5 - WK Kellogg Foundation

Anuncio
Cómo la
Asociación de 60 años
de la Organización
Panamericana de la
Salud con la Fundación
W.K. Kellogg ha
afectado a millones
de vidas en las
Américas.
U
N
H
E
M
I
S
F
E
R
I
O
U
N
I
D
Un Tributo de la Fundación Kellogg a la Organización Panamericana de la Salud en la Celebración de su Centenario.
O
“ El trabajo en equipo de OPS y sus asociados
se ha transformado por si mismo en una fuerza
unificadora y democratizante, facultando a las
mujeres y las comunidades y acercando a las
naciones a través de redes de conocimiento y
asistencia mutua.”
Kofi Annan
Secretario General de las Naciones Unidas
Contenido
Un Hemisferio Unido
por Dr. Mario Chaves
y Glen Cuthbert
El Poder de una Asociación
dos
Capítulo 1 Orígenes
cinco
Capítulo 2 Invirtiendo en Personas
diecisiete
Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas
veintinueve
Capítulo 4 Todos para la Salud y la Salud para Todos
cuarenta y uno
Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces
cincuenta y uno
Capítulo 6 Para Madres y Niños
sesenta y cinco
Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a
la Mayoría de Edad
setenta y nueve
Capítulo 8 La Explosión de la Información
noventa y trés
Hacia el futuro…
ciento uno
Directores de la OPS
ciento cuatro
Presidentes y Directores Ejecutivos de
la Fundación W.K. Kellogg
ciento seis
uno
Prólogo
El Poder de una Asociación
Recientemente ambos tuvimos el privilegio de asistir
a la ceremonia de gala en el centenario de la OPS en
su Oficina Central en Washington, D.C. Realmente fue
una maravillosa oportunidad para celebrar y, quizás más
significativamente, para reflexionar sobre los 100 años
de progreso que la OPS ha ayudado a cultivar en
las Américas.
La historia de la OPS es un relato de valentía,
determinación e innovación. Sin embargo, en todos los
apasionados discursos y homenajes el tema de las
asociaciones fue el que surgió con mayor frecuencia.
Los comentarios del Secretario General de las Naciones
Unidas, Kofi Annan, resonaron con particular intensidad:
“El trabajo en equipo exhibido por la OPS y sus
socios se ha transformado en una fuerza unificadora
y democratizante que faculta a las mujeres y las comunidades y une a los países en redes de conocimiento
y asistencia mutua.”
Sin duda, la OPS ha promovido un espíritu de
colaboración que beneficia a los pueblos desde las
regiones más nórdicas del Canadá hasta las costas más
australes de Argentina. Como resultado de ello, la OPS
ha ayudado a unir a sus estados miembros en una
búsqueda que trasciende no tan solo la geografía sino
que también las ideologías políticas y económicas:
buena salud para todos los seres humanos.
La Fundación W.K. Kellogg constantemente ha sido uno
de los aliados más vigorosos en esta búsqueda. Durante
seis décadas nuestras dos organizaciones han trabajado
en conjunto para resolver innumerables problemas en
la esfera de la salud pública.
A simple vista, uno podría pensar que los dos no se
avienen. La OPS opera mejor en los más altos planos de
la toma de decisiones, ayudando a los estados miembro
dos
a formar sus políticas de salud pública y a crear iniciativas
de gran escala, tanto a nivel nacional como internacional.
La Fundación Kellogg, aunque es una organización
internacional, se dedica mayormente a la programación
a nivel comunitario.
Aun así, la OPS y la Fundación Kellogg han constantemente combinado sus talentos propios para ofrecer a las
personas nuevas esperanzas y una posibilidad de alcanzar
su pleno potencial.
William C. Richardson,
Ph.D.
Nuestra asociación ha visto pasar dictaduras militares y
crisis económicas. Hemos superado grandes distancias y la
escasez de recursos médicos. Hemos construido una mejor
salud pública en regiones arrasadas por las enfermedades
y la mala salud pública. Y a lo largo de este proceso,
hemos tocado las vidas de millones de personas.
La asociación OPS – Kellogg se extiende más allá,
para atender a personas que trabajan en universidades,
hospitales, organizaciones comunitarias, sistemas de salud
y gobiernos. De hecho, estos socios tienen un papel
enorme en la transformación de ideas en acciones.
Dra. Mirta Roses Periago
Con el poder de la asociación en nuestros corazones y
mentes unidas, la Fundación Kellogg ha elaborado esta
retrospectiva como un obsequio en la conmemoración
del centenario de la OPS. Juntos honramos 60 años de
una estimulante colaboración que esperamos que
perdure muchos años más.
Atentamente,
William C. Richardson, Ph.D.
Presidente y Director Ejecutivo
Fundación W.K. Kellogg
Dra. Mirta Roses Periago
Directora
Organización Panamericana para
la Salud
tres
“No puede haber un
acto más noble que la
verdadera cooperación
Panamericana
en Salud.”
J.H. White
Director Adjunto de Servicios de
Salud de Estados Unidos
cuatro
Capítulo 1:
Orígenes
Crisis en la Salud Pública
siete
Triunfos de Fin de Siglo
ocho
Código de Honor
ocho
“Pro Salute Novi Mundi“
nueve
Alimentando a la Nación
diez
Ayudando a las Personas a
Ayudarse a Sí Mismas
once
Raíces de la Asociación
once
La Alimentación Incita el Pensamiento
doce
Alimentando Bocas Hambrientas
trece
Marchando Contra la Enfermedad
catorce
Capítulo 1
Orígenes
Orígenes
Crisis en la Salud Pública
Furiosos vientos de cambio se precipitaron sobre Latinoamérica durante
el siglo 19. A través de una diplomacia inflexible – y costosas guerras de
independencia – las colonias se convirtieron en orgullosas repúblicas. Las
antiguas plataformas económicas colapsaron, apremiadas por el fin de la
esclavitud, el emergente industrialismo y las crecientes relaciones
comerciales con las potencias europeas.
Muy pronto llegó la transformación social y demográfica. La inmigración
contribuyó a expandir la población, la que en ciertas áreas de Sudamérica
más que se duplicó entre 1850 y 1900. Como resultado de ello, los centros
urbanos crecieron. Sin embargo, la infraestructura no se mantuvo a la par,
y hubo escasez de buenas viviendas, caminos y alcantarillados. La pobreza
y la desnutrición se generalizaron.
Estos problemas intensificaron una crisis en la salud pública de
proporciones épicas. La más que centenaria guerra librada contra las
enfermedades contagiosas no daba cuartel y Latinoamérica –
particularmente sus puertos – daba testimonio de los enfrentamientos
más fieros. Por ejemplo, Recife, una importante y dinámica ciudad en
Brasil, fue descrita como un “cuerpo enfermo“ y “una ciudad apestada”,
con las enfermedades bullendo fuera de control en sus calles y alcantarillas.
En 1900, los funcionarios de salud documentaron 93 brotes epidémicos
de 11 enfermedades diferentes en Recife y sus estados circundantes.
La historia se repetía en toda Latinoamérica a medida que la fiebre
amarilla, peste bubónica, cólera y malaria atacaban una y otra vez.
Desgraciadamente, la escasez de hospitales y personal médico
significaba que la atención de salud estaba disponible sólo para unos
pocos afortunados, dejando a enormes porciones de Latinoamérica
indefensas ante el ataque.
siete
Capítulo 1
Orígenes
Triunfos de Fin de Siglo
Aunque la situación pedía a gritos la colaboración internacional, dicha
respuesta se demoró en llegar. Las bases para la Unión Panamericana no
se establecieron sino hasta 1889, en la Primera Conferencia Internacional
de Estados Americanos. Pero dando la tónica del interamericanismo de
fines del siglo 19, la organización se concentró inicialmente en cuestiones
económicas, con exclusión de casi todos los otros asuntos, incluyendo la
salud pública.
Los primeros pasos para superar esta miopía se dieron
en la Ciudad de México en 1902. Advirtiendo que las
enfermedades y mala salud generalizadas repercutían
perjudicialmente sobre el comercio, los delegados a la
Segunda Conferencia Internacional de las Repúblicas
Americanas resolvieron organizar un foro especial sobre
salud pública. En diciembre de ese mismo año, fieles a su
palabra, funcionarios de 11 países se juntaron en el Hotel
Willard en Washington, D.C., para la Primera Convención
Sanitaria Internacional de las Repúblicas Americanas.
La sala de convenciones del Willard rezumaba una mezcla
de debate fogoso y buena voluntad mientras los delegados
redactaban innumerables resoluciones para mejorar la salud
pública en las Américas. Un producto de lo sucedido ahí ha
probado ser particularmente importante para esta noble
causa: el establecimiento de la Oficina Sanitaria Internacional,
más tarde conocida como Oficina Sanitaria Panamericana
(OSP) y, finalmente, Organización Panamericana de la Salud
(OPS). En virtud de estas raíces históricas, la OPS tiene la
distinción de ser una de las organizaciones internacionales
de mayor funcionamiento ininterrumpido en el mundo.
Miembros del Primer
Consejo Ejecutivo de
la Oficina Sanitaria
Panamericana
reunidos en la Ciudad
de México en 1902.
Con escasos recursos – sin personal a tiempo completo y un presupuesto
de apenas US $ 5.000 – la organización recientemente formada,
administrada por un comité de siete personas, trabajaba para suministrar
a los gobiernos en la región la información más actualizada disponible
sobre enfermedades transmisibles.
Código de Honor
Programadas a intervalos de dos años, las Conferencias Sanitarias
Americanas permitieron a los funcionarios debatir sobre estos peligros
y la manera en que afectaban la salud pública en sus países. Pero la
Oficina Sanitaria Internacional fue obstaculizada por un mandato
restrictivo, limitaciones financieras y desfases de comunicación, y actuaba
escasamente entre reuniones. Al desencadenarse la Primera Guerra
Mundial, las atenciones se desviaron a otra parte y la organización
quedó virtualmente en silencio.
ocho
Capítulo 1
Orígenes
Afortunadamente, la desazón duró poco. Las hostilidades cesaron en 1919
con el afianzamiento del Tratado de Versalles, motivando a los gobiernos
mundiales a poner un nuevo énfasis en el mejoramiento de la condición
humana. Energizados por este espíritu de los tiempos, los delegados a la
Séptima Conferencia Sanitaria Americana en La Habana, Cuba, contribuyeron
a uno de los más grandes logros de la política de salud pública en la historia:
el Código Sanitario Panamericano. Firmado por los representantes de cada
una de las repúblicas americanas, este vital documento dio a la OPS un nuevo
mandato como la “oficina sanitaria de coordinación central de las varias
repúblicas integrantes de la Unión Panamericana“.
Y con el nuevo mandato vino el poder para influir e inspirar a las naciones
hacia mejores políticas y programas, llevando al Subdirector del Servicio de
Salud Pública Estadounidense, J.H. White a expresar; “No puede haber un
acto más noble que la verdadera cooperación Panamericana en salud“.
Otro momento crucial ocurrió en 1920, cuando el Dr. Hugh Cumming
fue designado simultáneamente Director del Servicio de Salud Pública
Estadounidense y Director de la OSP. Un conocido y respetado gurú de
la salud pública, el Dr. Cumming dirigió la OSP hasta 1947. Durante esta
administración, el personal y presupuesto de la OSP se expandieron
cuantitativamente, permitiendo a la organización abordar una gama más
amplia de problemas, como la nutrición, las enfermedades venéreas y la
salud materna e infantil. La OSP comenzó también a enviar representantes
a países latinoamericanos para ayudar a los funcionarios de gobierno a
crear programas de salud pública beneficiosos.
“Pro Salute Novi Mundi”
El conflicto global – y su resolución – nuevamente habría de aumentar el
campo de acción de la organización. La Segunda Guerra Mundial no sólo
fue un período de sufrimiento incalculable, también introdujo una sombría
nueva realidad: las armas de destrucción masiva amenazaban la existencia
misma de nuestro planeta.
Para ayudar a evitar tal destino, y construir un mundo mejor a través de
la cooperación, las Naciones Unidas fueron establecidas en 1947, con la
Organización Mundial de la Salud (OMS) actuando como uno de sus
organismos especializados. Pronto, de ahí en adelante la OSP actuó como
la oficina regional de la OMS para las Américas, pero sin renunciar a su
posición como organización totalmente autónoma.
Haría falta un destacado líder para ayudar a la OSP a balancear esta doble
funcionalidad. Y eso es exactamente lo que hizo el Dr. Fred L. Soper, mejor
conocido por liderar una exitosa campaña para combatir el mosquito de la
malaria en el noreste de Brasil. Un hombre visionario, con intelecto y energía
por igual, el Dr. Soper sirvió como director hasta 1959. Dejó la organización –
entonces conocida como OPS – con seis oficinas regionales y un saludable
presupuesto de US $8 millones.
El Dr. Fred Soper
cumplió su presidencia
con un significativo
crecimiento y
numerosos cambios
durante sus años
como director de la
OPS desde 1947
hasta 1959.
nueve
Capítulo 1
Orígenes
Durante las cuatro décadas siguientes, los Directores sucesivos – destacados
en la página 104 – aprovecharon este impulso, ayudando a la OPS a
desempeñar un papel cada vez más importante en el escenario mundial.
Hoy, trabajando bajo el lema “Pro Salute Novi Mundi“ (“Para la Salud del
Nuevo Mundo“), la OPS está a la vanguardia de la salud pública en las
Américas, encargándose de un sinnúmero de materias que incluyen la
educación médica, la salud oral y el bienestar familiar.
Afortunadamente, la organización ha tenido un importante aliado en
muchas de estas campañas: la Fundación W.K. Kellogg.
Alimentando a la Nación
Vendedor viajero de escobas, administrador de hospital y pionero
multimillonario de los cereales para el desayuno, Will Keith Kellogg figura
como uno de los más grandes filántropos de la historia estadounidense. Su
reserva y timidez exterior enmascaraban una fiera ambición que guió a su
negocio de cereales a través del desastre, la competencia e incluso la Gran
Depresión.
W.K. Kellogg (1860–
1951) vivió modestamente, utilizando su
inmensa riqueza para
extender la esperanza
a millones de personas
a nivel mundial.
Nacido el 7 de abril de 1860, W.K. (le disgustaba el nombre Will Keith)
Kellogg trabajó brevemente vendiendo escobas para su padre, antes de
convertirse en gerente del renombrado Sanatorio de Battle Creek, donde
su hermano mayor, John Harvey Kellogg, era el médico principal. El
descubrimiento de W.K. de que el maíz podía convertirse en un ligero y
nutritivo alimento para el desayuno fue un feliz accidente. Pero la implacable
promoción y expansión de su descubrimiento hasta convertirse en un
fenómeno alimentario nacional e internacional necesitó una combinación
única de decidido trabajo duro, visión y total osadía.
Las Hojuelas de Maíz de Kellogg se pusieron a disposición del público por
primera vez en 1906 – justo cuatro años después de la primera conferencia
interamericana de salud pública. El producto aumentó rápidamente su
popularidad, a pesar de un incendio que destruyó la fábrica en 1907. Pronto
habría una arremetida de la competencia, pero el firme control de Kellogg
de los aspectos económicos y comercialización mantuvo a su producto en la
delantera. Durante la Gran Depresión, mientras los competidores se
dedicaban a reducir sus presupuestos promocionales, Kellogg audazmente
aumentó sus gastos en campañas publicitarias nacionales. Es una verdadera
demostración de la fortaleza de su marca el que las Hojuelas de Maíz
originales de Kellogg no pierdan terreno hoy en medio de la inmensa
variedad de cereales que coexisten en los anaqueles de los supermercados.
Durante su vida, W.K. Kellogg fue notable por su estilo de vida modesto.
Incluso como millonario, vivió muchos años en una casa de estuco de dos
pisos en Battle Creek, Michigan. Sus contribuciones benéficas crecieron
mano a mano con su fortuna, con una motivación especial por los niños.
diez
Capítulo 1
Orígenes
En 1925, estableció la Corporación Fellowship, la que ayudó a construir
una escuela agrícola, un santuario para aves, una granja experimental, y un
proyecto de reforestación. También donó generosamente a causas de su
pueblo natal, financiando la construcción de dos escuelas, un auditorio cívico
y un centro de recreación juvenil.
Ayudando a las Personas a Ayudarse a Sí Mismas
En 1930, pleno de determinación después de asistir a una Conferencia en
la Casa Blanca sobre Salud y Protección Infantil convocada por el Presidente
Herbert Hoover, creó la Fundación de Protección de la Infancia W.K. Kellogg.
Unos cuantos meses después, amplió su alcance y cambió su nombre a
Fundación W.K. Kellogg. Durante su vida, donaría US $ 66 millones en
acciones de la Compañía Kellogg y otras inversiones para fortalecer su
nueva obra filantrópica y asegurar su efectividad sostenida.
Bajo el mandato de su primer presidente, el Dr. Stuart Pritchard, la Fundación
Kellogg se vio a sí misma como un “pequeño barco”, determinado a
permanecer “cerca del puerto“. El pueblo natal del Sr. Kellogg, Battle Creek,
y en particular las comunidades rurales circundantes, fueron los beneficiarios
de este criterio. La necesidad de rejuvenecer los servicios de salud en estas
comunidades era muy real. Al realizar un estudio de la tuberculosis en
Michigan rural para la legislatura del estado, el Dr. Pritchard y su equipo
observaron que los médicos no lograban diagnosticar la tuberculosis en
sus etapas tempranas. Tales omisiones apuntaban a la necesidad de una
educación permanente, un tema que habría de aparecer persistentemente
en los futuros programas de la Fundación.
Antes de su fallecimiento en octubre de 1951, a la edad de 91 años,
el Sr. Kellogg decidió que su Fundación podía tener una mayor efectividad
como donante que como administradora de programas. Esta resultó ser una
decisión extremadamente acertada que ha traído esperanza y salud a millones
de personas en todo el mundo. Hoy, la Fundación W.K. Kellogg es una de las
más grandes obras filantrópicas estadounidenses. Ha financiado iniciativas en
casa y en el exterior que van desde el mejoramiento de los planes de estudio
en instituciones educacionales, pasando por el desarrollo de programas para
controlar las enfermedades transmisibles y mejorar la nutrición, hasta la
transformación de la atención de salud médica y oral. Más importante,
la Fundación se mantiene fiel al principio rector de su fundador: “Ayudar
a las personas a ayudarse a sí mismas“.
Raíces de la Asociación
A lo largo de sus respectivas historias, la OPS y la Fundación Kellogg
compartían el mismo objetivo: Mejorar vidas. ¿Pero cómo pudieron estas dos
organizaciones forjar una asociación directa?
once
Capítulo 1
Orígenes
La historia internacional comienza con una iniciativa a nivel de condado
conocida como Proyecto de Salud Comunitaria de Michigan (MCHP, por
sus siglas en inglés). Patrocinado por la Fundación Kellogg, MCHP reunió a
médicos, padres, profesores, importantes empresarios e investigadores para
mejorar la salud pública en las comunidades. Aprovechando el poder de la
asociación, estos líderes preocupados ayudaron a establecer programas de
exámenes sistemáticos de salud para niños, crearon oportunidades de
capacitación para trabajadores de salud pública, y proporcionaron servicios
de enfermería a domicilio a través del sur de Michigan.
Con estos éxitos, MCHP atrajo la atención nacional y, finalmente, la
internacional. En 1942, nueve médicos chilenos viajaron a Michigan para
ver el proyecto en acción. Más tarde ese mismo año, 13 educadores
latinoamericanos de visita en los Estados Unidos con motivo de un Congreso
Infantil Panamericano, también llegaron hasta Michigan. Esta preocupación
compartida por la salud pública sirvió como un conducto a través del cual la
Fundación Kellogg comenzó a comunicarse con mayor regularidad con las
instituciones latinoamericanas.
En un informe a la Junta Directiva, el Dr. Emory W. Morris, nuevo presidente
de la Fundación Kellogg, reflejó los beneficios de este desarrollo: “A medida
que nos enterábamos de sus programas de salud en América Central y del
Sur, y ellos se enteraban de nuestros programas aquí en Michigan, las
comparaciones sobre políticas y procedimientos no dejaron de aparecer
en nuestras conversaciones“.
El fomento de una mayor cooperación internacional se convirtió también
en la piedra angular de las políticas exteriores de los Presidentes Franklin D.
Roosevelt y Harry S. Truman, tanto durante como después de la Segunda
Guerra Mundial. En el campo de la salud pública, esto llevó a una serie de
iniciativas bilaterales revolucionarias con países latinoamericanos. Conocidos
como Servicios de Salud Pública Especiales y Servicios de Salud Pública de
Cooperación Interamericana, estos proyectos ayudaron a construir clínicas y
a llevar a los médicos a regiones que previamente ofrecían un exiguo, o
ningún, servicio médico.
El Ministerio de Relaciones Exteriores estadounidense promocionó ideas
similares con donantes filantrópicos domiciliados en los Estados Unidos,
incentivándolos a apoyar proyectos en Latinoamérica. Fue bajo este contexto
que la asociación OPS-Fundación Kellogg emergió por primera vez.
La Alimentación Incita el Pensamiento
Desde el inicio de su relación, la OPS y la Fundación Kellogg entendieron
que ningún aspecto individual de la salud en América del Sur y Central podía
abordarse en forma aislada. Las enfermedades que asolaban a tanta gente
en esas regiones prosperaban con el hacinamiento en las ciudades, la falta
de servicios y agua potable en las áreas rurales, la pobreza, y, quizás lo más
desconcertante, con la desnutrición.
doce
Capítulo 1
Orígenes
Un informe de la Fundación Kellogg de aquel período refleja la situación:
“En la mayoría de las familias de clase media, la carne y la leche son alimentos
de lujo“. La afirmación hablaba aún más claramente de la comida disponible
para las familias realmente pobres.
Una vez más, el Proyecto de Salud Infantil de Michigan fomentó el cambio
positivo desde miles de millas de distancia. Un concentrado alimenticio
experimental desarrollado a través de la Fundación Kellogg para mejorar
la dieta de niños en edad escolar probó ser tan exitoso que Gran Bretaña y
luego la Unión Soviética lo adoptaron cada uno para su propio uso. Al saber
de este éxito, el gobierno mexicano solicitó a la OSP su colaboración en un
proyecto similar. Invitado a participar por la Fundación Kellogg, el prestigioso
Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés) formó
una tercera fuerza activa en un nuevo y
poderoso frente contra el hambre,
estableciendo la investigación de concentrados alimenticios en México en 1943.
¿En qué medida se beneficiarían los
escolares mexicanos desnutridos de un
almuerzo escolar alimenticio? En cuanto a
eso, ¿cuánta nutrición había en una comida
mexicana típica? Nadie había intentado
jamás contestar la pregunta, pero la “piel
escamosa y seca y las encías inflamadas“
observadas en demasiados niños ofrecían
una clara advertencia de las deficiencias. Cien ítems componentes de menúes
diarios fueron empacados en hielo seco y debidamente enviados a los
laboratorios MIT para su análisis.
Lo que surgió sorprendió a muchos de los expertos. Varias de las comidas
mexicanas probaron ser ricas en ingredientes esenciales para el crecimiento y
mantenimiento. La costumbre ancestral de remojar el maíz de las tortillas en
agua de cal concentrada aumentaba el contenido de calcio en un 2.400 por
ciento. Otros alimentos como la leche descremada, la rosita de cacao (brotes
deshidratados de la planta del cacao, que producen un aroma distintivo y
abundante calcio), y el elevado contenido de hierro de la harina de espinacas
indicaban el camino hacia el uso de alimentos mexicanos típicos para mejorar
la nutrición de su gente. En efecto, después de cinco meses bajo una dieta
rica en estos alimentos, los niños mexicanos en un estudio se encontraban
mejor alimentados que los niños de las áreas campestres de Michigan.
Bacteriólogos examinan
la leche en polvo en el
Laboratorio de Salud
Pública de Tlalpan,
México, en 1959. El
control de calidad de la
leche en polvo y otros
alimentos básicos de
primera necesidad
ayudaron en la lucha
contra la desnutrición y
las enfermedades.
Alimentando Bocas Hambrientas
La integración sumamente importante de las diversas actividades tomó
forma concreta en 1946 cuando seis países latinoamericanos se reunieron
en Guatemala para fundar el Instituto de Nutrición para Centroamérica y
Panamá (INCAP). Con la ayuda de la OSP y la Fundación Kellogg, se creó un
trece
Capítulo 1
Orígenes
complejo de instalaciones totalmente equipadas, completo con un laboratorio
de avanzadísima tecnología. Aquí, los avances en nutrición se mantuvieron a
nivel con los nuevos desarrollos en agricultura y educación.
De este complejo integrado surgieron notables innovaciones y
descubrimientos para alimentar al pueblo latinoamericano. Particularmente
importantes fueron las nuevas variedades de maíz capaces de prosperar en
condiciones muy disímiles de suelo, lluvia y altitud, y las dietas para enfrentar
la debilitante enfermedad de kwashiorkor. Otro proyecto llevó a hacer un
yodado activo de la sal de mar para prevenir el bocio, una enfermedad
asociada con la sordera, mudez y retardo mental y que, en un tiempo, afligió
hasta el 38 por ciento de la población de Guatemala, y a un impactante 63
por ciento de sus niños en edad escolar.
El Dr. Nevin S.
Scrimshaw, Director
de INCAP, conduce una
investigación de bocio
endémico en
Guatemala en 1954.
Esta enfermedad se
vincula con la sordera,
mudez y el retardo
mental.
