DEFENSORIA DEL PUEBLO, COLOMBIA INFORME SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA NIÑEZ EN COLOMBIA DURANTE EL AÑO 2001 Marzo de 2002 INTRODUCCIÓN El presente informe tiene por objeto exponer y evaluar la situación general de la niñez1 colombiana respecto al ejercicio de sus derechos fundamentales y prevalentes2, de conformidad con los compromisos adquiridos por el Estado ante la comunidad internacional al ratificar los tratados y convenios relativos a la protección de sus derechos. Conviene advertir que Colombia es un país que lleva muchos años inmerso en un conflicto armado. La violencia, además de otros factores, influye negativamente en la efectividad y eficacia de los derechos humanos de la infancia. Las personas más vulnerables en el contexto de la confrontación armada son los niños, las niñas y los adolescentes, en la medida en que son víctimas fatales, padecen el desplazamiento interno junto con sus familias, se ven obligados a abandonar el sistema educativo, la atención en salud se les dificulta y las posibilidades de satisfacer sus necesidades básicas se reducen al mínimo. Además, para ellos y ellas, el tener que arribar a zonas urbanas propicia su explotación laboral y sexual. De la misma manera, debe reconocerse que la grave crisis económica de Colombia hace cada vez más difícil la realización de los derechos humanos de los niños y las niñas, por cuanto no hay sector de la economía que no esté afectado, lo que aunado a las grandes desigualdades existentes, a la pobreza generalizada y a las pocas perspectivas de mejoría, hace que sean ellos los principales afectados en el ejercicio de sus derechos. Como el Estado es responsable de la efectividad de los derechos humanos, se presenta este informe a partir del análisis de las actividades que éste ha desplegado tendentes a fortalecer los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes en nuestro país. Es decir, se hace referencia a las medidas legislativas existentes y su adecuación a la normatividad internacional de derechos humanos de los niños, a la formulación de medidas políticas y a su aplicación por parte de las entidades que integran el sistema nacional de bienestar familiar. Igualmente, es importante dar cuenta de las actividades desarrolladas por la familia y la sociedad como corresponsables de los derechos de los niños. Para tales efectos, es indispensable identificar las eventuales dificultades en el desarrollo de dicha labor, en cualquiera de los ámbitos referidos anteriormente, y evaluarlas y confrontarlas con los principios y valores propios del Estado Social de Derecho. Se busca conocer, con el mayor grado de certeza, las posibilidades de solución, las alternativas de aplicación, y los compromisos que deben asumirse por parte del Estado, la sociedad y la 1 Convención sobre los Derechos del Niño. Artículo 1. Para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño todo ser humano menor de 18 años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad. 2 Según el DANE en Colombia hay 16.800.000 personas menores de 18 años, lo que representa el 41.5% de la población total del país. De éstos, el 55% son niñas y 45% niños. De acuerdo con el Departamento Nacional de Planeación, el 59.8% de la población colombiana está por debajo de la línea de pobreza y el 10.28% vive en condición de miseria. 2 familia para cumplir con el deber ético y constitucional de velar por los derechos fundamentales prevalentes de los niños y las niñas. Los resultados, como se expondrá, indican que los objetivos se han cumplido y que los derechos de los niños todavía tienen un largo camino por recorrer a fin de que sean reales y efectivos. Por ello, el presente documento propone una serie de recomendaciones con el propósito de que las instituciones responsables cumplan con su deber de proteger la efectividad de los derechos de la niñez. A. DIAGNÓSTICO “La pobreza es una realidad en la vida de más de 1.000 millones de personas en todo el planeta, la mitad de los cuales son niños. Junto con las mujeres, los niños son quienes más sufren cuando escasean los recursos. Al menos 600 millones de niños y adolescentes crecen en familias que se esfuerzan por sobrevivir con ingresos de menos de UN dólar por día. Pero ninguna medición en dólares puede expresar las tribulaciones de los niños que están desnutridos, que beben agua contaminada, que no asisten a la escuela y que crecen sin haber visitado jamás un establecimiento de salud. La pobreza no solo malogra las esperanzas y las oportunidades, sino que también causa daños duraderos en los cuerpos y las mentes de los jóvenes. En los países en desarrollo, la pobreza es la causa profunda de un suceso trágico: cada año pierden la vida unos 11 millones de niños menores de cinco años, en su mayoría a causa de enfermedades prevenibles, y la desnutrición es una causa fundamental de aproximadamente la mitad de esas defunciones. Las principales enfermedades letales son la neumonía, las enfermedades diarreicas, el paludismo y el sarampión”3. En el caso colombiano, de acuerdo con el Departamento Nacional de Estadística, informe del mes de septiembre de 2000, tal como el promedio nacional, el 59.8% de la población infantil tiene necesidades básicas insatisfechas, es decir, vive por debajo de la línea de pobreza y el 9% está en condición de miseria. Lo anterior significa un grave menoscabo de las condiciones de vida de la niñez y de sus familias, lo que agrava aún más la crisis de derechos humanos por la que atraviesa la infancia. Además de lo anterior, en Colombia no existe una cultura de respeto por los derechos humanos de la niñez, a pesar de que la Convención sobre los Derechos del Niño fue ratificada por el Estado colombiano en 1991. Antes de la promulgación de dicha normatividad, los niños y las niñas eran considerados por la legislación como menores, es decir, incapaces y dependientes de la familia, de la escuela o del Estado. 3 Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. UNICEF. Informe Anual del UNICEF. 2000 “La influencia de la pobreza también es evidente cuando los niños no asisten a la escuela o reciben educación de mala calidad, cuando trabajan en tareas peligrosas o en las que son explotados, cuando las niñas contraen matrimonio precozmente y quedan embarazadas de inmediato y cuando las familias sucumben a la violencia doméstica. En situaciones de pobreza, son las niñas quienes salen peor paradas; tienen probabilidades mayores que los niños varones de que les denieguen servicios de salud, educación y otros servicios sociales básicos y cuando la economía sufre reveses, sus desventajas se agravan. Hay muchos factores que aceleran el espiral descendente de la pobreza: la devastación que conlleva el VIH/SIDA, especialmente en África; el resurgimiento del paludismo y la tuberculosis como graves emergencias sanitarias en muchos países; y los conflictos armados, que siguen diezmando sociedades enteras y agotando sus recursos”. 3 Dicha teoría fue proscrita por el nuevo paradigma del concepto de niño, introducida por la mencionada Convención que pretende significar la existencia de personas-niños autónomas, sujetos titulares de derechos independientes y de deberes, exigibles a partir del grado de desarrollo integral que marque su proceso de crecimiento. No obstante, personas definidas como las más vulnerables dada su condición de indefensión y, por ello, demandantes de protección por parte de la familia, de la sociedad y del Estado. Sin embargo, el caso colombiano es crítico frente al respeto de los derechos de la niñez, debido a la vigencia de una normatividad que solamente visibiliza al menor que es pobre o que no tiene familia; una legislación que incluye a los menores y que excluye a los niños y a las niñas, no obstante contar con un mandato constitucional inequívoco, según el cual no solamente los derechos de la niñez son elevados al rango de fundamentales, sino que los define como prevalentes sobre los derechos de los demás ciudadanos. Ahora bien, es necesario romper el ciclo de violencia que hoy rodea a la infancia colombiana. Dicha ruptura implica necesariamente parar la repetición de conductas lesivas de la dignidad humana, que algunos profesionales de la salud mental, han identificado como el ciclo de violencia que se transmite de generación en generación, según el cual, si un adulto arremete contra un niño o una niña, es porque él o ella fueron víctimas de la misma agresión durante su infancia, y así sucesivamente se repite la historia de la agresión. Por ello es necesario parar la agresión contra quienes son hoy niños y niñas; es menester invertir el esquema de la inversión social nacional, según la cual, se invierte ahora para tener un mejor país mañana.4 Por ello se requiere desplegar al máximo el gasto público en el inmediato presente para garantizar a quienes hoy son niños y niñas un desarrollo integral, que les permita hacer parte de una sociedad que no los reconoce como personas. Este ciclo de equivocaciones en lo social, la deshumanización del conflicto armado, sumada a la crisis económica y estructural de la sociedad, ha cobrado sus mayores víctimas en la niñez, que padece con mayor rigor la irresponsabilidad del Estado y de la sociedad. Sumado a lo anterior, en un país con altos índices de impunidad, la represión y el castigo no operan con la debida regularidad. Las consecuencias para los derechos de los niños y las niñas son funestas cuando la ley punitiva carece de poder persuasivo e intimidatorio. Los efectos que producen las violaciones de los derechos humanos en los niños y niñas colombianos son profundas, en la medida en que aparece una sensación de angustia y de miedo por la aparente indefensión en que se encuentran. La grave situación por la que atraviesan los derechos de la niñez colombiana se ve reflejada en las cifras que se presentan a continuación, indicadores que demandan con extrema urgencia del Estado una postura autocrítica, tendente a redireccionar sus acciones a favor de la infancia, dado que hasta la fecha, los resultados no han sido contundentes. Derecho a la Vida y a la integridad Personal Derecho vulnerado Cifra – Año 2001 4 Fuente “Dicen que somos el futuro, para entonces ya no seremos jóvenes. El futuro llegó hace rato”. UNICEF. Adolescencia en América Latina y el Caribe: Orientaciones para la formulación de políticas. Diciembre 2001 4 Derecho a la vida Derecho a Personal la Derecho a Personal la 4,077 niños y niñas muertos en forma violenta (11.1 en promedio al día) Integridad 69,681 casos evaluados por Violencia Intrafamiliar. Maltrato Infantil: 10,981 Maltrato Conyugal: 41,320 Maltrato entre otros familiares: 17,380 Integridad 13,352 dictámenes sexológicos practicados. De estos, 11,324 contra menores de 17 años Derecho MUERTES CAUSA DE LA MUERTE a la Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses Vida VIOLENTAS EN MENORES DE 18 AÑOS CIFRAS 2001 NIÑAS NIÑOS TOTAL Año Día 0.86 0.7 Año 1,727 590 Día 4.73 1.6 314 HOMICIDIO ACCIDENTES DE 270 TRANSITO 144 0.4 103 0.3 SUICIDIO 257 0.7 561 1.5 OTROS ACCIDENTES 33 0.1 78 0.2 OTRAS MUERTES VIOLENTAS NO ESTABLECIDAS 2.8 8.3 TOTALES 1, 018 3, 059 FUENTE: Instituto Nacional de Medicina Legal. 2001 AGRESOR Año 2041 860 Día 5.6 2.3 247 818 0.7 2.2 111 0.3 4, 077 11.1 Derecho a la Integridad Personal MALTRATO INFANTIL AÑO 2001 NIÑAS NIÑOS TOTAL 5 2, 164 1,968 4,132 PADRE 741 627 1, 368 PADRASTRO 1, 553 1, 252 2, 805 MADRE 939 2, 155 OTRO FAMILIAR 1, 216 1, 442 79 1, 521 CONYUGAL 7, 116 4, 865 11, 981 TOTAL FUENTE. Instituto Nacional de Medicina Legal. 2001 Derecho a la Libertad Derecho vulnerado Cifra – Año Derecho a la libertad. Niños y niñas secuestrados Secuestro durante el año 2000: 330. Niños y niñas secuestrados durante el año 2001: 303 Derecho a la libertad Según informe del año 2000, al año se judicializan por infracciones a la ley penal más de 20.000 menores de edad, de los cuales son privados de la libertad 8.000 Derecho a la libertad Niños y niñas capturados por la Policía entre enero y octubre de 2001, solamente en Bogotá: 4.100 Fuente Fundación País Libre Instituto Colombiano Bienestar Familiar de Policía Nacional Derecho al Cuidado, a la Familia y a la Educación Derecho vulnerado Cifra – Año Fuente Derecho al cuidado- El delito de segunda Fiscalía General de la Nación alimentos ocurrencia en el país para 1999 es el de Inasistencia Alimentaria, con 59.905 denuncias Derecho a tener una familia Durante el año 2000 el Instituto Colombiano de número de historias activas Bienestar Familiar de niños abandonados o en peligro fue de 56.322. De estos 4.529 abandonados, 25.691 en peligro, 23.732 historias sin información. 2.706 niños y niñas entregados en adopción. Derecho a la Educación Según el informe de 1.999 UNESCO en Colombia hay más de 6 2.800.000 niños y niñas por fuera del sistema educativo Derecho a no ser explotado económicamente Derecho vulnerado Cifra – Año Fuente OIT-IPEC. Derecho a no ser explotado Según el último informe Programa económicamente para el año 1999, en Ministerio de Trabajo Colombia trabajan más de 2.700.000 niños y niñas en condiciones de riesgo. Derecho a no ser explotado Solamente en las siete Estudio UNICEF - Save the económicamente principales ciudades, se Children. 2001 calcula que hay 323.000 niños y niñas que trabajan en el servicio doméstico, sin ninguna seguridad. Infracciones al Derecho Internacional Humanitario Derecho vulnerado Cifra – Año Fuente Violación de derechos en Más de 6.000 niños y niñas UNICEF razón del conflicto armado vinculados con los grupos alzados en armas al margen de la ley Niñez desplazada por la En los últimos 15 años se CODHES violencia han desplazado por la violencia 1.100.000 niños y niñas. Durante el año 2001 se Defensoría del Pueblo desplazaron 93.012 niños y niñas como consecuencia del conflicto armado Niñez víctima de Minas En Colombia hay sembradas Observatorio de Derechos de la antipersonal cerca de 70.000 minas Humanos de la antipersonal en 105 Vicepresidencia municipios. En los últimos 8 República años han sido afectados 5.250 niños y niñas como consecuencia de ellas. 7 1. El derecho a la vida El derecho a la vida es un derecho de carácter fundamental para todos los habitantes del territorio nacional. Sin embargo, de acuerdo con las cifras que suministró el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses en el informe del año 2001, se registró la muerte en forma violenta de 4.077 niños y niñas, lo que representa en promedio once niños muertos por día, de los cuales cinco fueron asesinados, dos perdieron la vida en accidentes de tránsito, uno se suicidó y tres más murieron en otros accidentes. Estos indicadores ponen en evidencia que, por su propia condición de vulnerabilidad, los niños y las niñas son más fácilmente víctimas de agresiones a este derecho, bien sea por causa de la violencia doméstica, de la delincuencia común o por la violencia del conflicto armado interno que vive el país, circunstancias que incluyen la denominada "limpieza social" de los niños de la calle. El derecho a la vida que tiene toda persona a existir y gozar del conjunto de facultades que le permiten relacionarse y llevar a cabo proyectos vitales, implica la disposición de todos los medios para que la vida se realice y, en tal sentido, el Estado está obligado a ofrecer su colaboración en aquellos casos en que el individuo no pueda procurarse, por sí solo, los medios que requiere para su supervivencia. Por ello, frente a una población infantil definida como vulnerable, per se, el Estado tiene una obligación mayor. 2. El derecho a la integridad personal física y psicológica a. El maltrato infantil y la violencia intrafamiliar Así como el derecho a la vida de los niños y las niñas es afectado en forma notoria, el derecho a la integridad física y psicológica no lo es menos, también por sus condiciones de vulnerabilidad manifiesta. El derecho a la integridad personal que se desprende del derecho a la vida, a una vida digna en la que prime el respeto por la dignidad humana y la libertad, no puede ser ejercido a plenitud por la infancia colombiana. Casos de Violencia Intrafamiliar. Año 2001 Maltrato Infantil Violencia Conyugal Maltrato entre otros Total familiares 10.918 41.320 17.443 69.681 Fuente. Instituto De Medicina Legal y Ciencias Forenses. Informe 2001 Adicionalmente, un estudio del Ministerio de Salud realizado en 1998 informa que en Colombia 361 niños y niñas de cada 1.000 sufren de algún tipo de maltrato, es decir, que el 36.1% de la infancia es víctima de violación contra su derecho a la integridad personal y a la dignidad humana. Sin embargo, dicho estimativo se basa solamente en los casos reportados a las autoridades o en encuestas con muestras supuestamente representativas que no siempre permiten medir la real magnitud del problema. De conformidad con estas cifras, la violencia que se ejerce contra los niños y las niñas en el espacio familiar constituye una grave violación a su derecho a la integridad personal y a 8 los demás derechos fundamentales en virtud del artículo 44 de la Constitución Política. Si bien se ha logrado consolidar una Política Nacional de Construcción y Convivencia Familiar "Haz Paz", en la que participan la totalidad de las instituciones del sector estatal para prevenir, erradicar y sancionar la violencia intrafamiliar, los índices señalan que ésta no ha disminuido en la proporción esperada. b. Abuso sexual Una de las conductas más lesivas contra el derecho a la integridad personal, a la libertad y al respeto de la dignidad humana es el abuso sexual, máxime si se tiene en cuenta la arbitrariedad de la fuerza y de la relación de poder que pone en juego el verdugo poderoso contra su víctima inerme, que sitúa a los niños y niñas en condición de extrema vulnerabilidad, muchas veces sin la posibilidad de informar o denunciar la ocurrencia de estos hechos ante otras personas y ante las autoridades competentes. Delitos Sexuales. Año 2001 Delitos sexuales contra menores de 17 años 11.258 Delitos sexuales contra mayores de edad 2.094 Fuente. Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Informe de 2001 Merece recalcarse que, según el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses en sus registros sobre abuso sexual, el agresor sexual es generalmente una persona conocida de la víctima, como el padre, el padrastro, el tío, el hermano o un vecino. Este delito, de insuficiente denuncia, deja lesiones físicas permanentes, lacera de manera severa la autoestima de quienes lo padecen, ocasiona cambios drásticos en los procesos de aprendizaje, empuja a los niños o niñas a la drogadicción y al alcoholismo, trastorna su comportamiento y deja secuelas imborrables en sus relaciones interpersonales. c. Explotación en las calles Otro tipo de trato cruel, inhumano y degradante que se le da a la niñez colombiana guarda relación con los niños y niñas de la calle, problema que hasta la fecha no ha podido ser cuantificado y, por consiguiente, atendido, aun cuando el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar estimó en 1997 que había cerca de 30.000 niños y niñas en las calles. Estos niños y niñas son maltratados por la Policía y reciben deficiente atención de las autoridades del Estado. Tanto el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar como las entidades territoriales descuidan su responsabilidad para con esta población, y no coordinan la prestación de los servicios necesarios para los menores de edad que se encuentran en las calles, cuya situación es de extrema gravedad. El Código del Menor vigente tipifica algunas conductas que atentan contra la niñez tales como: el ejercicio de mendicidad valiéndose de un menor o facilitándolo a otro con el mismo fin, la promoción o realización de adopciones ilegales, la inasistencia alimentaria y el maltrato a menores de edad. Dichas conductas fueron retomadas por el nuevo Código Penal que entró a regir en el mes de julio de 2001. El Título VI, correspondiente a los delitos contra la familia, consagra los delitos de violencia intrafamiliar, de maltrato 9 mediante restricción de la libertad física, de mendicidad y el tráfico de menores de edad, la adopción irregular, la inasistencia alimentaria y el incesto, entre otros5. Sin embargo, a pesar de la gravedad de las conductas descritas, la sanción para quienes incurran en ellas es tan baja, que todos esos delitos gozan del beneficio de la excarcelación a la luz del Código de Procedimiento Penal, por lo que reprimir estas acciones, a efecto de evitar que sucedan, es con frecuencia inocuo. La explotación de los niños y niñas que son utilizados para pedir o para obligarlos a trabajar en las calles, llega al extremo de dejar a los niños y niñas por fuera del sistema educativo. Éstos, más tarde, se ven forzados a recurrir a la delincuencia ya que su proceso normal de desarrollo ha sido truncado por la utilización que de ellos se hace. El Boletín Nº 2 de noviembre del año 2000 de UNICEF, publicado por la Oficina de Área para Colombia y Venezuela, informa que del estimativo de 2.500.000 niños y niñas entre los 9 y 17 años que trabajan en condiciones de riesgo para su salud mental y física, el 23.4% lo hacen en la calle. El Boletín señala que los niños y niñas vendedores se inician en el comercio y la economía informal hasta confundirse con la mendicidad, el rebusque y la vida en la calle. Es evidente que, respecto a estos niños y niñas, la actividad desplegada por el Estado no ha alcanzado los resultados esperados. 3. El derecho a la libertad La condición de vulnerabilidad de los niños y las niñas, así como los sentimientos que ellos despiertan en el seno de la sociedad cuando éste derecho les es vulnerado, los ha hecho víctimas del secuestro, del reclutamiento forzado por parte de grupos que participan en el conflicto armado interno, del tráfico y la venta de personas, y de la esclavitud, entre otras atrocidades. a. El secuestro Durante el año 2000, según la información suministrada por la Fundación País Libre, fueron secuestrados 335 niños y niñas, lo que representa un promedio de 27.5 niños al mes. Así mismo, dicha entidad reportó que durante el año 2001 fueron secuestrados 303 niños y niñas. 5 Código Penal. Ley 599 de 2000. Título VI Delitos contra la Familia. Artículo 299. Violencia Intrafamiliar. El que maltrate física, psíquica o sexualmente a cualquier miembro de su núcleo familiar, incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena mayor, en prisión de uno a tres años. Artículo 231. Mendicidad y tráfico de menores. El que ejerza la mendicidad valiéndose de un menor de 12 años o lo facilite a otro con el mismo fin, o de cualquier otro modo trafique con él, incurrirá en prisión de 1 a 5 años. 10 En tal sentido han sido muy importantes las iniciativas legislativas de conformidad con las cuales las penas que se imponen a los perpetradores de estos delitos se han incrementado. No obstante, todavía el país enfrenta diariamente noticias sobre su desaparición, utilización y secuestro. b. El tráfico Por otra parte, la Defensoría del Pueblo, como miembro del Comité Interinstitucional contra el Tráfico de Personas, ha incluido en su tarea de divulgación y promoción de derechos humanos de los niños y las niñas el tema relacionado con la venta y tráfico. En ese sentido, la Defensoría del Pueblo participa en la campaña emprendida por el mencionado Comité, que pretende capacitar a los funcionarios estatales encargados de hacer cumplir la ley en relación con el tema aludido. Sin embargo, la grave situación económica por la que atraviesa el país hace que muchas personas quieran aventurarse a viajar a un país desconocido bajo el convencimiento errado de encontrar la solución a tales dificultades. De igual manera, el tráfico de menores de edad se da con fines de explotación sexual o laboral y, en algunas ocasiones, con la intención de adelantar procesos de adopción ilegales o incluso para el aprovechamiento de sus órganos con fines de trasplante. De conformidad con la información suministrada por la Organización Internacional para las Migraciones para el año de 1999, se estima que anualmente cerca de 700.000 mujeres y niños son víctimas de redes de tráfico de personas, como una de las modalidades de delincuencia transnacional organizada. Para el mismo año, el Departamento Administrativo de Seguridad – DAS – informó que cerca de 35.000 colombianas ejercen la prostitución en el exterior, y que alrededor de 50.000 habían sido víctimas de la trata de personas en el exterior. Según el Departamento Administrativo de Seguridad DAS – División de INPERPOL, durante 1999 se llevaron a cabo dos operativos denominados “Plan Gavilán” y “Dignidad” tendentes a la desarticulación de redes de tráfico de personas. En dichas operaciones se identificaron 54 redes que trafican con menores de edad. Los operativos reportados por el DAS dan cuenta de los siguientes resultados: País Donde fueron rescatadas Colombia Japón España Holanda Víctimas colombianas rescatadas 1997 – 1999 Capturados 1997 – 1999 40 32 30 16 6 40 6 8 11 Singapur Ecuador EE.UU. Total 4 3 1 126 3 4 2 69 El cuadro anterior denota que en efecto existen medidas importantes adelantadas por las autoridades colombianas en materia de represión de este delito. No obstante, dichas operaciones deben acompañarse de programas de prevención y de asistencia para las víctimas y sus familias, dado que una de las motivaciones que lleva a las víctimas a someterse a este tipo de conductas violatorias de su dignidad humana, está relacionado con el factor económico.6 Según el mismo informe, durante el año de 1999, la Fiscalía General de la Nación judicializó 102 casos por los delitos de tráfico y trata de personas. Así, las víctimas fueron: Edad Entre los 13 a 17 años Se desconocen las edades Casos 8 casos Total 102 33 casos 102 De acuerdo con lo anterior, deben señalarse dos aspectos que inciden de manera directa en el tráfico de mujeres, niños y niñas. De una parte, la poca conciencia del problema en muchos países del mundo, por lo que las medidas internas que se toman son ineficientes. De otra parte, la ignorancia de las víctimas de este tipo de actividades hace que ellas no alcancen a prever las consecuencias de dichos actos. En tal sentido, ha sido particularmente difícil medir en cifras la magnitud de este problema, debido a que los procesos se emprenden solo a partir del descubrimiento de este tipo de delitos en los aeropuertos, descubrimiento poco frecuente frente a lo que realmente sucede. Por ello, las actividades dirigidas a prevenir su ocurrencia deberán coordinarse de mejor manera por la totalidad de los miembros del Comité dentro del propósito de informar adecuadamente a las personas de los riesgos que se corren con esta actividad, y generar mecanismos para que las personas puedan solucionar sus problemas de manera tal que no afecten los derechos humanos de los niños y las niñas. Igualmente dicho Comité deberá coordinar las actividades de las instituciones miembros y de los demás actores de la vida nacional en el campo de la prevención, a través de mayores campañas de sensibilización y capacitación para la población, en especial 6 Fiscalía General de la Nación. En 1999 se judicializaron 102 casos de los cuales: 5 fueron llamados a juicio 3 casos se cerraron por auto inhibitorio 3 se ordenaron cauciones prendarias 4 personas fueron detenidas en prisión domiciliaria 24 personas fueron detenidas preventivamente 7 casos fueron precluídos 18 resoluciones acusatorias 13 sentencias condenatorias 12 dirigidos a los funcionarios responsables de su represión, con énfasis en aquellas regiones del país en las que se presenta en mayor escala el problema, tales como Antioquia, Valle, y el Eje Cafetero, entre otras. c. La privación de libertad Respecto a los niños y niñas que son privados de su libertad, la Convención Internacional de los Derechos del Niño dispone en el artículo 37 que ningún niño será privado de libertad en forma ilegal o arbitraria y que la medida judicial que la imponga debe utilizarse como último recurso y por el menor tiempo posible. Sin embargo, de conformidad con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en los registros para el año 2000, se puede establecer que el 37% de los menores de edad vinculados a procesos por infracciones a la ley penal en los Juzgados de Menores y Promiscuos de Familia están privados de la libertad, sin tener definida su situación jurídica, es decir, se encuentran bajo medida de observación que se cumple en una institución cerrada. Solamente el 12.5% de los procesados está bajo medida de privación de libertad, o sea, en ubicación institucional, lo que significa que la medida de privación de libertad se utiliza en el 50% de los casos. Según el informe citado del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, más de 20.000 niños y niñas son judicializados al año por infracciones a la ley penal, de los cuales 8.000 son privados de la libertad. Cabe reiterar que dicha privación de libertad no se ordena con base en la gravedad del delito cometido por el menor de edad, sino que ella se aplica en los casos en los que el niño o la niña no tienen familia, o cuando ésta no está en condiciones económicas de asumir el cuidado de estos adolescentes. Así, en virtud de la normatividad vigente, el Estado criminaliza e institucionaliza la pobreza. Otra evidencia que debe destacarse aparece en el informe de la Policía Nacional, entidad que reportó la aprehensión, entre los meses de enero y octubre de 2001, de 4.100 niños y niñas solamente en la ciudad de Bogotá. La reiterada ocurrencia de arbitrariedades y amenazas contra el derecho a la no privación arbitraria de la libertad de la niñez ha llevado a que la Defensoría del Pueblo insista en adelantar otra investigación que se desarrolla desde el mes de septiembre del año 2001 en las ciudades de Pereira, Tunja, Cartagena, Pasto y Villavicencio, a fin de establecer las condiciones en las que se encuentran los menores de edad judicializados por infracciones a la ley penal y que están privados de su libertad en centros de reeducación. En dicho trabajo se pretende verificar la situación de sus derechos fundamentales, desde el momento de su captura, el proceso judicial y la efectividad de los tratamientos de reeducación que ofrecen los diferentes centros motivo de estudio. De igual manera, y paralelo al trabajo de investigación, se ha encontrado que la privación inicial de libertad para estos niños y niñas se realiza en estaciones de policía en la mayoría de las regiones del país, en las que son recluidos con adultos, especialmente por la carencia de centros de recepción previstos para los menores de edad, o por lo menos de cuartos separados de los mayores. De otra parte, la Defensoría ha logrado establecer que la medida de privación de libertad no es utilizada por el Juez como medida de último recurso, o cuando en efecto se requiere dada la gravedad del delito cometido por el adolescente. Dicha medida se utiliza en forma arbitraria y aleatoria según la disponibilidad de cupos en los diferentes programas que 13 tiene contratado el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para tal fin. En los casos en que dicha medida se amerita, no siempre puede ser aplicada por el juez debido a la falta de cupos en los centros especializados de reeducación. 4. Derecho al cuidado a. Inasistencia alimentaria Una de las formas más representativas de violencia en la familia es aquella que se denomina inasistencia alimentaria. Dicha conducta que está tipificada como delito en el Código Penal colombiano, no solo se refiere a una cuota económica para la alimentación y manutención de los niños y niñas, sino al derecho de ellos y ellas a un estado de bienestar integral, en el cual el padre, que en general es quien no aporta la cuota, debe la obligación a sus hijos de cuidado y amor. En ese sentido, la Fiscalía General de la Nación estableció en el año 2000 que dicha conducta es el delito de segunda ocurrencia en el país. En efecto, durante 1999 se registraron 59.905 denuncias, de las cuales corresponde a Bogotá 21.485. Sin embargo es muy bajo el impacto de la represión de esta conducta, en detrimento de los derechos de la niñez. b. Embarazo en adolescentes Uno de los problemas serios que afrontan las adolescentes colombianas tiene que ver con el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos, dado que la carencia de información al respecto y de acceso a los servicios de salud reproductiva, ha llevado a un aumento significativo de embarazos en adolescentes. Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de Profamilia del año 2000, el 19% de las jóvenes entre 12 y 19 años de edad han tenido un embarazo. Lo anterior ocurre por cuanto la información que reciben en la actualidad, relacionada con la educación sexual y el ejercicio de sus derechos sexuales, parece ser insuficiente. La misma fuente informó, en la Encuesta sobre mujeres desplazadas en zonas marginales, que el embarazo de adolescentes en dichas zonas asciende a 33%. El informe de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de las Naciones Unidas, (Cairo, 18 de octubre de 1994), define la salud reproductiva como un estado general de bienestar físico, mental y social, y no como una mera ausencia de enfermedades. “En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, y de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia”. Lo anterior, comporta el derecho tanto del hombre como de la mujer a recibir información sobre los métodos de planificación familiar de su elección, que no estén legalmente prohibidos. De igual forma implica el acceso a la información sobre métodos seguros y a los servicios adecuados de atención de la salud que permitan los embarazos y los partos sin ningún riesgo.7 7 Naciones Unidas. Conferencia sobre población y Desarrollo. Cairo 1994. Capítulo VII. Derechos Reproductivos y Salud reproductiva. 