Untitled - Ingenia

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memoria
colectiva
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Recuerdos
Introducción. Memoria colectiva......................................................
colectiva...................................................... 5
Un almuerzo para el recuerdo ...................................................... 7
Recuerdo uno. Primer gran proyecto ............................................ 17
Recuerdo dos. Gestión del centro de formación Forman ............. 20
Recuerdo tres. Primer edificio propio, un reto conseguido .......... 24
Recuerdo cuatro. De las líneas rectas a las curvas....................... 26
Recuerdo cinco. Y el mundo no se acabó ...................................... 28
Recuerdo seis. Aumenta la familia ................................................ 30
Recuerdo siete. Momentos de calidad ........................................... 32
Recuerdo ocho. Palabras que te sonrojan..................................... 34
Recuerdo nueve. El que se fue a Sevilla ........................................ 36
Recuerdo diez. De Nobel a Nobel ................................................... 38
Recuerdo once. Una apuesta por la especialización .................... 44
Recuerdos doce. Cifras globales.................................................... 46
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Memoria colectiva
Cada ejercicio –desde hace ocho– Ingenia publica un informe de actividad en el que tratamos de contar una historia, de darle el valor
de lo extraordinario al día a día de las personas que forman Ingenia.
Este año, cuando se cumplen veinte de la fundación de la compañía, hemos recurrido a la memoria de esas personas que estuvieron y
están presentes en la vida de Ingenia y sin los que no se entiende esta historia que empezó a escribirse hace ya dos décadas.
Así que estas páginas son en realidad un ejercicio de memoria colectiva, una obra coral escrita a muchas voces: la de Pepe, la de
Carlos, la de Manolo, la de Javier, la de Agustín… la de tantas y tantas personas que nos han dejado colarnos en sus recuerdos y
robarles un pedacito para escribir las líneas de una historia que les pertenece.
Nos hemos tuteado con los recuerdos: aquí no hay ‘dones’ ni ‘doñas’, hay personas que trabajaron duro para sacar esta empresa
adelante y eso está por encima de todos los títulos posibles.
Pero antes de empezar, una advertencia: como la memoria no es lineal, esta publicación tampoco lo es. Hemos seguido un orden
caprichoso, saltando aquí y allá, adelante y atrás en el tiempo, acelerando y frenando, seleccionando momentos y tejiendo historias con
el hilo de los recuerdos. No hay capítulos, hay momentos.
Te invitamos a que la leas de la misma forma en que la hemos escrito. No te marques ningún orden, muévete por las páginas con
libertad y si te pierdes siempre puedes volver a la casilla de salida: octubre de 1992.
Si de alguna forma este documento ha llegado a tus manos es porque tú también formas parte de la memoria colectiva de Ingenia, así
que prepárate a recordar una historia de la que tú también eres protagonista.
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Un almuerzo
para el recuerdo
Dice n que vein te años no es nada STO P ¡Men tira! STO P
Así comenzaba el telegrama enviado por Carlos Bentabol, responsable de estrategia de negocio de Ingenia y uno de los primeros
trece empleados de la compañía. Por motivos familiares no pudo estar en el almuerzo que reunió, el pasado 6 de julio, a muchos de
los protagonistas de esta historia que empezó a escribirse hace más de dos décadas.
Acudieron a la cita José Mª Delgado, (consejero por parte del Instituto de Fomento de Andalucía, IFA, entidad accionista con el 40%
de Ingenia en sus primeros años), Francisco Mencía (director del IFA), Álvaro Simón (director general de la incubadora de empresas
BIC-Euronova, primera sede de Ingenia), Felipe Romera (director general del PTA), Juan José Alert (actual director general de
entidades financieras de Fujitsu Technology Solution) y José Asenjo (concejal del Ayuntamiento de Málaga cuando se constituyó
Ingenia).
Completaban el grupo algunos de los empleados de Ingenia, los primeros, encabezados por José Blanco (director general), Manuel
Álvarez Ossorio (director de Innovación y Producto), Javier Almendro (director de Soluciones), Inmaculada Andrade (Control de
Gestión) y María Dolores Ferrández (gestora de contenidos).
Todos tuvieron un papel primordial en los comienzos de Ingenia porque gestaron la idea, la apoyaron, participaron en las
negociaciones iniciales o formaron parte de la plantilla inicial.
Algunos venían de fuera –y tenían que coger el AVE a Madrid o Sevilla a la hora de los postres–, otros estaban jubilados, pero el
caso es que ninguno faltó a la cita. “Todos habéis sido exquisitamente fáciles”, bromeó luego José Blanco cuando contó cómo todos
aceptaron inmediatamente la invitación sin saber todavía el motivo del almuerzo.
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Al fin se desveló el misterio: les habíamos reunido en torno a una mesa con un doble objetivo. En primer lugar, queríamos que nos
prestaran su memoria para escribir la nuestra. Necesitábamos que compartieran sus recuerdos, anécdotas e inquietudes, porque cada
uno vivió los comienzos desde una posición distinta y solo uniendo todos los pedazos tendríamos la historia completa.
El segundo motivo era celebrar que, aunque “no son tiempos de actos” como recalcó José Blanco, Ingenia cumplía 20 años de vida y
quería hacerlo con todos los que la vieron nacer.
La conversación fluía, el grupo se sentía a gusto. Se respiraba la complicidad de los que habían compartido un pasado. Proyectamos
unas fotografías y un vídeo casero, grabado el primer día de trabajo de Ingenia, que arrancó risas espontáneas y comentarios sobre el
bigote de uno o las patillas de otro. Las modas cambian, pero la ilusión de los que hace veinte años creyeron en Ingenia, no.
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Al fin entramos en materia, habíamos venido a celebrar pero también a escribir la memoria de los últimos 20 años y teníamos mucho
de lo que hablar. Empezamos por el principio y, para eso, tenemos que viajar en el tiempo hasta finales de la década de los ochenta,
momento en el que un grupo de jóvenes formaban uno de los grupos de investigación y desarrollo más importantes del país desde
una ciudad que no salía en los mapas tecnológicos: Málaga.
2/
Eran trabajadores de uno de los laboratorios de I+D que la multinacional Fujitsu tenía en nuestro país. Málaga, la capital del turismo,
no era consciente todavía de que, desde su soleada costa, un grupo de investigadores competían con los japoneses en la creación de
ordenadores. “Para ellos no tenían secretos los algoritmos de enviar la voz a través de redes locales y ya en aquella época diseñaban
módems de muy alta velocidad” escribió años después Felipe Romera en un artículo de opinión en el diario Sur. Él conocía la historia
de primera mano ya que estuvo al mando del laboratorio de I+D de Fujitsu en Málaga.
3/
1/ Francisco Mencía 2/ José Mª Delgado 3/ José Asenjo, Javier Almendro y Felipe Romera 4/Juan José Alert 5/ Inmaculada
Andrade 6/ Manuel Álvarez Ossorio 7/María Dolores Ferrández 8/ Álvaro Simón 9/ José Blanco
“Fujitsu era un entorno precioso. Era como si estuvieras en la facultad pero haciendo cosas más interesantes. Veíamos aplicación a
todo lo que habíamos estudiado –nos contaba Carlos Bentabol en una entrevista posterior–. Diseñábamos los ordenadores desde
cero, todo de forma muy manual: soldando, manipulando… íbamos con batas blancas”.
“Pero, de repente, les llega un algoritmo que no sabían resolver –continuaba el artículo de Romera–. Por aquella época todavía no
se hablaba de los mercados globalizados pero ya se estaban desarrollando. Fujitsu era un buen ejemplo de ello cuando compró
a la británica ICL, uno de los mayores fabricantes de ordenadores de Europa y el futuro del grupo de investigación y desarrollo se
tambaleaba. La estrategia europea de Fujitsu con respecto a sus grupos de investigación y desarrollo había cambiado su rumbo”.
“Desde nuestro laboratorio en el polígono del Guadalhorce veíamos cómo se acababa el trabajo y el grupo mermaba dramáticamente”
–recuerda Bentabol–.
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5/
6/
“Un grupo de ingenieros –proseguía el artículo de Romera– animados desde la propia dirección de Fujitsu, se aferraba a la idea
de crear una empresa para desarrollar en los mercados locales aquello que con tanto éxito habían producido para los mercados
globales”.
“En aquel momento –comentó Juan José Alert–, hubo mucha generosidad por parte de Fujitsu. Para ellos era muy fácil cerrar la
planta y despedir a la gente. Tuvieron que pedir permiso a su central en Japón. Aquello era un ‘spin off’ pero, en esos tiempos, ni se
entendía ni sabían cómo explicarlo”.
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8/
9/
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“Lo que más nos costó –recordó Felipe Romera–, fue crear la gobernanza de la casa. Los libros que leíamos, para aprender a
marchas forzadas, nos decían que el sector público no era bueno para esto, por lo que llamamos a las puertas de grandes empresas
privadas que no nos hicieron demasiado caso”.
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Finalmente se encontraron cuatro fuerzas que creían en el proyecto: la propia Fujitsu, el
Instituto de Fomento de Andalucía, el Ayuntamiento de Málaga y Unicaja.
La nueva empresa contaría con treinta y seis empleados. “Yo nunca he sabido cuándo se escribió la lista, si fue cinco meses antes
de constituir Ingenia o si fue la tarde anterior –comentó Bentabol al respecto–. Un día, no recuerdo qué día de la semana fue, salí
del trabajo como siempre a las tres. Cuando llegué a mi casa a las cuatro menos cuarto me llamó Javier Almendro y me dijo ‘vente
para acá’ . Allí vimos por primera vez que empezaríamos a trabajar. Nos explicaron que se iba a montar la empresa y que habíamos
sido escogidos. Yo siempre pensé que el motivo de mi selección fue que tenía la experiencia reciente de haber trabajado en cajeros
automáticos de Fujitsu, una de las actividades a las que se iba a dedicar la nueva empresa, pero puede ser que fuera al revés y que a
mí me mandaran a hacer software de cajeros a Madrid porque ya estaba preseleccionado. Eso no lo sabré nunca. A lo mejor algún día
se lo pregunto a Pepe”.
“Cuando se estaba perfilando la constitución de la nueva empresa, surgió la necesidad
de ponerle un nombre –continuó Javier Almendro–. Recuerdo que Pepe Blanco sugirió
que fuese un acrónimo. Algo que tuviera cierto significado por si mismo sugiriendo lo
que hacíamos y que, desarrollado, explicara claramente a qué se dedicaba la empresa.
Con esas premisas nos pusimos a pensar opciones. Rellené un montón de folios con
posibilidades que, cuando las releía, siempre acababa descartando. Así, hasta que en
una de estas combinaciones de siglas salió Ingenia (Ingeniería e Integración Avanzadas),
que cumplía todos los requisitos y además, tenía una gran sonoridad y capacidad de
sugerir. Cuando nos reunimos para ver los nombres que cada uno había pensado, el de
Ingenia fue el que más gustó por unanimidad”.
Estábamos en los primeros meses del año 1992. El Parque Tecnológico, aunque era
una realidad, no estaba terminado. “Empezamos a buscar instalaciones para los treinta
y seis empleados que íbamos a ser –contó Manuel Álvarez Ossorio–. Fue una auténtica
aventura porque no había tantos sitios con las características que necesitábamos. Una
de las ubicaciones que se manejaba y que llegamos a visitar fue la antigua fábrica de
amoniaco. La empresa había cerrado hacía unos años y el edificio parecía haber sufrido
un ataque nuclear. Era impresionante, parecía que habían abandonado el lugar a toda
prisa: había mesas de oficina de cristal llenas de polvo con los objetos de escritorio
sobre ellas, mascarillas (porque se manipulaban productos químicos)… Era como si
alguien hubiera dicho: a partir de mañana no viene nadie. Las personas no volvieron y
las cosas permanecieron para siempre con el tiempo parado”.
El tiempo también se detuvo para ellos cuando uno de los
accionistas se desvinculó del proyecto.
“Superar ese contratiempo fue una de las mejores lecciones que tuvimos –explicó
José Blanco– porque nos exigió enfrentarnos a la realidad cruda y dura. No lo tuvimos
fácil, pero eso provocó una cierta obligación con la entidad y, cuando realmente fue el
momento, participó de la compañía como tenía previsto en un principio”.
“La relación con Unicaja estos años ha sido excelente –siguió al hilo José Blanco
durante la comida– Lo tengo que decir porque hoy es un día de verdades y esa es una
gran verdad. Es nuestro mejor cliente desde hace una década. Aprendemos cada día
con ellos. Tenemos muy presente que es una cuenta que hay que ganarla cada día”.
Francisco Mencía recordó el trabajo que costó sacar adelante una idea y un proyecto
que parecía tan obvio, tan evidente. “Retener en Málaga todo el activo que suponía el
I+D de Fujitsu era algo, además de interesante, necesario. Entonces nos dimos cuenta
de lo que costaba hacer las cosas. Pero aquello no podía quedar así…”.
Y no se quedó. Con solo tres accionistas la lista de empleados se redujo drásticamente
y finalmente fueron trece los que empezaron su actividad el cinco de octubre de 1992.
Ese día estrenaban el Edificio Bic Euronova (fueron los primeros inquilinos). “Para mí el
nacimiento de Ingenia es el nacimiento del Bic Euronova” comentó Álvaro Simón que,
cuando entró a dirigir la incubadora de empresas, se encontró a una Ingenia ya instalada.
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Ingenia arrancó con cuatro direcciones. Comunicaciones (liderada por Javier Almendro),
Ingeniería (Manuel Álvarez Ossorio), Proyectos (Paco Núñez) y Formación (Paco Jurado).
De la parte comercial se encargaban los propios directores y José Blanco. “Como confiábamos en que los accionistas nos iban a
contratar en los primeros cuatro años una cifra importante (de la que solo se cumplió luego en el 17%) – comentó José Blanco–
pensábamos que no necesitábamos comerciales. Sobre la marcha convertimos a Carlos, que era un programador con grandes
habilidades sociales, en nuestro primer comercial y empezamos a vender a otros que no eran los accionistas (algo que no estaba
previsto hasta el 96)”.
“En el año 93 –explicó Carlos Bentabol– me llamaron Pepe Blanco y Manuel Álvarez Ossorio y me dijeron que hacía falta una persona
que asumiera la dirección comercial. Me imagino que me escogieron por mi forma de ser: era el más extrovertido, el que más hablaba
y el que se encargaba siempre de llamar a los restaurantes para reservar”.
“Yo recuerdo que le advertí a Pepe que no tenía ninguna experiencia comercial. Yo era técnico, tecniquísimo. Me pidió que lo pensara,
que lo hablara en casa. Cuando se lo conté a mi mujer fue un auténtico drama. Ella no entendía cómo había estudiado una carrera tan
difícil para acabar siendo un ‘vendedor’, ¡qué desconocimiento el mío! Pero al final dije que sí porque sabía que me podía gustar.
Al día siguiente ya fui a la primera reunión, que fue con la diputación de Málaga, para ejecutar un proyecto de videotex”.
“De mis hitos en la carrera dirigiendo la parte comercial –recordó Bentabol– hay uno que recuerdo con cierto cariño: lo primero que
se le vendió a Unicaja.
Teníamos relaciones continuas con el director de informática de Unicaja para buscar oportunidades, algo que era muy difícil porque
las entidades financieras son muy conservadoras a la hora de incorporar proveedores nuevos porque tienen a sus proveedores
de referencia, los grandes. Sin embargo, en alguna de esas reuniones Pepe detectó que tenían una necesidad: un proyector de
transparencias y una pantalla blanca que compramos en una papelería malagueña en la que teníamos descuento porque éramos
distribuidores. Cuando hicimos la primera factura, yo la pegué en la puerta de mi despacho y la tuve allí durante mucho tiempo porque
aquello era algo histórico”.
