COD 4060 - DDN

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DEFENSORIA DEL PUEBLO, COLOMBIA
INFORME SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA NIÑEZ EN COLOMBIA
DURANTE EL AÑO 2001
Marzo de 2002
INTRODUCCIÓN
El presente informe tiene por objeto exponer y evaluar la situación general de la niñez1
colombiana respecto al ejercicio de sus derechos fundamentales y prevalentes2, de
conformidad con los compromisos adquiridos por el Estado ante la comunidad
internacional al ratificar los tratados y convenios relativos a la protección de sus derechos.
Conviene advertir que Colombia es un país que lleva muchos años inmerso en un
conflicto armado. La violencia, además de otros factores, influye negativamente en la
efectividad y eficacia de los derechos humanos de la infancia. Las personas más
vulnerables en el contexto de la confrontación armada son los niños, las niñas y los
adolescentes, en la medida en que son víctimas fatales, padecen el desplazamiento interno
junto con sus familias, se ven obligados a abandonar el sistema educativo, la atención en
salud se les dificulta y las posibilidades de satisfacer sus necesidades básicas se reducen al
mínimo. Además, para ellos y ellas, el tener que arribar a zonas urbanas propicia su
explotación laboral y sexual.
De la misma manera, debe reconocerse que la grave crisis económica de Colombia hace
cada vez más difícil la realización de los derechos humanos de los niños y las niñas, por
cuanto no hay sector de la economía que no esté afectado, lo que aunado a las grandes
desigualdades existentes, a la pobreza generalizada y a las pocas perspectivas de mejoría,
hace que sean ellos los principales afectados en el ejercicio de sus derechos.
Como el Estado es responsable de la efectividad de los derechos humanos, se presenta
este informe a partir del análisis de las actividades que éste ha desplegado tendentes a
fortalecer los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes en nuestro país. Es decir,
se hace referencia a las medidas legislativas existentes y su adecuación a la normatividad
internacional de derechos humanos de los niños, a la formulación de medidas políticas y a
su aplicación por parte de las entidades que integran el sistema nacional de bienestar
familiar. Igualmente, es importante dar cuenta de las actividades desarrolladas por la
familia y la sociedad como corresponsables de los derechos de los niños.
Para tales efectos, es indispensable identificar las eventuales dificultades en el desarrollo
de dicha labor, en cualquiera de los ámbitos referidos anteriormente, y evaluarlas y
confrontarlas con los principios y valores propios del Estado Social de Derecho. Se busca
conocer, con el mayor grado de certeza, las posibilidades de solución, las alternativas de
aplicación, y los compromisos que deben asumirse por parte del Estado, la sociedad y la
1
Convención sobre los Derechos del Niño. Artículo 1. Para los efectos de la presente Convención, se entiende por
niño todo ser humano menor de 18 años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado
antes la mayoría de edad.
2
Según el DANE en Colombia hay 16.800.000 personas menores de 18 años, lo que representa el 41.5% de la
población total del país. De éstos, el 55% son niñas y 45% niños. De acuerdo con el Departamento Nacional de
Planeación, el 59.8% de la población colombiana está por debajo de la línea de pobreza y el 10.28% vive en
condición de miseria.
2
familia para cumplir con el deber ético y constitucional de velar por los derechos
fundamentales prevalentes de los niños y las niñas.
Los resultados, como se expondrá, indican que los objetivos se han cumplido y que los
derechos de los niños todavía tienen un largo camino por recorrer a fin de que sean reales
y efectivos. Por ello, el presente documento propone una serie de recomendaciones con el
propósito de que las instituciones responsables cumplan con su deber de proteger la
efectividad de los derechos de la niñez.
A. DIAGNÓSTICO
“La pobreza es una realidad en la vida de más de 1.000 millones de personas en todo el
planeta, la mitad de los cuales son niños. Junto con las mujeres, los niños son quienes más
sufren cuando escasean los recursos. Al menos 600 millones de niños y adolescentes
crecen en familias que se esfuerzan por sobrevivir con ingresos de menos de UN dólar por
día. Pero ninguna medición en dólares puede expresar las tribulaciones de los niños que
están desnutridos, que beben agua contaminada, que no asisten a la escuela y que crecen
sin haber visitado jamás un establecimiento de salud.
La pobreza no solo malogra las esperanzas y las oportunidades, sino que también causa
daños duraderos en los cuerpos y las mentes de los jóvenes. En los países en desarrollo, la
pobreza es la causa profunda de un suceso trágico: cada año pierden la vida unos 11
millones de niños menores de cinco años, en su mayoría a causa de enfermedades
prevenibles, y la desnutrición es una causa fundamental de aproximadamente la mitad de
esas defunciones. Las principales enfermedades letales son la neumonía, las enfermedades
diarreicas, el paludismo y el sarampión”3.
En el caso colombiano, de acuerdo con el Departamento Nacional de Estadística, informe
del mes de septiembre de 2000, tal como el promedio nacional, el 59.8% de la población
infantil tiene necesidades básicas insatisfechas, es decir, vive por debajo de la línea de
pobreza y el 9% está en condición de miseria.
Lo anterior significa un grave menoscabo de las condiciones de vida de la niñez y de sus
familias, lo que agrava aún más la crisis de derechos humanos por la que atraviesa la
infancia.
Además de lo anterior, en Colombia no existe una cultura de respeto por los derechos
humanos de la niñez, a pesar de que la Convención sobre los Derechos del Niño fue
ratificada por el Estado colombiano en 1991. Antes de la promulgación de dicha
normatividad, los niños y las niñas eran considerados por la legislación como menores, es
decir, incapaces y dependientes de la familia, de la escuela o del Estado.
3
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. UNICEF. Informe Anual del UNICEF. 2000 “La influencia de la
pobreza también es evidente cuando los niños no asisten a la escuela o reciben educación de mala calidad, cuando
trabajan en tareas peligrosas o en las que son explotados, cuando las niñas contraen matrimonio precozmente y
quedan embarazadas de inmediato y cuando las familias sucumben a la violencia doméstica.
En situaciones de pobreza, son las niñas quienes salen peor paradas; tienen probabilidades mayores que los niños
varones de que les denieguen servicios de salud, educación y otros servicios sociales básicos y cuando la economía
sufre reveses, sus desventajas se agravan.
Hay muchos factores que aceleran el espiral descendente de la pobreza: la devastación que conlleva el VIH/SIDA,
especialmente en África; el resurgimiento del paludismo y la tuberculosis como graves emergencias sanitarias en
muchos países; y los conflictos armados, que siguen diezmando sociedades enteras y agotando sus recursos”.
3
Dicha teoría fue proscrita por el nuevo paradigma del concepto de niño, introducida por la
mencionada Convención que pretende significar la existencia de personas-niños
autónomas, sujetos titulares de derechos independientes y de deberes, exigibles a partir
del grado de desarrollo integral que marque su proceso de crecimiento. No obstante,
personas definidas como las más vulnerables dada su condición de indefensión y, por ello,
demandantes de protección por parte de la familia, de la sociedad y del Estado.
Sin embargo, el caso colombiano es crítico frente al respeto de los derechos de la niñez,
debido a la vigencia de una normatividad que solamente visibiliza al menor que es pobre
o que no tiene familia; una legislación que incluye a los menores y que excluye a los
niños y a las niñas, no obstante contar con un mandato constitucional inequívoco, según
el cual no solamente los derechos de la niñez son elevados al rango de fundamentales,
sino que los define como prevalentes sobre los derechos de los demás ciudadanos.
Ahora bien, es necesario romper el ciclo de violencia que hoy rodea a la infancia
colombiana. Dicha ruptura implica necesariamente parar la repetición de conductas
lesivas de la dignidad humana, que algunos profesionales de la salud mental, han
identificado como el ciclo de violencia que se transmite de generación en generación,
según el cual, si un adulto arremete contra un niño o una niña, es porque él o ella fueron
víctimas de la misma agresión durante su infancia, y así sucesivamente se repite la historia
de la agresión.
Por ello es necesario parar la agresión contra quienes son hoy niños y niñas; es menester
invertir el esquema de la inversión social nacional, según la cual, se invierte ahora para
tener un mejor país mañana.4 Por ello se requiere desplegar al máximo el gasto público en
el inmediato presente para garantizar a quienes hoy son niños y niñas un desarrollo
integral, que les permita hacer parte de una sociedad que no los reconoce como personas.
Este ciclo de equivocaciones en lo social, la deshumanización del conflicto armado,
sumada a la crisis económica y estructural de la sociedad, ha cobrado sus mayores
víctimas en la niñez, que padece con mayor rigor la irresponsabilidad del Estado y de la
sociedad.
Sumado a lo anterior, en un país con altos índices de impunidad, la represión y el castigo
no operan con la debida regularidad. Las consecuencias para los derechos de los niños y
las niñas son funestas cuando la ley punitiva carece de poder persuasivo e intimidatorio.
Los efectos que producen las violaciones de los derechos humanos en los niños y niñas
colombianos son profundas, en la medida en que aparece una sensación de angustia y de
miedo por la aparente indefensión en que se encuentran.
La grave situación por la que atraviesan los derechos de la niñez colombiana se ve
reflejada en las cifras que se presentan a continuación, indicadores que demandan con
extrema urgencia del Estado una postura autocrítica, tendente a redireccionar sus acciones
a favor de la infancia, dado que hasta la fecha, los resultados no han sido contundentes.
Derecho a la Vida y a la integridad Personal
Derecho vulnerado
Cifra – Año 2001
4
Fuente
“Dicen que somos el futuro, para entonces ya no seremos jóvenes. El futuro llegó hace rato”. UNICEF.
Adolescencia en América Latina y el Caribe: Orientaciones para la formulación de políticas. Diciembre 2001
4
Derecho a la vida
Derecho a
Personal
la
Derecho a
Personal
la
4,077 niños y niñas muertos
en forma violenta (11.1 en
promedio al día)
Integridad 69,681 casos evaluados por
Violencia Intrafamiliar.
Maltrato Infantil: 10,981
Maltrato Conyugal: 41,320
Maltrato
entre
otros
familiares: 17,380
Integridad 13,352
dictámenes
sexológicos practicados. De
estos, 11,324 contra menores
de 17 años
Derecho
MUERTES
CAUSA DE LA
MUERTE
a
la
Instituto de Medicina Legal
y Ciencias Forenses
Instituto de Medicina Legal
y Ciencias Forenses
Instituto de Medicina Legal
y Ciencias Forenses
Vida
VIOLENTAS
EN
MENORES DE 18
AÑOS
CIFRAS
2001
NIÑAS
NIÑOS
TOTAL
Año
Día
0.86
0.7
Año
1,727
590
Día
4.73
1.6
314
HOMICIDIO
ACCIDENTES DE 270
TRANSITO
144
0.4
103
0.3
SUICIDIO
257
0.7
561
1.5
OTROS
ACCIDENTES
33
0.1
78
0.2
OTRAS
MUERTES
VIOLENTAS NO
ESTABLECIDAS
2.8
8.3
TOTALES
1, 018
3, 059
FUENTE: Instituto Nacional de Medicina Legal. 2001
AGRESOR
Año
2041
860
Día
5.6
2.3
247
818
0.7
2.2
111
0.3
4, 077
11.1
Derecho a la Integridad Personal
MALTRATO
INFANTIL
AÑO 2001
NIÑAS
NIÑOS
TOTAL
5
2, 164
1,968
4,132
PADRE
741
627
1, 368
PADRASTRO
1, 553
1, 252
2, 805
MADRE
939
2, 155
OTRO FAMILIAR 1, 216
1, 442
79
1, 521
CONYUGAL
7, 116
4, 865
11, 981
TOTAL
FUENTE. Instituto Nacional de Medicina Legal. 2001
Derecho a la Libertad
Derecho vulnerado
Cifra – Año
Derecho a la libertad. Niños y niñas secuestrados
Secuestro
durante el año 2000: 330.
Niños y niñas secuestrados
durante el año 2001: 303
Derecho a la libertad
Según informe del año 2000,
al año se judicializan por
infracciones a la ley penal
más de 20.000 menores de
edad, de los cuales son
privados de la libertad 8.000
Derecho a la libertad
Niños y niñas capturados por
la Policía entre enero y
octubre de 2001, solamente
en Bogotá: 4.100
Fuente
Fundación País Libre
Instituto Colombiano
Bienestar Familiar
de
Policía Nacional
Derecho al Cuidado, a la Familia y a la Educación
Derecho vulnerado
Cifra – Año
Fuente
Derecho
al
cuidado- El delito de segunda Fiscalía General de la Nación
alimentos
ocurrencia en el país para
1999 es el de Inasistencia
Alimentaria, con 59.905
denuncias
Derecho a tener una familia Durante el año 2000 el Instituto Colombiano de
número de historias activas Bienestar Familiar
de niños abandonados o en
peligro fue de 56.322. De
estos 4.529 abandonados,
25.691 en peligro, 23.732
historias sin información.
2.706
niños
y
niñas
entregados en adopción.
Derecho a la Educación
Según el informe de 1.999 UNESCO
en Colombia hay más de
6
2.800.000 niños y niñas por
fuera del sistema educativo
Derecho a no ser explotado económicamente
Derecho vulnerado
Cifra – Año
Fuente
OIT-IPEC.
Derecho a no ser explotado Según el último informe Programa
económicamente
para el año 1999,
en Ministerio de Trabajo
Colombia trabajan más de
2.700.000 niños y niñas en
condiciones de riesgo.
Derecho a no ser explotado Solamente en las siete Estudio UNICEF - Save the
económicamente
principales ciudades, se Children. 2001
calcula que hay 323.000
niños y niñas que trabajan en
el servicio doméstico, sin
ninguna seguridad.
Infracciones al Derecho Internacional Humanitario
Derecho vulnerado
Cifra – Año
Fuente
Violación de derechos en Más de 6.000 niños y niñas UNICEF
razón del conflicto armado vinculados con los grupos
alzados en armas al margen
de la ley
Niñez desplazada por la En los últimos 15 años se CODHES
violencia
han desplazado por la
violencia 1.100.000 niños y
niñas.
Durante el año 2001 se Defensoría del Pueblo
desplazaron 93.012 niños y
niñas como consecuencia del
conflicto armado
Niñez víctima de Minas En Colombia hay sembradas Observatorio de Derechos
de
la
antipersonal
cerca de 70.000 minas Humanos
de
la
antipersonal
en
105 Vicepresidencia
municipios. En los últimos 8 República
años han sido afectados
5.250 niños y niñas como
consecuencia de ellas.
7
1. El derecho a la vida
El derecho a la vida es un derecho de carácter fundamental para todos los habitantes del
territorio nacional. Sin embargo, de acuerdo con las cifras que suministró el Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses en el informe del año 2001, se registró
la muerte en forma violenta de 4.077 niños y niñas, lo que representa en promedio once
niños muertos por día, de los cuales cinco fueron asesinados, dos perdieron la vida en
accidentes de tránsito, uno se suicidó y tres más murieron en otros accidentes.
Estos indicadores ponen en evidencia que, por su propia condición de vulnerabilidad, los
niños y las niñas son más fácilmente víctimas de agresiones a este derecho, bien sea por
causa de la violencia doméstica, de la delincuencia común o por la violencia del conflicto
armado interno que vive el país, circunstancias que incluyen la denominada "limpieza
social" de los niños de la calle.
El derecho a la vida que tiene toda persona a existir y gozar del conjunto de facultades
que le permiten relacionarse y llevar a cabo proyectos vitales, implica la disposición de
todos los medios para que la vida se realice y, en tal sentido, el Estado está obligado a
ofrecer su colaboración en aquellos casos en que el individuo no pueda procurarse, por sí
solo, los medios que requiere para su supervivencia. Por ello, frente a una población
infantil definida como vulnerable, per se, el Estado tiene una obligación mayor.
2. El derecho a la integridad personal física y psicológica
a. El maltrato infantil y la violencia intrafamiliar
Así como el derecho a la vida de los niños y las niñas es afectado en forma notoria, el
derecho a la integridad física y psicológica no lo es menos, también por sus condiciones
de vulnerabilidad manifiesta. El derecho a la integridad personal que se desprende del
derecho a la vida, a una vida digna en la que prime el respeto por la dignidad humana y la
libertad, no puede ser ejercido a plenitud por la infancia colombiana.