Durante el transcurso del siguiente medio siglo, la OPS y la Fundación Kellogg
ayudaron a INCAP con numerosas otras iniciativas, incluyendo “Ángeles con
Hambre”, una película que hablaba directamente a la población rural,
subrayando los efectos nocivos de prácticas como diluir la leche con agua
para aumentar su rendimiento. El apoyo de las organizaciones ayudó también
a INCAP a entregar una de sus contribuciones más importantes para una
mejor nutrición: la Incaparina, un suplemento proteico hecho de harina de
semilla de algodón que aún se distribuye en la actualidad, no tan solo en
Latinoamérica, sino que en todos aquellos lugares donde la deficiencia
proteica constituye un problema.
El trabajo de INCAP recibió un fuerte golpe cuando un devastador terremoto
azotó a Guatemala el 4 de febrero de 1976. Una explosión en el edificio
principal de INCAP desató un incendio que destruyó y dañó equipos y
documentos. Pero con la oportuna ayuda de la OPS y la Fundación Kellogg,
los laboratorios, centro clínico y oficinas administrativas del complejo fueron
rápidamente devueltos a la normalidad. Las
donaciones de otras instituciones ayudaron a
restituir las colecciones de la biblioteca para
incluir 1.322 libros y 4.673 revistas.
Hoy, INCAP continúa reuniendo las mejores
mentes en nutrición y virología con los
principales profesionales en inmunología y
estadística aplicada para asegurar que el
potencial y la energía de Latinoamérica sean
vigorizados con una buena alimentación.
catorce
Capítulo 1
Orígenes
Marchando Contra la Enfermedad
El 6 de junio de 1944, las tropas Aliadas desembarcaron en las playas de
Normandía, dando los primeros pasos para liberar a Europa del poder de los
ejércitos del Eje. Acoplado con las victorias claves en el frente asiático, esta
campaña probó ser el comienzo del fin de la Segunda Guerra Mundial y el
conflicto más catastrófico de la historia.
En 1944, la condición humana también experimentó un cambio radical en
Latinoamérica. Exacerbados por las condiciones en tiempo de guerra, los
problemas sanitarios crónicos estaban haciendo particularmente agudas las
enfermedades venéreas y otras enfermedades transmisibles en México. Para
empeorar las cosas, los laboratorios de diagnóstico confiables – una línea de
defensa crítica en la guerra contra las enfermedades – eran un bien escaso
en todo el país. La mayoría estaba mal equipado y no acataba ninguna
práctica normalizada.
Advirtiendo la gravedad de la situación, el gobierno mexicano, la OSP, y la
Fundación Kellogg juntos crearon el Programa de Control de Enfermedades
Venéreas de la Frontera Mexicana. Bajo la administración del Dr. Joseph S.
Spoto, representante local OSP, el programa apuntó a las enfermedades
venéreas entre las tropas estacionadas a lo largo de la frontera
estadounidense-mexicana. Específicamente, estableció laboratorios de
diagnóstico local en Ciudad Juárez y Nuevo Laredo, ambos normalizados
con la asistencia técnica de los Servicios de Salud Pública Estadounidenses.
Los éxitos iniciales generaron el impulso para una agenda mucho más
ambiciosa. De hecho, la OSP y la Fundación Kellogg establecieron el Centro
de Demostración y Enseñanza para el Control de Enfermedades Venéreas
en la Ciudad de México. Dirigido por técnicos que habían completado cursos
rigurosos en el Laboratorio de Investigación de Enfermedades Venéreas en
Nueva York, y recibiendo la consultoría del mundialmente renombrado Dr.
John F. Mahoney, este centro capacitó al personal de laboratorio clave
proveniente de todos los rincones de México.
Armados con nuevos conocimientos y capacidades, estos profesionales
ayudaron a normalizar laboratorios claves en los estados mexicanos.
Fue un logro oportuno que ayudó a los funcionarios de salud a reducir
la diseminación de las enfermedades transmisibles en su país.
A fines de la década del 40, incentivados por los resultados positivos
que juntos lograron en el mejoramiento de la nutrición y combate de
enfermedades, los funcionarios de la OPS y la Fundación Kellogg exploraron
ávidamente futuras direcciones para su creciente asociación. Estaban a punto
de elegir varios caminos que prepararían el terreno para una mejor salud
pública en Latinoamérica por décadas hacia el futuro.
quince
“Invertiré mi dinero
en las personas.”
W.K. Kellogg
Fundador,
Fundación W.K. Kellogg
dieciséis
Capítulo 2:
Invirtiendo en Personas
Renacimiento del Fénix
diecinueve
Más Fuerte que la Suma de sus Partes
veinte
La Medicina Preventiva Asume
un Papel Estelar
veintiuno
Centros de Excelencia
veintidós
Capacitación Intensiva a la Vista
veintidós
Administrando un Renacimiento
veintitres
Una Empresa Conjunta en el Mundo Real
veinticinco
Liderazgo en Enfermería
veintiseis
Todo el Mundo un Profesor
veintisiete
Capítulo 2
Invirtiendo en
Personas
Invirtiendo en Personas
Renacimiento del Fénix
Una ceniza oscura cubría los escombros de Hiroshima y Nagasaki.
Un sendero de ruinas se extendía desde las playas de Francia hasta las
bombardeadas calles de un Berlín dividido. La evidencia gráfica del
holocausto, de Buchenwald, Auschwitz y otros campos de concentración,
horrorizó al mundo durante los Juicios de Nuremberg. El mensaje implacable
no podía ser más claro: en el siglo 20, ningún país, ni siquiera un continente,
podía permanecer como una isla separada.
Tal era la situación en el planeta inmediatamente después del armisticio
que terminó con la Segunda Guerra Mundial. Pero había un motivo de
esperanza con un nuevo espíritu de colaboración internacional emergiendo
de las ruinas. El 24 de octubre, 1945, la Carta de las Naciones Unidas fue
ratificada por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad,
preparando el terreno para los primeros triunfos, como la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y la intermediada suspensión de las
hostilidades entre Israel y los Estados Árabes.
Dentro de este marco, la declaración de W.K. Kellogg: “Invertiré mi dinero
en las personas”, adquirió un significado más profundo. En efecto, junto a
la OPS, la Fundación Kellogg dio su respaldo a un sinnúmero de programas
de educación médica que incentivaban el cambio positivo a través de las
fronteras internacionales.
Aquello que comenzó como un proceso donde los profesionales de
salud latinoamericanos aprendían de sus contrapartes estadounidenses,
rápidamente se convirtió en un canal para el intercambio mutuo. La política
OPS llevó a Latinoamérica a avanzar con firmeza en la exploración de la
medicina preventiva y comunitaria, técnicas pedagógicas, conectividad,
y prácticas eficaces en función de los costos.
Subordinando este compromiso compartido con la educación médica estaba
el objetivo de encontrar soluciones apropiadas para Latinoamérica,
emergiendo de las mentes y recursos de esa región. Los mismos doctores,
diecinueve
Capítulo 2
Invirtiendo en
Personas
educadores y trabajadores de salud latinoamericanos diagnosticarían y
tratarían a sus propios sistemas de educación en salud.
Pero más que nada, la asociación OPS-Fundación Kellogg en educación
médica promovió la importancia de aprender a aprender y de enseñar a otros
para que estos puedan enseñar.
Más Fuerte que la Suma de sus Partes
El Dr. Benjamin Horning, médico director para la Fundación Kellogg,
cumplió una función vital en la solidificación de la incipiente relación de la
organización con Latinoamérica. Desde 1947 a 1957, supervisó el programa
de donación de becas, el cual adjudicó un total de 456 becas a 242 médicos,
89 dentistas, 70 enfermeras, 26 ingenieros sanitarios y 29 especialistas en
administración de hospitales y salud pública.
La demanda por becas era alta y la competencia era dura. Los becarios
debían dominar el idioma inglés y estar dispuestos a regresar a sus países
de origen después de su período de perfeccionamiento. Además, múltiples
entrevistas y recomendaciones se incluían en la selección de cada becario.
Este concienzudo proceso forjó fuertes lazos que los primeros participantes
llamaron “sociedad”, “relación familiar“ e incluso “matrimonio“. Una vez
seleccionados, los becarios no solo tenían la oportunidad de estudiar en
universidades estadounidenses sino que también disfrutaban de las bondades
de visitar instituciones médicas de primer nivel a través del país.
Becados latinoamericanos recibieron
capacitación avanzada
en Estados Unidos y
aplicaron sus nuevas
habilidades en sus
países originales.
La Fundación Kellogg también prodigaba su atención a las instituciones de
origen de los becarios, a menudo dándoles lo que en broma se conocía como
un “ajuar“ de fondos para equipo de laboratorio y materiales de aprendizaje.
De vuelta en casa, los ex-becarios ponían sus nuevos conocimientos
prácticos a trabajar. Se convirtieron en reputados profesores, jefes de
departamentos, directores de establecimientos educacionales, decanos y
ministros de salud. Por ejemplo, el ex-becario Guillermo Soberon Acevedo,
un bioquímico conocido por su
trabajo en diabetes, hoy ejerce
como presidente ejecutivo de la
Fundación de Salud Mexicana. Y el
Hospital Roberto Santos en Bahía,
Brasil, fue bautizado así en
reconocimiento al médico que
después de estudiar como becario
en Ann Arbor, Michigan, partió a
dirigir la Facultad de Medicina de
la Universidad de Bahía.
Las becas de estudios otorgadas a
través de la OPS corrieron a lo largo
de una vía paralela y fortalecieron la
veinte
Capítulo 2
Invirtiendo en
Personas
relación entre la OPS y la Fundación Kellogg. Los donatarios de ambos
programas a menudo unían fuerzas para abordar importantes problemas
de salud en los países miembros de la OPS, y los intercambios informales de
ideas ayudaban a llevar los avances en salud por toda Latinoamérica. Muchos
ex-donatarios de la Fundación Kellogg incluso se unieron al personal de la
OPS o ejercieron en la organización como consultores.
La Medicina Preventiva Asume un Papel Estelar
A mediados de la década del 50, el Dr. Myron Wegman, Secretario General
de la OPS, y Gustavo Molina, de la respectiva división de salud pública,
ayudaron a organizar dos conferencias determinantes que pusieron a
Latinoamérica a la vanguardia de la educación médica. Las reuniones en Viña
del Mar, Chile (1955) y Tehuacán, México (1956), dieron un nuevo énfasis a
los poderes de la medicina preventiva.
En ese entonces, los cursos de medicina preventiva y salud pública se
dictaban casi como una ocurrencia nueva. Las clases eran agregadas al final
de los programas de formación universitaria, cuando los estudiantes estaban
preocupados de comenzar una carrera o ingresar a una especialidad.
Los participantes de la conferencia propusieron invertir este orden de modo
que la medicina preventiva se integrase a los planes de estudio de principio a
fin. Este enfoque no sólo llevaría a la creación de nuevos departamentos de
medicina preventiva, sino que también habría de construir sinergias
interdepartamentales.
Estos cambios también fueron influenciados por el trabajo de H.R. Leavell y
E.G. Clark, quienes en conjunto publicaron el texto definitivo sobre medicina
preventiva y comunitaria – aun un elemento importantísimo en las actuales
clases de medicina. Su concepto de “niveles de prevención“ propuso que la
medicina preventiva es vital a lo largo de los altibajos del bienestar y la
enfermedad. Leavell y Clark creían que la enfermedad podía detenerse en
el nivel “pre-patogénico”, mucho antes de que aparecieran los síntomas.
La inmunización, la nutrición apropiada e incluso la justicia social podían
usarse para – en efecto – tratar la enfermedad antes de su brote real.
Clave para el nuevo énfasis en la prevención fue el reconocimiento que
el conocimiento médico y la capacitación no eran suficientes. La educación
debía ir más allá del diagnóstico y la cura, ya que habían factores sociales,
económicos y geográficos que también estaban en juego. Y porque la
medicina preventiva se basa en la evidencia – cimentada en la observación
de poblaciones y epidemiologías – el antiguo modelo educacional de
exposiciones orales dictadas por un “experto en el estrado“ ya no sería
suficiente para preparar a los estudiantes. En cambio, el aprendizaje debía
ser empírico y basarse en la solución de problemas.
Estas ideas fructificaron en Latinoamérica en los años sesenta. El plan de
estudios de medicina en la Universidad de Chile, por ejemplo, consistía
en lo siguiente:
veintiuno
Capítulo 2
Invirtiendo en
Personas
◆ Fundamentos de la ciencia social y acción médica (primer y segundo año)
◆ Trabajo en terreno como parte de un equipo de salud multidisciplinario
en barrios populares de Santiago (tercer año)
◆ Principios de medicina preventiva en la instrucción clínica (cuarto y
quinto año)
◆ Práctica como interno en el centro de salud cercano al hospital docente
(sexto año)
Como anillo al dedo para la OPS, la Fundación Kellogg y Latinoamérica,
el enfoque preventivo ha traído décadas de cambio positivo. “El avance
desde una dedicación a las enfermedades contagiosas hacia la construcción
de salud y bienestar ha sido constante, y la capacidad de la OPS para retener
su objetivo absolutamente inquebrantable de mejorar la salud de todas
las personas me parece a mí un triunfo para todos”, reflexionó el
Dr. Myron Wegman.
Centros de Excelencia
El programa de donación de becas de la Fundación Kellogg afinó su
enfoque en respuesta a estas ideas fundamentalmente nuevas. Después
que el Dr. Ned Fahs se hiciera cargo del programa en 1957, las becas
tuvieron una mayor duración y se adjudicaron a candidatos elegidos por
importantes universidades. La intención era crear centros de excelencia en
Latinoamérica, con una masa crítica de becarios bien capacitados.
Por ejemplo, la Universidad de Antioquia en Medellín, Colombia, fue
incluida en el grupo debido a la reconocida solidez de sus facultades de
medicina y odontología. “Esta es la respuesta más impresionante que yo
haya visto”, escribió Kelly West, un profesor visitante de la Universidad de
Oklahoma en 1964. “Una de las cosas más estimulantes para mí fue el
interés de los ex-becarios Kellogg en los aspectos generales de la enseñanza
y educación. Parecen concebir su capacitación técnica y sus equipos como
un medio para un fin en vez del punto central de su atención“.
Incluso con el cambio de enfoque, el espíritu de asociación y educación
mutua continuó. “Seré un mejor profesor por haber venido a Medellín”,
escribió West. Cuando el programa llegó a su fin en 1970, más de 1.000
profesionales se habían beneficiado del programa de becas.
Capacitación Intensiva a la Vista
Un contundente ejemplo de cómo la OPS y la Fundación Kellogg
incorporaron la nueva teoría del aprendizaje empírico surgió en 1969,
cuando las organizaciones ayudaron a desarrollar unidades de cuidado
intensivo (UCI) en los principales hospitales docentes.
veintidós
Capítulo 2
Invirtiendo en
Personas
La OPS había advertido la necesidad de instituir el concepto de la atención
progresiva de pacientes en Latinoamérica. Este método de tratamiento eficaz
en cuanto a los costos, común en nuestros días, separa a los pacientes no
por tipo de enfermedad, sino por el nivel de atención requerido – intensivo,
intermedio o mínimo. Los analistas de la OPS advirtieron que el punto no era
reflejar la sofisticación tecnológica de las UCIs en otras áreas desarrolladas.
Más bien, se trataba del desarrollo de los recursos humanos – especialmente
enfermeras – para brindar una mejor atención.
La OPS analizó y escogió los sitios para las UCIs, y consultores de la
Universidad de Michigan se le unieron para el lanzamiento del programa.
En 1969, había cuatro sitios levantados y funcionando, y ya logrando una
reputación por su excelencia.
En el Hospital Universitario en Venezuela, al
comienzo hubo cierta preocupación sobre si el
sistema eléctrico pudiese soportar la unidad.
Irónicamente, un examen efectuado por el
Servicio de Salud Pública Estadounidense reveló
que el hospital sobrepasaba más alla de las
normas estadounidenses. Las enfermeras en este
programa UCI ejercieron por un año para luego
regresar a sus hospitales de origen para capacitar
a sus compañeras de trabajo, ampliando el círculo de progreso.
El grado de interés fue tan grande en la Universidad Federal en Minas Gerais,
Brasil, que las enfermeras y auxiliares de enfermería a menudo sorprendían
a médicos y residentes introduciéndose a hurtadillas en las clases UCI para
aprender. El proyecto también satisfizo una obvia necesidad en la comunidad,
admitiendo a 67 pacientes tan solo en los primeros dos meses.
Administrando un Renacimiento
Administrar UCIs, capacitar enfermeras y crear programas que enseñen a
los estudiantes y al mismo tiempo sirvan a la comunidad – todos estos
cambios pedían una nueva clase de administradores de hospital. Aunque
hubo gerentes que tomaron parte en los programas de becas, las complejas
tareas involucradas en la administración de un hospital contemporáneo
exigían programas de capacitación sofisticados basados en Latinoamérica.
La profesora
invitada Eleanor
Lambertsen facilita
una mesa redonda
con enfermeras en
la Escuela de
Enfermeras
Universitarias en
Santiago, Chile en
1954. Enfermeras
como ellas tendrían
un papel cada vez
más importante en
la provisión de una
mejor atención a
pacientes de toda
Latinoamérica.
La solución debía ser rápida, creativa y, más que nada, eficaz en función de
los costos. Uno de los problemas de tener muy pocos administradores de
hospital conscientes del presupuesto es que los costos rápidamente escapan
fuera de control.
Con estos puntos en mente, la OPS formuló un plan para capacitar
administradores renacentistas, individuos tan capacitados para navegar a
través de políticas y estados de cuentas como familiarizados con la atención
de pacientes. En 1976, con el permanente respaldo de la Fundación Kellogg,
veintitres
Capítulo 2
Invirtiendo en
Personas
la OPS lanzó el Programa de Educación en Administración de Servicios de
Salud (PROASA).
Desde un comienzo, PROASA ofreció la conectividad flexible y un sistema
de intercambio de información que maximizaba el talento y los recursos
disponibles en cada universidad. La asistencia de consultores vino de la
Asociación de Facultades de Administración de Salud con sede en los
Estados Unidos.
Los dos primeros PROASA se establecieron en facultades de administración.
La Facultad de Administración Pública de Río de Janeiro y la Facultad de
Administración de Negocios de São Paulo colaboraron en un programa,
mientras que el PROASA colombiano se estableció en la Universidad del
Valle, en su Departamento de Medicina Social, con el respaldo de un
plan de estudios comerciales particularmente intenso.
De hecho, los programas PROASA se ofrecieron en una amplia gama de
formatos con innumerables beneficios. Por ejemplo:
◆ Argentina propuso un enfoque novedoso centrando su proyecto
PROASA en la renombrada Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la
Universidad de Buenos Aires, el cual permitía a los alumnos estudiar cómo
la disposición y arquitectura de los edificios podía mejorar la eficiencia en
los servicios de salud.
◆ Perú unió las fortalezas de la Universidad del Pacífico en análisis
de sistemas y la experiencia en administración de la Universidad Católica
del Perú en un PROASA coordinado por la Universidad Peruana
Cayetano Heredia.
Una voluntaria asiste
a un niño con SIDA en
Port-au-Prince, Haití.
◆ Chile, con su bien formulado sistema de salud nacional, permitió a
los estudiantes PROASA investigar los problemas administrativos reales
que el país enfrentaba en ese momento.
A través de los proyectos PROASA, las lecciones en negocios, política
pública, principios administrativos, comportamiento y cambio organizacional, sistemas de información, métodos de gestión cuantitativa, sociología
y economía, se convirtieron todas en parte de la caja de herramientas del
administrador renacentista. Y lo mejor de todo es que los estudiantes
PROASA aplicaron sus aptitudes recientemente adquiridas para resolver
problemas de salud pública por toda la región.
Caso pertinente: cuando Colombia nacionalizó su sistema de salud a
mediados de los 70, se encontró con un embrollo de 720 hospitales,
1.400 centros de salud y más de 15.000 empleados de servicio – muchos
de los cuales jamás habían recibido capacitación formal. El PROASA en la
Universidad del Valle operaba con el Centro de Educación en Administración
de Salud (CEADS) para crear una experiencia de enseñanza a distancia única
que daba lecciones basándose en las necesidades de la vida real en las áreas
locales. Los cursos incorporaban aptitudes de administración de nivel
veinticuatro
Capítulo 2
Invirtiendo en
Personas
intermedio vitales – todo desde la administración del cuarto de existencias
y farmacia a la contabilidad y registros médicos.
Aunque la administración de servicios de salud mejorada tiene sentido desde
los puntos de vista organizacional y económico, también puede promover
una mejor salud pública. Por ejemplo, una administración de hospital
efectiva puede dirigir un meticuloso comité de control de infecciones,
reduciendo enormemente el riesgo de la población en general.
En 1980, el programa PROASA expandió sus actividades para desarrollar
talleres de administración, crear programas de capacitación portátiles y
mejorar la forma en que la información era difundida. El informe final en
1986 revela numerosos resultados mensurables. En general, el programa
había respaldado 58 cursos de perfeccionamiento en 14 países, preparado
libros de texto, otorgado becas, publicado un directorio de programas de
educación en administración de salud y reunido una red multinacional de
más de 50 expertos para compilar una lista de materiales pedagógicos
aplicables a la región.
Una Empresa Conjunta en el Mundo Real
Tal como los estudiantes de administración de hospitales usaban casos
del mundo real para aprender y al mismo tiempo prestaban servicios
comunitarios, los estudiantes de medicina, enfermería y odontología se
encontraron aventurándose más allá de las paredes de la sala de clases
en la década del 70.
Nuevas teorías educacionales inundaban el mundo y Latinoamérica estaba
en la cresta de la ola. Los desarrollos en enseñanza a distancia, instrucción
a ritmo individual e integración enseñanza-servicio (también conocida como
articulación) eran especialmente apropiadas para la región, con su
combinación de ciudades sofisticadas y áreas rurales remotas. La
democratización de las universidades también creó un crecimiento tan
grande en la población estudiantil que la enseñanza a través de los métodos
antiguos habría sido prácticamente imposible.
Las más recientes técnicas pedagógicas también se amoldaban al énfasis
en la medicina preventiva y comunitaria que estaba surtiendo efecto. Los
doctores necesitaban hacerse parte del mundo real y su educación debía
prepararlos para ese ambiente constantemente cambiante.
Inspirados por estas noticias, la OPS y la Fundación Kellogg se basaron en
el trabajo de José Manuel Alverez Manilla en México y Luiz Carlos Lobo en
Brasil, para ayudar a crear los Centros Latinoamericanos de Educación en
Salud (CLATES) en 1974. Desde un comienzo, los centros CLATES se vieron
casi abrumados por la demanda estudiantil. “No podemos aceptar todas las
solicitudes... nos hemos vuelto más selectivos”, escribió un consultor en un
informe de primer año del programa CLATES-México, establecido en la
veinticinco
Capítulo 2
Invirtiendo en
Personas
Universidad Autónoma Nacional del país. El otro programa principal se
estableció en colaboración con la Universidad Federal de Río de Janeiro,
y fue muy conocido como CLATES-Río.
Un informe de 1978 sobre CLATES-México refleja el compromiso del
programa con la tecnología educacional: “Entre los 7.523 profesores
capacitados, el 65 por ciento ha hecho cambios en el diseño y metodología
de la enseñanza“. Por su parte, CLATES-Río ofreció la auto-instrucción en
un catálogo de cursos cubriendo los sistemas cardiovascular, respiratorio y
endocrino. El centro produjo también material audiovisual, un sistema de
capacitación para administradores de salud y simulaciones de problemas
clínicos que los profesores podían usar para crear lecciones del “mundo real“.
Los centros CLATES finalmente evolucionaron a Núcleos de Tecnología
Educacional en Salud (Río de Janeiro) y al Centro Universitario de Tecnología
Educacional en Salud (Ciudad de México). Aún activos, ofrecen cursos
revolucionarios que combinan lo mejor de la teoría y tecnología educacional.
El programa dental CLATES fue igualmente prolífico, enviando a cientos
de profesores a los talleres. “Con la instrucción dirigida más a la prevención
que a la cura y con métodos capaces de hacer más crítica y creativa la mano
de obra en capacitación... los talleres CLATES han sido uno de los mayores
éxitos en la preparación de mano de obra dental en este período”, declaró
el informe final.
Liderazgo en Enfermería
Durante la primera mitad del siglo veinte, la enfermería había sido en cierto
modo una profesión huérfana en Latinoamérica, generalmente ocupada por
las órdenes religiosas. Pero los médicos que regresaban de sus estudios en el
extranjero habían experimentado los beneficios de trabajar con enfermeras
calificadas y deseaban la misma calidad en Latinoamérica. Por ejemplo,
durante los años 50, dos ex-becarios de la Fundación Kellogg establecieron nuevas facultades de enfermería en Recife y Porto Alegre.
Un mayor cambio generalizado se produjo cuando los profesionales de
enfermería observaron los éxitos de los centros CLATES y buscaron un
programa similar para su profesión. El programa CLATES-Enfermería
rápidamente se ramificó en direcciones imprevistas, creando nuevas alianzas
y líderes en el campo. Subrayó los servicios pedagógicos, la articulación y
un plan de estudios de enfermería modernizado, incorporando la tecnología
de la educación en todo respecto. “El aprendizaje no se basaba en la
memorización o en la retórica, sino en la resolución de problemas”, dijo
un consultor OPS.
Al igual que las mismas enfermeras, los programas debían ser accesibles,
complementarios entre sí e interactuar bien. Entre 1975 y 1979, se
establecieron 11 subcentros, cada uno satisfaciendo necesidades locales
específicas. A los tres años, la OPS analizó los programas e incentivó a
veintiseis
Capítulo 2
Invirtiendo en
Personas
cada cual a desarrollar su propia área de competencia. Costa Rica, por
ejemplo, se concentró en la enfermería para la salud materna e infantil.
Perú se abocó a la preparación de material instructivo.
Algunos de los subcentros implementados mediante este proyecto
se hicieron influyentes en la enseñanza de la enfermería. Es más, muchas
enfermeras se convirtieron en líderes individuales al obtener becas que
estimularían incluso más el cambio positivo en sus países de origen.
