Cómo la Asociación de 60 años de la Organización Panamericana de la Salud con la Fundación W.K. Kellogg ha afectado a millones de vidas en las Américas. U N H E M I S F E R I O U N I D Un Tributo de la Fundación Kellogg a la Organización Panamericana de la Salud en la Celebración de su Centenario. O “ El trabajo en equipo de OPS y sus asociados se ha transformado por si mismo en una fuerza unificadora y democratizante, facultando a las mujeres y las comunidades y acercando a las naciones a través de redes de conocimiento y asistencia mutua.” Kofi Annan Secretario General de las Naciones Unidas Contenido Un Hemisferio Unido por Dr. Mario Chaves y Glen Cuthbert El Poder de una Asociación dos Capítulo 1 Orígenes cinco Capítulo 2 Invirtiendo en Personas diecisiete Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas veintinueve Capítulo 4 Todos para la Salud y la Salud para Todos cuarenta y uno Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces cincuenta y uno Capítulo 6 Para Madres y Niños sesenta y cinco Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad setenta y nueve Capítulo 8 La Explosión de la Información noventa y trés Hacia el futuro… ciento uno Directores de la OPS ciento cuatro Presidentes y Directores Ejecutivos de la Fundación W.K. Kellogg ciento seis uno Prólogo El Poder de una Asociación Recientemente ambos tuvimos el privilegio de asistir a la ceremonia de gala en el centenario de la OPS en su Oficina Central en Washington, D.C. Realmente fue una maravillosa oportunidad para celebrar y, quizás más significativamente, para reflexionar sobre los 100 años de progreso que la OPS ha ayudado a cultivar en las Américas. La historia de la OPS es un relato de valentía, determinación e innovación. Sin embargo, en todos los apasionados discursos y homenajes el tema de las asociaciones fue el que surgió con mayor frecuencia. Los comentarios del Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, resonaron con particular intensidad: “El trabajo en equipo exhibido por la OPS y sus socios se ha transformado en una fuerza unificadora y democratizante que faculta a las mujeres y las comunidades y une a los países en redes de conocimiento y asistencia mutua.” Sin duda, la OPS ha promovido un espíritu de colaboración que beneficia a los pueblos desde las regiones más nórdicas del Canadá hasta las costas más australes de Argentina. Como resultado de ello, la OPS ha ayudado a unir a sus estados miembros en una búsqueda que trasciende no tan solo la geografía sino que también las ideologías políticas y económicas: buena salud para todos los seres humanos. La Fundación W.K. Kellogg constantemente ha sido uno de los aliados más vigorosos en esta búsqueda. Durante seis décadas nuestras dos organizaciones han trabajado en conjunto para resolver innumerables problemas en la esfera de la salud pública. A simple vista, uno podría pensar que los dos no se avienen. La OPS opera mejor en los más altos planos de la toma de decisiones, ayudando a los estados miembro dos a formar sus políticas de salud pública y a crear iniciativas de gran escala, tanto a nivel nacional como internacional. La Fundación Kellogg, aunque es una organización internacional, se dedica mayormente a la programación a nivel comunitario. Aun así, la OPS y la Fundación Kellogg han constantemente combinado sus talentos propios para ofrecer a las personas nuevas esperanzas y una posibilidad de alcanzar su pleno potencial. William C. Richardson, Ph.D. Nuestra asociación ha visto pasar dictaduras militares y crisis económicas. Hemos superado grandes distancias y la escasez de recursos médicos. Hemos construido una mejor salud pública en regiones arrasadas por las enfermedades y la mala salud pública. Y a lo largo de este proceso, hemos tocado las vidas de millones de personas. La asociación OPS – Kellogg se extiende más allá, para atender a personas que trabajan en universidades, hospitales, organizaciones comunitarias, sistemas de salud y gobiernos. De hecho, estos socios tienen un papel enorme en la transformación de ideas en acciones. Dra. Mirta Roses Periago Con el poder de la asociación en nuestros corazones y mentes unidas, la Fundación Kellogg ha elaborado esta retrospectiva como un obsequio en la conmemoración del centenario de la OPS. Juntos honramos 60 años de una estimulante colaboración que esperamos que perdure muchos años más. Atentamente, William C. Richardson, Ph.D. Presidente y Director Ejecutivo Fundación W.K. Kellogg Dra. Mirta Roses Periago Directora Organización Panamericana para la Salud tres “No puede haber un acto más noble que la verdadera cooperación Panamericana en Salud.” J.H. White Director Adjunto de Servicios de Salud de Estados Unidos cuatro Capítulo 1: Orígenes Crisis en la Salud Pública siete Triunfos de Fin de Siglo ocho Código de Honor ocho “Pro Salute Novi Mundi“ nueve Alimentando a la Nación diez Ayudando a las Personas a Ayudarse a Sí Mismas once Raíces de la Asociación once La Alimentación Incita el Pensamiento doce Alimentando Bocas Hambrientas trece Marchando Contra la Enfermedad catorce Capítulo 1 Orígenes Orígenes Crisis en la Salud Pública Furiosos vientos de cambio se precipitaron sobre Latinoamérica durante el siglo 19. A través de una diplomacia inflexible – y costosas guerras de independencia – las colonias se convirtieron en orgullosas repúblicas. Las antiguas plataformas económicas colapsaron, apremiadas por el fin de la esclavitud, el emergente industrialismo y las crecientes relaciones comerciales con las potencias europeas. Muy pronto llegó la transformación social y demográfica. La inmigración contribuyó a expandir la población, la que en ciertas áreas de Sudamérica más que se duplicó entre 1850 y 1900. Como resultado de ello, los centros urbanos crecieron. Sin embargo, la infraestructura no se mantuvo a la par, y hubo escasez de buenas viviendas, caminos y alcantarillados. La pobreza y la desnutrición se generalizaron. Estos problemas intensificaron una crisis en la salud pública de proporciones épicas. La más que centenaria guerra librada contra las enfermedades contagiosas no daba cuartel y Latinoamérica – particularmente sus puertos – daba testimonio de los enfrentamientos más fieros. Por ejemplo, Recife, una importante y dinámica ciudad en Brasil, fue descrita como un “cuerpo enfermo“ y “una ciudad apestada”, con las enfermedades bullendo fuera de control en sus calles y alcantarillas. En 1900, los funcionarios de salud documentaron 93 brotes epidémicos de 11 enfermedades diferentes en Recife y sus estados circundantes. La historia se repetía en toda Latinoamérica a medida que la fiebre amarilla, peste bubónica, cólera y malaria atacaban una y otra vez. Desgraciadamente, la escasez de hospitales y personal médico significaba que la atención de salud estaba disponible sólo para unos pocos afortunados, dejando a enormes porciones de Latinoamérica indefensas ante el ataque. siete Capítulo 1 Orígenes Triunfos de Fin de Siglo Aunque la situación pedía a gritos la colaboración internacional, dicha respuesta se demoró en llegar. Las bases para la Unión Panamericana no se establecieron sino hasta 1889, en la Primera Conferencia Internacional de Estados Americanos. Pero dando la tónica del interamericanismo de fines del siglo 19, la organización se concentró inicialmente en cuestiones económicas, con exclusión de casi todos los otros asuntos, incluyendo la salud pública. Los primeros pasos para superar esta miopía se dieron en la Ciudad de México en 1902. Advirtiendo que las enfermedades y mala salud generalizadas repercutían perjudicialmente sobre el comercio, los delegados a la Segunda Conferencia Internacional de las Repúblicas Americanas resolvieron organizar un foro especial sobre salud pública. En diciembre de ese mismo año, fieles a su palabra, funcionarios de 11 países se juntaron en el Hotel Willard en Washington, D.C., para la Primera Convención Sanitaria Internacional de las Repúblicas Americanas. La sala de convenciones del Willard rezumaba una mezcla de debate fogoso y buena voluntad mientras los delegados redactaban innumerables resoluciones para mejorar la salud pública en las Américas. Un producto de lo sucedido ahí ha probado ser particularmente importante para esta noble causa: el establecimiento de la Oficina Sanitaria Internacional, más tarde conocida como Oficina Sanitaria Panamericana (OSP) y, finalmente, Organización Panamericana de la Salud (OPS). En virtud de estas raíces históricas, la OPS tiene la distinción de ser una de las organizaciones internacionales de mayor funcionamiento ininterrumpido en el mundo. Miembros del Primer Consejo Ejecutivo de la Oficina Sanitaria Panamericana reunidos en la Ciudad de México en 1902. Con escasos recursos – sin personal a tiempo completo y un presupuesto de apenas US $ 5.000 – la organización recientemente formada, administrada por un comité de siete personas, trabajaba para suministrar a los gobiernos en la región la información más actualizada disponible sobre enfermedades transmisibles. Código de Honor Programadas a intervalos de dos años, las Conferencias Sanitarias Americanas permitieron a los funcionarios debatir sobre estos peligros y la manera en que afectaban la salud pública en sus países. Pero la Oficina Sanitaria Internacional fue obstaculizada por un mandato restrictivo, limitaciones financieras y desfases de comunicación, y actuaba escasamente entre reuniones. Al desencadenarse la Primera Guerra Mundial, las atenciones se desviaron a otra parte y la organización quedó virtualmente en silencio. ocho Capítulo 1 Orígenes Afortunadamente, la desazón duró poco. Las hostilidades cesaron en 1919 con el afianzamiento del Tratado de Versalles, motivando a los gobiernos mundiales a poner un nuevo énfasis en el mejoramiento de la condición humana. Energizados por este espíritu de los tiempos, los delegados a la Séptima Conferencia Sanitaria Americana en La Habana, Cuba, contribuyeron a uno de los más grandes logros de la política de salud pública en la historia: el Código Sanitario Panamericano. Firmado por los representantes de cada una de las repúblicas americanas, este vital documento dio a la OPS un nuevo mandato como la “oficina sanitaria de coordinación central de las varias repúblicas integrantes de la Unión Panamericana“. Y con el nuevo mandato vino el poder para influir e inspirar a las naciones hacia mejores políticas y programas, llevando al Subdirector del Servicio de Salud Pública Estadounidense, J.H. White a expresar; “No puede haber un acto más noble que la verdadera cooperación Panamericana en salud“. Otro momento crucial ocurrió en 1920, cuando el Dr. Hugh Cumming fue designado simultáneamente Director del Servicio de Salud Pública Estadounidense y Director de la OSP. Un conocido y respetado gurú de la salud pública, el Dr. Cumming dirigió la OSP hasta 1947. Durante esta administración, el personal y presupuesto de la OSP se expandieron cuantitativamente, permitiendo a la organización abordar una gama más amplia de problemas, como la nutrición, las enfermedades venéreas y la salud materna e infantil. La OSP comenzó también a enviar representantes a países latinoamericanos para ayudar a los funcionarios de gobierno a crear programas de salud pública beneficiosos. “Pro Salute Novi Mundi” El conflicto global – y su resolución – nuevamente habría de aumentar el campo de acción de la organización. La Segunda Guerra Mundial no sólo fue un período de sufrimiento incalculable, también introdujo una sombría nueva realidad: las armas de destrucción masiva amenazaban la existencia misma de nuestro planeta. Para ayudar a evitar tal destino, y construir un mundo mejor a través de la cooperación, las Naciones Unidas fueron establecidas en 1947, con la Organización Mundial de la Salud (OMS) actuando como uno de sus organismos especializados. Pronto, de ahí en adelante la OSP actuó como la oficina regional de la OMS para las Américas, pero sin renunciar a su posición como organización totalmente autónoma. Haría falta un destacado líder para ayudar a la OSP a balancear esta doble funcionalidad. Y eso es exactamente lo que hizo el Dr. Fred L. Soper, mejor conocido por liderar una exitosa campaña para combatir el mosquito de la malaria en el noreste de Brasil. Un hombre visionario, con intelecto y energía por igual, el Dr. Soper sirvió como director hasta 1959. Dejó la organización – entonces conocida como OPS – con seis oficinas regionales y un saludable presupuesto de US $8 millones. El Dr. Fred Soper cumplió su presidencia con un significativo crecimiento y numerosos cambios durante sus años como director de la OPS desde 1947 hasta 1959. nueve Capítulo 1 Orígenes Durante las cuatro décadas siguientes, los Directores sucesivos – destacados en la página 104 – aprovecharon este impulso, ayudando a la OPS a desempeñar un papel cada vez más importante en el escenario mundial. Hoy, trabajando bajo el lema “Pro Salute Novi Mundi“ (“Para la Salud del Nuevo Mundo“), la OPS está a la vanguardia de la salud pública en las Américas, encargándose de un sinnúmero de materias que incluyen la educación médica, la salud oral y el bienestar familiar. Afortunadamente, la organización ha tenido un importante aliado en muchas de estas campañas: la Fundación W.K. Kellogg. Alimentando a la Nación Vendedor viajero de escobas, administrador de hospital y pionero multimillonario de los cereales para el desayuno, Will Keith Kellogg figura como uno de los más grandes filántropos de la historia estadounidense. Su reserva y timidez exterior enmascaraban una fiera ambición que guió a su negocio de cereales a través del desastre, la competencia e incluso la Gran Depresión. W.K. Kellogg (1860– 1951) vivió modestamente, utilizando su inmensa riqueza para extender la esperanza a millones de personas a nivel mundial. Nacido el 7 de abril de 1860, W.K. (le disgustaba el nombre Will Keith) Kellogg trabajó brevemente vendiendo escobas para su padre, antes de convertirse en gerente del renombrado Sanatorio de Battle Creek, donde su hermano mayor, John Harvey Kellogg, era el médico principal. El descubrimiento de W.K. de que el maíz podía convertirse en un ligero y nutritivo alimento para el desayuno fue un feliz accidente. Pero la implacable promoción y expansión de su descubrimiento hasta convertirse en un fenómeno alimentario nacional e internacional necesitó una combinación única de decidido trabajo duro, visión y total osadía. Las Hojuelas de Maíz de Kellogg se pusieron a disposición del público por primera vez en 1906 – justo cuatro años después de la primera conferencia interamericana de salud pública. El producto aumentó rápidamente su popularidad, a pesar de un incendio que destruyó la fábrica en 1907. Pronto habría una arremetida de la competencia, pero el firme control de Kellogg de los aspectos económicos y comercialización mantuvo a su producto en la delantera. Durante la Gran Depresión, mientras los competidores se dedicaban a reducir sus presupuestos promocionales, Kellogg audazmente aumentó sus gastos en campañas publicitarias nacionales. Es una verdadera demostración de la fortaleza de su marca el que las Hojuelas de Maíz originales de Kellogg no pierdan terreno hoy en medio de la inmensa variedad de cereales que coexisten en los anaqueles de los supermercados. Durante su vida, W.K. Kellogg fue notable por su estilo de vida modesto. Incluso como millonario, vivió muchos años en una casa de estuco de dos pisos en Battle Creek, Michigan. Sus contribuciones benéficas crecieron mano a mano con su fortuna, con una motivación especial por los niños. diez Capítulo 1 Orígenes En 1925, estableció la Corporación Fellowship, la que ayudó a construir una escuela agrícola, un santuario para aves, una granja experimental, y un proyecto de reforestación. También donó generosamente a causas de su pueblo natal, financiando la construcción de dos escuelas, un auditorio cívico y un centro de recreación juvenil. Ayudando a las Personas a Ayudarse a Sí Mismas En 1930, pleno de determinación después de asistir a una Conferencia en la Casa Blanca sobre Salud y Protección Infantil convocada por el Presidente Herbert Hoover, creó la Fundación de Protección de la Infancia W.K. Kellogg. Unos cuantos meses después, amplió su alcance y cambió su nombre a Fundación W.K. Kellogg. Durante su vida, donaría US $ 66 millones en acciones de la Compañía Kellogg y otras inversiones para fortalecer su nueva obra filantrópica y asegurar su efectividad sostenida. Bajo el mandato de su primer presidente, el Dr. Stuart Pritchard, la Fundación Kellogg se vio a sí misma como un “pequeño barco”, determinado a permanecer “cerca del puerto“. El pueblo natal del Sr. Kellogg, Battle Creek, y en particular las comunidades rurales circundantes, fueron los beneficiarios de este criterio. La necesidad de rejuvenecer los servicios de salud en estas comunidades era muy real. Al realizar un estudio de la tuberculosis en Michigan rural para la legislatura del estado, el Dr. Pritchard y su equipo observaron que los médicos no lograban diagnosticar la tuberculosis en sus etapas tempranas. Tales omisiones apuntaban a la necesidad de una educación permanente, un tema que habría de aparecer persistentemente en los futuros programas de la Fundación. Antes de su fallecimiento en octubre de 1951, a la edad de 91 años, el Sr. Kellogg decidió que su Fundación podía tener una mayor efectividad como donante que como administradora de programas. Esta resultó ser una decisión extremadamente acertada que ha traído esperanza y salud a millones de personas en todo el mundo. Hoy, la Fundación W.K. Kellogg es una de las más grandes obras filantrópicas estadounidenses. Ha financiado iniciativas en casa y en el exterior que van desde el mejoramiento de los planes de estudio en instituciones educacionales, pasando por el desarrollo de programas para controlar las enfermedades transmisibles y mejorar la nutrición, hasta la transformación de la atención de salud médica y oral. Más importante, la Fundación se mantiene fiel al principio rector de su fundador: “Ayudar a las personas a ayudarse a sí mismas“. Raíces de la Asociación A lo largo de sus respectivas historias, la OPS y la Fundación Kellogg compartían el mismo objetivo: Mejorar vidas. ¿Pero cómo pudieron estas dos organizaciones forjar una asociación directa? once Capítulo 1 Orígenes La historia internacional comienza con una iniciativa a nivel de condado conocida como Proyecto de Salud Comunitaria de Michigan (MCHP, por sus siglas en inglés). Patrocinado por la Fundación Kellogg, MCHP reunió a médicos, padres, profesores, importantes empresarios e investigadores para mejorar la salud pública en las comunidades. Aprovechando el poder de la asociación, estos líderes preocupados ayudaron a establecer programas de exámenes sistemáticos de salud para niños, crearon oportunidades de capacitación para trabajadores de salud pública, y proporcionaron servicios de enfermería a domicilio a través del sur de Michigan. Con estos éxitos, MCHP atrajo la atención nacional y, finalmente, la internacional. En 1942, nueve médicos chilenos viajaron a Michigan para ver el proyecto en acción. Más tarde ese mismo año, 13 educadores latinoamericanos de visita en los Estados Unidos con motivo de un Congreso Infantil Panamericano, también llegaron hasta Michigan. Esta preocupación compartida por la salud pública sirvió como un conducto a través del cual la Fundación Kellogg comenzó a comunicarse con mayor regularidad con las instituciones latinoamericanas. En un informe a la Junta Directiva, el Dr. Emory W. Morris, nuevo presidente de la Fundación Kellogg, reflejó los beneficios de este desarrollo: “A medida que nos enterábamos de sus programas de salud en América Central y del Sur, y ellos se enteraban de nuestros programas aquí en Michigan, las comparaciones sobre políticas y procedimientos no dejaron de aparecer en nuestras conversaciones“. El fomento de una mayor cooperación internacional se convirtió también en la piedra angular de las políticas exteriores de los Presidentes Franklin D. Roosevelt y Harry S. Truman, tanto durante como después de la Segunda Guerra Mundial. En el campo de la salud pública, esto llevó a una serie de iniciativas bilaterales revolucionarias con países latinoamericanos. Conocidos como Servicios de Salud Pública Especiales y Servicios de Salud Pública de Cooperación Interamericana, estos proyectos ayudaron a construir clínicas y a llevar a los médicos a regiones que previamente ofrecían un exiguo, o ningún, servicio médico. El Ministerio de Relaciones Exteriores estadounidense promocionó ideas similares con donantes filantrópicos domiciliados en los Estados Unidos, incentivándolos a apoyar proyectos en Latinoamérica. Fue bajo este contexto que la asociación OPS-Fundación Kellogg emergió por primera vez. La Alimentación Incita el Pensamiento Desde el inicio de su relación, la OPS y la Fundación Kellogg entendieron que ningún aspecto individual de la salud en América del Sur y Central podía abordarse en forma aislada. Las enfermedades que asolaban a tanta gente en esas regiones prosperaban con el hacinamiento en las ciudades, la falta de servicios y agua potable en las áreas rurales, la pobreza, y, quizás lo más desconcertante, con la desnutrición. doce Capítulo 1 Orígenes Un informe de la Fundación Kellogg de aquel período refleja la situación: “En la mayoría de las familias de clase media, la carne y la leche son alimentos de lujo“. La afirmación hablaba aún más claramente de la comida disponible para las familias realmente pobres. Una vez más, el Proyecto de Salud Infantil de Michigan fomentó el cambio positivo desde miles de millas de distancia. Un concentrado alimenticio experimental desarrollado a través de la Fundación Kellogg para mejorar la dieta de niños en edad escolar probó ser tan exitoso que Gran Bretaña y luego la Unión Soviética lo adoptaron cada uno para su propio uso. Al saber de este éxito, el gobierno mexicano solicitó a la OSP su colaboración en un proyecto similar. Invitado a participar por la Fundación Kellogg, el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés) formó una tercera fuerza activa en un nuevo y poderoso frente contra el hambre, estableciendo la investigación de concentrados alimenticios en México en 1943. ¿En qué medida se beneficiarían los escolares mexicanos desnutridos de un almuerzo escolar alimenticio? En cuanto a eso, ¿cuánta nutrición había en una comida mexicana típica? Nadie había intentado jamás contestar la pregunta, pero la “piel escamosa y seca y las encías inflamadas“ observadas en demasiados niños ofrecían una clara advertencia de las deficiencias. Cien ítems componentes de menúes diarios fueron empacados en hielo seco y debidamente enviados a los laboratorios MIT para su análisis. Lo que surgió sorprendió a muchos de los expertos. Varias de las comidas mexicanas probaron ser ricas en ingredientes esenciales para el crecimiento y mantenimiento. La costumbre ancestral de remojar el maíz de las tortillas en agua de cal concentrada aumentaba el contenido de calcio en un 2.400 por ciento. Otros alimentos como la leche descremada, la rosita de cacao (brotes deshidratados de la planta del cacao, que producen un aroma distintivo y abundante calcio), y el elevado contenido de hierro de la harina de espinacas indicaban el camino hacia el uso de alimentos mexicanos típicos para mejorar la nutrición de su gente. En efecto, después de cinco meses bajo una dieta rica en estos alimentos, los niños mexicanos en un estudio se encontraban mejor alimentados que los niños de las áreas campestres de Michigan. Bacteriólogos examinan la leche en polvo en el Laboratorio de Salud Pública de Tlalpan, México, en 1959. El control de calidad de la leche en polvo y otros alimentos básicos de primera necesidad ayudaron en la lucha contra la desnutrición y las enfermedades. Alimentando Bocas Hambrientas La integración sumamente importante de las diversas actividades tomó forma concreta en 1946 cuando seis países latinoamericanos se reunieron en Guatemala para fundar el Instituto de Nutrición para Centroamérica y Panamá (INCAP). Con la ayuda de la OSP y la Fundación Kellogg, se creó un trece Capítulo 1 Orígenes complejo de instalaciones totalmente equipadas, completo con un laboratorio de avanzadísima tecnología. Aquí, los avances en nutrición se mantuvieron a nivel con los nuevos desarrollos en agricultura y educación. De este complejo integrado surgieron notables innovaciones y descubrimientos para alimentar al pueblo latinoamericano. Particularmente importantes fueron las nuevas variedades de maíz capaces de prosperar en condiciones muy disímiles de suelo, lluvia y altitud, y las dietas para enfrentar la debilitante enfermedad de kwashiorkor. Otro proyecto llevó a hacer un yodado activo de la sal de mar para prevenir el bocio, una enfermedad asociada con la sordera, mudez y retardo mental y que, en un tiempo, afligió hasta el 38 por ciento de la población de Guatemala, y a un impactante 63 por ciento de sus niños en edad escolar. El Dr. Nevin S. Scrimshaw, Director de INCAP, conduce una investigación de bocio endémico en Guatemala en 1954. Esta enfermedad se vincula con la sordera, mudez y el retardo mental. Durante el transcurso del siguiente medio siglo, la OPS y la Fundación Kellogg ayudaron a INCAP con numerosas otras iniciativas, incluyendo “Ángeles con Hambre”, una película que hablaba directamente a la población rural, subrayando los efectos nocivos de prácticas como diluir la leche con agua para aumentar su rendimiento. El apoyo de las organizaciones ayudó también a INCAP a entregar una de sus contribuciones más importantes para una mejor nutrición: la Incaparina, un suplemento proteico hecho de harina de semilla de algodón que aún se distribuye en la actualidad, no tan solo en Latinoamérica, sino que en todos aquellos lugares donde la deficiencia proteica constituye un problema. El trabajo de INCAP recibió un fuerte golpe cuando un devastador