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SALA 5. Compras, legados, donaciones …: Luis y Santiago Montoto. Marta
Palenque
LUIS Y SANTIAGO MONTOTO
¡Era otro mundo! Allí solo se olía a tabaco y a pastillas de vejez, como diría Quevedo.
¡Qué estantes! ¡Tan altos y tan señores! Tan serios y tan altos como su dueño. ¿Quién
se atrevería a manejar los infolios, si el que menos pesaba una arroba! Allí dormían,
como encerrados en sepulcros, Pedro de Marca, Cornelio de la Piedra, San Agustín y
Santo Tomás. Dios ha permitido que aquellos libros, de mano en mano y por ley de
herencia, lleguen a las mías en sus propias cárceles, en los mismos estantes que
atemorizaron al niño y fueron para él, como para el viejo canónigo, si al principio
temidos, después amados y reverenciados. ¡Libros en que estudiaron mis antecesores,
con los cuales nutrieron su inteligencia y ensancharon su espíritu; pasto de las almas
en el incesante mudar de los tiempos; comunicación que santifica…
(Montoto Rautenstrauch, 1929, p. 25).
Con estas palabras Luis Montoto y Rautenstrauch enlazaba el pasado y el presente de su
biblioteca en el tomo I de sus memorias tituladas "En aquel tiempo": vida y milagros del
magnífico caballero Don Nadie. El pasado era el de su niñez, cuando, tras la muerte de su
madre, su familia se mudó a la casa del tío paterno, el doctoral de la Catedral de Sevilla don
Luis López-Vigil y Pando, en la calle de los Encisos. Allí transcurrió la infancia y adolescencia
de Luis, mimado por su tío, que le enseñó las primeras letras leyendo párrafos del Quijote, pues
era ferviente cervantista:
‹‹Entre sorbo y sorbo [de chocolate con bizcochos] me explicaba los pasajes de la
historia que yo había leído; y como varón de muchas letras y de felicísima memoria,
sus comentos, según luego he inferido, se aventajaban a los del mismo Clemencín››
(ídem, p. 16).
Allí estaban además los libros propiedad de su padre, también un enamorado de Cervantes, que
hacía tertulia con sus amigos José María Asensio y Juan José Bueno.
El Luis Montoto anciano que escribe estas memorias evoca con añoranza las habitaciones de esa
casa llena de libros por las que deambulaba el niño. Recuerda uno en especial:
‹‹Los renglones, muy cortitos; las estampas, muy bonitas››,
un volumen de versos que luego identifica como los Cantos del trovador, de José Zorrilla, que,
si fascinaban al niño, luego serían compañeros de las ensoñaciones del adolescente1. Muy
antipáticos le resultaban otros volúmenes de la biblioteca paterna: El Fuero Juzgo, Las Siete
Partidas… y otro muy rugoso y ventrudo: Crónica de los Reyes de Castilla2 (ídem, p. 24). Para
aliviar sus penas, también acudía a la salita ‹‹de aseo y costura›› de su tía, ‹‹que olía a rosas y
violetas›› y ‹‹donde tampoco faltaban libros, encerrados en un estantito, en amor y compaña de
juguetes, dijes, lazos››; estos eran las Obras de Santa Teresa, la Introducción a la Vida Devota y
El año Cristiano3 (ídem, p. 25). Pero era la librería del tío abuelo la que dulcificaba su espíritu,
1
De esta obra, editada en 1840, hay un ejemplar en la donación:Cantos del trovador: colección de leyendas y
tradiciones históricas, Madrid, Imp. de J. Antonio Ortigosa, 1859, 3ª ed., A Mont. 5/4/37.
2
Solo localizo en el fondo un ejemplar de Las Siete Partidas del Sabio Rey Don Alfonso el IX [sic] / con las variantes
de más interés y con la glosa de Gregorio López; vertida al castellano y extensamente adicionada, con nuevas notas y
comentarios y unas tablas sinópticas comparativas, sobre la legislación española, antigua y moderna... por Ignacio
Sanponts y Barba, Ramón Martí de Eixala y José Ferrer y Subirana, Barcelona, Imprenta de Antonio Bergnes, 18431844, A Mont. 11/1/15-18. Copio los registros tal cual figuran en el catálogo Fama.
3
Actualmente en el fondo hay los siguientes títulos: Las obras de S. Teresa de Iesus fundadora de la Reformacion de
los Descalzos y Descalzos de Na. Sa. del Carmen de la primitiva obseruancia: corregidas segun sus originales
autenticos..., En Madrid, Por Ioseph Fernandez de Buendia, acosta de Manuel Lopez..., 1661, A Mont. 03/4/18; Las
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tal vez como traslado de la atención que su propietario dedicaba al niño y los muchos ratos
felices pasados entre lectura y sorbo de chocolate caliente. Aquellos tomos, huérfanos del
canónigo, llegaron luego a sus manos como fragmentos de su alma. El niño, ya hombre,
continuó engrandeciendo esa biblioteca con la adquisición de nuevas obras y con los regalos de
amigos e instituciones diversas, sobre todo sevillanas. Más tarde, transferida a sus hijos, sería
Santiago, el sexto de los ocho hijos de Luis Montoto y Asunción de Sedas y Viguera, el que
continuase la labor de compra de volúmenes y la actualización con referencias de su tiempo. La
intensa vida literaria y académica de Luis y Santiago Montoto añadió un importante fondo
manuscrito formado por correspondencia, los propios originales de sus muchos escritos, apuntes
y recortes varios que valoraré más adelante.
En el legado Montoto de la BUS queda huella de la historia de esta biblioteca viva y en
crecimiento a lo largo de algo más de un siglo medio, pues contiene fondos que se remontan al
canónigo López-Vigil y Pando, continúan con el padre, José María Montoto López-Vigil, y se
prolongan con el hijo y el nieto: Luis Montoto y Rautenstrauch y Santiago Montoto de Sedas. El
más pequeño de los hermanos vivo, Cástor, fue el heredero de la biblioteca y el archivo, que
pasaron luego a su hijo Luis Alfonso Montoto Pacheco, quien finalmente donó una parte a la
Biblioteca Universitaria de Sevilla en 1983.
La familia Montoto
Según consta en los documentos del Archivo de la Catedral de Sevilla, Luis López-Vigil y
Pando nació en Villaviciosa (Oviedo) en 1788. Cursó estudios de Filosofía en el Colegio de
Santa María de los Ángeles, de la Universidad de Salamanca, entre 1805 y 1808, y asistió los
dos últimos años a la cátedra de lengua griega. Tras un paréntesis causado por guerra de la
Independencia, estudió entre 1813-1816 Teología Moral en la Universidad de Oviedo. Tomó las
Sagradas Órdenes y, en 1817, se hizo cargo de la Parroquia de S. Pedro de Valladolid (con
"beneficio curado"), donde permaneció hasta 1829. Entre 1819 y 1823 siguió la carrera de
Leyes en esta ciudad y obtuvo el título de bachiller; en 1825 ganó un año de Instituciones
Canónicas y el grado de bachiller en la Facultad de Sagrados Cánones; en 1826, los de
Decretales, Historia y Disciplina General de la Iglesia, hasta alcanzar los grados de Licenciado y
doctor en la misma Facultad de Cánones en 1827. Al año siguiente opositó a la Canonjía de
Ciudad Rodrigo, fue elegido y allí residió hasta 1832, cuando logró la misma plaza en la
Catedral de Sevilla. Fue Canónigo Doctoral hasta 1853, y luego recibió las dignidades de
Vicario General, Arcediano y Maestrescuela. Falleció en Sevilla, en 18624.
obras de la S. Madre Teresa de Iesus, fundadora de la Reformacion de las Descalças y Descalços de N. Señora del
Carmen. Segunda Parte, que contiene el govierno espiritual del alma, En Anveres, En la Emprenta Plantiniana de
Balthasar Moreto, 1630, A Mont. 03/4/21, solo Parte II; Obras de Santa Teresa de Jesús, fundadora de la reforma de
la Orden de Nuestra Señora del Carmen, Barcelona, Librería religiosa, 1851-1852, A Mont. 10/7/29-30 (solo t. III);
Año cristiano, ó ejercicios devotos para todos los días del año, escrito en francés por Juan Croisset; traducido al
castellano por el P. José Francisco de Isla. Adicionado con las vidas de los Santos y festividades que celebra la Iglesia
de España, y que escribieron Pedro Centeno y Juan de Rojas, Barcelona, Librería religiosa, 1854, A Mont. 10/5/20.