“Mis comienzos en la recién creada Ingenia estuvieron muy ligados a Unicaja –recordó también Javier Almendro–. Yo hacía frecuentes
visitas al CPD en Ronda tratando de identificar servicios que fueran de su interés. Iba sorteando las curvas de la carretera de San
Pedro y, al llegar cerca de Ronda, paraba siempre en la misma venta para desayunar un mollete.
“Recuerdo muy bien los primeros días de Ingenia –retomó Javier Almendro–. Veníamos todos cargados de ilusión. Aquello era un
gran cambio, nosotros estábamos acostumbrados a trabajar en un laboratorio con batas blancas, donde nos enfrascábamos en
nuestros proyectos y jamás tratábamos con clientes. La mayoría de nosotros no sabía qué aspecto tenía realmente un cliente, así que
tuvimos que aprender a hacer cosas tales como una oferta o un presupuesto, algo que no habíamos hecho en nuestra vida. Y también
hacíamos otras cosas. En realidad, teníamos que hacer todos de todo. Incluso tender los cables de nuestra red local y fijar en la pared
los equipos de comunicaciones para esa red. Yo mismo, junto con Paco Gutiérrez, entre oferta y oferta cogía el taladro para hacer un
agujero en la pared, poner un taco y atornillar un switch. Allí aprendí que para hacer bricolaje no se puede llevar corbata. En una de
esas, la corbata se me lió en el taladro y pasó como en los dibujos animados, que el taladro empezó a enrollarla y a tirar de mi cuello,
acercando mi cara más y más cada vez y, como el gatillo se había bloqueado con el seguro, no había forma de parar aquello. Todavía
se debe estar riendo Paco”.
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Fue complicado encontrar ese servicio que le encajara a Unicaja hasta que en marzo del 94 (año y medio de molletes después), nos
encargaron una consultoría importante de comunicaciones. El resultado gustó bastante, y fue la puerta para que nos vieran como una
empresa solvente que podía ser realmente de ayuda. A partir de ahí, ya con la confianza ganada de Unicaja, seguí haciendo crecer la
industria del mollete, pero éstos ya sabían de otra forma”.
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“La gente que montó esta empresa eran técnicos con una formación en I+D y eso condicionó mucho el futuro, para lo bueno y para
lo malo, porque en el fondo, ninguno de ellos eran unos halcones de la actividad económica y del business. Todos eran trabajadores
con un interés tremendo por la tecnología y eso ha hecho que se tuviera siempre una gestión muy prudente, no se cayó en ningún
momento en la tentación de la burbuja de Internet de la década de los noventa donde todo parecía de color de rosa”.
“Aquí se hizo un planteamiento prudente, aunque seguramente fue una decisión muy complicada. Esa continuidad sostenida sin picos
demasiado altos ni caídas demasiado pronunciadas es lo que nos ha permitido llegar hasta aquí ahora”.
“Quizás, algo que también influyó es que, en la época que nació Ingenia, todos éramos padres de familia con niños muy pequeños. A
lo mejor por eso éramos tan prudentes en cada una de nuestras responsabilidades, porque teníamos que conseguir una estabilidad”.
Han pasado veinte años, los hijos de algunos ya van a la universidad y ellos siguen siendo “las mismas personas pero con más canas”,
como dijo alguien durante el almuerzo.
A estas personas con canas les está tocando pasar por otro momento difícil pero no es
el primero; si algo hemos aprendido escuchándoles es que lo han tenido complicado
muchas veces y que también han sido muchas veces las que han salido airosos.
Clientes
Llegamos a los postres, algunos tuvieron que salir precipitadamente para coger el tren que les devolvía a sus vidas. Se despidieron
dándonos las gracias, pero las gracias se la dimos a ellos por hacernos sentir orgullosos de la empresa de la que formamos parte.
emblemáticos
Este día, sin duda, quedará grabado en la memoria de Ingenia para siempre.
Llegados a este punto la conversación cobró ritmo. Entre todos fueron enumerando nombres, proyectos, fechas…
Hubo un punto en el que todos se detuvieron (nosotros también lo haremos en el próximo capítulo), el Centro Servidor Telemático
del Parque. Están especialmente orgullosos y es que, como comentó Manuel Álvarez Ossorio “si hay algo de lo que Ingenia puede
presumir es de haber sido la primera en traer gran parte de la tecnología del Parque Tecnológico. La primera red de videoconferencia
sobre RDSI que hubo en Málaga la instaló Ingenia en el Parque; instalamos equipos, trajimos Internet, pusimos videotex…”.
“Éramos los más modernos de la época”, apostilló Carlos Bentabol.
Nombraron a Fujitsu, con el que hicieron un buen número de proyectos en la primera época –no tantos como les hubiera gustado–,
al Ayuntamiento y la Diputación de Málaga, a distintas consejerías de la Junta de Andalucía, al Centro Municipal de Informática del
Ayuntamiento de Málaga (CEMI) –con el que Carlos se detuvo porque “hemos tenido unas relaciones muy fructíferas y mantenidas en
el tiempo”–, a los Colegios Oficiales de Aparejadores, a La Caixa, al Banco Popular, a Carlos Alcaraz, al Palacio de Ferias y Congresos,
a Jazztel…a tantos y tantos que necesitaríamos otros veinte años para contarlos.
Y mientras tanto, la empresa fue consolidándose, creciendo: de trece empleados pasaron a diecisiete, veintiuno, treinta y cuatro y así,
hasta superar los trescientos. Tenían el viento a favor unas veces y en contra otras pero siempre, como explicaba Carlos Bentabol, con
los pies en la tierra.
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Recuerdo uno
Primer gran
proyecto
Apenas dos años después de los inicios de Ingenia, allá por 1994, llegó uno de los proyectos que se pueden considerar
emblemáticos para la compañía: el despliegue de todas las infraestructuras de comunicaciones del Parque Tecnológico, lo que
entonces se conocía como el Centro Servidor Telemático del Parque.
Fue un proyecto que se empezó a identificar y madurar en la primera fase de Ingenia y que supuso un espaldarazo, no solo por el
volumen, sino por el grado de conocimiento y especialización que se adquirió, así como por las consecuencias que tuvo para el
desarrollo a nivel de comunicaciones y empresarial del Parque Tecnológico.
Tocamos a las puertas de la memoria de José Manuel Salgueiro , responsable del área de Administración de Sistemas y persona
clave en el proyecto, para que nos cuente lo que supuso este primer hito para la compañía.
Charlar con José Manuel es hacerlo con una persona que ha visto cómo su trabajo evolucionaba con los años al ritmo de las
tecnologías. Pasando de configurar routers en el grupo de comunicaciones hasta ser el responsable de un área en el que casi una
treintena de personas altamente especializadas garantizan la disponibilidad de servicios de Internet con una atención personalizada y
donde la seguridad tiene un papel absolutamente primordial.
Quizás por contrarrestar ese ritmo de cambios vertiginosos al que ha estado sometido su trabajo los últimos veinte años, José Manuel
habla de forma pausada, saboreando cada palabra antes de lanzarla al exterior y así es como abarcamos este proyecto que fue
subvencionado en su día para el Parque, dentro de un programa europeo que llevaba el nombre de ARCO y que permitió desplegar la
red con la tecnología que había en aquella época: la fibra óptica.
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De una forma muy resumida, José Manuel nos explica que se instaló una red de fibra óptica que recorría el Parque en forma de anillo,
conectando cuatro nodos (espacios físicos que contenían equipos de conmutación, los que conocemos como routers).
en pesetas, lo que no ha olvidado es el escaso tráfico de información. De hecho cuenta que una empresa que hubiera transferido
‘megas’ era una auténtica barbaridad”.
En la sede del PTA se instaló un Centro Servidor Telemático, un espacio que se dotó de los equipos más ‘punteros’ de la época que
daban servicios a las empresas conectadas entre sí: un centro servidor de videotex (lo que podríamos considerar como el precursor
de las webs), otro de correo electrónico (con la idea de que se mandaran correos las empresas del Parque), etc.
Más tarde llegaron Infovía, Infovía Plus… y se popularizó el uso de Internet.
Cuando una empresa se instalaba en algunas de las parcelas en las que había fibra se le ofrecía la oportunidad de conectarse a la red
para que compartieran información y recursos.
Internet
Entre esos servicios que el Centro Servidor Telemático ofrecía a las empresas del Parque estaba la conexión a algo que se empezaba
a escuchar por aquella época llamado Internet con uso comercial.
Por entonces, no era una herramienta comercial, estaba circunscrita a ámbitos de investigación, universidades, militares…Traerlo al
Parque Tecnológico suponía una ventaja competitiva para las empresas que estaban instaladas en él.
“Para la primera conexión que ofreció Ingenia –recuerda Salgueiro– se firmó un acuerdo con un organismo del ámbito de la
universidad. Era una conexión X25 que no tenía nada que ver con lo que hay ahora. La velocidad máxima era de 9600 bps (recuerdo
haber leído entonces artículos que demostraban científicamente que era imposible ir a más de 9600 por red telefónica) en los que
cada vez que mandábamos un mensaje había que levantar la línea, establecer conexión…¡un lío!
Otro uso comercial que hizo Ingenia de Internet fue en relación a Univía, el centro de Unicaja en Infovía, a través del cual la entidad
regalaba a sus clientes conexión a Internet.
En aquel tiempo, el trabajo de José Manuel en el grupo que pasó a llamarse ‘Administración y Soporte Internet’, era darle soporte a los
usuarios (ayudarle a configurar el servicio, solucionar problemas de conexión…). Pero fue realmente cuando apareció el ADSL, y el
usuario empezó a tener una conexión estable a velocidad más razonable, cuando su trabajo cambió radicalmente.
Pasó de estar del lado de los usuarios al de los proveedores, es decir, al lado de empresas que quisieran tener su servidor de correo
o servidor web, manteniéndolos, velando por su seguridad, haciendo backups… En definitiva, administrando sus sistemas, donde hoy
continúa.
Años después, en el 2000, se renovó la red del parque que se había instalado en el año 94, cambiando la tecnología FDDI a Ethernet
conmutado, desplegando nuevamente la red –en este caso para Jazztel–. Pero eso ya es otra historia…
Nos despedimos de José Manuel con una reflexión suya: “cuando vi el primer ordenador
con Windows, yo que trabajaba con comandos, pensé que era para gente que no sabía.
Lo que yo no entendía entonces es que lo importante era conseguir que aquello sirviera
para que lo usara gente que no sabía”.
Después se puso otra línea con un proveedor de Internet que estaba en el Parque Tecnológico de Zamudio (Vizcaya). Teníamos una
línea punto a punto con ese proveedor y por ahí dábamos salida a Internet.
“En aquel tiempo conectarse a Internet no era trivial –continúa haciendo memoria José Manuel–. En Ingenia montamos un servidor
de acceso remoto; el cliente se conectaba por teléfono a Ingenia y ya desde Ingenia se le daba acceso a Internet. Para configurar la
conexión yo iba a las empresas con un único disquete que contenía el programa de conexión, el de correo electrónico y el navegador.
Conseguimos como cuatro o cinco clientes, no más”.
José Manuel Salguiero confiesa que nunca pensó el alcance que podía tener Internet y, ni mucho menos, que se convirtiera en
una herramienta imprescindible. Recuerda divertido una anécdota y es que, por aquel entonces, se encontraba preparando unas
vacaciones a la India y el Nepal y, unos días previos al viaje, quiso buscar fotos de la zona para ver lo que se iba a encontrar. Se llevó
un portátil de Ingenia y se conectó con el módem desde casa. “Cada foto que encontraba la ponía a descargar y pasado un buen rato
me asomaba para ver lo que había salido”.
Si la forma de conectarse era muy rudimentaria, también lo eran los primeros buscadores (hasta que llegó Google y lo cambió todo) y
las primeras páginas de información. Recuerda José Manuel que el diario El País publicó por esa época un libro por fascículos –que
aún conserva por casa– con los sitios que había en Internet. Ahora hay tantos que una vida no bastaría para visitarlos todos.
Ingenia tuvo que imaginar todo tipo de estrategias para poder hacer negocio y un uso comercial de esa red. A las empresas se le
facturaba en función de su tráfico. José Manuel recuerda que era todo muy casero. “Yo iba los fines de semana a descargarme la
información del router y calculaba lo que tenía que pagar cada empresa por lo que había consumido. No recuerda cuánto se pagaba
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El primer día de trabajo de Ingenia, el cinco de octubre de 1992, se hicieron fotos para el recuerdo en las que los nuevos empleados
acondicionaban las oficinas. Pero no estaban todos. Faltaba un jovencísimo Eduardo Medina Cano que, ese primer día,
se encontraba impartiendo un curso de formación de “fundamentos de comunicaciones” a once trabajadores de Fujitsu en las
instalaciones de la multinacional en Madrid.
Fue el primer contrato de Ingenia. También fue una apuesta clara por una vocación llamada a convertirse en una de las actividades
más importantes de la nueva compañía: la formación, que años más tarde se consolidaría con la gestión del Consorcio Centro de
Formación en Comunicaciones y Tecnologías de la Información (Forman).
Comienza la
Recuerdo dos
Gestión del centro de
formación Forman
gestión de Forman
La Junta de Andalucía, a través de la que por entonces se llamaba Consejería de
Trabajo, puso en marcha a principios de los noventa una serie de centros de formación
muy especializados en sectores concretos. La primera experiencia fue la conocida
escuela de hostelería “La Cónsula”, en Málaga, a la que le siguieron otros muchos
centros en toda Andalucía: el de joyería (Córdoba), el de la madera (Encinas Reales), el
de la soldadura (Cádiz), etc.
Fue en el año 1994 cuando la Consejería de Trabajo se planteó,
motivada sin duda por la existencia del Parque Tecnológico, apostar
por un centro de formación en nuevas tecnologías.
Primera factura emitida por Ingenia
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Para dar cabida a esta iniciativa, construyó un edificio en el por entonces poco poblado Parque Tecnológico, que no abrió sus puertas
hasta un par de años más tarde. El motivo de esta demora en la apertura es que este centro nacía para ser diferente. Hasta entonces,
todos los consorcios estaban gestionados por la propia Junta de Andalucía, que contrataba personal docente y administrativo. Pero
una escuela enfocada a algo tan novedoso como eran las tecnologías de la información requería de una gestión también innovadora;
aquí no valían los esquemas clásicos y, por eso, se decidió adjudicar la gestión del centro a una empresa.
“Se buscaba impartir una formación que realmente valiera, complementaria e incluso avanzada a la que se daba en las facultades
–Eduardo habla con conocimiento de causa porque ya entonces compaginaba su trabajo en Ingenia con su actividad como docente
de la Universidad de Málaga–. Ofrecíamos una inmediatez y flexibilidad que no es posible en la formación reglada. Mirabas los
contenidos un año y los volvías a ver a los tres años y no se repetía absolutamente nada. Se avanzaba de una forma brutal. Había que
buscar cada día tutores en lenguajes muy específicos”.
Al fin, en el año 1996, la Consejería de Trabajo sacó a concurso la gestión del centro e Ingenia, que desde siempre había manifestado
una clara vocación hacia la formación, decidió apostar de una forma aún más firme por esta línea de actividad. Consciente de que la
formación que podía aportar la compañía era eminentemente técnica, buscó alianzas con otra empresa de un corte más empresarial,
MCapital. El binomio convenció y la UTE Ingenia y MCapital resultó adjudicataria de la gestión del centro durante cuatro años (que
finalmente se prorrogaron un ejercicio más).
También Forman fue pionera en la formación virtual y online, algo que entonces estaba muy en pañales, ya que creó el campus virtual
formannet a través del cual se pusieron en marcha varios cursos de formación. Esta experiencia fue posible gracias a que Ingenia tenía
una línea de actividad iniciada, y ya bastante desarrollada, de formación online.
