LA PARTIDA DE UN AMIGO Por Dr. Ignacio Miniam y Damián Bellini “Ningún ser va a la nada”. Leonardo Da Vinci. Cuando la muerte no se produce por sí misma y se recurre a la eutanasia, es importante preguntarse si ese acto “misericordioso” es por el animal o por nosotros, si son sus ojos los que suplican o son los nuestros los que no quieren verlo sufrir, o quizás no somos capaces de compartir un desenlace plagado de penas. Como veterinarios tenemos la obligación de actuar como tales, evitando el dolor innecesario en situaciones irreparables, tratar de que transiten por ese camino de la mejor manera, pero no segar su vida por el bienestar de nuestro cliente. Hay que honrar al animal y aconsejar al propietario que apoye a su mascota en el proceso de la muerte, acompañándolo, manteniendo la puerta del corazón abierta, dándole mensajes de amor y de agradecimiento y aprendiendo de él la dignidad del adiós. La decisión que un dueño debe tomar frente a una decisión límite debe ser discutida con el veterinario lo más racionalmente posible. Debe dejarse bien claro que la vejez no implica que se deba apresurar la partida, el respeto por la vida debe ser siempre nuestro paradigma. Hay una serie de preguntas que se pueden realizar para ayudarnos a tomar la difícil decisión de la eutanasia: 1-¿es su gato capaz de mantener su rutina diaria con una buena calidad de vida y con cierto grado de disfrute? 2-¿está el gato sufriendo?, ¿es controlable ese sufrimiento? 1 3-¿sufre alguna condición que le produzca a usted una situación insostenible? 4-¿esa condición requiere de un extraordinario nivel de cuidado que no puede asumir? 5-¿los días y momentos buenos superan a los malos? Merece recalcarse que es una vida la que está en sus manos, sin olvidar que tener una mascota implica una responsabilidad para siempre, desde el principio al fin. El respeto hacia los animales debe ser lo más importante, junto con la evaluación concienzuda de la situación y su real gravedad. Debemos enaltecer la existencia, con las enseñanzas éticas que debemos aplicar como médicos y ayudar a aplicarlas como seres humanos sensibles y justos; aconsejar que en ese instante en que su vida se apaga, su mirada encuentre a su dueño, que su miedo se desvanezca al sentir a sus amores al lado, nombrándolo, queriéndolo y despidiéndolo tal vez con la humedad del llanto. Cuando ese amigo se va y emprende ese misterioso camino solo, es con nuestro amparo y la promesa del reencuentro en un mundo más justo para ellos, que lo hace irse en paz. Antes de proceder con la eutanasia, usted puede desear considerar lo siguiente: 1-Si es conveniente para usted y su mascota, podrían desear contar con tiempo para realizar alguna de las actividades especiales que han sido significativos para usted durante la vida del animal. Esto podría ser algo tan sencillo como permitirle reposar al sol en su lugar favorito o sentarse en su regazo cuando usted lee diario. 2-Es necesario que sus hijos no sean “protegidos” de este importante momento y proceso de tomar decisiones. Muchos estudios demostraron que excluir a los niños o inventarles historias (por ejemplo “se fue a vivir al campo”) es 2 perjudicial a largo plazo. También es importante para los padres apreciar la capacidad de comprender los conceptos de la muerte y eutanasia a diferentes edades. 3-Usted podría desear tomar fotografías, conservar pelaje o capturar huellas digitales (sobre un papel o arcilla) como último recuerdo. 4-Puede encontrar que es más sencillo discutir sobre el destino del cuerpo (cremación, entierro, etc.) antes de la eutanasia. El desconsuelo es una manifestación normal ante la pérdida de un ser querido, ya sea humano o animal. Existen muchas maneras de atravesar este proceso de pesadumbre. Debe saber que la pérdida de una mascota puede originar cambios físicos y emocionales, con una duración de semanas a meses. “Posiblemente nos irritara ver la rapidez con que fluye y nos abandona nuestro corto periodo de vida, si en lo más profundo de nuestro ser no fuéramos conscientes, en secreto, de nuestra participación en la interminable primavera de la eternidad, por lo que siempre nos queda la esperanza de volver a encontrar vida en ella.” Schopenhauer. 3