“Cena de Nochegüena” José Ignacio González

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CENA DE NOCHEGÜENA
Pseudónimo: Azimut
PRIMER PREMIO “Cena de Nochegüena”
José Ignacio González Alvarez
A Luis Miguel Morán, chinato.
La noche antes de la consulta estuve en vilo. Pol los nervios sería. Aunque
también es verdá que m’acabé el vasino d’agua que siempre llevo a la mesilla
cuando voy a acostalme, pol la costumbre de remojalme la boca a cada
despeltal. Una tontería, pero si no me lo llevo, el vasino d’agua, digo, tengo que
levantalme a po’él antes de quealme dormío la primera vez de la noche. Cuando
me jarto d’estal en la cama, tras lleval un ratino ya dispielto, y s’empieza a
entrevel la lú del día pol’entre las rendijas de la ventana, me levanto, voy a la
cocina, caliento la leche en el fogón y la tomo migá en el mismo vaso, dispués
de tiral po’el fregadero la mitá d’agua que m’abía llevao la noche antes, y
aluego la mijirrinina d’aguardiente, también en el mismo vaso, pa entonal el
cuerpo. Manías serán. Total, c’a traguinos a traguinos, acabé l’agua, y como no
tuve que dir al fregadero pa tiral la c’abía sobrao, pues ni disayuné.
Eso son goteras de la edá, o andancio, o frío c’as cogío, c’ay que cuialse,
que los años no pasan en balde. Eso m’icían en la sala d’espera, que yo pensaba
que la gente mayol qu’iba al méico estaba triste y afligía, y no ¡que va! Allí
andaba la Damiana, d’espera también con otros de su quinta, en su salsa, que
n’abía quien la callara, como una cotorra la tía, veng’ablal y veng’ablal, c’asta
contó un chiste: es una vieja que va al méico y le’ice qu’está mu preocupá
polque echa unos güenos gases (venga to’l mundo a reil… algunos, otros no)
que ni jacen ruido ni juelen, ni ná; li receta el méico unas pastillas y’al cabo
d’un tiempo vuelve la mujel, que mire usté, que voy mejol, que los gases ya
güelen que atrecienden (y yo con una risa floja echándome mano pa la tripa)
pero que siguen sin sonal, y va el médico y le’ice: bien, bien, jemos conseguío
cural-le la narí, vamo a vel si tenemo suelte con la sordera. Y’eso qu’estaba
compungía polque el su gatino llevaba desaparecío cuatro días y lo’abía buscao
pol toa la casa, jasta a la troje s’abía subío, eso dijo. Pues la Damiana, que
s’enciscó ya tallúa con un afilaol gallego y mastuerzo que reparó en el pueblo
allá pol los cincuenta y la queó preñá y soltera de pol vía (qu’ice que velai, que
pa una ve que lo jizo… enganchó) m’espetó na más velme que ¡cuidao Segundo
qu’estás desgalamío, si paeces una breva seca! que don Grabiel está de
vacaciones de Naviá y’ay una méica nueva, que como te mande quealte en
peligote, qué v’a pensal de los jombrinos d’este pueblo. ¡Vamo ni qu’estuviera
jecho un zarrio o yo juera un espantajo! ¡Ándalla, petacón, y lo ice ella qu’es un
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CENA DE NOCHEGÜENA
Pseudónimo: Azimut
escamocho y se trae un trajín con el consultorio ca ve que va demual! En verano
no pué dormil pol la caló y l’entran aginos, en otoño que si está deprimía y le
dan regilones; ahora, en invierno, polque le suenan las ruíllas que paecen
castañuelas y está transía de dolores, y’en primavera que si le zalean los bichos
y le salen sarpullíos y negreales. Y’es ca sío siempre mu lamprucia y mu
mezucona la so chochúa. De parte mañana va zascandileando pol las bardas
estirando el pescuezo como las lechuzas pa vel que se cuece en los corrales;
anda t’ol día de correveidele, se para en los bares, pega la narí a los cristales,
pone las palmas de las manos en las sienes a mó d’anteojeras, y aluego se va de
corrobla en corrobla malmitiendo a las mujeres de los sus maríos.