La santa de Ávila está muy presente en esta biblioteca, también en ediciones modernas.
4
Para esta nota biográfica he usado los siguientes documentos del Archivo de la Catedral de Sevilla: Informaciones de
genere, calidad y Limpieza de Sangre de Dn. Luis López Vigil y Pando, natural de Villaviciosa, Obispado de Oviedo,
para entrar en el goze de la Canongía Doctoral de esta Sta. Igª., Fondo Capitular, Sec. Secretaría, Serie Pruebas de
Sangre, 1832, sign. Letra L, núm. 48; Libro de las entradas de Señores Capitulares en esta Sta. Yglesia. Empieza en
el Año de 1796, Fondo Capitular, Sec. Secretaría, Serie Personal, sign. ACS 0008B, p. 29v; "Título del nombramiento
y colación del Sr. D. Luis López Vigil de la Dignidad de Arcediano", 1858, en Archivo de la S. M. y P. Iglesia de
Sevilla, Est. núm. 2, Leg. 212, nº 3, 1850-1906, "Primera Real Cédula Auxiliatoria en favor del Dr. D. Luis López
Vigil...", en Archivo de la S. M. y P. Iglesia de Sevilla, Leg. núm. 212, Carpeta núm. 5, Est. nº 2, 1853-1897; Fondo
Capitular. Secc. Secretaría. Serie Personal. Libro de Entradas de Señores Capitulares. Sign. 11130, p.7r. Agradezco
la ayuda de Nuria Casquete de Prado y Mª Isabel González Ferrín en la localización de estos documentos.
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El canónigo, cimiento de la biblioteca, era tenido en Sevilla por humanista y hombre de gran
cultura. Su sobrino, José María Montoto López-Vigil (Santa Eulalia de Cabranes, Asturias,
1818-Sevilla, 1882) vivió junto a él en Sevilla desde muy joven con su madre, hermana del
doctoral, acogidos tras la muerte del padre. Estudió Derecho en la Universidad Literaria, ejerció
como relator del juzgado eclesiástico y publicó algunos ensayos sobre materias jurídicas e
históricas: Del consentimiento que necesitan obtener los hijos de familia y menores para
contraer matrimonio (Sevilla, Imp. de Las Novedades, 1864), Reflexiones sobre el
cumplimiento de la parte piadosa de las últimas voluntades (Sevilla, Imp. de Las Novedades,
1867) e Historia del Reinado de D. Pedro Primero de Castilla, llamado el Cruel (Sevilla, Imp.
de Carlos Santigosa, 1847), solo firmado con las iniciales J. M. M. Perteneció al partido carlista
de Sevilla ("alma del partido legitimista de Andalucía", según Cástor Montoto, 1935, p. 6).
Fundó el periódico El Desengaño en 1870 y colaboró en La Platea, La Aurora, El Ateneo y El
Folk-Lore Andaluz, donde usó el seudónimo Mosén Oja Timorato. En la "Biblioteca de las
Tradiciones Populares españolas", dirigida por Antonio Machado y Álvarez, publicó su
traducción del latín ‹‹con interesantes adiciones›› de la obra De los maleficios y los demonios.
Libro quinto del "Hormiguero" escrito por el prior Fr. Juan Nyder (Sevilla, Francisco Álvarez
y Cía., 1884, ts. II y IV), también con el mismo seudónimo.
De su matrimonio con María de los Ángeles Rautenstrauch y Giovanelli nacieron tres hijos:
María Luisa, Luis y Carlos. Al morir la esposa en 1854, la familia pasó a la casa de su tío el
canónigo, en la mencionada calle de los Encisos. El hijo mediano, Luis Montoto y
Rautenstrauch (Sevilla, 1851-1929), heredó la biblioteca familiar y también el amor por los
clásicos españoles y por el estudio y la cultura en general. Estudió Derecho en Sevilla y terminó
ganando por oposición la plaza de notario mayor del Arzobispado hispalense. A lo largo de su
vida compaginó la dedicación a las leyes con la literatura y el mundo académico-cultural
sevillano, en el que tendrá una constante y notoria presencia.
Su inclinación hacia la literatura y la escritura se manifestaron muy temprano, empezando por la
poesía y el teatro. Con su íntimo amigo Manuel Cano y Cueto compuso Crónica de la capital
(Revista de Sevilla) (1870), a la manera de las revistas de José Mª Gutiérrez de Alba, y La
transmigración de las almas, disparate mayúsculo en un acto (1873), que fueron estrenadas en
Sevilla con bastante éxito. Igual ocurrió con los cuadros dramáticos que escribió con José de
Velilla: Torrigiano (1873) y El último día (1874)5. En la poesía recaló por los mismos años con
Melancolía (1872), donde hacía ya gala de su interés por la poesía popular. Siguieron otros
libros poéticos en los que combinaba su predilección por Ramón de Campoamor con el gusto
por cantares y romances, y, a partir de 1875, ejerció como redactor-jefe del periódico El
Español. Son los años de la tertulia en el café Universal, entre 1874 y 1878, con Felipe Pérez y
González, los hermanos Velilla, Jiménez Placer… En 1877 contrajo matrimonio con Asunción
de Sedas, con la que tendría ocho hijos.
La década de 1880 supuso su madurez y prestigio: en 1881 Antonio Machado y Álvarez,
Demófilo, fundó la sociedad el Folk-Lore Andaluz y don Luis perseveró en las enseñanzas de
Machado para ordenar sus investigaciones en torno a las costumbres populares. Al año siguiente
entró a formar parte de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras con el discurso La poesía
lírica de España en el siglo XIX. Asumió la secretaría de esta institución en 1884 y, en 1918,
llegó a ser su presidente. También en 1884 accedió a la política como concejal del
Ayuntamiento por el Partido Conservador, cargo al que renunció muy pronto. Volvió a ser
concejal en 1893.
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En el comentario de la extensa producción de Luis y Santiago Montoto solo menciono aquellos títulos que me parecen
necesarios para trazar sus perfiles.