En general, las repercusiones en toda Latinoamérica fueron tremendas,
como lo reflejan los comentarios de un profesor de la Universidad de
Carolina del Norte-Chapel Hill quien visitó las facultades de enfermería
de Colombia en 1985:
“Los estudiantes conocen sobre la salud comunitaria en el primer semestre
[y] también reciben educación en técnicas de investigación y evaluación que
parecieran equiparar o superar a la mayoría de los programas de enfermería
al nivel de licenciatura en los Estados Unidos. Esta visita me ha convencido
de que Colombia es un precursor en la planificación del uso creativo de las
enfermeras en la prestación de atención de salud primaria“.
Todo el Mundo un Profesor
A mediados de los años 70, la OPS y la Fundación Kellogg también
ayudaron a establecer el Programa de Educación y Salud Latinoamericano,
el cual a su vez creó los Núcleos de Investigación y Desarrollo en Educación
y Salud (NIDES).
Conformados por representantes de la facultad de medicina local, ministerio
de salud y seguridad social, cada núcleo luchó por promover una conexión
más sólida entre la educación y la prestación de servicio. Los NIDES también
operaron a escala nacional como puntos focales para capacitar profesores,
desarrollar materiales instructivos y diseminar la investigación biomédica.
“Los programas han creado una cantidad crítica de líderes actuando
dentro de instituciones de enseñanza y servicio formalmente establecidas”,
especificó un informe de campo OPS de 1983. “El progreso de la integración
y educación salud-servicio está ayudando a desacreditar la idea que la
capacitación es una función exclusiva de la universidad; el profesional de
servicio puede y debe enseñar“.
Hoy, los objetivos de ayudar a las personas a aprender cómo aprender
y enseñar a otros de modo que puedan enseñar siguen siendo tan críticos
como hace 60 años atrás. Afortunadamente, la OPS y la Fundación Kellogg
han aportado una brújula para guiar estas búsquedas, probando una y otra
vez que la inversión en educación y en personas puede ser una sola
inversión con un mismo fin.
La Doctora Lourdes
de Freitas Carvalho,
una de las primeras
becadas Kellogg,
transformó los
procedimientos
administrativos en
los hospitales y la
capacitación médica
en su país nativo,
Brasil, y otros países.
veintisiete
“No es irreal decir que
después la educación
dental en Latinoamérica
jamás fue la misma
[después que la OPS y la
Fundación Kellogg se
unieran en este campo].”
Dr. Mario Chaves
Jefe del departamento Dental, OPS
veintiocho
Capítulo 3:
Salud Oral: Un Legado de Sonrisas
Un Camino Pedregoso y
un Campo Sin Cultivar
treinta y uno
Recolectando las Semillas del Cambio
treinta y dos
Sembrando Semillas en São Paulo
treinta y tres
Nuevos Capítulos en Educación Dental
treinta y tres
Progresando a Grandes Pasos en Medellín
treinta y cuatro
La Próxima Generación de Innovación
treinta y cinco
Catalizadores de la Colaboración
treinta y seis
Avanzando con la Fluorización
treinta y siete
Una Solución Apropiada para Latinoamérica
treinta y ocho
Una Asociación con una Buena Mordida
treinta y ocho
Capítulo 3
Salud Oral: Un
Legado de Sonrisas
Salud Oral: Un Legado de Sonrisas
Un Camino Pedregoso y un Campo Sin Cultivar
Durante su gira pionera por Latinoamérica a mediados de la década
del 50, el Dr. Mario Chaves de Brasil completó una difícil expedición.
El recientemente designado Consultor en Educación Dental de la OPS –
un puesto hecho realidad gracias a una donación de la Fundación Kellogg –
tenía apenas un poco más de un año para estudiar la condición de la
salud oral en Sudamérica y el Caribe. Pero fue un viaje vertiginoso que
llevó a décadas de cambio positivo.
La Fundación Kellogg había estado activa en salud oral desde fines de la
Segunda Guerra Mundial, becando a numerosos dentistas latinoamericanos
para estudiar en los Estados Unidos. De hecho, a la organización a menudo
se le acredita haber ayudado a llevar la odontología de salud pública a la
región, ya que casi todo su limitado número de dentistas de salud pública
durante los años 50 se había graduado de la Facultad de Salud Pública
de la Universidad de Michigan.
Como ex-becario, el Dr. Chaves a menudo era apremiado para ejercer
como consejero y profesor durante sus viajes como consultor OPS. Sus
informes de campo de 1955 pintan una imagen deprimente. Con pocos
dentistas en las áreas rurales remotas, la gente confiaba en profesionales
con escasa o nula capacitación formal durante situaciones de emergencia.
Y era mucho más común para un dentista extraer dientes que arreglarlos.
Las tapaduras que se hacían frecuentemente eran inadecuadas, dejando
tanta carie que tenían que rehacerse no en cosa de años, sino meses. Incluso
en las partes sofisticadas y acomodadas de las áreas urbanas, la atención
dental se encaminaba más a la reparación del daño – lo que resultaba
caro y exigía mucho tiempo – que a la prevención.
“Puede decirse que prácticamente no existen planes dentales nacionales”,
escribió Chaves. Los servicios infantiles eran casi imposibles de encontrar.
Los dentistas y los administradores nacionales de salud estaban en
desacuerdo. Los trabajadores auxiliares, como era el caso de los higienistas,
treinta y uno
Capítulo 3
Salud Oral: Un
Legado de Sonrisas
tenían escasa preparación, y los ayudantes de odontología compartían
un denominador común para toda Latinoamérica – no siempre eran
experimentados, capacitados o respetados. Las facultades que observó
parecían ofrecer escaso potencial para cambiar la situación: “En muchos
casos, el estudiante aprende procedimientos operativos mediante el ensayo
y error con sus primeros pacientes“.
Dichas lecciones llegaron a costos penosamente elevados. La infección y
enfermedad oral amenazaban la salud general, exacerbaban problemas
como la desnutrición y los defectos de pronunciación, y amenazaban la
salud de las criaturas aún en el vientre materno.
Recolectando las Semillas del Cambio
El Dr. Chaves y otros funcionarios de la OPS sabían que la situación
ameritaba algo más substancial que un enfoque parcial. De modo que se
concentraron en crear sistemas autosustentables, partiendo con facultades
que pudiesen enseñar a doctores más avezados cómo capacitar futuros
doctores más eficazmente. Las soluciones tenían que ser también de
naturaleza regional – aplicables a todas las variadas culturas y recursos
presentes en el área. Y los dentistas en Latinoamérica necesitaban reunirse,
comunicarse y conjuntamente crear maneras de hacer su trabajo más
apropiado para las personas que deseaban servir.
El Dr. Mario Chaves, que
aparece aquí con su
esposa Rosita, se jubiló
en 1985. Como consultor
de la OPS en Educación
Dental durante la
década de los 50 el Dr.
Chaves contribuyó con
perspicaces observaciones sobre la salud
bucal que proveyeron la
base para un cambio
generalizado.
Las ideas que emergieron de aquellos meses de observación se convirtieron
en las semillas de cambio que en definitiva crecieron y se transformaron en
majestuosos avances en salud oral para Latinoamérica. Por ejemplo, en los
25 años después de la gira del Dr. Chaves, la inscripción en las facultades de
odontología en México más que se cuadriplicó. Y a 50 años del inicio de la
participación de la Fundación Kellogg, la fluorización del agua o la sal
ayudaría a reducir substancialmente la cantidad de caries en Latinoamérica.
¿Pero cómo pudieron ocurrir tales enormes avances en salud oral? Para
satisfacer las necesidades identificadas en los informes del Dr. Chaves, la OPS
adoptó un plan de cuatro puntos que se convirtió en la base de una reforma
radical para la salud oral en Latinoamérica. Simple, directa y, mejor que
todo, posible de realizar, la intención primordial era integrar la salud dental
dentro de programas que fortalecían los sistemas nacionales de prestación
de salud, la educación y la capacitación. Específicamente, la OPS pidió:
◆ Un centro regional de capacitación en odontología de salud pública
◆ Un énfasis en la prevención y salud pública dentro de la educación dental
◆ Una mejor capacitación para las enfermeras dentales y personal auxiliar
◆ Programas nacionales de salud oral más contundentes, incluyendo
medidas de prevención de caries, como la fluorización
treinta y dos
Capítulo 3
Salud Oral: Un
Legado de Sonrisas
Sembrando Semillas en São Paulo
Para ayudar a crear un centro regional latinoamericano de odontología
de salud pública, la OPS y la Fundación Kellogg superaron muchos
obstáculos y examinaron cuidadosamente el potencial e interés de las
facultades existentes para albergar dicho servicio. Sus esfuerzos combinados
fueron tan exitosos que el centro se convirtió en una entidad
autosustentable en apenas dos años.
Con el financiamiento de la Fundación Kellogg, el nuevo centro regional –
con sede en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo –
ofreció sus primeras clases en 1958. Para maximizar los efectos de la
facultad, la OPS becó a nueve dentistas quienes también eran altos
funcionarios de salud en sus países de origen. En 1959, los estudiantes
podían elegir entre un curso en salud pública de dos meses de duración
para dentistas activos o un programa al nivel de licenciatura de un año
de duración.
Decir que el centro fue determinante sería una afirmación modesta.
Entre 1958 y 1962, se graduaron de sus programas más dentistas que los
graduados de todas las facultades latinoamericanas de salud pública desde
1937 – combinadas. Durante este tiempo, se graduaron 85 dentistas de
19 países – 42 de ellos estudiando bajo becas OPS u OMS.
Esta experiencia rindió frutos para toda la región. Equipados con su nuevo
conocimiento y capacidad, muchos de los graduados del centro volvieron
a sus países para liderar programas nacionales de salud oral o para enseñar.
Llevaron consigo las recomendaciones del informe OPS original y empezaron
a ponerlas en práctica.
Nuevos Capítulos en Educación Dental
La escasez de libros de texto y materiales de enseñanza fue un
importante obstáculo para el avance de la odontología de salud pública
en Latinoamérica. Afortunadamente, dos doctores involucrados con el
centro regional en São Paulo ayudaron a llenar este vacío con textos que
hicieron época. El Dr. Chaves escribió el “Manual de Salud Pública Dental”,
un conjunto de dos volúmenes de teoría y práctica, y el Dr. Alfredo Reis
Viegas compuso un manual en odontología preventiva.
En 1962, la OPS hizo traducir el manual de odontología de salud
pública del portugués al español y la Fundación Kellogg se encargó de su
impresión. Actualizado y vuelto a publicar en 1977, el texto sigue siendo
influyente hasta nuestros días, habiéndose distribuido miles de copias en
toda la región.
La asociación OPS-Fundación Kellogg también ofreció un medio de
transmisión del pensamiento creativo que preparó a la región para el cambio
filosófico fundamental en educación y práctica dental que estaba
treinta y tres
Capítulo 3
Salud Oral: Un
Legado de Sonrisas
comenzando a emerger. En Latinoamérica, como en el resto del mundo,
la educación dental no estaba estructurada hacia la integración de la salud
oral dentro de los sistemas nacionales de prestación. Pero en 1960, el
Dr. Philip E. Blackerby, entonces jefe del programa de salud dental de la
Fundación Kellogg, desafió a las facultades a crear departamentos de
odontología social. El objetivo era inspirar a los dentistas individuales a
desplegar principios de prevención de salud pública, integrar servicios
y promover el interés por el bien general.
Para poner a los profesionales de la salud oral en Latinoamérica a pensar
en esta nueva sucesión de ideas, la OPS organizó tres seminarios regionales,
financiados por la Fundación Kellogg. “No es irreal decir que después la
educación dental en Latinoamérica jamás fue la misma”, reflexionó el Dr.
Chaves, quien se había convertido en el más alto funcionario dental de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra, Suiza. En efecto, estos
tres seminarios fundamentaron la importancia de hacer de la odontología
preventiva una piedra angular del plan de estudios dental.
Este éxito fue el producto de la previsión y planificación. Un equipo OPS
recorrió 17 facultades para identificar los problemas que los participantes
deseaban ver abordados en los seminarios. La respuesta fue notable. El primer
seminario, que tuvo lugar en Bogotá, Colombia, en 1962, reunió a decanos
y profesores líderes de 18 facultades de odontología, como también a
observadores de 14 países. El segundo (México, 1964) reunió a participantes
de 18 facultades; el tercero (Brasil, 1966) atrajo a líderes de 41 facultades.
Para aprovechar al máximo grupo de expertos reunidos, la OPS y la Fundación
Kellogg ayudaron a la Asociación Latinoamericana de Facultades de
Odontología (ALAFO) a realizar conferencias inmediatamente después de cada
uno de los tres seminarios. Muchos participantes asistieron a ambos
coloquios. La Fundación Kellogg también permitió a ALAFO – con sede en
Guatemala – que operara una oficina regional en Río de Janeiro, próxima a
una oficina de la Federación Panamericana de Asociaciones de Facultades de
Medicina. Este arreglo llevó a una unión más estrecha entre la educación
médica y dental.
Progresando a Grandes Pasos en Medellín
La OPS y la Fundación Kellogg también prometieron su aporte a cualquier
facultad de odontología dispuesta a establecer el primer departamento
de odontología preventiva y social en Latinoamérica. No es coincidencia
que la llamada fuese contestada primero por un graduado del centro
regional de odontología de salud pública en São Paulo. El Dr. Darío Restrepo
abrió el nuevo departamento en 1962 en la Universidad de Antioquia en
Medellín, Colombia.
Esta institución fue el escenario perfecto. Había estado recibiendo
financiamiento de la Fundación Kellogg por años y era considerada una de
las mejores en Latinoamérica, conforme a Ned C. Fahs, entonces director
treinta y cuatro
Capítulo 3
Salud Oral: Un
Legado de Sonrisas
del programa latinoamericano de la Fundación Kellogg. La facultad también
fue única en su capacidad para realizar trabajo de campo en una comunidad
pobre en los suburbios de Medellín. Este trabajo de campo ofreció a los
estudiantes oportunidades de aprender, de primera mano, los beneficios
positivos de la odontología social.
Además de transformar los métodos de educación dental, el programa
también abordó otra de las cuatro recomendaciones capacitando a los
trabajadores auxiliares con deberes ampliados de una manera entonces
nueva para la región. En efecto, el trabajo de campo
demostró e impulsó el concepto de “odontología a cuatro
manos”, el cual subrayaba la atención del paciente a través
de un trabajo en equipo. En general, el proyecto pionero en
Antioquia sirvió como modelo y estímulo para los programas
de odontología preventiva y social a través de Latinoamérica.
La Próxima Generación de Innovación
En sus informes de campo de 1962 a 1972, los funcionarios
de la OPS regularmente advirtieron que, a pesar del gran
aumento en la cantidad de dentistas, la relación dentista-apoblación se mantuvo baja. Y aunque la odontología
preventiva estaba más diseminada, muchas facultades y
consultas dentales aun no usaban los métodos modernos.
Es más, algunos departamentos de odontología operaban
en forma aislada, implicando que los estudiantes no estaban
convencidos de la necesidad de mejorar la calidad y
disponibilidad de la atención para las comunidades circundantes.
La asociación OPS-Fundación Kellogg una vez más habría de resultar
importantísima en la búsqueda de soluciones. En 1976, las dos
organizaciones apoyaron una reunión en la facultad de odontología de
la Universidad de Campinas en Piracicaba, Brasil, donde los participantes
ayudaron a forjar un marco para el Programa de Innovaciones en la
Enseñanza y Servicios Dentales. Desde 1977 a 1981, 16 proyectos de
Innovaciones en 10 países ayudarían a cambiar el paisaje de la educación
y práctica dental en Latinoamérica.
Los logros fueron ciertamente impresionantes. Por ejemplo, el proyecto de
Innovaciones en la Universidad Cayetano Heredia en Lima, Perú, estableció
una facultad de odontología con una marcada orientación al servicio
comunitario y atención primaria. La facultad combinaba la capacitación y los
servicios, poniendo a los estudiantes en contacto directo con la comunidad
de modo que pudieran recibir formación práctica mientras prestaban a las
personas los servicios que necesitaban. Los programas universitarios en
La odontología
preventiva, los
métodos modernos y
una orientación hacia
la comunidad fueron
componentes vitales
del Programa de
Innovaciones en
Enseñanzas y
Servicios Dentales –
una iniciativa OPSFundación Kellogg –
que funcionó entre
1977 y 1981.
treinta y cinco
Capítulo 3
Salud Oral: Un
Legado de Sonrisas
Zaragoza, Piracicaba, Brasil, y Xochimilco en Ciudad de México,
también crearon programas modelo para los estudiantes de odontología
conjuntamente con servicios para llegar a las comunidades remotas y
de bajos ingresos.
El Programa de Innovaciones subrayaba el desarrollo
de técnicas y prácticas que serían escalables a las
vastas diferencias en servicios y recursos a través de
Latinoamérica. Los dentistas participantes aprendieron
a hacer más con menos y a sumar sus fortalezas con
aquellas de los profesores, trabajadores de salud pública
y clínicas locales. Como resultado, el Programa de
Innovaciones no sólo redujo el costo de los servicios
dentales sino que permitió brindar atención a más
personas que nunca antes.
El programa
Innovaciones generó
significativos avances
en la tecnología dental,
representado aquí con
los equipos
educacionales de
la Universidad de
Farmacología en São
Paulo, Brasil, 1955.
La utilización de personal auxiliar y la simplificación de los procedimientos
utilizados fueron igualmente importantes en la agenda de Innovaciones.
Y en educación, el programa ayudó a introducir el material de aprendizaje
a ritmo individual y los planes de estudio basados en competencias.
El Programa de Innovaciones también inspiró nuevos avances tecnológicos.
En clínicas de comunidades de bajos ingresos en los suburbios de Belo
Horizonte, Brasil, por ejemplo, un grupo de Innovaciones desarrolló equipos
que probaron ser tan exitosos que más tarde fueron comercializados por
la industria de equipos dentales.
Catalizadores de la Colaboración
A fines de los años 70 e inicios de los 80, la asociación OPS-Fundación
Kellogg promovió un nuevo sentido de la conectividad en el ámbito de
la salud oral en Latinoamérica que llevó a una mayor colaboración y
mejor comunicación.
Un ejemplo de este nuevo mantra emergió de un coloquio internacional
efectuado en 1977 por la OPS y el Instituto de Medicina de la Academia
Nacional de Ciencias. Con capítulos escritos por diferentes expertos
mundiales en el tema, Sistemas Internacionales de Prestación de Atención
Dental: Problemas en las Políticas de Salud Dental, demostró cómo la
colaboración podía producir resultados impresionantes.
En los años 80, lo aprendido y logrado dentro del Programa de Innovaciones
se difundió ampliamente a lo largo y ancho de Latinoamérica a través de un
boletín informativo, respaldado por la Fundación Kellogg. La organización
también ayudó a financiar la producción de un índice de revistas
odontológicas en español y portugués. Y en 1984, una nueva publicación
llamada Redes enlazó todos los proyectos asistidos por la Fundación Kellogg
en Latinoamérica y les permitió compartir información.
treinta y seis
Capítulo 3
Salud Oral: Un
Legado de Sonrisas
A mediados de la década del 80, los programas de salud oral en
Latinoamérica habían avanzado hasta el punto en que podían tener una
influencia positiva en otras partes del mundo, como se evidenció en la serie
de seminarios itinerantes financiados por Kellogg y efectuados en 1986.
Siete educadores dentales viajaron a instituciones en la región para observar
sus innovadores planes de estudios odontológicos. Las visitas también
facilitaron un plan maestro para el futuro, ya que los profesores informaron
de la necesidad de integrar temas dispares como la antropología y sociología
en la educación dental como una forma de mejorar los servicios
odontológicos basados en la comunidad.
La creciente importancia de la colaboración intensificó además la función de
los trabajadores de salud dental, quienes ayudaron a marcar una diferencia
con proyectos como el Plan Sierra en la República Dominicana. Este fue un
programa integrado para la construcción de clínicas médicas rurales, donde
más de 24.000 niños recibieron atención dental por primera vez.
Avanzando con la Fluorización
Mejorar la educación dental tiene claramente el potencial de mejorar
exponencialmente el futuro de la salud oral. Pero estas ramificaciones toman
tiempo en mostrarse a sí mismas y pueden ser difíciles de medir.
No hay nada de abstracto en disminuir las caries hasta en un 85 por ciento,
un logro que emergió indiscutiblemente de uno de los vehículos más
prácticos y efectivos jamás respaldados por la asociación OPS-Fundación
Kellogg: la fluorización.
Pero no fue fácil, especialmente al tratarse de la fluorización del agua, lo
cual necesita una intrincada coordinación de recursos – desde políticos a
científicos. Los ingenieros deben trabajar con el abastecimiento y distribución
del agua, los químicos deben regular las composiciones y la evaluación en
cada etapa es crucial para asegurar que no se hace ningún daño y que el
programa está funcionando.
A fines de los años 60, la OPS y la Fundación Kellogg aportaron la asistencia
técnica y el financiamiento necesarios para superar estos desafíos y hacer de
la fluorización del agua una realidad en Latinoamérica. Entre 1966 y 1971,
estas organizaciones apoyaron la capacitación de más de 500 ingenieros
sanitarios de 24 países. La asociación OPS-Fundación Kellogg creó también
un programa de comunicaciones y distribuyó publicaciones técnicas que
mantuvieron a los graduados informados de los desarrollos más recientes en
el campo. Además, 11 laboratorios latinoamericanos recibieron equipos que
permitieron a los técnicos medir la cantidad de flúor natural en el agua.
Los programas de
fluorización del agua
apoyados por la
asociación OPSFundación Kellogg
tuvieron que superar
desafíos políticos y
científicos antes de
lograr un gran éxito.
Ya en 1971, estos esfuerzos habían ayudado a 14 países latinoamericanos a
establecer programas de fluorización nacionales que estaban disminuyendo
la cantidad de caries que afligían a sus ciudadanos.
treinta y siete
Capítulo 3
Salud Oral: Un
Legado de Sonrisas
Una Solución Apropiada para Latinoamérica
A pesar del éxito de los esfuerzos de fluorización del agua, los problemas
únicos para la región a menudo bloqueaban el progreso adicional. La
elegante solución de fluorizar los abastecimientos de agua depende de un
suministro de agua seguro y expedito – algo que estaba faltando en muchas
áreas en Latinoamérica. Consecuentemente, esta técnica a menudo no
llegaba a las áreas distantes, rurales y desfavorecidas – áreas que más
necesitaban de un mejoramiento de la salud oral.
Un avance decisivo tuvo lugar en el recientemente formado Departamento
de Odontología Social de la Universidad de Antioquia en Medellín. Con la
OPS actuando como catalizadora, el departamento se unió al Departamento
de Nutrición, gobierno colombiano e Institutos Nacionales de Salud
Estadounidenses en un estudio de campo de otro vehículo para la
prevención de las caries: la fluorización de la sal de mesa.
La universidad controló meticulosamente un total de más de 27.000 niños
divididos en cuatro grupos entre 1964 y 1972. Un grupo tuvo acceso a agua
fluorizada; dos tuvieron acceso a sal fluorizada en diferentes formas; y uno –
actuando como grupo control – no tuvo acceso a ninguno de los dos. Al
final del estudio, las caries en los tres grupos de fluorización disminuyeron
en un 50 por ciento, demostrando efectivamente que el método de la sal
podía ser tan efectivo como el del agua – pero con menores dificultades.
Para compartir estos resultados, la OPS y la universidad llevaron expertos
internacionales a Medellín en 1977 para un seminario patrocinado por la
Fundación Kellogg. Una consecuencia fue la publicación, Fluorización de la
Sal: Una Manera Alternativa de Prevenir las Caries Dentales. En 1982, en
una conferencia en Viena, científicos de Medellín compartieron también los
resultados con la comunidad internacional. La conferencia fue patrocinada
por la Fundación Kellogg, la OPS/OMS y la Federación Dental Internacional.
El estudio de Medellín reforzó los resultados de los ensayos realizados en
Hungría y Suiza, y un capítulo de la investigación fue incluido en Uso
Apropiado del Flúor para la Salud Humana, publicado poco después de
la conferencia.
Una Asociación con una Buena Mordida
Con prueba de la efectividad de la fluorización de la sal en mano, la OPS y
la Fundación Kellogg dieron otro paso adelante en 1986, promoviendo tres
proyectos de fluorización de la sal en México, Costa Rica y Perú. Y entre
1996 y 2000, el Plan Multianual conjunto OPS-Fundación Kellogg para
Implementar Programas Preventivos Nacionales de Salud Oral generaron una
amplia gama de logros en ocho países latinoamericanos – todo desde la
recolección de estadísticas sobre nutrición preescolar al análisis del nivel de
flúor de la fruta en los mercados.
treinta y ocho
Capítulo 3
Salud Oral: Un
Legado de Sonrisas
El Plan ha promovido también una mayor coordinación y colaboración,
permitiendo a más científicos obtener capacitación crítica en estudios de
referencia y monitoreo químico y biológico. Como extra, nuevas y sólidas
asociaciones evolucionaron en los Estados Unidos con el Centro de
Colaboración OPS en San Antonio, Texas, y en los Centros de Control y
Prevención de Enfermedades.
Los programas se convirtieron en éxitos totalmente sustentables en cinco
de los ocho países. La disminución de las caries en Jamaica, en un 85 por
ciento, es la más impresionante, pero incluso la mejoría “más pequeña”,
del 40 por ciento en Uruguay, es sorprendente.
Con estos éxitos en mente, no existen dudas de que en materia de
planificación de la salud oral de alto nivel, la OPS y la Fundación Kellogg
siguen teniendo un papel substancial en el escenario mundial. Por ejemplo,
en 2001, el Dr. Saskia Estupiñán-Day de la OPS dio el discurso principal
sobre fluorización en la 7ª Conferencia Mundial de Odontología Preventiva
en Beijing, China.
