Todo es Química - Colombia Aprende

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Todo es Química
Conoce a Carmenza Duque, química experta en aromas y frutas, y directora del
grupo de investigación de la U. Nacional que creó el sabor del Bon Bom Bum
de Mora.
Estamos en el quinto piso del Edificio Uriel Gutiérrez, en una mesa de recibimiento de
la Vicerrectoría Académica de la Universidad Nacional. A mi lado se encuentra Carmenza
Duque.
"¿Qué se siente llamarse Carmenza Duque?" lanzó al aire la primera pregunta de la entrevista.
Esta Carmenza Duque es menuda, de ojos grandes y expresivos, ojos que delatan una
obsesión viciosa por el estudio.
"Pues que todo el mundo quiere que cante".
Reímos. Carmenza Duque trae el pelo corto y un saco clásico, tejido a mano. Es
bogotana, hija de un vendedor de pólizas y una vendedora de productos farmacéuticos.
Estudió en el Colegio de la Presentación, desde pequeña entre el grupo de las mejores
alumnas.
Me inclino a imaginar que ver a su madre llegar del trabajo con pruebas gratuitas,
folletos y catálogos médicos debieron ejercer una profunda influencia en su vida, pero me
habla de Crisólogo Camargo, su profesor de química en el colegio.
"Nunca antes lo he mencionado en público, mi mentor fue este maestro que me dio
clases en quinto y sexto de bachillerato". A Carmenza le impactó, no sólo su nombre de
elemento periódico, sino el dominio que poseía en la materia y la facilidad de transmitir sus
conocimientos.
Sus padres nunca pudieron cursar estudios superiores y siempre desearon lo mejor para
ella, pero cuando llegó el día de diligenciar el formulario de ingreso a la universidad, no tenía
la menor idea cual carrera escoger.
Hizo una lista de descarte en la que colocó las posibles profesiones, que fue tachando
hasta dejar sólo dos asignaturas: filosofía y química. La primera por las ganas de
desenmarañar el espíritu de las cosas y responder a las preguntas de su existencia en este
planeta, si se observa con detenimiento, las mismas razones por las que eligió la química.
Sus tíos pensaron que era un error. Sus primas que era una carrera muy masculina,
pocos apostaban a que se graduaría.
"¿Por qué química?", le hago la misma pregunta que le hizo medio mundo hace
cuarenta años.
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"Porque la química es todo" me contesta, con la misma frase que ha acuñado todo este
tiempo para quienes le preguntan por lo que hace.
Entró a la Universidad Nacional en 1967, en los años del pelo largo, el movimiento
estudiantil, los Beatles y las cocacolas bailables. El Departamento de Química estaba
modernizándose y agradece las enseñanzas de las profesoras Nery Mora y Rosa Guzmán.
Ya finalizando el pregrado, volvió a encontrar a Crisólogo, que dictaba "Química
Orgánica" y comenzó a investigar en el tema.
En 1972 realiza su tesis de doctorado denominada "La deshidratación del banano" en el
que estudió los procesos químicos en el apardamiento de esta fruta. Un año antes de
graduarse, había ejercido de monitora y con el diploma recibió la primera propuesta laboral,
instructor asistente en el Departamento de Química.
Desde entonces ha ejercido la docencia, sólo interrumpida un par de años por el
Doctorado que realizó en el Instituto Tecnológico de Tokyo. Carmenza había soñado desde
hace mucho tiempo con obtener la oportunidad de un diplomado en su ciencia, ya que en ese
entonces no existían en el país.
Gracias a una beca de la UNESCO llegó un buen día a la capital de Japón con una
maleta de mano. "Los primeros días fueron muy duros, me sentía como una completa
analfabeta" comenta rememorando esos tiempos en que le tocaba valerse por sí misma en una
ciudad extraña.
Vivía en un edificio con otros extranjeros y de ahí a su trabajo tomaba el tren, un
trayecto de dos horas en el día y en la noche. Las primeras semanas recibió una instrucción en
el idioma, pero su aprendizaje fue lento y acabó comunicándose en inglés con sus
compañeros. A la gente en la calle, nunca le entendió una palabra.
"No era común que las mujeres estudiaran en Japón y en ese entonces la universidad
tenía un 90% de hombres y en todo el campus, sólo habían dos baños para damas. Al
principio, tenía que cruzar media universidad, pero me cansé y me tocó utilizar los baños
masculinos".
El día que presentó la tesis, asistieron dos investigadores de la universidad John
Hopkins. Los estudiosos quedaron asombrados por su trabajo en bio orgánica, centrado en el
rompimiento de la cadena lateral del colesterol y le ofrecieron trasladarse a los EE.UU y
continuar trabajando en esa universidad.
Durante los dos años en Tokyo, Carmenza había aumentado de peso pues sólo comía
spaguettis, la única palabra que le entendían los meseros en los restaurantes. Pensó por unos
días viajar al otro extremo del planeta, pero al final, la añoranza por la tierra la hizo regresar a
su ciudad natal con la idea de hacer ciencia en Colombia.
Volvió a la Universidad Nacional y fundó un grupo de investigación, siendo la pionera
en el estudio de las sustancias bioactivas en los organismos marinos.
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En la década de los ochenta comenzó a trabajar a la vez en los aromatizantes y así el
grupo se denominó de Estudio y Aprovechamiento de Productos Marinos y Frutas de
Colombia, que actualmente lidera y por el que ha recibido en la Noche de los Mejores el
reconocimiento por Colciencias como Grupo de Excelencia (A1) 2008.
Uno de los muchos resultados del estudio de los aromas es bien conocido por los
colombianos, aunque ninguno imagina que detrás de la Bon Bom Bum se encuentra la
impronta de Carmenza Duque. Fue ella la que lideró a un grupo de 15 científicos en la
monumental tarea de hallar los aromas de las frutas, entre ellas, el de la mora.
Como resultado llegaron a una formulación que se acerca mucho a la composición del
aroma natural y por este estudio ha obtenido, como coordinadora del grupo, muchos
reconocimientos.
Carmenza Duque se pensionó en el 2006, pero sigue por pedido de las directivas,
trabajando en la Universidad.
"¿Cuál es tu próximo reto?" le preguntó, ya para finalizar la entrevista. Recibo una
sonrisa. Sus grandes ojos observan los apuntes mientras contesta sin chistar.
"Todos mis esfuerzos se concentran en preparar bien a la gente que va a sucederme,
afianzar a los que se van quedando y que algún día llevarán la conducción del grupo. Sueño
con que se siga haciendo ciencia en Colombia y que se destinen más recursos, pues en esta
labor a veces por la falta de algunos pesos se obstaculizan los procesos".
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