Medicina Materno-Fetal PARTO DEL GRAN PREMATURO. VÍAS Y TÉCNICA Aguilar Romero, MT; Pérez Herrezuelo, I; Malde Conde, J; Moreno Martínez, MD; Bautista Gómez, J; Puertas Prieto, A INTRODUCCIÓN El parto prematuro es la causa principal de morbi-mortalidad neonatal. En la última decada, los avances en la medicina perinatal y los cuidados neonatales han propiciado un incremento de las tasas de supervivencia en los recién nacidos prematuros. Sin embargo, la tasa de morbilidad a largo plazo ha permanecido estable e incluso se ha visto incrementada debido en parte a la mejora de las tasas de supervivencia. En el resultado perinatal de los recién nacidos prematuros influyen múltiples variables: las condiciones prenatales, el manejo intraparto y los cuidados en las primeras horas de vida son determinantes en el pronóstico a corto y a largo plazo 1. Entre los principales factores destacan las semanas de gestación y el peso al nacer. Por ello se deben distinguir entre dos entidades, los grandes prematuros, por debajo de las 32 semanas de gestación y los prematuros extremos, por debajo de las 28 semanas. El límite inferior más adecuado para considerar un feto como viable se ha establecido alrededor de las 24 semanas o un peso fetal mayor de 500 gramos. La especialización e infraestructura hospitalaria también influye en los resultados perinatales en recién nacidos prematuros. Estudios epidemiológicos sugieren que la mortalidad por debajo de las 32 semanas disminuye si el parto es atendido en un centro con disponibilidad de atención perinatal especializada. Por otro lado, el papel de la vía del parto y del trabajo de parto en la morbilidad y/o mortalidad perinatal es motivo de controversia 1-3 . El argumento de que la cesárea electiva disminuye el riesgo de morbi-mortalidad neonatal a largo plazo se opone al argumento de que la práctica de una cesárea electiva conlleva un aumento de la morbilidad materna. Existen pocos estudios que comparen de forma randomizada la vía abdominal versus el parto vaginal en los casos de fetos prematuros. Además, la evidencia científica disponible no apoya la recomendación de la práctica rutinaria de cesárea con la finalidad de mejorar la supervivencia o disminuir la morbilidad en los prematuros extremos 4-5. 1 Actualización Obstetricia y Ginecología 2010 En este capítulo analizaremos los datos existentes en la literatura acerca de la influencia de la vía del parto en los resultados perinatales en diversos grupos de fetos prematuros: en presentación de vértice, en presentación podálica y en gestaciones múltiples. Expondremos la dificultad en decidir el modo de finalizar cuando el parto es inminente, el impacto sobre la morbilidad materna, así como la importancia de las distintas técnicas quirúrgicas que se pueden llevar a cabo en caso de cesárea. VÍA DEL PARTO EN PRESENTACIÓN DE VÉRTICE Las decisiones tomadas en el parto del feto de muy bajo peso, tienen, al igual que en el feto a término, el objetivo de evitar la acidosis y el trauma del parto. Las propuestas para realizar cesárea de rutina en estos fetos se basan en la hipótesis de que evitando el trabajo de parto y la vía vaginal, debería mejorarse la superviviencia al reducir la hipoxia fetal, el trauma intracraneal y la hemorragia intraventricular (HIV). No obstante, para los fetos en presentación de vértice, esta hipótesis no ha sido demostrada por la mayoría de estudios pues son trabajos retrospectivos con dudosa validez científica. Algunos de estos trabajos han concluído que la cesárea estaría indicada entre las 26ª-31ª semanas de gestación en fetos pretérmino en presentación cefálica 6. Sin embargo, otros no han demostrado que la vía del parto influya en el resultado prenatal 1 . Kitchen y cols1. evaluaron 326 recién nacidos prematuros entre las 24-28 semanas de gestación con relación a la vía del parto y el resultado neonatal a los dos años. La supervivencia a los dos años fue del 52,8%. El 67,2% de supervivencia se observó entre los nacidos por vía abdominal comparado con el 50,9% de los niños que nacieron vía vaginal. La diferencia no fue estadísticamente significativa. Además, esta tendencia favorable hacia la cesárea no se confirmó después de realizar un análisis teniendo en cuenta los factores de confusión. En el estudio de Wylie y cols 3 se incluyeron 2466 recién nacidos con pesos <1500 gramos (g) en presentación cefálica, de los