13/09/2016 URL: www.elpais.com UUM: 6492000 PAÍS: España UUD: 1272000 TARIFA: 18199 € TVD: 1819900 TMV: 2.69 min 12 Septiembre, 2016 Pulse aquí para acceder a la versión online Antonio Andrade y la Sinfónica de Sevilla llevan ‘Carmen’ al Alcázar La cigarrera Carmen, uno de los mitos sevillanos más universales, irrumpe este año como actividad paralela de la Bienal de Flamenco. El Real Alcázar de Sevilla acoge, con la participación de más de 100 artistas en el escenario, una selección de los pasajes más populares y brillantes de esta ópera fusionada con el flamenco. La obra cuenta con la coordinación artística de Cristina Hoyos, la dirección musical de John Axelrod al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, Rinat Shaham en el papel de Carmen, Leonardo Capalbo como don José, Berna Perles como Micaela y Carlos Daza como Escamillo. El baile estará a cargo de la compañía flamenca Antonio Andrade y el Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza aportarán sus voces. Carmen, una novela corta de Prosper Mérimée escrita en 1845 y publicada en 1847 en la Revue des deux mondes, fue la base de una de las óperas más exitosas de todos los tiempos, gracias a la música que compuso Georges Bizet. La Compañía Flamenca Antonio Andrade inicia así junto a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) la 27ª temporada de conciertos de ésta, con dos actuaciones inéditas fuera del habitual escenario del Teatro Maestranza. El lugar elegido para esta obra será del Patio de la Montería del Real Alcázar de Sevilla (acceso por Puerta del León), los días sábado 17 y domingo 18 de septiembre, a las nueve de la noche horas. Venta en taquillas del Museo del Baile Flamenco (40,50 €), calle Rojas Marcos, 3 (Sevilla). Teléfono: +34 954 340 311. Horario: de 10.00 a 19.00. Venta por internet, en este enlace. 3 URL: www.eldiario.es UUM: 1339000 PAÍS: España UUD: 209000 TARIFA: 2355 € TVD: 235500 TMV: 3.1 min 12 Septiembre, 2016 Pulse aquí para acceder a la versión online El Pipa y Andrés Marín reúnen en la Bienal a todos los públicos del flamenco Con dos formas absolutamente lejanas de entender el baile, el de Jerez optó por la tradición y el sevillano, por la transgresión El broche a la jornada del domingo lo puso sin duda un Andrés Marín en perfecto estado de gracia La noche del primer domingo de Bienal fue una sucesión de símbolos desde el inicio hasta el final. Alfa y Omega del Flamenco. Comenzó en el epicentro de la Sevilla de la Exposición del 29 y terminó en La Cartuja, eje de los fastos de la Expo Universal de 1992. Corrientes regionalistas y diálogo con las vanguardias. El orto y el ocaso en dos espacios que no pudieron estar mejor elegidos. También los artistas. El primero de ellos, Antonio El Pipa, quintaesencia de la gitanería de Jerez de la Frontera, presentaba ‘Gallardía’, lo que parece tras contemplar el espectáculo –en un teatro Lope de Vega hasta la bandera- que pretende ser para Antonio el espectáculo de su vida, un compendio de su carrera, la obra final. En recursos, desde luego, no ha escatimado: un cuerpo de baile de ocho bailaoras, un cuadro de atrás con cinco voces femeninas –lo mejor- y dos guitarras, artistas invitados de lujo (el pianista David Peña Dorantes) y un derroche en el vestuario (mantillas negras, batas de cola, vestidos de fiesta….) que hacen suponer que El Pipa ha sacado toda su artillería flamenca al mundo. Ahora veremos con qué resultado. Fijémonos antes en otro símbolo, una carambola literaria más bien: la Bienal permitió anoche, en apenas un rato, viajar de Jerez a Sevilla –con el baile