Casos de Violencia Intrafamiliar. Año 2001
Maltrato Infantil
Violencia Conyugal Maltrato entre otros
Total
familiares
10.918
41.320
17.443
69.681
Fuente. Instituto De Medicina Legal y Ciencias Forenses. Informe 2001
Adicionalmente, un estudio del Ministerio de Salud realizado en 1998 informa que en
Colombia 361 niños y niñas de cada 1.000 sufren de algún tipo de maltrato, es decir, que
el 36.1% de la infancia es víctima de violación contra su derecho a la integridad personal
y a la dignidad humana. Sin embargo, dicho estimativo se basa solamente en los casos
reportados a las autoridades o en encuestas con muestras supuestamente representativas
que no siempre permiten medir la real magnitud del problema.
De conformidad con estas cifras, la violencia que se ejerce contra los niños y las niñas en
el espacio familiar constituye una grave violación a su derecho a la integridad personal y a
8
los demás derechos fundamentales en virtud del artículo 44 de la Constitución Política. Si
bien se ha logrado consolidar una Política Nacional de Construcción y Convivencia
Familiar "Haz Paz", en la que participan la totalidad de las instituciones del sector estatal
para prevenir, erradicar y sancionar la violencia intrafamiliar, los índices señalan que ésta
no ha disminuido en la proporción esperada.
b. Abuso sexual
Una de las conductas más lesivas contra el derecho a la integridad personal, a la libertad y
al respeto de la dignidad humana es el abuso sexual, máxime si se tiene en cuenta la
arbitrariedad de la fuerza y de la relación de poder que pone en juego el verdugo poderoso
contra su víctima inerme, que sitúa a los niños y niñas en condición de extrema
vulnerabilidad, muchas veces sin la posibilidad de informar o denunciar la ocurrencia de
estos hechos ante otras personas y ante las autoridades competentes.
Delitos Sexuales. Año 2001
Delitos sexuales contra menores de 17 años
11.258
Delitos sexuales contra mayores de edad
2.094
Fuente. Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Informe de 2001
Merece recalcarse que, según el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses en sus
registros sobre abuso sexual, el agresor sexual es generalmente una persona conocida de
la víctima, como el padre, el padrastro, el tío, el hermano o un vecino.
Este delito, de insuficiente denuncia, deja lesiones físicas permanentes, lacera de manera
severa la autoestima de quienes lo padecen, ocasiona cambios drásticos en los procesos de
aprendizaje, empuja a los niños o niñas a la drogadicción y al alcoholismo, trastorna su
comportamiento y deja secuelas imborrables en sus relaciones interpersonales.
c. Explotación en las calles
Otro tipo de trato cruel, inhumano y degradante que se le da a la niñez colombiana guarda
relación con los niños y niñas de la calle, problema que hasta la fecha no ha podido ser
cuantificado y, por consiguiente, atendido, aun cuando el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar estimó en 1997 que había cerca de 30.000 niños y niñas en las calles.
Estos niños y niñas son maltratados por la Policía y reciben deficiente atención de las
autoridades del Estado.
Tanto el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar como las entidades territoriales
descuidan su responsabilidad para con esta población, y no coordinan la prestación de los
servicios necesarios para los menores de edad que se encuentran en las calles, cuya
situación es de extrema gravedad.
El Código del Menor vigente tipifica algunas conductas que atentan contra la niñez tales
como: el ejercicio de mendicidad valiéndose de un menor o facilitándolo a otro con el
mismo fin, la promoción o realización de adopciones ilegales, la inasistencia alimentaria y
el maltrato a menores de edad. Dichas conductas fueron retomadas por el nuevo Código
Penal que entró a regir en el mes de julio de 2001. El Título VI, correspondiente a los
delitos contra la familia, consagra los delitos de violencia intrafamiliar, de maltrato
9
mediante restricción de la libertad física, de mendicidad y el tráfico de menores de edad,
la adopción irregular, la inasistencia alimentaria y el incesto, entre otros5.
Sin embargo, a pesar de la gravedad de las conductas descritas, la sanción para quienes
incurran en ellas es tan baja, que todos esos delitos gozan del beneficio de la
excarcelación a la luz del Código de Procedimiento Penal, por lo que reprimir estas
acciones, a efecto de evitar que sucedan, es con frecuencia inocuo.
La explotación de los niños y niñas que son utilizados para pedir o para obligarlos a
trabajar en las calles, llega al extremo de dejar a los niños y niñas por fuera del sistema
educativo. Éstos, más tarde, se ven forzados a recurrir a la delincuencia ya que su proceso
normal de desarrollo ha sido truncado por la utilización que de ellos se hace.
El Boletín Nº 2 de noviembre del año 2000 de UNICEF, publicado por la Oficina de Área
para Colombia y Venezuela, informa que del estimativo de 2.500.000 niños y niñas entre
los 9 y 17 años que trabajan en condiciones de riesgo para su salud mental y física, el
23.4% lo hacen en la calle. El Boletín señala que los niños y niñas vendedores se inician
en el comercio y la economía informal hasta confundirse con la mendicidad, el rebusque y
la vida en la calle.
Es evidente que, respecto a estos niños y niñas, la actividad desplegada por el Estado no
ha alcanzado los resultados esperados.
3. El derecho a la libertad
La condición de vulnerabilidad de los niños y las niñas, así como los sentimientos que
ellos despiertan en el seno de la sociedad cuando éste derecho les es vulnerado, los ha
hecho víctimas del secuestro, del reclutamiento forzado por parte de grupos que participan
en el conflicto armado interno, del tráfico y la venta de personas, y de la esclavitud, entre
otras atrocidades.
a. El secuestro
Durante el año 2000, según la información suministrada por la Fundación País Libre,
fueron secuestrados 335 niños y niñas, lo que representa un promedio de 27.5 niños al
mes. Así mismo, dicha entidad reportó que durante el año 2001 fueron secuestrados 303
niños y niñas.
5
Código Penal. Ley 599 de 2000. Título VI Delitos contra la Familia. Artículo 299. Violencia Intrafamiliar. El
que maltrate física, psíquica o sexualmente a cualquier miembro de su núcleo familiar, incurrirá, siempre que la
conducta no constituya delito sancionado con pena mayor, en prisión de uno a tres años. Artículo 231. Mendicidad
y tráfico de menores. El que ejerza la mendicidad valiéndose de un menor de 12 años o lo facilite a otro con el
mismo fin, o de cualquier otro modo trafique con él, incurrirá en prisión de 1 a 5 años.
10
En tal sentido han sido muy importantes las iniciativas legislativas de conformidad con las
cuales las penas que se imponen a los perpetradores de estos delitos se han incrementado.
No obstante, todavía el país enfrenta diariamente noticias sobre su desaparición,
utilización y secuestro.
b. El tráfico
Por otra parte, la Defensoría del Pueblo, como miembro del Comité Interinstitucional
contra el Tráfico de Personas, ha incluido en su tarea de divulgación y promoción de
derechos humanos de los niños y las niñas el tema relacionado con la venta y tráfico. En
ese sentido, la Defensoría del Pueblo participa en la campaña emprendida por el
mencionado Comité, que pretende capacitar a los funcionarios estatales encargados de
hacer cumplir la ley en relación con el tema aludido.
Sin embargo, la grave situación económica por la que atraviesa el país hace que muchas
personas quieran aventurarse a viajar a un país desconocido bajo el convencimiento
errado de encontrar la solución a tales dificultades. De igual manera, el tráfico de menores
de edad se da con fines de explotación sexual o laboral y, en algunas ocasiones, con la
intención de adelantar procesos de adopción ilegales o incluso para el aprovechamiento de
sus órganos con fines de trasplante.
De conformidad con la información suministrada por la Organización Internacional para
las Migraciones para el año de 1999, se estima que anualmente cerca de 700.000 mujeres
y niños son víctimas de redes de tráfico de personas, como una de las modalidades de
delincuencia transnacional organizada.
Para el mismo año, el Departamento Administrativo de Seguridad – DAS – informó que
cerca de 35.000 colombianas ejercen la prostitución en el exterior, y que alrededor de
50.000 habían sido víctimas de la trata de personas en el exterior.
Según el Departamento Administrativo de Seguridad DAS – División de INPERPOL,
durante 1999 se llevaron a cabo dos operativos denominados “Plan Gavilán” y
“Dignidad” tendentes a la desarticulación de redes de tráfico de personas. En dichas
operaciones se identificaron 54 redes que trafican con menores de edad. Los operativos
reportados por el DAS dan cuenta de los siguientes resultados:
País
Donde fueron
rescatadas
Colombia
Japón
España
Holanda
Víctimas colombianas
rescatadas 1997 – 1999
Capturados 1997 –
1999
40
32
30
16
6
40
6
8
11
Singapur
Ecuador
EE.UU.
Total
4
3
1
126
3
4
2
69
El cuadro anterior denota que en efecto existen medidas importantes adelantadas por las
autoridades colombianas en materia de represión de este delito. No obstante, dichas
operaciones deben acompañarse de programas de prevención y de asistencia para las
víctimas y sus familias, dado que una de las motivaciones que lleva a las víctimas a
someterse a este tipo de conductas violatorias de su dignidad humana, está relacionado
con el factor económico.6
Según el mismo informe, durante el año de 1999, la Fiscalía General de la Nación
judicializó 102 casos por los delitos de tráfico y trata de personas. Así, las víctimas
fueron:
Edad
Entre los 13
a 17 años
Se
desconocen
las edades
Casos
8 casos
Total
102
33 casos
102
De acuerdo con lo anterior, deben señalarse dos aspectos que inciden de manera directa en
el tráfico de mujeres, niños y niñas. De una parte, la poca conciencia del problema en
muchos países del mundo, por lo que las medidas internas que se toman son ineficientes.
De otra parte, la ignorancia de las víctimas de este tipo de actividades hace que ellas no
alcancen a prever las consecuencias de dichos actos.
En tal sentido, ha sido particularmente difícil medir en cifras la magnitud de este
problema, debido a que los procesos se emprenden solo a partir del descubrimiento de
este tipo de delitos en los aeropuertos, descubrimiento poco frecuente frente a lo que
realmente sucede. Por ello, las actividades dirigidas a prevenir su ocurrencia deberán
coordinarse de mejor manera por la totalidad de los miembros del Comité dentro del
propósito de informar adecuadamente a las personas de los riesgos que se corren con esta
actividad, y generar mecanismos para que las personas puedan solucionar sus problemas
de manera tal que no afecten los derechos humanos de los niños y las niñas.
Igualmente dicho Comité deberá coordinar las actividades de las instituciones miembros y
de los demás actores de la vida nacional en el campo de la prevención, a través de
mayores campañas de sensibilización y capacitación para la población, en especial
6
Fiscalía General de la Nación. En 1999 se judicializaron 102 casos de los cuales:
5 fueron llamados a juicio
3 casos se cerraron por auto inhibitorio
3 se ordenaron cauciones prendarias
4 personas fueron detenidas en prisión domiciliaria
24 personas fueron detenidas preventivamente
7 casos fueron precluídos
18 resoluciones acusatorias
13 sentencias condenatorias
12
dirigidos a los funcionarios responsables de su represión, con énfasis en aquellas regiones
del país en las que se presenta en mayor escala el problema, tales como Antioquia, Valle,
y el Eje Cafetero, entre otras.
c. La privación de libertad
Respecto a los niños y niñas que son privados de su libertad, la Convención Internacional
de los Derechos del Niño dispone en el artículo 37 que ningún niño será privado de
libertad en forma ilegal o arbitraria y que la medida judicial que la imponga debe
utilizarse como último recurso y por el menor tiempo posible. Sin embargo, de
conformidad con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en los registros para el
año 2000, se puede establecer que el 37% de los menores de edad vinculados a procesos
por infracciones a la ley penal en los Juzgados de Menores y Promiscuos de Familia están
privados de la libertad, sin tener definida su situación jurídica, es decir, se encuentran bajo
medida de observación que se cumple en una institución cerrada. Solamente el 12.5% de
los procesados está bajo medida de privación de libertad, o sea, en ubicación institucional,
lo que significa que la medida de privación de libertad se utiliza en el 50% de los casos.
Según el informe citado del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, más de 20.000
niños y niñas son judicializados al año por infracciones a la ley penal, de los cuales 8.000
son privados de la libertad. Cabe reiterar que dicha privación de libertad no se ordena con
base en la gravedad del delito cometido por el menor de edad, sino que ella se aplica en
los casos en los que el niño o la niña no tienen familia, o cuando ésta no está en
condiciones económicas de asumir el cuidado de estos adolescentes. Así, en virtud de la
normatividad vigente, el Estado criminaliza e institucionaliza la pobreza.
Otra evidencia que debe destacarse aparece en el informe de la Policía Nacional, entidad
que reportó la aprehensión, entre los meses de enero y octubre de 2001, de 4.100 niños y
niñas solamente en la ciudad de Bogotá.
La reiterada ocurrencia de arbitrariedades y amenazas contra el derecho a la no privación
arbitraria de la libertad de la niñez ha llevado a que la Defensoría del Pueblo insista en
adelantar otra investigación que se desarrolla desde el mes de septiembre del año 2001 en
las ciudades de Pereira, Tunja, Cartagena, Pasto y Villavicencio, a fin de establecer las
condiciones en las que se encuentran los menores de edad judicializados por infracciones
a la ley penal y que están privados de su libertad en centros de reeducación. En dicho
trabajo se pretende verificar la situación de sus derechos fundamentales, desde el
momento de su captura, el proceso judicial y la efectividad de los tratamientos de
reeducación que ofrecen los diferentes centros motivo de estudio.
De igual manera, y paralelo al trabajo de investigación, se ha encontrado que la privación
inicial de libertad para estos niños y niñas se realiza en estaciones de policía en la mayoría
de las regiones del país, en las que son recluidos con adultos, especialmente por la
carencia de centros de recepción previstos para los menores de edad, o por lo menos de
cuartos separados de los mayores.
De otra parte, la Defensoría ha logrado establecer que la medida de privación de libertad
no es utilizada por el Juez como medida de último recurso, o cuando en efecto se requiere
dada la gravedad del delito cometido por el adolescente. Dicha medida se utiliza en forma
arbitraria y aleatoria según la disponibilidad de cupos en los diferentes programas que
13
tiene contratado el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para tal fin. En los casos
en que dicha medida se amerita, no siempre puede ser aplicada por el juez debido a la
falta de cupos en los centros especializados de reeducación.
4. Derecho al cuidado
a. Inasistencia alimentaria
Una de las formas más representativas de violencia en la familia es aquella que se
denomina inasistencia alimentaria. Dicha conducta que está tipificada como delito en el
Código Penal colombiano, no solo se refiere a una cuota económica para la alimentación
y manutención de los niños y niñas, sino al derecho de ellos y ellas a un estado de
bienestar integral, en el cual el padre, que en general es quien no aporta la cuota, debe la
obligación a sus hijos de cuidado y amor.
En ese sentido, la Fiscalía General de la Nación estableció en el año 2000 que dicha
conducta es el delito de segunda ocurrencia en el país. En efecto, durante 1999 se
registraron 59.905 denuncias, de las cuales corresponde a Bogotá 21.485. Sin embargo es
muy bajo el impacto de la represión de esta conducta, en detrimento de los derechos de la
niñez.
b. Embarazo en adolescentes
Uno de los problemas serios que afrontan las adolescentes colombianas tiene que ver con
el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos, dado que la carencia de información
al respecto y de acceso a los servicios de salud reproductiva, ha llevado a un aumento
significativo de embarazos en adolescentes. Según la Encuesta Nacional de Demografía y
Salud de Profamilia del año 2000, el 19% de las jóvenes entre 12 y 19 años de edad han
tenido un embarazo. Lo anterior ocurre por cuanto la información que reciben en la
actualidad, relacionada con la educación sexual y el ejercicio de sus derechos sexuales,
parece ser insuficiente.
La misma fuente informó, en la Encuesta sobre mujeres desplazadas en zonas marginales,
que el embarazo de adolescentes en dichas zonas asciende a 33%.
El informe de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de las
Naciones Unidas, (Cairo, 18 de octubre de 1994), define la salud reproductiva como un
estado general de bienestar físico, mental y social, y no como una mera ausencia de
enfermedades. “En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar
de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, y de procrear, y la libertad para decidir
hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia”.
