COYUNTURA DE SEGURIDAD No. 23 Seguridad y Defensa en la frontera de Colombia con Brasil y Perú En los últimos años los temas fronterizos han ido tomando una relevancia inusitada en Colombia, principalmente por lo que ha significado el repliegue de las fuerzas guerrilleras y el emplazamiento de importantes centros de crimen transnacional en las intersecciones con algunos países vecinos, desde donde se abastecen las organizaciones ilegales colombianas. Estos fenómenos son más recurrentes en territorio venezolano y ecuatoriano, donde los procesos políticos internos han repercutido negativamente en la cooperación binacional en seguridad y defensa y hasta en las relaciones políticas entre los gobiernos de los países. De hecho, en el último año Colombia tuvo que retirar sus delegaciones diplomáticas de Caracas y Quito por exigencia de los gobernantes de cada uno de esos países. En el proceso de deterioro de las relaciones de Colombia tanto con Venezuela como con Ecuador, los presidentes Chávez y Correa no dudaron en señalar que la situación de seguridad fronteriza era tan compleja y el poder de las FARC tan grande sobre esos territorios que sus países más que limitar con la nación colombiana, lo hacían con ese grupo guerrillero, una aseveración que sin lugar a dudas afectaba la integridad del territorio colombiano. Ante un señalamiento tan grave como ese, la Fundación Seguridad y Democracia inició una serie de análisis sobre la situación de seguridad y defensa en los limites geográficos de Colombia con el fin de dilucidar el grado de control territorial de las fuerzas irregulares en los territorios fronterizos y su capacidad militar. En ese sentido, se abordaron primeramente las fronteras de Venezuela y Ecuador, aquellas sobre las cuales recaían las denuncias más fuertes de perdida territorial por parte del Estado colombiano, cuyos estudios han sido publicados en la revista Coyuntura de Seguridad -números 21 y 22-. En esta edición de la revista, y aunque los países correspondientes no han denunciado una pérdida de soberanía colombiana en la línea de frontera, se adelanta la revisión de la situación de seguridad y defensa en los territorios fronterizos compartidos con Brasil, y Perú donde -igual que en las zonas antes vistas- hacen presencia los grupos armados ilegales, el narcotráfico y el crimen transnacional. 1 Frontera Colombia - Brasil La frontera entre Colombia y Brasil se extiende a lo largo de 1645 kilómetros correspondientes a los departamentos de Amazonas, Vaupés y Guainía en Colombia, y al estado de Amazonas en Brasil. Las ciudades más importantes de la zona son Leticia -capital del departamento del Amazonas- en Colombia y Tabatinga –contigua a la anterior- en territorio brasilero. En territorio colombiano la frontera está compuesta por tres municipios y ocho corregimientos departamentales -CD-. En el departamento de Amazonas la frontera cruza desde el municipio de Leticia – en el extremo sur del país – hasta los corregimientos de La Pedrera y Tarapacá hacia el norte. En el departamento del Vaupés la línea fronteriza toca el territorio de Taraira, Pacoa (CD), Mitú (capital departamental) y Yavarate (CD), en estricto orden hacia el norte. Por último en el departamento del Guainía, la frontera se ubica sobre los corregimientos de Pana Pana, Puerto Colombia, San Felipe y La Guadalupe, extremo oriental del país y punto de convergencia de las fronteras de Colombia, Brasil y Venezuela. La distribución territorial de la población –aprox. 91.764 hab- en la zona es cerca de 1,79 Km2 por habitante si se toma como referencia una franja de 100 Km desde la línea fronteriza hacia el interior del país. Esta población esta concentrada en un 75 % en las capitales de los departamentos de Amazonas y Vaupés. La población local es principalmente indígena, aunque en los cascos urbanos más poblados y algunos asentamientos fronterizos hay una fuerte presencia de colonos provenientes del interior del país, que se dedican a actividades de minería informal, especialmente oro, y de cultivo de hoja de coca y producción de cocaína. La economía regional está atada a la dinámica del puerto de Leticia sobre el río Amazonas. A lo largo de la frontera la economía legal es casi nula. Un indicador de esto, es que el abastecimiento de la segunda población más grande de la franja fronteriza –Mitú-, requiere del suministro por vía aérea de las mercaderías desde el centro del país. De otra parte está la economía ilegal. Ésta principalmente se concentra en el tráfico de narcóticos desde Colombia hacia territorio brasilero y de pertrechos, víveres y armamento para los grupos irregulares y bandas narcotraficantes desde Brasil. Asimismo, existen asentamientos ilegales de explotación aurífera que no cuenta con el control del Estado colombiano. En lo que concierne a infraestructura, la franja fronteriza no cuenta con vías carretables que permitan el desplazamiento a lo largo de su extensión. Las vías regionales se concentran en la periferia de la ciudad de Leticia. Además del 2 puerto sobre el río Amazonas, la zona fronteriza cuenta con embarcaderos en las poblaciones ubicadas sobre los ríos que corren hacia territorio brasilero, lo que no se traduce en un sistema de vías fluviales que conectan el territorio nacional entre sí. La región cuenta con aproximadamente 10 pistas de aterrizaje, de las cuales solo una -Leticia- puede considerarse como de mediana capacidad. El panorama en infraestructura energética, hídrica y de comunicaciones no es muy diferente al anteriormente descrito. Esta zona del país, dadas sus características geográficas y la lejanía del centro de poder nacional, mantiene importantes espacios físicos sin presencia del Estado. El dispositivo de seguridad y defensa a lo largo de la frontera es muy débil. El problema empieza porque la mayor concentración de tropas está en Leticia, punto cero de la frontera en el sentido sur norte, localidad que solo conecta por vía aérea con los demás puestos de frontera. El espacio geográfico del departamento de Amazonas esta cubierto por la Brigada 26 del Ejército ubicada en Leticia, adscrita a la sexta División con sede en Florencia Caquetá. Esta unidad esta conformada por un batallón de selva, uno de contraguerrilla y otro de servicios, todos ubicados en Leticia. La zona norte de la frontera está cubierta por la Brigada 28 de selva adscrita a la cuarta División del Ejército Nacional, cuyo puesto de comando se ubica en Puerto Carreño en la frontera con Venezuela. La Armada Nacional cuenta con un puesto fluvial destacado en Puerto Carreño, el cual atiende la vigilancia del río Orinoco hasta la frontera con Brasil en La Guadalupe Guainía, colindante con la población de Cucuí. En la zona correspondiente a los departamentos de Vaupés y Amazonas, la presencia de la Armada Nacional es casi inexistente. La localidad fronteriza de Tarapacá, es atendida por un comando fluvial ubicado a 1400 kilómetros de distancia, mientras que las localidades de La Pedrera y Taraira no reportan destacamentos fluviales. La base operativa más importante de la zona está ubicada en Leticia y es responsable del control del río Amazonas en territorio colombiano. Por su parte al Fuerza Aérea no cuenta con una unidad aérea que haga frente en esta frontera. Finalmente la Policía Nacional reporta presencia en las cabeceras municipales ubicadas sobre la franja fronteriza y planea la construcción de puestos de vigilancia en algunos corregimientos fronterizos. El control migratorio a manos del Departamento Administrativo de Seguridad –DAS- sólo se implementa en la ciudad de Leticia. 