flamenco como transporte- en lo que fue el ideal del poeta Fernando Villalón: “El mundo se divide en dos: Sevilla y Cádiz”. Los mundos del flamenco al menos sí se dividieron ayer de este modo, pudiendo congregar también a todos los públicos que aglutina este arte, y dando una muestra de que el flamenco es todo un mundo, complejo y diverso, de rancias costumbres pero también de lejanísimos horizontes aún por conquistar. Porque si en el Lope de Vega apostaron por la reivindicación del Pipa del baile gitano, en la Cartuja se produjo un milagro: la de un Andrés Marín en estado de gracia, bendecido por las vanguardias pero también por los espíritus de todos los viejos flamencos que han hecho historia siglos atrás. Así que empecemos por el final porque ‘Carta Blanca’, el espectáculo con el que cerró la noche Marín, fue una joya. Quizás pasado de metraje –permitan el símil cinematográfico- pero con una ambición, una exhibición de técnica y forma física y una jondura incuestionables. A saber, este sevillano del barrio de la Feria se ha dado ‘Carta Blanca’ en un espectáculo encargado por el Museo Picasso de París –creado ex profeso en sus inicios para ese espacio- que pudiera dialogar con los cuadros del genio malagueño. A partir de ahí, absoluta libertad, lo que supone un compromiso mayor, una atadura: estar a la altura de un artista universal. Se acercó el bailaor al maestro de la pintura con su rostro picassiano y la creatividad en sus más altos estándares de calidad, acompañado por las voces de José Valencia y Segundo Falcón, que además de encogernos el alma con sus voces, hicieron mucho más en el escenario; y nos enseñó Marín que el flamenco mira al mundo, que le habla de tú a tú a otras disciplinas y transita por nuevos lenguajes. Y todo, desde los principios más ortodoxos: pregones y cantes campesinos, llamadas a un flamenco casi ancestral, distintas formas de folclore (como los cuatro muleros de Falcón), unos maravillosos toques de comicidad (la pieza de la ‘loseta obsoleta’ con Joselito Valencia) y una seguiriya sublime que bien hubiera merecido sola un espectáculo, confirmaron a Andrés Marín ante un público exigente, compañeros de profesión, espectadores de múltiples nacionalidades y músicos de muy diversos géneros. No en vano contó en el escenario con la guitarra eléctrica de un bien medido Raúl Cantizano, acompañado de percusión y clarinete a los que también es de justicia destacar. El baile ecuestre de El Pipa, de Escuela de Jerez, fue sin embargo a menos. Venía conforme el del barrio de Santiago con ver entregado a su público, que agotó las entradas del teatro, pero no convenció a pesar del derroche de recursos escénicos. Acertó con el siempre exigente Dorantes –la historia del flamenco lo compensará en el futuro- pero se perdió en una sucesión de ambiciosas coreografías, ocho largas secuencias que empezaron por martinete y siguieron por seguiriyas y tarantos para darle pronto al espectador lo que buscaba: tangos, alegrías… Y demasiados plantes en busca de un aplauso que ya tenía asegurado. 