Buen día… Sentáte ¿Cómo te chamás… que os pasá?… contáme… La
méica estiraba las palabras que paecían de goma y como no entendí ná de ná,
principié por el principio. Me llamo Segundo, nacío y criao aquí, en Malpartía, y
si pol lo c’usté pregunta es pol la dolencia que m’acucia, es qu’estoy
desmangajao, con una jebra… (lo dije asín, en fino) que cuando me dan los
retoltijones ya pueo salil’echando mistos tirando de correa pol camino pa ganal
tiempo, polque no llego… no llego ¡y no llego! Explicáte mejor. Usté es
forastera, verdá. Sí, de-Mar-del-Plata-Argentina, así de corrío lo dijo. Pues verá
señorita (arrimé la silla a la mesa, bajé la vó y miré a d’ambos laos p’asegurarme
qu’estábamos solos) que con la zurretina qu’e cogío tengo que salil’espolillao,
d’estrumpía pa c’usté m’entienda, polque me cago en un sin sentil. Chá que
tenés urgencia. Veleile. Era mu guapa la condená, tenía los ojos verdes y el
pelo l’olía a margaritas frescas, parecía güena mujel, la méica, digo,
m’escuchaba y prestaba mucha atención a lo que yo l’icía.
¿Desde cuándo te pasá? Desde Nochegüena. ¿Comiste algo que te sentó
mal, qué comiste? Apuntaba las cosas en un papel, mu ensimismá en lo
qu’escribía, mientras m’icía las preguntas. Yo siempre je comío de tó lo c’usté
se puea d’imaginal y de lo que no se puea d’imaginal, de comel, digo; que de
mocoso y’andaba yo de furtivo trampaleando y poniendo lazos po’l monte y que
d’enseguía le cogí el tengle polque si no… la jambre es una cosa mu mala
¿sab’usté? pero tié una cosa güena, que cuando uno come… se le quita. Asín
que asín sigo, de furtivo, digo; y’a lo de la pregunta, pue jará ya dos meses que
cayó en el lazo una perdí y me dije: ésta me la embucho yo pa Nochegüena, asín
que la metí en la jaula grande pa c’anduviera desaogá, y la estao cuidando como
a una reina, con trigo, cebá, pipas y zamboas cocías, jasta qu’ese día…
Entonces la méica s’amorugó y puso cara d’aberse tragao las estrébedes. ¿No me
digás que vos cenaste perdiz? …Estofá. Pero no sabés que “omnis saturatio
mala, perdicis autem pessima” ¿comprendés que te digo? Ni jota, pero asentí.
¡Y’es c’ablaba mu rara la so joía! Siguió jaciéndome preguntas para la historia
clínica ¿sabés? ¿Qué vos nunca viniste al médico? y yo respondía: No.
Segundo… Oliva Canelo, 86, soltero… del corazón bien; vel, veo como un
lince; oil, jasta el vuelo d’una mosca de dormío oigo; meal, meo bien también…
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CENA DE NOCHEGÜENA
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aguanto toa la noche; no, en la vía ma dao pol chiscal un cigarro; de la bebía, lo
normal, l’aguardiente de la mañana y’una barriguina de vino en las comías; agua
poca, medio vasino pol las noches, aunque hoy me lo je bebío entero, pol los
nervios de la consulta, sab’usté; de verdura ná de ná, qu’eso es forraje pal
ganao… ¿el deo gordo del pie? nunca m’a dolío; ahora no, qu’el tiempo y’a
jecho su oficio, pero de joven bajaba a Placenzia, picotazo como los pardales,
sab’usté, y’otra ve p’al alero; de las enfermedades de la familia: que mi padre
murió de tisis dispués de la guerra, com’abía tanta miseria y tanta purmonía, que
mi madre se murió de pena, de no aguantal que mi padre s’apagara sin remedio,
con lo tiarrón qu’era…
Descubrite el brazo. ¿Que m’arremangue ice? Se puso un aparatejo en los
uídos, se inclinó sobre mi, y mientras yo le miraba el sostén de reojo, m’apretó
un’abrazaera alreol del brazo que s’inflaba y s’inflaba ca vez qu’estrujaba la
pera que tenía en una mano; con la otra plantó un reondel debajo l’atajarre que
m’abía colocao, y cuando aquello paecía qu’iba a revental… l’abrazaera, digo,
s’aflojó del tó.
¡Once siete tenés, pistonudo, qué bárbaro che, oiste! Que me queé tan
asustao del mó en que lo dijo y de los ojos tan grandes c’abrió, que no m’atreví a
preguntal-le si aquello c’abía escuchao por l’achiperre aquel era una mala
cosa… o pior.
