Expte. DI-1069/2007-8 - El Justicia de Aragón

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Expte.
DI-1069/2007-8
EXCMA. SRA. CONSEJERA DE EDUCACIÓN,
CULTURA Y DEPORTE
Avda. Gómez Laguna, 25
50009 ZARAGOZA
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Asunto: Sugerencia sobre impartición de Educación para la ciudadanía.
I. ANTECEDENTES
PRIMERO.- Tuvo entrada en esta Institución queja que quedó registrada
con el número de referencia arriba expresado.
En la misma se hace alusión a la disconformidad de un colectivo
preocupado por la educación de sus hijos con la nueva asignatura de Educación
para la Ciudadanía. En este sentido, la queja expone lo siguiente:
<< ... II. Que entendemos, y la Constitución nos ampara (art. 27 y 16), que los
padres han de elegir la formación moral y religiosa de sus hijos. Por eso, no podemos
admitir que la Administración educativa imponga una formación religiosa o moral si
los padres no la quieren para sus hijos. En este sentido, hay que hablar de la
asignatura de Educación para la Ciudadanía (en adelante, EpC).
III. Que esta asignatura impone una determinada visión moral que muchos
padres no comparten, ni quieren que se imponga a sus hijos.
Lo mejor habría sido que esta asignatura no tuviese este contenido y se
hubiera ceñido simplemente al estudio del Derecho Constitucional y Político vigentes,
no imponiendo visiones particulares sobre otros temas como moral sexual, ideología
de género, etc. De esta forma no habría sido tan controvertida.
El Consejo de Europa, ante la emigración norteafricana y la incorporación de
nuevos miembros de antiguos países del este, para paliar el desconocimiento de la
democracia que pudiera haber, ha formulado una recomendación de "educar en la
ciudadanía".
La recomendación europea es vaga y cada país le ha dado cumplimiento
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como ha creído oportuno: con contenidos sobre sus Constituciones e Instituciones, la
declaración de Derechos fundamentales y, en algún caso, las instituciones
comunitarias. Ningún padre se opondría a dar unos contenidos así.
Sin embargo, como se ha dicho más arriba, en España, a estos asuntos se le
unen otros de contenido moral y por eso se podría decir que la asignatura en nuestro
país no es homologable con las del resto de Europa. Tampoco se puede decir que
Europa nos imponga esta asignatura con este contenido.
IV. Ya que a la EpC se le ha dado un contenido que no es compartido por
todos, hubiera sido razonable que tuviera un carácter optativo.
V. Como lo anterior tampoco se ha logrado, los padres que no deseen esa
formación moral para sus hijos tienen el derecho de ejercer la objeción de conciencia
a la asignatura de EpC.
VI. La objeción de conciencia está permitida y amparada por la Constitución.
En este caso concreto, estaría perfectamente dentro de los límites admisibles, pues
no lesiona los derechos fundamentales de terceros ni el orden público.
El Tribunal Constitucional, en su sentencia STC 53/1985, de 11 de Abril,
explica que la objeción de conciencia existe y puede ser ejercida con independencia
de que se haya dictado o no regulación específica sobre la misma, ya que la
Constitución es "directamente aplicable en materia de derechos fundamentales"
como es el caso de la Libertad de conciencia (art. 16 de la CE).
VII. Que entendemos se han producido por la Administración educativa
aragonesa ataques al derecho de elegir la formación moral de sus hijos:
- Los responsables educativos aragoneses no se han pronunciado en contra
de las declaraciones de la Ministra de Educación y Ciencia, Sra. Mercedes Cabrera,
y del Secretario de Estado de Educación, Sr. Tiana, quienes han manifestado que los
alumnos que no cursen EpC no obtendrán las titulaciones. Al no manifestarse en
contra, dan como buenas estas palabras. Esto supone un obstáculo al libre ejercicio
del derecho de objeción de conciencia que la Constitución reconoce, como queda
dicho más arriba.