3 @ elCorreoweb.es URL: www.elcorreoweb.es UUM: 98000 PAÍS: España UUD: 16000 TARIFA: 187 € TVD: 18700 TMV: 2.27 min 12 Septiembre, 2016 Pulse aquí para acceder a la versión online 3 @ elCorreoweb.es URL: www.elcorreoweb.es UUM: 98000 PAÍS: España UUD: 16000 TARIFA: 187 € TVD: 18700 TMV: 2.27 min 12 Septiembre, 2016 Pulse aquí para acceder a la versión online 3 @ elCorreoweb.es URL: www.elcorreoweb.es UUM: 98000 PAÍS: España UUD: 16000 TARIFA: 187 € TVD: 18700 TMV: 2.27 min 12 Septiembre, 2016 Pulse aquí para acceder a la versión online 3 manera mucho más humilde, pero también más íntima y humana, al que quizá sea —o debería ser— el mayor compositor suizo: Othmar Schoeck. Brunnen, enclavada en el cantón de Schwyz, es el pequeño paraíso en que nació el músico en 1886, en un paraje otros, Anselm Gerhard, Erik Levi, con que hubo de cargar en el últi- Dejó decenas FRECUENCIA: DiarioSimeon Thompson, Beat Föllmi, mo tramo dePAÍS: su vidaEspaña y que apeRobert Vilain y Chris Walton, el nas se ha revisado tras su muer- de ‘Lieder’ que son PÁGINAS: 27 biógrafo del compositor, que trate: el de simpatizante del régimen incontestables O.J.D.: 164507 zó un paralelismo más que pertinazi. El músico jamás fue tal y ni TARIFA: 22192 € E.G.M.: 1299000 nente entre la Alemania nazi y la una sola nota de sus obras apunta obras maestras Sudáfrica del régimen del aparen esa dirección, pero sí que coÁREA: 430 CM² - 38% SECCIÓN:theid. CULTURA La interacción de música e metió graves errores, como acep- mar parte de cualquier antología de la música más emocionante y hondamente poética del siglo XX. Todo viaje que tenga como destino final la escucha del Nocturno de Schoeck es un viaje que, siempre y en todo lugar, habrá merecido la pena. 13 Septiembre, 2016 BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA Encuentro agradecido DIÁLOGOS DE VIEJOS Y NUEVOS SONES Viola da gamba: Fahmi Alqhai. Cante: Rocío Márquez. Percusión: Agustín Diassera. Iglesia de san Luis de los Franceses. 11 de septiembre de 2016 FERMÍN LOBATÓN, Sevilla Una iglesia barroca recién restaurada y el encuentro, promovido por la organización de la Bienal, de dos músicos jóvenes, brillantes y cumplidamente creativos. Puede que nadie dudase de la capacidad de ambos para resolver el reto, pero, de igual manera, la incertidumbre sobre las soluciones que pudiesen adoptar elevaban interrogantes de curvatura similar a la de las columnas que enmarcaban su concierto entre lo popular y lo culto, formas flamencas y música antigua. Nada más empezar, el violagambista sevillano y la cantaora onubense dieron muestras de que habían decidido obviar espacios aparentemente afines (tal vez Scarlatti, por aquello del fandango barroco de influencia indiana) y, frente a lo previsible, optar por lo nuevo, por hacer tabula rasa para ofrecer un repertorio personal y creativo que huía de caminos fáciles o transitados. Se puede decir que cada una de las ocho piezas del concierto sonaron frescas, recién editadas, por más que la lírica popular o algunos ejemplos de la culta estuviesen presentes, pero para ser integrados con originalidad, imaginación y extremada delicadeza. Alqhai extrajo de su viola recursos instrumentales de todo tipo, desde el pizzicato al rasgueo, junto a un asombroso uso del arco. Transportaba un eco antiquísimo, un timbre añejo, pero recurrió a soluciones nada convencionales para crear atmósferas o seguir al propio cante. La voz de Márquez fue un vehículo aterciopelado que dijo las canciones de forma templada o muy ligada, según demanda de los textos, para transmitir la emoción justa. Dulce, pero nunca empalagosa, su garganta pudo por momentos temblar, su voz alargarse en unos melismas, Alqhai, Diassera y Márquez, en su actuación. pero siempre con elegancia y contención en el decir. Por su parte, Diassera se erigió en pieza rítmica fundamental, tan sobrio en el uso de los colores como firme en los apoyos. Cada uno de los temas propuestos gozó de un tratamiento propio. Distendido y narrativo fue el tono del primero, de tema caribeño, con recuerdo a la marchenera colombiana, y el relato contenido de una