Colombia Aislyn Wise Colombia, el país Colombia es una república

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Colombia
Aislyn Wise
Colombia, el país
Colombia es una república que se localiza en el noroeste de
Sudamérica, y tiene fronteras con Panamá, Venezuela, Brasil,
Perú y Ecuador; el territorio de Colombia también incluye unas
islas del Caribe. En el oeste están las cordilleras de los Andes,
y en las selvas y los llanos extensos del este viven unas
poblaciones indígenas (Hudson 67). Puertos grandes se ubican
en las costas atlántica (caribeña) y pacífica, como Barranquilla,
y la capital, Bogotá, se encuentra en las tierras altas del centro.
Otras ciudades importantes son Medellín, Cali, y Bucaramanga. La economía funciona por las
exportaciones de productos como bananas, café, ropa, petróleo y arroz (infoplease).
Colombia es un país de gran diversidad de etnias, lenguas y culturas, y la situación
sociolingüística y sociocultural refleja esta diversidad en el regionalismo intenso de los
habitantes, que hace difícil promover un sentimiento de identidad nacional (Hudson 65-66). Por
un lado, la población indígena ya era al tiempo de la conquista española diversa de todas
maneras—lengua, sociedad, tecnología, etc.—pero es clasificada en tres grupos: los quimbayas,
los chibchas y los caribes (Hudson 82). Ahora los indígenas viven en grupos aislados y
diseminados por el país, y la mayoría hablan el español, aunque algunos todavía mantienen sus
lenguas originales (Hudson 84)—en contraste, la gente de la región amazónica al este habla el
español solamente como segunda lengua (Lipski 212). Según las investigaciones, más de 80
grupos étnicos viven en Colombia, y de las 101 lenguas de 14 familias lingüísticas, 80 todavía se
hablan hoy en día. Algunos de los grupos étnicos más importantes son los páez, los wayuu y los
emberá, en las montañas de Cauca, la península de La Guajira y la selva del Golfo de Urabá en
Chocó, respectivamente. A pesar del aislamiento de los grupos indígenas, más del 50% de
colombianos son mestizos, descendientes de indígenas y europeos (Hudson 84, 87-88).
Otro grupo étnico muy importante es el grupo afrocolombiano, que incluye los
descendientes de los esclavos africanos que fueron llevados a Colombia en gran número en la
época de la conquista. Muchos de los esclavos llevados a los puertos de Colombia se quedaron
en las costas y hoy en día todavía constituyen un gran porcentaje (a un tiempo 75%) de la
población costeña, con efectos lingüísticos y culturales, como la existencia del criollo
hispanoafricano, palanquero, que se habla en Palenque de San Basilio (Lipski 208). Además,
dado que la inmigración española no llegó a Chocó en la costa pacífica, la población allí todavía
se compone de afrocolombianos (Lipski 204). El resto de la población viene de herencia
generalmente española pero también de otros países europeos. Los “blancos” y los mestizos
viven en gran número en los centros urbanos (Hudson 87-88).
La diversidad étnica, como voy a explicar abajo, tiene consecuencias importantes en la
situación sociolingüística de Colombia. La historia también afecta la posición social y las
características de los dialectos del país. Como señala Margarita Hidalgo, los inmigrantes
tempranos, de la nobleza en España, establecieron centros urbanos en el centro del territorio
conquistado y preservaron su cultura del corte. Esta clase hidalga consideraba de gran
importancia la literatura, y así no solo preservaban la lengua de la nobleza en Castilla sino que
evaluaban el estatus social de una persona a partir de su dominio de la lengua (Hidalgo 49).
Cuando Nueva Granada (Colombia) se convirtió en virreinato en 1718, universidades e
instituciones culturales y religiosas aparecieron en gran número, y personas de nivel de
educación alta venían de España (Garrido). La clase hidalga evitaba las costas por los problemas
sociales, como los ataques constantes de los piratas y la importación de los esclavos, y por eso
las hablas de las costas adquirieron las características del andaluz. La distinción todavía existe, y
es un gran factor de rivalidad entre la capital y las costas, y el origen de la evaluación del habla
de Bogotá como el dialecto más “correcto” o “hermoso” de Latinoamérica. Esta distinción se
mantiene por los esfuerzos políticos, ya que muchas de las personas de poder fueron gramáticos,
y junto con la iglesia crearon instituciones para establecer un dialecto estándar y cultivaron
percepciones muy negativas de las hablas diferentes (Garrido).