cuales 1250 nacieron por vía vaginal. Los fetos que fueron sometidos a trabajo de parto mostraron una tendencia a un mayor riesgo de presentar leucomalacia periventricular, muerte neonatal o parálisis cerebral, aunque no se alcanzó la significación estadística. Al comparar la relación de cualquiera de dichos parámetros con la vía del parto no se encontraron diferencias entre ninguno de los grupos de los recién nacidos. Por tanto, concluyeron que la cesárea no aumenta la supervivencia en fetos de muy bajo peso en presentación 2 Medicina Materno-Fetal cefálica. Conclusión similar a la expuesta por Hogberg y cols 2. en una reciente publicación, donde se comparó el parto vaginal frente a la vía abdominal en casos de presentaciones de vértice no complicada en 2094 prematuros entre las 23-27+6 semanas de gestación (OR: 0.92, 95% CI, 0.41-2.06). La última revisión Cochrane 4, que trata de esta cuestión, solo evalúa seis estudios randomizados que incluyeron un total de 122 gestantes. La mayoría de los fetos no estaban en presentacion cefálica y uno de cada seis fetos no nació mediante la vía asignada. Además, en dicha revisión 4 los datos eran escasos para evidenciar discrepancias en la incidencia de morbilidad neonatal, test de Apgar, necesidad de intubación, ingreso en la unidad de cuidados intensivos o infección neonatal. No hubo diferencias entre los hallazgos de la exploración ecográfica postnatal. El seguimiento de los recién nacidos se llevó a cabo en pocos casos; y en aquellos en los que se produjo, se observó que un 21,05% (8/38) en el grupo de cesárea electiva padecían secuelas a largo plazo versus a un 25,8% (8/31) en el grupo de parto espontáneo. Los resultados de este trabajo de revisión son difíciles de interpretar dado el escaso número de participantes incluídas en cada una de las ramas. Concluyeron los autores que no existen pruebas suficientes para evaluar el uso de una política de cesárea electiva en fetos pequeños, ya que los resultados obtenidos se inclinan a que la morbilidad y/o mortalidad perinatal no mejora con la práctica de una cesárea electiva y en cambio si demuestran un aumento de la morbilidad materna de forma clara. Se requerirían estudios randomizados multicéntricos 4 que incluyeran un gran número de pacientes para demostrar una posible mejora en la morbi-mortalidad neonatal con la práctica de cesárea que justificase el incremento de la morbilidad materna. Ademas, el estudio reveló diferencias estadísticamente significativas en los resultados de morbilidad materna entre los dos grupos. El riesgo de complicaciones maternas fue significativamente superior en el grupo en el que se practicó cesárea electiva (OR 6.44, 95% CI, 1.48-27.89). Existe aun gran controversia acerca del papel del trabajo de parto y la vía de finalización del mismo en la presencia de daño neurológico y parálisis cerebral del recién nacido de bajo peso 1,5 . La hemorragia periventricular es el hallazgo ecográfico más extensamente estudiado en relación con ciertos factores obstétricos. Sin embargo, la mayoría de trabajos publicados no se diseñaron para evaluar el efecto de la vía del parto en dicho resultado neonatal. Levinton y cols.1, publicaron que los fetos por debajo de 1500 g, con parto vaginal tenían un mayor riesgo de HIV en comparación con los fetos nacidos mediante 3 Actualización Obstetricia y Ginecología 2010 cesárea (OR: 2.5, 95% CI, 1.4-3.3). Entre los fetos con parto vaginal el riesgo de HIV se incrementaba en un 39% si el trabajo de parto duraba más de 12 horas. En los nacidos por vía abdominal, la presencia de trabajo de parto previo a la práctica de cesárea comportó un incremento del riesgo en un 50%. Entre las indicaciones de cesárea electiva, la única que se asoció a un aumento del riesgo de HIV fue el diagnóstico de corioamnionitis. Otro estudio posterior también sugirió que el riesgo de HIV aumenta en los fetos sometidos a trabajo de parto independientemente de la vía del parto. Posteriormente, Hansen y Levinton 1 estudiaron la implicación del trabajo de parto, el intervalo entre la rotura de membranas y el parto, y la vía del parto de forma prospectiva en el riesgo de presentar alteraciones en la ecografía cerebral postnatal. Este trabajo incluyó un total de 1607 recién nacidos entre los 500 y 1500 g. El riesgo de presentar cualquiera de estos hallazgos se incrementó conforme menor era la edad gestacional