1 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras

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AQUELLOS FUTBOLISTAS NUNCA DEL TODO OLVIDADOS.
Era el atardecer de un templado día a finales del verano, una docena de chicos del barrio
descansaban bajo la sombra de un par de acacias, después de haber jugado a la pelota
durante más de una hora en aquel solar baldío algo alejado de sus casas. Unos habían
salido del colegio o de la escuela y otros habían salido de las fábricas o del taller; todos
habían perdonado la merienda y con las carteras y las ropas de trabajo habían hecho
unos montones señalando lo que ellos suponían las porterías de un campo de fútbol y
acababan de echar un partidillo, seis contra seis, finalizado con un empate a diez goles.
Las respiraciones entrecortadas y las ropas algo humedecidas por el sudor, reflejaban el
esfuerzo realizado bajo un sol que, aunque no era tan fuerte como el de los meses
pasados, aún calentaba lo suyo. Charlaban y comentaban algunos lances del juego, sin
ponerse muy de acuerdo en las faltas producidas y en un par de goles, que unos
mantenían habían sido legales, mientras que los contrarios decían que habían sido altos.
Claro que en esto de la altura no había quien fuera capaz de medir, a ojo de buen
cubero, las dimensiones de las ilusorias porterías. Y aunque no se ponían de acuerdo en
las cuestiones de las reglas legales, sí que todos coincidían en lo bien que se lo pasaban
y en la remota posibilidad de poder jugar algún día en un campo de verdad, con balón
de reglamento, porterías con redes y un terreno de juego marcado con sus áreas y su
centro de campo. La ilusión les hacía pensar en formar un equipo con sus propias
camisetas y sus botas de cuero, para poder demostrar que sabían dar buenos chupinazos.
Y más o menos así, con semejantes ilusiones, pensaban unos cuantos grupos de
muchachos en los diferentes barrios de Getafe. Hasta que ocurrió el milagro.
No sabemos muy bien cómo, acaso fue el deseo colectivo hecho realidad, de
unos jovencitos ávidos de protagonizar una escalada deportiva. Pero allá por finales de
los años cincuenta surgieron, como por arte de magia, una decena de equipos de barrio
formados por chavales que, poniendo semana tras semana parte de sus ahorrillos, habían
conseguido comprar camisetas, calzones, medias y un par de balones de reglamento.
Atrás quedarían los tiempos en que, reunidos en pandilla, iban de un barrio hasta otro
para echar partidillos, que más de una vez acababan en riñas y peleas. Ahora solamente
faltaba organizarse y ponerse a competir entre ellos, para disfrutar de la emoción que les
proporcionarían los auténticos partidos de fútbol, con dos tiempos de cuarentaicinco
minutos cada uno, en un campo de verdad, con árbitro y con espectadores.
Dirigidos por unos cuantos mayores, locos del balompié, consiguieron llevar a
cabo sus sueños, compitiendo en el entonces Campo Municipal de Deportes, inaugurado
en octubre de 1955, en el barrio de San Isidro, donde jugaba por entonces el recién
ascendido Club Getafe Deportivo, a la anhelada tercera división (1957).
1 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
DOS FORMACIONES DEL HISPANIA
CON ÁNGEL CUADRADO Y EUGENIO CORREDOR
2 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
OTRAS DOS FORMACIONES DEL HISPANIA
CON EUGENIO CORREDOR Y JOSÉ SÁNCHEZ REY
3 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
UNA FORMACIÓN DEL ESTRELLA
UNA FORMACIÓN DEL OVERENA CON ÁNGEL CUADRADO
4 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
DOS FORMACIONES DISTINTAS DEL SAETA
5 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
UNA FORMACIÓN DEL SAETA
CON ANTONIO EXPÓSITO Y DEOGRACIAS GÓMEZ-PLATERO
6 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
EL SAETILLA CON JACINTO RESINO Y MARIANO
UNA FORMACIÓN DE LOS LEONES
CON LOS HERMANOS APODADOS “VENENO”
7 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
TRES FORMACIONES DEL EQUIPO DE CASA
8 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
Todos estos chicos y algunos más, que no aparecen en las fotografías anteriores,
calzaron por primera vez en sus vidas unas botas de fútbol. Ilusionados sintieron la
emoción que suponía vestir los colores de unas camisetas y la alegría de marcar un gol.
Bajo las órdenes de un entrenador aficionado, compitieron con otros muchachos de su
edad, aceptando deportivamente las decisiones de un árbitro y dos linieres uniformados.
Supieron de triunfos y de derrotas, pero ante todo y aún sin saberlo, marcaron una época
en la historia del fútbol en Getafe. Bien es verdad que no fueron los primeros en grabar
un hito en esa historia, pues desde muchos años antes ya se habían jugado partidos de
fútbol en las eras y hasta en terrenos acondicionados con porterías y marcados con
líneas en yeso blanco. Fue por el mes de mayo del año 1923, cuando en un terreno de
juego en la dehesa “suerte de roturas” (hoy Base Aérea) María Luisa, la hija de Filiberto
Montagud, dio el primer puntapié a un balón, efectuando el saque de honor entre los
equipos de la Sociedad Recreativa de Getafe y la Internacional Deportiva de Madrid.
