Circular informativa relativa a la Ley 1/2015, de 12 de marzo, de

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CIRCULAR INFORMATIVA RELATIVA A LA LEY 1/2015, DE 12 DE MARZO, DE CAZA
DE ARAGÓN
Publicación: Día 25 de marzo de 2015, BOA núm. 58
Entrada en vigor: A los 20 días de su publicación en el BOA (disposición final quinta)
Fecha de esta ficha: 8 de abril de 2015
Contenido de interés para las entidades locales:
La ley 1/2015, de 12 de marzo, de Caza de Aragón, cuya entrada en vigor tendrá lugar el
día 14 de abril actual, sustituye a la hasta ahora vigente ley 5/2002, de 4 de abril, de Caza
de Aragón, que queda derogada -disposición derogatoria única-.
La estructura de la norma -once títulos- es similar a la de la ley actual, por ser, incluso,
coincidentes sus once títulos, así como gran parte de su articulado, lo cual, sin duda,
facilitará el manejo de la misma.
A continuación, y sin perjuicio de remitir a la consideración íntegra del nuevo texto
normativo, señalamos aquellas materias que han sido modificados y que consideramos de
mayor interés y aplicación en las entidades locales aragonesas, en especial, lo relativo a
cotos municipales, cesiones de aprovechamiento cinegéticos de terrenos municipales y la
responsabilidad patrimonial. Igualmente aprovecharemos para analizar las diferentes
figuras de contratación que pueden llevar a cabo los Ayuntamientos en relación a la caza.
Consideraciones generales:
- El artículo 4 recoge el concepto de “cazador” y establece en su párrafo 3 las diferentes
categorías que puede haber, fijando los requisitos que se deben reunir en cada una de
ellas. Por lo que respecta a la categoría de “cazador local” -que puede ser la de mayor
interés- establece que será aquel que, o bien, tiene residencia habitual y permanente en las
localidades que estén incluidas total o parcialmente en el terreno cinegético, debiendo,
además, estar empadronado; o bien, es propietario o titular de otros derechos personales o
reales que comprendan los derechos cinegéticos de fincas rústicas de, al menos, cinco
hectáreas incluidas en el terreno cinegético cuyo título de adquisición sea superior a diez
años, o en el caso de sucesión que hubiera sido ostentado por el transmitente por igual o
superior plazo.
- En cuanto a las reservas de caza, hay que destacar como novedad, la creación de un
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fondo de gestión en el que se ingresará obligatoriamente el cuarenta por ciento de los
ingresos provenientes de los aprovechamientos cinegéticos. Dicho fondo será gestionado
por el departamento competente en materia de caza, y será destinado a la financiación de
inversiones y contratos para el funcionamiento y mejoras de la propia reserva de caza. (art.
14).
En el caso de que la reserva de caza esté integrada dentro de un monte de utilidad pública
el ingreso en el fondo de gestión dispensará del ingreso que correspondiera en el fondo de
mejoras conforme a la legislación de montes.
- La superficie mínima que se determina para los cotos de caza es ahora de 500
hectáreas -salvo en el caso de los cotos intensivos de caza menor-. (art. 16.3)
- Y, en cuanto al plazo de adscripción de los terrenos al régimen de coto será como mínimo
de siete años, plazo que quedará prorrogado por el mismo tiempo, de forma automática,
salvo declaración expresa en contrario del titular de los terrenos o de los derechos
cinegéticos, que, en todo caso, deberá hacerse con seis meses de antelación a la fecha de
finalización - -a excepción de cuando se trate de montes de utilidad pública. (art. 15)
De los cotos municipales de caza (art. 24):
Los cotos municipales de caza -conforme a la nueva clasificación recogida en el artículo 16es el único tipo de coto que podrá ser promovido por las entidades locales.
Como novedad importante que introduce la norma debemos destacar, en primer lugar, que
deberán contar con un reglamento de funcionamiento aprobado por el pleno del
ayuntamiento o por la junta vecinal o asamblea si se trata de entidades locales menores.
