Pamplona ^24 de Julio do 19OO, Se pij-Tolica- y repa-rte gratis dos veces a,l m e s . •% eitr; DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN: BIBLIOTECA vi. CATÓLICO-PROPAGANDISTA Tejería, • : . • - . • . » • • —Señor mío;—decía un ilustre católico de buena memoria, a una persona grave, de gran corazón y singular bondad que había cambiado de casaca y quería arrastrar ¡il primero á la novedad—Señor mío, usted me sacó de mi casa y de mis casillas y me hizo abandonar la grata paz del que vive en un rincón del mundo, rodeado de su familia, ni envidioso ni envidiado, por el tumulto de la vida pública con sus batallas, ruidos y trapisondas: Esto es servicio de Dios, mu dijo usted, y recordando yo que «el hombro füé criado para alabar, hacer reverencia y servir á Dios nuestro Señor y mediante esto salvar su alma» cambié la vida del campo por la vida de la moderna Babilonia. ¿Se equivocó usted entonces cuando me decía que la causa de la intransigencia, era la causa de la verdad y la salvación de España, ó su equivoca, usted ahora cuando me dice que hay que aflojar en el combate, no resistir á la corriente y estar atento y obediente á lo que entonces le pareció á usted demasía insufrible? No quiero defirió ahora ni importa A lo que pienso; pero es evidente que una de dos veces se equivocó usted y desde ese momento se acabó mi confianza: ¿quién me asegura viendo lo que veo y oyendo lo que oigo que dentro de algún tiempo no rectificará usted la disección de hoy? Yo pienso morir defendiendo lo que ahora defiendo, y haber estado en terreno firme; usted alguna vez fue ciego y arrastró al precipicio: esta es la diferencia. Quedaron sin respuesta estas razones porque al parecer no tenfan respuesta; pero pasado el primer susto y remordimiento, los católicos que se encuentran en el caso de aquella persona grave y de gran corazón, que no obstante su anchura y gravedad • • ! .° 129. 24, PAMPLONA. ESTAMOS EN LA TESIS. • cito cambió de casaca, han tratado de excusar sus cambios y mudanzas, con las mudanzas y cambios de los tiempos y Jas circunstancias de lugar y tiempo, que hacen por ejemplo que en una nación sea gran servicio de Dios lo que en otra es evidente derrota para los católicos, y que en algún tiempo sea prudente callar, io que en otro hay que predicar mper teefa y declarar á grito herido. Las circunstancias han cambiado dicen esos católicos graves ó menos graves, pero inconsecuentes y tornadizos, cansados de esperar y mirando un poco ó un mucho al sol naciente. Las circunstancias han cambiado de treinta, de veinte, de diez años á esta parte, (según el humor de cada uno y el tiempo que se separaron de sus antiguos hermanos j y pedir el imperio de la verdad, y la unidad católica con sanción coercitiva, (es decir de la única ' manera posible) es pedir gollerías. Hipótesis, mal menor, del lobo un pelo, atenerse á las circunstancias, no exasperar á la fiera: eso es lo que interesa; eso es lo que priva; eso es lo que nos piden á los católicos españoles nuestros naturales maestros y defensores y el que no lo siga y sepa es porque tiene ojos y no ve, oídos y no oye. ¿Es ó no es esta la manera de discurrir ' de unos pocos rezagados en el actual movimiento? De unos pocos hemos dicho, porque otros muchos que se separaron de la antigua hermandad, no se han detenido en los andamios de la hipótesis y el mal menor, y por la fuerza de ln lógica están ya de bruces en el campo revolucionario. Pues bien, señores lores y milores, no hay tal hipótesis, ni (ales circunstancias que fuercen á quemar lo que ayer ¿idoramos y adorar lo que quemamos. Cuantas veces se dirigió Su Santidad á los españoles especialmente, les encareció que trabajasen por la restauración de la unidad católica, que es la negación, más rotunda y soberana de todas las artimaüas de la mesticeria española, y no hace mucho recordábamos, dos ocasiones solemnes en que esto ocurrió; cuando la peregrinación de congregantes de San Luis presi- LA AVALANCHA. 158 didcs por el Obispo de Tortosa y cuando la peregrinación obrera, presidida por el Cardonal Sauz y Fores. Y hace un mes no más acaba de confirmar esta nobilísima aspiración, raíz y fundamento de nuestra suspirada regeneración indulgenciando por medio de Breve para perpetua memoria y sin limitación alguna de tiempo, la oración en favor de la unidad católica española que los más fervorosos íimigos de ella propagaron por España cuando el centenario glorioso de la conversión de los godos. Rota está nuestra unidad católica estrella y luminar mayor en el cielo de nuestras incomparables tradiciones y á Dios pedimos en la oración que acaba de ser indulgenciada sin limito de tiempo que nos conceda «trabajar con ardor en su restauración y en la del imperio social de Jesucristo, unigénito de Dios nuestro Salvador y Redentor, unidos en la misma fó y caridad» y eso que pedimos nosotros es lo que el Papa alaba y quiere y desea; y para lograrlo con copioso fruto de las almas y «para confirmar y robustecer con la divina gracia la unidad de la nación española en la fé católica ha enriquecido con indulgencias sin limitación de tiempo la oración en favor de la unidad católica que ahora con más empeño que nunca hemos de propagar por toda España, en diversas formas y maneras, en las familias, en los colegios, patronatos, por iglesias y capillas, por calles y plazas; allí donde alcance el celo por la gloria de DÍOB y líi salud de las almas, para que el olamor de miles de corazones ablande las entrañas misericordiosas de Dios, y España vuelva á ser libre, salva y enamorada de Jesucristo nuestro Señor. Atrás pues, los componedores, los resellados, los católico-liberales de todas las trazas y maneras y ¡Viva nuestra unidad católica, que es el reinado social de Jesucristo en España! Dios io quiere. , El Sumo Pontífice lo aprueba y bendice. •• Estamos en 3a tesis. ' , , * • ESTANISLAO. y LA aguarda el mundo al ingenio desconocido que en la edad futura ha de escribir sobre este asunto un libro digno de él, ahí van como por via de anticipo algunas reflexiones que me ha sugerido la observación atenta de lo que á nuestro rededor acontece. En el orden religioso y social los dos sucesos más culminantes de la historia moderna son indudablemente la aparición del protestantismo y la fundación de la Compañía de Jesús. La empresa de Lutero y la de Ignacio son correlativas. El grito de héroe español responde providencialmente al grito del apóstata alemán. Dijérase que en presencia de la tremenda crisis por la cual iba á atravesar la Europa moderna, el cíelo y el inñerno lanzaban á la vez al palenque sus dos más aguerridos campeones. Sentada esta verdad, que reconocen á una todos los historiadores concienzudos, el resultado no podia ser dudoso. La lucha debía ser mortal. Y lo fue. Dejemos para ocasión más oportuna reseñar la historia del combate que podríamos llamar teológico, y que comprende los dos siglos y medio que precedieron á la revolución francesa. El jesuíta fue en todas partes el martillo del protestantismo como herejía. Los nombres de Suárez Vázquez y Belarmino nos dan una ligera idea de los gigantescos esfuerzos con que la Compañía hizo decidir en favor suyo la victoria en ol terreno de la controversia. Vencedores en las Universidades y Academias, no fueron menos esclarecidos los jesuítas en el apostolado, y las primeras crueldades que ensangrentaron el suelo inglés en el horrible reinado de Enrique VIII y de Isadel, público es que en individuos de la Compañía fueron ejercidas. 'IENTRAS Los PP. Campian y Person fueron ahorcados en Londres, y el verdugo arraneó de su pocho el corazón todavía palpitante, para entregarlo á las llamas al pió del mismo cadalso. Entre tanto el protestantismo, aunque localizado al parecer principalmente en Alemania é Inglaterra, seguía inoculando en todas las naciones de Europa su virus ponzoñoso. El desarrollo de la Compañía sigue paralelamente al do su rival, y la lucha es cada día más empeñada. Más tarde un hijo natural del protestantismo libra con los jesuítas sangrientas batallas. Nótese que el primero que adivinó bajo la máscara hipócrita de jansenista la malicia protestante, fuó el jesuíta. Este persiguió de muerte al jansenismo en todos terrenos, hasta dar cuenta de éí y borrarlo felizmente del cuadro de las herejías militantes para dejarlo sepultado en el de las herejías históricas. Va á aparecer la Revolución, mas antes necesita quitar de en medio á los jesuítas, Los reyes entran en la nefanda conspiración que de lejos viene preparando la ruina de sus tronos. La correspondencia epistolar que entre los corifeos del filosofismo medió para promover la coalición de los reyes de Europa contra la Compañía muestra dos cosas: La importancia de ésta como elemento de orden y apoyo firmísimo de la Iglesia, y la ceguedad de los que al expulsarla y.extinguirla no acertaron á ver en esto la mano de la Revolución que los impulsaba al suicidio. Estalló entro tanto la conflagración general, y reyes y tronos cayeron estrepitosamente en pos de la Institución poderosa á quien para dar gusto á la impiedad hirieron de muerte. De muerte no, porque la Compañía renace apenas sosegado el primer vértigo revolucionario, y empieza otra vez su vida de combate, ahora contra la Revolución, como antes contra el. protestantismo y el jansenismo, progenitores de ella. ¡Ah! sí; como ol jesuíta es el anti-protestante y el anti-jausenista por excelencia, así es por excelencia el anti-revolucionario. Dios parece haber dotado al jesuíta para la defensa, de todas las cualidades de que ha el infierno provisto al revolucionario para el ataque. Es como él audaz, incansable, propagandista, aproveclutdor de coyunturas y oportunidades, diestro en .el manejo de todas armas, sagaz en la gestión de todos los negocios. Es como 61 cosmopolita; ni le arredran distancias, ni le debilitan climas; su acción es la misma en todas partes, es ciudadano del mundo. ¿Observáis