Lo anterior, comporta el derecho tanto del hombre como de la mujer a recibir información
sobre los métodos de planificación familiar de su elección, que no estén legalmente
prohibidos. De igual forma implica el acceso a la información sobre métodos seguros y a
los servicios adecuados de atención de la salud que permitan los embarazos y los partos
sin ningún riesgo.7
7
Naciones Unidas. Conferencia sobre población y Desarrollo. Cairo 1994. Capítulo VII. Derechos Reproductivos y
Salud reproductiva. 7.3: “Teniendo en cuenta la definición, los derechos reproductivos abarcan ciertos derechos
14
Estas alarmantes cifras requieren una evaluación seria y sistemática por parte de los
padres de familia y de las instituciones educativas, que permita medir la eficacia de los
referentes y de las informaciones en torno al ejercicio de su sexualidad y de la
planificación familiar.
Según el Ministerio de Salud, para el año de 1999 se estableció que el aborto es la
segunda causa de mortalidad materna y la tercera de ingreso hospitalario, lo que sumado
al elevado porcentaje de adolescentes embarazadas, resulta ser uno de los problemas que
más afectan la salud de las niñas en Colombia.
En este sentido, debe propenderse al mejoramiento y la ampliación de cobertura de los
servicios sanitarios básicos y de atención para las adolescentes. De igual manera, es
indispensable que la información relativa a la prevención de enfermedades de transmisión
sexual, incluido el VIH, sea también una prioridad por parte de los organismos que
atienden el tema.8
5. Derecho a la familia
a. Abandono
Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, durante el año 2000 fueron
atendidos en medio institucional y en medio familiar, incluidos hogares sustitutos, un total
de 99.683 niños y niñas: 62.125 en medio institucional; 37.558 en medio familiar
sustituto. El número de historias activas en las diferentes regionales del Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar por concepto de abandono o peligro durante el año
2000 fue de 56.322. De estos, 4.529 niños y niñas se encuentran en situación de
abandono, 25.691 en situación definida de peligro y 23.732 historias están sin
información.
Niños y niñas atendidos por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar durante
el año 2000 en medio institucional y familiar, incluidos los hogares sustitutos
Medio Institucional
Medio familiar sustituto
Total niños atendidos
62.125
37.558
99.683
Número de historias activas de protección en el Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar, durante el año 2000, por concepto de situación de abandono o peligro
humanos que ya están reconocidos en las leyes nacionales, en los documentos internacionales sobre derechos
humanos. Esos derechos se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir
libre y responsablemente el número de hijos, el espaciamiento de los nacimientos, y a disponer de la información y
de los medios para ello y el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva. También incluye
su derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones ni violencia, de
conformidad con lo establecido en los documentos de derechos humanos”.
8
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. UNICEF. Informe Anual de UNICEF. 2000. El SIDA: una tragedia
expresada en números.
- Cada minuto, cinco jóvenes menores de 25 años se contagian con el VIH en el mundo
- A fines de 1999 había en el mundo 34.3 millones de personas que vivían con el VIH, de las cuales
24.5 millones estaban en África al sur del Sahara.
- En muchos lugares, la tasa de contagio de las niñas es superior a la de los niños varones.
15
Niños
declarados en
abandono
Niños en
situación de
peligro
4.529
25.691
Historias de
protección sin
información (no
tienen situación
definida)
23.732
Niños y niñas
entregados en
adopción
Total historias
activas en 2000
2.706
56.322
Las anteriores cifras indican que hay un gran número de niños y niñas que han sido
separados de su entorno familiar, en virtud del abandono, defunción o separación de sus
padres, de su situación de peligro e incluso por la aplicación de medidas de ubicación
institucional por contravenciones a la ley penal.
Se ha establecido que existen casos de niños originarios del departamento del Amazonas
que, cuando han sido sujetos de ubicación institucional por infracciones a la ley penal, son
trasladados a una institución que tiene su sede en el departamento de Santander con el
correspondiente alejamiento familiar, debido a la carencia de programas de protección en
todas las ciudades del país.
De igual forma, en la región del Magdalena Medio, solamente existe una institución que
hace las veces de centro de recepción y observación para infractores a la ley penal, y de
institución de protección para niños y niñas abandonados, en peligro, para adictos a
substancias psicoactivas, y para aquellos que trabajan, los cuales son internados en dicha
institución por la carencia de otros centros especializados.
Además de lo anterior, la citada institución no cumple las mínimas condiciones de
bienestar para estos niños y niñas, y alberga los niños y las niñas que provienen de los
municipios que conforman la región del Magdalena Medio, lo que implica la separación
de sus familias en detrimento de sus procesos de protección y reeducación.
Muchas veces los niños que son víctimas de abandono o que se alejan de sus familias,
terminan por engrosar los grupos de personas que viven en las calles, con las
consecuencias que ello supone como son la explotación y el abuso sexual y laboral y la
propensión al consumo de sustancias psicoactivas y de bebidas embriagantes.
b. Declaración de la situación de abandono
El mismo Instituto Colombiano de Bienestar Familiar da cuenta de que, para el año 2000,
un total de 4.562 niños fueron declarados en abandono, de los cuales 2.706 se entregaron
en adopción.
A este respecto es pertinente indicar que la legislación colombiana deber ser reformada a
fin de establecer mejores controles y evitar la ocurrencia de adopciones irregulares, venta
y tráfico de menores de edad, etc.. Una normativa que permita verificar que las decisiones
16
relativas a la adopción respeten prioritariamente el interés superior del niño y aseguren la
plena efectividad de sus derechos humanos.
La Defensoría del Pueblo ha podido establecer que los procesos administrativos de
declaratoria de abandono que deben adelantar los defensores de familia del Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar, para que los niños y niñas puedan ser candidatos a ser
entregados en adopción, se demoran en extremo, incluso años, lo que hace que los
procesos judiciales de adopción tarden sin justificación alguna, y que los niños y niñas,
que por su edad puedan ser candidatos a la adopción, progresivamente pierdan el derecho
a tener una familia.
De igual forma, algunas casas de adopción de las ciudades de Cali, Medellín y Bogotá han
informado de varios casos de niños y niñas que han sido víctimas de maltrato infantil o de
abuso sexual por parte de sus padres, que luego de ser retirados del entorno familiar y
ubicados en dichas casas mediante medida de protección dictada por el respectivo
defensor de familia adscrito al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, después de
unos meses son nuevamente entregados en forma provisional a la familia; y luego, por lo
general regresan a la misma institución aún más maltratados y con traumas psicológicos
severos, para iniciar, otra vez, el proceso administrativo de declaratoria de abandono.
Por ello es necesario que se dicten medidas administrativas, por parte de la Dirección
General del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que regulen estos casos, así
como términos perentorios para surtir los procesos de declaratoria de abandono que
reduzcan el número de niños y niñas que se institucionalizan al año sin tener definida su
situación jurídica.
c. Ubicación institucional por infracciones y contravenciones a la ley penal
En el mismo sentido, la Defensoría del Pueblo considera que la privación de libertad, es
decir, el internamiento de un niño o niña en un establecimiento del cual no se le permita
salir, salvo por orden de una autoridad judicial competente, es una práctica usual de los
jueces, defensores de familia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y de los
comisarios de familia quienes de manera sistemática la ordenan para aquellos niños y
niñas que son pobres, que no tienen familia, que son explotados en las calles de las
ciudades, o que han cometido faltas leves o levísimas.
Ejemplos de ello se encontraron en las visitas practicadas por funcionarios de la
Defensoría del Pueblo a los programas de reeducación de las ciudades de Pereira,
Barrancabermeja y Villavicencio, entre otras. En la institución de Pereira se encontraron
nueve niños y niñas privados de libertad por el delito de violencia intrafamiliar, conducta
que para los adultos está descrita como excarcelable. También en dicho centro se
encontraban al momento de la visita trece niñas que sufrían de explotación sexual en las
calles de la ciudad.
A su vez, en la institución de la ciudad de Barrancabermeja se encontraban privados de su
libertad una niña adicta a la droga, otra víctima de violencia intrafamiliar, un niño que no
tenía familia, y otra niña que había sido encontrada presuntamente en ejercicio de la
prostitución. De igual manera, en el programa para niños infractores de Villavicencio se
encontró un módulo destinado a niños y niñas contraventores, caracterizados por la
17
ausencia de familia y de condiciones mínimas de subsistencia, pero privados de su
libertad.
La Defensoría del Pueblo tuvo conocimiento de dos casos en la ciudad de Bogotá, en los
que por presunta asesoría de funcionarios de los Juzgados de Menores, los padres
denunciaron a sus hijos por infracción a la ley penal, con miras a que se dictara una
medida de internamiento en un centro cerrado, con el argumento de ser adolescentes
inmanejables.
Otro niño de aproximadamente 10 años fue encontrado en una visita practicada por la
Defensoría del Pueblo al Centro de Atención al Menor Infractor de Villavicencio, niño
que está privado de su libertad en dicho centro, al que solamente pueden ser remitidos por
disposición legal niños y niñas mayores de 12 años, debido a que en su lugar de origen no
existen programas de protección que puedan atender niños con problemas de
comportamiento y que carecen de familia.9
6. Derecho a la educación
a. Cubrimiento deficiente
Según el informe de la UNESCO para el año 1999, en Colombia más de 2.800.000 niños
y niñas en edad escolar se encuentran por fuera del sistema educativo, (el 20% de la
población en edad escolar). A su vez, el Ministerio de Educación Nacional, en cifras
registradas para el mismo año, informó:
9
Defensoría del Pueblo. Visita al Centro para la Atención del Menor Infractor de Villavicencio. Febrero 12 de 2002.
Testimonio de un niño de diez años que se encuentra internado en una institución de reeducación para niños y niñas
infractoras a la ley penal. “Tengo diez años, los cumplí el 3 de enero, un día antes de que me trajeran aquí.
Preguntado: ¿Por que está en esta institución? Cuando vivíamos en tal municipio, mi mamá se tomó un veneno y se
murió, yo me quedé con mi padrastro y con dos hermanas más pequeñas, hijas de mi mamá y mi padrastro. A mí me
metieron a un internado, pero allá no me dejaban estudiar, sino que me obligaban a trabajar cargando baldes y
madera y haciendo mandados. Un tiempo después mi padrastro nos entregó al alcalde porque la guerrilla nos iba a
llevar, y el alcalde nos entregó al bienestar familiar que queda en el municipio siguiente, y ellos me entregaron a un
hogar sustituto. Allí la defensora de familia del centro zonal, nos puso en el hogar, pero yo junto con otro niño
mayor que yo que también estaba en el hogar le robamos una plata a la señora de la casa, y ella me devolvió a mí
al bienestar familiar, y de allá como no había ninguna institución me trajeron aquí. (Institución de reeducación
ubicada en la capital del Departamento) Preguntado: ¿Hasta qué grado estudió en la escuela? Yo nunca he asistido a
una escuela, dos veces que entré me volé y no volvía. En la institución se informó a la funcionaria de la Defensoría
del Pueblo que tomó el testimonio, que el niño tuvo que ser ubicado en dicha institución, que por ley solamente
puede recibir niños mayores de doce años, debido a que en el Departamento no hay instituciones de protección. El
niño manifiesta al final de la entrevista: Yo aquí estoy muy contento, me dan buena comida, yo solamente me iría de
aquí para donde unos tíos que viven en Bogotá, pero si me llevan para otra parte, yo me vuelo.
Posteriormente se indagó en el centro zonal que remitió al niño, y allí se informó que el niño tuvo que ser trasladado,
pues la madre sustituta no lo volvía a recibir, pero que el niño se la pasaba en la plaza del pueblo junto con dos
ancianos que le pagaban una suma de dinero para que niño les hiciera favores sexuales, por lo que la defensora de
familia tuvo que sacarlo de dicho municipio para protegerlo del abuso de los adultos. Sus hermanas permanecen aún
en el hogar sustituto.
18
Derecho a la educación
Población
Ingreso de niños y niñas en edad de
preescolar a grado (0)
Estudiantes que terminan el ciclo
básico de primaria
Analfabetismo en áreas urbanas
Analfabetismo en zonas rurales
Ingreso a secundaria de niños entre
los 12 - 17 años
Estudiantes que terminan 9º grado
Porcentaje
42%
60%
11%
30%
62%
30%
b. Deserción y fracaso
La deserción escolar entre 1º y 5º grado de primaria es del 40% y el 50% de dicha
deserción ocurre entre 1º y 2º grado.
Los altos índices de deserción escolar, el elevado número de niños y niñas repitentes en el
nivel primario y medio, y la disparidad en el índice de analfabetismo entre las zonas
rurales y urbanas, constituyen problemas que hasta el momento no han sido resueltos.
La escuela y la familia como escenarios naturales en los cuales los niños y las niñas
pueden alcanzar su desarrollo armónico e integral como lo exige la Constitución Política,
deben intensificar las actividades tendentes a garantizar su acceso y permanencia en el
sistema educativo por lo menos hasta el noveno grado de enseñanza. De esa manera se
podrá evitar que sean explotados, abusados y reclutados por los grupos alzados en armas,
o que deban recurrir a la delincuencia como opción para subsistir. Es fundamental que se
les instruya sobre sus derechos humanos y se les capacite adecuadamente para ejercerlos y
reclamarlos en los momentos en que ello sea necesario.
7. Derecho a no ser explotados económicamente.
a. Explotación laboral
De acuerdo con el Programa IPEC-OIT del Ministerio de Trabajo, en Colombia trabajan
más de 2.700.000 niños y niñas en condiciones de alto riesgo para su salud física y
mental. Algunos indicadores en esta materia se incorporaron en el siguiente cuadro:
Derecho a no
Edades
12 - 17 años
6 – 11 años
ser
explotado económicamente
Total de Niños trabajadores
1.700.000
800.000
19
Derecho a no ser
explotado económicamente
Sector u ocupación
Porcentaje
Sector informal
80%
70%
Ocupaciones riesgosas en
zona
rural
sector
agropecuario
Ocupaciones riesgosas en
20 % - 25%
zonas urbanas
Derecho a no ser
Remuneración recibida por
la niñez trabajadora
Niños que trabajan y no
reciben ingresos directos
Explotado económicamente
Entre el 25% - 80% del salario
mínimo legal diario
50% de los niños entre los 12 - 13
años
Derecho a no ser
Explotado económicamente
Niños trabajadores que
30%
asisten a la escuela
23%
Niños y niñas trabajadores
que tienen seguridad social
(De
estos,
un
gran
porcentaje
como
beneficiarios indirectos)
Un reciente estudio publicado por UNICEF y Save the Children, señala que sólo en las
siete principales ciudades del país se registró la presencia de 323.000 niños y niñas que
trabajan en el servicio doméstico o en hogares ajenos, de los cuales el 90% son niñas y el
10% niños.10
Sobre el particular es importante mencionar que se han logrado avances en el
reconocimiento del problema por parte del Estado y de la comunidad, gracias a la labor
adelantada por el Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil, del
cual hace parte integrante la Defensoría del Pueblo, con el apoyo del Programa
Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT).
10
UNICEF Colombia. Save the Children. Trabajo Doméstico Infantil y Juvenil en Hogares Ajenos. Los Derechos de
la Niñez Trabajadora en Hogares Ajenos en Colombia. Desde la legislación y la jurisprudencia. Bogotá, Colombia
junio de 2001. “Aunque es muy difícil conocer la magnitud de la problemática del trabajo infantil en general, dada
su invisibilidad y las dificultades para determinarlo, se sabe que es una dramática realidad en el país. A pesar de que
Colombia ratificó el Convenio 132-73 mediante la Ley 515/99 el cual señala que la edad mínima para trabajar no
debe ser inferior a la edad en que cesa la educación obligatoria (15 años según la Carta Política de 1991) los datos
obtenidos a través de las encuestas de hogar a lo largo de la década de los noventa permiten afirmar que alrededor de
2.5 millones de niños y niñas entre 9 y 17 años trabajan en Colombia. Debido al carácter privado del trabajo
doméstico, es mucho más difícil saber con exactitud cuantos niños y niñas lo realizan. Un análisis reciente de las
encuestas mencionadas, financiado por Save the Children, advierte que cerca de 323 mil niñas y niños, entre 5 y 18
años, están vinculados a este tipo de actividad en las siete principales ciudades del país.”
20
Igualmente, es necesario reconocer que se ha ratificado por parte del Congreso de la
República el Convenio 182 de la OIT sobre la Prohibición de las Peores Formas de
Trabajo Infantil y la Acción Inmediata para su Eliminación mediante la Ley 704 de 2001.