En cuanto a la gestión, podrá hacerse directamente por la Entidad o bien mediante cesión a
sociedades de cazadores deportivas locales, en las que quedarán integrados, en todo caso,
los cazadores locales que lo soliciten. Estas sociedades deberán contar con unos estatutos
y reglamento de funcionamiento que habrán de ser aprobados por la entidad local -pleno,
junta vecinal o asamblea, según corresponda-. Hacemos la observación de que la
literalidad del precepto es algo confusa pues no alcanzamos a entender el sentido de que la
entidad local tenga que aprobar los estatutos de la sociedad.
En el supuesto de que la gestión se haga directamente por la entidad local, se deberá tener
en cuenta que, al menos, el veinte por ciento de los aprovechamientos cinegéticos deberán
ser para los cazadores locales, pudiendo destinarse el ochenta por ciento restante a
cazadores y cuadrillas no locales.
Cuando la gestión del coto municipal se lleve a cabo mediante cesión, entendemos que
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estamos ante un contrato administrativo de servicios -no encontramos razones para su
configuración como un convenio de colaboración-, por lo que el régimen jurídico es de
carácter público en el marco de la legislación contractual, debiendo promover concurrencia
en el supuesto de que fueran varias las sociedades deportivas de cazadores locales
existentes en el ámbito territorial, o de forma directa si sólo hubiera una. En todo caso
deberá tramitarse, como mínimo, por procedimiento negociado. Nos decantamos por
calificar este contrato de gestión como contrato de servicios a la vista de que la doctrina y la
Junta Consultiva de Contratación de Aragón mantienen la tesis de que los contratos
administrativos especiales son residuales. Debemos disociar también aquellos otros
negocios jurídicos que posteriormente lleven a cabo los Ayuntamientos para otorgar los
derechos de caza del coto municipal -las tarjetas-, que quedarán ahora regulados en el
reglamento que la Ley obliga aprobar.
Al ser un plazo de adscripción de terrenos a cotos de 7 años como mínimo, no coincidirá la
duración del contrato de servicios con la del coto, al ser aquél de una duración máxima de 4
anos con prórroga de dos -art. 303 TRLCSP-.
Dado que como ya hemos dicho el plazo mínimo de los cotos de caza no podrá ser inferior
a siete años, se dificulta la posibilidad de celebración de un contrato menor, ya que el plazo
de este no puede ser superior a un año -art.. 23 TRLCSP-. Sobre la celebración de
contratos menores de un año de duración de un modo continuado, queremos manifestar el
criterio -cada vez más generalizado- que se mantiene por la Junta Consultiva de
Contratación del Estado por ejemplo, Informe 4/2010, de 29 de octubre:
"[...] en principio y con carácter general, se podría considerar que un contrato menor es
contrario a derecho si el órgano de contratación, en el momento de iniciar la tramitación de
este contrato, tiene conocimiento cierto- o podría tenerlo, si se aplicasen los principios de
programación y buena gestión- de la necesidad de contratar una prestación determinada de
carácter o naturaleza unitarios, perfectamente definida, cuyas características esenciales no
pueden variar de manera sustancial, que se tiene que llevar a cabo necesariamente año
tras año y que responde a una necesidad continuada en el tiempo y, aun así, tramitase
diferentes contratos menores y eludiese las normas más exigentes de publicidad y
procedimiento[...]”.
Por último indicar que los ingresos obtenidos de la gestión cinegética del coto deberán
revertir, al menos, el 70 % en el acotado, pudiendo destinarse el 30 % restante a
actuaciones de interés general en el marco de las competencias propias de la entidad local.
De las cesiones y arriendo de los derechos cinegéticos.
Con independencia de los cotos municipales a que nos hemos referido en el apartado
anterior y sus formas de gestión, también cabe la posibilidad de que las entidades locales
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cedan los derechos cinegéticos preexistentes sobre los terrenos de su titularidad -art. 19-.
En este caso deberemos diferenciar si nos encontramos ante terrenos de titularidad
municipal de carácter patrimonial o demanial, pues dependiendo de su carácter será
diferente el procedimiento de adjudicación de los aprovechamientos, pero siempre dentro
del marco jurídico patrimonial, constituido por la ley 33/2003, de 3 de noviembre, de
Patrimonio de las Administraciones públicas conforme a su artículo 2, 2.