á la Revolución invadiéndolo todo, apoderándose de Lodo, sentándose en la cátedra universitaria, en la silla del maestro de escuela, en el sillón de la academia y en el taburete del gacetillero? ¿Veis á la Revolución haciéndose toda para todos para pervertirlo todo, cortesana para los principes, plebeya para el pueblo, literata para el literato, economista para el hombre de negocio, erudita para el sabio, vulgar para el ignorante? ¿No la veis en el libro de testo y en la novela, en ol periódico y en el calendario, en prosa y en verso, en el teatro y en la plaza pública, en todas partes donde puede con los atractivos de la elocuencia ó de la voluptuosidad seducir un corazón ó pervertir una inteligencia? Pues bien: aplicad para el bien este procedimiento universal, vario y multiforme, imaginad todo esto por la verdad, y tendréis una idea de lo que por el Catolicismo hace el jesuíta. Discuto en la academia, estudia en el observatorio, juega con los niños, conmueve en el pulpito, consuela en el confesonario, brilla en el salón, se codea con el pueblo en la calle, es periodista, catedrático, teólogo ó físico, matemático ó erudito, comentador de clásicos ó investigador de constelaciones, es el tipo universal, abarcándolo todo, dominándolo todo y haciéndolo converger todo á un solo punto, y animándolo todo con un solo espíritu: el Catolicismo. Es respuesta viva á todas las acusaciones que diariamente lanza contra el clero católico la Revolución. Os dirá á veces esta: ¡El clero es ignorante! y responderá el jesuíta, mostrando cubiertos de nombres suyos los índices de las bibliotecas. ¡El clero es relajado! Pues ahí está el jesuíta, severo en sus costumbres y recogido en su porte como un cenobita. ¡El clero es adusto! Pues ahí está el jesuíta, culto, esmerado en LA AVALANCHA. 159 su trato, modelo en sociedad de la más intachable cortesanía. ¡El clero es avaro! Pues pálpenle autí bolsillos al más encumbrado jesuíta, que en ellos no se hallará por lo común un céntimo que pueda gastar á • EN LOS TIEMPOS PASADOS. su albedrío. ¡El clero es ambicioso! Y os contestará el jesuíta imponiéndose la privación de aceptar dignidad que pueda redundar en su gloria. Aquí se estrella imcaza, ese ejercicio tan umversalmente entendido y que potente y desmentida la calumnia. Ninguna do las tan entusiastas aficionados ha tenido ea todas época*, persecuciones que contra él lia movido la Revolución revistió ea la antigüedad, á no d mi ¡¡rio, un carácter ha sabido apoyarse en motivos siquier verosímiles. completamente distinto del que hoy tiene en Iiuropa, y alcanzó Los mismos que de nuestra patria le expulsaron hace una importancia de que es difícil Ib rularse exacta idea en los aüos, guardáronse muy bien de insinuar en el preámtiempos actuales. bulo del decreto nada que mancillase la honra del El hombre, en lucha con la naturaleza, obligado á resguarInstituto. Su único crimen reconocido y- confesado es darse de los elementos, y atacado por las fieras que poblaban lo que constituye la esencia de su providencial misión las impenetrables y misteriosas selvas de aquellas remotísimas . al inundo; ser enemigo jurado de la Revolución, ser edades, tenía que disputarles la posesión de las cavernas, donde anti-revolucionario. instintivamente buscaban un refugio, viéndose obligado á auAquel discípulo do Voltaireque llamó á los jesuítas plir coa la iiiteligencia'su falta de armas y su natural debililos guardias de corps del Pontificado, estuvo muy en dad, que con frecuencia habían de hacerle sucumbir ante la lo cierto si trató de significar con eso apellido su adfuerza y la ferocidad de los grandes carniceros. hesión inquebrantable y nunca desmentida al RomaLos terribles peligros quo no Pastor. Equivocóse, en aquella verdadera lucha empero, si quiso con esNAVARRA por la existencia amenazato darnos una idea de ban ¿nuestros remotísimos su oficio en la Iglesia de ascendientes, debían ser su Dios. Si con alguien adpreocupación constante, y mite punto de compaasí vemos que las primeras ración el jesuíta es con manifestaciones del arte picel guerrillero. Su táctórico ó escultural en sus tica es la de pelotón. pródromos, son, casi siemDisperso por el globo, pre, esas rudimentarias y con la única disciplina groseras imágenes de anique da hi unidad y firmales montaraces, grabameza del pensamiento das con instrumentos ds en todos los individuos, sílex sobre fragmentos de combato solo contra huesos, ó en loa paramentos fuerzas superiores, ende las cavernas. sayando todas las arPruebanlo también todas mas, utilizando todas las mitologías conocida», las circunstancias, esmuchas de cuyas fábulas cogiendo el terreno ó son vagos recuerdos de la aceptando el que se le lucha del hombre con esas da, sorprendiendo al espantables fieras, que la enemigo con imprevisimaginación popular contos ataques, ó cansánvirtieraen fantásticos monsdole y desconcertándotruos. le y rindiéndole con su Más tarde, sustituyéronse actividad infatigable. los instrumentos de piedra Por eso, al jesuíta como y de madera por las armas al guerrillero no se le de bronce y hierro; asociáderrota jamás, se le ronse los hombres, constihiere por la espalda ó tuyendo centros de poblaEL REY D. SANCHO EL FUERTE se le expulsa. Si lo prición, y combatieron cotí mero, su sangre fecun(bajo-relieve Je D. Francisco Pina)ventaja á sus enemigos nadiza eí suelo que regó y ••' " \ turales, buscando ya en la produce nuevos soldados. Silo segundo, no .tarda en reaparecer, tal vez caza un importante recurso para la alimentación y nn agradacon distinto nombre, ó distinto idioma, ó distinto trable y varonil entretenimiento. je, treinta leguas más allá ó cuarenta más acá, sin Kn los sagrados libros cítase á varios famosos cazadores, y dar paz á su eterno rival más que para emprender desde los albores de la Historia fígurnn también en igual concontra él nueva estrategia. cepto los héroes y guerreros más renombrarlos, no desdeñándose de hacer á la caza objeto de sus escritos autores tan notables ¿Y extrañarán mis lectores que la Revolución no como Xeuofonte, Hornero, Arríanos, y Opiniano entre los griedé cuartel al jesuíta, quo por su parte no le da á ella gos, y Gratius, Taliscus, y ¡Nemesianus entre los romanos. tregua ni punto de descanso? Esta persecución incanConsiderada la caza como ejercicio propio de la nobleza, quo sable es el sello, la credencial de su misión divina soen él veía un remedo de los lances de la guerra, prohibióse al bre la tierra. La Revolución da fé de esto, consideranpueblo en determinados tiempos y comarcas, sea porque los sedo con razón al Instituto Ignaciano como á su enemiñores de aquella época quisieran ser los únicos que de él disgo mortal, intransigente, irreconciliable. La brillante frutasen, sea por evitar so descuidara el cultivo do los campos, apología de la Compañía de Jesús están componiénó quizá por impedir daños y talas en los mismos y perjuicios en dola tres siglos há sus encarnizados adversarios, deslas familias, pues, según opinión de un antiguo autor, «los ca"dc Lutero y Enrique VIII hasta Mamiami, Esquirós y zadores consumen la hacieuda, viniendo á manera de Acteon á Romero ¡Ortiz, pasando por las roanos de Jansenio y ser despedazados por sus perros,» de los enciclopedistas franceses. Mucho ha alcanzado No hay noticia de que en la antigüedad se sujetara la caza de ellos la Iglesia de Dios y mucho de ellos espera. á determinadas reglas, pues apenas se ocupan de ello los auto¡Gloria, pues, a Dios! ¡Gloria á la Compañía. LA GAZA EN NAVARRA •>;/V--V\ F.S.yS. res antes citados, y únicamente hacia el siglo VII aparecen las primeras huellas del arte de Montería. La persecución de la que hoy se llama caza mayor, constituía la diversión y el solaz de casi todos los monarcas: Cario Magno dedicaba buena parte del tiempo que lo dejaban libre sus empresas guerreras á perseguir las fieras en los bosques, ICO LA AVALANCHA. acompañado de su esposa é hijas, de gran número de servidores Los navarros, cuyo carácter belicoso se refleja hasta en aus y de su brillante corte. Díeese que la ciudad de Aix la Chapejuegos, buscaban en la caza la diversión que más se acomodaba He debe su origen á una cacería del gran Emperador, y su dicá sus aficiones, y los Reyes de esta libre tierra se dedicaron, tado de Magno, proviene, según el monje de Saint Uall, de uua también con predilección a ese ejercicio, que máa de una vez aventura cinegética de que fue héroe el veücido de Ronccsvatrocó la alegría y el fausto de la Corte en lágrimas y luto. Infeclles, quien persiguiendo con sus monteros y jaurías á un oso tivamente: ya en 1076 fue despeñado durante uua cacería, cerca gigantesco, en los desfiladeros de los Vosgos, luchó cou la iiera de Peñalén, D. Sancho V; murió también cazando en las cercacuerpo acuerpo, dándole muerte y precipitándola desde lo alto nías de Estella García el Restaurador, y la misma suerte tuvo, de una roca, mientras los ecos de las montañas repetían el grial perseguir á un oso, el infante D. Fernando, hijo de Sancho to de viva Karlo el Magno, que los compañeros del monarca, i el Fuerte, desgracia que, según indica Saudoval, contribuyó no heridos y maltrechos, lanznban por vez primera, entusiasmados poco ala invencible hipocondría que amargó los últimos días al presenciar tan grande hazaña. del héroe de las Navas. [Y. Aun cuando esos recuerdos tengan todos los caracteres de Según una vaga tradición, un Rey de Navarra, que se creo la leyenda, no deben sin embargo despreciarse, pues en ellos se debió ser Sancho el Fuerte ó uno de los Teobaldos, peleó tamencuentran, casi siempre, datos curiosos para el estudio de las bién con un león, al que dio muerte. (2) costumbres en los siglos medios. Carlos el Noble cazaba puercos, monteses en loa sotos de Cortes y Castejón, junto á Tudela, y acostumbraba ir con el La protección de los Reyes y de la nobleza fomentaron é mismo objeto á Berbinzana, hicieron que