz y de la vida.
Los podridos, dice el historiador, son los que han
prostituido y prostituyen las palabras, conceptos,
hechos e instituciones, al servicio exclusivo de sí
mismos. Los congelados se han encerrado dentro de
ellos mismo y no miran sino a quienes son sus iguales,
y nadie más existe. Los incendiados se han quedado
sin iluminar y se agitan sin construir. Los primeros han
hecho todo lo posible para que este país sea una
charca, los congelados lo ven como un páramo y los
incendiados quisieran prender explosivos para que
surja una gigantesca fogata. “Que el Perú se escape de
estas amenazas y que no se pierda por la obra, por la
inacción de los peruanos”, dice el maestro.
He considerado indispensable hacer una relectura
de las contribuciones más importantes sobre el tema y
he elegido para iniciar este análisis inconcluible 7
Ensayos de interpretación de la realidad peruana de
José Carlos Mariátegui. Lamentablemente la gran
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mayoría de nuestro pueblo no conoce esta obra en su
integridad ni ha podido aprovechar su contenido.
Su pensamiento era libre, espontáneo y natural.
Dedicó su vida a trabajar cognitiva, afectiva y comprometidamente para el pueblo peruano, afirmando las
características propias de nuestra realidad. En
Peruanicemos al Perú, advirtió de la necesidad de
formar, con raíz nacional, la conciencia de los peruanos.
A Mariátegui un imperioso mandato vital le ordenaba poner toda su sangre en sus ideas. Es relevante su
especulación política, ideológica y humana. Europa
constituyó el sustento de su universalidad, unida a su
peruanidad a la que potenció. Comunica su profunda
intuición cuando reconoce no ser un crítico imparcial ni
objetivo y manifiesta que se nutre de sus ideales,
sentimientos y pasiones; es decir, de su subjetividad.
En el primer capítulo sobre la economía colonial,
con el mayor respeto y gratitud profunda, me permito
discrepar del Amauta. Cuando él dice que la conquista
aparece en lo económico más netamente que en
cualquier otro campo, yo más bien creo que la conquista aparece más en el terreno humano, dado el sometimiento, la impotencia, la violación, la humillación y el
despojo, constituyéndose en el trauma primordial de
nuestra historia.
Para Mariátegui, los incas construyeron el imperio
con materiales humanos y morales allegados por los
siglos: el ayllu, la comunidad fue la célula del imperio.
Los huacos, el arte incaico, son los mejores documentos de su civilización.
Creo, igualmente, que en el Incanato no se vivía
solo con bienestar material debido a lo laborioso,
disciplinado y sencillo, sino con un bienestar psicoespiritual y existencial interno. La organización colectivista
regida por los Incas había enervado en los indios el
impulso individual y, a mi entender, libidinal de una
conciencia social. Los Incas construyeron caminos,
canales y se extendieron, sometiendo a su autoridad a
pueblos vecinos. El trabajo colectivo, el esfuerzo
común, se empleaba fructuosamente en fines sociales.
La tierra ha sido siempre la alegría del indio: ha
desposado a la tierra; siente que la vida viene de ella y
vuelve a ella. González Prada, el precursor de una
nueva conciencia social, manifestaba que nada
cambia más pronto ni más radicalmente la psicología
del hombre que la propiedad. No sé si lo que más, pero
considero que es importante y no por razones de la
propiedad en sí, sino por lo que esta significa para la
mente y el espíritu.
Las armas y los caballos de los invasores aterrorizaron a la población indígena; le produjeron impresiones supersticiosas. Los conquistadores intentaron
destruir la cultura Inca; se distribuyeron el botín de
guerra, despojando los templos y los palacios de sus
tesoros, repartiéndose los hombres, la tierra y las
minas de oro y plata. Fue una empresa militar y
eclesiástica más que política y económica. Parecían
perseguir el exterminio del indio. A la América española
vinieron virreyes, cortesanos, aventureros, clérigos,
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
OPINIÓN
doctores y soldados, y no se formó en el Perú una
verdadera fuerza de colonización. Lima estaba
compuesta de una burocracia, conventos, inquisidores, mercaderes, criados y esclavos. Mucha inclinación a la diversión, al espectáculo y a la decoración.
El virreinato estableció un régimen de brutal
explotación que diezmó a la población aborigen
reducida a un estado de servidumbre y de esclavitud.
El padre Bartolomé De las Casas sobresalió humanitaria y civilizadamente en defensa de los indios. No ha
habido en la República un defensor tan eficaz y
porfiado de la raza aborigen. Para el trabajo de las
haciendas se recurrió a la importación de esclavos
negros y se mezcló una sociedad feudal con una
sociedad esclavista. Posteriormente, llegaron considerables contingentes de inmigrantes chinos para
sustituir a los esclavos negros.
Se trataba al peón como una cosa y no como una
persona impidiendo la subsistencia y desarrollo de los
pueblos. La servidumbre del indio no disminuyó bajo la
República, se convirtió en una especulación demagógica y pre-electoral de algunos caudillos. Las revueltas, las tempestades del indio fueron ahogadas en
sangre. Hasta hoy persiste el enfrentamiento no solo
consciente sino inconsciente entre el espíritu autóctono y el de mentalidad colonial.
Las ideas de la revolución francesa y de la constitución norteamericana fueron difundidas en
Sudamérica. La revolución histórica de la independencia sudamericana fue inspirada y movida por los
intereses de la población criolla y aun de la española
más que de la indígena.
La peruanidad enfrenta dilemas éticos y encubrimientos que son necesarios detectar y esclarecer; así
como comprender la violencia, la crisis de identidad,
los complejos de culpa y mitomanía social, manteniendo las ideas, el diálogo interno y externo, el quehacer
del ayer, del hoy y del futuro. Los encuentros y los
desencuentros en relación a la trascendencia de la
historia peruana, mantienen un ayllu diverso.
La comunidad puede mantenerse con expresiones
razonables, éticas, productivas y justas. Así como el
pensamiento individualista es válido si no es contrario
a la otredad y al sentimiento gregario; pueden existir
paralelamente sin perjuicio uno del otro. Va a depender
de la esencia del individuo y de la específica comunidad. Es difícil pero la realidad muestra que pueden
subsistir creativamente.
En las familias persisten hábitos de cooperación y
solidaridad acompañados de lo que se quiere negar,
sentimientos de rivalidad, competencia, celo, envidia y
agresividad. El criterio de la verdad es un trabajo en
armonía con la responsabilidad de cada uno. Lo
importante es que fecunde las capacidades y colabore
al proceso vital.
La identidad peruana existe, no la idealizada ni la
denigrada, sino la real; la que incluye el reconocimiento de lo creativo y de lo destructivo, del amor y del odio,
de la proximidad y de la distancia, de la envidia y la
gratitud, de la solidaridad y mezquindad, de la cultura y
de la ignorancia, de la pobreza y de la riqueza, de la
verdad y de la mentira, de la inocencia y la malicia, de
la megalomanía y de la modestia, de la ambición y el
desprendimiento, de la guerra y la paz, de la dependencia e independencia, del sometimiento y liberación,
de la libertad y esclavitud de la vida y de la muerte.
Los residuos de la conquista, de la colonia, del
virreinato y de muchos periodos de la república han
determinado que el peruano viva espacios de sometimiento, externos e internos.
Existe, en gran medida, y lamentablemente, el
peruano que es falso y que trata de aparentar o
aparecer como ético y justo. En su vida cotidiana trata
de sacar beneficios, con una identidad escindida entre
lo que dice y lo que hace. El tipo de defensa que utiliza
no solo es la negación sino la inversión, en la que trata
de aparecer como algo bueno lo malo que hace.
Existen andinos que tratan de mantener y sobrevivir
con sus ideales primigenios y ser consecuentes con
ellos, pero al encontrarse con un medio ambiente
nuevo tratan de hacerle experimentar lo que sienten
del ambiente hacia él: la marginación. Pierden sus
valores y se convierten en seudo criollos, sin conciencia moral, aquellos que conducen sin importarle a
quienes atropellan porque es así como se han sentido
ellos mismos. Algunos líderes son expresión hipertrofiada del falso ser, de una corrupción interior y de
aspiraciones exacerbadas de sí mismo y de muchos.
No se habla suficientemente de los temas esenciales, trascendentes y sustantivos que vienen perpetuándose por mucho tiempo. Es como si estos problemas
desde la conquista se trataran de cubrir y de no enfrentar decisivamente, a favor de una escisión del peruano
y en contra de nosotros mismos, como si se negara su
existencia, siendo visible y evidente, como el racismo y
la pobreza. La herencia de factores negativos coloniales y virreinales tiene que ver con la hipocresía, el
encubrimiento y la mentira que ha llegado a ser institucionalizada. Esto no niega la responsabilidad del
peruano actual, que no puede justificar su comportamiento y conducta adjudicándolos a su historia política
o familiar, debe asumir la responsabilidad que le
corresponde. Los que dicen la verdad suelen caer muy
mal. La mentira está vinculada al autoritarismo, a la
carencia de educación y a limitaciones personales,
familiares, económicas y éticas. Todo esto genera una
falta de autoestima, desde los sectores más deprimidos
hasta los más encumbrados. Pero también hay peruanos prósperos, con ética, que no les gusta abusar de
los otros; trabajadores, creativos y positivos que no
tienen que envidiar a ningún otro ciudadano del mundo.
No es que el peruano no tenga memoria sino que
algunos, en su ambivalencia y en su carencia espiritual, tienen un aspecto que quiere salir de ello y un
sentimiento de envidia creativa al identificarse con
aquel que ve en paz, contento y seguro de sí mismo,
pero otro aspecto de él desea ser como el vivo que
logró en una forma no ética alcanzar lo que quería; de
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
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OPINIÓN
ahí que se identifica, no por olvido, con el exitoso, así
sea ladrón o asesino.
El peruano mira los asuntos del país y cree que solo
el Perú tiene problemas particulares. No entiende que
todo es parte de los grandes procesos del mundo. No
estamos solos. Se debería mirar al exterior y a nuestra
región dentro de ese contexto.
El poder no es suficiente; percibimos a personajes
con un poder enorme y que sin embargo se sienten
amenazados y perseguidos interiormente. Su comunicación es desconfiada, paranoide y tratan de eliminar
este temor de adentro por el de afuera inexistente,
pero muy en consecuencia con su tendencia ambiciosa compensadora.