desolación. Los conocidos versos de santa Teresa (“Muero porque no muero”) fueron anunciados como / PACO PUENTES Las ocho piezas del recital sonaron frescas, como recién editadas bambera, pero la composición superaba el estilo, apenas visitado. Lo mismo pudo ocurrir con la nana construida sobre la popular El cant dels ocells. Solamente con percusión, Márquez abordó una tanda de fandangos alosneros. Su desnuda presentación le otorgaba un aire primitivo, si no fuera por el barniz meloso con que los cubrió. De un Monteverdi, en el que la viola se hizo guitarra, a la dicción rápida y valiente del popular Testamento de un gitano, donde se reveló fundamental el trabajo de Diassera. Mereció la pena llegar al final con unos anunciados Aires de peteneras. Arrancaron con el Romance de la monja contra su gusto para pasar al modelo de La Niña de los Peines y proseguir con una canción sefardí, entre otros textos, dentro de una hermosa y brillante construcción de tono creciente que preparó para la emocionante seguidilla final. Cada uno de los dos protagonistas sostuvo su discurso en un mismo espacio musical y con notables mérito y dificultad. Como en otros momentos del concierto, mostraron cómo inteligencia y solvencia técnica pueden muy bien asociarse para alcanzar elevadas cotas de expresividad. 3 URL: www.abc.es UUM: 4281000 PAÍS: España UUD: 594000 TARIFA: 7565 € TVD: 756500 TMV: 5.25 min 13 Septiembre, 2016 Pulse aquí para acceder a la versión online La guitarra en la Bienal: El regreso de un dios y la hora de sus discípulos La vuelta de Manolo Sanlúcar a los escenarios es la noticia más importante de esta edición, que da paso a la siguiente oleada de figuras del toque con Vicente Amigo, Tomatito... Manolo Sanlúcar vuelve. Ésa es la noticia. El guitarrista flamenco vivo más importante, genio histórico y compositor irrepetible, ha decidido salir de su letargo intencionado después de dos años de reflexión. Se fue porque su amor por la guitarra se lo dictaba. Tenía un compromiso consigo mismo que le acompañará eternamente: conseguir que el flamenco se estudie en los colegios andaluces y que en los conservatorios se reconozca a los maestros jondos como profesores. Y después de un intento fallido más -es imposible enumerar cuántos lleva ya- decidió que estaba agotado y que necesitaba dar aire a su mente. No podía permitirse subir a los escenarios a tocar mecánicamente y ganar dinero. Si no estaba preparado para ser él el primero en disfrutar de su guitarra, no volvería a sacarla de la funda. Ese fue su conjuro. Y la noticia es que vuelve. Regresa de rebote, para sustituir al Ballet Nacional, cuya huelga ha provocado la suspensión de su función en la Bienal, y tras tenerse que bajar del escenario en Barcelona por un problema de salud. Así es la humildad de los dioses. No les importa entrar por la puerta de atrás. Porque su arte no está concebido para los demás, sino para sí mismos. Manolo Sanlúcar no toca por contrato ni compone a medida. Toca porque a través de la guitarra respira y compone porque es su manera de hablarse a solas. Por eso vuelve. Y sólo por eso merece la pena esta XIX Bienal de Flamenco de Sevilla, la más trascedente quizás de todas porque se enfrenta a un cambio generacional anticipado tras la muerte de los últimos grandes referentes. Sin Paco de Lucía, Morente, el Lebrijano o Menese toda la responsabilidad recae en un ramillete cada vez más escaso de maestros y, sobre todo, en los artistas que en estos momentos tienen entre 40 y 50 años. La programación de guitarra de esta edición es una radiografía perfecta de la