Sistemas de cubiertas de madera en la Arquitectura Religiosa de la

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Sistemas de cubiertas de madera en la Arquitectura
Religiosa de la zona lacustre de Pátzcuaro, México
René Navarrete Padilla, PhD, Profesor Asociado, Dep. Arquitectura Univ. de Guanajuato
(Guanajuato, México), [email protected].
Resumen: Las cubiertas de la Arquitectura Religiosa de la zona se identifican con cuatro
sistemas con características distintas, pero con el mismo fin, cubrir distintas medidas de
claro y la búsqueda del aspecto ornamental y significativo de la bóveda. La cultura
arquitectónica religiosa de la zona lacustre se mantiene sin grandes influencias externas, a
pesar de las grandes ciudades que existen en nuestro país y de su claro devenir hacia lo
llamado primer mundo. Es pues una zona con personalidad propia, que resume toda una
orgullosa cultura mestiza. La región que abarca este estudio es la cuenca lacustre, limitada
en el norte, sur y poniente por cordilleras y al oriente con los límites de la cultura local,
destacando para este caso la unidad morfológica y cultural que es obvia en la región y que
marca por si misma unos límites geográficos. La arquitectura religiosa y sus cubiertas de
madera tienen un lugar preponderante, pues a lo largo del siglo XVI estableció las bases y
materializó ideas a través de numerosas obras religiosas. En al ámbito de la construcción de
cubiertas, todo el bagaje acumulado en este periodo de aprendizaje y fusión de tecnologías,
dio como resultado tipologías que se usaron indistintamente en la arquitectura domestica
popular y en la arquitectura religiosa, sobre la base de las variantes y necesidades
especificas del problema a resolver.
Palabras clave: sistemas constructivos, vigas, bóvedas, cubiertas.
Wood roofing systems in the religious architecture in the Pátzcuaro´s Lake area.
México
Abstract: The Religious Architecture covers the area are identified by four systems with
different characteristics, but with the same purpose, clear cover different measures and the
pursuit of ornamental and significant aspect of the dome. Religious architectural culture of
the lake area remains without major external influences, despite the large cities that exist in
our country and its becoming clear to the so-called first world. It is therefore an area with its
own personality, which summarizes a proud mestizo culture. The region covered by this
study is the lake basin, bounded on the north, south and west by mountain ranges and east
to the limits of local culture, noting in this case the morphological and cultural unit that is
strong in the region and marks itself geographical limits. Religious architecture and wooden
decks have an important place, because throughout the sixteenth century laid the
foundations and ideas materialize through numerous religious works. In the field of roofing,
all the baggage accumulated in this period of learning and technology fusion, resulted in
typologies were used interchangeably in popular domestic architecture and religious
architecture, based on variants and needs specific problem to solve.
Keywords: building systems, beams, vaults, covered.
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1. Introducción
La cultura arquitectónica religiosa de la zona lacustre se mantiene sin grandes influencias
externas, a pesar de las grandes ciudades que existen en nuestro país y de su claro devenir
hacia lo llamado primer mundo. Es pues una zona con personalidad propia, que resume
toda una orgullosa cultura mestiza. La región que abarca este estudio es la cuenca lacustre,
limitada en el norte, sur y poniente por cordilleras y al oriente con los límites de la cultura
local, destacando para este caso la unidad morfológica y cultural que es obvia en la región y
que marca por si misma unos límites geográficos.
La arquitectura religiosa y sus cubiertas de madera tienen un lugar preponderante, pues a
lo largo del siglo XVI estableció las bases y materializó ideas a través de numerosas obras
religiosas. En al ámbito de la construcción de cubiertas, todo el bagaje acumulado en este
periodo de aprendizaje y fusión de tecnologías, dio como resultado tipologías que se usaron
indistintamente en la arquitectura domestica popular y en la arquitectura religiosa, sobre la
base de las variantes y necesidades especificas del problema a resolver.
Todos estos avances del siglo XVI fueron los que marcaron la pauta en el desarrollo
arquitectónico, la concepción y acondicionamiento de los espacios, los sistemas
constructivos con los distintos materiales como adobe, paja, madera y piedra en las manos
de los artesanos indígenas, aplicando estos sus conocimientos, mostraron de manera rápida
ventajas y virtudes que fortalecieron los criterios estructurales, favoreciendo la rapidez de
construcción. El siglo XVII, fue el momento que permitió consolidar todas experiencias
constructivas, producto de dos culturas conjuntadas en el interés común de dar soluciones a
su arquitectura.