Los dialectos de Colombia
La gran diversidad lingüística de Colombia hace difícil
establecer divisiones dialectales. Dado que no hay un
consenso respecto a la división más apropiada, voy a
presentar algunas propuestas influyentes. El primer
esfuerzo concentrado de clasificar los dialectos de
Colombia fue realizado por Luis Flórez en 1964. Flórez
señaló siete zonas dialectales, mostradas en el mapa aquí.
Otra división, con más concordancia con las percepciones
de los ciudadanos colombianos, fue propuesta por Montes
Giraldo en 1982 y divide el país en la zona de los
costeños (de las costas atlántica y pacífica) y los cachacos (de las tierras altas interiores, que
incluye la capital Bogotá). Aunque no demuestra suficientemente la diversidad lingüística, sí
reconoce la concepción dialectal más importante en el esquema sociolingüístico (Lipski 206).
Aquí es la lista dialectal sugerida por Lipski (207), construida generalmente por
consideraciones de composición étnica y características geográficas, que suelen coincidir con las
percepciones regionales que son tan importantes en el pensamiento de la gente colombiana, y a
características actuales de los dialectos.
•
Costa atlántica: incluye los puertos de Cartagena y Barranquilla. La presencia de la gran
población africana ha contribuido al léxico y quizás también, junto con la influencia
andaluz, a la lenición de consonantes que es la característica principal del dialecto (por
ejemplo, la aspiración y pérdida de /s/ implosiva).
•
Costa pacífica: incluye la ciudad de Chocó. Aquí también muestra la lenición de
consonantes, pero también formas diferentes de dirigirse a otras personas, y un léxico
bastante diferente. Hay aún más influencia africana y mucha variación fonética a partir
del aislamiento de las comunidades. Las dos hablas costeñas se consideran muy lejos del
estándar en todos los niveles, incluyendo la fonética, la rapidez del habla, etc.
•
Las tierras altas del centro: desde la frontera venezolana hasta el Valle de Cauca. Los
hablantes muestran conservatismo lingüístico y un léxico peninsular, y por causa de la
presencia desde temprano de las instituciones de educación y gobierno, este dialecto se
considera el estándar del país (Hidalgo 49). Frente a las costas, conservan la /s/ implosiva
y se usan formas muy formales para dirigirse a otras personas, aun en situaciones
relativamente informales—eso incluye una generalización de la frase “su merced.”
•
Amazonia: Aquí viven poblaciones indígenas y algunos inmigrantes hispanos. Dado que
la mayoría de los habitantes hablan el español como segunda lengua, el español de esta
área es una mezcla de características de las lenguas indígenas y un aprendizaje
imperfecto.
•
Suroeste, el departamento de Nariño: el sustrato quechua hace que el español de aquí
muestra características únicas en Colombia.
Voy a enfocarme en uno de los dialectos más reconocidos, el costeño (término que aquí
se refiere al habla de la costa caribeña). Aquí hay una lista de las diferencias más salientes, como
ha descrito Lipski:
A. Fonética (210-212)
a. Ante todo, la aspiración o pérdida de la /s/ implosiva, aunque es menos
común en el habla de los urbanos educados.
b. Velarización de la /n/ final, o a veces la pérdida con la nasalización de la
vocal anterior.
c. Relajación de la /x/ hasta [h], y a veces la pérdida en posición
intervocálica.
d. Elisión de la /d/ intervocálica muy frecuente.
e. En el habla popular, la pérdida de la /r/ final de frase.
f. Líquidas en posición anteconsonántica suelen neutralizarse en el habla
popular, más frecuente la /r/ que la /l/. Las dos pueden hacerse glotales o
hacer que los consonantes posteriores se geminen (por ejemplo, Cartagena
puede pronunciarse como cattagena o cagtagena). Este fenómeno ocurre
en contextos más restringidos en las clases sociales más altas.
