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DIABIO INDEPENDIENTE
AÑO V I
NUM. 1 5 4 3
PREüIOS DE SUSCKIPOION
pp^üioa im LOS AKUsciüs
En la Península Ü'JA PBSKTA al mes.
En primera plana.
l'jju hegr.sK-ta. . •
íín iorcera. . . ,
Extranjero 7'50 PE8ETA3 'rimestre.
csmuwicadoe a precios cnvenc onalos.
litdacc'ion, J^timínisf ración y talleret: S. Xorenno, 1S
?•::•; P T i a r t a ,
.
Pero, ¿quién podrá dar esta nueva Isy que se han desacreditado con su.« h e - decir, que un kilogramo de capullo
cos'jchaüo y vendido boy, solo tiono
chos.
á los hombres?
Desprestigiados para el régimen do pagubl« 355 gramos peso que tendrá
Mientras los grandes poderci de la
tierra confesaban su impotencia para la vida interior, quedaba la esperanza después de seco.
Supue.stos francos ó pesetas 10'87
salvar al mundo de su próxima ruina; de que fu sen más «fortunados p>n los
Una do laa circunstancias qu« más
mientras los filósofos y los guerreros, asuntos internacionales. Declaró Silve- precio msdiodel kilogramo do capullo
tlistingui'a á los ministros i^ua formau los poetas y los legisladores se oculta- la quo el aislamiento en que vivimos seco sn Ijyou td pasado mes do Marzo
(i gabinete conservador era un exceso ban avergonzados entre los escombros es de fatales consecuoncia.H; proclamó tendremos que los 335 gramos vwlor
íir» religiosidad, manifestada en casi de la civilización pagana, allá, desda la necesidad de concertar alianzas y real hoy do un kilogramo de capullo
fresco multiplicado por las 10'87 pe.qeti-'ios los actos do su vida pública y un rincón de la Galilea, Je«Ú3 de Na- comprometióse á realizarlas.
(Creyeron algunos incautos que el de tas dan ppsotas 3'61 y para la arroba
zaret hablaba así á los homlires: «Minl ' i íi i , pero por mucho quo fuera su
datum noTum do vobis: U t diligatis la dcga tenía talento para buscarnos pesetas 41'86,
i ;ií«:< loiuporíamiento como doTotísi- invicem sicut dilexi vos, u t et vos di- buenos amigos, y husta se dijo, sin qus
íii I- < aíóücos, no se podía suponer quo ligatis invicem.»
el gobierno so diera mucha pri^a en
A la ley de la soberbia, que es la ley desmentirlo, (¡ue teníamos á los ingleluvitra» la suficiente exaltación mística, jiara realizar prácticamente y su- de muerte, oponía Criato la l e y del sas hechos almíbcir gracias al prodigioso meollo do nu'ístro pre;?i'¡6nte del
amor, única ley quo da la vida.
Ayer mañana, á la hora de co'ítunifrir de todas veras una Semana de P a Poro á esta ley de amor sólo se llega Consojo, que había logrado concertar bro salió de la iglesia de Jesús, la piosión, casi tan «utíntica, como la de por los caminos de la humildad, porque con la Gran Bretaña un tratado s-ecreto
'jesióa de lo^ nazarenos morados.
nuestro Redentor.
«1 amor es hijo de la humildad, como por el cual nuestras provincias adyaAntes de las seis de la mañana las
centes estaban á seguro, nuestros de- calles de la carrera estaban animadas
Apedreado por las turbas, eecarne- la soberbia es madie del odio.
Por esto, Jesucristo, que venía á rechos en Marruecos afirmados y naos- del numeroso gentíoqu.^ de la huerta
cido, velipsndiado con velipendio detraer un mandato nuevo á la humani- tro comarcio de exportación beneficia- vienen á presenciar las procesiones.
nigrante, el Gabinete conservador ha
dad, i dar una nueva ley á la Historia, do grandemente.