y el peso al nacer. Estos autores corroboraron que la probabilidad de HIV aumentaba en los casos con parto por vía vaginal y de forma proporcional con el tiempo de trabajo de parto. Sin embargo, el parto vaginal, en el análisis multivariable, no se asoció con un aumento del riesgo de leucomalacia periventricular. De ese modo, Qiu y cols 7. evaluaron la relación entre la presencia o no de trabajo de parto y el tipo de parto con la incidencia de muerte neonatal, la presencia de secuelas neurológicas objetivadas en la ecografía neonatal y la prevalencia de parálisis cerebral a los dos años de seguimiento en 982 recién nacidos entre los 500 y 2000 g con más de 26 semanas de gestación. La actividad de parto se asoció con un incremento significativo de presencia de alteraciones en ultrasonografía cerebral, básicamente con leucomalacia periventricular y dilatación ventricular (OR: 2,3; CI 95%, 1.2-4.5). El trabajo de parto, aunque se relacionó con la presencia de HIV, muerte neonatal o parálisis cerebral, las diferencias no alcanzaron la significación estadística. En el caso de corioamnionitis, se observó un incremento significativo del riesgo de leucomalacia periventricular y muerte neonatal. La vía del parto en sí no se correlacionó con ninguno de los parámetros evaluados. Conclusión similar a la publicada por otros estudios que no han podido demostrar que la práctica de una cesárea disminuya el riesgo de muerte neonatal o de alteraciones en el desarrollo neurológico en los fetos de bajo peso 1,5,7. La presencia de resultados no consistentes se debe a la dificultad de controlar los múltiples factores de confusión y a la dificultad de llevar a cabo un estudio prospectivo randomizado comparando el parto por vía vaginal y/o abdominal 5. La evidencia existente en la literatura muestra que es el trabajo de parto en sí mismo y no 4 Medicina Materno-Fetal la vía del parto el factor principal asociado al riesgo de secuelas neurológicas1. Probablemente el trabajo de parto actúe como un factor de confusión de la verdadera causa que conlleva un aumento del riesgo de daño neurológico. La política de ofrecer cesárea electiva en mujeres con clínica de parto prematuro en la fase latente1,5 de parto es improbable que muestre ser una medida efectiva para disminuir la incidencia de daño neurológico neonatal. Es muy difícil predecir aquellas mujeres que realmente evolucionarán hacia la fase activa de parto, por ello con dicha actitud se aumentaría la tasa de prematuridad además del conocido incremento de la morbilidad materna (mayor riesgo de hemorragia, placenta previa, acretismo placentario, rotura uterina, histerectomía postparto,…). Una circunstancia especial es el caso de los prematuros extremos con Crecimiento Intrauterino Retardado (CIR) 3,5 . No hay aún suficiente evidencia científica que avale la realización de cesárea electiva en estos fetos con la finalidad de mejorar la supervivencia neonatal. En esta circunstancia, la vía abdominal está indicada en el supuesto de alteraciones en el registro cardiotocográfico y/o en aquellas situaciones en las que el estado fetal no es tranquilizador. Por tanto, los datos disponibles no justifican la recomendación de cesárea en el gran prematuro en presentación cefálica. No hay evidencia que la cesárea de rutina mejore los resultados neonatales en el gran prematuro con o sin CIR 5. VÍA DEL PARTO EN PRESENTACIÓN PODÁLICA Tras la publicación del estudio randomizado sobre el resultado perinatal en el parto de nalgas a término (Term Breech Trial), el concenso general es el de indicar la finalización mediante cesárea electiva en el caso de gestantes a término. Dicho trabajo demostró que la cesárea programada disminuía el riesgo de complicaciones fetales respecto al parto vaginal, que aumentó significativamente el riesgo de muerte neonatal y la tasa de morbilidad perinatal. No hubo diferencias significativas en términos de morbi-mortalidad materna. Sin embargo, el tipo de parto en los fetos en presentación de nalgas pretérmino aún está por esclarecer. Existen algunos estudios, la mayoría retrospectivos de cohortes, publicados en la literatura con resultados no consistentes1,8. Main y cols 9. evaluaron la vía del parto en 240 partos prematuros con presentación podálica por debajo de los 1500 g. La tasa de mortalidad en los fetos que finalizaron por vía vaginal fue superior a la de aquellos en los