I3SÍ' ^^^^^^^^71% ,,.*:., ^ .--*.-*»>.í "Jíiri. S.'c'; .-»'•••:'. »"v%'; ír-Vví.y-;*:* ""^^-/iVfr.-.• Í:^--** DIABIO INDEPENDIENTE AÑO V I NUM. 1 5 4 3 PREüIOS DE SUSCKIPOION pp^üioa im LOS AKUsciüs En la Península Ü'JA PBSKTA al mes. En primera plana. l'jju hegr.sK-ta. . • íín iorcera. . . , Extranjero 7'50 PE8ETA3 'rimestre. csmuwicadoe a precios cnvenc onalos. litdacc'ion, J^timínisf ración y talleret: S. Xorenno, 1S ?•::•; P T i a r t a , . Pero, ¿quién podrá dar esta nueva Isy que se han desacreditado con su.« h e - decir, que un kilogramo de capullo cos'jchaüo y vendido boy, solo tiono chos. á los hombres? Desprestigiados para el régimen do pagubl« 355 gramos peso que tendrá Mientras los grandes poderci de la tierra confesaban su impotencia para la vida interior, quedaba la esperanza después de seco. Supue.stos francos ó pesetas 10'87 salvar al mundo de su próxima ruina; de que fu sen más «fortunados p>n los Una do laa circunstancias qu« más mientras los filósofos y los guerreros, asuntos internacionales. Declaró Silve- precio msdiodel kilogramo do capullo tlistingui'a á los ministros i^ua formau los poetas y los legisladores se oculta- la quo el aislamiento en que vivimos seco sn Ijyou td pasado mes do Marzo (i gabinete conservador era un exceso ban avergonzados entre los escombros es de fatales consecuoncia.H; proclamó tendremos que los 335 gramos vwlor íir» religiosidad, manifestada en casi de la civilización pagana, allá, desda la necesidad de concertar alianzas y real hoy do un kilogramo de capullo fresco multiplicado por las 10'87 pe.qeti-'ios los actos do su vida pública y un rincón de la Galilea, Je«Ú3 de Na- comprometióse á realizarlas. (Creyeron algunos incautos que el de tas dan ppsotas 3'61 y para la arroba zaret hablaba así á los homlires: «Minl ' i íi i , pero por mucho quo fuera su datum noTum do vobis: U t diligatis la dcga tenía talento para buscarnos pesetas 41'86, i ;ií«:< loiuporíamiento como doTotísi- invicem sicut dilexi vos, u t et vos di- buenos amigos, y husta se dijo, sin qus íii I- < aíóücos, no se podía suponer quo ligatis invicem.» el gobierno so diera mucha pri^a en A la ley de la soberbia, que es la ley desmentirlo, (¡ue teníamos á los ingleluvitra» la suficiente exaltación mística, jiara realizar prácticamente y su- de muerte, oponía Criato la l e y del sas hechos almíbcir gracias al prodigioso meollo do nu'ístro pre;?i'¡6nte del amor, única ley quo da la vida. Ayer mañana, á la hora de co'ítunifrir de todas veras una Semana de P a Poro á esta ley de amor sólo se llega Consojo, que había logrado concertar bro salió de la iglesia de Jesús, la piosión, casi tan «utíntica, como la de por los caminos de la humildad, porque con la Gran Bretaña un tratado s-ecreto 'jesióa de lo^ nazarenos morados. nuestro Redentor. «1 amor es hijo de la humildad, como por el cual nuestras provincias adyaAntes de las seis de la mañana las centes estaban á seguro, nuestros de- calles de la carrera estaban animadas Apedreado por las turbas, eecarne- la soberbia es madie del odio. Por esto, Jesucristo, que venía á rechos en Marruecos afirmados y naos- del numeroso gentíoqu.