Lo cierto es que en aquel Getafe de principios del siglo XX, siempre se había
jugado a la pelota y también al balón, hecho con gajos de cuero cosidos a mano, con una
abertura por la que se introducía en su interior una cámara de goma con una válvula
que, después de inflada la cámara, se doblaba y se ataba con un cordel de bramante para
al final quedar sellado el balón con una correílla, también de cuero, que producía un
abultamiento capaz de escalabrar al futbolista que se atreviera a efectuar un remate de
cabeza. No era ninguna broma. Las botas se llamaban borceguíes y tenían una puntera
de cuero más duro que el resto de la bota, para poder dar unos tremendos punterazos.
Recuerdo las declaraciones de Arrate, un delantero del Athletic de Bilbao, diciendo que
él lanzaba los penaltis de un punterazo y que si el portero los paraba “peor para él”.
Los chavales que formaban los equipos de aquellos años, anteriores a 1960, no
calzaron ese tipo de botas, sino unas algo más modernas a las que llamaban “argentinas”
mucho más flexibles, sin puntera postiza, pero con unas tiras de cuero clavadas en la
suela, que se llamaban “espais”, que permitían agarrarse a los suelos de tierra de los
campos de fútbol y los balones ya eran de válvula automática, o sea sin correílla. Como
los suelos eran de tierra, los porteros se protegían las rodillas con unas rodilleras de tiras
de algodón, los codos con unas coderas y las caderas con un leve almohadillado en los
costados de los pantalones; y además no vestían camisetas, sino jerséis de punto de lana.
Por cierto, tanto los árbitros como los linieres vestían totalmente de negro.
Lo cierto es que todos esos chavales, con su entusiasmo y sus ilusiones, dieron
paso a unos años de prosperidad en el deporte de Getafe. No solamente en el fútbol,
sino también en el atletismo, que por entonces empezó a despuntar con brillantez en
nuestro pueblo. Gran parte del mérito se debió a la labor entusiasta de una persona
llamada Pepe Mingo, que desde su trabajo como monitor de educación física en la
empresa Construcciones Aeronáuticas impulsó con acierto la pasión por el deporte.
9 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
Y de aquellos equipillos de barrio y de empresas, nació el juvenil del Getafe.
DOS FORMACIONES DEL EQUIPO JUVENIL DEL GETAFE
10 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
Mi personal y sincero reconocimiento hacia aquella gran familia de muchachos y
las gentes que los dirigieron. Todavía hoy, cuando nos encontramos por las calles, nos
saludamos con afecto, aun sin apenas recordar sus nombres. No quiero decir que
anteriormente no hubiera habido otros jóvenes, por supuesto también aventureros del
deporte, que habiendo formado equipos y jugado intensos partidos contra otros rivales,
sintieron la pasión por el balompié. Naturalmente que sí los hubo, en los barrios y en
algunas de las fábricas, principalmente en la escuela de aprendices de Construcciones
Aeronáuticas, donde solían enfrentarse los de un oficio contra los de otro.
TORNEROS CONTRA FRESADORES EN NAVIDADES
11 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
En otras fábricas, como por ejemplo en Ericsson, también se formó un joven
equipo que participó en diversas competiciones inter empresariales.
DOS FORMACIONES DEL EQUIPO DE ERICCSON
CON PACO MUÑOZ VALLEJO Y CON ISIDRO COTO
12 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
Algunos años más tarde y ya con la experiencia de equipos anteriores, duchos en
la competición futbolística, hubo un equipo juvenil que quedó campeón en un torneo
provincial. Fue el equipo de AUTO GETAFE.
Pero el equipo de juveniles que alcanzó una gran victoria a escala nacional, fue
el de CASA, que se alzó como Campeón de España del campeonato laboral de 1965.
13 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
EQUIPO JUVENIL DE CASA
CAMPEÓN DE ESPAÑA DE FÚTBOL LABORAL EN 1965
oOo
La gente mayor hablaba de Verde y de Cagigas, que fueron fichados por el
Atlético de Madrid, luego Luís Aragonés y Clarés (que no eran de Getafe) fueron
fichados por el Atlético y por el Barcelona respectivamente, después Joseito se llevó a
Carmelo a jugar en el Celta de Vigo, Puskas se llevó a Joaquín Rey a Estados Unidos y
algo después se fue a Canadá, Eugenio Ocaña fue fichado por el Atlético De Madrid,
Zapatero fichó por el Leganés, y Ramoncín y Mancebo jugaron en el Getafe.