que se realizó mediante 5 Actualización Obstetricia y Ginecología 2010 cesárea, 58% vs 29% (p<0,001). No hubo diferencias en el test de Apgar ni incidencia de HIV entre los supervivientes según la vía del parto. Otro estudio retrospectivo 10 incluyó 88 prematuros en podálica, de los que 62,5% nació por vía vaginal. La tasa de mortalidad fue menor en el grupo al que se le practicó cesárea electiva. Un 7,3% y un 4,5% de los partos vaginales presentaron atrapamiento de polo cefálico o prolapso de cordón, respectivamente. Complicaciones que ocasionaron dos casos de muerte neonatal y tres casos de asfixia. Por otro lado, algunas publicaciones no han demostrado diferencias en la supervivencia neonatal entre las dos vías del parto 1,5 . Wolf y cols 11 . analizaron los resultados entre los dos tipos de práctica establecida en dos centros de atención terciaria: parto vaginal planificado frente a cesárea electiva. Se incluyeron un total de 467 fetos en presentación podálica entre las 26ª y las 31 semanas de gestación. En el primero de ellos un 17% de los casos requirió cesárea por pérdida de bienestar fetal, prolapso de cordón, corioamnionitis o ausencia de progresión. En el hospital con protocolo de vía abdominal, un 13% de los partos progresó de forma rápida hacia parto vaginal. No hubo diferencias entre las vías de parto en las secuelas neurológicas a largo plazo (OR: 1.5, 95% CI, 0.6-3.9). Tampoco se alcanzó la significación estadística en la tasa de mortalidad, infecciones neonatales o distrés respiratorio. Sin embargo, la morbilidad materna fue más alta en el centro con protocolo de cesárea en los partos de nalgas. Siguiendo el mismo esquema que el estudio anterior, Kayem y cols 12 . compararon la tasa de mortalidad perinatal en fetos (n:169) en presentación de nalgas entre la 26ª y la 29+6 semanas de gestación en tres centros hospitalarios con política de parto diferente (parto vaginal planificado versus cesárea electiva). La incidencia de muerte neonatal era similar en ambos grupos (10,7% vs 7,1%; p: 0.4). Por tanto, los factores relacionados de manera independiente con la mortandad perinatal fueron: el atrapamiento de la cabeza (OR: 7.2, 95% CI, 1.7-29.8), la rotura prematura de membranas pretérmino (<24 semanas) (OR: 13.3, 95% CI, 2.8-63) y la edad gestacional comprendida entre las 26 y las 27+6 semanas (OR: 4.7, 95% CI, 1.2-18.5). Concluyeron que la mortalidad neonatal no se relacionó con el modo de planificar el parto. Obtener conclusiones acerca de la vía del parto basándose en los estudios retrospectivos que existen en la literatura es difícil, ya que numerosos factores de confusión pueden influir en los resultados 1,5 . Idealmente, debería conducirse un estudio randomizado que incluyera un número suficiente de casos para evaluar las 6 Medicina Materno-Fetal diferencias en las dos vías del parto. En ausencia de este tipo de trabajos, los comparativos retrospectivos son la base para intentar situar los beneficios de un posible cambio en la práctica clínica. El parto de nalgas presenta una serie de complicaciones como son la dificultad para extraer la cabeza última o el prolapso de cordón, además de atribuirse más riesgo de secuelas neurológicas. La realización de una cesárea también implica una serie de problemas en la presentación podálica; se han descrito entre otras, dificultades en la extracción del polo cefálico y la ampliación de la incisión uterina o incluso la práctica de una incisión en T 8. Sin embargo, la evidencia que existe en la literatura no permite obtener conclusiones acerca de esta importante decisión clínica, más aun tras el trial sobre el parto de nalgas a término1. Resultados que son difíciles de extrapolar en el caso de parto pretérmino, ya que los pesos fetales son muy diferentes así como los factores que intervienen en los resultados perinatales, pues la prematuridad en sí misma contribuye a la aparición de secuelas neurológicas. PREMATURIDAD Y GESTACIÓN MÚLTIPLE La incidencia de gestaciones múltiples se calcula en el 1% del total de embarazos, aunque han aumentado de forma considerable en los últimos años debido a la reproduccion asistida. A pesar ello, los resultados de los partos múltiples son responsables del 10% de la mortalidad perinatal. El bajo peso al nacer y la prematuridad son las principales causas de alto riesgo de complicaciones que presentan este tipo de gestaciones. En el