El día en que haya amor auténtico, espontáneo,
natural entre los que conformamos la peruanidad esta
va a llegar muy lejos, pero superar los prejuicios es muy
difícil y reitero, solamente podrá lograrse algo si estos se
resuelven gradual, genuina, libre y responsablemente.
Los propios indios dan señales de una nueva
conciencia. El problema indígena no puede encontrar
su solución sin reconocer la insensibilidad moral de
generaciones y de épocas. Ser peruano es reconocer
nuestra cultura y ancestro indígena; es imperativo
superar nuestra fractura o luxación psíquica y cultural.
Mientras no la integremos a lo indígena seguiremos
siendo medio peruanos (Riva Agüero y Mariátegui).
Se ha articulado con lo mejor del conquistador y
también con lo peor, y sin embargo todavía se mantiene marginado, denigrado y despreciado el indio, el
quechua y su raza como si fuera inferior, de ahí que
elementos indispensables sean superar su miseria y
pobreza y educarlo digna, real y verdaderamente.
Creo en una revolución humanista y universalista
que logre gradual y laboriosamente llegar a un nosotros, a amar al otro, manteniendo incluso nuestra
diferenciación, individuación y separación, con la
posibilidad de un connubio o cópula auténtica. Esto
sería un predominio del Eros sobre el Tánatos, de la
superación del racismo, de la xenofobia; de lo espontáneo sobre lo obligatorio, de lo natural sobre lo
artificial, de lo auténtico frente a la falsedad; es decir,
podríamos llegar a un nivel medular y esencial del
alma que es lo axiológico y afectivo instintivo.
Y esta es la forma en que entiendo el inconsciente
de Mariátegui, porque él, más que socialista era un
humanista. Yo creo que cualquier reivindicación tiene
que integrar el plano filosófico, cultural, ético, espiritual, lingüístico con lo económico y lo político. Es decir,
se tiene que resolver el problema del inconsciente,
llámese colectivo o cultural.
Son dialécticas revolucionarias distintas pero
ambas lo son. Hay que trabajar en contra de un poder
exclusivo, agresivo, desafectivo, voraz, excesivamente
ambicioso que quiera mantener solo para sí los bienes.
La libertad es como el oxígeno para el espíritu y
fundamental para cualquier ser humano que asume
con dignidad lo que es. La tiranía oprime la voluntad de
un pueblo y sofoca su impulso vital.
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Nuestra aspiración más grande, sería la certidumbre de nuestra identidad, nacionalidad y peruanidad,
que nos llevaría a integrarnos con todos los países
latinoamericanos. Así compartiríamos nuestra idiosincrasia, costumbres ancestrales, danzas, ritos, mitos,
folklore, tradición genuina. El patriotismo no solo es
recordar nuestro pasado, sino vivir con satisfacción
plena el ser peruanos, mirar hacia el futuro con el
reconocimiento de nuestro pasado y presente.
Si integramos saludablemente nuestra diversidad
no solo tendremos una cópula creativa de nuestra
interioridad: pasado, presente y futuro, sino una joie de
vivre, una alegría de vivir suficiente y plenamente
libres y comprometidos. Es decir, consolidar nuestra
historia, pero responsabilizarnos de qué hacemos con
ella, sin discriminaciones ni prejuicios sino con experiencias, vivencias y diálogos internos y externos que
nos permitan disfrutar de esta peruanidad y tender a
una universalidad, que se enriquecen y fortalecen
mutuamente. Tender a una armonía, manteniendo
nuestras discrepancias humanas, alturadamente.
Creo que el énfasis no debe estar exclusivamente
puesto en las empresas privadas y no privadas; a
buena hora, celebremos sus éxitos y sus logros
mientras sean idóneos y justos, producto del esfuerzo
y conocimiento. No nos veamos seducidos por el
esplendor de los pocos, sino dirijamos nuestro espíritu, nuestra alma a hacer algo, pero algo real por los
que no tienen. Que no solamente no carezcan de
alimento material y económico, sino que tengan la
oportunidad de desarrollarse como seres humanos
plenos, con una ética espiritual y psíquica; en mi
lenguaje, de una libidinización de la agresión; de una
filosofía de vida, de cultura, de creatividad, de integración y de paz. Se puede sustentar una peruanidad
desde la realidad interna y tender hacia una integración interior genuina y real.
Gran parte de la clase política ha dado muestras de
negligencia y corrupción. La gente está desilusionada
y es importante que vuelva a comprometer su pasión
en algo que creía perdido. Hay que aprender a mirar
los tiempos y no solamente lo externo y el afuera sino
lo interno y propio. Los grandes procesos no se dan en
pocos años, tenemos que mirarnos en el mundo y salir
de esta visión monolítica y escotomizante. Tenemos
que aprender a conocernos y aceptarnos en nuestra
realidad con afecto, cariño y tolerancia mutua, y no
mirarnos con desprecio que conduce a la pérdida de
identidad. Es importante desligarnos de prejuicios
ancestrales, atávicos y destructivos.
La identidad y el ser del peruano está en la potencial capacidad que tenemos de integrarnos con la
certidumbre, la confianza, el amor, la pasión lúcida y
creativa para un “nosotros” que incluya genuina y
auténticamente todas las sangres.
Lima, 4 de noviembre de 2010
Dr. Saúl Peña K.
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
ENTREVISTA
"La soledad es compañía"
PARA PENSAR. Matilde Caplansky fue la primera mujer peruana que decidió ser psicoanalista en un tiempo
donde esa especialidad era cosa de hombres. Conocida por su firmeza, es de ideas claras y directas. Esta
vez reflexiona sobre la soledad en los tiempos de la comunicación
Por Milagros Leiva Gálvez
Uno puede elegir temas diversos para buscar sintonía con el mundo
interior y ella atenderá la inquietud con frescura y respeto. Matilde
Caplansky es una mujer dispuesta a escuchar y enseñar lo que sabe.
En su casa, donde también ha instalado su consultorio, hay una
biblioteca pródiga en títulos. El registro de toda su colección no solo
habla de su orden y amor por los libros, también de su generosidad. La
doctora está pensando donarla a una escuela o universidad que la
necesite. Dispuesta a discutir sobre la soledad, está convencida de la
confusión: soledad no es abandono.
¿Se sataniza la soledad?
Totalmente. No solamente eso, la mujer sola es muy señalada. ¿No te
has casado? ¿No tienes hijos? ¡Pobrecita! La sociedad se hace cargo
del mandato de la reproducción sin quererlo ni saberlo y te presiona
más por convencionalismo que por mandato biológico. Si fueran más
sofisticados se darían cuenta. Con la soledad pasa algo especial, es
algo intrínseco al ser humano, naces solo, el orgasmo es solitario y
también te mueres solo.
¿Por qué la presión con la mujer?
El eje biológico supone que al tener descendencia trasciendes.
Felizmente vivimos en una etapa privilegiada en Occidente y ahora la
mujer puede decir: no tengo deseos de tener hijos ni los voy a tener.
Muchas no tienen y no pasa nada.
Para su entorno sí pasa
Presionan porque esa mujer se convierte en una amenaza para la
especie.
La frase que más me alucina es: "no importa, no te cases pero ten
un hijo, así no te quedas sola". ¿Qué es el hijo? ¿El consuelo? ¿El
bastón?
Me parece dramático y muchas mujeres pasan por esto. Algunas
pierden el miedo a estar solas, pero esa presión es terrible. Lima en
ese sentido es una sociedad muy cruel. A partir de los 40 años lo
primero que te dicen las mujeres es que no hay hombres y yo digo:
bueno búsquense uno más chico.
Mujer con pareja menor es señalada, no pasa con el hombre...
Bueno, pero hay que tener esa licencia, ¿no? Si tienes la capacidad y
la fuerza, ¿por qué no hacerlo? ¿Quién dice que la pareja tiene que
ser mayor? Estaba escrito en patrones del Siglo XIX porque en esa
época la mujer no trabajaba y obviamente, lo único que le quedaba
era esperar que la mantuvieran. Ahora nos mantenemos nosotras.
¿Cuál es el problema entre un hombre de 25 años y una mujer de 40?
No veo ninguno.
¿Por qué espanta la soledad?
Por el tema del apego. El ser humano es básica y profundamente
apegado a las cosas y a las personas, lo concibe como una necesidad.
¿Desde que nacemos somos apegados?
Sí, a la función materna, a quien nos está cuidando y ese es el inicio de
un sentimiento de catástrofe. Una cosa es verdad: si al bebé lo dejas
diez días sin atenderlo se muere porque no tiene la capacidad para
abastecerse, pero un niño de cuatro años ya no se muere; puede
caminar, se puede salvar. Se sataniza la soledad porque se nos
considera bebes de pecho o de cuna.
¿Qué es lo que se confunde, soledad con abandono?
Eso mismo. Por razones primeras y biológicas te tienen que cuidar y
eso acompaña el crecimiento de la persona; después se convierte en
un sentimiento muy intenso que es el miedo a perder el amor del
objeto, vale decir, la presencia de la persona que te cuida, y eso vas
trasladando a lo largo de toda la vida. A mí me molesta todo ese
discurso que hay respecto del amor. Ideas tipo "yo solo existo si tú
estás a mi lado" y "somos dos caras de la misma moneda" son una
barbaridad porque la pareja, como su nombre indica, son dos. Como
dice el gran autor inglés, pediatra y psicoanalista Donald W.
Winnicott: el fundamento de la salud mental es la capacidad para
estar solo y esto no es estar abandonado, ni estar en medio de una
catástrofe, ni haber perdido el objeto de amor. Tú eres un objeto de
amor para ti mismo.
¿Y no apelamos a los ruidos y al contacto con personas para no
enfrentar nuestra soledad? Cuando uno está en silencio surgen
los fantasmas, las frustraciones, las cosas no resueltas
Salvo que las conozcas, ya no te afectan. Te habrás dado cuenta de
que mucha gente se levanta en la mañana y lo primero que hace es
prender un cigarrillo, prender el televisor, llamar por teléfono. Se
distraen para no escuchar su voz interior, para no comprobar que solo
tienen esa voz y considerar además que esa no es suficiente
compañía. Ese es el drama del asunto. Por eso la frase de Winnicott
es tan importante: yo tengo que ser buena compañía para mí. Donde
esté, siempre estaré acompañada porque estaré conmigo misma.