Las cubiertas de madera en la zona lacustre del lago de Pátzcuaro responden a
condicionantes regionales, en una primera instancia la presencia abundante de la material
determino su uso frecuente, y por otro lado la abundante precipitación pluvial fue el aspecto
que influyo en la forma. En un rápido resumen de estos sistema y específicamente en las
cubiertas de la Arquitectura Religiosa de la zona se identifican cuatro sistemas con
características distintas, pero con el mismo fin, cubrir distintas medidas de claro y la
búsqueda del aspecto ornamental y significativo de la bóveda que era lo que el visitante
español llegado a la zona conocía e identificaba como propio de este tipo de inmuebles.
Así pues se presentan cuatro caso determinados, sin embargo al cuarto de ellos se le
dedica un ensayo aparte dada la importancia que el ejemplo reviste para la tecnología de la
construcción de cubiertas de madera en esta región.
1. 1. Cubierta de media tijera acompañada con bóveda de madera
El sistema de bóveda de madera es la solución que con más recurrencia se utiliza en la
región michoacana y la literatura indica que esto ya que en la región su uso fue
generalizado. Este sistema cumple con una intención formal y decorativa y no tanto
estructural ya la bóveda es un elemento independiente de la cubierta y utiliza los muros para
apoyo, como se muestra en la Fig. 1.
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Figura 1 – Cubierta de bóveda y media tijera (Torres, 1999).
La geometría de la bóveda de madera puede responder al medio punto como el de la
Basílica de Nuestra Señora de la Salud de Pátzcuaro o rebajada como la mayoría de los
casos ubicados tanto en la zona urbana de la ciudad de Pátzcuaro como en la zona lacustre
en la rivera del lago.
Los sistemas de bóveda fueron espacio importante para el desarrollo de pintura, en ellas
se plasmaron motivos iconográficos que conforman la iconología litúrgica de las distintas
advocaciones de cada templo.
No se debe olvidar que los sistemas de bóveda de madera son una respuesta regional a
ese deseo de la etapa final del siglo XVI e inicial del siglo XVII, de cubrir espacios internos
de templos por medio de bóvedas construidas con los recursos materiales que el medio
físico geográfico ofrecía. (Torres, 1999)
Para la manufactura de estos techos abovedados, siempre se utilizó una estructura que le
da soporte, como lo muestra la Fig. 2, con estructura a base de arcos de trazo rebajado que
parten de un escalón fabricado de manera intencional en los muros longitudinales, por tanto
los arcos se presentan transversales al eje principal del templo y separados uno de otro en
distancias de tres a cuatro varas castellanas (una vara castellana igual a: 0.8379 metros), en
algunos ejemplos se presentan dichos arcos con piezas dobles, generando las nervaduras
de carga, como se observa en la Fig. 3.
Figura 3 – Sistema de bóveda, con dobles nervaduras
(Torres, 1999).
Figura 2 – Sistema de bóveda. (Torres, 1999).
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La manera de fabricar estos arcos o nervaduras era con el uso de “cerchones”, que
consistían en tramos de viga que en sus extremos presentan ensambles diagonales que se
aseguran con clavijas. La continua sucesión de estos cerchones permite delinear la
curvatura pretendida para la bóveda. La sucesión de pequeñas rectas les permitía tener un
trazo curvo. Observar la Fig.4.
Figura 4 – Cerchones (Torres, 1999).
Los ensambles para lograr piezas de mayor longitud se realiza con un corte transversal
cuyo esquema es conocido como Rayo de Zeus, consistente en dos cortes diagonales y uno
longitudinal para lograr un ensamble en forma de “Z” cuya virtud es impedir que éstas se
desensamblen, en el sentido transversal vertical una vez hecha la unión o escopleaduras.
“… escopleaduras para asegurar la permanencia adecuada del ensamble, en la parte
media se construye una canaladura transversal, la que interviene los cortes de ambas
piezas; en esta canaladura, una vez ensamblados los extremos, se introduce una clavija que
aprisiona el ensamble, de tal forma que no es posible desarticularlo sin extraer la clavija
antes señalada”. García Salinero. ( Fig. 5).
Figura 5 – Rayo de Zeus (Torres, 1999).