Arrancamos
Bolsa
de trabajo
desde cero
Eduardo Medina, el gerente que designó la UTE, recuerda la sensación de que todo estaba por hacer cuando narra su primer día
en el que “apareció Antonio Uribe, persona de confianza del delegado provincial, con un manojo de llaves y nos encontramos con
un edificio –que había sido terminado años atrás– con los equipos dentro de sus cajas. Fue una puesta en marcha en todos los
sentidos”.
Y arrancaron su andadura. Forman había nacido para ser diferente, empezando por el nombre: la Junta lo había bautizado como
‘consorcio centro de formación en comunicaciones y tecnologías de la información’ mientras que la UTE apostaba por crear una
marca con un nombre comercial. Pese al rechazo inicial, lo renombraron como Forman. También era diferente por la gestión: ”nuestro
estilo era muy diferente al de otros consorcios –recuerda Eduardo–. El resto tenían una formación muy acotada en cuanto al número
de personas, cursos, duración… pero a nosotros no nos valía ese esquema. Creamos una oferta muy amplia para dar contenido a las
quince aulas de las que disponía el centro y atender a la amplia demanda de formación que existía en ese momento”.
Una de las mayores satisfacciones que recuerda Medina de esta época es cómo las empresas del Parque se nutrieron de esos
profesionales que se formaban en Forman. A menudo se recibían llamadas, peticiones de perfiles e incluso el centro ponía a
disposición de las empresas despachos para realizar las entrevistas. No olvidemos que el objetivo final del centro era ayudar a
encontrar empleo y por eso contaba con un servicio de orientación profesional definido por la Consejería de Trabajo.
En cinco años se formaron unas 6000 personas y se impartieron aproximadamente 100.000 horas de formación muy especializada,
avanzada y de excelencia.
Cuando, tras cinco años de gestión, Ingenia finalizó su actividad en Forman, continúo su actividad formativa en sus instalaciones –por
entonces ya habían abandonado el edificio Bic Euronova para instalarse en la que fue su segunda sede, la primera propia, en calle
María Curie– donde era frecuente el ir y venir de alumnos.
Eduardo siguió vinculado a la formación durante muchos años y, actualmente, está poniendo en marcha una nueva línea de consultoría
estratégica en mejoras de procesos y certificaciones.
Componente
innovador
“Hicimos muchas cosas y todas muy innovadoras –continúa Eduardo– diseñamos itinerarios formativos compuestos por distintos
módulos que se complementaban entre sí; formamos a desempleados y trabajadores en activo; realizamos formación a la carta
(algo que también rompía moldes) ya que se daba respuesta a las necesidades específicas de formación de un conjunto de
trabajadores; incluso hicimos una experiencia piloto de un curso de formación a través de televisión local que desbordó todas nuestras
expectativas… Ahora, a tiempo pasado, vemos que fuimos muy atrevidos en nuestras propuestas”.
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Recuerdo tres
Primer edificio propio,
un reto conseguido
El traslado se empezó a organizar con varios meses de antelación, siendo los últimos días los de más actividad.
Una vez que se cerró la compra del edificio, Ingenia empezó a planificar el traslado. “Teníamos muy
claro que en el momento de la entrega de llaves y una vez conseguidos los permisos pertinentes nos
mudábamos en dos o tres días. A nosotros lo de tener un edificio cerrado por tiempo indefinido no nos
iba”.
Así que, con tres meses de antelación, teniendo como objetivo una fecha más o menos probable, se empezaron a planificar las
necesidades, la distribución, inventariar sistemas, documentación, etc.
El traslado se organizó atendiendo a tres prioridades:
· El movimiento de personas y la documentación asociada.
· El mobiliario (para la ocasión se adquirió mucho mobiliario ya que el anterior era de alquiler).
· El movimiento de equipos y sistemas. Este punto era quizás el más delicado ya que requería una mayor coordinación para
no causar ningún perjuicio a los clientes.
La
mudanza
Tras siete años de andadura, rozando el cambio de milenio, Ingenia cambiaba de sede social en el Parque Tecnológico. Abandonaba el
nido de sus primeros años, la incubadora de empresas Bic Euronova, para volar por su cuenta por primera vez.
Los meses previos a la mudanza, entró a formar parte de la compañía –que ya contaba con unas setenta personas repartidas entre
Málaga, Barcelona y Madrid– un recién licenciado Jesús Rodríguez . Hasta el momento, el mismo José Blanco era el encargado
de todas las tareas de Recursos Humanos (selección de personal, entrevistas, etc.), pero el crecimiento de los últimos años y las
expectativas futuras, evidenciaron la necesidad de incorporar un perfil que se encargara de la parte laboral. Ese fue Jesús.
El espacio que tenía Ingenia en el edificio Bic Euronova se había quedado pequeño y hacía tiempo que su período de incubación había
terminado. “Ingenia no se iba ni con agua caliente” bromea Álvaro Simón, director del Bic Euronova, cuando se le pregunta por este
período de Ingenia.
“Teníamos unos quinientos metros como mucho –calcula mentalmente Jesús– repartidos en tres módulos que habíamos unido en
un único espacio; después alquilamos otro pequeño módulo donde estaba la gente de soporte, comunicaciones, administración de
sistemas…”.
Pero no solo era cuestión de espacio, el gran salto suponía también pasar de un alquiler a un edificio de propiedad, con el sentimiento
de pertenencia y estabilidad que eso provocaba. Jesús recuerda que “sentías que estabas en algo que era tuyo, que te pertenecía”.
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Y por fin llegó el día de la mudanza. “Contábamos con el apoyo de la plantilla, asignamos responsables por áreas que se encargaban
de verificar que todo estuviera organizado, etiquetado, etc. tanto en la salida como en el destino”.
El viernes, todo estaba organizado para perder el mínimo tiempo de trabajo posible, se interrumpió el trabajo a las doce y se empezó
a empaquetar y etiquetar. La gente dejó sus cosas, que el lunes encontrarían en su nuevo lugar de trabajo (porque el día siguiente se
dedicaba al transporte de material).
A eso de las diez de la noche, Jesús volvió de camino a casa. Le avisaron de que había un accidente en la carretera y cogió un
camino alternativo, tenía prisa. Aquella noche era su despedida de soltero.
Dos cosas pasaron esa noche que han hecho que Jesús la recuerde para siempre. La primera, un detalle sin importancia, es que llegó
a Ingenia ese sábado a la hora que habían quedado para el traslado de material, con el pelo de color verde.
La segunda, es uno de los episodios más duros que le ha tocado vivir y que eclipsó la alegría del nuevo edificio y es que Jesús,
aquella mañana, no llegó a entrar.
En la puerta supo que el accidente había sido de un compañero de Ingenia, José Antonio Bueno, que volvía a casa de impartir
un curso de formación en Forman. Todo el sábado tuvo que encargarse de los trámites y de acompañar a la familia, que estaba
destrozada ante la perdida de una persona tan joven. Para Ingenia también fue una gran pérdida, porque José Antonio era, tal y como
decía su apellido, un hombre bueno.
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Recuerdo cuatro
De las líneas rectas
a las curvas
Octubre de 1999. Ingenia disfrutaba de un momento dulce. Estrenaba nuevo edificio, nuevo accionariado (Unicaja por fin se había
sumado al proyecto, adquiriendo el 40% que ostentaba el Instituto de Fomento de Andalucía) y se consolida su crecimiento a un ritmo
rápido pero seguro.
Ingenia era consciente de que había llegado el momento de renovar su imagen corporativa para estar a la altura de la gran empresa
en la que se había convertido.
El primer logo, que había sido diseñado por Francis Galdeano, técnico del laboratorio de Fujitsu que estaba entre las treinta y seis
personas de la ‘Ingenia que nunca llegó a ser’, fue válido durante un tiempo, pero ya no reflejaba el espíritu de la compañía. Frente a la
rigidez del logotipo anterior, necesitaban incorporar formas más dinámicas y amables; necesitaban un reflejo de la Ingenia más actual.
Agustín Olías , director de Marketing de Ingenia en aquel momento, encargó a la agencia malagueña Oreille un rediseño de la
imagen. Ya habían tenido una experiencia previa con esta agencia con motivo de la creación de la imagen corporativa de Forman y, un
poco más tarde, sería también la encargada de diseñar el logotipo de Aretne.
“Le dejamos libertad creativa –recuerda Olías– no quisimos imponer nuestros criterios. Solo hubo una petición que hicimos
expresamente, mantener el color verde de nuestra primera imagen. Era una forma de recalcar nuestra vinculación con Andalucía, con
nuestros orígenes –por eso también en la imagen anterior la “A” del final se escribía con mayúsculas–. Éramos una empresa andaluza
y presumíamos de ello. Ahora, que la tendencia es lo global frente a lo local, esa petición no tendría mucho sentido, pero en ese
momento sí, o al menos lo tenía para nosotros, que estábamos orgullosos de donde veníamos”.
El nuevo logotipo convenció a todos. Las formas eran dinámicas; tenía movimiento e incorporaba un guiño a algo que se empezaba a
colar en nuestras vidas: Internet. La “e” de Ingenia se torcía sutilmente para parecerse al buscador Explorer con el que empezábamos
a familiarizarnos.
El color verde se mantuvo de forma rotunda introduciendo el color rojo en la “e” central. Con el tiempo, por una cuestión más práctica
que estética, el color verde fue desapareciendo, ya que era un tono muy difícil de reproducir con fidelidad en imprenta y el color rojo
tomó cada vez más protagonismo. Hoy en día es el color con el que se identifica a la compañía.
En el último año se ha revisado el logotipo (que está madurando con bastante dignidad), incorporando algunos detalles para hacerlo
más acorde al momento actual.
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plan de contingencia. “Había que analizar cada caso uno por uno para verificar que el fabricante hubiera dispuesto de una solución e
implantarla” –recuerda Juan Carlos– “fue un trabajo titánico”.
Recuerdo cinco
Y el mundo no
se acabó
El plan de contingencia previsto por Ingenia tenía dos fases, una previa de análisis y consultoría y una posterior en la que se tenía que
estar preparado para lo que pudiera ocurrir. Para esta segunda fase se montó un equipo de personas que estuvo de guardia la última
noche del año. Juan Carlos comenta que “estábamos todos en casa pendientes con un ojo de las campanadas y con el otro de los
teléfonos móviles, preparados para cualquier cosa”.
“Fue curioso –continúa Juan Carlos– porque tuvimos que seguir las noticias de aquellos lugares que, por la diferencia horaria,
alcanzaban las 00:00 horas antes que en España: Japón, Australia, Nueva Zelanda… Las noticias eran alarmantes pero las
incidencias que hubo fueron anecdóticas: una alarma que saltó por allí, algunos chips que dejaron de funcionar por allá… nada
especialmente reseñable para la crisis mundial que se preveía”.
Oportunidad
Quizás el año 2000 no fue el año en el que se acabó el mundo pero sí tuvo una consecuencia que hizo que algo cambiara para
siempre y es que, por primera vez, el mundo entero fue consciente de lo mucho que dependía de las tecnologías. Fue una llamada de
atención para las empresas que empezaron a asumir la importancia de las TIC dentro de sus organizaciones.
En el año 2000...
Con Juan Carlos Aguilera repasamos divertidos el que fue llamado “efecto año 2000”, un problema de dos dígitos que tuvo a
Ingenia, y al resto del mundo, en jaque la madrugada del 1 de enero… y muchas antes.
Un grupo de astrónomos descubre dos bacterias procedentes de Marte en la Tierra.
Durante meses no se hablaba de otra cosa que de los dos números que podían hacer que el mundo que conocíamos dejara de existir.
Se extiende por Europa la psicosis por el mal de las vacas locas.
Recordemos que hasta el momento, cuando se almacenaban fechas en los equipos informáticos, se utilizaban dos números en
lugar de cuatro para ahorrar espacio y memoria. Se extendió la teoría de que, una vez alcanzado el año 2000, los equipos lo
marcarían como año 00 sin tener en cuenta el cambio de siglo, por lo que en lugar de entrar en el nuevo milenio, el mundo, a efectos
informáticos, viviría en 1900.
Se auguraba que los efectos podrían ser gravísimos, afectando a centrales nucleares, al suministro eléctrico de las ciudades, al
transporte, a los teléfonos, a los servicios de emergencia…
Entra en vigor en España la nueva ley de Extranjería.
Vladimir Putin es elegido presidente de Rusia.
Se firma el tratado de Niza.
El anglo-francés Concorde se estrella pocos minutos después de despegar de París.
G.W. Bush gana las presidenciales de EE.UU.
Ante el temor a un comportamiento imprevisible de la tecnología, Ingenia –como muchas empresas TIC del mundo–, preparó un plan
de contingencia para si misma y sus clientes.
Y de absolutamente nada de todo esto tuvo culpa alguna el temido efecto 2.000.
Juan Carlos compara el alarmismo que se generó al de la ‘gripe A’, en la que era mejor pasarse en las medidas que no llegar. Por
eso, en Ingenia se inventarió todo el hardware y el software de la compañía y de todos los clientes que quisieron acogerse a este
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Recuerdo seis
Aumenta la familia:
primera empresa
participada
El centro comercial en Internet se bautizó como ‘Serviplaza’ y la empresa que lo explotaría –participada en un 60% por Ingenia y
en un 40% por Unicaja– como Aretne. “Yo no podía hablar abiertamente de aquello que se estaba gestando porque no estaban las
negociaciones cerradas, así que el nombre se lo pusimos entre mi mujer y yo –rememora Chesa– y es un acrónimo de las palabras
asesoramiento en red et (y, en latín) negocio electrónico. No lo entiende nadie” –concluye Chesa entre carcajadas–.
Comienzos en un garaje
Hasta que Aretne tuvo sede propia –en el edificio Santander del centro de Málaga, donde hoy continúa– ocuparon una de las aulas
de formación del edificio que la empresa tenía en la calle María Curie. El aula tenía acceso directamente desde la calle con una puerta
automática para facilitar la carga y descarga de material, equipos, etc. Antonio Chesa bromea diciendo que empezaron en un garaje,
como el mismísimo Steve Jobs.
Aretne ofrecía a los comercios de la red de Unicaja la posibilidad de formar parte de Serviplaza, un centro comercial en internet. Se
definieron varios niveles para estar presente: uno muy sencillo, con los datos de la empresa y el contacto (la presencia más simbólica);
el siguiente paso con una web corporativa que le permitía tener una mayor presencia; y finalmente, una tienda que además de
presencia le permitía vender.
Adelantados a
su época
Mirándolo con más de una década de distancia Chesa piensa que “quizás fuimos demasiado adelantados para nuestra época”. Y es
que, cuando salían a vender Serviplaza se encontraban con que tenían que explicarle al cliente prácticamente todo, empezando por lo
que era Internet. Aún así, llegaron a tener más de quinientas empresas.
Hablamos con otro veterano, Antonio Chesa , que entró a formar parte de la compañía como becario –todavía no había acabado
la carrera– cuando ésta celebraba su primer aniversario. Pasó por varias áreas, siempre más enfocado al software que al hardware
hasta que, quizás por su carácter inquieto, se responsabilizó del área de ‘Servicios de Valor Añadido’, una especie de cajón desastre
en el que tenían cabida todos los trabajos no tan estrictamente técnicos que Ingenia empezaba a acometer tímidamente. A su mando
se incorporaron perfiles multidisciplinares (licenciados en bellas artes, publicidad y relaciones públicas…) que aportaban ese valor
añadido a lo que Ingenia venía haciendo. No hizo falta mucho tiempo para darse cuenta de que aquello no era un valor añadido sino el
futuro, que llamaba a las puertas de las empresas como Ingenia, pero eso es otra historia que contaremos más adelante.