Winnicott también decía que solo quien ha estado bien acompañado en los años iniciales puede estar solo después.
¡Claro! Eso significa que si un niño ha tenido una buena maternalización hasta los cuatro años, luego puede desprenderse; por eso puede
ir al colegio tranquilo, por ejemplo. De hecho preferiría que la madre se
quede, pero no le dará un ataque de pánico. Los primeros años son
muy determinantes, pero también solemos hacer una versión para
explicar lo que hacemos. Cuando alguien me dice: no me quisieron de
chico, yo siempre pregunto: ¿y quién te dio el pecho, quién te cuidó,
cómo así sobreviviste? Nadie podría llegar a ser adulto si nadie lo
hubiera cuidado, pudo ser la madre, la abuela, la tía, la amiga. Es muy
fácil encontrar excusas para huir de la solución.
¿Es una trampa mental?
Los seres humanos somos grandes narradores de nuestro pasado.
Hay quienes inventan episodios enteros sobre la infancia y no son
hechos de mala fe, ojo. Hay que ver todos los ángulos de la situación y
no quedarnos en uno solo para explicar nuestros apegos.
¿Y por qué es buena la soledad?
En estos últimos días he estado leyendo mucho a Blanca Varela, su
poesía me parece genial, intensa. ¿Tú crees que alguien puede
escribir un poema así estando en medio de una multitud? No. Para
ciertas acciones se requiere silencio externo y propio. La propia
soledad te permite (re)pensar mejor.
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
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ENTREVISTA
La orfandad también implica un tipo de soledad.
Es cierto. Mi madre falleció hace diez años y siento la orfandad. Un
huérfano tiene un dolor muy especial; pero esta no es la soledad a la
que nos estamos refiriendo. Ahora que ella murió pienso en cosas de
las que no me había percatado antes. Uno se da cuenta de la
gratuidad del amor de los padres que no se tiene nunca más.
¿Una gratuidad que ni siquiera se da en el amor de pareja?
No, en ese caso siempre hay una negociación, un intercambio, hay
intereses. La gratuidad de los padres solo está en los padres.
Gratuidad en términos de incondicionalidad. Cuando los pierdes,
aquilatas eso y es un remezón muy fuerte.
Me interesa este tema de la ausencia, estás hablando de la
soledad por la muerte, pero también está la separación.
La de los amantes, digamos. Una cosa es que se te mueran los padres
y sientas esa orfandad con todo ese re-pensar del vínculo a divorciarte
o a experimentar que los hijos se van. Todo eso es distinto, pero para
vivir cualquier duelo yo siempre recomiendo una dosis de soledad. Es
fundamental. Soledad y silencio, pero el silencio incomoda a la gente
que se pone medio histérica y comienza a hacer payasadas para
taparlo, porque le da nervios. Es como si el silencio fuese el preámbulo
de la catástrofe y no es así.
Dicen que cuando uno puede mantener el silencio con un amor,
es la mejor prueba de que es el indicado...
Mi madre decía dos cosas: si puedes estar cuatro horas con tu pareja
en silencio y pasarla sin angustias, si puedes estar con la misma
persona cuatro horas sin parar de hablar y también la pasas bien,
entonces es la persona adecuada. Como verás, era una mujer muy
inteligente. La extraño mucho. Su opinión, su voz, sobre todo. Yo soy
hija única y una semana antes de que se fuera me dijo: "Una sola cosa
me preocupa Mati, y es tu pena; pero quiero que sepas que yo estoy
preparada". No sabes la herencia que fueron esas palabras. A nuestra
cultura el tema de la muerte incomoda, pero a mi edad ya pienso en
cómo estoy dejando a mi hijo, a mis tres nietos, cómo está mi marido.
¿Ya no te asusta la muerte?
Todavía un poco. Mi meta es alcanzar la frase de mi mamá y estoy
trabajando para conseguir esa paz. Hay como una sensación de lo
hecho, como una satisfacción narcisa a primera escucha, pero
también me parece bien reflexionar sobre las cosas que uno hace.
Hoy siento un enorme agradecimiento por la vida que he tenido.
Uno de los grandes temores de la gente es el desamparo.
Es una de nuestras grandes vulnerabilidades. ¿Qué cosa es vivir?
Tener vínculos, ocuparse de uno mismo, pero también de los demás.
Si tienes vínculos no estás desamparada, podrás estar momentáneamente sola, pero no desamparada.
La libertad actual genera individualismo y desapego. Piensa en
los adultos mayores, algunos se ven tan solos.
En rigor ellos no están solos, están abandonados. Qué cruel es la
cultura con la persona mayor, sobre todo porque existe una apología
de la juventud.
Está la idea de que ya no sirven cuando ellos han dado tanto.
Si ese mismo señor tuviera varios millones de dólares, no estaría
desamparado, todos estarían detrás para ver cuándo reciben la
herencia. Es terrible. También está el tema de la enfermedad, de la
poca paciencia que tenemos con ellos. La poca solidaridad me parece
un defecto mayor. La persona que dice: yo me ocupo de mí mismo y
los demás me importan tres pepinos, está más sola que nadie. Ni
siquiera recuerdos, ni vínculos, ni nada, qué vacío.
¿Las personas se hacen fuertes cuando aprenden a estar solas?
No es una regla, pero aprender a estar solo es una virtud. Ahora, todo
sin exageración. La ponderación es muy importante: momentos de
soledad, momentos de ruido, momentos de compañía. Todo en su
justa medida.
¿Puedes llegar al inconsciente cuando estás solo?
No, tienes que soñar. Los actos fallidos y los recuerdos también son
importantes.
¿Y por qué es tan importante indagar en el inconsciente?
Porque es una manera de conocerte. Agarras espesor humano. En
lugar de ser banal y delgada eres como un buen pedazo de queso,
gordo y sabroso. Agarras humanidad,
¿Cuánto tiempo te analizaste?
Siete años, cinco veces por semana.
Me muero.
Así es la formación, soy de la primera promoción.
¿Y qué fue lo más difícil de esos años?
Descubrir la propia locura. Vivirla es tremendo. Cuando uno es
consciente de la propia locura duele.
¿Eso no se llama madurez?
Me da como pudor decir que es madurez, pero s, siento tranquilidad.
Otro punto: Hay gente que dice no poder vivir sola y hay otra que
cambia un clavo por otro.
¿Qué significa perder a un ser querido? Significa haberlo investido, tú
le has puesto energía, le has dado amor y cuando desaparece, muere
o se aleja, esa energía tiene que volver a ti. Freud tiene una frase
maravillosa: cuando se pierde el objeto, la sombra del objeto cae
sobre el sujeto. Y entonces el sujeto se pone en duelo, por eso te
apagas hasta que todo lo que has investido regresa a tu ser, a su
verdadero lugar.
¿Pero por qué hay gente que no puede estar sola?
Por una gran incapacidad para quererse a sí mima, cuando te estimas
estás siempre conectada a nivel simbólico y real; estás bien. Los seres
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humanos somos creativos por definición, pero para eso necesitamos
soledad. Por eso digo: la soledad es buena compañía.
Pero luego vives mejor.
Después, cuando pasa ese dolor.
¿Eres muy loca, Matilde?
Era. Ser mujer en nuestro país ya es una locura.
Todos somos medio locos, ¿no?
Siempre digo una frase: no hay peor loco que el que se hace el loco
estando de verdad loco. Mucha gente se hace la loca.
Y mucha gente menosprecia a los que hacen terapia.
No hay nada peor que la ignorancia, eso me parece patético.
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
RECUERDO
Tengo presentes y vivos esos ojos tuyos
Acababa de ingresar a la universidad. Recuerdo la
emoción de las primeras clases, los profesores
famosos, los nuevos compañeros, todo generaba un
clima lleno de color y no exento de cierta expectativa.
Yo tenía 17 años y vivía la ansiedad difusa de partir
hacia una meta que sentía muy poco clara, como de
quien espera descubrir nuevos mundos desconocidos.
Se abrió la puerta del Aula Magna y entró, con sus
pasos lentos pero firmes, Luis Jaime Cisneros. Muy
delgado, sus ojos oscuros, penetrantes, parecían ver
más allá de lo obvio tras sus anteojos. Tenía un
pequeño bigote y la cabeza ligeramente inclinada
hacia un lado. Se hizo un silencio absoluto que solo fue
quebrado por su voz clara y armoniosa que lucía un
inmenso manejo de inflexiones, pausas y silencios.
Me sentí hipnotizado. Su discurso era claro y envolvente. Al salir de clase, aún bajo los efectos de lo escuchado, todos coincidíamos en elogiar su exposición.
Luis Jaime hacía participar a los alumnos en el conocimiento que impartía. Estimulaba el vuelo de la fantasía
sin descuidar el depositarnos luego en la realidad.
Al final de ese año académico nos pidió que hiciéramos una composición libre. Él nos daba el título y
nosotros debíamos desarrollár la narración que se nos
ocurriera. A mí me tocó desarrollar: “Tengo presentes y
vivos esos ojos tuyos”. Hablé del primer amor de mi
vida que, por supuesto, no llegó a nada, fue sólo
platónico. Entregué el trabajo, y al cabo de un tiempo,
me llamó. Fui a verlo con miedo. Me preguntó, entre
otras cosas, qué profesión había elegido. Titubeante
respondí: “Derecho”. Me miró un momento en silencio
y me dijo: “No haga usted eso sin pensarlo mejor”. Al
salir de mi entrevista añadió: “Dele algunas vueltas a
Literatura” y nos despedimos. Posteriormente me
invitaba a tomar café y, desde entonces, nos vimos con
una cierta frecuencia. Hablábamos de todo, me
prestaba libros que luego comentábamos y yo,
tímidamente, le mostraba algún cuento que había
escrito. Fue como un preceptor, y así lo entendí.