situación que atraviesa el género. Manolo Sanlúcar, que además tocará una obra excelsa que compuso en 1984 para el Ballet Nacional, «Medea», con la Sinfónica de Málaga, es el faro que alumbra el camino a todos. Pepe Habichuela es el otro maestro de esa generación, de la que apenas quedan ya Serranito, Paco Cepero y Paco Peña. Y por detrás ha llegado la hora de los discípulos del sanluqueño. La caída de Rafael Riqueni del cartel como consecuencia de la retirada del tercer grado penitenciario -está en la cárcel por un suceso ocurrido en la etapa más dura de su enfermedad mentalsupone un golpe terrible para el trianero, que con la gala inaugural parecía que iba a acabar con todos los fantasmas de su pasado. Él es, además, uno de los elegidos para ocupar el trono de la guitarra tras la época dorada de Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar. Tendrá que esperar otra edición para poder demostrarlo. Mientras tanto, sí podrán llevar a cabo esa sucesión los otros grandes nombres de su quinta: Vicente Amigo y Tomatito. El de Guadalcanal va a estrenar algunas piezas de su nuevo disco, que se publicará a final de año con el título «Memoria de los sentidos» y en el que incluye una soleá llamada «Sevilla» que está dedicada a sus paseos junto a su madre por el callejón del Agua. El almeriense, por su parte, está dispuesto también a ocupar su cátedra con un concierto en el que se acompañará solo del saxofonista Jorge Pardo, uno de los legendarios componentes del sexteto de Paco de Lucía. Pero no son los únicos que tienen la encomienda de acreditar el buen estado de salud de la guitarra flamenca. Otras dos figuras que han pasado ya de los cuarenta tendrán también silla en esta programación: el jerezano Gerardo Núñez y el onubense Juan Carlos Romero. El primero optará por un formato jazzístico. El segundo, por un recital a pelo. Ellos tienen la principal responsabilidad en el apartado guitarrístico de zanjar el estado de desazón generalizado que atraviesa el género. De hecho, sigue habiendo sitio para la nostalgia con un concierto dedicado a Paco de Lucía en el Alcázar en el que guitarristas como su sobrino José María Banderas interpretarán las piezas de su disco póstumo, «Canción Andaluza». Pero el futuro viene como una apisonadora. Otros seis guitarristas, la mayoría en torno a los 30 años, tendrán su oportunidad en el que se considera el mejor festival flamenco del mundo. El jovencísimo jerezano Manuel Valencia -llamado a grandes gestas-, Dani de Morón -que se encerrará en el Alcázar con cantaores como Arcángel, Pitingo o Duquende para sellar su consagración-, el gaditano Jesús Guerrero, el lebrijano Rycardo Moreno, el malagueño Juan Requena y el granadino Miguel Ángel Cortés llamarán a una puerta que, gracias a Dios, todavía abre y cierra Manolo Sanlúcar. 3 URL: www.lavozdigital.es UUM: 205000 PAÍS: España UUD: 19000 TARIFA: 202 € TVD: 20200 TMV: 7.3 min 13 Septiembre, 2016 Pulse aquí para acceder a la versión online La guitarra en la Bienal: El regreso de un dios y la hora de sus discípulos La vuelta de Manolo Sanlúcar a los escenarios es la noticia más importante de esta edición, que da paso a la siguiente oleada de figuras del toque con Vicente Amigo, Tomatito... Manolo Sanlúcar vuelve. Ésa es la noticia. El guitarrista flamenco vivo más importante, genio histórico y compositor irrepetible, ha decidido salir de su letargo intencionado después de dos años de reflexión. Se fue porque su amor por la guitarra se lo dictaba. Tenía un compromiso consigo mismo que le acompañará eternamente: conseguir que el flamenco se