consecuencias de una delación- pemberty humberto

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CONSECUENCIAS DE UNA DELACIÓN
Por Janiel Humberto Pemberty
Lo sucedido al presidente Evo Morales a bordo del avión presidencial de
Bolivia es a todas luces un atropello a la dignidad de una nación. Y no lo decimos
porque tratemos de defender al representante de un país de los mal llamados
“tercermundistas”, aunque no se puede descartar que mucho de eso hay en el suceso,
pues bien mirado los países del planeta tienen una estratificación muy semejante a
las clases sociales: los desarrollados y de clase alta, ricos y poderosos; los emergentes,
de clase media con algunos privilegios ante el mundo y los de abajo, los llamados
tercermundistas, los pobres. Y ya sabemos muy bien cómo se comportan esas clases
sociales unas con otras.
Tampoco porque queramos hacer del presidente Morales una víctima de
racismo, pues esa sería una muy pobre apreciación de lo sucedido, sino porque ese
suceso es un claro reflejo del modo impune como operan el poder y la fuerza en
nuestro mundo. Así pues lo hacemos como ciudadanos de la tierra y vecinos de todas
las naciones que se han instituido en ella y que deben guiarse en sus relaciones bajo
el principio de la fraternidad. Y como este asunto tiene varias aristas y se presta a
emotivas polémicas, lo miraremos desde el ángulo más imparcial desde el que pueda
mirarse: la justicia.
El causante de semejante exabrupto es Edward Snowden, contratista de la
Agencia de Seguridad de los Estados Unidos, quien reveló inicialmente al diario
británico The Guardian y al estadounidense The Washington Post y luego a otros
medios de Alemania, China y Brasil, que esa agencia espiaba llamadas telefónicas y
comunicaciones por Internet de ciudadanos estadounidenses y del mundo, así como
que la misma Agencia de Seguridad había espiado la sede de la Unión Europea y a
embajadas de varios países. Denuncias muy fuertes y delicadas desde luego, pero ya
sabemos que Estados Unidos no cesa de verse envuelto en escándalos de ese tipo y
que al final siempre tiene una justificación, así sea unilateral, para cada uno de ellos.
Después de las filtraciones Snowden se refugió en la clandestinidad, ha pedido asilo
político a unos 21 países y se encontraba en un aeropuerto ruso al momento del
asunto que nos interesa.
A Rusia llegó el presidente Evo Morales para asistir a una cumbre de países
exportadores de gas y allí mismo expresó que “debatiría y consideraría” una eventual
solicitud de asilo del estadounidense. Esas declaraciones, el pensamiento opositor a
Estados Unidos del presidente Morales y su participación en Unasur, grupo
decididamente opositor al “imperio”, llevaron a que Portugal, España, Francia e Italia
se negaran a permitirle tránsito aéreo por su territorio al avión presidencial de
Bolivia, bajo el argumento, no probado, de que Snowden viajaba a bordo de esa nave.
BBC Mundo, la agencia de noticias inglesa, hizo una entrevista al catedrático de
Derecho Internacional de la Universidad Autónoma de Madrid, Antonio Remero
Brotons, acerca de la legalidad del accionar de los Estados europeos y esto es lo más
relevante de sus respuestas.
“Un Estado puede decidir cerrar su espacio aéreo pero, cuando se ha hecho, es
porque un dirigente político está perseguido o vinculado a una medida de sanción,
como en casos de crímenes internacionales o para ejercer presión a países vinculados
con estos crímenes. En este caso se trató de un avión presidencial, con un jefe de
Estado a bordo y donde no había ninguna razón para que un gobierno le impidiera el
tránsito y sobrevuelo de su espacio durante una conducta pacífica.”
“La medida que llevaron a cabo los países europeos estuvo basada en un
rumor, que resultó no ser cierto. Y claramente es una acción que no es acorde con el
derecho internacional. Un avión presidencial tiene un estatus especial, goza de total
inmunidad. Y con mayor razón cuando va a bordo el jefe de Estado. Una medida de
estas características, de prohibir su sobrevuelo, tiene que ser muy justificada: por
ejemplo, que el propio presidente esté siendo perseguido por un delito internacional.
Pero cuando no es así, como en este caso, se trata de abuso clarísimo de su soberanía,
lo que pone de relieve la falta de decoro de muchos gobiernos.”
“Se especuló que Snowden iba a bordo, algo que no ha sido confirmado. Pero
aun cuando el rumor fuera cierto y el sujeto hubiera ido en el avión, Bolivia tenía
perfecto derecho a darle transporte si intentaba que este señor fuera cobijado por su
país.”
“…Porque Snowden está siendo acusado por otro país (EE.UU.) que está buscando su
extradición por un delito que ellos dicen se cometió dentro de EE.UU. Snowden no
está acusado de ningún delito internacional y, por lo tanto, tiene derecho a ser
protegido por otro país que así lo autorice, y esto incluye su transporte en el avión
presidencial.”
“…Aquí estamos hablando de un acto de hostigamiento clarísimo. No hay
otra explicación para que estos gobiernos europeos se hayan prestado a este tipo de
maniobras.”
“En primer lugar, ni París, Lisboa, Madrid o Roma aclararon primero la
situación. Y nadie debería jugarse las relaciones bilaterales con otro país, en este caso
Bolivia, o como mínimo una enemistad, simplemente por hacerle caso a otro país.”
“Está claro que estos países han sido objeto de medidas por parte de un
gobierno (EE.UU.) que se ha enemistado con un país latinoamericano. Que los
gobiernos europeos, frente a un acto ilegal, se pongan al servicio del mensajero en
lugar de la víctima es bochornoso e inaceptable.”
“La situación ahora es muy diferente. Lo que ocurre es que se está hostigando
a naciones que discrepan de la intención de Estados Unidos y ha quedado evidente la
actitud de servilismo de gobiernos que, a pesar de haber sido víctimas de actos
ilegales, se han puesto al servicio de un actor ilegal y por lo tanto muestran su falta
de integridad. Usaron la alternativa de cerrar su espacio aéreo para perseguir una
causa ilegal, donde debía haber prevalecido el derecho de inmunidad de un jefe de
Estado.”
Nos hemos permitido una larga transcripción de algunos apartes de la
entrevista para que el lector tenga una completa aunque elemental claridad sobre la
legalidad o ilegalidad de lo sucedido. Ahora bien, existen en este asunto deducciones
que a nuestro modo de ver un observador imparcial no debe pasar por alto: la
desvergüenza y falta de sindéresis de quienes tienen como misión velar por la paz y
amistad de las naciones y el golpe bajo con que se pretende amedrentar el libre
albedrío que los líderes de los pueblos pueden ejercer a la luz de la ley: mostrar
voluntad de acoger o acoger en su seno a un perseguido, que en este caso lo es por
denunciar al mundo los actos fuera de la ley que el gobierno de un país comete
contra sus opositores y aun contra sus aliados. Como quien dice, por acoger a alguien
que es perseguido no por un crimen internacional sino por denunciar un delito,
porque si lo hecho por el gobierno de su país está fuera de la ley, si viola derechos
humanos fundamentales que la Constitución de ese país defiende a capa y espada, es
un delito. Y solo eso nos faltaba. Que el poderoso promulgue las leyes, que las viole y
que de paso viole los derechos que le concede la ley a aquel que quiera proteger al
denunciante de esa violación. Por desfachateces y conductas prepotentes como esa es
que se ha convertido en una colcha de retazos el sistema de valores que trata de
mantener dentro de lo civilizado, lo justo y razonable la convivencia en este planeta.
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