14 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
No todos, pero algunos de aquellos chicos de barrio, traspasada ya la edad de los
dieciocho años, que les había permitido competir como juveniles, continuaron su gran
afición por el fútbol y deambularon de un lado para otro, pasando a formar parte de
otros equipos del entorno futbolístico. Equipos de algunos distritos de Madrid como el
Europa, el Puerta Bonita, el Plata, el Borondo, el Moscardó, el Fuencarral, el Boetticher
y otros cuantos más, acogieron con interés a destacados jugadores procedentes de
aquellos equipillos de barrio. Hasta que algunas empresas, radicadas aquí en Getafe,
decidieron, con acierto, formar sus propios equipos para competir en campeonatos de
empresa y de Educación y Descanso, no solamente en la provincia de Madrid, sino
también a escala nacional, al tiempo que los productos en ellas fabricados tomaban de
modo gratuito, una publicidad que llegaba con facilidad a cualquier rincón de España.
Empresas como Reyfra y Uralita se beneficiaron de ésta particular situación, a la vez
que ofrecían en el pueblo de Getafe espectáculo y deporte. Y todos tan contentos: los
directivos de empresa, los muchos aficionados getafeños, los preparadores físicos, los
que cuidaban del material deportivo, los que se ocupaban del mantenimiento de las
instalaciones y por supuesto los propios jugadores, incluidas sus familias y unos cuantos
amigos, fieles seguidores de los colores de aquellos equipos.
A PARTIR DE AQUÍ ENTRAN EN JUEGO DOS EQUIPOS
EL REYFRA Y EL URALITA
UNA FORMACIÓN DEL REYFRA EN EL CAMPO DEL GETAFE
15 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
UNA FORMACIÓN DEL REYFRA EN EL ESTADIO DE VALLECAS
UNA FORMACIÓN DEL REYFRA EN EL CAMPO DEL MOSCARDÓ
16 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
UNA FORMACIÓN DEL REYFRA EN EL CAMPO DEL MOSCARDÓ
(Final del Campeonato de Aficionados contra el Real Madrid)
OTRA FORMACIÓN DEL REYFRA
17 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
UNA FORMACIÓN DEL URALITA EN EL CAMPO DEL LEGANÉS
UNA FORMACIÓN DEL URALITA EN EL PARQUE SINDICAL
18 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
OTRA FORMACIÓN DEL URALITA EN EL PARQUE SINDICAL
EL EQUIPO DEL URALITA EN SU CAMPO DE GETAFE
19 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
LA PLANTILLA DEL URALITA EN EL CAMPO DE URALITA
Este equipo quedó campeón de España, en el año 1970,
del torneo de grupos de empresa; imponiéndose por 2-0,
al equipo de Forjas Alavesas, en el campo del Gimnástic de Tarragona.
oOo
Aquellos aprendices de futbolistas experimentaron en primera persona lo que era
disfrutar de un vestuario con duchas, pasando luego de los campos de tierra rastrillados,
a los terrenos de juego con un césped regado casi a diario y con otras modernas duchas
de agua caliente. Calzaron las botas de fútbol con “espais”, pasando después a las botas
argentinas con tacos de aluminio. Todos estos chicos conocieron lo uno y lo otro,
jugaron y compitieron en las categorías empresariales y en las federadas inferiores,
incluso en la primera regional y hasta en la tercera división. Algunos de ellos, siendo
niños y ante el asombro de sus padres, ya habían pateado con cierta destreza un balón
con correilla. Todos, prácticamente todos, habían comenzado a jugar a la pelota en los
terrenos baldíos de sus barrios, que ellos con imaginación convertían en auténticos
campos de fútbol: en cualquier solar, en las eras, en la Barbacana, junto a las viviendas
de los militares de artillería, también en el campo que había a las traseras del cuartel, en
el abandonado campo del Getafe de la calle Vinagre, en los dos campos del colegio de
los PP Escolapios, en el solar donde estuvo la antigua plaza de toros, en otro solar
cercano al matadero, en tierras del barrio de la Alhóndiga o en cualquier otro lugar
donde se pudieran dar unas pocas carreras y hacer unos cuantos regates, conduciendo
una pelota, para poder “meter un gol” y celebrarlo dando saltos.
20 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
He preferido no poner los nombres de los futbolistas, al pie de las fotografías,
salvo en una de ellas en la que ya venían impresos, porque creo que resultará mucho
más entretenido el tratar de ir reconociéndolos uno por uno, a pesar del paso del tiempo.
Lo que sí quisiera, es tener un afectivo recuerdo para aquellos que ya no se encuentran
entre nosotros (q.e.p.dd.).
SE ACABÓ
Agradecimientos y dedicatoria:
Vaya por delante mi especial agradecimiento a todos aquellos amigos que, con absoluta
generosidad, no han dudado en prestarme las fotografías que aparecen en este artículo.
Muchas, muchísimas gracias. A todos ellos va dedicado este espontáneo escrito, como
recuerdo de aquellos momentos, otrora vividos en leal compañía.
De forma particular está dedicado a mi amigo de la infancia Carmelo Deleyto Barcia,
persona que siempre ha trabajado por el mundo del fútbol de una manera desinteresada,
sólo porque le gustaba y con quien aún tengo el placer de conservar una buena amistad.
En Getafe, otoño del 2015.
Lamberto Sanz Esteras.
21 Digamos que hablo de Getafe, por Lamberto Sanz Esteras.
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