tentes fuerzas que, invocando intentan o b liga r de la política de de izquierda radical el ejem plo cubano, a una radicalización Allende. Mucho antes de que Castro fuese a Chile, los Gobiernos en Santiago y en La Habana se han puesto de acuerdo sobre este objetivo. El m ediador ha sido el senador Volodia Teitelboim , un discreto caballero ya de edad, que en todos los discursos que Fidel pronun­ cia en Chile se m antiene en un segun­ do plano y pasa desapercibido. T eitel­ boim, jefe intelectual del Partido Co­ m unista Chileno, ha sostenido largas entrevistas con Castro en Cuba. Y Castro no sólo prom etió co n trib u ir a la m oderación de los extrem istas chile­ nos de izquierdas, sino que dio tam ­ bién su aprobación al p rin cip io del „p lu ra lism o id e o ló g ico “ en Hispano­ américa, que Allende aplica a su polí­ tica exterior: Una fórm ula con la que el G obierno del Frente Popular de Chile ha conseguido aliarse con una serie de G obiernos no m arxistas para contener la influencia dom inante de los Estados Unidos en Hispano­ américa. casi todos los discursos pronunciados en Chile. La utiliza para subrayar la necesidad de una política exterior común de todos los „G obiernos pro­ gresivos de Latinoam érica“ , pero sobre todo cuando se esfuerza en ind ucir a la izquierda chilena a que apoye d is­ ciplinadam ente el socialism o dem o­ crático de Allende. Este concepto de Fidel Castro de una „p o lític a revolucionaria pragm ática“ se ve sujeta a la más dura prueba pre­ cisam ente donde se hallan los más fanáticos partidarios de Fidel: en la Universidad de Concepción, ciudad del sur chileno. Entre la tribuna del orador y los 3.000 estudiantes que hacen ondear banderas y gritan a coro sus consignas se han situado un grupo de cam pesinos: escuálidos trab aja ­ dores del campo pobrem ente vestidos, que calzan sandalias de confección propia cuyas suelas han sido cortadas de viejas cubiertas de neumáticos. Los cam pesinos pertenecen al M ovim iento de la Izquerda Revolucionaria, MIR, que si bien al p rin cip io constaba sólo de estudiantes, ha conseguido m ovili­ zar en los últim os años para sus fines a una parte de la población chilena más pobre. En la mayoría de los casos en que los indios o los cam pesinos sin tie rra „e x p ro p ia n “ por la fuerza aalgún latfundista en el sur de Chile, el or­ ganizador de la acción es el MIR. Para Allende, los „m iris ta s “ constituyen un riesgo constante: Si interviene contra ellos, corre peligro de que la juventud fanática desencadene una guerra civil; si les deja actuar sin m olestarlos, van minando el dem ocrático Estado de Derecho en Chile. En el patio de la Universidad de Con­ cepción, donde hace ya años los estu­ diantes de izquierdas escupieron en la cara a Robert Kennedy, Castro encu­ entra en seguida un m étodo para ha­ cer callar de mom ento a los revolu­ cionarios. „R etirad las banderas y las pancartas“ , les dice, ,,a fin de que to ­ dos puedan ver alg o “ . Y luego les suelta un serm ón cam uflado de charla y diálogo, en el que los „m iris ta s “ tienen que oír cosas totalm ente ines­ Al mismo tiempo, y en com pensación a la aprobación de Castro, Chile se pronuncia cada vez más decidida­ mente a favor de que Cuba pueda vol­ ver a desem peñar un papel más im­ portante en el plano internacional. Así, por iniciativa de los chilenos, Cuba fue adm itida recientem ente en Lima en el „G rupo de los 77“ , una asocia­ ción de intereses de los países en desarollo a la que hoy pertenecen 95 países. En este asociación, y como ya hiciera bajo la direcció n de Che Gue­ vara en la prim era conferencia mundial de com ercio en Ginebra en 1964, Cuba intenta perfilarse como portavoz del Tercer Mundo contra los países indus­ trializados. Estos esfuerzos ya no