- Algunos centros educativos se han negado a admitir las objeciones
presentadas o han puesto trabas a su recepción.
VIII. Que la Consejera de Educación aragonesa, Eva Almunia, ha
manifestado en una reunión con centros concertados que éstos podrán adaptar los
contenidos de la EpC al propio ideario. Sin embargo, este compromiso verbal no
tiene rango jurídico y no se puede exigir su cumplimiento ante la Justicia.
Entendemos que supone más una forma de tranquilizar a los padres o de neutralizar
una posible oposición a la asignatura que se concrete en movilizaciones o en
objeciones.
IX. Por último, señalaremos alguno de los aspectos de la asignatura que
entendemos que dan una postura ideológica concreta que no todos los padres
suscriben ni quieren para sus hijos.
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Aspectos antropológicos
- No está abierta a la trascendencia, a una visión religiosa de la vida. Silencia
las tradiciones religiosas y la existencia de Dios como conformador de la ética de
muchos ciudadanos, relegando la experiencia religiosa a una experiencia interna sin
influencia en la vida social de las personas ni en la ética pública.
Esto supone que se derive de ella un laicismo radical en el que las religiones
son vistas con hostilidad y recelo, lo cual dista de posiciones centradas de "sana
laicidad" y del equilibrado arto 16 de la Constitución.
- La ideología de género, que proclama como dogma que la diferencia entre
varón y mujer, base de la familia, es una construcción cultural, de forma que no se
"nace" hombre o mujer sino que se "hace" y cada individuo, véase cada niño o joven,
ha de elegir su género. Cualquier cuestionamiento se considera "homofobia".
- No se admite la existencia de categorías como el Bien, la Verdad y la
Justicia en las que la civilización occidental se basa.
- En conclusión, la EpC impone a todos una antropología que sólo algunos
comparten.
Aspectos pedagógicos
- El profesor adquiere el papel de dinamizador del grupo y pierde autoridad.
- Los criterios de evaluación de la asignatura no son la adquisición de
conocimientos sino la observación de comportamientos de los alumnos para
comprobar que han asimilado los contenidos ideológicos de la EpC.
- Renuncia a la pedagogía del esfuerzo, la exigencia y la voluntad.
- Se introduce la asignatura en el currículo a costa del horario de otras
materias más necesarias (en el caso de la ESO: Lengua Castellana y Literatura,
Ciencias Sociales, Geografía e Historia, Lengua Extranjera o Tecnologías).
X. Que, en resumen, nos oponemos a la EpC porque la autoridad
pública no puede imponer una moral a todos: ni una supuestamente
mayoritaria, ni la católica, ni ninguna otra. Son los padres quienes tienen el
derecho de la educación de las conciencias sin más limitaciones que las
derivadas de la dignidad de la persona y del justo orden público. y la escuela
debe actuar como colaboradora de los padres...>>
Por todo lo cual, la queja solicita que se ampare a los padres en sus
derechos constitucionales y, a tal efecto, la Administración Educativa estatal y
autonómica realicen el cambio del contenido de la asignatura; en su defecto, que
ésta sea optativa y, en su caso, << dada la obligatoriedad de la asignatura con un
contenido ideológico concreto que no se suscribe, que la Administración Educativa
respete a quienes quieran acogerse a la objeción de conciencia a la asignatura de
EpC, de tal forma que no se vean inquietados por <amenazas> tales como la de que
los alumnos que no la cursen no obtendrán sus titulaciones >>.
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SEGUNDO.- Una vez examinado el expediente de queja, con fecha 17 de
julio de 2007 acordé admitirlo a trámite y con objeto de recabar información precisa al
respecto dirigí un escrito a la Consejera de Educación, Cultura y Deporte a fin de
que me indicase la postura de su Departamento en relación con las cuestiones
planteadas en el escrito de queja.