terremoto azotó a Guatemala el 4 de febrero de 1976. Una explosión en el edificio principal de INCAP desató un incendio que destruyó y dañó equipos y documentos. Pero con la oportuna ayuda de la OPS y la Fundación Kellogg, los laboratorios, centro clínico y oficinas administrativas del complejo fueron rápidamente devueltos a la normalidad. Las donaciones de otras instituciones ayudaron a restituir las colecciones de la biblioteca para incluir 1.322 libros y 4.673 revistas. Hoy, INCAP continúa reuniendo las mejores mentes en nutrición y virología con los principales profesionales en inmunología y estadística aplicada para asegurar que el potencial y la energía de Latinoamérica sean vigorizados con una buena alimentación. catorce Capítulo 1 Orígenes Marchando Contra la Enfermedad El 6 de junio de 1944, las tropas Aliadas desembarcaron en las playas de Normandía, dando los primeros pasos para liberar a Europa del poder de los ejércitos del Eje. Acoplado con las victorias claves en el frente asiático, esta campaña probó ser el comienzo del fin de la Segunda Guerra Mundial y el conflicto más catastrófico de la historia. En 1944, la condición humana también experimentó un cambio radical en Latinoamérica. Exacerbados por las condiciones en tiempo de guerra, los problemas sanitarios crónicos estaban haciendo particularmente agudas las enfermedades venéreas y otras enfermedades transmisibles en México. Para empeorar las cosas, los laboratorios de diagnóstico confiables – una línea de defensa crítica en la guerra contra las enfermedades – eran un bien escaso en todo el país. La mayoría estaba mal equipado y no acataba ninguna práctica normalizada. Advirtiendo la gravedad de la situación, el gobierno mexicano, la OSP, y la Fundación Kellogg juntos crearon el Programa de Control de Enfermedades Venéreas de la Frontera Mexicana. Bajo la administración del Dr. Joseph S. Spoto, representante local OSP, el programa apuntó a las enfermedades venéreas entre las tropas estacionadas a lo largo de la frontera estadounidense-mexicana. Específicamente, estableció laboratorios de diagnóstico local en Ciudad Juárez y Nuevo Laredo, ambos normalizados con la asistencia técnica de los Servicios de Salud Pública Estadounidenses. Los éxitos iniciales generaron el impulso para una agenda mucho más ambiciosa. De hecho, la OSP y la Fundación Kellogg establecieron el Centro de Demostración y Enseñanza para el Control de Enfermedades Venéreas en la Ciudad de México. Dirigido por técnicos que habían completado cursos rigurosos en el Laboratorio de Investigación de Enfermedades Venéreas en Nueva York, y recibiendo la consultoría del mundialmente renombrado Dr. John F. Mahoney, este centro capacitó al personal de laboratorio clave proveniente de todos los rincones de México. Armados con nuevos conocimientos y capacidades, estos profesionales ayudaron a normalizar laboratorios claves en los estados mexicanos. Fue un logro oportuno que ayudó a los funcionarios de salud a reducir la diseminación de las enfermedades transmisibles en su país. A fines de la década del 40, incentivados por los resultados positivos que juntos lograron en el mejoramiento de la nutrición y combate de enfermedades, los funcionarios de la OPS y la Fundación Kellogg exploraron ávidamente futuras direcciones para su creciente asociación. Estaban a punto de elegir varios caminos que prepararían el terreno para una mejor salud pública en Latinoamérica por décadas hacia el futuro. quince “Invertiré mi dinero en las personas.” W.K. Kellogg Fundador, Fundación W.K. Kellogg dieciséis Capítulo 2: Invirtiendo en Personas Renacimiento del Fénix diecinueve Más Fuerte que la Suma de sus Partes veinte La Medicina Preventiva Asume un Papel Estelar veintiuno Centros de Excelencia veintidós Capacitación Intensiva a la Vista veintidós Administrando un Renacimiento veintitres Una Empresa Conjunta en el Mundo Real veinticinco Liderazgo en Enfermería veintiseis Todo el Mundo un Profesor veintisiete Capítulo 2 Invirtiendo en Personas Invirtiendo en Personas Renacimiento del Fénix Una ceniza oscura cubría los escombros de Hiroshima y Nagasaki. Un sendero de ruinas se extendía desde las playas de Francia hasta las bombardeadas calles de un Berlín dividido. La evidencia gráfica del holocausto, de Buchenwald, Auschwitz y otros campos de concentración, horrorizó al mundo durante los Juicios de Nuremberg. El mensaje implacable no podía ser más claro: en el siglo 20, ningún país, ni siquiera un continente, podía permanecer como una isla separada. Tal era la situación en el planeta inmediatamente después del armisticio que terminó con la Segunda Guerra Mundial. Pero había un motivo de esperanza con un nuevo espíritu de colaboración internacional emergiendo de las ruinas. El 24 de octubre, 1945, la Carta de las Naciones Unidas fue ratificada por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, preparando el terreno para los primeros triunfos, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la intermediada suspensión de las hostilidades entre Israel y los Estados Árabes. Dentro de este marco, la declaración de W.K. Kellogg: “Invertiré mi dinero en las personas”, adquirió un significado más profundo. En efecto, junto a la OPS, la Fundación Kellogg dio su respaldo a un sinnúmero de programas de educación médica que incentivaban el cambio positivo a través de las fronteras internacionales. Aquello que comenzó como un proceso donde los profesionales de salud latinoamericanos aprendían de sus contrapartes estadounidenses, rápidamente se convirtió en un canal para el intercambio mutuo. La política OPS llevó a Latinoamérica a avanzar con firmeza en la exploración de la medicina preventiva y comunitaria, técnicas pedagógicas, conectividad, y prácticas eficaces en función de los costos. Subordinando este compromiso compartido con la educación médica estaba el objetivo de encontrar soluciones apropiadas para Latinoamérica, emergiendo de las mentes y recursos de esa región. Los mismos doctores, diecinueve Capítulo 2 Invirtiendo en Personas educadores y trabajadores de salud latinoamericanos diagnosticarían y tratarían a sus propios sistemas de educación en salud. Pero más que nada, la asociación OPS-Fundación Kellogg en educación médica promovió la importancia de aprender a aprender y de enseñar a otros para que estos puedan enseñar. Más Fuerte que la Suma de sus Partes El Dr. Benjamin Horning, médico director para la Fundación Kellogg, cumplió una función vital en la solidificación de la incipiente relación de la organización con Latinoamérica. Desde 1947 a 1957, supervisó el programa de donación de becas, el cual adjudicó un total de 456 becas a 242 médicos, 89 dentistas, 70 enfermeras, 26 ingenieros sanitarios y 29 especialistas en administración de hospitales y salud pública. La demanda por becas era alta y la competencia era dura. Los becarios debían dominar el idioma inglés y estar dispuestos a regresar a sus países de origen después de su período de perfeccionamiento. Además, múltiples entrevistas y recomendaciones se incluían en la selección de cada becario. Este concienzudo proceso forjó fuertes lazos que los primeros participantes llamaron “sociedad”, “relación familiar“ e incluso “matrimonio“. Una vez seleccionados, los becarios no solo tenían la oportunidad de estudiar en universidades estadounidenses sino que también disfrutaban de las bondades de visitar instituciones médicas de primer nivel a través del país. Becados latinoamericanos recibieron capacitación avanzada en Estados Unidos y aplicaron sus nuevas habilidades en sus países originales. La Fundación Kellogg también prodigaba su atención a las instituciones de origen de los becarios, a menudo dándoles lo que en broma se conocía como un “ajuar“ de fondos para equipo de laboratorio y materiales de aprendizaje. De vuelta en casa, los ex-becarios ponían sus nuevos conocimientos prácticos a trabajar. Se convirtieron en reputados profesores, jefes de departamentos, directores de establecimientos educacionales, decanos y ministros de salud. Por ejemplo, el ex-becario Guillermo Soberon Acevedo, un bioquímico conocido por su trabajo en diabetes, hoy ejerce como presidente ejecutivo de la Fundación de Salud Mexicana. Y el Hospital Roberto Santos en Bahía, Brasil, fue bautizado así en reconocimiento al médico que después de estudiar como becario en Ann Arbor, Michigan, partió a dirigir la Facultad de Medicina de la Universidad de Bahía. Las becas de estudios otorgadas a través de la OPS corrieron a lo largo de una vía paralela y fortalecieron la veinte Capítulo 2 Invirtiendo en Personas relación entre la OPS y la Fundación Kellogg. Los donatarios de ambos programas a menudo unían fuerzas para abordar importantes problemas de salud en los países miembros de la OPS, y los intercambios informales de ideas ayudaban a llevar los avances en salud por toda Latinoamérica. Muchos ex-donatarios de la Fundación Kellogg incluso se unieron al personal de la OPS o ejercieron en la organización como consultores. La Medicina Preventiva Asume un Papel Estelar A mediados de la década del 50, el Dr. Myron Wegman, Secretario General de la OPS, y Gustavo Molina, de la respectiva división de salud pública, ayudaron a organizar dos conferencias determinantes que pusieron a Latinoamérica a la vanguardia de la educación médica. Las reuniones en Viña del Mar, Chile (1955) y Tehuacán, México (1956), dieron un nuevo énfasis a los poderes de la medicina preventiva. En ese entonces, los cursos de medicina preventiva y salud pública se dictaban casi como una ocurrencia nueva. Las clases eran agregadas al final de los programas de formación universitaria, cuando los estudiantes estaban preocupados de comenzar una carrera o ingresar a una especialidad. Los participantes de la conferencia propusieron invertir este orden de modo que la medicina preventiva se integrase a los planes de estudio de principio a fin. Este enfoque no sólo llevaría a la creación de nuevos departamentos de medicina preventiva, sino que también habría de construir sinergias interdepartamentales. Estos cambios también fueron influenciados por el trabajo de H.R. Leavell y E.G. Clark, quienes en conjunto publicaron el texto definitivo sobre medicina preventiva y comunitaria – aun un elemento importantísimo en las actuales clases de medicina. Su concepto de “niveles de prevención“ propuso que la medicina preventiva es vital a lo largo de los altibajos del bienestar y la enfermedad. Leavell y Clark creían que la enfermedad podía detenerse en el nivel “pre-patogénico”, mucho antes de que aparecieran los síntomas. La inmunización, la nutrición apropiada e incluso la justicia social podían usarse para – en efecto – tratar la enfermedad antes de su brote real. Clave para el nuevo énfasis en la prevención fue el reconocimiento que el conocimiento médico y la capacitación no eran suficientes. La educación debía ir más allá del diagnóstico y la cura, ya que habían factores sociales, económicos y geográficos que también estaban en juego. Y porque la medicina preventiva se basa en la evidencia – cimentada en la observación de poblaciones y epidemiologías – el antiguo modelo educacional de exposiciones orales dictadas por un “experto en el estrado“ ya no sería suficiente para preparar a los estudiantes. En cambio, el aprendizaje debía ser empírico y basarse en la solución de problemas. Estas ideas fructificaron en Latinoamérica en los años sesenta. El plan de estudios de medicina en la Universidad de Chile, por ejemplo, consistía en lo siguiente: veintiuno Capítulo 2 Invirtiendo en Personas ◆ Fundamentos de la ciencia social y acción médica (primer y segundo año) ◆ Trabajo en terreno como parte de un equipo de salud multidisciplinario en barrios populares de Santiago (tercer año) ◆ Principios de medicina preventiva en la instrucción clínica (cuarto y quinto año) ◆ Práctica como interno en el centro de salud cercano al hospital docente (sexto año) Como anillo al dedo para la OPS, la Fundación Kellogg y Latinoamérica, el enfoque preventivo ha traído décadas de cambio positivo. “El avance desde una dedicación a las enfermedades contagiosas hacia la construcción de salud y bienestar ha sido constante, y la capacidad de la OPS para retener su objetivo absolutamente inquebrantable de mejorar la salud de todas las personas me parece a mí un triunfo para todos”, reflexionó el Dr. Myron Wegman. Centros de Excelencia El programa de donación de becas de la Fundación Kellogg afinó su enfoque en respuesta a estas ideas fundamentalmente nuevas. Después que el Dr. Ned Fahs se hiciera cargo del programa en 1957, las becas tuvieron una mayor duración y se adjudicaron a candidatos elegidos por importantes universidades. La intención era crear centros de excelencia en Latinoamérica, con una masa crítica de becarios bien capacitados. Por ejemplo, la Universidad de Antioquia en Medellín, Colombia, fue incluida en el grupo debido a la reconocida solidez de sus facultades de medicina y odontología. “Esta es la respuesta más impresionante que yo haya visto”, escribió Kelly West, un profesor visitante de la Universidad de Oklahoma en 1964. “Una de las cosas más estimulantes para mí fue el interés de los ex-becarios Kellogg en los aspectos generales de la enseñanza y educación. Parecen concebir su capacitación técnica y sus equipos como un medio para un fin en vez del punto central de su atención“. Incluso con el cambio de enfoque, el espíritu de asociación y educación mutua continuó. “Seré un mejor profesor por haber venido a Medellín”, escribió West. Cuando el programa llegó a su fin en 1970, más de 1.000 profesionales se habían beneficiado del programa de becas. Capacitación Intensiva a la Vista Un contundente ejemplo de cómo la OPS y la Fundación Kellogg incorporaron la nueva teoría del aprendizaje empírico surgió en 1969, cuando las organizaciones ayudaron a desarrollar unidades de cuidado intensivo (UCI) en los principales hospitales docentes. veintidós Capítulo 2 Invirtiendo en Personas La OPS había advertido la necesidad de instituir el concepto de la atención progresiva de pacientes en Latinoamérica. Este método de tratamiento eficaz en cuanto a los costos, común en nuestros días, separa a los pacientes no por tipo de enfermedad, sino por el nivel de atención requerido – intensivo, intermedio o mínimo. Los analistas de la OPS advirtieron que el punto no era reflejar la sofisticación tecnológica de las UCIs en otras áreas desarrolladas. Más bien, se trataba del desarrollo de los recursos humanos – especialmente enfermeras – para brindar una mejor atención. La OPS analizó y escogió los sitios para las UCIs, y consultores de la Universidad de Michigan se le unieron para el lanzamiento del programa. En 1969, había cuatro sitios levantados y funcionando, y ya logrando una reputación por su excelencia. En el Hospital Universitario en Venezuela, al comienzo hubo cierta preocupación sobre si el sistema eléctrico pudiese soportar la unidad. Irónicamente, un examen efectuado por el Servicio de Salud Pública Estadounidense reveló que el hospital sobrepasaba más alla de las normas estadounidenses. Las enfermeras en este programa UCI ejercieron por un año para luego regresar a sus hospitales de origen para capacitar a sus compañeras de trabajo, ampliando el círculo de progreso. El grado de interés fue tan grande en la Universidad Federal en Minas Gerais, Brasil, que las enfermeras y auxiliares de enfermería a menudo sorprendían a médicos y residentes introduciéndose a hurtadillas en las clases UCI para aprender. El proyecto también satisfizo una obvia necesidad en la comunidad, admitiendo a 67 pacientes tan solo en los primeros dos meses. Administrando un Renacimiento Administrar UCIs, capacitar enfermeras y crear programas que enseñen a los estudiantes y al mismo tiempo sirvan a la comunidad – todos estos cambios pedían una nueva clase de administradores de hospital. Aunque hubo gerentes que tomaron parte en los programas de becas, las complejas tareas involucradas en la administración de un hospital contemporáneo exigían programas de capacitación sofisticados basados en Latinoamérica. La profesora invitada Eleanor Lambertsen facilita una mesa redonda con enfermeras en la Escuela de Enfermeras Universitarias en Santiago, Chile en 1954. Enfermeras como ellas tendrían un papel cada vez más importante en la provisión de una mejor atención a pacientes de toda Latinoamérica. La solución debía ser rápida, creativa y, más que nada, eficaz en función de los costos. Uno de los problemas de tener muy pocos administradores de hospital conscientes del presupuesto es que los costos rápidamente escapan fuera de control. Con estos puntos en mente, la OPS formuló un plan para capacitar administradores renacentistas, individuos tan capacitados para navegar a través de políticas y estados de cuentas como familiarizados con la atención de pacientes. En 1976, con el permanente respaldo de la Fundación Kellogg, veintitres Capítulo 2 Invirtiendo en Personas la OPS lanzó el Programa de Educación en Administración de Servicios de Salud (PROASA). Desde un comienzo, PROASA ofreció la conectividad flexible y un sistema de intercambio de información que maximizaba el talento y los recursos disponibles en cada universidad. La asistencia de consultores vino de la Asociación de Facultades de Administración de Salud con sede en los Estados Unidos. Los dos primeros PROASA se establecieron en facultades de administración. La Facultad de Administración Pública de Río de Janeiro y la Facultad de Administración de Negocios de São Paulo colaboraron en un programa, mientras que el PROASA colombiano se estableció en la Universidad del Valle, en su Departamento de Medicina Social, con el respaldo de un plan de estudios comerciales particularmente intenso. De hecho, los programas PROASA se ofrecieron en una amplia gama de formatos con innumerables beneficios. Por ejemplo: ◆ Argentina propuso un enfoque novedoso centrando su proyecto PROASA en la renombrada Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, el cual permitía a los alumnos estudiar cómo la disposición y arquitectura de los edificios podía mejorar la eficiencia en los servicios de salud. ◆ Perú unió las fortalezas de la Universidad del Pacífico en análisis de sistemas y la experiencia en administración de la Universidad Católica del Perú en un PROASA coordinado por la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Una voluntaria asiste a un niño con SIDA en Port-au-Prince, Haití. ◆ Chile, con su bien formulado sistema de salud nacional, permitió a los estudiantes PROASA investigar los problemas administrativos reales que el país enfrentaba en ese momento. A través de los proyectos PROASA, las lecciones en negocios, política pública, principios administrativos, comportamiento y cambio organizacional, sistemas de información, métodos de gestión cuantitativa, sociología y economía, se convirtieron todas en parte de la caja de herramientas del administrador renacentista. Y lo mejor de todo es que los estudiantes PROASA aplicaron sus aptitudes recientemente adquiridas para resolver problemas de salud pública por toda la región. Caso pertinente: cuando Colombia nacionalizó su sistema de salud a mediados de los 70, se encontró con un embrollo de 720 hospitales, 1.400 centros de salud y más de 15.000 empleados de servicio – muchos de los cuales jamás habían recibido capacitación formal. El PROASA en la Universidad del Valle operaba con el Centro de Educación en Administración de Salud (CEADS) para crear una experiencia de enseñanza a distancia única que daba lecciones basándose en las necesidades de la vida real en las áreas locales. Los cursos incorporaban aptitudes de administración de nivel veinticuatro Capítulo 2 Invirtiendo en Personas intermedio vitales – todo desde la administración del cuarto de existencias y farmacia a la contabilidad y registros médicos. Aunque la administración de servicios de salud mejorada tiene sentido desde los puntos de vista organizacional y económico, también puede promover una mejor salud pública. Por ejemplo, una administración de hospital efectiva puede dirigir un meticuloso comité de control de infecciones, reduciendo enormemente el riesgo de la población en general. En 1980, el programa PROASA expandió sus actividades para desarrollar talleres de administración, crear programas de capacitación portátiles y mejorar la forma en que la información era difundida. El informe final en 1986 revela numerosos resultados mensurables. En general, el programa había respaldado 58 cursos de perfeccionamiento en 14 países, preparado libros de texto, otorgado becas, publicado un directorio de programas de educación en administración de salud y reunido una red multinacional de más de 50 expertos para compilar una lista de materiales pedagógicos aplicables a la región. Una Empresa Conjunta en el Mundo Real Tal como los estudiantes de administración de hospitales usaban casos del mundo real para aprender y al mismo tiempo prestaban servicios comunitarios, los estudiantes de medicina, enfermería y odontología se encontraron aventurándose más allá de las paredes de la sala de clases en la década del 70. Nuevas teorías educacionales inundaban el mundo y Latinoamérica estaba en la cresta de la ola. Los desarrollos en enseñanza a distancia, instrucción a ritmo individual e integración enseñanza-servicio (también conocida como articulación) eran especialmente apropiadas para la región, con su combinación de ciudades sofisticadas y áreas rurales remotas. La democratización de las universidades también creó un crecimiento tan grande en la población estudiantil que la enseñanza a través de los métodos antiguos habría sido prácticamente imposible. Las más recientes técnicas pedagógicas también se amoldaban al énfasis en la medicina preventiva y comunitaria que estaba surtiendo efecto. Los doctores necesitaban hacerse parte del mundo real y su educación debía prepararlos para ese ambiente constantemente cambiante. Inspirados por estas noticias, la OPS y la Fundación Kellogg se basaron en el trabajo de José Manuel Alverez Manilla en México y Luiz Carlos Lobo en Brasil, para ayudar a crear los Centros Latinoamericanos de Educación en Salud (CLATES) en 1974. Desde un comienzo, los centros CLATES se vieron casi abrumados por la demanda estudiantil. “No podemos aceptar todas las solicitudes... nos hemos vuelto más selectivos”, escribió un consultor en un informe de primer año del programa CLATES-México, establecido en la veinticinco Capítulo 2 Invirtiendo en Personas Universidad Autónoma Nacional del país. El otro programa principal se estableció en colaboración con la Universidad Federal de Río de Janeiro, y fue muy conocido como CLATES-Río. Un informe de 1978 sobre CLATES-México refleja el compromiso del programa con la tecnología educacional: “Entre los 7.523 profesores capacitados, el 65 por ciento ha hecho cambios en el diseño y metodología de la enseñanza“. Por su parte, CLATES-Río ofreció la auto-instrucción en un catálogo de cursos cubriendo los sistemas cardiovascular, respiratorio y endocrino. El centro produjo también material audiovisual, un sistema de capacitación para administradores de salud y simulaciones de problemas clínicos que los profesores podían usar para crear lecciones del “mundo real“. Los centros CLATES finalmente evolucionaron a Núcleos de Tecnología Educacional en Salud (Río de Janeiro) y al Centro Universitario de Tecnología Educacional en Salud (Ciudad de México). Aún activos, ofrecen cursos revolucionarios que combinan lo mejor de la teoría y tecnología educacional. El programa dental CLATES fue igualmente prolífico, enviando a cientos de profesores a los talleres. “Con la instrucción dirigida más a la prevención que a la cura y con métodos capaces de hacer más crítica y creativa la mano de obra en capacitación... los talleres CLATES han sido uno de los mayores éxitos en la preparación de mano de obra dental en este período”, declaró el informe final. Liderazgo en Enfermería Durante la primera mitad del siglo veinte, la enfermería había sido en cierto modo una profesión huérfana en Latinoamérica, generalmente ocupada por las órdenes religiosas. Pero los médicos que regresaban de sus estudios en el extranjero habían experimentado los beneficios de trabajar con enfermeras calificadas y deseaban la misma calidad en Latinoamérica. Por ejemplo, durante los años 50, dos ex-becarios de la Fundación Kellogg establecieron nuevas facultades de enfermería en Recife y Porto Alegre. Un mayor cambio generalizado se produjo cuando los profesionales de enfermería observaron los éxitos de los centros CLATES y buscaron un programa similar para su profesión. El programa CLATES-Enfermería rápidamente se ramificó en direcciones imprevistas, creando nuevas alianzas y líderes en el campo. Subrayó los servicios pedagógicos, la articulación y un plan de estudios de enfermería modernizado, incorporando la tecnología de la educación en todo respecto. “El aprendizaje no se basaba en la memorización o en la retórica, sino en la resolución de problemas”, dijo un consultor OPS. Al igual que las mismas enfermeras, los programas debían ser accesibles, complementarios entre sí e interactuar bien. Entre 1975 y 1979, se establecieron 11 subcentros, cada uno satisfaciendo necesidades locales específicas. A los tres años, la OPS analizó los programas e incentivó a veintiseis Capítulo 2 Invirtiendo en Personas cada cual a desarrollar su propia área de competencia. Costa Rica, por ejemplo, se concentró en la enfermería para la salud materna e infantil. Perú se abocó a la preparación de material instructivo. Algunos de los subcentros implementados mediante este proyecto se hicieron influyentes en la enseñanza de la enfermería. Es más, muchas enfermeras se convirtieron en líderes individuales al obtener becas que estimularían incluso más el cambio positivo en sus países de origen. En general, las repercusiones en toda Latinoamérica fueron