Ya sea mejorando la educación, aumentando el acceso a los servicios o
diseminando planes de prevención proactivos, la estratégica asociación OPSFundación Kellogg verdaderamente ha dejado un legado perdurable de
sonrisas saludables en Latinoamérica.
La iniciativa de
fluorización de la sal
de la OPS ha creado
dientes más resistentes
– y sonrisas más
saludables – en las
regiones más remotas
de Latinoamérica.
treinta y nueve
“Los gobiernos tienen
una responsabilidad con
la salud de su gente que
sólo puede ser satisfecha
mediante la estipulación
de medidas sanitarias y
sociales adecuadas.”
Declaración de Alma-Ata
(Artículo V)
cuarenta
Capítulo 4:
Todos para la Salud y
la Salud para Todos
Arquitectura para una Nueva Era
cuarenta y tres
Un Logro Elevado
cuarenta y cuatro
Abriendo una Década, Abriendo Mentes
cuarenta y cinco
Colaboraciones Visionarias
cuarenta y seis
Un Momento Determinante
cuarenta y siete
Más Cerca de Utopía
cuarenta y ocho
Capítulo 4
Todos para la Salud y
la Salud para Todos
Todos para la Salud y la
Salud para Todos
Arquitectura para una Nueva Era
En 1963, la Fundación Kellogg acordó financiar una iniciativa que llevaría
a fortalecer y profundizar sus lazos con la OPS, preservando el compromiso
con la salud Panamericana en hormigón, vidrio y acero. La atrevida sede de
la OPS en el área Foggy Bottom de Washington, D.C., pondría en vitrina el
pensamiento más reciente en arquitectura y reflejaría el alcance y la
importancia del trabajo de esta creciente organización.
Cuando la Oficina Sanitaria Panamericana emergió por primera vez en
1902, tenía un presupuesto anual de $5.000 dólares y operaba en un solo
recinto de menos de 330 metros cuadrados. A comienzos de los años 60, el
presupuesto de la OPS había aumentado a millones de dólares, alimentando
a cientos de diversos proyectos de salud en todas las Américas. Sin embargo,
su centro de operaciones no avanzó al mismo paso. Aunque el personal
estadounidense de la OPS se había trasladado a tres casas particulares en
el barrio céntrico del Distrito de Columbia, necesitaban desesperadamente
más espacio y un edificio permanente para la sede de la OPS.
Mientras la OPS buscaba un arquitecto con audaces nuevas ideas, la
Fundación Kellogg trataba de hallar una manera innovadora de procurar
los fondos necesarios. La Fundación Kellogg generalmente no financia
proyectos de construcción. En cambio, facilitó un préstamo gratuito de
$5 millones que los estados miembros de la OPS devolverían mediante 20
cuotas anuales pagaderas al Fondo Especial para la Promoción de la Salud.
Canalizando estos recursos hacia numerosos programas vitales, este
enfoque creativo logró mucho más para los pueblos de las Américas
que lo obtenible a través un préstamo o donación tradicional.
El Dr. Abraham Horwitz, director de la OPS, recibió el cheque del Dr. Emory
W. Morris, presidente de la Fundación Kellogg, el 23 de agosto de 1963.
La construcción se inició de inmediato, en terrenos donados por el gobierno
cuarenta y tres
Capítulo 4
Todos para la Salud y
la Salud para Todos
estadounidense, cerca del Monumento a Lincoln y del entonces proyectado
emplazamiento del Centro John F. Kennedy para las Artes del Espectáculo.
Muy pronto, se estaría haciendo por toda la ciudad la pregunta: “¿Qué tipo
de edificio se construirá para este prestigioso nuevo residente?
Un Logro Elevado
Una competencia internacional para elegir el diseño más original fue
ganada en 1961 por el arquitecto uruguayo, Sr. Román Fresnedo Siri. Siri
ganó elogios por diseñar importantes edificios cívicos en todo Sudamérica,
incluyendo oficinas y hospitales. También sentía pasión por el océano, e
incluso usó sus talentos para diseñar yates de carreras.
El espíritu y originalidad de Siri no decepcionaron. Desde los primeros
días, arquitectos y transeúntes por igual quedaron perplejos por las sorpresas
en la construcción de los edificios. Elevándose
espectacularmente desde la ribera del histórico Río
Potomac, dos estructuras diferentes dominaban el
bloque triangular de terreno: una cámara de consejo
circular y una secretaría en forma de media luna de
11 pisos de altura. En diciembre de 1964, la textura y
la trama habían comenzado a emerger, dando a cada
edificio un carácter distintivo. Formas diamantadas
geométricas decoraban el exterior de la cámara de
consejo, oponiéndose visualmente a las elegantes líneas
verticales del edificio de la secretaría de mayor tamaño.
El arquitecto uruguayo
Román Fresnedo Siri
recibió la tarea de
diseñar el edificio de
la OPS en 1961. Su
enfoque original ayudó
a crear un hito
prestigioso y práctico
para la OPS en
Washington, D.C.
cuarenta y cuatro
Gradualmente, se agregaron otros elementos: piscinas
reflectantes, columnas blancas y delgadas aletas de
hormigón que otorgaban a los edificios una cualidad
imponente. Justo dos años después de iniciados los
trabajos, la secretaría terminada estaba lista para
albergar a cientos de funcionarios en aproximadamente
143.000 metros cuadrados de espacio, decorados con
mármol, pinturas, esculturas y otros regalos de las naciones miembros de la
OPS. La cámara del consejo por sí sola podía acomodar a 400 delegados
dentro de sus paredes circulares.
La nueva sede de la OPS fue inaugurada oficialmente el 27 de septiembre
de 1965. Eminentes figuras de los campos de la salud, nutrición y sociología
viajaron desde Norte, Centro y Sudamérica para una semana de ceremonias
y celebraciones.
John W. Gardner, entonces Secretario de Salud, Educación y Bienestar
Estadounidense, expresó los sentimientos de muchos huéspedes que habían
dedicado sus carreras y talentos a mejorar la salud pública. “La salud está
estrechamente ligada a la belleza”, dijo. “Me parece muy apropiado que un
edificio dedicado al ideal de una mejor salud para las personas de las
Américas exprese esa belleza en su forma y diseño“.
Capítulo 4
Todos para la Salud y
la Salud para Todos
Gracias a la Fundación W.K. Kellogg y los incansables esfuerzos de los
líderes de la OPS, una de las organizaciones de la salud internacional más
venerables ahora operaría desde un edificio tan visionario e inspirador
como sus muchos programas.
Casi 40 años después, en 2002, las celebraciones del centenario de la
OPS se realizaron en esta sede. “Esta celebración de los 100 años representa
lo mejor de la humanidad, cruzando fronteras, [y] comprometiéndose con
las personas y su salud”, dijo el Dr. David Satcher, entonces Director de
Servicios de Salud Estadounidenses. “Una cosa es tener una visión, pero
otra muy distinta es comprometerse. Ese es el espíritu de la OPS que
tanto ha significado“.
Abriendo una Década, Abriendo Mentes
Este tipo de aceptación, incluso adopción, de la visión OPS no siempre
fue un supuesto. A medida que el punto focal de la organización comenzó
a desplazarse en los años 70 hacia la atención primaria, interacción
enseñanza-servicio, y medicina preventiva y comunitaria, el personal de
la OPS y la Fundación Kellogg descubrió que la vanguardia no era siempre
el lugar más cómodo en donde estar.
Muchos estudiantes que ingresaron a la facultad de medicina a comienzos
de los 70 recuerdan la casi hostilidad que enfrentaron aquellos que hacían
suyas las aspiraciones de la salud pública. César G. Victora, de la Universidad
Federal en Pelotas, Brasil, y editor internacional en American Journal of
Public Health, describió una imagen conmovedora en un artículo celebrando
el centenario de la OPS: “La salud pública era considerada una actividad
potencialmente subversiva en aquellos días... la alta tecnología, la atención
terciaria cerrada eran la prioridad número uno“. Muchos funcionarios de
salud y profesores ridiculizaban los intentos de prestar atención de salud
fuera de las clínicas privadas con fines de lucro, a menudo catalogando
tales esfuerzos como “medicina de masas“.
“Sin embargo, había un refugio en ese mundo de alta tecnología”,
escribió Victora. “Nuestra biblioteca recibía todas las publicaciones de la
OPS, gratuitamente. Fue ahí que, junto a unos pocos colegas interesados,
encontré por primera vez evidencia de la posibilidad de un nuevo modo de
enfocar la medicina y la salud pública“. Victora y sus colegas formaron un
grupo de aficionados a la salud pública y solicitaron muchos artículos a
BIREME, la biblioteca regional establecida con el soporte de la OPS y la
Fundación Kellogg.
Victora resumió la contribución de la OPS así: “La mayoría de los
profesionales de la salud pública latinoamericanos, yo incluido, está
eternamente endeudada con la OPS por abrir nuestras mentes al complejo
mundo de la determinación del estado de salud y mostrarnos cómo
organizar una respuesta colectiva al problema de las inequidades en salud“.
cuarenta y cinco
Capítulo 4
Todos para la Salud y
la Salud para Todos
Colaboraciones Visionarias
Reflexiones similares también se hacían muchos otros que formaban la
nueva clase de profesionales médicos latinoamericanos. Este cambio
extraordinario en los principios de la salud pública emergió con mayor
claridad en 1972, en la Tercera Reunión Especial de Ministros de Salud de
las Américas, convocada por la OPS y celebrada en Santiago, Chile.
Anticipándose al movimiento “Salud para Todos“ en seis años, los ministros
participantes propusieron las ideas unificadoras que ayudarían a modelar los
problemas de salud mundial hasta muy avanzado el milenio: la salud es un
derecho humano, y los gobiernos son responsables de asegurar un acceso
equitativo a los servicios de salud.
Aún así, esta no era una llamada a los ciudadanos simplemente para hacer
demandas a sus gobiernos. Los ministros definieron la salud como una
responsabilidad tanto como un derecho. La buena salud no era un regalo
concedido por un doctor o un gobierno, sino una colaboración dinámica
entre el mundo médico y el mundo social, la comunidad y el individuo.
Los delegados también dejaron en claro que la acción en la esfera de la
salud por sí sola no era suficiente. Este era un momento de creciente
conciencia ambiental, y la declaración final de la reunión acentuó una visión
ecológica en la cual la calidad de vida era el resultado de un intercambio
favorable continuo entre los seres humanos y su medio ambiente.
El desarrollo de la fuerza de trabajo ayudaría a sentar las bases de la
atención de salud integral. La especialización había concentrado a los
médicos en el extremo superior, produciendo una escasez crítica de
trabajadores auxiliares y técnicos. Se necesitaba capacitar a más de estos,
pero esa capacitación debía ser flexible de modo que sus aptitudes
pudiesen aplicarse en todas las profesiones.
Las universidades – donde la OPS y la Fundación Kellogg habían asumido
un papel principal – necesitarían reestructurarse para responder a este nuevo
orden. Darían capacitación en situaciones de la vida real para todos los
niveles de profesionales de la salud y formarían un vínculo vital en la salud
comunitaria. Su participación traspasaría los límites de los departamentos:
investigación, recolección de datos, ciencias de la información,
administración de negocios e incluso arquitectura; entre todos intensificarían
la misión médica.
Una evolución natural de los principios largamente vigentes en la OPS y
dentro de la Fundación Kellogg, el concepto de extensión de la cobertura
auguraba los adelantos por venir en medicina y salud pública.
Un Momento Determinante
El énfasis conjunto de las organizaciones en el moldeado de la educación les
hizo tener éxito. La Red de Instituciones Educacionales Orientadas a la
cuarenta y seis
Capítulo 4
Todos para la Salud y
la Salud para Todos
Comunidad para las Ciencias de la Salud – un grupo formado en una
conferencia OPS y respaldado por la Fundación Kellogg – reflejó este punto
en un documento titulado Liderazgo para el Cambio en la Educación de los
Profesionales de la Salud:
“El reconocimiento que la educación de los profesionales de la salud – la
educación médica en particular – no estaba produciendo graduados con las
aptitudes y motivaciones necesarias para satisfacer las necesidades de salud
de las comunidades comenzó a prender por primera vez en los años 60…
Los experimentos en educación médica comenzaron a echar raíces en varios
países en los años 70, todos compartiendo el objetivo general de intentar
reorientar la educación médica para hacerla más sensible a las necesidades
y expectativas de las personas“.
Quizás en ninguna parte fueron los
experimentos en educación médica más
pronunciados que en Latinoamérica. La
educación a distancia, tecnología educacional,
metas de comportamiento, instrucción a ritmo
individual e integración enseñanza-servicio
fueron mucho más que caprichos. Fueron una
respuesta a las necesidades únicas de la
región – la necesidad de trabajadores
auxiliares bien capacitados, la necesidad de
llegar a aquellos en las áreas rurales remotas,
y la necesidad de servir a las comunidades.
Desde el comienzo, uno de los objetivos a
largo plazo de la Fundación Kellogg fue
asegurar que toda la población de
Latinoamérica tuviese acceso a una atención de salud adecuada. En 1976,
la publicación de la organización, Estrategias para Mejorar la Salud en
Latinoamérica, describe los atributos de un sistema de salud público efectivo:
◆ La Prevención va más allá de un ambiente seguro e inmunizaciones. Tiene
un aspecto positivo basado en la capacidad de las personas de cambiar y
de hacerse responsables de su salud.
◆ El Acceso se refiere a la capacidad de superar barreras de distancia y
financieras.
◆ La Continuidad infiere que la atención debe existir no sólo cuando las
personas están enfermas sino durante todas sus vidas.
◆ La Calidad no depende de tener lo último en equipos médicos de alta
tecnología. Desde la perspectiva basada en la equidad, calidad significa
usar los recursos disponibles para asegurar que la mayor cantidad de
personas reciba el mayor beneficio posible.
Elpidia Daza, una
Fellow Kellogg en
enfermería pediátrica
(1952-1954), recibe su
diploma y llave del
Doctor F. Taylor Peck,
Secretario de Asuntos
Culturales de la
Embajada de Estados
Unidos en Bogotá,
Colombia, 1955. La
educación médica se
desarrolló gradualmente para cumplir con
las necesidades de las
comunidades locales.
cuarenta y siete
Capítulo 4
Todos para la Salud y
la Salud para Todos
◆ Efectividad significa garantizar programas que desplieguen a los auxiliares
médicos y trabajadores de salud comunitaria de formas en que protejan
los recursos fiscales de Latinoamérica.
Más Cerca de Utopía
En la visión mundial de la asociación OPS-Fundación Kellogg, la educación
en salud y la prestación de salud están entrelazadas y tienen una prioridad
equivalente. La conectividad es una estrategia crucial y, debidamente
potenciada, produce grandes beneficios: intercambio de ideas, diversidad de
modelos con mayor potencial de replicación y disfusión de historias de éxito.
En la Cuarta Reunión Especial en 1977, los ministros de salud de las
Américas se reunieron nuevamente para analizar el progreso de la región.
El documento producido, “Extensión de Cobertura de los Servicios de Salud
Usando Estrategias de Atención Primaria y Participación Comunitaria“
enuncia principios que no sólo defendieron el movimiento “Salud para
Todos“ sino que se mantienen válidos hasta nuestros días.
Ésta resolvió incorporar la atención primaria y la participación comunitaria
en la OPS como estrategias básicas. Y llamó al desarrollo de avances
administrativos, educacionales y tecnológicos en línea con estos programas.
Para hacer que este enfoque funcionara, los países, fundaciones y
organizaciones debían salir de sus zonas de comodidad y encontrar
maneras de trabajar en conjunto.
Las resoluciones también ordenaron que las conclusiones de los ministros
fuesen presentadas en 1978 en la Conferencia Internacional de Atención de
Salud Primaria, celebrada en Alma-Ata, Kazajstán, en lo que era entonces la
Unión Soviética. La reunión fue “uno de los eventos sociales determinantes
de nuestro tiempo”, reflexionó el actual Director de la OPS, Sir. George A.O.
Alleyne en un discurso de 1998 en el Simposio de Estrategias Nacionales
para la Renovación de Salud para Todos.
El Artículo V, la porción más frecuentemente referida de la Declaración de
Alma-Ata pone de manifiesto la magnitud de lo que los delegados estaban
luchando por lograr:
“Los gobiernos tienen una responsabilidad con la salud de su gente que
sólo puede ser satisfecha mediante la estipulación de medidas sanitarias y
sociales adecuadas. Un objetivo social primordial de los gobiernos, las
organizaciones internacionales y la comunidad mundial toda en las décadas
por venir debe ser la obtención por todos los pueblos del mundo para el
año 2000 de un nivel de salud que les permita llevar una vida social y
económicamente productiva. La atención de salud primaria es la clave para
alcanzar el objetivo como parte del desarrollo del espíritu de justicia social“.
El concepto básico, aunque radical, de “Salud para Todos“ – y uno de los
más debatidos en cuanto a significado – es que la salud es un derecho
cuarenta y ocho
Capítulo 4
Todos para la Salud y
la Salud para Todos
humano. Otros artículos abordaron la inequidad, el desarrollo económico
y social, y el papel de la educación y prevención en la creación de este
mundo de equidad en salud.
Por supuesto, el 2000 llegó y se fue. La meta utópica de asegurar la
atención de salud adecuada para todos los seres humanos todavía se
mantiene igual – utópica. “Salud para Todos“ se ha vuelto así una visión
motivadora en vez de un programa con una fecha límite.
Aún así, al examinar cómo la OPS y la Fundación Kellogg ayudaron a
rediseñar el concepto de salud pública en Latinoamérica, se hace evidente
que la brecha entre visión y realidad se ha estrechado de manera
significativa. Su colaboración, y las empresas que su trabajo colectivo
ha inspirado, han hecho en el esfuerzo por hacer de “Salud para Todos“
una realidad, más de lo que cualquiera de las organizaciones hubiese
podido lograr por sí sola.
Los avances administrativos, educacionales y
técnicos del movimiento
"Salud para Todos" han
ayudado a más millones
de Latinoamericanos a
clamar por su derecho a
tener una buena salud.
cuarenta y nueve
"Lo que necesitábamos
era un nuevo paradigma
para la comunidad.”
Dr. Francisco Tancredi,
Director Regional para
Latinoamérica y el Caribe,
Fundación W.K. Kellogg
cincuenta
Capítulo 5:
Una Visión Global Echa Raíces
El ABC de la TSA
cincuenta y tres
Poder para las Personas
cincuenta y cuatro
El Efecto SILOS
cincuenta y cinco
Una Nueva Iniciativa
cincuenta y siete
Aplicaciones Prácticas
cincuenta y nueve
Comunidades Aptas para la Vida
sesenta y uno
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
Una Visión Global Echa Raíces
El ABC de la TSA
No pasó mucho tiempo antes que el llamado a la “Salud para Todos“
tuviera eco en todo el mundo. Después de la histórica conferencia de
1977 en Alma-Ata, los delegados volvieron a sus hogares para convencer a
presidentes, primeros ministros, reyes, reinas y otros jefes de estado sobre la
urgencia de la misión. Pronto, el movimiento “Salud para Todos“ habría de
servir como un lazo común entre las naciones – incluso aquellas con los
sistemas sociales, económicos y políticos más fuertemente contrastantes.
Irónicamente, esta visión global primero encontraría apoyo a niveles locales
y regionales. Durante las décadas que siguieron, las comunidades servirían
decididamente como campos de batalla estratégicos en la guerra contra la
salud precaria. Y como era de esperarse, la OPS y la Fundación Kellogg se
mantuvieron unidas a la vanguardia en poner la teoría en práctica.
La conexión entre las comunidades y la salud pública de hecho había
llamado la atención a mediados de los años 50. Las conferencias
organizadas por la OPS en Viña del Mar y Tehuacán (ver Capítulo 2)
subrayaron la necesidad desesperada de un enfoque más proactivo. Esta
transformación no podía llegar muy pronto. Ya sea viviendo en las atestadas
ciudades o en las dispersas comunidades rurales, muchos latinoamericanos
tenían escaso o ningún acceso a la medicina preventiva.
En los años 60, algunas facultades de medicina respondieron trabajando
directamente con los centros de salud que servían a comunidades
específicas. Este desarrollo produjo un terreno fértil para el crecimiento
de un concepto innovador: la Articulación de Servicios de Enseñanza (TSA,
por sus siglas en inglés). En la publicación Estrategias para Mejorar la Salud
en Latinoamérica, la Fundación Kellogg describió a TSA como un sistema
a través del cual los servicios profesionales de educación y salud trabajaban
juntos para lograr sus objetivos respectivos y ofrecer a las personas en la
comunidad inmediata acceso a una mejor atención.
cincuenta y tres
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
Dentro de los numerosos proyectos TSA que surgieron durante los años 70,
profesores universitarios, investigadores, profesionales experimentados y
estudiantes colaboraron para introducir nuevas maneras de mejorar la salud
pública. La torre de marfil de la práctica médica, que había sido
excesivamente elevada y lisa para que demasiados pudieran escalarla,
se estaba desmoronando. Muchos de sus habitantes, largamente
acostumbrados a operar desde las dominantes alturas, se estaban
encontrando ahora con sus pies firmemente plantados en el mundo real.
Aquellos encargados de la salud pública se empezaron a preocupar cada
vez más por la atención de salud primaria – promoviendo el bienestar, no
simplemente conteniendo la enfermedad. Tanto la OPS como la Fundación
Kellogg pusieron énfasis en la prevención además del tratamiento, el acceso
equitativo y universal a los servicios de salud de calidad y al mayor contacto
entre los prestadores de atención de salud y las poblaciones que servían.
Al promover estos ideales, los proyectos TSA introdujeron un cambio
significativo en la forma de enseñar y prestar la atención de salud. Sin
embargo, este fue sólo el comienzo del acercamiento de la OPS y la
Fundación Kellogg a la comunidad.
Poder para las Personas
A medida que transcurrían los años 80, Latinoamérica se convirtió en una
caldera de cambio político y social, con los regímenes militares de la región
dando paso a formas de gobierno más democráticas. La dictadura
autocrática Argentina se hundió bajo sus propios excesos y la democracia
fue restaurada en 1983, marcada por la elección de Raúl Alfonsín. En 1985,
el presidente electo peruano Fernando Belaunde completó su mandato –
siendo la segunda vez que esto ocurría en 40 años. Tres años después, Brasil
adoptó una nueva constitución democrática, poniendo fin a décadas de
control militar. Y en Chile, el General Augusto Pinochet fue derrotado en
las urnas en 1989.
Al fortalecerse la democracia, muchos funcionarios de salud
latinoamericanos dieron una mirada a sus sistemas y advirtieron que no
estaban diseñados para brindar acceso universal a la atención de salud
primaria. La descentralización y la participación comunitaria eran elementos
faltantes que deberían reintroducirse después de años de cumplimiento
forzado de los dictados del mando militar.
Para ayudar a desencadenar dicho cambio fundamental, la OPS aprobó
en 1986 una resolución que llamó al “desarrollo de la infraestructura de
servicios de salud con énfasis en la atención de salud primaria“. En 1988,
la XXXII Reunión del Consejo Directivo de la Organización Panamericana
de la Salud puso otra piedra angular con la Resolución XV, que urgía a
los miembros a:
cincuenta y cuatro
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
◆ “Continuar y fortalecer su trabajo de definición de políticas,
estrategias, programas y actividades para la transformación de los
sistemas locales de salud.”
◆ “Asegurar la participación coordinada de todas las instituciones
gubernamentales responsables de la prestación de servicios en
el fortalecimiento de los sistemas locales de salud, especialmente
las administraciones de seguridad social y las agencias de
cooperación internacional.”
◆ “Poner especial énfasis en el suministro de recursos y descentralización
para fortalecer la capacidad operativa de los sistemas locales de salud, y
en programas específicos para tratar los problemas de salud prioritarios.”
La Resolución XV inspiró talleres donde los representantes de muchas
naciones latinoamericanas se reunieron y formularon medidas prácticas –
financieras, legales y técnicas – para desarrollar estos sistemas locales
de salud, los que se hicieron conocidos como SILOS.
Desde el comienzo, los SILOS fueron vistos como partes esenciales de
los sistemas nacionales de salud a través de la región, revigorizándolos y
dándoles una nueva dirección. Desde el tratamiento de enfermedades
crónicas derivadas de condiciones regionales a la superación de problemas
causados por catástrofes naturales, los SILOS serían más flexibles, eficientes
y sensibles a las necesidades locales.
La asociación OPSFundación Kellogg
utilizó la diseminación
de la democracia a
través de toda
Latinoamérica durante
la década de los 80
como un trampolín
para enfocarse
plenamente en la
atención de salud
basada en la
comunidad.
Sin embargo, había mucho que hacer antes
que dichos sistemas pudieran ser totalmente
sensibles a las necesidades de las personas.
Además de la descentralización y
participación comunitaria permanente,
habría que ajustar los mecanismos
financieros, implementar modelos de
atención y dar la capacitación apropiada.
El Efecto SILOS
La asociación OPS-Fundación Kellogg
respaldó estos esfuerzos a través de un
programa multifacético conocido a veces
como Fortaleciendo la Implementación de
Sistemas Locales de Salud. Desde 1987 a
1993, esta serie de proyectos apuntó a
formular y distribuir metodologías sólidas
para mejorar los sistemas locales de salud y
demostrar que la evaluación era una
poderosa herramienta para el cambio.
cincuenta y cinco
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
¿Por qué era tan importante la evaluación minuciosa? Primero, para saber
qué funcionaba y qué no, permitiendo a los expertos en el campo desarrollar
innovaciones cada vez más efectivas. También podía invitar a una mayor
participación de los prestadores de servicios, la comunidad, e incluso los
consumidores individuales.