estudie en los colegios andaluces y que en los conservatorios se reconozca a los maestros jondos como profesores. Y después de un intento fallido más -es imposible enumerar cuántos lleva ya- decidió que estaba agotado y que necesitaba dar aire a su mente. No podía permitirse subir a los escenarios a tocar mecánicamente y ganar dinero. Si no estaba preparado para ser él el primero en disfrutar de su guitarra, no volvería a sacarla de la funda. Ese fue su conjuro. Y la noticia es que vuelve. Regresa de rebote, para sustituir al Ballet Nacional , cuya huelga ha provocado la suspensión de su función en la Bienal, y tras tenerse que bajar del escenario en Barcelona por un problema de salud. Así es la humildad de los dioses. No les importa entrar por la puerta de atrás. Porque su arte no está concebido para los demás, sino para sí mismos. Manolo Sanlúcar no toca por contrato ni compone a medida . Toca porque a través de la guitarra respira y compone porque es su manera de hablarse a solas. Por eso vuelve. Y sólo por eso merece la pena esta XIX Bienal de Flamenco de Sevilla , la más trascedente quizás de todas porque se enfrenta a un cambio generacional anticipado tras la muerte de los últimos grandes referentes. Sin Paco de Lucía, Morente, el Lebrijano o Menese toda la responsabilidad recae en un ramillete cada vez más escaso de maestros y, sobre todo, en los artistas que en estos momentos tienen entre 40 y 50 años. La programación de guitarra de esta edición es una radiografía perfecta de la situación que atraviesa el género. Manolo Sanlúcar, que además tocará una obra excelsa que compuso en 1984 para el Ballet Nacional, «Medea», con la Sinfónica de Málaga, es el faro que alumbra el camino a todos. Pepe Habichuela es el otro maestro de esa generación, de la que apenas quedan ya Serranito, Paco Cepero y Paco Peña. Y por detrás ha llegado la hora de los discípulos del sanluqueño. La caída de Rafael Riqueni del cartel como consecuencia de la retirada del tercer grado penitenciario -está en la cárcel por un suceso ocurrido en la etapa más dura de su enfermedad mentalsupone un golpe terrible para el trianero, que con la gala inaugural parecía que iba a acabar con todos los fantasmas de su pasado. Él es, además, uno de los elegidos para ocupar el trono de la guitarra tras la época dorada de Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar. Tendrá que esperar otra edición para poder demostrarlo. Mientras tanto, sí podrán llevar a cabo esa sucesión los otros grandes nombres de su quinta: Vicente Amigo y Tomatito. El de Guadalcanal va a estrenar algunas piezas de su nuevo disco, que se publicará a final de año con el título «Memoria de los sentidos» y en el que incluye una soleá llamada «Sevilla» que está dedicada a sus paseos junto a su madre por el callejón del Agua. El almeriense, por su parte, está dispuesto también a ocupar su cátedra con un concierto en el que se acompañará solo del saxofonista Jorge Pardo, uno de los legendarios componentes del sexteto de Paco de Lucía. Pero no son los únicos que tienen la encomienda de acreditar el buen estado de salud de la guitarra flamenca. Otras dos figuras que han pasado ya de los cuarenta tendrán también silla en esta programación: el jerezano Gerardo Núñez y el onubense Juan Carlos Romero. El primero optará por un formato jazzístico. El segundo, por un recital a pelo. Ellos tienen la principal responsabilidad en el apartado guitarrístico de zanjar el estado de desazón generalizado que atraviesa el género. De hecho, sigue habiendo sitio para la nostalgia con un concierto dedicado a