3 Las fuerzas ilegales concentradas en la zona pertenecen en su totalidad a la guerrilla de las FARC. En esta zona han sido identificados los frentes 1, 16, 29 y 44 entre el Vaupés y Guainía. En el Amazonas se ha reportado la influencia del frente 1 y del frente 63 o Amazónico Rodolfo Tanás. Del lado brasilero la línea fronteriza atraviesa de sur a norte los municipios de Tabatinga, Santo Antônio do Içá, Japurá y São Gabriel da Cachoeira. Adicionalmente, los municipios de Benjamín Constant, São Paulo de Olivença, Amaturá y Tonantis tienen importante influencia sobre la dinámica de la frontera ya que enmarcan las confluencias fluviales que conectan con los ríos colombianos Putumayo, Pure, Caquetá y Apaporis, en su orden. Estos territorios se ubican en una franja promedio de 200 Kms1 desde la línea de frontera. La distribución territorial de la población –aprox. 173.678 hab- en la zona es de casi 1,89 Km2 por habitante. En las zonas contiguas a la línea fronteriza la mayor cantidad de pobladores se concentra en Tabatinga con 37.919 ciudadanos, así como en pequeños caseríos de no más de 1.000 personas en promedio. Los habitantes de la frontera son mayoritariamente indígenas y la localidad con mayor influencia de colonos es Tabatinga que tiene una fuerte influencia de la población colombiana de Leticia y es el principal centro comercial del extremo noroccidental brasilero, solo superada por las ciudades de Tefé y Manaos, -la capital-, ubicadas en el centro del Estado. Las actividades económicas de la región fronteriza de Brasil son principalmente el comercio y el transporte fluvial por el río Amazonas, así como la agricultura y la ganadería en baja escala. Esta área es considerada por el Estado brasilero como de alto valor estratégico, dadas sus características únicas como ecosistema, reserva hídrica, mineral y maderera. La economía legal en la franja brasilera es significativamente más importante que en la colombiana gracias a la interrelación entre poblaciones favorecida por la cuenca media del Amazonas conectada por numerosos afluentes. El comercio también es la base de una dinámica economía ilegal que abastece a grupos narcotraficantes –en Perú y Colombia- y guerrilleros desde la propia capital estatal, a traves de la compleja red fluvial que se extiende a lo largo de su territorio y que tiene por lo menos 5 grandes conexiones hacia territorio colombiano. Este territorio se convirtió, a finales de la década de los noventa y en la primera mitad de la década del 2000, para las FARC, en uno de los centros más importantes de negociación de droga con destino a Europa y África a traves de Brasil y Surinam. 1 La diferencia respecto al espacio territorial colombiano, radica en la ubicación de ciudades clave para la dinámica fronteriza por fuera de 100 Kms como São Gabriel da Cachoeira 4 La infraestructura física y productiva de la franja fronteriza brasilera es considerablemente más avanzada que la colombiana. La capacidad de transporte fluvial es quizás la ventaja más llamativa de la zona fronteriza. A lo largo de la franja se ubican por lo menos 20 embarcaderos de baja o mediana capacidad, los cuales mueven el comercio de esta zona alejada tomando como eje el curso del río Amazonas. La infraestructura aérea esta compuesta por lo menos por 6 aeródromos de los cuales uno, en Tabatinga, es de clasificación internacional y otro, en São Gabriel, es de clasificación nacional. En lo que concierne a vías carreteables, en la zona fronteriza colindante con el departamento del Guainía, se extiende a lo largo de 192 Kms una vía federal sin pavimentar que conecta al municipio de São Gabriel da Cachoeira con el poblado de Cucuí, fronterizo con Colombia y Venezuela. Esta vía hace parte de un proyecto de cinturón vial en la amazonía, que pretende conectar la periferia de ésta entre sí y unirla con el centro del Brasil, así como construir accesos terrestres tanto a Colombia como a Perú y Venezuela. Respecto a la infraestructura energética la capacidad instalada en la zona fronteriza es incipiente, no obstante la amazonía sea una fuente importante de energía generada por hidroeléctricas para el país. Esto determina el alcance de las capacidades en comunicaciones. Finalmente, el dispositivo de seguridad y defensa brasilero que se despliega a lo largo y ancho de la zona de frontera. Como es natural en la población de Tabatinga se ubican destacamentos del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea, la Policía Federal y la Policía Militar, esta última responde al mando del gobierno del Estado de Amazonas. El Ejército tiene ubicadas en la franja fronteriza dos unidades operativas bajo el mando del Comando Militar de la Amazonía con sede en Manaos. En el sector sur, el 8º Batallón de Infantería de Selva2 -BIS-, el cual distribuye sus cerca de 1000 hombres en tres puntos críticos de la geografía adicionales a su sede, ubicados en el cruce del rió Putumayo y la confluencia de los ríos Caquetá y Apaporis, puestos de Ipiranga (Vizconde do Río Branco) y Vila Bittencourt respectivamente. Adicionalmente, tiene ubicado un pelotón fronterizo frente a la región colombiana de Taraira, denominada Traíra. En el sector norte, denominado como “cabeza de cachorro”, se ubica en la localidad de São Gabriel da Cachoeira la 2ª Brigada de Infantería de Selva, una unidad militar desplegada en el 2004 en el marco del plan de reubicación estratégica en las fronteras, la cual puede alcanzar hasta 3000 efectivos. Esta unidad atiende la seguridad de la franja fronteriza con el concurso del 5º Batallón 2 Este Batallón es orgánico de la Brigada XVI de Selva con sede en Tefé. 5 de Infantería de Selva3, -principalmente compuestos por nativos y fuerzas especiales-. De otra parte está la Fuerza Aérea -FAB-, uno de los mayores responsables de la seguridad en el área, que fundamenta su accionar en la operación del Sistema de Vigilancia de la Amazonía – SIVAM- y la ubicación de unidades aéreas en la periferia. La zona está bajo el control del VII Comando Aéreo Regional con base en Manaos. La unidad aérea más importante a lo largo de la frontera es el Destacamento Aéreo de São Gabriel da Cachoeira, el cual fue inaugurado en el año 2005 con el fin de ubicar unidades del tipo A-29 Súper Tucano y AT26 Xavante para la intercepción de vuelos ilegales sobre el espacio aéreo brasilero y la vigilancia de las fronteras con Colombia. Adicionalmente, la FAB dispone de un escuadrón de transporte y abastecimiento con base en Tabatinga, así como una unidad de comunicaciones y control del espacio aéreo. La Marina Brasilera Se despliega en la zona fronteriza de acuerdo con el orden de batalla dictado por el IX Distrito Naval con base en Manaos. En la franja fronteriza la Marina cuenta con puestos de control distribuidos en las vías fluviales más importantes, así mismo cuenta con el apoyo de un escuadrón de transporte helicoportado y un batallón de operaciones fluviales. Los puestos de la Marina más importantes se ubican en Tabatinga y São Gabriel. De otra parte está la Policía Federal que se encarga del control migratorio sobre las fronteras. Esta entidad reporta la presencia de funcionarios de control fluvial destacados en las unidades de vigilancia del Ejército en las localidades de Cucuí, Iauarete, Bitencourt e Ipiranga, y un puesto fluvial y terrestre en la ciudad de Tabatinga. Finalmente, la Policía Militar reporta presencia en los cascos urbanos de los 8 municipios con influencia sobre la zona de frontera. Relación Binacional en Seguridad y Defensa Colombia y Brasil han mantenido una pacifica relación fronteriza a traves de la historia. La poca densidad poblacional, lo difícil del terreno y la lejanía gubernamental, le dieron a la relación binacional en los límites una inercia que no ha derivado en disputas. No obstante ambos Estados han conducido con tranquilidad sus relaciones, en la región hicieron aparición en los últimos 20 años factores de inestabilidad ajenos a su voluntad. En febrero de 1991, una unidad guerrillera de las FARC se adentró en territorio brasilero usando el curso del río Traíra para atacar una unidad del Ejército brasilero ubicada en el margen del río, dejando como resultado la muerte de tres soldados, heridas a nueve y el robo del armamento de estos. 