^ de la huerta cido, velipsndiado con velipendio detraer un mandato nuevo á la humani- tro comarcio de exportación beneficia- vienen á presenciar las procesiones. nigrante, el Gabinete conservador ha dad, i dar una nueva ley á la Historia, do grandemente. Todos los balcones estaban cuajados recorrido la calle de Amargura con la la escribió desde el establo de Belóa Pareció m a y bien ol dicho á cuan- de bellísimas caras, qua con el fresco ciuz del Poder sobre sus delicados hasta el monte Calvario; y deteniéndo- tos no sienten esa inconsciente angio- de la muñana, que realzaba sus colores hombros, recibiendo con paciente in- se un instante al final de su carrera fobia, que fué en pasados siglos cíiu^a y su hermosura, semejaban lindas rot:if«renc¡a, los denuestos, los imprope- para despedirse del mundo, realizó el de nuestra decadencia, y que en el pre- sas, humo iecidaa por el roció. acto más admirable de humildad que sente constituye peligro de extermiLa proiedóu como siempre, fué orrios y los más bochornosos adgetivos, registró su vida terrestre, lavando los nio nacional. Nuestra alianza con I n - denada y lucida, brillando la belleza ion que la opinión le saludaba en la piós á sus discípulos glaterra había de sernos muy prove- artística ile las esculturas del inmortal ¡.scensión al Calvario, en donde se ejechosa p(?r todos conceptos, aumjue para Salcillo, realzadas por el cuidado y el Oid ahora á Cristo explicando el sen- ello tuviáraraos necesidad de contener adorno que á los pasos, pusieron sus c i t a n los iocapaces y lo» ineptos. Según las noticias telegráficas, el tido profundo del acto quo acaba de el impulso de antipatía, como la repu- camareros. realizar. «Vosotros me llamáis maestro blicana y libiepensadora Francia ha Como siempre, ocurrieron iigerísiSr. Silrela está aquejado de enfermey Señor: y decis bien, porque lo soy». hecho para asegurar su vida, aliándole raos inoidentB.s, ocasionados por la esdad algo grave, pero que el amor á las Muchos han hablado hasta aquí á los con ol déspota y religioso zar de las trechez de algunas cnllp'S y las dificulinstituciones le impide el retirarse á la ¡meblos: muchos han usurpado el nom- Rusias; pero el viaje del r e y Eduardo tades con luchan los estantes ó llevaTida tranquila y aseguran los que bre de maestro. No hay más que un ha v o n i i o á demos rar que si el fracaso dores de papos, cuyo trabajo es realconocen al Presidente del Consejo Maestro para los hombres, y este es el político de Silvela ha sido grande en el mente muy meritorio. quo Dios ha enviado á la tierra, el que interior, su insuficienc a para las cuesLa procesión entró en la iglesia desy más aun los altos secretos de la políhabla en su propio nombre, aquel que tiones de orden exterior es absoluta. pués de las once de la mañana. tica, quo la enfermedad del Sr. Silvela señaló el dedo del Padre sobro la cumEl rey de los ingleses, al cual nos lo «« no es otra cosa, sino una estudiada de- bre del Tabor diciendo á los siglos: pintaban muy amigo y muy españoliPor la tarde á las si«tfl salió de la zado, sale de su tierra, llega á Lisboa, terminación para caer decorosamente «Ipsum audite». iglesia de San Bartolomé la procesión Sf! detiene en Gibraltar y pasa de largo Soy yo, que he venido á traer una , _y representar de una manera digna au nueva ley al mundo para constituirpor por la costa española, sin tener In ñton- del Santo Entierro, «fufl por la hora y jxipel de crucificado. olíala familia humana. La semilla del cióa de tocar en ninguno de nuestros por el eleimnto oficial qu® en ella toma Aseguran que buena parte de las orgullo y Jos gérmenes de la soberbia, puertos, demostrando con esta conduc- parte, es la mis lucida y la más severadesgracias que á Silvela le suceden han arrojados á la tierra desde las ram-is de ta desatenta que más bien está en con- mente ordenada. Rompía marcha el piquete de la t<ido cau'iadas por el abandono de V i - un árbol del Edán, no han producido tra de nosotros que con nosotros. guardia civil de caballería y la banda Era la liltima y mayor decepción que mis que rencores y odios fratricidas. Jiaverde y en este reparto de pápele? do música (\& la Brigada de Bjmberos ¿Dónde está la humanidad? No existe. podíamos esperar. para la Pasión, corresponde al Marqués S'jlo hay hombres y pueblos y castas; Y después de esto, después do llevar que dirige el Sr. Esi ada. ComisiO'-iados por la Cofra-.