se perfeccionasen los métodos de Caza, llegando Consta así mismo, que D. Juan II y la reina D." Juana Enla Montería á merecer, con mñs ó menos propiedad, el nombre ríquez estuvieron tres días cazando puercos en el soto de Mora, de arte. A fines del siglo Xllf, aparece en Francia un poema cerca de Cortes, y apenas hay persona real da cuya afición al didáctico, de autor anónimo, acerca de ese ejercicio, poema al arte cinejético no se encuentren numerosos testimonios en, cual siguen otras obnis sobre el mismo asunto, mereciendo 63nuestros archivos. pecial mención el Libro del Rey Ufodus; el que el sabio Rey de Castilla Alfonso XI redactó, ó hizo redactar, para su uso partiJUAN ITUBHALDE y SUIT. cular hacia el año 1340, y el de Gastón Poebus III, Conde de (Se continuará). Foix, cuyo manuscrito, que data dfil 1387, presenta excepcional interés pura la historia de las costumbres y de la indumentaria en el siglo XTV, á causa de las preciosas miniaturas que le enriquecen. No debemos dejar de recordar, dado el objeto de estos apuntes, un lihro publicado en París hace unos siete años, con el título de Paramientos de la caza, por D. Sancho el Sabio, Rey de Navarra, libro que se supone escrito en 1180, y que, tanto por ÍJLLÍSTO que buscas explosivos, oh lector amable, translásu antigüedad como por los curiosísimos datos que suministra, date en alas de la imaginación al palacio de Helias aventajaría á todos ¡os que de su género se conocen hasta el día Artes de París y leo lo siguiente que, desde aquella si su autenticidad estuviese bien probada, fiüttj preciosísimo capital... del vicio y la civilización moderna, telegrafiaron el día códice que, según su traductor y anotador Mr. Castillon id' As12 del que rige; pe t) dice en su dedicatoria, yacía enterrado en los archivos pro«Reina gran alarma en esta capital, particularmente entre vinciales de Pamplona desde íines del siglo XII, llamó de tal los visitantes de la Exposición. modo ln atención de los eruditos, que de varios puntos del exDícfise que han sido encontradas varias bombas explosivas tranjero se pidieron noticias acerca de tan notable hallazgo, y en uno de los sótanos del gran palacio de Bellas Artes, puestas desde una distante capital acudió á Pamplona un sabio paallí con objeto de volar el edificio el día 14 de Julio, mientras leógrafo con el único objeto de ver y estudiar el famoso manusse estuviera celebrando la fiesta de la proclamación de la Recrito. pública. Desgraciadamente, nadie conoce aquí tal documento, ni hay Se atribuye este criminal atentado a los autores del reciente noticias del misino en los archivos históricos de nuestra Dipuincendio del Gkateau dl Eau, que no cabe duda de que fue intación Foral, que suponemos son á los que alude Mr. Castillon tencionado.» (d* Aspet), debiendo por lo tanto suponerse que ha sido sustraído Al día siguiente ae añadía en otro despaño: el manuscrito en época remota, puesto que ni Moret ni Yan«La voladura ó el incendio del bello gran palacio de Bellas guas ni ningún otro historiador ó erudito lo menciona, ó que Artes hubiera sido una catástrofe horrible, en cuyas conselos tales Paramientos son apócrifos, que es lo que—fundados ,en cuencias dá miodo pensar, por ser de todos los edificios do la algunas particularidades que notamos en el contesto mismo de Exposición el más visitado, y ahora especialmente por los estula obra, y tal vez expongamos otro día,—opinamos nosotros. diantes y niños de las escuelas, venidos en gran número de Y ya qtts, aunque incidentalmente, hemos nombrado á Naprovincias con motivo de la gran fiesta del 14 de Julio.» varra, pasemos ya á examinar con la posible brevedad loque fue Y exclamará el lector: ¡Oh, qué crimen, qué monstruosidad! la caza en nuestra noble tierra. Infectivamente. Si, como dejamos dicho, la caza presentó en los tiempos rePero á mí se me ocurre exclamar de otro modo: ¡Oh prodimotos serios peligros, esto debía acontecer con especialidad en gios de la ciencia y del progreso sin Dios! Navarra, á causa de la accidentada estructura de su montañoso Porque, á uo ser un tarugo, nadie atribuirá á ignorancia la suelo y de las impenetrables selvas que lo cubrían; los bosques confección de esos explosivos modernos de espantable potencia, ocupaban entonces no sólo la parte elevada del país, como hoy ni negará que realmente es un progreso el que con un poco de sucede, sino hasta las estensas llanuras que riegan el Aragón y dinamita se vuele hoy en un ;puuuura! un edificio, cuya demoel libro; y aun en época relativamente moderna, en el siglo XV, lición duraría en otro tiempo algunas semanas ó meses. Tafalla y ülite hicieron venir á morar en la primera de estas Mas ya se vé para qué sirve tanto saber y progresar, cuando poblaciones á Pedro Ferrandiz de Atienza, ballestero y cazador el temor de Dios y la moral y caridad cristianas no refrenan de ciervos, y le asignaron una pensión á fin de que «continualas malas pasiones de los hombres, ni les enseñan á usar rectamente cazase y destruyese los venados y ciervos que causaban mente de los adelantos. grandes daños en las mieses y viñas.») Por este dato, que hoy lín un tris, sabe Dios cuántas víctimas hubieran producido parece inverosímil dado el aspecto actual de la Ribera, puede las bombas del palacio de Bellas Artes, cuya explosión hubiera juzgarse de lo que sería el resto del país, donde tan abruptos parecido la voz aterradora de la justicia divina diciendo á los valles, tan elevadísímoa montes y tan profundas cavernas se encuentran. (1) Pénese en diula por algunos la existencia de ese infante; pero mencíónanlo en cambio el KatcnJario de Ltin. finndoval en su Catálogo de los Aún se conservan vagos recuerdos de la lucha que sostuObispos de H'amplona y algunos otros escritures. (i) Monumento conmemorativo da esa ludia es tal vez una escultura de vieron con las fieras aquellos humildes y heroicos monjes, que, ION daustros <!.' !a Catedral (le Pamplona, que representa á un guerrero á impulsados por su ardiente caridad, penetraron en las entonces caballo y embrazando el escudo de armas (le Navarra, rme ron una espada en espantables soledades del solar navarro, y roturaron é hicieron la diestra, rechaza la acometida de la íiera. Aunque esta liaza»» á primera víita parece ralmlnstt, nada tiene de inverosímil, pufts Sundio el Fuerte IIIZÜ, habitables determinadas comarcas, fundando esos admirables como todos sal)en, una nscurmón por África y los Tenlmlclos tomaron parte monasterios que como Leire, lioncesvalles, Iranzu, La Oliva, en las Cruzadas de Tíerni Santa, siendo d segundo Ha eftf mimbre compañero de San Luis, Rey tle Francia, <¡uie,n, según su cronista, el Sire deJomHirache y otros que visitó el Obispo San Eulogio de Córdoba, ville, cazó mudios leones acompañado "de aus gentes» «Jurante su primera fueron focos de santidad y civilización, y refugio de nuestra expedición á aquel país. Sin embargo, creemos que es» escultura, Ueue un independencia en los siglos medios. sentido alegórico y no su rufierc A ningún hecho real. „ . , EXPLOSIVOS. " y i. LA AVALANCHA. pueblos congregados en aquella Exposición Universal para ensalzar el progreso sin Dios:—ya veis, insensatos, cómo habiendo prescindido de Mí y de mi anata Iglesia, perecéis destrozados por vuestro mismo progreso ateo.— Y es ocasión de recomendar el caso á quienes sólo esperan la salud y regeneración de nuestra pobre patria, de la pura ciencia humana. Y muy especialmente al Sr. García Alix, al medio ministro de Fomento, que pretende recargar la segunda enseñanza de Física y Química, y desterrar la microscópica asignatura de Religión y Moral. Digo, recomendarlo si no \OA cuadra, más uua guitarra y unas coplas. Y un lazarillo, por si acaso. Un periódico lamenta queea España no se adopte la orden dada en varios pueblos de los Estados Unidos y también en París, prohibiendo escupir ea teatros, tranvías, edificios públicos y, en alguna parte, hasta en las calles. • " , V Hombre, bien está el aseo. . . Y mejor, si no se excluyera á las iglesias. ' • • Pero ¡qué diantre!... ¡No dejar escupir ni en las calles!... ¿No estaría mejor que se empezase por no dejar blasfemar? Porque en esta p*rte, ni es poca que digamos la ¡filta de aseo y de decencia y de vergüenza que hay en España. Por doquier se oyen blasfemias horribles, como siesta nación fuese un pueblo de condenados. • _, , • ; ¡Estos sí que son .salivazos asquerosos! • •• _ • . Y, sin embargo,,., ya lo ven ustedes. 121 culto O. Juan Valera lia publicado en el culto Imparcial uu escrito tan culto que á los menos cultos de sus lectores podía hacerles preguntar: ¿para qué quieren esos tales su cultura? Y en efecto lo habrán pt'fifftintaiio, si no son tan liberales como el libertóte hnparrial y el libaralíaiino 1). Juan. Porque, ¿a quién se le ocurre comparar a Felipe II, el rey más rey, y más católico espinal que el inundo ha conocido, con el tristemente célebre Víctor Manuel? Pues eso ha hecho el culto D. Juan Valera. Y la verdad, menos garrafnl hubiera parecido que comparara al gran rey de España con Jaituu el Barbudo y José María. ¡Felipe, II comparado con el tirano de Italia y sacrilego usurpador de los Estados Pontificios! Me río yo de los soberanos tropezones y descomunales traspiés de, los gacetilleros y periodistas de la prensa liberal, cuando alguno de los dioses mayores del liberalismo está en nena. Y no crean ustedes que la comparación ha sido hecha de cualquier modo, no, que el culto y relamido de D. Juan dice: «Si heuiuu de prestar, pues, al rey D. Felipa el testimonio de nuestra admiración porque .se anexionó á Portugal, digámoslo así, valiéndonos del verbo que hoy está en moda, ¿qué pasmo, qué asombro uo debe inspirarnos el rey Víctor Manuel con su Cavour y con su (¡aribaldi, cuando, después de tomar el Milanesado por mano de franceses y por mano de alemanes el Véneto, priucipe poco antes derrotado y multado por Austria, se atreve á derribar y derriba varios tronos, sin excluir el temporal del Papa, se apodera de Ñapóles y de Sicilia y funda la unidad de Italia, aspiración secular jamás cumplida desde los tiempos del rey bárbaro Teodorico?» D. Juan hace bieu en comenzar el párrafo diciendo: «Oada cual ve las cosas á su manera.» Porque,.efect¡vamente, se uecesita ver las cosas muy á lo liberal, para escribir lo que antecede, contra lo cual están protestando el sentido común, el buen juicio y los derechos de la Iglesia. • . Pero liberales y masones aplauden. Que es como decir, el demonio canta y baila. 