3 Otros dos batallones de este tipo bajo las ordenes de este Comando aparecen destacados en la localidad de Tefé. 6 La acción guerrillera desató una fuerte repuesta del gobierno de Brasil que trasladó tropas desde varias unidades a lo largo del país para hacer la persecución de los guerrilleros, operativo que implicó el traspaso de la frontera colombiana para la recuperación del armamento y la eliminación de la unidad guerrillera. En esta oportunidad el Ejército Brasilero hizo un llamado a las fuerzas colombianas para aumentar el control en la zona de frontera, ya que de presentarse un incidente de este tipo de nuevo no dudarían en cruzar la frontera para perseguir a los responsables4. En el año 1996, informaciones de inteligencia alertaron sobre la presencia en la periferia de la ciudad de Leticia de una unidad guerrillera compuesta por más de 1000 combatientes quienes estarían desarrollando una acción envolvente contra la capital del Amazonas, la cual involucraba el uso del territorio brasilero para lanzar la ofensiva. Esta situación generó el despliegue de por lo menos 1000 efectivos del Ejército brasilero como protección para Tabatinga y la coordinación con las Fuerzas Colombinas para la protección de Leticia. Posteriormente, en 1997, el Ejército de Brasil apostado en Cucuí observó como la guerrilla de las Farc atacaba el poblado fronterizo de la Guadalupe en el Guainía. Dos años más tarde, 1.400 guerrilleros de las FARC logran tomar el control de Mitú –distante 35Km de la línea de frontera por dos días, activándose de nuevo las alarmas del dispositivo de seguridad brasilero en la frontera. En esa oportunidad, aunque no se produjo una movilización importante de unidades militares del Brasil, la poca capacidad operativa de Colombia en la zona fronteriza obligó a sus aeronaves a hacer uso de la pista de Ipiranga ubicada en el cruce binacional del río Caquetá para reabastecimiento de combustible y evacuación aeromédica. Como en el caso del ataque a la unidad brasilera, en esta oportunidad las Fuerzas Militares colombianas se vieron obligadas al traspaso de la línea fronteriza con el fin de neutralizar la amenaza guerrillera. Esta acción fue apoyada en el fragor de la operación por la unidad del Ejército brasilero apostada en esa base, pero después significó un intercambio de explicaciones a nivel diplomático que no pasó a mayores. Estos hechos dispersos en el tiempo causaron una reflexión interna en cada país que ha derivado en una relación más estrecha entre las unidades fronterizas y los mandos militares, con el fin de trabajar de manera coordinada por el control de la seguridad en la franja fronteriza y la neutralización de las expresiones ilegales que allí se desarrollan. De hecho durante los últimos 10 años se han desarrollado 8 de los 11 instrumentos de cooperación binacional en temas de seguridad y defensa existentes. Estos instrumentos están relacionados 4 Ver: http://www.defesanet.com.br/missao/am/solimoes.htm 7 con la protección del espacio aéreo contra vuelos ilegales, intercambio de información, coordinación binacional y cooperación en general. Una muestra de esto es la operación de registro realizada en diciembre de 2007 por la 2ª Brigada de Infantería de Selva del Ejército del Brasil en el extremo norte del territorio brasilero -serranías de Macaco y Caparro-, donde según informaciones brindadas por el Ejército colombiano una facción de las FARC podría estar escondiendo un número importante de secuestrados. Frente a estas informaciones el comando de la Brigada brasilera no dudó en disponer un grupo de fuerzas especiales para trasladarse a la zona y desarrollar una operación que por quince días buscó pistas de la presencia de secuestrados5. Otro ejemplo importante que debe ser enunciado, es la coordinación entre las fuerzas aéreas de ambos países en lo que corresponde a la lucha contra el tráfico de armas y narcóticos a traves del espacio aéreo amazónico. En ese sentido, primero Colombia y después Brasil, han desarrollado marcos legales que permiten la interceptación y hasta el derribamiento de aeronaves cuyo plan de vuelo no sea legalizado y que no acepten ser conducidos para una revisión por las unidades de control aéreo. Al respecto, las fuerzas de ambos países han acordado mecanismos de coordinación para hacer que el paso de una aeronave del espacio aéreo de un país hacia el otro no signifique el fracaso de una operación de interceptación. Para este efecto el SIVAM es una fuente de información clave que ha permitido la disminución significativa de los vuelos ilegales en la zona. En el ámbito nacional la sucesión de hechos militares en la franja fronteriza llevó a Brasil a reflexionar sobre la capacidad de defensa desplegada en la región amazónica, que en el caso del río Traíra se había visto limitada para su respuesta. Es a partir de esto que los gobiernos brasileros toman conciencia de la importancia del aumento de su dispositivo militar en la zona y disponen el desarrollo de operaciones conjuntas de entrenamiento en el área y la reorganización de las unidades militares ubicadas en la frontera y zonas contiguas. Esto se tradujo en la realización de por lo menos nueve operaciones de gran magnitud en la región -más de 5000 efectivos- hasta el momento, casi una por año desde el año 2000. También dio inició al traslado de algunas unidades militares ubicadas en la franja central del estado Amazonas hacia la zona de “cabeza de cachorro” específicamente a São Gabriel da Cachoeira, que a partir de 2003 se ha convertido en el principal centro militar de la zona de frontera norte con Colombia. Asimismo, el aumento de las capacidades de comunicación 5 “Ingrid está no Brasil?”