Sin embargo, como lo precisan los indicadores antes mencionados, el problema es
persistente. Por esto, las actividades correctivas no sólo deben ser intensificadas, sino
también, proyectadas a la totalidad de las entidades territoriales.
De la misma manera, se deben establecer mecanismos suficientes e idóneos para la
verificación tanto de la problemática como de los resultados de las gestiones adelantadas
para enfrentarla, a la mayor brevedad posible.
b. Explotación sexual
De acuerdo con el Convenio 182 de la OIT, los Estados miembros tienen la obligación
perentoria de prohibir y erradicar las peores formas de trabajo infantil y desarrollar
acciones inmediatas para eliminar la utilización, el reclutamiento forzoso u obligatorio de
niños y niñas en los conflictos armados, la oferta de niños para la prostitución, la
producción de pornografía y las actuaciones pornográficas. No obstante, la Fiscalía
General de la Nación estimó en el informe ejecutivo que presentó en el comité nacional de
lucha contra el tráfico de niños, niñas y mujeres en el año 2000, que hay más de 25.000
niños y niñas que ejercen la prostitución en Colombia.
Si bien el Código Penal colombiano (Ley 599 de 2000) que entró a regir el 24 de julio de
2001 establece conductas punibles relacionadas con estos asuntos, tales como las
consagradas en el Título IV, relativas a los delitos contra la libertad, integridad y
formación sexuales, en los cuales se incluye la violación y los actos sexuales abusivos, y a
pesar de los esfuerzos de las instituciones del Estado, el problema se mantiene en la
oscuridad de los hogares, de los intermediarios y de los agresores.
Esto indica que falta un trabajo más eficaz de las autoridades de seguridad del Estado,
particularmente en los operativos, en el seguimiento de las redes de prostitución infantil y
en la captura y sanción de los culpables de la explotación de estos niños y niñas. En igual
sentido, es necesario incrementar las actividades de promoción y prevención adelantadas
por las instituciones concernidas.
Así mismo, debe ensayarse una estrategia de divulgación de los resultados de la rama
judicial y de los organismos de seguridad del Estado en contra de tales conductas, en
cuanto a número de sentencias condenatorias y número de personas capturadas por tales
hechos, con miras a disuadir a quienes podrían convertirse en sujetos activos de las
mismas. Debe igualmente generarse en la comunidad un sentimiento de solidaridad hacia
los niños y niñas que son explotados sexualmente, compromiso que se materializa a través
de la denuncia de los casos que son conocidos ante las autoridades pertinentes, en especial
la Policía Nacional.
8. Derechos violados en razón del conflicto armado
Es necesario tener en cuenta que la violencia que se ejerce contra la niñez que habita en
zonas de conflicto armado, así no se encuentre directamente vinculada con alguno de los
21
grupos armados presentes, genera consecuencias negativas en ella. En efecto, estos niños
y niñas son víctimas directas de la confrontación armada, por lo que demandan del Estado
la obligación de garantizarles protección especial de acuerdo con el mandato del artículo
3911 de la Convención Internacional de los Derechos del Niño.
Es necesario emprender acciones tendentes a la recuperación de estos niños y niñas
incorporados a las filas de los actores armados. La vida les cambia por completo, el estrés
que manejan diariamente dificulta su desarrollo armónico e integral, tienen reducido
acceso a los servicios básicos, las escuelas son cerradas, destruidas o los maestros
abandonan las zonas, y se constituyen en las víctimas más afectadas por los
desplazamientos internos.
Los grupos de población que resultan más afectados por los conflictos armados son las
niñas, los niños y las mujeres, dado que ellos son el blanco de grupos beligerantes que
pretenden utilizar el miedo de la población civil, como arma de la confrontación armada.
Los niños y niñas pierden sus hogares, sus escuelas y a sus padres. Así lo señala el
informe anual de UNICEF, que advierte que en situaciones de conflicto se dan graves
infracciones a los derechos de los niños y de las mujeres más vulnerables, así:
Datos mundiales de niños y niñas víctimas de
Año
Situación
1990 -2000
Niños que murieron o
fueron asesinados como
resultado
directo
de
conflictos armados en el
mundo
2000
Refugiados
y
personas
desplazadas – mayormente
mujeres y niños- que
quedaron
atrapados
en
situaciones de conflicto
Informe a año 2000
Niños que prestan servicios
en las fuerzas armadas, a
menudo bajo coacción, en
carácter de soldados y de
sirvientes y, muchos de
ellos, en situación de
esclavitud sexual
Cada año
11
conflictos armados
Total aproximado
Más de 2.000.000
31 millones
300.000
Pierden la vida o quedan unos 6.000 niños
discapacitados a causa de
minas terrestres sembradas
Convención Internacional de los Derechos del Niño. Artículo 39: "Los Estados Partes adoptarán todas las medidas
apropiadas para promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social de todo niño víctima de:
cualquier forma de abandono, explotación o abuso, tortura u otra forma de tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes; o conflictos armados".
22
donde los niños viven,
juegan y van a la escuela
Fuente. Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. Informe anual del
UNICEF. 2000
a. Vinculados al conflicto como actores
a.1. Niñez vinculada al conflicto armado
La degradación del conflicto armado en Colombia, y la situación de pobreza generalizada,
hacen necesario reconocer que dicho conflicto afecta directamente a la población civil en
contravía de las pretensiones de la normativa internacional humanitaria, y que en
particular cobra sus mayores víctimas en la infancia más desprotegida, la cual se
concentra en las zonas rurales del país y es afectada, directa o indirectamente, por el clima
que genera a su alrededor dicha violencia.
El informe mundial de UNICEF sobre la infancia para el año 2000 calcula que en
Colombia hay cerca de 6.000 niños y niñas vinculados directa o indirectamente con los
grupos alzados en armas que participan del conflicto armado interno. Agrega el informe
que Colombia participa con el 2% del total de los niños soldados del mundo.
Analizar el tema de los niños y niñas vinculados a los grupos armados requiere precisar la
situación de muchas comunidades y poblaciones del país en las que, como consecuencia
del conflicto, existe presencia permanente de la guerrilla y de las autodefensas. Lo anterior
necesariamente implica que la población civil, en aras de proteger su derecho a la vida, se
ve en la obligación de vincularse con alguno de los grupos armados o de desplazarse hacia
otro lugar del país, lo que la convierte en principal víctima del conflicto interno.
Es importante precisar que, si bien el conflicto armado se desarrolla principalmente en las
zonas rurales del país, no se puede subvalorar la presencia de actores armados en las
ciudades a través de milicias urbanas, y los consecuentes efectos que ello genera en la
población civil.
Con fundamento en lo anterior, se debe tratar con mayor cuidado la vinculación voluntaria
o forzosa de los niños y niñas con los grupos armados al margen de la ley que
participan en el conflicto interno, ya que existen diversos factores de índole social,
económico y familiar que inciden en esta decisión, razón por la cual, la voluntariedad de
dicha vinculación es relativa. La relación existente entre dichas organizaciones armadas y
la comunidad se funda en el ejercicio del poder a través de la violencia; esto hace que la
población civil tenga como única opción para resistirse a estos ataques, la muerte o la
vinculación.
Así mismo, algunas veces el vínculo del niño con la familia está mediado por relaciones de
maltrato y abuso sexual, lo que implica que sus expectativas de vida están exclusivamente
ligadas a la violencia. Además, a estos niños se les niega de manera constante
oportunidades de desarrollo. Pareciera que la vinculación a un grupo armado fuera, a
veces, la única posibilidad de alcanzar el progreso.
23
En efecto, en una investigación realizada por la Defensoría del Pueblo durante el primer
semestre del año 2001, se pudo constatar que el 83% de los jóvenes entrevistados en un
centro de atención especializada para niños desvinculados del conflicto armado,
manifiestan que ingresaron de manera “voluntaria” a los grupos armados. De estos, el 52%
afirmó haberlo hecho por el sentido de pertenencia que brinda el uniforme y el inmenso
poder que genera tener un arma en las manos.12 Sin embargo, estas razones son un poco
diferentes en el caso de las niñas porque ellas, lo que principalmente buscan, es un
referente afectivo.
a.2. El problema normativo en torno a la edad
De acuerdo con las normas del Derecho Internacional Humanitario, la edad mínima de
reclutamiento es la de 15 años,13 mientras que para el Estado colombiano, dicha edad
mínima es de 18 años, en virtud de la reserva que hizo sobre el artículo 38 de la
Convención sobre los Derechos del Niño, al momento de su aprobación y ratificación.
Este enfrentamiento normativo ha ido en detrimento de los derechos de la niñez, en la
medida en que se aplica para el servicio militar obligatorio por mandato legal a partir de
los 18 años, mientras que el mismo reclutamiento cuando se trata de grupos alzados en
armas al margen de la ley, registra desde los 15 años.
Lo anterior por cuanto los grupos u organizaciones armados alzados en armas afirman
solamente reconocer las normas del Derecho Internacional Humanitario y, por lo tanto, la
vinculación de los niños y niñas se ordena a partir de los 15 años, y en muchos casos en
edades inferiores. Frente a este tema, una investigación realizada por la Defensoría del
Pueblo en el primer semestre del año 2001, cuyo objetivo se centró en establecer el perfil
psico-social de los niños y niñas desvinculados del conflicto armado, en una muestra de
86 menores de edad, permitió establecer que el porcentaje de niños y niñas que se
vinculan en forma “voluntaria” a dichos grupos se mantiene en el 83%.
Sin embargo, es necesario analizar a la luz del concepto de voluntariedad, la relatividad
del mismo, si se tiene en cuenta que los niños y niñas que habitan en las zonas rurales del
país, escasamente cuentan con mínimas condiciones de vida, razón por la cual no pueden
realizar sus derechos fundamentales, en especial, su derecho a la integridad personal, al
cuidado y a la educación. Por ello, la libertad que expresan como justificación de su
vinculación a los grupos armados al margen de la ley, es en realidad forzada, ya que las
circunstancias que rodean su derecho a vivir, los hace carecer de más opciones.
En ese sentido, el Estado colombiano ha acogido la edad de los 18 años como la edad
mínima para que una persona pueda ser vinculada a las filas de las fuerzas militares
regulares, y en la actualidad se puede afirmar que tal compromiso se ha cumplido por
parte de las Fuerzas Militares desde el mes de noviembre de 1999.
b. Vinculación forzada
12
Defensoría del Pueblo. Investigación sobre la caracterización psico-social de los niños desvinculados del conflicto
armado. 2001.
13
Protocolo II Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de Agosto de 1949. Título II. Trato Humano. Artículo 4.
Garantías fundamentales. Numeral 3.b) "Los niños menores de quince años no serán reclutados en las fuerzas o
grupos armados y no se permitirá que participen en las hostilidades"
24
Desde el año 1999, la Defensoría del Pueblo recomendó al Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar el diseño y puesta en marcha de un programa especializado para la
atención y protección de los niños y niñas que se desvinculan de los grupos alzados en
armas, diferente al programa que ofrece el Instituto para niños y niñas infractores a la ley
penal. Lo anterior, en razón de que, incluso los niños y niñas que en forma voluntaria se
retiraban de las filas de dichas organizaciones armadas, eran internados en instituciones
de reeducación para niños y niñas infractores a la ley penal, programas que no están
adecuados para tratar la problemática de los niños y niñas que requieren un modelo de
reinserción que responda a sus circunstancias particulares, por haber participado en la
confrontación armada.
En efecto, en seguimiento de las recomendaciones de la Defensoría del Pueblo y por
convencimiento propio, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar puso en
funcionamiento en el año 1999 un programa inicial, conformado por un hogar transitorio
y dos instituciones de protección, con un total de 30 cupos para aquellos niños y niñas que
en cualquier modalidad se desvinculen de los grupos alzados en armas al margen de la
ley.
Dicho programa ha sido reforzado y apoyado por la comunidad internacional, que ha
financiado y asesorado en forma permanente al Instituto. Gracias a los buenos resultados
obtenidos ahora existen en el país siete instituciones de atención a los adolescentes bajo
esta modalidad, en los departamentos de Santander, Valle del Cauca, Antioquia,
Cundinamarca y el distrito de Bogotá, con un total de 140 cupos.
Niños y niñas atendidos por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en la
modalidad de niños y niñas víctimas de la violencia, entre noviembre de 1999 y
noviembre de 2001
Niñas: 31%
276
Niños y niñas atendidas
Niños: 69%
FARC-EP
208
Grupo de proveniencia
ELN
32
AUTODEFENSAS
11
GRUPO SIN IDENTIFICAR 23
60%
Modalidad
de Voluntariamente
desvinculación
Capturados
40%
Fuente. Convenio OIM-ICBF-STCHUK-AID. Documento de trabajo.
Lugares de origen de estos Antioquia, Valle del Cauca, Tolima, Meta, Santander
Bogotá
niños
Entre 15 y 17 años
Edades
Fuente. Convenio OIM-ICBF-STCHUK-AID. Documento de trabajo.
25
Si bien han sido importantes los esfuerzos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
en la protección especializada de los niños y niñas que han salido de las filas de los
grupos alzados en armas en las instituciones citadas, es necesario que dicho programa
aumente su cobertura geográfica. De la misma manera, es preciso capacitar a la mayor
cantidad de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, incluidos los maestros - y
a la comunidad en general - respecto de los efectos negativos que tiene para los niños y
las niñas su participación en el conflicto y las necesidades de atención en salud y
educación, por lo menos para lograr una adecuada recuperación de quienes han sido
víctimas del reclutamiento.
Igualmente es aconsejable el establecimiento de medidas preventivas, así como de
información y atención, en beneficio de los niños que residen en zonas en las que el
conflicto armado afecta con mayor rigor a la infancia.
Es por ello que la Defensoría del Pueblo recomienda que la realización y protección de los
derechos del niño sea un tema prioritario en cualquier propuesta de agenda de negociación
con los actores del conflicto armado interno y se tomen las previsiones necesarias para
que se lleven a la realidad lo más pronto posible.
La Defensoría del Pueblo tiene conocimiento de que en la actualidad se tramita en el
Congreso de la República la ratificación del Protocolo Facultativo de la Convención sobre
los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados,
motivo por el cual, recomienda que se le dé trámite favorable, en el menor tiempo posible,
a dicho proyecto.
Pero sobre todo, es necesario expedir una legislación especializada para los niños y niñas
que se encuentran en esta situación, con el fin de restablecer sus derechos.
c. Efectos negativos en las zonas de conflicto
Según la Consultoría para el Desplazamiento Forzado y los Derechos Humanos CODHES- y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia -UNICEF-, se han
desplazado como consecuencia del conflicto armado cerca de 1.100.000 niños y niñas.14
Adicionalmente, la Red de Solidaridad Social informó que en el 2001 se desplazaron
93.012 niños menores de 18 años por causa de la violencia, lo que equivale al 48.84% de
la población total desplazada.
En efecto, una de las más graves consecuencias del conflicto armado interno colombiano
es el fenómeno del desplazamiento forzado, en especial por los altos índices de violencia
que se presentan en algunas regiones del país y que repercuten directamente en la
población civil, a la que se le obliga a abandonar intempestivamente su lugar de origen
para buscar condiciones mínimas de seguridad personal y familiar.
En dicho ciclo de exclusión social, en especial las mujeres, los jóvenes, los niños y niñas,
se ven obligados a buscar las cabeceras municipales o las zonas urbanas propiamente, con
todas las consecuencias negativas que ello conlleva para los desplazados y para las zonas
14
CODHES - UNICEF, Desplazamiento Forzado y Derechos de la Infancia. En El Tiempo, Bogotá, (enero 21 de
2000).
26
receptoras, que no pueden prestar la atención requerida. Además de ello, los desplazados
y desplazadas tienen que soportar cambios de idiosincrasia, insatisfacción de sus
necesidades básicas y muy limitada oferta de servicios de salud, educación y vivienda.
Los más afectados son los menores de edad por su particular vulnerabilidad que les
impide especialmente protegerse por sí mismos de dicha situación. Es por ello que en la
política de atención a la población desplazada se deberá intensificar el trabajo tendente a
que los derechos de los niños y niñas sean un asunto de máxima prioridad.