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Para cubrir el claro entre los arcos se colocan tablones de madera que se encastra en una
ranura lateral que se fabrica a lo largo de los cerchones. Estos tablones entran por los
extremos y existe espacio para que dichos tablones se deslicen hasta llenar los claros entre
los arcos. De esa manera se cubre la superficie total de la bóveda.
Ya se comento que gran parte de la solución que se dio en fabricación de estas bóvedas
de esta región fue el de la bóveda rebajada, así como también las cubiertas presentan
invariablemente la forma de media tijera (dos aguas). Al parecer esto responde a la
búsqueda de liberar el trabajo mecánico de cada una de estas, de tal suerte que no existe
interferencia entre el sistema de bóveda y el sistema de, ya que esos sistemas no se
relacionan entre sí, dándose el apoyo de ambos sistemas en los muros longitudinales.
Ambos sistemas provocan empujes laterales a estos muros y para contrarrestar dichas
cargas y estabilizar el conjunto aparecen vigas transversales a la nave y de gran escuadría
conocidas en la región como “gualdras”, estas piezas atraviesan el ancho total del muro
sobrepasando al exterior y son atravesadas por “clavijas” que impiden el desplazamiento
horizontal de estas.
1. 2. Cubierta de media tijera acompañada con sistema trapezoidal
El sistema de “bóveda” trapezoidal de madera, es una solución que también aparece en
esta región del estado de Michoacán, apareciendo la mayoría de ejemplos en la zona alta de
la sierra cercana, sin embargo en la zona del lago existen también algunas muestras de este
sistema; se corresponde básicamente con un propósito de carácter formal y decorativo del
mismo modo que el sistema de bóveda, principalmente al abarcar todo el claro del ancho de
la nave.
En los ejemplos que se encuentran estos sistemas abarcando la totalidad del claro de la
nave se encuentran también las gualdras por debajo del sistema con el mismo propósito de
contrarrestar los empujes laterales. En conjunto (bóveda y gualdra) forman los trapecios que
le dan nombre al sistema en conjunto. Así, las gualdras de amarre vuelven a mostrarse
hasta los exteriores con las respectivas clavijas de fijación. Observar la Fig. 6.
Figura 6 – Cubierta de media tijera con sistema trapezoidal.
(Torres, 1999).
En otros ejemplos la cubierta es colocada por debajo de la gualdra, lo cual configura el
espacio interior de manera completamente distinta permitiendo observar exclusivamente la
bóveda de trazos rectos. El apoyo sigue dándose en los escalonamientos intencionales de
los muros, como se muestra en la Fig. 7.
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Figura 7 – Cubierta de media tijera con sistema trapezoidal. (Torres,
1999).
Existen algunas otras soluciones en donde a los lados de la nave principal se forman
pequeñas naves laterales, por medio de columnillas, zapatas de madera y bases de piedra.
Sobre las zapatas corren gualdras paralelas longitudinales a la nave, al mismo tiempo y de
forma transversal existen otras gualdras que se empotran a los muros, para cerrar la
cubierta se colocan otras vigas descansando en estas vigas principales o gualdras. Se
completa con canes, riostras y tapa que definen perfectamente el techo de estas naves
laterales. Estas naves delimitan un nivel más bajo del techo y reducen la distancia del claro
a cubrir con la cubierta trapezoidal que se eleva a partir de ellas.
Estructuralmente se comporta como la bóveda, sin embargo las navecillas laterales
otorgan un reforzamiento estructural por los empotramientos de ambas viguerías al
favorecer un mejor vínculo entre muros y cubierta. ( Fig. 8)
Figura 8 – Sistema trapezoidal con naves laterales.
(Torres, 1999).
La fábrica de este sistema trapezoidal, siempre se efectúa con el uso de una estructura
soportante, al igual que en el caso de las bóvedas rebajadas descritas con anterioridad; se
basa en una serie de arcos poligonales de madera, colocados de lado a lado
transversalmente al espacio destinado para éstos y, apoyados en sus extremos sobre un
escalonamiento construido en los muros longitudinales del templo. (Fig.9).
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Figura 9 – Componentes del sistema trapezoidal.
Dichos arcos o trapecios se colocaban separados entre sí, con una distancia no mayor a
una a cuatro varas castellanas. Eran construidos de tramos de vigas ensamblados en los
dobleces para formar el polígono. A lo largo de cada arco por cada costado se realizaban
canaladuras para colocar en éstas los tablones transversales que cerraban los espacios
para formar la techumbre.
