Himno de las brigadas internacionales

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PARTICIPACIÓN INTERNACIONAL EN
LA GUERRA CIVIL.
LAS BRIGADAS
INTERNACIONALES.
Por María Rodríguez González. 2º BAC B
La Guerra Civil se ha considerado como un preludio de la Segunda Guerra Mundial. La
guerra estalló en un momento de fuertes tensiones entre las potencias fascistas, las
democracias y la Unión Soviética. Al fin y al cabo los bandos enfrentados en ambos
conflictos coincidieron en términos ideológicos: fascismo contra democracia.
A comienzos de la guerra, en la Sociedad de Naciones se constituyó un Comité
Internacional de No Intervención, en el que se comprometían a no ayudar a ninguno de
los dos bandos. Las únicas que respetaron el Pacto fueron las democracias: Francia,
Gran Bretaña y Estados Unidos. La Alemania nazi y la Italia fascista apoyaron desde un
principio y de forma decisiva a Franco. Ante la falta de respuesta de las democracias
occidentales, el gobierno
republicano volvió sus ojos a
la URSS de Stalin.
Las potencias fascistas enviaron
material de guerra, municiones y
tropas a España. La Legión Cóndor
germana ensayó en nuestro país las
tácticas de guerra que luego usaría
la Alemania nazi durante la segunda
guerra mundial. El
brutal bombardeo de Guernica en
1937 fue el más triste ejemplo de su
intervención. Mussolini, por su
parte, envió abundante material y
en torno a setenta mil soldados a luchar junto a Franco. La ayuda germano-italiana fue
decisiva.
La ayuda soviética se concretó en el envío
de armas y tropas (tanquistas y pilotos) a
la República. El régimen portugués
de Salazar colaboró con la aportación de
veinte mil voluntarios y facilitando el paso
por su territorio, lo que supuso una ayuda
importante. Franco también contó con la
colaboración de capitalistas americanos
(combustible de la Texaco y de la Standard
Oil, camiones, armas... -mientras se lo
negaban al bando republicano-) e ingleses
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=XCYgybP86K0
(Encuentro entre Mussolini y Franco, 12/02/1941)
La Internacional Comunista organizó las Brigadas Internacionales, en torno a cuarenta
mil voluntarios que vinieron a luchar a favor al lado de la República. Ésta tuvo grandes
dificultades para adquirir suministros y material de guerra debido a la política de no
intervención de las democracias occidentales y al cierre de fronteras. Contó con ayuda
de la Unión Soviética, que proporcionó cuadros técnicos víveres y armamento, en parte
costeado con fondos del Banco de España (el "oro de Moscú").
https://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=l9w6NG67Tmc
(Encuentro entre Franco y Hitler en Hendaya, 23/10/1940)
Las Brigadas Internacionales (BI) fueron unidades militares compuestas por voluntarios
procedentes de más de 50 países que participaron en la guerra civil española (19361939) dentro del ejército de la Segunda República. No hay acuerdo sobre el número
total de brigadistas que vinieron a España; las cifras oscilan entre los 35.000, que
aceptan la mayoría de los autores, y los 59.380 que dio Andreu Castells en su obra de
1973. Tampoco lo hay sobre el número de muertos, aunque aquí las cifras difieren
menos: entre 9.000 y 10.000 dejaron su vida
en los campos de España. En cualquier caso, no
hubo más de 20.000 voluntarios presentes a un
mismo tiempo.
Antes de la formación de las BI en octubre de
1936 habían ido viniendo a España numerosos
voluntarios que venían por su cuenta a
enrolarse en diferentes unidades de su afinidad
ideológica (anarquista, socialista, comunista,
etc.). Algunos ya residían en España, bien por
estudios (como los estudiantes
latinoamericanos), o bien como exiliados
políticos procedente de países con gobiernos
fascistas o autoritarios. El caso más señalado
fue el los numerosos participantes que habían
venido a Barcelona a participar en las
Olimpiadas Populares de julio de 1936, la alternativa a los Juegos Olímpicos que Hitler
había organizado en Berlín.
Lo cierto es que, como escribió Luigo Longo, “por todas partes se expresó la firme
voluntad de prestar una ayuda concreta a la República española agredida. Se
recogieron y enviaron urgentemente a España víveres, productos lácteos,