Paco de Lucía en el Alcázar en el que guitarristas como su sobrino José María Banderas interpretarán las piezas de su disco póstumo, «Canción Andaluza». Pero el futuro viene como una apisonadora. Otros seis guitarristas, la mayoría en torno a los 30 años, tendrán su oportunidad en el que se considera el mejor festival flamenco del mundo. El jovencísimo jerezano Manuel Valencia -llamado a grandes gestas-, Dani de Morón -que se encerrará en el Alcázar con cantaores como Arcángel, Pitingo o Duquende para sellar su consagración-, el gaditano Jesús Guerrero, el lebrijano Rycardo Moreno, el malagueño Juan Requena y el granadino Miguel Ángel Cortés llamarán a una puerta que, gracias a Dios, todavía abre y cierra Manolo Sanlúcar. 3 riencias, los convencionalismos, malagueñas, peteneras, prego- las bulerías salen a escena SePAÍS: España el poder por el poder. nes, etcétera), el baileFRECUENCIA: impecable Diario gundo Falcón, David Lagos, Moi Un tema abstracto y complejo, y brillante, en distintos registros, de Morón y Geromo Segura. Y PÁGINAS: 51 O.J.D.: 14251 con una infinidad de matices, de los cuatro bailarines, la voz por si fuera poco, Valencia le canTARIFA: 1347 € E.G.M.: 80000 que le habrá costado Dios y ayu- hermosísima de Alana... y por en- ta el “se nos rompió el amor”... SECCIÓN: CULTURA OCIO de gusto con su arte. da poner en el escenario ÁREA: con el190 CM² cima- 22% de todo, la esencia flamenParaYmorir 13 Septiembre, 2016 Un espacio de intimidad compartida Crítica CINE CARTA BLANCA ★★★★★ Coreografía y baile: Andrés Marín. Invitados al cante: José Valencia, Segundo Falcón. Músicos: Salvador Gutiérrez (guitarra flamenca), Daniel Suárez (percusión), Javier Trigos (clarinete) y Raúl Cantizano (zanfoña y guitarra eléctrica). Luces: Iván Martín, Antonio Serrano. Lugar: Teatro Central. Fecha: Domingo 11 de septiembre. Aforo: Lleno. R. Gómez En Carta blanca, Andrés Marín se ha construido a su medida un auténtico espacio de intimidad, con toda la libertad que conlleva dicha palabra. Pero la del sevillano es una intimidad compartida porque, como él mismo confesó en la presentación del espectáculo, “al salir a escena me olvido de mí mismo para acordarme de todos los grandes artistas que han pasado por ella antes que yo”. Físicamente, Marín abraza el espacio con cerca de 25 platillos dispuestos en círculo y, con la complicidad de la luz –una iluminación absolutamente extraordinaria–, yendo de acá para allá, poniéndose o arrastrando objetos, sentándose un minuto a mirar a su alrededor, va sacando de las tinieblas, como en un viejo desván, los tesoros que conforman su arte. En este universo de luces y de sombras, el bailaor se encuentra con grandes artistas del pasado y los reinterpreta desde su presente, con su baile nervioso, percutivo y extremadamente preciso. Así van apareciendo, entre otros, el Nijinsky que escandalizó París en 1912 con el Preludio a la siesta del fauno; Pastora Pavón con su Asturiana, que el sevillano enriquece atándose al cuerpo dos grandes cencerros de sonidos ancestrales; acuden Messiaen, Macandé pre- gonando sus caramelos, Escudero con su seguiriya y su amado Gades –y con él Faico o El Gato– con una extraordinaria farruca que desafía a las armonías de la guitarra de Gutiérrez; acude un maestro de butho y, sobre todo, acude Picasso. Preciosa la escena del Arlequín (concebida para su museo parisino) en la que, con gorro de papel y el rostro cubierto por una máscara, Marín se adentra sin complejos en los terrenos de la pantomima. Intimidad compartida con los artistas del pasado, pero sobre todo, con los presentes. De la valía de Valencia y de Falcón hay poco que no se sepa, pero ¡qué cuatro musicazos! Junto a los pies imparables del bailaor, estos lograron crear un espacio sonoro, a veces inconexo como el de los sueños, pero de una riqueza y una variedad tal que hicieron de Carta blanca un recital inolvidable. 