. Revista Época.17/12/2007. Disponible en: http://revistaepoca.globo.com/Revista/Epoca/0,,EDR80579-6009,00.html 8 y movilidad de las unidades avanzadas y el refuerzo de los puestos militares ubicados en los cruces fronterizos fluviales, a partir de un fortalecimiento de las unidades ubicadas en Tabatinga. De esta forma el eje de defensa fronterizo brasilero está conformado por la línea formada entre la población de São Gabriel da Cachoeira y Tabatinga. La reconfiguración militar brasilera en la zona de frontera de la Amazonía no solo responde a los retos surgidos de la situación interna colombiana y la inestabilidad potencial causada por los desencuentros políticos andinos, también es el resultado de la denominación de esta zona como área de seguridad nacional y la creciente conciencia del gobierno de este país de disponer sobre el terreno de la fuerza suficiente para la defensa del potencial energético, minero y biológico existente en ese territorio. De otra parte, el espacio geográfico amazónico, especialmente en la zona noroccidental, es un medio en el cual durante la última década las bandas narcotraficantes se han organizado de diversas formas con el fin de sacar provecho de las características naturales como medio de protección para nuevas rutas de distribución hacia Surinam y Brasil. En ese sentido los gobierno brasileros, ubican su atención de manera progresiva en recortar el espacio geográfico de salida de la droga desde Colombia, razón por la cual en el último año se anunció la creación de una base antinarcóticos bajo el mando de la Policía Federal en las confluencias de los ríos Solimões (Amazonas) e Içá (Putumayo), con el fin de plantear un cuello de botella al tráfico de narcóticos en la zona. A diferencia de las situaciones ocurridas en otras franjas fronterizas anteriormente analizadas, en el caso del territorio compartido con Brasil es evidente la voluntad de cooperación de ese país en la neutralización de guerrilleros y traficantes que afectan el límite territorial, entendido por ese gobierno no solo como una amenaza para Colombia, sino para su propio país. En ese sentido el Director General de la Policía Federal6 no duda en señalar que las FARC serán tratadas como criminales si cruzan las fronteras hacia Brasil. La Política de Seguridad Democrática en la franja fronteriza con Brasil Por ser la frontera con Brasil un lugar alejado del país y baja densidad poblacional, el desarrollo de operaciones militares a gran escala es escaso por parte de las Fuerzas Militares y de los mismos grupos armados ilegales. En este lugar sostener una línea de abastecimiento para las tropas aún sigue siendo una 6 “Diretor-geral diz que Polícia Federal vai reforçar monitoramento de fronteira na Amazônia”. Agência Brasil. 7/7/08. Ver: http://www.agenciabrasil.gov.br/noticias/2008/07/07/materia.2008-0707.1886878788/view 9 pesadilla para los comandantes. Esto no significa que no haya presencia de fuerzas estatales e ilegales estacionarias. En está región el impacto de la Política de Seguridad Democrática no se da por la intervención intensiva de la Fuerza Pública en su territorio, sino más bien por el efecto que tiene el fortalecimiento del dispositivo de seguridad en los departamentos colindantes hacia el centro del país. Ante el aumento de los controles sobre los ríos en los departamentos de Putumayo, Caquetá y Guaviare y el aumento de las unidades del lado brasilero en los cruces binacionales, las unidades guerrilleras que se encuentran en la franja fronteriza han visto sensiblemente disminuida su operatividad. Las operaciones JM, Troya, Sol Naciente y Jaque son las grandes responsables de la desarticulación del mando regional guerrillero en la zona norte de esta frontera. Estas acciones de la Fuerza Pública permitieron darle golpes contundentes a los frentes 1º y 16 de las FARC, quizás las estructuras guerrilleras más importantes ubicadas sobre esta frontera. Con las operaciones JM y Troya se logró vulnerar la seguridad de la retaguardia guerrillera que mantenía en cautiverio un grupo importante de secuestrados ubicados justo en la zona contigua a la “cabeza de cachorro”. Es en esa oportunidad que el Subintendente Jhon Frank Pinchao huye de la guardia de las FARC. Con la operación Sol Naciente se golpea al principal grupo de traficantes de narcóticos pertenecientes a esa organización, el frente 16, que bajo el mando de alias “el Negro Acacio” 10 años atrás era amo y señor de esos territorios. Esta operación significó un golpe sensible a la financiación del grupo guerrillero. Y finalmente con la Operación Jaque se logra el cierre del circulo iniciado con JM, al lograr la liberación de un grupo importante de secuestrados y la captura de los dos principales cabecillas del frente 1º, Alias “César” y alias “Gafas”, unidad guerrillera escogida especialmente por el secretariado de las FARC para su custodia y estructura armada con presencia a lo largo de una parte importante de la franja fronteriza. Sí bien estas operaciones no se produjeron en el área geográfica escogida para este análisis, su ocurrencia en la periferia de la franja fronteriza significó por lo menos la neutralización de una parte importante de la red que articulaba la frontera con la llanura oriental y el sur del país, y la desarticulación del principal grupo de traficantes de narcóticos pertenecientes a esa organización. 10 Adicionalmente, el refuerzo del dispositivo militar en esta área tras los desafortunados hechos de Mitú en 1998, ha hecho que las fuerzas guerrilleras en su mayoría busquen ubicarse en un punto central entre la amazonía y la llanura, exactamente la zona suroriental del departamento de Caquetá y oriental del Guaviare, donde todavía es difícil para la Fuerza Pública desarrollar operaciones sostenidas a gran escala7. No obstante estas zonas sean poco pobladas y con economías legales muy básicas, es válido resaltar como la suma de la cooperación binacional efectiva, el taponamiento de las rutas de abastecimiento y el aumento del pie de fuerza fijo, terminó siendo un disuasivo efectivo para la disminución de la amenaza armada, que aun bajo las condiciones inicialmente descritas, consideraron en tiempos pasados como un objetivo clave el desarrollo de acciones violentas en esta zona. De otro lado está el sector sur de la frontera, donde las acciones del Estado colombiano se concentran en Leticia la capital del departamento de Amazonas. Ahí la presencia guerrillera nunca ha sido significativa y más allá de algunos intentos por el desarrollo de estructuras armadas que se ubican en la periferia de la ciudad, el componente militar estacionario y la baja capacidad operacional han terminado conduciendo estas estructuras de nuevo hacia las zonas colindantes con los afluentes que comunican a la amazonía con los departamentos del Putumayo y el Caquetá. En Leticia y las zonas adyacentes los asuntos de seguridad giran en torno al tráfico de drogas, de precursores químicos y la depredación de los recursos madereros y minerales por parte de mafias peruanas y brasileras. Frente a este tema la acción estatal basada en una política de seguridad fronteriza casi inexistente, es débil. Es contradictorio que esta situación ocurra, ya que por la vía de la lucha contra el crimen transnacional en la zona de frontera se ahoga de manera más efectiva la supervivencia de las estructuras ilegales que sobreviven en el norte del departamento del Amazonas. Lo anterior no significa que la tarea está hecha. El esfuerzo colombiano aun es muy poco para enfrentar los retos que impone la posesión de una franja fronteriza que se extiende a lo largo de 1645 Kms. 7 En esta zona las operaciones militares están fundamentadas en el uso por parte del Ejército de fuerzas especiales que se encargan de hacer operaciones de búsqueda e infiltración de larga duración, vigilancia aérea con la colaboración de la Fuerza Aérea Brasilera y la Armada protege los tramos navegables de los ríos. 11 A lo largo de ese territorio durante el periodo 2000 – 2007 se reportaron 