medicamentos y ambulancias. Grupos de voluntarios de diversos países trataron por
todos los medios de llegar a España”. Y con estos voluntarios se formaron los primeros
grupos como el Rakosi (húngaros), el Dombrowki (polacos), o centurias como
la Tom Mann (británica), la Gastone Sozzi (italiana) o la Thaelman (alemana). Muchos de
estos voluntarios y unidades se integraron más tarde en las Brigadas Internacionales,
mientras que otros prefirieron no integrarse por causa de las discrepancias políticas
entre algunos militantes y las Brigadas Internacionales.
Así, la idea de crear las Brigadas Internacionales comenzó en el verano de 1936 a partir
de diversas iniciativas paralelas, entre otras del Partido Comunista francés. La reunión
de la Comintern celebrada en Moscú el 18 de septiembre de 1936 dio el aval a esta
propuesta y los partidos comunistas se comprometieron desde entonces a reclutar a
voluntarios dispuestos a participar en la lucha junto a los republicanos españoles. Los
partidos socialistas europeos, si bien no reclutaron voluntarios, apoyaron oficialmente a
las BI. Más reluctante, sino contraria, fue la actitud del anarquismo y del trotskismo
(tendencia dentro del marxismo desarrollada en gran parte por León Trotsky). La sede
internacional de reclutamiento se estableció en París, desde donde se organizaba el
envío de voluntarios en contacto con el gobierno republicano que tramitaba la
documentación necesaria para el recluta. Los primeros voluntarios llegaron a Albacete
el 14 de octubre de 1936.
Tras algunas vacilaciones iniciales, el gobierno de la República se decidió a aprobar la
formación de estas unidades el 22 de octubre de 1936, cuando el avance de los
sublevados sobre Madrid reveló la crítica situación militar de la República.
La propuesta fue inicialmente recibida con algunas reticencias por parte de los demás
partidos del Frente Popular. El 15 de octubre se constituyó el primer grupo
responsable de la organización, formado por Luigi Longo (Gallo), Mario Nicoletti,
Pierre Rebière y otros. Dos días más tarde una delegación presentó a Largo Caballero el
proyecto de constitución de las BI. El
Presidente del Consejo de ministros
firmó finalmente su aprobación el 22 de
noviembre. Se decidió que el Cuartel
General y las bases de instrucción
estarían en Albacete. El mando directo
recayó en el comunista francés André
Marty, y la supervisión gubernamental
sería ejercida, de momento, por
Martínez Barrio.
La ciudad de Albacete fue designada como el cuartel general y centro de
entrenamiento de las Brigadas bajo el mando del líder comunista francés André Marty,
secretario general de la Tercera Internacional. Pronto se vio que, dado el número de
voluntarios que iban llegando, era necesario crear campos de entrenamiento en los
pueblos aledaños a la capital: La Roda, Tarazona de la Mancha, Madrigueras y
Villanueva de la Jara entre otros.
Cada brigada se constituyó, al principio, con tres batallones, normalmente con
voluntarios de la misma nacionalidad o idioma para facilitar la comunicación. Más
tarde cada brigada pudo contener entre tres y seis batallones, con unos 650 hombres.
Cada uno de estos solía tener tres compañías de fusileros y una de ametralladoras.
Junto al jefe militar había un comisario cuyas principal tarea era mantener la moral y
educar políticamente a las tropas, aunque en ocasiones también tenían que asumir
labores militares.
La instrucción que recibían estos voluntarios era exigua, ya que las urgencias de la
guerra exigían muchas veces llevarlos al frente sin apenas haber aprendido los
elementos básicos de la técnica militar. Fue muy frecuente un periodo de
entrenamiento de tres semanas, aunque en algunos casos pudo alargarse hasta dos
meses. Además, era un entrenamiento generalmente sin armas, dada la escasez de las
mismas en el ejército republicano. Pero los voluntarios suplían con su aliento
antifascista todos los inconvenientes que encontraban.
En un discurso a las BI pronunciado en Albacete en 1936, André Marty afirmó que si el
pueblo español y su ejército no habían vencido al fascismo no era por falta de
entusiasmo, sino por la ausencia de tres factores esenciales: unidad política, dirigentes
militares y disciplina. Esa constatación llevó a inculcar a los voluntarios unos principios