De otra parte, debe señalarse como otro de los efectos negativos del conflicto armado y
que repercute sobre la niñez, es un estudio realizado en el año 2000 por la Fundación
Centro de Investigación, Formación para el Servicio Amazónico -CIFISAM-, según el
cual, hay aproximadamente 200.000 niños y niñas vinculados con los cultivos ilícitos en
zonas de conflicto armado.15
d. Minas antipersonal
En 1993 la organización Human Rights Watch reportó una cantidad aproximada de 190
millones de minas antipersonal, producidas entre 1968 y 1993. Dice el informe que es
imposible determinar la cantidad exacta de minas manufacturadas en el mundo, pero la
campaña mundial para su destrucción estima que cada año disminuye el número de minas
fabricadas.
Se calcula, según un documento elaborado por UNICEF, la Embajada de Canadá y el
Ministerio de Comunicaciones en el mes de septiembre de 2000, que alrededor de
100.000 minas antipersonal se encuentran sembradas en Colombia y que éstas afectan a
más de 150 municipios en 25 departamentos, que representan el 20% del territorio
nacional. Son alrededor de 200.000 kilómetros cuadrados distribuidos en todo el país.
Si bien el Estado colombiano ratificó el 14 de enero de 2000 la Convención sobre la
prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas
antipersonal y sobre su destrucción, de acuerdo con documento publicado por el
Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH - Observatorio de Derechos
Humanos de la Vicepresidencia de la República en diciembre de 2001, en Colombia hay
sembradas cerca de 70.000 minas en 105 municipios. Como consecuencia de ellas han
sido afectados 5.250 niños y niñas en los últimos ocho años.16
15
Fundación Centro de Investigación, Formación e Investigación para el Servicio Amazónico. Proyecto: Prevención
y Atención a la Niñez Trabajadora en Cultivos de Coca en Zonas de Conflicto. San Vicente del Caguán, Febrero de
2001. Inédito.
16
De acuerdo con los datos del Observatorio, en los diez primeros meses de 2001 se produjeron en el país 243
accidentes e incidentes con minas antipersonal. Los departamentos más afectados fueron Antioquia (56 casos),
Arauca (28 casos), Santander (26 casos), Bolívar (20 casos) y Norte de Santander (18 casos).
En el 42% de los casos de accidentes e incidentes por minas antipersonal y explosivos abandonados sucedidos en
Colombia se desconoce el responsable. Del 57% de dichos casos se responsabiliza a los grupos al margen de la ley.
Se atribuye a las FARC la ocurrencia del 30% de los accidentes, al ELN el 29.5% y a los grupos de autodefensa el
1.6%. Estos datos indican que el problema de las minas antipersonal en Colombia está directamente vinculado con el
conflicto armado. Las fuerzas militares ya no utilizan estas armas. Vicepresidencia de la República. Programa
Presidencial de Derechos humanos y DIH – Observatorio de los Derechos Humanos y DIH y de Minas Antipersonal.
Publicación del Fondo de Inversiones para la paz. Bogotá, diciembre de 2001.
27
En el mismo informe se señala que el 60% de las víctimas de las minas antipersonal son
militares, y el 40% restante son de la población civil, en especial, niños.
Las Instituciones oficiales ya han iniciado la tarea de poner término a su utilización,
almacenamiento, producción y transferencia. De otro lado, se ha comenzado el desminado
de las zonas afectadas. Sin embargo, el mayor problema radica en conocer la ubicación
exacta de los sitios que han sido minados, pero que no se encuentran inventariados, así
como en manejar las zonas en las que el conflicto armado interno no permite las labores
correspondientes.
Por otra parte, conviene resaltar que se han adelantado gestiones por parte del Gobierno
nacional, con el apoyo del Ministerio Público, para la erradicación de las minas
antipersonal que han sido sembradas en nuestro país por causa del conflicto armado
interno, así como para la eliminación de su empleo, almacenamiento, producción y
transferencia por parte de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, la Defensoría del Pueblo
considera pertinente que el Estado colombiano persista en las gestiones correspondientes
a efecto de dar estricto cumplimiento a los compromisos adquiridos a través de la
Convención mencionada y exhorta a los grupos del conflicto armado interno a excluir este
tipo de armas de la confrontación, colaborar en la identificación de los campos minados, y
en la erradicación de los mismos.
B. ASPECTOS NORMATIVOS
En materia de normatividad, como se sabe, innumerables instrumentos internacionales
reconocen los derechos humanos de los niños y las niñas. Dichos documentos por
mandato constitucional hacen parte de la legislación interna, por lo cual su observancia
debe ser un imperativo para las autoridades judiciales y administrativas encargadas de su
interpretación y aplicación.
NORMATIVIDAD
TEMA
INTERNACIONAL
Convención Internacional Desarrollo de los derechos humanos de
sobre los Derechos del los niños
Niño
Convenio 182 de la OIT
Definición de las peores formas de
trabajo infantil
Protocolo Facultativo a la Participación de niños en conflictos
Convención
de
los armados
Derechos del Niño
Reglas Mínimas de las Establece normas mínimas para la
Naciones Unidas para la protección de los niños privados de la
Administración de Justicia libertad, para dar cumplimiento a los
de Menores,
(Reglas derechos humanos
Beijing)
Directrices de las Naciones Instituye las políticas de prevención de
ARTICULOS
RELEVANTES
Art. 2
Art. 6 - 40
Art. 3
Art. 7
Art. 4
Art. 2.2
Art. 7.1
Art. 12.
Art. 15
Art. 17
Art. 22
Art. 10
28
Art. 11-19
Unidas para la Prevención la delincuencia juvenil, que deben
de la Delincuencia Juvenil encaminarse a garantizar el bienestar de Art. 32 -39
Art. 45-51
los jóvenes desde su infancia
(Directrices de Riad)
Art. 52 -60
Reglas de las Naciones Establece la necesidad de una Art. 1-10
Unidas para la Protección legislación especial para los jóvenes o Art. 11
de los Menores Privados niños que han cometido hechos Art. 12-18
Art. 27-55
punibles.
de Libertad
Art. 67
Art. 79 -87
NACIONAL
Constitución Política de Derechos de los niños
Art. 44
Art. 2
Colombia
Art. 1
Art.
93
Leyes Ratificatorias de Reconocimiento de los derechos Ley 12 de 1991
humanos de los niños, no susceptibles Ley 620 de 2000
Instrumentos
Ley 704 de 2001
de limitación en estados de excepción
Internacionales
Código Penal
Delitos contra los niños
Art. 162
Art. 231
Art. 229 - 230
Art. 233
Ley 418 de 1997
Ley para la búsqueda de la convivencia Artículo 17
y eficacia de la justicia.
Artículo 50
Ley 679 de 2001
Turismo sexual
Decreto- con fuerza de ley Código del Menor
Art.
1
y
2737 de 1989
siguientes
1. Acuerdos Internacionales
En el marco del Estado Social de Derecho, la Constitución Política de 1991 dio un paso
trascendental en el reconocimiento de los instrumentos internacionales de derechos
humanos, ya que abre el espacio para que aquellos tratados, convenciones y pactos, que el
Estado colombiano ha ratificado, prevalezcan en el orden interno y adquieran rango
constitucional, máximo imperativo dentro de la pirámide normativa nacional.17
Los derechos reconocidos en la Constitución deben interpretarse de conformidad con
dichos instrumentos internacionales que reconocen derechos humanos, que prohiben su
limitación en estados de excepción, y que han sido ratificados por el Estado colombiano.18
(Art. 93 C. P)
a. Convención Internacional sobre los Derechos del Niño
17
Acerca del concepto de "bloque de constitucionalidad", es decir, las normas internacionales que integran la
Constitución Política, ver las sentencias, C-774/2001, T-483 de 1999, T- 568 de 1999, C –191 de 1998, entre otras.
18
Se debe precisar que el artículo 19 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos prohíbe la limitación de
los derechos de los niños en estados de excepción, razón por la cual, los instrumentos internacionales que reconocen
los derechos humanos de los niños, integran el bloque de constitucionalidad.
29
El Estado colombiano ratificó la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño,
mediante ley 12 de 1991, que consagra la doctrina de la protección integral, a través de
la cual se establece que los niños y las niñas no son objetos de protección sino sujetos
plenos de derechos. No obstante lo anterior, a la fecha sigue vigente el Decreto 2737 de
1989 (Código del Menor), según el cual, solo los niños y las niñas que se encuentren en
alguna de las nueve situaciones irregulares que consagra el mencionado Código, son
objeto de protección por parte del Estado, mientras que, el resto de la niñez queda
excluida.
Por ello, es urgente y prioritario realizar la adecuación normativa a dicha Convención que
desarrolla los derechos humanos de los niños y además reconoce el principio de interés
superior del niño19, vinculante para cada Estado Parte, y que debe informar todas las
actuaciones judiciales y administrativas que se dicten en los casos en los que se pretende
proteger los derechos de los niños.
La Convención de los Derechos del Niño consagra una tabla de derechos que debe ser
garantizada por los Estados Parte, mediante el aseguramiento de su aplicación a cada niño
o niña sujetos a su jurisdicción, sin ninguna distinción. Este imperativo de igualdad para
todos los niños y niñas, independiente de su sexo, raza, origen, condición económica o
social, de sus padres o de sus representantes legales, se constituye en la pieza fundamental
para proscribir el trato discriminatorio que promulga la vieja escuela, según la cual, como
ya se anotó, solamente son atendidos por el Estado los menores con necesidades básicas
insatisfechas; enfoque que está vigente en la legislación interna.
Es importante mencionar que el Estado colombiano realizó una reserva sobre los
ordinales 2º y 3º del artículo 38 al momento de suscribir la Convención. De esto se
deriva, por ejemplo, que la prohibición de la participación de niños directamente en las
hostilidades se entiende a partir de una edad inferior a 18 años, y no a 15.20 (Ordinal 2º )
Además de lo anterior, deben tenerse en cuenta en el ejercicio de ajuste normativo, los
principios contenidos en los artículos 37 y 40 de la citada Convención, marco jurídico que
establece el tratamiento que el Estado debe dar a los niños y niñas que se encuentran en
conflicto con la ley penal, que contienen todas las garantías propias del proceso de
juzgamiento y de la privación de libertad.21
19
“En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar
social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a la
que se atenderá será el interés superior del niño” Art. 3o., numeral 1o. de la Convención Internacional sobre los
Derechos del Niño.
20
De esta forma, la Reserva hecha por Colombia establece que “el Gobierno de Colombia de conformidad con el
artículo 2, numeral 10, literal D de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, (...) declara que: "para
efectos de las disposiciones contenidas en los numerales 2 y 3 del Artículo 38 de la Convención sobre los Derechos
del Niño, (...) se entiende que la edad a la que se refiere los numerales citados es la de 18 años, en consideración a
que el ordenamiento legal de Colombia establece la edad mínima de 18 años para reclutar a las Fuerzas Armadas el
personal llamado a prestar servicio militar.”
21
Convención sobre los Derechos del Niño. Artículo 37. "Los Estados Partes velarán porque: a) ningún niño sea
sometido a torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. b) Ningún niño será privado de su
libertad ilegal o arbitrariamente. La detención, el encarcelamiento o la prisión de un niño se llevará a cabo de
conformidad con la ley y se utilizará solo como medida de último recurso y durante el período más breve que
proceda; c) Todo niño privado de libertad será tratado con la humanidad y respeto que merece la dignidad inherente
a la persona humana, y de manera que se tengan en cuenta las necesidades de las personas de su edad. En particular,
todo niño privado de libertad estará separado de los adultos, y tendrá derecho a mantener contacto con su familia por
medio de visitas y correspondencia. d) Todo niño privado de su libertad tendrá derecho a un pronto acceso a la
30
b. Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo – OIT –
La Ley 704 de 2001 ratifica el Convenio 182 de la OIT, relativo a la eliminación de las
peores formas de trabajo infantil, que abarca el reclutamiento forzoso u obligatorio de
personas menores de 18 años en los conflictos armados. Adicionalmente, establece la
obligación para los Estados Parte de tomar acciones inmediatas para erradicar y prohibir
que los niños sean utilizados en estas tareas.
De otra parte, la Resolución 1379 del 20 de noviembre de 2001, emanada del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, aprobada por el Consejo en su 4423a sesión, expresa
la determinación de brindar a los niños en los conflictos armados la máxima atención22, lo
que demuestra una evidente preocupación universal por proteger a la niñez utilizada en
los conflictos armados, dado el efecto negativo que estos producen en su desarrollo
integral, particularmente frente a la realización de sus derechos fundamentales.
c. Protocolo Facultativo a la Convención sobre los Derechos del Niño, relativo a la
participación de los niños en conflictos armados
asistencia jurídica y otra asistencia adecuada, así como derecho a impugnar la legalidad de la privación de su libertad
ante un tribunal u otra autoridad competente, imparcial e independiente, y a una pronta decisión sobre dicha acción".
Artículo 40. 1. "Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño de quien se alegue que ha infringido leyes
penales o a quien se le acuse o declare culpable de haber infringido esas leyes a ser tratado de manera acorde con el
fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los derechos humanos y las
libertades fundamentales de terceros y en la que se tenga en cuenta la edad del niño y la importancia de promover la
reintegración del niño y de que éste asuma una función constructiva en la sociedad. 2. Con ese fin, y habida cuenta
de las disposiciones pertinentes de los instrumentos internacionales, los Estados Partes garantizarán, en particular: a)
Que no se alegue que ningún niño ha infringido las leyes penales, ni se acuse o declare culpable a ningún niño de
haber infringido esas leyes por actos u omisiones que no estaban prohibidos por las leyes nacionales o
internacionales en el momento en que se cometieron. b) Que todo niño de que se alegue que ha infringido las leyes
penales o a quien se acuse de haber infringido esas leyes se le garantice, por lo menos, lo siguiente: i) Que se lo
presumirá inocente mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley; ii) Que será informado sin demora de
los cargos en su contra. iii) Que la causa será dirimida sin demora por una autoridad u órgano judicial competente;
iv) Que no será obligado a declararse culpable o a prestar testimonio; v) Si se considerare que ha infringido las leyes
penales, que esta decisión y toda medida impuesta como consecuencia de ella serán sometidas a una autoridad u
órgano judicial superior competente".
22
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Resolución 1379 del 20 de noviembre de 2001: “El Consejo de
Seguridad reconociendo las repercusiones perjudiciales y generalizadas de los conflictos armados en los niños y sus
consecuencias a largo plazo para la paz, la seguridad y el desarrollo duraderos, 2. Expresa, su disposición a incluir
explícitamente medidas para la protección de los niños cuando examine los mandatos de las operaciones de
mantenimiento de la paz. 7. Se compromete a examinar, cuando corresponda, al imponer medidas en virtud del
Artículo 41 de la Carta de las Naciones Unidas, las consecuencias económicas y sociales de las sanciones a los
niños, a fin de prever exenciones humanitarias apropiadas que tengan en cuenta las necesidades especiales y la
vulnerabilidad de estos y de reducir al mínimo esas consecuencias; 8. Insta a todas las partes en conflicto armado a
que: a) Respeten cabalmente las disposiciones pertinentes del derecho internacional aplicable en relación con los
derechos y la protección de los niños en situaciones de conflicto armado, en particular los Convenios de Ginebra de
1949 y las obligaciones que les sean aplicables en virtud de los Protocolos Adicionales de 1977, la Convención de
las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño de 1989 y su Protocolo Facultativo de 25 de mayo de 2000, y el
Protocolo II enmendado de la Convención sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Ciertas Armas
Convencionales que puedan Considerarse Excesivamente Nocivas o de Efectos Indiscriminados, el Convenio No.
182 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la
Convención de Ottawa sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas
antipersonal y sobre su destrucción, y toma nota de la inclusión como crimen de guerra en el Estatuto de Roma de la
conscripción o el alistamiento de menores de 15 años en las fuerzas armadas nacionales o su utilización para que
participen activamente en las hostilidades;”
31
Dicho Protocolo, suscrito por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999 y que
es adicional a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, se encuentra en
trámite de ratificación por parte del Congreso de la República.
En el mencionado Protocolo se establece que las Fuerzas Armadas del Estado y los
grupos armados diferentes a ellas, no pueden reclutar o utilizar en hostilidades a niños
menores de 18 años. Por ello, impone en cabeza de los Estados Parte, el deber de adoptar
todas las medidas legales necesarias para evitar la práctica de dicho reclutamiento, y en
caso de que éste se presente, establece la obligación para el Estado de acoger las medidas
para desmovilizar o separar a los niños que participan en estas organizaciones armadas.23
Nótese que dicho Protocolo da un paso significativo al referirse al reclutamiento y
utilización de los niños y niñas por parte de los grupos armados. La Convención se queda
corta al señalar que los niños víctimas de los conflictos armados serán protegidos por el
Estado, pero no señala su alcance, mientras que el instrumento citado, define sin
equívocos, lo que significa un niño víctima de la confrontación armada: niño o niña
víctima del conflicto armado es aquel que ha sido reclutado, aquel que es utilizado en las
acciones armadas, o aquel a quien se le ha permitido la vinculación, supuestamente de
manera voluntaria.