Tomás un sobrecito disuelto en agua cada ocho horas, te hacés los
análisis para ver como andás y volvés en una semana, que ya regresó don
Gabriel, a saber los resultados. Bebéte abundante líquido y chevá dieta blanda,
cha sabés, arroz blanco, jamón de york y yogur. ¡Mia tú, comía de titiriteros pa
un jombre jecho y derecho como yo!
Tenés gastroenterocolitis vírica aguda, sabés, nada grave… Que no sería
ná grave, ni yo es que sea quejique ni miscandero, pero me paeció a mí un
nombre que metía mucho miedo y qu’era capaz d’espenar en cuatro días al más
pintao, el d’esa enfermedá, digo; y d’enseguía caí en la cuenta que asín debían
llamal en mar-del-plata-argentina a los entripaos.
Y’aquí estoy de nuevo, aguardando en la consulta pa sabel los resultaos
y’a contal-le a don Grabiel (pol si lo quié apuntal en la historia clínica esa, si le
vaga, digo) qu’el día d’autos cuando llegué a casa al mediodía, m’encontré la
jaula abierta y la perdí c’abía desaparecío, que de la desazón que m’entró
empecé a olisqueal el rastro jaciendo el reclamo con un puño puesto en la boca a
mó de trompetilla, y pegándome en los mofletes con el otro como un decosío:
Ka… chú-chú, ka… chú-chú, ka… chú-chú, jasta que salí al corral y vi las
plumas grises y rojas revoloteando en un rincón y’al gato enolme de la Damiana
relamiéndose y mirándome con ojos de chivino tierno. Ven minino, ven… l’ije,
lo cogí en brazos, l’acaricié los lomos, y’entonces decií cambial la cena.
Qu’esa es la pura verdá, y tal c’así voy a didílselo a don Grabiel pa vel
como s’aguanta la risa floja que le va a entral cuando llegue la Damiana con un
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CENA DE NOCHEGÜENA
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escaliento d’aúpa, toa aforrajá, pidiendo árnica pa los nervios polque el su gatino
lleva sin aparecel desde el día de Nochegüena.
ACCÉSIT “Querido Hermano”
Raúl Ballesteros López
Querido hermano:
En primer lugar quiero pedirte disculpas por llevar tanto tiempo sin ponerme en
contacto contigo, ¿Cuánto hace ya?, ¿seis años? Si, son ya seis años sin saber
nada de ti, de tu mujer María, de tus hijos y, sobre todo de padre y de madre. La
vida va muy deprisa. ¿No te parece que fue ayer mismo cuando hablamos?
Parece mentira como pasa el tiempo.
Muchas veces he estado a punto de coger el teléfono y marcar tu número pero,
igual que las nuevas tecnologías, el teléfono me parece algo frío, distante, casi
impersonal. Prefiero explicarme en esta carta y felicitarte además las navidades.
Aunque no lo creas, no pasa un solo día que no me acuerde de vosotros. Sois mi
familia y para mí, la familia es lo primero. Pero chico, la vida en la capital es
una locura, no tienes tiempo para nada. Tú conoces bien este ajetreo, porque
fuimos vecinos hasta que te despidieron. Menos mal que después de tantos años
en la fábrica te darían una buena indemnización.
De vez en cuando veo a la prima Carmen la que se casó con el guardia, y me
dan ganas de preguntarle por vosotros, aunque sé que sigue enfadada porque
Juan la dejó para casarse conmigo. Ni siquiera el tiempo ha sido capaz de cerrar
esa herida.
Supongo que en la carpintería te irá fenomenal. La montaste en lo que fue la
panadería de padre ¿verdad? Ese local tiene que valer sus buenos cuartos, es
grande y está en la plaza. Echo de menos el olor a pan recién hecho de todas las
mañanas.
¿Y a tu mujer? ¿Se le pasó lo de la espalda? Nos estamos haciendo viejos. A mí
todos los días me duele la cabeza y a mi marido el estómago le está matando, y
eso que ahora se cuida mucho. Fíjate que ya no bebe y aún así sufre unos
ardores insoportables.