tremendas, como lo reflejan los comentarios de un profesor de la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill quien visitó las facultades de enfermería de Colombia en 1985: “Los estudiantes conocen sobre la salud comunitaria en el primer semestre [y] también reciben educación en técnicas de investigación y evaluación que parecieran equiparar o superar a la mayoría de los programas de enfermería al nivel de licenciatura en los Estados Unidos. Esta visita me ha convencido de que Colombia es un precursor en la planificación del uso creativo de las enfermeras en la prestación de atención de salud primaria“. Todo el Mundo un Profesor A mediados de los años 70, la OPS y la Fundación Kellogg también ayudaron a establecer el Programa de Educación y Salud Latinoamericano, el cual a su vez creó los Núcleos de Investigación y Desarrollo en Educación y Salud (NIDES). Conformados por representantes de la facultad de medicina local, ministerio de salud y seguridad social, cada núcleo luchó por promover una conexión más sólida entre la educación y la prestación de servicio. Los NIDES también operaron a escala nacional como puntos focales para capacitar profesores, desarrollar materiales instructivos y diseminar la investigación biomédica. “Los programas han creado una cantidad crítica de líderes actuando dentro de instituciones de enseñanza y servicio formalmente establecidas”, especificó un informe de campo OPS de 1983. “El progreso de la integración y educación salud-servicio está ayudando a desacreditar la idea que la capacitación es una función exclusiva de la universidad; el profesional de servicio puede y debe enseñar“. Hoy, los objetivos de ayudar a las personas a aprender cómo aprender y enseñar a otros de modo que puedan enseñar siguen siendo tan críticos como hace 60 años atrás. Afortunadamente, la OPS y la Fundación Kellogg han aportado una brújula para guiar estas búsquedas, probando una y otra vez que la inversión en educación y en personas puede ser una sola inversión con un mismo fin. La Doctora Lourdes de Freitas Carvalho, una de las primeras becadas Kellogg, transformó los procedimientos administrativos en los hospitales y la capacitación médica en su país nativo, Brasil, y otros países. veintisiete “No es irreal decir que después la educación dental en Latinoamérica jamás fue la misma [después que la OPS y la Fundación Kellogg se unieran en este campo].” Dr. Mario Chaves Jefe del departamento Dental, OPS veintiocho Capítulo 3: Salud Oral: Un Legado de Sonrisas Un Camino Pedregoso y un Campo Sin Cultivar treinta y uno Recolectando las Semillas del Cambio treinta y dos Sembrando Semillas en São Paulo treinta y tres Nuevos Capítulos en Educación Dental treinta y tres Progresando a Grandes Pasos en Medellín treinta y cuatro La Próxima Generación de Innovación treinta y cinco Catalizadores de la Colaboración treinta y seis Avanzando con la Fluorización treinta y siete Una Solución Apropiada para Latinoamérica treinta y ocho Una Asociación con una Buena Mordida treinta y ocho Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas Salud Oral: Un Legado de Sonrisas Un Camino Pedregoso y un Campo Sin Cultivar Durante su gira pionera por Latinoamérica a mediados de la década del 50, el Dr. Mario Chaves de Brasil completó una difícil expedición. El recientemente designado Consultor en Educación Dental de la OPS – un puesto hecho realidad gracias a una donación de la Fundación Kellogg – tenía apenas un poco más de un año para estudiar la condición de la salud oral en Sudamérica y el Caribe. Pero fue un viaje vertiginoso que llevó a décadas de cambio positivo. La Fundación Kellogg había estado activa en salud oral desde fines de la Segunda Guerra Mundial, becando a numerosos dentistas latinoamericanos para estudiar en los Estados Unidos. De hecho, a la organización a menudo se le acredita haber ayudado a llevar la odontología de salud pública a la región, ya que casi todo su limitado número de dentistas de salud pública durante los años 50 se había graduado de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Michigan. Como ex-becario, el Dr. Chaves a menudo era apremiado para ejercer como consejero y profesor durante sus viajes como consultor OPS. Sus informes de campo de 1955 pintan una imagen deprimente. Con pocos dentistas en las áreas rurales remotas, la gente confiaba en profesionales con escasa o nula capacitación formal durante situaciones de emergencia. Y era mucho más común para un dentista extraer dientes que arreglarlos. Las tapaduras que se hacían frecuentemente eran inadecuadas, dejando tanta carie que tenían que rehacerse no en cosa de años, sino meses. Incluso en las partes sofisticadas y acomodadas de las áreas urbanas, la atención dental se encaminaba más a la reparación del daño – lo que resultaba caro y exigía mucho tiempo – que a la prevención. “Puede decirse que prácticamente no existen planes dentales nacionales”, escribió Chaves. Los servicios infantiles eran casi imposibles de encontrar. Los dentistas y los administradores nacionales de salud estaban en desacuerdo. Los trabajadores auxiliares, como era el caso de los higienistas, treinta y uno Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas tenían escasa preparación, y los ayudantes de odontología compartían un denominador común para toda Latinoamérica – no siempre eran experimentados, capacitados o respetados. Las facultades que observó parecían ofrecer escaso potencial para cambiar la situación: “En muchos casos, el estudiante aprende procedimientos operativos mediante el ensayo y error con sus primeros pacientes“. Dichas lecciones llegaron a costos penosamente elevados. La infección y enfermedad oral amenazaban la salud general, exacerbaban problemas como la desnutrición y los defectos de pronunciación, y amenazaban la salud de las criaturas aún en el vientre materno. Recolectando las Semillas del Cambio El Dr. Chaves y otros funcionarios de la OPS sabían que la situación ameritaba algo más substancial que un enfoque parcial. De modo que se concentraron en crear sistemas autosustentables, partiendo con facultades que pudiesen enseñar a doctores más avezados cómo capacitar futuros doctores más eficazmente. Las soluciones tenían que ser también de naturaleza regional – aplicables a todas las variadas culturas y recursos presentes en el área. Y los dentistas en Latinoamérica necesitaban reunirse, comunicarse y conjuntamente crear maneras de hacer su trabajo más apropiado para las personas que deseaban servir. El Dr. Mario Chaves, que aparece aquí con su esposa Rosita, se jubiló en 1985. Como consultor de la OPS en Educación Dental durante la década de los 50 el Dr. Chaves contribuyó con perspicaces observaciones sobre la salud bucal que proveyeron la base para un cambio generalizado. Las ideas que emergieron de aquellos meses de observación se convirtieron en las semillas de cambio que en definitiva crecieron y se transformaron en majestuosos avances en salud oral para Latinoamérica. Por ejemplo, en los 25 años después de la gira del Dr. Chaves, la inscripción en las facultades de odontología en México más que se cuadriplicó. Y a 50 años del inicio de la participación de la Fundación Kellogg, la fluorización del agua o la sal ayudaría a reducir substancialmente la cantidad de caries en Latinoamérica. ¿Pero cómo pudieron ocurrir tales enormes avances en salud oral? Para satisfacer las necesidades identificadas en los informes del Dr. Chaves, la OPS adoptó un plan de cuatro puntos que se convirtió en la base de una reforma radical para la salud oral en Latinoamérica. Simple, directa y, mejor que todo, posible de realizar, la intención primordial era integrar la salud dental dentro de programas que fortalecían los sistemas nacionales de prestación de salud, la educación y la capacitación. Específicamente, la OPS pidió: ◆ Un centro regional de capacitación en odontología de salud pública ◆ Un énfasis en la prevención y salud pública dentro de la educación dental ◆ Una mejor capacitación para las enfermeras dentales y personal auxiliar ◆ Programas nacionales de salud oral más contundentes, incluyendo medidas de prevención de caries, como la fluorización treinta y dos Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas Sembrando Semillas en São Paulo Para ayudar a crear un centro regional latinoamericano de odontología de salud pública, la OPS y la Fundación Kellogg superaron muchos obstáculos y examinaron cuidadosamente el potencial e interés de las facultades existentes para albergar dicho servicio. Sus esfuerzos combinados fueron tan exitosos que el centro se convirtió en una entidad autosustentable en apenas dos años. Con el financiamiento de la Fundación Kellogg, el nuevo centro regional – con sede en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo – ofreció sus primeras clases en 1958. Para maximizar los efectos de la facultad, la OPS becó a nueve dentistas quienes también eran altos funcionarios de salud en sus países de origen. En 1959, los estudiantes podían elegir entre un curso en salud pública de dos meses de duración para dentistas activos o un programa al nivel de licenciatura de un año de duración. Decir que el centro fue determinante sería una afirmación modesta. Entre 1958 y 1962, se graduaron de sus programas más dentistas que los graduados de todas las facultades latinoamericanas de salud pública desde 1937 – combinadas. Durante este tiempo, se graduaron 85 dentistas de 19 países – 42 de ellos estudiando bajo becas OPS u OMS. Esta experiencia rindió frutos para toda la región. Equipados con su nuevo conocimiento y capacidad, muchos de los graduados del centro volvieron a sus países para liderar programas nacionales de salud oral o para enseñar. Llevaron consigo las recomendaciones del informe OPS original y empezaron a ponerlas en práctica. Nuevos Capítulos en Educación Dental La escasez de libros de texto y materiales de enseñanza fue un importante obstáculo para el avance de la odontología de salud pública en Latinoamérica. Afortunadamente, dos doctores involucrados con el centro regional en São Paulo ayudaron a llenar este vacío con textos que hicieron época. El Dr. Chaves escribió el “Manual de Salud Pública Dental”, un conjunto de dos volúmenes de teoría y práctica, y el Dr. Alfredo Reis Viegas compuso un manual en odontología preventiva. En 1962, la OPS hizo traducir el manual de odontología de salud pública del portugués al español y la Fundación Kellogg se encargó de su impresión. Actualizado y vuelto a publicar en 1977, el texto sigue siendo influyente hasta nuestros días, habiéndose distribuido miles de copias en toda la región. La asociación OPS-Fundación Kellogg también ofreció un medio de transmisión del pensamiento creativo que preparó a la región para el cambio filosófico fundamental en educación y práctica dental que estaba treinta y tres Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas comenzando a emerger. En Latinoamérica, como en el resto del mundo, la educación dental no estaba estructurada hacia la integración de la salud oral dentro de los sistemas nacionales de prestación. Pero en 1960, el Dr. Philip E. Blackerby, entonces jefe del programa de salud dental de la Fundación Kellogg, desafió a las facultades a crear departamentos de odontología social. El objetivo era inspirar a los dentistas individuales a desplegar principios de prevención de salud pública, integrar servicios y promover el interés por el bien general. Para poner a los profesionales de la salud oral en Latinoamérica a pensar en esta nueva sucesión de ideas, la OPS organizó tres seminarios regionales, financiados por la Fundación Kellogg. “No es irreal decir que después la educación dental en Latinoamérica jamás fue la misma”, reflexionó el Dr. Chaves, quien se había convertido en el más alto funcionario dental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra, Suiza. En efecto, estos tres seminarios fundamentaron la importancia de hacer de la odontología preventiva una piedra angular del plan de estudios dental. Este éxito fue el producto de la previsión y planificación. Un equipo OPS recorrió 17 facultades para identificar los problemas que los participantes deseaban ver abordados en los seminarios. La respuesta fue notable. El primer seminario, que tuvo lugar en Bogotá, Colombia, en 1962, reunió a decanos y profesores líderes de 18 facultades de odontología, como también a observadores de 14 países. El segundo (México, 1964) reunió a participantes de 18 facultades; el tercero (Brasil, 1966) atrajo a líderes de 41 facultades. Para aprovechar al máximo grupo de expertos reunidos, la OPS y la Fundación Kellogg ayudaron a la Asociación Latinoamericana de Facultades de Odontología (ALAFO) a realizar conferencias inmediatamente después de cada uno de los tres seminarios. Muchos participantes asistieron a ambos coloquios. La Fundación Kellogg también permitió a ALAFO – con sede en Guatemala – que operara una oficina regional en Río de Janeiro, próxima a una oficina de la Federación Panamericana de Asociaciones de Facultades de Medicina. Este arreglo llevó a una unión más estrecha entre la educación médica y dental. Progresando a Grandes Pasos en Medellín La OPS y la Fundación Kellogg también prometieron su aporte a cualquier facultad de odontología dispuesta a establecer el primer departamento de odontología preventiva y social en Latinoamérica. No es coincidencia que la llamada fuese contestada primero por un graduado del centro regional de odontología de salud pública en São Paulo. El Dr. Darío Restrepo abrió el nuevo departamento en 1962 en la Universidad de Antioquia en Medellín, Colombia. Esta institución fue el escenario perfecto. Había estado recibiendo financiamiento de la Fundación Kellogg por años y era considerada una de las mejores en Latinoamérica, conforme a Ned C. Fahs, entonces director treinta y cuatro Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas del programa latinoamericano de la Fundación Kellogg. La facultad también fue única en su capacidad para realizar trabajo de campo en una comunidad pobre en los suburbios de Medellín. Este trabajo de campo ofreció a los estudiantes oportunidades de aprender, de primera mano, los beneficios positivos de la odontología social. Además de transformar los métodos de educación dental, el programa también abordó otra de las cuatro recomendaciones capacitando a los trabajadores auxiliares con deberes ampliados de una manera entonces nueva para la región. En efecto, el trabajo de campo demostró e impulsó el concepto de “odontología a cuatro manos”, el cual subrayaba la atención del paciente a través de un trabajo en equipo. En general, el proyecto pionero en Antioquia sirvió como modelo y estímulo para los programas de odontología preventiva y social a través de Latinoamérica. La Próxima Generación de Innovación En sus informes de campo de 1962 a 1972, los funcionarios de la OPS regularmente advirtieron que, a pesar del gran aumento en la cantidad de dentistas, la relación dentista-apoblación se mantuvo baja. Y aunque la odontología preventiva estaba más diseminada, muchas facultades y consultas dentales aun no usaban los métodos modernos. Es más, algunos departamentos de odontología operaban en forma aislada, implicando que los estudiantes no estaban convencidos de la necesidad de mejorar la calidad y disponibilidad de la atención para las comunidades circundantes. La asociación OPS-Fundación Kellogg una vez más habría de resultar importantísima en la búsqueda de soluciones. En 1976, las dos organizaciones apoyaron una reunión en la facultad de odontología de la Universidad de Campinas en Piracicaba, Brasil, donde los participantes ayudaron a forjar un marco para el Programa de Innovaciones en la Enseñanza y Servicios Dentales. Desde 1977 a 1981, 16 proyectos de Innovaciones en 10 países ayudarían a cambiar el paisaje de la educación y práctica dental en Latinoamérica. Los logros fueron ciertamente impresionantes. Por ejemplo, el proyecto de Innovaciones en la Universidad Cayetano Heredia en Lima, Perú, estableció una facultad de odontología con una marcada orientación al servicio comunitario y atención primaria. La facultad combinaba la capacitación y los servicios, poniendo a los estudiantes en contacto directo con la comunidad de modo que pudieran recibir formación práctica mientras prestaban a las personas los servicios que necesitaban. Los programas universitarios en La odontología preventiva, los métodos modernos y una orientación hacia la comunidad fueron componentes vitales del Programa de Innovaciones en Enseñanzas y Servicios Dentales – una iniciativa OPSFundación Kellogg – que funcionó entre 1977 y 1981. treinta y cinco Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas Zaragoza, Piracicaba, Brasil, y Xochimilco en Ciudad de México, también crearon programas modelo para los estudiantes de odontología conjuntamente con servicios para llegar a las comunidades remotas y de bajos ingresos. El Programa de Innovaciones subrayaba el desarrollo de técnicas y prácticas que serían escalables a las vastas diferencias en servicios y recursos a través de Latinoamérica. Los dentistas participantes aprendieron a hacer más con menos y a sumar sus fortalezas con aquellas de los profesores, trabajadores de salud pública y clínicas locales. Como resultado, el Programa de Innovaciones no sólo redujo el costo de los servicios dentales sino que permitió brindar atención a más personas que nunca antes. El programa Innovaciones generó significativos avances en la tecnología dental, representado aquí con los equipos educacionales de la Universidad de Farmacología en São Paulo, Brasil, 1955. La utilización de personal auxiliar y la simplificación de los procedimientos utilizados fueron igualmente importantes en la agenda de Innovaciones. Y en educación, el programa ayudó a introducir el material de aprendizaje a ritmo individual y los planes de estudio basados en competencias. El Programa de Innovaciones también inspiró nuevos avances tecnológicos. En clínicas de comunidades de bajos ingresos en los suburbios de Belo Horizonte, Brasil, por ejemplo, un grupo de Innovaciones desarrolló equipos que probaron ser tan exitosos que más tarde fueron comercializados por la industria de equipos dentales. Catalizadores de la Colaboración A fines de los años 70 e inicios de los 80, la asociación OPS-Fundación Kellogg promovió un nuevo sentido de la conectividad en el ámbito de la salud oral en Latinoamérica que llevó a una mayor colaboración y mejor comunicación. Un ejemplo de este nuevo mantra emergió de un coloquio internacional efectuado en 1977 por la OPS y el Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias. Con capítulos escritos por diferentes expertos mundiales en el tema, Sistemas Internacionales de Prestación de Atención Dental: Problemas en las Políticas de Salud Dental, demostró cómo la colaboración podía producir resultados impresionantes. En los años 80, lo aprendido y logrado dentro del Programa de Innovaciones se difundió ampliamente a lo largo y ancho de Latinoamérica a través de un boletín informativo, respaldado por la Fundación Kellogg. La organización también ayudó a financiar la producción de un índice de revistas odontológicas en español y portugués. Y en 1984, una nueva publicación llamada Redes enlazó todos los proyectos asistidos por la Fundación Kellogg en Latinoamérica y les permitió compartir información. treinta y seis Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas A mediados de la década del 80, los programas de salud oral en Latinoamérica habían avanzado hasta el punto en que podían tener una influencia positiva en otras partes del mundo, como se evidenció en la serie de seminarios itinerantes financiados por Kellogg y efectuados en 1986. Siete educadores dentales viajaron a instituciones en la región para observar sus innovadores planes de estudios odontológicos. Las visitas también facilitaron un plan maestro para el futuro, ya que los profesores informaron de la necesidad de integrar temas dispares como la antropología y sociología en la educación dental como una forma de mejorar los servicios odontológicos basados en la comunidad. La creciente importancia de la colaboración intensificó además la función de los trabajadores de salud dental, quienes ayudaron a marcar una diferencia con proyectos como el Plan Sierra en la República Dominicana. Este fue un programa integrado para la construcción de clínicas médicas rurales, donde más de 24.000 niños recibieron atención dental por primera vez. Avanzando con la Fluorización Mejorar la educación dental tiene claramente el potencial de mejorar exponencialmente el futuro de la salud oral. Pero estas ramificaciones toman tiempo en mostrarse a sí mismas y pueden ser difíciles de medir. No hay nada de abstracto en disminuir las caries hasta en un 85 por ciento, un logro que emergió indiscutiblemente de uno de los vehículos más prácticos y efectivos jamás respaldados por la asociación OPS-Fundación Kellogg: la fluorización. Pero no fue fácil, especialmente al tratarse de la fluorización del agua, lo cual necesita una intrincada coordinación de recursos – desde políticos a científicos. Los ingenieros deben trabajar con el abastecimiento y distribución del agua, los químicos deben regular las composiciones y la evaluación en cada etapa es crucial para asegurar que no se hace ningún daño y que el programa está funcionando. A fines de los años 60, la OPS y la Fundación Kellogg aportaron la asistencia técnica y el financiamiento necesarios para superar estos desafíos y hacer de la fluorización del agua una realidad en Latinoamérica. Entre 1966 y 1971, estas organizaciones apoyaron la capacitación de más de 500 ingenieros sanitarios de 24 países. La asociación OPS-Fundación Kellogg creó también un programa de comunicaciones y distribuyó publicaciones técnicas que mantuvieron a los graduados informados de los desarrollos más recientes en el campo. Además, 11 laboratorios latinoamericanos recibieron equipos que permitieron a los técnicos medir la cantidad de flúor natural en el agua. Los programas de fluorización del agua apoyados por la asociación OPSFundación Kellogg tuvieron que superar desafíos políticos y científicos antes de lograr un gran éxito. Ya en 1971, estos esfuerzos habían ayudado a 14 países latinoamericanos a establecer programas de fluorización nacionales que estaban disminuyendo la cantidad de caries que afligían a sus ciudadanos. treinta y siete Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas Una Solución Apropiada para Latinoamérica A pesar del éxito de los esfuerzos de fluorización del agua, los problemas únicos para la región a menudo bloqueaban el progreso adicional. La elegante solución de fluorizar los abastecimientos de agua depende de un suministro de agua seguro y expedito – algo que estaba faltando en muchas áreas en Latinoamérica. Consecuentemente, esta técnica a menudo no llegaba a las áreas distantes, rurales y desfavorecidas – áreas que más necesitaban de un mejoramiento de la salud oral. Un avance decisivo tuvo lugar en el recientemente formado Departamento de Odontología Social de la Universidad de Antioquia en Medellín. Con la OPS actuando como catalizadora, el departamento se unió al Departamento de Nutrición, gobierno colombiano e Institutos Nacionales de Salud Estadounidenses en un estudio de campo de otro vehículo para la prevención de las caries: la fluorización de la sal de mesa. La universidad controló meticulosamente un total de más de 27.000 niños divididos en cuatro grupos entre 1964 y 1972. Un grupo tuvo acceso a agua fluorizada; dos tuvieron acceso a sal fluorizada en diferentes formas; y uno – actuando como grupo control – no tuvo acceso a ninguno de los dos. Al final del estudio, las caries en los tres grupos de fluorización disminuyeron en un 50 por ciento, demostrando efectivamente que el método de la sal podía ser tan efectivo como el del agua – pero con menores dificultades. Para compartir estos resultados, la OPS y la universidad llevaron expertos internacionales a Medellín en 1977 para un seminario patrocinado por la Fundación Kellogg. Una consecuencia fue la publicación, Fluorización de la Sal: Una Manera Alternativa de Prevenir las Caries Dentales. En 1982, en una conferencia en Viena, científicos de Medellín compartieron también los resultados con la comunidad internacional. La conferencia fue patrocinada por la Fundación Kellogg, la OPS/OMS y la Federación Dental Internacional. El estudio de Medellín reforzó los resultados de los ensayos realizados en Hungría y Suiza, y un capítulo de la investigación fue incluido en Uso Apropiado del Flúor para la Salud Humana, publicado poco después de la conferencia. Una Asociación con una Buena Mordida Con prueba de la efectividad de la fluorización de la sal en mano, la OPS y la Fundación Kellogg dieron otro paso adelante en 1986, promoviendo tres proyectos de fluorización de la sal en México, Costa Rica y Perú. Y entre 1996 y 2000, el Plan Multianual conjunto OPS-Fundación Kellogg para Implementar Programas Preventivos Nacionales de Salud Oral generaron una amplia gama de logros en ocho países latinoamericanos – todo desde la recolección de estadísticas sobre nutrición preescolar al análisis del nivel de flúor de la fruta en los mercados. treinta y ocho Capítulo 3 Salud Oral: Un Legado de Sonrisas El Plan ha promovido también una mayor coordinación y colaboración, permitiendo a más científicos obtener capacitación crítica en estudios de referencia y monitoreo químico y biológico. Como extra, nuevas y sólidas asociaciones evolucionaron en los Estados Unidos con el Centro de Colaboración OPS en San Antonio, Texas, y en los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. Los programas se convirtieron en éxitos totalmente sustentables en cinco de los ocho países. La disminución de las caries en Jamaica, en un 85 por ciento, es la más impresionante, pero incluso la mejoría “más pequeña”, del 