Volvemos al momento: mediados del año 2000. Tan solo unos meses antes el mundo había abierto los ojos para ver que la tecnología
tenía un papel fundamental en la vida de las personas. Las empresas TIC estaban en auge. Internet estaba viviendo su ‘boom’ y desde
la unidad de ‘Servicios de Valor Añadido’ se buscaba “hacer cosas algo diferentes, ver por dónde iba el mercado. Ahora mismo eso lo
hace todo el mundo –sentencia Chesa– pero en aquel momento éramos de los primeros”.
Como también fuimos de los primeros en introducirnos en el comercio electrónico. Entre Chesa y algunos compañeros prepararon un
plan de negocio pensando en un cliente concreto: Unicaja. Se le presentó a la entidad la idea de un centro comercial en Internet en el
que toda su red de comercios adheridos podían tener cabida. Unicaja vio la viabilidad de la propuesta de una forma tan clara que no
quiso que se quedara como un proyecto aislado y puso sobre la mesa la posibilidad de hacer una empresa participada entre ambas
compañías.
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A lo largo del año, en épocas puntuales como Navidad y la vacaciones de verano, se lanzaban campañas específicas. “Para estas
acciones se seleccionaban productos que, por la fecha, podían tener una mayor demanda (por ejemplo: varios tipos de jamones, una
cámara de fotos y un ordenador) y se promocionaba a través de marketing directo y telefónico. Hubo unas navidades que vendimos
cuatro millones de pesetas en jamones. Incluso nos planteamos que el negocio estaba ahí, en la venta de jamones por Internet.
Montamos una tienda virtual de jamones y… ¡se dejaron de vender jamones!”.
Bromas y jamones aparte, lo cierto es que Aretne ha ido creciendo a lo largo de todos estos años al ritmo de sus clientes. Como
cliente emblemático destacan los mayoristas de ferretería ‘El Metro’, para los que se desarrolló una tecnología muy innovadora para la
época, con gestión de stocks, automatización de pedidos, etc. O ‘Excalectric’, para el que implementó un módulo de subastas para
piezas de coleccionistas que resultó todo un éxito: “vendimos un cochecito a un coleccionista por valor de 450€”, cuenta Antonio.
Reposicionamiento de la marca
Con la llegada de los buscadores, un portal tan horizontal como Serviplaza dejó de tener tanto sentido y se decidió apostar por la
marca Aretne ampliando su radio de actividad más allá del comercio electrónico.
Actualmente, la empresa se encuentra en una fase de redefinición de sus servicios. De las palabras de Antonio Chesa se deduce que
Aretne tiene el espíritu de una gran superviviente. “En la época del boom del comercio electrónico, Unicaja creó alianzas con al menos
media docena de empresas, de las cuales la única que ha soportado el paso del tiempo ha sido Aretne”.
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Para cumplir los puntos de mejora, Ingenia tuvo que revisar de forma individual muchos proyectos, lo cual supuso una auténtico reto. A
esta fase de análisis le siguió otra de definición de la metodología y los procesos, y una última de implantación, todo esto salpicado de
continuas auditorías internas y externas para garantizar la consecución del resultado.
Recuerdo siete
Finalmente se consiguió la certificación ISO 9001 en diseño, desarrollo y mantenimiento de software y, a pesar del esfuerzo que había
supuesto, se decidió abarcar otra nueva norma ISO 14000 de gestión medio ambiental.
Momentos
de calidad
En esta ocasión, al ser una certificación enfocada al medioambiente, hubo que revisar aspectos ambientales (emisión de luz, control de
residuos, etc.) y legales.
Hoy en día, Ingenia puede describirse a si misma como una empresa socialmente responsable, concienciada con el medioambiente, la
seguridad y la salud de sus empleados y la igualdad de género. Y para ello, se han creado distintos comités formados por perfiles de
múltiples disciplinas que se reúnen periódicamente para velar por el cumplimiento de la norma y proponer continuas mejoras.
Ingenia está concienciada en materia de igualdad y conciliación. El 25% de la plantilla está formada por mujeres y hay un 20% de los
empleados con reducción de jornada (no solo mujeres).
Certificación
CMMI
Nos detenemos en nuestro camino para recordar un hito que fue significativo para la compañía. La consecución de la certificación ISO
9001 en diseño, desarrollo y mantenimiento de software, su primera certificación oficial. Hoy en día es más común pero, en el año
2001, pocas empresas apostaban tanto por la calidad en el desarrollo software.
Continuando con las certificaciones, aunque esta es mucho más reciente y volveremos sobre ella en el capítulo dedicado al desarrollo
software, no queremos dejar de nombrar la certificación CMMI (Capability Maturity Model Integration). Este modelo evalúa los procesos
de una empresa para el desarrollo, mantenimiento y operación de sistemas de software. Ingenia ostenta un nivel 3, algo de lo que no
pueden presumir más que 68 empresas en toda España.
Cuando se decide abordar una certificación de estas características –Ingenia lo aprendió en ese momento– la globalidad de la
empresa tiene que estar concienciada con el proceso, ya que supone revisar y cuestionar todo lo que se ha hecho hasta el momento,
afecta a todos los niveles de la empresa y requiere un seguimiento continuo. Ya nada vuelve a ser como antes.
Y para Ingenia supuso un cambio radical. Hasta ese momento, el software dependía de las personas; existía una metodología tácita
pero no había unos procesos descritos.
Situémonos en el momento, casi una década después de su fundación, la compañía había crecido enormemente y demandaba una
definición de metodologías y procesos para garantizar que siempre se tendía a la excelencia como fin último.
Esto le animó a participar, junto a otras empresas del Parque Tecnológico, en un programa del ESI (European Software Institute). Como
resultado de este proyecto, surgió un plan de mejora. En ese momento entró a formar parte de la compañía Antonio J. Solís ,
cuya labor en la misma siempre estuvo enfocada a velar por la calidad y la definición de procesos.
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Recuerdo ocho
Palabras que
te sonrojan
Hay muchos servicios que se han incorporado a lo largo de la vida de Ingenia, algunos que, estamos seguros, ni se cruzaban por la
mente de esos primeros trece trabajadores que iniciaron la actividad de la compañía allá por 1992. Pero la vocación de Ingenia por
la formación siempre estuvo ahí, desde el primer minuto –de hecho se estaba dando continuidad a una actividad que ya se había
iniciado en el seno de Fujitsu–.
A la pregunta de qué inclinó la balanza hacia nuestra empresa, Eva no duda un instante:
Fue en 2001 cuando la actividad de formación tomó una relevancia especial, consolidándose con los años hasta contar actualmente
con importantes referencias a nivel internacional, como es el caso de la multinacional Boehringer-Ingelheim, con la que empezamos a
trabajar años después y a los que hoy hemos “asaltado” para preguntarles por su relación con Ingenia en materia de formación.
Eva Pardo , jefe de formación de Farma Prescripción, nos dedica unas palabras que nos sonrojan y que agradecemos
enormemente.
En Ingenia además, se da una circunstancia poco frecuente y es que aúnan conocimientos técnicos y
de formación, así que pueden hablar los dos lenguajes perfectamente, detectar oportunidades y aportar
soluciones más fácilmente. Destacaría de Ingenia la confianza que transmiten”.
“Nuestra relación empezó incluso antes de trabajar juntos. De e-learning no sabíamos nada más que lo necesitábamos, pero llegó un
momento en el que no podíamos seguir enviando test por correo electrónico y el comercial de Ingenia que nos visitaba se ofreció a
ayudarme a preparar los requisitos y la documentación técnica para responder a mi central y así poder participar como piloto en el
proyecto global de implementación del LMS (Learning Management System)”.
“Esto sería en septiembre del 2005 y, ya desde marzo del año siguiente, empezamos a trabajar con Ingenia de
forma ininterrumpida hasta el día de hoy, como partner de desarrollo e implementación del LMS corporativo en
España”.
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“Enseguida vimos claro que necesitábamos ayuda y la experiencia y pericia de Ingenia nos convenció, sentimos que de su mano
íbamos a recorrer el camino seguros. Su voluntad de ayudar y ser útiles siempre ha ido por delante del negocio o el beneficio.
“Estoy convencida –continúa Pardo– de que las empresas son las personas que la forman y a lo largo de tantos años he podido tratar
con varias de Ingenia, de distintos perfiles y roles. Todas ellas tienen en común que son personas que hacen las cosas fáciles, sencillas.
Siempre tienen una solución, una propuesta entendible. Creo que para conseguirlo no solo han de ser buenos “en lo suyo” también lo
tienen que saber comunicar. Tratándose de un mundo tan técnico, esto último es de agradecer”.
Eva sabe que las líneas que nos ha dedicado se quedarán grabadas para siempre en la memoria de Ingenia y por eso se despide con
una cariñosa recomendación: “mantened el espíritu que tenéis de empresa joven pero con una gran experiencia
a cuestas. Esta orientación a las personas que tenéis os hace fuertes y os llevará lejos”.
Desde estas páginas queremos agradecerle una vez más a Eva Pardo sus cariñosas palabras y la confianza que han depositado en
nosotros desde hace seis años. Clientes como Boehringer-Ingelheim son los que nos hacen crecer.
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En este caso el dicho se equivocaba, porque en 2005, año en que Ingenia abrió sede fija en Sevilla, no solo no perdimos una silla,
sino que ganamos una ciudad que nos recibió con los brazos abiertos. Quizás sea por el origen y el carácter eminentemente andaluz
de Ingenia o porque sus valores trascienden a cualquier connotación local, regional, nacional o internacional, pero el hecho es que
Ingenia siempre ha sido bien recibida en Sevilla.
Recuerdo nueve
El que se fue
a Sevilla…
La relación de Ingenia con la capital andaluza es mucho anterior a esta fecha. Prácticamente desde los inicios se ha trabajado con
clientes de Sevilla, por lo que eran constantes los viajes y los grupos de empleados que se encontraban desplazados en la capital
hasta que, en 2005, la actividad creció de forma importante y se decidió crear una sede permanente y dotarla con la infraestructura
necesaria para sostener la actividad y el negocio que tiene actualmente.
En estos momentos, Ingenia cuenta con dos sedes en Sevilla: una orientada al desarrollo de negocio y actividad comercial y otra más
centrada en operaciones (proyectos). Prácticamente es la misma configuración física con la que nos consolidamos en Sevilla, aunque
en estos años se ha pasado a unas instalaciones más grandes dado el crecimiento del grupo de Ingenia en la capital.
La conexión con la sede central en Málaga es continua y, aunque la distancia es una realidad, se ha compensado reforzando la
presencia comercial y el área de operaciones en la capital y, por supuesto, mantenido una intensa comunicación e interrelación con
ambas sedes.
Cuando le preguntamos a Manuel Rusillo –al frente de la sede sevillana y de la dirección comercial de la compañía– por clientes
emblemáticos, duda un instante y es que, según confiesa, es una pregunta de difícil respuesta porque “para Ingenia todos los clientes
son importantes y emblemáticos”.
“De hecho –continúa Rusillo– el mayor activo de Ingenia siempre han
sido sus clientes. Ha habido una dosis mutua de acierto (nosotros en
seleccionarlos y ellos en confiar en nosotros) pero lo cierto es que nos
hemos rodeado de clientes que aprecian el valor que les aportamos y
que quieren crecer junto a nosotros, mejorando día a día; desarrollando
sus negocios y contando con Ingenia como socio tecnológico”.
Aunque con dificultad, conseguimos que destaque alguno de estos clientes y los proyectos que se les han llevado a cabo (no sin
antes advertirnos que teme dejarse alguno). Entre ellos está el Servicio Andaluz de Empleo (en materia de administración de sistemas
y seguridad y el mantenimiento del sistema de información Hermes), la Consejería de Empleo (en lo que se refiere a tramitación
electrónica); la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia –ahora Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo–
(también en materia de tramitación electrónica) y el Servicio de Atención al Ciudadano del SAE. No olvida los proyectos de desarrollo
de portales web como la de la Oficina Virtual del SAE, la agencia IDEA, o el Hospital Universitario Virgen del Rocío, así como los
proyectos de formación e-learning del Instituto Andaluz de Administración Pública (IAAP), los proyectos de administración de sistemas
y soporte microinformático desarrollados para clientes del peso de la Consejería de Cultura, la Consejería de Salud, SADESI, el Instituto
Andaluz de la Juventud (IAJ), los de adecuación al Esquema Nacional de Seguridad en diferentes organismos de la Junta, y un
larguísimo etcétera… donde –y vuelve a insistir– no quiere olvidar a nadie porque todos son igualmente importantes.
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Recuerdo diez
De Nobel
a Nobel
En el Parque Tecnológico todas las calles
llevan el nombre de científicos ilustres, así
que Ingenia siempre ha estado muy bien
rodeada, primero por la dos veces premio
Nobel María Curie que cambió, años
más tarde, por el también Nobel Severo
Ochoa.
Durante los más de diez años en los
que Ingenia estuvo en brazos de la
científica polaca hubo constantes
ampliaciones motivadas por el crecimiento
de una plantilla que llegó a alcanzar
los 310 empleados. La empresa iba
extendiéndose por las instalaciones como
una mancha de aceite, de una forma
lenta pero continua, hasta que no hubo
más espacio para conquistar y tuvimos
que volver a los orígenes, el edificio Bic
Euronova, donde volvimos a alquilar tres
módulos mientras acababan de construir
el que sería el nuevo buque insignia de
la compañía: la actual sede en la calle
Severo Ochoa.
El edificio, que se inauguró cuando Ingenia cumplía la mayoría de edad, fue un sueño que se empezó a hacer realidad cuatro años
antes. La diferencia con el anterior fue que “el otro nos lo encontramos hecho –nos cuenta Jesús Rodríguez, en aquel momento
director de Recursos Humanos de la empresa– mientras que en éste nos involucramos desde el principio, en su concepción, en su
diseño, en la búsqueda de financiación, etc. Mariano Navarro, responsable de la Oficina Técnica de Ingenia, se convirtió casi en un ‘jefe
de obra’, verificando continuamente que el edificio se adecuaba a nuestras necesidades durante su construcción”.
Pero volvamos al principio, al año 2006. Ingenia invitó a tres arquitectos a un concurso restringido para construir la nueva sede central
de la compañía en Málaga. Uno de ellos era el arquitecto Rafael del Pozo García-Baquero, titulado por la Escuela Técnica Superior
de Arquitectura de Sevilla en 2001 que, tras trabajar como colaborador del arquitecto malagueño Salvador Moreno Peralta un par de
años, estableció su propio estudio.
Antigua sede Ingenia
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Del Pozo recuerda hasta el día de la semana en que José Blanco, director general de
Ingenia, le habló del proyecto por primera vez: era lunes y no todos los lunes te proponen el
que puede ser el proyecto más importante de tu carrera. Ese lunes 3 de abril, en la antigua
sede de la compañía, Blanco le trasmitió sus necesidades y le recalcó que buscaban una
persona involucrada en el proyecto, un arquitecto proactivo con grandes dosis de ganas e
ilusión (se habló de un 110%).
Del Pozo sentía que podía ser esa persona y se encerró en su estudio para preparar en tres
semanas un anteproyecto que se presentaría al Consejo de Administración el lunes 24.
El edificio que Ingenia necesitaba exigía singularidad e innovación –no solo porque era la
cara visible de Ingenia sino por el entorno en el que su ubicaba, el Parque Tecnológico–
pero ajustándose a un presupuesto racional. Para evitar los problemas de espacio que
habían sufrido en la etapa anterior. El proyecto tenía que ser flexible, se partía de una
superficie construida de 2.200 m2 pero debía ser fácilmente ampliable en un futuro hasta
el máximo que permitía la parcela: 3.800 m2.
Ya en esa primera reunión se manejaron algunos conceptos que la compañía consideraba
básicos, como era el absoluto protagonismo de la luz natural, conseguir un lugar de trabajo
agradable y la preocupación medioambiental. Una necesidad básica en la que se insistió
no solo en esta primera cita, sino también en las sucesivas, fue la de dotar al edificio de
las suficientes plazas de aparcamiento que permitieran a la mayor parte de los empleados
aparcar en su lugar de trabajo.