Todos los balcones estaban cuajados
recorrido la calle de Amargura con la la escribió desde el establo de Belóa
Pareció m a y bien ol dicho á cuan- de bellísimas caras, qua con el fresco
ciuz del Poder sobre sus delicados hasta el monte Calvario; y deteniéndo- tos no sienten esa inconsciente angio- de la muñana, que realzaba sus colores
hombros, recibiendo con paciente in- se un instante al final de su carrera fobia, que fué en pasados siglos cíiu^a y su hermosura, semejaban lindas rot:if«renc¡a, los denuestos, los imprope- para despedirse del mundo, realizó el de nuestra decadencia, y que en el pre- sas, humo iecidaa por el roció.
acto más admirable de humildad que sente constituye peligro de extermiLa proiedóu como siempre, fué orrios y los más bochornosos adgetivos,
registró su vida terrestre, lavando los nio nacional. Nuestra alianza con I n - denada y lucida, brillando la belleza
ion que la opinión le saludaba en la piós á sus discípulos
glaterra había de sernos muy prove- artística ile las esculturas del inmortal
¡.scensión al Calvario, en donde se ejechosa p(?r todos conceptos, aumjue para Salcillo, realzadas por el cuidado y el
Oid ahora á Cristo explicando el sen- ello tuviáraraos necesidad de contener adorno que á los pasos, pusieron sus
c i t a n los iocapaces y lo» ineptos.
Según las noticias telegráficas, el tido profundo del acto quo acaba de el impulso de antipatía, como la repu- camareros.
realizar. «Vosotros me llamáis maestro blicana y libiepensadora Francia ha
Como siempre, ocurrieron iigerísiSr. Silrela está aquejado de enfermey Señor: y decis bien, porque lo soy». hecho para asegurar su vida, aliándole raos inoidentB.s, ocasionados por la esdad algo grave, pero que el amor á las Muchos han hablado hasta aquí á los con ol déspota y religioso zar de las
trechez de algunas cnllp'S y las dificulinstituciones le impide el retirarse á la ¡meblos: muchos han usurpado el nom- Rusias; pero el viaje del r e y Eduardo tades con luchan los estantes ó llevaTida tranquila y aseguran los que bre de maestro. No hay más que un ha v o n i i o á demos rar que si el fracaso dores de papos, cuyo trabajo es realconocen al Presidente del Consejo Maestro para los hombres, y este es el político de Silvela ha sido grande en el mente muy meritorio.
quo Dios ha enviado á la tierra, el que interior, su insuficienc a para las cuesLa procesión entró en la iglesia desy más aun los altos secretos de la políhabla en su propio nombre, aquel que tiones de orden exterior es absoluta.
pués
de las once de la mañana.
tica, quo la enfermedad del Sr. Silvela señaló el dedo del Padre sobro la cumEl rey de los ingleses, al cual nos lo
««
no es otra cosa, sino una estudiada de- bre del Tabor diciendo á los siglos: pintaban muy amigo y muy españoliPor
la
tarde
á
las
si«tfl salió de la
zado, sale de su tierra, llega á Lisboa,
terminación para caer decorosamente «Ipsum audite».
iglesia de San Bartolomé la procesión
Sf!
detiene
en
Gibraltar
y
pasa
de
largo
Soy
yo,
que
he
venido
á
traer
una
,
_y representar de una manera digna au
nueva ley al mundo para constituirpor por la costa española, sin tener In ñton- del Santo Entierro, «fufl por la hora y
jxipel de crucificado.
olíala familia humana. La semilla del cióa de tocar en ninguno de nuestros por el eleimnto oficial qu® en ella toma
Aseguran que buena parte de las orgullo y Jos gérmenes de la soberbia, puertos, demostrando con esta conduc- parte, es la mis lucida y la más severadesgracias que á Silvela le suceden han arrojados á la tierra desde las ram-is de ta desatenta que más bien está en con- mente ordenada.
Rompía marcha el piquete de la
t<ido cau'iadas por el abandono de V i - un árbol del Edán, no han producido tra de nosotros que con nosotros.
guardia
civil de caballería y la banda
Era
la
liltima
y
mayor
decepción
que
mis que rencores y odios fratricidas.
Jiaverde y en este reparto de pápele?
do música (\& la Brigada de Bjmberos
¿Dónde está la humanidad? No existe. podíamos esperar.
para la Pasión, corresponde al Marqués S'jlo hay hombres y pueblos y castas;
Y después de esto, después do llevar que dirige el Sr. Esi ada.