y valores que se plasmaron en la Declaración solemne que los miembros de las BI
debían prometer:
“Soy un voluntario de las BI porque admiro profundamente el valor y heroísmo del
pueblo español en lucha contra el fascismo internacional; porque mis enemigos de
siempre son los mismos que los del pueblo español. Porque si el fascismo vence en
España, mañana vencerá en mi país y mi hogar será devastado. Porque soy un
trabajador, un obrero, un campesino que prefiere morir de pie a vivir de rodillas. Estoy
aquí porque soy un voluntario y daré, si es preciso, hasta la última gota de mi sangre
por salvar la libertad de España, la libertad del mundo.”
La entrada en acción de estas unidades fue decisiva, tanto por la moral que infundió al
pueblo madrileño en aquellas horas aciagas, como por el ejemplo de eficacia y arrojo
que dieron al resto de los combatientes; tan sólo en las primeras jornadas de lucha la XI
Brigada perdió más de una tercera parte de sus efectivos. Pronto fueron organizándose
otras Brigadas: la XII, XIII, XIV, XV, la 129 y otras.
Las primeras Brigadas, la XI y la XII, estaban compuestas por franceses y belgas,
italianos, alemanes y polacos. Luego comenzaron a llegar voluntarios procedentes de
más de 50 países del mundo. Según los datos oficiales del cuartel general de las BI a
finales de agosto de 1938, los efectivos llegados hasta entonces fueron los siguientes:
Un número importante de voluntarios era judíos, colectivo que entendió muy bien que
la lucha contra el fascismo en España contribuía a contener el auge del antisemitismo
europeo. Entre 8.000 y 10.000 voluntarios de muy diversos países (casi un tercio) eran
de origen judío, con porcentajes muy altos en Estados Unidos y Polonia.
El origen social de los brigadistas era diverso, si bien predominaban los trabajadores
manuales; también hubo militares en activo o retirados, veteranos de la primera guerra
mundial, campesinos, estudiantes y profesionales. Había numerosos sindicalistas,
mineros de Europa Central o del Reino Unido, estibadores y cargadores de los
principales puertos europeos, médicos y enfermeras. En general, constituyeron una
fuerza voluntaria fuertemente comprometida con sus ideales, diferentes en cada caso,
pero que en España se concretaron en el objetivo de frenar el ascenso del fascismo.
Vinieron a España a luchar en una guerra que no era suya, pero que ellos pensaron que
sí.
La mayoría de los voluntarios procedían de organizaciones políticas o sociales de
izquierda si bien prevalecieron los de afiliación comunista. Esto dependía también del
país de origen; mientras que en el caso de los alemanes cerca del 80 % eran
comunistas, en el contingente francés la proporción era menor: entre el 49 y el 58%,
según Skoutelsky. Este mismo autor duda del porcentaje oficial que se da para el
colectivo polaco, 54%, y cree que es superior. Peter Carroll afirma que el 73% de los
voluntarios norteamericanos era comunista. Probablemente el dato es válido para el
final del servicio, pero no para el comienzo, ya que muchos voluntarios que llegaban
sin una militancia política definida acabaron adscribiéndose al partido comunista.
Oficialmente suele darse la cifra de seis brigadas internacionales, pero no se tiene en
cuenta que hubo una, la 150 BI, cuya existencia duró apenas tres meses. Otra, la 86 BI,
se formó a principios de 1938 a partir del batallón internacional nº 20, durando unos
meses, hasta primeros de octubre en que los internacionales fueron retirados. Durante
toda la guerra hubo numerosos cambios en la composición de las BI, tendiendo a
uniformizarlas por grupos idiomáticos. La XIII BI también fue disuelta después de dicha
batalla, pero se reorganizó con nuevos batallones. La siguiente tabla refleja la
composición de las BI a principios de 1938:
Las unidades internacionales fueron consideradas desde el principio como tropas de
choque y, como tales, fueron destinadas a operaciones ofensivas o bien a conjurar
importantes ofensivas del enemigo. En pocas ocasiones fueron establecidas como
tropas de línea para defender un sector del frente, salvo la XV BI (marzo-junio de 1937
en el sector del Jarama) y la XIV BI (1937 en un sector de la sierra del Guadarrama).