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La investigación en torno al habla popular fue la base del volumen Un paquete de cartas de
modismos, locuciones, frases hechas, frases proverbiales y frases familiares (1888); poco
después publicó Tiquis Miquis. Carta en la que habla de más de doscientos personajes
proverbiales (1890), repertorio que luego amplió en uno de sus ensayos más celebrados:
Personajes, personas y personillas que corren por las tierras de ambas Castillas (1911-1913, 1ª
ed; 1921-1922, 2ª ed. aumentada. Véase ficha 178). No dejó la poesía: A la lumbre del hogar,
1890; Historia de muchos Juanes, 1891 (tuvo gran éxito, hay una bonita 3ª ed. ilustrada) y La
musa popular, 1893. En este último volumen coincidió con otros sevillanos y españoles (José
Gestoso y José Zorrilla, por ejemplo) en su deseo de distanciar la poesía popular del
flamenquismo de los cafés-cantantes tan en boga en estos años; justo al contrario del ambiente
que preferían los poetas modernistas:
‹‹[...] la Musa Popular no es la ramera que se arrastra por el lodo de la calle y
dormita sobre el banco de la taberna, suelto y enmarañado el cabello, ennegrecidos
los labios por el humo del tabaco, rasgado el vestido y al aire el seco y rugoso pecho,
no besado jamás por el niño [...]››6
La producción de Luis Montoto se sucedía incansable. En 1898 editó el interesante Fruta seca,
colección de discursos y artículos sobre muy distintos temas y, en 1902, fue elegido
correspondiente de la Real Academia de la Lengua Española. Las estéticas literarias cambiaban
a su alrededor, pero su obra permanecía inalterada. Con Juan Francisco Muñoz y Pabón escribió
unas sátiras en verso sobre el Modernismo poético que vieron la luz primero en la prensa y
luego en el folleto Trébol: una carta y dos epístolas (1907).
Era también un gran aficionado a los toros, como prueba el romance ¡Toros en Sevilla! ¡Toros!
(1896) y sus numerosas reseñas de espectáculos taurinos en El Español, entre 1887-1888, con el
seudónimo Poquito Pan.
La 2ª edición de Personajes, personas y personillas que corren por las tierras de ambas
Castillas, en 1921-1922, se hizo con motivo de su nombramiento como Hijo Predilecto de la
Ciudad de Sevilla. Era tiempo de recoger premios y honores, y en esta misma fecha se cambió
el nombre de la antes rotulada como calle Oriente por el de Avenida Luis Montoto y recibió la
Gran Cruz de Alfonso XII. Como remata Higinio Capote: ‹‹Evocar la figura de don Luis es
evocar la vida de Sevilla en más de medio siglo›› (1951, p. 1).
Como literato, perteneció al grupo de Cano y Cueto, Peñaranda, Mas y Prat, Velilla y Jiménez
Placer, que siguieron afectos a los clásicos de la cultura sevillana y andaluza, pero se abrieron a
temas, estilos y pensamientos nuevos, rompiendo con el formalismo de la llamada "escuela
sevillana de poesía". Afirmaba Mario Méndez Bejarano de don Luis: ‹‹Último vástago de la
noble generación que prestó nueva savia a la entonces decadente escuela sevillana›› (1989, p.
120).
A la casa familiar de Luis Montoto, establecida primero en la calle Levíes, luego (desde 1916)
en Mateos Gago, acudían escritores, académicos, investigadores y literatos a hacer tertulia:
Joaquín Hazañas y la Rúa, el duque de T'Serclaes (a cuyas reuniones asistía a su vez
puntualmente don Luis), Francisco Rodríguez Marín, los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez
Quintero, Juan Francisco Muñoz y Pabón, José de Velilla, Cano y Cueto, José Gestoso, Joaquín
Guichot, Manuel Gómez Imaz, Javier Lasso de la Vega… En el último cuarto del siglo XIX
había en Sevilla tertulias de gran importancia entre las que se contaba la mencionada del duque
de T‘ Serclaes (Juan Pérez de Guzmán y Boza) y de su hermano Manuel, Marqués de Jerez de
los Caballeros, ambos grandes bibliófilos y dueños de una riquísima biblioteca, a cuya consulta
fue asiduo Marcelino Menéndez Pelayo. Fruto de estos encuentros fue la fundación de la
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Montoto Rautenstrauch, 1894, p. 63.
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Sociedad de Bibliófilos Andaluces, dirigida por José María Asensio. Testimonios de la riqueza
bibliográfica y del afán erudito de los sevillanos de entonces, la perteneciente al marqués fue
vendida en 1902 a Archer M. Huntington y forma parte en la actualidad de los fondos de la
Hispanic Society; la del duque mudó con su propietario a Madrid. Poco a poco, cuenta Santiago
Montoto, se fueron trasladando los libros:
‹‹aquello era la muerte. Un día ayudé al Duque a meter los últimos libros en unos
cajones para su traslado a Madrid. No sé por qué me parecieron aquellas cajas
ataúdes […]›› (1948, p. XIV).
Luis Montoto contó algunas anécdotas relacionadas con estas reuniones en un curioso librito
que firmó con uno de sus seudónimos, Don Lorenzo de Miranda (véase Montoto, 1948).
La correspondencia depositada en el fondo de manuscritos de la BUS permite conocer una
amplia esfera de amistades y de intereses. No extraña así que el hijo mayor, José Luis Montoto
de Sedas (Sevilla, 1880-1964) se aventurase en el mundo del teatro componiendo al alimón con
Manuel Machado la comedia Amor al vuelo, estrenada en el Teatro Cervantes de Sevilla en
1904, el entremés Los armados (del que no hay más datos) y el sainete El Café Novedades o La
de las perlas, con música de Isidro Roselló, que se puso en el Teatro del Duque en 1922
(Catálogo, 2002, vol. II, p. 453). Cástor Montoto añade Las Guerreras, zarzuela en
colaboración con Pedro Muñoz Seca, gran amigo suyo y visita asidua en la casa familiar (1935,
p. 190). Méndez Bejarano (1989, p. 122) cita más títulos sin aportar fechas. En el catálogo
manual del Fondo Antiguo hay una papeleta de otra pieza de teatro lírico: Sevilla 1914.
Fantasía en un acto, dividido en seis cuadros y un intermedio musical, en colaboración con
Antonio R. Leonís, y música del maestro Font de Anta (1912).
Pero el discípulo y heredero directo de las investigaciones e intereses paternos fue el sexto de
los hijos, Santiago Montoto de Sedas (Sevilla, 1890-1973), que perseveró en el estudio de las
tradiciones sevillanas y andaluzas, y engrandeció, con sus indagaciones y contactos personales,
la biblioteca y el archivo familiares.
Santiago Montoto finalizó los estudios de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de
Sevilla en 1911 y 1912, y, según Pineda Novo, formó parte de la Asociación de Estudiantes
católicos que organizó durante varios cursos las Fiestas de Santo Tomás de Aquino, en las que
se leían ensayos sobre temas diversos7. En 1910 obtuvo el primer premio de los Juegos Florales
del Ateneo por su poema "Relicario", precisamente el año en que actuaban como mantenedores
los hermanos Álvarez Quintero, quienes, en una fiesta posterior, anunciaron su proyecto de
construcción del actual monumento en honor de Bécquer erigido en el Parque de María Luisa.
Se juntaban así hilos que luego confluirían en el decurso vital del joven Santiago. Su padre,
intentando frenar sus inclinaciones literarias, influyó para que se diese de alta en el Colegio de
Abogados en 1912 y comenzó a ejercer como tal, pero, en 1916, abandonó las leyes por la
literatura.
En 1911 había publicado sus primeros libros: la traducción de Última hora de Torcuato Tasso,
de Giovanni Prati, y Poesías, ambos salidos de la imprenta de El Correo de Andalucía. Este año
es nombrado correspondiente de la madrileña Academia de la Poesía Española y, en la misma
fecha ingresó, con solo veintidós años, en la Academia de Buenas Letras con un discurso sobre
la monja escritora Sor Gregoria Francisca de Santa Teresa. Siguen los honores: correspondiente
de la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba en 1913, Socio de Honor
del Ateneo, correspondiente de la Real Academia de la Historia desde 1917, miembro de la
Comisión de Monumentos de la provincia de Sevilla en 1918, caballero de la Real Orden de
7
En el Archivo Histórico de la US está su expediente académico (legajo 1934-75-1658). Pineda Novo (1990, p. 12)
asegura que en este expediente se guarda un discurso de Santiago Montoto titulado Modernismo, hoy perdido.