Ahora bien, es importante mencionar que en el tema de la edad mínima a partir de la cual
se prohíbe reclutar, existe una confrontación entre las normas de derecho internacional de
derechos humanos y las de Derecho Internacional Humanitario. En efecto, tal y como se
mencionó anteriormente, según el presente protocolo y la reserva realizada por Colombia
a la Convención Internacional sobre los derechos del niño, la edad mínima para que un
niño participe en una organización armada al margen de la ley, es 18 años. Sin embargo,
el Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección de las
víctimas de conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo II), preceptúa que la
edad mínima es de 15 años.24
En este sentido, con miras a garantizar los derechos de la infancia se debe interpretar la
antinomia anteriormente mencionada de conformidad con el principio de Interés Superior
del Niño. De esta forma, no se debe perder de vista que la Convención Internacional sobre
los Derechos del Niño define como niño a toda persona menor de 18 años de edad, razón
por la cual, debe entenderse que las normas sobre prohibición de reclutamiento para las
organizaciones armadas al margen de la ley que participan en un conflicto armado
interno, se extiende a todos los niños menores de 18 años, y no simplemente a aquellos
menores de 15.
2. Normatividad Nacional
a. Constitución Política
23
El artículo 4o establece: "1) Los grupos armados distintos de las fuerzas armadas de un Estado no deben en
ninguna circunstancia reclutar o utilizar en hostilidades a menores de 18 años. 2) Los Estados Parte adoptarán todas
las medidas posibles para impedir ese reclutamiento y utilización, con inclusión de la adopción de medidas legales
necesarias para prohibir y tipificar esas prácticas”. Así mismo, el artículo 6o, numeral 3o preceptúa que: “Los
Estados Partes adoptarán todas las medidas posibles para que las personas que están bajo su jurisdicción y hayan
sido reclutadas o utilizadas en hostilidades en contradicción con el presente protocolo sean desmovilizadas o
separadas del servicio de otro modo…”
24
“Los niños menores de quince años no serán reclutados en las fuerzas o grupos armados y no se permitirá que
participen en las hostilidades”, Artículo 4o, numeral 3o, literal c) del Protocolo Adicional a los Convenios de
Ginebra de 1949 relativo a la protección de las víctimas de conflictos armados sin carácter internacional.
32
Con la promulgación de la Carta Política de 1991 se genera un cambio sustancial en la
caracterización política y filosófica del Estado. Dicha Constitución avanza de un Estado
de Derecho que imperaba antes de su expedición, a un Estado Social de Derecho que
informa todos los principios contenidos en ella. (Art. 1º )
Dicho cambio trae consigo una transformación profunda que implica la superación de la
importancia suprema que antes se le otorgaba al texto de la norma, para dar paso a la
realización material de los derechos humanos de las personas, bajo el imperativo de la
dignidad humana.
En otras palabras, el fin esencial del Estado es la persona, a la que se le debe garantizar el
ejercicio pleno de sus derechos, tal como lo prescribe el artículo 2° de la Constitución al
decir: “Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad
general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en
la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan…”
El avance más importante que ha tenido la legislación colombiana, además de la ley que
ratificó la Convención Internacional de los Derechos del Niño, fue la expedición de la
Constitución Política de 1991 que en el artículo 44 recoge los principios de tal
Convención. En dicho artículo se reconocen los derechos de los niños como derechos
fundamentales y se les otorga prevalencia sobre los derechos de los demás.25
Lo anterior quiere decir que sus derechos, al adquirir el carácter de fundamentales, son
derechos de aplicación inmediata y no progresivos o programáticos. Además de ello, la
Constitución ordena que la responsabilidad de protección que se debe a la niñez está en
cabeza de la familia, de la sociedad y del Estado. Las tres instancias de protección deben
asumir una co -responsabilidad frente a la garantía de los derechos de los niños y de las
niñas.
Por último se debe mencionar el artículo 93 de la Constitución Política, mediante el cual
se establece que los instrumentos internacionales ratificados por Colombia, que reconocen
derechos humanos no susceptibles de ser limitados en estados de excepción, prevalecen
en el orden interno, es decir, hacen parte del bloque de constitucionalidad. Lo anterior
constituye un avance significativo en la normatividad colombiana, por cuanto se establece
que los instrumentos que reconocen los derechos humanos de los niños, prevalecen en el
orden interno.
b. Leyes
b.1. Leyes Ratificatorias de Instrumentos Internacionales
25
Constitución Política de Colombia. Artículo 44: "Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad
física, la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no
ser separado de ella, el cuidado y amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión.
Serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual,
explotación laboral o económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos consagrados en la
Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales ratificados por Colombia.
La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo
armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede exigir de la autoridad competente
su cumplimiento y la sanción de los infractores.
Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás".
33
Durante los últimos años, el Estado colombiano ha ratificado algunos instrumentos
internacionales que reconocen los derechos humanos de los niños no susceptibles de ser
limitados en estados de excepción. En efecto, la Convención Internacional sobre los
Derechos del Niño fue ratificada mediante la Ley 12 de 1991. Así mismo, el Convenio
182 de la OIT, “sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción
inmediata para su eliminación”, fue aprobado mediante ley 704 de 2001, y la Convención
Interamericana sobre Restitución Internacional de Menores, lo fue mediante la Ley 620 de
2000.
b.2. Ley 599 de 2000 o Código Penal
En el año 2000 se expidió el nuevo Código Penal que, en materia de los derechos de la
niñez, tipificó como delitos algunas conductas punibles cometidas en contra de los niños.
En efecto, el artículo 231 penaliza el ejercicio de la mendicidad a través de niños, así
como el tráfico de los mismos. Por otra parte, se encuentra el delito de Violencia
Intrafamiliar tipificado en el Art. 229 del Código y a través de las leyes 294 de 1996 y
575 de 2000. En este se penaliza al “que maltrate física, psíquica, o sexualmente a
cualquier miembro de su núcleo familiar”. Se considera causal de agravación punitiva que
dicha violencia se haya ejercido contra alguna persona menor de 18 años.
Así mismo, se consagra como conducta punible la Inasistencia Alimentaria (Arts. 233 y
ss) que, de conformidad con lo expuesto en el presente documento, es el segundo delito
mayormente cometido en el país.
En comparación con la normatividad anterior, llama la atención la tipificación del delito
de Reclutamiento Ilícito (Art. 162) que integra a la normatividad interna las disposiciones
internacionales contenidas en el Convenio 182 de la OIT y en el Protocolo Facultativo a
la Convención sobre los Derechos del Niño. Así, el mencionado artículo establece que “
el que, con ocasión y en desarrollo de conflicto armado, reclute menores de dieciocho
años o los obligue a participar directa o indirectamente en las hostilidades o en acciones
armadas, incurrirá en prisión de seis a diez años y multa de seiscientos a mil salarios
mínimos legales mensuales vigentes.”
b.3. Otras leyes de importancia
En desarrollo del artículo 44 de la Constitución Política se expidió la Ley 679 de 2001
que contiene normas dirigidas a prevenir y contrarrestar la explotación, la pornografía y el
turismo sexual con menores de edad.
Adicionalmente, la Ley 418 de 1997 prorrogada por la Ley 548 de 1999, por la cual se
consagran unos instrumentos para la búsqueda de la convivencia y la eficacia de la
justicia, establece: (1) el deber del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar de apropiar
los recursos necesarios para garantizar la protección de los niños víctimas del conflicto
armado. (2) Los menores que en cualquier condición participen del conflicto armado son
víctimas del mismo. (3) Los menores que en forma voluntaria abandonen las
organizaciones armadas tendrán los mismos beneficios que los contemplados para los
adultos.26 Sin embargo, dicha ley se expidió en forma temporal, es decir, rige hasta
diciembre de 2002.
26
Ley 418 de 1997 por la que se dictan normas para promover la convivencia pacífica. Artículo 17: "Le corresponde
al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en desarrollo de sus programas de prevención y protección, prestar
34
Esta ley que crea una nueva situación que obliga al Estado a brindar protección a estos
niños y niñas, y que prevé beneficios tanto jurídicos como socioeconómicos para ellos, es
un marco normativo poco conocido por algunos jueces y defensores de familia, dado que
no tiene mandato procedimental.
c. Decretos con fuerza de ley
El Decreto - fuerza de ley 2737 de 1989 o Código del Menor fue expedido el mismo año
en que la Asamblea General de las Naciones Unidas promulgó la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño; sin embargo, en dicho código sólo se consagró
un capítulo de principios acorde con el preámbulo de la Convención.
De esta forma, en su desarrollo se mantuvo el enfoque de las situaciones irregulares, ya
que no se contemplan medidas tendentes a favorecer la realización de los derechos de la
totalidad de los niños y las niñas que habitan el territorio nacional, sino que se limita a
asistir a algunos que pueden estar en condiciones de peligro o abandono (léase pobres), o
que son infractores a la ley penal. Por este motivo, el Código desconoce el concepto
según el cual, los niños no requieren encontrarse en alguna situación irregular para
requerir protección, sino que ellos son, ante todo, sujetos de derechos.
Adicionalmente, la mencionada norma establece la institucionalización como forma a
través de la cual se solucionan los problemas de los niños y las niñas; en muchas
ocasiones los separa de sus familias y, lo que es peor, en algunos casos lo hace por carecer
de recursos económicos.
3. Aplicabilidad y deficiencias
a. Respecto del Código del Menor
El Estado colombiano tiene la tarea ineludible de adecuar su orden normativo legal a los
instrumentos internacionales que ha ratificado. Dicha tarea debe ser prioritaria tal como lo
expresan las recomendaciones tanto del informe de la Alta Comisionada de Naciones
Unidas para Colombia, como del Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del
Niño,27 instancias que en forma permanente han manifestado su preocupación por que
dicho ejercicio legislativo no se haya podido desarrollar.
asistencia prioritaria a los menores de edad que hayan quedado sin familia, o por que ella no esté en condiciones de
cuidarlos por razones de orden público.
Parágrafo. Gozarán de especial protección y serán titulares de todos los beneficios contemplados en dicha ley, los
menores que en cualquier condición participen en el conflicto armado interno".
Artículo 50. Parágrafo 2. "Cuando se trate de menores de edad vinculados a organizaciones armadas al margen de
la ley a las que se les haya reconocido carácter político, las autoridades judiciales enviarán la documentación al
Comité Operativo para la Dejación de las Armas, a efecto de que ellos puedan adquirir los beneficios jurídicos y
socioeconómicos a que tienen derecho por el hecho de la desvinculación".
27
Naciones Unidas. Informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos. Además, Comité para los
Derechos del Niño de las Naciones Unidas, que para el caso de Colombia sugieren lo siguiente:
- La Alta Comisionada reitera al Estado colombiano la necesidad de mejorar y ampliar las acciones y programas
de atención y reinserción social dirigidos a los niños y niñas en situación más vulnerable de la sociedad colombiana.
- (…) Así mismo, insta al Estado para que sea aprobada la reforma del Código del Menor en armonía con lo
establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño.
35
Es evidente que el Estado colombiano está en la mira de los organismos internacionales
de derechos humanos en materia de protección jurídica de los derechos de la niñez, ya que
su normatividad nacional, específicamente el Código del Menor, va en contravía de las
disposiciones establecidas por dichos organismos. En efecto, nuestro código establece
como requisito para proteger los derechos de los niños, que éstos se encuentren en alguna
de las nueve situaciones irregulares tipificadas en dicha legislación.28 Lo anterior implica
que los niños y niñas que se encuentren por fuera de dichas circunstancias fácticas, no
serán acreedores a la protección del Estado.
Adicionalmente, el Código del Menor contradice la Constitución Política, ya que
desconoce que ésta le otorga a la niñez colombiana, sin discriminación alguna, la
titularidad de sus derechos fundamentales.
De esta forma, es urgente para Colombia acelerar el proceso de adecuación normativa,
con el fin de que ésta incorpore los mandatos imperativos de la Convención de los
Derechos del Niño y de la Constitución Política de 1991. Así mismo, es necesario avanzar
hacia la efectiva materialización de los derechos de los niños y las niñas, aún cuando
todavía no prospere una adecuación normativa real.
De otra parte, el Estado colombiano tiene la obligación de aplicar en forma prevalente la
Constitución Política, por lo que es prioritario, tal como lo ha recomendado el Comité
para los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, llevar a cabo un registro de la
realización efectiva de los derechos de la infancia. Dicha sistematización cuantitativa,
- La Alta Comisionada reitera la necesidad de armonizar la normativa interna con la Convención sobre los
Derechos del Niño, tal como lo ha señalado el Comité de los Derechos del Niño en su informe de 1994.
En el mismo sentido, el Comité para los Derechos del Niño se pronunció respecto al caso colombiano, así:
- Sigue preocupando al Comité que la legislación del Estado Parte sobre los derechos del niño no sea todavía
enteramente compatible con los principios y disposiciones de la Convención, en particular porque la revisión del
Código del Menor, que comenzó en 1995, se retrasa. (Informe de 2000).
- El Comité recomienda que el Estado Parte revise su legislación existente y la armonice con todas las
disposiciones de la Convención. También recomienda que el Estado Parte reactive el proceso iniciado para revisar el
Código del Menor. En este proceso deben participar todos los sectores que intervienen en la promoción y la
protección de los derechos del niño y la actividad debe concluir lo antes posible. (Informe de 2000).
- El Comité sugiere que el Estado tome medidas para que haya una buena coordinación entre las instituciones que
se ocupan de los derechos humanos y las que defienden los derechos del niño con miras a establecer un mecanismo
de vigilancia de la aplicación de la Convención a nivel nacional, regional y local, que pueda evaluar la situación real
de los niños y reducir la disparidad entre el derecho y su aplicación práctica.
El Comité recomienda que el Estado Parte, a la luz de lo dispuesto en los artículos 3 y 4 de la Convención –
sobre la obligación que tienen las autoridades administrativas y judiciales de (1) observar en todas sus decisiones el
interés superior del niño, (2) adoptar medidas administrativas y legislativas para dar efectividad a los derechos del
niño – (3) tomar medidas apropiadas, según lo permitan los recursos, para lograr que se asignen suficientes créditos
presupuestarios a los servicios destinados a los niños, en particular en materia de educación y salud y (4) prestar
especial atención a la protección de los derechos de los niños pertenecientes a grupos vulnerables". (ONU 1999).
28
Código del Menor. 1989. De los menores en situación irregular. Artículo 29. "El menor que se encuentre en
algunas de las situaciones irregulares definidas en este Título, estará sujeto a las medidas de protección consagradas
en el presente Código. Artículo 30. Un menor se halla en situación irregular cuando: 1º Se encuentre en situación de
abandono o peligro. 2º Carezca de la atención suficiente para la satisfacción de sus necesidades básicas. 3º Su
patrimonio se encuentre amenazado por quienes lo administren. 4º Haya sido autor o partícipe de una infracción
penal. 5º Carezca de representante legal. 6º Presente deficiencia física, sensorial o mental. 7º Sea adicto a sustancias
que produzcan dependencia o se encuentre expuesto a caer en adicción. 8º Sea trabajador en condiciones no
autorizadas por la ley. 9º Se encuentre en una situación especial que atente contra sus derechos o su integridad".
Es importante señalar, que la novena situación irregular está definida expresamente por el Código del Menor en el
Título X y se refieren a las situaciones de ejercicio de la mendicidad, promoción o realización de adopciones
ilegales, inasistencia alimentaria y maltrato a menores que no constituya delito de lesiones personales.
36
debe enfocarse desde la satisfacción de los derechos fundamentales de los niños, y no
desde la satisfacción de sus necesidades.
b. Respecto de las políticas públicas sobre la niñez desarrolladas a partir de las
funciones del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar por mandato del Código del Menor es el
organismo rector del sistema nacional de bienestar familiar, lo que significa que debe en
todos los niveles (nacionales, departamentales, municipales y locales), coordinar las
acciones y medidas tendentes a garantizar la protección de los derechos de la niñez
colombiana.