TERCERO.- En respuesta a nuestro requerimiento, la Consejera de
Educación, Cultura y Deporte nos remite un informe del siguiente tenor literal:
“En relación con el expediente de queja del Justicia de Aragón DI1069/12007-8sobre la disconformidad de un colectivo con la materia de Educación
para la ciudadanía y los derechos humanos de 3° de Educación secundaria
obligatoria, se expone:
La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, establece en su artículo 24.3:
"En uno de los tres primeros cursos todos los alumnos cursarán la materia de
Educación para la ciudadanía y los derechos humanos en la que se prestará especial
atención a la igualdad entre hombres y mujeres".
El Real Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, que establece las enseñanzas
mínimas correspondientes a la Educación secundaria obligatoria para todo el Estado,
en su artículo 4.1 y 3, determina:
- "De acuerdo con lo que establece el artículo 24.1 y 3 de la Ley Orgánica 2/2006, de
3 de mayo, de Educación, las materias de los cursos primero a tercero de la
Educación secundaria obligatoria serán las siguientes:
Ciencias de la naturaleza.
Ciencias sociales, geografia e historia.
Educación fisica.
Educación para la ciudadanía y los derechos humanos.
Educación plástica y visual.
Lengua castellana y literatura y, si la hubiere, lengua cooficial y
literatura.
Lengua extranjera.
Matemáticas.
Música.
Tecnologías".
- "En uno de los tres primeros cursos todos los alumnos cursarán la materia de
Educación para la ciudadanía y los derechos humanos, en la que se prestará
especial atención a la igualdad entre hombres y mujeres".
El Real Decreto 1631/2006, de 22 de diciembre, tiene carácter de norma básica al
amparo de las competencias que atribuye al Estado el artículo 149.1.1a y 30ª de la
Constitución española y se dicta en virtud de la habilitación que le confiere al
Gobierno el artículo 6.2 de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.
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Así mismo, el artículo 6.4 establece que se respetarán por parte de las
Administraciones educativas los aspectos básicos.
Por ello, la Orden de 9 de mayo de 2007, del Departamento de Educación, Cultura y
Deporte, por la que se aprueba el currículo de la Educación secundaria obligatoria
para su aplicación en los centros docentes de la Comunidad autónoma de Aragón,
dispone así mismo en el artículo 9.1 y 5:
"Las materias de los cursos primero a tercero de la Educación secundaria obligatoria
serán las siguientes:
Ciencias de la naturaleza.
Ciencias sociales, geografia e historia.
Educación fisica.
Educación para la ciudadanía y los derechos humanos.
Educación plástica y visual.
Lengua castellana y literatura y, si la hubiere, lengua cooficial y
literatura.
Lengua extranjera.
Matemáticas.
Música.
Segunda Lengua extranjera.
Tecnologías"
- "En tercer curso, todos los alumnos cursarán la materia de Educación para la
ciudadanía y los derechos humanos, en la que se prestará especial atención a la
igualdad entre hombres y mujeres".
Vistos los preceptos legales referidos, tanto de carácter estatal como autonómico, se
infiere que la materia de Educación para la ciudadanía y los derechos humanos es
obligatoria para todos los alumnos”.
CUARTO.-
Una vez examinada esta respuesta remitida desde la
Administración educativa, se constata que el informe alude a la normativa estatal
que regula la materia Educación para la Ciudadanía, sin explicitar cuál es la
postura del Departamento de Educación, Cultura y Deporte de la DGA acerca de
las cuestiones planteadas en el escrito de queja.
En consecuencia, considerando preciso ampliar algunos aspectos para
poder llegar a una decisión en cuanto al fondo del expediente, estimé oportuno dirigir
nuevo escrito a la Consejera de Educación, Cultura y Deporte, quien nos facilita la
ampliación de información que se reproduce seguidamente:
En relación con el expediente de queja del Justicia de Aragón DI- 1069/2007-8 el
Departamento de Educación, Cultura y Deporte le comunica lo siguiente:
La Orden de 9 de mayo de 2007, del Departamento de Educación, Cultura y Deporte,
por la que se aprueba el currÍculo de la Educación secundaria obligatoria para su
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aplicación en los centros docentes de la Comunidad Autónoma de Aragón, dispone
en el artículo 9.1 y 5: "Las materias de los cursos primero a tercero de la Educación
secundaria obligatoria serán las siguientes:
Ciencias de la naturaleza.