40 por ciento en Uruguay, es sorprendente. Con estos éxitos en mente, no existen dudas de que en materia de planificación de la salud oral de alto nivel, la OPS y la Fundación Kellogg siguen teniendo un papel substancial en el escenario mundial. Por ejemplo, en 2001, el Dr. Saskia Estupiñán-Day de la OPS dio el discurso principal sobre fluorización en la 7ª Conferencia Mundial de Odontología Preventiva en Beijing, China. Ya sea mejorando la educación, aumentando el acceso a los servicios o diseminando planes de prevención proactivos, la estratégica asociación OPSFundación Kellogg verdaderamente ha dejado un legado perdurable de sonrisas saludables en Latinoamérica. La iniciativa de fluorización de la sal de la OPS ha creado dientes más resistentes – y sonrisas más saludables – en las regiones más remotas de Latinoamérica. treinta y nueve “Los gobiernos tienen una responsabilidad con la salud de su gente que sólo puede ser satisfecha mediante la estipulación de medidas sanitarias y sociales adecuadas.” Declaración de Alma-Ata (Artículo V) cuarenta Capítulo 4: Todos para la Salud y la Salud para Todos Arquitectura para una Nueva Era cuarenta y tres Un Logro Elevado cuarenta y cuatro Abriendo una Década, Abriendo Mentes cuarenta y cinco Colaboraciones Visionarias cuarenta y seis Un Momento Determinante cuarenta y siete Más Cerca de Utopía cuarenta y ocho Capítulo 4 Todos para la Salud y la Salud para Todos Todos para la Salud y la Salud para Todos Arquitectura para una Nueva Era En 1963, la Fundación Kellogg acordó financiar una iniciativa que llevaría a fortalecer y profundizar sus lazos con la OPS, preservando el compromiso con la salud Panamericana en hormigón, vidrio y acero. La atrevida sede de la OPS en el área Foggy Bottom de Washington, D.C., pondría en vitrina el pensamiento más reciente en arquitectura y reflejaría el alcance y la importancia del trabajo de esta creciente organización. Cuando la Oficina Sanitaria Panamericana emergió por primera vez en 1902, tenía un presupuesto anual de $5.000 dólares y operaba en un solo recinto de menos de 330 metros cuadrados. A comienzos de los años 60, el presupuesto de la OPS había aumentado a millones de dólares, alimentando a cientos de diversos proyectos de salud en todas las Américas. Sin embargo, su centro de operaciones no avanzó al mismo paso. Aunque el personal estadounidense de la OPS se había trasladado a tres casas particulares en el barrio céntrico del Distrito de Columbia, necesitaban desesperadamente más espacio y un edificio permanente para la sede de la OPS. Mientras la OPS buscaba un arquitecto con audaces nuevas ideas, la Fundación Kellogg trataba de hallar una manera innovadora de procurar los fondos necesarios. La Fundación Kellogg generalmente no financia proyectos de construcción. En cambio, facilitó un préstamo gratuito de $5 millones que los estados miembros de la OPS devolverían mediante 20 cuotas anuales pagaderas al Fondo Especial para la Promoción de la Salud. Canalizando estos recursos hacia numerosos programas vitales, este enfoque creativo logró mucho más para los pueblos de las Américas que lo obtenible a través un préstamo o donación tradicional. El Dr. Abraham Horwitz, director de la OPS, recibió el cheque del Dr. Emory W. Morris, presidente de la Fundación Kellogg, el 23 de agosto de 1963. La construcción se inició de inmediato, en terrenos donados por el gobierno cuarenta y tres Capítulo 4 Todos para la Salud y la Salud para Todos estadounidense, cerca del Monumento a Lincoln y del entonces proyectado emplazamiento del Centro John F. Kennedy para las Artes del Espectáculo. Muy pronto, se estaría haciendo por toda la ciudad la pregunta: “¿Qué tipo de edificio se construirá para este prestigioso nuevo residente? Un Logro Elevado Una competencia internacional para elegir el diseño más original fue ganada en 1961 por el arquitecto uruguayo, Sr. Román Fresnedo Siri. Siri ganó elogios por diseñar importantes edificios cívicos en todo Sudamérica, incluyendo oficinas y hospitales. También sentía pasión por el océano, e incluso usó sus talentos para diseñar yates de carreras. El espíritu y originalidad de Siri no decepcionaron. Desde los primeros días, arquitectos y transeúntes por igual quedaron perplejos por las sorpresas en la construcción de los edificios. Elevándose espectacularmente desde la ribera del histórico Río Potomac, dos estructuras diferentes dominaban el bloque triangular de terreno: una cámara de consejo circular y una secretaría en forma de media luna de 11 pisos de altura. En diciembre de 1964, la textura y la trama habían comenzado a emerger, dando a cada edificio un carácter distintivo. Formas diamantadas geométricas decoraban el exterior de la cámara de consejo, oponiéndose visualmente a las elegantes líneas verticales del edificio de la secretaría de mayor tamaño. El arquitecto uruguayo Román Fresnedo Siri recibió la tarea de diseñar el edificio de la OPS en 1961. Su enfoque original ayudó a crear un hito prestigioso y práctico para la OPS en Washington, D.C. cuarenta y cuatro Gradualmente, se agregaron otros elementos: piscinas reflectantes, columnas blancas y delgadas aletas de hormigón que otorgaban a los edificios una cualidad imponente. Justo dos años después de iniciados los trabajos, la secretaría terminada estaba lista para albergar a cientos de funcionarios en aproximadamente 143.000 metros cuadrados de espacio, decorados con mármol, pinturas, esculturas y otros regalos de las naciones miembros de la OPS. La cámara del consejo por sí sola podía acomodar a 400 delegados dentro de sus paredes circulares. La nueva sede de la OPS fue inaugurada oficialmente el 27 de septiembre de 1965. Eminentes figuras de los campos de la salud, nutrición y sociología viajaron desde Norte, Centro y Sudamérica para una semana de ceremonias y celebraciones. John W. Gardner, entonces Secretario de Salud, Educación y Bienestar Estadounidense, expresó los sentimientos de muchos huéspedes que habían dedicado sus carreras y talentos a mejorar la salud pública. “La salud está estrechamente ligada a la belleza”, dijo. “Me parece muy apropiado que un edificio dedicado al ideal de una mejor salud para las personas de las Américas exprese esa belleza en su forma y diseño“. Capítulo 4 Todos para la Salud y la Salud para Todos Gracias a la Fundación W.K. Kellogg y los incansables esfuerzos de los líderes de la OPS, una de las organizaciones de la salud internacional más venerables ahora operaría desde un edificio tan visionario e inspirador como sus muchos programas. Casi 40 años después, en 2002, las celebraciones del centenario de la OPS se realizaron en esta sede. “Esta celebración de los 100 años representa lo mejor de la humanidad, cruzando fronteras, [y] comprometiéndose con las personas y su salud”, dijo el Dr. David Satcher, entonces Director de Servicios de Salud Estadounidenses. “Una cosa es tener una visión, pero otra muy distinta es comprometerse. Ese es el espíritu de la OPS que tanto ha significado“. Abriendo una Década, Abriendo Mentes Este tipo de aceptación, incluso adopción, de la visión OPS no siempre fue un supuesto. A medida que el punto focal de la organización comenzó a desplazarse en los años 70 hacia la atención primaria, interacción enseñanza-servicio, y medicina preventiva y comunitaria, el personal de la OPS y la Fundación Kellogg descubrió que la vanguardia no era siempre el lugar más cómodo en donde estar. Muchos estudiantes que ingresaron a la facultad de medicina a comienzos de los 70 recuerdan la casi hostilidad que enfrentaron aquellos que hacían suyas las aspiraciones de la salud pública. César G. Victora, de la Universidad Federal en Pelotas, Brasil, y editor internacional en American Journal of Public Health, describió una imagen conmovedora en un artículo celebrando el centenario de la OPS: “La salud pública era considerada una actividad potencialmente subversiva en aquellos días... la alta tecnología, la atención terciaria cerrada eran la prioridad número uno“. Muchos funcionarios de salud y profesores ridiculizaban los intentos de prestar atención de salud fuera de las clínicas privadas con fines de lucro, a menudo catalogando tales esfuerzos como “medicina de masas“. “Sin embargo, había un refugio en ese mundo de alta tecnología”, escribió Victora. “Nuestra biblioteca recibía todas las publicaciones de la OPS, gratuitamente. Fue ahí que, junto a unos pocos colegas interesados, encontré por primera vez evidencia de la posibilidad de un nuevo modo de enfocar la medicina y la salud pública“. Victora y sus colegas formaron un grupo de aficionados a la salud pública y solicitaron muchos artículos a BIREME, la biblioteca regional establecida con el soporte de la OPS y la Fundación Kellogg. Victora resumió la contribución de la OPS así: “La mayoría de los profesionales de la salud pública latinoamericanos, yo incluido, está eternamente endeudada con la OPS por abrir nuestras mentes al complejo mundo de la determinación del estado de salud y mostrarnos cómo organizar una respuesta colectiva al problema de las inequidades en salud“. cuarenta y cinco Capítulo 4 Todos para la Salud y la Salud para Todos Colaboraciones Visionarias Reflexiones similares también se hacían muchos otros que formaban la nueva clase de profesionales médicos latinoamericanos. Este cambio extraordinario en los principios de la salud pública emergió con mayor claridad en 1972, en la Tercera Reunión Especial de Ministros de Salud de las Américas, convocada por la OPS y celebrada en Santiago, Chile. Anticipándose al movimiento “Salud para Todos“ en seis años, los ministros participantes propusieron las ideas unificadoras que ayudarían a modelar los problemas de salud mundial hasta muy avanzado el milenio: la salud es un derecho humano, y los gobiernos son responsables de asegurar un acceso equitativo a los servicios de salud. Aún así, esta no era una llamada a los ciudadanos simplemente para hacer demandas a sus gobiernos. Los ministros definieron la salud como una responsabilidad tanto como un derecho. La buena salud no era un regalo concedido por un doctor o un gobierno, sino una colaboración dinámica entre el mundo médico y el mundo social, la comunidad y el individuo. Los delegados también dejaron en claro que la acción en la esfera de la salud por sí sola no era suficiente. Este era un momento de creciente conciencia ambiental, y la declaración final de la reunión acentuó una visión ecológica en la cual la calidad de vida era el resultado de un intercambio favorable continuo entre los seres humanos y su medio ambiente. El desarrollo de la fuerza de trabajo ayudaría a sentar las bases de la atención de salud integral. La especialización había concentrado a los médicos en el extremo superior, produciendo una escasez crítica de trabajadores auxiliares y técnicos. Se necesitaba capacitar a más de estos, pero esa capacitación debía ser flexible de modo que sus aptitudes pudiesen aplicarse en todas las profesiones. Las universidades – donde la OPS y la Fundación Kellogg habían asumido un papel principal – necesitarían reestructurarse para responder a este nuevo orden. Darían capacitación en situaciones de la vida real para todos los niveles de profesionales de la salud y formarían un vínculo vital en la salud comunitaria. Su participación traspasaría los límites de los departamentos: investigación, recolección de datos, ciencias de la información, administración de negocios e incluso arquitectura; entre todos intensificarían la misión médica. Una evolución natural de los principios largamente vigentes en la OPS y dentro de la Fundación Kellogg, el concepto de extensión de la cobertura auguraba los adelantos por venir en medicina y salud pública. Un Momento Determinante El énfasis conjunto de las organizaciones en el moldeado de la educación les hizo tener éxito. La Red de Instituciones Educacionales Orientadas a la cuarenta y seis Capítulo 4 Todos para la Salud y la Salud para Todos Comunidad para las Ciencias de la Salud – un grupo formado en una conferencia OPS y respaldado por la Fundación Kellogg – reflejó este punto en un documento titulado Liderazgo para el Cambio en la Educación de los Profesionales de la Salud: “El reconocimiento que la educación de los profesionales de la salud – la educación médica en particular – no estaba produciendo graduados con las aptitudes y motivaciones necesarias para satisfacer las necesidades de salud de las comunidades comenzó a prender por primera vez en los años 60… Los experimentos en educación médica comenzaron a echar raíces en varios países en los años 70, todos compartiendo el objetivo general de intentar reorientar la educación médica para hacerla más sensible a las necesidades y expectativas de las personas“. Quizás en ninguna parte fueron los experimentos en educación médica más pronunciados que en Latinoamérica. La educación a distancia, tecnología educacional, metas de comportamiento, instrucción a ritmo individual e integración enseñanza-servicio fueron mucho más que caprichos. Fueron una respuesta a las necesidades únicas de la región – la necesidad de trabajadores auxiliares bien capacitados, la necesidad de llegar a aquellos en las áreas rurales remotas, y la necesidad de servir a las comunidades. Desde el comienzo, uno de los objetivos a largo plazo de la Fundación Kellogg fue asegurar que toda la población de Latinoamérica tuviese acceso a una atención de salud adecuada. En 1976, la publicación de la organización, Estrategias para Mejorar la Salud en Latinoamérica, describe los atributos de un sistema de salud público efectivo: ◆ La Prevención va más allá de un ambiente seguro e inmunizaciones. Tiene un aspecto positivo basado en la capacidad de las personas de cambiar y de hacerse responsables de su salud. ◆ El Acceso se refiere a la capacidad de superar barreras de distancia y financieras. ◆ La Continuidad infiere que la atención debe existir no sólo cuando las personas están enfermas sino durante todas sus vidas. ◆ La Calidad no depende de tener lo último en equipos médicos de alta tecnología. Desde la perspectiva basada en la equidad, calidad significa usar los recursos disponibles para asegurar que la mayor cantidad de personas reciba el mayor beneficio posible. Elpidia Daza, una Fellow Kellogg en enfermería pediátrica (1952-1954), recibe su diploma y llave del Doctor F. Taylor Peck, Secretario de Asuntos Culturales de la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, Colombia, 1955. La educación médica se desarrolló gradualmente para cumplir con las necesidades de las comunidades locales. cuarenta y siete Capítulo 4 Todos para la Salud y la Salud para Todos ◆ Efectividad significa garantizar programas que desplieguen a los auxiliares médicos y trabajadores de salud comunitaria de formas en que protejan los recursos fiscales de Latinoamérica. Más Cerca de Utopía En la visión mundial de la asociación OPS-Fundación Kellogg, la educación en salud y la prestación de salud están entrelazadas y tienen una prioridad equivalente. La conectividad es una estrategia crucial y, debidamente potenciada, produce grandes beneficios: intercambio de ideas, diversidad de modelos con mayor potencial de replicación y disfusión de historias de éxito. En la Cuarta Reunión Especial en 1977, los ministros de salud de las Américas se reunieron nuevamente para analizar el progreso de la región. El documento producido, “Extensión de Cobertura de los Servicios de Salud Usando Estrategias de Atención Primaria y Participación Comunitaria“ enuncia principios que no sólo defendieron el movimiento “Salud para Todos“ sino que se mantienen válidos hasta nuestros días. Ésta resolvió incorporar la atención primaria y la participación comunitaria en la OPS como estrategias básicas. Y llamó al desarrollo de avances administrativos, educacionales y tecnológicos en línea con estos programas. Para hacer que este enfoque funcionara, los países, fundaciones y organizaciones debían salir de sus zonas de comodidad y encontrar maneras de trabajar en conjunto. Las resoluciones también ordenaron que las conclusiones de los ministros fuesen presentadas en 1978 en la Conferencia Internacional de Atención de Salud Primaria, celebrada en Alma-Ata, Kazajstán, en lo que era entonces la Unión Soviética. La reunión fue “uno de los eventos sociales determinantes de nuestro tiempo”, reflexionó el actual Director de la OPS, Sir. George A.O. Alleyne en un discurso de 1998 en el Simposio de Estrategias Nacionales para la Renovación de Salud para Todos. El Artículo V, la porción más frecuentemente referida de la Declaración de Alma-Ata pone de manifiesto la magnitud de lo que los delegados estaban luchando por lograr: “Los gobiernos tienen una responsabilidad con la salud de su gente que sólo puede ser satisfecha mediante la estipulación de medidas sanitarias y sociales adecuadas. Un objetivo social primordial de los gobiernos, las organizaciones internacionales y la comunidad mundial toda en las décadas por venir debe ser la obtención por todos los pueblos del mundo para el año 2000 de un nivel de salud que les permita llevar una vida social y económicamente productiva. La atención de salud primaria es la clave para alcanzar el objetivo como parte del desarrollo del espíritu de justicia social“. El concepto básico, aunque radical, de “Salud para Todos“ – y uno de los más debatidos en cuanto a significado – es que la salud es un derecho cuarenta y ocho Capítulo 4 Todos para la Salud y la Salud para Todos humano. Otros artículos abordaron la inequidad, el desarrollo económico y social, y el papel de la educación y prevención en la creación de este mundo de equidad en salud. Por supuesto, el 2000 llegó y se fue. La meta utópica de asegurar la atención de salud adecuada para todos los seres humanos todavía se mantiene igual – utópica. “Salud para Todos“ se ha vuelto así una visión motivadora en vez de un programa con una fecha límite. Aún así, al examinar cómo la OPS y la Fundación Kellogg ayudaron a rediseñar el concepto de salud pública en Latinoamérica, se hace evidente que la brecha entre visión y realidad se ha estrechado de manera significativa. Su colaboración, y las empresas que su trabajo colectivo ha inspirado, han hecho en el esfuerzo por hacer de “Salud para Todos“ una realidad, más de lo que cualquiera de las organizaciones hubiese podido lograr por sí sola. Los avances administrativos, educacionales y técnicos del movimiento "Salud para Todos" han ayudado a más millones de Latinoamericanos a clamar por su derecho a tener una buena salud. cuarenta y nueve "Lo que necesitábamos era un nuevo paradigma para la comunidad.” Dr. Francisco Tancredi, Director Regional para Latinoamérica y el Caribe, Fundación W.K. Kellogg cincuenta Capítulo 5: Una Visión Global Echa Raíces El ABC de la TSA cincuenta y tres Poder para las Personas cincuenta y cuatro El Efecto SILOS cincuenta y cinco Una Nueva Iniciativa cincuenta y siete Aplicaciones Prácticas cincuenta y nueve Comunidades Aptas para la Vida sesenta y uno Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces Una Visión Global Echa Raíces El ABC de la TSA No pasó mucho tiempo antes que el llamado a la “Salud para Todos“ tuviera eco en todo el mundo. Después de la histórica conferencia de 1977 en Alma-Ata, los delegados volvieron a sus hogares para convencer a presidentes, primeros ministros, reyes, reinas y otros jefes de estado sobre la urgencia de la misión. Pronto, el movimiento “Salud para Todos“ habría de servir como un lazo común entre las naciones – incluso aquellas con los sistemas sociales, económicos y políticos más fuertemente contrastantes. Irónicamente, esta visión global primero encontraría apoyo a niveles locales y regionales. Durante las décadas que siguieron, las comunidades servirían decididamente como campos de batalla estratégicos en la guerra contra la salud precaria. Y como era de esperarse, la OPS y la Fundación Kellogg se mantuvieron unidas a la vanguardia en poner la teoría en práctica. La conexión entre las comunidades y la salud pública de hecho había llamado la atención a mediados de los años 50. Las conferencias organizadas por la OPS en Viña del Mar y Tehuacán (ver Capítulo 2) subrayaron la necesidad desesperada de un enfoque más proactivo. Esta transformación no podía llegar muy pronto. Ya sea viviendo en las atestadas ciudades o en las dispersas comunidades rurales, muchos latinoamericanos tenían escaso o ningún acceso a la medicina preventiva. En los años 60, algunas facultades de medicina respondieron trabajando directamente con los centros de salud que servían a comunidades específicas. Este desarrollo produjo un terreno fértil para el crecimiento de un concepto innovador: la Articulación de Servicios de Enseñanza (TSA, por sus siglas en inglés). En la publicación Estrategias para Mejorar la Salud en Latinoamérica, la Fundación Kellogg describió a TSA como un sistema a través del cual los servicios profesionales de educación y salud trabajaban juntos para lograr sus objetivos respectivos y ofrecer a las personas en la comunidad inmediata acceso a una mejor atención. cincuenta y tres Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces Dentro de los numerosos proyectos TSA que surgieron durante los años 70, profesores universitarios, investigadores, profesionales experimentados y estudiantes colaboraron para introducir nuevas maneras de mejorar la salud pública. La torre de marfil de la práctica médica, que había sido excesivamente elevada y lisa para que demasiados pudieran escalarla, se estaba desmoronando. Muchos de sus habitantes, largamente acostumbrados a operar desde las dominantes alturas, se estaban encontrando ahora con sus pies firmemente plantados en el mundo real. Aquellos encargados de la salud pública se empezaron a preocupar cada vez más por la atención de salud primaria – promoviendo el bienestar, no simplemente conteniendo la enfermedad. Tanto la OPS como la Fundación Kellogg pusieron énfasis en la prevención además del tratamiento, el acceso equitativo y universal a los servicios de salud de calidad y al mayor contacto entre los prestadores de atención de salud y las poblaciones que servían. Al promover estos ideales, los proyectos TSA introdujeron un cambio significativo en la forma de enseñar y prestar la atención de salud. Sin embargo, este fue sólo el comienzo del acercamiento de la OPS y la Fundación Kellogg a la comunidad. Poder para las Personas A medida que transcurrían los años 80, Latinoamérica se convirtió en una caldera de cambio político y social, con los regímenes militares de la región dando paso a formas de gobierno más democráticas. La dictadura autocrática Argentina se hundió bajo sus propios excesos y la democracia fue restaurada en 1983, marcada por la elección de Raúl Alfonsín. En 1985, el presidente electo peruano Fernando Belaunde completó su mandato – siendo la segunda vez que esto ocurría en 40 años. Tres años después, Brasil adoptó una nueva constitución democrática, poniendo fin a décadas de control militar. Y en Chile, el General Augusto Pinochet fue derrotado en las urnas en 1989. Al fortalecerse la democracia, muchos funcionarios de salud latinoamericanos dieron una mirada a sus sistemas y advirtieron que no estaban diseñados para brindar acceso universal a la atención de salud primaria. La descentralización y la participación comunitaria eran elementos faltantes que deberían reintroducirse después de años de cumplimiento forzado de los dictados del mando militar. Para ayudar a desencadenar dicho cambio fundamental, la OPS aprobó en 1986 una resolución que llamó al “desarrollo de la infraestructura de servicios de salud con énfasis en la atención de salud primaria“. En 1988, la XXXII Reunión del Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud puso otra piedra angular con la Resolución XV, que urgía a los miembros a: cincuenta y cuatro Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces ◆ “Continuar y fortalecer su trabajo de definición de políticas, estrategias, programas y actividades para la transformación de los sistemas locales de salud.” ◆ “Asegurar la participación coordinada de todas las instituciones gubernamentales responsables de la prestación de servicios en el fortalecimiento de los sistemas locales de salud, especialmente las administraciones de seguridad social y las agencias de cooperación internacional.” ◆ “Poner especial énfasis en el suministro de recursos y descentralización para fortalecer la capacidad operativa de los sistemas locales de salud, y en programas específicos para tratar los problemas de salud prioritarios.” La Resolución XV inspiró talleres donde los representantes de muchas naciones latinoamericanas se reunieron y formularon medidas prácticas – financieras, legales y técnicas – para desarrollar estos sistemas locales de salud, los que se hicieron conocidos como SILOS. Desde el comienzo, los SILOS fueron vistos como partes esenciales de los sistemas nacionales de salud a través de la región, revigorizándolos y dándoles una nueva dirección. Desde el tratamiento de enfermedades crónicas derivadas de condiciones regionales a la superación de problemas causados por catástrofes naturales, los SILOS serían más flexibles, eficientes y sensibles a las necesidades locales. La asociación OPSFundación Kellogg utilizó la diseminación de la democracia a través de toda Latinoamérica durante la década de los 80 como un trampolín para enfocarse plenamente en la atención de salud basada en la comunidad. Sin embargo, había mucho que hacer antes que dichos sistemas pudieran ser totalmente sensibles a las necesidades de las personas. Además de la descentralización y participación comunitaria permanente, habría que ajustar los mecanismos financieros, implementar modelos de atención y dar la capacitación apropiada. El Efecto SILOS La asociación OPS-Fundación Kellogg respaldó estos esfuerzos a través de un programa multifacético conocido a veces como Fortaleciendo la Implementación