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Isabel la Católica en 1919, etc. Y accedió también a la vida política tras ser elegido concejal por
el Círculo Conservador en 1917. Uno de sus logros en este cargo fue la creación de las
bibliotecas populares. La vocación literaria le llevó a publicar un segundo libro de poesía: Las
Delicias Viejas (1921) y varias novelas (dos de ellas, La novela de mi amigo y El Marquesito de
Arenales, de 1924). Pero la investigación en materias históricas, literarias y artísticas, desde el
Siglo de Oro hasta el XIX, acapararon por completo al escritor, que fue abandonando la
creación. Comenzó así a publicar ensayos y artículos de distinta extensión en torno a Rodrigo
Caro, Luis de Belmonte y Bermúdez, Juan de la Cueva, Tirso de Molina, las crónicas de
Indias..., y su firma se hizo asidua a las páginas de El Liberal y Blanco y Negro. Asiduo a la
Biblioteca Capitular y Colombina, en la que copió numerosos documentos, ocupó el cargo de
ayudante de biblioteca en este centro desde 1915 hasta 1925 (Guillén, 2006, pp. 532-533).
La muerte de su padre, en 1929, impuso un paréntesis en su producción. Al retomar el estudio lo
hizo aún con mayor fuerza editando nuevos trabajos sobre Lope de Vega, Bécquer, Fernán
Caballero, etc. Cervantes, Mateo Alemán, Juan de la Cueva y el Padre Isla (su Fray Gerundio)
eran algunos de sus autores predilectos; el siglo XIX fue atrayéndole cada vez más como lector
y estudioso: además de Cecilia Böhl de Faber y Bécquer, se contaba entre sus favoritos Juan
Valera. Admiraba a Rodríguez Marín, amigo de su padre, por sus estudios folclóricos y su
manejo de la prosa, y gustaba de la literatura epistolar, especialmente de Madame de Sevigné y
Santa Teresita de Lisieux (Esquivias Franco, 1978, p. 94). En lo relativo al arte se interesó por
Martínez Montañés, Zurbarán, Murillo, la Catedral y el Alcázar de Sevilla, etc. Fue vocal del
Comité Ejecutivo de la Exposición de 1929, en su calidad de secretario de la Comisión
Municipal de Monumentos. En 1937 le otorgaron el Premio José María Izquierdo por el libro
Sevilla en el Imperio (que se agotó a los tres días de haberse puesto a la venta, según cuenta él
mismo a Francisco Amores, 18/6/1972, p. 5); y en 1941 fue elegido correspondiente de la Real
Academia Española de la Lengua.
La fama de la biblioteca Montoto se extendió más allá de Sevilla. Como su padre, que dedicaba
tiempo y mimo al arreglo y orden de su biblioteca y archivo, don Santiago estaba orgulloso de
sus libros y compraba todo aquel volumen antiguo o raro que le llamaba la atención (no adquiría
sin embargo títulos nuevos). Tenía pensado (no llegó a hacerlo) publicar un tomo con lo que le
parecía más interesante del epistolario: las cartas de Menéndez Pelayo, los hermanos Álvarez
Quintero y Rodríguez Marín, por ejemplo (Esquivias Franco, 1978, p. 97). Gregorio Marañón
—que había acudido a Sevilla para el Congreso Internacional Americanista— la visitó en 1936
acompañado de Jorge Guillén, catedrático entonces de la Universidad Literaria (ídem, p. 96).
En la década de 1960 su figura se alzaba como eje de una tertulia en la Punta del Diamante y se
le solicitaban artículos y conferencias. Una década después, la arteriosclerosis comenzó a minar
su salud; una primera caída en casa le retuvo sin salir, pero seguía leyendo y escribiendo, recibía
a amigos y discípulos, hasta que le llegó la muerte el 30 de octubre de 1973.
La bibliografía debida a Santiago Montoto es extensa y le reportó reconocimientos
innumerables. Sobre todo su dedicación a Sevilla deparó títulos como Las calles de Sevilla y
Esquinas y conventos de Sevilla, que se siguen reeditando como verdaderos clásicos para la
cultura local. Como antes su padre, ejerció como cronista oficial de la ciudad.
En 1972 Francisco Amores acudió a su domicilio para entrevistarle; le recibió rodeado de sus
libros: ‹‹esos libros –entre ellos, incunables–, esos cuadros, esas joyas, esos archivos que […]
posee don Santiago›› (15/6/1972, p. 15). Enfermo, casi inmovilizado, seguía escribiendo:
‹‹Papeles y más papeles. Don Santiago […] escribe en un sobre usado, en cualquier clase de
papel, en los reversos de los ‗saludas‘; en donde sea›› (18/6/1971, p. 4). Esto puede
comprobarse en el Fondo Antiguo de la BUS, adonde llegaron esos sobres, hojas recicladas,
Fondos y procedencias: bibliotecas en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla
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trocitos minúsculos de papel en los que anotó ideas para futuros proyectos, referencias
bibliográficas e innumerables cuestiones en torno a sus lecturas y curiosidades.
La recepción del legado
‹‹Unos seis mil volúmenes, aún sin catalogar, procedentes de la biblioteca de los
Montoto, han sido donados a la Universidad. En su mayoría se refieren a literatura
española y clásicos de la historia de Sevilla, y suponen aproximadamente la mitad de
una biblioteca que don Santiago consideraba ‗un rico tesoro‘ […]››.
Este era el resumen de la noticia que abría la sección "La Semana cultural" del periódico ABC
(Sevilla), el 21 de febrero de 1984. Su autor, Ángel Pérez Guerra, subrayaba que solo se había
donado la mitad de esta biblioteca, unos cinco mil títulos, además de un epistolario "de enorme
valor intelectual" y documentación diversa conservada por Santiago Montoto. El periodista
animaba a los investigadores a poner orden en este inmenso material, en su mayoría formado
por volúmenes de los siglos XIX y XX. Recogía luego las primeras impresiones de la entonces
directora de la BUS, Rocío Caracuel, quien precisaba que la colección —cuya catalogación
calculaba duraría al menos un año— había llegado a la Universidad en noviembre de 1983, en
un buen estado general. En poder de la familia Montoto quedó un número considerable de
títulos; según el periodista, "los de mayor valor sentimental", libros de los propios autores y
relacionados con la familia, además de la correspondencia y los papeles familiares. Se hacía
notar que, en los fondos globales, faltaban ejemplares, perdidos o prestados en la fecha de la
donación. La Universidad optó además por no trasladar libros ya repetidos en su fondo (por
ejemplo, según me comenta Araceli Montoto, la enciclopedia Espasa).
Pérez Guerra recurrió a Daniel Pineda Novo para que narrase la antigua ubicación y el espíritu
de la biblioteca:
‹‹Estaba compuesta de dos salas rectangulares unidas, con una buena iluminación
natural por dos puertas que daban al patio y a la ventana de la calle Mateos Gago,
junto a la que nuestro protagonista se sentaba a escribir y estudiar […]››
y respondía al sentido de la
‹‹biblioteca museo, pues en ella, aparte de las riquezas bibliográficas, se podían
admirar cuadros de Goya, Villegas, Gonzalo Bilbao y Valeriano Bécquer, entre
otros››.