Con el transcurrir del tiempo y por presiones familiares,
entré a Derecho y antes de acabar el primer ciclo, me
retiré. Efectivamente no tenía nada que hacer ahí. Me
inscribí entonces en Literatura. Estuve un año en la
especialidad y, dado que en ese entonces la orientación era más bien lingüística, también me retiré. No era
lo que buscaba; en realidad, no sabía qué buscaba.
Conversando con amigos pensé en Psicología. Luis
Jaime no parecía estar muy de acuerdo. Lo conversamos. Entré a la especialidad quizá por ver si allí encontraba respuestas que, poco a poco iba comprendiendo,
no aludían exclusivamente a mi problema vocacional.
Alguna vez él me dijo que a veces era necesario dar un
rodeo para alcanzar lo que buscamos.
Terminé Psicología y me gradué. Me llamaron para
dictar en la universidad. En esa época nos veíamos con
mucha frecuencia. Hablábamos mucho de la política
universitaria. Luis Jaime había sido elegido Director del
Programa de Letras y Ciencias Humanas y coincidíamos en las reuniones de la dirección. Internamente
tampoco me sentía demasiado satisfecho con la
Psicología y él, creo, se daba cuenta. Un día me contó
que había estudiado Medicina y que cuando estaba a
punto de terminar la abandonó por la docencia y la
Lingüística. A pesar de mis vacilaciones llegué a ser
jefe de la especialidad de Psicología. Por esa época
habían llegado a Lima los primeros psicoanalistas. Me
interesó. Me contacté con ellos. Cuando le conté, Luis
Jaime me miró, se sonrió, y me dijo: “Creo Lucho que te
aproximas a lo tuyo”, y riendo agregó: “El Psicoanálisis
y la Literatura al fin y al cabo se parecen bastante”.
Elegir un camino siempre fue un proceso difícil para
mí. Creo que Luis Jaime en cierto sentido era un
partero. Al fin y al cabo educar es, pienso, hacer que
crezca lo que existe en potencia, en germen. No es
decidir por el otro sino ayudar a que éste decida. Que
se pueda asombrar y sorprender, que haga suyo su
descubrimiento, que imagine y fantasee con él.
Cuando pienso en la compañía de Virgilio a Dante en el
descenso a los infiernos, creo que esto constituye un
modelo de lo que debe ser el maestro y también el
psicoanalista. En mi experiencia, Luis Jaime Cisneros
cumplió esa función. Me brindó la posibilidad de ser lo
que interiormente era, como diría Chesterton, y grabó
con fuego los momentos en que me permitió creer en
mí y hacer mía su función de ayuda. Con él recordé y
aprecié cosas de mi vida, valoré los rostros perdidos
en mi pasado, los episodios alegres y tristes, los
amores e ilusiones vividos, perdidos y a veces recuperados. Desdichas y nostalgias que adquirieron una
importancia grande para mí. Era lo que Sábato denominó la “melancólica majestad”. En el diálogo con Luis
Jaime se renovaron las ganas de continuar una
búsqueda de razones de vida. Hoy sé que ellas no son
necesariamente definitivas, pero que el buscarlas ya
es en sí mismo una razón fundamental.
Pienso que hay hombres que vencen a la muerte de la
única forma posible: viviendo en nosotros, dejando
caer sus semillas.
Luis Jaime Cisneros se ha ido, pero su presencia
continúa en aquellos que recibimos lo mejor de él.
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
Luis Herrera Abad
17
NIÑOS Y ADOLESCENTES
Ventana sobre Niños y Adolescentes
Comisión de Niños y Adolescentes de Fepal:
Nuestro Vice-Presidente, el Dr. Roberto
Scerpella, es también Coordinador de Niños y
Adolescentes de Fepal y ha venido organizando, en coordinación con la Sociedad Brasilera
de Psicoanálisis de Sao Paulo, el XIV
Encuentro de Intercambio Interregional del
Psicoanálisis de Niños y Adolescentes:
Desafíos Clínicos, a realizarse el 10 y 11 de
junio de este año en Sao Paulo, Brasil.
El programa incluye tanto Casos Clínicos como
Seminarios Temáticos así como también
Paneles y Discusiones Clínicas.
En la presentación de Casos Clínicos, nuestra
colega Elena Piazzon nos representará con el
trabajo: “Reflexiones en torno al análisis de un
mellizo de once años”. Ella también comentará el
material clínico de un niño y de una adolescente.
Otros casos que se presentarán son:
• Los cambios interculturales e interferencias
en el desarrollo psíquico de niños y adolescentes (observaciones clínicas).
• El cuerpo enfermo en psicoanálisis: generando una atmósfera de trabajo en una niña de
once años con colitis ulcerosa.
Los Seminarios Temáticos incluyen temas muy
interesantes, como:
• El niño autista, La latencia y sus peculiaridades y finalmente, el adolescente borderline.
Los Paneles tratarán sobre:
• Intervención Neonatal y sobre Clínica de 0 a
3 años.
Quienes tengan interés en ir, pueden visitar la
página web:
• www.sbpsp.org.br
Por otro lado, también se viene organizando,
desde Fepal, el Encuentro sobre Niños y
Adolescentes que se realizará en Santiago de
Chile, en Setiembre de este año, cuyo tema
18
central será Los Duelos en la Infancia y en la
Adolescencia. Más información se incluirá en el
siguiente boletín.
Formación de Psicoanalistas de Niños y
Adolescentes en la Sociedad Peruana de
Psicoanálisis:
En reciente asamblea, el 6 de Abril, se aprobó el
Proyecto para la Formación de Analistas de
Niños y Adolescentes en la Sociedad Peruana
de Psicoanálisis.
Los colegas de la Comisión de Niños y
Adolescentes, los doctores Sara Flores, quien
es la coordinadora, Saúl Peña, Maria Paz De la
Puente, Roberto Scerpella, Rosario Zuzunaga,
Elena Piazzon y Max Hernández; fueron quienes elaboraron el proyecto.
Este proyecto es el fruto de un largo trabajo. La
Dra. Sara Flores, quien es miembro del SubComité Latinoamericano de la IPA para el
Psicoanálisis de Niños Y Adolescentes, estudió
los requerimientos y procedimientos para
elaborar el Proyecto. Con esa información, la
Comisión de Niños y Adolescentes empezó a
trabajar y el Proyecto fue presentado en Berlín
en julio del 2007 y finalmente fue aprobado en el
Consejo Directivo de la IPA en enero del 2008.
Luego se trabajó con la Comisión Docente para
aceptado por el Comité del Instituto y finalmente
fue aprobado por la Asamblea de la Sociedad.
La formación empezará a darse a partir de
Agosto de este año.
Nuestra felicitación a todos los colegas de la
Comisión. Sabemos que ha sido un largo
camino y les estamos agradecidos por su
esfuerzo y dedicación.
Cordiales saludos,
Raquel Northcote
Delegada de Niños y Adolescentes de la
SPP ante Fepal
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
REFLEXIONES
LA CONTRIBUCIÓN DE FERENCZI AL FENÓMENO DE LA CONTRATRANSFERENCIA
LUIS J. MARTÍN-CABRÉ
Desde que en el Congreso de Nüremberg, a finales
de marzo de 1910, Freud empleó por vez primera el
término "contratransferencia" ("Gegenübertragung")
en un trabajo científico, hasta la aparición casi
contemporánea en torno a 1950 de los trabajos de
Winnicott, Racker y P. Heimann que afrontaron
directamente la cuestión de la contratransferencia
como un instrumento esencial de la técnica psicoanalítica, raros y escasos fueron los analistas que
dedicaron su atención a un argumento que a partir de
ese momento se convirtió en uno de los capítulos
vitales en la formación y en el trabajo terapéutico de
todo psicoanalista.
Sándor Ferenczi fue uno de los contados analistas que, partiendo de las ideas que Freud postuló en
1910, intentó profundizar y desarrollar una teoría
sobre la contratransferencia que diera cuenta de los
desafíos que la clínica psicoanalítica iba paulatinamente asumiendo y preconizó una metapsicología
de los procesos psíquicos del analista durante el
análisis. Además se anticipó en muchos años a las
aportaciones de innumerables autores que situaron
en la contratransferencia la clave para comprender y
esclarecer la problemática inconsciente de los
pacientes. Sin embargo, como consecuencia de uno
de los procesos de censura más llamativos de la
historia del psicoanálisis, las contribuciones de
Ferenczi fueron "olvidadas" y relegadas al silencio.
Aún hoy, es posible encontrar trabajos exhaustivos y
completos sobre la contratransferencia que no
incluyen ni mencionan tan siquiera el nombre no sólo
de uno de los pioneros más entusiastas del psicoanálisis sino del que fue durante veinticinco años el
interlocutor privilegiado de Freud.
No voy a pretender en este breve trabajo reflexionar sobre las claves científicas o políticas de tan
llamativo "silencio". Mi intención se limitará a intentar
demostrar cómo muchas de las ideas que aparecieron "repentinamente" en torno a los años 50 y que
generaron a partir de entonces una cadena interminable de aportaciones y de contribuciones científicas
sobre la contratransferencia y que siguen siendo
desarrolladas actualmente, habían sido ya intuidas,
en gran medida, por Ferenczi.
EL PUNTO DE PARTIDA DE FREUD.
Freud no ignoraba el hecho de que los sentimientos que emanan del paciente a través de la cura
analítica pueden suscitar a su vez otros tantos en el
analista. En numerosas cartas, manifestaba la
preocupación y la inquietud que le suscitaba esta
situación y no sólo en relación a algunos de sus más
eminentes colaboradores, Jung, Jones, Oscar Pfister
y el propio Ferenczi, sino con respecto a sí mismo.
Así, por ejemplo, en un reciente trabajo, Ernst
Falzeder (1994) ha demostrado el grado de implicación emocional y afectiva que despertó en Freud el
tratamiento de su "gran paciente", Elfriede Hirschfeld,
a la que trató por espacio de ocho largos años y que
tuvo indudables repercusiones en la teorización
freudiana sobre la técnica psicoanalítica. Es de todos
conocido, que la primera vez que Freud utilizó el
término "contratransferencia" fue en la conocida carta
a Jung del 7 de junio de 1909 en la que se refería al
"affaire" entre este y Sabina Spielrein y a los peligros
inherentes a una excesiva implicación emocional en
la que él mismo se había visto involucrado .