161 rado es tan grave y los intereses de la Justicia se encuentran tan amenazados, que únicamente queda ya el remedio de suspender el Jurado, con arreglo á lo dispuesto en el caso primero de las disposiciones especiales de la ley del mismo.» ¡Adiós cacareada couquistal... Pero, no se alegren ustedes aún, por más que el periódico mencionado es tan liberalote y tan democrático como el Heraldo de Madrid. Porque estoy harto de oír á persona* y psrsonajes liberales las mayores perrerías en contra del Jurado y las demás conquistas democráticas. Y, no obstante,cuando sucacique ó eaciquillogrita: ¡Eeeeh! ¡¡Armas!!; adiós protestas y tolo el mundo armas al hombro. Aunque las sobadas y resobadas, maldecidas y remaldecídas conquistas nos ahoguen y nos trituren. La noticia de que dentro de poco se lanzará á las tablas del teatro una dama de la aristocracia francesa, haee recordar al Heraldo de Madrid ¿[gano* casos análogos y discurrir del siguiente modo. «Han cambiado los tiempos, y no es ya una locura de jovenzuela enamorada el hecho de lanzarse á ganar los aplausos del público. listo significa, ante todo, una cosa: que el oficio del teatro se ha diguiíicado y que han desaparecido los escrúpulos inórales que separaban la escena de los salones..* Pues mire, su mercé, señor Heraldo de Madrid; esto significa, ante todo, ¡cómo está 1% sociedad! Ciorto que han cambiado los tiempos. ' . . üierto que han desaparecido los escrúpulos morales. ¿Pero que BB ha dignificado el oficio del teatro, y en especial del teatro francés? ¡Han! ¡Uosa como esa! Dígase que parece dignificado, porque los tiempos han cambiado y Iü3 escrúpulos desaparecido, y á cualquier cosa se llama dignidad en e¡>tos tiempos de libertad. I,o cual no es verso, pero es verdad. Morayta ha dirigido recientemente á sus h.\ h.\ yanquis un documento masónico, en el cual declara que ha hecho todo lo posible, como profano y como masón, para librar á los filipinos del yugo de los frailes, y azuza á sus herma .". meas á concluir la uefauda obra. Lo cual es otro salivazo que el tío Gaita, digo, Morayta, descarga sobre la frente de la España católica que sufre la ignominia de que ese hombre continúe ocupando un lugar eu el Congreso. tiracias sean dadas á todos loa partidos liberales, especialmente al nunca bastante execrado de la ponderada y endiablada selección. De que Dios nos libre. .' . .. . Amen. ' . El otro día pronunció eí Sr, Romero Robledo un discurso en el que, entre muchísimas cosas, malas y gordas, dijo coa toda la frescura que le distingue: • «Soy católico,... . . . -. ,. . {¡Hombre, bien!) ... y moriré en la religión que aprendí de mis padres;... (¡Mejor que mejor!... Y sin duda para probar lo que afirmaba añadió:) ... pero no puede menos de alarmarme el número de establecimientos religiosos que aquí hay, y son más cada día.» ¡Reeórcholis, y qué catolicismo más sni yeneris! Bien es verdad que poco antes había advertido á sus oyentes que «vivimos en pleno reinado del engaño y de la mentira.» Tiene razón el ex-ex-ex-pollo de Antequera. PELAYO. El Sr. Fiscal de la Audiencia do Madrid acaba de elevar, como de costumbre, su Memoria anual al Sr. Fiscal del Tribunal Supremo. Y entre otras cosas peregrinas, dice, según reliere un diario, que «el Jurado, no solo absuelve ya los delitos llamados de sangre, sino que ha llegado su benevolencia hasta absolver los delitos contra la propiedad y los de violación en niñas menores de doce años, que hasta ahora siempre había condenado.» ¿Qué se quiere decir, que vamos progresando? Pues yo digo que no lo discuto. Sino que estoy conforme con lo que añade dicho periódico cuando dice que el Fiscal cree que «la situación actual de! Ju- ÁN (Continuación). Ella así lo comprendió pocos días después de la llegada da Rogelio al Ingenio, y su corazón tembló de espanto al presentir su desdicha, como tiembla el pobre marino al ver la negra nube, presagio cierto de tempestad. LA AVALANCHA. 162 Porque Regia que no había amado nunca, que según decía Jorge, irritado por sus continuos desaires se daba toda la importancia y el valor de UÜ imposible, que jamás se dignó conceder una mirada ni un pensamiento á hombre alguno, se enamoró de Rogelio con una pasión insuperable que debía hacer su deagracia. Ouandi) se dio cuenta la infeliz mulata de lo que pasaba en su alma, una ola de inmensa amargura envolvió su corazón, y perdió el sueCo, y dejó de comer, y ya no se la oía cantar á todas horas como antes ni correr ligera por los jardines cazando mariposas y persiguiendo pajarillos. Melancólica y retraída pasaba las horasque lo dejaban librea sus tareas, encerrada en sus habitaciones ó rezando en la capilla, de la que cuidaba con más esmero, por que es sabido que en las almas cristianas el sentimiento religioso se despierta más vehemente cuando la desgracia las llena de angustia y de dolor. Y esto, tiene tan fácil explicación! ¿A. quién ha de volver los ojos el que destituido de todo amparo, de todo alivio, de toda esperanza, sabe que no hallará descanso en la tierra y que el lenitivo de sus dolores ha de venir del cielo? Viendo con su gran penetración que el alma de Angeles se llenaba con la imagen y el amor de Rogelio, escuchando sus confidencias, testigo de sus mutuas atenciones y pruebas inequívocas de cariño, Regla padecía tanto, que más de una vez pidió al cielo la muerte, único término de su dolor. Regla repetía constantemente aquella estrofa de una lcyenda-de Zorrilla que parecía haber sido escrita para ella. ¡Ay triste de quien llora Y en soledad amarga Los perezosos días Numera con afán, Y puede solamente De su existencia larga Temer los venideros, llorar loa que se van!... Y el llanto humedecía sus ojos al despuntar el alba, al morir la tarde, al tender la noche su oscuro manto: todo le era enojoso; ie duba tristeza la alegría de su señorita, porque fácilmente se explicaba que cuanto más alegre la viera, mayores debían ser sus motivos de . tristeza. A veces la pobre mulata imaginaba que Rogelio no amaba á Angeles, y sin apercibirse de ello daba entrada en su corazón, no á la esperanza—¡que ella no podía tener ninguna!—sino á un sentimiento poco generoso que le hacía exelnmar: —No será su amor de Regla, pero tampoco de Angeles? Y como una sombra, desesperada y celosa seguía á lo lejos á los jóvenes y procuraba escachar sus palabras y sorprender sus secretos, y hasta si le era posible estorbar sus paseos y conversaciones que eran torcedor continuo de su alma enamorada. Culparemos á Regla? No, por Dios! Lo que hacía era propio de la humana flaqueza, era lo que cada uno de nosotros— sin ser malos—hubiéramos hecho; porque no hay tormento mayor que el de los celos, ni tris- teza más profunda que la que dá una pasión desgraciada. No siempre está el alma dispuesta para todos los heroísmos, ni son capaces de ellos todas las personas. V aunque Regla era humilde y generosa, y aunque amaba eutrañablemente á Angeles, era muy apasionada, mucho más humana; menos, infinitamente menos sublime que su señorita. —Por esto, aunque todos I03 días hacía firmes propósitos de no dejarse arrastrar por los celos, de no pretender escuchar las pláticas de los amantes, de desear vivamente su dicha, desfallecía ante la ruda prueba, y lloraba, y volvía de nuevo a las imperfecciones que son inseparables del espíritu humano. Pobre Regla! ¿Qué más podía hacer que ocultar todo lo posible el desconsuelo, huir de Rogelio, evitar su trato, esconderse si llegaba—cuando ardía en deseo de hablarle—y orar de continuo para que amándose mucho y unidos fueran muy felices? ¿Y qué menos podía perdonarsB á la infeliz enamorada que sus punzantes, perpetuos celos, sus ráfagas de egoísmo, sus luchas interminables entre la pasión y el deber y su contíuua pena por haber nacido tan baja estando tan altu el blanco de sus aspiraciones, el objeto de su profundo, vehemente amor? Angeles era todo lo sublime, todo lo perfecto, todo lo ideal y heroico que cabe en lo humano! Regla, sin ser mala, antes siendo muy buena, era tola vehemencia, toda energía torln pasión. Aquélla morando cerca del cielo, necesitaba hacer un esfuerzo para descender á la tierra. Esta, viviendo en el mundo, solo con grandes sacrificios podía elevarse á la serena región de los ángeles, con quienes hablaba de continuo su afortunada rival. Por eso, al oir las últimas frases de Rogelio y ver el regalo de la ñor en la que había dejado Angeles dulce y casto beso, en aquella mañana, tan hermosa para los jivenes; tan triste para ellal sintiendo cierta secreta complacencia—de la cual se avergonzaba—al interrumpir la interesante conversación. Regla, turbada, triste, presa de mortal abatimiento, desfallecida por la lucha que sostenía, se dejó caer entre lo? árboles, sobre la NAVARKA. PUENTE LA REINA.