caso de partos gemelares por debajo de las 32 semanas o con peso fetal estimado por debajo de los 1500 g, se dispone de escasos datos en la literatura. Si el primer gemelo se encuentra en presentación podálica, existe mayor concenso en que el riesgo de la vía vaginal podría ser alto. Un estudio 1 retrospectivo con fetos por debajo de 32 semanas en los que el primer feto estaba en presentación de nalgas, mostró que la probabilidad de test de Apgar bajo al nacer fue significativamente más alto en el grupo con parto vaginal (p: 0.008, OR: 2.4, 95% CI, 1.2-4.7), al igual que el riesgo de muerte neonatal (p<0.001, OR: 9.5, 95% CI, 4- 23.4). En los casos de presentación del primer gemelo de vértex no existe consenso sobre la mejor vía del parto. El American College of Obstetricians and Gynaecologist (ACOG) 1 determinó en 1999 que el parto vaginal es la vía de elección en las gestaciones gemelares con presentación de vértice de ambos fetos, a no ser que presenten algun tipo de contraindicación específica. El parto vaginal en la presentación 7 Actualización Obstetricia y Ginecología 2010 vértex/vértex está indicado por encima de las 33 semanas o un peso fetal estimado mayor de 1500 g, aunque el tipo de parto en el caso de los fetos < 33 semanas o con pesos < 1500 g es aún controvertido. La mejor conducta en los partos de presentación vértex/no vértex es aún objeto de discusión, ya que no se dispone de suficientes datos en la literatura para recomendar una de las dos vías del parto. Otra de las recomendaciones del ACOG es la de practicar una cesáea si el primer feto se presenta en podálica, ya que los resultados del parto vaginal están poco documentados y se debe evitar la posibilidad de que se produzca un engatillamiento de las cabezas fetales cuando el primer feto está en cefálica. En resumen, la vía del parto en las gestaciones gemelares es aún una cuestión por resolver y en la que una vez más, influyen múltiples variables maternas y fetales. NUESTROS RESULTADOS EN EL GRAN PREMATURO (2003-2008) En el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada en el período comprendido entre Enero 2003-Diciembre 2008, se ha llevado a cabo un estudio retrospectivo de 228 recién nacidos prematuros de menos de 1500 g. El objetivo era comparar los resultados perinatales en los fetos pretérmino según la vía del parto, obteniéndose dos grupos en función del modo de finalización: cesárea (grupo I) vs parto vaginal (grupo II). Resultados: La tasa de prematuridad fue de 1,6%. Un 54,4% (n: 124) nació mediante cesárea y un 45,6% (n: 104) por parto vaginal. Las indicaciones de cesárea fueron: interés fetal (23,38%; n: 29), presentación podálica (33,06%; n: 41), CIR (14,51%; n: 18) y otras (29,03%; n: 36). La cesárea fue electiva en 85 casos (68,55%). En el parto vaginal 91 recién nacidos se encontraban en presentación cefálica (87,5%) y 13 (12,5%) en podálica. Con respecto a los resultados perinatales no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos con respecto al índice de Apgar al minuto (5,7±2,2 vs 5,98±2,4; p: 0,36) y a los 5 minutos (7,6±1,6 vs 7,3±1,9; p: 0,32). Sin embargo, se alcanzó la significación estadística en la edad gestacional (211,8±1,62 vs 201,04±31,05); p<0,001) y en el peso al nacer (1252,8±259,8 vs 1004,6±349; p<0,001). Por último, reseñar que la tasa de complicaciones postparto fue mayor en el grupo que utilizó la vía abdominal. 8 Medicina Materno-Fetal TÉCNICAS QUIRÚRGICAS A SEGUIR La cesárea es una intervención quirúrgica abdominal frecuente. Las técnicas utilizadas en la misma varían según la situación clínica y la preferencia del cirujano. Incisiones abdominales Se han utilizado diversas incisiones abdominales para el parto por cesárea. Éstas incluyen: las verticales (línea media y paramediana) y las transversas (Pfannenstiel, Maylard, Cherney, Joel-Cohen). - Las incisiones transversales no sólo producen buenos resultados estéticos, sino que también son menos dolorosas. Sin embargo, poseen ciertas desventajas: existencia de sangrado relativo, creación de espacios muertos y sección de fibras nerviosas. Mathai y cols 13 . compararon las distintas incisiones quirúrgicas abdominales para la cesárea. Concluyeron que la incisión de Joel-Cohen muestra mejores resultados que la de Pfannenstiel en cuanto a menos dolor postoperatorio, menor pérdida sanguínea, menos frecuencia de fiebre, menor tiempo de cirugía