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Siete Semanas para el Agua 2014
Semana 4
El agua, un don de Dios y un derecho humano: una crítica al
antropocentrismo.
- Obispo Geoff Davies*
El agua es esencial para la vida. Es un don de Dios. Dios desea que toda la Creación reciba la
bendición del agua que da la vida. Por ello, negar el derecho al agua de cualquier persona o
criatura es una cuestión profundamente religiosa y ética que transgrede todas las fronteras de
la justicia. No sólo se comete una injusticia contra la Creación de Dios, sino también contra el
Creador. Así pues, una comprensión ética y teológica sólida de la cuestión del agua es de suma
importancia. Las comunidades religiosas deberían participar plenamente en el cuidado del
entorno natural, puesto que la justicia climática es una preocupación ética y moral de base, y no
solamente una cuestión medioambiental, económica o social. Es necesario establecer una base
teológica sólida para nuestros actos. Se trata de una cuestión de creencias o valores que influyen
directamente en nuestro comportamiento.
Los principios fundamentales que deberían ser tenidos en cuenta por los cristianos
(A) Reconocer que rendimos culto a un Dios Creador
¿Cuáles son las primeras palabras de la Biblia? Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. A
menudo, las iglesias se concentran en la salvación ofrecida por Jesús, y pasan por alto al Dios
Padre que también es el Creador. Para poner el énfasis en la Creación, se celebra el Tiempo para
la Creación del 1 de septiembre al segundo domingo de octubre. La celebración incluye la
festividad de San Francisco el 4 de octubre.
(B) Dios se preocupa por toda la Creación, no sólo por los humanos.
Al final de la narración sobre la Creación en el libro del Génesis (1,31) vio Dios todo lo que había
hecho, y todo ello era bueno en gran manera. No sólo los humanos, sino todo lo que Dios había
hecho era bueno. Cuando hablamos del agua, no podemos separarla de nuestro entorno
natural en su totalidad. Puesto que todo lo que Dios creó es bueno y tiene valor, los cristianos
cometemos un terrible error al ser antropocéntricos (considerando al ser humano como medida
de todas las cosas) en nuestra teología. Hemos creído que a Dios sólo le preocupamos nosotros
y nuestra salvación, imaginándonos que el resto de la Creación sólo existe para que podamos
beneficiarnos de ella y explotarla. Y esto, en nuestro propio perjuicio: necesitamos al resto de la
Creación para vivir, dependemos de ella. La Prof. Wangari Maathai, la primera mujer y
ecologista africana que ha sido galardonada con un premio nobel, subraya que no habríamos
sobrevivido si Dios nos hubiera creado antes del sexto día.
Según Thomas Berry, debemos ver la naturaleza como un "sujeto" que merece respeto y tiene
derecho a la existencia, así como nosotros mismos merecemos respeto y tenemos derecho a
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Red Ecuménica del Agua- Siete Semanas para el Agua 2014:
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existir. La naturaleza no debería considerarse como un "objeto" cuya única razón de ser es ser
explotado para el beneficio del ser humano. En Juan 3,16, aparece la afirmación de que «de tal
manera amó Dios al mundo» (no solamente al ser humano, sino al mundo y a todas las cosas que
hay en él).
(C) Dios quiere que seamos los "guardianes de la tierra" para establecer la justicia y la igualdad.
Este es el fundamento sobre el que basamos nuestra iglesia de amor (Isaías 5,7-10; Amós 5,1015) Como nos recuerda Jeremías, la renuncia al pacto con la verdadera espiritualidad para
identificarse con fines de lucro que se alejan de los valores religiosos tiene como consecuencia
que Dios retire el agua del pueblo de Israel y le envíe la sequía: ¿quién sin no trae la lluvia en
otoño y primavera, quién nos garantiza las cosechas regulares? ¡Con sus pecados han apartado
de ustedes el bien! (Jeremías 5,20-28)
Tenemos que tomar conciencia de que debemos vivir en armonía con la Creación. Existen leyes
universales que son válidas para toda la Creación y que tenemos que seguir. Los seres humanos
tendemos a pensar que podemos comportarnos como queramos, sin referencia alguna a Dios, a
la Creación de Dios y las leyes de Dios. El resto de la Creación también tiene derechos y Dios
valora a toda la Creación, por lo que nosotros también deberíamos valorarla.
En lugar de considerarnos administradores de la Creación, deberíamos ser "guardianes de la
tierra". No obstante, no hemos realizado correctamente nuestro trabajo. Nos creemos mejores
que Dios. De nuestra interpretación de Génesis 1,28 se deriva un error fundamental:
«Y los bendijo Dios con estas palabras: ¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra!
¡Domínenla!». ¡Sean los señores de los peces del mar, de las aves de los cielos, y de todos los
seres que reptan sobre la tierra!»