54 acciones violentas, la mayoría de estas corresponden a homicidios con autores desconocidos -19 de 30-. Estos ocurrieron en el municipio de Mitú donde también se concentró el mayor número de ataques -16 de 22- contra la Fuerza Pública. Ambos indicadores tuvieron su peor comportamiento en el periodo 2004 – 2005, fecha en la cual fue reforzado el pie de fuerza militar en la región. Durante los siete años analizados Mitú albergó el 70% de las acciones violentas de la franja fronteriza. Las buenas noticias vienen de Leticia, ciudad en la cual no se reportaron homicidios durante este periodo. En esa localidad las FARC solo pudo realizar cinco acciones violentas en todo el territorio, todas contra la Fuerza Pública. Asimismo es importante resaltar la baja incidencia del secuestro, tan solo se presentaron dos secuestros en Mitú al inicio del periodo observado, y la ausencia de hechos relacionados con minas antipersona. Acciones violentas en la Frontera Colombia - Brasil Periodo 2000 – 2007 Departamento Municipio 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 Total Homicidio Amazonas Amazonas Vaupés Ataques Amazonas Vaupés Vaupés Secuestro Vaupés Total La Pedrera Tarapacá Mitú - - - 2 1 2 1 3 2 0 0 13 0 2 0 0 1 3 3 7 20 Leticia Mitú Taraira 0 7 0 0 0 0 0 0 0 1 2 0 1 5 1 1 0 0 0 0 0 2 2 0 5 16 1 Mitú 0 7 0 0 0 0 1 9 1 14 0 14 0 2 0 8 2 54 Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia. Respecto a la iniciativa de la Fuerza Pública en la región, durante el periodo observado se reportaron 20 operaciones contra las FARC, 19 de ellas lideradas por el Ejército Nacional y la restante por la Policía Nacional. Estas operaciones fueron realizadas en los municipios de Leticia, Mitú y en el área de Taraira. El periodo de mayor operatividad es 2003 –2004, lapso en el cual se reforzó el dispositivo militar en la zona. Asimismo, en esta zona se han desarrollado varias operaciones de Fuerzas Especiales que no reportan resultados operacionales. 12 Acciones de la Fuerza Pública en la Frontera Colombia - Brasil Periodo 2000 – 2007 Departamento Municipio 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 Total Combates Amazonas Vaupés Vaupés Total Leticia Mitú Taraira 0 5 0 5 0 0 0 0 0 6 0 6 0 4 0 4 2 0 1 3 0 1 0 1 0 0 0 0 0 1 0 1 2 17 1 20 Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia. Como puede verse la Política de Seguridad Democrática en esta zona no ha estado caracterizada por un despliegue espectacular de equipos y hombres, sino que se ha basado en la combinación de varios elementos que han terminado por golpear de manera significativa a las organizaciones ilegales ubicadas en el sector. Aunque se han logrado victorias importantes en el marco de la confrontación, no es exagerado señalar que esta frontera colombiana está totalmente desguarnecida. Ese panorama y la claridad que existe sobre la capacidad de adaptación tanto de la guerrilla como del crimen transnacional, obliga al Estado colombiano a plantear un próximo paso hacia el control fronterizo. Dado que Colombia cuenta con una excelente disposición de Brasil para garantizar la seguridad en la región, el gobierno colombiano debe considerar seriamente el aumento de los destacamentos estacionarios sobre la zona de frontera lo que significa mayor pie de fuerza, mejor equipamiento y niveles altos de operabilidad. Del control permanente del espacio aéreo y de los ríos en esta área depende la protección de la integridad territorial y de los recursos naturales, un tema tan importante como la lucha contra los grupos armados. Frontera Colombia – Perú La frontera entre Colombia y Perú se extiende a lo largo de 1626 kilómetros correspondientes a los departamentos de Amazonas y Putumayo -en una fracción- en Colombia, y al departamento de Loreto en el Perú. Las ciudades más importantes de la zona son Leticia en Colombia y Caballococha – sobre el trapecio amazónico- e Iquitos -en el área de influencia fronteriza- en el Perú –. Esta frontera esta delimitada en un 80 % por el río Putumayo, que se mueve hacia el sur desde la frontera con Ecuador, y por el río Amazonas y Caballococha. El porcentaje restante corresponde a una franja terrestre enmarcada en las anteriores cuencas. La franja colombiana correspondiente al departamento del Amazonas está compuesta en estricto orden de oriente a occidente por los municipios de Leticia y Puerto Nariño, y los corregimientos departamentales de Tarapacá, Puerto 13 Arica, La Chorrera, El Encanto y Puerto Alegría. El espacio geográfico del departamento del Putumayo corresponde a la fracción oriental del municipio de Puerto Leguizamo, incluyendo su cabecera municipal, zona en la cual convergen las fronteras de Ecuador, Colombia y Perú. La distribución territorial de la población en la zona –aprox. 70.090 hab- es cerca de 1,21 Km2 por habitante si se toma como referencia una franja de 100 Km desde la línea fronteriza hacia el interior del país. El 50 % de esta población se encuentra concentrada en las tres cabeceras municipales y el resto en el amplio territorio selvático que los rodea. Este territorio esta habitado principalmente por comunidades indígenas nativas, asimismo por colonos ubicados principalmente en los extremos de la línea fronteriza. Como en la frontera con Brasil, las actividades económicas licitas son muy limitadas, casi concentradas en Leticia, Puerto Nariño y Puerto Leguizamo, y relacionadas con el abastecimiento de las comunidades que viven río adentro. Esta es una zona con un importante potencial turístico, maderero y ecológico. De otra parte está la economía ilícita, de alto impacto en la región, relacionada con la producción de cocaína y el abastecimiento a los frentes guerrilleros por redes logísticas desde territorio peruano. En el caso de la coca, el tramo más crítico es el que comprende el río Putumayo entre Puerto Leguizamo y el poblado de Puerto Arica, donde las imágenes satelitales permiten ver la proliferación de Chagras de hoja de coca a lado y lado del río Putumayo. La infraestructura de transporte en la zona fronteriza es muy básica. La principal vía es el río Putumayo, ya que es navegable desde la frontera con Brasil hasta Puerto Leguizamo. A diferencia de otras zonas con complejas redes hidrográficas, en esta zona los tres ríos más importantes corren de manera paralela sin conexiones entre sus cuencas. En lo que respecta a redes viales, en esta zona selvática brillan por su ausencia. El único carreteable existente está ubicado entre Puerto Leguizamo y La Tagua, a orillas del río Caquetá. De otra parte en lo que respecta a aeropuertos, además del de Leticia, existe uno en la localidad de Puerto Leguizamo. También hay pistas de aterrizaje en las localidades de La Chorrera y El Encanto. La infraestructura energética, hídrica y de comunicaciones es tan incipiente como la física. El dispositivo de seguridad y defensa a lo largo de la frontera es casi inexistente. Así como en el caso de la frontera brasilera, aquí el dispositivo de seguridad está concentrado en los extremos de la línea fronteriza, Leticia y Puerto Leguizamo. El Ejército Nacional cubre el área correspondiente al Amazonas con la Brigada 26 ubicada en Leticia, la cual sirve también los territorios fronterizos 14 con Brasil. En el extremo occidental, el dispositivo del Ejercito esta conformado por la Brigada Móvil No. 13 y la Brigada No. 27. Ambas destacadas por fuera de la franja