—TORRE DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTIAGO. fDe fotografía delPbro.D. Valeniin García). fresca yerba, y ocultando el rostro entre las manos prorrumpió en desgarradoras sollozos. —Qué desdicha la mía! exclamó al íin. Saber que se aman, conocerlo antes que nadie, tal vez antes que ellos mismos, ser testigo de sus .conversaciones, depositaría de las esperanzas y de los sueños de Angeles mi afortunada rival, y esconder este secreto en el fondo del corazón, como si fuera un crimen, es tarea difícil, superior ¡Dios santo! á las débiles fuerzas de una mujer. Pero ella es mi hermana, decía luego con tristísimo acento; ella ha sido más que una madre para mí; todo se lo debo, todo me lo ha dado generosamente, me quiere mucho, más que á ninguna de sus amigas, deposita en mí su confianza:., ¿y qué he de hacer yo, sino amarla y pedir al cielo que la haga feliz?... qué he de hacer sino ahogar este corazón miserable que lleno de pasión se subleva contra el deber?... Regla calló, y ocultando el rostió de nuevo entre sus manos guardó profundo silencio. Y sonó ruido de pasos, y al descubrir el semblante, la mulata halló delante de sí la gallarda I 163 LA AVALANCHA. fijara de Rogelio que la miraba asombrado. No con menor es* panto que Baltasar aquellas simbólicas frases Mane Thecel Phares, vieron á Rogelio loa turbados ojos de la criada: pujóse en pió rápidamente, enrojeció sus mejillas el carmín de la vergüenza, y trémula y confusa quedó inmóvil, coa los ojos bajos y las manos cruzadas sobre su blanco delantal. —Qué tienes Regla? le preguntó el joven, con tierno interés. Porqué lloras? Te han hecho daño? Te ha reñido Angeles? --La niña no me responde nunca! exclamó con soberbia fiereza la mulata. .,..- .„-. • IX. _ _., . r. -_ ; : Una carta que- recibió Rogelio aquel mismo día le hizo formar la resolución de ponerse en camino para la Habana á la mañana siguiente. Llamábale sin demora un amigo para arreglar importantes asuntos de Tula, y como además de esto, Rogelio tenía necesidad de ir á la capital para desempeñar una comisión que había recibido en Madrid, bien contra su voluntad, obligado por el deber, ese implacable tirano, que tantas ilusiones marchita, tantos planes deshace y tan duro se muestra en presento -i-e-• NAVARRA. ELIZONDO,—VISTA PARCIAL. —Ea verdad: sé que observas intachable conducta y que no das ocasión para riñas... perdona... pero á qué atribuir tus lágrimas? Di, quieres algo y no te atreves á decirlo? Yo influiré oou Angeles si ea preciso, para que te conceda cuanto quieras. —No puede mi niña darme la alegría que he perdido. Vale más por tanto que no se ocupe su mercó de mi tristeza que procuro ocultar. Respétela el niño y haga un esfuerzo por olvidar que ha sorprendido mi llanto y que le he dichoque nofcoy feliz—Pero Regla, tal vez exageras tu dolor; ¿quién sabe si tienes males de fácil remedio! —No tiene mi pena sino un alivio y éste no vendrá, porque huye del que lo busca y persigue al que le teme. —Cuál es, Regla? preguntó el joven cada vez más interesado CD saber el origen de la pena de aquella criada tan buena y tan fiel. —La muerte! —Qué horror! Regla, tú... —Niño Rogelio, interrumpió la mulata conociendo que le faltaban las fuerzas, no me pregunte su mercé una palabra más —y si en algo estima la fidelidad de mi respetuoso cariño á la familia—no diga nada á la niña Angeles, ni se acuerde de mí. Y asi diciendo, sin esperar respuesta, Regla echó á andar rápidamente hacia la casa, sin volver el rostro, que todavía conservaba huellas de lágrimas, en tanto que Rogelio mirándola sacudía lentamente la cabeza y decía á media voz. —Pobre muchacha! sabe demasiado para ser feliz. Qué ten. drá? estará acaso enamorada? y de quién puede haberse prendado en cata soledad? verdaderamente m> dá lástima! Pero qué diablo., no quiero preocuparme con esto cuando tanto tengo en qué pensar! Y dicho esto, Rogelio sacó la rosa marchita del bolsillo, donde la guardó al alejarse Angeles, y besándola con apasionada ternura, olvidó por completo su conversación con la mulata. ]Es tan egoísta el amor!,.. aunque tan dulce es en pretérito arregló su maleta y manifestó su resolución de partir sin demora alguna. Aquel viaje hirió profundamente el corazón de Angeles y casi desesperó á Heglti pues para ella no existía más luz, ni más gloria que Rogelio, y separarse de él, siquiera fuese por breves días, era tan duro, tan amargo, que las dos mujeres hubiesen comprado con su sangre la dicha de que no se alejase de ellas. —Paraqué ha de partir? decía Angeles, Dios santo!.. Gomo si la vida fuese tan larga y hubiese tanto tiempo pura ser feliz, abreviarla dicha con la ausencia, es formidable enemigo de loa que se aman, ese tormento que solo pueden comprender los que lo han sentido!... La ausencia es más cruel que la muerte, repetía la enamorada joven; esta viene cuando Dios la envía, y no se puede evitar; pero la ausencia depende de la voluntad... porqué sevá?... conveniencias, exigencias del mundo, necesidad imprescindible, todo eso es vago... puede ser el velo con que se envuelve la indiferencia!.. Si Rogelio me amase como le amo yo, no partiría!.. RAQUEL. (Se continuará). t FLORES DE UN DÍA. En la ribera de un manso lago que parecía formado de plata derretida, brotaban en una fresca mañana de Abril dos hinchaditos capullos, que, cargados de lágrimas de rocío, se disponían á reventar y mostrar á cielo abierto las hermosuras fie las flores que forcejaban en su interior pidiendo sin tregua aire y luz que aspirar. A la postre, los botones se desabrocharon sin pider resistir la porfía de las mañosas flores, y éstas, pintadas de purísimos matices y henchidas de aroma embriagador, se desplegaron lentamente hasta dejar sus hojuelas tersas y estiruditas, formando LA AVALANCHA. 164 dos coronas ea miniatura en cuyo centro aparecía un punto amarillo como si estuviera hecho coa polvos de oro, Casi á la par lucieron su» galas aquellas dos hermosas flores, y después de mirarse tímidamente en el ancho espejo de las aguas, después de sacudirse con blandura de las gotas de rocío que como perlas sobre sus cálices lucían, después de aspirar por todos sus poros la luz del sol que se despilfarraba por el espacio, después de columpiarle con sosegado movimiento sobre su finísimo tallo y «1 buso regalado de la brisa, se volvieron con suavidad y ternura la una hacía la otra y se amaron y se sonrieron vanidosas juntándose hasta tocarse y cambiar sus perfumes. Porque como dice Selgas: Amarte mucho y mirar al cielo Oficio y vida de las flores son. Al verse tan gayas las ñordcillas, dijo una de ellas á su compañera: —¡Qué hechicera estás, amiga mía! ¿De. dónde has venido tan linda y tan hermosa? —No lo sé, amor mío; sin darme cuenta hace unos instantes, me veo en la escena de esta naturaleza incomparable para ser una nueva nota de SU3 armonías, un nuevo tono de sus colores. Y tú ¿cuándo has aparecido? —Hace un momento rompí la maldita envoltura que me oprimía y trabajaua: me encontré sofocada en aquel cuchitril, sentía la influencia dulcísima de la luz y del frescor de la mañana, oí cantar á los pajaríllos, y empecé á esponjarme dentro del capullo, hasta que ü'ste no tuvo más remedio que agrietarse y dejarme salir para ostentar mis lindezas. —Y dime, estaba yo aquí á tu lado cuando rompiste el capullo? —til, aquí te hallabas acabando de baccr la misma operación que yo, es decir, fumando el broche que te oprimía... ¡Y qué afana y presumidüla ensanchabas tus hojas y te desdoblabas mostrando tus tintas y colores!... Y allá en el fondo de tu cali/, vi aparecer unas lágrimas de néctar que contrastaban algo con las sonrisas que por todas partes nos rodean. —Tienes razón. ¡Qué nacimiento tan dichoso el nuestrol ¡Qué aurora tan rosada la de nuestra vida! ¡^.ué cuna tan poé' • tica la de nuestra aparición!... El sol nos recrea con sus rayos de luz y nos mira con envidia entreoculto en el ramaje de los árboles; las avecillas nos saludan con sus arpadas lenguas; el aura nos acaricia con sus halago* blandísimos; los insectos vuelan en rondas de luz y de colorea y temen acercarse á nosotras y mancharnos, las mariposas huyen avergonzadas al ver nuestras pinturas y matices, y las yurbeauelas se tienden á los pies de nuestros delicados tallos formando una alfombra de algodón. ¡En verdad que nomos un mimo de la naturalezal No parece sino que todaá sus hermosuras existen sólo para nuestro solaz y recreo—A tu opinión me adhiero, amiga mía; y pues que la maña-, na se nos ofrece radiante y festiva, gocemos á auegttas anchas da estas delicias y seremos felices en esta primorosa orilla. Callaron un momento las dos flores separadas de su intimidad por un golpe de aire que para brisa era demasiado fuerte. Balanceáronse de nuevo, tornaron á mirarse ea el lago y más abiertas y estiradas, se acercaron otra vez y se hablaron. Ya para entonces el día avanzando, avanzando, llegaba á la mitad de su carrera. El sol ya no se ocultaba entre la fronda de los árboles, sino que campeaba lleno de fuego eu la línea vertical del lago formando con sus aguas mil estrellas de colores, tonos delicadísimos y luces caprichosas. Y dijo una de las flores: ^ —¿Sabes que hó notado, amada mía, ciertas mudanzas de mala catadura eu la escena que contemplábamos al nacer? Aquel calorcillo agradable, nos abrasa y resquema ahora; las armonías sabrosas de los pájaros, se han apagado; las mariposas han desaparecidu de la orilla, y otras florea vecinas se han descolorido y ae inclinan mustias sobre los flexibles tallos1 yo misma me siento con menos vida y menos savia que cuando salí del capullo. —¡Ilusiones tuyasl, respondió la otra fiorecita. Empiezas á vivir y te desmayas y sientes malestar cuando todo nos convida al gozo, á la espansión y á la alegría, ¿No ves qué luz tan diáfana, tan limpia y parlanchína? ¿No ves las aguas que parecen guardar en su seno otro sol más brillante y hermoso que el del cielo? No experimentas un desborde dts vida y de entusiasmo?... ¿Por qué, pues, te amilanas y acobardas, cuando todo se nos presenta alegre y risueño?... Callaron otro instante las flores separadas también esta vez por una sacudida de viento, que bien se puede decir que refun- fuñaba caldeado por el calor del sol. Y separadas de su nuevo abrazo, se durmieron amorosamente inclinándose hasta humedecer los perfiles de sus hojas en las mansas aguas del lago. Al despertar del sueño, ya la tarde iba de vencida; había menos luz, menos músicas y encantos, y un vago gemido de dolor y de tristeza parecía salir del