^ía del de Pozo-Rubio actuar de Judas, toda pero sin vínculos. á la patria la consternación y la arisrSanto Sepulcro presidían D. Rosendo quía, y despué,^ de patentizarse claraLa soberbia no puede crearlos. Y o r e z quo por unas nivelaciones de plata, Ferrán, D. Antonio Qircia Morell y mente el fracaso diplomático, ¿en qué proclamo una nueva ley: la loy del c-ntrsgó sin piedad á las iras del pueblo piensa ol Sr. Silvela que no ha presen- D. Antonio Atienzar. 3n triste y doloroea figura del Sr. Sil- amor universal. Mas el amor no oxtenPresidía el cloro «1 Vicario capitular tado ya la dimisión? derá su reinado ea la tierra, mientras vela. Si le queda un escrápulo de buen limo. Sr. Dian D. duaa Gallardo. el hombre no deponga su orgullo miEn la presidencia, en la que se veía sentido baje del castillo de su soberbia J •ato «igue, en su acongojada situa- serable. gran número de jefes y oficiales del «No es el siervo mayor que su señor, y vayase á su casa á llorar su ineptición, á su maestro, pero aun siendo su ejército, iban el Sr. Gobernador civil tuí], con la seguridad de que por mudiseípul» predilecto y depositario de ni el Apóstol mayor que el quo le enD. José Contreras, el Sr. Alcalde don vía. Si yo vuestro señor y vuestro Dios chas lágrimas que derrame, muchas Jos sacretos del Presidente del Consejo, J u a n Rubio, un teniente c ronel do me he heoho vuestro hermano y vues- más ha derramido la patria por su artillería en representíiclón de la autoí'ti nlgiKias circunstancias, apremiado tro siervo; si me ho arrodillado á vues- culpa.» ridad militar, y los concejales sonoras por <d temor de la impopularidad, h a tras plantas; si en los caminos de mi De «El Corroo» Je Valoa^ia: D. Francisco lílán Sánchez, D. Juan negado, como San Pedro, pertenecer al vida sobre la ti-rra no he encontrado Piqueras y D. Carlos Díaz. oenáeulo, quo bonitamente hacían ma- más que un establo y un taller; «os di Cerraban la marcha la gurdia munie! ejemplo con lo quo hice para quo del jjoR y capirotea con los públicos intecijiftl y labanda de miisioa del señor mi'ímo modo obréis vosotros » Mírete. r«ses hasta que sonó la hora de la exSed humildes ante vuestros hermaEl Sr. Alcalde ha rccibilo el «Bolejjiaciúu. nos y ' a n t e vuestro Dios y el amor tin de Samedi» correspondiente al 4 .Bien pronto veremos la venerable y trau.sformará la tjerri». dol corriente mes, por el cual vemos atildada figura de Silvela crucificado quo el precio de la seda en los princiDa. Luis OALPKNA. pales mercados extrangeros es como ©ntre Maura y Allende, ooconade para Aunque granadino era considerado sigue: büldón con todos sus desaciertos y con como malagueño, pues en Málaga pasó Lyón.—Las noticias recibidas de esun letrero ijií'amante que diga,—Este ta plaza, acusan para la senaana pasada la mayor parte do su vida. es Silvela, el jeíe del gobierno de Ips Se le atribuyen muchas cosas que no calma en la transaoiones, esta so veri•spañüles, crucificado por incapaz. fican en corta escala satisfaciendo sola- dijo y otras quo no ¡lensó decir jamás, Cuand» vSilvola iba mendingando la mente las pequeñas necesidades del pero su ingonio vivo, su natural despojado y su facultad perceptora del ribreva del Poder, nos las prometía muy momento. Los precios con diferencias insigni- dículo do las cosas y personas, lo confelices, y faltóle poco para aseguntr quistaron fama merecida do agudo 6 quo si le dejábamos sentarse en la P r t - fioanre son los mismos do la «omana ingenioso. BÍdencia nos díiría el oro y el moro y anterior. Se examinaba de Derecho Canónico Marsella.