Tu hijo José acabaría sin problemas la carrera. Es el más espabilado de la
familia. Cómo me acuerdo de los ratos que se pasaba jugando con mi Pedrito,
bueno, mi Pedro que ya es todo un hombre, aunque sigue viviendo en casa. No
encuentra trabajo, y mira que se pasa los días echando currículos por internet,
pero nada, no tiene suerte. Yo le he dicho a mi Juan que después de 40 años en
la empresa, sus jefes le podían hacer un favor y colocar a nuestro hijo. Mi juan
dice que no quiere tener que agradecer nada a nadie y no pide el favor. Ya podía
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CENA DE NOCHEGÜENA
Pseudónimo: Azimut
poner remedio el gobierno y dar trabajo a los jóvenes que como dice mi Juan, a
nosotros con unas sopas nos apañan.
¿Tu pequeña Soraya será una mujercita? Qué guapa era con esos ojazos azules.
No se parece a ninguno de la familia.
Ya sé que se murió la tía Manuela. No pude ir al entierro, ese día me traían la
cocina nueva y tenía la casa patas arriba. Hace poco le di el pésame a Genaro
¡cómo me lo agradeció!
Mi hija Isabel es azafata de compañía, de las que van a los congresos con las
personas importantes. Vive en París, las cosas le van tan bien que está pensando
en tener un hijo, sin casarse, eso sí, dice que las ataduras son de otro tiempo.
¿Padre seguirá tan fuerte como siempre? Parece mentira que vaya a cumplir
ochenta y siete años. ¿No me digas que sigue bajando al huerto con estos fríos?
Si lo hace que lo haga bien abrigado. Cuándo venga le tengo preparada una
cazadora de cuero que a mi juan se le ha quedado pequeña y está cómo nueva.
Muchas veces me emociono y se me saltan las lágrimas cuando pienso en él ¡Es
tan bueno! ¿Y Madre? Con sus dolores seguro ¿Come mejor? Siempre ha sido
de poco comer. Te hará gracia, pero en casa tenemos un canario y cuando lo veo
me acuerdo de madre, tan poquita cosa y tan delicada. Pero con genio.
Acuérdate de cómo nos perseguía con la zapatilla en la mano después de alguna
trastada.
Bueno Antonio, además de para felicitarte te escribo para decirte que nos
encantaría que padre y madre pasaran con nosotros las navidades. Así que si a ti
te parece bien, vamos a por ellos el día 23 y se quedan hasta que pasen los reyes.
Dice mi Juan que cuando vayamos a por ellos nos tienes que tener preparadas
sus medicinas y la cartilla de la seguridad social, que con estos hielos nunca se
sabe. La verdad es que no veo la hora de abrazarlos. Si hay que tomar alguna
precaución con alguno de los dos me lo dices, no quiero que se pongan malos,
que luego llevarlos al médico es un trastorno. Y eso que tú eres autónomo. Mira
mi Juan, sus padres a la residencia, nosotros no podemos atenderlos y allí, tienen
sus comidas a sus horas, sus medicinas y su ropa limpia.
A ti ya te dije hace mucho tiempo que cuando quieras buscamos un centro para
padre y madre. Me han dicho que la residencia nueva está fenomenal, si te
parece busco el teléfono y pido información. Cómo tú quieras.
¡Ah, se me olvidaba! ¡No sé ni dónde tengo la cabeza! Dice mi Juan que por si
acaso papá o mamá necesitan alguna cosa, nos preparas también la cartilla de la
caja de ahorros, que aquí hay muchas tiendas y a lo mejor se encaprichan con
algo. No es que nosotros andemos mal de dinero o que nos importe gastarnos
algo en mis padres, pero oye, los caprichos son los caprichos y es mejor que
cada uno se pague los suyos.
Ahora si que me despido. Recibe un enorme abrazo de tu hermana que te quiere.
Carmina
Querida hermana:
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Pseudónimo: Azimut
Ni te imaginas la sorpresa que me he llevado al recibir tu carta. En fechas tan
señaladas es reconfortante saber que la familia se acuerda de uno. Yo también
aprovecho para desearte unas muy, pero que muy felices navidades.
Tienes razón, la vida va muy deprisa y el tiempo no pasa igual para unos y otros.
Tanto es así que lo que para algunos son seis años para otros pueden ser diez.
Diez años Carmina, diez años llevas sin interesarte por nosotros y lo que más me
duele, sin preguntar por tus padres. Y eso que gracias a Dios, para ti la familia es
lo primero.