fondo del bosqueeülo que rodeaba al lago como una hermosa guirnalda. —¡Tengo miedo! dijo una de las llores sacudiendo laa gota» de agua que habían quedado entre sus hojas. — ¡Tengo frío! respondió la otra florecida haciendo esfuerzos para levantarse y sostenerse sobre su delgado tallo. Me siento sin amor y aiu esperanzas... —Y yo me veo toda arrugada y encogida. El sueño nos ha arrebatado nuestras gracias. ¡Ay! y cómo ha variado la escena y el paisaje que se desenvolvía en torno nuestro!... Ya el sol nos abandona y sfi aleja de nosotras y las sombras luchan á brazo partido para quitar á la luz del día su dominio: ya ae han callado los alegres pnjarillos que saludaron por la mañana nuestro nacimiento; ya la brisa ha dejado de acariciarnos con sus arrullos; ,va las aguas oscuras y movedizas se niegan á retratar nuestras galas; ya no revolotean en torno nuestro los insectos de oro y las azules y blancas mariposas; j a se ha evaporado eL rico perfume que teníamos recogido en el seno de nuestro cáliz, i y hasta se han desmayado [os tintes y los matices herinosísíI mos con que aparecimos al nacer... ¿Qué va áser de nosotras? ¡lün un sueño cuánto hemos'andado! Mientras así hablaba una de las flores, la otra, encorvada sobre su tallo, derramaba dos lágrimas de desconsuelo,.. Eran aquellas mismas lágrimas que brillaron al nacer en su corola. —¿Por qué lloras?, la preguntó su amiga. —Lloro porque rae voy á morir... Para florecer tan presto madrugamos y para envejecernos florecimos... ¡Cuna, y sepulcro en %w botón hallamos! —Pero, ¿tan poco hemo3 de vivir y tan vanas han de ser nuestras hermosuras que en solo un día se marchiten y sequen? ¡Cuánto se aprende en. término de un día! Y la flor de las lágrimas seguía gimiendo inconsolable. En esto, el sol había ya desaparecido y una luz tibia y melancólica inundaba el espacio: apagábanse lentamente los murmullos, que como ecos de soñadas melodías quedaban flotando en la atmósfera; un silencio solemne iba dominando aquella, escena donde poco antes todo era bulla y ruidos formados por las aguas, los pájaros, los árboles y el viento. Aquel panorama triste parecía reflejarse hasta en el color de los objetos que se destacaban pálidos y amarillentos, como precursores de la muerte, y algunas hojitlas suspendidas en lo más alto de los arbolen semejabau hablar en voz queda contándose sus amores y atiabando desde allí la aparición de ,1a luna, el astro del misterio y del amor. Tan sombrío y solitario se había quedado el pintoresco lago cuando las dos flores de la orilla, al terminar el día, se soltaron, de su delgado tallo y hechas pedazos, secas y ajadas, volaron arrebatadas por una ráfaga de aire que pasó zumbando junto á, ellas. ¿Dónde fueron á parar?... Yo no lo sé. Sólo sí sabré decir que al desprenderse las dos flo.-ecillas, se miraron por última vez, se besaron sollozando, y murmuraron estas palabras que apenas pudieron terminar. Al brillar un relámpago, nacemos, Y aun dura su fulgor, cuando moriinos, ¡ Tan corto es el vivir! La gloria y el amor tras q%c corremos Sombras dewi sueño son que perseguimos: /Despertar es morir/ ' • ' \ En la ribera del lago quedaron secos y rugosos los dos tallos de las flores antes verdes, lozanas y trnnsparontea. Otras flores brotarían después tan bellas y galanas como las primeras para morirse también cuando acababan de nacer; porque en este mundo engañoso, no hay hermosura estable ni belleza durade* ra, y todo fenece y se evapora como el humo. El hombre, es sin duda, una de estas flores de un día. Nace entre sonrisas y encantos, vive en su jnventud pisando rosas y jazmines, busca en la edad viril una ventura que no encuentra y en la ancianidad cae al suelo herido por el golpe de la muerte, que roina ain disputa sobre I03 sepulcros en que yacen todas las glorias humanas. Pero hay una diferencia palmaria entre las muertes de los hombres y es que mientras unos (los impíos; acaban sus días blasfemando y con la vista fija en la tumba, otros (losjustos] mueren con el sello luminoso de la caridad divina, y mirando al cíelo, repiten aquellas hermosas palabras del Patriarca Jacob: LA AVALANCHA. •—«Levantémonos y vamos á subir á la casa del Señor para allí entonar un himno de alabanza; porque Dios se me ha ofrecido amoroso en el día de mi angustia, y ha sido mi dulce amigo en el viaje de mi peregrinación.» Bienaventurados, pues, mil veces, los muertos que acaban su vida en el ósculo y en la paz del señor. MANUEL DE MARÍA SAÍNZ. Aniversario de una hazaña liberal. El 17 de Julio de 1834 hordas fanáticas, fanatizadas por la masonería y contando con la pasividad más escandalosa por parte de las autoridades liberales de aquel tiempo, realizaron los hechos más vandálicos, las profanaciones más horribles, loscrímones más atroces en las personas de indefensos é inocentes religiosos, El absurdo inconcebible, que debiera hacer reír, ele que loa frailea envenenaban las aguas de las fuentes públicas, propalado por agentes de las sociedades secretas, en ocasión en que la epidemia eolóriea'hacía sus estragos en Madrid, fue lo suficiente para que turbas encanalladas fuesen viles instrumentos de un plan premeditado en las logias, y manchasen sus manos coa la sangre de más de 150 religiosos, sin que el liberalismo entonces imperante hiciese nada por evitar tan espantoso crimen, contentándose con presenciarlo impasible por debilidad, ó con refinada malicia. Ea imposible describir, sin acarrearse el título de exagerado, las crueles escenas que presencio Madrid en aquellos infaustos días; baste decir que los procedimientos de la crueldad más refinada y que quizás ni aún se estilen en la Patagonia ó en la Hotentocia, fueron puestos en práctica por algunos de. aquellos foragidos en las tabernas de la calle de la Concepción Jeránima. Se han cumplido en el presente año, sesenta y seis de aquella hazaña liberal cuyos calificativo* más apropiados no encontramos en el diccionario; hazaña que caerá como pesada losa sobre la frente impúdica de la masonería y de sn cómplice el liberalismo, si la infame ó el Gran monstruo conservasen un resto de pudor; crimen que «no solo salpicó la frente de los viles instrumentos que ejecutaron agüella hazaña, semejantes d las que toda demagogia recluta en las cuadras de los presidios, sino que subió más alio, y se grabó como perpetuo é indeleble estigma en la frente de todos los^partidos liberales desde los más enaltados á los más Moderados.» 165 Alos cristianos, cuando ya millares Iban ¿sucumbir, Diosocultaba La luz del sol en la mitad del día Y tempestad bravia Al infiel arrollaba, Cuando ya vencedor él se creía. Otras veces los ángeles se vieron Bajar de las altaras celestiales Y ál punto que se hallaban los leales En el trance de huir del enemigo, Cubrirlos con sus alas. Más el mejor heraldo de la gloria De Dios, el vencedor del Agareno El Hijo fue del Trueno. Por él se extremecieron en Clavijo Los campos de terror, allí la muerte Llegó á poner su trono, Que al íiero galopar de los corceles Del cristiano, ni un pueblo ni un cortijo Lograron sostener loa sarracenos 13n aquel grande y azaroso día, Huyendo cual jauría de lebreles Y abandonando llenos De eapauto los cadáveres Santiago Con el corcel, que el cielo le prestara Y la invencible espada, que blandía Hizo el horrible estrago. Por Sautiago en cien lides El invasor huyó despavorido Y por él de laureles se han ceñido Los Alfonsos, Guzmanes y los Cides. Por él formó el navarro Del Miramamolin con las cadenas Los hermosos cuarteles de su escudo. Y por él, por la te, que la movía Al fin España pudo A través de amarguras y de penas Lanzar al enemigo de su suelo. ¡Dios mío, quién creyera Que después de Clavijo y de Granada La nación de la fé y del heroísmo Hubiera de llegar hasta el abismo, Do yace sepultada! La fé ya no la mueve, "Ni palpitan en ella los amores, Que la hicieron del orbe la primera. Miradla, no sfi atreve, Ni quiere la iufelice Presa vil de los más viles errores Levantar hacia el cielo su mirada, Cual si el cielo no fuera K\ que la hiciera grande y regalada. Su pasado inmortal odia y maldice, Y ante el malvado, que la pierde v daña ¡Ya no dice Santiago, cierra España! A. C , PBIIO. ¡Baldón para aquellos desventurados autores de tamaña atrocidad! ¡Caiga sobre ellos el peso de la Justicia Divina! Pero no, digamos cou el Padre Jesuíta Sauri, muerto por las turbas en el momento de entregar su alma á Dios: «Dios mío perdonarlos que no saben lo que se hacen.» SANTIAGO. D. LORENZO ALDAZIHUARTE Socio ile la Biblioteca Católico-PrDpapdista Clavijo, Calatafiazor, Las Navas... ¿Será verdad, Dios mío, Quimérica ilusión ó desvarío De mi mente? ¿Será q u e tú alentabas De los hispanos el «rrujo fiero, Cuando en horrible orgía El ngareno su poder nefando Por Hesperia extendía Desolación sembrando? Sí, sí, la fé movía Las duras manos, que en aquella guerra Tornáronse de acero Al rayo ardiente, que inflamó la tierra Saliendo del Cenáculo Divino. Aquellas manos, que antes De empuñar las espadas vengadoras A los ciclos se alzaban Y caían á luego en torbellino Sobre las huestes pérfidas... el cielo No podía olvidar las tristes horas De horrible desconsuelo, Que á la Hesperia infeliz atormentaban, Después que en Guadalete sucumbieron El trono y el altar y los hogares Por la traición del miserable Üppas. No las pudo olvidar y uo lo quiso, Y unas veces al ver en compromiso FALLECIÓ EN PAMPLONA, EL 11 DE JULIO DE 1900. D. E . P . -La referida sociedad y su órgano sn la prensa JJO. o/Lüalaneha, SOCIOS, helores ruegan á los y personas piadosas, hagan la caridad de encomendarle á J)ios en sus oraciones. Su Santidad el Papa León XIII, en breve de 19 de Diciembre de 1800, concedió sesenta días de indulgencia por rezar cinco Padre nuestros y Avemarias eo sufragio de las almas de loa socios difuntos. LA AVALANCHA 166 GARCÍA MORENO. EL día 6 del próximo me3 se celebrará el XXV aniversario de la muerte del célebre García Moreno, Presidente de la República del lieuador, asesinado impía y vilmente por la infernal masonería el 6 de Agosto de 1970. Fue campeón del catolicismo y dechado de Sobaranos, Ante la enérgica protesta qiie hizo contra la usurpación del Poder temporal del Papa, dijo Pío IX coamovido.