Gustó la primera propuesta, cuya segunda versión se presentó el 7 de junio de 2006. Un
mes más tarde, el 12 de julio, su proyecto fue finalmente el elegido para convertirse en
la nueva sede de Ingenia. Para el desarrollo de los proyectos básicos y de ejecución, así
como en la dirección de obra, se incorporó la empresa de consultoría AERTEC, y con ella, el
arquitecto Alejandro Martín Cardinaal, que resultó ser una pieza clave para conseguir hacer
realidad la idea inicial sin perder en el camino su esencia.
Parcela
Partíamos de una materia prima excelente y es que la parcela que se escogió para albergar
el edificio era, sin lugar a dudas, una de las mejores de todo el Parque Tecnológico. Situada
junto a una gran zona verde, que garantiza las vistas sobre el lago, vino la inspiración para
plantear un edificio que continuamente mirara hacia el exterior, ya que tanto el entorno más
inmediato como el espacio circundante, tienen una calidad ambiental excepcional.
Flexibilidad
Desde el momento inicial se tuvo presente que éste era un edificio a largo plazo, por lo que
era vital que fuera un ente flexible, capaz de crecer en el futuro y permitir ampliaciones sin
demasiado coste ni dificultades añadidas.
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La fórmula de crecimiento que se proyectó para el edificio era sencilla; mientras que la
planta alta agotaba la edificabilidad desde el primer momento, la planta baja se ocupaba
solo parcialmente y se dejaba en barbecho, esperando que llegara el momento de
ampliar. El realizar la estructura completa del edificio desde la primera fase, pese a un
mayor coste inicial, permitía ampliar el edificio con pocos costes añadidos y sobre todo
sin ninguna dificultad técnica. Finalmente, durante la ejecución de la obra se optó por
construir el edificio completo, lo que demostró que la ampliación no era complicada.
Otro ejemplo de flexibilidad son las distribuciones del edificio (un requisito que
planteó Ingenia desde el principio). Por un lado, la nueva sede de la compañía debía
permitir que los ocupantes de los despachos pudieran intercambiarse, y por otro,
poder modificar la distribución de los espacios con facilidad. De esta manera, se
establecieron unas dimensiones críticas para los despachos y salas de reuniones – la
oficina compartimentada –y para las separaciones entre pilares. La retícula virtual que
generan las líneas de pilares es el soporte para una distribución mediante mamparas
desmontables, que permite levantar nuevos despachos y salas de reuniones siguiendo
el módulo de los ya existentes, o desmontar las actuales para aumentar la superficie de
oficina diáfana en función de las necesidades.
Construcción
bioclimática
Las instalaciones tenían que proporcionar un ambiente agradable sin tener que recurrir
a un consumo energético importante. El aspecto bioclimático del edificio –que en una
primera fase del proyecto contemplaba medidas más ambiciosas como la recogida del
agua de lluvia para riego de las zonas verdes, la recuperación de las aguas grises para
las cisternas de los inodoros, la generación eléctrica mediante pérgolas fotovoltaicas,
etc.– se centró finalmente en elementos pasivos.
Por un lado, la orientación del edificio y el tratamiento de cada fachada, teniendo en
cuenta el soleamiento a lo largo del año; de esta manera, las fachadas de mayor
longitud presentan orientación norte y sur, protegiendo éstas últimas con un vuelo
de 1,5 metros, lo que permite que el sol directo entre en el edificio en invierno
contribuyendo al calentamiento del interior en la época fría y dejándolo en sombra en
verano reduciendo la temperatura. La fachada oeste se cierra al poniente, la orientación
menos deseable.
Por otro, se proyectaron dos patios ajardinados en el interior que juegan un papel
fundamental en la reducción de la temperatura interior del edificio, al permitir la ventilación
cruzada de los espacios que, durante gran parte del año, permite prescindir de la
climatización. En los patios interiores se utilizaron especies de hoja caduca que se adaptan
a lo largo del año a las necesidades de soleamiento. Además, las especies se escogieron
para que las floraciones se encadenaran a lo largo de las distintas estaciones.
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El hormigón visto es la piedra de nuestros días, ejecutada in situ. La gran cubierta transitable recupera como terraza la superficie
ocupada en planta por el edificio, donde permite acoger distintas actividades disfrutando de las vistas del entorno. Las grandes
superficies acristaladas permiten la iluminación natural e introducen el paisaje exterior en el espacio de trabajo.
Estructura
El acceso a la nueva sede se realizó a través de una doble altura que nos conduce a la
recepción y al núcleo de aseos y comunicaciones. La escalera que vertebra el edificio,
apoyada en una pantalla de hormigón visto, se abre a una triple altura que enlaza todas
las plantas sobre rasante, y tiene vistas a los dos patios del edificio desde su posición
central, lo que permite reducir los recorridos más habituales. Tras ella, se apoyan los
aseos, ubicados en un discreto segundo plano, sin reducir su accesibilidad y la columna
de instalaciones que recorre el edificio desde el sótano hasta la cubierta. En los
extremos del edificio se colocaron dos escaleras secundarias que comunican las plantas
sobre rasante.
El esquema funcional prevé dos tipos de espacio de trabajo: oficina compartimentada
para los despachos y las salas de reuniones, y oficina diáfana para el resto. Todos
ellos disponen de luz natural no directa y vistas agradables al exterior, generándose los
mínimos pasillos posibles y consiguiendo espacios amplios con generosas visuales,
permitiendo una cercanía directa entre todos los empleados.
Aparcamiento
Como hemos visto, una de las prioridades desde el proyecto inicial fue la capacidad de aparcamiento, por lo que en el sótano se
proyectó un garaje con una capacidad de 168 plazas de aparcamiento que, sumadas a las 16 plazas en superficie, arrojan una
cantidad total de 184 plazas, muy necesarias debido a la escasez que presenta el PTA en este sentido.
También se ubican bajo rasante los locales de instalaciones y un almacén que permite la carga y descarga de mercancías sin
interrumpir las circulaciones principales. El primer sótano se ventiló naturalmente, mientras que el segundo se dotó de un sistema
forzado.
La cafetería, ubicada en la azotea del edificio, permite disfrutar del buen clima de la costa del sol la mayor parte del año, y la
disposición de una de las dos aulas de formación en planta baja con un acceso independiente, permiten que pueda funcionar de
manera autónoma.
Del Pozo coincide con el arquitecto vienés Adolf Loos cuando escribió en 1920 “sé que tengo un oficio que debe servir al hombre y
al tiempo presente” y es que el edificio de Ingenia quiere ser de su tiempo, sin copiar las formas antiguas, recuperando invariantes de
la cultura arquitectónica como el patio o el jardín con el objetivo de que las personas que pasen en él una gran parte de sus vidas lo
hagan de la manera más agradable posible.
Integración de los paisajes
y espacios verdes
Desde el primer momento, uno de los retos consistía en integrar el paisaje dentro del edificio, con la intención de que el usuario
pudiera disfrutar mientras trabajaba de los espacios verdes que lo rodean. Todos los puestos de trabajo, tanto los despachos como la
oficina diáfana, disponen de vistas exteriores ajardinadas, bien del Parque o bien de los patios interiores. Las transparencias permiten
abarcar con la mirada las dos dimensiones principales del edificio y las pasarelas dispuestas en las fachadas con orientación sur, tanto
exteriores como interiores, nos acercan más al paisaje, enriqueciendo el espacio.
Los patios ajardinados tienen una doble misión: desde el punto de vista del confort térmico, como ya hemos comentado, son
fundamentales para garantizar la ventilación natural de los espacios de trabajo y reducir la temperatura en ellos unos grados. Por otro
lado, la vegetación juega un papel fundamental a la hora de conseguir un ambiente de trabajo agradable. Los árboles elegidos, de
hoja caduca y con floración, hacen de los patios unos espacios cambiantes a lo largo del año que se transforman en las distintas
estaciones. “Pienso sinceramente –comenta Rafael del Pozo al respecto– que los árboles son el elemento más agradecido que
podemos utilizar los arquitectos en nuestras obras y que, a medida que pasen los años, el edificio será mejor en gran medida gracias
a ellos”.
El Colegio de Arquitectos de Málaga distinguió con la mención de Honor en el Premio Málaga de Arquitectura 2011, dentro de la
modalidad de Equipamiento y edificio público de ámbito privado, el trabajo realizado por los arquitectos Rafael Pozo García-Baquero y
Alejandro Martín Cardinaal, por el proyecto y dirección de las obras de la nueva Sede Corporativa de Ingenia en el Parque Tecnológico
de Andalucía, Málaga.
Arquitectura
contemporánea
El edificio hace gala de un diseño contemporáneo; de una arquitectura de nuestro tiempo, heredera de los ya clásicos cinco puntos
para una nueva arquitectura de Le Corbusier (1927).
La nueve sede de Ingenia se diseñó como un prisma de hormigón blanco, acero y vidrio en el que la estructura se convierte en la
terminación misma del edificio; esta economía de medios fue una de las estrategias para conseguir levantar un edificio emblemático
con un presupuesto limitado, garantizando además un mantenimiento mínimo a lo largo del tiempo.
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Recuerdo once
Una apuesta por
la especialización
Sin embargo, nadie puede rebatirle a PTEC el grado de especialización que ha adquirido a lo largo de su trayectoria, contando con
referencias tan importantes como la Empresa Pública de Emergencia Sanitarias (061), su cliente principal desde que se fundó la
empresa. Para ellos montó la red de call centers de toda Andalucía.
También podemos encontrarnos a PTEC en el centro de emergencias del 061 de Cantabria desde hace ya una década.
Aunque Crooke quizás piensa que tenían que haber apostado por la internacionalización mucho antes, tienen alguna referencia
internacional de interés como el call center móvil (dentro de un trailler) que se desplegó en Angola durante la pasada Copa Africana de
Naciones de fútbol.
PTEC ha desarrollado e implantado principalmente dos productos:
Cerramos este recorrido por la historia de Ingenia con un hito muy reciente. La adquisición del 100% de PTEC (Plataforma
Tecnológica, S.A.), empresa participada por Ingenia desde el 2001 –junto a Sandetel y Sadiel–.
Para hablarnos de estos dos momentos importantes en la vida de PTEC – la compra en el año 2001 del 31% de PTEC por parte
de Ingenia y la adquisición del 100% el pasado año– nos damos cita con Rafael Crooke . Por su larga trayectoria dentro de la
compañía –desde hace 13 años ha ejercido distintos cargos, desde director de producción, pasando por director comercial hasta
convertirse en director general en la última época– nos puede hablar con propiedad del pasado y el presente.
Nos cuenta cómo ambos momentos los ha vivido de forma muy diferente. La primera muestra de interés, hace más de una década,
por parte de Ingenia en esta empresa, especializada en las emergencias sanitarias, la recuerda con “cierta intranquilidad”.
En aquel momento la empresa estaba participada por Sadiel, Fundación Epes –ente que pertenece a la empresa pública de
emergencias sanitarias, que fue la que realmente creó y dotó de contenido y especialización a PTEC– y Siemens. Estas dos últimas se
retiraron y en su lugar pasaron a formar parte del accionariado Sandetel (con un 38%) e Ingenia (con un 31%).
“La entrada de Sandetel, al ser una empresa pública adscrita al ámbito de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo,
parecía más interesante a prioiri que Ingenia –nos cuenta Crooke– que, por su perfil tecnológico y su tamaño, se nos antojaba
amenazante”. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que no existía una competencia real. Ingenia y PTEC han mantenido distintas
líneas de negocio y rara vez se han encontrado en algún concurso público. “Los socios confiaron en nosotros y en nuestras
capacidades y nos dejaron hacer”.
El negocio principal de PTEC siempre han sido las emergencias sanitarias aunque, en algún momento se decidió apostar por ampliar
el radio de actividad. “Eso fue un error –Crooke hace un ejercicio de autocrítica– y es fácil verlo ahora con la distancia. Nuestra fuerza
estaba en las emergencias y tuvimos que hacer una apuesta más decidida y centrarnos en nuestra especialidad”.
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· Uno desarrollado en los inicios de la empresa, con una tecnología ya superada, al que bautizaron como siepes call center.
· Una evolución del anterior, basado en software libre, voz IP, Java, multibase de datos, etc. Cumplen la misma función
aunque tecnológicamente son muy diferentes. Se trata de un call center muy especializado donde se reciben llamadas de los
ciudadanos y que, a través de una aplicación, registra todos los datos para identificar, en la mayor brevedad posible, la necesidad de
movilizar un recurso (helicóptero, uvi móvil…). Una vez movilizado el recurso, las ambulancias llevan un terminal embarcado a través
del cual envían y reciben información. Ese sistema está implantado en más de 100 unidades de Andalucía. El nuevo producto permite,
además, colaborar entre provincias (algo que no permitía la versión anterior). Está enfocado a convertirse en un centro coordinador
virtual donde la presencia física de los operadores no tenga que ser un condicionante. Un operador podría estar en su propia casa, con
un terminal, atendiendo a las emergencias que se sucedieran.
Adquisición de Ingenia
del 100% de PTEC
Y llegamos a finales del año 2011, cuando Ingenia adquirió el 100% de PTEC. Una apuesta personal de la dirección general,
respaldada por supuesto por el consejo de administración, que ha sabido poner en valor todo el conocimiento, la experiencia, el know
how y, por supuesto, los productos que ha ido desarrollando durante todos estos años PTEC y que vienen a complementar la línea de
actividad de Ingenia.
Rafael Crooke continua a la cabeza de PTEC y, al mismo tiempo, ha asumido las funciones de responsable de la línea de negocio de
emergencias y salud de Ingenia, donde se han desarrollado productos como Infopat (permite el control y la eficaz clasificación de los
datos en los laboratorios de anatomía patológica) o el más reciente, eOMNICROM (en actual fase de pilotaje en el Hospital Virgen del
Rocío de Sevilla), un producto muy innovador que ayuda a planificar las listas de espera quirúrgicas.
Cuando le preguntamos a Rafael cuáles serán los siguientes avances en el campo de las emergencias sanitarias se inclina por la
tecnología abierta –aunque nos advierte que puede que la suya no sea una opinión compartida por todo el mundo– y la inteligencia
artificial, campo en el que Ingenia ya lleva un tiempo buscando soluciones. “En un futuro no muy lejano –augura Crooke– la tecnología
podrá ayudar a tomar la decisión de movilizar un recurso, ya que aprenderá sobre la experiencia previa”.
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Recuerdo doce
Cifras globales*
139.165.093,73
Margen bruto acumulado 113.240.734,44
Facturación acumulada
Resultado después
de impuestos acumulado
4.459.665,22
Inversión I+D acumulada 9.074.246,56
Inversión total acumulada 19.876.048,65
Número de clientes 1300
Plantilla media 276
*
En los capítulos anteriores hemos
repasado veinte años de recuerdos, de
momentos que han marcado el rumbo de
la compañía. Ahora le toca el turno a los
números.
Plasmar veinte años en cifras es
complicado porque no están todas. Solo
tenemos algunas, las que son públicas
(la facturación, el margen, etc.). Pero
hay otros números de los que nunca se
habla, que nunca aparecen en un informe
porque son muy difíciles de contabilizar.
Nos referimos a las horas de esfuerzo,
a los días robados a la familia, a las
horas de sueño perdidas, a los miles de
kilómetros de carretera…
Esos números anónimos, que no
conocemos, son los que consiguen que
los otros se hagan realidad.
Datos acumulados desde el 5 de octubre de 1992 al 31 de diciembre de 2011.
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después de veinte
años le hemos
dado la vuelta
a todo
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Claves de futuro
Introducción. Reinventando Ingenia................................................. 5
Clave de futuro 1. A la cabeza del cambio.