“Para los casos de techos con pequeñas naves laterales con sistema trapezoidal al
centro, la solución se desarrolló conformando un sistema de viguería muy corto, colocado
transversalmente sobre arrastres de madera en los muros y gualdras apoyadas en zapatas y
columnillas o pilares. Sobre las vigas se colocan tapas de tejamanil o tablones y sobre estos
en la orilla corre un arrastre moldurado, sobre el cual se apoya el sistema poligonal que
conforma el techo central.” (Fig. 10) (Torres, 1990)
Figura 10 – Ensambles y sistema trapezoidal apoyado en viguería.
(Torres, 1999).
El sistema trapezoidal es estable debido a su forma poligonal y al igual que el sistema
abovedado que contiene largueros, arrastres, tijeras auxiliares, y gualdras de amarre; todo lo
anterior y la carga que recibe la transmite a los muros hasta la cimentación.
La aparición de las pequeñas naves laterales observa la necesidad de disminuir el claro,
pues las características de estabilidad son de mayor eficacia en los sistemas abovedados.
Lo anterior se infiere también que en el caso de estos sistemas poligonales alcanzan
claros más cortos que los sistemas de bóvedas al tener estas una mejor respuesta
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estructural. Este sistema por su forma interna, puede ser confundido con el de pares y
nudillos, pero estructural y constructivamente no existe relación directa.
Se puede concluir en relación a estas cubiertas que utilizan el sistema trapezoidal, que su
existencia, además de las virtudes y deficiencias descritas, se aprovecharon de manera
excelente para plasmar en multitud de formas y gran colorido, pasajes litúrgicos que en
conjunto con las formas de las estructuras descritas, formaron los espacios internos de las
edificaciones destinadas al culto religioso. (Torres, 1990)
1. 3. Cubierta con sistema de vigas sobre zapatas
La solución que apareció en esta zona y que permitió dar una mejor impresión al interior
y que aparece en templos con claros mayores a 10 y 14 varas castellanas, es decir entre
8.379 y 11.730 metros de ancho; fue la de presentar un envigado transversal a la nave del
templo, se coloca regular y cercanamente espaciado. La manera ingeniosa que se da con
este sistema es la de colocar zapatas empotradas en voladizo sobre las testas de los muros
y encimadas unas en otras de tal suerte que la superior es de mayor longitud que la inferior
que le precede, llegando a reducir el claro hasta en una cuarta parte del mismo.
Lo anterior permite colocar vigas de menor peralte, al lograr reducir los efectos de flexión.
Esta solución constructiva aporta también un elemento decorado a través de habilidosas
tallas, (Fig. 11).
Figura 11 – Sistema de vigas sobre zapatas. (Torres, 1999).
El sistema inicia con la colocación de arrastres a lo largo de los ejes longitudinales de los
muros. Estos arrastres aparecen a ambos lados de los muros, entrelazados entre si; los
amarres de estos arrastres tanto en el sentido longitudinal como transversal se hace con el
ensamble en cola de milano. Encima de estos arrastres se colocaban las primeras zapatas
que sobrepasaban el ancho del muro, colocando el excedente de longitud al interior en
forma de can, el voladizo alcanza hasta 0.45 metros y la separación entre estas zapatas se
presenta en dimensiones similares, la abertura entre estas zapatas se cubre con tablas
diagonales insertas en ranuras laterales realizadas en las zapatas.
Enseguida y por encima se colocan tablones que hacen las veces de arrastres paras las
siguientes zapatas que a su vez sobresalen una distancia mayor que las inferiores, para
repetir el sistema en algunos ejemplos hasta tres veces. Sobre el último juego de zapatas y
arrastres, las vigas corren de extremo a extremo de la nave.
Este sistema aporta grandes recursos en el campo de la estabilidad estructural y en el
ingenio de utilización de la madera para reducir el claro a cubrir donde se logró en algunos
caso reducir hasta una cuarta parte de la distancia a cubrir. Tal es el caso del templo de
Santa María Huiramangaro, donde en una claro de 9.50 metros, se reduce en dos metros el
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total del claro que equivale a poco menos de la cuarta parte del claro, y esto se logra con un
juego de dos zapatas en cada extremo.