—¡Ah, si éste fuese un Rey poderoso, el Papa tendría un apoyo en este mando!—Y dándole las gracias, le escribía: «Eite acto de energía Nos ha consolado sobre maaera... Por lo cual hemos resuelto en testimonio de nueatra benevolencia... nombraros Caballero de primera clase de la Orden de Pío IX.» Al tener noticia del asesinato, el mismo Pío IX escribió llorando «u epitafio: «Cayó bajo ni hierro del asesino, víctima de su i¿ y de su caridad cristiana para cuu la Patria.» Y León XIII le aplicó aquellas frasea con que se honra á los mártires Tomás de Cautorbary y Estanislao de Polonia: «Sucumbió par la Iglesia, bajo el tilo de la espada de los impíos.» Al conmemorarse el aniversario de la muerte del mártir áe la política cristiana merece recordarse elfi;idesastroso que han tenido loa que asesinaron al piadoso (Jarcia Moreno, por el crimen de consagrarse aquel país al Corazón de Jesús. El cabecilla de los masones, Rayo, fue muerto por la soldadesca; Coruejo y Oampuaano, por la justicia; Sánchez, en Manini, de un tiro; Ceballos, por una cornisa que se desprendió de un edilicio en París; Maldonado, por un masón de Lacatunga, que le clavó una bala en la Frente, y Polanco, pur una bala perdida, en ocasión en que inician fuego sus soldados á un estandarte del Corazón de Jasus y blasfemaba él como un demonio. ¿Lo veis sectarios de allá y de aquí que ladráis como perros rabiosos contra el Corazón de Jesús y destruís las placas benditas? Escarmentad en cabeza de otros.,. Y si uo, ateneos á las resultas. NUESTROS GRABADOS. El rey IK Sancho, el Fuerte.—Este Monarca navarro denominado El Fuerte por el privilegiado temple de su ánimo y por la fuerza corporal de que se hallaba dotado, fue un gran rey y gran caudillo, valeroso en las empresas militares y muy activo en fomentar los intereses de su reino. Coronado rey de Navarra en la catedral de Pamplona, en 1194, tomó parte importantísima en la insigne batalla de las Navas de Tolosa, rompiendo él con su ejército la espesa valla que entretegida con cadenas y defendida por 10.000 moros, formaba impenetable muro que cercaba la tienda de Miramamolin; suceso habido en 1212 y que dio motivo á que Navarra orlase su escudo con aquellas rotas cadenas, en recuerdo de la bizarría de su monarca y del valor de sus hijos. Retirado en su castillo de Tudela, murió en 1231 y fue enterrado, junto con D.a Clemencia, sn mujer, fallecida en el mismo año, en un sepulcro levantado en la nave central de la Colegiata de Roncesvalles, iglesia construida á sus expensas. Allí permanecieron tan preciados restos hasta el año 1622 en que fueron trasladados al nuevo sepulcro emplazadu en el presbiterio de aquel templo, en el muro de la parte del Evangelio, donde hoy se conservan. El antiguo sepulcro estaba adornado con dos estatuas yacentes del regio matrimonio y al construirse el nuevo desapare . cieron, sin que quedase noticia alguna de su destino. Hace pocos años uno de ios canóuigos de Roncesvalles, deseoso dfi averiguar el paradero de tan importantes esculturas, ordenó se hiciesen diversas escavacioues en el pavimento de aquella iglesia, dando por resultado el hallazgo de la de D. Sancho. El tallista D. Francisco Pina hizo, en bajo-relieve, una copia exactísima de la cabeza de esta estatua, orlándola con las cadenas de Navarra: nuestro grabado es reproducción fotográfica de esa obra. Torre de la iglesia de Santiago, en Puente la Reina.—La villa de Puente la Reina, es una población de 2.523 habitantes, hállase asentada en una fértil llanura, en las proximidades del río Arga y á 24 kilómetros de Pamplona. Cruza sus calles la carreteril que de la capital de la provincia conduce á Eatella y salva el río un primoroso puente de hierro. No lejos de éste, encuéntrase otro de piedra por donde hasta hace pocos años pasaba la carretera, y sn construcción dio origen al nombro de la villa. Créese que la piadosa reina U.a Mayor, al abrir su marido D. Sancho IV por la tierra llana de Navarra el nuevo camino para los peregrinos que se dirigían á Santiago de Compostela, construyó ese puente, y de aquí le vino al pueblo edificado á sus inmediaciones el nombre que hoy retiene. No falta quien asevere quo el espacioso viaducto fue obra de D." Estefanía, mujer-del rey García Sánchez, El de Nújera. El viajero codicioso de impresiones estéticas, al llegar á Puente y recorrer los alegres contornos de esa populosa villa, cuya antigua fortificación, respetada por el cardenal Cisneros, es ya enojosa barrera á su natural crecimiento, detiene complacido la mirada en las torres que descuellan sobre su hermoso paseo, sombreado pur los plátanos y los olmos, á la vera del río. De estas torres es la más notable por su elevación y elegancia la de la iglesia parroquial de Santiago, construida á principios del siglo XVIII, y de U que es nuestro grabado. Vista parcial de Elizondo.—Baztán es uno de los más risueños valles de la montaña de Navarra; por lo apacible da su clima, por el dulce carácter de sus naturales y to pintoresco de sus aldeas, y Klizondo es su pueblo principal. En él comenr¿aráu mañana los regocijados festejos que anualmente dedica la municipalidad á su Patrono, el apóstol Santiago. Y ya que hablamos del Baztán y nos ocupamos en otro lugar del rey D, Sancho, paróceuos ocasión oportunísima do consignar el origen del escudo de su municipio, que lo constituye el Ajedrez blanco y negro escaqueado, según nos lo cuenta una respetable tradición. Dice ésta que el rey D. Sancho el Fuerte llevó á la cruzada contra los almohades de Andalucía una hueste de baztaneses, y que al empazar la biitalla de las Navas de Tolosa, aquellos soldados estaban muy distraídos jugando al ajedrez, cuando de repente se les vinieron encima los moros; pero fueron tales su serenidad y denuedo, que los derrotaron haciendo en ellos gran destrozo; por lo cual el rey les diri por ' escudo el tablero de ajedrez, como recuerdo de su heroísmo. La Biblioteca Católico-Propagandista tendrá mañana día 25, misa de comunión reglamentaria, á las siete, en_ la iglesia de Santo Domingo, pura honrar al patrón de España, el apóstol Santiago, XIII aniversario de la fundación de la Sociedad. Entre los concurrentes se distribuirá un bonito devocionario titulado Mes de San Ignacio de Loyola. escrito por el P. Domingo Estanislao Alberti, de la Compañía de Jesús. Por la causa de Cristo.—Nuestra Biblioteca Católico-Propagandista ha distribuido gratuitamente durante el primer semestre de este año, entre su* socio-*, centros de obreros, conferencias de San Vicente de Paul, hospitales, cárceles, romerías,'talleres, fábricas y (Miárteles militares, 0.205 opúsculos, ti 1.247 hojas y 1!> '224 ejemplares de LA AVALANCHA. ¡Dios bendiga esta semilla y haga que dé abundantes frutos para el cielo! El calor.—No nos quejemos fiel calor todavía. Para consolarnos un poco, bueno es saber cómo se sufría en la Kdad media por su causa, muchísimo más que ahora, pues sobre ser más terrible, no existían las comodidades numerosas con que el progreso calma los estragos del verano. En los años 869, 9vH y 99o, fue tan alta la temperatura, que se llegó á decir que loa árboles se inflamaban espontáneamente. Durante el año 1000 una terrible sequía asoló los campos; el verano empezó muy pronto; el calor subió rápidamente; fueron debilitándose los manantiales, y al mediar el estío aun los ríos más caudalosos estaban medio secos. Las gentes morían sofocadas; pueblos enteros emigraban en busca de agua, y reyertas horribles tenían lugar en loa pozos y fuentes. Las descripciones que nos hacen los escritores de aquellos tiempos ponen los pelos de punta. En 1211 y en 1321 se reprodujeron los mismos sufrimientos. Kn el siglo pasado, en 17Í)3, el termómetro marcó en París 38 grados Réamur. Las maderas de las puertas y de los muebles se abrían y agrietaban con tremendos chasquidos. Tres co3a? a las que «debe> y «no debe* parecerse l a mujer.—Según un autor inglés, hny tres cosas á las que la mujer debe y no debe parecerse: Debe parecerse al euracol en no sa- >A AVALANCHA. lir nuuca de casa; pero no debe parecerse en llevar, como él, siempre encima todo lo que posee. Debe parecerse al eco, que 110 habla sin que so le pregunte; pero no debe parecerse en decir siempre la última palabra. Debe parecerse al reloj de la ciudad, cuya regularidad es perfecta; pero no debe parecerse ea que, como nquél, toda la ciudad la oiga. La mejor limosna.—Un buen aviso es más precioso que una pieza de uro; una palabra tierna, una lágrima, uua oración, es más preciosa que un buen aviso. La limosna verdadera y fecuada es la del corazón: cada uno la puede hacer. Dud á. los pobres, pero sobre todo evangelizadlos. Habréis hecho más por aquel á quien enseñéis uua oración, que sí hubierais asegurado su fortuna. Caridad con el prójimo.—El rico y el pobre, enemigos durante mucho tiempo, han librado por ñu la batalla. ¿Cómo acabará el combate? ¿Pur l¡i conclusión de la pobreza? ¡No! ¿Por la de la riqueza? ¡Tampoco! Aunque cambie ele mano y disminuya en las que la poseerán, la riqueza no quedará de seguro abolida. El combate acabará volviendo los ricos á cumplir los defieras que Dios les impone.— fVeuillot.J Es peor el remedio...— Frecuentemente, y sobre todoen pueblos pequeños cuando alguien se corta con una navaja ó un cuchillo, suelen aconsejarle que cubra la herida con uu poco de tela <le araña. Error funesto que puede acarrear graves daños, en vez de disminuir uno leve. Las telas de araña son receptáculos de microbios, llevados ha.sta ellas por el aire y por las moscas y trasmisoras de enfermedades virulentas. Mr. Nocard ha registrado bastantes casos de tétanos, producidos por la aplicación de las telas de araña á las cortaduras, y en la sociedad central de veterinaria do París Mr. t'ecus citó hace días el caso de un caballo, que por curarle una rozadura valiéndose dfi aquel procedimiento, le comunicaron una terrible erupción de hokae pom ó viruela de caballo. Era quo la tela de araña había sido recogida en un establo donde se encerraban vacas enfermas. Solidaridad del pecado.