Sin embargo, la primera vez que Freud usó el
concepto de "contratransferencia" en un texto
científico fue en el trabajo que leyó el 30 de marzo de
1910 en el Congreso de Nüremberg y que tituló "Las
perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica"
("Die Zukünftigen Chancen der psychoanalytischen
Terapie") . La lectura atenta de este texto permite
pensar, de acuerdo con Etchegoyen (1986) que
Freud suponía "que el conocimiento de la contratransferencia se ligaba al futuro del psicoanálisis y
que su comprensión significaría un gran progreso
para la técnica psicoanalítica", pero además Freud
introdujo cambios teóricos y metodológicos totalmente revolucionarios. Además de cambiar el campo
de observación que sitúa en el analista, que pasa de
ser un mero observador a un participante operativo,
la investigación psicoanalítica deja de ser objetiva y
las antiguas observaciones se transforman en
experiencias. Por vez primera, Freud señala la
característica intrusiva de ciertos fenómenos psíquicos que tienen la propiedad de "implantarse" o
"instalarse" en el inconsciente del analista .
Freud agrega que hay que exigir al analista, como
norma general, el conocimiento de su contratransferencia y su dominio, su reconocimiento y el "poder
con ella" (Bewältigung) como requisito indispensable
para ser analista . Es decir Freud apuntaba a la
necesidad de dominar la contratransferencia en el
sentido de poder elaborarla y no simplemente de
superarla ("overcome") como aparece en la traducción inglesa de Strachey. ¿No serían estos los
supuestos teóricos sobre los que Ferenczi iba a
desarrollar su propia teoría de la contratransferencia
y algunas de sus intuiciones más geniales?
Aunque siempre se ha argumentado que en
trabajos sucesivos, especialmente en "Consejos al
médico", Freud atribuyó a la contratransferencia un
carácter peyorativo, refiriéndose a ella como un
obstáculo "envolvente" que interfiere en el trabajo
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
19
REFLEXIONES
analítico y como un peligroso inconveniente que es
preciso controlar, recurriendo al autoanálisis, considero que las razones que impulsaron a Freud a frenar
y, en parte a detener el entusiasmo inicial con que
había abordado el argumento, residían sobre todo en
el temor de que un tema tan complejo y sobre el que
no se tenía la suficiente experiencia clínica desvirtuara y pusiera en entredicho el modelo terapéutico que
propugnaba el psicoanálisis. Así por ejemplo, el 31
de diciembre de 1911 escribía a Jung una larga carta
en la que le reprochaba al igual que a Pfsiter su
excesiva implicación emocional con una paciente, lo
que consideraba un grave error, y les exhortaba a
permanecer inaccesibles a las demandas de los
pacientes y a mantenerse en una actitud estrictamente receptiva. Consideraba que había que renunciar a publicar por el momento un trabajo sobre la
contratransferencia y a limitarse a hacerlo circular en
copias entre los analistas de mayor experiencia.
Con toda probabilidad, el desenlace que tuvo
tanto en el aspecto personal, como analítico el
"affaire Elma", en el que no solo se vio involucrado
Ferenczi, sino él mismo, le condujeron a escribir
"Observaciones sobre el amor de transferencia"
donde la contratransferencia es afrontada, de
nuevo, como un peligro a evitar y a controlar. Sin
embargo, sirva como botón de muestra de la clara
conciencia que Freud tenía sobre la complejidad del
argumento, la carta que escribía a Binswanger el 20
de febrero de 1913:
"El problema de la contratransferencia es uno de
los más difíciles de la técnica psicoanalítica. Lo que
se le da a un paciente no debe ser jamás un afecto
espontáneo, sino que ha de ser expresado siempre
de manera consciente. En ciertas circunstancias es
preciso dar mucho, pero jamás nada que salga
directamente del inconsciente del analista. Se
debe siempre reconocer y superar la contratransferencia para ser libre. Pero, al mismo tiempo, dar
poco a un paciente porque se le ama demasiado es
confundirle, es un error técnico. No es fácil y hace
falta experiencia".
EL "DOMINIO" DE LA
CONTRATRANSFERENCIA.
Ocho años más tarde de la publicación del texto
de Freud, Ferenczi retomó el argumento. Tal vez
creyó que habían madurado los tiempos suficientemente y que la prudencia de Freud que había
solicitado que el tema de la contratransferencia
circulara exclusivamente entre su restringido grupo
de fieles, no se justificaba ya. Con toda probabilidad,
la celebración en Budapest del 5º Congreso de
Psicoanálisis marcó de nuevo un retorno al interés
por la técnica psicoanalítica. Freud leyó, como en
1910, un trabajo que invitaba a la renovación de las
ideas "Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica"
20
(1919) . En este texto, Freud esbozaba la formulación teórica de la "técnica activa" cuya paternidad le
ha sido en ocasiones adjudicada erróneamente a
Ferenczi.
La primera ocasión en la que Ferenczi, sintiéndose autorizado por Freud, aborda decididamente la
contratransferencia es en "La técnica psicoanalítica"
(1918), que presentó ante la Sociedad psicoanalítica
húngara, tres meses después del citado Congreso.
Uno de los capítulos está dedicado precisamente
al "dominio de la contratransferencia" ("Die
Bewältigung der Gegenübertragung") y utiliza la
misma palabra utilizada por Freud en el texto de
1910, antes referido. Para Ferenczi la terapia
psicoanalítica exigiría una "doble función": por una
parte el analista debe observar al paciente, escuchar
su discurso, construir su inconsciente a partir de sus
palabras, pero por otra debe controlar constantemente su propia actitud respecto al enfermo y si es
necesario rectificarla. Para ello, era requisito indispensable dominar la contratransferencia. Sin
embargo, del mismo modo que Freud apelaba
entonces para conseguirlo al autoanálisis (1910),
Ferenczi consideraba ahora, que era condición
necesaria que el analista hubiera sido analizado. La
insistencia de Ferenczi en el análisis del analista no
apunta únicamente a su insuficiente análisis con
Freud sino que introduce la idea de que ni el más
experimentado de los analistas está exento de
cometer graves errores si no presta atención y
elabora su propia contratransferencia .
El proceso del "dominio de la contratransferencia"
es descrito por Ferenczi a través de tres fases bien
diferenciadas. En la primera fase, "el analista está
muy lejos de tomar en consideración la contratransferencia y menos aun de dominarla. Sucumbe ante
todas las emociones que genera la relación analistapaciente, se deja conmover por las tristes experiencias e incluso por las fantasías del paciente y se
indigna contra aquellos que le son hostiles o le
critican". En estas circunstancias, las posibilidades
de llevar a cabo un proceso analítico son prácticamente nulas.
La segunda fase es denominada por Ferenczi la
de la "resistencia a la contratransferencia", que es
una reacción de signo contrario a la situación anterior
y que puede conducir igualmente al fracaso del
análisis. "...Cuando el psicoanalista ha aprendido
pacientemente a evaluar los síntomas de la contratransferencia y consigue dominar todo lo que podía
dar lugar a complicaciones en sus actos, sus palabras o sus sentimientos, corre entonces el peligro de
caer en el otro extremo, de convertirse en demasiado
duro y esquivo con el paciente, lo cual retrasaría o
incluso haría imposible la aparición de la transferencia, condición previa para el éxito de todo psicoanálisis". Algunos años más tarde, Racker, en su trabajo
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
BIBLIOTECA
REFLEXIONES
de 1968, "Transferencia y Contratransferencia",
describiría esta misma idea de Ferenczi, al referirse
a las consecuencias de la contra-resistencia del
analista que, en su opinión, va encaminada a evitar la
regresión del paciente y a convertir el análisis en un
proceso monótono, cargado de interpretaciones
reiterativas incapaces de producir la mínima transformación en el mundo interno del paciente. Pero
además, en este mismo trabajo, Racker coincide
casi literalmente con el planteamiento de Ferenczi en
su cuestionamiento sobre la "objetividad" del analista, que para este autor navega entre dos polos
potencialmente neuróticos, el de ahogarse en la
contratransferencia o el de reprimirla obsesivamente
intentando alcanzar el mito del analista "sin angustia
y sin rabia". Para Racker la única posibilidad que
tiene el analista de ser "objetivo" con su paciente es
la de convertirse el mismo en objeto de autobservación y análisis.
La tercera fase descrita por Ferenczi corresponde
a la del dominio de la contratransferencia propiamente dicho, que se alcanza con la superación de las
fases anteriores. Es entonces, cuando el analista
alcanza el estado mental requerido para "dejarse
llevar" durante el tratamiento como exige la cura
psicoanalítica. Lo realmente novedoso en este
planteamiento radica en que por vez primera la
contratransferencia no era considerada como un
obstáculo o un peligroso inconveniente sino como un
instrumento imprescindible y eficaz. En este sentido
se anticipaba en muchos años a las intuiciones de
analistas posteriores (Balint, Bion, Heimann, de
Forest, Winnicott, Racker, Little, etc.) que propusieron la reacción contratransferencial del analista
como solución técnica indispensable en el trabajo
analítico y entendieron la interpretación del analista
como una consecuencia directa de la elaboración
contratransferencial.
En el texto de Ferenczi, encontramos además
multitud de referencias a problemas técnicos con que
todos los analistas convivimos habitualmente en
nuestro trabajo: los silencios, las resistencias, la
somnolencia, las actuaciones pero no sólo del
paciente, también del analista. Recomienda mucha
prudencia especialmente en la tendencia de ciertos
analistas a involucrarse en la vida real de sus pacientes a través de consejos o recomendaciones muy
directas que no tienen en cuenta el substrato transferencial que acompaña los problemas "reales" de los
pacientes. Y sugiere una hermosa metáfora que sitúa
en un contexto inconfundiblemente ferencziano: la
situación del analista recuerda en muchos aspectos
a la comadrona, que debe comportarse mientras sea
posible, limitándose a ser una espectadora de un
proceso natural, pero que en momentos críticos
tendrá los fórceps al alcance de la mano para facilitar
un nacimiento que no progresa espontáneamente.