ComisiO'-iados por la Cofra-.^ía del
de Pozo-Rubio actuar de Judas, toda pero sin vínculos.
á la patria la consternación y la arisrSanto
Sepulcro presidían D. Rosendo
quía,
y
despué,^
de
patentizarse
claraLa
soberbia
no
puede
crearlos.
Y
o
r e z quo por unas nivelaciones de plata,
Ferrán, D. Antonio Qircia Morell y
mente
el
fracaso
diplomático,
¿en
qué
proclamo
una
nueva
ley:
la
loy
del
c-ntrsgó sin piedad á las iras del pueblo
piensa ol Sr. Silvela que no ha presen- D. Antonio Atienzar.
3n triste y doloroea figura del Sr. Sil- amor universal. Mas el amor no oxtenPresidía el cloro «1 Vicario capitular
tado
ya la dimisión?
derá su reinado ea la tierra, mientras
vela.
Si le queda un escrápulo de buen limo. Sr. Dian D. duaa Gallardo.
el hombre no deponga su orgullo miEn la presidencia, en la que se veía
sentido baje del castillo de su soberbia
J •ato «igue, en su acongojada situa- serable.
gran
número de jefes y oficiales del
«No es el siervo mayor que su señor, y vayase á su casa á llorar su ineptición, á su maestro, pero aun siendo su
ejército,
iban el Sr. Gobernador civil
tuí],
con
la
seguridad
de
que
por
mudiseípul» predilecto y depositario de ni el Apóstol mayor que el quo le enD.
José
Contreras,
el Sr. Alcalde don
vía. Si yo vuestro señor y vuestro Dios chas lágrimas que derrame, muchas
Jos sacretos del Presidente del Consejo,
J
u
a
n
Rubio,
un
teniente
c ronel do
me he heoho vuestro hermano y vues- más ha derramido la patria por su
artillería en representíiclón de la autoí'ti nlgiKias circunstancias, apremiado tro siervo; si me ho arrodillado á vues- culpa.»
ridad militar, y los concejales sonoras
por <d temor de la impopularidad, h a tras plantas; si en los caminos de mi
De «El Corroo» Je Valoa^ia:
D. Francisco lílán Sánchez, D. Juan
negado, como San Pedro, pertenecer al vida sobre la ti-rra no he encontrado
Piqueras
y D. Carlos Díaz.
oenáeulo, quo bonitamente hacían ma- más que un establo y un taller; «os di
Cerraban la marcha la gurdia munie! ejemplo con lo quo hice para quo del
jjoR y capirotea con los públicos intecijiftl y labanda de miisioa del señor
mi'ímo modo obréis vosotros »
Mírete.
r«ses hasta que sonó la hora de la exSed humildes ante vuestros hermaEl
Sr.
Alcalde
ha
rccibilo
el
«Bolejjiaciúu.
nos y ' a n t e vuestro Dios y el amor
tin de Samedi» correspondiente al 4
.Bien pronto veremos la venerable y trau.sformará la tjerri».
dol corriente mes, por el cual vemos
atildada figura de Silvela crucificado
quo el precio de la seda en los princiDa. Luis OALPKNA.
pales mercados extrangeros es como
©ntre Maura y Allende, ooconade para
Aunque granadino era considerado
sigue:
büldón con todos sus desaciertos y con
como
malagueño, pues en Málaga pasó
Lyón.—Las
noticias
recibidas
de
esun letrero ijií'amante que diga,—Este
ta plaza, acusan para la senaana pasada la mayor parte do su vida.
es Silvela, el jeíe del gobierno de Ips
Se le atribuyen muchas cosas que no
calma en la transaoiones, esta so veri•spañüles, crucificado por incapaz.
fican en corta escala satisfaciendo sola- dijo y otras quo no ¡lensó decir jamás,
Cuand» vSilvola iba mendingando la mente las pequeñas necesidades del pero su ingonio vivo, su natural despojado y su facultad perceptora del ribreva del Poder, nos las prometía muy momento.
Los precios con diferencias insigni- dículo do las cosas y personas, lo confelices, y faltóle poco para aseguntr
quistaron fama merecida do agudo 6
quo si le dejábamos sentarse en la P r t - fioanre son los mismos do la «omana
ingenioso.