así como una estancia hospitalaria más corta. Sin embargo, no se evaluaron los posibles problemas a largo plazo asociados. - La incisión en la línea media es más rápida, fácil de realizar y relativamente avascular. Se suelen utilizar en casos de sufrimiento fetal agudo, prolapso de cordón, incisión previa y obesidad, entre otras. Incisión sobre pared uterina 14 - La incisión uterina transversa (de lado a lado) en el segmento inferior es ampliamente utilizada en la práctica obstétrica actual. Esta incisión ha sido favorecida porque el segmento uterino inferior está menos vascularizado que el cuerpo del útero y es más fácil de reparar. Lo cual da lugar a una reducción de las complicaciones operatorias, especialmente la hemorragia, y también a una disminución de la morbilidad. Se relacionan con una menor incidencia de deshicencia o rotura uterina en los embarazos posteriores. - El uso de una incisión uterina vertical baja se ha recomendado en ciertas situaciones clínicas, en particular, en el parto del feto prematuro; donde el segmento uterino inferior puede estar formado de manera deficiente y la incisión longitudinal podría facilitar el parto reduciendo el 9 Actualización Obstetricia y Ginecología 2010 traumatismo fetal durante el mismo con un mejor acceso quirúrgico. Se puede realizar en caso de malformaciones fetales, leiomatosis uterina o cáncer de cérvix. - La incisión uterina clásica, menos frecuente, incluye una incisión vertical (corte de arriba abajo) en la parte superior del cuerpo del útero. Se suele realizar cuando el feto esta en situación transversa, en caso de prematuridad extrema en presentación diferente a la de vértice o placenta previa anterior. Se correlaciona con mayor riesgo de sangrado y requiere un cierre uterino en tres capas. - En ocasiones, durante la intervención, al realizar una incisión uterina transversa es necesario extender la incisión para obtener un mejor acceso quirúrgico o facilitar el parto del feto. En estas situaciones, es posible ampliarla verticalmente en la línea media hacia el segmento superior del útero y formar una incisión en forma de T invertida (de cabeza). Alternativamente, la incisión se puede extener verticalmente desde el final de la sección transversa para formar una incisión en forma de J. Las lesiones que pueden ocurrir en el feto durante el nacimiento por una cesárea traumática incluyen fracturas, daño nervioso periférico, lesión de la médula espinal y hematoma subdural. Cualquier reducción potencial durante el parto se debe equilibrar con el aumento potencial de la morbilidad materna, como la pérdida de sangre operatoria y las complicaciones postcirugía 14. En particular, es necesario considerar el modo de parto en los embarazos posteriores 1,5,13,14 . La rotura uterina es un riesgo importante durante un embarazo o un trabajo de parto posterior. Las estimaciones señalan que aparece entre el 4-9% para la incisión clásica durante la cesárea (cuerpo uterino, línea media); del 4-9% en las incisiones en forma de T invertida; del 1 7% para las verticales en el segmento uterino inferior; y el 0,2-1,5% para las inciones transversales (ACOG 1999) 14 . Los factores asociados no sólo incluyen la duración del procedimiento y la pérdida hematica, sino también el dolor postoperatorio, el desarrollo de anemia, fiebre e infección de la herida. Además de problemas posibles de la fertilidad a más largo plazo, complicaciones en los embarazos futuros (rotura uterina) o mayores riesgos asociados con la cirugía próxima. 10 Medicina Materno-Fetal CONCLUSIONES Con las evidencias científicas disponibles no se puede sostener la recomendación de parto mediante cesárea para mejorar la supervivencia o disminuir la morbilidad en fetos muy prematuros en presentación cefálica. Aunque hay más datos a favor de realizar cesárea en el gran pretérmino en presentación podálica, tampoco hay evidencias suficientes para justificar este proceder. No se sabe si el hipotético beneficio de la cesárea electiva podría superar los riesgos maternos asociados. El incremento de morbilidad y mortalidad derivado de la cirugía vía abdominal para la gestación actual y las futuras no hacen de este procedimiento una opción recomendable. BIBLIOGRAFIA 1. Llurba Olive E, Cabero Roura L. Asistencia al parto prematuro. En: Cabero Roura L, editor. Parto Prematuro. 1ªed. 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