de Sistemas Locales de Salud. Desde 1987 a 1993, esta serie de proyectos apuntó a formular y distribuir metodologías sólidas para mejorar los sistemas locales de salud y demostrar que la evaluación era una poderosa herramienta para el cambio. cincuenta y cinco Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces ¿Por qué era tan importante la evaluación minuciosa? Primero, para saber qué funcionaba y qué no, permitiendo a los expertos en el campo desarrollar innovaciones cada vez más efectivas. También podía invitar a una mayor participación de los prestadores de servicios, la comunidad, e incluso los consumidores individuales. Los primeros tres sistemas que el programa evaluó fueron considerados innovadores en sus respectivos países, donde las condiciones económicas, sociales y políticas favorecían la descentralización. Cada uno estaba dedicado a hacer que las varias instituciones involucradas en la atención de salud trabajaran juntas. Y todos ellos prestaban atención no a individuos aislados, sino a individuos como miembros de familias y comunidades: ◆ En Niteroi, en el estado de Río de Janeiro, Brasil, se ofreció atención en seis centros municipales de salud dotados de equipos multiprofesionales. La meta era integrar los servicios municipales y estatales con la oficina de seguridad social del país y la Universidad Federal en Fluminense. ◆ El sistema de Cali, centrado en la Universidad Valle en Colombia, creó el Centro para el Desarrollo de la Atención de Salud Primaria y Medicina Familiar. CEDAS, como se le llamaba, ponía énfasis en la familia en todas sus actividades, incluyendo la capacitación de prestadores de atención de salud, el diseño de sistemas administrativos más eficientes y la habilitación de las madres como bastiones de la salud familiar. A través de proyectos UNI, los alumnos de medicina de distintas disciplinas vincularon el aprendizaje en la sala de clases con las aplicaciones prácticas para cumplir con las necesidades de salud específicas de sus comunidades. ◆ La Universidad de Nuevo León en Monterrey, México, coordinó un proyecto de sistemas de salud que mejoró la prestación de atención de salud en la comunidad al capacitar al personal y mejorar el sistema administrativo en forma simultánea. Con retroalimentación valiosa proveniente del programa OPS-Fundación Kellogg, estos tres sistemas de prestación fueron capaces de lograr grandes mejorías de la calidad de vida en sus respectivas áreas. Sin embargo, en toda Latinoamérica los SILOS aún enfrentaban numerosos desafíos, desde inspirar la participación de la comunidad en las áreas urbanas hasta el mejoramiento de los sistemas de información. Con estos asuntos en mente, la OPS y la Fundación Kellogg seleccionaron 10 SILOS para un intenso proceso de evaluación – dos cada uno en Dominica, San Vicente, Bolivia, Haití y República Dominicana. Estos proyectos desplegaron herramientas de evaluación especiales para apreciar el trabajo y localizar áreas para el mejoramiento. Un informe de campo OPS reveló buenas noticias adicionales: en algunos SILOS, el proceso de evaluación estimuló una mayor participación de la comunidad. La etapa final del programa abordó la presentación, utilización y diseminación de los resultados de estas evaluaciones SILOS. En un importante seminario patrocinado por la OPS y la Fundación Kellogg, la metodología de autoevaluación fue votada como un éxito. Motivados por cincuenta y seis Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces estos resultados positivos, los socios ayudaron a desarrollar y distribuir una serie de manuales de 100 páginas que cubrían temas que iban desde equipos y suministros a la vigilancia ambiental. Como lo expresó la publicación, Evaluación para el Cambio: Bolivia, Haití, República Dominicana: “El simple hecho que un grupo o equipo de profesionales hiciera una pausa en su trabajo y se permitiera reflexionar respecto a la dirección de sus acciones para decidir qué está funcionando bien y qué puede corregirse… en sí mismo representa un grado de madurez“. Una Nueva Iniciativa Las TSAs ayudaron a abrir una brecha en el mundo insular de la capacitación médica y trajeron beneficios recíprocos para dadores y receptores de atención. A pesar de estos logros impresionantes, no se habían integrado totalmente con las comunidades ni habían habilitado activamente a los ciudadanos. Por su parte, los SILOS habían comenzado a cautivar a las comunidades, con las asociaciones vecinales tomando el liderazgo en algunas áreas. No obstante, el proceso de evaluación inherente dentro de la metodología SILOS reveló que muchos proyectos habrían sido más efectivos de haber incluido a más miembros de la comunidad como participantes y planificadores activos. Adicionalmente, la estructura académica aún tendía a crear barreras entre las disciplinas, y las oportunidades para el trabajo en equipo aún no estaban totalmente dadas. “Lo que necesitábamos era un nuevo paradigma para la comunidad”, dijo el Dr. Francisco Tancredi, actual director regional de programas de la Fundación W.K. Kellogg para Latinoamérica y el Caribe. Y llegó el programa UNI. También conocido como Una Nueva Iniciativa en la Educación de Profesiones de la Salud: En asociaciones con la Comunidad, la UNI se basaría en el trabajo de las TSAs y SILOS para establecer relaciones mucho más estrechas entre las universidades, comunidades y sistemas locales de salud. Sabiendo que habría más interés que el sostenible por los recursos disponibles, la Fundación Kellogg estableció directrices estrictas. Para obtener subvenciones UNI, los proyectos tenían que explicar cómo involucrarían a la comunidad. Debían demostrar que las actividades educacionales estaban incorporadas en el proceso y que participarían estudiantes universitarios con formación en distintas áreas de la salud. Y tendrían que llevar mensajes de salud directamente a las personas que más los necesitaran. cincuenta y siete Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces Hubo efectivamente un gran interés. De entre más de 150 solicitudes, la Fundación Kellogg en definitiva seleccionó 23 para transformarlos en proyectos UNI. Quince entraron en acción en 1992; otros fueron agregados a medida que avanzaba la década. ESTADOS UNIDOS BAHAMAS 씍 MÉXICO 씊 씋 씌 REPÚBLICA DOMINICANA CUBA JAMAICA BELIZE HAITÍ HONDURAS GUATEMALA EL SALVADOR 씎 NICARAGUA COSTA RICA 쐈 쐉 1. Tucumán, Argentina 3. Botucatu, Brasil 22 GUYANA 씈 Sitios de Proyectos UNI 2. Sucre, Bolivia 23 VENEZUELA PANAMÁ SURINAM GUYANA FRANCESA COLOMBIA 씉 ECUADOR 4. Brasília, Brasil � BRASIL 5. Marilia, Brasil 6. Natal, Brasil 씏 PERÚ 7. Paraná, Brasil � BOLIVIA 8. Salvador, Brasil 9. Santiago, Chile � � 10. Temuco, Chile PARAGUAY 11. Barranquilla, Colombia � CHILE 12. Cali, Colombia � 13. Medellín, Colombia 14. Quito, Ecuador 15. Colima, México � 16. Mérida, México 17. Ciudad de México, México 18. Monterrey, México 19. León, Nicaragua 20. Trujillo, Perú 21. Montevideo, Uruguay 22. Barquisimeto, Venezuela 23. Maracaibo, Venezuela cincuenta y ocho 쐅 URUGUAY ARGENTINA 21 � � Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces La diversidad dentro del programa UNI era considerable: Las comunidades tenían poblaciones que fluctuaban entre las 10.000 y 200.000 personas, y estaban equipadas con recursos de atención de salud que iban desde los muy limitados a los muy buenos. Para ayudar a cada proyecto UNI a alcanzar su más pleno potencial, la Fundación Kellogg aportó mecanismos de apoyo para los tres componentes básicos del proyecto: el académico, el sistema local de salud y los “pilares” de la comunidad. La dedicación a un proyecto UNI forzó a muchas instituciones académicas a realizar cambios importantes en sus planes de estudios de profesiones de la salud. Es más, la UNI ayudó a establecer centros de atención de salud basados en la comunidad donde los estudiantes de muchas diferentes formaciones (por ejemplo, enfermería, odontología, nutrición, farmacéutica y trabajo social) trabajarían, aprenderían, y compartirían experiencias con las familias y vecindarios que servían. La habilitación de la comunidad fue quizás el pilar más importante dentro de la estructura UNI. Aquí, el objetivo principal era que los individuos, familias y grupos asumieran funciones más activas en la salud pública. De hecho, los funcionarios UNI produjeron modelos de desarrollo de liderazgo que podían ayudar a los proyectos a convertirse en entidades autosustentables. Aplicaciones Prácticas Los proyectos UNI tomaron muchas formas y abordaron muchos asuntos. Cuatro de los más exitosos se desarrollaron en Colombia, Perú y Brasil: ◆ En Cali, Colombia, el proyecto UNI en la Universidad del Valle ayudó a reorganizar la prestación de servicios de salud en dos hospitales comunitarios y 18 centros. Fieles a la filosofía UNI, los líderes de la comunidad participaron en el proceso de toma de decisiones de maneras significativas. Entre sus logros, el proyecto creó innovadores sistemas de remisión e información compartida que aceleraron la referencia y observación de pacientes. ◆ Anidada en una comunidad peruana de 16.000 habitantes urbanos, rurales y migratorios, la Universidad Nacional de Trujillo trabajó con asociaciones vecinales, el Ministerio de Salud y el Instituto Peruano de Seguridad Social para impulsar los servicios de salud en tres puestos de salud y un pequeño hospital. Este proyecto UNI desarrolló un nuevo plan de estudios que permitió a equipos de estudiantes de enfermería, medicina y odontología aprender en la comunidad. Adicionalmente, promotores voluntarios de salud ayudaron a los residentes locales a entender y actuar sobre la importancia de los abastecimientos de agua limpia, recolección de basura y eliminación de aguas servidas. cincuenta y nueve Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces ◆ Las ciudades de rápido crecimiento significan hacinamiento y el hacinamiento trae la enfermedad. El proyecto UNI en la Universidad Estatal de Londrina en Brasil, desarrolló un nuevo sistema local de atención de salud, fortaleciendo a dos hospitales locales y 17 puestos regionales. También mejoró importantemente la capacidad del sistema para enfrentar riesgos epidemiológicos y ambientales, y urgió a la gente local a hacerse responsable del mejoramiento de su salud. ◆ En Marilia, Brasil, un área relativamente rica con sólidos servicios de atención de salud, el proyecto UNI trabajó para reducir la costosa duplicación de servicios. Uniéndose a asociaciones vecinales y departamentos de salud municipales y estatales, la Facultad de Medicina de Marilia creó asimismo un sistema de remisión computarizado que gestiona con mayor eficiencia el flujo de pacientes. Reconociendo los amplios beneficios UNI, la OPS colaboró con la Fundación Kellogg para iniciar el Programa de Apoyo al Proyecto UNI en 1996. Durante su trabajo pionero en SILOS, funcionarios de la OPS identificaron la necesidad de una mejor gestión, una epidemiología más vigorosa y una operación más eficiente del servicio, tanto en atención ambulatoria como hospitalaria. La asociación OPS-Fundación Kellogg respondió a este llamado creando una serie de 12 manuales de operación para líderes de proyectos UNI. Escritos por expertos en sus campos, estas publicaciones ofrecieron abundante información sobre cómo administrar sistemas locales de salud, cubriendo todo desde procedimientos contables a la gestión de programas ambientales. Por ejemplo, Gestión de Drogas y Vacunas, escrito por el Dr. Carlos Moreno, suministró una lista integral de drogas al nivel de atención primaria, secundaria y terciaria. Asimismo, discutió las mejores prácticas en almacenaje y control de calidad. La OPS también encomendó a la Dra. Ana María Malik la creación de Gestión de Recursos Humanos, publicación que entrega pautas para la creación de hospitales amistosos para mujeres, interactuando con sindicatos y facilitando las comunicaciones internas. Más recientemente, en 2000, la OPS y la Fundación Kellogg colaboraron en un proyecto titulado Desarrollo de Recursos Humanos para el Fortalecimiento de Niveles Descentralizados de Sistemas de Salud. Una serie de seminarios promovió el debate abierto entre creadores de políticas de atención de salud y gerentes, como también instituciones académicas y organizaciones profesionales, sobre cómo maximizar los recursos humanos. Como resultado, los líderes locales de proyectos UNI podían transmitir sus experiencias al entorno más amplio de las políticas de salud y finalmente a la esfera política. El segundo seminario en Lima, Perú, fue particularmente exitoso, dado los trastornos sociales y políticos que le precedieron. Después de la salida del Presidente Alberto Fujimori en 2001, el gobierno peruano estableció un nuevo Ministerio de Salud. Desde un comienzo, la OPS y la Fundación Kellogg participaron con el organismo en el diseño del seminario y sesenta Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces Los alumnos UNI obtienen muy valiosas experiencias prácticas dentro del espectro entero de atención de salud comunitaria. conducción de las reformas recomendadas. Las presentaciones se centraron en las experiencias del proyecto UNI en Trujillo, lo que promovió animadas discusiones sobre cómo mejorar la comunicación entre las organizaciones gubernamentales, académicas y comunitarias del país. “Con recursos limitados, hemos contribuido a poner fuerzas significativas en movimiento”, escribió Charles Godue, el director del proyecto. “La sinergia entre Kellogg y la OPS en el proyecto ha sido una gran ventaja...” Comunidades Aptas para la Vida La iniciativa Ciudades Sanas, muy en paralelo con el Movimiento de Municipalidades y Comunidades Sanas, también abogó por un enfoque local al mejoramiento de la salud pública. Imitando las positivas experiencias en Europa y Canadá, proyectos de ciudades sanas fueron puestos en práctica en Managua, Nicaragua; Valdivia, Chile; Cienfuegos, Cuba; Zacatecas, México; Manizales, Colombia; Zamora, Venezuela; San Carlos, Costa Rica; y Curitiba, Brasil. sesenta y uno Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces ¿Cómo se vuelve sana una municipalidad? De acuerdo con un informe de la OPS en la publicación en línea del Consejo Mundial de Salud, el proceso comienza “cuando las organizaciones locales, los ciudadanos y las autoridades elegidas celebran un acuerdo e implementan un plan de acción que mejorará continuamente las condiciones sociales que producen salud y bienestar para todas las personas que viven en ese espacio“. Es un proceso que ya se ha difundido en más de 1.500 municipalidades registradas en México. A menudo trabajando entre derruidos asentamientos aztecas, mudos testigos de una ecosensibilidad más antigua, líderes en varios sectores y miembros de la comunidad han efectuado campañas de educación sobre el medio ambiente y saneamiento básico. Otros proyectos abordaron cuestiones de calidad de vida y prevención de drogas. En Argentina, niños, adolescentes y madres se han beneficiado de los esfuerzos colaborativos de organizaciones gubernamentales, escuelas, grupos ecológicos y la Cruz Roja. Juntos, estos grupos están trabajando para: 1) disminuir la desnutrición con la solución práctica de huertos comunitarios; 2) mitigar la pobreza a través de microempresas; y 3) crear redes de radiodifusión para difundir importantes mensajes de salud. Mientras la OPS se concentraba en la política y el discurso, la Fundación Kellogg hizo su parte en el ámbito comunitario. ¿La estrategia? Promover el concepto de Ciudades Sanas expandiendo la esfera de influencia dentro de los sistemas locales de salud pública. Iniciado en 1996, el programa Nueva Enseñanza y Nuevas Prácticas ha ayudado a numerosos proyectos a forjar fuertes lazos entre escuelas de salud pública, organizaciones comunitarias y gobiernos municipales. Además de crear nuevos materiales de capacitación, estos proyectos han comprometido activamente a profesionales que normalmente no tienen voz en las decisiones de salud pública, incluyendo a abogados, psicólogos, comunicadores sociales, expertos en comunicación e incluso arquitectos. Esta afluencia de enfoques y puntos estratégicos, combinada con la participación activa de la comunidad, ha llevado a formas holísticas innovadoras de aplicar el ideal de Ciudades Sanas. En 2002, OPS y la Fundación Kellogg introdujeron el Kit de Promoción de Salud para Alcaldes – una guía de salud comunitaria para líderes comunitarios de Latinoamérica. El programa Nueva Enseñanza y Nuevas Prácticas además intensificó el papel de los alcaldes y otros funcionarios municipales de salud pública. Incentivada por este éxito, la Fundación Kellogg apoyó en 2002 el lanzamiento por la OPS del Kit de Promoción de la Salud para Alcaldes. Diseñado para ayudar a los líderes locales a mejorar la salud de los ciudadanos, el kit ofrece información práctica sobre el desarrollo de medidas de promoción de la salud, reorientación de servicios de salud y participación de la comunidad. Trabajando juntos, la OPS y la Fundación Kellogg han ayudado a producir enormes cambios en salud y bienestar llevando materiales, mensajes y habilitación directamente a las personas. Los mejoramientos que emergieron sesenta y dos Capítulo 5 Una Visión Global Echa Raíces de esta orientación comunitaria han subido vertiginosamente, fortaleciendo no sólo a naciones individuales, sino también el potencial colectivo de todo el hemisferio. Y tal como lo ilustran los dos próximos capítulos, la OPS y la Fundación Kellogg han aprovechado exitosamente esta energía para llegar a las familias – el verdadero corazón de la salud pública. Una promotora de la salud inspecciona la calidad de agua en Colombia. OPS y Fundación Kellogg incentivan a los líderes locales a enfocarse en la sanidad y muchos otros temas para mejorar las condiciones de salud dentro de sus propias comunidades. sesenta y tres En la cultura latinoamericana orientada hacia la familia, los núcleos familiares – con toda su confianza, familiaridad e informalidad de interacción – habían sido confirmados como la estructura fundamental para el logro de una mejor salud individual. sesenta y cuatro Capítulo 6: Para Madres y Niños Un Compromiso Compartido sesenta y siete Sintiendo la Urgencia sesenta y ocho Mezclando lo Mejor de lo Antiguo y lo Moderno sesenta y nueve Llevando la Atención a la Comunidad setenta Un Asunto Familiar setenta y uno Una Cuestión de Tecnología setenta y dos Llegando Más Allá setenta y cuatro Heroísmo en Salud Pública setenta y cuatro Capítulo 6 Para Madres y Niños Para Madres y Niños Un Compromiso Compartido W.K. Kellogg avanzó con dificultad en la escuela, abandonando la educación formal apenas después del sexto año. “Mi profesor pensaba que era estúpido”, recordó después. No fue sino hasta haber cumplido los 20 años de edad que supo de su miopía, y que sus supuestos problemas de aprendizaje pudieron haber sido remediados fácilmente con el diagnóstico apropiado y un par de lentes. Esta temprana experiencia ayudó a motivar a W.K. Kellogg para hacer alivio del sufrimiento infantil una prioridad principal de su Fundación. Es un compromiso que la OPS ha compartido por décadas. En los años 20, los delegados a las Conferencias Sanitarias Panamericanas comenzaron a discutir problemas de salud maternoinfantil, como la higiene en las escuelas y la capacitación de parteras tradicionales. Esta tendencia se formalizó como política oficial en 1948, cuando los participantes en el Noveno Congreso Infantil Panamericano aprobaron la Declaración de Caracas, la cual estableció que las madres y sus hijos tenían un derecho inequívoco a la protección de la salud. Considerando estos desarrollos, no es de sorprendente que el bienestar de madres y niños haya sido desde hace mucho tiempo una piedra angular de la asociación OPS-Fundación Kellogg. Y por una buena razón: en Latinoamérica – donde las mujeres en edad de procrear y los niños constituyen un porcentaje muy alto de la población – la salud maternoinfantil adquiere un significado extraordinario. La dedicación combinada de la OPS y la Fundación Kellogg fue formidable, pero también lo fueron los desafíos. Sobre la base de las necesidades identificadas a través de una misión de análisis, la OPS puso en práctica iniciativas en más de una docena de países en toda la región, incluyendo sesenta y siete Capítulo 6 Para Madres y Niños programas de inmunización contra la difteria, tos convulsiva o coqueluche y tuberculosis. A pesar de estos esfuerzos pioneros, los problemas de salud pública continuaron asolando a Latinoamérica. En casi todas las ciudades grandes, más y más personas se concentraban en barrios pobres y superpoblados cuyos alcantarillados, si los había, probaban no ser suficientes. La pobreza, desnutrición y enfermedad abarcaban las calles y poblaciones marginales en su implacable abrazo, en ocasiones disminuido, pero nunca detenido por doctores, dentistas y enfermeras sobrepasados y mal equipados. Predeciblemente, los más vulnerables, incluyendo madres y lactantes, sufrían y morían en grandes números. Sintiendo la Urgencia La década del 60 fue testigo de trastornos sociales que destruyeron el statu quo en muchas áreas del mundo. En 1968, 10 millones de trabajadores franceses fueron a la huelga en solidaridad con las protestas estudiantiles, ayudando a derribar el gobierno de Charles de Gaulle e inspirando una amplia reforma de las políticas de inmigración, educación y género de su país. Ese mismo año, el movimiento Primavera de Praga intentó dar a los checoslovacos las libertades de palabra y reunión antes de ser brutalmente reprimido por las tropas soviéticas. En los Estados Unidos, el movimiento en pro de los derechos civiles fomentó el cambio legislativo y social que ayudó a atenuar la segregación racial. Los habitantes de las poblaciones marginales como esta en Port-auPrince, Haití, a menudo sufren de hacinamiento y malos sistemas de sanidad. sesenta y ocho La OPS también sirvió como agente de cambio durante los años 60, patrocinando una serie de estudios decisivos que pusieron claramente en relieve la crisis latinoamericana en salud maternoinfantil. El Estudio Interamericano de Mortalidad en Adultos, publicado en 1967 bajo el título, “Patrones de Mortalidad Urbana”, reveló un abismo alarmante: en los países latinoamericanos moría un número mucho mayor de mujeres entre 15 y 44 años de edad debido a causas relacionadas con la maternidad. Un seguimiento del informe produjo resultados igualmente atemorizantes: en San Francisco, una muerte en 174 se asociaba con la maternidad, mientras que en Santiago, Chile, la relación era de una en cinco. Las madres latinoamericanas a menudo transmitían severos problemas de salud a sus recién nacidos. Pero la mayor causa de muerte infantil bajo los cinco años de edad no era la enfermedad, era el hambre. La Investigación Interamericana de Mortalidad Infantil, dirigida por la OPS, descubrió que las deficiencias nutricionales causaban al menos el 57 por ciento de todas las muertes en este grupo etario, exacerbadas por las bajas tasas de lactancia materna. La diarrea y el sarampión eran comunes, especialmente en Capítulo 6 Para Madres y Niños las áreas rurales, y el cuidado prenatal deficiente y la ausencia de agua potable limpia perpetuaban el ciclo de sufrimiento. Subyacente a estas amenazas a la salud había una verdadera explosión demográfica en Latinoamérica, cuya población se duplicaba cada 24 años. Durante gran parte del siglo 20, los funcionarios gubernamentales de la región raramente incluyeron este problema política y culturalmente sensible en los foros de discusión pública. Sin embargo, a fines de los años 60, comenzaron a encararlo frontalmente. En 1967, los ministros de salud latinoamericanos se reunieron en Caracas, Venezuela, para la Conferencia sobre Políticas Demográficas con Relación al Desarrollo patrocinada por la OPS. Redactaron una serie de recomendaciones que ayudaron a pavimentar el camino para los programas de planificación familiar a través de la región Mezclando lo Mejor de lo Antiguo y lo Moderno Emergiendo de esta caldera de actitudes transformadas y renovada urgencia, la asociación OPS-Fundación Kellogg en salud maternoinfantil introdujo décadas de reformas visionarias, pero prácticas. Desde 1974 a 1982, las organizaciones apoyaron en forma conjunta el Programa Regional para el Desarrollo de la Salud Maternoinfantil. El esfuerzo permitió a talentosos equipos de proyectos en varias instituciones médicas y docentes en Brasil y Colombia, mejorar la atención de mujeres embarazadas y lactantes. Tradicionalmente, las mujeres brasileras han confiado en una partera, conocida como aparadeira (receptora), para ayudar en el parto. Un proyecto OPS-Fundación Kellogg estuvo centrado en la Universidad Federal de Ceará en Fortaleza, una ciudad costera en el Atlántico. Este proyecto capacitó a las parteras en la adopción de métodos tradicionales para evitar operaciones cesáreas y otras cirugías innecesarias. A su vez, las parteras incentivaron a las madres a usar el taburete de parto, una silla acolchada, cubierta de plástico, que hacía el alumbramiento más seguro y cómodo. Bajo la dirección del Dr. José Galba Araujo, un profesor de obstetricia, las parteras mejoraron las normas en las instalaciones sanitarias locales, aprovisionándolas con equipos vitales y asegurando que pudiesen usarse las 24 horas del día. También fueron entrenadas para realizar procedimientos médicos menores y, quizás lo más importante, aprendieron a identificar mujeres con embarazos de alto riesgo, las cuales eran remitidas al hospital docente y maternidad en Fortaleza. Los efectos del proyecto en el estado de Ceará – que previamente tenía la dudosa distinción de exceder la ya alta tasa nacional de mortalidad infantil de 109 muertes por cada 1.000 – fueron nada menos que increíbles. Durante sus primeros dos años de funcionamiento, una maternidad de nuevo estilo en el pequeño pueblo de Lagoa Redonda ayudó en el nacimiento de 