Los primeros tres sistemas que el programa evaluó fueron considerados
innovadores en sus respectivos países, donde las condiciones económicas,
sociales y políticas favorecían la descentralización. Cada uno estaba dedicado
a hacer que las varias instituciones involucradas en la atención de salud
trabajaran juntas. Y todos ellos prestaban atención no a individuos aislados,
sino a individuos como miembros de familias y comunidades:
◆ En Niteroi, en el estado de Río de Janeiro, Brasil, se ofreció atención en
seis centros municipales de salud dotados de equipos multiprofesionales.
La meta era integrar los servicios municipales y estatales con la oficina de
seguridad social del país y la Universidad Federal en Fluminense.
◆ El sistema de Cali, centrado en la Universidad Valle en Colombia, creó
el Centro para el Desarrollo de la Atención de Salud Primaria y Medicina
Familiar. CEDAS, como se le llamaba, ponía énfasis en la familia en todas
sus actividades, incluyendo la capacitación de prestadores de atención
de salud, el diseño de sistemas administrativos más eficientes y la
habilitación de las madres como bastiones de la salud familiar.
A través de proyectos
UNI, los alumnos de
medicina de distintas
disciplinas vincularon
el aprendizaje en la
sala de clases con las
aplicaciones prácticas
para cumplir con las
necesidades de salud
específicas de sus
comunidades.
◆ La Universidad de Nuevo León en Monterrey, México, coordinó un
proyecto de sistemas de salud que mejoró la prestación de atención de
salud en la comunidad al capacitar al personal y mejorar el sistema
administrativo en forma simultánea.
Con retroalimentación valiosa proveniente del programa OPS-Fundación
Kellogg, estos tres sistemas de prestación fueron capaces de lograr grandes
mejorías de la calidad de vida en sus respectivas áreas.
Sin embargo, en toda Latinoamérica los SILOS aún enfrentaban numerosos
desafíos, desde inspirar la participación de la comunidad en las áreas
urbanas hasta el mejoramiento de los sistemas de información. Con estos
asuntos en mente, la OPS y la Fundación Kellogg seleccionaron 10 SILOS
para un intenso proceso de evaluación – dos cada uno en Dominica, San
Vicente, Bolivia, Haití y República Dominicana. Estos proyectos desplegaron
herramientas de evaluación especiales para apreciar el trabajo y localizar
áreas para el mejoramiento. Un informe de campo OPS reveló buenas
noticias adicionales: en algunos SILOS, el proceso de evaluación estimuló
una mayor participación de la comunidad.
La etapa final del programa abordó la presentación, utilización y
diseminación de los resultados de estas evaluaciones SILOS. En un
importante seminario patrocinado por la OPS y la Fundación Kellogg, la
metodología de autoevaluación fue votada como un éxito. Motivados por
cincuenta y seis
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
estos resultados positivos, los socios ayudaron a desarrollar y distribuir
una serie de manuales de 100 páginas que cubrían temas que iban desde
equipos y suministros a la vigilancia ambiental.
Como lo expresó la publicación, Evaluación para el Cambio: Bolivia,
Haití, República Dominicana: “El simple hecho que un grupo o equipo
de profesionales hiciera una pausa en su trabajo y se permitiera
reflexionar respecto a la dirección de sus acciones para decidir qué
está funcionando bien y qué puede corregirse… en sí mismo representa
un grado de madurez“.
Una Nueva Iniciativa
Las TSAs ayudaron a abrir una brecha en el mundo insular de la
capacitación médica y trajeron beneficios recíprocos para dadores y
receptores de atención. A pesar de estos logros impresionantes, no se
habían integrado totalmente con las comunidades ni habían habilitado
activamente a los ciudadanos.
Por su parte, los SILOS habían comenzado a cautivar a las comunidades,
con las asociaciones vecinales tomando el liderazgo en algunas áreas.
No obstante, el proceso de evaluación inherente dentro de la metodología
SILOS reveló que muchos proyectos habrían sido más efectivos de haber
incluido a más miembros de la comunidad como participantes y
planificadores activos. Adicionalmente, la estructura académica aún
tendía a crear barreras entre las disciplinas, y las oportunidades para el
trabajo en equipo aún no estaban totalmente dadas.
“Lo que necesitábamos era un nuevo paradigma para la comunidad”,
dijo el Dr. Francisco Tancredi, actual director regional de programas de la
Fundación W.K. Kellogg para Latinoamérica y el Caribe.
Y llegó el programa UNI. También conocido como Una Nueva Iniciativa en
la Educación de Profesiones de la Salud: En asociaciones con la Comunidad,
la UNI se basaría en el trabajo de las TSAs y SILOS para establecer relaciones
mucho más estrechas entre las universidades, comunidades y sistemas
locales de salud.
Sabiendo que habría más interés que el sostenible por los recursos
disponibles, la Fundación Kellogg estableció directrices estrictas. Para
obtener subvenciones UNI, los proyectos tenían que explicar cómo
involucrarían a la comunidad. Debían demostrar que las actividades
educacionales estaban incorporadas en el proceso y que participarían
estudiantes universitarios con formación en distintas áreas de la salud.
Y tendrían que llevar mensajes de salud directamente a las personas
que más los necesitaran.
cincuenta y siete
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
Hubo efectivamente un gran interés. De entre más de 150 solicitudes,
la Fundación Kellogg en definitiva seleccionó 23 para transformarlos en
proyectos UNI. Quince entraron en acción en 1992; otros fueron agregados
a medida que avanzaba la década.
ESTADOS UNIDOS
BAHAMAS
씍
MÉXICO
씊
씋
씌
REPÚBLICA DOMINICANA
CUBA
JAMAICA
BELIZE
HAITÍ
HONDURAS
GUATEMALA
EL SALVADOR
씎 NICARAGUA
COSTA RICA
쐈
쐉
1. Tucumán, Argentina
3. Botucatu, Brasil
22
GUYANA
씈
Sitios de Proyectos UNI
2. Sucre, Bolivia
23
VENEZUELA
PANAMÁ
SURINAM
GUYANA FRANCESA
COLOMBIA
씉
ECUADOR
4. Brasília, Brasil
�
BRASIL
5. Marilia, Brasil
6. Natal, Brasil
씏
PERÚ
7. Paraná, Brasil
�
BOLIVIA
8. Salvador, Brasil
9. Santiago, Chile
�
�
10. Temuco, Chile
PARAGUAY
11. Barranquilla, Colombia
�
CHILE
12. Cali, Colombia
�
13. Medellín, Colombia
14. Quito, Ecuador
15. Colima, México
�
16. Mérida, México
17. Ciudad de México, México
18. Monterrey, México
19. León, Nicaragua
20. Trujillo, Perú
21. Montevideo, Uruguay
22. Barquisimeto, Venezuela
23. Maracaibo, Venezuela
cincuenta y ocho
쐅
URUGUAY
ARGENTINA
21
�
�
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
La diversidad dentro del programa UNI era considerable: Las comunidades
tenían poblaciones que fluctuaban entre las 10.000 y 200.000 personas, y
estaban equipadas con recursos de atención de salud que iban desde los
muy limitados a los muy buenos.
Para ayudar a cada proyecto UNI a alcanzar su más pleno potencial, la
Fundación Kellogg aportó mecanismos de apoyo para los tres componentes
básicos del proyecto: el académico, el sistema local de salud y los “pilares”
de la comunidad.
La dedicación a un proyecto UNI forzó a muchas instituciones académicas
a realizar cambios importantes en sus planes de estudios de profesiones de
la salud. Es más, la UNI ayudó a establecer centros de atención de salud
basados en la comunidad donde los estudiantes de muchas diferentes
formaciones (por ejemplo, enfermería, odontología, nutrición, farmacéutica
y trabajo social) trabajarían, aprenderían, y compartirían experiencias con
las familias y vecindarios que servían.
La habilitación de la comunidad fue quizás el pilar más importante dentro de
la estructura UNI. Aquí, el objetivo principal era que los individuos, familias y
grupos asumieran funciones más activas en la salud pública. De hecho, los
funcionarios UNI produjeron modelos de desarrollo de liderazgo que podían
ayudar a los proyectos a convertirse en entidades autosustentables.
Aplicaciones Prácticas
Los proyectos UNI tomaron muchas formas y abordaron muchos asuntos.
Cuatro de los más exitosos se desarrollaron en Colombia, Perú y Brasil:
◆ En Cali, Colombia, el proyecto UNI en la Universidad del Valle ayudó a
reorganizar la prestación de servicios de salud en dos hospitales
comunitarios y 18 centros. Fieles a la filosofía UNI, los líderes de la
comunidad participaron en el proceso de toma de decisiones de maneras
significativas. Entre sus logros, el proyecto creó innovadores sistemas de
remisión e información compartida que aceleraron la referencia y
observación de pacientes.
◆ Anidada en una comunidad peruana de 16.000 habitantes urbanos,
rurales y migratorios, la Universidad Nacional de Trujillo trabajó con
asociaciones vecinales, el Ministerio de Salud y el Instituto Peruano de
Seguridad Social para impulsar los servicios de salud en tres puestos de
salud y un pequeño hospital. Este proyecto UNI desarrolló un nuevo plan
de estudios que permitió a equipos de estudiantes de enfermería,
medicina y odontología aprender en la comunidad. Adicionalmente,
promotores voluntarios de salud ayudaron a los residentes locales a
entender y actuar sobre la importancia de los abastecimientos de agua
limpia, recolección de basura y eliminación de aguas servidas.
cincuenta y nueve
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
◆ Las ciudades de rápido crecimiento significan hacinamiento y el
hacinamiento trae la enfermedad. El proyecto UNI en la Universidad
Estatal de Londrina en Brasil, desarrolló un nuevo sistema local de
atención de salud, fortaleciendo a dos hospitales locales y 17 puestos
regionales. También mejoró importantemente la capacidad del sistema
para enfrentar riesgos epidemiológicos y ambientales, y urgió a la gente
local a hacerse responsable del mejoramiento de su salud.
◆ En Marilia, Brasil, un área relativamente rica con sólidos servicios de
atención de salud, el proyecto UNI trabajó para reducir la costosa
duplicación de servicios. Uniéndose a asociaciones vecinales y
departamentos de salud municipales y estatales, la Facultad de Medicina
de Marilia creó asimismo un sistema de remisión computarizado que
gestiona con mayor eficiencia el flujo de pacientes.
Reconociendo los amplios beneficios UNI, la OPS colaboró con la Fundación
Kellogg para iniciar el Programa de Apoyo al Proyecto UNI en 1996.
Durante su trabajo pionero en SILOS, funcionarios de la OPS identificaron
la necesidad de una mejor gestión, una epidemiología más vigorosa y una
operación más eficiente del servicio, tanto en atención ambulatoria como
hospitalaria. La asociación OPS-Fundación Kellogg respondió a este llamado
creando una serie de 12 manuales de operación para líderes de proyectos
UNI. Escritos por expertos en sus campos, estas publicaciones ofrecieron
abundante información sobre cómo administrar sistemas locales de salud,
cubriendo todo desde procedimientos contables a la gestión de programas
ambientales.
Por ejemplo, Gestión de Drogas y Vacunas, escrito por el Dr. Carlos Moreno,
suministró una lista integral de drogas al nivel de atención primaria,
secundaria y terciaria. Asimismo, discutió las mejores prácticas en almacenaje
y control de calidad. La OPS también encomendó a la Dra. Ana María Malik
la creación de Gestión de Recursos Humanos, publicación que entrega
pautas para la creación de hospitales amistosos para mujeres, interactuando
con sindicatos y facilitando las comunicaciones internas.
Más recientemente, en 2000, la OPS y la Fundación Kellogg colaboraron en
un proyecto titulado Desarrollo de Recursos Humanos para el Fortalecimiento
de Niveles Descentralizados de Sistemas de Salud. Una serie de seminarios
promovió el debate abierto entre creadores de políticas de atención de salud
y gerentes, como también instituciones académicas y organizaciones
profesionales, sobre cómo maximizar los recursos humanos. Como resultado,
los líderes locales de proyectos UNI podían transmitir sus experiencias al
entorno más amplio de las políticas de salud y finalmente a la esfera política.
El segundo seminario en Lima, Perú, fue particularmente exitoso, dado los
trastornos sociales y políticos que le precedieron. Después de la salida del
Presidente Alberto Fujimori en 2001, el gobierno peruano estableció un
nuevo Ministerio de Salud. Desde un comienzo, la OPS y la Fundación
Kellogg participaron con el organismo en el diseño del seminario y
sesenta
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
Los alumnos UNI
obtienen muy valiosas
experiencias prácticas
dentro del espectro
entero de atención de
salud comunitaria.
conducción de las reformas recomendadas. Las presentaciones se centraron
en las experiencias del proyecto UNI en Trujillo, lo que promovió animadas
discusiones sobre cómo mejorar la comunicación entre las organizaciones
gubernamentales, académicas y comunitarias del país.
“Con recursos limitados, hemos contribuido a poner fuerzas significativas en
movimiento”, escribió Charles Godue, el director del proyecto. “La sinergia
entre Kellogg y la OPS en el proyecto ha sido una gran ventaja...”
Comunidades Aptas para la Vida
La iniciativa Ciudades Sanas, muy en paralelo con el Movimiento de
Municipalidades y Comunidades Sanas, también abogó por un enfoque local
al mejoramiento de la salud pública.
Imitando las positivas experiencias en Europa y Canadá, proyectos de
ciudades sanas fueron puestos en práctica en Managua, Nicaragua; Valdivia,
Chile; Cienfuegos, Cuba; Zacatecas, México; Manizales, Colombia; Zamora,
Venezuela; San Carlos, Costa Rica; y Curitiba, Brasil.
sesenta y uno
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
¿Cómo se vuelve sana una municipalidad? De acuerdo con un informe de
la OPS en la publicación en línea del Consejo Mundial de Salud, el proceso
comienza “cuando las organizaciones locales, los ciudadanos y las
autoridades elegidas celebran un acuerdo e implementan un plan de acción
que mejorará continuamente las condiciones sociales que producen salud
y bienestar para todas las personas que viven en ese espacio“.
Es un proceso que ya se ha difundido en más de 1.500 municipalidades
registradas en México. A menudo trabajando entre derruidos asentamientos
aztecas, mudos testigos de una ecosensibilidad más antigua, líderes en
varios sectores y miembros de la comunidad han efectuado campañas de
educación sobre el medio ambiente y saneamiento básico. Otros proyectos
abordaron cuestiones de calidad de vida y prevención de drogas.
En Argentina, niños, adolescentes y madres se han beneficiado de los
esfuerzos colaborativos de organizaciones gubernamentales, escuelas,
grupos ecológicos y la Cruz Roja. Juntos, estos grupos están trabajando
para: 1) disminuir la desnutrición con la solución práctica de huertos
comunitarios; 2) mitigar la pobreza a través de microempresas; y 3) crear
redes de radiodifusión para difundir importantes mensajes de salud.
Mientras la OPS se concentraba en la política y el discurso, la Fundación
Kellogg hizo su parte en el ámbito comunitario. ¿La estrategia? Promover
el concepto de Ciudades Sanas expandiendo la esfera de influencia dentro
de los sistemas locales de salud pública. Iniciado en 1996, el programa
Nueva Enseñanza y Nuevas Prácticas ha ayudado a numerosos proyectos
a forjar fuertes lazos entre escuelas de salud pública, organizaciones
comunitarias y gobiernos municipales.
Además de crear nuevos materiales de capacitación, estos proyectos han
comprometido activamente a profesionales que normalmente no tienen
voz en las decisiones de salud pública, incluyendo a abogados, psicólogos,
comunicadores sociales, expertos en comunicación e incluso arquitectos.
Esta afluencia de enfoques y puntos estratégicos, combinada con la
participación activa de la comunidad, ha llevado a formas holísticas
innovadoras de aplicar el ideal de Ciudades Sanas.
En 2002, OPS y la
Fundación Kellogg
introdujeron el Kit de
Promoción de Salud para
Alcaldes – una guía de
salud comunitaria para
líderes comunitarios de
Latinoamérica.
El programa Nueva Enseñanza y Nuevas Prácticas además intensificó el papel
de los alcaldes y otros funcionarios municipales de salud pública. Incentivada
por este éxito, la Fundación Kellogg apoyó en 2002 el lanzamiento por la
OPS del Kit de Promoción de la Salud para Alcaldes. Diseñado para ayudar a
los líderes locales a mejorar la salud de los ciudadanos, el kit ofrece
información práctica sobre el desarrollo de medidas de promoción de la
salud, reorientación de servicios de salud y participación de la comunidad.
Trabajando juntos, la OPS y la Fundación Kellogg han ayudado a producir
enormes cambios en salud y bienestar llevando materiales, mensajes y
habilitación directamente a las personas. Los mejoramientos que emergieron
sesenta y dos
Capítulo 5
Una Visión Global
Echa Raíces
de esta orientación comunitaria han subido vertiginosamente, fortaleciendo
no sólo a naciones individuales, sino también el potencial colectivo de todo
el hemisferio. Y tal como lo ilustran los dos próximos capítulos, la OPS y
la Fundación Kellogg han aprovechado exitosamente esta energía para
llegar a las familias – el verdadero corazón de la salud pública.
Una promotora de la
salud inspecciona la
calidad de agua en
Colombia. OPS y
Fundación Kellogg
incentivan a los líderes
locales a enfocarse en
la sanidad y muchos
otros temas para
mejorar las condiciones
de salud dentro de sus
propias comunidades.
sesenta y tres
En la cultura latinoamericana
orientada hacia la familia,
los núcleos familiares – con toda
su confianza, familiaridad e
informalidad de interacción –
habían sido confirmados como
la estructura fundamental
para el logro de una mejor
salud individual.
sesenta y cuatro
Capítulo 6:
Para Madres y Niños
Un Compromiso Compartido
sesenta y siete
Sintiendo la Urgencia
sesenta y ocho
Mezclando lo Mejor de lo Antiguo y
lo Moderno
sesenta y nueve
Llevando la Atención a la Comunidad
setenta
Un Asunto Familiar
setenta y uno
Una Cuestión de Tecnología
setenta y dos
Llegando Más Allá
setenta y cuatro
Heroísmo en Salud Pública
setenta y cuatro
Capítulo 6
Para Madres y Niños
Para Madres y Niños
Un Compromiso Compartido
W.K. Kellogg avanzó con dificultad en la escuela, abandonando la
educación formal apenas después del sexto año. “Mi profesor pensaba
que era estúpido”, recordó después. No fue sino hasta haber cumplido los
20 años de edad que supo de su miopía, y que sus supuestos problemas de
aprendizaje pudieron haber sido remediados fácilmente con el diagnóstico
apropiado y un par de lentes.
Esta temprana experiencia ayudó a motivar a W.K. Kellogg para hacer
alivio del sufrimiento infantil una prioridad principal de su Fundación.
Es un compromiso que la OPS ha compartido por décadas. En los años 20,
los delegados a las Conferencias Sanitarias Panamericanas comenzaron a
discutir problemas de salud maternoinfantil, como la higiene en las
escuelas y la capacitación de parteras tradicionales. Esta tendencia se
formalizó como política oficial en 1948, cuando los participantes en el
Noveno Congreso Infantil Panamericano aprobaron la Declaración de
Caracas, la cual estableció que las madres y sus hijos tenían un derecho
inequívoco a la protección de la salud.
Considerando estos desarrollos, no es de sorprendente que el bienestar
de madres y niños haya sido desde hace mucho tiempo una piedra angular
de la asociación OPS-Fundación Kellogg. Y por una buena razón: en
Latinoamérica – donde las mujeres en edad de procrear y los niños
constituyen un porcentaje muy alto de la población – la salud
maternoinfantil adquiere un significado extraordinario.
La dedicación combinada de la OPS y la Fundación Kellogg fue formidable,
pero también lo fueron los desafíos. Sobre la base de las necesidades
identificadas a través de una misión de análisis, la OPS puso en práctica
iniciativas en más de una docena de países en toda la región, incluyendo
sesenta y siete
Capítulo 6
Para Madres y Niños
programas de inmunización contra la difteria, tos convulsiva o coqueluche
y tuberculosis.
A pesar de estos esfuerzos pioneros, los problemas de salud pública
continuaron asolando a Latinoamérica. En casi todas las ciudades grandes,
más y más personas se concentraban en barrios pobres y superpoblados
cuyos alcantarillados, si los había, probaban no ser suficientes. La pobreza,
desnutrición y enfermedad abarcaban las calles y poblaciones marginales
en su implacable abrazo, en ocasiones disminuido, pero nunca detenido
por doctores, dentistas y enfermeras sobrepasados y mal equipados.
Predeciblemente, los más vulnerables, incluyendo madres y lactantes,
sufrían y morían en grandes números.
Sintiendo la Urgencia
La década del 60 fue testigo de trastornos sociales que destruyeron el
statu quo en muchas áreas del mundo. En 1968, 10 millones de
trabajadores franceses fueron a la huelga en solidaridad con las protestas
estudiantiles, ayudando a derribar el gobierno de Charles de Gaulle e
inspirando una amplia reforma de las políticas de inmigración, educación
y género de su país. Ese mismo año, el movimiento Primavera de Praga
intentó dar a los checoslovacos las libertades de palabra y reunión antes
de ser brutalmente reprimido por las tropas soviéticas. En los Estados
Unidos, el movimiento en pro de los derechos civiles fomentó el cambio
legislativo y social que ayudó a atenuar la segregación racial.
Los habitantes de las
poblaciones marginales
como esta en Port-auPrince, Haití, a menudo
sufren de hacinamiento
y malos sistemas de
sanidad.
sesenta y ocho
La OPS también sirvió como agente de cambio durante los años 60,
patrocinando una serie de estudios decisivos que pusieron claramente en
relieve la crisis latinoamericana en salud maternoinfantil. El Estudio
Interamericano de Mortalidad en Adultos, publicado en 1967 bajo el título,
“Patrones de Mortalidad Urbana”, reveló un abismo alarmante: en los países
latinoamericanos moría un número mucho mayor de mujeres entre 15 y
44 años de edad debido a causas relacionadas con la maternidad. Un
seguimiento del informe produjo resultados igualmente atemorizantes:
en San Francisco, una muerte en 174 se asociaba con la maternidad,
mientras que en Santiago, Chile, la relación era de una en cinco.
Las madres latinoamericanas a menudo transmitían severos problemas de
salud a sus recién nacidos. Pero la mayor causa de muerte infantil bajo los
cinco años de edad no era la enfermedad,
era el hambre. La Investigación
Interamericana de Mortalidad Infantil,
dirigida por la OPS, descubrió que las
deficiencias nutricionales causaban al menos
el 57 por ciento de todas las muertes en
este grupo etario, exacerbadas por las bajas
tasas de lactancia materna. La diarrea y el
sarampión eran comunes, especialmente en
Capítulo 6
Para Madres y Niños
las áreas rurales, y el cuidado prenatal deficiente y la ausencia de agua
potable limpia perpetuaban el ciclo de sufrimiento.
Subyacente a estas amenazas a la salud había una verdadera explosión
demográfica en Latinoamérica, cuya población se duplicaba cada 24 años.
Durante gran parte del siglo 20, los funcionarios gubernamentales de la
región raramente incluyeron este problema política y culturalmente sensible
en los foros de discusión pública. Sin embargo, a fines de los años 60,
comenzaron a encararlo frontalmente. En 1967, los ministros de salud
latinoamericanos se reunieron en Caracas, Venezuela, para la Conferencia
sobre Políticas Demográficas con Relación al Desarrollo patrocinada por la
OPS. Redactaron una serie de recomendaciones que ayudaron a pavimentar
el camino para los programas de planificación familiar a través de la región
Mezclando lo Mejor de lo Antiguo y lo Moderno
Emergiendo de esta caldera de actitudes transformadas y renovada urgencia,
la asociación OPS-Fundación Kellogg en salud maternoinfantil introdujo
décadas de reformas visionarias, pero prácticas. Desde 1974 a 1982, las
organizaciones apoyaron en forma conjunta el Programa Regional para el
Desarrollo de la Salud Maternoinfantil. El esfuerzo permitió a talentosos
equipos de proyectos en varias instituciones médicas y docentes en Brasil y
Colombia, mejorar la atención de mujeres embarazadas y lactantes.
Tradicionalmente, las mujeres brasileras han confiado en una partera,
conocida como aparadeira (receptora), para ayudar en el parto. Un proyecto
OPS-Fundación Kellogg estuvo centrado en la Universidad Federal de Ceará
en Fortaleza, una ciudad costera en el Atlántico. Este proyecto capacitó a las
parteras en la adopción de métodos tradicionales para evitar operaciones
cesáreas y otras cirugías innecesarias. A su vez, las parteras incentivaron a las
madres a usar el taburete de parto, una silla acolchada, cubierta de plástico,
que hacía el alumbramiento más seguro y cómodo.
Bajo la dirección del Dr. José Galba Araujo, un profesor de obstetricia,
las parteras mejoraron las normas en las instalaciones sanitarias locales,
aprovisionándolas con equipos vitales y asegurando que pudiesen usarse
las 24 horas del día. También fueron entrenadas para realizar procedimientos
médicos menores y, quizás lo más importante, aprendieron a identificar
mujeres con embarazos de alto riesgo, las cuales eran remitidas al hospital
docente y maternidad en Fortaleza.
Los efectos del proyecto en el estado de Ceará – que previamente tenía
la dudosa distinción de exceder la ya alta tasa nacional de mortalidad
infantil de 109 muertes por cada 1.000 – fueron nada menos que increíbles.
