Textos 7 - Universidad de Málaga

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AULA DE MAYORES. UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
MÓDULO LITERATURA Y MUJER
Prof. Dra. A. QUILES FAZ
TEXTOS TEMA 7
*GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA
1.-"La educación que se da en Cuba a las Srtas. difiere tanto de la que se les da en
Galicia, que una mujer, aun de la clase media, creería degradarse en mi país
ejercitándose en cosas que en Galicia miran las más encopetadas como una
obligación de su sexo. Las parientas de mi padrastro decían por tanto, que yo no era
buena para nada porque no sabía planchar, ni cocinar, ni calcetar; porque no lavaba
los cristales, ni hacía las camas, ni barría mi cuarto. Según ellas yo necesitaba
veinte criadas y me daba el tono de una princesa. Ridiculizaban también mi afición al
estudio y me llamaban la Doctora…Por eso, las americanas pasamos en Galicia por
perezosas, holgazanas y poco aptas para el gobierno doméstico".
(E. Catena (ed.), Autobiografía. Gertrudis Gómez de Avellaneda. Poesías y
epistolario de amor y de amistad, Madrid, Castalia, 1989, p. 169).
2.-"La Avellaneda era alta de cuerpo, esbelta y bien proporcionada, de una
complexión que los cubanos llamamos trigueño lavado, es decir, de un moreno claro
con visos rosados, que es el tipo de belleza más admirado en la Isla; su tez suave y
tersa, el cabello oscuro, largo y abundoso, los ojos negros, grandes y rasgados y sus
demás facciones regulares y expresivas; su voz era dulce y melodiosa, leía con
mucho despejo, entonación y sentimiento, y estaba dotada de aquella mezcla de
ternura y vehemencia de carácter propia de los espíritus nobles, elevados y
generosos". (D. Figarola-Caneda, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Madrid, SGE,
1929).
3.- "Mi Brenhilde, mi hija, se está muriendo... Pero no morirá sin que su padre la
bendiga, sin que vea ese rostro en el cual la naturaleza ha estampado en una
maravillosa semejanza la más elocuente condenación de su conducta de usted.
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Venga usted, Tassara, de rodillas se lo pediré, si es preciso; para mí no hay nada
fuera de mi niña, ni temo desprecios ni evito humillaciones; me arrojaré a los pies de
usted para suplicarle dé una primera y última mirada a su pobre hija. Ella no es
culpable de mis delitos, si usted me cree cargada de ellos...". (E. Catena, (ed.),
Autobiografía. Gertrudis Gómez de Avellaneda. Poesías y epistolario de amor y de
amistad, Madrid, Castalia, 1989, p. 169).
4 -"La educación que se da en Cuba a las señoritas difiere tanto de la que se les da
en Galicia que una mujer, aun de clase media, creería degradarse en mi país
ejercitándose en cosas que en Galicia miran las más encopetadas como un
obligación de su sexo". (Ibidem)
5.-"Por eso, las americanas pasamos en Galicia por perezosas, holgazanas y poco
aptas para el gobierno doméstico". (Ibidem)
6.-"¡Oh, las mujeres! ¡Pobres y ciegas vírgenes! Como los esclavos, ellas arrastran
pacientemente su cadena y bajan la cabeza bajo el yugo de las leyes humanas. Sin
otra guía que su corazón ignorante y crédulo, eligen un dueño para toda la vida".
(Gómez de Avellaneda, G., Sab, Madrid, Cátedra, 1997, p. 270).
CECILIA BÖLH DE FABER Y LARREA, FERNÁN CABALLERO
7.-“¿He hablado de mi venida a Sevilla con un hombre ideal con el que fui
idealmente feliz y murió adorándome y bendiciéndome?” (J. Herrero, Fernán
Caballero: un nuevo planteamiento, Madrid, Gredos, 1963, p. 154)
8.-“Los chismes se hacían públicos porque mi madre charlaba de ellos con
buenas amigas que se los repetían a otras. ¡Lo que he sufrido! ¡Dios sólo lo
sabe! En fin, yo iba a ser perdida por la boca de mi madre”. (Ibidem, p. 209).
9.-“Mi pobre marido, tipo del caballero y hombre honrado, quiso con valor
heroico trabajar y gastar sus grandes facultades intelectuales en reconstruirse
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un porvenir... Ha perdido en esta terrible tarea sus años, su trabajo y su salud”.
(Ibidem, p. 223).
10.-“Es una carga, como lo es para un gigante su estatura; gozar de ella y
disimularla con benevolencia y no con desdén, es la gran sabiduría de la
mujer”. (F. Caballero, Clemencia. Obras completas, Madrid, Biblioteca de
Autores Españoles (BAE), Atlas, 1961, p. 63).
11.-“La tía María aconsejó a Stein que se aprovechase del ascendiente que iba
tomando con la muchacha, para inducirla a que se enseñase a emplear bien su
tiempo aprendiendo la ley de dios y a trabajar, para hacerse buena cristiana y
mujer de razón, nacida para ser madre de familia y mujer de su casa”. (F.
Caballero, La Gaviota, Madrid, Espasa, 1991, p. 168).
12."–Yo no quiero casarme.
–¡Oiga!– exclamó tía María–, ¿pues acaso te quieres meter a monja?
–Tampoco– respondió la Gaviota.
–¿Pues qué?–preguntó asombrada la tía María–, ¿no quieres ser ni carne ni
pescado? ¡No he oído otra! La mujer, hija mía, o es de dios o del hombre; si no,
no cumple con su vocación, ni con la de arriba ni con la de abajo".
(F. Caballero, La Gaviota, Madrid, Espasa, 1991, p. 181).
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