Por otro lado en el templo de San Francisco Erongarícuaro, donde el claro de casi doce
metros es reducidoen una cuarta parte ya que los juegos de tres zapatas quedan en
saledizo 1.50 metros por cada lado.
El procedimiento ayuda a las vigas que van de lado a lado del claro, el apoyo real de la
viga se convierte en el saledizo más el espesor del muro, de tal manera que al hablar de un
saledizo de 1.50 metros, más un espesor de muro de un metro como mínimo, el apoyo real
logrado es de 2.50 metros, lo que le concede al sistema un alto porcentaje de estabilidad.
Al mismo tiempo que este sistema reduce el claro a cubrir evita que los muros tengan
deformaciones o movimientos o que presenten pérdida de estabilidad, Así también la
transmisión vertical de las cargas contrarresta las cargas horizontales que son los
componentes del empuje que la cubierta de media tijera llega a provocar en dichos muros.
El sistema trabaja en piezas sobrepuestas, posición otorgando a cada parte un trabajo
específico que en la sencillez y armonía que presenta permite mantener el conjunto en una
clara relación de trabajo y decoración. El sistema termina con la colocación de tablones
encima de la viguería, dichos tablones se ensamblan con machimbres.
Se pueden señalar como ejemplos significativos del sistema descrito, los templos de San
Francisco Erongarícuaro y San Andrés Ziróndaro, ambos resueltos con juegos de triples
zapatas; y los casos de Santa María Huiramangaro y San Jerónimo Purenchécuaro con
solución de dos y una zapatas.
1. 4. Cubierta con sistema con arcos laminares y jabalcones
Este sistema de cubierta es el utilizado en la basílica de Pátzcuaro y construido por
medio de arcos formados por tablones se. Esta solución es caso único en la región y en el
país, este ejemplo se puede comparar con el tipo de solución francesa ideada por M. Emy
(ver Fig. 12) para cubrir un claro de 20 metros en un cobertizo para usos agrícolas.
El sistema ideado por Emy, señalado como estructuras de arcos laminares formados por
tablones curvos sobre su plano horizontal, sobrepuestos entre si a manera similar como se
colocan las muelles de suspensión de un carro.
Figura 12 – Cobertizo de Emy.
Figura 13 – Artmadura en Basílica.
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Conclusiones
Con este breve análisis se muestra como las tecnologías fueron implantadas por el
visitante español y desarrolladas localmente para cubrir las necesidades presentadas, tanto
desde el punto de vista técnico como desde el ornamental y de significado, dada la
adaptación que presentan tomando como base a los recursos naturales de la zona y a las
condiciones climáticas es de resaltarse.
El uso de la madera en estas cubiertas y su constante experimentación y evolución en la
zona desemboco en una tecnología adaptada a la zona y con aportes locales significativos.
Ante lo anterior la herencia tecnológica de estas cubiertas que a la vista de algunos
pudieran ser simples para alguna y sin aporte significativo para otros, permiten entender la
realidad cultural del momento de su elaboración. Si además de esto se comprende la
solución de estas cubiertas podremos estar en posibilidad de contribuir en el aprendizaje de
solución es constructivas de este material que surge de los recursos naturales y de la
historia de la arquitectura.
La aportación que pueda darse por medio de la observación directa en las edificaciones
religiosas de la cuenca lacustre de Pátzcuaro es un mecanismo muy valioso para el
conocimiento e identificación de la arquitectura local. En la medida que este universo sea
observado y analizado, se estará en posibilidades de preservarla y protegerla. Y propiciar
también nuevas soluciones a la arquitectura actual.
El uso de la madera en las cubiertas de los edificios religiosos de la cuenca lacustre de
Pátzcuaro, contribuyó al fortalecimiento de los sistemas estructurales y constructivos y
fomento el uso de materiales que luego se tornaron habituales. Estas soluciones son
producto de aportaciones locales, cuya consolidación se inició en el siglo XVII. La utilización
de estos sistemas, determinó la conformación física, formal y estructural de la arquitectura
regional.
Por último es necesario comentar que lo aquí encontrado y comentado es propio de esta
zona y por tanto no debemos perder de vista su impacto regional no necesariamente
aplicable en otras latitudes.
Agradecimentos
El autor agradece el apoyo de la División de Arquitectura, Arte y Diseño del Campus
Guanajuato de la Universidad de Guanajuato, México.
Referencias
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