¿Nos habremos tomado esto como una licencia para explotar, utilizar y abusar de la naturaleza
exclusivamente para nuestro beneficio? ¿No nos damos cuenta de que tenemos la
responsabilidad intrínseca de cuidar, mantener, cultivar y preservar para el futuro aquello a
que Dios ha traído a la existencia? La clave puede encontrarse en Génesis 2,15: «Dios el Señor
tomó al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara». Otras
traducciones rezan «para que lo labrara y lo guardase». Recordemos lo que aparece al final de
la narración sobre la Creación: Génesis 1,31: «Dios vio todo lo que había hecho, y era muy
bueno». Recordemos también Génesis 9,11: «estableceré mi pacto con ustedes, y no volveré a
exterminar a ningún ser con aguas de diluvio, ni habrá otro diluvio que destruya la tierra.»
Cuando hablamos del agua, debemos recordar que es una parte integrante de nuestro entorno
natural y tenemos que cuidar de dicho entorno en su totalidad si deseamos tener agua potable y
sobrevivir.
¿Cuáles son las implicaciones de la escasez del agua y la privatización con respecto a la justicia
para los pobres?
Dios nos llama a la justicia y la equidad. Jeremías 5,20-28: «Pero éste es un pueblo que tiene un
corazón falso y rebelde...Rebasaron la maldad de los malvados». En Éxodo 16,16–18, Dios dio
de comer a los israelitas lo que necesitaban. Cuando hablamos de los pobres, ¿incluimos a los
que no tienen voz ni poder, e incluimos a toda la Creación, para la cual no es posible decidir ni
dar su opinión? Algunos sostienen que la Creación ya está haciendo oír su voz y sentir su poder,
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puesto que el cambio climático está provocando tormentas y períodos de sequía cada vez más
extremos.
En su libro Dying for Water (Muriendo por el agua), Sean McDonagh afirma: «los desafíos para
el mundo contemporáneo llaman a los cristianos no sólo a ponerse al servicio de los pobres,
oprimidos, explotados y los que no pueden hacerse oír. También nos llama a proteger a este
frágil planeta de agua que es la Tierra» (traducción libre).
Debemos protegernos contra la dominación de los intereses comerciales que sirven al dinero en
lugar de a Dios. Las desigualdades del mundo de hoy, que hacen que los ricos tengan más de lo
que necesitan mientras que más de dos mil millones de personas viven en la pobreza sin agua
potable ni saneamiento, son contrarias al propósito de Dios. Es una afrenta para Dios.
Aristóteles afirmó que hay dos sistemas económicos: el sistema de la "necesidad" y el sistema de
la "codicia". Afirmó también que seguir el sistema de la codicia tendría consecuencias nefastas.
¿Qué sistema ha seguido el mundo? Hay cosas esenciales de las que Dios abastece a la Creación
que no pueden estar sujetas al dominio comercial. El agua es una de ellas.
Tan sólo una porción de los que las naciones del mundo gastan en armamento ayudaría a
superar la destrucción del medio ambiente y lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio,
incluido el objetivo referente al agua. Estamos pagando el precio de nuestra desobediencia a
Dios. Dios nos insta a establecer la justicia, no a confiar en nuestros ejércitos.
El rey no se salva por tener un gran ejército, ni se escapa el valiente por tener mucha
fuerza. El Señor mira atentamente a quienes le temen (Salmos 33,16- 19)
Ideas para reflexionar
1. Existe una tensión entre nuestro entorno y la necesidad de desarrollo del ser humano,
pero tenemos que tomar conciencia de que nuestro bienestar está intrínsecamente
ligado al bienestar de nuestro entorno.
2. Lean la Biblia desde una perspectiva ecológica. Encontrarán que está pletórica de las
maravillas de la Creación. Examinemos algunos de los muchos pasajes que son ejemplos
de esto: Génesis 1,2. 9-10: Génesis 2,6; Ezequiel 47,1-12; Juan 4,10. 13.14; Apocalipsis
21,1-4; 22,1-2.
3. ¿Somos capaces de ver que no es sólo una cuestión que atañe al movimiento
ecuménico, sino también una cuestión interreligiosa? Después de todo, todos
nosotros, sea cual sea nuestra religión, respiramos el mismo aire y bebemos del mismo
agua.
Preguntas para discusión
1. ¿Qué podemos hacer para ser buenos "guardianes de la tierra"?
2. ¿Cómo podemos considerar el agua como un bien de valor que no tiene un precio?
3. ¿Debería garantizarse el derecho legal para un "entorno saludable" (por ejemplo, en la
constitución sudafricana), y debería tener derechos legales el entorno natural?
Ideas de actividades
1. En tanto que comunidad, ¿podríamos explorar qué podríamos hacer en cuanto a la
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eliminación de residuos y la contaminación del agua?
2. En tanto que comunidad, ¿podríamos explorar qué podríamos hacer para almacenar el
agua y evitar la erosión del suelo?
3. Trabajemos junto con otras comunidades de fe para hacer frente a la crisis del agua,
puesto que es una cuestión que nos afecta a todos.
*El obispo Geoff Davies es el director ejecutivo del Instituto Medioambiental de las Comunidades
Religiosas del África Meridional (Sudáfrica, http://safcei.org). Esta es una versión más corta de
la reflexión que presentó en una de las reuniones de la REDA en África.
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