En este espacio Santiago Montoto recibía a amigos y visitantes, entre ellos, Adriano del Valle,
Jorge Guillén, Eugenio D‘Ors, José María Pemán, Gregorio Marañón, Dámaso Alonso, Manuel
Machado y Romero Murube. En algunas fotos publicadas de la biblioteca se advierten algunos
cuadros (el de la izquierda, un retrato de Narciso Campillo, amigo de su padre) y un busto del
Quijote.
En febrero de 1984, de nuevo Ángel Pérez Guerra ponderaba el valor de esta biblioteca que,
heredada de su padre, Santiago aumentó y enriqueció. Es imposible calibrar, seguía el
periodista, qué había quedado fuera de la donación, porque don Santiago al final dejó de
catalogar los nuevos textos. Daba además noticia de un intento de compra fallido por parte de la
Diputación de Sevilla del conjunto de la biblioteca, proyecto impulsado por Joaquín del Real
con el fin de convertirla en biblioteca pública.
Como afirman Morillo Morales yVázquez Herrero (s.a., p. 10),
Fondos y procedencias: bibliotecas en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla
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SALA 5. Compras, legados, donaciones …: Luis y Santiago Montoto. Marta
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‹‹la historia de esta biblioteca no es solo de sus creadores sino de las viviendas que
los acogieron››.
La colección matriz pasó de la calle de los Encisos, a Levíes, 11 (desde 1866) y, a partir de
1916, a la actual Mateos Gago, 47. A la venta de este último domicilio se efectuó la donación a
la Universidad. Cuadros y esculturas, además de fondos especiales como álbumes, postales, etc.,
se movieron a una nueva ubicación, y con ellos parte del alma de la biblioteca.
No queda documento oficial alguno en los archivos universitarios al respecto de esta donación
que, siguiendo los comentarios recogidos por Morillo Morales y Vázquez Herrero (s.a., p. 15),
se llevó a cabo de manera poco organizada y sin "el control que se podría desear". Hay que
agradecer a la familia Montoto el que cediese a la Universidad una parte considerable de libros
y documentos, permitiendo su acceso público a lectores e investigadores. Es de desear que
puedan ser catalogados en un futuro no muy lejano los restantes libros y documentos del archivo
familiar, de tal manera que se conozca la globalidad de la biblioteca Montoto. Morillo Morales
y Vázquez Herrero inventariaron parte de los fondos que quedaron en propiedad de la familia en
Aproximación a la Biblioteca Montoto. Trabajo realizado en el I Máster en Bibliotecas sobre el
fondo bibliográfico de Luis Montoto (s.l., s.a.).
Valoración de los fondos
Como he indicado, la biblioteca de los Montoto era conocida por su riqueza. En 1959, cuando la
invadió una plaga de termitas, en el Boletín de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas
(núm. LI, julio-septiembre 1959, p. 77) se daba noticia de este suceso indicando que se trataba
de ‹‹una de las mejores bibliotecas particulares de Sevilla››. Se añadía este comentario: ‹‹Se da
la curiosa circunstancia de que las termitas han hecho presa en las ediciones modernas,
respetando los muchos libros raros y antiguos que posee el Sr. Montoto››. La prensa local se
hizo eco igualmente de esta plaga, que pudo ser detenida sin grandes daños para los libros al
haber sido advertida a tiempo, aunque se había pulverizado ‹‹más de un metro de librería y una
veintena de libros, entre los que se encontraba la colección completa de La Ilustración Artística,
de Barcelona, lujosamente encuadernada›› (Esquivias Franco, 1978, p. 126). Era la zona en la
que se encontraban las primeras ediciones de Santa Teresa de Jesús, varios incunables y las
obras completas de Lope de Vega editadas por la RAE, que no sufrieron desperfectos.
La biblioteca y el archivo legados a la BUS fueron catalogados con la signatura unitaria A
Mont., lo que permite conocer la integridad de la donación. Aunque quedaron fuera aquellas
obras firmadas por la familia Montoto o dedicadas a ellos, se encuentran en el fondo títulos
escritos por sus miembros. Probablemente la familia eligió los ejemplares únicos o dedicados y
cedió los duplicados8. El posible lector no encontrará pues la obra completa de Luis y Santiago
Montoto, tampoco de su padre (José María) en esta signatura. De Luis Montoto hay distintos
títulos, más numerosos los fechados en los años 90, a veces, como en Flores del campo
(poesías): Historia de muchos Juanes, La musa popular, Cantares, Poesías varias (1895)
constan en torno a 10 unidades e igual de Fruta seca (1899); volúmenes que el autor no llegó a
repartir entre los amigos. También se localizan muchos de sus discursos e incluso ejemplares
del periódico del que fue redactor jefe durante varios años: El Español (accesible en red, A
Mont. Rev. 87).
8
Sobre todo de los títulos de Luis Montoto, hay distintos ejemplares en otras bibliotecas de la Universidad, a veces,
como en el caso que cito a continuación, con dedicatorias autógrafas: “En aquel tiempo”: vida y milagros del
magnífico caballero Don Nadie (1929), catalogado en la Biblioteca de Humanidades, lleva la inscripción "Para la
Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla / Santiago Montoto (rubricado) / 10-61957" (H 8/00197).
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Pasando ahora al repaso del resto del legado, está compuesto de 5722 entradas; varias
corresponden a manuscritos, anotaciones breves, recortes y libros sin data, pero en torno a 5000
son libros, folletos y revistas. Dejando de momento fuera los manuscritos, el libro más antiguo
está datado en 1513 y el más moderno en 1980. Son los volúmenes: Institutiones imperiales:
cu[m] Casibuslongisnouiteremendatis in fine operis per ordine[m] appositis..., [Lyon],
Venundantur Lugduni ab Jacobo Huguetan..., [1513], A Mont. 01/4/15, e Historia de San Juan
de Aznalfarache, de Daniel Pinedo Novo, San Juan de Aznalfarache, Ayuntamiento, 1980, A
Mont. 14/3/07. El conjunto es heterogéneo y rico desde distintos puntos de vista y deja clara,
por la procedencia especializada y la fecha, la propiedad primera de los volúmenes, así como de
la entrada, por compra o regalo, de las sucesivas generaciones: libros de religión, historia, textos
clásicos, sermonarios, varios en latín, del canónigo doctoral;los de derecho, literatura e historia,
del padre, José María Montoto; discursos, folletos, revistas y títulos sobre varios asuntos, a
veces también relacionados con las leyes, que pertenecieron a don Luis; y luego los que va
incorporando el hijo, Santiago. A todas luces, esta es una colección privada selecta y de élite
intelectual, construida a partir del oficio y de los gustos personales de sus propietarios.
Entre los libros comprendidos entre 1513 y 1600 se observan títulos como Trogi Pompei
Externe historiae in compendium... (1525), Flavii Iosephi iudaei, historiographi graeci, opera
quaedam, quórum catologum próxima pagella indicabit (1528), Homeri poetae clarissimi
Odyssea (1538), Diogenis Laertii De vita et moribvs philosophorvm libri X... (1546), así como
obras de Ovidio, Florián del Campo, manuales de confesión, escritos de los padres de la Iglesia,
comentarios a la Sagradas Escrituras... También un ejemplar del Libro de Apothegmas que son
dichos graciosos y notables de muchos reyes y príncipes illustres... (1552; véase ficha 170), de
Erasmo, en la traducción de Francisco Thámara. Algunos ejemplares llevan notas manuscritas
que indican su procedencia de monasterios u órdenes religiosas, o de anteriores propietarios,
que podrían haber llegado tras la venta masiva de bibliotecas desamortizadas. O sellos y exlibris de otros poseedores: Processionarium totius anni secundum consuetudinem almae
Ecclesiae Patriarchalis Hispalensis... (1792), con nota: "Mi dueño José Mª Díaz"(ex libris ms.
en port.); Jerusalen conquistada: epopeya trágica, de Lope de Vega (1609), con "Ex libris
Eduardo Llosent y Marañon Mercedes Fomica Corai Herode", etc. Hay varios mútilos o con
daños en portadas, en distintos soportes y encuadernaciones dispares.