Ciencias sociales, geografia e historia.
Educación fisica.
Educación para la ciudadanía y los derechos humanos.
Educación plástica y visual.
Lengua castellana y literatura y, si la hubiere, lengua cooficial y literatura. .
Lengua extranjera.
Matemáticas.
Música.
Tecnologías.
"En tercer curso, todos los alumnos cursarán la materia de Educación para la
ciudadanía y los derechos humanos, en la que se prestará especial atención a la
igualdad entre hombres y mujeres".
La citada disposición autonómica establece la obligatoriedad de la materia de
Educación para la ciudadanía y los derechos humanos para aquellos alumnos que
cursen tercero de Educación secundaria obligatoria a partir del curso 2007-2008, sin
que esta norma ni ninguna otra de ámbito autonómico hayan previsto exoneración
alguna en el cumplimiento de dicha obligación ni se ha contemplado la posibilidad de
que pueda formularse objeción a la misma.
En consecuencia, para el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del
Gobierno de Aragón no existe posibilidad alguna de objetar: "in cIaris non fit
interpretatio" (en las cosas claras no cabe interpretación alguna).
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que, de conformidad con el artículo 44.2 del
Real Decreto 732/1995, de 5 de mayo, por el que se establecen los derechos y
deberes de los alumnos y las normas de convivencia en los centros educativos, la
falta a clase de modo reiterado puede provocar la imposibilidad de la aplicación
correcta de los criterios generales de evaluación y la propia evaluación continua,
conforme a los Reglamentos de Régimen Interior de los centros, con las
consecuencias que de dicha circunstancia pudieran derivarse.
Finalmente le participo que los alumnos y alumnas de 3º de Educación secundaria
obligatoria deberán cursar la asignatura de Educación para la ciudadanía y los
derechos humanos, no existiendo opciones legales alternativas y sí consecuencias
que pudieran derivarse por la imposibilidad de la aplicación de la evaluación continua
al no asistir a clase”.
II.
CONSIDERACIONES JURÍDICAS
Primera.- Esta Institución ha publicado recientemente un libro del Profesor
Martín Retortillo, “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de
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educación que habrá de darse a sus hijos”, título que refleja lo establecido en la
Declaración Universal de Derechos Humanos, en el convenio de Nueva York de
1966, en el artículo 14 del Tratado de Lisboa y en el artículo 27 de la Constitución
española.
En este volumen, su autor hace un análisis de la Jurisprudencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, en adelante TEDH, sin olvidar lo sentado por otros
Tribunales Constitucionales o por la jurisdicción ordinaria de varios países europeos.
Y constata que además del derecho-deber a una educación gratuita y obligatoria
hasta una determinada edad, la jurisprudencia europea utiliza otros principios
complementarios como el de evitar que el que controle el Estado pretenda abusar de
la educación para adoctrinar a un débil menor, sin que se pueda obviar la dificultad
que supone el que en una misma clase o centro existan posiciones ideológicas
contrapuestas.
El TEDH establece una distinción entre los conceptos de educación y
enseñanza, al puntualizar que “la educación a los niños es el procedimiento total
mediante el cual en cualquier sociedad los adultos inculcan a los más jóvenes sus
creencias, hábitos y demás valores, mientras que la enseñanza o la instrucción se
refiere especialmente a la transmisión de conocimientos y a la formación intelectual”.
Hecha esta precisión, debemos tener en cuenta que el derecho a un tipo
determinado de educación está garantizado mediante el derecho de creación de
centros privados que pueden sostener un proyecto educativo determinado, siempre
que se respeten los principios constitucionales básicos. Mas el TEDH destaca que
las exigencias del pluralismo –o la opción de los padres de rechazar determinadas
modalidades de enseñanza- tienen que hacerse igualmente presentes en la escuela
pública.