1.685 criaturas sin una sola pérdida de vida, del recién nacido o la madre. sesenta y nueve Capítulo 6 Para Madres y Niños Llevando la Atención a la Comunidad La colaboración OPS-Fundación Kellogg en salud maternoinfantil también ayudó a establecer el Programa de Capacitación en el Empleo en dos islas en una de las regiones administrativas de Río de Janeiro. Juntas, la Isla Governador, capital de la región, e Isla Fundao, donde recientemente se había construido un nuevo hospital, sirvieron las necesidades médicas de una cadena de más de 20 pequeñas islas. La familia – la unidad social más importante de Latinoamérica – tiene que considerarse en una forma integral al estructurar y distribuir la atención de salud dentro de una comunidad. setenta Dirigido por un equipo de la Universidad Federal en Río de Janeiro, este programa especializado integraba la experiencia laboral práctica para estudiantes de medicina y enfermería con la enseñanza, investigación, y educación y participación de líderes comunitarios. El programa servía un área con la más alta tasa de natalidad en Río de Janeiro, donde el 55 por ciento de la población estaba compuesta de madres y niños. Aunque la mortalidad infantil era baja comparada con Ceará, los lactantes y párvulos aún fallecían de influenza, neumonía, bronquitis y asma. Gracias a este esquema innovador, muchos más pacientes obtuvieron acceso a una gama más amplia de servicios de mejor calidad. Además, se establecieron nuevos programas de investigación para abordar temas importantes, como la lactancia materna, inmunología y evaluación del factor de riesgo antes y después del nacimiento. Capítulo 6 Para Madres y Niños La primera etapa de la asociación OPS-Fundación Kellogg en salud maternoinfantil fue realzada mediante tres seminarios internacionales, que permitieron a los líderes intercambiar ideas y experiencias. Médicos, matronas, enfermeras y administradores de toda Latinoamérica aportaron ganancias significativas a la supervivencia y bienestar de las poblaciones que sirvieron. Los asistentes a los seminarios escucharon cómo el equipo de proyecto en la Universidad de Javeriana en Bogotá mejoró la nutrición infantil en la ciudad. Se enteraron que un equipo en Río de Janeiro creó el Estudio de Riesgo Pediátrico, el primer modelo predictivo basado específicamente en las condiciones imperantes en Brasil, incluyendo factores reproductivos, perinatales y pediátricos. Y supieron cómo otro equipo de proyecto brasileño creó manuales ilustrados sobre atención infantil para mujeres analfabetas. Conforme a un informe de evaluación, los proyectos que conformaron el Programa Regional para el Desarrollo de la Salud Maternoinfantil habían, colectivamente, “fortalecido los programas nacionales en Brasil y Colombia“. Pero la OPS y la Fundación Kellogg advirtieron que no podían dormirse en sus laureles. Muchos otros desafíos, en muchos otros países, esperaban su talento combinado y determinación. Un Asunto Familiar Durante los años 70, la OPS y la Fundación Kellogg llegaron a reconocer un postulado fundamental para la acción efectiva: Todos los problemas que abordaban estaban integrados, emergían uno de otro y contribuían entre sí. Se entendía así la necesidad de tener programas integrados para superarlos. En 1980, con esta idea en mente, las organizaciones lanzaron una segunda iniciativa primordial para mejorar la salud maternoinfantil. En la cultura latinoamericana orientada hacia la familia, los núcleos familiares – con toda su confianza, familiaridad e informalidad de interacción – habían sido confirmados como la estructura fundamental para el logro de una mejor salud individual. El nuevo programa honraba este principio, incluso en su nombre: “Programa Regional de Atención Perinatal y Maternoinfantil con Énfasis en la Atención de Salud Primaria para el Núcleo Familiar“. Ya que el núcleo familiar funcionaba como una unidad más pequeña de la comunidad, la nueva estrategia basaría sus programas, gastos y contratación en lo que cada comunidad necesitase. El Centro Latinoamericano para el Desarrollo Perinatológico y Humano (LACP, por sus siglas en inglés), una unidad OPS con sede en Montevideo, Uruguay, se convirtió en un nuevo elemento vital del programa. Como resultado de ello, la OPS y la Fundación Kellogg comenzaron el segundo programa de salud maternoinfantil en dos regiones uruguayas, Cerro Largo y Río Branco. Con la ayuda del LACP, la asociación OPS-Fundación Kellogg rápidamente expandió su cobertura de salud, gracias en gran parte a una campaña de setenta y uno Capítulo 6 Para Madres y Niños educación complementaria para padres y futuros padres, y la comunidad como un todo. También importante, la experiencia fue redistribuida desde su concentración en los hospitales hacia los centros de salud distantes. Un hospital privado, más pequeño, en Melo, la ciudad más grande de Cerro Largo, actuó como un campo de pruebas para las nuevas iniciativas. Una Cuestión de Tecnología El trío LACP-OPS-Fundación Kellogg también apoyó un estudio innovador de 100 madres que probó cómo la reinducción de la lactancia puede ser un medio eficaz para tratar la diarrea. El estudio redituó un dividendo inesperado. Después de la reinducción de la lactancia, muchas madres se hicieron más activas en los tratamientos hospitalarios de sus niños. Esto no sólo sirvió para favorecer una mejor comunicación con los trabajadores de salud, también promovió un enfoque de la atención en equipo. Otra innovación notable encabezada por el LACP fue el Sistema de Información Perinatal, basado en registros clínicos simplificados. Con demasiada frecuencia, los registros oficiales demasiado engorrosos al final producían información que era innecesaria para las situaciones de bajo riesgo. El nuevo sistema, con su estructura de pasaportes perinatales para madres y lactantes, aprovechaba las nuevas capacidades computacionales y creaba módulos tecnológicos adaptados para la atención de salud en diferentes etapas del embarazo y maternidad. Almacenada en computadores, era más accesible para otros servicios y grupos, y podía actualizarse fácilmente con nueva información. El resultado neto: mejor y más eficiente atención para las madres y sus recién nacidos. En otro elemento del programa, la OPS y la Fundación Kellogg se concentraron en fortalecer las actividades docentes y los servicios de enseñanza del LACP. Básica en el logro de este objetivo fue la necesidad de mejorar la gama y calidad de los materiales didácticos publicados y audiovisuales disponibles en español y portugués. Una nueva producción incluyó manuales técnicos para capacitar trabajadores de salud, enfermeras y doctores. Cubrían muchas áreas – desde la identificación de patrones de peso al nacer hasta la implementación de programas de inmunización, desde el control de infecciones respiratorias agudas al tratamiento de la enfermedad. Los socios también encargaron diapositivas, videocasetes y películas que abordaban temas de la mayor importancia para madres y niños. Una presentación promovió la vinculación temprana entre madre e hijo directamente después del nacimiento, recomendando la lactancia materna como un componente esencial. Otra llevó cámaras a la sala de parto para estudiar a los padres interactuando con sus hijos recién nacidos. Con el apoyo de la OPS y la Fundación Kellogg, el LACP audazmente abordó un asunto que se estaba convirtiendo en un problema creciente en muchos setenta y dos Capítulo 6 Para Madres y Niños Las iniciativas de salud para la madre y el niño no sólo mejoraron la atención de salud del niño en la comunidad, sino que también se simplificaron las fichas médicas, se mejoraron los materiales de enseñanza y capacitación y se enfrentó el uso excesivo de tecnologías complejas. países latinoamericanos. Mientras las tecnologías de salud cada vez más complejas estaban produciendo resultados positivos, su mal uso estaba desperdiciando dinero. En algunos casos, incluso estaban causando daño. Por ejemplo, un estudio académico sobre el Monitoreo Fetal Electrónico (EFM, por sus siglas en inglés) reveló que hay “poco beneficio adicional del EFM comparado con la auscultación (uso del estetoscopio)“. Más importante, el informe señaló: “El riesgo de las operaciones cesáreas aumenta substancialmente con el EFM“. El uso inapropiado de drogas, como también de equipos médicos, puede ser igualmente perjudicial para la salud. Ensayos clínicos han mostrado que pacientes con diabetes de inicio tardío que tomaban la droga tolbulomida morían más a menudo de cardiopatía. setenta y tres Capítulo 6 Para Madres y Niños Un informe OPS concluyó que mucha de la tecnología médica importada a los países latinoamericanos no estaba siendo ensayada respecto a su eficacia, seguridad o efectividad en cuanto a los costos. Irónicamente, está era un área donde las personas más adineradas eran afectadas desproporcionadamente. ¡El acceso de la gente pobre a dicha tecnología era extremadamente limitado! Cooperando con otras redes, la OPS desarrolló actividades para producir el cambio en áreas claves, incluyendo la transferencia de tecnología, investigación y desarrollo, y educación. Esto ayudaría a asegurar que los países latinoamericanos obtuvieran los beneficios de la innovación mientras se protegían de sus peligros. Llegando Más Allá Personal del LACP, OPS y Fundación Kellogg viajó a través de Sudamérica, explorando y evaluando los mejores sitios en las cuales emplazar proyectos adicionales de salud maternoinfantil centrados en la comunidad. En 1982, siete países cumplieron los criterios como anfitriones apropiados, definitivamente implementando 18 proyectos, entre ellos: Muchos de los proyectos involucraban varias instituciones y disciplinas – una mezcla de experiencia que fortaleció los componentes individuales. Los expertos en prestaciones de salud coordinaron su trabajo con programas de enseñanza y capacitación, destacando la atención materna, perinatal e infantil entre las poblaciones que habían sido empujadas a los márgenes de la sociedad. Los proyectos también promovieron activamente la participación de la comunidad. Dentro de este marco integrado, la asociación OPS-Fundación Kellogg difundió conocimiento esencial y brindó asistencia técnica oportuna, además del financiamiento. Más importante, las organizaciones crearon oportunidades de conectividad entre proyectos, incluyendo la Reunión Anual de Colaboradores Principales. Al destacar la diversidad de actividades, un informe de evaluación OPS señaló: “Los objetivos de estos proyectos enfatizan diferentes áreas, como el desarrollo de servicios de salud al nivel primario, capacitación de recursos humanos, desarrollo de tecnologías apropiadas e investigación operacional y epidemiológica“. Por ejemplo: ◆ Un equipo de la Universidad de Javeriana en Bogotá, Colombia, creó un sistema de atención maternoinfantil regionalizado que funcionó bien bajo condiciones de la ‘vida real’, con servicios basados en necesidades y normas culturales de las comunidades en el área. El informe OPS revela cómo este éxito creció vertiginosamente: “Después de los resultados efectivos en el proyecto, el sistema se está aplicando en una experiencia a escala nacional [llevando a] una mejor integración de los equipos de salud en diferentes niveles de atención“. setenta y cuatro Capítulo 6 Para Madres y Niños ◆ El programa de salud maternoinfantil en Santiago, Chile, ayudó a reducir la tasa de mortalidad neonatal de 23 a 16 por cada 1.000 nacidos vivos. De acuerdo con el informe OPS, “La alta calidad de la atención prestada y las capacidades pedagógicas demostradas han hecho de este proyecto un centro nacional e internacional para la capacitación de personal de salud maternoinfantil, especialmente en neonatología y atención perinatal“. Sitios de Proyectos LACP Desde 1982, se condujeron 18 proyectos distintos de salud materno-infantil en siete países Latinoamericanos: 1. Cordoba, Argentina 2. Rosário, Argentina 3. Campos, Brasil 4. Belém, Brasil 5. Fortaleza, Brasil 6. Niterói, Brasil 7. Rio de Janeiro, Brasil 8. Santiago-North, Chile 9. Santiago-Southeast, Chile ESTADOS UNIDOS 10. Bogotá, Colombia 씊 11. Bucaramanga, Colombia BAHAMAS 쐉 MÉXICO 씉 JAMAICA BELIZE 12. Santiago de los Caballeros, República Dominicana REPÚBLICA DOMINICANA CUBA HAITÍ 13. Quito, Ecuador HONDURAS GUATEMALA EL SALVADOR 14. León, México NICARAGUA COSTA RICA 15. Tijuana, México PANAMÁ 쐈 VENEZUELA 16. Asunción, Paraguay GUYANA SURINAM GUYANA FRANCESA 쐅 COLOMBIA 17. Arequipa, Perú 18. Cerro Largo, Uruguay 씈 � ECUADOR � BRASIL PERÚ BOLIVIA 씌 � �� PARAGUAY CHILE 씋 � � � � 씍 URUGUAY ARGENTINA setenta y cinco Capítulo 6 Para Madres y Niños ◆ En las ciudades mexicanas de León y Tijuana, el equipo de proyecto de salud maternoinfantil implementó un nuevo enfoque en la prestación de atención prenatal, en el cual las mujeres embarazadas se clasificaban de acuerdo con una escala de riesgo. Una vez más, el informe OPS evaluó las consecuencias: “El programa está contribuyendo a desarrollar componentes básicos de atención de salud maternoinfantil para las poblaciones marginales“. Heroísmo en Salud Pública La tercera fase de la colaboración OPS-Fundación Kellogg, desde 1985 a 1990, continuó enfocada en las familias como la base del cambio. Otros elementos que ya habían probado ser exitosos también encontraron un lugar aquí. Los profesionales participantes se comprometieron nuevamente a prestar servicios regionalmente, con una preocupación preferente por las necesidades de atención de salud primaria de la comunidad. Para avanzar, la OPS y la Fundación Kellogg ayudaron a organizar grupos de conectividad, cuya misión colectiva era la investigación, desarrollo y evaluación de tecnologías de salud. Uno de tales grupos creó una metodología para equiparar la tecnología con las necesidades, un componente difícil y sin embargo vital de la prestación de atención de calidad. Otro grupo investigó estilos de vida y sistemas culturales, identificando sus repercusiones sobre la salud maternoinfantil. Además de evaluar el comportamiento de personas y profesionales, este grupo abordó el difícil tema del abuso infantil. Una enfermera administra oxígeno a un lactante en un hospital de Lima, Perú. La tecnología utilizada para procedimientos como este ha sido un elemento importantísimo para las iniciativas maternoinfantil de OPSFundación Kellogg. setenta y seis Un tercer grupo se concentró en las políticas tecnológicas e innovación. Analizó la cobertura del seguro médico y cómo influye en el acceso a la tecnología de los servicios de salud, estudió las tendencias legislativas relacionadas con la familia, examinó la relación entre el conocimiento científico y la supervivencia infantil, e investigó la influencia de los sistemas de información, planificación y presupuesto en la difusión de la tecnología. Incluso otro grupo se centró en los escollos potenciales en la transición desde niño a adulto, investigando los riesgos típicos para el grupo e identificando posibles soluciones de prestación de atención de salud. El grupo desarrolló un enfoque matricial para la investigación de riesgos, como el embarazo, drogas, alcoholismo y accidentes, y las varias estrategias preventivas que involucran a los servicios de salud comunitarios. De hecho, el conocimiento derivado de esta iniciativa ayudó a encender la mecha para una alianza OPS-Fundación Kellogg más integral en el área de la salud del adolescente. Capítulo 6 Para Madres y Niños La asociación OPS-Fundación Kellogg para la salud maternoinfantil ha tomado muchas formas y abordado muchos asuntos. Pero un hilo común se ha tejido a través de este espacio de acción poco común, mejor descrito por el informe final de programa: “Los proyectos OPS-Kellogg no son considerados planes de trabajo separados, sino partes integrales del todo... una estrategia [que ha] fortalecido la eficiencia y efectividad en el área de la salud maternoinfantil“. Una demostración de este éxito llegó en 2002, cuando la Dra. Elsa Moreno, quién sirvió como directora del programa de salud maternoinfantil de la OPS desde 1976 a 1989, fue nombrada como uno de los 11 “Héroes de la Salud Pública de las Américas“ durante las celebraciones del centenario de la organización. Madre e hijo disfrutan un momento de tranquilidad en Santo Domingo, República Dominicana. setenta y siete “El proyecto OPS-Fundación Kellogg ha dado a la juventud latinoamericana la oportunidad de convertirse en actores del cambio y desarrollo en nuestras sociedades. Gracias a su énfasis en la participación juvenil, las repercusiones del proyecto han sido substanciales.” Diana Teresita Espinosa Líder Juvenil Colombiana setenta y ocho Capítulo 7: La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad Una Dosis de Realidad ochenta y uno El Comienzo de un Futuro Más Brillante ochenta y dos Haciendo Conexiones ochenta y cuatro Cerrando la Brecha Generacional ochenta y cuatro La Promoción en Acción ochenta y seis Mostrando Flexibilidad ochenta y siete Hablando Claro en Favor de un Cambio ochenta y nueve Conectividad noventa Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad Una Dosis de Realidad Durante la mayor parte del siglo 20, la salud del adolescente en las Américas no atrajo mucho la atención como un problema de salud de alta prioridad. Con las enfermedades infantiles en el espejo retrovisor y los problemas de salud de la edad adulta y vejez a lo lejos, la noción dominante era que la adolescencia ofrecía un refugio relativamente seguro. “Las necesidades de esta gente joven a menudo eran pasadas por alto por los servicios médicos y humanitarios a través de la región”, señaló la Dra. Matilde Maddaleno, consejera regional OPS en salud del adolescente. “Sólo recibían atención cuando su comportamiento se hacía molesto o agresivo“. La percepción y la realidad eran mundos separados. Diariamente, los adolescentes enfrentaban los peligros que están al acecho siempre que la curiosidad y la energía se encuentran con la inexperiencia y la falta de orientación: adicciones, enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, al igual que una variedad de accidentes físicos. Tales experiencias, perturbadoras en sí mismas, a menudo estaban acentuadas por problemas médicos mucho más serios. Desde el comienzo de los años 90, la OPS y la Fundación Kellogg han trabajado diligentemente para aumentar la conciencia entre los líderes de salud pública de la región sobre los peligros que enfrentan los adolescentes. La difusión de esta información continúa siendo una estrategia fundamental en esta campaña. Por ejemplo, el recientemente publicado, Enfoque de Aptitudes de Vida, subraya la situación actual: “La gente joven enfrenta desafíos considerables a su desarrollo saludable. En varios de los países más pobres de la Región, las enfermedades infecciosas, ochenta y uno Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad como la diarrea, influenza y neumonía aún están entre las cinco primeras causas de muerte para los jóvenes entre 10 a 14 años de edad. Mas, para muchos países en el otro extremo de la transición epidemiológica, la muerte y enfermedad asociadas a los comportamientos riesgosos, como el hábito de fumar, los accidentes automovilísticos, la violencia y la actividad sexual de alto riesgo han comenzado a crecer en importancia. Durante la última década, el nivel de violencia ha aumentado en todo el mundo y está emergiendo como uno de los problemas más serios en la región.” El Comienzo de un Futuro Más Brillante Con un accionar inspirado por informes de campo tan crónicamente perturbadores, el Dr. Carlyle Guerra de Macedo, director de la OPS a comienzos de los años 90, puso la salud del adolescente en la lista de prioridades de la organización. Poco tiempo después, en el XXXVI Consejo Directivo en 1992, los estados miembros adoptaron el Plan de Acción para la Salud del Adolescente en las Américas, el cual urgió a los gobiernos de la región a: Alumnos en un gimnasio de Campinas, Brasil realizan sus pasos hacia una vida adulta con una mejor salud. ochenta y dos ◆ Moldear políticas y planes nacionales para promover la salud del adolescente ◆ Fortalecer los vínculos entre los organismos responsables de este grupo etario Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad ◆ Involucrar a la gente joven en la creación de actividades de promoción de la salud de maneras significativas ◆ Estimular a los sectores públicos a trabajar juntos en una serie de proyectos innovadores Contra este telón de fondo, la OPS y la Fundación Kellogg crearon el Proyecto para Apoyar Iniciativas Nacionales en Salud Integral de Adolescentes en la Región de las Américas. El proyecto comenzó con un enfoque tipo “gran imagen”, esforzándose por ayudar a los programas nacionales de salud a satisfacer las necesidades de los adolescentes. Algunos países, al menos inicialmente, no estaban plenamente convencidos de la urgencia de enmendar sus sistemas. En respuesta, la OPS y la Fundación Kellogg publicaron, ¿Por Qué Debemos Invertir en los Adolescentes?, enfatizando los argumentos fiscales y morales para el cambio. Este documento puso de relieve los “costos substanciales para los gobiernos e individuos si estos jóvenes no llegan a la edad adulta gozando de buena salud, bien educados, y capaces de responder a las necesidades de sus propios hijos“. Y demostró que estos costos son “casi siempre mayores – en ocasiones enormemente mayores – que los costos de los programas para ayudar a la juventud a alcanzar estos objetivos“. Para dar inicio al proceso, la OPS y la Fundación Kellogg desarrollaron y distribuyeron conjuntamente una amplia variedad de herramientas especializadas – manuales, directrices y estudios – en español, portugués e inglés. La asociación también ayudó a más de 1.200 profesionales de la salud a recibir capacitación en cómo usarlas. Esta estrategia ha producido generosas utilidades. Funcionarios de salud en numerosos países latinoamericanos realizaron ensayos prácticos usando Familia y Adolescencia: Indicadores de Salud. Esta herramienta de diagnóstico especializada, acoplada con Evaluación de Servicios de Atención Ambulatoria de Adolescentes y Estudio de Oportunidades Perdidas, permitió a los profesionales identificar vacíos en la atención. Adicionalmente, organismos en Argentina, Bolivia, Brasil y Costa Rica crearon sus propios programas con la ayuda de herramientas OPS-Fundación Kellogg, como las Directrices para Programar la Atención Integral de Salud de Adolescentes y Sistema para la Salud Integral de Adolescentes. El proyecto OPS-Fundación Kellogg ayudó también a inspirar al Ministerio de Salud chileno para introducir el primer programa nacional de salud para la juventud del país en 1994. De acuerdo con un informe de campo de la OPS, la iniciativa estaba trabajando para “monitorear las determinantes de los problemas de salud entre la gente joven, desarrollar la capacidad para el cuidado personal y asegurar servicios de atención integral de salud“. Claramente, el problema de la salud del adolescente había hecho su aparición en las pantallas de radar latinoamericanas. ochenta y tres Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad Haciendo Conexiones Para expandir los efectos del proyecto, la OPS y la Fundación Kellogg copatrocinaron en 1996 la Conferencia en Salud Integral de Adolescentes y Jóvenes. Reunidos en Washington, D.C., los 49 doctores, sociólogos, psicólogos, enfermeras y líderes juveniles de 17 países latinoamericanos y caribeños representaban una concentración considerable de conocimiento y liderazgo. La conferencia les ayudó a regresar a casa y dirigir programas para adolescentes acondicionados a las necesidades de sus propios países – programas basados en un marco conceptual común que entre todos ayudaron a configurar. De común acuerdo, uno de los resultados más valiosos de la conferencia fue el aporte, no sólo de profesionales de la salud, sino también de cuatro líderes juveniles regionales, quienes pudieron hablar con conocimiento de causa de las prioridades para la acción “sobre el terreno“. Su participación originó un compromiso de habilitación juvenil que se convirtió en motivo de futuras iniciativas. La conferencia también probó ser una generadora de conectividad, con Nicaragua y Costa Rica estrechando lazos de colaboración técnica, y Nicaragua, Guatemala y Honduras estableciendo programas de capacitación conjunta y planes nacionales de acción. Se utilizó la Internet durante los cinco primeros años del proyecto OPSFundación Kellogg para mantener estas líneas de comunicación activas. La OPS desarrolló su propio Sitio Web de Salud del Adolescente para ofrecer información de proyecto crítica y vínculos con lo más reciente en investigación e información técnica. Cerrando la Brecha Generacional La OPS también tuvo un papel activo en la Iniciativa de Adolescentes Saludables de la Fundación Kellogg en Latinoamérica. El esfuerzo reflejó la creciente comprensión que las mejores intervenciones en favor de los adolescentes pasan a través de la salud, educación, deportes y desarrollo económico. Bajo este paraguas, la OPS y la Fundación Kellogg instauraron un proyecto doble en Cochabamba y Sucre, dos importantes ciudades en Bolivia. Se invitó a los adolescentes a sentarse en la junta directiva y ayudar a administrar el proyecto – una jugada que abrió mentes a ambos extremos de la escala etaria. Al comienzo del proyecto en 1996, el coordinador local en Sucre tuvo la previsión de solicitar la ayuda de un asesor en psicología para resolver conflictos potenciales. Fue una sabia decisión considerando que muchas de las consiguientes discusiones en grupo plantearon la pregunta central, “¿Qué es un adolescente?” Muchos de los adultos que representaban a ochenta y cuatro Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad distintas instituciones en la junta pensaban que los adolescentes eran niños que necesitaba orientación o, aún peor, un problema social. No es sorprendente que los adolescentes