“AMOR SUPREMO” Tanto la naturaleza como la revelación dan testimonio del amor de Dios. Nuestro padre celestial es la fuente de vida, sabiduría y gozo. Observa las maravillas y bellezas de la naturaleza. Piensa en su prodigiosa adaptación a las necesidades y a la felicidad, no solamente de cada ser humano, sino de todos los seres vivientes. La luz del sol y la lluvia que alegran y refrescan la tierra; los montes, los mares y las praderas, todos nos hablan del amor del creador. Dios es el que suple las necesidades diarias de todas sus creaturas. El salmista lo dijo con estas bellas palabras: “Los ojos de todos se posan en ti, y a su tiempo les das su alimento. Abres la mano y sacias con tus favores a todo ser viviente”. Dios hizo al hombre perfectamente santo y feliz. La hermosa tierra no tenía, al salir de la mano del creador, mancha decadencia, ni sombre de maldición. “Dios es amor está escrito en cada capullo de flor que se abre, en cada tallo de la naciente hierba. Los hermosos pájaros que llenan el aire de melodías con sus preciosos cantos, las flores exquisitamente matizadas que en su perfección perfuman el ambiente, los grandes árboles del bosque con su de hacer felices a sus hijos. El hijo de Dios descendió del cielo para revelar al Padre. “A dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es de Dios y que vive para conocer”. Jesús no suprimía una palabra de la verdad, pero siempre la expresaba con amor. Jesús vivió, sufrió y murió para redimirnos. Se hizo “Varón de valores” para que nosotros fuésemos hechos participantes del gozo eterno. De tal manera te amaba mi Padre, que me ama tanto más por que di mi vida para redimirte. Jesús es nuestro ejemplo a seguir pues siempre se mostro humilde, hablaba con la verdad, nunca fue severo, hiriente, no le agrado la hipocresía ni la iniquidad, siempre preocupado por los seres humanos, fue abnegado y digno de ser el hijo de Dios; aunque sufrió vergüenza, insultos, humillación, odio y hasta la muerte, hoy en día si somos salvos es por su gracia y por esa sangre derramada en la cruz del calvario, el puso su vida por nosotros, nadie más podía hacerlo, solo el que era y permanece puro y sin manchas. “Si el padre nos ama no es a causa de la gran propiciación porque nos ama” La humanidad tiene un enemigo quien no desea el bien e invita a los hombres hacer el mal y a mirar a Dios como un juez duro que no perdona las faltas de los hombres, Dios mando a la tierra a Jesús para demostrar al mundo lo contrario, nadie conoce a Dios pero podemos llegar a él a través de Jesús pues el intercede por nosotros ante el padre y el vino para anunciar el reino celestial, para libertar al cautivo, sanar a los enfermos y perdonar al pecador, cada una de estas acciones dan muestra de su unción, misericordia y compasión.