De 1600: Epistolas familiares de don Antonio de Gueuara... 1ª y 2ª parte (1600), Philosophia
moral de principes para su buena criança y gouierno y para personas de todos estados, por
Juan de Torres (1602), Jerusalen conquistada: epopeya trágica (1609), de Lope de Vega,
Refranes o proverbios en romance / que coligio y glosso... HernanNuñez... Y la Filosofia Vulgar
/ de Juan de Mal Lara, en mil refranes glossados, que son todos los que hasta aora en
Castellano andan impressos. Van iuntamente las quatro cartas / de Blasco de Garay, hechas en
refranes, para enseñar el uso dellos (1621), Las obras de la S. Madre Teresa de Iesus...
(Anveres, Emprenta Plantiniana de Balthasar Moreto, 1630), etc. Libros que muestran la labor
de muy distintos impresores de Bruselas, Venecia, Madrid, Amberes, Lisboa, París, Lyon,
Sevilla...y engrandecen la figura humanista del canónigo doctoral. Aunque, repito, también
podrían haber sido adquiridos con posterioridad.
Se advierten asimismo firmas o notas de propiedad; entresaco ejemplos de distintas manos:
–Breuiarium romanum ex decreto Sacrosancti Concilii Tridentini restitutum…, Matriti, Apud
Antonium de Sancha..., 1777, que lleva anotación manuscrita: ‹‹Este brebiarium pertenecio al...
Doctor D. Luis Lopez Vigil... hermano de mi bisabuela paterna, Santiago Montoto››, A Mont.
04/3/04.
–Compendium salmanticense in duos tomos distributum uniuersae theologia emoralis
Quaestiones brevi…, de Antonio de San José, Romae, Apud Benedictum Francesi, 1779: en el
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tomo I consta, ‹‹Hoy es esta obra de Dn Luis Vigil y Pando cura de S. Pedro en la ciudad de
Valladolid... ››, A Mont. 03/5/11.
Muchos relacionados con Sevilla, como Antiguedades y principado de la ilustrissima ciudad de
Sevilla..., por Rodrigo Caro, Sevilla, Andres Grande ..., 1634, con anotaciones que narran su
paso por distintas manos: ‹‹Es de la Libreria del Carmen de... ›› (mn. en port.); ‹‹Es de Dn.
Adres Delgado›› (ms. en port.); ‹‹Es de la Libreria de Dn. Mariano Caro›› (ms. en verso de la
port.); ‹‹Lo cambio el convto. por un curso de Philosophia del Pe. Rhodas año de 1534››, A
Mont. 03/5/12.
El cambio de las filosofías, las estéticas y la misma historia del libro (tipos de imprenta,
encuadernaciones, libreros, etc) va sucediéndose. Tienden a ser menores los títulos de religión,
aumentan los de historia, arte, filosofía, derecho y literatura en el paso por los siglos XVIII y
XIX. La literatura se va adueñando del fondo en el siglo XIX, cuando se suman numerosos
folletos, controversias, sueltos y cartas en periódicos por cuestiones políticas, coronas y obras
conmemorativas, discursos, actas de premios literarios, convocatorias de instituciones
académicas, etc. Hay numerosos volúmenes de historia de España y de otros países, historias de
la literatura, pronósticos, álbumes artísticos de vistas..., testimonios en fin de intereses muy
amplios. Le sigue en proporción el estudio de la lengua, los refranes, etc.
En la biblioteca de los Montoto los clásicos españoles se sitúan junto a las firmas más cercanas:
Juan de Mena, Quintana, Meléndez Valdés, Cervantes, Fray Luis, Arriaza, Ercilla, Mármol,
Fernández de Moratín (padre e hijo), Martínez de la Rosa, el Amadís, José Joaquín de Mora,
Arolas, Juan de Arguijo, Zorrilla, Martínez Villergas, Mesonero, Arnao, Espronceda, Calderón,
Hartzenbusch, Pereda, Echegaray, Eugenio Sellés, Vital Aza, Núñez de Arce, Valera,
Campoamor, Clarín, Alarcón, Pérez Galdós, Manuel del Palacio, Ruiz Aguilera…También hay
traducciones: de Camoens, Walter Scott, Buffon, Dumas, Lamartine, Milton, Sue, Ariosto,
Chateubriand, Tennyson... Menos en lengua original: Tasso, Corneille, Voltaire, Lamartine,
Byron, poesías de Hugo, Goethe y Heine en francés... Se concluye un mayor gusto por la poesía
frente a otros géneros literarios.
Del siglo XIX los fondos son interesantes, sobre todo en lo referente a discursos, actos y
ceremonias que tuvieron lugar en Sevilla o en las que estuviese involucrado Luis Montoto. En
1850 se incorporan las firmas de autores sevillanos o relacionados con Andalucía: Narciso
Campillo, Manuel Cañete, Fernán Caballero, Tubino, Latour, Amador de los Ríos, Bueno,
Cayetano Fernández, Asensio, Huidobro, Eloy García Valero, Rodríguez Marín, Gómez Imaz,
José Nogales, Eugenio Sedano, Emilio Llach, Manuel Chaves, Carlos Cañal, los Álvarez
Quintero, Blanca de los Ríos, M. de Velilla, Guichot, Díez de Benjumea, Velázquez y Sánchez,
Sánchez Arjona, Mas y Prat, Gestoso, Hazañas, Enrique Redel, etc. En la década de los 90
llegan los recuerdos fúnebres de Rodríguez Zapata y Bueno, índice del paso inexorable de
hombres y escritos. Se advierten dedicatorias manuscritas en distintos ejemplares.
En el capítulo XVI del segundo tomo de sus memorias, titulado Por aquellas calendas (1930,
pp. 287-288), Luis Montoto recuerda la visita de un amigo pesado, que le revuelve todos los
estantes de la biblioteca preguntando por cuanto ve, y anota los títulos que va tomando: una
novela de Lasso de la Vega (Javier); Barquillos de canela, de José Muñoz San Román; Migajas,
de Emilio Biach; un volumen formado por hojas con recortes... Procediendo a revolver, como
este amigo inoportuno, en el catálogo Montoto hoy en la BUS, no encuentro el volumen de
Muñoz San Román, sí el de Biach (A Mont. 13/7/25) y también ese curioso libro formado por
recortes (en el fondo de manuscritos); se trata de Poesías sobre la guerra de 1898 entre España
y los Estados Unidos [Manuscrito]: recortes de prensa (A Mont. Ms. Libro 03), en holandesa.
Sigue en sus memorias Montoto describiendo este peculiar volumen:
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—Son recortes de periódicos. Con ellos he formado un libro único… que no tiene precio…
—¡Buen título le has dado!... La Musa inconsciente. ¿Por qué lo titulas así?
—Te diré: apenas se hicieron públicas nuestras desavenencias en los Estados Unidos, a pesar de
nuestras hidalgas intenciones, y apenas resonaron aquellas fatídicas palabras ‹‹acordaos del
Maine››… […] nuestros versificadores no dieron paz a la mano […]. Pues, bien, recorté de los
periódicos todos aquellos versos, los pegué en esas hojas de papel y formé el libro que tienes en
tus manos (p. 288).