están bajo el signo de una teoría de gue rrilla s en todo el mundo cuya in­ tención es crear „uno, dos, muchos V iet-N am “ , sino que se basan en una solidaridad de los países en desarrollo por encim a de las barreras ideoló­ gicas. Y con ellos espera Fidel Castro a d q u irir nuevamente im portancia como luchador contra el im perialism o. Chile le ofrece una plataform a de gran a trac­ ción: En abril del año próxim o se cele­ bra en Santiago la tercera Conferencia Mundial de Com ercio, en la que los países en desarrollo intentarán form ar un frente común para arrancar con­ cesiones económ icas a los países in­ dustriales. „Revolución es el arte de aunar fuer­ zas dispares para la consecución de un objetivo común“ : Castro repite esta defin ició n, un poco sorprendente, en 14 peradas: Una revolución incruenta, dice Castro, es mejor que una revolu­ ción sangrienta; el idealismo social es perjudicial si no va acompañado del sentido de la realidad. Los „miristas“ escuchan estas sentencias con res­ peto, pero sin entusiasmo. Cuando un estudiante de derechas que quiere d irig ir una pregunta a Fidel Castro es acallado por el vocerío de la mayoría radical izquierdista, Castro interviene: „Dejadle preguntar, en Chile hay libertad de expresión.“ Se­ guidam ente estalla un nuevo con­ cierto de silbidos. Castro muestra una sonrisa agridulce: Le consta que esta vez los silbidos también van d irigidos contra él. Otras opiniones de la visita de Castro a Chile Fidel se com portó como un intim o aliado de Salvador. Este recibió un apoyo que lo fo rtalece en su polém ica con los guerrilleros, y aquél un desplie­ gue de masas que confirm a su presti­ gio internacional. Pero esta semana Allende consiguió otro trium fo, menos publicitado, casi apagado por la inu­ sitada publicidad dedicada a Castro. Tras saludar al com pañero presidente, Franpois M itterand, líder socialista francés y fig ura destacada de la II In­ ternacional, prodigó su aliento: „Veo una experiencia muy original, ya que se realiza en la síntesis siem pre bus­ cada por los socialistas: de una parte la reforma revolucionaria de las estruc­ turas económ icas y de las fuentes de producción y, de la otra, un respeto escrupuloso de las libertades dem o­ crática s.“ Desde los g uerrilleros hasta los socialdem ócratas extranjeros, que se repudian mutuamente en sus países, todos los izquierdistas parecen de acuerdo en que Chile ha despejado un nuevo camino. (Panorama) Aumentar la produción es hacer la revolución Cuando en la o ficina salitrera „M aría Elena“ Fidel Castro preguntó metas de produción y lo conseguido, observó que al jefe de la industria que se las proporcionaba lo aplaudían. Sin pelos en la lengua les expresó que descon­ fiaba de un jefe que fuese tan querido y que a lo m ejor pasaba por alto algu­ nas cosas. „T o d o el paso trascenden­ tal que ha dado Chile por recuperar sus riquezas básicas se perdería si ahora ustedes no trabajan duro en la batalla de la producción. La esperan­ za de los enemigos de nuestro país luego del triun fo de la revolución era que nuestros obreros no sabrían ma­ nejar las industrias.“ Si en los próxim os meses Cuba no levanta la suspensión — decretada a fines de septiem bre — de sus envíos de tabaco a España, en opinión de los expertos la industria tabacalera espa­ ñola podría resultar „seriam ente afec­ ta da “ . Cuba no es la única provee­ dora de España. En 1970, este país im portó tabaco en rama y elaborado por valor de 42 y 25 m illones de dóla- Fidel Castro con el Cardenal Raúl Silva. C onversaron del papel de los cristianos en el proceso de liberación de la humanidad. El prelado le regaló una Biblia. Fidel a su vez prom etió enviarle cigarros cubanos. EXPRES E S P A Ñ O L /E n ero 72 EXPRES ESPAÑOL / Enero 72 15