AQUELLOS FUTBOLISTAS NUNCA DEL TODO OLVIDADOS. Era el atardecer de un templado día a finales del verano, una docena de chicos del barrio descansaban bajo la sombra de un par de acacias, después de haber jugado a la pelota durante más de una hora en aquel solar baldío algo alejado de sus casas. Unos habían salido del colegio o de la escuela y otros habían salido de las fábricas o del taller; todos habían perdonado la merienda y con las carteras y las ropas de trabajo habían hecho unos montones señalando lo que ellos suponían las porterías de un campo de fútbol y acababan de echar un partidillo, seis contra seis, finalizado con un empate a diez goles. Las respiraciones entrecortadas y las ropas algo humedecidas por el sudor, reflejaban el esfuerzo realizado bajo un sol que, aunque no era tan fuerte como el de los meses pasados, aún calentaba lo suyo. Charlaban y comentaban algunos lances del juego, sin ponerse muy de acuerdo en las faltas producidas y en un par de goles, que unos mantenían habían sido legales, mientras que los contrarios decían que habían sido altos. Claro que en esto de la altura no había quien fuera capaz de medir, a ojo de buen cubero, las dimensiones de las ilusorias porterías. Y aunque no se ponían de acuerdo en las cuestiones de las reglas legales, sí que todos coincidían en lo bien que se lo pasaban y en la remota posibilidad de poder jugar algún día en un campo de verdad, con balón de reglamento, porterías con redes y un terreno de juego marcado con sus áreas y su centro de campo. La ilusión les hacía pensar en formar un equipo con sus propias camisetas y sus botas de cuero, para poder demostrar que sabían dar buenos chupinazos. Y más o menos así, con semejantes ilusiones, pensaban unos cuantos grupos de muchachos en los diferentes barrios de Getafe. Hasta que ocurrió el milagro. No sabemos muy bien cómo, acaso fue el deseo colectivo hecho realidad, de unos jovencitos ávidos de protagonizar una escalada deportiva. Pero allá por finales de los años cincuenta surgieron, como por arte de magia, una decena de equipos de barrio formados por chavales que, poniendo semana tras semana parte de sus ahorrillos, habían conseguido comprar camisetas, calzones, medias y un par de balones de reglamento. Atrás quedarían los tiempos en que, reunidos en pandilla, iban de un barrio hasta otro para echar partidillos, que más de una vez acababan en riñas y peleas. Ahora solamente faltaba organizarse y ponerse a competir entre ellos, para disfrutar de la emoción que les proporcionarían los auténticos partidos de fútbol, con dos tiempos de cuarentaicinco minutos cada uno, en un campo de verdad, con árbitro y con espectadores. Dirigidos por unos cuantos mayores, locos del balompié, consiguieron llevar a cabo sus sueños, compitiendo en el entonces Campo Municipal de Deportes, inaugurado en octubre de 1955, en el barrio de San Isidro, donde jugaba por entonces el recién ascendido Club Getafe Deportivo, a la anhelada tercera división (1957). 1 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. DOS FORMACIONES DEL HISPANIA CON ÁNGEL CUADRADO Y EUGENIO CORREDOR 2 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. OTRAS DOS FORMACIONES DEL HISPANIA CON EUGENIO CORREDOR Y JOSÉ SÁNCHEZ REY 3 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. UNA FORMACIÓN DEL ESTRELLA UNA FORMACIÓN DEL OVERENA CON ÁNGEL CUADRADO 4 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. DOS FORMACIONES DISTINTAS DEL SAETA 5 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. UNA FORMACIÓN DEL SAETA CON ANTONIO EXPÓSITO Y DEOGRACIAS GÓMEZ-PLATERO 6 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. EL SAETILLA CON JACINTO RESINO Y MARIANO UNA FORMACIÓN DE LOS LEONES CON LOS HERMANOS APODADOS “VENENO” 7 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. TRES FORMACIONES DEL EQUIPO DE CASA 8 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. Todos estos chicos y algunos más, que no aparecen en las fotografías anteriores, calzaron por primera vez en sus vidas unas botas de fútbol. Ilusionados sintieron la emoción que suponía vestir los colores de unas camisetas y la alegría de marcar un gol. Bajo las órdenes de un entrenador aficionado, compitieron con otros muchachos de su edad, aceptando deportivamente las decisiones de un árbitro y dos linieres uniformados. Supieron de triunfos y de derrotas, pero ante todo y aún sin saberlo, marcaron una época en la historia del fútbol en Getafe. Bien es verdad que no fueron los primeros en grabar un hito en esa historia, pues desde muchos años antes ya se habían jugado partidos de fútbol en las eras y hasta en terrenos acondicionados con porterías y marcados con líneas en yeso blanco. Fue por el mes de mayo del año 1923, cuando en un terreno de juego en la dehesa “suerte de roturas” (hoy Base Aérea) María Luisa, la hija de Filiberto