fronteriza. La principal responsable de la seguridad en la zona es la Fuerza Naval del Sur, unidad compuesta por una flotilla fluvial que patrulla de lado a lado los ríos Putumayo y Caquetá, así como por el Batallón de Infantería de Marina No.60. Ésta hace presencia permanente en la zona, con puestos fijos de control en La Tagua y El Encanto, así como con puestos móviles de registro. Con respecto al espacio aéreo, la unidad que atiende ésta frontera es la Base de Tres Esquinas, ubicada aproximadamente 120 Kms al noroccidente de Puerto Leguizamo, en el departamento del Caquetá. La Policía Nacional hace presencia en Puerto Leguizamo. Las fuerzas ilegales concentradas en la zona pertenecen en su totalidad a la guerrilla de las FARC. En esta zona han sido identificados los frentes 63 o Amazónico Rodolfo Tanás y los frentes 14, 15 y 48 en la zona de Putumayo y Caquetá. El departamento de Loreto se divide en 7 provincias de las cuales solo dos son fronterizas con Colombia, Maynas y Mariscal Ramón Castilla. En Maynas se ubica la ciudad más importante de la amazonía peruana y por lo tanto de la zona fronteriza, Iquitos, un importante puerto comercial sobre el río Amazonas en el que se concentra la mayoría de la actividad económica de la región. En la provincia de Mariscal Ramón Castilla se encuentra la población de Caballococha, la más importante ubicada sobre el límite, que forma con Leticia y Tabatinga la estrella fronteriza del Amazonas conformada por Colombia, Perú y Brasil. A lo largo del río Putumayo se ubican aproximadamente 19 poblaciones de las cuales Güepí, en el noroccidente, es la más importante. La densidad poblacional de la franja fronteriza peruana y de su zona de influencia es por lo menos cinco veces mayor a la de Colombia, ascendiendo a aproximadamente 400.000 habitantes, concentrado principalmente en Iquitos y Caballococha. Esto está determinado por la importancia comercial que tiene Iquitos para el Perú, que la considera como su puerto de salida al Océano Atlántico. La población sobre la línea fronteriza es de mayoría indígena, pero en la zona de influencia toma mayor relevancia la población mestiza. En el límite fronterizo las actividades económicas licitas e ilícitas comparten las mismas características que en el caso de la rivera colombiana. Al respecto, solo vale la pena acotar que del lado peruano históricamente han funcionado redes de abastecimiento logístico para los grupos guerrilleros y las bandas de narcotraficantes. Especial referencia merece los traficantes de armas ecuatorianas a lo largo del río Napo. 15 Desde la margen sur del río Putumayo se extienden tres carreteables no pavimentados hacia el interior del territorio peruano. El primero de estos en el extremo norte, conecta la localidad de Güepí con el poblado de Pantoja enlazando la frontera con la red fluvial interna peruana. Los otros dos caminos se extienden desde las poblaciones de Flor de Agosto y El Estrecho -área contigua al corregimiento de El Encanto en Colombia- hasta el embarcadero de Puerto Arica y la población de Zapote, ambos sobre el río Napo. Dada la incipiente red de carreteras en esta región como en toda la amazonía, el transporte fluvial es el medio más eficiente de transporte. Para la franja fronteriza los ríos más importantes son el Putumayo y el Amazonas que marcan en buena parte el límite fronterizo, y la cuenca del río Napo que irriga la zona de influencia (150 Kms adentro de la frontera). Todos estos ríos son navegables durante los doce meses del año. Sobre el río Putumayo solo existen 3 embarcaderos fluviales oficiales, el más importante de estos ubicado en Güepí. Asimismo sobre el río Napo, siendo el más importante el que está ubicado en la localidad de Puerto Arica, 50 Kms adentro de la frontera. En el río Amazonas, están los puertos de Caballococha e Iquitos, esté último considerado como el más importante de la región amazónica occidental, a 300 kms en línea recta desde Caballococha, pero a 150 kms desde el punto más cercano de la línea fronteriza. Algunos embarcaderos como Pebas, Izangobampa y Soledad también son activos. En cuanto a transporte aéreo la región fronteriza cuenta con cuatro aeropuertos, el más importante de estos en Iquitos –catalogado como internacional- y los otros tres –clasificados pistas- distribuidos casi de manera equidistante a lo largo de la línea fronteriza en las poblaciones de Caballococha, El Estrecho y Güepí. El dispositivo de seguridad y defensa en la región fronteriza está conformado por las tres fuerzas militares y la Policía Nacional peruana. En el caso del Ejército, se reportan la existencia de 14 puestos a lo largo de la frontera, todos bajo el mando del Comando Militar del norte compuesto por unidades especializadas en operaciones de selva y contrainsurgencia. Estos puestos militares se complementan con cerca de 13 puestos de la Policía Nacional del Perú conformados por hasta ocho uniformados. Por su parte la Marina de Guerra del Perú cuenta con tres bases fluviales, además de la base naval de Iquitos, que bajo la dirección del Comando General de operaciones de la amazonía hace uso de las fuerzas de infantería para la vigilancia y control de la zona de frontera. La Marina cuenta con apoyo aéreo para vigilancia y transporte de tropas y dispone de dos cañoneras para la misión de vigilancia en los ríos. De otra parte, está la Fuerza Aérea que cuenta con el 16 Grupo Aéreo 42 con base en Iquitos, que depende del Ala Aérea No. 5 responsable de la amazonía peruana. Como se puede observar a grandes rasgos, existe un evidente desbalance entre los países respecto al dispositivo desplegado de manera permanente a lo largo de la rivera de los ríos Putumayo y amazonas. Esto sin contar con la fuerza potencial dispuesta en Iquitos, nada comparable con la capacidad de las unidades estacionadas en Leticia y Puerto Leguizamo. Relación Binacional en Seguridad y Defensa Después de la guerra de 1932 entre Perú y Colombia el respeto de los límites territoriales entre los dos países ha sido una constante. Lo inexpugnable del territorio y la baja densidad poblacional hizo que durante varias décadas esta zona geográfica estuviera desguarnecida, dándose el libre transito binacional por parte de las comunidades indígenas. El despliegue militar y la coordinación de asuntos de seguridad y defensa se concentraba en los dos extremos de la frontera -Leticia/Caballococha, Puerto Leguizamo/ Güepí- y se desarrollaba con base en patrullajes fluviales, principalmente para la atención de las comunidades ubicadas dentro de la selva. A partir de la década de los 80 el auge del cultivo de la hoja de coca en Perú y Bolivia hizo de esta frontera la principal ruta de contrabando utilizada por los narcotraficantes que trasladaban la materia prima para su procesamiento hacia los departamentos de Putumayo, Guaviare y Caquetá donde se ubicaban los principales centros de producción de cocaína y pistas de distribución hacia EEUU. El cartel de Medellín era el principal comprador de materia prima en Perú y Bolivia, desde donde era transportada por vía aérea hasta laboratorios como el famoso “Tranquilandia”. Mientras que el transporte de la base de coca se hacía por el sector occidental de la frontera, en Leticia, el extremo oriental, se ubicaba un verdadero centro de negocios del narcotráfico también perteneciente al cartel de Medellín, bajo la dirección de Evaristo