En su mayoría, los libros donados mantienen la encuadernación original, muy variada, en
distintos materiales, colores, con o sin marcas dependiendo de las fechas de los volúmenes. En
los libros del siglo XIX (labor de Luis Montoto) se encuentran distintos facticios; por ejemplo,
reuniendo los folletos con poemas de Ramón de Campoamor, al que don Luis admiraba mucho,
editados por el librero sevillano Francisco Álvarez a partir de 1880. En el facticio A Mont.
15/6/10 se coleccionaron además poemas de José Velarde (gran amigo de Montoto), Blanca de
los Ríos, Urbano Cortés (algunos con dedicatorias autógrafas)..., y del propio Luis Montoto (El
regreso, poema de 1879, con correcciones manuscritas).En cuanto a editoriales, destaco los
ejemplares de Montaner y Simón, la librería de Daniel Cortezo y la colección "Arte y Letras",
todos con hermosas ilustraciones.
El legado contiene igualmente prensa, a veces números sueltos o colecciones incompletas; cito
algunos ejemplos de la Sevilla del siglo XIX: El Gran Mundo (empieza en 1872); Perecito
(1887-1888, completa) y Revista literaria (1891). Las tres están digitalizadas.
Hacia 1890 hay una tímida irrupción del primer modernismo con Salvador Rueda (El secreto:
poema escénico, 1891) y Manuel Reina (La vida inquieta, 1894); les acompañan Emilio
Fernández Vaamonde, José de Siles, y Alma contemporánea (1899), de José Mª Llanas
Aguilaniedo. De forma casi absoluta en castellano, con irrupción de la lengua inglesa o francesa
(Anthologie des poètes français contemporains: le Parnasse et les écoles postérieures au
Parnasse (1866-1906), ¿1906? y Choix de poésies, de Paul Verlaine, 1919). Entre 1910-1920 se
agregan los gustos y regalos que llegan a don Luis con las afinidades de los hijos. Recuerdo que
José Luis Montoto era amigo de Manuel Machado y que Santiago se sintió atraído por el
Modernismo y la literatura moderna en general: hay ejemplares de Eduardo de Ory, Rubén
Darío, Enrique Gómez Carrillo, Emilio Bobadilla, Azorín, Emilio Carrere, José Nakens, José
María de Heredia, Amado Nervo, Francisco Villaespesa, Juan R. Jiménez, Rafael Cansinos
Assens... Luego asoma la nueva generación de escritores sevillanos, en donde se incluiría el
propio Santiago Montoto: Manuel Halcón, Romero Murube..., y los más jóvenes, que enlazan
con el presente: Manuel Mantero, ensayos de Francisco López Estrada, Robert Marrast... Se
echan en falta otros nombres, tal vez con libros dedicados en poder de la familia. Desde 1930
domina la impronta de Santiago, quien además recibió una parte de los libros de su amigo el
marqués de Montesión, Francisco Gamero-Cívico. No decae la presencia de los clásicos
españoles con numerosos volúmenes de o sobre Lope de Vega, Mateo Alemán o Cervantes, así
como en torno a Gustavo Adolfo Bécquer y Cecilia Böhl de Faber, y temas como la poesía
popular, los refranes y proverbios. Siempre sobresale Sevilla como tema de estudio y pasión.
La colección de manuscritos y papeles curiosos
Una de las grandes riquezas del fondo descansa en los papeles personales de los Montoto,
accesibles en el portal de Fondo Antiguo de la BUS, con la misma signatura A Mont. Para su
valoración y descripción general sigo el orden establecido en el inventario realizado por los
Fondos y procedencias: bibliotecas en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla
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encargados del Fondo Antiguo de la BUS, que los organizaron en distintas cajas y carpetas
atendiendo a sus rasgos comunes.
Un nutrido y heterogéneo epistolario ocupa las Cajas 1 a 5, en la que se guarda la
Correspondencia dirigida a Luis Montoto9. Un total de 172 emisores que le remitieron sus
cartas, tarjetas de visita o postales, recortes de prensa, esquelas, reseñas impresas y autógrafos
de textos literarios entre 1895 y 1924. Desde una carta o tarjeta (las de J. Álvarez Surga, Luis
Benot, Jorge Bonsor, Campoamor…) hasta las 54 de Manuel Cano y Cueto. Varias son acuses
de recibo, nombramientos y notas de felicitación; otras, peticiones de poemas, colaboraciones o
recaban información bien sobre Montoto, bien sobre temas de su investigación o del mundillo
literario sevillano; y, al fin, quedan aquellas de mayor enjundia, útiles para conocer las filias y
las fobias de los interlocutores, sobre todo en lo relativo a la cultura andaluza. Se mezclan los
nombres de periodistas con críticos o historiadores como José Alfonso, José Cascales, Julio
Cejador, Emilio Cotarelo, etc. Entre los sevillanos o afines a este círculo están las más
prolongadas en el tiempo: Mario Méndez Bejarano, José Gestoso, Carlos Peñaranda, Gonzalo
Segovia, José María Asensio, Joaquín Hazañas... En gran mayoría permanecen inéditas o han
sido citadas de manera puntual10. Algunas misivas están fuera de estas cajas e insertas en otras
(por ejemplo, la correspondencia con Narciso Campillo, muy extensa, que se agrupa en la Caja
8, carpeta 5, o la enviada por Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, unida a los papeles
becquerianos).
La Correspondencia dirigida a Santiago Montoto nutre varias carpetas de la Caja 6 (consta de
7). Es abundante y dispar, con comunicaciones remitidas entre 1920 y 1967 por políticos,
periodistas, academias, editoriales, televisiones y radios (la BBC y TVE, por ejemplo),
profesores e investigadores, curiosos y amigos. En general, es un epistolario puntual, con poca
cantidad de cartas por corresponsal, pero da idea cabal del grado de influencia y reconocimiento
que Santiago Montoto tenía en aquel entonces, así como alumbra acerca de sus muchos y
variados intereses. No están nombres esperados de poetas o literatos sevillanos y andaluces.
También se echan en falta en la correspondencia de su padre. A veces se conservan también los
borradores de algunas contestaciones.
La carpeta 5 junta epístolas de asunto oficial relativ a a nombramientos, acuses de recibo,
familiares y amigos, varias con firme ilegible. La 6 y 7, contienen tarjetas postales y de visita. A
partir de la Caja 7 se coleccionan manuscritos diversos, bien de los propios autores (de obras de
Luis Montoto, en Caja 10 y 14, carpeta 3; Caja 22, sobre modismos; de Santiago, Caja 12,
carpetas 5 y 6; Caja 13, con notas sueltas de asunto dispar), bien de distintas manos, tanto
originales como copias (manuscritas o mecanografiadas), a veces fuente de ensayos en torno a
Bécquer (véase ficha 179), Fernán Caballero (ficha 180), las parroquias sevillanas... Se
conservan asimismo las notas de José María Montoto López-Vigil sobre el libro ya citado de
Juan Nyder (Caja 7/2). También han pasado a esta ubicación los poemas y textos manuscritos
que acompañaban a alguna correspondencia; por ejemplo, los versos incluidos por Narciso
Campillo en sus cartas a Luis Montoto (Caja 7/8; veáse ficha 177), así como sus cartas a Juan
Valera (ídem/5 y 6; ver ficha 176) y manuscritos de los Álvarez Quintero (Caja 12). En la Caja
8 cartas de Thebussem a Juan Francisco Muñoz y Pabón, de Valera al mismo y otros tantos
papeles relacionados con el último, amigo cercano de Luis Montoto, que quedó encargado tras
su muerte de la publicación de su obra (siguen en Caja 8). De Valera se guarda más
correspondencia junto a notas y transcripciones de documentos diversos (Caja 11). La Carpeta
16 está dedicada a Bécquer, y aglutina apuntes, recortes de prensa, tarjetas, etc; la Caja 19,
papeles en torno a Fernán Caballero. En la Caja 20 están los apuntes de Santiago Montoto
9
La Caja 1 contiene 38 carpetas, que corresponden a otros tantos emisores; la Caja 2, 28 carpetas; la Caja 3, 30 carpetas; la Caja
4, 40 carpetas; y la Caja 5, 36 carpetas.