Pero, en realidad, más que dominar la contratransferencia, Ferenczi iba a descubrirla con la
aplicación rigurosa de la técnica activa cuya elaboración teórica y aplicación clínica ponía de manifiesto
una serie de problemas hasta ese momento ignorados. A partir de ciertos comportamientos particulares
y repetitivos del paciente en la situación analítica actos sintomáticos que Ferenczi había denominado
"formación de síntomas transitorios" trataba de
deducir en qué espacio inconsciente del paciente se
infiltraban las investiduras libidinales que habían sido
sustraídas al trabajo analítico. Una vez descubiertos,
animaba al paciente a e tales comportamientos, un
subrogado masturbatorio, por ejemplo, y a renunciar,
por tanto, a la satisfacción sustitutiva consiguiente.
Pero, paradójicamente, cuanto más Ferenczi insistía
en "activar" al paciente, más "activaba", sin darse
cuenta, sus propias vivencias contratransferenciales.
LA INTERACCION TRANSFERENCIALCONTRATRANSFERENCIAL
A raíz de la formulación de la segunda tópica, y la
introducción del concepto de "pulsión de muerte",
Freud no sólo modificó su concepción del psiquismo.
Las nuevas nociones de narcisismo, masoquismo y
pulsiones destructivas, así como del desarrollo del yo
a través de los procesos de identificación, determinaban una concepción mucho más compleja de la
transferencia positiva y negativa. Sin duda, una de
las razones que impulsaron a Freud a desarrollar una
nueva metapsicología, residían en las dificultades
que encontraba en su trabajo clínico, especialmente
ante la reacción terapéutica negativa.
Tal vez por ello, en el congreso de Berlín (1922),
Freud invitó a todos los analistas a reflexionar y
escribir, instituyendo un premio para el mejor de los
trabajos, sobre "la relación entre la técnica y la teoría
psicoanalíticas y hasta qué punto la técnica ha
influido en la teoría y en qué medida ambas se
favorecen o se perjudican entre sí".
El desafío de Freud fue inmediatamente aceptado
por Ferenczi y Rank que trabajaban sobre ese argumento desde hacía un tiempo y publicaron conjuntamente uno de los textos mas brillantes y audaces de
toda su producción y que con toda seguridad es, para
muchos autores, el punto de partida de muchas de las
concepciones actuales del psicoanálisis. Lo titularon
"Perspectivas en psicoanálisis" con un subtítulo que
se ajustaba a la petición de Freud "Sobre la interdependencia de la teoría y la práctica" .
Los autores argumentan una crítica y ofrecen una
reflexión técnica y teórica sobre la modalidad de
conducir la cura analítica. Hasta ese momento, el
objetivo principal del análisis era la "rememoración",
hasta el punto que los actos repetitivos eran considerados como obstáculos que surgían de la resistencia
del paciente, y que el analista debía neutralizar . En
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
21
BIBLIOTECA
REFLEXIONES
cambio, Ferenczi considera que el objeto esencial
de la elaboración analítica y por tanto de la interpretación del analista son la compulsión a la repetición y
las múltiples manifestaciones de la transferencia,
que deben ser consideradas como un "verdadero
material inconsciente". La importancia determinante
que Ferenczi otorga a la interpretación transferencial
y al proceso analítico, en detrimento del señalamiento intelectualizado de los contenidos inconscientes,
de los fantasmas y las representaciones implica no
sólo una modificación paralela de la contratransferencia sino un viraje esencial en la concepción
misma del análisis. Entre otras cosas, por ejemplo,
Ferenczi hace notar que muchas veces lo que se
pone en juego realmente es el narcisismo del propio
analista ("contratransferencia narcisista"), que corre
el riesgo de influir sobre sus pacientes, para que le
aporten el material que a él le resulta más agradable.
Los pacientes intentarán evitar los sentimientos
hostiles, reforzando su culpabilidad inconsciente e
impidiendo el progreso de la cura. A partir de esta
idea, Ferenczi desarrolla toda su concepción de la
interacción transferencia-contratransferencia no
tanto como un instrumento terapéutico sino como el
núcleo central del trabajo analítico.
La lectura completa de esta obra, de la que
siempre se eliminaban los cap. II, IV y VI, atribuidos a
Rank, permite comprender mejor la densidad de las
intuiciones de Ferenczi y su impresionante modernidad. De manera especial en el cap. IV, dedicado a la
interacción entre la teoría y la práctica, Ferenczi
señala la importancia que adquiere para los analistas dejar de lado sus presupuestos teóricos al
abordar la situación analítica. Sólo afrontando cada
caso nuevo de manera nueva, es decir no retrocediendo ante las experiencias nuevas se podrán
conseguir descubrimientos originales. ¿No será
acaso Bion quien explicitará mejor esta intuición de
Ferenczi al afirmar que el analista debería afrontar la
situación analítica "sin memoria y sin deseo".
La firme convicción de Ferenczi en considerar
que cuanto emerge en el "aquí" y "ahora" de la
situación analítica deriva del encuentro entre la
transferencia del paciente y la contratransferencia
del analista, abre las puertas a una exploración sin
límite de las capas más profundas del psiquismo,
justifica la necesidad de permitir la regresión del
paciente hasta los niveles que sean necesarios y
confiere a la contratransferencia el valor de instrumento indispensable para reconocer y detectar los
aspectos emergentes y significativos en la transferencia del paciente.
Los planteamientos de Ferenczi tuvieron una
cierta repercusión en la producción analítica del
momento. Uno de los textos que suele pasar desapercibido es el trabajo de H. Deutsch de 1926 titulado
"Sobre los procesos ocultos en el proceso analítico",
22
donde la autora señala como la identificación del
analista con las pulsiones infantiles del paciente y su
elaboración autoanalítica, no sólo no constituyen un
obstáculo para el tratamiento sino que sientan las
bases para un desarrollo fructífero de la intuición y la
empatía del analista. Es interesante señalar que
algunas de sus ideas son la antesala de la elaboración que hizo Racker de los conceptos de contratransferencia concordante y complementaria.
A comienzos de 1928, Ferenczi escribió "Elasticidad de la técnica psicoanalítica", que confirmaba su
casi total alejamiento de la técnica activa y preanunciaba lo que dos años más tarde denominaría él
mismo "neocatarsis". En pocas páginas describe una
gran cantidad de observaciones clínicas y de consejos técnicos que se pueden resumir en la necesidad
de que el analista adquiera "Einfühlung" (empatía,
capacidad de "sentir con", de compenetrarse con el
paciente) . De nuevo Ferenczi utiliza un término que
hereda de Freud, que había utilizado en un artículo
de 1910. Sin embargo, mientras el "Einfühlung" de
Freud parecía estar más cerca de la idea de una
"simpatía comprensiva" por parte del analista, el
"Einfühlung" de Ferenczi va más lejos. Es casi un
sinónimo del concepto de "empatía" que todo psicoanalista contemporáneo maneja habitualmente.
Ferenczi no sólo destaca su importancia, sino que le
sitúa como el fundamento mismo de la técnica
psicoanalítica.
No resulta difícil establecer la proximidad del
concepto de "Einfühlung" de Ferenczi con el de
"empathy" introducido por Kohut en "El análisis del
Self" (197l), con la "alianza terapéutica" descrita por
Zetzel y especialmente con el concepto de "contratransferencia concordante" que desarrolló Racker
más de veinte años después. La misma P. Heimann,
en uno de sus últimos trabajos (1980) señala la
necesidad que todo paciente experimenta de "sentir
que su analista se sintoniza con él".
En definitiva, Ferenczi intenta una reflexión
profunda sobre la importancia de la contratransferencia del analista en la cura analítica y aborda
como consecuencia el problema del análisis del
analista, la denomina segunda regla fundamental.
También en este capítulo, defiende ideas de una
modernidad sorprendente al auspiciar la idea del
análisis didáctico como un análisis terapéutico que
no debería en ningún caso confundirse con un
proceso de aprendizaje intelectual o teórico sino
que con más razón que el análisis de cualquier otro
paciente debería profundizar y prolongarse hasta
permitir al futuro analista entrar en contacto con los
aspectos más recónditos y profundos de su psicopatología. Su firme convicción de que el mejor analista
es un paciente bien analizado se iba convirtiendo en
un ideal, que empezó a quedar reflejado en su
producción científica sucesiva.
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
REFLEXIONES
Poco a poco, Ferenczi comienza a proponer
ciertas modificaciones técnicas, primero propone
como objetivo terapéutico la sustitución de un superyo parental rígido por un super-yo analítico más
flexible. Después postula la necesidad de apartarse
de una actitud omnisciente en beneficio de una
actitud más acogedora e intuitiva. En "La adaptación
de la familia al niño" (1928), al plantear la incomprensión de los adultos en relación con el niño traza un
paralelo con la situación analítica. Si el "primer error
de los padres es olvidar su propia infancia", el primer
error del analista sería afrontar la cura de un paciente, sin tener en cuenta y sin haber analizado adecuadamente determinados conflictos psíquicos amparándose en una autoridad hipócrita y omnisciente
incapaz de escuchar el dolor psíquico del paciente.
Especialmente impactante resulta, en "El problema
del fin del análisis" (1928) su posición crítica hacia
aquellos analistas que empujan al paciente a abandonar el análisis, antes de que este considere que se
han producido cambios psíquicos consistentes en su
vida y en su conducta. El análisis debe ajustarse a las
necesidades del paciente y debe "morir por agotamiento" (1928).
Leyendo con atención los textos de Ferenczi de
este periodo, que son sin duda alguna los más
apasionantes y discutibles psicoanalíticamente,
asistimos al desesperado intento de un clínico
volcado en ayudar a sus pacientes de la manera mas
eficaz posible y que ha hecho del psicoanálisis el
motivo de su existencia. La idealización y la firme
convicción en las posibilidades terapéuticas del
psicoanálisis justificaban en él un "furor sanandi" que
le llevaba en ocasiones a identificar al analista con un
padre, o mejor una madre adoptiva que debía
permitir a sus pacientes disfrutar de las excelencias
de una infancia normal. Este parece el objetivo
trazado por Ferenczi en uno de los textos más
sugerentes de Ferenczi "Principios de relajación y
neocatarsis" (1930), donde concilia la "técnica
clásica" de Freud con una actitud terapéutica comprensiva que facilite la regresión del paciente, a
condición de que el analista controle con rigor su
"contratransferencia" y su "contra-resistencia".