Durante sus primeros dos años de funcionamiento, una maternidad de
nuevo estilo en el pequeño pueblo de Lagoa Redonda ayudó en el
nacimiento de 1.685 criaturas sin una sola pérdida de vida, del recién
nacido o la madre.
sesenta y nueve
Capítulo 6
Para Madres y Niños
Llevando la Atención a la Comunidad
La colaboración OPS-Fundación Kellogg en salud maternoinfantil también
ayudó a establecer el Programa de Capacitación en el Empleo en dos islas
en una de las regiones administrativas de Río de Janeiro. Juntas, la Isla
Governador, capital de la región, e Isla Fundao, donde recientemente se
había construido un nuevo hospital, sirvieron las necesidades médicas de
una cadena de más de 20 pequeñas islas.
La familia – la unidad
social más importante
de Latinoamérica –
tiene que considerarse
en una forma integral
al estructurar y
distribuir la atención
de salud dentro de
una comunidad.
setenta
Dirigido por un equipo de la Universidad Federal en Río de Janeiro, este
programa especializado integraba la experiencia laboral práctica para
estudiantes de medicina y enfermería con la enseñanza, investigación,
y educación y participación de líderes comunitarios. El programa servía un
área con la más alta tasa de natalidad en Río de Janeiro, donde el 55 por
ciento de la población estaba compuesta de madres y niños. Aunque la
mortalidad infantil era baja comparada con Ceará, los lactantes y
párvulos aún fallecían de influenza, neumonía, bronquitis y asma.
Gracias a este esquema innovador, muchos más pacientes obtuvieron
acceso a una gama más amplia de servicios de mejor calidad. Además,
se establecieron nuevos programas de investigación para abordar temas
importantes, como la lactancia materna, inmunología y evaluación del
factor de riesgo antes y después del nacimiento.
Capítulo 6
Para Madres y Niños
La primera etapa de la asociación OPS-Fundación Kellogg en salud
maternoinfantil fue realzada mediante tres seminarios internacionales,
que permitieron a los líderes intercambiar ideas y experiencias. Médicos,
matronas, enfermeras y administradores de toda Latinoamérica aportaron
ganancias significativas a la supervivencia y bienestar de las poblaciones
que sirvieron. Los asistentes a los seminarios escucharon cómo el equipo
de proyecto en la Universidad de Javeriana en Bogotá mejoró la nutrición
infantil en la ciudad. Se enteraron que un equipo en Río de Janeiro
creó el Estudio de Riesgo Pediátrico, el primer modelo predictivo basado
específicamente en las condiciones imperantes en Brasil, incluyendo factores
reproductivos, perinatales y pediátricos. Y supieron cómo otro equipo de
proyecto brasileño creó manuales ilustrados sobre atención infantil para
mujeres analfabetas.
Conforme a un informe de evaluación, los proyectos que conformaron
el Programa Regional para el Desarrollo de la Salud Maternoinfantil habían,
colectivamente, “fortalecido los programas nacionales en Brasil y Colombia“.
Pero la OPS y la Fundación Kellogg advirtieron que no podían dormirse en
sus laureles. Muchos otros desafíos, en muchos otros países, esperaban
su talento combinado y determinación.
Un Asunto Familiar
Durante los años 70, la OPS y la Fundación Kellogg llegaron a reconocer
un postulado fundamental para la acción efectiva: Todos los problemas que
abordaban estaban integrados, emergían uno de otro y contribuían entre sí.
Se entendía así la necesidad de tener programas integrados para superarlos.
En 1980, con esta idea en mente, las organizaciones lanzaron una
segunda iniciativa primordial para mejorar la salud maternoinfantil. En la
cultura latinoamericana orientada hacia la familia, los núcleos familiares –
con toda su confianza, familiaridad e informalidad de interacción – habían
sido confirmados como la estructura fundamental para el logro de una
mejor salud individual. El nuevo programa honraba este principio, incluso
en su nombre: “Programa Regional de Atención Perinatal y Maternoinfantil
con Énfasis en la Atención de Salud Primaria para el Núcleo Familiar“.
Ya que el núcleo familiar funcionaba como una unidad más pequeña de
la comunidad, la nueva estrategia basaría sus programas, gastos y
contratación en lo que cada comunidad necesitase.
El Centro Latinoamericano para el Desarrollo Perinatológico y Humano
(LACP, por sus siglas en inglés), una unidad OPS con sede en Montevideo,
Uruguay, se convirtió en un nuevo elemento vital del programa. Como
resultado de ello, la OPS y la Fundación Kellogg comenzaron el segundo
programa de salud maternoinfantil en dos regiones uruguayas, Cerro
Largo y Río Branco.
Con la ayuda del LACP, la asociación OPS-Fundación Kellogg rápidamente
expandió su cobertura de salud, gracias en gran parte a una campaña de
setenta y uno
Capítulo 6
Para Madres y Niños
educación complementaria para padres y futuros padres, y la comunidad
como un todo. También importante, la experiencia fue redistribuida desde
su concentración en los hospitales hacia los centros de salud distantes. Un
hospital privado, más pequeño, en Melo, la ciudad más grande de Cerro
Largo, actuó como un campo de pruebas para las nuevas iniciativas.
Una Cuestión de Tecnología
El trío LACP-OPS-Fundación Kellogg también apoyó un estudio innovador
de 100 madres que probó cómo la reinducción de la lactancia puede ser un
medio eficaz para tratar la diarrea. El estudio redituó un dividendo
inesperado. Después de la reinducción de la lactancia, muchas madres se
hicieron más activas en los tratamientos hospitalarios de sus niños. Esto no
sólo sirvió para favorecer una mejor comunicación con los trabajadores
de salud, también promovió un enfoque de la atención en equipo.
Otra innovación notable encabezada por el LACP fue el Sistema de
Información Perinatal, basado en registros clínicos simplificados. Con
demasiada frecuencia, los registros oficiales demasiado engorrosos al final
producían información que era innecesaria para las situaciones de bajo
riesgo. El nuevo sistema, con su estructura de pasaportes perinatales para
madres y lactantes, aprovechaba las nuevas capacidades computacionales y
creaba módulos tecnológicos adaptados para la atención de salud en
diferentes etapas del embarazo y maternidad. Almacenada en
computadores, era más accesible para otros servicios y grupos, y podía
actualizarse fácilmente con nueva información. El resultado neto: mejor y
más eficiente atención para las madres y sus recién nacidos.
En otro elemento del programa, la OPS y la Fundación Kellogg se
concentraron en fortalecer las actividades docentes y los servicios de
enseñanza del LACP. Básica en el logro de este objetivo fue la necesidad
de mejorar la gama y calidad de los materiales didácticos publicados y
audiovisuales disponibles en español y portugués. Una nueva producción
incluyó manuales técnicos para capacitar trabajadores de salud, enfermeras
y doctores. Cubrían muchas áreas – desde la identificación de patrones de
peso al nacer hasta la implementación de programas de inmunización,
desde el control de infecciones respiratorias agudas al tratamiento de
la enfermedad.
Los socios también encargaron diapositivas, videocasetes y películas
que abordaban temas de la mayor importancia para madres y niños.
Una presentación promovió la vinculación temprana entre madre e hijo
directamente después del nacimiento, recomendando la lactancia materna
como un componente esencial. Otra llevó cámaras a la sala de parto para
estudiar a los padres interactuando con sus hijos recién nacidos.
Con el apoyo de la OPS y la Fundación Kellogg, el LACP audazmente abordó
un asunto que se estaba convirtiendo en un problema creciente en muchos
setenta y dos
Capítulo 6
Para Madres y Niños
Las iniciativas de salud
para la madre y el niño
no sólo mejoraron la
atención de salud del
niño en la comunidad,
sino que también se
simplificaron las fichas
médicas, se mejoraron
los materiales de
enseñanza y capacitación y se enfrentó
el uso excesivo de
tecnologías complejas.
países latinoamericanos. Mientras las tecnologías de salud cada vez más
complejas estaban produciendo resultados positivos, su mal uso estaba
desperdiciando dinero. En algunos casos, incluso estaban causando daño.
Por ejemplo, un estudio académico sobre el Monitoreo Fetal Electrónico
(EFM, por sus siglas en inglés) reveló que hay “poco beneficio adicional del
EFM comparado con la auscultación (uso del estetoscopio)“. Más importante,
el informe señaló: “El riesgo de las operaciones cesáreas aumenta
substancialmente con el EFM“. El uso inapropiado de drogas, como también
de equipos médicos, puede ser igualmente perjudicial para la salud. Ensayos
clínicos han mostrado que pacientes con diabetes de inicio tardío que
tomaban la droga tolbulomida morían más a menudo de cardiopatía.
setenta y tres
Capítulo 6
Para Madres y Niños
Un informe OPS concluyó que mucha de la tecnología médica importada
a los países latinoamericanos no estaba siendo ensayada respecto a su
eficacia, seguridad o efectividad en cuanto a los costos. Irónicamente,
está era un área donde las personas más adineradas eran afectadas
desproporcionadamente. ¡El acceso de la gente pobre a dicha tecnología
era extremadamente limitado! Cooperando con otras redes, la OPS
desarrolló actividades para producir el cambio en áreas claves, incluyendo
la transferencia de tecnología, investigación y desarrollo, y educación.
Esto ayudaría a asegurar que los países latinoamericanos obtuvieran los
beneficios de la innovación mientras se protegían de sus peligros.
Llegando Más Allá
Personal del LACP, OPS y Fundación Kellogg viajó a través de Sudamérica,
explorando y evaluando los mejores sitios en las cuales emplazar proyectos
adicionales de salud maternoinfantil centrados en la comunidad. En 1982,
siete países cumplieron los criterios como anfitriones apropiados,
definitivamente implementando 18 proyectos, entre ellos:
Muchos de los proyectos involucraban varias instituciones y disciplinas –
una mezcla de experiencia que fortaleció los componentes individuales.
Los expertos en prestaciones de salud coordinaron su trabajo con programas
de enseñanza y capacitación, destacando la atención materna, perinatal e
infantil entre las poblaciones que habían sido empujadas a los márgenes
de la sociedad. Los proyectos también promovieron activamente la
participación de la comunidad.
Dentro de este marco integrado, la asociación OPS-Fundación Kellogg
difundió conocimiento esencial y brindó asistencia técnica oportuna,
además del financiamiento. Más importante, las organizaciones crearon
oportunidades de conectividad entre proyectos, incluyendo la Reunión
Anual de Colaboradores Principales.
Al destacar la diversidad de actividades, un informe de evaluación OPS
señaló: “Los objetivos de estos proyectos enfatizan diferentes áreas, como
el desarrollo de servicios de salud al nivel primario, capacitación de recursos
humanos, desarrollo de tecnologías apropiadas e investigación operacional
y epidemiológica“. Por ejemplo:
◆ Un equipo de la Universidad de Javeriana en Bogotá, Colombia, creó
un sistema de atención maternoinfantil regionalizado que funcionó bien
bajo condiciones de la ‘vida real’, con servicios basados en necesidades y
normas culturales de las comunidades en el área. El informe OPS revela
cómo este éxito creció vertiginosamente: “Después de los resultados
efectivos en el proyecto, el sistema se está aplicando en una experiencia
a escala nacional [llevando a] una mejor integración de los equipos de
salud en diferentes niveles de atención“.
setenta y cuatro
Capítulo 6
Para Madres y Niños
◆ El programa de salud maternoinfantil en Santiago, Chile, ayudó a reducir
la tasa de mortalidad neonatal de 23 a 16 por cada 1.000 nacidos vivos.
De acuerdo con el informe OPS, “La alta calidad de la atención prestada y
las capacidades pedagógicas demostradas han hecho de este proyecto un
centro nacional e internacional para la capacitación de personal de salud
maternoinfantil, especialmente en neonatología y atención perinatal“.
Sitios de Proyectos LACP
Desde 1982, se condujeron
18 proyectos distintos
de salud materno-infantil
en siete países Latinoamericanos:
1. Cordoba, Argentina
2. Rosário, Argentina
3. Campos, Brasil
4. Belém, Brasil
5. Fortaleza, Brasil
6. Niterói, Brasil
7. Rio de Janeiro, Brasil
8. Santiago-North, Chile
9. Santiago-Southeast,
Chile
ESTADOS UNIDOS
10. Bogotá, Colombia
씊
11. Bucaramanga,
Colombia
BAHAMAS
쐉
MÉXICO
씉
JAMAICA
BELIZE
12. Santiago de los
Caballeros,
República Dominicana
REPÚBLICA DOMINICANA
CUBA
HAITÍ
13. Quito, Ecuador
HONDURAS
GUATEMALA
EL SALVADOR
14. León, México
NICARAGUA
COSTA RICA
15. Tijuana, México
PANAMÁ
쐈
VENEZUELA
16. Asunción, Paraguay
GUYANA
SURINAM GUYANA FRANCESA
쐅 COLOMBIA
17. Arequipa, Perú
18. Cerro Largo, Uruguay
씈
�
ECUADOR
�
BRASIL
PERÚ
BOLIVIA
씌
�
��
PARAGUAY
CHILE
씋
�
�
�
�
씍
URUGUAY
ARGENTINA
setenta y cinco
Capítulo 6
Para Madres y Niños
◆ En las ciudades mexicanas de León y Tijuana, el equipo de proyecto
de salud maternoinfantil implementó un nuevo enfoque en la prestación
de atención prenatal, en el cual las mujeres embarazadas se clasificaban
de acuerdo con una escala de riesgo. Una vez más, el informe OPS
evaluó las consecuencias: “El programa está contribuyendo a desarrollar
componentes básicos de atención de salud maternoinfantil para
las poblaciones marginales“.
Heroísmo en Salud Pública
La tercera fase de la colaboración OPS-Fundación Kellogg, desde 1985
a 1990, continuó enfocada en las familias como la base del cambio. Otros
elementos que ya habían probado ser exitosos también encontraron un
lugar aquí. Los profesionales participantes se comprometieron nuevamente
a prestar servicios regionalmente, con una preocupación preferente por
las necesidades de atención de salud primaria de la comunidad.
Para avanzar, la OPS y la Fundación Kellogg ayudaron a organizar grupos
de conectividad, cuya misión colectiva era la investigación, desarrollo y
evaluación de tecnologías de salud. Uno de tales grupos creó una
metodología para equiparar la tecnología con
las necesidades, un componente difícil y sin
embargo vital de la prestación de atención de
calidad. Otro grupo investigó estilos de vida y
sistemas culturales, identificando sus repercusiones
sobre la salud maternoinfantil. Además de evaluar
el comportamiento de personas y profesionales,
este grupo abordó el difícil tema del abuso infantil.
Una enfermera
administra oxígeno a
un lactante en un
hospital de Lima, Perú.
La tecnología utilizada
para procedimientos
como este ha sido un
elemento importantísimo para las
iniciativas maternoinfantil de OPSFundación Kellogg.
setenta y seis
Un tercer grupo se concentró en las políticas
tecnológicas e innovación. Analizó la cobertura
del seguro médico y cómo influye en el acceso a la tecnología de los
servicios de salud, estudió las tendencias legislativas relacionadas con
la familia, examinó la relación entre el conocimiento científico y la
supervivencia infantil, e investigó la influencia de los sistemas de
información, planificación y presupuesto en la difusión de la tecnología.
Incluso otro grupo se centró en los escollos potenciales en la transición
desde niño a adulto, investigando los riesgos típicos para el grupo e
identificando posibles soluciones de prestación de atención de salud.
El grupo desarrolló un enfoque matricial para la investigación de riesgos,
como el embarazo, drogas, alcoholismo y accidentes, y las varias
estrategias preventivas que involucran a los servicios de salud comunitarios.
De hecho, el conocimiento derivado de esta iniciativa ayudó a encender
la mecha para una alianza OPS-Fundación Kellogg más integral en el
área de la salud del adolescente.
Capítulo 6
Para Madres y Niños
La asociación OPS-Fundación Kellogg para la salud maternoinfantil ha
tomado muchas formas y abordado muchos asuntos. Pero un hilo común
se ha tejido a través de este espacio de acción poco común, mejor descrito
por el informe final de programa: “Los proyectos OPS-Kellogg no son
considerados planes de trabajo separados, sino partes integrales del todo...
una estrategia [que ha] fortalecido la eficiencia y efectividad en
el área de la salud maternoinfantil“.
Una demostración de este éxito llegó en 2002, cuando la Dra. Elsa Moreno,
quién sirvió como directora del programa de salud maternoinfantil de la
OPS desde 1976 a 1989, fue nombrada como uno de los 11 “Héroes de
la Salud Pública de las Américas“ durante las celebraciones del
centenario de la organización.
Madre e hijo disfrutan
un momento de
tranquilidad en Santo
Domingo, República
Dominicana.
setenta y siete
“El proyecto OPS-Fundación Kellogg
ha dado a la juventud latinoamericana
la oportunidad de convertirse en actores
del cambio y desarrollo en nuestras
sociedades. Gracias a su énfasis en la
participación juvenil, las repercusiones
del proyecto han sido substanciales.”
Diana Teresita Espinosa
Líder Juvenil Colombiana
setenta y ocho
Capítulo 7:
La Salud del Adolescente Llega a
la Mayoría de Edad
Una Dosis de Realidad
ochenta y uno
El Comienzo de un Futuro Más Brillante
ochenta y dos
Haciendo Conexiones
ochenta y cuatro
Cerrando la Brecha Generacional
ochenta y cuatro
La Promoción en Acción
ochenta y seis
Mostrando Flexibilidad
ochenta y siete
Hablando Claro en Favor de un Cambio
ochenta y nueve
Conectividad
noventa
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
La Salud del Adolescente Llega a
la Mayoría de Edad
Una Dosis de Realidad
Durante la mayor parte del siglo 20, la salud del adolescente en las Américas
no atrajo mucho la atención como un problema de salud de alta prioridad.
Con las enfermedades infantiles en el espejo retrovisor y los problemas de
salud de la edad adulta y vejez a lo lejos, la noción dominante era que la
adolescencia ofrecía un refugio relativamente seguro.
“Las necesidades de esta gente joven a menudo eran pasadas por alto por los
servicios médicos y humanitarios a través de la región”, señaló la Dra. Matilde
Maddaleno, consejera regional OPS en salud del adolescente. “Sólo recibían
atención cuando su comportamiento se hacía molesto o agresivo“.
La percepción y la realidad eran mundos separados. Diariamente, los
adolescentes enfrentaban los peligros que están al acecho siempre que
la curiosidad y la energía se encuentran con la inexperiencia y la falta de
orientación: adicciones, enfermedades de transmisión sexual y embarazos no
deseados, al igual que una variedad de accidentes físicos. Tales experiencias,
perturbadoras en sí mismas, a menudo estaban acentuadas por problemas
médicos mucho más serios.
Desde el comienzo de los años 90, la OPS y la Fundación Kellogg han
trabajado diligentemente para aumentar la conciencia entre los líderes de
salud pública de la región sobre los peligros que enfrentan los adolescentes.
La difusión de esta información continúa siendo una estrategia fundamental
en esta campaña. Por ejemplo, el recientemente publicado, Enfoque de
Aptitudes de Vida, subraya la situación actual:
“La gente joven enfrenta desafíos considerables a su desarrollo saludable. En
varios de los países más pobres de la Región, las enfermedades infecciosas,
ochenta y uno
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
como la diarrea, influenza y neumonía aún están entre las cinco primeras
causas de muerte para los jóvenes entre 10 a 14 años de edad. Mas, para
muchos países en el otro extremo de la transición epidemiológica, la muerte
y enfermedad asociadas a los comportamientos riesgosos, como el hábito
de fumar, los accidentes automovilísticos, la violencia y la actividad sexual
de alto riesgo han comenzado a crecer en importancia. Durante la última
década, el nivel de violencia ha aumentado en todo el mundo y está
emergiendo como uno de los problemas más serios en la región.”
El Comienzo de un Futuro Más Brillante
Con un accionar inspirado por informes de campo tan crónicamente
perturbadores, el Dr. Carlyle Guerra de Macedo, director de la OPS a
comienzos de los años 90, puso la salud del adolescente en la lista de
prioridades de la organización. Poco tiempo después, en el XXXVI Consejo
Directivo en 1992, los estados miembros adoptaron el Plan de Acción para
la Salud del Adolescente en las Américas, el cual urgió a los gobiernos
de la región a:
Alumnos en un gimnasio
de Campinas, Brasil
realizan sus pasos hacia
una vida adulta con una
mejor salud.
ochenta y dos
◆ Moldear políticas y planes nacionales para promover la salud del
adolescente
◆ Fortalecer los vínculos entre los organismos responsables de este
grupo etario
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
◆ Involucrar a la gente joven en la creación de actividades de promoción
de la salud de maneras significativas
◆ Estimular a los sectores públicos a trabajar juntos en una serie de
proyectos innovadores
Contra este telón de fondo, la OPS y la Fundación Kellogg crearon el
Proyecto para Apoyar Iniciativas Nacionales en Salud Integral de Adolescentes
en la Región de las Américas. El proyecto comenzó con un enfoque tipo
“gran imagen”, esforzándose por ayudar a los programas nacionales de
salud a satisfacer las necesidades de los adolescentes.
Algunos países, al menos inicialmente, no estaban plenamente convencidos
de la urgencia de enmendar sus sistemas. En respuesta, la OPS y la Fundación
Kellogg publicaron, ¿Por Qué Debemos Invertir en los Adolescentes?,
enfatizando los argumentos fiscales y morales para el cambio. Este
documento puso de relieve los “costos substanciales para los gobiernos e
individuos si estos jóvenes no llegan a la edad adulta gozando de buena
salud, bien educados, y capaces de responder a las necesidades de sus
propios hijos“. Y demostró que estos costos son “casi siempre mayores –
en ocasiones enormemente mayores – que los costos de los programas para
ayudar a la juventud a alcanzar estos objetivos“.
Para dar inicio al proceso, la OPS y la Fundación Kellogg desarrollaron y
distribuyeron conjuntamente una amplia variedad de herramientas
especializadas – manuales, directrices y estudios – en español, portugués
e inglés. La asociación también ayudó a más de 1.200 profesionales de la
salud a recibir capacitación en cómo usarlas.
Esta estrategia ha producido generosas utilidades. Funcionarios de salud
en numerosos países latinoamericanos realizaron ensayos prácticos usando
Familia y Adolescencia: Indicadores de Salud. Esta herramienta de diagnóstico
especializada, acoplada con Evaluación de Servicios de Atención Ambulatoria
de Adolescentes y Estudio de Oportunidades Perdidas, permitió a los
profesionales identificar vacíos en la atención.
Adicionalmente, organismos en Argentina, Bolivia, Brasil y Costa Rica
crearon sus propios programas con la ayuda de herramientas OPS-Fundación
Kellogg, como las Directrices para Programar la Atención Integral de Salud
de Adolescentes y Sistema para la Salud Integral de Adolescentes.
El proyecto OPS-Fundación Kellogg ayudó también a inspirar al Ministerio
de Salud chileno para introducir el primer programa nacional de salud para
la juventud del país en 1994. De acuerdo con un informe de campo de la
OPS, la iniciativa estaba trabajando para “monitorear las determinantes de
los problemas de salud entre la gente joven, desarrollar la capacidad para
el cuidado personal y asegurar servicios de atención integral de salud“.
Claramente, el problema de la salud del adolescente había hecho su aparición
en las pantallas de radar latinoamericanas.
ochenta y tres
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
Haciendo Conexiones
Para expandir los efectos del proyecto, la OPS y la Fundación Kellogg
copatrocinaron en 1996 la Conferencia en Salud Integral de Adolescentes
y Jóvenes. Reunidos en Washington, D.C., los 49 doctores, sociólogos,
psicólogos, enfermeras y líderes juveniles de 17 países latinoamericanos y
caribeños representaban una concentración considerable de conocimiento
y liderazgo. La conferencia les ayudó a regresar a casa y dirigir programas
para adolescentes acondicionados a las necesidades de sus propios países –
programas basados en un marco conceptual común que entre todos
ayudaron a configurar.
De común acuerdo, uno de los resultados más valiosos de la conferencia
fue el aporte, no sólo de profesionales de la salud, sino también de cuatro
líderes juveniles regionales, quienes pudieron hablar con conocimiento de
causa de las prioridades para la acción “sobre el terreno“. Su participación
originó un compromiso de habilitación juvenil que se convirtió en motivo
de futuras iniciativas.
La conferencia también probó ser una generadora de conectividad,
con Nicaragua y Costa Rica estrechando lazos de colaboración técnica, y
Nicaragua, Guatemala y Honduras estableciendo programas de capacitación
conjunta y planes nacionales de acción.
Se utilizó la Internet durante los cinco primeros años del proyecto OPSFundación Kellogg para mantener estas líneas de comunicación activas.
La OPS desarrolló su propio Sitio Web de Salud del Adolescente para
ofrecer información de proyecto crítica y vínculos con lo más reciente
en investigación e información técnica.
Cerrando la Brecha Generacional
La OPS también tuvo un papel activo en la Iniciativa de Adolescentes
Saludables de la Fundación Kellogg en Latinoamérica. El esfuerzo
reflejó la creciente comprensión que las mejores intervenciones en favor
de los adolescentes pasan a través de la salud, educación, deportes y
desarrollo económico.
Bajo este paraguas, la OPS y la Fundación Kellogg instauraron un
proyecto doble en Cochabamba y Sucre, dos importantes ciudades en
Bolivia. Se invitó a los adolescentes a sentarse en la junta directiva y
ayudar a administrar el proyecto – una jugada que abrió mentes a
ambos extremos de la escala etaria.
Al comienzo del proyecto en 1996, el coordinador local en Sucre tuvo
la previsión de solicitar la ayuda de un asesor en psicología para resolver
conflictos potenciales. Fue una sabia decisión considerando que muchas de
las consiguientes discusiones en grupo plantearon la pregunta central,
“¿Qué es un adolescente?” Muchos de los adultos que representaban a
ochenta y cuatro
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
distintas instituciones en la junta pensaban que los adolescentes eran
niños que necesitaba orientación o, aún peor, un problema social.