Entrevista a José Blanco, director general de Ingenia................ 7
Clave de futuro 2. Organigrama, accionariado y
consejo de administración.......................................................... 11
Clave de futuro 3. Internacionalización.......................................... 12
Clave de futuro 4. Otro software es posible.................................... 18
Clave de futuro 5. Internet y nuevos medios.................................. 22
Clave de futuro 6. Hacia el aprendizaje colaborativo..................... 28
Clave de futuro 7. Investigación y desarrollo
orientadas a producto................................................................. 30
Clave de futuro 8. Branius LAB
donde las ideas cobran vida....................................................... 34
Clave de futuro 9. La era de la comunicación................................ 36
Clave de futuro 10. Atrapados en la #Red....................................... 40
Clave de futuro 11. De persona a persona...................................... 42
Clave de futuro 12. Partners y asociaciones.................................. 46
2
Reinventando
Ingenia
No podemos negar que hemos disfrutado enormemente con este paseo por nuestra historia: rescatando momentos, desempolvando
tecnologías, reviviendo anécdotas que creíamos olvidadas... Nos emociona encontrarnos con las personas que éramos, pero nos
emociona aún más saber que el mejor recuerdo de Ingenia es el que está por llegar.
Después de veinte años ha llegado el momento de darle una vuelta a todo. De quedarnos con lo bueno y desechar lo obsoleto. De
apostar por el cambio, de hacernos preguntas, de escuchar al mercado, de adelantarnos a las tendencias...
Y en este momento de cambios es en el que nos encontramos, escribiendo una historia que no sabemos qué final tendrá.
Para la primera parte hemos recurrido a la memoria colectiva, a los testimonios de las personas que estuvieron presentes mientras
ocurrían las cosas; ahora entrevistamos a aquellos que saben, o imaginan, lo que ocurrirá. No son adivinos, ninguno tiene la capacidad
de leer el futuro. Son personas normales, de carne y hueso, que llevan tiempo preparándose para el cambio que está por llegar.
Ellos nos hablan de internacionalización, de producto, de comunicación, de personas, de especialización... nos dan las claves
para conocer a la Ingenia del presente y del futuro; a la Ingenia que después de dos décadas sigue con energías para seguir
reinventándose cada día.
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A la cabeza
del cambio
José Blanco siempre ha sido Pepe, ni don José ni tan siquiera José a secas. Y eso
es así porque, a pesar de ser el director general de Ingenia, siempre ha sido uno más
de la plantilla. Esa cercanía de su nombre es también la que transmite con su estilo de
gestión, que sorprende por el grado de detalle, por su implicación en el día a día.
Después de dos décadas, le tenemos sentado frente a frente, en una sala de la sede
central de la compañía, con vistas a ese Parque Tecnológico sin el que no se entiende la
historia de Ingenia. Y precisamente para hablar de esa historia es para lo que nos hemos
citado. Él espera preguntas sobre el pasado pero se las hacemos sobre el futuro porque
sabemos que, si hay alguien que conoce las respuestas, ese debe ser él.
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No le importa el pequeño cambio de guión, se le ve cómodo hablando de Ingenia –de la que fue, de la que es y de la que será– y es
que es hablar de gran parte de su vida. Antes de entrar en materia, le pedimos que nos resuma en unas líneas el logro más importante
de los últimos años. No duda un instante:
Suponemos que un giro de esta magnitud lleva consigo un proceso de transformación. ¿Cómo se está preparando Ingenia para este
cambio?
“Sin duda lo más importante de estos 20 años es que hemos sido capaces de tener más de 1.300 clientes y
partíamos de 0. Y para mí es lo más reseñable, porque sin clientes no hay proyecto y, sin proyecto, no hay
compañía”
Efectivamente. Afrontar con éxito un proceso de internacionalización como en el que estamos inmersos requiere
un cambio fundamental a nivel interno. La plantilla tiene que estar concienciada y tener una actitud abierta y
positiva. Es necesario un “cambio de chip”. Trabajar con otras culturas, otras geografías, a distancia… no es
fácil, pero es el momento de hacerlo.
Le pedimos que nos dé nombres concretos:
¿Cuál es el mayor reto al que se enfrenta Ingenia en los próximos años?
“Destacar alguno es casi imposible, porque todos tienen su importancia; ha habido clientes fundamentales por
el grado de confianza que han depositado en nosotros así como por su implicación en el desarrollo de Ingenia
como empresa. En ese sentido, Fujitsu lo fue durante un período de tiempo y le relevó Unicaja –que mantiene
hoy su posición altamente diferenciada en volumen de negocio– pero también hay clientes que con menos
capacidad de compra, porque su negocio es diferente, han confiado significativamente en nosotros. Quizás
estemos hablando de 50 clientes que arrastran una historia acumulada de más medio millón de euros cada uno
con la relevancia que eso supone para la compañía”.
“Estamos en un mundo globalizado que avanza muy rápido, en el que determinadas tecnologías se ven
superadas casi antes de entrar en su periodo de maduración. Nosotros tenemos que ir con esa velocidad de
evolución, no hay otra opción.
Ahora sí que le pedimos que nos hable de otra historia, aquella que no está escrita en el recuerdo sino que se escribe cada día por los
pasillos de esta compañía. ¿Qué destacarías en el futuro de Ingenia a corto plazo?
La situación volverá a una relativa normalidad pero, para entonces, las reglas del juego habrán cambiado y hay
que estar preparados”.
Pero, al margen de la tecnología, yo destacaría una clave global que está por encima de todo: afrontar el reto de
desarrollar una sensibilidad comercial diferente pues las reglas comerciales están cambiando y van a cambiar
de manera aún más significativa.
“Pienso que tarde, más tarde de lo que deberíamos, nos hemos convencido de que la internacionalización
es sí o sí. Qué duda cabe que, por esta tardanza, hemos aprendido de las experiencias no tan buenas de
terceros y ahora podemos evitar los errores que otros han cometido ya. Aún así, somos conscientes de que
nos equivocaremos, aprenderemos de nuestros fallos y trataremos, porque no hay otra alternativa, de ir lo más
rápido posible.
La Ingenia de dentro de cuatro años, desde el punto de vista de la distribución geográfica de sus ventas, se va
a parecer poco a la de hoy. Evidentemente, seguiremos siendo nacionales de manera dominante, pero sí que
habrá una parte importante que será internacional”.
Le preguntamos si tiene ese dibujo de la compañía en la cabeza, de cómo será Ingenia en cinco años…
Ahora mismo tener dibujos es muy complicado porque nos cambian el papel y el lápiz todos los días, pero
sí creo que será una compañía con importantes sesgos internacionales. Hoy estamos tratando el mercado
latinoamericano pero no descarto otras geografías, así que no sería muy descabellado pensar que en un futuro
no muy lejano el idioma de trabajo de Ingenia sea el inglés. Eso, que hoy parece muy lejano, hace dos años era
imposible; estas son las consecuencias de la situación económica que atraviesa una gran parte del mundo”.
Le pedimos que nos dé cifras concretas, ¿en qué porcentaje de negocio nos movemos en el mercado internacional?
“Estamos hablando de un crecimiento de negocio importante y no exento de sufrimiento. El 7% que nos
habíamos marcado para este ejercicio es un reto ambicioso, y aspiramos a un 15% en 2014”.
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Misión
Ofrecer soluciones tecnológicas como medio para satisfacer necesidades comunicativas y productivas entre personas, entidades y/o
dispositivos.
Visión
Ser una compañía líder en tecnologías de la información, comunicaciones e Internet; motor de riqueza, innovación y desarrollo para
nuestra sociedad.
Valores
Amor a la tecnología orientada a personas (vida digital). Cultura. Trabajo en equipo. Compromiso y responsabilidad social.
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Organigrama
Accionariado
Unicaja 40%
Promálaga 20%
MP Sistemas 40%
Consejo de administración
Eduardo García López Presidente
José Estrada Fernández Vicepresidente
Juan Pedro Rallo Gutiérrez Consejero
Francisco Javier Rubio González Consejero
Juan Luís Villanueva Ruiz Consejero
Manuel Moreno-Torres Secretario
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Chile al tiro
‘Al tiro’ significa ‘ahora mismo’ y esta es una de las primeras expresiones que hay que aprender cuando se pretende hacer negocios
en la República de Chile.
Tras la lesión estudió informática porque le gustaba y le gusta; le divierte, de hecho, nos cuenta entre risas que, mientras terminaba la
carrera, montó con su hermano una pequeña empresa “con la que solo hicimos tres o cuatro proyectos pero lo pasamos muy bien”.
Ahora mismo, Chile está en todas las conversaciones; en las caras de las personas con las que nos cruzamos (las que acaban de
volver o están a punto de ir) pero, sobre todo, está en el presente y futuro próximo de Ingenia.
A finales de 2010, cuando Ingenia apostó por profesionalizar la línea de negocio internacional, le propusieron estar a la cabeza y él,
que nunca ha tenido miedo a moverse, aceptó el reto.
La historia de la compañía en Chile nos la cuentan a dos voces: desde aquí y desde allí. Desde aquí nos habla Joaquín Zafra, gerente
de la línea internacional de Ingenia al que Chile, se nota, “le corre por las venas”. Desde allí nos habla Mojca Sirok, responsable de
Ingenia Global, la compañía que recientemente Ingenia ha constituido en el país americano.
Entre ambas voces van dibujando ante nuestros ojos la imagen de un país con estabilidad política, con un sistema financiero saludable,
con una de las economías emergentes mejor evaluada por las compañías clasificadoras de riesgo de la región latinoamericana, con una
consolidada integridad de sus instituciones, con un mercado abierto, libre y dinámico. En definitiva, como un país con oportunidades.
UN PROFESIONAL DE EQUIPO
Ingenia quiere aprovechar esas oportunidades, no tiene un minuto que
perder. Por eso ha puesto a capitanear su equipo internacional a un ex
deportista profesional, el sevillano Joaquín Zafra , apartado muy joven
de las canchas de balonmano por una lesión, pero que conserva el espíritu
deportivo y competitivo que le llevó a militar en ASOBAL en equipos como
el Atlético de Madrid.
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DE ESLOVENIA A CHILE PASANDO POR MÁLAGA
La historia de Mojca Sirok tampoco es la habitual. No es española ni
chilena, es una mujer internacional. Nació en Eslovenia y desde niña tuvo
la suerte y la oportunidad de viajar por toda Europa con su familia, por lo
que desde muy joven desarrolló ese espíritu viajero que, con los años, hizo
que sus ambiciones profesionales estuvieran estrechamente conectadas
con el deseo de “conquistar el mundo”.
Ese deseo le llevó a estudiar la carrera de ciencias políticas, siempre enfocada a las relaciones internacionales, y también fue uno
de los motivos por los que llegó a España hace ocho años. Aprendió español –idioma que maneja a la perfección– y compaginó
sus últimos años de estudios con su trabajo en una consultora especializada en ayudas para la internacionalización de empresas
españolas. Esa primera experiencia laboral fue la que la llevó hasta Ingenia, donde pasó a formar parte del equipo internacional y, un
poco más tarde, a ser parte de la delegación de Ingenia Global en Chile.
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Mojca y Joaquín, aunque en la distancia, forman un engrasado tándem al que le vamos lanzando al vuelo preguntas. A él le llegan cara
a cara, a ella por email.
Parece que la palabra de moda es ‘internacionalización’. ¿Por qué ahora?
¿Cómo son recibidas las empresas españolas?
Mojca. Chile se promociona y es un destino seguro para las empresas españolas, que ya desempeñan un papel preponderante en el
país ocupando el segundo lugar como inversor histórico, solo superado por Estados Unidos.
Joaquín. Ingenia llevaba años asomándose tímidamente al mercado internacional, concretamente a México, Jordania, Argentina
y Mercosur. De hecho, tenemos experiencias previas interesantes, como un curso de formación piloto que desarrollamos para un
orfanato que dependía de la reina de Jordania. Supuso un gran reto porque no habíamos hecho muchas cosas para el público infantil
y, además, tuvimos que hacerlo en árabe.
Joaquín. Algo tendrá Chile cuando lo bendicen 1.300 empresas españolas.
Pero éramos más reactivos que proactivos. Ahora la mentalidad ha cambiado, nos hemos dado cuenta de que el futuro de una
empresa pasa por su internacionalización y Chile es nuestro principal objetivo.
Joaquín. De una forma excelente. Ahora ya somos una empresa de pleno derecho chilena –desde junio de 2011 nos constituimos
como empresa chilena con capital español– pero, incluso antes, hemos sido adjudicatarios de licitaciones públicas, algo que es todo
un mérito.
¿Cómo ha acogido Chile a Ingenia?
Ingenia aporta algo muy valioso: experiencia y referencias. Nos damos cuenta de que venimos con mucho camino recorrido. Somos
muy competitivos en preventa y tenemos mucha calidad en la parte de ejecución.
Mojca. Hace más de un año y medio comenzamos a trabajar aquí en Chile para trasmitirle esa confianza al cliente y para mostrar
el know-how y la experiencia que podemos aportar a los proyectos. Hemos vivido situaciones más o menos difíciles con los clientes,
con las presentaciones de ofertas en las licitaciones públicas, pero todas y cada una nos han ayudado a crecer y ser cada día más
competitivos en este mercado.
El mercado chileno nos acoge bien, se valora positivamente nuestro aporte de experiencia previa en proyectos similares. Lo importante
es que posicionemos nuestra marca como sinónimo de calidad y buen servicio y que sigamos ganándonos la confianza de nuestros
clientes.
¿Cuáles son los sectores en los que Ingenia puede aportar soluciones y productos?
e-Learning desarrollado por Ingenia para Jordania
¿Qué momento actual atraviesa Chile?
Mojca. Hay muchos factores que han permitido a Chile mantenerse al margen de la crisis económica que está atravesando una gran
parte del mundo desarrollado en estos momentos.
En los últimos años el país se ha consolidado como una de las economías más competitivas de América Latina. Su apertura comercial
le ha permitido destacarse a nivel internacional bajo el sello de un mercado libre y dinámico. Hablando en números, se prevé que el
crecimiento económico en el 2012 rondará entre el 4,5% y el 5%.
A pesar de todo esto, uno de los grandes retos de Chile es reducir las excesivas desigualdades y la brecha social que existe (el índice
de Gini según la OCDE es 0,49) y para ello es importante, sobre todo, fortalecer y mejorar la calidad y cobertura de la educación,
promover la inversión en ciencia y tecnología además de la innovación y el emprendimiento.
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Mojca. El mercado chileno está desde hace unos años inmerso en un proceso de modernización en todos los aspectos, por lo que a
las empresas como Ingenia se les presentan muchas oportunidades.
En nuestra estrategia de internacionalización nos hemos centrado en los servicios en los que tenemos un amplio nivel de
especialización para así tener un discurso mucho más claro y, si luego se identifican otras necesidades, se desarrollan.
Sobre todo podemos destacar los servicios relativos a la seguridad de la información, gobierno electrónico, servicios y soluciones
de e-learning y otros servicios y soluciones que podemos ofrecer en el entorno cloud, que es hacia donde van las tendencias del
mercado.
Contadnos proyectos y clientes de Ingenia en Chile.
Joaquín. Ya empezamos a tener referencias muy importantes, como ‘Chilecompra’ (el portal único de contratación del estado
chileno). Con ellos hemos hecho un proyecto e-learning para los compradores públicos con un gran valor estratégico para Ingenia.
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Mojca. Otro proyecto e-learning es el que se ha desarrollado para la formación de funcionarios de la Oficina Nacional
de Emergencia del Ministerio del Interior y Seguridad Pública de Chile (ONEMI).
También se está llevando a cabo el diseño y puesta en marcha de una plataforma Moodle para DiBAM (Dirección de
Bibliotecas, Archivos y Museos, organismo gubernamental dependiente del Ministerio de Educación de Chile).
