Tribunal: Tribunal Disciplinario Expediente: AP61A2011000045

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República Bolivariana de Venezuela
Jurisdicción Disciplinaria Judicial
Tribunal Disciplinario
Caracas, jueves 12 julio 2012
202° y 153°
Expediente:
AP61A2011000045
Tribunal:
Tribunal Disciplinario
Expediente N° AP61-A-2011-000045
En fecha 28 de septiembre de 2011, la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos (U.R.D.D) recibió expediente
disciplinario N° 080006, mediante oficio N° 1928-2001, de fecha 22 de septiembre de 2011, emanado de la Inspectoría
General de Tribunales, conformado por tres (3) piezas, contentiva la primera de trescientos sesenta y un (361) folios útiles,
la segunda de doscientos noventa y dos (292) folios útiles y la tercera de ciento doce (112) folios útiles, contentivo de la
investigación gestada a la ciudadana FLOR MEDINA RENGIFO, titular de la cédula de identidad N° V-9.817.588, en su
desempeño como Jueza Provisoria del Juzgado de Primera Instancia en Funciones de Juicio N° 2 de la Sección
Adolescente del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas.
En fecha 13 de diciembre de 2011, se le dio entrada al asunto signado bajo el N° AP61-A-2011-000045 por la Oficina de
Sustanciación de esta Jurisdicción Disciplinaria Judicial, acordando proseguir con la investigación de los hechos, con el
objeto de recabar los elementos indiciarios dentro de un lapso no mayor a treinta (30) días hábiles, así como elaborar el
informe sobre la procedencia o no para iniciar el procedimiento disciplinario judicial.
Seguidamente, el 17 de febrero de 2012 el mencionado órgano instructor, dictó Informe de Denuncia N°: AP61-A-2011000045, remitiendo el mismo y las actas que conforman el presente expediente judicial a los fines que este Tribunal
Disciplinario Judicial proveyera lo conducente; al cual se le dio entrada en fecha 1° de marzo del mismo año, y por
distribución aleatoria correspondió su ponencia a la Jueza Jacqueline Sosa Mariño, quien con tal carácter suscribe la
presente decisión.
I
DE LA INVESTIGACIÓN DE LA INSPECTORÍA GENERAL DE TRIBUNALES
En fecha 14 de enero de 2008, la Inspectoría General de Tribunales dio inicio a las investigaciones, en virtud de oficio N°
1773-2007, de fecha 20 de noviembre de 2007, emanado de la Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del
Sistema Judicial, con fundamento en la decisión N° 705, de fecha 30 de abril de 2007, dictada por la Corte Superior de la
Sección Adolescente del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, mediante la cual declaró que en el
curso de la causa inserta al expediente N° 172-04, nomenclatura del Juzgado Segundo de Juicio, Sección Adolescente del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, la jueza señalada “incurrió en error judicial inexcusable al dictar la
decisión de fecha 16 de febrero de 2007 […] al considerar que el adolescente acusado incurrió en confesión ficta al no
declarar en juicio, ni traer a los autos pruebas que le fueran favorables para demostrar su inocencia en el asunto imputado,
y no desvirtuar así lo dicho por el Ministerio Público”, vulnerando lo previsto en los ordinales 2 y 5 del artículo 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así como los artículos 594 y 654, literal i, de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente.
Continuó su fundamentación la Inspectoría General de Tribunales señalando: “De manera que queda evidente la gravedad
de la actuación de la jueza FLOR YSBELIA MEDINA RENGIFO, pues no sólo atropelló derechos procesales del
adolescente-acusado establecidos a nivel constitucional y legal – su derecho a guardar silencio en juicio-, sino que también
su actuación es muestra de un desconocimiento elemental del sistema aplicable en el proceso penal venezolano, al
fundamentar su decisión, entre otros, en ese silencio del adolescente, con lo cual invirtió la carga de la prueba al valerse
erróneamente de la figura de la confesión ficta, típica ésta del derecho procesal civil, razones por las cuales la Corte
Superior en su decisión del 30 de abril de 2007, calificó esa actuación como error grave e inexcusable.”