Y en consecuencia, sin perjuicio de la libertad de crear centros privados,
establecida la necesaria proyección al ámbito de los centros públicos del derecho de
los padres a escoger la educación de sus hijos, el TEDH ordena al Estado respetar
las convicciones, tanto religiosas como filosóficas, de los padres en el conjunto de la
enseñanza pública.
Por ello, estimamos que se ha de procurar que la enseñanza que se imparta
en los centros sostenidos con fondos públicos no sea contraria a creencias
arraigadas en las familias, si bien es patente que una diversificación ideológica que
fuera mas allá de lo razonable dificultaría mucho la enseñanza.
Segunda.- Las materias que enseñan valores no son por sí mismas
rechazables, porque el derecho a la libertad ideológica ha de soportar ciertas
limitaciones.
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Entre la Jurisprudencia examinada por el profesor Martín Retortillo, se
observa que el TEDH toma en cuenta y transcribe pronunciamientos de otros
Tribunales al señalar que “el derecho de los padres a la educación de sus hijos de
acuerdo con sus propias convicciones morales, religiosas e ideológicas, no
constituye un derecho absoluto, sino que debe ser determinado en relación con los
derechos reconocidos por la Constitución a otros actores de la comunidad educativa,
de manera que no sería justo tratar de imponer una diferencia de trato o
discriminación positiva en base a sus propias ideas, ni elegir o predeterminar en
función de ideas concretas, el contenido de un proyecto educativo en un centro
público …”.
En este mismo sentido, el Tribunal Constitucional argumenta que el artículo
27 de la Constitución española reconoce derechos a todos los que participan en la
actividad educativa, lo que supone que, en caso de conflicto, habría que analizar una
ponderación entre los diferentes intereses que estén en juego.
Tercera.- Hay que examinar el contenido de las materias que imparten
valores, ya que éste no debe servir para adoctrinar a los alumnos desconociendo el
respeto a las convicciones religiosas y filosóficas de sus padres.
Así, el artículo 2 del Protocolo Adicional número uno al Convenio Europeo
de Derechos Humanos, en relación con el derecho a la instrucción, determina que a
nadie se le puede negar este derecho. Y puntualiza que “El Estado, en el ejercicio de
las funciones que asuma en el campo de la educación y de la enseñanza, respetará
el derecho de los padres a asegurar esta educación y esta enseñanza conforme a
sus convicciones religiosas y filosóficas”.
En relación con este precepto, la doctrina del TEDH señala que el mismo no
impide a los Estados difundir, mediante la enseñanza o la educación, informaciones
o conocimientos que, directamente o no, tengan carácter religioso o filosófico. Estima
el Tribunal que no autoriza, ni siquiera a los padres, a oponerse a la integración de tal
enseñanza o educación en el programa escolar, sin lo cual cualquier enseñanza
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institucionalizada correría el riesgo de mostrarse impracticable. Considera el TEDH
que parece, en efecto, muy difícil que cierto número de asignaturas enseñadas en el
colegio no tengan, de cerca o de lejos, un tinte o incidencia de carácter filosófico, si
se tiene en cuenta la existencia de religiones que forman un conjunto dogmático y
moral muy vasto, que tiene o puede tener respuestas a toda cuestión de orden
filosófico, cosmológico o ético.
No obstante, el TEDH puntualiza que se prohíbe al Estado perseguir una
finalidad de adoctrinamiento que pueda ser considerada como no respetuosa con las
convicciones religiosas y filosóficas de los padres. No es que se pueda desechar lo
que a uno no le convence, porque eso lastraría la enseñanza pública. Lo que se
pretende evitar es el adoctrinamiento que podríamos denominar sectario. Y, en
consecuencia, señala el Tribunal que el Estado debe velar porque las informaciones
o conocimientos que figuran en el programa de estudios sean difundidas de manera
respetuosa con esas convicciones.