—El mercado de capullo La ley do la historia. He aquí lo que conseguiría que á la vuelta do pocos on Gi'pnada y le preguntaron por la decasi paralizado, habiéndose observado alios se convirtiese España en emporio invoca á cada paso nuestra crítica mofinición del|matrimonio. una pequeña corriente de demanda á de riqueza, cultura y felicidad, pues derna, buscando la verdad en el labeCarroño que no habia estudiado la de todo «lío nos soliraría para dar y buenos precios, por efecto de la esctvrinto de los hechos humanos. t*z de esistencia, pagándose á 11 fran- mateiia, lo definió á su antojo diciendo Y, en realidad, la historia tiene su vender. Llegó por segunda vez al sitial am- cos los Burgaria sqporiores; á 10'95 los que ora la unión dol hombre y la mujer para perpetuar la especio modiante El alma, que infarma los acontacj- bicionado, y la decepción ha sido ma- amarillos Liria y á 10'85 Chipre. Milán.—Muy encalmado. Precio del un pacto. inientos más trascendentales de una yor que en la primera. —¿Qué pacto ni quo niño muerto. Er. ííigar de riqueza encontramos la capullo los do la semana anterior. época, la aspiración única de los esjií' Le objetó el catedrático. Deseando complacer a muchos sedemiseria en todas p^,rtes; para fomentar rúu«, la tendencia universal de los — Mediante un parto, he querido dela cultura, reduce el presupuesto de ros que nos han manifestado deseos de pueblos... esto es la ley de la historia. A ntes de la v .nida de Cristo, el mun- Instrucción, y la felicidad nos la en- aplicar los precios actuales dol capullo cir, añadió Carroño sin inmutarse. Otra vez examinábase de Legislación do no conoció más ley que la soberbia. vía por la boca de los maussers dispa- en cualquiera de los mercados conoEila escribió sus códigos, inspiró sus radas on los calles contra infelices cidos á una cosecha supuesta aquí en Hipotecaria, materia m u y difusa y artoi-, engendró tus hóroes. Sí, solo U obreros y en los claustros de gloriosa este momento tenemos el gusto de de- complicada para un estudiante tan vivoherbia fundó aquello=t Estados sin Universidad para acallar la protesta de cirles: Es sabido quo el capullo después vo como poco aficionado al estudio. Carroño se había provisto de dos de cosechado pierdo consl antemente Montes, aquellos Imperios que ambi- indefensos estudiantes. El fracaso de Silvela y de «u consor- de 8u peso hasta Septiembre en cuyo textos voluminosos, y cada ves que el cionaron el cetro de la soberanía unite Maura ha sido el más tremendo quo mas lleg^ á un mayor grado de pérdida catedrático le haoía una pregunta, Vír al. de este estado permanece espucsto solo .pronunciaba este brevísimo discurso: Poro el Ehtado y el Dorscho y to- lK>dia es ¡«erarse. —Este autor dice una y este otra; Los hombres de la revolución do á las naturales altoraciones producida das lüK inatituf'ione.'» antiguas icformadiiS por la soberbia Ueviihün la muorte arriba han logrado auraantar el fermen- por el mejor ó peor modo de conser- y o en la duda, me abstengo. —¿Sabe V. lo que v o y creyendo?, varlo. f u fiu seno; y llegó ai día en que eo to déla revolución de abajo. exclamó el profesor después de Varias PJ iqorcado tiene establecido que un El prfigón de sus específicos ha r e persuadió el mundo que era necesaria lina nueva ley para dirigir á la huma- sultado locuacidad de claarlatáa de pla- kilogramo de capullo fresco, comer- preguntas contestadas de ose modo; nidad por los caminos de U Historia. ga, Nadie fía va »a sus palabras por- ojalmento no es mas que 33o gramos es que V I no sabe una palabra. mm DE PMN Las procesiones EL PRECIO D£ LA SEDA &09EIB8 DE GiSlEla IB LE! 8E IB , 1 pesetaí! 