Además de invertir radicalmente la metáfora del
cirujano, Ferenczi establece los cimientos de una
teoría de la contratransferencia como disposición
materna. El paciente podría, en el transcurso del
análisis, acceder a una experiencia reparadora de
aquello que le ha sido negado durante la infancia,
más que a los beneficios del levantamiento de la
represión. En esta línea teórica se situará, años más
tarde, también, la contribución de Winnicott que
introdujo un estilo terapéutico en el cual la situación
analítica se equipara a la relación madre-niño y a sus
continuas interacciones y describió además lo que
denominaba "preocupación materna primaria" que
permitía a la madre adaptarse activamente a las
necesidades de su hijo de manera natural y espontánea. De manera análoga a los planteamientos de
Ferenczi, Winnicott sostenía que entre el analista y el
paciente se configura una relación intersubjetiva de
características similares que permite al analista
empatizar con las necesidades primarias de su
paciente. De esta concepción derivarían posteriormente conceptos como el de "reverie" de Bion, el de
las "percepciones inconscientes del analista" de
Paula Heimann, o el más reciente de "contraidentificación proyectiva" de León Grinberg y el del "analista
como 'objeto transformador'" de Bollas.
EL "DIARIO CLINICO”
El "Diario Clínico" de Ferenczi que podría ser
considerado como una "larga carta" de nueve meses
a Freud, (del 7 de enero al 2 de octubre de 1932)
recoge una serie de sutiles intuiciones y aportaciones
inestimables para la técnica psicoanalítica. Algunas
de estas consideraciones, sobre todo las que conciernen a la contratransferencia, pueden considerarse válidas actualmente.
Ya desde la primera página que lleva por título "la
insensibilidad del analista", se perfila la que sería
reflexión principal de todas sus anotaciones: la
"contratransferencia real" del analista. La contratransferencia no solamente no es un obstáculo sino
que se transforma en un instrumento indispensable
para el analista. "Casi se podría afirmar -asegura
Ferenczi- que cuanto mayores sean las debilidades
del analista que le conducen a errores y fracasos
más o menos grandes, tanto mayores son las
posibilidades de que el análisis adquiera bases
profundas y reales" .
Sin embargo, Ferenczi tras haber señalado como
se desarrolla en el paciente, gracias al análisis, una
"sensibilidad refinada" que le llevaría a captar hasta los
más imperceptibles matices de la actitud del analista
de no ser por la intensidad de sus propias proyecciones, intenta demostrar que la transferencia no es
consecuencia de un hecho espontáneo, sino que está
inducido por el propio analista y en consecuencia por
la propia técnica psicoanalítica y añade una crítica a
una determinada manera de entender el trabajo
analítico que podríamos suscribir aún en la actualidad
"...la interpretación de cada detalle en el sentido de un
afecto personal hacia el analista puede producir una
atmósfera paranoide que se podría definir como delirio
narcisista del analista. Es posible que seamos propensos a suponer, con demasiada rapidez, en el paciente
sentimientos de amor o de odio hacia nosotros..." En
este mismo sentido, Paula Heimann advertía, en su
famoso trabajo sobre la contratransferencia de 1950,
que los analistas poco atentos a sus propios conflictos
psíquicos y a la dinámica de su mundo interno corren
el riesgo de imputar a sus pacientes lo que en realidad
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
23
REFLEXIONES
les pertenece solo a ellos y añadía que este peligro
podía sólo ser neutralizado "...si el analista ha elaborado en su análisis personal sus propios conflictos
infantiles y ansiedades (persecutorias y depresivas)
de manera que pueda entrar en contacto con su propio
inconsciente..."
Pero Ferenczi va más lejos. En la medida en que
utiliza la contratransferencia como la base de sus
interpretaciones, comienza a considerar la hipótesis
de que el analista no sólo no consigue transformarse
en un padre o una madre buenos para el paciente,
sino que por el contrario se convierte en un protagonista activo que repite la situación traumática de la
que el paciente ha sido víctima durante la infancia.
Da la impresión que aparecen en Ferenczi, junto a
consideraciones fundamentales sobre la técnica
psicoanalítica, las reflexiones de un hombre que,
cercano a la muerte, se confronta con sus sentimientos de culpabilidad y, que llevando hasta sus últimas
consecuencias su capacidad de empatía, se identifica intensamente con el sufrimiento y el dolor del
paciente. Cuando se accede a este nivel de profundidad, "las lágrimas del paciente y del analista se
mezclan dando lugar a una solidaridad sublimada
que encuentra solo una analogía equivalente en la
relación de una madre con su hijo" . Se fragua así la
idea del "análisis mutuo", cuya paternidad atribuyó
Ferenczi a su famosa paciente Elisabeth Severn, a la
que se refiere en el "Diario" con la siglas R. N.
Como describe en sus anotaciones del 5 de mayo,
al principio la consideraba más bien antipática, pero
sus formaciones reactivas unidas al uso de una
técnica indulgente y elástica, le habían llevado a
asumir con respecto a ella una actitud condescendiente y abierta. Esto hizo creer a la paciente que su
analista se había enamorado de ella. Ferenczi se
asustó y le interpretó la transferencia negativa. El
impacto que produjo en la paciente fue indescriptible,
reactivando una situación traumática infantil. La
paciente, aseguraba percibir intensos sentimientos
de odio en su analista, que este intentaba reprimir y
disimular a través de una hipócrita simpatía. Ferenczi,
sabiendo que la paciente tenía razón, lo admitió y
puso en relación el odio contratransferencial hacia su
paciente con los sentimientos de odio que le había
suscitado, siendo niño, su propia madre. A partir de
ese momento Ferenczi accedió a intercambiar, de
manera experimental, su papel de analista con el de
paciente. Con toda probabilidad Ferenczi actuó su
insuficiente capacidad contenedora, más aún, utilizó
inconscientemente a la paciente como contenedor de
sus sentimientos y emociones. Sin embargo, la idea
de comunicar al paciente los sentimientos contratransferenciales tuvo una continuidad en la literatura
psicoanalítica. En un famoso y polémico artículo de
1947 titulado "El odio en la contratransferencia",
Winnicott aseguraba que la confesión del odio
24
contratransferencial no sólo no era desaconsejable,
sino que beneficiaba tanto al paciente como al
proceso analítico. En la misma línea, M. Little (195l)
defendía la conveniencia de revelar al paciente la
naturaleza de las propias emociones contratransferenciales, si se quería favorecer la aceptación por
parte del paciente de determinadas vivencias transferenciales. Anticipándose a algunos trabajos posteriores de Langs (1974) y Searles (1975) sostenía, como
si la idea del análisis mutuo de Ferenczi resonara aún
en el ambiente, que el paciente puede brindar al
analista interpretaciones muy útiles para la comprensión de su contratransferencia. Más recientemente,
analistas como Epstein (1977) y Gorkin (1987)
plantean la necesidad de incluir las confesiones
contratransferenciales como una apartado importante de la técnica psicoanalítica
Pero tal vez el autor que, sin mencionar a
Ferenczi, retoma con mayor profundidad clínica
algunas de las intuiciones del "Diario Clínico" sea
Searles, precisamente un analista que, como fue en
el caso de Ferenczi, ha dedicado gran parte de su
trabajo y ha acumulado una enorme experiencia con
pacientes gravemente psicóticos. En un artículo
titulado "El paciente como terapeuta de su analista"
(1975) justifica la hipótesis de que en el transcurso
del análisis el paciente psicótico necesita "crear" un
analista "a su medida" para poder introyectar y
reconstruir en él un mundo interno más confiable y
menos persecutorio como condición indispensable
para liberarse de la psicosis. Coincidiendo totalmente con Ferenczi, parte del presupuesto, seguramente
discutible, de que todo paciente siente el deseo
inconsciente de convertirse en terapeuta de su
propio analista y de "curarle".
Al margen de la crítica subyacente tanto a la
teorización kleiniana para la que esta fantasía de
curar al analista no sería más que un gesto reparador
hacia el propio sadismo del propio paciente como a la
idea de "relación parasitaria" propuesta por Bion para
la psicosis, Searles propugna una concepción de la
relación psicoanalítica esencialmente simétrica
donde la "alianza terapéutica" es aplicable por igual a
los dos protagonistas de la relación analítica y donde
el reconocimiento por parte del analista de "los
impulsos terapéuticos del paciente", dirigidos por
ejemplo a convertir al analista en una madre suficientemente buena capaz de contenerle, o en un padre
sexualmente potente, resulta de capital importancia
para el desarrollo del proceso psicoanalítico.
Aunque personalmente no comparto algunos de
los desarrollos teóricos a los que me he referido por
último y, de acuerdo con M. Mancia (1990), opino que
revelar al paciente los propios sentimientos contratransferenciales significa admitir la propia incapacidad de elaborarlos adecuadamente y un fracaso de
las capacidades de transformación sobre las que se
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
REFLEXIONES
basa la creatividad que requiere el trabajo analítico, y
aunque entiendo que en algunos de los planteamientos, en concreto de Searles, la línea de demarcación
entre transferencia y contratransferencia parece
disolverse peligrosamente, soy del parecer, al mismo
tiempo, que con sus últimas intuiciones clínicas,
Ferenczi se estaba anticipando a muchas teorías
contemporáneas como la utilidad de la contratransferencia, la identificación proyectiva y la contraidentificación proyectiva como instrumentos técnicos
indispensable para el trabajo analítico, el reconocimiento de la participación emocional del analista, y la
posibilidad de penetrar en la transferencia del paciente y de observar e interpretar las reacciones contratransferenciales.
Al final de su "Diario", Ferenczi afirmaba que el
fracaso terapéutico de muchos análisis no se debe a
las resistencias inaccesibles, ni al narcisismo impenetrable del paciente, sino a las propias dificultades
del analista, especialmente a su insensibilidad, su
falta de tacto y de empatía. Al enfatizar la participación emocional del analista en el proceso analítico y
el papel de la contratransferencia, Ferenczi resaltaba
también la importancia de la persona del analista y
especialmente de su propio análisis como un campo
fundamental de nuestro trabajo.