B. Morfología (213-214)
a. Tuteo, o el uso del pronombre tú y las formas verbales correspondientes en
todos contextos.
b. Uso compartido por todo el país del diminutivo –ico (momentico)
C. Sintáctica (215) Estos rasgos son compartidos por gran parte del país.
a. Ser intensivo (lo hice fue en el verano).
b. Uso frecuente de los sujetos pronominales antes de los infinitivos (antes
de yo salir de mi casa)
Presento un ejemplo de un hablante nativo del dialecto costeño, el músico Joe Arroyo, de
Cartagena y Barranquilla. Se puede oír en el enlace. El habla del señor Arroyo es muy relajada y
muestra características típicas de la costa atlántica. Presento unos ejemplos de algunos
fenómenos demostrados.
http://www.youtube.com/watch?v=XCt6_BNMajc
A. seseo – existencia de un solo fonema /s/
“en mi concepto” /en mi konsépto/ > [en mi konsépto] (min. 1:02)
B. yeísmo – existencia de un solo fonema /j/
“de ellos tienen” /de ejos tienen/ > [de ejoh tienen] (min. 2:23)
C. aspiración de /s/ – la /s/ implosiva y anteconsonántica se aspira a [h]
“porque me gusta” /porke me gusta/ > [porke me ɣuhta] (min. 2:37)
D. pérdida de /s/ – la /s/ no se pronuncia al final de palabra
“a veces no me acuerdo” /a beses no me akuerdo/ > [a βése no me akuérdo] (min. 2:27)
E. aspiración de la /s/ – la /s/ inicial de sílaba se aspira a [h]
“entonces nunca” /entonses nunka/ > [entonhe nunka] (min. 2:34)
F. pérdida de /d/ – la /d/ no se pronuncia al final de palabra
“porque en realidad” /porke en realidad/ > [porke en realiða] (min. 2:58)
G. caída de /d/ – entre vocales y en sílaba final; común en los participios verbales
“baila apretado” /baila apretado/ > [βaila apreta.o] (min. 3:28)
H. relajación de /x/ – se debilita hasta una [h] en todos contextos
“la música la gente” /la musika la xente/ > [la musika la hente] (min. 8:01)
Cuestiones sociolingüísticas
A pesar de su gran diversidad lingüística, existe una conciencia de una lengua más
“correcta” propagada por los medios de comunicación, las instituciones oficiales y la Academia
de Colombia, institución muy conservadora que exalta la lengua de los escritores educados y
denuncia el habla del público. Hay algunos problemas que resultan de esta consciencia. Aunque
el seseo y el yeísmo han ganado prestigio por toda Latinoamérica, la Academia suele conservar
los rasgos del castellano (Hidalgo 53, 57).
El punto quizás más relevante de la conciencia pública en Colombia es el de la división
entre los costeños y los cachacos. Como está escrito arriba, la gente de Colombia es muy
regionalista y cada grupo considera preciosas sus propias identidades étnicas y regionales. Las
percepciones de los caracteres regionales se fortalecen por las representaciones en los medios de
comunicación. La rivalidad entre los costeños (habitantes de la costa) y los cachacos (habitantes
de las tierras altas del centro y en particular el capital de Bogotá) es muy famosa en toda
Colombia. Las caricaturas de los habitantes de cada región reflejan las actitudes y los sentimientos de identidad de los colombianos—las características asociadas con cada grupo se
explican por los colombianos como manifestaciones en la lengua usada. Los cachacos se
caracterizan como una gente formal, aristocrática y fría. Por el contrario, la gente costeña se
caracteriza como extrovertida, energética e irrespetuosa (por el uso del tuteo, entre otras
consideraciones). Estas percepciones vienen de las características lingüísticas—los cachacos
hablan una lengua “pura” que tiene concordancia de letras y sonidos, y los costeños gesticulan
mucho, hablan muy rápido y usan un español “deformado”—pero también tienen influencia
consideraciones económicas, políticas, étnicas, sociales, etc. (Garrido).