Joaquín. Una apuesta como la que está haciendo Ingenia te obliga a provocar una “catarsis” en las personas. Todos nos sentimos
muy cómodos en nuestra zona de confort, en el lugar que conocemos y, en cuanto nos invitan a salir de ella, nos cuesta. No es fácil
(porque conlleva muchos viajes, ausencias prolongadas, cambios de horarios, etc.), por eso tienen que vivirlo como un reto propio,
como una apuesta personal.
De todas formas, nos estamos dando cuenta de que los empleados que van a Chile a poner en marcha algún proyecto o apoyar a la
delegación allí, vuelven muy motivados, con energía y con ganas de comerse el mundo.
Joaquín. Aunque los números cuestan, ya se ha contratado en 2012 en Chile más que en toda la historia de Ingenia
fuera de España.
¿Qué es lo que más sorprende a los compañeros de España que viajan a Chile?
¿Cómo es trabajar entre dos mundos?
Mojca. Por un lado, el idioma (el chileno es de los dialectos que más modismos tiene de todos los países de América Latina) y por
otro, la ciudad de Santiago en sí, que es muy cosmopolita, muy parecida a las ciudades europeas.
Mojca. La diferencia horaria hace que el trabajo y la coordinación con los compañeros en España sean a veces algo
complejas, sin embargo, la tecnología, Internet y las nuevas herramientas de comunicación (skype, webex, whatsapp,
etc…) ayudan a acortar las distancias, tanto en kilómetros como en horario.
En la línea de negocio internacional hemos elaborado un manual de relación con Chile que nos gusta llamar el “manual de
supervivencia”, que incorpora por un lado toda la historia de Ingenia en Chile y, por otro, ayuda a superar el primer shock cultural a las
personas que vienen de visita a nuestra delegación con consejos sobre comidas, horarios y frases que pueden (o no) decir.
A veces uno tiene que adaptarse y levantarse de madrugada para conectarse con España y otras veces en España
tienen que trabajar hasta muy tarde para atender al cliente.
Y después de Chile…
Joaquín. Nuestro objetivo es afianzar la sede de Ingenia en Chile para, desde allí, pivotar a otros países. Chile es el país del mundo
con más tratados de libre comercio, por lo que es una plataforma para el resto de Sudamérica. Perú y Colombia, por sus datos
macros favorables, son muy buenas opciones.
En Chile*
· Cuando te dicen “te lo envío al tiro” significa que lo van a enviar ahora
mismo. Aunque en muchas ocasiones quiere decir que “ya te lo enviará”,
depende del tono en el que te lo dice.
· “La pega” es el trabajo: “Estoy en la pega”, “¿qué tal te va la pega?”
· “1 luca” son 1000 pesos. Cuando se habla de mucho dinero se suele decir:
“Son muchas lucas…”
· “¿Con qué va a cancelar?” Significa cómo va a pagar. Siempre te
preguntan que si la tarjeta es de crédito y si vas a pagar a plazos.
· Al entrar a un restaurante uno pensará que la mitad de la carta del menú
contiene alimentos que no conoce: Choclo es maíz, palpa es aguacate,
frutilla es fresa y poroto judías verdes.
*Extracto del ‘manual de supervivencia’, documento interno para todos los
empleados de la compañía que tienen relación con el país.
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Otro software
es posible
Felipe es inquieto, gesticula cuando habla y te conduce con sus movimientos por una conversación amena. Da igual si
habla de software o de su familia, sabe mantener la atención de su interlocutor. Él es el encargado de mostrarnos las
claves del cambio en la forma de hacer software de Ingenia. Está claro que el primer cambio está en él.
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Felipe Sánchez ha pasado en poco tiempo de ser analista programador a convertirse en uno de los directores más jóvenes de la
compañía, de un área con tanto peso como es el desarrollo software.
Nos advierte que no es fácil situar el “cambio” en un calendario. Porque no hay un día, ni una fecha, lo que sí hay es una directriz clave
que viene de la dirección general cuando decide que es necesario variar el rumbo.
Ese es el punto de partida, el primer signo y podemos situarlo a principios del 2011.
No fue algo improvisado ni mucho menos sino el fruto de un período obvio de maduración, motivado por el proceso de crisis
que afecta a todas las empresas del país y que a Ingenia le ha afectado frenando su ritmo de crecimiento, hasta ahora, siempre
ascendente.
Factoría ha encontrado un equilibrio entre las dos formas de trabajar. Sigue funcionando por fases (captura de requisitos, análisis,
desarrollo y pruebas) pero en cada uno de esos pasos se han introducido ciclos de agilidad de forma que ahora son más rápidos y
eficaces en cada proceso.
Ya hay ejemplos de proyectos en los que se ha puesto en marcha esta nueva metodología: la página web de Consumo de la
Consejería de Salud, que a finales del 2011 fue galardonada con el premio Cibersur a la mejor web institucional por su contenido,
diseño y utilidad pública.
Este cambio, que se está dejando ver en la forma de hacer software, también está afectando a todas las áreas de Ingenia. En algunas
de una forma más visible que en otras debido a la singularidad del negocio, pero en todas se nota.
“A mí personalmente –hace memoria Felipe– me llegó a mitad del año 2011, cuando tras largas conversaciones me dijeron que me
veían dirigiendo el área de software. Yo veía que tenía mucho que aportar. Realmente sentía que se estaba produciendo un cambio en
la forma de hacer las cosas”.
Ruptura del
modelo tradicional
Felipe cuenta que llegó un momento en que el mercado, “la calle” como él le llama, demandaba otros servicios con los que Ingenia
no estaba del todo alineada. “El modelo que habíamos estado utilizando hasta el momento ya no nos servía. Hoy es todo mucho más
social, más rápido, más en línea y no tan estático como se venían haciendo las cosas en software. No hay modelos cerrados.
“Yo sigo pensando que el desarrollo software es un niño pequeño dentro del ámbito profesional. Aunque existe desde hace mucho
tiempo, solo lleva un par de décadas haciéndose de forma profesional. Antes era muy artesano (y aún conserva parte de esa
artesanía)”.
Por eso Ingenia puso en marcha su modelo de factoría software.
“De hecho algo de lo que nos sentimos especialmente orgullosos –comenta Felipe– es que el año pasado, después de más de
dieciocho meses de preparación, se consiguió la certificación CMMI en nivel 3, algo que tienen menos de 70 empresas en toda
España. De esta forma se demostraba que no solo podíamos hacer buen software, también hacerlo con rigor y contar con un
reconocimiento que así lo acreditara”.
“Sin embargo, y esto es una contradicción –aclara Felipe–, la factoría está pensada para modelar, pero la situación de nuestro sector
es otra. Los clientes demandan más rapidez, más agilidad… Hay que hacer convivir las dos formas de trabajar: la estructurada
(pensada para grandes proyectos que se abordan en varias fases) y otra más rápida, con metodologías más ágiles, más colaborativa,
con plazos más cortos. Esta última forma te permite entregarle cosas al cliente cada poco tiempo y que éste lo valide y, en el caso de
que necesite algún cambio, se pueda hacer rápidamente, y no al final del proyecto.
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Internet
y nuevos
medios
Los niños tienen una gran curiosidad por todo. Preguntan, cuestionan las respuestas, investigan, curiosean. A veces los tachamos de
indiscretos pero es que para ellos no hay límites.
En Ingenia hemos puesto en valor esa curiosidad infantil con la nueva dirección de Internet y nuevos medios que, con tan solo unos
meses de vida, está cambiando la forma de hacer las cosas.
Al mando de esta nueva dirección encontramos a Fernando Santana , que aúna juventud y experiencia a partes iguales.
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Son muchas las innovaciones que aporta la dirección y que ya se están dejando sentir en Ingenia.
En primer lugar, reúne bajo un mismo paraguas dos tipos de perfiles que, tradicionalmente, trabajaban de forma independiente.
Estrategia: esto es posible gracias a la integración de la agencia “gen 80:20” en el seno de la compañía. Ellos aportan una visión
no técnica de los proyectos, los abordan desde el punto de vista de la estrategia, las necesidades de mercado, el diseño, el enfoque
social y los nuevos medios de comunicación.
Desarrollo: la dirección de nuevos medios ha arañado la capa superior de “factoría software” trayéndose consigo a analistas y jefes
de proyecto. Esto permite que los responsables de cada proyecto puedan focalizarse más en solventar los problemas de los clientes
que en los del desarrollo.
Así, mientras factoría se centra en el desarrollo (la mejora de los procesos, metodologías ágiles…) los jefes de proyecto pueden estar
más cerca del cliente. Con este cambio se establece un mayor nivel de comunicación entre ambas vertientes. Ahora Ingenia es capaz
de integrar, mezclar y coger lo mejor de ambos mundos.
Al abordar los proyectos de forma integral (anteriormente había dos fases: diseño y desarrollo, que ahora se emprenden de forma
conjunta y en paralelo) cambia todo el enfoque desde el principio. Santana cuenta que ahora “pueden hacer ofertas más completas,
que nacen de la unión y se plantean de forma diferente desde el inicio. Somos un equipo cada vez más eficaz, que va aprendiendo
con cada trabajo”.
Social Media
Consultoría estratégica en Social Media.
Diseño y desarrollo de campañas de marketing crossmedia.
Gestión y dinamización de comunidades.
Diseño y desarrollo de marca personal.
Open Government y Open Data
Consultoría en la implantación de soluciones Open Government.
Consultoría en la implantacion de soluciones Open Data.
Desarrollo de portales corporativos de publicación de catálogo de datos.
Desarrollo de aplicaciones de consumo de datos Open Data.
Exportación de datos ya existentes a formatos Open Data.
Integración en soluciones ya existentes.
Integración en plataformas web 2.0 sociales.
“Históricamente –continúa Santana– diseñadores y programadores han tenido idiomas distintos, pero ahora apostamos por la
integración natural de las dos visiones”.
Nuevos medios
Esta metodología combinada se está incorporando a las distintas líneas de actividad de la nueva dirección:
“Continuamente detectamos y estamos atentos al mercado. En este sentido colaboramos muy estrechamente con el área de I+D para
encontrar la oportunidad de desarrollar productos”, comenta Santana.
Desarrollo Software
Portales y plataformas: CMS y LMS.
Desarrollos software específicos.
Tramitación electrónica.
Firma electrónica, factura electrónica.
Oficinas técnicas / testing.
Data mining, business intelligence.
E-commerce.
E-health.
ERP.
En este sentido se han desarrollado nuevos productos en fase de definición y comercialización:
Funtasi: aplicación móvil que permite a los usuarios –previamente identificados– acceder a unas acciones formativas previamente
definidas.
Publikt: solución avanzada de publicidad móvil basada en geolocalización, con realidad aumentada y sistema de cupones.
Nubank: banca móvil para iPad con una experiencia avanzada de usuario.
Servicios de Movilidad
iOS, Android moviles y Tablets.
Geolocalización y adaptación web multicanal.
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1/ Unicaja móvil para iPad 2/ Acción en redes
sociales para la marca de ropa infantil Mayoral
3/ Captura de Open Data 4/ Página web para
Consumo Responde 5/ Página web orientada a
consumidores de Hojiblanca 6/ Funtasi móvil
7/ Detalle Noubank 8/ PubliKT 9/ Nubank en
iPad
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Hacia el
aprendizaje
colaborativo
La formación en Ingenia siempre está en proceso de mejora, en un estado permanente de migración continua, buscando
continuamente la versión actual+1, adaptándose a las nuevas tendencias del mercado.
Como nos cuenta Ángel Trujillo , una de las personas claves del área de formación, desde que se empezara a implantar la
metodología e-learning ha habido una gran evolución que Ingenia ha vivido de forma paralela.
En un primer momento, se daba una vital importancia a las plataformas e Ingenia
desarrolló Virtual Profe, que fue mejorando versión a versión. Virtual Profe cuenta con
importantes referencias a nivel nacional e internacional y puede presumir de haber
envejecido con dignidad (todavía la siguen utilizando algunos clientes aunque ya no se
da soporte).
Más tarde se popularizó el uso de plataformas de código abierto y la atención se focalizó en los contenidos. Para dar respuesta a esta
demanda Ingenia creo un departamento al que bautizó como “fábrica de contenidos”, una unidad muy especializada en la materia con
metodología propia y grandes profesionales.
Ahora, parece que las anteriores fases han quedado superadas y el mercado ha entendido, e Ingenia con él, que el auténtico
protagonismo recae en las personas que lo utilizan.
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El aprendizaje se construye
entre todos
Supone una revolución aún mayor que cualquiera de las anteriores porque cuestiona el esquema básico de formación que hemos
utilizado hasta el momento.
Ya no hay un profesor que enseña a los alumnos. Ahora el aprendizaje se hace de forma colaborativa, se construye entre todos. La
formación se convierte en una experiencia social en la que los alumnos están motivados tanto para lograr su propio objetivo como
para acrecentar el nivel de logro de los demás. El tutor juega un papel totalmente distinto en esta dinámica, tiene que incitar a que
el aprendizaje fluya, convertirse en un dinamizador. El contenido se va construyendo entre todos (profesor y alumnos) y todos van
aportando distintos recursos (vídeos, artículos, blogs, etc.).
Ingenia ha asimilado rápidamente esta tendencia de mercado, reciclando tutores y adaptando las plataformas que han pasado de ser
simples aulas virtuales a auténticos campus virtuales con una fuerte carga social.
También ha incorporado nuevos perfiles a la dirección de formación, como Jesús Rodríguez (con un amplio bagaje en el campo de las
personas y los Recursos Humanos) y Antonio Chesa (con una amplia experiencia en el cliente privado). Ambos forman un tándem que
está dando un nuevo enfoque a la formación e-learning, apostando por incorporar aspectos complementarios como campañas para
promocionar la formación a nivel interno.
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Investigación
y desarrollo
orientadas a
producto
También hemos dado “la vuelta” a la dirección de investigación y desarrollo. Actualmente, toda la estrategia de I+D+I se está
enfocando en el desarrollo de producto que luego se pueda comercializar.
Supone un cambio radical para Ingenia, ya que “nuestro cliente tradicionalmente han sido las empresas, pero ahora son los usuarios”,
comenta Manuel Álvarez Ossorio .
Principalmente, hemos focalizado nuestro I+D+I en áreas concretas en las que Ingenia tiene un alto grado de especialización, un know
how adquirido o en el que presta unos servicios:
Como resultado de un proyecto de I+D+I se ha desarrollado una herramienta de autor para smartphones.
Se ha hecho un piloto con contenidos financieros para el público general. En el proyecto, que se ha desarrollado durante los últimos
dos años, se diferenciaban tres segmentos de edad y, para cada uno, se ha llevado a cabo la aplicación adaptada a un canal móvil.
Seguridad de la información
En este campo se ha desarrollado la herramienta ePULPO (Plataforma de Unificación Lógica de los Procesos Organizativos). Una
única plataforma que integra una serie de herramientas open source líderes del mercado para cubrir todo el abanico de necesidades
relativas a la gestión de la seguridad de la información: inventariado y gestión de activos, análisis y gestión de riesgos, gestión de
planes de acción, comunicación de equipos de trabajo, gestión documental, formación y cuadro de mandos para la medición de
objetivos, etc.
Para los más jóvenes: smartphones.
Para el usuario adulto: entorno web.
Para usuarios mayores: TDT.
Movilidad
El campo de la movilidad es, seguramente, por el que más fuerte se está apostando. Se están desarrollando aplicaciones para
dispositivos móviles de última generación, tanto a nivel de red como nuevos dispositivos (smartphones, tablets). Ingenia acumula el
know how y la tecnología, sobre todo en banca y formación.