Tras la muerte de Ferenczi, algunas de sus más
geniales intuiciones clínicas, especialmente las
concernientes a la contratransferencia fueron prácticamente olvidadas. Aunque, en honor a la verdad,
Melanie Klein, paciente de Ferenczi, había utilizado
desde 1919 la contratransferencia, que ella denominaba "comunicación de inconsciente a inconsciente",
y había extraído de ella muchos de los conocimientos
que hemos leído en sus obras sobre la mente infantil y
los estados psicóticos, Fanny Hann-Kende (1933)
mencionaba la posible utilidad de la contratransferencia en la técnica psicoanalítica, teniendo en cuenta
las consideraciones de Freud sobre la telepatía, Alice
y Michael Balint (1939) habían enfatizado "la inevitable intrusión de la personalidad del analista en la
relación analítica", e Izette de Forest (1942) "la
cualidad interactiva entre la transferencia y la contratransferencia", es a partir de los años 50 cuando
surgen de manera simultánea las aportaciones sobre
la contratransferencia que siguiendo algunas de las
intuiciones de Ferenczi, modificaron sustancialmente
su dimensión teórica y clínica.
En efecto, Paula Heimann afirmaba rotundamente
en el 16º Congreso de Zürich que la contratransferencia era el instrumento esencial para la comprensión
del material inconsciente del paciente y para la
formulación de interpretaciones adecuadas . Casi
contemporáneamente, Racker, planteaba, aunque de
una manera menos radical que Paula Heimann, la
hipótesis de que la principal fuente de los sentimientos del analista reside en la mente del paciente, y
anticipaba la idea del análisis como un campo bipolar
que sería desarrollada más tarde por los Baranger.
M. Little (195l) desafiaba la idea clásica del analistaespejo y propugnaba la necesidad de utilizar los
sentimientos contratransferenciales en la formulación de la interpretación y Sullivan (1953) proponía la
idea del analista como "observador participante". A
partir de estos desarrollos teóricos, una lista interminable de analistas de la talla de M. Khan, M. Mahler,
Searles, Fromm-Reichmann, Rosen, Guntrip, Spitz,
Nacht, Kohut, etc., continuó desarrollando, casi
siempre sin nombrarle, algunas de las más geniales
intuiciones clínicas de Ferenczi.
Para terminar quisiera señalar que en la conferencia que en 1928, Ferenczi pronunció en Madrid,
manifestaba la deuda que las personas de la Europa
Central tenían contraida con el genio hispano, con
su arte y su literatura. En justa correspondencia,
también yo querría expresar, con mi modesta
aportación, mi enorme gratitud hacia un hombre que
no sólo contribuyó de manera ejemplar al desarrollo
de la teoría y de la práctica psicoanalítica, que
analizó y formó a analistas de la talla de Jones, M.
Klein, Balint o Spitz, que fundó la escuela húngara
de psicoanálisis a la que pertenecieron entre otros,
Hermann, Hollos, Robert Bak, David Rapaport,
Edith Gyömröi, Alexander, Sandor Rado o Vilma
Kovaks, que publicó más de un centenar de trabajos
teóricos y clínicos de valor incalculable y de una
sorprendente modernidad y que influyó en el
desarrollo teórico de un sin fin de analistas que sería
interminable recordar, sino que además hizo de la
eficacia terapéutica el pilar fundamental de la ética
psicoanalítica, transformó su inagotable capacidad
de empatía en una experiencia de solidaridad
humana con el dolor y la desesperación de todos y
cada uno de sus pacientes, y se distinguió, como
sostiene A. Haynal, "por una generosidad, un coraje
intelectual, una independencia, y una honestidad
incomparables".
Al finalizar la conferencia de Madrid a la que antes
aludía, Ferenczi expresaba su deseo de que en un
futuro próximo, España pudiera encontrarse entre los
países que practicaran el psicoanálisis. Seguramente,
no podía imaginar que setenta años después iba a
celebrarse en Madrid un congreso internacional sobre
sus aportaciones, en el que tal vez seamos capaces
entre todos de recuperar su entusiasmo y convicción
en el análisis, su fidelidad a Freud, su honestidad
clínica y su obra científica como un patrimonio vivo de
la teoría y de la técnica psicoanalíticas y como un
soplo de aire fresco y de esperanza en las posibilidades venideras de nuestra "imposible" profesión.
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
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REFLEXIONES
BIBLIOGRAFIA
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BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
CULTURA
La Candelaria en Lima
Como desde hace algunos años, ese caluroso
domingo limeño de febrero se engalanaba nuevamente con bombos y trompetas. Desde temprano,
los alrededores de Santo Domingo, su placita del
costado y el bulevar Chabuca Granda andaban
repletos de músicos, danzantes y hueleguisos.
hoy ni acercarse a la reja siquiera. Pero en medio
de todo…más allá de la estridencia de las bandas
y las explosiones de color y en medio de las
acrobacias de las alegres danzas… a mi se me
volvió a encoger el corazón con esos misteriosos
sonidos de los sicuris.
Sí, “Mama Candi”, “Mamacha Candelaria”, salía
de nuevo a conquistar Lima. En lo que se viene
convirtiendo en nueva tradición de está nueva
Lima “tan querida y tan señora”. Fastuosas
morenadas con sus comparsas de mamachas y
caporales; recios y coloridos tinkus; sayas y
llameradas y chinas diablas medio calatas y
endemoniadas y toda la diablada completa
engalanaron Lima.
Esa música de aires ancestrales solo se va
formando en el diálogo indispensable y respiratorio de los ejecutantes. Cada uno aporta en cada
exhalación un sonido, que junto a los golpes
rítmicos y vicerales de los bombos como latidos
del corazón, forman la melodía que llega hasta allí
y hasta el alma.
Pero igual, y con justa razón, más de uno puso el
grito en el cielo reclamando “con qué derecho nos
dejan solo tres cuartos de plaza”. Nadie entendía
porque este año el cardenal dejó cerradas las
puertas de la Catedral y los guardias del Palacio
Presidencial tenían orden de no dejar pasar la
procesión ni por la reja delantera! “¿Sabe Dios por
qué?”, comentó otro parroquiano. Y Claro, no
había derecho: ayer en pleno patio de palacio y
Ya después, como quien no quiere la cosa,
comencé a indagar un poco. Una investigación de
Oscar Bueno Ramírez, distinguido etnomusicólogo puneño, confirmó mis sospechas.
Los primeros vestigios del siku, han sino encontrados acá nomás en Chilca, datan de hace 7,000
años. También se ha encontrado restos en otros
territorios nacionales: Nazca, Paracas, Chimu e
Inka. Pero las primeras evidencias de su utilización en diálogo melódico tal como lo conocemos
actualmente se han encontrado en imágenes de
la cerámica Moche.
Hasta ahora su utilización es vincular. Solo se toca
entre dos personas o en grupos que representan
esos dos soplos que juntos crean una melodía. En
su sentido ritual está ligada a ceremonias ligadas
a la vida y la muerte: la procreación de alpacas, la
siembra de la papa y la despedida a los difuntos.
¿Será algo así como Eros y Tánatos danzando
por el Altiplano y las calles de Lima?
Eduardo Llanos
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS/MAYO 2011 - Nº1
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BIBLIOTECA
FORMACIÓN
BIBLIOTECA DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS
"JAIME HERESI"
NUEVOS TÍTULOS
• Alter. Revista de Estudos Psicanaliticos,
2010, Vol. 28, N° 2.
• C.G. Jung. The red book (liber Novus) /
Donación del Dr. Eduardo Gastelumendi
• DVD. 3 Short Films on Psychoanalysis
• DVD. Encounters through generations (2)
• Jornal de Psicanálise. Instuto de PsicanáliseSBPSP. 2010, Vol. 43, N° 79
• Journal of the American Psychoanalytic
Association. 2010, Vol 58, N°6
• Revista Portuguesa de Psicanálise. 2010,
Vol. 30, N° 2
• Subjetividad y Procesos Cognitivos.2010.
Vol 14, N° 2
INSTITUTO PERUANO DE PSICOANÁLISIS (IPP)
Coordinación y distribución de fotocopias de la
literatura psicoanalítica recomendada por los
seminarios de técnica, teoría y psicopatología como parte de la formación psicoanalítica- a los
candidatos de la IX y X Promoción del IPP.
GRUPO DE ESTUDIO DE SUPERVISIÓN
Coordinación y distribución de fotocopias a los
miembros del Grupo de Supervisión.
VENTA DE PUBLICACIONES
Comunicamos a nuestros miembros y candidatos
que tenemos ejemplares en venta de los siguientes
títulos:
• Revista de Psicoanálisis de la Sociedad
Peruana de Psicoanálisis, N° 2 al N° 8.
• Libro compilado por Matilde Caplansky y
editado por COWAP "El Padre, clínica,
género, posmodernidad".
• Libro de Patricia de las Casas "Un cuerpo sin
sombra: anorexia y bulimia una relectura en
Freud"
• Libro de Viviana Maza. "La Casa de la Familia.
Una contribucion psicoanalitica a la salud
pública en el Perú.
28
• Libros de Jaime Lutenberg "Tratamiento
psicoanalítico telefónico" y otros.
ESTADISTICAS DE USO DE LA BIBLIOTECA
USUARIOS
De un total de 174 consultas atendidas de eneromarzo se calcula un 72% a miembros y 16%
candidatos y el 11% de usuarios externos.
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Escardó, Carlos Crisanto, Elena Piazzon, Jorge
Parodi, Lizzie Haworth, Luis Herrera, Raquel
Northcote, Sara M. Flores.
TIPO DE MATERIAL CONSULTADO
La revistas impresas fueron las de mayor consulta
con un total 45%, el envío de archivos e impresiones
de artículos descargados del CD del Psychoanalytic
Electronic Publisher (PEP) está representado por el
31 % de nuestras consultas. Los libros con un 24%
son uno de los recursos de mayor demanda.
REVISTAS MÁS CONSULTADAS
Detallamos los títulos de Revistas más consultados:
International Journal Psychoanalysis, Revista de
Psicoanálisis. APA, Journal of the American
Psychoanalytic Association, Psychoanalytic
Review, Journal of the American Academy,
Psychoanalytic Quarterly, Psychoanalytic Inquiry,
Contemporary Psychoanalysis, Revue française de
psychanalyse y Canadian Journal of Psychoanalysis.
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Tarde: Lunes a Viernes 1:30 - 4:00 p.m
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