No obstante, su tarea de ente coordinador del sistema es en la mayoría de los casos nula,
si se tiene en cuenta que dicho sistema de relaciones interinstitucionales exige,
necesariamente, la concurrencia y aporte de diversos sectores, tales como, los de salud,
educación, justicia y trabajo, integrados en el nivel nacional, regional y municipal, de
conformidad con lo dispuesto por el decreto 1137 de 1999.29
Uno de los mandatos que comporta la coordinación del mencionado sistema es el que
hace referencia a la cofinanciación que le corresponde a los entes territoriales y al
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para invertir y poner en funcionamiento los
programas de protección a la niñez. Sin embargo, a través de investigaciones adelantadas
por la Defensoría del Pueblo durante el año 2001, se pudo establecer que tal coordinación
y el aporte de recursos financieros, físicos y humanos, en algunas regiones del país es
inexistente.
Adicionalmente, y aun cuando el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar informe que
tiene cobertura de programas de prevención y protección en mil municipios del país, la
realidad es que sólo tiene programas de prevención, tales como, los hogares y jardines
comunitarios, a cuyo cargo se encuentran personas que no están facultadas para intervenir
en casos graves, ni para exigir de las autoridades locales los servicios para la atención de
la niñez y, mucho menos, para dictar medidas de protección en favor de la niñez, dada su
condición de miembros de la comunidad.
En ese sentido, y en materia de protección, se han organizado 201 Centros Zonales de
Bienestar Familiar distribuidos en todo el país, centros que por extensión territorial, en
principio tienen amplia cobertura, ya que alrededor de un centro giran varios municipios.
Sin embargo, en aquellos municipios en los que no tiene presencia física el mencionado
centro, los niños y niñas que sean víctimas de abuso sexual, maltrato, violencia, que están
en las calles, o que trabajan en condiciones desfavorables, no tienen ninguna autoridad
29
Decreto 1137 de 1999. Sistema Nacional de Bienestar Familiar. Artículo 1º: "El bienestar familiar es un servicio
público a cargo del Estado, el cual se prestará a través del “sistema nacional de bienestar familiar” por las entidades
u organismos oficiales y por particulares legalmente autorizados. Artículo 2º. Fines del sistema nacional de bienestar
familiar. Para los fines del sistema de bienestar familiar deberán concurrir armónica y racionalmente las entidades
públicas y privadas de acuerdo con su competencia. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar coordinará la
integración funcional de dichas entidades. Artículo 3º. El sistema está constituido por los siguientes agentes: 1. El
Ministerio de Salud, en su calidad de entidad tutelar del ICBF. 2. El ICBF en su calidad de coordinador del servicio
de bienestar familiar. 3. Los departamentos. 4. Los distritos y municipios. 5. Las comunidades organizadas y los
particulares. 6. Las demás entidades o instituciones, públicas o privadas que contribuyan o estén llamadas a
contribuir de acuerdo con su objeto, a garantizar, directa o indirectamente, la prestación del servicio de bienestar
familiar".
37
ante quien acudir, debido a que el monopolio en materia de protección está en cabeza de
los defensores de familia que prestan sus servicios a través de los centros zonales, por lo
que los casos relacionados generalmente no llegan a conocimiento de los funcionarios del
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
De otra parte, y aun cuando se han hecho esfuerzos para contar con un sistema de
información actualizado en materia de estadísticas, es evidente que dicho sistema no
corresponde a la realidad de los servicios prestados por la institución. Por ejemplo, el
Instituto registra una cobertura de programas en mil municipios del país, cuando en
efecto, en materia de protección solo hace presencia en menos de 200 municipios.
Otro ejemplo de esta situación, lo constituye la información del Instituto sobre la
cobertura a través de instituciones para la protección de niños y niñas abandonados,
maltratados, explotados, abusados, infractores, o adictos a substancias psicoactivas,
cuando efectivamente no existen físicamente los programas de protección y reeducación
requeridos en cada una de las entidades territoriales del país.
Lo anterior, por cuanto cada dirección regional del ICBF cuantifica como programa el
número de cupos pagados en una institución de protección o de reeducación, aun cuando
dicho programa no se preste directamente en la entidad territorial a su cargo. De todas
formas, lo reporta al nivel nacional como si efectivamente contara con la institución en el
departamento.
C. ACCIONES DE LA DEFENSORIA DEL PUEBLO30
1. Aspecto normativo
a. Proyecto de Ley sobre responsabilidad penal
En este punto es pertinente reiterar el informe final del Comité para los Derechos del Niño
de la Organización de las Naciones Unidas de fecha 16 de octubre de 200031, el cual
30
Finalmente, y de conformidad con la observación número 4 del Comité para los Derechos del Niño del 16 de
octubre de 2000, en su 25° período de sesiones, la Defensoría del Pueblo ha mantenido una sección estructurada para
la promoción y protección de los derechos de la niñez.
31
Naciones Unidas. Informe para Colombia del Comité de los Derechos del Niños. Octubre 2000: "73. Habida
cuenta de los artículos 37, 40 y 39 y de otras normas pertinentes de las Naciones Unidas a este respecto, como las
Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores ("Reglas de Beijing"), las
Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil (Directrices de Riad) y las Reglas
de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad, el Comité recomienda que el
Estado Parte:
a) Se cerciore de que la privación de libertad se utiliza solamente como último recurso, durante el período
más breve posible y sólo para delitos graves;
b) Mejore las condiciones de vida de los niños en los centros de reeducación;
c) Intensifique y amplíe su esfuerzo por hallar soluciones sustitutivas a la privación de libertad;
d) Cree servicios eficaces de libertad condicional para menores, en particular para los que salen de los
centros de reeducación, con objeto de favorecer su reintegración en la sociedad; "e) Refuerce sus programas
de formación sobre las normas internacionales pertinentes destinados a los jueces, a los profesionales y al
personal que trabaja en la justicia de menores."
38
contiene recomendaciones precisas para el Estado colombiano en materia de adecuación
normativa.
Las mismas recomendaciones han sido planteadas por la Defensoría del Pueblo al
Gobierno nacional y en tal sentido el trabajo que se adelanta actualmente tiene, también,
como finalidad procurar su mayor grado de cumplimiento posible para que, gracias a
ellas, los derechos fundamentales de los menores de edad que en cualquier condición se
encuentren en conflicto con la ley penal, reciban un tratamiento adecuado por parte del
Estado colombiano y puedan, en ejercicio de sus derechos humanos, superar tal situación.
Precisamente, la Defensoría del Pueblo se dio a la tarea de liderar el proceso de adecuar la
normativa interna a la Convención Internacional de los Derechos del Niño, en especial en
lo que hace referencia a los artículos 37 y 40 del citado instrumento, es decir en la parte
relacionada con la Responsabilidad Penal Juvenil, proceso en el cual se han tenido como
referentes obligatorios los compromisos adquiridos por el Estado colombiano al ratificar
la Convención, así como diversas normas sugeridas por organismos internacionales
relativas a la atención del menor de edad en conflicto con la ley penal.
En dicho proceso, la Defensoría del Pueblo convocó a participar a diferentes instituciones
del Estado y de la sociedad civil y, con el patrocinio del Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia UNICEF, se elaboró una propuesta de proyecto de ley para ser sometido
al estudio de las entidades del Estado concernidas con el propósito de que, una vez se
analizara suficientemente, se procediera con el trámite legislativo correspondiente.
El Gobierno nacional, tomando como base el documento inicial de consenso propuesto
por la Defensoría del Pueblo, y con algunos cambios de fondo, decidió presentar la
propuesta como proyecto de ley a consideración del Congreso de la República, con
mensaje de urgencia, el cual ya cuenta con ponencia favorable para primer debate.
b. Legislación especializada para niños y niñas que abandonen los grupos al margen
de la ley que participan en el conflicto armado interno
La Defensoría del Pueblo ha señalado que atenta contra los derechos humanos de los
niños y niñas, que en cualquier modalidad se desvinculan del conflicto armado interno32,
que sean tratados como adolescentes infractores a la ley penal. Las particulares
condiciones a las que se han visto enfrentados y la vulneración a sus derechos humanos,
de que han sido víctimas, imponen al Estado la obligación de garantizarles una atención
diferente y especializada a su problemática.
De igual manera, y a pesar de tratarse de niños y niñas que requieren protección
especializada del Estado para superar las consecuencias de su vinculación a las
organizaciones armadas, algunos jueces de menores y promiscuos de familia los ponen a
disposición de la Dirección para la Reinserción del Ministerio del Interior. Esto, con el fin
de que obtengan los beneficios económicos contenidos en la ley 418 de 199733; sin
32
Los niños se desvinculan: voluntariamente, capturados por las autoridades del Estado o entregados por los grupos
para la protección del Estado
33
Esta clase de beneficios se ha dispuesto para los niños que se desvinculen voluntariamente de las organizaciones
armadas al margen de la ley que tienen reconocimiento político. (Art. 50, Parágrafo 2o, de la Ley 418 de 1997). Sin
embargo, a la fecha a ningún niño o niña se les ha entregado los beneficios económicos a que tienen derecho.
39
embargo, posteriormente no los remiten al programa especial y especializado que ha
dispuesto el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para ellos.
Lo anterior se origina a partir de la diversidad de normas que regulan la materia en
Colombia. Por este motivo, se debe dar una mayor claridad y organización a las mismas,
para que los funcionarios encargados de hacerlas cumplir las apliquen de manera
inequívoca. En todo caso, las actuaciones judiciales y administrativas deben tener en
cuenta el principio de Interés Superior del Niño y la prevalencia de sus derechos,
contenidos en la Constitución Política y en la Convención sobre los Derechos del Niño.
2. Respecto de las autoridades estatales
a. Gobierno nacional
a.1. Sistema de responsabilidad penal juvenil
La Defensoría del Pueblo trabajó en forma coordinada con diferentes instituciones del
Estado, la redacción de una propuesta legislativa para la creación de un Sistema de
Responsabilidad Penal Juvenil, a través del cual se pretende adecuar las disposiciones de
la Convención Internacional sobre los derechos del Niño a la normativa nacional.
Adicionalmente, le ha recomendado al gobierno nacional que las disposiciones de dicho
estatuto se fundamenten en el establecimiento de medidas de carácter pedagógico, que
atiendan el interés superior del niño.
De igual manera se adelantó un trabajo de investigación de conformidad con el cual se
pudo establecer que la privación inicial de libertad para estos niños y niñas se realiza en
estaciones de policía en la mayoría de regiones del país. Así, los niños son recluidos con
adultos, especialmente por la carencia de centros de recepción previstos para los menores
de edad.
De otra parte, las medidas de privación de libertad se utilizan de forma arbitraria, ya que
éstas no siempre se aplican de manera excepcional y, algunas veces cuando son
requeridas, no pueden ser impuestas debido a la falta de cupos para la atención de niños
en los centros especializados de reeducación.
a.2. Violencia intrafamiliar
Respecto de la problemática de violencia intrafamiliar, la Defensoría del Pueblo ha
propuesto a la Consejería de Política Social de la Presidencia de la República incrementar
su trabajo de prevención a través de la política HAZ PAZ. Para tal efecto, le ha
demostrado, en su condición de promotor de derechos humanos, que ha logrado capacitar
cerca de 300 personeros municipales, con el propósito de que se conviertan en agentes
multiplicadores de las posibles acciones en contra de esa forma de violación de derechos
humanos en el interior de la unidad doméstica. Es así como se ha aconsejado extender las
acciones preventivas a los escenarios naturales de desarrollo integral de los niños como
son la escuela y la sociedad en general.
Igualmente, ante la necesidad urgente de ampliar la oferta institucional del Estado en el
nivel local, la Defensoría sugirió la creación de espacios interinstitucionales de
concertación de las diferentes autoridades del nivel local, para articular las tareas en torno
40
a la prevención y protección de los derechos humanos en el interior de la familia, máxime
si se tiene en cuenta que, de conformidad con información recaudada por la Procuraduría
Delegada para el Menor y la Familia, han sido creadas en la actualidad 470 comisarías de
familia en los 1098 municipios de Colombia, de las cuales solo se encuentran en
funcionamiento 270, sin que se pueda afirmar que todas cuentan con el equipo
interdisciplinario que ordena la Ley 575 de 2000.
b. Autoridades territoriales
En el nivel territorial, la Defensoría ha adelantado jornadas de trabajo para el
reconocimiento de problemas que afectan en forma importante los derechos de los niños,
las niñas y los adolescentes. Jornadas que han servido de marco propicio para brindar
información referente a las disposiciones legales nacionales e internacionales, así como
para indicar a las autoridades territoriales la necesidad de adelantar las gestiones tendentes
a dar estricto cumplimiento a las mismas, desde el nivel departamental y local.
Por esto, dichas jornadas de trabajo se han enfocado en temas como la violencia
intrafamiliar, el trabajo infantil, la vinculación y desvinculación de los niños del conflicto
armado interno, la situación de los niños y niñas infractores a la ley penal, entre otras.
c. Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
Si bien cada entidad descentralizada que integra el Sistema Nacional de Bienestar
Familiar debe apropiar recursos para ofrecer atención directa a la población infantil, la
Defensoría del Pueblo ha verificado si el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
coordina, desde el nivel central, el diseño y puesta en marcha de una política nacional que
concrete el compromiso con la niñez colombiana de las diferentes instituciones que
integran el mencionado sistema.
En tal sentido, la Defensoría ha recomendado al ICBF que, en su condición de
coordinador del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, adelante las gestiones tendentes
a que los demás integrantes del sistema participen activamente en el establecimiento y
obtención de metas claras y verificables que disminuyan la posibilidad de que la niñez se
vea afectada por el menoscabo de sus derechos fundamentales.
3. Respecto de los afectados
a. Acciones dirigidas a los niños y niñas reinsertados
La Defensoría del Pueblo ha insistido en la necesidad de contar con un cuerpo normativo
que garantice la protección de los derechos de los niños y niñas desvinculados de las
organizaciones armadas al margen de la ley, que como consecuencia de su vinculación a
éstas, participaron en actividades de confrontación armada. Así mismo, ha recomendado
generar alternativas viables para la inserción social de estos niños, con el fin de que
encuentren en la vida civil la satisfacción plena de sus derechos.
41
Ha establecido también, a través de investigaciones que incluyen trabajo de campo, que
los efectos que tiene la vinculación de los niños y las niñas al conflicto armado son
devastadores:
a.1. Su proceso de desarrollo educativo se interrumpe por lo que el problema más grave
que deben afrontar las instituciones especializadas que el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar ha previsto es su bajo nivel de escolaridad comparado con su edad
física que dificulta y retarda su proceso de inserción social.
a.2. Su derecho a la unidad y armonía familiar se ve afectado en la medida en que se ha
establecido que cuando los desvinculados de los grupos alzados en armas pretenden
encontrar a sus familias, muchas veces éstas no quieren saber nada de ellos, o en los casos
en que las encuentran, no pueden regresar a su seno debido a los problemas de seguridad
que enfrentan por haber dejado el grupo.
a.3. Sumado a lo anterior, la mayoría de los niños y niñas carecen de registro civil, bien
por que no saben en qué lugar fueron registrados, o por que nunca fueron inscritos, lo que
además dificulta su ingreso al sistema de salud y al de educación. Se agrava aún más,
cuando adquieren su mayoría de edad y deben salir de las instituciones, especialmente en
el caso de los hombres, a quienes el hecho de la indocumentación les dificulta solucionar
su situación militar, sin lo cual, no pueden acceder a empleos.
a.4. Adicionalmente, ninguno de los niños y niñas desvinculados de manera voluntaria de
los grupos armados al margen de la ley con reconocimiento político, recibieron los
beneficios socio-económicos a que tenían derecho. (Ley 418 de 1997 y Ley 548 de 1999)
b. Acciones dirigidas a los niños y niñas víctimas del desplazamiento forzado
b.1. Los niños y niñas que son obligados a desplazarse, no solo tienen que dejar atrás a
sus seres queridos, sino también, todo su entorno socializador. Al llegar a los nuevos
asentamientos, los niños y niñas se enfrentan a diversas formas de estigmatización social,
a falta de alimento, a deficiente atención en salud y a la imposibilidad de ingresar al
sistema educativo. Cuando son menores de cinco años, las madres comunitarias los
reciben incluso sin cobrarles cuota, por lo que al menos permanecen durante el día en un
lugar seguro, y acceden a algún tipo de alimento; sin embargo, el resto de la población
infantil desplazada, solamente accede a la ayuda humanitaria de emergencia que les
ofrece la Red de Solidaridad o la Cruz Roja.
b.2. La Defensoría del Pueblo ha recibido información sobre la existencia del
desplazamiento individual u oculto, que generalmente afecta a mujeres que deben
desplazarse con sus hijos menores de edad. Este tipo de desplazamiento es invisible para
el Estado en la medida en que estas mujeres no se registran ya que, o no conocen el
trámite pertinente para ello, o temen ser descubiertas. Por esto, se instalan con sus hijos en
asentamientos marginales de las zonas urbanas, razón por la cual no reciben ayuda de
emergencia y no son beneficiarias de los derechos que tienen las personas desplazadas por
la violencia (Ley 387 de 1997).