Sí Carmina, mis hijos acabaron de estudiar. Malo sería si José, que va a cumplir
treinta años, siguiera estudiando. Lleva cinco años trabajando. No le fue fácil
encontrar trabajo. Se marchó a Madrid y se metió de lleno en su ajetreo, aunque
él llama todos los días para preguntar por sus padres y sus abuelos. Los primeros
meses que pasó en la capital y aunque tenía internet, se levantaba a las seis de la
mañana y recorría la ciudad de arriba abajo, entregando los currículos en mano.
En muchos sitios no le dejaron pasar y en otros le recibieron de mala gana pero
al final, se colocó en un bufete Quizá, al holgazán de tu Pedrito le convendría
levantar el culo del sillón y buscar trabajo puerta por puerta. Para mí que
internet es cómo el teléfono, distante, frío, casi impersonal.
Hace tres años que operaron de la espalda a mi mujer. Gracias por preguntar.
Siempre he dicho que eres muy detallista.
Cuídate Carmina, vigila esos dolores de cabeza y no te preocupes por tu Juan,
estoy seguro de mejorará del estómago. El cuerpo le agradecerá que no se
emborrache todos los días.
Sí, fuimos vecinos hasta que me despidieron. No me indemnizaron. Cómo un
imbécil cargué con el error de tu marido y acabé en la calle. ¿No le has
preguntado a tu Juan por qué me despidieron? Mejor que no pida nada, bastante
favor le ha hecho la empresa soportando a ese inútil 40 años. Con una mano
detrás y otra delante me vine al pueblo y monté la carpintería en la antigua
panadería de papá. No huele a pan, pero huele a honradez y esfuerzo. No te
preocupes por los cuartos, sé que la mitad del local algún día será tuyo.
Tienes razón, el tiempo no lo cura todo. A la prima Carmen, que era tu amiga,
tu mejor amiga, no debió gustarle que te acostaras con su novio todos los días. Y
aún menos que un mes antes de su boda te quedarás preñada de él. Y oye, ya sé
que mi hija Soraya no se parece a ninguno de la familia, sin embargo tu Pedrito,
bueno tu Pedro, es clavado al boticario. Dicen por el pueblo que buenas
inyecciones te ponía todas las tardes en la rebotica.
Me alegro de que a tu hija Isabel le vaya bien por Francia. No tardará mucho en
regalarte con un nieto porque aquí, a las señoritas de compañía, esas que acuden
a los congresos con las personas importantes, no las llamamos azafatas.
Sí Carmina, papá sigue tan fuerte como siempre. No son ochenta y siete años los
que va a cumplir, sino noventa. Anda agachado, doblado por el tiempo y el
dolor, pero sigue siendo un gran hombre, un hombre íntegro, cabal. Él también
se acuerda de ti y alguna vez he visto como sus ojos se empañaban, quizá se
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CENA DE NOCHEGÜENA
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pregunte en qué se ha equivocado para que su hija no se interese por él. Aunque
no puede ni levantar la azada, baja al huerto todos los días, y bien abrigado.
Todos los años estrena una buena prenda de abrigo, por lo que la cazadora que le
tienes preparada, esa de piel que se le ha quedado pequeña a tu Juan, si te
parece, junto con la cocina, el canario y el pésame (esto de parte de Genaro), te
la metes por dónde te quepa.
Mamá hace tiempo que perdió la cabeza. Padece demencia senil. Apenas nos
conoce pero todas las mañanas después de que María la asea, papá se acerca a
ella y con sus dedos retorcidos por la artrosis, le acaricia la cara una y otra vez, y
ella sonríe y sus ojos brillan, brillan de amor y felicidad. Estoy seguro de que se
siguen queriendo como el primer día.
No Carmina, no llames a ningún centro. María y yo podemos ocuparnos de
papá y mamá. Aquí también tienen las comidas a sus horas, la cama hecha y la
ropa planchada y además, todas las mañanas desayunan con un beso de los que
tanto les quieren.
Carmina, si vienes a por ellos les harás mucho bien porque ellos sí te echan de
menos. Eres su hija y te van a querer siempre. Fíjate que dice padre que el día 23
te va a ingresar doce mil euros. Cuántas veces le he preguntado que para qué
guardaba tu número de cuenta, al lado de tu foto en un cajón de la mesilla y
siempre me ha contestado lo mismo: “Por si acaso alguna vez mi Camina, mi
hija, me necesita”
Nada más Carmina, feliz Navidad y recibe un fuerte abrazo de tu hermano que
te quiere
Antonio.
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