Porras Ardila, socio de Pablo Escobar y de alias “El Mexicano”. Esto significó la transformación de esta zona en un punto de encuentro de narcotraficantes colombianos, peruanos y brasileros, que se encargaban de negociar materia prima y clorhidrato de coca para movilizar en el mercado internacional, bien fuera a través del río Amazonas hacia Europa o del Caribe hacia EEUU por una ruta segura que se extendía casi desde Bolivia hasta las Bahamas. En este caso Iquitos, Leticia y Tabatinga conformaron un triángulo de mucha actividad económica. El éxito del negocio del narcotráfico en la zona, garantizado por la ausencia de autoridades estatales que pudieran neutralizar el libre tránsito de precursores 17 químicos y mano de obra, hizo que un fortalecimiento económico desmesurado llamara la atención de la guerrilla de las FARC que entró a hacer parte de este circuito económico prestando servicios de seguridad a los traficantes, vigilancia a las cocinas y laboratorios y administración de las pistas de embarque de droga. A través de esto la guerrilla fue captando una cantidad importante de recursos que terminaría por involucrarla de lleno en todos los eslabones del negocio. La proliferación desmedida de cultivos de coca en Bolivia y Perú dio origen al inicio de las campañas de erradicación forzosa de la hoja en los principales centros de producción, golpeando fuertemente el primer eslabón de un negocio que progresivamente había sido tomado por los traficantes colombianos. Ante la disminución de oferta de hoja, los traficantes colombianos iniciaron un periodo de siembre en Colombia con el fin de suplir la baja oferta peruana y boliviana. Es este el punto de partida de la intensificación de la violencia que marco los últimos 20 años de conflicto en Colombia. Como ya se había señalado la frontera sur estaba totalmente desguarnecida y los recursos derivados de los servicios de seguridad y administración de la cocaína empezaban a fortalecer las finanzas de los guerrilleros. Además de prestar servicio a los narcos, la guerrilla como única presencia armada asume como propio el control de las relaciones económicas y sociales en la región, imponiendo un régimen de facto que lo conduce apoderarse del negocio en su gran mayoría. Después de conocer el rendimiento económico de la actividad, la guerrilla considera que su posición sobre el negocio debe ser dominante y confronta a los narcotraficantes, quienes ante la falta de un aparato de defensa adecuado se ven en la necesidad de buscar nuevas zonas para ubicarse y crear ejércitos para su defensa. Finalmente las FARC pasan a ser las dueñas de los cultivos. Este proceso se desarrolla en una área de tan solo 300 kms a la redonda desde los dos puntos extremos de la frontera Colombia-Perú, extendiéndose a todo el territorio nacional durante las siguientes dos décadas. El control guerrillero de la zona fronteriza podría decirse que fue casi absoluto durante 15 años. Aunque la Fuerza Pública colombiana desarrollaba acciones esporádicas en ese sector, siempre estaban enfocadas a la defensa de sus posiciones sobre los ríos Putumayo y Caquetá, más que al control de los movimientos de población y mercancías selva adentro. Es en la zona de influencia de esta frontera que la guerrilla de las Farc destruyó la base militar de “Las Delicias”, área de La Tagua, tan solo a 18 kilómetros del punto fronterizo de Puerto Leguizamo. En esa oportunidad se informó que más de mil guerrilleros se habían concentrado para lanzar este ataque. Que mil guerrilleros puedan movilizarse con tranquilidad para atacar al Ejército a 18 Kms de una base de Infantería de Marina, muestra quien tenía el control de la 18 zona fronteriza y como habían progresado las fuerzas guerrilleras desde tiempos en los cuales solo prestaban seguridad y servicios administrativos a los narcotraficantes. La presencia militar peruana en la zona tampoco era muy alta y el interés de los peruanos se concentraba en la lucha contra la guerrilla peruana de Sendero Luminoso, que representaba la principal amenaza para ese país. Adicionalmente, la guerrilla de las FARC sólo utilizaba el territorio peruano como una fuente de abastecimiento de pertrechos, víveres y explosivos, así como zona de descanso –y al parecer para esconder algunos militares secuestrados-, todo esto sin que existieran informaciones concretas desde territorio colombiano que permitieran desarrollar alguna acción en contra. En medio de este panorama, ocurre un evento desafortunado que termina por llamar la atención de ambas naciones sobre la necesidad de fortalecer la seguridad fronteriza. Durante los últimos años del gobierno de Alberto Fujimori, su principal asesor de seguridad, Vladimiro Montesinos, resultó involucrado en la venta de 40.000 fusiles provenientes de Jordania para la guerrilla de las FARC, los cuales eran lanzados desde los aviones en paracaídas a las unidades guerrilleras ubicadas en la zona de frontera. Eran tiempos de la zona de distensión – ubicada apenas a 60 Kms del límite territorial- para adelantar un proceso de paz con las FARC. Este descubrimiento terminó por ser la última señal de alarma para el gobierno de Bogotá sobre como, sin ser su responsabilidad exclusiva, la organización guerrillera controlaba corredores territoriales desde la frontera con Perú hasta el centro del país. Poco después de esto coinciden dos circunstancias que terminan por deteriorar el control de la frontera por parte de la guerrilla. En primer lugar del lado colombiano se da inicio al Plan Colombia y con esto el fortalecimiento en equipamiento, pie de fuerza y recursos de inteligencia, tanto en la periferia fronteriza como en la franja misma. No en vano resultaron como primeras beneficiarias del Plan las bases fluviales de Leguizamo y El Encanto, así como La Tagua. Asimismo, la modernización y el equipamiento de la Base Aérea de Tres Esquinas, significó un nuevo aire para las tropas ubicadas en esa área en cuanto a movilidad, apoyo aéreo de fuego cercano e inteligencia. También se dio la creación de la Brigada contra el Narcotráfico y la ofensiva sostenida contra los cultivos empezó a golpear el centro de gravedad económico de la organización. Pero no sólo la guerrilla empezó a sentir el despertar del Estado en la frontera. El narcotráfico también vio como empezaba a caer una de sus rutas históricas con la instalación del radar militar más importante de la amazonía andina, enfocado a la interceptación de aeronaves que ingresaran sin plan de vuelo aprobado al espacio aéreo colombiano. Con esto, como en el caso de la frontera con Brasil, el narcotráfico vuelve a los ríos y a las trochas selváticas haciendo 19 más difícil su desarrollo, y por último trasladando su mayor operación a la costa del Pacífico. Del lado peruano, las nuevas condiciones surgen del cambio de gobierno y la derrota de las organizaciones guerrilleras propias. Con la llegada al poder de los presidentes Paniagua y Toledo, la relación binacional se fortaleció de tal manera que a partir del 2000 se desarrollaron los instrumentos de cooperación más importantes que tenga Colombia en frontera alguna. Estos incluyen el intercambio en tiempo real de información sobre trazas aéreas ilegales y hasta el control de la navegación sobre los ríos fronterizos, incluso en la orilla del país vecino. A partir de estos acuerdos las fuerzas desplegadas sobre la franja fronteriza -principalmente de Infantería de Marina- coordinan sus actividades operacionales y trabajan de manera mancomunada en el control del curso del río Putumayo. Lo mismo para la franja correspondiente al Amazonas. La relación de seguridad y defensa del área fronteriza ha aumentado de tal manera, que en el 2007 se creó una Comisión Binacional Fronteriza que ya ha realizado dos reuniones, asimismo, un mecanismo de consulta 2+2 que involucra a los ministerios de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional de ambos países El nuevo panorama fronterizo ha significado el deterioro de la presencia guerrillera sobre las entradas a los ríos que atraviesan el límite, y como consecuencia de la hostilidad de las fuerzas peruanas, estos han tenido que hacer su repliegue hacia territorio ecuatoriano o hacia la zona correspondiente a la Serranía de Chiribiquete, que como en el caso de la frontera con Brasil es el punto donde todavía la línea logística y operativa de la Fuerza Publica no esta consolidada. No obstante, en los puntos medios del río Putumayo se han consolidado algunas redes de apoyo logístico y venta de narcóticos para las FARC, conformadas principalmente por ciudadanos peruanos. Informaciones de prensa de ese país señalan que las redes ubicadas sobre el río Putumayo han logrado constituir rutas hasta Iquitos para abastecer al grupo guerrillero. La Política de Seguridad Democrática en la franja fronteriza con Perú La Política de Seguridad Democrática como estrategia de optimización de las actividades desarrolladas en el marco del Plan Colombia para el fortalecimiento del aparato de seguridad y defensa del Estado, terminó de implementar la estrategia de fortalecimiento militar en el sur del país, y a partir del Plan Patriota, de aumento de las operaciones y su sostenimiento, sellando la recuperación de la presencia del Estado en la periferia fronteriza. 20 No obstante, el dispositivo de seguridad para el control fronterizo sigue siendo débil. Esto significa que tres esquinas con su responsabilidad de vigilancia en todo el sur del país, y las bases fluviales de Leguizamo y Leticia, no logran atender las necesidades de este territorio, en el que sobrevive alguna capacidad del crimen transnacional que alimenta a grupos armados a lado y lado de la frontera. En este caso es importante resaltar algunos reportes de prensa que llaman la atención sobre la aparición de células de Sendero Luminoso en el departamento de Loreto asociados al narcotráfico y la siempre latente posibilidad de una adaptación de las FARC a las nuevas condiciones impuestas por el Estado. En ese sentido, uno de los elementos más preocupantes es la proliferación de chagras de coca tanto en la orilla sur como en la norte del río Putumayo desde Puerto Leguizamo hasta Puerto Arica. La proliferación de cultivos entre la selva cercana garantiza la existencia de cocinas de procesamiento y quizás laboratorios que son atendidos por precursores químicos traídos desde Perú, dado que la vía usual para el abastecimiento, el río Putumayo, es uno de los puntos más reforzados por la infantería de Marina colombiana en el propio Puerto Leguizamo. Esta realidad puede contrastar con el arduo trabajo coordinado que hacen las armadas de los dos países en el marco del acuerdo de interoperabilidad a lo ancho y largo de la frontera. Sin embargo, el punto crítico hoy en día puede no ser el río Putumayo, sino el Napo que garantiza el acceso a Iquitos a traves de los embarcaderos de Pantoja, Puerto Arica y el Zapote -además de 20 pequeños poblados-. Al respecto, los traficantes podrían estar articulando el Napo y el Putumayo a traves de las trochas existentes en esos tres puntos. Esto precisamente, es lo que hace que la zona de influencia fronteriza en el Perú se extienda 150 kms hacia su interior. En lo que no puede haber duda es que el narcotráfico esta vivo en esta zona, como lo demuestran las casi 3500 hectáreas de coca sembradas en la zona de acuerdo con información que habría recolectado el Ejército peruano8. Adicionalmente, la guerrilla de las Farc ha convertido a Chiribiquete - ubicada a tan solo 100 kms del límite territorial- en una de las zonas de repliegue de sus unidades, lo que convierte a la frontera con Perú en un objetivo deseable de alcanzar con el fin de reemplazar algunas líneas logísticas bloqueadas desde la frontera con Brasil, con Ecuador y el centro del país. 8 “El acopiador de las FARC”. Revista Caretas. Abril 9 de 2008. 21 Los indicadores de seguridad señalan que en la frontera Colombia-Perú el lugar donde más acciones violentas han ocurrido durante el periodo 2000 - 2007 es Puerto Leguizamo en el extremo occidental con 53 acciones. Entre 2003 y 2007 la media de acciones violentas en los 1.626 kilómetros de frontera es de 15 hechos por año, siendo el homicidio el de mayor incidencia con poco más de 8 muertes violentas al año. Estos no registran un autor conocido. Puerto Leguizamo es el único sector en el que tienen incidencia las tres acciones violentas más recurrentes en la zona (homicidio, ataque y secuestro), siendo el secuestro la de menor impacto con tan solo 1 caso en el 2001. Sobre Puerto Leguizamo es necesario decir que su dinámica de violencia está muy asociada a la situación del departamento del Putumayo, ubicado en su gran mayoría sobre la frontera con Ecuador, y a la respuesta del grupo guerrillero a la intensificación de la operatividad militar en Caquetá y el Putumayo. Prueba de esto es que la totalidad de los ataques realizados por las FARC en la región estuvieron dirigidos a la Fuerza Pública, siendo el año 2006 el de mayor incidencia. Acciones violentas en la Frontera Colombia - Perú Periodo 2000 – 2007 Departamento Homicidio Amazonas Amazonas Amazonas Amazonas Amazonas Amazonas Putumayo Ataques Amazonas Amazonas Amazonas Putumayo Secuestro Putumayo Total Municipio 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 Total Tarapacá Puerto Nariño Puerto Arica (CD) La Chorrera (CD) El Encanto (CD) Puerto Alegría (CD) Puerto Leguizamo 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 3 0 0 0 0 11 3 0 0 0 0 0 4 0 0 1 0 2 0 11 2 1 0 0 0 2 9 1 0 0 0 1 0 8 7 4 1 0 3 2 43 El Encanto Puerto Nariño Leticia Puerto Leguizamo 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1 2 0 1 1 1 0 0 0 5 1 0 2 0 1 1 5 Puerto Leguizamo 0 1 0 0 0 0 0 0 1 0 2 0 16 10 17 19 13 77 9 Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia. En lo que concierne a la iniciativa de la Fuerza Pública, durante el periodo 20002007 se desarrollaron en la zona contigua a la frontera 34 operaciones, de las cuales solo una fue contra grupos paramilitares, en el área de Puerto Leguizamo. Precisamente es ésta localidad la que presenta mayor actividad 22 militar, concentrando 22 de las 34 acciones del periodo. Es de resaltar que durante el año 2007 no se reportaron acciones militares ofensivas a lo largo del río Putumayo, ni en el trapecio amazónico. Acciones de la Fuerza Pública en la Frontera Colombia-Perú Periodo 2000 – 2007 Departamento Municipio 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 Total Combates Amazonas Leticia 0 0 0 0 2 0 2 0 4 Amazonas Puerto Arica (CD) 0 0 0 2 0 0 2 0 4 Amazonas El Encanto 0 0 0 0 0 1 1 0 2 Amazonas Puerto Alegría (CD) 0 0 0 0 1 0 1 0 2 Putumayo Puerto Leguizamo 0 3 1 1 5 2 4 6 22 Total 0 3 1 3 8 3 10 6 34 Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia. 23