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Sistemas de comunicación
audiovisual
En este ámbito destacamos el producto eCALYP (que nació de un proyecto de I+D+I) que tiene dos vertientes:
eCALYP DS. Un sistema vivo de cartelería digital, capaz de ejecutar decisiones programadas automáticamente, que constituye un canal
directo para comunicarse con los clientes y consumidores de forma ágil y dinámica, generando impactos visuales de gran repercusión
y captando la atención en cualquier espacio donde haya afluencia de personas.
eCALYP RM. Un sistema de visualización de reserva de salas integrado con el servidor Microsoft Exchange corporativo, capaz de
presentar la información de reserva en tiempo real en una pantalla situada en la puerta de entrada de cada sala de reuniones, en la
que se muestra la cita actual o más próxima, así como las dos siguientes, el organizador y el asunto de la reunión, además de la hora
de inicio y fin de la misma.
Infraestructuras críticas
Se considera infraestructura crítica cualquiera que es vital para el funcionamiento de la ciudad: fuerzas de seguridad, bomberos,
bancos, empresas distribuidoras de energía, etc. Es decir, servicios básicos que tienen asociados una gestión y una monitorización. En
este ámbito estamos participando en un proyecto de investigación y desarrollo con empresas del País Vasco (en concreto la banca,
sector en el que tiene una amplia experiencia).
Sanidad
Llevamos dos años desarrollando con el Servicio Andaluz de Salud (SAS), y en concreto con el Hospital Universitario Virgen del Rocío,
un proyecto de investigación y desarrollo que ya ha derivado en un producto muy innovador que, según nos cuenta Álvarez Ossorio,
“no tiene igual en el mercado”.
eOMNICROM, que así se llama el producto, ya está en fase de comercialización.
Se trata de una herramienta para la gestión y optimización de la actividad del bloque quirúrgico de un hospital. Su función es optimizar
el funcionamiento y la planificación de los quirófanos, cruzando datos de listas de esperas, de uso de quirófanos, parámetros de
gestión, etc. Es una herramienta muy innovadora que va a permitir optimizar el uso de los quirófanos.
Además, Ingenia sigue investigando y mejorando su aplicación software para la gestión de un servicio de anatomía patológica
(infoPAT).
Emergencias sanitarias
Fruto de la integración de PTEC en la compañía, podemos ofrecer productos dentro de la línea de soluciones orientadas a centros
de coordinación de emergencias. Es el caso del sistema de control de flotas de ambulancias (SCFA) y el sistema para centros de
coordinación de urgencias y emergencias (SCCUE).
Eficiencia energética
Por último destacamos una línea de futuro, la de eficiencia energética, donde se abre ante nosotros todo un mundo de desarrollo
debido al cambio de modelo de distribución energética.
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Brainius LAB,
donde las
ideas cobran
vida
Cuando llega una idea se evalúa, se estudia la viabilidad de la misma y en un plazo aproximado de veinte días, si la evaluación es
positiva, el emprendedor pasa a formar parte de la plataforma Brainius LAB, donde le ayudan a poner en marcha su idea y hacerla
realidad.
Se está desarrollando la plataforma de work flow que nacerá de forma natural en inglés para que todo el mundo pueda aportar ideas
independientemente de donde esté, y con un marcado carácter social.
Brainius center
Los emprendedores que así lo necesiten podrán desarrollar toda su estrategia en un espacio físico llamado Brainius Center, situado en
las antiguas instalaciones de Ingenia en el Parque Tecnológico.
Brainius Center no compite con las incubadoras de empresas porque no es el mismo concepto. El objetivo no es la creación de
empresas sino el lanzamiento de ideas al mercado.
En el momento actual ya hay ideas evaluadas y seleccionadas que se están poniendo en marcha.
La vimos en la solapa de José Blanco y la descubrimos ahora en la de Manuel Álvarez Ossorio. Ambos lucen orgullosos la imagen de
algo llamado Brainius LAB. Cuando les preguntamos qué es, nos dan una definición rotunda, sin vueltas:
“Brainius LAB es una idea en la que creemos”.
Brainius LAB nació como una iniciativa para fomentar la innovación dentro y fuera de la compañía.
Es una plataforma aceleradora de ideas. Está dirigida a emprendedores que tienen ideas viables que aporten un valor diferencial en
nuestra vida digital y que no pueden ponerlas en práctica porque le faltan los medios: un lugar físico donde desarrollar su idea, otras
personas que aporten su trabajo, asesoramiento técnico, equipamiento u apoyo para el desarrollo comercial.
Brainius LAB hace posible que esa idea se convierta en un negocio, que llegue al mercado en un corto plazo de tiempo. Está basado
en términos de crowdsourcing (creación colectiva) donde la gente aporta su tiempo y su trabajo y crowdfounding (financiación
colectiva).
Cuando la idea tiene un retorno, todos los que han aportado algo, empezando por el emprendedor, reciben beneficios.
“Así han nacido muchas ideas que hoy son referencias como whatsapp o skype”, explica Alvarez Ossorio.
Actualmente hay una página web (www.brainiuslab.com) desde la que se pueden enviar las ideas rellenando un sencillo formulario.
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La era de la
comunicación
Ingenia está viviendo su era de la comunicación. Se nota. Desde hace unos meses otra joven figura abandera la dirección de
Comunicación: Juan Esteban .
Ha llovido –y escampado– muchas veces desde que Juan entró en Ingenia hace una docena de años. Su perfil, licenciado en bellas
artes con una clara vocación hacia lo digital, no encajaba en ningún grupo, así que le hicieron uno casi a su medida: “Servicios de
Valor Añadido”. Su trabajo ya no es un “valor añadido”.
Más tarde fue el impulsor de la agencia de comunicación Gen8020, que el año pasado se integraba en la compañía como fruto de
esta apuesta global por la comunicación.
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En este tiempo Juan ha sabido reconducir su perfil del campo de las imágenes al de las palabras y ahora, afronta este nuevo reto con
madurez, ilusión y experiencia.
“En Ingenia, tradicionalmente, la comunicación se entendía como un proceso de la
postproducción –nos cuenta Juan, que ha querido rodearse en la entrevista de su
equipo, ya que el suyo es un trabajo coral–. Los técnicos trabajaban por un lado y al final
marketing lo ponía ‘bonito’ y ejercía de altavoz.
El origen del cambio
Toda esta cadena de pequeños cambios que están haciendo que Ingenia sea y se perciba diferente, tienen un principio, un origen que
Juan sitúa en “la primera vez que, de forma oficial, la dirección habló de la necesidad de entendernos, de conocernos y de convivir”.
“Durante el 2011 se detectaron unos pilares absolutamente necesarios para articular el
cambio real en la compañía: la relación entre los empleados, la necesidad de conocerse.
Mi reto es trabajarlo desde el principio, que la labor del área de comunicación y marketing esté presente en todas y cada una de las
fases: desde la estrategia hasta la comercialización del producto.
Se vio que el trabajo no podía ser la suma de muchos trabajos individuales. Teníamos que acercarnos y entendernos para que fuera
posible compartir conocimiento, generar nuevas ideas, exportar conocimiento”.
La nueva visión ha roto la idea de que la comunicación y el marketing son algo estético. “Ya no ponemos las cosas bonitas, ya no
somos un valor añadido al final del proceso, sino que apoyamos todas las fases de la producción. De esta forma la comunicación es
más rica.”
Todavía les queda mucho por hacer. El área de Comunicación es consciente de que su labor es a medio largo plazo. No es posible
que, de un día para otro, la plantilla cambie su forma de trabajo o adquiriera mecánicas de divulgación. Entienden que todo pasa por
“una transformación de cómo entiende cada uno su puesto de trabajo”.
Otro gran cambio es que, por primera vez, se invita a toda la plantilla a que participe de la comunicación, no solo interna, también
externa. “Impulsamos la idea de que sea el propio empleado –que es el que tiene el conocimiento– el encargado de trasmitir
efectivamente lo que hace, porque creemos que el mercado así lo demanda”.
Con esta premisa, la labor del área de comunicación cambia radicalmente. Su función deja de ser “controlar” y se convierte en
“sincronizar”.
La empresa desde dentro debe ser capaz de comunicar constantemente hacia fuera lo que hace.
Marca personal
Otra novedad que han incluido Juan y su equipo es la apuesta por compaginar la marca personal con la marca empresarial. Se busca
potenciar la marca personal de los profesionales en convivencia con la marca Ingenia.
Como consecuencia de esta filosofía, el área de Comunicación está elaborando un plan en redes sociales en el que se asignan
determinadas personas con conocimientos técnicos o de negocio e, incluso, con una reputación en redes sociales, como prescriptores
de la marca Ingenia. Se divulga y fomenta el conocimiento personal como vía para enriquecer la marca global.
Raquel Ballesteros, Natalia Romero, Juan Esteban, Marisol Suárez y Ana Mª Estébanez
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Atrapados
en la #Red
Una de las claves para articular el cambio en la comunicación de Ingenia está siendo la nueva red corporativa: #Red .
La intranet corporativa es un ejemplo de todo lo que hemos visto a lo largo de estas páginas, del enfoque actual y la nueva forma de
trabajar de la compañía. El proyecto, liderado por la dirección de Comunicación, ha contado con la complicidad de la dirección de
Internet y nuevos medios y la de Desarrollo software. Juntos han conseguido crear la herramienta llamada a cambiar el rumbo de la
comunicación.
#Red tiene dos metas temporales: a corto plazo, pretende canalizar la comunicación interna y, a medio-largo plazo, aspira a conseguir
que sea la propia plantilla la que pueda afrontar de forma efectiva la comunicación, acercando la comunicación interna a la externa,
que es lo que demanda el mercado.
Apostando por #Red creamos un nuevo canal con el objetivo de simplificar todos los demás. En #Red conviven la comunicación
institucional con la no formal y la personal o de ocio pero con la inestimable ventaja de que es el propio canal el que la prioriza en
base a las notificaciones y a la experiencia.
#Red se ha puesto en marcha con muy buena aceptación entre la plantilla en un momento en el que el mercado está salpicado de
noticias sobre redes corporativas. “Es el momento de hacer lo que estamos haciendo”, comenta Juan Esteban, orgulloso de una
herramienta que no puede disimular que le apasiona.
Tras los primeros meses de rodaje, el área de Comunicación nos cuenta que colaboran y participan empleados de todas las áreas.
El área de comunicación expone los tres objetivos básicos para los que nace esta red social corporativa:
Pero #Red no acaba aquí. Actualmente está en una primera fase pero está llamada a ser una solución completa para la dirección de
Comunicación de una empresa. Y en eso se diferencia #Red de las redes corporativas que actualmente han saltado al mercado y es
que la solución de Ingenia tiene dos grandes virtudes:
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la sencillez: por lo que el escalón tecnológico que hay que salvar es menor a la hora de implantarla en cualquier tipo de empresa.
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los empleados no solo participan de la comunicación interna, también externa. En una segunda fase, actualmente en desarrollo,
cualquier empleado de la compañía podrá convertir algo que comparta en noticia. Si marca algo como noticiable, esa
información llegará a un repositorio de trabajo del área de Comunicación que determinará el alcance y el tratamiento que recibe
(si es para publicarlo en la web o para enviarlo a los medios, por ejemplo).
Conocernos y reconocernos
Compartir
Generar criterio común
Y conforme a estos objetivos, se diseñó atendiendo a las siguientes premisas:
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Sencillez.
Tenía que ser fácil de usar y entender por toda la compañía.
No debía competir con otras redes sociales sino integrarse en ellas. La nueva red no debía penalizar al generoso, al que quería
compartir algo. Por eso era absolutamente crítico que a la vez que compartías algo en otras redes sociales pudieras hacerlo en
#Red. Esto se ha conseguido con los hashtags.
Abrirnos al mundo. La nueva #Red tenía que ser accesible desde cualquier lugar y dispositivo.
Facilitar el orden y la priorización de la información formal e informal.
Posibilitar la normalización del uso del e-mail corporativo. Normalmente todas las corporaciones hacen un uso caótico del correo
corporativo. En un mismo buzón recibimos comunicación formal e informal, personal y profesional, de clientes y compañeros.
Esto repercute en la productividad de los empleados porque no cuentan con un facilitador que les priorice lo urgente y clasifique
la comunicación según el contenido o la procedencia.
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De persona
a persona
El discurso de Juan Carlos Arrabal no es el de un gurú de los Recursos Humanos, es el de una persona que habla de personas.
No en vano está en la empresa que le ha visto crecer profesionalmente.
Juan Carlos fue becario en el laboratorio de I+D de Fujitsu así que, cuando entró a formar parte de la plantilla de Ingenia el 17 de
Julio de 1995 (fecha que recuerda perfectamente) ya conocía a la mayor parte de sus compañeros. Empezó como programador y
terminó siendo Director de soluciones, el más joven que había tenido la compañía hasta ese momento. Y decimos que terminó porque,
en un momento de su carrera, decidió “terminar” con la compañía para explorar otros mundos. Pero no se fue muy lejos, imposible.
“En Ingenia dejaba amigos, familia… En definitiva, dejaba parte del corazón”.
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Y volvió porque le convenció el planteamiento que le hizo la dirección. “Necesitaban a una persona que entendiera a las personas.
Querían a un técnico que entendiera los problemas de los técnicos. No buscaban a un gurú ni a un mega gestor de Recursos
Humanos. Querían a un tipo normal y ese era yo”. Nos cuenta Juan Carlos Arrabal.
“Me sedujo la oportunidad que me brindaba la dirección de desarrollar un proyecto de
recursos humanos diferente, en el que la prioridad fueran las personas. Un proyecto
orientado al desarrollo personal, a las carreras profesionales, a la formación, a mejorar
el clima laboral…”.
Y así, con su vuelta, empieza una nueva etapa en la gestión de los recursos humanos de la empresa. El momento no es fácil, en
su debut le ha tocado bailar con la más fea, lidiar con el clima laboral de incertidumbre y desencanto que se vive hoy en todas las
empresas españolas a causa de la situación laboral. Ingenia no es una excepción.
Pero Juan Carlos partía de una ventaja: “conocía a las personas y las personas me conocían a mí. Yo siempre he tenido una buena
relación con la gente y la gente conmigo. La dirección era consciente de que teníamos muchos pasos andados siendo yo el que
volvía”.
Arrabal confiesa que “jamás hubiera aceptado un puesto de este estilo si no fuera
para Ingenia. No me hubiera sentido capacitado ni me hubiera interesado realizar este
esfuerzo para otra empresa”.
Y realmente el esfuerzo ha sido grande. “Nada más aterrizar fui consciente de que tenía que aprender un negocio que no conocía
porque, aunque yo entrara muy enfocado a las personas, la realidad es que el departamento de Recursos Humanos de cualquier
empresa lleva indisolublemente asociada una labor administrativa, legal, jurídica… Así que tuve que empaparme de convenios,
estatutos de los trabajadores, etc. Ese fue sin duda el mayor impacto que recibí aunque conté con la inestimable ayuda de un gran
equipo que ya estaba formado y que me apoyó desde el primer momento”.
Solventada esta barrera, al fin Juan Carlos pudo concentrarse en su prioridad, en la misión que le había sido encomendada: cambiarle
la vida positivamente a las personas, que tengan una carrera, una formación adecuada, que encuentren respuestas a las preguntas
que tienen.
Para ello está desarrollando un plan de puestos, “para que las personas sepan dónde
están y a qué pueden aspirar”.
También ha removido por completo el plan de formación, abordando tipos de formación muy diferentes (mientras tenemos esta
conversación continuamente nos llegan voces de una sala cercana donde distintos perfiles de la empresa están asistiendo a un curso
de “resolución de conflictos”).
También, junto al área de Comunicación, se ha puesto en marcha lo que han venido a llamar “plan de comunicación activa”,
que promueve reuniones de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
El contexto no es fácil, a Juan Carlos le ha tocado remar con el agua en contra. Pero este tipo normal, esta persona que habla para las
personas, siente que está en el lugar donde tiene que estar.
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Exterior nueva sede Ingenia
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Partners
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Asociaciones
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Descargar