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II
DEL INFORME DE LA OFICINA DE SUSTANCIACIÓN
Por otra parte, la Oficina de Sustanciación de esta Jurisdicción Disciplinaria Judicial estableció en su informe de fecha 17 de
febrero de 2012, que “[…] se desprende de las actuaciones del presente expediente una serie de hechos que pudieran
subsumirse como faltas disciplinarias en el ejercicio de sus funciones.
Se evidencia de la investigación realizada por la Inspectoría General de Tribunales que la Jueza FLOR YSBELIA MEDINA
RENGIFO, presuntamente incurrió en un error al motivar su decisión tanto en la audiencia oral como en el extenso de la
sentencia al señalar que el adolescente-acusado al no declarar en juicio, ni promover pruebas a su favor era considerada
una confesión ficta, cuando en realidad el acusado acogió el precepto constitucional”.
III
DE LA SENTENCIA DECLARATORIA DEL “ERROR GRAVE E INEXCUSABLE”
Se desprende de la sentencia N° 705 de fecha 30 de abril de 2007, dictada por la Corte Superior, Sección Adolescentes del
Circuito Judicial del Área Metropolitana de Caracas que, en el punto TERCERO del dispositivo, calificó como error grave e
inexcusable la actuación de la ciudadana Flor Medina Rengifo, ordenando remitir copia certificada a la Comisión de
Funcionamiento y Reestructuración del Sistema Judicial.
En las “Motivaciones para Decidir”, la señalada Corte Superior, consideró que se desprende de la sentencia de fecha 16 de
febrero de 2007, “que la conducta de la jueza de juicio, al imponer al imputado del derecho constitucional y legar (sic) que
tiene de guardar silencio, no declarando durante el juicio oral y privado, ni al inicio, ni al término del mismo y sin embargo,
declararlo penalmente responsable por guardar silencio es un grave error, pero se incrementa aún mas (sic) aplicar los
efectos de la confesión ficta al proceso penal
De tal magnitud es el error presente en la recurrida que esta alzada no puede menos que calificarlo como error inexcusable
[…]”.
III
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
I. En primer término, corresponde a este Tribunal Disciplinario Judicial pronunciarse sobre la admisibilidad de la denuncia, a
tenor de lo previsto en los artículos 54 y 55 del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana, se observa
que, realizado el análisis preliminar respectivo, la investigación en el presente caso se inició por un órgano del Poder
Público, materializado en la Inspectoría General de Tribunales, constituyendo ésta una modalidad distinta a la denuncia de
persona agraviada o interesada. Siendo así, considerando que el artículo 55 ejusdem contempla la “admisibilidad de la
denuncia” y no de las investigaciones gestadas “por cualquier órgano del Poder Público”, se estima innecesario la
verificación de los supuestos de inadmisibilidad previstos en el artículo 55 del citado Código. Así se declara.
II. No obstante la revisión de la admisión ut supra realizada, este Tribunal Disciplinario Judicial, una vez analizada la
cuestión bajo examen, considera necesario pronunciarse acerca del carácter disciplinario de los hechos acusados en la
denuncia que fue propuesta en este caso, y a tales fines, se observa:
En relación a lo señalado por la Corte Superior de la Sección Adolescente del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana
de Caracas, así como lo expuesto por la Inspectoría General de Tribunales y la Oficina de Sustanciación de esta
Jurisdicción Disciplinaria Judicial, referente a la declaratoria del error grave e inexcusable en las actuaciones de la Jueza
Provisoria del Juzgado de Primera Instancia en Funciones de Juicio N° 2 de la Sección Adolescente del Circuito Judicial
Penal del Área Metropolitana de Caracas, se hace necesario precisar que el hecho por el cual se materializaron las
investigaciones de la Inspectoría General de Tribunales y de la Oficina
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de Sustanciación, consistente en la declaratoria por la Corte Superior de la Sección Adolescente del Circuito Judicial Penal
del Área Metropolitana de Caracas, del error grave e inexcusable incurrido por la ciudadana Flor Medina Rengifo en la
sentencia de fecha 16 de febrero de 2007, no se pueden enmarcar dentro de los supuestos subsumibles en el catálogo de
sanciones de los artículos 31, 32 y 33 del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana, ya que un error
grave e inexcusable declarado por una Corte Superior de algún Circuito Judicial, no se encuentra tipificado como falta
sancionable en el Código que rige esta Jurisdicción Disciplinaria.