Si se trata de terrenos calificados como patrimoniales, estaremos ante un negocio jurídico
patrimonial -excluido por tanto del TRLCSP-, contrato de explotación de carácter privado,
que conforme al articulo 107, 1 de la Ley 33/2003 de 3 de noviembre, de Patrimonio de las
Administraciones públicas, deberá adjudicarse por concurso y, excepcionalmente, por
adjudicación directa, como ocurrirá en el supuesto de que los terrenos municipales sólo
puedan incorporarse a un coto, en razón de su tamaño y situación. Si la superficie
municipal alcanza las 500 has -superficie mínima exigida para los cotos-, como regla
general, será necesario proceder a su adjudicación mediante concurso.
En el caso de que el aprovechamiento cinegético que se pretende ceder corresponda a
terrenos demaniales estaremos, en nuestra opinión, ante una concesión demanial, y su
adjudicación deberá hacerse conforme al artículo 93 de la ley 33/2003 en régimen de
concurrencia, o por adjudicación directa en los supuestos previstos en el artículo 137,4 del
mismo texto legal.
En todos los casos, la cesión de los derechos cinegéticos deberá hacerse por un plazo no
inferior a siete años, por lo que el órgano competente será el Pleno, en aplicación de la
disposición adicional segunda del TRLCSP.
Responsabilidad por daños en la agricultura, bienes forestales y ganadería
El Título IX de la Ley regula la responsabilidad por daños producidos por especies
cinegéticas en la agricultura, bienes forestales y ganadería y responsabilidad por
accidentes de tráfico causados por aquellas.
El Código Civil y la legislación estatal de caza han atribuido la responsabilidad en este tipo
de daños o bien al titular de lo cotos o bien al propietario de los terrenos. La anterior Ley
de caza aragonesa -Ley 5/2002- en su artículo 71 daba esta responsabilidad a los titulares
de los terrenos cinegéticos, a la comunidad autónoma en caso de vedados o al propietario
del terreno en caso de que este no se hubiera incorporado voluntariamente a un coto.
Ahora, la Ley 1/2015, al regular en su artículo 69 este tipo de responsabilidad, y si bien con
una redacción confusa, sigue con este planteamiento, y establece que para la atribución de
la responsabilidad debe estarse a los posibles pactos que existan entre el propietario de un
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terreno y el titular del coto. A falta de pacto -que será el supuesto general-, la atribución de
responsabilidad queda:
1 - En supuesto de daños producidos por especies de caza procedentes de terrenos
cinegéticos, responderá el titular del derecho cinegético.
2 - Si los daños se producen por especies de caza procedentes de terrenos no cinegéticos
-por ejemplo, fincas no incluidas en un coto- , responderá el titular de los terrenos. Si los
daños se producen por especies procedentes de zonas de seguridad existentes en
autopistas, autovías, líneas férreas o infraestructuras hidráulicas responderá su titular,
quien deberá controlar las especies que los provoquen.
3 - Si los daños se producen por especies de caza procedentes de vedados, responderá la
Administración autonómica.
Sin perjuicio de lo anterior, se establecen en el art. 69 dos supuestos de exención de la
responsabilidad en este tipo de daños:
- Cuando la Administración competente haya denegado al titular del derecho cinegético o
terreno no cinegético las autorizaciones necesarias para prevenir y evitar los daños, o
que tratándose de vedados, no haya llevado a cabo tales medidas de control, la
responsabilidad recaerá en dicha Administración.
- Cuando el titular del cultivo o ganado no notifique documentalmente la existencia de los
daños agrarios o ganaderos, indicando el polígono, parcela y recinto, tanto al titular de los
derechos cinegéticos ( propietario del terreno o cesionario o arrendatario de los mismos),
como al de la infraestructura viaria, en el plazo de diez días naturales en el caso de
frutales y veinte días naturales en el resto de los cultivos y bienes, desde el inicio de los
daños para que éste pueda realizar las actuaciones precisas encaminadas al control de
dichos daños.