estuvieran en desacuerdo y que ejercieran su derecho a ser tomados en serio. Este fue un trabajo pionero que premió a los participantes con nuevos niveles de comprensión y cooperación interregional. La energía e ideas de la gente joven de Sucre se demostraron a través de muchas iniciativas nuevas. Pintaron, renovaron y restauraron una antigua casona perteneciente al gobierno local, la que rápidamente se convirtió en un punto focal para el desarrollo juvenil positivo. Los participantes con tendencias artísticas colaboraron en un gran mural y auspiciaron un concierto de rock como parte del tradicional Festival de la Cultura de Sucre. En un aspecto más formal, los líderes adolescentes también ayudaron a forjar acuerdos con organismos gubernamentales nacionales sobre procedimientos para proteger a los niños golpeados y enseñar salud reproductiva y sexual en las escuelas secundarias de la ciudad. El equipo de Sucre también trabajó con organismos locales para ofrecer oportunidades de capacitación especial a la gente joven en artes culinarias, cerrajería, carpintería, costura y otras técnicas valiosas. Las estaciones radiales y publicaciones locales publicitaron muchas de estas actividades. Un programa, “Salud de la Nueva Era“ – coordinado por cuatro jóvenes dinámicos – incluyó presentaciones sobre enfermedades de transmisión sexual, salud reproductiva y problemas típicos de los adolescentes. Incluso más impresionante aún, ayudaron a crear cinco oficinas legales que reunieron a abogados, trabajadores sociales y psicólogos comprometidos para abordar una serie de asuntos apremiantes, incluyendo el empleo para menores. OPS y la Fundación Kellogg han acudido a adolescentes como estas alumnas de danza en Puerto Cumarebo, Venezuela para identificar los problemas y dudas que enfrenta su generación. Bajo el liderazgo del Sr. Juan Carrillo, el proyecto en Cochabamba tuvo éxitos igualmente destacables. Como en Sucre, los participantes transformaron un edificio público en un centro que ofreció consejo, apoyo y tratamiento médico a la gente joven que con demasiada frecuencia se las arreglaba sin estos recursos vitales. Y sabiendo que los residentes en muchos de los vecindarios locales de la ciudad no tenían acceso al cine, los participantes los visitaban dos veces a la semana exhibiendo los mejores nuevos estrenos cinematográficos, promoviendo enérgicas discusiones de los temas entre el público. ochenta y cinco Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad La Promoción en Acción En 1996, el nuevo director de la OPS, Sir George Alleyne, renovó el compromiso de la organización con la gente joven, comprometiendo aún más recursos para la causa y designando a la Dra. Maddaleno como la nueva consejera regional en salud del adolescente. El XL Consejo Directivo de la OPS cristalizó este compromiso un año después adoptando la Resolución CD40.R16, la que llamó a los estados miembros a reconocer “la importancia de la salud y desarrollo de los adolescentes para el futuro económico y social de los países de la región“. La asociación OPS-Fundación Kellogg nuevamente habría de ser útil en convertir la determinación en realidad, implementando la segunda etapa del Proyecto para Apoyar el Desarrollo y Salud Integral de Adolescentes y Jóvenes en Latinoamérica y los Países del Caribe. El proyecto fue particularmente exitoso en el área de la promoción. La Dra. Maddaleno y su equipo cabildearon duro para poder incluir problemas de la adolescencia en la Cumbre de Primeras Damas Latinoamericanas de 2000, donde las primeras damas asistieron a presentaciones sobre temas como la prevención de la violencia juvenil y promoción del liderazgo entre niñas adolescentes. La Doctora Matilde Maddaleno, consejera regional de OPS sobre salud del adolescente, ha sido una poderosa defensora de los problemas de los adolescentes. El impulso jamás se detuvo. Al año siguiente, los organizadores de la Cumbre de Primeras Damas en Ecuador oficialmente incluyeron la salud del adolescente en su influyente programa, y los líderes volvieron a casa con valiosa información para usar como herramientas de promoción. También en 2001, por primera vez en su historia, la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas celebró reuniones dedicadas a la salud del adolescente. Además, la Fundación Kellogg ayudó a la OPS a crear y distribuir la Política para Adolescentes y Jóvenes: Las Experiencias de Colombia, República Dominicana y Nicaragua. Este poderoso documento ha permitido a altos funcionarios de gobiernos de las Américas y el Caribe conocer las experiencias de países miembros, incluyendo los obstáculos que se deben evitar. Más importante, el documento comparte historias de éxito – planes maestros sobre cómo enfrentar mejor las necesidades de los adolescentes. Por ejemplo, analiza con detenimiento cómo la República Dominicana implementó uno de los programas más completos en Latinoamérica. La Dirección General para la Promoción de la Juventud (DGPJ) y el Comité Intersectorial (CI) del país formularon la Política Nacional para Adolescentes y Jóvenes, y trabajaron para asegurar la adopción de la Ley de Juventud, la que reconoce formalmente a la gente joven como un pilar del desarrollo nacional. La experiencia de la República Dominicana enseña la importancia de la inclusión. Política para Adolescentes y Jóvenes describe cómo “los actores ochenta y seis Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad consultados en el proceso de toma de decisiones para el desarrollo de la política nacional para la juventud incluyó aproximadamente a 1.000 personas (muchos jóvenes entre ellos) representando a 250 organizaciones“. Consultados sobre cómo se sentían respecto de estas políticas, muchos jóvenes en la República Dominicana respondieron que empezaron a verse a sí mismos como miembros legítimos de su sociedad. También reconocieron la ventaja de contar con un foro en el cual podían exigir mejores servicios y elevar sus voces para el cambio social. Apoyados en dichas experiencias positivas, los adolescentes de la República Dominicana están ahora ayudando a capacitar a la juventud salvadoreña en cómo promover y obtener ganancias similares. Mostrando Flexibilidad Si la promoción fue la voz de la salud del adolescente, el desarrollo e implementación de programas y servicios fue su músculo. Este elemento de la asociación OPS-Fundación Kellogg apuntó a definir prioridades, metas y estrategias para ayudar a los países a establecer o mejorar programas nacionales de salud del adolescente. El proyecto ha alcanzado un éxito mensurable. En 2001, 18 países habían establecido programas nacionales y nueve de ellos habían evaluado los cambios que estaban produciendo. Hubo también una reanimación del compromiso financiero de parte de los gobiernos en la región. De acuerdo con el informe final del proyecto, “En 2001, el 62 por ciento de los programas recibieron financiamiento nacional, un aumento sustancial desde 1996 (43,5 por ciento)“. Esta notable reanimación ha ayudado a numerosos programas a llegar a más adolescentes que nunca antes. Para la juventud trabajando con sus colegas Una promotora de la salud distribuye información sobre SIDA en Ciudad Juárez, México. La comunicación es clave para facultar a los adolescentes para que tengan un papel preponderante en el cambio social. ochenta y siete Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad en Costa Rica, por ejemplo, el programa prototipo de capacitación en aptitudes de vida: “De Adolescentes, Por Adolescentes”, presentó preguntas y actividades conceptuosas para echar una nueva luz sobre los derechos individuales, sexualidad, autoestima, ciudadanía y participación juvenil. Las aptitudes de vida marcharon de acuerdo con otro nuevo concepto apasionante – la flexibilidad. La investigación reveló que la autoestima, un sitio interno de control, una buena relación con al menos uno de los padres y/o una estrecha relación con un adulto externo a la familia permitían a muchos adolescentes superar circunstancias desfavorables. De modo que la pregunta suplicaba, “¿Cómo pueden promoverse estas cualidades y condiciones entre un mayor número de adolescentes?“ Para acelerar la búsqueda de respuestas, la OPS y la Asociación Internacional de la Salud del Adolescente organizó “Flexibilidad 2000”, una conferencia que reunió a algunos de los principales expertos mundiales en salud del adolescente y asuntos relacionados. La Universidad Estatal Paulista en Botucatu, Brasil, es uno de los 23 sitios del proyecto UNI que ha ayudado a cambiar la forma cómo los educadores y alumnos de la salud enfrentan las necesidades de atención de salud en sus comunidades. ochenta y ocho Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad Los funcionarios de la OPS y la Fundación Kellogg sabían que ellos también tenían que ayudar a encontrar, capacitar y apoyar trabajadores calificados y comprometidos en cada nivel – especialmente aquellos involucrados en servicios comunitarios. Consecuentemente, las organizaciones abrazaron la nueva tecnología como un poderoso aliado en la entrega de la educación a distancia. Cuatro de las universidades líderes de la región participaron, ayudando a desarrollar iniciativas y materiales de recursos humanos con una nueva profundidad y alcance. Por ejemplo, un equipo formado por miembros de la OPS, Facultad de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins e Instituto para el Tabaco Mundial desarrollaron un CD-ROM de uso fácil que enseñó a los adolescentes las consecuencias negativas del hábito de fumar. Hablando Claro en Favor de un Cambio La comunicación de mensajes relacionados con la salud a los adolescentes y sobre adolescentes a los medios de difusión era correctamente percibida como un arte y ciencia crucial. Y aquellos que vieron la importancia de una comunicación vigorosa también percibieron la necesidad de una voz auténtica – no adultos hablando por adolescentes, sino la misma gente joven haciendo sentir sus necesidades y aspiraciones. La asociación OPS-Fundación Kellogg entonces se comprometió a promover la participación y el liderazgo juvenil. Por ejemplo, la gente joven en El Salvador, República Dominicana y Bolivia ayudó a diseñar el Manual de Participación Juvenil, el que hoy sirve como un modelo de acción en toda Latinoamérica. En el Foro de la Juventud Centroamericana, otro grupo de adolescentes informó haber estado activamente incluido en la toma de decisiones, probando que la participación juvenil había trascendido el simbolismo para convertirse en un objetivo genuino. Muchos líderes juveniles comparten este punto de vista. “El proyecto OPS-Fundación Kellogg ha dado a la juventud latinoamericana la oportunidad de convertirse en actores del cambio y desarrollo en nuestras sociedades”, dijo Dina Teresita Espinosa de Colombia, quien trabajó en la Ley Juvenil de su país. “Gracias a su énfasis en la participación juvenil, las repercusiones del proyecto han sido substanciales“. La gente joven tomó parte en actividades que fueron tan variadas como sus historias personales. La Reunión Internacional de Niños Exploradores en Chile probó ser una gran vitrina para sus labores artísticas y para promover actividades de salud del adolescente entre los visitantes de todo el mundo. Entretanto, jóvenes ecuatorianos completaban la capacitación que les permitiría ayudarles a evitar contagiarse del cólera. Con demasiada frecuencia, los adolescentes son retratados en los medios de difusión como elementos perturbadores, faltas de moderación y dirección. Para abordar este problema, la asociación OPS-Fundación Kellogg ayudó a desarrollar una red de periodistas “amistosos con los adolescentes”, ochenta y nueve Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad dispuestos a difundir la idea que los adolescentes son una fuerza positiva en el crecimiento social y económico de sus países. Los periódicos, la televisión y la radio pronto estuvieron dando más cobertura a los aspectos positivos de la juventud. También las universidades en nueve países latinoamericanos incluyeron la salud y el desarrollo de los adolescentes en sus planes de estudios de desarrollo social. Mientras que proyectar una imagen más exacta de la gente joven resultaba vital para los creadores de imagen, otras iniciativas buscaron fortalecer los resultados de los mensajes diseñados parar llegar a la gente joven misma. Se diseñaron talleres y conferencias para pulir mensajes tanto específicos como generales sobre la salud. Por ejemplo, “Comunicación, Salud, Adolescencia y Juventud”, una conferencia de 1998 en Perú, reunió a funcionarios de los ministerios de salud y educación, universidades, y programas de desarrollo juvenil para planificar cursos y programas radiales y televisivos que llevaron mensajes sanos a la gente joven. Y en 2000, la salud del adolescente ganó incluso más celebridad con la película “Adolescentes Hoy”, emitida por las afiliadas a MTV a través de Latinoamérica. Conectividad A medida que las naciones latinoamericanas se conectaban cada vez más con la sociedad de la información global, la demanda de datos y materiales sobre salud del adolescente creció. En respuesta, el proyecto OPS-Fundación Kellogg ayudó a crear una lista de correos que ha formado una red vital de profesionales, organizaciones y programas de salud del adolescente a escala mundial. El correo electrónico se transformó definitivamente en un recurso poderoso para compartir una amplia diversidad de información relacionada con la salud del adolescente. Los boletines informativos electrónicos expusieron proyectos del Banco Mundial, alertaron a profesionales y jóvenes de seminarios y conferencias, y ofrecieron becas y programas educativos en este campo del conocimiento. Pero quizás la iniciativa de información más importante fue la creación en 1999 de la “Biblioteca Virtual en Salud del Adolescente“ en conjunto con BIREME, la Biblioteca Regional de Medicina en Latinoamérica. Por primera vez, profesionales de la salud de todas partes podían acceder a una bibliografía integral y a un enorme directorio de contactos útiles en cada aspecto de la salud del adolescente. El sitio llevaba noticias, actualizaciones legislativas y vínculos vitales. Para los profesionales en áreas remotas de Latinoamérica, que tenían más dificultad en mantenerse al día con las últimas ideas e información, la biblioteca virtual fue un aliciente poderoso para sus esfuerzos en pro de la gente joven. noventa Capítulo 7 La Salud del Adolescente Llega a la Mayoría de Edad La Conferencia Virtual en Salud de Adolescentes y Jóvenes en 2002 marcó otro hito en las comunicaciones. Habilitados con las más recientes herramientas Internet, más de 800 participantes compartieron información, preguntas y opiniones en una variedad de foros y seminarios orientados a problemas de adolescentes. La OPS y la Fundación Kellogg también estaban deseosas de crear una “cultura de evaluación“. A medida que se desarrollaba el programa, las evaluaciones constantes, las visitas a países y la retroalimentación de centros OPS claves reforzaron el proceso. Como resultado, los gerentes técnicos y administrativos pudieron adaptar y modificar cualquier aspecto de un proyecto para mejorar el desempeño o satisfacer necesidades inesperadas. Además, la salud del adolescente se convirtió en la primera unidad OPS en usar encuestas en línea y software de evaluación, marcando el camino a seguir por otras divisiones. Al igual que todas las actividades en la asociación OPS-Fundación Kellogg, la evaluación no era un fin en sí misma. Más bien, era una manera de identificar las estrategias y servicios que habrían de producir la mayor cantidad de beneficios. La Dra. Maddaleno lo resumió muy bien al decir, “El proyecto OPS-Fundación Kellogg ha sido crucial en construir capacidad en Latinoamérica y el Caribe, impulsando actividades innovadoras que ayudaron a incluir los problemas de la juventud en la agenda pública“. Los alumnos UNI en el Programa de Sociedades Comunitarias se enfocan en proyectos de salud del adolescente en la Universidad Estatal de Londrina, Brasil. noventa y uno Quizás el mayor beneficio para la información médica en la región llegó en 1967. La OPS creó un proyecto piloto que definitivamente se transformaría en BIREME, la que continúa siendo hoy una fuerza en la difusión de la información en salud. noventa y dos Capítulo 8: La Explosión de la Información Conectándose Con el Mundo noventa y cinco Perdido a lo Largo de la Senda de Papeles noventa y cinco Alimentando el Hambre de Información noventa y seis Piloteando el Progreso noventa y siete Donde Florecen las LILACS Virtuales noventa y nueve Conectando las Islas cien Capítulo 8 La Explosión de la Información La Explosión de la Información Conectándose Con el Mundo Un computador, una impresora, un lector de CD-ROMs, un fax. Estos son los componentes básicos de una oficina en el hogar en áreas tecnológicamente avanzadas. Muchos hogares alrededor del mundo confían en estos dispositivos para las tareas diarias, como ponerse al día con las finanzas familiares o hacer las tareas. Pero en algunas partes de Latinoamérica, estos dispositivos que hoy son comunes pueden ayudar a detener una epidemia, diagnosticar una condición anormal y salvar vidas. Reconociendo el potencial de la tecnología, la OPS ha ayudado al Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud (BIREME) a enviar cientos de estas herramientas a bibliotecas a través de la región. BIREME también ha distribuido miles de CD-ROMs con volúmenes de información oportuna y precisa sobre investigación, tendencias de salud y epidemiología, con nuevas ediciones enviadas trimestralmente. Esta solución portátil, comparativamente barata, ha hecho maravillas – especialmente en las áreas donde el servicio telefónico básico es inestable y los servicios en línea son virtualmente inexistentes. Estos importantes esfuerzos se hicieron realidad gracias al trabajo pionero en información médica que la OPS y la Fundación Kellogg comenzaron en los años 60. En ese entonces, la cinta magnética todavía era la tecnología dominante y el recientemente creado BIREME simplemente buscaba textos médicos decentes para prestar. Perdido a lo Largo de la Senda de Papeles A comienzos de los años 60, si un doctor en Latinoamérica necesitaba información para un diagnóstico o deseaba examinar la investigación más reciente sobre un tratamiento, a menudo escribía a la Biblioteca Nacional de Medicina Estadounidense (NLM, por sus siglas en inglés) para solicitar una noventa y cinco Capítulo 8 La Explosión de la Información fotocopia de un cierto artículo de revista. La demanda de información de la región era tan grande que más de la mitad de las solicitudes de investigadores extranjeros presentadas a la NLM provenía de Latinoamérica. Pero el proceso era engorroso. Los profesionales de la salud debían suministrar moneda extranjera para cubrir los costos y el servicio postal podía ser lento y poco seguro. Entretanto, a medida que pasaba el tiempo, un paciente podía debilitarse o se podía transmitir una enfermedad. Es más, los doctores e investigadores latinoamericanos a menudo no sabían qué estaban haciendo, descubriendo o descartando sus colegas. Muchos estudios circulaban sólo a través de canales informales; otros simplemente no se publicaban en absoluto. Esto representaba un problema importante. La información oportuna y precisa es crucial para la entrega de tratamiento clínico efectivo y localización de crisis de salud, desde epidemias a enfermedades trasmitidas por los alimentos a concentraciones de cánceres. Una capacitación completa y tecnologías poderosas han revolucionado la mantención de fichas médicas en muchas naciones Latinoamericanas. La mantención de registros hospitalarios era también peligrosamente inconsistente, haciendo difícil para todos – desde enfermeras a funcionarios de gobierno – tomar decisiones de atención de salud bien informadas. Por ejemplo, cuando los investigadores a cargo de la Investigación Interamericana de Mortalidad Infantil intentaron indagar las muertes en Recife, Brasil, encontraron que los registros de los niños hospitalizados allí eran escasos o, más que probable, faltaban del todo. Las perspectivas para el mejoramiento no eran halagüeñas. Sólo dos facultades en Latinoamérica ofrecían educación en información en salud y mantención de registros, y había una severa escasez de materiales instructivos en español y portugués. Alimentando el Hambre de Información Los primeros pasos en la larga jornada para superar estos problemas se dieron en 1965, cuando la Fundación Kellogg apoyó el Programa de Educación y Capacitación en Registros Médicos y Estadística Hospitalaria. La OPS destinó rápidamente estos fondos a un buen uso, incorporando a la Srta. María Mercedes Segarra, una bibliotecaria de registros médicos de Puerto Rico, a su personal en Washington, D.C. El efecto de Segarra fue inmediato. En 1966, ayudó a desarrollar un curso de cinco meses en registros médicos que la OPS y la Fundación Kellogg implementaron en Costa Rica. Los innovadores planes de estudios cubrieron una amplia variedad de temas pertinentes, incluyendo la bibliotecología, noventa y seis Capítulo 8 La Explosión de la Información salud pública, estadística, administración, terminología médica y anatomía. Conforme a un informe de campo OPS, “Se planeó originalmente que este curso habría de servir para capacitar personal de Centroamérica pero las ventajas del curso, es decir, la formación de buena calidad, llevaron a muchas aplicaciones en numerosos países“. De hecho, los estudiantes llegaron por docenas, provenientes de toda Latinoamérica, y Costa Rica se convirtió en algo como un poder central en capacitación en registros médicos. También en línea con la asociación OPSFundación Kellogg, el programa tuvo un efecto multiplicador, con muchos graduados regresando a casa para difundir el evangelio. Uno de estos fue el Dr. Manildo Favero de Brasil. Después de una beca de estudio en Costa Rica, el Dr. Favero organizó cursos de mantención de registros en Recife para ayudar a solucionar los problemas que ahí se habían identificado. Aunque Costa Rica fue su epicentro, la OPS y la Fundación Kellogg aseguraron que los nuevos programas de capacitación se establecieran en muchos países, desde Jamaica a Uruguay. Miles de profesionales aprendieron a recolectar, distribuir y usar registros médicos con mayor efectividad. Para reforzar estos cambios positivos, la OPS abordó la falta de materiales de capacitación desarrollando películas didácticas y haciendo traducir textos al español y portugués. El informe final del programa resume el efecto colectivo: “A través de la región está surgiendo hoy un gran y creciente interés por mejorar los registros y las estadísticas“. Piloteando el Progreso Quizás el mayor beneficio para la información médica en la región llegó en 1967. Trabajando con la NLM, el gobierno brasileño y la Facultad de Medicina de São Paulo, la OPS creó un proyecto piloto que definitivamente se transformaría en BIREME, la que continúa siendo hoy una fuerza en la difusión de la información en salud. Sin embargo los primeros años fueron de escasez. Sin siquiera una colección sólida de libros de referencia, BIREME fue desplegada más como un soporte para bibliotecas de facultades de medicina de pequeño tamaño. Pero en parte gracias al respaldo de la OPS y la Fundación Kellogg, otros aspectos de su concepto constituyente probaron ser trascendentales. Desde el comienzo, el fomento de intercambios cooperativos y el aporte de un mayor acceso a nuevas tecnologías fueron la clave de su éxito. El plan estructural de BIREME de un centro regional y muchos sub-centros regionales también ha soportado el paso del tiempo. Bajo el liderazgo del Dr. Amador Neghme Rodríguez, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, las capacidades de BIREME aumentaron rápidamente, al igual que lo hizo la demanda por sus servicios. Entre 1969 y 1973, la biblioteca procesó casi 250.000 solicitudes de noventa y siete Capítulo 8 La Explosión de la Información fotocopias de artículos de revista, de las cuales un notable 98 por ciento se cumplió. Por otra parte, BIREME pronto forjó lazos con las principales bibliotecas médicas en Norteamérica, Europa y Asia. “Tan pronto como los médicos se enteran de sus servicios, interrogan a BIREME por carta, teléfono o télex”, rezaba un artículo en el Boletín de la Asociación de Bibliotecas Médicas. Desde 1972 a 1975, la OPS y la Fundación Kellogg colaboraron para agregar otra dimensión a las crecientes capacidades de BIREME – programas educacionales para mejorar los servicios bibliotecarios en ciencias de la salud a lo largo de Sudamérica. Casi 100 bibliotecarios tomaron el curso de capacitación para postgraduados de BIREME, el cual pulió sus aptitudes para gestionar operaciones, adquirir colecciones de literatura biomédica y desarrollar servicios para médicos y científicos. Un técnico en el Centro de Alimentos y Nutrición en Kingston, Jamaica, tiene información fácilmente disponible gracias al sistema LILACS. Respaldada por la asociación OPS-Fundación Kellogg, BIREME también capacitó a usuarios de bibliotecas, abarcando desde profesores y estudiantes de facultades de medicina a médicos trabajando en terreno. El personal de BIREME usaba demostraciones prácticas para enseñar a estos públicos cómo acceder a la información biomédica más eficientemente – ayudándoles a aprender los matices de los recursos bibliográficos y procedimientos bibliotecarios. Especialistas en ortopedia, inmunólogos, enfermeras y veterinarios, todos sacaron ventaja del curso. A comienzos de los años 70, BIREME había excedido sus metas de capacitación. En efecto, sus programas de educación apoyados por la asociación OPS-Fundación Kellogg incluían algo que los solicitantes de becas no habían anticipado originalmente: la capacitación en el uso de MEDLINE, la enorme y poderosa base de datos en línea en la NLM. “El acceso