7.3: “Teniendo en cuenta la definición, los derechos reproductivos abarcan ciertos derechos 14 Estas alarmantes cifras requieren una evaluación seria y sistemática por parte de los padres de familia y de las instituciones educativas, que permita medir la eficacia de los referentes y de las informaciones en torno al ejercicio de su sexualidad y de la planificación familiar. Según el Ministerio de Salud, para el año de 1999 se estableció que el aborto es la segunda causa de mortalidad materna y la tercera de ingreso hospitalario, lo que sumado al elevado porcentaje de adolescentes embarazadas, resulta ser uno de los problemas que más afectan la salud de las niñas en Colombia. En este sentido, debe propenderse al mejoramiento y la ampliación de cobertura de los servicios sanitarios básicos y de atención para las adolescentes. De igual manera, es indispensable que la información relativa a la prevención de enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH, sea también una prioridad por parte de los organismos que atienden el tema.8 5. Derecho a la familia a. Abandono Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, durante el año 2000 fueron atendidos en medio institucional y en medio familiar, incluidos hogares sustitutos, un total de 99.683 niños y niñas: 62.125 en medio institucional; 37.558 en medio familiar sustituto. El número de historias activas en las diferentes regionales del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar por concepto de abandono o peligro durante el año 2000 fue de 56.322. De estos, 4.529 niños y niñas se encuentran en situación de abandono, 25.691 en situación definida de peligro y 23.732 historias están sin información. Niños y niñas atendidos por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar durante el año 2000 en medio institucional y familiar, incluidos los hogares sustitutos Medio Institucional Medio familiar sustituto Total niños atendidos 62.125 37.558 99.683 Número de historias activas de protección en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, durante el año 2000, por concepto de situación de abandono o peligro humanos que ya están reconocidos en las leyes nacionales, en los documentos internacionales sobre derechos humanos. Esos derechos se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el número de hijos, el espaciamiento de los nacimientos, y a disponer de la información y de los medios para ello y el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva. También incluye su derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones ni violencia, de conformidad con lo establecido en los documentos de derechos humanos”. 8 Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. UNICEF. Informe Anual de UNICEF. 2000. El SIDA: una tragedia expresada en números. - Cada minuto, cinco jóvenes menores de 25 años se contagian con el VIH en el mundo - A fines de 1999 había en el mundo 34.3 millones de personas que vivían con el VIH, de las cuales 24.5 millones estaban en África al sur del Sahara. - En muchos lugares, la tasa de contagio de las niñas es superior a la de los niños varones. 15 Niños declarados en abandono Niños en situación de peligro 4.529 25.691 Historias de protección sin información (no tienen situación definida) 23.732 Niños y niñas entregados en adopción Total historias activas en 2000 2.706 56.322 Las anteriores cifras indican que hay un gran número de niños y niñas que han sido separados de su entorno familiar, en virtud del abandono, defunción o separación de sus padres, de su situación de peligro e incluso por la aplicación de medidas de ubicación institucional por contravenciones a la ley penal. Se ha establecido que existen casos de niños originarios del departamento del Amazonas que, cuando han sido sujetos de ubicación institucional por infracciones a la ley penal, son trasladados a una institución que tiene su sede en el departamento de Santander con el correspondiente alejamiento familiar, debido a la carencia de programas de protección en todas las ciudades del país. De igual forma, en la región del Magdalena Medio, solamente existe una institución que hace las veces de centro de recepción y observación para infractores a la ley penal, y de institución de protección para niños y niñas abandonados, en peligro, para adictos a substancias psicoactivas, y para aquellos que trabajan, los cuales son internados en dicha institución por la carencia de otros centros especializados. Además de lo anterior, la citada institución no cumple las mínimas condiciones de bienestar para estos niños y niñas, y alberga los niños y las niñas que provienen de los municipios que conforman la región del Magdalena Medio, lo que implica la separación de sus familias en detrimento de sus procesos de protección y reeducación. Muchas veces los niños que son víctimas de abandono o que se alejan de sus familias, terminan por engrosar los grupos de personas que viven en las calles, con las consecuencias que ello supone como son la explotación y el abuso sexual y laboral y la propensión al consumo de sustancias psicoactivas y de bebidas embriagantes. b. Declaración de la situación de abandono El mismo Instituto Colombiano de Bienestar Familiar da cuenta de que, para el año 2000, un total de 4.562 niños fueron declarados en abandono, de los cuales 2.706 se entregaron en adopción. A este respecto es pertinente indicar que la legislación colombiana deber ser reformada a fin de establecer mejores controles y evitar la ocurrencia de adopciones irregulares, venta y tráfico de menores de edad, etc.. Una normativa que permita verificar que las decisiones 16 relativas a la adopción respeten prioritariamente el interés superior del niño y aseguren la plena efectividad de sus derechos humanos. La Defensoría del Pueblo ha podido establecer que los procesos administrativos de declaratoria de abandono que deben adelantar los defensores de familia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para que los niños y niñas puedan ser candidatos a ser entregados en adopción, se demoran en extremo, incluso años, lo que hace que los procesos judiciales de adopción tarden sin justificación alguna, y que los niños y niñas, que por su edad puedan ser candidatos a la adopción, progresivamente pierdan el derecho a tener una familia. De igual forma, algunas casas de adopción de las ciudades de Cali, Medellín y Bogotá han informado de varios casos de niños y niñas que han sido víctimas de maltrato infantil o de abuso sexual por parte de sus padres, que luego de ser retirados del entorno familiar y ubicados en dichas casas mediante medida de protección dictada por el respectivo defensor de familia adscrito al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, después de unos meses son nuevamente entregados en forma provisional a la familia; y luego, por lo general regresan a la misma institución aún más maltratados y con traumas psicológicos severos, para iniciar, otra vez, el proceso administrativo de declaratoria de abandono. Por ello es necesario que se dicten medidas administrativas, por parte de la Dirección General del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que regulen estos casos, así como términos perentorios para surtir los procesos de declaratoria de abandono que reduzcan el número de niños y niñas que se institucionalizan al año sin tener definida su situación jurídica. c. Ubicación institucional por infracciones y contravenciones a la ley penal En el mismo sentido, la Defensoría del Pueblo considera que la privación de libertad, es decir, el internamiento de un niño o niña en un establecimiento del cual no se le permita salir, salvo por orden de una autoridad judicial competente, es una práctica usual de los jueces, defensores de familia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y de los comisarios de familia quienes de manera sistemática la ordenan para aquellos niños y niñas que son pobres, que no tienen familia, que son explotados en las calles de las ciudades, o que han cometido faltas leves o levísimas. Ejemplos de ello se encontraron en las visitas practicadas por funcionarios de la Defensoría del Pueblo a los programas de reeducación de las ciudades de Pereira, Barrancabermeja y Villavicencio, entre otras. En la institución de Pereira se encontraron nueve niños y niñas privados de libertad por el delito de violencia intrafamiliar, conducta que para los adultos está descrita como excarcelable. También en dicho centro se encontraban al momento de la visita trece niñas que sufrían de explotación sexual en las calles de la ciudad. A su vez, en la institución de la ciudad de Barrancabermeja se encontraban privados de su libertad una niña adicta a la droga, otra víctima de violencia intrafamiliar, un niño que no tenía familia, y otra niña que había sido encontrada presuntamente en ejercicio de la prostitución. De igual manera, en el programa para niños infractores de Villavicencio se encontró un módulo destinado a niños y niñas contraventores, caracterizados por la 17 ausencia de familia y de condiciones mínimas de subsistencia, pero privados de su libertad. La Defensoría del Pueblo tuvo conocimiento de dos casos en la ciudad de Bogotá, en los que por presunta asesoría de funcionarios de los Juzgados de Menores, los padres denunciaron a sus hijos por infracción a la ley penal, con miras a que se dictara una medida de internamiento en un centro cerrado, con el argumento de ser adolescentes inmanejables. Otro niño de aproximadamente 10 años fue encontrado en una visita practicada por la Defensoría del Pueblo al Centro de Atención al Menor Infractor de Villavicencio, niño que está privado de su libertad en dicho centro, al que solamente pueden ser remitidos por disposición legal niños y niñas mayores de 12 años, debido a que en su lugar de origen no existen programas de protección que puedan atender niños con problemas de comportamiento y que carecen de familia.9 6. Derecho a la educación a. Cubrimiento deficiente Según el informe de la UNESCO para el año 1999, en Colombia más de 2.800.000 niños y niñas en edad escolar se encuentran por fuera del sistema educativo, (el 20% de la población en edad escolar). A su vez, el Ministerio de Educación Nacional, en cifras registradas para el mismo año, informó: 9 Defensoría del Pueblo. Visita al Centro para la Atención del Menor Infractor de Villavicencio. Febrero 12 de 2002. Testimonio de un niño de diez años que se encuentra internado en una institución de reeducación para niños y niñas infractoras a la ley penal. “Tengo diez años, los cumplí el 3 de enero, un día antes de que me trajeran aquí. Preguntado: ¿Por que está en esta institución? Cuando vivíamos en tal municipio, mi mamá se tomó un veneno y se murió, yo me quedé con mi padrastro y con dos hermanas más pequeñas, hijas de mi mamá y mi padrastro. A mí me metieron a un internado, pero allá no me dejaban estudiar, sino que me obligaban a trabajar cargando baldes y madera y haciendo mandados. Un tiempo después mi padrastro nos entregó al alcalde porque la guerrilla nos iba a llevar, y el alcalde nos entregó al bienestar familiar que queda en el municipio siguiente, y ellos me entregaron a un hogar sustituto. Allí la defensora de familia del centro zonal, nos puso en el hogar, pero yo junto con otro niño mayor que yo que también estaba en el hogar le robamos una plata a la señora de la casa, y ella me devolvió a mí al bienestar familiar, y de allá como no había ninguna institución me trajeron aquí. (Institución de reeducación ubicada en la capital del Departamento) Preguntado: ¿Hasta qué grado estudió en la escuela? Yo nunca he asistido a una escuela, dos veces que entré me volé y no volvía. En la institución se informó a la funcionaria de la Defensoría del Pueblo que tomó el testimonio, que el niño tuvo que ser ubicado en dicha institución, que por ley solamente puede recibir niños mayores de doce años, debido a que en el Departamento no hay instituciones de protección. El niño manifiesta al final de la entrevista: Yo aquí estoy muy contento, me dan buena comida, yo solamente me iría de aquí para donde unos tíos que viven en Bogotá, pero si me llevan para otra parte, yo me vuelo. Posteriormente se indagó en el centro zonal que remitió al niño, y allí se informó que el niño tuvo que ser trasladado, pues la madre sustituta no lo volvía a recibir, pero que el niño se la pasaba en la plaza del pueblo junto con dos ancianos que le pagaban una suma de dinero para que niño les hiciera favores sexuales, por lo que la defensora de familia tuvo que sacarlo de dicho municipio para protegerlo del abuso de los adultos. Sus hermanas permanecen aún en el hogar sustituto. 18 Derecho a la educación Población Ingreso de niños y niñas en edad de preescolar a grado (0) Estudiantes que terminan el ciclo básico de primaria Analfabetismo en áreas urbanas Analfabetismo en zonas rurales Ingreso a secundaria de niños entre los 12 - 17 años Estudiantes que terminan 9º grado Porcentaje 42% 60% 11% 30% 62% 30% b. Deserción y fracaso La deserción escolar entre 1º y 5º grado de primaria es del 40% y el 50% de dicha deserción ocurre entre 1º y 2º grado. Los altos índices de deserción escolar, el elevado número de niños y niñas repitentes en el nivel primario y medio, y la disparidad en el índice de analfabetismo entre las zonas rurales y urbanas, constituyen problemas que hasta el momento no han sido resueltos. La escuela y la familia como escenarios naturales en los cuales los niños y las niñas pueden alcanzar su desarrollo armónico e integral como lo exige la Constitución Política, deben intensificar las actividades tendentes a garantizar su acceso y permanencia en el sistema educativo por lo menos hasta el noveno grado de enseñanza. De esa manera se podrá evitar que sean explotados, abusados y reclutados por los grupos alzados en armas, o que deban recurrir a la delincuencia como opción para subsistir. Es fundamental que se les instruya sobre sus derechos humanos y se les capacite adecuadamente para ejercerlos y reclamarlos en los momentos en que ello sea necesario. 7. Derecho a no ser explotados económicamente. a. Explotación laboral De acuerdo con el Programa IPEC-OIT del Ministerio de Trabajo, en Colombia trabajan más de 2.700.000 niños y niñas en condiciones de alto riesgo para su salud física y mental. Algunos indicadores en esta materia se incorporaron en el siguiente cuadro: Derecho a no Edades 12 - 17 años 6 – 11 años ser explotado económicamente Total de Niños trabajadores 1.700.000 800.000 19 Derecho a no ser explotado económicamente Sector u ocupación Porcentaje Sector informal 80% 70% Ocupaciones riesgosas en zona rural sector agropecuario Ocupaciones riesgosas en 20 % - 25% zonas urbanas Derecho a no ser Remuneración recibida por la niñez trabajadora Niños que trabajan y no reciben ingresos directos Explotado económicamente Entre el 25% - 80% del salario mínimo legal diario 50% de los niños entre los 12 - 13 años Derecho a no ser Explotado económicamente Niños trabajadores que 30% asisten a la escuela 23% Niños y niñas trabajadores que tienen seguridad social (De estos, un gran porcentaje como beneficiarios indirectos) Un reciente estudio publicado por UNICEF y Save the Children, señala que sólo en las siete principales ciudades del país se registró la presencia de 323.000 niños y niñas que trabajan en el servicio doméstico o en hogares ajenos, de los cuales el 90% son niñas y el 10% niños.10 Sobre el particular es importante mencionar que se han logrado avances en el reconocimiento del problema por parte del Estado y de la comunidad, gracias a la labor adelantada por el Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil, del cual hace parte integrante la Defensoría del Pueblo, con el apoyo del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). 10 UNICEF Colombia. Save the Children. Trabajo Doméstico Infantil y Juvenil en Hogares Ajenos. Los Derechos de la Niñez Trabajadora en Hogares Ajenos en Colombia. Desde la legislación y la jurisprudencia. Bogotá, Colombia junio de 2001. “Aunque es muy difícil conocer la magnitud de la problemática del trabajo infantil en general, dada su invisibilidad y las dificultades para determinarlo, se sabe que es una dramática realidad en el país. A pesar de que Colombia ratificó el Convenio 132-73 mediante la Ley 515/99 el cual señala que la edad mínima para trabajar no debe ser inferior a la edad en que cesa la educación obligatoria (15 años según la Carta Política de 1991) los datos obtenidos a través de las encuestas de hogar a lo largo de la década de los noventa permiten afirmar que alrededor de 2.5 millones de niños y niñas entre 9 y 17 años trabajan en Colombia. Debido al carácter privado del trabajo doméstico, es mucho más difícil saber con exactitud cuantos niños y niñas lo realizan. Un análisis reciente de las encuestas mencionadas, financiado por Save the Children, advierte que cerca de 323 mil niñas y niños, entre 5 y 18 años, están vinculados a este tipo de actividad en las siete principales ciudades del país.” 20 Igualmente, es necesario reconocer que se ha ratificado por parte del Congreso de la República el Convenio 182 de la OIT sobre la Prohibición de las Peores Formas de Trabajo Infantil y la Acción Inmediata para su Eliminación mediante la Ley 704 de 2001. Sin embargo, como lo precisan los indicadores antes mencionados, el problema es persistente. Por esto, las actividades correctivas no sólo deben ser intensificadas, sino también, proyectadas a la totalidad de las entidades territoriales. De la misma manera, se deben establecer mecanismos suficientes e idóneos para la verificación tanto de la problemática como de los resultados de las gestiones adelantadas para enfrentarla, a la mayor brevedad posible. b. Explotación sexual De acuerdo con el Convenio 182 de la OIT, los Estados miembros tienen la obligación perentoria de prohibir y erradicar las peores formas de trabajo infantil y desarrollar acciones inmediatas para eliminar la utilización, el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños y niñas en los conflictos armados, la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía y las actuaciones pornográficas. No obstante, la Fiscalía General de la Nación estimó en el informe ejecutivo que presentó en el comité nacional de lucha contra el tráfico de niños, niñas y mujeres en el año 2000, que hay más de 25.000 niños y niñas que ejercen la prostitución en Colombia. Si bien el Código Penal colombiano (Ley 599 de 2000) que entró a regir el 24 de julio de 2001 establece conductas punibles relacionadas con estos asuntos, tales como las consagradas en el Título IV, relativas a los delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales, en los cuales se incluye la violación y los actos sexuales abusivos, y a pesar de los esfuerzos de las instituciones del Estado, el problema se mantiene en la oscuridad de los hogares, de los intermediarios y de los agresores. Esto indica que falta un trabajo más eficaz de las autoridades de seguridad del Estado, particularmente en los operativos, en el seguimiento de las redes de prostitución infantil y en la captura y sanción de los culpables de la explotación de estos niños y niñas. En igual sentido, es necesario incrementar las actividades de promoción y prevención adelantadas por las instituciones concernidas. Así mismo, debe ensayarse una estrategia de divulgación de los resultados de la rama judicial y de los organismos de seguridad del Estado en contra de tales conductas, en cuanto a número de sentencias condenatorias y número de personas capturadas por tales hechos, con miras a disuadir a quienes podrían convertirse en sujetos activos de las mismas. Debe igualmente generarse en la comunidad un sentimiento de solidaridad hacia los niños y niñas que son explotados sexualmente, compromiso que se materializa a través de la denuncia de los casos que son conocidos ante las autoridades pertinentes, en especial la Policía Nacional. 