En este sentido, en virtud que es obligación de esta instancia judicial delimitar la factibilidad de sancionar la conducta en
juzgamiento en el caso de marras, resulta menester efectuar las siguientes consideraciones sobre el principio de legalidad y
su manifestación en el principio de tipicidad, manifestándose su previsión constitucional en el numeral 6 del artículo 49:
“Artículo 49. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas y, en consecuencia:
[…Omissis…]
6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fueren previstos como delitos, faltas o infracciones
en leyes preexistentes.”
En atención a ello, según el principio de la legalidad, ninguna persona puede sufrir sanciones sin norma legal que las prevea
y de autoridades que legalmente puedan imponerlas. El principio de legalidad es, en términos generales, la sujeción de
todas las actuaciones del Poder Público, a través de cualquiera de sus órganos, a las normas constitucionales y legales. Es
en definitiva el apego al bloque de la legalidad, como una de las principales y características manifestaciones de un estado
de derecho. El Estado debe, en consecuencia, ajustar sus procedimientos a la ley, y el principio rector de toda la actividad
administrativa es el de la legalidad que debe, imperativamente, regir su actuación.
Del mismo modo, como vertiente del principio de la legalidad tenemos el principio de tipicidad o principio del injusto típico y
exige la delimitación concreta de las conductas que se hacen reprochables a efectos de la sanción. Por tanto, “...el tipo legal
es la abstracción concreta que ha trazado el legislador, decantando los detalles innecesarios para la definición del hecho
que se cataloga en la ley como delito”. (JIMÉNEZ DE AZUA, Luis. La Ley y el Delito, Editorial Sudamericana, Buenos Aires).
En el ámbito propio del derecho disciplinario, debemos advertir que “El principio de legalidad es entonces un límite de actuar
del Estado, ya que elimina su potestad disciplinaria frente a conductas que no estén expresamente previstas como faltas por
la ley vigente al momento de su comisión y prohíbe imponer sanciones no establecidas en ella […]. Por lo anterior, no es
dable manifestar, que no es posible investigar y sancionar disciplinariamente una conducta, si no existe una ley preexistente
que la tipifique e imponga […]”. (MEJÍA OSSMAN, Jaime y QUIÑONES RAMOS, Silvio: Procedimiento Disciplinario, p. 2).
El Principio de la tipicidad incorpora, por tanto, la exigencia de certeza o clara determinación de la conducta infractora, de la
taxatividad en la determinación legal de las conductas constitutivas de infracción y acreedores de sanción, que es inherente
al principio de legalidad.