No es sorprendente que los adolescentes estuvieran en desacuerdo y que
ejercieran su derecho a ser tomados en serio. Este fue un trabajo pionero
que premió a los participantes con nuevos niveles de comprensión y
cooperación interregional.
La energía e ideas de la gente
joven de Sucre se demostraron
a través de muchas iniciativas
nuevas. Pintaron, renovaron y
restauraron una antigua casona
perteneciente al gobierno local,
la que rápidamente se convirtió
en un punto focal para el
desarrollo juvenil positivo. Los
participantes con tendencias
artísticas colaboraron en un gran
mural y auspiciaron un concierto
de rock como parte del tradicional
Festival de la Cultura de Sucre.
En un aspecto más formal, los líderes adolescentes también ayudaron a
forjar acuerdos con organismos gubernamentales nacionales sobre
procedimientos para proteger a los niños golpeados y enseñar salud
reproductiva y sexual en las escuelas secundarias de la ciudad. El equipo
de Sucre también trabajó con organismos locales para ofrecer oportunidades
de capacitación especial a la gente joven en artes culinarias, cerrajería,
carpintería, costura y otras técnicas valiosas.
Las estaciones radiales y publicaciones locales publicitaron muchas de
estas actividades. Un programa, “Salud de la Nueva Era“ – coordinado
por cuatro jóvenes dinámicos – incluyó presentaciones sobre enfermedades
de transmisión sexual, salud reproductiva y problemas típicos de los
adolescentes. Incluso más impresionante aún, ayudaron a crear cinco
oficinas legales que reunieron a abogados, trabajadores sociales y psicólogos
comprometidos para abordar una serie de asuntos apremiantes, incluyendo
el empleo para menores.
OPS y la Fundación
Kellogg han acudido
a adolescentes como
estas alumnas de danza
en Puerto Cumarebo,
Venezuela para
identificar los
problemas y dudas
que enfrenta su
generación.
Bajo el liderazgo del Sr. Juan Carrillo, el proyecto en Cochabamba
tuvo éxitos igualmente destacables. Como en Sucre, los participantes
transformaron un edificio público en un centro que ofreció consejo, apoyo
y tratamiento médico a la gente joven que con demasiada frecuencia se las
arreglaba sin estos recursos vitales. Y sabiendo que los residentes en
muchos de los vecindarios locales de la ciudad no tenían acceso al cine,
los participantes los visitaban dos veces a la semana exhibiendo los mejores
nuevos estrenos cinematográficos, promoviendo enérgicas discusiones de
los temas entre el público.
ochenta y cinco
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
La Promoción en Acción
En 1996, el nuevo director de la OPS, Sir George Alleyne, renovó el
compromiso de la organización con la gente joven, comprometiendo aún
más recursos para la causa y designando a la Dra. Maddaleno como la nueva
consejera regional en salud del adolescente.
El XL Consejo Directivo de la OPS cristalizó este compromiso un año después
adoptando la Resolución CD40.R16, la que llamó a los estados miembros a
reconocer “la importancia de la salud y desarrollo de los adolescentes para
el futuro económico y social de los países de la región“.
La asociación OPS-Fundación Kellogg nuevamente habría de ser útil en
convertir la determinación en realidad, implementando la segunda etapa del
Proyecto para Apoyar el Desarrollo y Salud Integral de Adolescentes y
Jóvenes en Latinoamérica y los Países del Caribe.
El proyecto fue particularmente exitoso en el área de la promoción.
La Dra. Maddaleno y su equipo cabildearon duro para poder incluir
problemas de la adolescencia en la Cumbre de Primeras Damas
Latinoamericanas de 2000, donde las primeras damas asistieron a
presentaciones sobre temas como la prevención de la violencia juvenil
y promoción del liderazgo entre niñas adolescentes.
La Doctora Matilde
Maddaleno, consejera
regional de OPS sobre
salud del adolescente,
ha sido una poderosa
defensora de los
problemas de los
adolescentes.
El impulso jamás se detuvo. Al año siguiente, los organizadores de la
Cumbre de Primeras Damas en Ecuador oficialmente incluyeron la salud
del adolescente en su influyente programa, y los líderes volvieron a casa
con valiosa información para usar como herramientas de promoción.
También en 2001, por primera vez en su historia, la Sesión Especial de la
Asamblea General de las Naciones Unidas celebró reuniones dedicadas
a la salud del adolescente.
Además, la Fundación Kellogg ayudó a la OPS a crear y distribuir la
Política para Adolescentes y Jóvenes: Las Experiencias de Colombia,
República Dominicana y Nicaragua. Este poderoso documento ha permitido
a altos funcionarios de gobiernos de las Américas y el Caribe conocer
las experiencias de países miembros, incluyendo los obstáculos que se
deben evitar.
Más importante, el documento comparte historias de éxito – planes
maestros sobre cómo enfrentar mejor las necesidades de los adolescentes.
Por ejemplo, analiza con detenimiento cómo la República Dominicana
implementó uno de los programas más completos en Latinoamérica.
La Dirección General para la Promoción de la Juventud (DGPJ) y el Comité
Intersectorial (CI) del país formularon la Política Nacional para Adolescentes y
Jóvenes, y trabajaron para asegurar la adopción de la Ley de Juventud, la que
reconoce formalmente a la gente joven como un pilar del desarrollo nacional.
La experiencia de la República Dominicana enseña la importancia de la
inclusión. Política para Adolescentes y Jóvenes describe cómo “los actores
ochenta y seis
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
consultados en el proceso de toma de decisiones para el desarrollo de
la política nacional para la juventud incluyó aproximadamente a 1.000
personas (muchos jóvenes entre ellos) representando a 250 organizaciones“.
Consultados sobre cómo se sentían respecto de estas políticas, muchos
jóvenes en la República Dominicana respondieron que empezaron a verse a
sí mismos como miembros legítimos de su sociedad. También reconocieron
la ventaja de contar con un foro en el cual podían exigir mejores servicios y
elevar sus voces para el cambio social. Apoyados en dichas experiencias
positivas, los adolescentes de la República Dominicana están ahora
ayudando a capacitar a la juventud salvadoreña en cómo promover y
obtener ganancias similares.
Mostrando Flexibilidad
Si la promoción fue la voz de la salud del adolescente, el desarrollo e
implementación de programas y servicios fue su músculo. Este elemento
de la asociación OPS-Fundación Kellogg apuntó a definir prioridades, metas
y estrategias para ayudar a los países a establecer o mejorar programas
nacionales de salud del adolescente.
El proyecto ha alcanzado un éxito mensurable. En 2001, 18 países habían
establecido programas nacionales y nueve de ellos habían evaluado los
cambios que estaban produciendo. Hubo también una reanimación del
compromiso financiero de parte de los gobiernos en la región. De acuerdo
con el informe final del proyecto, “En 2001, el 62 por ciento de los
programas recibieron financiamiento nacional, un aumento sustancial
desde 1996 (43,5 por ciento)“.
Esta notable reanimación ha ayudado a numerosos programas a llegar a más
adolescentes que nunca antes. Para la juventud trabajando con sus colegas
Una promotora de
la salud distribuye
información sobre
SIDA en Ciudad
Juárez, México.
La comunicación es
clave para facultar a
los adolescentes para
que tengan un papel
preponderante en
el cambio social.
ochenta y siete
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
en Costa Rica, por ejemplo, el programa prototipo de capacitación en
aptitudes de vida: “De Adolescentes, Por Adolescentes”, presentó preguntas
y actividades conceptuosas para echar una nueva luz sobre los derechos
individuales, sexualidad, autoestima, ciudadanía y participación juvenil.
Las aptitudes de vida marcharon de acuerdo con otro nuevo concepto
apasionante – la flexibilidad. La investigación reveló que la autoestima, un
sitio interno de control, una buena relación con al menos uno de los padres
y/o una estrecha relación con un adulto externo a la familia permitían a
muchos adolescentes superar circunstancias desfavorables. De modo que
la pregunta suplicaba, “¿Cómo pueden promoverse estas cualidades y
condiciones entre un mayor número de adolescentes?“
Para acelerar la búsqueda de respuestas, la OPS y la Asociación Internacional
de la Salud del Adolescente organizó “Flexibilidad 2000”, una conferencia
que reunió a algunos de los principales expertos mundiales en salud del
adolescente y asuntos relacionados.
La Universidad Estatal
Paulista en Botucatu,
Brasil, es uno de los
23 sitios del proyecto
UNI que ha ayudado a
cambiar la forma cómo
los educadores y
alumnos de la salud
enfrentan las
necesidades de
atención de salud en
sus comunidades.
ochenta y ocho
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
Los funcionarios de la OPS y la Fundación Kellogg sabían que ellos también
tenían que ayudar a encontrar, capacitar y apoyar trabajadores calificados y
comprometidos en cada nivel – especialmente aquellos involucrados en
servicios comunitarios. Consecuentemente, las organizaciones abrazaron la
nueva tecnología como un poderoso aliado en la entrega de la educación
a distancia.
Cuatro de las universidades líderes de la región participaron, ayudando a
desarrollar iniciativas y materiales de recursos humanos con una nueva
profundidad y alcance. Por ejemplo, un equipo formado por miembros de
la OPS, Facultad de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins e Instituto
para el Tabaco Mundial desarrollaron un CD-ROM de uso fácil que enseñó
a los adolescentes las consecuencias negativas del hábito de fumar.
Hablando Claro en Favor de un Cambio
La comunicación de mensajes relacionados con la salud a los adolescentes
y sobre adolescentes a los medios de difusión era correctamente percibida
como un arte y ciencia crucial. Y aquellos que vieron la importancia de una
comunicación vigorosa también percibieron la necesidad de una voz
auténtica – no adultos hablando por adolescentes, sino la misma gente
joven haciendo sentir sus necesidades y aspiraciones.
La asociación OPS-Fundación Kellogg entonces se comprometió a
promover la participación y el liderazgo juvenil. Por ejemplo, la gente joven
en El Salvador, República Dominicana y Bolivia ayudó a diseñar el Manual
de Participación Juvenil, el que hoy sirve como un modelo de acción en toda
Latinoamérica. En el Foro de la Juventud Centroamericana, otro grupo de
adolescentes informó haber estado activamente incluido en la toma de
decisiones, probando que la participación juvenil había trascendido el
simbolismo para convertirse en un objetivo genuino. Muchos líderes
juveniles comparten este punto de vista.
“El proyecto OPS-Fundación Kellogg ha dado a la juventud latinoamericana
la oportunidad de convertirse en actores del cambio y desarrollo en nuestras
sociedades”, dijo Dina Teresita Espinosa de Colombia, quien trabajó en la
Ley Juvenil de su país. “Gracias a su énfasis en la participación juvenil, las
repercusiones del proyecto han sido substanciales“.
La gente joven tomó parte en actividades que fueron tan variadas como
sus historias personales. La Reunión Internacional de Niños Exploradores en
Chile probó ser una gran vitrina para sus labores artísticas y para promover
actividades de salud del adolescente entre los visitantes de todo el mundo.
Entretanto, jóvenes ecuatorianos completaban la capacitación que les
permitiría ayudarles a evitar contagiarse del cólera.
Con demasiada frecuencia, los adolescentes son retratados en los medios
de difusión como elementos perturbadores, faltas de moderación y dirección.
Para abordar este problema, la asociación OPS-Fundación Kellogg ayudó a
desarrollar una red de periodistas “amistosos con los adolescentes”,
ochenta y nueve
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
dispuestos a difundir la idea que los adolescentes son una fuerza positiva en
el crecimiento social y económico de sus países.
Los periódicos, la televisión y la radio pronto estuvieron dando más
cobertura a los aspectos positivos de la juventud. También las universidades
en nueve países latinoamericanos incluyeron la salud y el desarrollo de los
adolescentes en sus planes de estudios de desarrollo social.
Mientras que proyectar una imagen más exacta de la gente joven resultaba
vital para los creadores de imagen, otras iniciativas buscaron fortalecer los
resultados de los mensajes diseñados parar llegar a la gente joven misma.
Se diseñaron talleres y conferencias para pulir mensajes tanto específicos
como generales sobre la salud. Por ejemplo, “Comunicación, Salud,
Adolescencia y Juventud”, una conferencia de 1998 en Perú, reunió a
funcionarios de los ministerios de salud y educación, universidades, y
programas de desarrollo juvenil para planificar cursos y programas radiales
y televisivos que llevaron mensajes sanos a la gente joven.
Y en 2000, la salud del adolescente ganó incluso más celebridad con
la película “Adolescentes Hoy”, emitida por las afiliadas a MTV a través
de Latinoamérica.
Conectividad
A medida que las naciones latinoamericanas se conectaban cada vez
más con la sociedad de la información global, la demanda de datos y
materiales sobre salud del adolescente creció. En respuesta, el proyecto
OPS-Fundación Kellogg ayudó a crear una lista de correos que ha formado
una red vital de profesionales, organizaciones y programas de salud del
adolescente a escala mundial.
El correo electrónico se transformó definitivamente en un recurso poderoso
para compartir una amplia diversidad de información relacionada con la
salud del adolescente. Los boletines informativos electrónicos expusieron
proyectos del Banco Mundial, alertaron a profesionales y jóvenes de
seminarios y conferencias, y ofrecieron becas y programas educativos en
este campo del conocimiento.
Pero quizás la iniciativa de información más importante fue la creación
en 1999 de la “Biblioteca Virtual en Salud del Adolescente“ en conjunto
con BIREME, la Biblioteca Regional de Medicina en Latinoamérica. Por
primera vez, profesionales de la salud de todas partes podían acceder a
una bibliografía integral y a un enorme directorio de contactos útiles en
cada aspecto de la salud del adolescente. El sitio llevaba noticias,
actualizaciones legislativas y vínculos vitales. Para los profesionales en
áreas remotas de Latinoamérica, que tenían más dificultad en mantenerse
al día con las últimas ideas e información, la biblioteca virtual fue un
aliciente poderoso para sus esfuerzos en pro de la gente joven.
noventa
Capítulo 7
La Salud del
Adolescente Llega a la
Mayoría de Edad
La Conferencia Virtual en Salud de Adolescentes y Jóvenes en 2002
marcó otro hito en las comunicaciones. Habilitados con las más recientes
herramientas Internet, más de 800 participantes compartieron información,
preguntas y opiniones en una variedad de foros y seminarios orientados
a problemas de adolescentes.
La OPS y la Fundación Kellogg también estaban deseosas de crear una
“cultura de evaluación“. A medida que se desarrollaba el programa, las
evaluaciones constantes, las visitas a países y la retroalimentación de centros
OPS claves reforzaron el proceso. Como resultado, los gerentes técnicos
y administrativos pudieron adaptar y modificar cualquier aspecto de un
proyecto para mejorar el desempeño o satisfacer necesidades inesperadas.
Además, la salud del adolescente se convirtió en la primera unidad OPS en
usar encuestas en línea y software de evaluación, marcando el camino a
seguir por otras divisiones.
Al igual que todas las actividades en la asociación OPS-Fundación Kellogg,
la evaluación no era un fin en sí misma. Más bien, era una manera de
identificar las estrategias y servicios que habrían de producir la mayor
cantidad de beneficios. La Dra. Maddaleno lo resumió muy bien al decir,
“El proyecto OPS-Fundación Kellogg ha sido crucial en construir capacidad
en Latinoamérica y el Caribe, impulsando actividades innovadoras que
ayudaron a incluir los problemas de la juventud en la agenda pública“.
Los alumnos UNI en el
Programa de Sociedades
Comunitarias se enfocan
en proyectos de salud
del adolescente en la
Universidad Estatal de
Londrina, Brasil.
noventa y uno
Quizás el mayor beneficio
para la información médica
en la región llegó en 1967.
La OPS creó un proyecto
piloto que definitivamente se
transformaría en BIREME,
la que continúa siendo hoy una
fuerza en la difusión de la
información en salud.
noventa y dos
Capítulo 8:
La Explosión de la Información
Conectándose Con el Mundo
noventa y cinco
Perdido a lo Largo de la Senda de Papeles
noventa y cinco
Alimentando el Hambre de Información
noventa y seis
Piloteando el Progreso
noventa y siete
Donde Florecen las LILACS Virtuales
noventa y nueve
Conectando las Islas
cien
Capítulo 8
La Explosión de
la Información
La Explosión de la Información
Conectándose Con el Mundo
Un computador, una impresora, un lector de CD-ROMs, un fax.
Estos son los componentes básicos de una oficina en el hogar en áreas
tecnológicamente avanzadas. Muchos hogares alrededor del mundo
confían en estos dispositivos para las tareas diarias, como ponerse al día
con las finanzas familiares o hacer las tareas. Pero en algunas partes de
Latinoamérica, estos dispositivos que hoy son comunes pueden ayudar a
detener una epidemia, diagnosticar una condición anormal y salvar vidas.
Reconociendo el potencial de la tecnología, la OPS ha ayudado al
Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la
Salud (BIREME) a enviar cientos de estas herramientas a bibliotecas a
través de la región. BIREME también ha distribuido miles de CD-ROMs
con volúmenes de información oportuna y precisa sobre investigación,
tendencias de salud y epidemiología, con nuevas ediciones enviadas
trimestralmente. Esta solución portátil, comparativamente barata, ha
hecho maravillas – especialmente en las áreas donde el servicio telefónico
básico es inestable y los servicios en línea son virtualmente inexistentes.
Estos importantes esfuerzos se hicieron realidad gracias al trabajo pionero
en información médica que la OPS y la Fundación Kellogg comenzaron
en los años 60. En ese entonces, la cinta magnética todavía era la tecnología
dominante y el recientemente creado BIREME simplemente buscaba textos
médicos decentes para prestar.
Perdido a lo Largo de la Senda de Papeles
A comienzos de los años 60, si un doctor en Latinoamérica necesitaba
información para un diagnóstico o deseaba examinar la investigación más
reciente sobre un tratamiento, a menudo escribía a la Biblioteca Nacional de
Medicina Estadounidense (NLM, por sus siglas en inglés) para solicitar una
noventa y cinco
Capítulo 8
La Explosión de
la Información
fotocopia de un cierto artículo de revista. La demanda de información
de la región era tan grande que más de la mitad de las solicitudes de
investigadores extranjeros presentadas a la NLM provenía de Latinoamérica.
Pero el proceso era engorroso. Los profesionales de la salud debían
suministrar moneda extranjera para cubrir los costos y el servicio postal
podía ser lento y poco seguro. Entretanto, a medida que pasaba el tiempo,
un paciente podía debilitarse o se podía transmitir una enfermedad.
Es más, los doctores e investigadores
latinoamericanos a menudo no sabían qué
estaban haciendo, descubriendo o descartando
sus colegas. Muchos estudios circulaban sólo a
través de canales informales; otros simplemente
no se publicaban en absoluto. Esto representaba
un problema importante. La información
oportuna y precisa es crucial para la entrega
de tratamiento clínico efectivo y localización
de crisis de salud, desde epidemias a
enfermedades trasmitidas por los alimentos
a concentraciones de cánceres.
Una capacitación
completa y tecnologías
poderosas han revolucionado la mantención
de fichas médicas en
muchas naciones
Latinoamericanas.
La mantención de registros hospitalarios
era también peligrosamente inconsistente,
haciendo difícil para todos – desde enfermeras
a funcionarios de gobierno – tomar decisiones de
atención de salud bien informadas. Por ejemplo,
cuando los investigadores a cargo de la
Investigación Interamericana de Mortalidad Infantil intentaron indagar
las muertes en Recife, Brasil, encontraron que los registros de los niños
hospitalizados allí eran escasos o, más que probable, faltaban del todo.
Las perspectivas para el mejoramiento no eran halagüeñas. Sólo dos
facultades en Latinoamérica ofrecían educación en información en salud y
mantención de registros, y había una severa escasez de materiales
instructivos en español y portugués.
Alimentando el Hambre de Información
Los primeros pasos en la larga jornada para superar estos problemas
se dieron en 1965, cuando la Fundación Kellogg apoyó el Programa de
Educación y Capacitación en Registros Médicos y Estadística Hospitalaria.
La OPS destinó rápidamente estos fondos a un buen uso, incorporando
a la Srta. María Mercedes Segarra, una bibliotecaria de registros médicos
de Puerto Rico, a su personal en Washington, D.C.
El efecto de Segarra fue inmediato. En 1966, ayudó a desarrollar un curso
de cinco meses en registros médicos que la OPS y la Fundación Kellogg
implementaron en Costa Rica. Los innovadores planes de estudios cubrieron
una amplia variedad de temas pertinentes, incluyendo la bibliotecología,
noventa y seis
Capítulo 8
La Explosión de
la Información
salud pública, estadística, administración, terminología médica y anatomía.
Conforme a un informe de campo OPS, “Se planeó originalmente que este
curso habría de servir para capacitar personal de Centroamérica pero las
ventajas del curso, es decir, la formación de buena calidad, llevaron a
muchas aplicaciones en numerosos países“.
De hecho, los estudiantes llegaron por docenas, provenientes de toda
Latinoamérica, y Costa Rica se convirtió en algo como un poder central en
capacitación en registros médicos. También en línea con la asociación OPSFundación Kellogg, el programa tuvo un efecto multiplicador, con muchos
graduados regresando a casa para difundir el evangelio. Uno de estos fue el
Dr. Manildo Favero de Brasil. Después de una beca de estudio en Costa Rica,
el Dr. Favero organizó cursos de mantención de registros en Recife para
ayudar a solucionar los problemas que ahí se habían identificado.
Aunque Costa Rica fue su epicentro, la OPS y la Fundación Kellogg
aseguraron que los nuevos programas de capacitación se establecieran en
muchos países, desde Jamaica a Uruguay. Miles de profesionales aprendieron
a recolectar, distribuir y usar registros médicos con mayor efectividad. Para
reforzar estos cambios positivos, la OPS abordó la falta de materiales de
capacitación desarrollando películas didácticas y haciendo traducir textos
al español y portugués.
El informe final del programa resume el efecto colectivo: “A través de
la región está surgiendo hoy un gran y creciente interés por mejorar los
registros y las estadísticas“.
Piloteando el Progreso
Quizás el mayor beneficio para la información médica en la región llegó
en 1967. Trabajando con la NLM, el gobierno brasileño y la Facultad de
Medicina de São Paulo, la OPS creó un proyecto piloto que definitivamente
se transformaría en BIREME, la que continúa siendo hoy una fuerza en
la difusión de la información en salud.
Sin embargo los primeros años fueron de escasez. Sin siquiera una
colección sólida de libros de referencia, BIREME fue desplegada más como
un soporte para bibliotecas de facultades de medicina de pequeño tamaño.
Pero en parte gracias al respaldo de la OPS y la Fundación Kellogg, otros
aspectos de su concepto constituyente probaron ser trascendentales. Desde
el comienzo, el fomento de intercambios cooperativos y el aporte de un
mayor acceso a nuevas tecnologías fueron la clave de su éxito. El plan
estructural de BIREME de un centro regional y muchos sub-centros
regionales también ha soportado el paso del tiempo.
Bajo el liderazgo del Dr. Amador Neghme Rodríguez, decano de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, las capacidades de BIREME
aumentaron rápidamente, al igual que lo hizo la demanda por sus servicios.
Entre 1969 y 1973, la biblioteca procesó casi 250.000 solicitudes de
noventa y siete
Capítulo 8
La Explosión de
la Información
fotocopias de artículos de revista, de las cuales un notable 98 por ciento
se cumplió. Por otra parte, BIREME pronto forjó lazos con las principales
bibliotecas médicas en Norteamérica, Europa y Asia. “Tan pronto como los
médicos se enteran de sus servicios, interrogan a BIREME por carta, teléfono
o télex”, rezaba un artículo en el Boletín de la Asociación de Bibliotecas
Médicas.
Desde 1972 a 1975, la OPS y la Fundación Kellogg colaboraron para
agregar otra dimensión a las crecientes capacidades de BIREME – programas
educacionales para mejorar los servicios bibliotecarios en ciencias de la salud
a lo largo de Sudamérica. Casi 100 bibliotecarios tomaron el curso de
capacitación para postgraduados de BIREME, el cual pulió sus aptitudes
para gestionar operaciones, adquirir colecciones de literatura biomédica y
desarrollar servicios para médicos y científicos.
Un técnico en el
Centro de Alimentos
y Nutrición en
Kingston, Jamaica,
tiene información
fácilmente disponible
gracias al sistema
LILACS.
Respaldada por la asociación OPS-Fundación Kellogg, BIREME también
capacitó a usuarios de bibliotecas, abarcando desde profesores y estudiantes
de facultades de medicina a médicos trabajando en terreno. El personal de
BIREME usaba demostraciones prácticas para enseñar a estos públicos cómo
acceder a la información biomédica más eficientemente – ayudándoles a
aprender los matices de los recursos bibliográficos y procedimientos
bibliotecarios. Especialistas en ortopedia, inmunólogos, enfermeras y
veterinarios, todos sacaron ventaja del curso.
A comienzos de los años 70, BIREME había excedido sus metas de
capacitación. En efecto, sus programas de educación apoyados por la
asociación OPS-Fundación Kellogg incluían algo que los solicitantes de becas
no habían anticipado originalmente: la capacitación en el uso de MEDLINE,
la enorme y poderosa base de datos
en línea en la NLM. “El acceso al
servicio de recuperación MEDLINE se
obtiene ‘conversando’ con un
computador vía un dispositivo tipo
máquina de escribir”, se maravillaba
el autor de un artículo en un boletín
informativo de la OMS.
Los jefes de programa decidieron
que no se instalaría ningún acceso a
MEDLINE en Latinoamérica a menos
que los beneficiados pudieran
demostrar el conocimiento para
usarla. Un motivado cuerpo directivo
de BIREME y representantes de subcentros más pequeños recibieron el adiestramiento requerido y en noviembre
de 1972, una conexión directa entre MEDLINE y BIREME, según lo informó
el Boletín de la Asociación de Bibliotecas Médicas, fue “establecida
experimentalmente vía satélite“.
noventa y ocho
Capítulo 8
La Explosión de
la Información
El evento presagió el increíble efecto que la Internet tendría en la salud
pública, no sólo en Latinoamérica, sino en el mundo entero.