8. Derechos violados en razón del conflicto armado Es necesario tener en cuenta que la violencia que se ejerce contra la niñez que habita en zonas de conflicto armado, así no se encuentre directamente vinculada con alguno de los 21 grupos armados presentes, genera consecuencias negativas en ella. En efecto, estos niños y niñas son víctimas directas de la confrontación armada, por lo que demandan del Estado la obligación de garantizarles protección especial de acuerdo con el mandato del artículo 3911 de la Convención Internacional de los Derechos del Niño. Es necesario emprender acciones tendentes a la recuperación de estos niños y niñas incorporados a las filas de los actores armados. La vida les cambia por completo, el estrés que manejan diariamente dificulta su desarrollo armónico e integral, tienen reducido acceso a los servicios básicos, las escuelas son cerradas, destruidas o los maestros abandonan las zonas, y se constituyen en las víctimas más afectadas por los desplazamientos internos. Los grupos de población que resultan más afectados por los conflictos armados son las niñas, los niños y las mujeres, dado que ellos son el blanco de grupos beligerantes que pretenden utilizar el miedo de la población civil, como arma de la confrontación armada. Los niños y niñas pierden sus hogares, sus escuelas y a sus padres. Así lo señala el informe anual de UNICEF, que advierte que en situaciones de conflicto se dan graves infracciones a los derechos de los niños y de las mujeres más vulnerables, así: Datos mundiales de niños y niñas víctimas de Año Situación 1990 -2000 Niños que murieron o fueron asesinados como resultado directo de conflictos armados en el mundo 2000 Refugiados y personas desplazadas – mayormente mujeres y niños- que quedaron atrapados en situaciones de conflicto Informe a año 2000 Niños que prestan servicios en las fuerzas armadas, a menudo bajo coacción, en carácter de soldados y de sirvientes y, muchos de ellos, en situación de esclavitud sexual Cada año 11 conflictos armados Total aproximado Más de 2.000.000 31 millones 300.000 Pierden la vida o quedan unos 6.000 niños discapacitados a causa de minas terrestres sembradas Convención Internacional de los Derechos del Niño. Artículo 39: "Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social de todo niño víctima de: cualquier forma de abandono, explotación o abuso, tortura u otra forma de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; o conflictos armados". 22 donde los niños viven, juegan y van a la escuela Fuente. Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. Informe anual del UNICEF. 2000 a. Vinculados al conflicto como actores a.1. Niñez vinculada al conflicto armado La degradación del conflicto armado en Colombia, y la situación de pobreza generalizada, hacen necesario reconocer que dicho conflicto afecta directamente a la población civil en contravía de las pretensiones de la normativa internacional humanitaria, y que en particular cobra sus mayores víctimas en la infancia más desprotegida, la cual se concentra en las zonas rurales del país y es afectada, directa o indirectamente, por el clima que genera a su alrededor dicha violencia. El informe mundial de UNICEF sobre la infancia para el año 2000 calcula que en Colombia hay cerca de 6.000 niños y niñas vinculados directa o indirectamente con los grupos alzados en armas que participan del conflicto armado interno. Agrega el informe que Colombia participa con el 2% del total de los niños soldados del mundo. Analizar el tema de los niños y niñas vinculados a los grupos armados requiere precisar la situación de muchas comunidades y poblaciones del país en las que, como consecuencia del conflicto, existe presencia permanente de la guerrilla y de las autodefensas. Lo anterior necesariamente implica que la población civil, en aras de proteger su derecho a la vida, se ve en la obligación de vincularse con alguno de los grupos armados o de desplazarse hacia otro lugar del país, lo que la convierte en principal víctima del conflicto interno. Es importante precisar que, si bien el conflicto armado se desarrolla principalmente en las zonas rurales del país, no se puede subvalorar la presencia de actores armados en las ciudades a través de milicias urbanas, y los consecuentes efectos que ello genera en la población civil. Con fundamento en lo anterior, se debe tratar con mayor cuidado la vinculación voluntaria o forzosa de los niños y niñas con los grupos armados al margen de la ley que participan en el conflicto interno, ya que existen diversos factores de índole social, económico y familiar que inciden en esta decisión, razón por la cual, la voluntariedad de dicha vinculación es relativa. La relación existente entre dichas organizaciones armadas y la comunidad se funda en el ejercicio del poder a través de la violencia; esto hace que la población civil tenga como única opción para resistirse a estos ataques, la muerte o la vinculación. Así mismo, algunas veces el vínculo del niño con la familia está mediado por relaciones de maltrato y abuso sexual, lo que implica que sus expectativas de vida están exclusivamente ligadas a la violencia. Además, a estos niños se les niega de manera constante oportunidades de desarrollo. Pareciera que la vinculación a un grupo armado fuera, a veces, la única posibilidad de alcanzar el progreso. 23 En efecto, en una investigación realizada por la Defensoría del Pueblo durante el primer semestre del año 2001, se pudo constatar que el 83% de los jóvenes entrevistados en un centro de atención especializada para niños desvinculados del conflicto armado, manifiestan que ingresaron de manera “voluntaria” a los grupos armados. De estos, el 52% afirmó haberlo hecho por el sentido de pertenencia que brinda el uniforme y el inmenso poder que genera tener un arma en las manos.12 Sin embargo, estas razones son un poco diferentes en el caso de las niñas porque ellas, lo que principalmente buscan, es un referente afectivo. a.2. El problema normativo en torno a la edad De acuerdo con las normas del Derecho Internacional Humanitario, la edad mínima de reclutamiento es la de 15 años,13 mientras que para el Estado colombiano, dicha edad mínima es de 18 años, en virtud de la reserva que hizo sobre el artículo 38 de la Convención sobre los Derechos del Niño, al momento de su aprobación y ratificación. Este enfrentamiento normativo ha ido en detrimento de los derechos de la niñez, en la medida en que se aplica para el servicio militar obligatorio por mandato legal a partir de los 18 años, mientras que el mismo reclutamiento cuando se trata de grupos alzados en armas al margen de la ley, registra desde los 15 años. Lo anterior por cuanto los grupos u organizaciones armados alzados en armas afirman solamente reconocer las normas del Derecho Internacional Humanitario y, por lo tanto, la vinculación de los niños y niñas se ordena a partir de los 15 años, y en muchos casos en edades inferiores. Frente a este tema, una investigación realizada por la Defensoría del Pueblo en el primer semestre del año 2001, cuyo objetivo se centró en establecer el perfil psico-social de los niños y niñas desvinculados del conflicto armado, en una muestra de 86 menores de edad, permitió establecer que el porcentaje de niños y niñas que se vinculan en forma “voluntaria” a dichos grupos se mantiene en el 83%. Sin embargo, es necesario analizar a la luz del concepto de voluntariedad, la relatividad del mismo, si se tiene en cuenta que los niños y niñas que habitan en las zonas rurales del país, escasamente cuentan con mínimas condiciones de vida, razón por la cual no pueden realizar sus derechos fundamentales, en especial, su derecho a la integridad personal, al cuidado y a la educación. Por ello, la libertad que expresan como justificación de su vinculación a los grupos armados al margen de la ley, es en realidad forzada, ya que las circunstancias que rodean su derecho a vivir, los hace carecer de más opciones. En ese sentido, el Estado colombiano ha acogido la edad de los 18 años como la edad mínima para que una persona pueda ser vinculada a las filas de las fuerzas militares regulares, y en la actualidad se puede afirmar que tal compromiso se ha cumplido por parte de las Fuerzas Militares desde el mes de noviembre de 1999. b. Vinculación forzada 12 Defensoría del Pueblo. Investigación sobre la caracterización psico-social de los niños desvinculados del conflicto armado. 2001. 13 Protocolo II Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de Agosto de 1949. Título II. Trato Humano. Artículo 4. Garantías fundamentales. Numeral 3.b) "Los niños menores de quince años no serán reclutados en las fuerzas o grupos armados y no se permitirá que participen en las hostilidades" 24 Desde el año 1999, la Defensoría del Pueblo recomendó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar el diseño y puesta en marcha de un programa especializado para la atención y protección de los niños y niñas que se desvinculan de los grupos alzados en armas, diferente al programa que ofrece el Instituto para niños y niñas infractores a la ley penal. Lo anterior, en razón de que, incluso los niños y niñas que en forma voluntaria se retiraban de las filas de dichas organizaciones armadas, eran internados en instituciones de reeducación para niños y niñas infractores a la ley penal, programas que no están adecuados para tratar la problemática de los niños y niñas que requieren un modelo de reinserción que responda a sus circunstancias particulares, por haber participado en la confrontación armada. En efecto, en seguimiento de las recomendaciones de la Defensoría del Pueblo y por convencimiento propio, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar puso en funcionamiento en el año 1999 un programa inicial, conformado por un hogar transitorio y dos instituciones de protección, con un total de 30 cupos para aquellos niños y niñas que en cualquier modalidad se desvinculen de los grupos alzados en armas al margen de la ley. Dicho programa ha sido reforzado y apoyado por la comunidad internacional, que ha financiado y asesorado en forma permanente al Instituto. Gracias a los buenos resultados obtenidos ahora existen en el país siete instituciones de atención a los adolescentes bajo esta modalidad, en los departamentos de Santander, Valle del Cauca, Antioquia, Cundinamarca y el distrito de Bogotá, con un total de 140 cupos. Niños y niñas atendidos por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en la modalidad de niños y niñas víctimas de la violencia, entre noviembre de 1999 y noviembre de 2001 Niñas: 31% 276 Niños y niñas atendidas Niños: 69% FARC-EP 208 Grupo de proveniencia ELN 32 AUTODEFENSAS 11 GRUPO SIN IDENTIFICAR 23 60% Modalidad de Voluntariamente desvinculación Capturados 40% Fuente. Convenio OIM-ICBF-STCHUK-AID. Documento de trabajo. Lugares de origen de estos Antioquia, Valle del Cauca, Tolima, Meta, Santander Bogotá niños Entre 15 y 17 años Edades Fuente. Convenio OIM-ICBF-STCHUK-AID. Documento de trabajo. 25 Si bien han sido importantes los esfuerzos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en la protección especializada de los niños y niñas que han salido de las filas de los grupos alzados en armas en las instituciones citadas, es necesario que dicho programa aumente su cobertura geográfica. De la misma manera, es preciso capacitar a la mayor cantidad de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, incluidos los maestros - y a la comunidad en general - respecto de los efectos negativos que tiene para los niños y las niñas su participación en el conflicto y las necesidades de atención en salud y educación, por lo menos para lograr una adecuada recuperación de quienes han sido víctimas del reclutamiento. Igualmente es aconsejable el establecimiento de medidas preventivas, así como de información y atención, en beneficio de los niños que residen en zonas en las que el conflicto armado afecta con mayor rigor a la infancia. Es por ello que la Defensoría del Pueblo recomienda que la realización y protección de los derechos del niño sea un tema prioritario en cualquier propuesta de agenda de negociación con los actores del conflicto armado interno y se tomen las previsiones necesarias para que se lleven a la realidad lo más pronto posible. La Defensoría del Pueblo tiene conocimiento de que en la actualidad se tramita en el Congreso de la República la ratificación del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados, motivo por el cual, recomienda que se le dé trámite favorable, en el menor tiempo posible, a dicho proyecto. Pero sobre todo, es necesario expedir una legislación especializada para los niños y niñas que se encuentran en esta situación, con el fin de restablecer sus derechos. c. Efectos negativos en las zonas de conflicto Según la Consultoría para el Desplazamiento Forzado y los Derechos Humanos CODHES- y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia -UNICEF-, se han desplazado como consecuencia del conflicto armado cerca de 1.100.000 niños y niñas.14 Adicionalmente, la Red de Solidaridad Social informó que en el 2001 se desplazaron 93.012 niños menores de 18 años por causa de la violencia, lo que equivale al 48.84% de la población total desplazada. En efecto, una de las más graves consecuencias del conflicto armado interno colombiano es el fenómeno del desplazamiento forzado, en especial por los altos índices de violencia que se presentan en algunas regiones del país y que repercuten directamente en la población civil, a la que se le obliga a abandonar intempestivamente su lugar de origen para buscar condiciones mínimas de seguridad personal y familiar. En dicho ciclo de exclusión social, en especial las mujeres, los jóvenes, los niños y niñas, se ven obligados a buscar las cabeceras municipales o las zonas urbanas propiamente, con todas las consecuencias negativas que ello conlleva para los desplazados y para las zonas 14 CODHES - UNICEF, Desplazamiento Forzado y Derechos de la Infancia. En El Tiempo, Bogotá, (enero 21 de 2000). 26 receptoras, que no pueden prestar la atención requerida. Además de ello, los desplazados y desplazadas tienen que soportar cambios de idiosincrasia, insatisfacción de sus necesidades básicas y muy limitada oferta de servicios de salud, educación y vivienda. Los más afectados son los menores de edad por su particular vulnerabilidad que les impide especialmente protegerse por sí mismos de dicha situación. Es por ello que en la política de atención a la población desplazada se deberá intensificar el trabajo tendente a que los derechos de los niños y niñas sean un asunto de máxima prioridad. De otra parte, debe señalarse como otro de los efectos negativos del conflicto armado y que repercute sobre la niñez, es un estudio realizado en el año 2000 por la Fundación Centro de Investigación, Formación para el Servicio Amazónico -CIFISAM-, según el cual, hay aproximadamente 200.000 niños y niñas vinculados con los cultivos ilícitos en zonas de conflicto armado.15 d. Minas antipersonal En 1993 la organización Human Rights Watch reportó una cantidad aproximada de 190 millones de minas antipersonal, producidas entre 1968 y 1993. Dice el informe que es imposible determinar la cantidad exacta de minas manufacturadas en el mundo, pero la campaña mundial para su destrucción estima que cada año disminuye el número de minas fabricadas. Se calcula, según un documento elaborado por UNICEF, la Embajada de Canadá y el Ministerio de Comunicaciones en el mes de septiembre de 2000, que alrededor de 100.000 minas antipersonal se encuentran sembradas en Colombia y que éstas afectan a más de 150 municipios en 25 departamentos, que representan el 20% del territorio nacional. Son alrededor de 200.000 kilómetros cuadrados distribuidos en todo el país. Si bien el Estado colombiano ratificó el 14 de enero de 2000 la Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonal y sobre su destrucción, de acuerdo con documento publicado por el Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH - Observatorio de Derechos Humanos de la Vicepresidencia de la República en diciembre de 2001, en Colombia hay sembradas cerca de 70.000 minas en 105 municipios. Como consecuencia de ellas han sido afectados 5.250 niños y niñas en los últimos ocho años.16 15 Fundación Centro de Investigación, Formación e Investigación para el Servicio Amazónico. Proyecto: Prevención y Atención a la Niñez Trabajadora en Cultivos de Coca en Zonas de Conflicto. San Vicente del Caguán, Febrero de 2001. Inédito. 