Montagud, dio el primer puntapié a un balón, efectuando el saque de honor entre los equipos de la Sociedad Recreativa de Getafe y la Internacional Deportiva de Madrid. Lo cierto es que en aquel Getafe de principios del siglo XX, siempre se había jugado a la pelota y también al balón, hecho con gajos de cuero cosidos a mano, con una abertura por la que se introducía en su interior una cámara de goma con una válvula que, después de inflada la cámara, se doblaba y se ataba con un cordel de bramante para al final quedar sellado el balón con una correílla, también de cuero, que producía un abultamiento capaz de escalabrar al futbolista que se atreviera a efectuar un remate de cabeza. No era ninguna broma. Las botas se llamaban borceguíes y tenían una puntera de cuero más duro que el resto de la bota, para poder dar unos tremendos punterazos. Recuerdo las declaraciones de Arrate, un delantero del Athletic de Bilbao, diciendo que él lanzaba los penaltis de un punterazo y que si el portero los paraba “peor para él”. Los chavales que formaban los equipos de aquellos años, anteriores a 1960, no calzaron ese tipo de botas, sino unas algo más modernas a las que llamaban “argentinas” mucho más flexibles, sin puntera postiza, pero con unas tiras de cuero clavadas en la suela, que se llamaban “espais”, que permitían agarrarse a los suelos de tierra de los campos de fútbol y los balones ya eran de válvula automática, o sea sin correílla. Como los suelos eran de tierra, los porteros se protegían las rodillas con unas rodilleras de tiras de algodón, los codos con unas coderas y las caderas con un leve almohadillado en los costados de los pantalones; y además no vestían camisetas, sino jerséis de punto de lana. Por cierto, tanto los árbitros como los linieres vestían totalmente de negro. Lo cierto es que todos esos chavales, con su entusiasmo y sus ilusiones, dieron paso a unos años de prosperidad en el deporte de Getafe. No solamente en el fútbol, sino también en el atletismo, que por entonces empezó a despuntar con brillantez en nuestro pueblo. Gran parte del mérito se debió a la labor entusiasta de una persona llamada Pepe Mingo, que desde su trabajo como monitor de educación física en la empresa Construcciones Aeronáuticas impulsó con acierto la pasión por el deporte. 9 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. Y de aquellos equipillos de barrio y de empresas, nació el juvenil del Getafe. DOS FORMACIONES DEL EQUIPO JUVENIL DEL GETAFE 10 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. Mi personal y sincero reconocimiento hacia aquella gran familia de muchachos y las gentes que los dirigieron. Todavía hoy, cuando nos encontramos por las calles, nos saludamos con afecto, aun sin apenas recordar sus nombres. No quiero decir que anteriormente no hubiera habido otros jóvenes, por supuesto también aventureros del deporte, que habiendo formado equipos y jugado intensos partidos contra otros rivales, sintieron la pasión por el balompié. Naturalmente que sí los hubo, en los barrios y en algunas de las fábricas, principalmente en la escuela de aprendices de Construcciones Aeronáuticas, donde solían enfrentarse los de un oficio contra los de otro. TORNEROS CONTRA FRESADORES EN NAVIDADES 11 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. En otras fábricas, como por ejemplo en Ericsson, también se formó un joven equipo que participó en diversas competiciones inter empresariales. DOS FORMACIONES DEL EQUIPO DE ERICCSON CON PACO MUÑOZ VALLEJO Y CON ISIDRO COTO 12 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. Algunos años más tarde y ya con la experiencia de equipos anteriores, duchos en la competición futbolística, hubo un equipo juvenil que quedó campeón en un torneo provincial. Fue el equipo de AUTO GETAFE. Pero el equipo de juveniles que alcanzó una gran victoria a escala nacional, fue el de CASA, que se alzó como Campeón de España del campeonato laboral de 1965. 13 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. EQUIPO JUVENIL DE CASA CAMPEÓN DE ESPAÑA DE FÚTBOL LABORAL EN 1965 oOo La gente mayor hablaba de Verde y de Cagigas, que fueron fichados por el Atlético de Madrid, luego Luís Aragonés y Clarés (que no eran de Getafe) fueron fichados por el Atlético y por el Barcelona respectivamente, después Joseito se llevó a Carmelo a jugar en el Celta de Vigo, Puskas se llevó a Joaquín Rey a Estados Unidos y algo después se fue a Canadá, Eugenio Ocaña fue fichado por el Atlético De Madrid, Zapatero fichó por el Leganés, y Ramoncín y Mancebo jugaron en el Getafe. 