10
He transcrito las dirigidas a Luis Montoto por Rafael Cansinos Assens (Palenque, 2001).
Fondos y procedencias: bibliotecas en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla
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SALA 5. Compras, legados, donaciones …: Luis y Santiago Montoto. Marta
Palenque
relacionados con la historia de Sevilla, de la 23-25 sobre cruces de Sevilla y retablos. Y, al fin,
las 26 y 27 recopilan documentación relativa a épocas diversas, probable copia de originales
tomados de distintas bibliotecas y archivos, además de expedientes oficiales y papeles varios.
La correspondencia llegó incompleta a la BUS. Por ejemplo, hacia 1945, Dámaso Alonso
escribió a Montoto cartas que no están aquí, pidiéndole datos sobre Medrano para su discurso de
ingreso en la RAE en ‹‹cartas afectuosísimas››; en otra ocasión, ‹‹se disculpa de errores
deslizados en un artículo suyo sobre Bécquer, advertidos por Montoto, y se dirige a él
solicitando aclaraciones, en tono que más parece de discípulo a maestro›› (Esquivias Franco,
1978, p. 118). Le escribieron también Pemán, Adriano del Valle y Jorge Guillén (asimismo no
localizadas en la BUS). Sí quedan huellas de las consultas realizadas a Santiago Montoto por
parte de numerosos investigadores, aunque hay lagunas (menciona Esquivias a los profesores
universitarios Vramich, de Berkeley y Robert Marrast, de París, que no encuentro).
Haciendo un recuento global del legado Montoto (sumo todos los registros que forman el
legado, manuscritos o impresos de cualquier clase), del total de 5.722 registros, hay 332 asientos
sin data o con fecha incompleta; 680 desde el primer volumen fechado, de 1513, hasta el año
1800; y 1.922, desde 1801 hasta 1900. El resto, hasta 1980, hacen un total de 2.788. Limitando
el recuento a los manuscritos, son un total de 872 registros.
BIBLIOGRAFÍA: AMORES, Francisco, ―Entrevistas en 4 capítulos: Don Santiago Montoto, 1‖, ABC
(Sevilla), 15/6/1972, pp. 15-16. – Idem, ―Entrevistas en 4 capítulos: Don Santiago Montoto, 2‖, ABC
(Sevilla), 16/6/1972, pp. 13 y 15. – Idem, ―Entrevistas en 4 capítulos: Don Santiago Montoto, 3‖, ABC
(Sevilla), 17/6/1972, pp. 15 y 17. – Idem, ―Entrevistas en 4 capítulos: Don Santiago Montoto, 4‖ , ABC
(Sevilla), 8/6/1972, pp. 4 y 5. -- BURGOS, Antonio, ―Sevilla al día. La biblioteca de don Santiago‖, ABC
(Sevilla), 9/12/1983, p. 33. -- CAPOTE, Higinio, Don Luis Montoto (1851-1929), Sevilla, Imp.
Provincial, 1951. -- Catálogo de autores dramáticos andaluces, 1800-1897, Sevilla, Centro de
Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía, 2002, 2 vols. -- CHAVES REY, Manuel, Historia y
bibliografía de la prensa sevillana [1896], prólogo de A. Braojos Garrido, Sevilla, Ayuntamiento, 1995. - ESQUIVIAS FRANCO, Enrique, Santiago Montoto. Apuntes para una biografía, Sevilla, Escuela
Grafica Salesiana, 1978. -- GUILLÉN, Juan, Historia de las bibliotecas Capitular y Colombina, Sevilla,
Fundación José Manuel Lara, 2006. -- "Las termitas invaden una biblioteca particular en Sevilla",
Dirección General de Archivos y Bibliotecas. Boletín, núm. LI (julio-septiembre 1959), p. 7. -- MÉNDEZ
BEJARANO, Mario, Diccionario de escritores, maestros y oradores naturales de Sevilla y su actual
provincia, Sevilla, Padilla libros, 1989 (ed. facsimilar), pp. 120-122. -- MONTOTO, Cástor, Don Luis
Montoto: bosquejo biográfico, Madrid, Hernando, 1935. -- MONTOTO RAUTENSTRAUCH, Luis,
Flores del campo (Poesías). Historia de muchos Juanes. La Musa Popular. Cantares. Poesías varias,
Sevilla, Imp. de la Revista de Tribunales, 1894. – Idem, "En aquel tiempo":vida y milagros del magnífico
caballero Don Nadie, Madrid, Compañía Ibero-Americana de Publicaciones / Renacimiento, 1929. –
Idem, Por aquellas calendas: vida y milagros del magnífico caballero Don Nadie, Madrid, Compañía
Ibero-Americana de Publicaciones, 1930. – Idem, [firma como Don Lorenzo de Miranda], Relación de lo
ocurrido a dos bibliófilos sevillanos. Prólogo de Santiago Montoto, Valencia, Castalia, 1948. -MONTOTO DE SEDAS, Santiago, Prólogo a Lorenzo de Miranda [Luis Montoto], Relación de lo
ocurrido a dos bibliófilos sevillanos, Valencia, Castalia, 1948. – MORILLO MORALES, Sara; Trinidad
VÁZQUEZ HERRERO, Aproximación a la Biblioteca Montoto. Trabajo realizado en el I Máster en
Bibliotecas sobre el fondo bibliográfico de Luis Montoto, s.l., s.a. -- PALENQUE, Marta, "Sevilla en el
recuerdo: datos para biografía de Rafael Cansinos Assens (1915-1920)", en M. de los Reyes, R. Reyes y
K. Wagner (coords.), Sevilla y la Literatura. Homenaje a Francisco López Estrada en su ochenta
cumpleaños, Sevilla, Universidad, 2001, pp. 407-429. – Ιdem, La construcción del mito Bécquer. El
poeta en su ciudad (Sevilla, 1871-1936), Sevilla, ICAS (Instituto de la Cultura y las Artes), 2011. -PÉREZ GUERRA, Ángel, ―Biblioteca Montoto: Sevilla hereda un tesoro documental‖, ABC (Sevilla),
21/2/1984, p. 50. – Idem, ―Los libros y las huellas de grandes talentos‖, ABC (Sevilla), 28/2/1984, p. 69. - PINEDA NOVO, Daniel, Prólogo a Parroquias de Sevilla y Nueva semblanza de Bécquer, Sevilla,
César Viguera editor, Col. Mediodía, 1981. – Idem, ―Don Santiago Montoto: Algo más que una
biografía‖, en Biografía de Sevilla, Sevilla, Rodríguez Castillejo, 1990.
Fondos y procedencias: bibliotecas en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla
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SALA 5. Compras, legados, donaciones …: Luis y Santiago Montoto. Marta
Palenque
Marta Palenque
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