16 De acuerdo con los datos del Observatorio, en los diez primeros meses de 2001 se produjeron en el país 243 accidentes e incidentes con minas antipersonal. Los departamentos más afectados fueron Antioquia (56 casos), Arauca (28 casos), Santander (26 casos), Bolívar (20 casos) y Norte de Santander (18 casos). En el 42% de los casos de accidentes e incidentes por minas antipersonal y explosivos abandonados sucedidos en Colombia se desconoce el responsable. Del 57% de dichos casos se responsabiliza a los grupos al margen de la ley. Se atribuye a las FARC la ocurrencia del 30% de los accidentes, al ELN el 29.5% y a los grupos de autodefensa el 1.6%. Estos datos indican que el problema de las minas antipersonal en Colombia está directamente vinculado con el conflicto armado. Las fuerzas militares ya no utilizan estas armas. Vicepresidencia de la República. Programa Presidencial de Derechos humanos y DIH – Observatorio de los Derechos Humanos y DIH y de Minas Antipersonal. Publicación del Fondo de Inversiones para la paz. Bogotá, diciembre de 2001. 27 En el mismo informe se señala que el 60% de las víctimas de las minas antipersonal son militares, y el 40% restante son de la población civil, en especial, niños. Las Instituciones oficiales ya han iniciado la tarea de poner término a su utilización, almacenamiento, producción y transferencia. De otro lado, se ha comenzado el desminado de las zonas afectadas. Sin embargo, el mayor problema radica en conocer la ubicación exacta de los sitios que han sido minados, pero que no se encuentran inventariados, así como en manejar las zonas en las que el conflicto armado interno no permite las labores correspondientes. Por otra parte, conviene resaltar que se han adelantado gestiones por parte del Gobierno nacional, con el apoyo del Ministerio Público, para la erradicación de las minas antipersonal que han sido sembradas en nuestro país por causa del conflicto armado interno, así como para la eliminación de su empleo, almacenamiento, producción y transferencia por parte de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, la Defensoría del Pueblo considera pertinente que el Estado colombiano persista en las gestiones correspondientes a efecto de dar estricto cumplimiento a los compromisos adquiridos a través de la Convención mencionada y exhorta a los grupos del conflicto armado interno a excluir este tipo de armas de la confrontación, colaborar en la identificación de los campos minados, y en la erradicación de los mismos. B. ASPECTOS NORMATIVOS En materia de normatividad, como se sabe, innumerables instrumentos internacionales reconocen los derechos humanos de los niños y las niñas. Dichos documentos por mandato constitucional hacen parte de la legislación interna, por lo cual su observancia debe ser un imperativo para las autoridades judiciales y administrativas encargadas de su interpretación y aplicación. NORMATIVIDAD TEMA INTERNACIONAL Convención Internacional Desarrollo de los derechos humanos de sobre los Derechos del los niños Niño Convenio 182 de la OIT Definición de las peores formas de trabajo infantil Protocolo Facultativo a la Participación de niños en conflictos Convención de los armados Derechos del Niño Reglas Mínimas de las Establece normas mínimas para la Naciones Unidas para la protección de los niños privados de la Administración de Justicia libertad, para dar cumplimiento a los de Menores, (Reglas derechos humanos Beijing) Directrices de las Naciones Instituye las políticas de prevención de ARTICULOS RELEVANTES Art. 2 Art. 6 - 40 Art. 3 Art. 7 Art. 4 Art. 2.2 Art. 7.1 Art. 12. Art. 15 Art. 17 Art. 22 Art. 10 28 Art. 11-19 Unidas para la Prevención la delincuencia juvenil, que deben de la Delincuencia Juvenil encaminarse a garantizar el bienestar de Art. 32 -39 Art. 45-51 los jóvenes desde su infancia (Directrices de Riad) Art. 52 -60 Reglas de las Naciones Establece la necesidad de una Art. 1-10 Unidas para la Protección legislación especial para los jóvenes o Art. 11 de los Menores Privados niños que han cometido hechos Art. 12-18 Art. 27-55 punibles. de Libertad Art. 67 Art. 79 -87 NACIONAL Constitución Política de Derechos de los niños Art. 44 Art. 2 Colombia Art. 1 Art. 93 Leyes Ratificatorias de Reconocimiento de los derechos Ley 12 de 1991 humanos de los niños, no susceptibles Ley 620 de 2000 Instrumentos Ley 704 de 2001 de limitación en estados de excepción Internacionales Código Penal Delitos contra los niños Art. 162 Art. 231 Art. 229 - 230 Art. 233 Ley 418 de 1997 Ley para la búsqueda de la convivencia Artículo 17 y eficacia de la justicia. Artículo 50 Ley 679 de 2001 Turismo sexual Decreto- con fuerza de ley Código del Menor Art. 1 y 2737 de 1989 siguientes 1. Acuerdos Internacionales En el marco del Estado Social de Derecho, la Constitución Política de 1991 dio un paso trascendental en el reconocimiento de los instrumentos internacionales de derechos humanos, ya que abre el espacio para que aquellos tratados, convenciones y pactos, que el Estado colombiano ha ratificado, prevalezcan en el orden interno y adquieran rango constitucional, máximo imperativo dentro de la pirámide normativa nacional.17 Los derechos reconocidos en la Constitución deben interpretarse de conformidad con dichos instrumentos internacionales que reconocen derechos humanos, que prohiben su limitación en estados de excepción, y que han sido ratificados por el Estado colombiano.18 (Art. 93 C. P) a. Convención Internacional sobre los Derechos del Niño 17 Acerca del concepto de "bloque de constitucionalidad", es decir, las normas internacionales que integran la Constitución Política, ver las sentencias, C-774/2001, T-483 de 1999, T- 568 de 1999, C –191 de 1998, entre otras. 18 Se debe precisar que el artículo 19 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos prohíbe la limitación de los derechos de los niños en estados de excepción, razón por la cual, los instrumentos internacionales que reconocen los derechos humanos de los niños, integran el bloque de constitucionalidad. 29 El Estado colombiano ratificó la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, mediante ley 12 de 1991, que consagra la doctrina de la protección integral, a través de la cual se establece que los niños y las niñas no son objetos de protección sino sujetos plenos de derechos. No obstante lo anterior, a la fecha sigue vigente el Decreto 2737 de 1989 (Código del Menor), según el cual, solo los niños y las niñas que se encuentren en alguna de las nueve situaciones irregulares que consagra el mencionado Código, son objeto de protección por parte del Estado, mientras que, el resto de la niñez queda excluida. Por ello, es urgente y prioritario realizar la adecuación normativa a dicha Convención que desarrolla los derechos humanos de los niños y además reconoce el principio de interés superior del niño19, vinculante para cada Estado Parte, y que debe informar todas las actuaciones judiciales y administrativas que se dicten en los casos en los que se pretende proteger los derechos de los niños. La Convención de los Derechos del Niño consagra una tabla de derechos que debe ser garantizada por los Estados Parte, mediante el aseguramiento de su aplicación a cada niño o niña sujetos a su jurisdicción, sin ninguna distinción. Este imperativo de igualdad para todos los niños y niñas, independiente de su sexo, raza, origen, condición económica o social, de sus padres o de sus representantes legales, se constituye en la pieza fundamental para proscribir el trato discriminatorio que promulga la vieja escuela, según la cual, como ya se anotó, solamente son atendidos por el Estado los menores con necesidades básicas insatisfechas; enfoque que está vigente en la legislación interna. Es importante mencionar que el Estado colombiano realizó una reserva sobre los ordinales 2º y 3º del artículo 38 al momento de suscribir la Convención. De esto se deriva, por ejemplo, que la prohibición de la participación de niños directamente en las hostilidades se entiende a partir de una edad inferior a 18 años, y no a 15.20 (Ordinal 2º ) Además de lo anterior, deben tenerse en cuenta en el ejercicio de ajuste normativo, los principios contenidos en los artículos 37 y 40 de la citada Convención, marco jurídico que establece el tratamiento que el Estado debe dar a los niños y niñas que se encuentran en conflicto con la ley penal, que contienen todas las garantías propias del proceso de juzgamiento y de la privación de libertad.21 19 “En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a la que se atenderá será el interés superior del niño” Art. 3o., numeral 1o. de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. 20 De esta forma, la Reserva hecha por Colombia establece que “el Gobierno de Colombia de conformidad con el artículo 2, numeral 10, literal D de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, (...) declara que: "para efectos de las disposiciones contenidas en los numerales 2 y 3 del Artículo 38 de la Convención sobre los Derechos del Niño, (...) se entiende que la edad a la que se refiere los numerales citados es la de 18 años, en consideración a que el ordenamiento legal de Colombia establece la edad mínima de 18 años para reclutar a las Fuerzas Armadas el personal llamado a prestar servicio militar.” 21 Convención sobre los Derechos del Niño. Artículo 37. "Los Estados Partes velarán porque: a) ningún niño sea sometido a torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. b) Ningún niño será privado de su libertad ilegal o arbitrariamente. La detención, el encarcelamiento o la prisión de un niño se llevará a cabo de conformidad con la ley y se utilizará solo como medida de último recurso y durante el período más breve que proceda; c) Todo niño privado de libertad será tratado con la humanidad y respeto que merece la dignidad inherente a la persona humana, y de manera que se tengan en cuenta las necesidades de las personas de su edad. En particular, todo niño privado de libertad estará separado de los adultos, y tendrá derecho a mantener contacto con su familia por medio de visitas y correspondencia. d) Todo niño privado de su libertad tendrá derecho a un pronto acceso a la 30 b. Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo – OIT – La Ley 704 de 2001 ratifica el Convenio 182 de la OIT, relativo a la eliminación de las peores formas de trabajo infantil, que abarca el reclutamiento forzoso u obligatorio de personas menores de 18 años en los conflictos armados. Adicionalmente, establece la obligación para los Estados Parte de tomar acciones inmediatas para erradicar y prohibir que los niños sean utilizados en estas tareas. De otra parte, la Resolución 1379 del 20 de noviembre de 2001, emanada del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aprobada por el Consejo en su 4423a sesión, expresa la determinación de brindar a los niños en los conflictos armados la máxima atención22, lo que demuestra una evidente preocupación universal por proteger a la niñez utilizada en los conflictos armados, dado el efecto negativo que estos producen en su desarrollo integral, particularmente frente a la realización de sus derechos fundamentales. c. Protocolo Facultativo a la Convención sobre los Derechos del Niño, relativo a la participación de los niños en conflictos armados asistencia jurídica y otra asistencia adecuada, así como derecho a impugnar la legalidad de la privación de su libertad ante un tribunal u otra autoridad competente, imparcial e independiente, y a una pronta decisión sobre dicha acción". Artículo 40. 1. "Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño de quien se alegue que ha infringido leyes penales o a quien se le acuse o declare culpable de haber infringido esas leyes a ser tratado de manera acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y en la que se tenga en cuenta la edad del niño y la importancia de promover la reintegración del niño y de que éste asuma una función constructiva en la sociedad. 2. Con ese fin, y habida cuenta de las disposiciones pertinentes de los instrumentos internacionales, los Estados Partes garantizarán, en particular: a) Que no se alegue que ningún niño ha infringido las leyes penales, ni se acuse o declare culpable a ningún niño de haber infringido esas leyes por actos u omisiones que no estaban prohibidos por las leyes nacionales o internacionales en el momento en que se cometieron. b) Que todo niño de que se alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse de haber infringido esas leyes se le garantice, por lo menos, lo siguiente: i) Que se lo presumirá inocente mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley; ii) Que será informado sin demora de los cargos en su contra. iii) Que la causa será dirimida sin demora por una autoridad u órgano judicial competente; iv) Que no será obligado a declararse culpable o a prestar testimonio; v) Si se considerare que ha infringido las leyes penales, que esta decisión y toda medida impuesta como consecuencia de ella serán sometidas a una autoridad u órgano judicial superior competente". 22 Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Resolución 1379 del 20 de noviembre de 2001: “El Consejo de Seguridad reconociendo las repercusiones perjudiciales y generalizadas de los conflictos armados en los niños y sus consecuencias a largo plazo para la paz, la seguridad y el desarrollo duraderos, 2. Expresa, su disposición a incluir explícitamente medidas para la protección de los niños cuando examine los mandatos de las operaciones de mantenimiento de la paz. 7. Se compromete a examinar, cuando corresponda, al imponer medidas en virtud del Artículo 41 de la Carta de las Naciones Unidas, las consecuencias económicas y sociales de las sanciones a los niños, a fin de prever exenciones humanitarias apropiadas que tengan en cuenta las necesidades especiales y la vulnerabilidad de estos y de reducir al mínimo esas consecuencias; 8. Insta a todas las partes en conflicto armado a que: a) Respeten cabalmente las disposiciones pertinentes del derecho internacional aplicable en relación con los derechos y la protección de los niños en situaciones de conflicto armado, en particular los Convenios de Ginebra de 1949 y las obligaciones que les sean aplicables en virtud de los Protocolos Adicionales de 1977, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño de 1989 y su Protocolo Facultativo de 25 de mayo de 2000, y el Protocolo II enmendado de la Convención sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Ciertas Armas Convencionales que puedan Considerarse Excesivamente Nocivas o de Efectos Indiscriminados, el Convenio No. 182 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la Convención de Ottawa sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonal y sobre su destrucción, y toma nota de la inclusión como crimen de guerra en el Estatuto de Roma de la conscripción o el alistamiento de menores de 15 años en las fuerzas armadas nacionales o su utilización para que participen activamente en las hostilidades;” 31 Dicho Protocolo, suscrito por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999 y que es adicional a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, se encuentra en trámite de ratificación por parte del Congreso de la República. En el mencionado Protocolo se establece que las Fuerzas Armadas del Estado y los grupos armados diferentes a ellas, no pueden reclutar o utilizar en hostilidades a niños menores de 18 años. Por ello, impone en cabeza de los Estados Parte, el deber de adoptar todas las medidas legales necesarias para evitar la práctica de dicho reclutamiento, y en caso de que éste se presente, establece la obligación para el Estado de acoger las medidas para desmovilizar o separar a los niños que participan en estas organizaciones armadas.23 Nótese que dicho Protocolo da un paso significativo al referirse al reclutamiento y utilización de los niños y niñas por parte de los grupos armados. La Convención se queda corta al señalar que los niños víctimas de los conflictos armados serán protegidos por el Estado, pero no señala su alcance, mientras que el instrumento citado, define sin equívocos, lo que significa un niño víctima de la confrontación armada: niño o niña víctima del conflicto armado es aquel que ha sido reclutado, aquel que es utilizado en las acciones armadas, o aquel a quien se le ha permitido la vinculación, supuestamente de manera voluntaria. Ahora bien, es importante mencionar que en el tema de la edad mínima a partir de la cual se prohíbe reclutar, existe una confrontación entre las normas de derecho internacional de derechos humanos y las de Derecho Internacional Humanitario. En efecto, tal y como se mencionó anteriormente, según el presente protocolo y la reserva realizada por Colombia a la Convención Internacional sobre los derechos del niño, la edad mínima para que un niño participe en una organización armada al margen de la ley, es 18 años. Sin embargo, el Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección de las víctimas de conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo II), preceptúa que la edad mínima es de 15 años.24 En este sentido, con miras a garantizar los derechos de la infancia se debe interpretar la antinomia anteriormente mencionada de conformidad con el principio de Interés Superior del Niño. De esta forma, no se debe perder de vista que la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño define como niño a toda persona menor de 18 años de edad, razón por la cual, debe entenderse que las normas sobre prohibición de reclutamiento para las organizaciones armadas al margen de la ley que participan en un conflicto armado interno, se extiende a todos los niños menores de 18 años, y no simplemente a aquellos menores de 15. 