BÍdencia nos díiría el oro y el moro y anterior.
Se examinaba de Derecho Canónico
Marsella.—El mercado de capullo
La ley do la historia. He aquí lo que conseguiría que á la vuelta do pocos
on
Gi'pnada y le preguntaron por la decasi
paralizado,
habiéndose
observado
alios
se
convirtiese
España
en
emporio
invoca á cada paso nuestra crítica mofinición
del|matrimonio.
una
pequeña
corriente
de
demanda
á
de
riqueza,
cultura
y
felicidad,
pues
derna, buscando la verdad en el labeCarroño que no habia estudiado la
de todo «lío nos soliraría para dar y buenos precios, por efecto de la esctvrinto de los hechos humanos.
t*z de esistencia, pagándose á 11 fran- mateiia, lo definió á su antojo diciendo
Y, en realidad, la historia tiene su vender.
Llegó por segunda vez al sitial am- cos los Burgaria sqporiores; á 10'95 los que ora la unión dol hombre y la mujer para perpetuar la especio modiante
El alma, que infarma los acontacj- bicionado, y la decepción ha sido ma- amarillos Liria y á 10'85 Chipre.
Milán.—Muy encalmado. Precio del un pacto.
inientos más trascendentales de una yor que en la primera.
—¿Qué pacto ni quo niño muerto.
Er. ííigar de riqueza encontramos la capullo los do la semana anterior.
época, la aspiración única de los esjií'
Le
objetó el catedrático.
Deseando
complacer
a
muchos
sedemiseria
en
todas
p^,rtes;
para
fomentar
rúu«, la tendencia universal de los
— Mediante un parto, he querido dela cultura, reduce el presupuesto de ros que nos han manifestado deseos de
pueblos... esto es la ley de la historia.
A ntes de la v .nida de Cristo, el mun- Instrucción, y la felicidad nos la en- aplicar los precios actuales dol capullo cir, añadió Carroño sin inmutarse.
Otra vez examinábase de Legislación
do no conoció más ley que la soberbia. vía por la boca de los maussers dispa- en cualquiera de los mercados conoEila escribió sus códigos, inspiró sus radas on los calles contra infelices cidos á una cosecha supuesta aquí en Hipotecaria, materia m u y difusa y
artoi-, engendró tus hóroes. Sí, solo U obreros y en los claustros de gloriosa este momento tenemos el gusto de de- complicada para un estudiante tan vivoherbia fundó aquello=t Estados sin Universidad para acallar la protesta de cirles: Es sabido quo el capullo después vo como poco aficionado al estudio.
Carroño se había provisto de dos
de cosechado pierdo consl antemente
Montes, aquellos Imperios que ambi- indefensos estudiantes.
El fracaso de Silvela y de «u consor- de 8u peso hasta Septiembre en cuyo textos voluminosos, y cada ves que el
cionaron el cetro de la soberanía unite Maura ha sido el más tremendo quo mas lleg^ á un mayor grado de pérdida catedrático le haoía una pregunta,
Vír al.
de este estado permanece espucsto solo .pronunciaba este brevísimo discurso:
Poro el Ehtado y el Dorscho y to- lK>dia es ¡«erarse.
—Este autor dice una y este otra;
Los hombres de la revolución do á las naturales altoraciones producida
das lüK inatituf'ione.'» antiguas icformadiiS por la soberbia Ueviihün la muorte arriba han logrado auraantar el fermen- por el mejor ó peor modo de conser- y o en la duda, me abstengo.
—¿Sabe V. lo que v o y creyendo?,
varlo.
f u fiu seno; y llegó ai día en que eo to déla revolución de abajo.
exclamó
el profesor después de Varias
PJ
iqorcado
tiene
establecido
que
un
El
prfigón
de
sus
específicos
ha
r
e
persuadió el mundo que era necesaria
lina nueva ley para dirigir á la huma- sultado locuacidad de claarlatáa de pla- kilogramo de capullo fresco, comer- preguntas contestadas de ose modo;
nidad por los caminos de U Historia. ga, Nadie fía va »a sus palabras por- ojalmento no es mas que 33o gramos es que V I no sabe una palabra.
mm
DE PMN
Las procesiones
EL PRECIO D£ LA SEDA
&09EIB8 DE GiSlEla
IB LE! 8E IB
,
1
pesetaí!