Ahondando sobre la ausencia de tipicidad de la conducta incurrida por la Jueza Flor Medina Rengifo, es oportuno explayar
que la Inspectoría General de Tribunales, como resultado de la investigación materializada en el acto de fecha 22 de febrero
de 2011, consideró que la conducta desplegada podría ser subsumida en el numeral 4 del artículo 40 de la Ley de Carrera
Judicial, vigente para el momento de la comisión del hecho:
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Artículo 40. Sin perjuicio de las responsabilidades penal y civil a que hubiere lugar, los jueces serán destituidos de sus
cargos, previo el debido proceso, por las causas siguientes:
[…]
4. Cuando hubieren incurrido en grave error judicial inexcusable reconocido en sentencia por la Corte de Apelaciones o el
juzgado superior o la respectiva Sala de la Corte Suprema de Justicia, según el caso, y se haya solicitado la destitución;
El apuntado numeral 4 del artículo 40 prevé el supuesto referente al error judicial inexcusable bajo la anuencia que deba ser
declarado por la respectiva Corte de Apelaciones, el Juzgado Superior o por la Sala de la Corte Suprema de Justicia, hoy
Tribunal Supremo de Justicia, debiendo cualquiera de éstas solicitar, además de producir su declaración, solicitar la
destitución correspondiente.
No obstante lo anterior, al efectuar una revisión exhaustiva de las sanciones previstas en el Código de Ética del Juez
Venezolano y la Jueza Venezolana, se desprende únicamente la previsión del error judicial inexcusable contextualizada en
que su declaratoria debe dimanar de alguna de las Salas del Tribunal Supremo de Justicia, tal como se consagra en su
numeral 20 del artículo 33:
“Causales de destitución
Artículo 33. Son causales de destitución:
[…]
20. Proceder con error inexcusable e ignorancia de la Constitución de República, el derecho y el ordenamiento jurídico,
declarada por la Sala del Tribunal Supremo de Justicia que conozca la causa.”
Siendo así las cosas, este Tribunal Disciplinario Judicial observa que, de la simple lectura del numeral 20 del artículo 33 del
Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana se evidencia la intención del legislador de exigir que el error
inexcusable deba ser declarado por la Sala del Tribunal Supremo de Justicia que conozca la causa, desarraigando del tipo
el supuesto que el error sea declarado por una corte de apelaciones o por un juzgado superior, lo cual acarrearía la
destipificación de la señalada conducta.
A raíz de lo observado, resulta importante traer a colación la idea de la inutilidad del proceso, en el entendido que parece
razonable impedir, en forma prematura, que se desarrolle un proceso que resultará estéril e incapaz de llegar a buen
término, no siendo susceptible de satisfacer las pretensiones del denunciante, bien sea porque se observa de las actas del
expediente la imposibilidad de prosperar la aplicación del correctivo disciplinario en el caso concreto, o bien porque se
pretendió algo no tutelado por el Ordenamiento Jurídico, o bien porque el recurrente utilizó una vía inidónea para satisfacer
su pretensión, es decir, se trata de resolver in limine litis una pretensión sin necesidad de desarrollar un proceso
íntegramente.
En este sentido, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia N° 3055 del 4 de noviembre de 2003
precisó lo siguiente:
“(…) Ante tales circunstancias, debe esta Sala reiterar el criterio sostenido con relación a las declaraciones in limine litis, en
el sentido de que resulta inoficioso y contrario a los principios de celeridad y economía procesal, sustanciar un
procedimiento cuyo único resultado final es la declaratoria sin lugar, para lo cual de verificarse durante el estudio de la
admisión de la acción, que resulta inoficioso iniciar ese procedimiento, puede declararse in limine litis la improcedencia de la
acción; lo cual es distinto a la inadmisibilidad de la acción, que se configura cuando se da alguno de los supuestos
establecidos en el artículo 6 Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, cuando no se cumple
con alguno de los requisitos que prevé el artículo 18 eiusdem, o cualquier otro supuesto previsto expresamente por la
referida ley.
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Por lo que, la declaración in limine litis va dirigida únicamente a la improcedencia y en la oportunidad de la admisión,
mientras la inadmisibilidad puede ser revisada en cualquier estado y grado de la causa por obedecer a causales de orden
público, o a vicios esenciales (…)” . (Resaltado del original) (Subrayado de este Tribunal).