La primera operación en que participaron las brigadas fue en la defensa de
Madrid (noviembre de 1936); tanto en los combates de la Casa de Campo (XI BI)
como en la Ciudad Universitaria (la XI y la XII BI) jugaron un papel importante.

Estas mismas unidades intervinieron en los dos meses siguientes en los
combates ocurridos al noroeste de Madrid, en la conocida como Batalla de la
carretera de La Coruña.

La XIII BI intervino en las operaciones sobre Teruel en el invierno de 1936 y
1937. A continuación pasó al sector al sur de Sierra Nevada para contener la
ofensiva italiana que avanzó desde Málaga en febrero-marzo de 1937.
Posteriormente pasó a combatir en la zona de Pozoblanco-Peñarroya.

La XIV BI participó en los combates de finales de 1936 y comienzos de 1937 en
el sector de Andújar-Lopera.

En febrero de 1937 la XI, la XII, la XIV y la XV BI intervinieron en la batalla del
Jarama colaborando a desbaratar la ofensiva franquista.

Mayor éxito aún obtuvieron la XI y la XII BI en la batalla de Guadalajara (marzo
de 1937), al frenar en seco la ofensiva de cuatro divisiones mecanizadas
italianas.

La XIV BI intervino en la ofensiva de la Granja (finales de mayo a principios de
junio de 1937) con poca fortuna.

Otro tanto le ocurrió a la XII BI en la ofensiva sobre Huesca de mediados de
junio.

Poco después, en julio, la XI, la XII, la XIII, la XV y la 150 BI participaron en la
batalla de Brunete y sufrieron numerosas pérdidas.

Un mes más tarde, en la ofensiva sobre Zaragoza (a veces denominada Batalla
de Belchite), participaron la XI, la XIII y la XV BI, obteniendo algunas ganancias
territoriales

En el invierno 1937-38 se produjo la ofensiva republicana sobre Teruel, en la
que participaron todas las Brigadas Internacionales salvo la XIV.

Todas las brigadas internacionales tuvieron que combatir frente a las unidades
franquistas que lanzaron la ofensiva de Aragón en marzo-abril de 1938.

En la batalla del Ebro (julio-octubre de 1938) participaron así mismo todas las
brigadas internacionales salvo la 129 que lo hizo en los combates de la defensa
de Valencia.