2. Normatividad Nacional a. Constitución Política 23 El artículo 4o establece: "1) Los grupos armados distintos de las fuerzas armadas de un Estado no deben en ninguna circunstancia reclutar o utilizar en hostilidades a menores de 18 años. 2) Los Estados Parte adoptarán todas las medidas posibles para impedir ese reclutamiento y utilización, con inclusión de la adopción de medidas legales necesarias para prohibir y tipificar esas prácticas”. Así mismo, el artículo 6o, numeral 3o preceptúa que: “Los Estados Partes adoptarán todas las medidas posibles para que las personas que están bajo su jurisdicción y hayan sido reclutadas o utilizadas en hostilidades en contradicción con el presente protocolo sean desmovilizadas o separadas del servicio de otro modo…” 24 “Los niños menores de quince años no serán reclutados en las fuerzas o grupos armados y no se permitirá que participen en las hostilidades”, Artículo 4o, numeral 3o, literal c) del Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección de las víctimas de conflictos armados sin carácter internacional. 32 Con la promulgación de la Carta Política de 1991 se genera un cambio sustancial en la caracterización política y filosófica del Estado. Dicha Constitución avanza de un Estado de Derecho que imperaba antes de su expedición, a un Estado Social de Derecho que informa todos los principios contenidos en ella. (Art. 1º ) Dicho cambio trae consigo una transformación profunda que implica la superación de la importancia suprema que antes se le otorgaba al texto de la norma, para dar paso a la realización material de los derechos humanos de las personas, bajo el imperativo de la dignidad humana. En otras palabras, el fin esencial del Estado es la persona, a la que se le debe garantizar el ejercicio pleno de sus derechos, tal como lo prescribe el artículo 2° de la Constitución al decir: “Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan…” El avance más importante que ha tenido la legislación colombiana, además de la ley que ratificó la Convención Internacional de los Derechos del Niño, fue la expedición de la Constitución Política de 1991 que en el artículo 44 recoge los principios de tal Convención. En dicho artículo se reconocen los derechos de los niños como derechos fundamentales y se les otorga prevalencia sobre los derechos de los demás.25 Lo anterior quiere decir que sus derechos, al adquirir el carácter de fundamentales, son derechos de aplicación inmediata y no progresivos o programáticos. Además de ello, la Constitución ordena que la responsabilidad de protección que se debe a la niñez está en cabeza de la familia, de la sociedad y del Estado. Las tres instancias de protección deben asumir una co -responsabilidad frente a la garantía de los derechos de los niños y de las niñas. Por último se debe mencionar el artículo 93 de la Constitución Política, mediante el cual se establece que los instrumentos internacionales ratificados por Colombia, que reconocen derechos humanos no susceptibles de ser limitados en estados de excepción, prevalecen en el orden interno, es decir, hacen parte del bloque de constitucionalidad. Lo anterior constituye un avance significativo en la normatividad colombiana, por cuanto se establece que los instrumentos que reconocen los derechos humanos de los niños, prevalecen en el orden interno. b. Leyes b.1. Leyes Ratificatorias de Instrumentos Internacionales 25 Constitución Política de Colombia. Artículo 44: "Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separado de ella, el cuidado y amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales ratificados por Colombia. La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores. Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás". 33 Durante los últimos años, el Estado colombiano ha ratificado algunos instrumentos internacionales que reconocen los derechos humanos de los niños no susceptibles de ser limitados en estados de excepción. En efecto, la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño fue ratificada mediante la Ley 12 de 1991. Así mismo, el Convenio 182 de la OIT, “sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación”, fue aprobado mediante ley 704 de 2001, y la Convención Interamericana sobre Restitución Internacional de Menores, lo fue mediante la Ley 620 de 2000. b.2. Ley 599 de 2000 o Código Penal En el año 2000 se expidió el nuevo Código Penal que, en materia de los derechos de la niñez, tipificó como delitos algunas conductas punibles cometidas en contra de los niños. En efecto, el artículo 231 penaliza el ejercicio de la mendicidad a través de niños, así como el tráfico de los mismos. Por otra parte, se encuentra el delito de Violencia Intrafamiliar tipificado en el Art. 229 del Código y a través de las leyes 294 de 1996 y 575 de 2000. En este se penaliza al “que maltrate física, psíquica, o sexualmente a cualquier miembro de su núcleo familiar”. Se considera causal de agravación punitiva que dicha violencia se haya ejercido contra alguna persona menor de 18 años. Así mismo, se consagra como conducta punible la Inasistencia Alimentaria (Arts. 233 y ss) que, de conformidad con lo expuesto en el presente documento, es el segundo delito mayormente cometido en el país. En comparación con la normatividad anterior, llama la atención la tipificación del delito de Reclutamiento Ilícito (Art. 162) que integra a la normatividad interna las disposiciones internacionales contenidas en el Convenio 182 de la OIT y en el Protocolo Facultativo a la Convención sobre los Derechos del Niño. Así, el mencionado artículo establece que “ el que, con ocasión y en desarrollo de conflicto armado, reclute menores de dieciocho años o los obligue a participar directa o indirectamente en las hostilidades o en acciones armadas, incurrirá en prisión de seis a diez años y multa de seiscientos a mil salarios mínimos legales mensuales vigentes.” b.3. Otras leyes de importancia En desarrollo del artículo 44 de la Constitución Política se expidió la Ley 679 de 2001 que contiene normas dirigidas a prevenir y contrarrestar la explotación, la pornografía y el turismo sexual con menores de edad. Adicionalmente, la Ley 418 de 1997 prorrogada por la Ley 548 de 1999, por la cual se consagran unos instrumentos para la búsqueda de la convivencia y la eficacia de la justicia, establece: (1) el deber del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar de apropiar los recursos necesarios para garantizar la protección de los niños víctimas del conflicto armado. (2) Los menores que en cualquier condición participen del conflicto armado son víctimas del mismo. (3) Los menores que en forma voluntaria abandonen las organizaciones armadas tendrán los mismos beneficios que los contemplados para los adultos.26 Sin embargo, dicha ley se expidió en forma temporal, es decir, rige hasta diciembre de 2002. 26 Ley 418 de 1997 por la que se dictan normas para promover la convivencia pacífica. Artículo 17: "Le corresponde al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en desarrollo de sus programas de prevención y protección, prestar 34 Esta ley que crea una nueva situación que obliga al Estado a brindar protección a estos niños y niñas, y que prevé beneficios tanto jurídicos como socioeconómicos para ellos, es un marco normativo poco conocido por algunos jueces y defensores de familia, dado que no tiene mandato procedimental. c. Decretos con fuerza de ley El Decreto - fuerza de ley 2737 de 1989 o Código del Menor fue expedido el mismo año en que la Asamblea General de las Naciones Unidas promulgó la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño; sin embargo, en dicho código sólo se consagró un capítulo de principios acorde con el preámbulo de la Convención. De esta forma, en su desarrollo se mantuvo el enfoque de las situaciones irregulares, ya que no se contemplan medidas tendentes a favorecer la realización de los derechos de la totalidad de los niños y las niñas que habitan el territorio nacional, sino que se limita a asistir a algunos que pueden estar en condiciones de peligro o abandono (léase pobres), o que son infractores a la ley penal. Por este motivo, el Código desconoce el concepto según el cual, los niños no requieren encontrarse en alguna situación irregular para requerir protección, sino que ellos son, ante todo, sujetos de derechos. Adicionalmente, la mencionada norma establece la institucionalización como forma a través de la cual se solucionan los problemas de los niños y las niñas; en muchas ocasiones los separa de sus familias y, lo que es peor, en algunos casos lo hace por carecer de recursos económicos. 3. Aplicabilidad y deficiencias a. Respecto del Código del Menor El Estado colombiano tiene la tarea ineludible de adecuar su orden normativo legal a los instrumentos internacionales que ha ratificado. Dicha tarea debe ser prioritaria tal como lo expresan las recomendaciones tanto del informe de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para Colombia, como del Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño,27 instancias que en forma permanente han manifestado su preocupación por que dicho ejercicio legislativo no se haya podido desarrollar. asistencia prioritaria a los menores de edad que hayan quedado sin familia, o por que ella no esté en condiciones de cuidarlos por razones de orden público. Parágrafo. Gozarán de especial protección y serán titulares de todos los beneficios contemplados en dicha ley, los menores que en cualquier condición participen en el conflicto armado interno". Artículo 50. Parágrafo 2. "Cuando se trate de menores de edad vinculados a organizaciones armadas al margen de la ley a las que se les haya reconocido carácter político, las autoridades judiciales enviarán la documentación al Comité Operativo para la Dejación de las Armas, a efecto de que ellos puedan adquirir los beneficios jurídicos y socioeconómicos a que tienen derecho por el hecho de la desvinculación". 27 Naciones Unidas. Informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos. Además, Comité para los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, que para el caso de Colombia sugieren lo siguiente: - La Alta Comisionada reitera al Estado colombiano la necesidad de mejorar y ampliar las acciones y programas de atención y reinserción social dirigidos a los niños y niñas en situación más vulnerable de la sociedad colombiana. - (…) Así mismo, insta al Estado para que sea aprobada la reforma del Código del Menor en armonía con lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño. 35 Es evidente que el Estado colombiano está en la mira de los organismos internacionales de derechos humanos en materia de protección jurídica de los derechos de la niñez, ya que su normatividad nacional, específicamente el Código del Menor, va en contravía de las disposiciones establecidas por dichos organismos. En efecto, nuestro código establece como requisito para proteger los derechos de los niños, que éstos se encuentren en alguna de las nueve situaciones irregulares tipificadas en dicha legislación.28 Lo anterior implica que los niños y niñas que se encuentren por fuera de dichas circunstancias fácticas, no serán acreedores a la protección del Estado. Adicionalmente, el Código del Menor contradice la Constitución Política, ya que desconoce que ésta le otorga a la niñez colombiana, sin discriminación alguna, la titularidad de sus derechos fundamentales. De esta forma, es urgente para Colombia acelerar el proceso de adecuación normativa, con el fin de que ésta incorpore los mandatos imperativos de la Convención de los Derechos del Niño y de la Constitución Política de 1991. Así mismo, es necesario avanzar hacia la efectiva materialización de los derechos de los niños y las niñas, aún cuando todavía no prospere una adecuación normativa real. De otra parte, el Estado colombiano tiene la obligación de aplicar en forma prevalente la Constitución Política, por lo que es prioritario, tal como lo ha recomendado el Comité para los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, llevar a cabo un registro de la realización efectiva de los derechos de la infancia. Dicha sistematización cuantitativa, - La Alta Comisionada reitera la necesidad de armonizar la normativa interna con la Convención sobre los Derechos del Niño, tal como lo ha señalado el Comité de los Derechos del Niño en su informe de 1994. En el mismo sentido, el Comité para los Derechos del Niño se pronunció respecto al caso colombiano, así: - Sigue preocupando al Comité que la legislación del Estado Parte sobre los derechos del niño no sea todavía enteramente compatible con los principios y disposiciones de la Convención, en particular porque la revisión del Código del Menor, que comenzó en 1995, se retrasa. (Informe de 2000). - El Comité recomienda que el Estado Parte revise su legislación existente y la armonice con todas las disposiciones de la Convención. También recomienda que el Estado Parte reactive el proceso iniciado para revisar el Código del Menor. En este proceso deben participar todos los sectores que intervienen en la promoción y la protección de los derechos del niño y la actividad debe concluir lo antes posible. (Informe de 2000). - El Comité sugiere que el Estado tome medidas para que haya una buena coordinación entre las instituciones que se ocupan de los derechos humanos y las que defienden los derechos del niño con miras a establecer un mecanismo de vigilancia de la aplicación de la Convención a nivel nacional, regional y local, que pueda evaluar la situación real de los niños y reducir la disparidad entre el derecho y su aplicación práctica. El Comité recomienda que el Estado Parte, a la luz de lo dispuesto en los artículos 3 y 4 de la Convención – sobre la obligación que tienen las autoridades administrativas y judiciales de (1) observar en todas sus decisiones el interés superior del niño, (2) adoptar medidas administrativas y legislativas para dar efectividad a los derechos del niño – (3) tomar medidas apropiadas, según lo permitan los recursos, para lograr que se asignen suficientes créditos presupuestarios a los servicios destinados a los niños, en particular en materia de educación y salud y (4) prestar especial atención a la protección de los derechos de los niños pertenecientes a grupos vulnerables". (ONU 1999). 28 Código del Menor. 1989. De los menores en situación irregular. Artículo 29. "El menor que se encuentre en algunas de las situaciones irregulares definidas en este Título, estará sujeto a las medidas de protección consagradas en el presente Código. Artículo 30. Un menor se halla en situación irregular cuando: 1º Se encuentre en situación de abandono o peligro. 2º Carezca de la atención suficiente para la satisfacción de sus necesidades básicas. 3º Su patrimonio se encuentre amenazado por quienes lo administren. 4º Haya sido autor o partícipe de una infracción penal. 5º Carezca de representante legal. 6º Presente deficiencia física, sensorial o mental. 7º Sea adicto a sustancias que produzcan dependencia o se encuentre expuesto a caer en adicción. 8º Sea trabajador en condiciones no autorizadas por la ley. 9º Se encuentre en una situación especial que atente contra sus derechos o su integridad". Es importante señalar, que la novena situación irregular está definida expresamente por el Código del Menor en el Título X y se refieren a las situaciones de ejercicio de la mendicidad, promoción o realización de adopciones ilegales, inasistencia alimentaria y maltrato a menores que no constituya delito de lesiones personales. 36 debe enfocarse desde la satisfacción de los derechos fundamentales de los niños, y no desde la satisfacción de sus necesidades. b. Respecto de las políticas públicas sobre la niñez desarrolladas a partir de las funciones del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar por mandato del Código del Menor es el organismo rector del sistema nacional de bienestar familiar, lo que significa que debe en todos los niveles (nacionales, departamentales, municipales y locales), coordinar las acciones y medidas tendentes a garantizar la protección de los derechos de la niñez colombiana. No obstante, su tarea de ente coordinador del sistema es en la mayoría de los casos nula, si se tiene en cuenta que dicho sistema de relaciones interinstitucionales exige, necesariamente, la concurrencia y aporte de diversos sectores, tales como, los de salud, educación, justicia y trabajo, integrados en el nivel nacional, regional y municipal, de conformidad con lo dispuesto por el decreto 1137 de 1999.29 Uno de los mandatos que comporta la coordinación del mencionado sistema es el que hace referencia a la cofinanciación que le corresponde a los entes territoriales y al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para invertir y poner en funcionamiento los programas de protección a la niñez. Sin embargo, a través de investigaciones adelantadas por la Defensoría del Pueblo durante el año 2001, se pudo establecer que tal coordinación y el aporte de recursos financieros, físicos y humanos, en algunas regiones del país es inexistente. Adicionalmente, y aun cuando el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar informe que tiene cobertura de programas de prevención y protección en mil municipios del país, la realidad es que sólo tiene programas de prevención, tales como, los hogares y jardines comunitarios, a cuyo cargo se encuentran personas que no están facultadas para intervenir en casos graves, ni para exigir de las autoridades locales los servicios para la atención de la niñez y, mucho menos, para dictar medidas de protección en favor de la niñez, dada su condición de miembros de la comunidad. En ese sentido, y en materia de protección, se han organizado 201 Centros Zonales de Bienestar Familiar distribuidos en todo el país, centros que por extensión territorial, en principio tienen amplia cobertura, ya que alrededor de un centro giran varios municipios. Sin embargo, en aquellos municipios en los que no tiene presencia física el mencionado centro, los niños y niñas que sean víctimas de abuso sexual, maltrato, violencia, que están en las calles, o que trabajan en condiciones desfavorables, no tienen ninguna autoridad 29 Decreto 1137 de 1999. Sistema Nacional de Bienestar Familiar. Artículo 1º: "El bienestar familiar es un servicio público a cargo del Estado, el cual se prestará a través del “sistema nacional de bienestar familiar” por las entidades u organismos oficiales y por particulares legalmente autorizados. Artículo 2º. Fines del sistema nacional de bienestar familiar. Para los fines del sistema de bienestar familiar deberán concurrir armónica y racionalmente las entidades públicas y privadas de acuerdo con su competencia. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar coordinará la integración funcional de dichas entidades. Artículo 3º. El sistema está constituido por los siguientes agentes: 1. El Ministerio de Salud, en su calidad de entidad tutelar del ICBF. 2. El ICBF en su calidad de coordinador del servicio de bienestar familiar. 3. Los departamentos. 4. Los distritos y municipios. 5. Las comunidades organizadas y los particulares. 6. Las demás entidades o instituciones, públicas o privadas que contribuyan o estén llamadas a contribuir de acuerdo con su objeto, a garantizar, directa o indirectamente, la prestación del servicio de bienestar familiar". 37 ante quien acudir, debido a que el monopolio en materia de protección está en cabeza de los defensores de familia que prestan sus servicios a través de los centros zonales, por lo que los casos relacionados generalmente no llegan a conocimiento de los funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. De otra parte, y aun cuando se han hecho esfuerzos para contar con un sistema de información actualizado en materia de estadísticas, es evidente que dicho sistema no corresponde a la realidad de los servicios prestados por la institución. Por ejemplo, el Instituto registra una cobertura de programas en mil municipios del país, cuando en efecto, en materia de protección solo hace presencia en menos de 200 municipios. Otro ejemplo de esta situación, lo constituye la información del Instituto sobre la cobertura a través de instituciones para la protección de niños y niñas abandonados, maltratados, explotados, abusados, infractores, o adictos a substancias psicoactivas, cuando efectivamente no existen físicamente los programas de protección y reeducación requeridos en cada una de las entidades territoriales del país. Lo anterior, por cuanto cada dirección regional del ICBF cuantifica como programa el número de cupos pagados en una institución de protección o de reeducación, aun cuando dicho programa no se preste directamente en la entidad territorial a su cargo. De todas formas, lo reporta al nivel nacional como si efectivamente contara con la institución en el departamento. C. ACCIONES DE LA DEFENSORIA DEL PUEBLO30 1. Aspecto normativo a. Proyecto de Ley sobre responsabilidad penal En este punto es pertinente reiterar el informe final del Comité para los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas de fecha 16 de octubre de 200031, el cual 30 Finalmente, y de conformidad con la observación número 4 del Comité para los Derechos del Niño del 16 de octubre de 2000, en su 25° período de sesiones, la Defensoría del Pueblo ha mantenido una sección estructurada para la promoción y protección de los derechos de la niñez. 31 Naciones Unidas. Informe para Colombia del Comité de los Derechos del Niños. Octubre 2000: "73. Habida cuenta de los artículos 37, 40 y 39 y de otras normas pertinentes de las Naciones Unidas a este respecto, como las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores ("Reglas de Beijing"), las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil (Directrices de Riad) y las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad, el Comité recomienda que el Estado Parte: a) Se cerciore de que la privación de libertad se utiliza solamente como último recurso, durante el período más breve posible y sólo para delitos graves; b) Mejore las condiciones de vida de los niños en los centros de reeducación; c) Intensifique y amplíe su esfuerzo por hallar soluciones sustitutivas a la privación de libertad; d) Cree servicios eficaces de libertad condicional para menores, en particular para los que salen de los centros de reeducación, con objeto de favorecer su reintegración en la sociedad; "e) Refuerce sus programas de formación sobre las normas internacionales pertinentes destinados a los jueces, a los profesionales y al personal que trabaja en la justicia de menores." 38 contiene recomendaciones precisas para el Estado colombiano en materia de adecuación normativa. Las mismas recomendaciones han sido planteadas por la Defensoría del Pueblo al Gobierno nacional y en tal sentido el trabajo que se adelanta actualmente tiene, también, como finalidad procurar su mayor grado de cumplimiento posible para que, gracias a ellas, los derechos fundamentales de los menores de edad que en cualquier condición se encuentren en conflicto con la ley penal, reciban un tratamiento adecuado por parte del Estado colombiano y puedan, en ejercicio de sus derechos humanos, superar tal situación. Precisamente, la Defensoría del Pueblo se dio a la tarea de liderar el proceso de adecuar la normativa interna a la Convención Internacional de los Derechos del Niño, en especial en lo que hace referencia a los artículos 37 y 40 del citado instrumento, es decir en la parte relacionada con la Responsabilidad Penal Juvenil, proceso en el cual se han tenido como referentes obligatorios los compromisos adquiridos por el Estado colombiano al ratificar la Convención, así como diversas normas sugeridas por organismos internacionales relativas a la atención del menor de edad en conflicto con la ley penal. En dicho proceso, la Defensoría del Pueblo convocó a participar a diferentes instituciones del Estado y de la sociedad civil y, con el patrocinio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF, se elaboró una propuesta de proyecto de ley para ser sometido al estudio de las entidades del Estado concernidas con el propósito de que, una vez se analizara suficientemente, se procediera con el trámite legislativo correspondiente. El Gobierno nacional, tomando como base el documento inicial de consenso propuesto por la Defensoría del Pueblo, y con algunos cambios de fondo, decidió presentar la propuesta como proyecto de ley a consideración del Congreso de la República, con mensaje de urgencia, el cual ya cuenta con ponencia favorable para primer debate. b. Legislación especializada para niños y niñas que abandonen los grupos al margen de la ley que participan en el conflicto armado interno La Defensoría del Pueblo ha señalado que atenta contra los derechos humanos de los niños y niñas, que en cualquier modalidad se desvinculan del conflicto armado interno32, que sean tratados como adolescentes infractores a la ley penal. Las particulares condiciones a las que se han visto enfrentados y la vulneración a sus derechos humanos, de que han sido víctimas, imponen al Estado la obligación de garantizarles una atención diferente y especializada a su problemática. De igual manera, y a pesar de tratarse de niños y niñas que requieren protección especializada del Estado para superar las consecuencias de su vinculación a las organizaciones armadas, algunos jueces de menores y promiscuos de familia los ponen a disposición de la Dirección para la Reinserción del Ministerio del Interior. Esto, con el fin de que obtengan los beneficios económicos contenidos en la ley 418 de 199733; sin 32 Los niños se desvinculan: voluntariamente, capturados por las autoridades del Estado o entregados por los grupos para la protección del Estado 33 Esta clase de beneficios se ha dispuesto para los niños que se desvinculen voluntariamente de las organizaciones armadas al margen de la ley que tienen reconocimiento político. (Art. 50, Parágrafo 2o, de la Ley 418 de 1997). Sin embargo, a la fecha a ningún niño o niña se les ha entregado los beneficios económicos a que tienen derecho. 39 embargo, posteriormente no los remiten al programa especial y especializado que ha dispuesto el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para ellos. Lo anterior se origina a partir de la diversidad de normas que regulan la materia en Colombia. Por este motivo, se debe dar una mayor claridad y organización a las mismas, para que los funcionarios encargados de hacerlas cumplir las apliquen de manera inequívoca. En todo caso, las actuaciones judiciales y administrativas deben tener en cuenta el principio de Interés Superior del Niño y la prevalencia de sus derechos, contenidos en la Constitución Política y en la Convención sobre los Derechos del Niño. 2. Respecto de las autoridades estatales a. Gobierno nacional a.1. Sistema de responsabilidad penal juvenil La Defensoría del Pueblo trabajó en forma coordinada con diferentes instituciones del Estado, la redacción de una propuesta legislativa para la creación de un Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil, a través del cual se pretende adecuar las disposiciones de la Convención Internacional sobre los derechos del Niño a la normativa nacional. Adicionalmente, le ha recomendado al gobierno nacional que las disposiciones de dicho estatuto se fundamenten en el establecimiento de medidas de carácter pedagógico, que atiendan el interés superior del niño. De igual manera se adelantó un trabajo de investigación de conformidad con el cual se pudo establecer que la privación inicial de libertad para estos niños y niñas se realiza en estaciones de policía en la mayoría de regiones del país. Así, los niños son recluidos con adultos, especialmente por la carencia de centros de recepción previstos para los menores de edad. De otra parte, las medidas de privación de libertad se utilizan de forma arbitraria, ya que éstas no siempre se aplican de manera excepcional y, algunas veces cuando son requeridas, no pueden ser impuestas debido a la falta de cupos para la atención de niños en los centros especializados de reeducación. a.2. Violencia intrafamiliar Respecto de la problemática de violencia intrafamiliar, la Defensoría del Pueblo ha propuesto a la Consejería de Política Social de la Presidencia de la República incrementar su trabajo de prevención a través de la política HAZ PAZ. Para tal efecto, le ha demostrado, en su condición de promotor de derechos humanos, que ha logrado capacitar cerca de 300 personeros municipales, con el propósito de que se conviertan en agentes multiplicadores de las posibles acciones en contra de esa forma de violación de derechos humanos en el interior de la unidad doméstica. Es así como se ha aconsejado extender las acciones preventivas a los escenarios naturales de desarrollo integral de los niños como son la escuela y la sociedad en general. Igualmente, ante la necesidad urgente de ampliar la oferta institucional del Estado en el nivel local, la Defensoría sugirió la creación de espacios interinstitucionales de concertación de las diferentes autoridades del nivel local, para articular las tareas en torno 40 a la prevención y protección de los derechos humanos en el interior de la familia, máxime si se tiene en cuenta que, de conformidad con información recaudada por la Procuraduría Delegada para el Menor y la Familia, han sido creadas en la actualidad 470 comisarías de familia en los 1098 municipios de Colombia, de las cuales solo se encuentran en funcionamiento 270, sin que se pueda afirmar que todas cuentan con el equipo interdisciplinario que ordena la Ley 575 de 2000. b. Autoridades territoriales En el nivel territorial, la Defensoría ha adelantado jornadas de trabajo para el reconocimiento de problemas que afectan en forma importante los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes. Jornadas que han servido de marco propicio para brindar información referente a las disposiciones legales nacionales e internacionales, así como para indicar a las autoridades territoriales la necesidad de adelantar las gestiones tendentes a dar estricto cumplimiento a las mismas, desde el nivel departamental y local. Por esto, dichas jornadas de trabajo se han enfocado en temas como la violencia intrafamiliar, el trabajo infantil, la vinculación y desvinculación de los niños del conflicto armado interno, la situación de los niños y niñas infractores a la ley penal, entre otras. c. Instituto Colombiano de Bienestar Familiar Si bien cada entidad descentralizada que integra el Sistema Nacional de Bienestar Familiar debe apropiar recursos para ofrecer atención directa a la población infantil, la Defensoría del Pueblo ha verificado si el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar coordina, desde el nivel central, el diseño y puesta en marcha de una política nacional que concrete el compromiso con la niñez colombiana de las diferentes instituciones que integran el mencionado sistema. En tal sentido, la Defensoría ha recomendado al ICBF que, en su condición de coordinador del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, adelante las gestiones tendentes a que los demás integrantes del sistema participen activamente en el establecimiento y obtención de metas claras y verificables que disminuyan la posibilidad de que la niñez se vea afectada por el menoscabo de sus derechos fundamentales. 3. Respecto de los afectados a. Acciones dirigidas a los niños y niñas reinsertados La Defensoría del Pueblo ha insistido en la necesidad de contar con un cuerpo normativo que garantice la protección de los derechos de los niños y niñas desvinculados de las organizaciones armadas al margen de la ley, que como consecuencia de su vinculación a éstas, participaron en actividades de confrontación armada. Así mismo, ha recomendado generar alternativas viables para la inserción social de estos niños, con el fin de que encuentren en la vida civil la satisfacción plena de sus derechos. 41 Ha establecido también, a través de investigaciones que incluyen trabajo de campo, que los efectos que tiene la vinculación de los niños y las niñas al conflicto armado son devastadores: a.1. Su proceso de desarrollo educativo se interrumpe por lo que el problema más grave que deben afrontar las instituciones especializadas que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ha previsto es su bajo nivel de escolaridad comparado con su edad física que dificulta y retarda su proceso de inserción social. a.2. Su derecho a la unidad y armonía familiar se ve afectado en la medida en que se ha establecido que cuando los desvinculados de los grupos alzados en armas pretenden encontrar a sus familias, muchas veces éstas no quieren saber nada de ellos, o en los casos en que las encuentran, no pueden regresar a su seno debido a los problemas de seguridad que enfrentan por haber dejado el grupo. a.3. Sumado a lo anterior, la mayoría de los niños y niñas carecen de registro civil, bien por que no saben en qué lugar fueron registrados, o por que nunca fueron inscritos, lo que además dificulta su ingreso al sistema de salud y al de educación. Se agrava aún más, cuando adquieren su mayoría de edad y deben salir de las instituciones, especialmente en el caso de los hombres, a quienes el hecho de la indocumentación les dificulta solucionar su situación militar, sin lo cual, no pueden acceder a empleos. a.4. Adicionalmente, ninguno de los niños y niñas desvinculados de manera voluntaria de los grupos armados al margen de la ley con reconocimiento político, recibieron los beneficios socio-económicos a que tenían derecho. (Ley 418 de 1997 y Ley 548 de 1999) b. Acciones dirigidas a los niños y niñas víctimas del desplazamiento forzado b.1. Los niños y niñas que son obligados a desplazarse, no solo tienen que dejar atrás a sus seres queridos, sino también, todo su entorno socializador. Al llegar a los nuevos asentamientos, los niños y niñas se enfrentan a diversas formas de estigmatización social, a falta de alimento, a deficiente atención en salud y a la imposibilidad de ingresar al sistema educativo. Cuando son menores de cinco años, las madres comunitarias los reciben incluso sin cobrarles cuota, por lo que al menos permanecen durante el día en un lugar seguro, y acceden a algún tipo de alimento; sin embargo, el resto de la población infantil desplazada, solamente accede a la ayuda humanitaria de emergencia que les ofrece la Red de Solidaridad o la Cruz Roja. b.2. La Defensoría del Pueblo ha recibido información sobre la existencia del desplazamiento individual u oculto, que generalmente afecta a mujeres que deben desplazarse con sus hijos menores de edad. Este tipo de desplazamiento es invisible para el Estado en la medida en que estas mujeres no se registran ya que, o no conocen el trámite pertinente para ello, o temen ser descubiertas. Por esto, se instalan con sus hijos en asentamientos marginales de las zonas urbanas, razón por la cual no reciben ayuda de emergencia y no son beneficiarias de los derechos que tienen las personas desplazadas por la violencia (Ley 387 de 1997). 