—De una Pastoral del fído. Obispo de Astorga QS el siguiente relato. «fin este mismo año, mientras R! sacerdote de un pueblo próximo celebraba la santa Misa en día festivo, un desalmado, poseído dfi Satanás, alzaba una botella de vino en sus manos, mientras el sacerdote alzaba la Sacratísima Hostia consagrada, profanando así el lugar santo y parodiando y ridiculizando los divinos Míatenos. Apesadumbrado el sacerdote al oirlo, pre- guntó por el sacrilego para exhortarle á una reparación justísima y necesaria, pero en vano; nadie tuvo valor en el pueblo para volver por los fueros y derechos de Jesucristo, ultrajado eu el Sacramento lie amor. Mas Dios esta vez nu ha querido moatrarse neutral. A los pocos días, y al salir de la Misa de fiesta> álzase á la vista de todos una llama voraz, que á los pocos momentos había convertido el pueblo culpable en inmensa hoguera, desarrollada al parecer por el soplo tremendo de la ira de Dios; tan repentina ¿ incontrastable apareció ante el aterrado vecindario. Más de doscientos edificios y albergues fueron consumidos por el inesperado incendio; apenas quedaron en pié otras construcciones que la casa del cura despreciado y el templo profanado. Hubo que lamentar una sola víctima del incendio, como había sido uno cl sacrilego, pero todos sufrieron el visible castigo de la pérdida de sus bienes, como todos habían sido encubridores del malvado profanador.» Una casa de nácar.—En California no hay tan solomiaas de oro, allí se encuentra también una casa de nácar que pertenece á un chino. Rata casa está situada en Cypress Point, corea áe Monterrey, y se compone de varios millones de conchas. La más pequeña vale un dollar, hay también muy grandes que valen mucho más. Encima de la puerta cl propietario ha fijado una enorme concha de nácar que mide 45 centímetros de diámetro. Cuando el sol dá sobre la casa de nácar de Cypress Poiut, éstn resplandece y se asemeja á un sol. Esta es uua curiosidad única en el mundo, que atrae hace muchos años un gran número de visitantes á esta parte de la costa califoruiana. El baile —Los bailes corrompen las buenas costumbres, alimentan los vicios, encienden el fuego de la impureza y manchan la conciencia. S. Cipriano. Si durante la noche, resplandeciesen en el firmamento tantas estrellas como pecados mortales se cometen en los bailes, la noche más oscura se convertiría en el día má8 claro. S. Juan Crisóstomo. Todos son bailes de máscaras. Cualquiera diría que la mayor parte de las gentes que asisten á este movimiento de la humanidad tienen vergüenza, y se tapan la cara. La diversión consiste en agitarse en medio de una multitud de seres anónimos, como si la mayor alegría del hombre consistiera en no conocer á sus semejantes. Selgas. BIBLIOTECA CATÓLICO-PROPAGANDISTA, CORRESPONDENCIA CON LOS SRES. SOCIOS. Javier.—D. J. L. Abonada suscripción hasta fin Azoz.—1). K. Y. » » Villauueva de Yerri.—D. tí. L. » Orrio.—D. I. L. » » (ioizueta:—D. V. J. » » Lecumberri.—D. M. M. » » Leiza.—1). J. M. L. » » . Leiza.—D. M. A. H. » » Leiza.—D. M. E. » » Falces.—D. S. A. » » Sangüesa.—T. del C. do 0 . » » . ' Estella.—D. M. M. » » , lrurita. —D. F. Y. * » Loria.—D. M. B. » * Nagore.—D. A. G. » » Izurdiaga, —D.° M. L. s> » San Gregorio.—D, E. A. » » Arboniés.—D. S. 0 . » » Lurabier.—D. E. S. » * Bigüezal D. J . B . » » Aoiz.—D. M. C. » » Olave.—D. P. A. » » Uterga.—D. P. B. » » Barasoain.—D, E. S. M. » ^ Berbinzana.—D. a B. M. » » Barcelona—I). V. G. » » ' . S o r l a d a . — D . J .G . N u í n . — D . J .U . » » Junio 1900. Dicbre. 1900. Marzo 1901. Dicbrfí. 1900. Dicbre. 1900. Di ebrt;. 1900. Dicbre. 1900. Dicbre. 1900 Dicbre. 1900. Dicbre. 1899. Junio 1900. Agosto 1900. Marzo 1901. Marzo 1901. Dicbre. 1900. Abril 1900. Dicbre. 1900. Septbre. 1900. Septbre. 1900. Septbre. 1Ü00. Marzo 1900. Dicbre. 1899. Octubre 1900. Dicbre. 1900. Dichre. 1900. Dicbre. 1900. » ' . • ' • ' Dicbre. 1899. * • • " • • • Dicbre. 1899. Olio —D. S. 0 . Abonada suscripción Tudela.—D. B. A. » Madrid.—D. J. A. » Güesa.—I). L. B. » Roncesvalles.—D. ÍT. L. » Indurain.—D. J. del 0 . » Aibar.—1). K. P» Imarcoain.—D. A, G. » Valladolid.—D. V. M. » lrurita.—D. J. T. 0 . » Arrajoz.—D. F . M. » Irurita.—D. B. D. » lí.slava.—1). C. B. » Linzoain.—D. F . L. » Oleo/.—D. L. 0 . » Belascoain.—D. B. G. » Mutilva.—D. M. S. » Tírbasa.—D. A. U. f Ustés —D. J. M. ' » Huarte.—C. de M. > Leiza.—D. J F. A. » Sauaoain.—D. E. E. » Maquirriain.—D. A. M. » Arazuri.—1). R. V. » • Olite.—D. C- J. » Miranda de Arga. —D. E. L. Irurzun.—D. S. B. » Mayo 1901. hasta tín Marzo 1900. » ,. Dicbre. 1899. » Diebre. 1900. » Dicbre. 1900. » . • Dicbre. 1900. » ' Marzo 1901. » Mayo 1900. » Abril lí'OO. » Abril 1901. » Febrero 1901. » Febrero 1901. » Mayo 190!). » Dicbre. 1Ü00. » ' Junio 1900. » Dicbre. 1900. » Dicbre. 1900. » Dicbre. 1900, * Agosto 1900, » Junio 1900. » Abril 1901. » Dicbre. 1899. * Junio 1900. * Junio 1900 » Dicbre. 1900 » * Abril 1001. Dicbre. 1900. * PAMPLONA.—imprentay Librería d * Joaquín Lo-da. Caile Chapltela, número 2. LA AVALANCHA. 168 SECCIÓN DE ANUNCIOS. L OS MBDIOA.MKNTOS OUA.NULADÜS de PALACIOS PELLKTIER, farmacéutico de FITERO (Navarra) sou los mejores que se conocen y se hallun de venta en Pamplona en las farmacias de Aguinaga, Marqnina Í' de Negrillos y ea ias principaes de España." EURALGIAS, lumbago, ciátoda clase de dolores y Nliebrestica, desaparecen rápida y segui'amentc con la ANTJPIRINA GRANULADA PALACIOS PKLLETIER. Probad y os convencereis. ÓLICOS, vómitos, irritacioLOROSIS, linfatismo, escrofulismo, raquitismo, inape- C C tencia. Está demostrado que el v todas las afecciones gastroDC9 de los niño3, disenterías GLICEROFOSFATO GRANCLADO PALACIOS PELLKTIER es el reconstituyente más enérgico,rápido y eficaz que se conoce. intestinales so curan siempre tomaudo BISMUTO Y CGRIÜ GRANULADO PALACIOS PKLLKTIlilí. ABRICA de ehocolfttey confíLMACÉN de Máquinas para tería.CERAS SUPERIORES. A coser de todos sistemas, aguFEugenio Fernandez, Kslava, U jas, piezas sueltasycomposturiüí y Pellejerías 64. (No confundirse). Fermin Ardanáz/íecenderíasür). PARA convalecientes y personas débiles. Es el mejor Iónico y nutritivo, Inapetencias, malas digestiones, anemia, tisis, raquitismo, etc. (VR\i; PEPTOXIZADl. PEFTOVl DK LECHE. FARMACIA, LEÓN. 13,-LABORATORIO. GRANADA, 5. MADRID. GRANDE Y VARIADO SURTIDO DE CALZADO ESPECIALIDAD EN COLORES. JOSÉ LLÓRENTE, MAYOR, 19. ENTISTA ü. Munarriz. Ga- LEGUMBRES STJPKRIOUISS. rantiza las dentaduras artificiales y estrae muelas por la Garbanzos de Castilla, alubia electricidad.-Chapitela, 21, 1." de Mendavia, León, Sangüesa y de la Ribera; arroces, bacalaos, Galletas, almidones. ULTRAMARINOS. IBRERÍA g Bienvenido Ibañez, S. Nicolás, 35. sa. NEMESIO ARAMBURU,—San Saturnino, 14, y CuLA GRAN BRETAÑA. ria, 17 y 19. No hay que dudar que para camas de hierro y madera y para muebles de totlas clases, «<> tiene ricalen precios ni en surtido. Espejos cual en ninguna parte. fabricante de toda clase de aparatos ortopédicos, con real pa- FÁBRICA DE JERGONES nE TODOS SISTEMAS. tente de invención por veinte Venta al contado y á plazos. años. Dirigirse á los Sres. Sucesores de R. Querol, Mayor, 14, Pamplona. Cristo, 6.—BILBAO. D L SAIWK CASA CATÓLICA PARA HOSPEDAJES EN MADRID DE RICARDO DE MÜRGÜIALÜAY Propia pava sacerdotes y familias cristianas y en l:i que hallarán, por precio relativamente módico, esmerado trato y aseado alojamiento con costumbres prácticamente religiosas." Plaza del Ángel, 13 y 14, 1.° izquierda. Está encima del principal eu el que hay una CASA Dlí VIAJEROS, con lu que ruego, á los que me honran con su confianza, no confundan la raía. NO HAY COMPETENCIA POSIBLE CON «LA INDUSTRIAL.» (irán surtido en camas tte hierro y madera. Üama.s de campafmsoinmierd etngerea, barómetros, etc., etc. Surtido completo en espojoa y muebles. Precios lijos marcados. Venta al contado y á plazos. l ¿3,~Mercaderes,— 23.— Junto á la lotería del Sr. Rodríguez. LA PERLA INDUSTRIAL. Gran fábrica de camas de hierro, jergones de muelles y balen aes de hierro dulce, de ANTONIO FERNANDEZ, ríe T SUCURSAL EN PAMPLONA, MERCADERES, 15. Especialidad en camas para conventos, colegios, hospitales, casas de baños, hoteles» etc., etc., Gran surtido de espejos, sillas, mesillas, cómodas, lavabos. •. l Venta al contado y á plazos desde una peseta semanal. Magnílica edición ilustrada de catálogos, que se remiten gratis y franco de porte á todo el que lo solicite. .. TVO CONFUNDIRSE. MERCADERES, 15. En toda clase de VÓMITOS y i¡ DIARREAS, y en toda clase ¡ DE INDISPOSICIONES DEL ¡il TUBO DIGESTIVO, emplear los í] SAL1C1LATÜS i de VIVAS P É R E Z jjj adoptados de II. O. por el Ministerio de Marina y por el de Guerra. 0] s LOS RECOMIENDAN || INDISCUTIBLES AUTORIDADES \ MÉDICAS ¡ Celebran con cnliiNla«mo KUN electo* Ñi cu aillo* IIIM Son falsas todas las cajas que no lleven en el prospecto inscripción trasparente con los nombres del medicamento y del autor. Recetado por verdaderas eminencias, no tiene rival y ea el remedio más racional, seguro y de Inmediato! resultado! de todos los ferruginosos y de la medicación tónico-reconstituyente para la Anemia, Raquitismo, colores pálidost empobrecimiento de sangre, debilidad é inapetencia y menstruaciones difíciles. Tenemos numerosos certificados de verdaderas eminencias médicas que lo recomiendan y recetan con admirables resultados. Exigir La firma y marca de garantía. De venta eu todus las principales Farmacias del mundo.—Depósito general: ALMERÍA, España, farmacia VIVAS PÉREZ.