La 86 BI mantuvo su presencia permanente en el sector cordobés de
Pozoblanco-Peñarroya.
La participación de diferentes estados extranjeros en la guerra vulneraba los acuerdos
firmados por el pacto de no-intervención. El Comité de Londres encargado de su
aplicación fracasó en toda regla y permitió que la descarada ayuda italo-alemana volcar
la balanza bélica en favor de Franco. Este Comité acordó en julio de 1938 establecer un
plan de repatriación de los extranjeros. El Gobierno republicano de Negrín lo aceptó,
incluso con sus deficiencias pero con una gran dignidad, el 26 de julio. Franco lo
admitió en agosto, pero no lo cumplió: hasta más allá del final de la guerra siguieron
en España las tropas italianas y alemanas. La explicación que Juan Negrín dio en su
Discurso en la Sociedad de Naciones de Ginebra en septiembre de 1938 fue la
siguiente:
“El gobierno español, en su deseo de contribuir con actos al apaciguamiento que
todos deseamos, y resuelto a hacer desaparecer todo pretexto para que se pueda
continuar dudando del carácter netamente nacional de la causa por la que se baten los
Ejércitos de la República, acaba de decidir la retirada inmediata y completa de todos los
combatientes no españoles que luchan en las filas gubernamentales.”
Antes de su marcha, Juan Negrín les mostró su agradecimiento y el del pueblo español
que los consideraba ya hermanos y compatriotas:
“El Gobierno de la República reconoce a los internacionales que tan bravamente han
luchado con nosotros, que ya puede decirse que son connaturales nuestros, el derecho
a reclamar, una vez
terminada la guerra, la
ciudadanía española...
España será siempre
una patria vuestra. Y los
españoles vuestros
hermanos.”
El 28 de octubre, el
pueblo de Barcelona les
rindió un emotivo
homenaje como
despedida a esos
bravos voluntarios. Dolores Ibarruri pronunció uno de los más emotivos discursos de la
historia:
“¡Madres! Cuando los años pasen y las heridas de la guerra se vayan restañando;
cuando el recuerdo de estos días dolorosos y sangrientos se esfume en un presente de
libertad, de paz y de bienestar... hablad a vuestros hijos; habladles de estos hombres de
las Brigadas Internacionales. Contadles cómo, atravesando mares y montañas... llegaron
a vuestra patria, como cruzados de la libertad, a luchar y morir por la libertad y la
independencia de España, amenazados por el fascismo alemán e italiano. Lo
abandonaron todo: cariños, patria, hogar, fortuna, madre, mujer, hermanos, hijos… y
vinieron a nosotros a decirnos: ¡Aquí estamos!; vuestra causa, la causa de España, es
nuestra misma causa, es la causa común de toda la humanidad avanzada y progresista.
No os olvidaremos; y cuando el olivo de la paz florezca, entrelazado con los laureles de
la victoria de la República española, ¡volved!..."
La lucha contra el fascismo en España terminó con una derrota temporal, pero abrió el
camino a la victoria en 1945. Así lo reconoce Michel FOOT, antiguo líder del Partido
Laborista británico:
“Incluso en este siglo con dos guerras mundiales, aquellos tres años en que Madrid
resistió y llegó a estar tan cerca de la victoria fueron de los más críticos, heroicos e
ignominiosos que se pueda recordar. Fueron años de crisis para Europa y el mundo. Si
el fascismo hubiera sido derrotado en los campos de batalla de España no se hubiera
atrevido a lanzar sus ataques a Inglaterra, Francia, Rusia y EEUU. Aquellos españoles
que lucharon desde un primer momento fueron héroes, así como aquellos voluntarios
extranjeros que les ayudaron en los campos de batalla: éstos representaron "la
conciencia de Europa", la idea de que la civilizada Europa no podría soportar el triunfo
de la barbarie fascista... Si las grandes potencias hubieran tenido tan sólo una poco del
coraje y la sabiduría mostrados por estas brigadas, la victoria de la Segunda Guerra
Mundial se habría conseguido sobre el suelo español.”
Aún tardaría 30 años más en llegar la libertad a España; la muerte del dictador Franco
abrió las puertas a la democracia. Cumpliendo las promesas de los dirigentes
republicanos, los representantes democráticos del pueblo español aprobaron una
moción parlamentaria que se tradujo en el Real
Decreto de 19 de enero de 1996 por el que se
reconocía la ayuda de los voluntarios y se les
concedía la nacionalidad española:
“Es de justicia reconocer la labor en pro de la
libertad y de la democracia llevada a cabo por los
voluntarios integrantes de las Brigadas
Internacionales durante la guerra civil española de
1936 a 1939. Los supervivientes de la contienda merecen ver de un modo patente la
gratitud de la Nación y para ello nada más justo que entender que se dan en ellos las
circunstancias excepcionales previstas en el artículo 21 del Código Civil a los efectos de
la concesión de la nacionalidad española por carta de naturaleza.”
Las palabras de la Pasionaria en 1938, "¡Volved!, cuando el olivo de la paz florezca...",
resonaron en los oídos de estos voluntarios cuando en noviembre de 1996 volvieron a
España a recibir el encendido y merecido homenaje del pueblo español. Habían
transcurrido 60 años, pero su gesta quedó finalmente reconocida. Hubo numerosas
personalidades, tales como poetas, que apoyaban y reconocían la finalidad y acción de
las Brigadas Internacionales. Algunos de ellos fueron Miguel Hernández y Rafael
Alberti:
“Si hay hombres que contienen un alma sin fronteras,
una esparcida frente de mundiales cabellos,
cubierta de horizontes, barcos y cordilleras, con arena y con nieve,
tú eres uno de aquéllos.”
Miguel Hernández. "Al soldado internacional caído en España". 1938.
Venís desde muy lejos mas esta lejanía
¿qué es para vuestra sangre que canta sin fronteras?
La necesaria muerte os nombra cada día
no importa en que ciudades, campos o carreteras.
De este país, del otro, del grande, del pequeño
del que apenas el mapa da un color desvaído
con las mismas raíces que tiene un mismo sueño
sencillamente anónimos y hablando habéis venido
No conocéis siquiera ni el color de los muros
que vuestra infranqueable compromiso amuralla
La tierra que os entierra la defendéis, seguros
a tiros con la muerte vestida de batalla.
Quedad que así lo quieren los árboles, los llanos
las mínimas partidas de luz que reanima
un solo sentimiento que el mar sacude: ¡Hermanos!
Madrid con vuestro nombre se agranda y se ilumina.
Rafael Alberti, en homenaje a los voluntarios de las BI.
Además cabe destacar los numerosos carteles e iniciativas de estas Brigadas
Internacionales:
+
https://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=eSnPFYfDa3o
(Himno de las brigadas internacionales)
Página de interés:
www.brigadasinternacionales.org
Bibliografía:
www.brigadasinternacionales.org
Diccionario Enciclopédico Salvat.
Gran Enciclopedia Larousse.
Nueva Enciclopedia Temática Planeta.
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