14 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. No todos, pero algunos de aquellos chicos de barrio, traspasada ya la edad de los dieciocho años, que les había permitido competir como juveniles, continuaron su gran afición por el fútbol y deambularon de un lado para otro, pasando a formar parte de otros equipos del entorno futbolístico. Equipos de algunos distritos de Madrid como el Europa, el Puerta Bonita, el Plata, el Borondo, el Moscardó, el Fuencarral, el Boetticher y otros cuantos más, acogieron con interés a destacados jugadores procedentes de aquellos equipillos de barrio. Hasta que algunas empresas, radicadas aquí en Getafe, decidieron, con acierto, formar sus propios equipos para competir en campeonatos de empresa y de Educación y Descanso, no solamente en la provincia de Madrid, sino también a escala nacional, al tiempo que los productos en ellas fabricados tomaban de modo gratuito, una publicidad que llegaba con facilidad a cualquier rincón de España. Empresas como Reyfra y Uralita se beneficiaron de ésta particular situación, a la vez que ofrecían en el pueblo de Getafe espectáculo y deporte. Y todos tan contentos: los directivos de empresa, los muchos aficionados getafeños, los preparadores físicos, los que cuidaban del material deportivo, los que se ocupaban del mantenimiento de las instalaciones y por supuesto los propios jugadores, incluidas sus familias y unos cuantos amigos, fieles seguidores de los colores de aquellos equipos. A PARTIR DE AQUÍ ENTRAN EN JUEGO DOS EQUIPOS EL REYFRA Y EL URALITA UNA FORMACIÓN DEL REYFRA EN EL CAMPO DEL GETAFE 15 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. UNA FORMACIÓN DEL REYFRA EN EL ESTADIO DE VALLECAS UNA FORMACIÓN DEL REYFRA EN EL CAMPO DEL MOSCARDÓ 16 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. UNA FORMACIÓN DEL REYFRA EN EL CAMPO DEL MOSCARDÓ (Final del Campeonato de Aficionados contra el Real Madrid) OTRA FORMACIÓN DEL REYFRA 17 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. UNA FORMACIÓN DEL URALITA EN EL CAMPO DEL LEGANÉS UNA FORMACIÓN DEL URALITA EN EL PARQUE SINDICAL 18 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. OTRA FORMACIÓN DEL URALITA EN EL PARQUE SINDICAL EL EQUIPO DEL URALITA EN SU CAMPO DE GETAFE 19 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. LA PLANTILLA DEL URALITA EN EL CAMPO DE URALITA Este equipo quedó campeón de España, en el año 1970, del torneo de grupos de empresa; imponiéndose por 2-0, al equipo de Forjas Alavesas, en el campo del Gimnástic de Tarragona. oOo Aquellos aprendices de futbolistas experimentaron en primera persona lo que era disfrutar de un vestuario con duchas, pasando luego de los campos de tierra rastrillados, a los terrenos de juego con un césped regado casi a diario y con otras modernas duchas de agua caliente. Calzaron las botas de fútbol con “espais”, pasando después a las botas argentinas con tacos de aluminio. Todos estos chicos conocieron lo uno y lo otro, jugaron y compitieron en las categorías empresariales y en las federadas inferiores, incluso en la primera regional y hasta en la tercera división. Algunos de ellos, siendo niños y ante el asombro de sus padres, ya habían pateado con cierta destreza un balón con correilla. Todos, prácticamente todos, habían comenzado a jugar a la pelota en los terrenos baldíos de sus barrios, que ellos con imaginación convertían en auténticos campos de fútbol: en cualquier solar, en las eras, en la Barbacana, junto a las viviendas de los militares de artillería, también en el campo que había a las traseras del cuartel, en el abandonado campo del Getafe de la calle Vinagre, en los dos campos del colegio de los PP Escolapios, en el solar donde estuvo la antigua plaza de toros, en otro solar cercano al matadero, en tierras del barrio de la Alhóndiga o en cualquier otro lugar donde se pudieran dar unas pocas carreras y hacer unos cuantos regates, conduciendo una pelota, para poder “meter un gol” y celebrarlo dando saltos. 20 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras. He preferido no poner los nombres de los futbolistas, al pie de las fotografías, salvo en una de ellas en la que ya venían impresos, porque creo que resultará mucho más entretenido el tratar de ir reconociéndolos uno por uno, a pesar del paso del tiempo. Lo que sí quisiera, es tener un afectivo recuerdo para aquellos que ya no se encuentran entre nosotros (q.e.p.dd.). SE ACABÓ Agradecimientos y dedicatoria: Vaya por delante mi especial agradecimiento a todos aquellos amigos que, con absoluta generosidad, no han dudado en prestarme las fotografías que aparecen en este artículo. Muchas, muchísimas gracias. A todos ellos va dedicado este espontáneo escrito, como recuerdo de aquellos momentos, otrora vividos en leal compañía. De forma particular está dedicado a mi amigo de la infancia Carmelo Deleyto Barcia, persona que siempre ha trabajado por el mundo del fútbol de una manera desinteresada, sólo porque le gustaba y con quien aún tengo el placer de conservar una buena amistad. En Getafe, otoño del 2015. Lamberto Sanz Esteras. 21 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.