Este es un cambio relevante ya que impone esta obligación al perjudicado, con unos plazos
muy precisos, cuyo incumplimiento pudiera suponer la pérdida de su derecho a ser
indemnizado al venir a considerarse que existe una concurrencia de culpa por no haber
actuado a tiempo conforme determina la Ley.
Existe una nueva previsión relativa a los regadíos de nueva creación puestos en
explotación posteriormente a la promulgación de la ley: el único responsable será el
propietario de los terrenos donde se hayan producido los daños, no ostentando derecho a
solicitar indemnización ni al titular de los derechos cinegéticos ni a la administración.
Así las cosas, cabe concluir que la responsabilidad de los Ayuntamientos en cuanto
titulares de los cotos o terrenos no cinegéticos tan solo les será exigible cuando los daños
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sean causados por especies cinegéticas, siempre que el perjudicado notifique y justifique la
realidad de los daños en los plazos anteriormente indicados y no se haya denegado por
parte dela Administración autonómica las autorizaciones necesarias para prevenir y evitar
dichos daños.
A nuestro juicio, el artículo 69 dará problemas en su aplicación al derivar la responsabilidad,
en primer lugar, de la existencia de pactos que el que sufre los daños puede desconocer;
además, se impone una responsabilidad a los titulares de determinadas infraestructuras por
daños ocasionados por especies que procedan de unas zonas de seguridad que no son
necesariamente de su propiedad -recordemos que las zonas de seguridad, por ejemplo,
incluyen 25 metros desde la línea de explanación- o que incluso pudieran estar acotados;
por último, la obligación de informar por quienes sufran los daños en determinados plazos
dará lugar a muy diferentes apreciaciones por parte de los tribunales.
Responsabilidad por daños causados en accidentes de tráfico por especies
cinegéticas
El régimen de responsabilidad en este tipo de daños viene establecido en el artículo 70 de
la nueva Ley 1/2015, de Caza de Aragón, continúa con la línea de la anterior Ley y con las
previsiones del Real Decreto Legislativo 339/1990, de 2 de marzo, por el que se aprueba el
Texto Articulado de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial
el conductor del vehículo es el responsable de los daños a personas y bienes.
No obstante, la Administración de la Comunidad Autónoma tendrá responsabilidad, salvo
actuación dolosa, culposa o negligente del conductor, en caso de daños producidos por
atropellos siempre que se cumplan los siguientes requisitos:
1º.- Que se trate de batidas de especies de caza mayor -se excluye la caza menor-.
2º.- Que la batida se haya producido el mismo día del accidente, en horario hábil para la
caza, o en caso de haberse producido fuera de éste, en las doce horas anteriores al mismo,
circunstancia que se podrá comprobar con el libro registro a que está obligado el titular del
coto -art. 70 y 29-.
3º.- Que la batida se haya producido en un coto, reserva de caza o vedado cuyo límite esté
situado a una distancia inferior o igual a mil metros de radio del lugar exacto del accidente.
La Administración Autonómica podrá ejercer la acción de repetición o resarcimiento frente
a los titulares y responsables de los acotados de las indemnizaciones que haya podido
reconocer cuando de la tramitación del procedimiento de reclamación de daños se
desprenda la falta de colaboración de ése o cualquier otro incumplimiento de las
obligaciones impuestas por la normativa de caza -art. 70.3-.
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Asimismo, el apartado 4 del artículo 70 de la Ley de Caza contempla una posible
responsabilidad de los titulares de las vías públicas en caso de no reparar la valla de
cerramiento en plazo o no disponer de la señalización específica de animales sueltos en
tramos de alta accidentalidad por colisión de vehículos con los mismos, obligación ésta que
puede exigirse a los Ayuntamientos cuando se trate de carreteras o vías de titularidad
municipal en que concurra dicha circunstancia.
La disposición adicional segunda de la nueva Ley de Caza establece una relación
exhaustiva de documentación a presentar en reclamaciones por accidentes de circulación
de vehículos a motor hasta que se regule el procedimiento específico para ello.
Esta circular ha sido elaborada por el personal del servicio de asistencia jurídica a
municipios.
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