42
D. PROPUESTAS DE LA DEFENSORIA DEL PUEBLO
1. Respecto de la Legislación
a. Propuesta de Proyecto de Ley sobre responsabilidad penal juvenil
Conviene reiterar la necesidad de que la normatividad relacionada con la infancia en
Colombia, en lo relativo a un sistema de responsabilidad penal juvenil, se ajuste a los
instrumentos internacionales de derechos humanos, así como a las Reglas Mínimas de las
Naciones Unidas para la administración de justicia de menores ("Reglas de Beijing"), a
las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil
("Directrices de Riad") y a las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los
Menores Privados de Libertad.
Por ello es importante aprovechar la oportunidad que ofrece la presentación, por parte del
Gobierno nacional, del proyecto de responsabilidad juvenil para acercarnos a la meta
sugerida reiteradamente por la Defensoría del Pueblo. Sin embargo, a pesar de que la
propuesta inicial fijaba en cinco años la medida máxima de privación de libertad por
delitos de especial gravedad, el término que establece el proyecto de ley presentado por el
Gobierno es de diez años. En este sentido es necesario insistir en el fundamento
conceptual de la adecuación normativa según la cual el proceso que juzgue a los
adolescentes debe ser pedagógico y quienes cometan delitos deben ser considerados
sujetos titulares de derechos humanos y, por tanto, responsables de sus actos.
La Defensoría del Pueblo considera que el pliego de modificaciones propuesto para el
primer debate legislativo, de regresar al tope máximo de cinco años para la privación de
libertad de aquellos adolescentes que cometan conductas graves, acoge de manera más
acertada la doctrina internacional de derechos humanos de los niños que se encuentran en
conflicto con la ley penal, motivo por el cual recomienda al Congreso de la República que
43
sean aprobadas dichas modificaciones y con ellas se dé trámite favorable al proyecto en
mención.
En este esquema, y dado que se trata de personas menores de edad, los niños deben
responder ante la sociedad de manera proporcional a su desarrollo humano, por lo que, las
medidas privativas de su libertad deben tener esto en cuenta. Así mismo, deben ser
beneficiarios de instituciones especializadas diferentes a las de los adultos, y deben ser
investigados y juzgados por autoridades judiciales especialmente previstos para ellos, que
garanticen su derecho al debido proceso y a impugnar la legalidad de las providencias
mediante las cuales se les prive de libertad.
b. Propuesta sobre una legislación especializada para niños y niñas que abandonen
los grupos al margen de la ley que participan en el conflicto armado interno
En atención a que el Código del Menor no contempla dentro de sus nueve situaciones
irregulares la de los niños y niñas que se desvinculan de los grupos que participan en el
conflicto armado, motivo por el cual, cuando se desvinculan voluntariamente son tratados
como niños y niñas en situación de peligro o abandono, y cuando son capturados tienen el
tratamiento de infractores a la ley penal, se requiere de una regulación normativa que
establezca las obligaciones de todas las instituciones responsables de la protección de los
derechos de estos niños y niñas, tales como, las del sector educativo, salud, trabajo y
bienestar.
De igual manera es necesario regular mediante ley, la oferta de un programa especializado
para la atención de los niños y niñas víctimas del conflicto armado, diferente a los
previstos a través de las nueve situaciones irregulares en el Código del Menor, que recoja
los postulados de la normativa internacional de derechos humanos.
Por ello, la Defensoría del Pueblo recomienda al Congreso de la República dar el trámite
de rigor al proyecto de ley por el cual se expiden normas para proteger a los niños
desvinculados del conflicto armado, con el objeto de garantizar jurídica y políticamente
los derechos humanos de estos niños, de conformidad con los mandatos contenidos en la
normatividad internacional ya mencionada.
2. Respecto de la acción de las autoridades
a. Nacionales
a.1. Al Congreso de la República
La Defensoría del Pueblo considera que el Congreso de la República debe realizar el
trámite correspondiente para la discusión y aprobación del proyecto de ley de
Responsabilidad Penal Juvenil, presentado por el Gobierno nacional, a partir del pliego de
modificaciones propuesto por el grupo de ponentes de la Comisión Primera de la Cámara
de Representantes, el cual impone nuevamente cinco años como tope máximo para las
medidas de privación de libertad por la comisión de delitos de especial gravedad, a efecto
de que la normatividad en materia penal tenga un fundamento pedagógico en favor del
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desarrollo del niño y niña que comete delitos y sea por fin adecuada a la normativa
internacional.
De igual manera, la Defensoría del Pueblo recomienda que el Congreso de la República
de trámite favorable al proyecto de ley No. 180-2001 radicado en el Senado de la
República, por el cual se dictan normas para la “Protección y atención integral de los
niños, niñas y adolescentes reclutados u obligados a participar en hostilidades o acciones
armadas y de los que se han desvinculado de los grupos armados ilegales que participan
en el conflicto armado interno”, a efecto de generar una mayor seguridad jurídica a la
población infantil afectada por el conflicto armado, y así mismo dar cumplimiento a la
normatividad internacional recientemente aprobada por el Estado colombiano en esta
materia.
Así mismo, la Defensoría del Pueblo tiene conocimiento de que en la actualidad se tramita
en el Congreso de la República la ratificación del Protocolo Facultativo de la Convención
sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de los niños en los conflictos
armados, motivo por el cual considera pertinente recomendar que se le brinde trámite
favorable en el menor tiempo posible.
a.2. A la Vicepresidencia de la República
La Defensoría del Pueblo considera pertinente que la Vicepresidencia de la República a
través del Programa de Derechos Humanos, Derecho internacional Humanitario y Minas
Antipersonal, en calidad de coordinador del comité interinstitucional, persista en las
gestiones correspondientes a efecto de dar estricto cumplimiento a los compromisos
adquiridos a través de la Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento,
producción y transferencia de minas antipersonal y sobre su destrucción y exhorta a los
grupos del conflicto armado interno a excluir este tipo de armas de la confrontación y a
colaborar en la identificación y erradicación de los campos minados.
a.3. Al Ministerio de Justicia y del Derecho
La Defensoría del Pueblo considera pertinente que el Gobierno nacional, en cabeza del
Ministerio de Justicia en su calidad de ente rector de la política criminal, coordine con la
Fiscalía General de la Nación y la Rama Judicial todas las gestiones necesarias para que
los delitos contra la vida de los niños y las niñas no queden en la impunidad. Es necesario
informar permanentemente a la comunidad nacional e internacional sobre los resultados
de los procedimientos judiciales adelantados en contra de los autores de tales
vulneraciones.
La Defensoría del Pueblo cree conveniente que las autoridades judiciales establezcan
sanciones ejemplarizantes respecto de los delitos contra la integridad personal, y contra la
libertad, integridad y formación sexuales de los niños y consideren prioritario el diseño de
un programa, con cobertura nacional, de promoción de sus derechos ante los niños y las
niñas, con miras a interiorizar en ellos elementos de protección personal, que les permita
protegerse de estos abusos y que promueva la denuncia ante las autoridades educativas, de
policía, administrativas o judiciales.
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El Comité Interinstitucional contra el Tráfico de Personas, que coordina el Ministerio de
Justicia y del Derecho, deberá coordinar las actividades de las instituciones miembros y
de los demás actores de la vida nacional en el campo de la prevención, a través de
mayores campañas de sensibilización y capacitación para la población, en especial
dirigidos a los funcionarios responsables de su represión, con énfasis en aquellas regiones
del país en las que se presenta con mayor profundidad el problema, tales como Antioquia,
Valle, y el Eje Cafetero, entre otras.
a.4. A los Ministerios de Educación Nacional y de Salud
En materia de educación sexual, y con la prioridad de reducir los altos índices de
embarazo en adolescentes, considera necesario que se intensifiquen los programas
nacionales y regionales de educación sexual, no solamente en el nivel escolar, sino en el
familiar, y que sean evaluados en su integridad, a efectos de garantizar a los y las
adolescentes, el derecho al ejercicio informado de su sexualidad y, sobre todo, que se
tome conciencia de la seriedad con que se debe asumir el tema de la planificación
familiar, como respuesta efectiva al ejercicio de sus derechos reproductivos.
De igual manera, considera importante que el sistema de salud le conceda prioridad de
acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva a todas y todos los adolescentes
colombianos.
a.5. A la Registraduría Nacional del Estado Civil
La Registraduría Nacional del Estado Civil debe generar una acción inmediata para
garantizar que los niños, niñas y adolescentes que se encuentran internados en los
programas de protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en especial
aquellos que se han desvinculado del conflicto armado, y que no cuentan con documentos
de identidad, los obtengan.
a.6. Al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
La Defensoría del Pueblo considera necesario que el Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar coordine desde el nivel central el diseño y puesta en marcha de una política
nacional en favor de los derechos de la infancia en todo el territorio nacional, a partir de la
cual la atención de la niñez en las calles de las ciudades sea una prioridad, especialmente
en su condición de coordinador del sistema nacional de bienestar familiar. En tal labor,
debe contar con la participación de las demás entidades que conforman dicho sistema,
para lo cual es fundamental que diseñe y ponga en vigor mecanismos de coordinación
eficientes y eficaces, tendentes al establecimiento de planes concertados en favor de la
prevención y atención de situaciones vulneratorias de los derechos fundamentales de los
niños y las niñas.
Respecto de los niños y niñas desvinculados del conflicto armado interno, la Defensoría
del Pueblo recomienda a todo el sistema de bienestar familiar, en cabeza de su entidad
rectora, coordinar las acciones pertinentes con el Ministerio de Educación para que se
diseñe y ponga en marcha un programa educativo acelerado para los niños y niñas que se
encuentran en las instituciones especiales y especializadas del Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar.
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En el mismo sentido, en relación con los niños y niñas desvinculados del conflicto armado
interno, es necesario que se coordinen de manera efectiva el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar y la Dirección del Programa Presidencial para la Reinserción en lo
referente a las acciones que se requieran para el trámite de los beneficios económicos a
que tienen derecho los niños y niñas.
La Defensoría del Pueblo considera fundamental intensificar los esfuerzos que en materia
de prevención de la violencia intrafamiliar se han adelantado a través de la política HAZ
PAZ, en la totalidad de las Instituciones concernidas y, de ser posible, extender tal política
a los escenarios naturales de desarrollo integral de los niños como son la escuela y la
sociedad en general. Así mismo, ampliar la oferta institucional del Estado a través de: (1)
la creación de más Centros Zonales del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ya
que en la actualidad solamente 201 operan en todo el territorio nacional, número
realmente insuficiente para la atención de la problemática infantil, y (2) el incremento del
número de Comisarías de Familia, pues solo existen en funcionamiento 270 de ellas,
instancias que tampoco tienen la cobertura que se requiere para garantizar la atención de
las víctimas de este tipo de violencia, incluidas las mujeres.
Es por ello importante que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar intensifique las
actividades de refuerzo a la familia, tales como el mejoramiento de los patrones de
crianza, el apoyo y auto apoyo de las familias y sus vecinos y la modificación de
concepciones culturales que sustentan las vulneraciones de derechos contra la niñez.
Especialmente, y para dar cabal cumplimiento a la Ley 82 de 1993, debe coordinarse con
las autoridades distritales y municipales, para que las mujeres cabeza de familia no se
vean obligadas a abandonar a sus hijos.
En el mismo sentido, la Defensoría del Pueblo sugiere al Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar que adelante las gestiones tendentes a que se establezca un sistema que
consolide las medidas de protección que dicten las autoridades administrativas en favor de
las víctimas de violencia intrafamiliar, consagradas en la Ley 575 de 2000, para que sean
utilizadas en su integridad por los funcionarios encargados de aplicarlas, así como el
establecimiento de mecanismos idóneos para que los organismos del Estado adelanten una
gestión más preventiva de la violencia intrafamiliar.
b. A las autoridades territoriales
Es necesario instar a las entidades territoriales para que den cumplimiento estricto a la
norma establecida desde la expedición del Código del Menor de 1989, de conformidad
con la cual se deberán crear Comisarías de Familia en cada municipio con su
correspondiente equipo interdisciplinario, norma que fue reiterada mediante las Leyes 294
de 1996 y 575 de 2001.
En igual sentido, la Defensoría del Pueblo hace un llamado urgente a las entidades
territoriales para que se dé cumplimiento al Código del Menor, respecto a su obligación
de cofinanciar los programas para proteger los derechos de la niñez.
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CONCLUSIONES
El caso colombiano es crítico debido al enorme número de amenazas y violaciones contra
sus derechos humanos de la niñez en todos los campos: ocho niños muertos en forma
violenta en promedio al día, altos índices de violencia intrafamiliar y abuso sexual,
creciente explotación económica, aumento en el reclutamiento forzado de niños y niñas
por grupos alzados en armas y por la delincuencia organizada. La situación es de extrema
gravedad.
Ese oscuro panorama se presenta a pesar de que el Estado colombiano ha ratificado e
incorporado los instrumentos internacionales de derechos humanos y cuenta con una
Constitución Política, basada en un Estado Social de Derecho, que reconoce de manera
expresa los derechos de la niñez como fundamentales y prevalentes.
Sin embargo, dicha normatividad es insuficiente si, en primer lugar, no se define un
estatuto nacional que desarrolle y adapte los principios consagrados en las normas
anteriormente citadas, y erija el enfoque de la protección integral para garantizar los
derechos de la totalidad de la población infantil, sin excluir a ninguno, como ocurre en la
actualidad.
Es claro que el Código del Menor debe ser ajustado en el menor tiempo posible, dado que
dicho estatuto solamente visibiliza para la protección del Estado al menor que es pobre o
que no tiene familia. A la luz del Código del Menor, por lo tanto, solo pueden ser
atendidos por las entidades del Estado los niños comprendidos dentro de las nueve
situaciones irregulares definidas, y quedan excluidos los demás niños y niñas, u otras
situaciones especialmente difíciles en las cuales ven amenazados sus derechos.
Pero además de la dificultad normativa, persiste un problema en el diseño de políticas
públicas en prevención y protección, dado que las existentes se han concentrado en
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institucionalizar la pobreza y son insuficientes para atender la problemática que afecta el
ejercicio de los derechos humanos de la infancia en todo el territorio nacional.
Por lo anterior, la Defensoría del Pueblo ha encaminado su quehacer a poner en evidencia
pública las aterradoras circunstancias en que se encuentran los niños y las niñas, en
especial aquellas que con mayor rigor demandan una intervención inmediata, tales como
la delincuencia juvenil, el reclutamiento forzado, el desplazamiento por causa de la
violencia, el maltrato intrafamiliar y, en general, el abuso y la explotación por parte de la
familia, de la sociedad y del Estado.
La Defensoría del Pueblo insiste por lo tanto en la necesidad de emprender acciones de
adecuación normativa del Código del Menor, de proponer el diseño de políticas públicas
encaminadas a la prevención de situaciones de riesgo social y a la protección de los
derechos humanos de la niñez. La Defensoría del Pueblo, por su parte, ha desplegado su
políticas en materia de promoción de sus derechos humanos, con el objetivo de generar en
el ámbito estatal un cambio radical en el tratamiento que requiere la problemática de la
infancia en Colombia.
En conclusión, si no se adelantan las tareas pendientes en materia de ajuste normativo, ni
se asegura la efectividad de políticas públicas que protejan los derechos humanos y
garanticen un estado de bienestar general a la infancia, ni se produce un cambio definitivo
en la actitud ciudadana que reconozca a los niños y a las niñas, como sujetos titulares
plenos de derechos, se seguirá cometiendo una gran injusticia y este país no podrá ser
viable.
EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
Defensor del Pueblo
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