Mas el TEDH matiza que la palabra convicción no ha de ser entendida como
una mera idea u ocurrencia, sino que implica una opinión que alcance un
determinado nivel de fuerza, seriedad, coherencia e importancia. No vale la simple
afirmación de unas convicciones; se ha de contrastar su realidad, su efectividad y su
fuerza en relación con las circunstancias del caso. No es un alegar, no basta el mero
desacuerdo, sino que debe tener consistencia y cierta entidad.
Cuarta.- La neutralidad ideológica o principio de no agresividad en materias
muy sensibles deberá ser respetada por parte del Estado y por parte de los que
enseñan, buscando la objetividad, el pluralismo y el apoyo científico.
En uno de los casos examinados por el profesor Martín Retortillo en el
citado volumen, el TEDH recalca que el respeto a las convicciones de los padres
concierne al sistema educativo en su conjunto, abarcando no sólo el contenido de la
educación sino la forma en que se lleva a cabo y la ejecución de todas las funciones
asumidas por el Estado al respecto. Asimismo reitera el Tribunal que, si es cierto que
los intereses individuales deben subordinarse a los del grupo, la democracia no
implica necesariamente que hayan de prevalecer siempre los puntos de vista de la
mayoría, siendo preciso intentar un cierto equilibrio que asegure un trato justo y
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correcto a las minorías, así como evitar cualquier abuso de posición dominante.
En cualquier caso, en esas materias discutibles que imparten determinados
valores se debe animar a los hijos a que consulten y contrasten las enseñanzas
recibidas en el centro docente con la opinión de los padres. El TEDH considera que
la información que recibe el alumno en el centro docente “no afecta al derecho de los
padres a aclarar y aconsejar a sus hijos, a ejercer hacia ellos funciones naturales de
educadores, a orientarles en una dirección conforme a sus propias convicciones
religiosas o filosóficas”.
En conclusión, estimamos que los padres tienen derecho a escoger el tipo de
educación que debe de darse a los hijos. Que las asignaturas que enseñan valores o
ideas religiosas no son por si mismas rechazables; ni son excusa para no ir al
colegio, porque el derecho a la libertad ideológica debe de soportar ciertas
limitaciones, caso Valsamis c. Grecia. Que lo que hay que analizar es su contenido,
que no debe servir para hacer sectarismo o adoctrinar a los niños desconociendo el
respeto a las convicciones religiosas y filosóficas de sus padres, doctrina del caso
Kjeldsen. Que la neutralidad ideológica o principio de no agresividad en materias
muy sensibles deberá ser respetada por parte del Estado y por parte de los que
enseñan, buscando la objetividad, el pluralismo y el apoyo científico, doctrina del
caso Handyside c. Reino Unido. Que en esas materias discutibles se debe de animar
a los hijos a que consulten la opinión de los padres.
El derecho a un tipo determinado de educación está garantizado mediante el
derecho de creación de centros privados que pueden sostener un proyecto educativo
determinado, siempre que se respeten los principios constitucionales básicos.
III.
RESOLUCIÓN
Por todo lo anteriormente expuesto y en uso de las facultades que me
confiere la Ley 4/1985, de 27 de junio, Reguladora del Justicia de Aragón, me
permito formularle la siguiente
SUGERENCIA
Que el Departamento de Educación, Cultura y Deporte estudie
individualizadamente cada uno de los casos que se presenten en relación con la
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impartición de la materia Educación para la Ciudadanía y, atendiendo a las
circunstancias concurrentes en cada supuesto concreto, actúe en consecuencia.
Agradezco de antemano su colaboración y espero que en un plazo no
superior a un mes me comunique si acepta o no la sugerencia formulada,
indicándome, en este último supuesto, las razones en que funde su negativa.
4 de septiembre de 2008
EL JUSTICIA DE ARAGÓN
FERNANDO GARCÍA VICENTE
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