00'50 id.
OO'IO id.
CO'OS id.
.
línea
id.
id.
id.
—Es en lo único que están conforme-" los dos autores.
Muy conocida es también la anécdota de la señorita que le presentó un
álbum para que escribiera un pensamiento.
Carroño estaba perplejo y la dueña
del albu 1 para animarle, lo dijo.
. —Ponga V. cualquier cosa; lo primero qua so le ocurra; la cuestión está
en poseer pronto su firma.
—Pues para tener pronto mi firma
nada como un pegaré.
Siendo gobernador do Cádiz se la
presentó un inspector de vigilancia con
unos pantalones listados excesivamente
cortos.
—¿Na dicen que los cañones rayados
a l o u ' z m tanto?—observó Carroñó, mirando los pantalones del inspector;—
pues estos no ilegitn.
Por las calles de Málaga caminaba
caballero sobre un mal rocín un gineto
con los pantalones á media pierna; el
cuerpo caiio y una mano de rienda tan
Hoja que el caballo se le iba á cada
paso.
Carroño que lo vio venir, sujetó ol
caballo por la rienda y dirigiéndose con
sorna al gin«te, le dijo:
—Dos pesetas á que no sabo usted á
donde va.
En c i t r t i ocasión le ofreció Sagasta
el gobierno de Ilo-Ilo.
—En habiendo guita-guita—dijoCarreño—voy yo á todas partes.
En las postrimerías de D. -losé Salamanca, cuando este ilustro malagueño
habia perdido su inmensa fortuna, pero
con.servaba el boato de su casa, Curreño fué invitado ' á Gomer por el gran
banquero.
Después dol cafó. Carroño adoptó
una postura de meditación, al mismo
tiempo que lanzaba grandes bocanadas
de humo saboreando un magnífico veguero.
—¿Qué piensa V. Carroño?—le preguntó D. José al verle tan triste y
silencioso.
-—Estoy pensando, el dinero que le
debería á V. á estas horas, si llego á
conocerle hace veintsaños.
Un pianista de afición muy malo, so
le acercó cierto dia on Málaga, con
mucho regocijo:
^
—Albricias Sr. D. Jasé; ya llegó mi
dia; esta noche toco en la Filarmónica?
—¿A quien?
En Jas Cortes era temible para dosconcertar con sus interrupciones al
adversario.
Carroño que veía el gran efecto que
estaba produciendo en la Cámara ol
discurro del general, Casso a le imtoirani¡>ió con su famoso comentario.
—¡Adiós, auibal!
En las armas generales sentó m u y
msl aquel pesado apóstrofo y algunos
jefes y oficiales buscaron á Carreño.
Cuéntase que uno de los más entusiastas do Cassola, capitán de Infantería, y ayudanta del ex ministro do la
Guerra, se le acercó on la calle para
pedirle una explicación:
—Usted os capitán, le contestó Carroño; y quiere V . sor comandante,
como o* natural; bueno, pues yo no
voy al campo de batalla.
Eclipse de Luna
Esta noche de nuevo y media á tros
de la madrugada habrá un eclipso do
Luna parcial, pero que lo faltará poco
para sor total.
El fenómeno podrá ser observado en
toda España, si no se nubla ol cielo, y
ol espectáculo será de los mas curiosos
é interesantes.
Según las noticias astronómicas el
globo lunar tocará en la penumbra de
la Tierra á las 9 y 29 minutos do la noche; entrará en la nombra de la Tierra
á las 10 y 35 minutos, el eclipse estará
en su medio á las 12 y 13 minutos y ol
último contacto con la sombra será á
las 2 y 17 minutos do la madrugada.
Alpetragio, describe el desarrollo del
eclipse en la siguiente forma:
Ya serán cerca de las diez cuando so
notará que la luz de la Luna palidece,
como si extendieran un velo sobre el
disco lunar. Esto velo parecerá más
denso ó tupido en la parte inferior y
un poco á la izquierda del disco. Y tanto irá obscureciéndose, conforme paso
el tiempo, por osta región, que á las
diez menos cuarto una sombra casi n e gra invadirá por allí mismo la liUQa|
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