A la luz de las consideraciones y el criterio jurisprudencial precedentemente expuesto, entiende este Tribunal que el estudio
de la procedencia de la pretensión se refiere a un análisis distinto al de la admisibilidad, pero que sin embargo, se realiza al
inicio del proceso por el juez, pues resultaría a todas luces inoficioso la continuación de éste si desde el primer momento, el
juez, como director del proceso, se percata de que el resultado final será una declaratoria sin lugar, o, en todo caso, una
desestimación de la pretensión del denunciante, sea porque la misma no está tutelada por el ordenamiento jurídico o porque
no se optó por la vía idónea para la satisfacción de su pretensión.
Es por ello, que de acuerdo a los análisis mencionados a lo largo de este punto III del presente fallo, este Tribunal
Disciplinario Judicial evidencia que el hecho establecido por la Corte Superior en la sentencia de fecha 30 de abril de 2007 y
las investigaciones producidas por la Inspectoría General de Tribunales y por la Oficina de Sustanciación, como lo es el
error judicial inexcusable declarado por un tribunal distinto a las Salas del Tribunal Supremo de Justicia, no constituyen
actualmente y a la luz del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana, una infracción o violación a las
disposiciones que deben regir la conducta de los jueces y juezas de la República, por no encuadrarse en los tipos
sancionatorios establecidos en los artículos 31; 32; y 33 del Código de Ética del Juez Venezolano y Jueza Venezolana que
pueda acarrear una sanción de índole disciplinaria judicial. Así se declara.
Así, observa este tribunal que la anterior declaratoria responde al principio de economía procesal y trae como consecuencia
la imposibilidad de continuación del presente proceso disciplinario contra el juez investigado y, por ende, la emisión de
pronunciamiento de fondo sobre el presente asunto, por haberse agotado este análisis in limine litis por este Tribunal
Disciplinario Judicial. Así se decide.
IV
DECISIÓN
En virtud de los razonamientos antes expuestos, este Tribunal Disciplinario Judicial, en nombre de la República Bolivariana
de Venezuela y por autoridad de la Ley, decide:
Único: Se declara IMPROCEDENTE IN LIMINE LITIS el conocimiento de las investigaciones de la Inspectoría General de
Tribunales y la Oficina de Sustanciación de esta Jurisdicción Disciplinaria Judicial, sobre el error grave e inexcusable
declarado mediante sentencia N° 705 de fecha 30 de abril de 2007, dictada por la Corte Superior de la Sección Adolescente
del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, en el cual habría incurrido la ciudadana FLOR MEDINA
RENGIFO, titular de la cédula de identidad N° V-9.817.588, en su desempeño como Jueza Provisoria del Juzgado de
Primera Instancia en Funciones de Juicio N° 2 de la Sección Adolescente del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana
de Caracas, al dictar la sentencia de fecha 16 de febrero de 2007, en virtud de que los hechos reseñados no se constituyen
como hechos disciplinables tipificados en el Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana, que permitan la
continuación del novísimo proceso disciplinario judicial, ello en aras de garantizar la celeridad y economía procesal de los
mencionados procesos, de conformidad con los principios rectores de esta Jurisdicción Disciplinaria Judicial, consagrados
en el artículo 3 ejusdem, en concordancia con el artículo 37 eiusdem.
Regístrese, publíquese y ofíciese de la presente decisión.
Dada y firmada en la sede del Tribunal Disciplinario Judicial en la ciudad capital de la República Bolivariana de
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Venezuela, a los _________________ (_____) días del mes de _______________ de dos mil doce (2012). Años 202° de la
Independencia y 153° de la Federación.
HERNÁN PACHECO ALVIÁREZ
Juez Presidente
JACQUELINE SOSA MARIÑO CARLOS MEDINA ROJAS
Jueza Ponente Juez
RAQUEL SUE GONZÁLEZ
La Secretaria
En misma fecha, se publicó y registro la anterior sentencia bajo el N° _____________________.RAQUEL SUE GONZÁLEZ
La Secretaria
Exp.: AP61-A-2011-000045
HPA/JSM/CMR/RSG
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