Donde Florecen las LILACS Virtuales
Como cualquiera que haya usado un motor de búsqueda sabe, la selección
cuidadosa de las palabras de búsqueda es vital para obtener información
útil. En una región que habitual y fluidamente cambia del español al
portugués al inglés, el problema se acrecienta. Los bibliotecarios de BIREME
previeron el desafío e hicieron del desarrollo de una base de datos con
un “idioma común“ de metodologías – descriptores bibliográficos e
indexación – una prioridad absoluta.
Así floreció LILACS (Literatura Latinoamericana en Ciencias de la Salud),
a comienzos de los años 80. El objetivo era crear un sistema en el cual
los registros producidos en cualquier centro podían ser transferidos
eficientemente a cualquier otro centro. Su idioma se basaba en sistemas
descriptivos internacionales para una máxima compatibilidad, con
CD-ROMs cargados con la información más reciente ofreciendo
actualizaciones periódicas.
La OPS y la Fundación Kellogg abordaron juntas el desafío de ayudar
a BIREME a difundir la metodología LILACS. Antes que comenzara el
Proyecto de Fortalecimiento del Sistema de Información en Salud Regional,
había ingresado a la base de datos LILACS un promedio anual de casi
7.000 registros. En 1988 – el primer año del proyecto – la cantidad saltó
a 11.602. Y en 1989, las entradas anuales excedían de 17.000.
La OPS y la Fundación Kellogg también ayudaron a BIREME a expandir
el alcance del sistema LILACS para involucrar a países del Caribe e incluir
información sobre enfermería, odontología y administración de salud.
Debido a esta expansión, la tercera actualización del CD-ROM en 1990
contaba con más de 60.000 registros bibliográficos.
En 1994, BIREME prestó por primera vez servicios directamente a través
de la Internet, lo que le permitió llegar a más personas que nunca antes.
Y con la ayuda de la OPS, BIREME respondió a la Declaración de San José,
firmada en la Cuarta Conferencia Regional de Información en Ciencias de la
Salud en Costa Rica – la que solicitó una biblioteca virtual en salud regional.
El sitio Web BIREME,
ubicado en www.
bireme.br, es un
completo recurso de
datos sobre temas y
problemas de salud.
Hoy, en www.bireme.br, es posible ver algunos de los resultados. Catorce
bases de datos bibliográficas, numerosas revistas y una concentración
especial de temas de salud adolescente y ambientales están todos al
alcance de unos pocos y simples tecleos.
noventa y nueve
Capítulo 8
La Explosión de
la Información
Conectando las Islas
A medida que BIREME expandió su alcance al Caribe, la capacitación en
informática médica ahí también se hizo esencial. Una vez más, la asociación
OPS – Fundación Kellogg respondió, esta vez en 1996, con la Capacitación
y Desarrollo de Recursos Humanos en el Proyecto de Sistemas de
Información en Salud.
Con sede en el Colegio Universitario de Barbados, el proyecto buscó
mejorar la efectividad y eficiencia de la prestación de servicios ayudando
a todo país de habla inglesa en el Caribe a establecer un sistema de
información en salud funcional.
Los encargados del proyecto persiguieron este objetivo de varias maneras.
Además de producir un conjunto de materiales de capacitación eficaces
en función de los costos, como la educación a distancia y los módulos de
autoinstrucción, desarrollaron un curso de dos días en informática que
satisfizo las necesidades de profesionales trabajando en diversos campos,
incluyendo la farmacología, salud ambiental y servicios de laboratorio.
En forma adicional, el proyecto ofreció un curso más integral llamado,
“Aplicaciones en Gestión de Información en Salud”. Orientado a ayudar
a gerentes de nivel intermedio y superior a hacer un mejor uso de la
información al tomar decisiones importantes, el curso incluyó un período
de aplicación de seis semanas en el cual los estudiantes aplicaban sus
nuevas destrezas en sus ambientes de trabajo reales.
Ofreciendo un Diploma de Información en Salud, el proyecto también
sirvió a profesionales que prestaban servicios en los más altos niveles de
planificación de la salud. Para graduarse, los estudiantes – muchos de los
cuales trabajaban para ministerios de salud en todo el Caribe – tuvieron
que diseñar e implementar un proyecto informativo original que respondiera
a las necesidades reales en sus países de origen. Por ejemplo:
◆ En su proyecto titulado “El Envejecimiento Activo Hace la Diferencia”,
Cleopatra De León-Abraham creó un sistema para ayudar a funcionarios
de salud en Trinidad y Tobago a recolectar y usar la información
relacionada con la atención de los ancianos.
◆ Franz H. Jordan puso en práctica una metodología para evaluar cómo
el entrenamiento en el servicio de ambulancia de emergencia en Barbados
afecta la atención prehospitalaria.
◆ Usando una metodología informática especial, Stacey Battice investigó
los beneficios de educar a los estudiantes de St. Kitts en VIH/SIDA.
◆ Mejorando la manera de obtener y almacenar registros de salud
pública, Claudius Desir ayudó a expandir la cobertura de la inmunización
en Santa Lucía.
cien
Capítulo 8
La Explosión de
la Información
Desde sus inicios en 2001, más de 350 profesionales de la salud se
han beneficiado del proyecto, el cual fue alabado por el Ministro de Salud
de Barbados como la mejor fuente de capacitación en el país. Los varios
programas también recibieron altas calificaciones de los participantes,
quienes dijeron que la capacitación fue apropiada para sus trabajos y les
dio un nuevo fervor por mejorar la tecnología de la información.
A medida que la era digital continúa, el compromiso de la OPS con la
tecnología se percibe auspicioso para el futuro de la salud pública – en
el Caribe, en Latinoamérica y alrededor del mundo.
Alumnos UNI trabajan
con programas computacionales que permiten a
profesionales médicos
mejorar su efectividad y
eficiencia en la entrega
de servicios de atención
de salud comunitaria.
ciento uno
“Si tengo la buena
fortuna de pagar mis
deudas y prosperar en mis
empresas, espero que todo
lo que pueda ahorrar se
utilice para el beneficio
de la humanidad.”
W.K. Kellogg
Fundador,
Fundación W.K. Kellogg
ciento dos
Epílogo
Hacia el futuro…
Cientos de proyectos. Miles de profesionales eficientes. Millones de vidas.
Una extraordinaria asociación.
Con una pasión compartida para mejorar la condición humana, la OPS y la Fundación
Kellogg juntas han buscado una meta realmente noble: una mejor salud para la gente
de las Américas.
Tal como se ha señalado en esta breve retrospectiva, las batallas de esta asociación
contra la desnutrición y las enfermedades transmisibles no tan solo han mejorado la
calidad de vida, sino que también la han prolongado. Sus incursiones en la salud oral
han producido más sonrisas saludables que lo que algunos analistas jamás hubieran
pensado que fuera posible.
En un trabajo de colaboración, la OPS y la Fundación Kellogg han ofrecido una
nueva protección para la madre y el niño, desde una mejor atención prenatal hasta
una mayor defensa contra las aflicciones infantiles que alguna vez fueron tan comunes.
La asociación también ha entregado a los adolescentes un refugio contra la violencia, las
drogas y contra una serie de otros problemas sociales y médicos. De igual importancia,
les ha dado una voz más potente con la cual expresarse.
En el ámbito de la educación, la OPS y la Fundación Kellogg han abierto nuevas puertas
para los doctores, dentistas, enfermeras, administradores de salud y otros que desean
ayudar a sanar. Además, las organizaciones han recabado y entregado información vital
sobre la salud al alero de tecnologías cada vez más sofisticadas.
A través de estos múltiples esfuerzos extraordinarios, la OPS y la Fundación Kellogg han
permanentemente enfatizado la importancia de la prevención y la promoción. A través
de este proceso, han ayudado a transformar la naturaleza misma de la salud pública.
A pesar de este amplio éxito, no pueden haber pausas. Aunque las amenazas concretas
pueden haber cambiado, persiste una urgencia: mucha gente en las Américas aun son
asoladas por la mala salud y la falta de recursos.
Sin embargo, la esperanza es eterna – tal como lo describió elocuentemente el mensaje
de la nueva directora de la OPS, la doctora Mirta Roses, durante su discurso en la
ceremonia de inicio de su mandato:
“Este será el siglo de las redes, de la conectividad y de la interdependencia que nos
permitirá superar las barreras del espacio y del tiempo y que permitirá abrir posibilidades
hasta aquí inimaginables para la humanidad.”
Inspirados en esta visión, la OPS y la Fundación Kellogg continuarán su cruzada hacia
la “salud para todos”. Con un vínculo forjado a través de más de seis décadas, las dos
organizaciones están preparadas para enfrentar y mejorar el futuro unidas.
Organización
Panamericana
de la Salud
Directores
Dr. Walter Wyman (1902-1911)
Contribución al Sistema de Cuarentenas
Nacido el 17 de agosto de 1848 en St. Louis, Missouri, el doctor Wyman fue
nombrado Director del Servicio de Salud de Estados Unidos en 1902. Durante
su cargo, el Servicio de Salud Pública y de Hospitales Marinos llevó a cabo
inspecciones médicas de los inmigrantes que llegaban a lugares de recepción
llenos de actividad, como la Isla Ellis en la Bahía de Nueva York. Más tarde, las
prácticas cuarentenarias dirigidas por el doctor Wyman se establecieron en los
principales puertos de Estados Unidos y otros países, incluyendo a Cuba, Puerto
Rico y el Canal de Panamá. Siendo el primero de tres Directores del Servicio de
Salud que actuó como director de la OPS, el doctor Wyman continuó
cumpliendo ambos roles hasta su muerte en Noviembre de 1911.
Dr. Rupert Blue (1912-1920)
A la Caza de la Enfermedad
El doctor Rupert Blue nació el 30 de mayo de 1868. Después de graduarse de
la Universidad de Maryland en 1892, sirvió más de una década en el Servicio de
Salud Pública de Estados Unidos. El doctor Blue supervisó los eficaces programas
de erradicación de ratas y de sanidad urbana en San Francisco, ayudando a
erradicar el espectro de la peste bubónica de la ciudad. Durante su mandato
dirigió distintos proyectos de salud en zonas afectadas en todo Estados Unidos.
En 1912, el doctor Blue fue nombrado Director del Servicio de Salud de Estados
Unidos y director de la precursora de la OPS, la Oficina Internacional Sanitaria.
Nativo del Condado de Richmond en Carolina del Norte, el doctor Blue falleció
en abril de 1948.
Dr. Hugh Smith Cumming (1920-1947)
Una Gestión durante la Expansión
Siendo el tercer Director del Servicio de Salud de Estados Unidos que llegó a
ser director de la OPS, el dilatado liderazgo del doctor Cumming trajo estabilidad
y estímulo a medida que la organización expandía su tamaño e influencia. Unió
a los países latinoamericanos para ratificar el Código Sanitario Panamericano y
facilitó la constante comunicación entre los líderes de la salud pública del
hemisferio. Bajo la dirección del doctor Cumming se aumentó el presupuesto
anual y el personal permanente de la OPS y la prestigiosa publicación, el Boletín
de la Oficina Sanitaria Panamericana se transformó en una fuente de
información de alta calidad.
El doctor Cummings nació en Hampton, Virginia el 17 de agosto de 1869, y
obtuvo sus títulos médicos en la Universidad de Virginia y en el College
Universitario de Medicina de Richmond. Falleció en abril de 1948.
Dr. Fred Lowe Soper (1947-1959)
Una Muestra de Independencia
El doctor Soper recibió el cargo de director en un momento crítico. Bajo su
conducción, la organización pudo retener su independencia al adquirir su nueva
condición de Oficina Regional para las Américas, parte de la Organización
Mundial de la Salud.
Nacido en Hutchinson, Arkansas, el 13 de diciembre de 1893, el doctor
Soper estudió medicina en la Universidad de Chicago y recibió su doctorado
de la Escuela Johns Hopkins de Salud Pública. Muy temprano en su carrera se
comprometió activamente en las campañas contra las lombrices intestinales,
la fiebre amarilla y la malaria en Latinoamérica. Reelegido dos veces como
director, el doctor Soper condujo hacia un crecimiento significativo y ayudó
a establecer tres importantes centros internacionales de investigación y
capacitación (INCAP, PANAFTOSA e INPPAZ). Falleció en febrero de 1977.
Dr. Abraham Horwitz (1959-1975)
El Primer Director Latinoamericano
Abraham Horwitz nació en Santiago, Chile el 25 de diciembre de 1910.
Su distinguida carrera de 60 años en la salud pública comenzó en 1936 al
recibir su título de médico en la Universidad de Chile. Después de recibir su
maestría en salud pública en la Universidad Johns Hopkins en 1944, el doctor
Horwitz se unió a la OPS en 1950, trabajando tanto en Washington como
en el campo. Fue elegido director en 1958 y ejerció cuatro periodos consecutivos
en ese puesto, administrando presupuestos cada vez mayores y conduciendo
diversos programas.
ciento cuatro
Durante su ejercicio como director, el doctor Horwitz supervisó la construcción
la nueva Oficina Central de la OPS en Washington D.C. y estableció varios
centros internacionales de salud pública. Falleció el 10 de julio del 2000.
Dr. Héctor R. Acuña Monteverde (1975-1983)
Expandiendo el Alcance de la OPS
Como director de la OPS, el doctor Acuña favoreció la creación de oficinas
regionales más poderosas para proveer servicios a una mayor cantidad de
personas, utilizando el creciente potencial de la informática como una
herramienta vital.
Nacido en Sonora, México el 24 de septiembre de 1921, el doctor Acuña
estudió medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México, obteniendo
su título en 1947. Comenzó su carrera en OPS en 1954, después de obtener
una Maestría en Salud Pública en la Universidad de Yale. Después de seguir
una distinguida carrera con la Organización Mundial de la Salud y el gobierno
mexicano, volvió a la OPS como director en 1975.
Dr. Carlyle Guerra de Macedo (1983-1995)
Políticas Amplias desde una Perspectiva Amplia
El doctor Macedo nació en Piauí, Brasil el 15 de abril de 1937. Sus estudios en
la Universidad Federal de Pernambuco, donde obtuvo su título de médico en
1962, fueron seguidos por trabajos de postgrado en la Universidad de Pittsburg
y en la Universidad de Carolina del Norte. Entró a la OPS después de una
distinguida carrera en la salud pública y en el mundo académico de Brasil.
Como director, el doctor Macedo intensificó las políticas prácticas para
mejorar la atención de salud básica y ayudó a crear iniciativas locales para la
salud. Reelegido dos veces, enfatizó la importancia del desarrollo sociopolítico
y económico en Latinoamérica como un medio para lograr una mejor salud
pública. Hoy, el doctor Macedo es director emérito de la OPS.
Dr. George A.O. Alleyne (1995-2002)
Moviéndose hacia una Buena Salud para Todos
La búsqueda del doctor Alleyne por la “Salud para Todos” lo llevó desde su
isla nativa de Barbados, donde nació en octubre de 1932, hasta la Universidad
de Londres – donde obtuvo su título de médico en 1965. Después de
desempeñarse en muchas juntas y comités importantes, incluyendo el programa
de investigación de enfermedades tropicales de la Organización Mundial de
la Salud, se unió a la OPS en 1981 como jefe de promoción y coordinación de
investigación. Comenzó su primer periodo como director de la OPS en 1995.
La equidad y el panamericanismo son temas muy importantes dentro del trabajo
del doctor Alleyne – esto se evidencia a través de toda la programación regional
de la OPS. En 1990, Su Majestad Reina Isabel II lo nombró Caballero por sus
servicios a la medicina. Luego, en el 2001, recibió la Orden de la Comunidad
del Caribe, el más alto honor que puede obtener un ciudadano del Caribe.
Dra. Mirta Roses Periago (2002 - )
Formando una Nueva Era de Igualdad
Después de graduarse como médico cirujano de la Universidad Nacional
de Córdoba en 1969, la doctora Mirta Roses Periago forjó una distinguida
carrera como epidemióloga. En 1974 comenzó a trabajar en el Ministerio de
Salud Pública de Argentina, donde trabajó en las áreas de epidemiología,
investigación y preparación para emergencias.
La doctora Roses se unió a OPS/OMS en 1984, finalmente recibiendo el
cargo de directora adjunta de OPS y miembro del Grupo de Gestión de
Programas Globales de la OMS. Elegida directora de la OPS en el año 2002,
durante la aceptación de su cargo, la doctora Roses ha hecho la promesa
solemne de reducir las desigualdades y la exclusión social.
ciento cinco
La Fundación
W.K. Kellogg
Presidentes y
Directores Ejecutivos
Dr. Arthur C. Selmon, Presidente (1930)
Guiando los Primeros Pasos de la Fundación
Nacido en diciembre de 1877 en Columbus Junction, Iowa, el doctor Arthur C.
Selmon se graduó del College Americano de Médicos Misioneros de Battle Creek,
Michigan en 1902. Un año más tarde dejó Estados Unidos con su esposa, también
doctora, para viajar a China y trabajar como médicos misioneros hasta 1924.
Cuando W.K. Kellogg creó su Fundación en 1930, le pidió al doctor Selmon,
miembro de la Asociación Americana de Médicos y miembro del Colegio
Americano de Médicos, que le ayudara a liderar la organización.
Desafortunadamente, después de ejercer por un breve periodo de tiempo, el
doctor Selmon padeció una condición cardiaca grave y falleció en mayo de 1931.
Wendell Smith, Presidente (1930-1933)
Despegue y Accionar
Wendell Smith fue nominado presidente en diciembre de 1930, en reemplazo
de A.C. Selmon que se había debilitado con su enfermedad. Además de sus
deberes de liderazgo en la Fundación, el señor Smith era vicepresidente de la
empresa A-B Store de Battle Creek.
Durante el mandato del señor Smith, la Fundación comenzó a organizar
su primer esfuerzo programático substancial: el Proyecto de Salud Comunitaria
de Michigan.
Dr. Stuart Pritchard, Presidente (1933-1940)
Formando un Visión Amplia
Como piloto de avión licenciado y una persona muy activa que gustaba de la
vida al aire libre, el doctor Stuart Pritchard tenía una amplia visión que calzaba
con sus profundos intereses. Nacido en Auburn, Notario, en 1882 el doctor
Pritchard recibió su título de médico en la Universidad de Toronto en 1906.
Después de graduarse, se especializó en enfermedades respiratorias y finalmente
llegó al Sanatorio de Battle Creek en 1913 para dirigir el Departamento del
Tórax – un cargo que desempeñó durante 17 años.
En 1933, y a petición personal de W.K. Kellogg, el doctor Pritchard aceptó la
oferta de transformarse en presidente de la Fundación. Como líder inagotable y
entusiasta, el doctor Pritchard administró la rápida expansión del Proyecto de
Salud Comunitaria de Michigan que atendía a siete condados en la zona
central sur rural de Michigan. Falleció en agosto de 1940.
Dr. George Darling, Presidente (1940-1943)
Plantando las Semillas de la Alianza
El doctor George B. Darling recibió la presidencia de la Fundación Kellogg
en 1940, administrándola durante gran parte de la Segunda Guerra Mundial.
Durante la presidencia del doctor Darling, la organización forjó sus primeros
vínculos con Latinoamérica, en respuesta al llamado del Departamento
de Estado de Estados Unidos para estrechar las relaciones con la región.
Fue durante este periodo cuando la Fundación Kellogg comenzó su larga
relación con la OPS.
Dr. Emory Morris, Presidente y Presidente de la Junta de Directores (1943-1970)
Un Visionario Callado, pero Audaz
Nacido en Nashville, Michigan en mayo de 1905, el doctor Emory Morris
comenzó su trabajo con la Fundación Kellogg desde sus inicios en 1930.
Siendo un dentista que logró altos honores en su profesión, el doctor Morrís
fue en gran medida el responsable de traducir las visiones filantrópicas de W.K.
Kellogg y llevarlas a los incipientes, pero prácticos programas. Bajo su dirección,
el Proyecto de Salud Comunitaria de Michigan se diseminó desde los siete
condados a cientos de programas en cuatro continentes.
Mientras el doctor Morris ejercía como presidente, la Fundación Kellogg se
involucró en algunos de los conceptos de salud y educación más importantes
del siglo pasado, incluyendo la educación continua, sistemas de entrega de
atención de salud y de productividad agrícola para satisfacer las necesidades
alimenticias del mundo. Se desempeñó como presidente hasta 1967 y fue
presidente de la junta de directores hasta jubilarse de su liderazgo cotidiano
en 1970. Falleció en julio de 1974.
ciento seis
Dr. Philip E. Blackerby, Presidente (1967-1970)
Sano Juicio para una Institución en Crecimiento
Habiéndose unido a la Fundación Kellogg en 1945 como director de la división
de odontología, el doctor Philip Blackerby llegó a ser presidente en 1967. En
ese momento la Fundación Kellogg estaba clasificada entre las instituciones
filantrópicas más importantes de Estados Unidos. Continuó desarrollando y
fortaleciendo sus programas, especialmente en las áreas de educación,
agricultura y salud en Norte y Sur América, Europa y Australia.
El doctor Blackerby incorporó a su trabajo un vasto conocimiento y experiencia
en salud pública, particularmente en el campo de la odontología, donde logró
muchas distinciones. El doctor Blackerby se retiró debido a problemas de salud
en 1970 y falleció en 1998.
Dr. Russell G. Mawby, Director Ejecutivo (CEO) y Presidente (1970-1994)
El Rendimiento de una Rica Cosecha
El doctor Russell Mawby se crió en Michigan donde los programas 4-H y los
programas estatales inspiraron su futura carrera filantrópica. Obtuvo sus títulos
en horticultura y economía agrícola en las Universidades del Estado de Michigan
y Purdue y fue académico en ambas instituciones.
El doctor Mawby se unió a la Fundación W.K. Kellogg en 1965 como
director de la división agrícola. Fue nombrado vicepresidente en 1967 y llegó
a ser director ejecutivo en 1979. Se jubiló como CEO y presidente en 1995,
pero continuó desempeñándose cinco años adicionales como miembro
Fiduciario. Durante su carrera de 36 años en la Fundación, gran parte de
su trabajo se orientó a ayudar a los jóvenes a lograr su potencial a través
de programas como el Proyecto Juvenil de la Comunidad de Michigan
perteneciente a la Fundación. También tuvo una gran influencia en el
crecimiento de la Fundación Kellogg para transformarse en una de
las instituciones filantrópicas más grande del mundo.
Dr. Norman Brown, Presidente (1991-1995)
Pionero en los Nuevos Campos de la Filantropía
Comenzando su carrera en la Fundación Kellogg en 1984 como director de
programas, el doctor Brown fue nombrado presidente en 1991. Considerado
como un pensador visionario e innovador, trajo consigo una diversidad de
experiencias obtenidas en su trabajo con universidades, empresas y
ambientes gubernamentales.
El doctor Brown fue responsable de impulsar los primeros programas de la
Fundación Kellogg en África, incluyendo un programa que trataba directamente
con la discriminación racial en Sudáfrica durante sus años más difíciles.
Además, el doctor Brown construyó una reputación de apasionado defensor
del voluntariado y del desarrollo comunitario. Se jubiló de la organización en
1995 y desde ese año ha respaldado la educación de la filantropía y los
proyectos de consultoría en todo el mundo.
Dr. William C. Richardson, Presidente y Director Ejecutivo (CEO) (1995- )
Liderazgo Creativo en Tiempos de Cambio
Especialista en organización y financiamiento de la atención de salud, el doctor
Richardson obtuvo su MBA en 1964 y su doctorado en 1971, ambos en la
Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago. El doctor Richardson ejerció
como rector de la Universidad Johns Hopkins durante cinco años antes de ser
nombrado presidente de la Fundación Kellogg en 1995.
La salud, la educación y el desarrollo comunitario son pasiones que el doctor
Richardson comparte con la organización que lidera. Combinado con su amplia
experiencia en todos estos campos, está guiando a la Fundación Kellogg – hoy
una de las mayores filantropías del mundo – a través de los cambios cada vez
más rápidos de este nuevo milenio.
ciento siete
Créditos
Créditos
Las siguientes personas y empresas han contribuido a la producción
de esta publicación:
Dirección Editorial
Diseño
Francisco Tancredi
Director Regional para
Latinoamérica y el Caribe
Bruce Kreps Design
Battle Creek, Michigan
Karen E. Lake
Directora de Marketing y
Comunicaciones
Thomas Springer
Editor Jefe
Dirección y Producción de Arte
Dale B. Hopkins
Gerente de Producción
Redacción
Dr. Mario Chaves
Rio de Janeiro, Brasil
Glen Cuthbert
Garfinkel and Associates
Bethesda, Maryland
Corrección de Manuscritos
Ann Edwards
Articulate Company, Inc.
Latham, New York
Fotografía
Organización Panamericana de la Salud
(OPS)
Información Pública
Washington, D.C.
Archivos Fotográficos de la Fundación
W.K. Kellogg
Battle Creek, Michigan
Traducción
Intérpretes Asociados,
Santiago, Chile
Corrección de Pruebas
Darlene Liddell
Battle Creek, Michigan
Patricia Mendez-Long
Battle Creek, Michigan
Impresión
Superior Colour Graphics
Kalamazoo, Michigan
Asistente de Producción
Sharon T. Tubay
Especialista en Comunicaciones
ciento ocho
LAC 4130.s
Item# 1315
0803 3.5M SCG
Impreso en Papel Reciclado
One Michigan
Avenue East
Battle Creek, MI
49017-4058
USA
269-968-1611
TDD en sitio
Fax: 269-968-0413
www.wkkf.org
Descargar