Marisol Garrido señala dos percepciones claves en la percepción de los dialectos: estatus
(percepción de exactitud y prestigio) y solidaridad (percepción de afabilidad o simpatía). Los
resultados de su investigación revelan una situación compleja. Como dice Lipski (207), los
hablantes de los dialectos no bogotanos sienten una “inferioridad lingüística” y la expresan por
las hipercorrecciones, neologismos y una “actitud ambivalente con respecto a sus dialectos
propios.” Los costeños reconocen la “exactitud” y prestigio del dialecto cachaco (por ejemplo,
los costeños dijeron que una película debe de doblarse en el dialecto de Bogotá), pero a
diferencia de los otros dialectos de Colombia, también evalúan su propio dialecto como el
dialecto más amable y expresan orgullo por su habla. Al contrario, los cachacos suelen creer que
los costeños hablan con menos cuidado y que su propio dialecto suena mejor, pero también
indican que el costeño suena más “simpático” y que su propio dialecto no es así (Garrido). Puede
ser que las representaciones de los estereotipos en los medios de comunicación tengan una gran
influencia en esta evaluación.
Otro punto único de Colombia es el Palenque de San Basilio y el criollo palenquero.
Según algunos investigadores, esta lengua es el único criollo de léxico español en Latinoamérica.
El palenquero tiene características gramaticales de las lenguas bantúes de África. El palenque—
pueblo fortificado donde vivían los esclavos fugitivos—en que esta lengua se habla sobrevivió
aislado hasta ahora y preservó mucho de la cultura de los africanos, y sus descendientes
conservan las lenguas originales en forma del criollo. Sin embargo, hoy en día la lengua ya está
en peligro de extinción. Los palenqueros ya no son aislados; muchos residentes de San Basilio
van a otros pueblos para encontrar trabajo. Los residentes allí no hablan el palenquero y
ridiculizan al palenque, así que para ganar mejor estatus y respeto, los palenqueros cambiaron a
un habla más aceptada. Ahora los hablantes nativos no ascienden al 50% de la población, pero
hay esfuerzos recientes de resucitar la lengua por método de la enseñanza y la documentación en
diccionarios y otros textos lingüísticos (Romero).
Casi una mitad de las muchas lenguas indígenas también están en peligro de extinción,
por razones similares. Las escuelas enseñan el español a costa de las lenguas indígenas, y los
jóvenes se enfocan en el español para ganar un estatus mejor y avanzar socialmente. A causa del
estatus bajo de los indígenas en la sociedad de Colombia, sus lenguas no tienen nada de prestigio
social y nada de apoyo que haría que sobrevivieran. El desplazamiento constante de los
indígenas por el gobierno o por la violencia separa las comunidades, y los miembros de esas
comunidades van a las ciudades, donde se asimilan y hablan español. Es difícil para la gente
indígena resucitar sus lenguas porque han seguido siendo minorizadas desde la conquista, y no
hay comunidades sólidas que puedan crear un movimiento suficientemente influyente. Para
preservar las lenguas indígenas, parece que dependen del apoyo del gobierno y de las personas
compasivas (Otis).
Otra tendencia de tiempos recientes en la sociedad colombiana es la urbanización
rápida—personas de pueblos rurales están trasladándose a las ciudades. Resultado de esta
tendencia es un dialecto “rurbano,” con características de los hablantes educados tanto como de
los no educados y de muy poco valor social (Hidalgo 47). Será interesante ver cómo se desarrolla
este dialecto y su evaluación social con los cambios continuos en la sociedad latinoamericana.
La diversidad étnica y lingüística de Colombia crea una situación sociolingüística muy
compleja e interesante. Los líderes del país deben manejar las identidades regionales y las
lenguas minorizadas con cuidado para promover esta diversidad y al mismo tiempo para crear
una identidad nacional. Sin embargo, los dialectos del español, a pesar de un cierto grado de
acercamiento lingüístico, van a continuar siempre y cuando los hablantes sientan orgullo por su
habla.
Bibliografía
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Garrido, Marisol. "Language Attitude in Colombian Spanish: Cachacos vs. Costeños", LLJournal
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-languages-dying
Romero, Simon. “A Language, Not Quite Spanish, With African Echoes.” The New York Times.
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