3 %XVFDU %XVFDU 4SVXEHE 2SXMGMEW 1SHE*PEQIRGE Ü *IWXMZEPIW :MHISW 6IWIÒEWHI*PEQIRGS %KIRHE 6ITSVXENIW)WTIGMEPIW 1ÄW7IGGMSRIW« ¿PXMQEWRSXMGMEW /D%LHQDOGH)ODPHQFRGH6HYLOODSUHVHQWDVXSURJUDPDFLyQGHO7HDWUR&HQWUDO 7ZHHW 6KDUH )RXVIZMWXEW 0HJXVWD &RPSDUWLU Ā /D%LHQDOGH)ODPHQFRGH6HYLOODD 0E&MIREPHI*PEQIRGSHI7IZMPPEETYIWXETSV PEIWGYIPEWIZMPPERE&EMPERHSYREZMHE 0LODJURV 0HQMtEDU -RVp *DOYiQ 0DQROR 0DUtQ \ $QD 0DUtD %XHQRHQDPRUDURQDOS~EOLFRGHO0DHVWUDQ]D ;IF6IZMWXE0E*PEQIRGE0YMW14ËVI^¦7IZMPPE8IEXVS¦HIPE1EIWXVER^E*SXSW%VGLMZS JSXSKVÄ GS&MIREPHI*PEQIRGS 7ÏKYIRSW KWWSZZZUHYLVWDODIODPHQFDFRPZS FRQWHQWXSORDGV%DLODQGRXQDYLGDMSJ 0iV GH XQD \ PiV GH GRV ERFDV VH WDSDURQ VRODV DQRFKH GHVGH ODV WDEODV GHO HPEOHPiWLFR 7HDWUR GH OD 0DHVWUDQ]D GH 6HYLOOD &RPR TXLHQYDDOI~WERODXQSDUWLGRGHYLHMDVJORULDVFRQGHVFHQGLHQWHVFRQ ODJHQHURVDHGDG\DQDWRPtDGHTXLHQHVXQGtDKLFLHURQODVGHOLFLDVGH ORVDILFLRQDGRVFRQWHQWiQGRVHFRQXQSDUGHUHJDWHVRXQFRQWUROGH EDOyQSURSLRGHDTXHOORVWLHPSRVHQTXHVLHPSUHVHMXJDEDPHMRU8Q FRQRFLGRPHVDOXGDDODHQWUDGDDKtYDPRVDYHUDORVMXELODGRV\R FUHRTXHHVWDUiERQLWR < OD YHUGDG SRFRV ODV WHQtDQ WRGDV FRQVLJR 3RUTXH XQD FRVD HV DSODXGLUODSDWDtWDJUDFLRVDGHXQDILJXUDRFWRJHQDULDPRYLGRVSRUHO UHVSHWR GHELGR D VX HGDG \ DO UHFXHUGR GH TXLHQ OOHJy D VHU < RWUD PX\GLVWLQWDORTXHWXYLPRVHOSODFHUGHYLYLUD\HU 3RUTXH DQRFKH KDEtD FXDWUR ILJXUDV GHO EDLOH HQ HO HVFHQDULR &XDWUR PDHVWURV TXH KDQ HQVHxDGR D EDLODU D JHQHUDFLRQHV GH EDLODRUDV \ EDLODRUHVDUHILQDUORVFRPRVHGLFHHQODVIRUPDVGHODVGRVHVFXHODV VHYLOODQDV /D JLWDQD GHO JUDQ )DUUXFR \ TXH -RVp *DOYiQ KWWSZZZUHYLVWDODIODPHQFDFRPMXHYHVIODPHQFRVGHFDMDVROMRVH JDOYDQ DVLPLOy FRPR SRFRV GH SRVH YDURQLO \ WUHPHQGD IXHU]D HQ XQRV SLHV YHQLGRV D PHQRV SHUR TXH VXSOH FRQ XQD JUDFLD VREUHQDWXUDOHQORVEUD]RV\HOEDLOHWRUHURGHFXHUSRHQWHURDUUDQFy -RVpFDUUHWDVGHROHV\PiVROHVEDLODQGRSRUVROHi\SRUEXOHUtDVDO JROSHOHEULMDQDVDGRUQDGRFRQHOSDxXHOREODQFRGHORV)XQL < OD HVFXHOD FOiVLFD VHYLOODQD OD GH OD FDEH]D HUJXLGD \ OD ILJXUD VLHPSUH FRPSXHVWD SDUD VHU SLQWDGD OD TXH EHEH GLUHFWDPHQWH GH 3DVWRUD ,PSHULR \ -XDQD OD 0DFDUURQD GH ODV KHUPDQDV /ySH] (QFDUQDFLyQ\3LODUODHVFXHODGH0DWLOGH&RUDO«$QD0DUtD%XHQR\ 0LODJURV 0HQMtEDU KWWSZZZUHYLVWDODIODPHQFDFRPPLODJURV PHQMLEDU OD 0DFDUHQD \ 7ULDQD SDVHDURQ OD FROD GH VXV EDWDV SRU ODV WDEODV \ PRVWUDURQ DO PXQGR FyPR VH EDLOD HQ 6HYLOOD GHVSDFLR GHVSDFLWR ORV SLHV iJLOHV WRGDYtD SHUR VROR FXDQGR HV QHFHVDULR OD FDEH]D HQPDUFDGD HQ XQ FDPDIHR SRU VXV GLYLQRV EUD]RV ORV GHGRV ³FRPR ERTXHURQHV YLYRV SHJDQGR VDOWRV´ GLMR 0DQXHO 0DUtQ (O PDHVWUR WLHQH FXPSOLGRV ORV RFKHQWD DxRV QDGLH OR GLUtD $XQTXH QR WHUPLQyPX\FRQWHQWR³OOHYRPXFKRWLHPSRVLQEDLODUQLVLTXLHUD HQVHxDQGR \ FUHR TXH PH YR\ D WLUDU PXFKR WLHPSR PiV SRUTXHQRPHKHJXVWDGRQDGD´DORTXHHOS~EOLFRUHVSRQGLyFRQ XQDFDOXURVDRYDFLyQ 3RU OR GHPiV LPSHFDEOH OD SXHVWD HQ HVFHQD VREULD \ PRGHUQD D\XGDGD SRU XQD LOXPLQDFLyQ H[TXLVLWD FRQ DOJXQRV GHWDOOHV PX\ HIHFWLVWDV (O FXDGUR GH SULPHUD VLHPSUH DO VHUYLFLR GHO EDLOH < HO S~EOLFRIHOL]\HPRFLRQDGR )LFKDDUWtVWLFD (VSHFWiFXOR ³%DLODQGR XQD YLGD´ GLULJLGD SRU 5XEpQ 2OPR ´/D %LHQDOGH6HYLOOD6HYLOOD7HDWURGHOD0DHVWUDQ]D 7UDGXFLUª ¿PXMQSWX[IIXW 5XFFUTSRU #:HE/D)ODPHQFD 5HYLVWD/D)OD« !8FC-B'MBNFODB 9tGHR#(YD<HUEDEXHQDHQ #0DHVWUDQ]D#OD%LHQDO ELWO\U('L4V %LHQDO6HYLOODÁDPHQFR K 5HYLVWD/D)OD« !8FC-B'MBNFODB ,QVHUWDU 9HUHQ7ZLWWHU