al servicio de recuperación MEDLINE se obtiene ‘conversando’ con un computador vía un dispositivo tipo máquina de escribir”, se maravillaba el autor de un artículo en un boletín informativo de la OMS. Los jefes de programa decidieron que no se instalaría ningún acceso a MEDLINE en Latinoamérica a menos que los beneficiados pudieran demostrar el conocimiento para usarla. Un motivado cuerpo directivo de BIREME y representantes de subcentros más pequeños recibieron el adiestramiento requerido y en noviembre de 1972, una conexión directa entre MEDLINE y BIREME, según lo informó el Boletín de la Asociación de Bibliotecas Médicas, fue “establecida experimentalmente vía satélite“. noventa y ocho Capítulo 8 La Explosión de la Información El evento presagió el increíble efecto que la Internet tendría en la salud pública, no sólo en Latinoamérica, sino en el mundo entero. Donde Florecen las LILACS Virtuales Como cualquiera que haya usado un motor de búsqueda sabe, la selección cuidadosa de las palabras de búsqueda es vital para obtener información útil. En una región que habitual y fluidamente cambia del español al portugués al inglés, el problema se acrecienta. Los bibliotecarios de BIREME previeron el desafío e hicieron del desarrollo de una base de datos con un “idioma común“ de metodologías – descriptores bibliográficos e indexación – una prioridad absoluta. Así floreció LILACS (Literatura Latinoamericana en Ciencias de la Salud), a comienzos de los años 80. El objetivo era crear un sistema en el cual los registros producidos en cualquier centro podían ser transferidos eficientemente a cualquier otro centro. Su idioma se basaba en sistemas descriptivos internacionales para una máxima compatibilidad, con CD-ROMs cargados con la información más reciente ofreciendo actualizaciones periódicas. La OPS y la Fundación Kellogg abordaron juntas el desafío de ayudar a BIREME a difundir la metodología LILACS. Antes que comenzara el Proyecto de Fortalecimiento del Sistema de Información en Salud Regional, había ingresado a la base de datos LILACS un promedio anual de casi 7.000 registros. En 1988 – el primer año del proyecto – la cantidad saltó a 11.602. Y en 1989, las entradas anuales excedían de 17.000. La OPS y la Fundación Kellogg también ayudaron a BIREME a expandir el alcance del sistema LILACS para involucrar a países del Caribe e incluir información sobre enfermería, odontología y administración de salud. Debido a esta expansión, la tercera actualización del CD-ROM en 1990 contaba con más de 60.000 registros bibliográficos. En 1994, BIREME prestó por primera vez servicios directamente a través de la Internet, lo que le permitió llegar a más personas que nunca antes. Y con la ayuda de la OPS, BIREME respondió a la Declaración de San José, firmada en la Cuarta Conferencia Regional de Información en Ciencias de la Salud en Costa Rica – la que solicitó una biblioteca virtual en salud regional. El sitio Web BIREME, ubicado en www. bireme.br, es un completo recurso de datos sobre temas y problemas de salud. Hoy, en www.bireme.br, es posible ver algunos de los resultados. Catorce bases de datos bibliográficas, numerosas revistas y una concentración especial de temas de salud adolescente y ambientales están todos al alcance de unos pocos y simples tecleos. noventa y nueve Capítulo 8 La Explosión de la Información Conectando las Islas A medida que BIREME expandió su alcance al Caribe, la capacitación en informática médica ahí también se hizo esencial. Una vez más, la asociación OPS – Fundación Kellogg respondió, esta vez en 1996, con la Capacitación y Desarrollo de Recursos Humanos en el Proyecto de Sistemas de Información en Salud. Con sede en el Colegio Universitario de Barbados, el proyecto buscó mejorar la efectividad y eficiencia de la prestación de servicios ayudando a todo país de habla inglesa en el Caribe a establecer un sistema de información en salud funcional. Los encargados del proyecto persiguieron este objetivo de varias maneras. Además de producir un conjunto de materiales de capacitación eficaces en función de los costos, como la educación a distancia y los módulos de autoinstrucción, desarrollaron un curso de dos días en informática que satisfizo las necesidades de profesionales trabajando en diversos campos, incluyendo la farmacología, salud ambiental y servicios de laboratorio. En forma adicional, el proyecto ofreció un curso más integral llamado, “Aplicaciones en Gestión de Información en Salud”. Orientado a ayudar a gerentes de nivel intermedio y superior a hacer un mejor uso de la información al tomar decisiones importantes, el curso incluyó un período de aplicación de seis semanas en el cual los estudiantes aplicaban sus nuevas destrezas en sus ambientes de trabajo reales. Ofreciendo un Diploma de Información en Salud, el proyecto también sirvió a profesionales que prestaban servicios en los más altos niveles de planificación de la salud. Para graduarse, los estudiantes – muchos de los cuales trabajaban para ministerios de salud en todo el Caribe – tuvieron que diseñar e implementar un proyecto informativo original que respondiera a las necesidades reales en sus países de origen. Por ejemplo: ◆ En su proyecto titulado “El Envejecimiento Activo Hace la Diferencia”, Cleopatra De León-Abraham creó un sistema para ayudar a funcionarios de salud en Trinidad y Tobago a recolectar y usar la información relacionada con la atención de los ancianos. ◆ Franz H. Jordan puso en práctica una metodología para evaluar cómo el entrenamiento en el servicio de ambulancia de emergencia en Barbados afecta la atención prehospitalaria. ◆ Usando una metodología informática especial, Stacey Battice investigó los beneficios de educar a los estudiantes de St. Kitts en VIH/SIDA. ◆ Mejorando la manera de obtener y almacenar registros de salud pública, Claudius Desir ayudó a expandir la cobertura de la inmunización en Santa Lucía. cien Capítulo 8 La Explosión de la Información Desde sus inicios en 2001, más de 350 profesionales de la salud se han beneficiado del proyecto, el cual fue alabado por el Ministro de Salud de Barbados como la mejor fuente de capacitación en el país. Los varios programas también recibieron altas calificaciones de los participantes, quienes dijeron que la capacitación fue apropiada para sus trabajos y les dio un nuevo fervor por mejorar la tecnología de la información. A medida que la era digital continúa, el compromiso de la OPS con la tecnología se percibe auspicioso para el futuro de la salud pública – en el Caribe, en Latinoamérica y alrededor del mundo. Alumnos UNI trabajan con programas computacionales que permiten a profesionales médicos mejorar su efectividad y eficiencia en la entrega de servicios de atención de salud comunitaria. ciento uno “Si tengo la buena fortuna de pagar mis deudas y prosperar en mis empresas, espero que todo lo que pueda ahorrar se utilice para el beneficio de la humanidad.” W.K. Kellogg Fundador, Fundación W.K. Kellogg ciento dos Epílogo Hacia el futuro… Cientos de proyectos. Miles de profesionales eficientes. Millones de vidas. Una extraordinaria asociación. Con una pasión compartida para mejorar la condición humana, la OPS y la Fundación Kellogg juntas han buscado una meta realmente noble: una mejor salud para la gente de las Américas. Tal como se ha señalado en esta breve retrospectiva, las batallas de esta asociación contra la desnutrición y las enfermedades transmisibles no tan solo han mejorado la calidad de vida, sino que también la han prolongado. Sus incursiones en la salud oral han producido más sonrisas saludables que lo que algunos analistas jamás hubieran pensado que fuera posible. En un trabajo de colaboración, la OPS y la Fundación Kellogg han ofrecido una nueva protección para la madre y el niño, desde una mejor atención prenatal hasta una mayor defensa contra las aflicciones infantiles que alguna vez fueron tan comunes. La asociación también ha entregado a los adolescentes un refugio contra la violencia, las drogas y contra una serie de otros problemas sociales y médicos. De igual importancia, les ha dado una voz más potente con la cual expresarse. En el ámbito de la educación, la OPS y la Fundación Kellogg han abierto nuevas puertas para los doctores, dentistas, enfermeras, administradores de salud y otros que desean ayudar a sanar. Además, las organizaciones han recabado y entregado información vital sobre la salud al alero de tecnologías cada vez más sofisticadas. A través de estos múltiples esfuerzos extraordinarios, la OPS y la Fundación Kellogg han permanentemente enfatizado la importancia de la prevención y la promoción. A través de este proceso, han ayudado a transformar la naturaleza misma de la salud pública. A pesar de este amplio éxito, no pueden haber pausas. Aunque las amenazas concretas pueden haber cambiado, persiste una urgencia: mucha gente en las Américas aun son asoladas por la mala salud y la falta de recursos. Sin embargo, la esperanza es eterna – tal como lo describió elocuentemente el mensaje de la nueva directora de la OPS, la doctora Mirta Roses, durante su discurso en la ceremonia de inicio de su mandato: “Este será el siglo de las redes, de la conectividad y de la interdependencia que nos permitirá superar las barreras del espacio y del tiempo y que permitirá abrir posibilidades hasta aquí inimaginables para la humanidad.” Inspirados en esta visión, la OPS y la Fundación Kellogg continuarán su cruzada hacia la “salud para todos”. Con un vínculo forjado a través de más de seis décadas, las dos organizaciones están preparadas para enfrentar y mejorar el futuro unidas. Organización Panamericana de la Salud Directores Dr. Walter Wyman (1902-1911) Contribución al Sistema de Cuarentenas Nacido el 17 de agosto de 1848 en St. Louis, Missouri, el doctor Wyman fue nombrado Director del Servicio de Salud de Estados Unidos en 1902. Durante su cargo, el Servicio de Salud Pública y de Hospitales Marinos llevó a cabo inspecciones médicas de los inmigrantes que llegaban a lugares de recepción llenos de actividad, como la Isla Ellis en la Bahía de Nueva York. Más tarde, las prácticas cuarentenarias dirigidas por el doctor Wyman se establecieron en los principales puertos de Estados Unidos y otros países, incluyendo a Cuba, Puerto Rico y el Canal de Panamá. Siendo el primero de tres Directores del Servicio de Salud que actuó como director de la OPS, el doctor Wyman continuó cumpliendo ambos roles hasta su muerte en Noviembre de 1911. Dr. Rupert Blue (1912-1920) A la Caza de la Enfermedad El doctor Rupert Blue nació el 30 de mayo de 1868. Después de graduarse de la Universidad de Maryland en 1892, sirvió más de una década en el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos. El doctor Blue supervisó los eficaces programas de erradicación de ratas y de sanidad urbana en San Francisco, ayudando a erradicar el espectro de la peste bubónica de la ciudad. Durante su mandato dirigió distintos proyectos de salud en zonas afectadas en todo Estados Unidos. En 1912, el doctor Blue fue nombrado Director del Servicio de Salud de Estados Unidos y director de la precursora de la OPS, la Oficina Internacional Sanitaria. Nativo del Condado de Richmond en Carolina del Norte, el doctor Blue falleció en abril de 1948. Dr. Hugh Smith Cumming (1920-1947) Una Gestión durante la Expansión Siendo el tercer Director del Servicio de Salud de Estados Unidos que llegó a ser director de la OPS, el dilatado liderazgo del doctor Cumming trajo estabilidad y estímulo a medida que la organización expandía su tamaño e influencia. Unió a los países latinoamericanos para ratificar el Código Sanitario Panamericano y facilitó la constante comunicación entre los líderes de la salud pública del hemisferio. Bajo la dirección del doctor Cumming se aumentó el presupuesto anual y el personal permanente de la OPS y la prestigiosa publicación, el Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana se transformó en una fuente de información de alta calidad. El doctor Cummings nació en Hampton, Virginia el 17 de agosto de 1869, y obtuvo sus títulos médicos en la Universidad de Virginia y en el College Universitario de Medicina de Richmond. Falleció en abril de 1948. Dr. Fred Lowe Soper (1947-1959) Una Muestra de Independencia El doctor Soper recibió el cargo de director en un momento crítico. Bajo su conducción, la organización pudo retener su independencia al adquirir su nueva condición de Oficina Regional para las Américas, parte de la Organización Mundial de la Salud. Nacido en Hutchinson, Arkansas, el 13 de diciembre de 1893, el doctor Soper estudió medicina en la Universidad de Chicago y recibió su doctorado de la Escuela Johns Hopkins de Salud Pública. Muy temprano en su carrera se comprometió activamente en las campañas contra las lombrices intestinales, la fiebre amarilla y la malaria en Latinoamérica. Reelegido dos veces como director, el doctor Soper condujo hacia un crecimiento significativo y ayudó a establecer tres importantes centros internacionales de investigación y capacitación (INCAP, PANAFTOSA e INPPAZ). Falleció en febrero de 1977. Dr. Abraham Horwitz (1959-1975) El Primer Director Latinoamericano Abraham Horwitz nació en Santiago, Chile el 25 de diciembre de 1910. Su distinguida carrera de 60 años en la salud pública comenzó en 1936 al recibir su título de médico en la Universidad de Chile. Después de recibir su maestría en salud pública en la Universidad Johns Hopkins en 1944, el doctor Horwitz se unió a la OPS en 1950, trabajando tanto en Washington como en el campo. Fue elegido director en 1958 y ejerció cuatro periodos consecutivos en ese puesto, administrando presupuestos cada vez mayores y conduciendo diversos programas. ciento cuatro Durante su ejercicio como director, el doctor Horwitz supervisó la construcción la nueva Oficina Central de la OPS en Washington D.C. y estableció varios centros internacionales de salud pública. Falleció el 10 de julio del 2000. Dr. Héctor R. Acuña Monteverde (1975-1983) Expandiendo el Alcance de la OPS Como director de la OPS, el doctor Acuña favoreció la creación de oficinas regionales más poderosas para proveer servicios a una mayor cantidad de personas, utilizando el creciente potencial de la informática como una herramienta vital. Nacido en Sonora, México el 24 de septiembre de 1921, el doctor Acuña estudió medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México, obteniendo su título en 1947. Comenzó su carrera en OPS en 1954, después de obtener una Maestría en Salud Pública en la Universidad de Yale. Después de seguir una distinguida carrera con la Organización Mundial de la Salud y el gobierno mexicano, volvió a la OPS como director en 1975. Dr. Carlyle Guerra de Macedo (1983-1995) Políticas Amplias desde una Perspectiva Amplia El doctor Macedo nació en Piauí, Brasil el 15 de abril de 1937. Sus estudios en la Universidad Federal de Pernambuco, donde obtuvo su título de médico en 1962, fueron seguidos por trabajos de postgrado en la Universidad de Pittsburg y en la Universidad de Carolina del Norte. Entró a la OPS después de una distinguida carrera en la salud pública y en el mundo académico de Brasil. Como director, el doctor Macedo intensificó las políticas prácticas para mejorar la atención de salud básica y ayudó a crear iniciativas locales para la salud. Reelegido dos veces, enfatizó la importancia del desarrollo sociopolítico y económico en Latinoamérica como un medio para lograr una mejor salud pública. Hoy, el doctor Macedo es director emérito de la OPS. Dr. George A.O. Alleyne (1995-2002) Moviéndose hacia una Buena Salud para Todos La búsqueda del doctor Alleyne por la “Salud para Todos” lo llevó desde su isla nativa de Barbados, donde nació en octubre de 1932, hasta la Universidad de Londres – donde obtuvo su título de médico en 1965. Después de desempeñarse en muchas juntas y comités importantes, incluyendo el programa de investigación de enfermedades tropicales de la Organización Mundial de la Salud, se unió a la OPS en 1981 como jefe de promoción y coordinación de investigación. Comenzó su primer periodo como director de la OPS en 1995. La equidad y el panamericanismo son temas muy importantes dentro del trabajo del doctor Alleyne – esto se evidencia a través de toda la programación regional de la OPS. En 1990, Su Majestad Reina Isabel II lo nombró Caballero por sus servicios a la medicina. Luego, en el 2001, recibió la Orden de la Comunidad del Caribe, el más alto honor que puede obtener un ciudadano del Caribe. Dra. Mirta Roses Periago (2002 - ) Formando una Nueva Era de Igualdad Después de graduarse como médico cirujano de la Universidad Nacional de Córdoba en 1969, la doctora Mirta Roses Periago forjó una distinguida carrera como epidemióloga. En 1974 comenzó a trabajar en el Ministerio de Salud Pública de Argentina, donde trabajó en las áreas de epidemiología, investigación y preparación para emergencias. La doctora Roses se unió a OPS/OMS en 1984, finalmente recibiendo el cargo de directora adjunta de OPS y miembro del Grupo de Gestión de Programas Globales de la OMS. Elegida directora de la OPS en el año 2002, durante la aceptación de su cargo, la doctora Roses ha hecho la promesa solemne de reducir las desigualdades y la exclusión social. ciento cinco La Fundación W.K. Kellogg Presidentes y Directores Ejecutivos Dr. Arthur C. Selmon, Presidente (1930) Guiando los Primeros Pasos de la Fundación Nacido en diciembre de 1877 en Columbus Junction, Iowa, el doctor Arthur C. Selmon se graduó del College Americano de Médicos Misioneros de Battle Creek, Michigan en 1902. Un año más tarde dejó Estados Unidos con su esposa, también doctora, para viajar a China y trabajar como médicos misioneros hasta 1924. Cuando W.K. Kellogg creó su Fundación en 1930, le pidió al doctor Selmon, miembro de la Asociación Americana de Médicos y miembro del Colegio Americano de Médicos, que le ayudara a liderar la organización. Desafortunadamente, después de ejercer por un breve periodo de tiempo, el doctor Selmon padeció una condición cardiaca grave y falleció en mayo de 1931. Wendell Smith, Presidente (1930-1933) Despegue y Accionar Wendell Smith fue nominado presidente en diciembre de 1930, en reemplazo de A.C. Selmon que se había debilitado con su enfermedad. Además de sus deberes de liderazgo en la Fundación, el señor Smith era vicepresidente de la empresa A-B Store de Battle Creek. Durante el mandato del señor Smith, la Fundación comenzó a organizar su primer esfuerzo programático substancial: el Proyecto de Salud Comunitaria de Michigan. Dr. Stuart Pritchard, Presidente (1933-1940) Formando un Visión Amplia Como piloto de avión licenciado y una persona muy activa que gustaba de la vida al aire libre, el doctor Stuart Pritchard tenía una amplia visión que calzaba con sus profundos intereses. Nacido en Auburn, Notario, en 1882 el doctor Pritchard recibió su título de médico en la Universidad de Toronto en 1906. Después de graduarse, se especializó en enfermedades respiratorias y finalmente llegó al Sanatorio de Battle Creek en 1913 para dirigir el Departamento del Tórax – un cargo que desempeñó durante 17 años. En 1933, y a petición personal de W.K. Kellogg, el doctor Pritchard aceptó la oferta de transformarse en presidente de la Fundación. Como líder inagotable y entusiasta, el doctor Pritchard administró la rápida expansión del Proyecto de Salud Comunitaria de Michigan que atendía a siete condados en la zona central sur rural de Michigan. Falleció en agosto de 1940. Dr. George Darling, Presidente (1940-1943) Plantando las Semillas de la Alianza El doctor George B. Darling recibió la presidencia de la Fundación Kellogg en 1940, administrándola durante gran parte de la Segunda Guerra Mundial. Durante la presidencia del doctor Darling, la organización forjó sus primeros vínculos con Latinoamérica, en respuesta al llamado del Departamento de Estado de Estados Unidos para estrechar las relaciones con la región. Fue durante este periodo cuando la Fundación Kellogg comenzó su larga relación con la OPS. Dr. Emory Morris, Presidente y Presidente de la Junta de Directores (1943-1970) Un Visionario Callado, pero Audaz Nacido en Nashville, Michigan en mayo de 1905, el doctor Emory Morris comenzó su trabajo con la Fundación Kellogg desde sus inicios en 1930. Siendo un dentista que logró altos honores en su profesión, el doctor Morrís fue en gran medida el responsable de traducir las visiones filantrópicas de W.K. Kellogg y llevarlas a los incipientes, pero prácticos programas. Bajo su dirección, el Proyecto de Salud Comunitaria de Michigan se diseminó desde los siete condados a cientos de programas en cuatro continentes. Mientras el doctor Morris ejercía como presidente, la Fundación Kellogg se involucró en algunos de los conceptos de salud y educación más importantes del siglo pasado, incluyendo la educación continua, sistemas de entrega de atención de salud y de productividad agrícola para satisfacer las necesidades alimenticias del mundo. Se desempeñó como presidente hasta 1967 y fue presidente de la junta de directores hasta jubilarse de su liderazgo cotidiano en 1970. Falleció en julio de 1974. ciento seis Dr. Philip E. Blackerby, Presidente (1967-1970) Sano Juicio para una Institución en Crecimiento Habiéndose unido a la Fundación Kellogg en 1945 como director de la división de odontología, el doctor Philip Blackerby llegó a ser presidente en 1967. En ese momento la Fundación Kellogg estaba clasificada entre las instituciones filantrópicas más importantes de Estados Unidos. Continuó desarrollando y fortaleciendo sus programas, especialmente en las áreas de educación, agricultura y salud en Norte y Sur América, Europa y Australia. El doctor Blackerby incorporó a su trabajo un vasto conocimiento y experiencia en salud pública, particularmente en el campo de la odontología, donde logró muchas distinciones. El doctor Blackerby se retiró debido a problemas de salud en 1970 y falleció en 1998. Dr. Russell G. Mawby, Director Ejecutivo (CEO) y Presidente (1970-1994) El Rendimiento de una Rica Cosecha El doctor Russell Mawby se crió en Michigan donde los programas 4-H y los programas estatales inspiraron su futura carrera filantrópica. Obtuvo sus títulos en horticultura y economía agrícola en las Universidades del Estado de Michigan y Purdue y fue académico en ambas instituciones. El doctor Mawby se unió a la Fundación W.K. Kellogg en 1965 como director de la división agrícola. Fue nombrado vicepresidente en 1967 y llegó a ser director ejecutivo en 1979. Se jubiló como CEO y presidente en 1995, pero continuó desempeñándose cinco años adicionales como miembro Fiduciario. Durante su carrera de 36 años en la Fundación, gran parte de su trabajo se orientó a ayudar a los jóvenes a lograr su potencial a través de programas como el Proyecto Juvenil de la Comunidad de Michigan perteneciente a la Fundación. También tuvo una gran influencia en el crecimiento de la Fundación Kellogg para transformarse en una de las instituciones filantrópicas más grande del mundo. Dr. Norman Brown, Presidente (1991-1995) Pionero en los Nuevos Campos de la Filantropía Comenzando su carrera en la Fundación Kellogg en 1984 como director de programas, el doctor Brown fue nombrado presidente en 1991. Considerado como un pensador visionario e innovador, trajo consigo una diversidad de experiencias obtenidas en su trabajo con universidades, empresas y ambientes gubernamentales. El doctor Brown fue responsable de impulsar los primeros programas de la Fundación Kellogg en África, incluyendo un programa que trataba directamente con la discriminación racial en Sudáfrica durante sus años más difíciles. Además, el doctor Brown construyó una reputación de apasionado defensor del voluntariado y del desarrollo comunitario. Se jubiló de la organización en 1995 y desde ese año ha respaldado la educación de la filantropía y los proyectos de consultoría en todo el mundo. Dr. William C. Richardson, Presidente y Director Ejecutivo (CEO) (1995- ) Liderazgo Creativo en Tiempos de Cambio Especialista en organización y financiamiento de la atención de salud, el doctor Richardson obtuvo su MBA en 1964 y su doctorado en 1971, ambos en la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago. El doctor Richardson ejerció como rector de la Universidad Johns Hopkins durante cinco años antes de ser nombrado presidente de la Fundación Kellogg en 1995. La salud, la educación y el desarrollo comunitario son pasiones que el doctor Richardson comparte con la organización que lidera. Combinado con su amplia experiencia en todos estos campos, está guiando a la Fundación Kellogg – hoy una de las mayores filantropías del mundo – a través de los cambios cada vez más rápidos de este nuevo milenio. ciento siete Créditos Créditos Las siguientes personas y empresas han contribuido a la producción de esta publicación: Dirección Editorial Diseño Francisco Tancredi Director Regional para Latinoamérica y el Caribe Bruce Kreps Design Battle Creek, Michigan Karen E. Lake Directora de Marketing y Comunicaciones Thomas Springer Editor Jefe Dirección y Producción de Arte Dale B. Hopkins Gerente de Producción Redacción Dr. Mario Chaves Rio de Janeiro, Brasil Glen Cuthbert Garfinkel and Associates Bethesda, Maryland Corrección de Manuscritos Ann Edwards Articulate Company, Inc. Latham, New York Fotografía Organización Panamericana de la Salud (OPS) Información Pública Washington, D.C. Archivos Fotográficos de la Fundación W.K. Kellogg Battle Creek, Michigan Traducción Intérpretes Asociados, Santiago, Chile Corrección de Pruebas Darlene Liddell Battle Creek, Michigan Patricia Mendez-Long Battle Creek, Michigan Impresión Superior Colour Graphics Kalamazoo, Michigan Asistente de Producción Sharon T. Tubay Especialista en Comunicaciones ciento ocho LAC 4130.s Item# 1315 0803 3.5M SCG Impreso en Papel Reciclado One Michigan Avenue East Battle Creek, MI 49017-4058 USA 269-968-1611 TDD en sitio Fax: 269-968-0413 www.wkkf.org