42 D. PROPUESTAS DE LA DEFENSORIA DEL PUEBLO 1. Respecto de la Legislación a. Propuesta de Proyecto de Ley sobre responsabilidad penal juvenil Conviene reiterar la necesidad de que la normatividad relacionada con la infancia en Colombia, en lo relativo a un sistema de responsabilidad penal juvenil, se ajuste a los instrumentos internacionales de derechos humanos, así como a las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la administración de justicia de menores ("Reglas de Beijing"), a las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil ("Directrices de Riad") y a las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad. Por ello es importante aprovechar la oportunidad que ofrece la presentación, por parte del Gobierno nacional, del proyecto de responsabilidad juvenil para acercarnos a la meta sugerida reiteradamente por la Defensoría del Pueblo. Sin embargo, a pesar de que la propuesta inicial fijaba en cinco años la medida máxima de privación de libertad por delitos de especial gravedad, el término que establece el proyecto de ley presentado por el Gobierno es de diez años. En este sentido es necesario insistir en el fundamento conceptual de la adecuación normativa según la cual el proceso que juzgue a los adolescentes debe ser pedagógico y quienes cometan delitos deben ser considerados sujetos titulares de derechos humanos y, por tanto, responsables de sus actos. La Defensoría del Pueblo considera que el pliego de modificaciones propuesto para el primer debate legislativo, de regresar al tope máximo de cinco años para la privación de libertad de aquellos adolescentes que cometan conductas graves, acoge de manera más acertada la doctrina internacional de derechos humanos de los niños que se encuentran en conflicto con la ley penal, motivo por el cual recomienda al Congreso de la República que 43 sean aprobadas dichas modificaciones y con ellas se dé trámite favorable al proyecto en mención. En este esquema, y dado que se trata de personas menores de edad, los niños deben responder ante la sociedad de manera proporcional a su desarrollo humano, por lo que, las medidas privativas de su libertad deben tener esto en cuenta. Así mismo, deben ser beneficiarios de instituciones especializadas diferentes a las de los adultos, y deben ser investigados y juzgados por autoridades judiciales especialmente previstos para ellos, que garanticen su derecho al debido proceso y a impugnar la legalidad de las providencias mediante las cuales se les prive de libertad. b. Propuesta sobre una legislación especializada para niños y niñas que abandonen los grupos al margen de la ley que participan en el conflicto armado interno En atención a que el Código del Menor no contempla dentro de sus nueve situaciones irregulares la de los niños y niñas que se desvinculan de los grupos que participan en el conflicto armado, motivo por el cual, cuando se desvinculan voluntariamente son tratados como niños y niñas en situación de peligro o abandono, y cuando son capturados tienen el tratamiento de infractores a la ley penal, se requiere de una regulación normativa que establezca las obligaciones de todas las instituciones responsables de la protección de los derechos de estos niños y niñas, tales como, las del sector educativo, salud, trabajo y bienestar. De igual manera es necesario regular mediante ley, la oferta de un programa especializado para la atención de los niños y niñas víctimas del conflicto armado, diferente a los previstos a través de las nueve situaciones irregulares en el Código del Menor, que recoja los postulados de la normativa internacional de derechos humanos. Por ello, la Defensoría del Pueblo recomienda al Congreso de la República dar el trámite de rigor al proyecto de ley por el cual se expiden normas para proteger a los niños desvinculados del conflicto armado, con el objeto de garantizar jurídica y políticamente los derechos humanos de estos niños, de conformidad con los mandatos contenidos en la normatividad internacional ya mencionada. 2. Respecto de la acción de las autoridades a. Nacionales a.1. Al Congreso de la República La Defensoría del Pueblo considera que el Congreso de la República debe realizar el trámite correspondiente para la discusión y aprobación del proyecto de ley de Responsabilidad Penal Juvenil, presentado por el Gobierno nacional, a partir del pliego de modificaciones propuesto por el grupo de ponentes de la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, el cual impone nuevamente cinco años como tope máximo para las medidas de privación de libertad por la comisión de delitos de especial gravedad, a efecto de que la normatividad en materia penal tenga un fundamento pedagógico en favor del 44 desarrollo del niño y niña que comete delitos y sea por fin adecuada a la normativa internacional. De igual manera, la Defensoría del Pueblo recomienda que el Congreso de la República de trámite favorable al proyecto de ley No. 180-2001 radicado en el Senado de la República, por el cual se dictan normas para la “Protección y atención integral de los niños, niñas y adolescentes reclutados u obligados a participar en hostilidades o acciones armadas y de los que se han desvinculado de los grupos armados ilegales que participan en el conflicto armado interno”, a efecto de generar una mayor seguridad jurídica a la población infantil afectada por el conflicto armado, y así mismo dar cumplimiento a la normatividad internacional recientemente aprobada por el Estado colombiano en esta materia. Así mismo, la Defensoría del Pueblo tiene conocimiento de que en la actualidad se tramita en el Congreso de la República la ratificación del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de los niños en los conflictos armados, motivo por el cual considera pertinente recomendar que se le brinde trámite favorable en el menor tiempo posible. a.2. A la Vicepresidencia de la República La Defensoría del Pueblo considera pertinente que la Vicepresidencia de la República a través del Programa de Derechos Humanos, Derecho internacional Humanitario y Minas Antipersonal, en calidad de coordinador del comité interinstitucional, persista en las gestiones correspondientes a efecto de dar estricto cumplimiento a los compromisos adquiridos a través de la Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonal y sobre su destrucción y exhorta a los grupos del conflicto armado interno a excluir este tipo de armas de la confrontación y a colaborar en la identificación y erradicación de los campos minados. a.3. Al Ministerio de Justicia y del Derecho La Defensoría del Pueblo considera pertinente que el Gobierno nacional, en cabeza del Ministerio de Justicia en su calidad de ente rector de la política criminal, coordine con la Fiscalía General de la Nación y la Rama Judicial todas las gestiones necesarias para que los delitos contra la vida de los niños y las niñas no queden en la impunidad. Es necesario informar permanentemente a la comunidad nacional e internacional sobre los resultados de los procedimientos judiciales adelantados en contra de los autores de tales vulneraciones. La Defensoría del Pueblo cree conveniente que las autoridades judiciales establezcan sanciones ejemplarizantes respecto de los delitos contra la integridad personal, y contra la libertad, integridad y formación sexuales de los niños y consideren prioritario el diseño de un programa, con cobertura nacional, de promoción de sus derechos ante los niños y las niñas, con miras a interiorizar en ellos elementos de protección personal, que les permita protegerse de estos abusos y que promueva la denuncia ante las autoridades educativas, de policía, administrativas o judiciales. 45 El Comité Interinstitucional contra el Tráfico de Personas, que coordina el Ministerio de Justicia y del Derecho, deberá coordinar las actividades de las instituciones miembros y de los demás actores de la vida nacional en el campo de la prevención, a través de mayores campañas de sensibilización y capacitación para la población, en especial dirigidos a los funcionarios responsables de su represión, con énfasis en aquellas regiones del país en las que se presenta con mayor profundidad el problema, tales como Antioquia, Valle, y el Eje Cafetero, entre otras. a.4. A los Ministerios de Educación Nacional y de Salud En materia de educación sexual, y con la prioridad de reducir los altos índices de embarazo en adolescentes, considera necesario que se intensifiquen los programas nacionales y regionales de educación sexual, no solamente en el nivel escolar, sino en el familiar, y que sean evaluados en su integridad, a efectos de garantizar a los y las adolescentes, el derecho al ejercicio informado de su sexualidad y, sobre todo, que se tome conciencia de la seriedad con que se debe asumir el tema de la planificación familiar, como respuesta efectiva al ejercicio de sus derechos reproductivos. De igual manera, considera importante que el sistema de salud le conceda prioridad de acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva a todas y todos los adolescentes colombianos. a.5. A la Registraduría Nacional del Estado Civil La Registraduría Nacional del Estado Civil debe generar una acción inmediata para garantizar que los niños, niñas y adolescentes que se encuentran internados en los programas de protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en especial aquellos que se han desvinculado del conflicto armado, y que no cuentan con documentos de identidad, los obtengan. a.6. Al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar La Defensoría del Pueblo considera necesario que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar coordine desde el nivel central el diseño y puesta en marcha de una política nacional en favor de los derechos de la infancia en todo el territorio nacional, a partir de la cual la atención de la niñez en las calles de las ciudades sea una prioridad, especialmente en su condición de coordinador del sistema nacional de bienestar familiar. En tal labor, debe contar con la participación de las demás entidades que conforman dicho sistema, para lo cual es fundamental que diseñe y ponga en vigor mecanismos de coordinación eficientes y eficaces, tendentes al establecimiento de planes concertados en favor de la prevención y atención de situaciones vulneratorias de los derechos fundamentales de los niños y las niñas. Respecto de los niños y niñas desvinculados del conflicto armado interno, la Defensoría del Pueblo recomienda a todo el sistema de bienestar familiar, en cabeza de su entidad rectora, coordinar las acciones pertinentes con el Ministerio de Educación para que se diseñe y ponga en marcha un programa educativo acelerado para los niños y niñas que se encuentran en las instituciones especiales y especializadas del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. 46 En el mismo sentido, en relación con los niños y niñas desvinculados del conflicto armado interno, es necesario que se coordinen de manera efectiva el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Dirección del Programa Presidencial para la Reinserción en lo referente a las acciones que se requieran para el trámite de los beneficios económicos a que tienen derecho los niños y niñas. La Defensoría del Pueblo considera fundamental intensificar los esfuerzos que en materia de prevención de la violencia intrafamiliar se han adelantado a través de la política HAZ PAZ, en la totalidad de las Instituciones concernidas y, de ser posible, extender tal política a los escenarios naturales de desarrollo integral de los niños como son la escuela y la sociedad en general. Así mismo, ampliar la oferta institucional del Estado a través de: (1) la creación de más Centros Zonales del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ya que en la actualidad solamente 201 operan en todo el territorio nacional, número realmente insuficiente para la atención de la problemática infantil, y (2) el incremento del número de Comisarías de Familia, pues solo existen en funcionamiento 270 de ellas, instancias que tampoco tienen la cobertura que se requiere para garantizar la atención de las víctimas de este tipo de violencia, incluidas las mujeres. Es por ello importante que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar intensifique las actividades de refuerzo a la familia, tales como el mejoramiento de los patrones de crianza, el apoyo y auto apoyo de las familias y sus vecinos y la modificación de concepciones culturales que sustentan las vulneraciones de derechos contra la niñez. Especialmente, y para dar cabal cumplimiento a la Ley 82 de 1993, debe coordinarse con las autoridades distritales y municipales, para que las mujeres cabeza de familia no se vean obligadas a abandonar a sus hijos. En el mismo sentido, la Defensoría del Pueblo sugiere al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar que adelante las gestiones tendentes a que se establezca un sistema que consolide las medidas de protección que dicten las autoridades administrativas en favor de las víctimas de violencia intrafamiliar, consagradas en la Ley 575 de 2000, para que sean utilizadas en su integridad por los funcionarios encargados de aplicarlas, así como el establecimiento de mecanismos idóneos para que los organismos del Estado adelanten una gestión más preventiva de la violencia intrafamiliar. b. A las autoridades territoriales Es necesario instar a las entidades territoriales para que den cumplimiento estricto a la norma establecida desde la expedición del Código del Menor de 1989, de conformidad con la cual se deberán crear Comisarías de Familia en cada municipio con su correspondiente equipo interdisciplinario, norma que fue reiterada mediante las Leyes 294 de 1996 y 575 de 2001. En igual sentido, la Defensoría del Pueblo hace un llamado urgente a las entidades territoriales para que se dé cumplimiento al Código del Menor, respecto a su obligación de cofinanciar los programas para proteger los derechos de la niñez. 47 CONCLUSIONES El caso colombiano es crítico debido al enorme número de amenazas y violaciones contra sus derechos humanos de la niñez en todos los campos: ocho niños muertos en forma violenta en promedio al día, altos índices de violencia intrafamiliar y abuso sexual, creciente explotación económica, aumento en el reclutamiento forzado de niños y niñas por grupos alzados en armas y por la delincuencia organizada. La situación es de extrema gravedad. Ese oscuro panorama se presenta a pesar de que el Estado colombiano ha ratificado e incorporado los instrumentos internacionales de derechos humanos y cuenta con una Constitución Política, basada en un Estado Social de Derecho, que reconoce de manera expresa los derechos de la niñez como fundamentales y prevalentes. Sin embargo, dicha normatividad es insuficiente si, en primer lugar, no se define un estatuto nacional que desarrolle y adapte los principios consagrados en las normas anteriormente citadas, y erija el enfoque de la protección integral para garantizar los derechos de la totalidad de la población infantil, sin excluir a ninguno, como ocurre en la actualidad. Es claro que el Código del Menor debe ser ajustado en el menor tiempo posible, dado que dicho estatuto solamente visibiliza para la protección del Estado al menor que es pobre o que no tiene familia. A la luz del Código del Menor, por lo tanto, solo pueden ser atendidos por las entidades del Estado los niños comprendidos dentro de las nueve situaciones irregulares definidas, y quedan excluidos los demás niños y niñas, u otras situaciones especialmente difíciles en las cuales ven amenazados sus derechos. Pero además de la dificultad normativa, persiste un problema en el diseño de políticas públicas en prevención y protección, dado que las existentes se han concentrado en 48 institucionalizar la pobreza y son insuficientes para atender la problemática que afecta el ejercicio de los derechos humanos de la infancia en todo el territorio nacional. Por lo anterior, la Defensoría del Pueblo ha encaminado su quehacer a poner en evidencia pública las aterradoras circunstancias en que se encuentran los niños y las niñas, en especial aquellas que con mayor rigor demandan una intervención inmediata, tales como la delincuencia juvenil, el reclutamiento forzado, el desplazamiento por causa de la violencia, el maltrato intrafamiliar y, en general, el abuso y la explotación por parte de la familia, de la sociedad y del Estado. La Defensoría del Pueblo insiste por lo tanto en la necesidad de emprender acciones de adecuación normativa del Código del Menor, de proponer el diseño de políticas públicas encaminadas a la prevención de situaciones de riesgo social y a la protección de los derechos humanos de la niñez. La Defensoría del Pueblo, por su parte, ha desplegado su políticas en materia de promoción de sus derechos humanos, con el objetivo de generar en el ámbito estatal un cambio radical en el tratamiento que requiere la problemática de la infancia en Colombia. En conclusión, si no se adelantan las tareas pendientes en materia de ajuste normativo, ni se asegura la efectividad de políticas públicas que protejan los derechos humanos y garanticen un estado de bienestar general a la infancia, ni se produce un cambio definitivo en la actitud ciudadana que reconozca a los niños y a las niñas, como sujetos titulares plenos de derechos, se seguirá cometiendo una gran injusticia y este país no podrá ser viable. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ Defensor del Pueblo