00'50 id. OO'IO id. CO'OS id. . línea id. id. id. —Es en lo único que están conforme-" los dos autores. Muy conocida es también la anécdota de la señorita que le presentó un álbum para que escribiera un pensamiento. Carroño estaba perplejo y la dueña del albu 1 para animarle, lo dijo. . —Ponga V. cualquier cosa; lo primero qua so le ocurra; la cuestión está en poseer pronto su firma. —Pues para tener pronto mi firma nada como un pegaré. Siendo gobernador do Cádiz se la presentó un inspector de vigilancia con unos pantalones listados excesivamente cortos. —¿Na dicen que los cañones rayados a l o u ' z m tanto?—observó Carroñó, mirando los pantalones del inspector;— pues estos no ilegitn. Por las calles de Málaga caminaba caballero sobre un mal rocín un gineto con los pantalones á media pierna; el cuerpo caiio y una mano de rienda tan Hoja que el caballo se le iba á cada paso. Carroño que lo vio venir, sujetó ol caballo por la rienda y dirigiéndose con sorna al gin«te, le dijo: —Dos pesetas á que no sabo usted á donde va. En c i t r t i ocasión le ofreció Sagasta el gobierno de Ilo-Ilo. —En habiendo guita-guita—dijoCarreño—voy yo á todas partes. En las postrimerías de D. -losé Salamanca, cuando este ilustro malagueño habia perdido su inmensa fortuna, pero con.servaba el boato de su casa, Curreño fué invitado ' á Gomer por el gran banquero. Después dol cafó. Carroño adoptó una postura de meditación, al mismo tiempo que lanzaba grandes bocanadas de humo saboreando un magnífico veguero. —¿Qué piensa V. Carroño?—le preguntó D. José al verle tan triste y silencioso. -—Estoy pensando, el dinero que le debería á V. á estas horas, si llego á conocerle hace veintsaños. Un pianista de afición muy malo, so le acercó cierto dia on Málaga, con mucho regocijo: ^ —Albricias Sr. D. Jasé; ya llegó mi dia; esta noche toco en la Filarmónica? —¿A quien? En Jas Cortes era temible para dosconcertar con sus interrupciones al adversario. Carroño que veía el gran efecto que estaba produciendo en la Cámara ol discurro del general, Casso a le imtoirani¡>ió con su famoso comentario. —¡Adiós, auibal! En las armas generales sentó m u y msl aquel pesado apóstrofo y algunos jefes y oficiales buscaron á Carreño. Cuéntase que uno de los más entusiastas do Cassola, capitán de Infantería, y ayudanta del ex ministro do la Guerra, se le acercó on la calle para pedirle una explicación: —Usted os capitán, le contestó Carroño; y quiere V . sor comandante, como o* natural; bueno, pues yo no voy al campo de batalla. Eclipse de Luna Esta noche de nuevo y media á tros de la madrugada habrá un eclipso do Luna parcial, pero que lo faltará poco para sor total. El fenómeno podrá ser observado en toda España, si no se nubla ol cielo, y ol espectáculo será de los mas curiosos é interesantes. Según las noticias astronómicas el globo lunar tocará en la penumbra de la Tierra á las 9 y 29 minutos do la noche; entrará en la nombra de la Tierra á las 10 y 35 minutos, el eclipse estará en su medio á las 12 y 13 minutos y ol último contacto con la sombra será á las 2 y 17 minutos do la madrugada. Alpetragio, describe el desarrollo del eclipse en la siguiente forma: Ya serán cerca de las diez cuando so notará que la luz de la Luna palidece, como si extendieran un velo sobre el disco lunar. Esto velo parecerá más denso ó tupido en la parte inferior y un poco á la izquierda del disco. Y tanto irá obscureciéndose, conforme paso el tiempo, por osta región, que á las diez menos cuarto una sombra casi n e gra invadirá por allí mismo la liUQa|